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Geodésicas en La Métrica de Schwarzschild y Kerr PDF
Geodésicas en La Métrica de Schwarzschild y Kerr PDF
En este trabajo, se pretende estudiar las órbitas de un planeta ligero inmerso en un es-
pacio deformado por una estrella masiva esférica y estática, haciendo uso de la Teoría
General de la Relatividad mediante resolución numérica de las ecuaciones correspon-
dientes. Se analizarán los posibles casos y sus diferencias con el caso no relativista. El
mismo procedimiento se aplicará a la trayectoria de un rayo de luz en el marco relativis-
ta. Finalmente veremos, sin profundizar mucho, qué efectos se siguen de una estrella en
rotación. Se hará énfasis en señalar que, para que estos efectos sean observables de for-
ma evidente a los sentidos del ser humano es necesario que la estrella sea en realidad un
agujero negro.
En todo el trabajo vamos a utilizar unidades geometrizadas, en las que la velocidad de la luz y la
constante de la gravitación valen la unidad. En la Teoría General de la Relatividad el espacio, el
tiempo y la masa están totalmente ligados, por lo que puede usarse la misma unidad para las tres.
Este sistema tiene una gran ventaja en el tratamiento de las ecuaciones. De todas formas, siempre
podemos cambiar al sistema de unidades MLT, usando la tabla 2 de conversión que aparece al final
del trabajo.
Supondremos un espacio vacío en el que hay un cuerpo masivo esférico estático. Resolviendo las
ecuaciones de Einstein para el vacio se obtiene la solución de Schwarzschild que cumple la siguien-
te métrica en coordenadas polares:
= 1− + + − 1− .
En esta métrica se puede comprobar que existen varias simetrías que van asociadas a la existencia
una magnitud invariante. Las dos magnitudes invariantes que en nuestra discusión nos interesan
son, el momento angular l y la “energía” e.
Nos interesa buscar la trayectoria de partículas con masa en ese espacio. Para eso, buscamos la geo-
désica de esta métrica, que sería la trayectoria de esa partícula, teniendo siempre presente que la
masa de la partícula es tan pequeña respecto a la de la “estrella” que se puede anular su aportación
a la métrica del espacio.
Tenemos pues que:
ℒ= ̇ ̇ = −1 , (1)
ℒ = 1− ̇ + ̇ + ̇ − 1− ̇ = −1 . (2)
2
ℒ ℒ
− =0
̇
=
=
=
=
De las ecuaciones de Lagrange obtenemos 4 ecuaciones, de las que usaremos las tres últimas.
2 ̇− 2 ̇ ̇ =0 2 ̇ 1− ̇ =0 ̇ =0 = (3)
̇ =0 ̇ = (4)
̇ 1− =0 ̇ 1− = . (5)
De (3) se deduce que las geodésicas y, por tanto, las trayectorias son planas. Podemos escoger, sin
pérdida de generalidad, = /2 .
Por tanto, (4) quedaría de la forma:
̇= . (6)
2 2
1− ̇ + − 1− = −1
2
1−
1− ̇ + − = −1.
Multiplicando por 1 − :
2 2
̇ + 1− − =− 1−
= ̇ + + − . (7)
Por lo tanto,
3
ℇ= ̇ + ( ). (8)
Caso Newtoniano
= − = ̇ + ̇− , (9)
= ̇ . (10)
= ̇ + − . (11)
( )= − , (12)
= ̇ + ( ). (13)
Si nos fijamos en la función ( ), vemos que los puntos de corte con la recta E nos dan puntos
de retorno, ya que en ellos ̇ = 0, como se deduce de (13).
El primer caso sería cuando la energía corte en el mínimo del potencial y la órbita sería de
radio constante y, por tanto una circunferencia, que es el límite del caso siguiente.
En este segundo caso hay dos puntos de corte y la órbita estará ligada entre el valor de los
dos radios en que corta la energía con el potencial efectivo. Como veremos posteriormente,
la órbita corresponde a una elipse.
