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Celebrar la pascua era un mandato del Señor como se lo dijo a Moisés (Exodo 12:14) Y este día
os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras
generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.
La pascua era el recordatorio para el pueblo de Israel de su salida de la esclavitud de Egipto.
Ezequías fue obediente al mandato del Señor de celebrar la pascua perpetuamente por todas las
generaciones y esa obediencia trajo bendición a su reino.
Nosotros como cristianos debemos ser obedientes a los mandatos del Señor, como el
Bautismo (Mateo 28:19) la Santa Cena (Lucas 22:19), el Matrimonio (Marcos 10:6-9)
No debemos acomodarnos a vivir en desobediencia a Dios.
El pueblo había descuidada su adoración a Dios y habían dejado de traer los diezmos a la casa
de Dios.
Ezequías sabía que era un mandato de Dios traer los diezmos y las ofrendas a la casa de
Dios (Deuteronomio 14:22)
Cuando el pueblo escuchó el llamado del rey se motivaron a dar en abundancia, (2 Crónicas
31:6) y Dios bendijo al pueblo (2 Crónicas 41:10)
Nosotros como iglesia de Cristo también tenemos un mandato y una promesa de nuestro Dios
para los diezmos y las ofrendas (2 Corintios 9:6-8)
Si hay escasez en nuestra vida, posiblemente sea porque al igual que el pueblo de Judá hemos
descuidado darle a Dios la parte que le corresponde,