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Ciudad de México, diciembre de 201…

Sería el hombre más pretencioso si diera por supuesto que fui el mejor estudiante durante el

curso de Introducción a la Filosofía, Principios y Técnicas de la Investigación. Observen aquí

que ni siquiera soy el más original pues, inspirado en El Jardín de las Dudas de Fernando

Savater, decidí realizar mi ensayo sobre ¿Qué es la ilustración? de Immanuel Kant a modo

de correspondencia dirigida a la doctora Ana María de la Escalera y a Crasulácea Teatro,

compañía teatral que dirijo y fundé junto a personas que, en mi vida, son importantes. ¿Pero

que es una compañía teatral? Ya lo responderé más adelante, tomando como referencia ¿Qué

es la Ilustración? de Immanuel Kant.

Soy un principiante. Admitirlo desde el comienzo del curso habría facilitado mi empresa en

la carrera de Filosofía y en la dirección teatral. Y es que “cuando se es aprendiz, uno se

vuelve en general más lento, más desconfiado, más resistente”1, razón por la que he leído

con cautela y otorgado más tiempo a realizar intervenciones, apuntes y comentarios de los

textos que durante la materia y el año hemos leído. En esta carta verán un acercamiento de

cómo busco una relación entre la filosofía y el teatro.

Distinguir lo que realmente dijo Kant respecto a ese tiempo en ¿Qué es la ilustración? será

el primer paso, pues “en efecto, cada forma, cada soporte, cada estructura de la transmisión

y de la recepción de lo escrito afecta profundamente sus posibles usos e interpretaciones”2.

Tomando en cuenta que la interpretación es una intervención al libro con el propósito de

interrogarlo efectivamente mediante el trabajo de lectura para “no reaccionar de inmediato

1
Nietzsche, Friedrich. En torno a la voluntad de poder. (Barcelona: Ediciones Península 1973): 213
2
Chartier Roger, Del códice a la pantalla:trayectorias de lo escrito, en Adriana de Teresa Ochoa
(coordinadora), Circulaciones: trayectorias del texto literario, México, Bonilla Artigas Editores, FFyL-
UNAM, 2010, p.p. 263.
al estímulo, sino saber utilizar los instintos que obstaculizan y aíslan”3, hemos de considerar

que el tiempo en el que escribió Kant es distinto al que ahora vivimos y así evitar la

malinterpretación.

Primero, para encontrar el concepto central y el contraconcepto en ¿Qué es la ilustración?

de Immanuel Kant y poder definir compañía teatral, acudí al ensayo de Michel Foucault que

lleva el mismo nombre, ¿Qué es la ilustración?, con el objeto de conocer cuándo, para qué

y para quienes escribió:

En el siglo XVIII se prefería interrogar al público sobre auténticos


problemas; es decir, preguntas referidas a temas sobre las cuales aún no
se tenían respuestas. No sabría decir si esto era más eficaz, pero en todo
caso era más entretenido.

Siguiendo esta última costumbre, el periódico alemán Berlinische


Monatschrift publicó, en el mes de noviembre de 1784, una respuesta a la
pregunta Was ist Aufklärung? El autor de la respuesta era Kant.4

Y esta es parcialmente la respuesta de Kant:

La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La


incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la
guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en
la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo
de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu

3
Nietzsche, En torno a la voluntad de poder, 212
4
Foucault, Michel. “¿Qué es la ilustración?” Biblioteca de la Facultad de Ciencia Sociales de la
Universidad de Bueno Aires. (abril 1993, [citado el 6 de diciembre de 2015]) editado por Paul Rabinow:
disponible en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/mari/Archivos/HTML/Foucault_ilustracion.htm
propia razón! : he aquí el lema de la ilustración.5

De la cita anterior, destaqué el concepto voluntad, que aunque no venga expreso en el texto

de Kant, considero está presente. En el diccionario de Ferrater Mora, voluntad se entiende en

tres sentidos: como una facultad, como una actitud moral para querer algo y como

metafísica6. Con este pequeño acercamiento, y para irme introduciendo a la interpretación de

¿Qué es la ilustración?, diré que la incapacidad a la que Kant culpa como falta de decisión

y de valor para servirse por sí mismo y sin la tutela de otro, es la ausencia de voluntad: la

imposición.