El tercer caso corresponde a energía cero, en la que hay un solo punto de retorno y la partí-
cula se para en el infinito. Este caso coincide con una trayectoria parabólica.
El cuarto caso es el de energías positivas, en el que hay un solo punto de retorno y la órbita
es no ligada, coincidiendo con una hipérbola.
4
Para obtener la ecuación diferencial que gobierna las trayectorias partimos de (11) y (10). Además,
teniendo en cuenta que = , obtenemos:
= + − , (14)
(1/ ) 1
= =−
= + − . (15)
+ − = 0. (16)
Supondremos que ≠ 0, es decir, que las trayectorias no son circulares; y que ≠ 0, trayectorias
no rectas (no caída libre), por lo que podemos dividir , obteniendo:
+ = , (17)
5
( )= + cos , (18)
̇ (0) = 0
( )
(0) = = . (19)
= 0 → Circunferencia
< 1 → Elipse
= 1 → Parábola
> 1 → Hipérbola
Una vez recordado el caso Newtoniano, volvamos a nuestra ecuación para el caso relativista. En
este caso porque nos interesa compararlo con el caso Newtoniano, vamos a usar unidades MLT, el
cambio es fácil teniendo en cuanta las tablas 1 y 2 del final del trabajo:
ℇ= ̇ + + − . (22)
Sustituyendo en (22):
= ̇ + + − (23)
que salvo por el último término 3, que sería una corrección de la Teoría General de la Relatividad, es
comparable al caso Newtoniano. Pero debemos siempre tener presente una diferencia entre (23) y
1
La solución general de la ecuación inhomogénea es la suma de la solución general de la homogénea más una solu-
ción particular de la inhomogénea.
2
No confundir con la energía definida en (5).
6
(11): en la ecuación relativista estamos derivando con respecto al tiempo propio y r no es la distan-
cia a ningún centro, ya que la métrica no es la métrica plana en coordenadas esféricas y, por tanto,
no coincide con la distancia del centro al planeta.
A pesar de las diferencias, aún podemos clasificar el tipo de órbitas de la misma forma que hacía-
mos en el caso clásico.
Volvemos a la ecuación (7).
ℇ= ̇ + + − . (24)
∗ ∗
Si definimos las variables adimensionales, = = , el potencial efectivo puede escri-
birse como:
∗ ∗
( ∗) = ∗ + ∗ − ∗ . (25)
Por lo que el potencial efectivo depende sólo del parámetro ∗ . Podemos encontrar varios tipos:
V
0.15
0.10
0.05
r M
20 40 60 80
0.05
0.10
0.15
0.20
Fig. 2. En este gráfico representamos en el eje de ordenadas el potencial efectivo y en
el de abscisas r / M. En rojo representamos un potencial con = 2; en azul un po-
tencial con un punto de inflexión con = √12, cuyo punto de inflexión está en
= 6; en negro, con = 4, el potencial presenta un máximo en cero; y en verde
= 5, en el que el máximo del potencial es ya positivo.
Las posibles órbitas dependen, por tanto, del tipo de potencial y del valor de ℇ.
Para estudiar el potencial efectivo, es interesante encontrar sus máximos y mínimos. Para ello deri-
vamos el potencial efectivo:
3
Este término solo es importante para M muy grandes o para r muy pequeñas. En el caso del Sol el término llegaría a
ser importante para distancia de pocos kilómetros, y teniendo en cuenta que el radio del Sol es 696000 Km, esas dis-
tancias no son alcanzables y por esa razón la teoría Newtoniana funciona tan bien en el sistema solar.
7
( ∗) ∗ ∗
∗ = ∗ − ∗ + ∗ ,
y lo igualamos a cero:
∗ ∗
1 3
∗
− ∗
+ ∗
=0
∗ ∗ ∗ ∗
− +3 = 0,
∗
∗
= 1± 1− ∗ , (26)
= 1 ± 1 − 12
2
=6 con = √12 =−
=4 con =4 y ( ) = 0.