Siguiendo en ¿Qué es la Ilustración?, hacia el segundo párrafo, Kant habla sobre la

comodidad que implica el reposar bajo la tutela de alguien, pues el emanciparse implica un

riesgo hacia terreros irregulares que asusta a quien deseé andarlo. Kant expresa que estos

peligros, aunque no son tan graves, las “lecciones de esa naturaleza, espantan y le curan a

cualquiera las ganas de nuevos ensayos.”7

Basado en Kant, afirmo que de existir la voluntad en la persona que elija emprender camino

hacia la ilustración, los fracasos le harán procrastinar esa decisión por tiempo indefinido a

modo que preferirá que alguien, un tutor, le facilite su andar. La persona preferiría una figura

impositiva que le diga que hacer en vez de hacer por cuenta propia y olvidarse de sapere

aude, es decir, no atreverse a saber ni a usar su propia razón.

5
Kant, Immanuel. “¿Qué es la ilustración?” Biblioteca del Departamento de Humanidades de la Pontificia
Universidad Javeriana Calí/FCE. (1994, [citado el 6 de diciembre de 2015]) editado por Eugenio Imaz, en
México. Disponible en:
http://pioneros.puj.edu.co/lecturas/interesados/QUE%20ES%20LA%20ILUSTRACION.pdf
6
Una entidad que se convierte en substrato de todos los fenómenos, una paráfrasis del diccionario de José
Ferrater Mora.
7
Kant, Immanuel. ¿Qué es la Ilustración?, 1.
Ahora, ¿tener un tutor no ahorraría tiempo? ¿alguien con la experiencia no sería de gran

ayuda y un atajo hacia la ilustración? No. Kant asegura que para lograr la ilustración, el único

requerimiento es la libertad. Entonces mediar los actos en base a lo que el tutor imponga sería

impropio. “Mediante una revolución acaso se logre derrocar el despotismo personal y

acabar con la opresión económica o política, pero nunca se consigue la verdadera reforma

de la manera de pensar; sino que, nuevos prejuicios, en lugar de los antiguos, servirán de

riendas para conducir al gran tropel.”8 Y la única forma de traer la ilustración a los hombres,

parafraseo a Kant, es mediante el uso público de su razón y que este uso le esté permitido a

todos.

Esta condición mencionada para ejercer el uso público de la razón requiere de libertad, buen

indicio que señala el camino hacia la ilustración. Pero así como existe un uso público, habrá

también un uso privado y las diferencias radican en que el primero, el uso público, se hace

de la propia razón frente a un gran público en calidad de maestro y en el uso privado, de igual

forma, se usa la razón propia pero en calidad de funcionario. Kant ejemplifica lo anterior:

Sería muy perturbador que un oficial que recibe una orden de sus

superiores se pusiera a argumentar en el cuartel sobre la pertinencia o

utilidad de la orden: tiene que obedecer. Pero no se le puede prohibir con

justicia que, en calidad de entendido, haga observaciones sobre las fallas

que descubre en el servicio militar y las exponga al juicio de sus lectores.

De lo anterior, sea en el ejército o en asuntos civiles que cumplir, como pagar impuestos,

Kant apunta a varias esferas de la sociedad donde se reprime la razón e impone la obediencia

8
Kant, Immanuel. ¿Qué es la ilustración?, 2.
como una voluntad forzada que es otorgada bajo el lema: “no razones y haz la instrucción”9

y frustrando el uso público de la razón que por derecho tiene cada individuo.

En el teatro, ¿es preferible un actor propositivo u obediente? La pregunta anterior fue

planteada por el maestro Carlos Corona durante la clase de actuación a la que asistí en 2012.

Tras escuchar distintas respuestas de mis compañeros, me dio la impresión que ibamos

descubriendo el tipo de actor o actriz que queríamos ser. Uno propositivo, absolutamente,

respondí sin mucho meditarlo, seguro de que ese no solo era el tipo de actor que quería ser

sino con los que quería trabajar. El maestro Carlos Corona no hizo sino reír frente a la

convicción de mi respuesta y replicó: bien, ya veremos. Hasta ese día yo estaba convencido

de que la voluntad de una actriz o actor es un elemento que durante el entrenamiento, ensayo

o el día de la función, le mantienen receptivo y en tensión10, condiciones que a su vez

permiten reaccionar de manera óptima a los estímulos que envían sus compañeros en la

escena, logrando así una interpretación verosímil.