El caso más simple lo encontramos para l =0, en el que tenemos el problema de caída libre, ya que
al ser ̇ = 0 la geodésica seria radial. Este caso lo trataremos de forma diferenciada más adelante.
Claramente la geometría queda definida por las raíces de la ecuación ( ) − ℇ = 0, que son tres.
∗
Esta situación que es más inmediata de comprobar si realizamos el cambio = ∗ , quedándonos:
∗
∗ ∗ ∗ ∗
− + + ℇ = 0 , (27)
que es un polinomio de tercer orden y, por tanto, tiene tres raíces, pudiendo ser las tres reales o una
real y dos complejas conjugadas. Pero como es mas intuitivo usando la variable r, seguiremos la
busqueda de las raíces de
∗ ∗
∗ − ∗ + ∗ +ℇ =0. (28)
Podemos ver en la figura 3 los posibles casos en los que nos podemos encontrar:
8
Suponemos que el orden de las raíces reales, que son positivas, es:
≤ ≤ . (29)
Caso a
Hay dos posibles órbitas:
Una órbita ligada que oscilaría entre r2 y r3. Tendría su analogía Newtoniana en las órbitas
elípticas, aunque en este caso no son realmente elípticas, como podremos observar en las fi-
guras 8, 9, 10 y 11.
Una órbita que empieza en r1 y termina cayendo en el origen.
Caso b
Tenemos en este caso también dos tipos de órbitas:
Una órbita circular inestable en r1. Sabemos que es inestable porque al ser un máximo del
potencial cualquier perturbación en la energía lo alejaría de una órbita ligada, esto podemos
comprobarlo en el cálculo numérico dejando que pasen suficientes iteraciones para que el
error de cálculo nos aleje del máximo y vemos que es inestable como podemos observar en
la figura 13.
Una órbita cuya forma recuerda a la espiral logarítmica, desde r3 asintótica a r1.
Caso c
De nuevo podemos considerar dos tipos de órbitas:
Una órbita circular estable en r3 que tiene un radio mayor que la anterior órbita circular ines-
table y que coincide con el valor mínimo del potencial.
La segunda es una órbita que empieza en r1 y cae al origen.
Caso d
En este caso las tres raíces coinciden y tenemos una órbita estable circular en el valor de la raíz, que
es la última órbita circular estable posible. También hay órbitas de caída al origen. El radio de esta
órbita es 6M y el punto triple aparece cuando = √12 en el potencial efectivo. Esta raíz coincide
con el punto de inflexión r = 6M, que normalmente en la literatura se denomina r , haciendo
referencia a “Innermost Stable Circular Orbit”.
Caso e
Sólo hay una raíz real positiva y la única órbita posible es caída en espiral a la singularidad.
Caso f
En este caso solo son posibles órbitas de caída en el origen. El potencial efectivo en este caso no
posee máximos ni mínimos relativos, esta situación se da cuando < √12.
9
V
rM
V 10 20 30 40 50
rM
5 10 15 20 25 30 35
0.05
0.05
0.10
0.10
0.15
0.15
0.20 0.20
(a) (b)
V V
rM rM
5 10 15 20 25 30 5 10 15 20 25 30
0.05
0.05
0.10
0.10
0.15
0.15
0.20
(c) 0.20
(d)
V V
r M rM
10 20 30 40 50 60 10 20 30 40 50 60
0.05 0.05
0.10 0.10
0.15
0.15
0.20
0.20
(e) (f)
Consideramos potenciales efectivos con > 4 y, por tanto, que tiene valores en el primer cua-
drante, como podemos ver en la figura 4.
Vemos que en este caso puede haber raíces negativas y no hay posibilidad de órbitas circulares es-
tables, ni de órbitas ligadas distintas de la circular inestable.