¿De qué serviría en una compañía teatral actores o actrices obedientes? ¿Para imponerles

ideas y ordenarles paso por paso qué hacer? Eso sería una labor agotadora y exasperante.

Quien fuera la cabeza del equipo se convertiría en un director o directora neurótico, cuyo

deseo es el absoluto control sobre todos los elementos de la escena, que van desde las ordenes

más concretas como -no muevas tanto los brazos, acércate a proscenio, sostén la mirada con

tu compañero- hasta las indicaciones más abstractas –necesito más energía, encuentra la

9
Kant, Immanuel. ¿Qué es la ilustración?, 2.
10
Cuando digo tensión no me refiero al estrés cotidiano sino a la tensión que está depositado en la
dramaturgia de una obra y cuyos objetivos para los personajes no son posibles de alcanzar. Si persona A
quiere llegar a lograr B pero persona C se lo impide, hay tensión y eso es interesante porque entonces hay una
historia que contar.
verdad en el texto y díselo, díselo y relájate- entre otras, que perjudican el proceso de la

puesta en escena y confunden al actor.

-¡No señores! Preferible un actor propositivo que obediente; mejor una actriz cuya voluntad

inspire, sin necesidad de imponerle lo que debe hacer. – Eso decía yo y lo veía muy claro

entonces, pero entendí la risa escéptica y respetuosa del maestro Corona hasta dos años

después cuando en 2014, comencé a dirigir la primera obra. Ay de mí.

Comencé el proceso de montaje siendo un director que, sin saber que Kant ya había escrito

sobre ello hace más de 200 años, promovió el uso público de la razón en su equipo de trabajo.

-Necesito que propongan, siéntanse libres de hacerlo y con mucho arrojo. Atrévanse. - les

decía muchas palabras en ese discurso inicial para incentivar al equipo que accedió a

participar en el proyecto. Y sorpresivamente funcionó, pero solo al comienzo. Con mucha

seguridad y disposición del equipo, las primeras lecturas de la obra eran favorables. El texto

cada vez lo entendíamos mejor y entonces, el progreso era paulatino. Al final de cada lectura,

preguntaba a los actores y actrices cuál era el tema más relevante en la obra y así, como

director, podría elegir uno y para reflejarlo en distintos aspectos escénicos como el tono de

la actoralidad, la escenografía, el vestuario, la iluminación y la música.

En varias ocasiones, la charla se convirtió en debate y hubo una vez en que una actriz del

equipo entendió el texto de forma contraria al resto del equipo. No es que la propuesta de la

persona fuera incorrecta, de hecho, era muy interesante pero poco relevante a lo que en mi

estudio como director estaba trasmitiendo al resto del grupo. Lo que menos quería era

convertirme en un director impositivo, pues ella estaba demostrando ser la “actriz

propositiva”, postura que defendí en clase de Corona dos años atrás, así que un tanto forzado,

accedí a darle cabida a su interpretación y ella quedó no del todo conforme, pero aceptó. La
actriz hizo uso público de la razón frente al resto del elenco y respeté su postura aunque yo

no estuviera de acuerdo. Ingenuo, pues meses después y ahora con la distancia de aquella

experiencia, afirmo que para dirigir, se requiere hacer uso privado de la razón y cito a Kant:

Existen muchas empresas de interés público en las que es necesario cierto

automatismo, por cuya virtud algunos miembros de la comunidad tienen

que comportarse pasivamente para, mediante una unanimidad artificial,

poder ser dirigidos por el Gobierno hacia los fines públicos o, por lo

menos, impedidos en su perturbación. En este caso no cabe razonar, sino

que hay que obedecer. Pero en la medida en que esta parte de la máquina

se considera como miembro de un ser común total y hasta de la sociedad

cosmopolita de los hombres, por lo tanto, en calidad de maestro que se

dirige a un público por escrito haciendo uso de su razón, puede razonar

sin que por ello padezcan los negocios en los que le corresponde, en parte,

la consideración de miembro pasivo.