Tenemos, pues, tres casos posibles, que son:
V
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
rM
40 20 20 40
0.1
Fig. 4. El potencial tiene un máximo positivo. Como vemos en la gráfica también
tiene valores negativos, lo que implica que existirá una raíz negativa para
− ℇ = 0.
V
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
r M
40 20 20 40
0.1
Fig. 5. (A) Hay tres raíces reales: 2 positivas y una negativa, que no tiene sentido físico
11
V
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
rM
40 20 20 40
0.1
Fig. 6. (B) Hay tres raíces reales: 2 positivas coincidentes y una negativa que
no tiene sentido físico
.
V
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
rM
40 20 20 40
0.1
Fig. 7. (C) Hay una raíz real negativa que no tiene sentido físico y dos com-
plejas conjugadas.
Caso A
La ecuación ( ) − ℇ = 0 tiene dos raíces reales positivas y una negativa que carece de sentido
físico.
Las órbitas posibles son: una órbita de dispersión, que equivaldría a las trayectorias hiperbólicas
Newtonianas, y una órbita de caída en la singularidad.
Caso B
Las dos raíces reales coinciden en un máximo del potencial efectivo y llevan a una órbita circular
inestable. Además aparecen órbitas de caída en el origen.
Caso C
Hay dos raíces complejas conjugadas además de la consabida solución negativa. Las órbitas posi-
bles son de caída en la singularidad.
12
Estudio numérico
Para poder representar las órbitas anteriormente comentadas, podemos resolver las ecuaciones dife-
renciales analíticamente usando las aproximaciones oportunas o intentar resolverlas numéricamente.
Éste último es el método que me planteo en este proyecto, para lo cual parto de las siguientes ecua-
ciones:
Método 1
Partimos de ℇ = ̇ + + −
=− + − . (30)
Despejando de (6):
= . (31)
De (2):
1− ̇ + ̇ − 1− ̇ = −1.
Deducimos:
1 ̇
= + +
2 2 2
1− 1− 1−
̇
= + +( )
. (32)
Las ecuaciones (30), (31) y (32) las he usado con las condiciones iniciales:
(0) =
̇ (0) = 04
(0) = 0.
4
El tomar esta condición inicial nos restringe simplemente a un punto concreto de la órbita, facilitando el cálculo
numérico, sin menoscabar la generalización de las soluciones.
13
Método 2
Otra forma de integración numérica es partir de ℇ = ̇ + + − y usar = y
(31). Obtenemos:
ℇ= + + − . (33)
( / )
= =− .
ℇ= + − + − .
Reordenando términos:
ℇ
− + −2 − =0, (34)
Método 3
Partimos de (34) y derivamos respecto de :
2 − +2 −6 = 0.
+ −3 = , (35)
(0) =
̇ (0) = 0
Los tres métodos los he usado para representar la trayectoria de la partícula de prueba en una métri-
ca de Schwarzschild, dando resultados idénticos a excepción del primer método en = .
Para la integración numérica me he ayudado de la herramienta informática “Wolfram Mathemática
8.0”.
Hemos de tener en cuenta las posibles singularidades del problema, en nuestro caso de la propia
métrica:
14
= 1− + + − 1− ,
= 1− + + − 1− (36)
Con = 2 , que es el llamado radio de Schwarzschild, vemos que la métrica tiene dos singulari-
dades: una en r = 0 y otra en = . Para comprobar si son singularidades físicas o aparecen por la
elección del sistema de coordenadas, podemos buscar un escalar, que no depende de la elección de
las coordenadas, y ver si es singular respecto a este punto. Ésta es una condición necesaria para que
un punto sea singular, pero no suficiente [21]. En nuestro caso, para la métrica de Schwarzschild po-
demos calcular el escalar:
= , (37)
(Véase bibliografía [21])
que nos muestra que r = 0 es una singularidad física. Pero, sin embargo, se puede comprobar que
ninguno de los invariantes de curvatura diverge en = , por lo que esta singularidad en ese punto
no es realmente tal sino que es debida a la elección del sistema de coordenadas y con otra elección
se puede salvar.
El límite = es un horizonte de sucesos que indica que lo que suceda tras ese punto no es obser-
vable por puntos en el exterior. Esto ha querido ampliarse en general con la llamada conjetura de
censura cósmica, formulada por Roger Penrose en 1969, en la que se supone que un horizonte de
sucesos ocultaría las singularidades físicas a los observadores exteriores al mismo para evitar el
problema de causalidad que pueden crear tales singularidades. Pero hasta el momento es una conje-
tura y no se ha demostrado en caso general.
Vamos a mostrar un conjunto de órbitas representativas tanto para energías negativas como positi-
vas. Todas ellas han sido obtenidas mediante integración numérica con alguno de los tres métodos
mostrados anteriormente. En algunas gráficas, donde la trayectoria no atraviesa el radio de Sch-
warzschild, el interior del círculo de radio ha sido pintado en negro.
15
40
500
20
20
500
40
1000
40
30
20 20
10
40 20 20 40
30 20 10 10 20 30
20
10
40
20
órbita no se asemeja a una elipse con una precesión Fig. 11. l=19/5, r0=6, M = 1, ̇ = 0
de su perihelio. En el caso del Sistema Solar para
poder sentir un campo tan fuerte deberíamos estar Vemos de forma más llamativa la órbita ligada de tipo
en una órbita menor al radio solar, cosa en todo (a) de la figura 3, en la que existe un radio mínimo y
imposible. La órbita representada se observaría en otro máximo entre los cuales discurre la trayectoria.
estrellas cuya relación entre su masa y “radio” fue-
7
ra suficientemente pequeña .
5
Aún con estos datos, el campo es mucho más fuerte que en el caso del Sol y Mercurio. M⊙ = 2.96 Km y r0 = 58000000 Km.
6
En el caso de Mercurio la precesión es de 42.9 segundos de arco por siglo.
7
En este caso = 2 ∙ = 1.6 y = 35 = 21.875 ∙ . Es decir, en estrellas cuyo radio sea inferior a 22 pueden existir órbitas
de ese tipo, en las que se sienta este “campo gravitatorio” tan fuerte o, en términos más precisos, que el espacio tiempo se haya de-
formado fuertemente (recordemos que en Teoría General de la Relatividad no existe campo gravitatorio).
16
6
4
6 4 2 2 4 6 4 2 2 4
2
2
4
4
6
10 5
15 10 5 5 10 15 5 5
5
10 5
15
8
Ya mencionamos que a este “radio” se le denomina rISCO. El poner entre comillas la palabra radio se debe a que real-
mente en la métrica de Schwarzschild “r” no coincide con la distancia al centro, aunque sí en el límite Newtoniano.
17
30 30
20 20
10 10
30 20 10 10 20 30 30 20 10 10 20 30
10 10
20 20
30 30
20 10
40 20 20 40 20 10 10 20
20 10
40 20
4 4
2 2
6 4 2 2 4 6 6 4 2 2 4 6
2 2
4 4
6 6
15
30
10
20
5
10
30 20 10 10 20 30 15 10 5 5 10 15
10
5
20
10
30
15
10
15 10 5 5 10 15
5
10
15
Para energías positivas, como ya vimos, existen tres tipos de órbitas que quedan representadas por
las figuras de abajo:
30 4
20
10
30 20 10 10 20 30 4 2 2 4
10
2
20
30 4
Fig. 25. l=6, r0=5.45203 ,E=0.2 M=1. Fig. 26. l=6, r0=2.541,E=0.2 M=1.
Representa una órbita del tipo (A), que consideramos de Representa otra órbita del tipo (A), en la que la partí-
dispersión. Es la equivalente a las órbitas hiperbólicas cula cae en la singularidad. En este gráfico aparece en
Newtonianas. negro el interior del horizonte.
30
4
20
2
10
30 20 10 10 20 30
4 2 2 4
10
2
20
30
4
Fig. 27. l=6, r0=2.541,E=0.2 M=1. Fig. 28. l=6, r0= 18 1 − = ,E= 0.348, M=1.
Representa una órbita del tipo (A), en la que la partícula Está representado el caso (B) de órbita circular ines-
cae en la singularidad. table, en la que acaba escapando de la órbita cerrada
debido a perturbaciones numéricas.
20
4
4
2 2
4 2 2 4 4 2 2 4
2 2
4
4
Fig. 29. l=6, r0= 18 1− = ,E= 0.348, M=1. Fig. 30. l = 6, M =1, r0 = 5,E = 0.4.
Se representa exclusivamente la órbita circular inestable Esta figura corresponde al caso (C), de caída a la
y, en negro, el interior del horizonte de sucesos. singularidad.
Geodésica radial
Cuando el momento angular es cero, lo que aparece es una geodésica radial, que solo depende de r.
Las ecuaciones que gobiernan estas geodésicas son (24) y (5) que en nuestro caso quedan:
ℇ= = ̇ + + −
̇ 1− = .
Al eliminar l:
= + −1 (38)
= . (39)
Consideraremos las trayectorias de las partículas que empiezan desde el reposo a una distancia ri y
caen al origen. La distancia inicial está relacionada con e por:
= ( = cuando ̇ = 0).
Para obtener las ecuaciones de movimiento es más conveniente realizar el cambio de variables:
= =2 cuando =2
21
y
= cuando = 0.
1
= (1 − )
2
= , (41)
=− . (42)
= − (1 − ) =− (43)
= = (1 + cos ) , (44)
de donde:
= ( + sin ) , (45)
donde hemos supuesto que = 0 en = 0. De la ecuación se sigue que la partícula cruza el hori-
zonte y alcanza la singularidad en un tiempo propio finito:
= ( + sin ) y = . (46)
= . (47)
= ( + sin ) + (1 − ) +2 (48)
que tiene un fuerte contraste con la conducta del tiempo propio τ. Así para un observador estaciona-
rio en el “infinito” una partícula tarda un tiempo infinito en llegar al horizonte, mientras que para el
tiempo propio la partícula llegaría al horizonte en un tiempo finito e incluso llegaría a la singulari-
dad también en un tiempo finito. Estos hechos se ilustran en la figura 31.
Geodésicas nulas
Vamos a estudiar las órbitas de los rayos luminosos en la métrica de Schwarzschild, cálculo que es
parecido al anterior pero con diferencias importantes.
En el caso de la luz, ésta sigue una geodésica nula respecto a algún parámetro λ:
1− + + − 1− =0. (49)
Tenemos:
= 1− (50)
= (51)
Análogamente la órbita es plana y podemos escoger = 2, por lo que (49) puede escribirse:
1− + − 1− =0 . (52)
1− + − 1− =0. (53)
23
1−
Multiplicando por , podemos ponerlo en la forma:
= + ( ) , (54)
donde
= (55)
( )= 1− (56)
Wefe
0.04
0.02
rM
30 20 10 10 20 30
0.02
Las soluciones de (54) dependen de las raíces de ( ) = . Como podemos ver en la figura 32
las raíces posibles son tres: una siempre negativa y las otras dos pueden ser reales positivas o com-
plejas conjugadas. Por lo tanto los casos posibles los podemos resumir en la figura 33.
24
Wefe
0.04
0.02
rM
30 20 10 10 20 30
0.02
Wefe
0.04
0.02
rM
30 20 10 10 20 30
0.02
Wefe
0.04
0.02
rM
30 20 10 10 20 30
0.02
Para encontrar las órbitas posibles podemos partir de (54), teniendo en cuenta que = y
(51):
1 1 1 2
= + 1−
1 1 1 2
= + 1−
= + − . (57)
Si usamos el cambio = 1/ :
25
(1/ ) 1
= =−
nos queda:
=2 − + . (58)
=3 − . (59)
Tanto la ecuación (58) como la (59) las podemos utilizar para calcular numéricamente las órbitas de
los rayos luminosos. Los casos posibles serán tres y están caracterizados por las raíces de ( )=
, que vemos representadas en la figura 33. Debemos pues encontrar el máximo de la función
( ), ya que es un punto crítico de las soluciones.
=− + =0, (60)
=3 . (61)
1 1 2
= 1−
(3 ) 3
= √27 , (62)
que es el valor crítico del parámetro de impacto, pudiéndose resumir las órbitas en tres tipos:
TIPO α
Para > √27 las órbitas son de dispersión.
TIPO β
Para = √27 las órbitas son circunferencias inestables.
TIPO γ
Para < √27 las órbitas son de caída en el centro.
26
4 2 2 4
2
4
6 4 2 2 4 6
2
4
6
Debemos tener presente que la métrica de Schwarzschild es válida para estrellas esféricas y está-
ticas. En realidad esto es una idealización, ya que las estrellas no son estáticas, sino que giran sobre
sí mismas y además suelen estar achatadas por los polos debido a este giro. El achatamiento no es lo
suficientemente importante para ser necesario considerarlo. Pero no es así en el caso de la rotación,
que en algunos casos puede ser muy importante, por lo que debemos considerar estrellas esféricas
que giran sobre sí mismas. La rotación de la estrella implica una energía y como en la Teoría Gene-
ral de la Relatividad la energía y la masa son en realidad equivalentes, la energía también afecta a la
métrica, por lo que la métrica en este caso resuelta por Kerr en 1963 cumple el diferencial de línea:
=− 1− − + + + + + sin θ (63)
= (64)
= + cos θ (65)
Δ= −2 + (66)
Podemos ver que la métrica es invariante respecto de t e independiente de . Por lo tanto: es esta-
cionario y tiene simetría axial por lo que tendremos dos magnitudes que se conservan.
Además es invariable ante una reflexión en el plano = 2, lo que significa que va desde π a .
Podemos observar que cuando a = 0 obtenemos la métrica de Schwarzchild, como cabría esperar.
−2 + =0 ± = ±√ − (67)
Supondremos que ≤ .
Estos radios no son singularidades físicas, al igual que sucedía con r = 2M en la métrica de Sch-
warzchild, es decir, que podemos encontrar transformaciones de coordenadas para que estos radios
no sean singulares.
Concretamente nos da el horizonte de sucesos del agujero negro de Kerr, y dentro de este hori-
zonte es donde se da la singularidad de = 0.
En la métrica de Kerr el horizonte r = r+ gira con una velocidad angular Ω = . Además, como
no es una métrica esférica, r = r+ no corresponde con una esfera. Sustituyendo r = r+ en el elemen-
to Σ queda:
Σ = ( ) + sin , (68)
( )
Vemos, pues, que a diferencia del caso de Schwarzchild el horizonte de sucesos no es una esfera.
Otra diferencia importante es que las órbitas no son planas en general, aunque sí lo son las órbitas
en el plano ecuatorial. En la figura 36 podemos observar dos órbitas ligadas en un agujero de Kerr,
que claramente no son planas; han sido obtenidas directamente por integración numérica de las
ecuaciones de movimiento.
En general, como ya mencionamos, las órbitas no están confinadas a un plano porque la magnitud
que se conserva es la componente del momento angular paralela al eje de simetría.
Fig. 36. Órbitas ligadas en el caso de un agujero negro de Kerr. Podemos observar que no son planas y que
son más complicadas que el caso de Schwarzchild. Están obtenidas con cálculo numérico usando Wolfram
Mathemática 8.0
29
Sin embargo, en el plano ecuatorial = 2 sí lo son. Veamos este caso concreto con un poco más
de detalle. La métrica restringida a este plano es:
= − 1− − + + + + . (69)
Las dos magnitudes que se conservan en esta métrica son e que se puede interpretar como la ener-
gía y l como la componente del momento angular paralela al eje de simetría por unidad de masa en
reposo. En este caso, al ser órbitas ecuatoriales, l es el momento angular total y no una componente.
− = + (70)
= + . (71)
Y obtenemos:
= + + − (72)
= 1− + (73)
= + ( , , ) (74)
( )
( , , )=− + − . (75)
= − ( , , ) (76)
( , , )= 1− − 1− (77)
= = ( ).
Los potenciales efectivos (75) y (77) tienen la misma dependencia con r que en el caso de la geo-
metría de Schwarzschild. Una diferencia importante es que los potenciales son dependientes de la
energía y el momento angular. Por ejemplo, las partículas de prueba o rayos luminosos que vienen
desde el infinito rotando en la misma dirección que el agujero negro (valores positivos de l o σ) se
mueven en un diferente potencial efectivo que partículas que giran al contrario (valores negativos
de l o σ ). Estas diferencias reflejan, en parte, el arrastre espaciotemporal del agujero negro rotante.
Las partículas son arrastradas por esta rotación.
Vemos, pues, que otra diferencia con la métrica de Schwarzchild es que la órbita es diferente si gira
en el mismo sentido que el agujero negro, a la que llamaremos órbita corrotante, que si gira en sen-
tido opuesto, llamada contrarrotante.
( )= +√ − . (78)
30
Claramente ( ) > , por lo que la superficie ( ) que limita la ergoesfera está fuera del hori-
zonte, como muestra la figura 37.
40
40
20
20
0
0
20
20
40 40
40 20 0 20 40 40 20 0 20 40
Fig. 38. En estas gráficas representamos dos órbitas ligadas en el plano ecuatorial de un agujero negro de
Kerr. Ambas han sido obtenidas computacionalmente.
31
Unidad geometri-
Unidades Conversión
Cantidad Símbolo típico zada
MLT MLT geometrizada
(c=G=1)
Masa M L M GM/c2
Longitud L L L L
Tiempo t L T ct
Distancia espacio-
s L L s
tiempo
Tiempo propio τ L T cτ
Energía E L M(L/T)2 GE/c4
Cantidad de mo-
p L M(L/T) Gp/c3
vimiento
Momento angular J L2 M(L2/T) GJ/c3
Potencia (lumni-
L Adimensional M(L2/T 3) GL/c5
nosa)
Densidad de
ϵ L-2 M/(LT2) G ϵ/c4
energía
Densidad de mo-
mento (flujo de ⃗ L-2 M/(L2T) G ⃗/c3
energía)
Presión (tensión) p L-2 M/(LT2) Gp/c4
Energía de una
órbita por unidad e Adimensional (L/T)2 e/c2
de masa
Momento angular
de una órbita por ℓ L L2/T ℓ/
unidad de masa
Constante de
ℏ L2 M(L2/T) ℏ/
Planck
Para convertir masa en kilogramos a masa en metros usamos la primera fila de la tabla 2 y encontramos que M (en m) =
(G/c2)M (en kilogramos).
Para la conversión inversa a unidades MTL desde cualquiera de los otros dos sistemas, reemplazar las cantidades por la
expresión en la última columna con c y G restauradas. Por ejemplo, la ecuación dada para la velocidad de escape de una
partícula desde una coordenada de radio r de Schwarzschild en el exterior de un agujero negro esférico es =
(2 / ) / en unidades geometrizadas. Para encontrar la misma relación en unidades MLT, buscamos en la tabla 1:
debe ser reemplazada por / , y en la tabla 2: M debe ser reemplazado por GM/c2. Por lo que queda:
/ /
= = .
32
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