Realizaré una analogía de que una compañía teatral es la empresa de interés público, en la

que es necesario el comportamiento pasivo de equipo creativo y elenco para dejarse

direccionar por el director o directora11 del proyecto, quien es el Gobierno, y así el resultado

sea la puesta en escena. El director por su cuenta, asiste a juntas con los creativos para

determinar qué elementos integrarán la puesta en escena, por ejemplo, con el vestuarista para

escoger el color que tendrán las prendas. ¿Sería conveniente que una actriz o actor esté

11
Es importante destacar que, en algunas compañías de teatro sino es que en la mayoría, la figura de autoridad
es el productor o productora que, regidos por un presupuesto determinan que y quienes integrarán la puesta en
escena. Generalmente esas decisiones son influenciadas por un estudio previo que hacen para saber quién será
el público al que van dirigidos y hacen un cálculo de los posibles ingresos.
presente en esa reunión y fuera partícipe de la decisión? No, pues la elección le concierne

solo al director y el vestuarista. Esto no significa es que la opinión del actor o actriz sea

irrelevante, sino que el director los llamó y son parte de una estructura a la que aceptaron

pertenecer en función a su actividad12. ¿La actriz/actor fueron llamados para realizar

vestuario? No, fueron llamados para actuar.

Entonces el director elige el color de las prendas y el vestuarista, al evaluar el conjunto, intuye

que el resultado no será favorable. El vestuarista es libre de hacer uso de su razón pública y

criticar que la decisión del director, puede comunicar su desagrado a la diseñadora de luces,

quien a su vez puede agregarse a la crítica y en conjunto, explicar al director porque no es

conveniente usar ese color, argumentando las consecuencias y exponiendo como puede verse

afectado el resultado final. ¿Y qué debería hacer el director? Permitir el uso público de la

razón a sus creativos y escuchar las opiniones de los creativos, pero este no está obligado a

ceder a las peticiones, pues creativos y elenco tras aceptar el proyecto, se inscriben a la

jurisdicción del director y obedecen la voluntad del mismo. Se inscriben al uso privado de la

razón al que, de no estar de acuerdo, tendrán dos opciones: postergar su propia razón para

después y usarla en otro proyecto, su propio proyecto, o emanciparse de la tutoría del director,

y renunciar al proyecto.

12
La formación actoral entre escuelas varía: en algunas al actor y actriz en formación se le enseña a ser
“acomedidos” por así decirlo, donde colaboran con los creativos a realiza vestuario, conseguir los elementos
para la escenografía o realizar el montaje. En otras, al actor le enseñan a limitarse a hacer su trabajo y dejar a
los creativos en paz con su labor. Esto varía en cada montaje y lo influencian factores desde si se tiene o no el
presupuesto de contratar a alguien que lo haga. Considero que el actor y actriz debe adaptarse a los
requerimientos establecidos al comienzo del montaje y así, mantener la disposición durante el proceso.
Fue así como la actriz de la obra que dirigí, quien hacía uso público de la razón desde las

primeras lecturas e interpretaba de forma opuesta la obra a la dirección que iba tomando, un

mes antes del estreno, renunció y abandonó la compañía de teatro.

Ella, como la profesional que es, se inscribió durante la mayor parte del tiempo al uso privado

de la razón que yo como director establecí y fue valiente en ceder ante su uso público de la

razón. ¡Pues tuvo el valor de servirse de su propia razón! Aunque eso significara dejar el

proyecto luego de ensayar durante un año.

Admito que al momento en que la actriz reveló su decisión de abandonar el proyecto, me

pareció irresponsable e impulsiva, pero ahora a la distancia y luego de estudiar ¿Qué es la

ilustración? de Kant, mi opinión es otra. Ella requirió sacudirse la pereza y cobardía de seguir

en un proyecto que no correspondía hacia su ilustración. Ella tuvo valor para renunciar a lo

que consideró de mi dirección y la del resto de la compañía, una imposición.

Por otra parte y para concluir, es importante destacar que, el hecho de que el resto del elenco

siguiera en la obra no significa están rechazando la ilustración. Al contrario, es el conjunto y

la capacidad para laborar en equipo lo que fortalece el paso hacia una ilustración profesional,

donde la constancia y trabajo grupal respalda a los integrantes de la compañía y les abre, en

conjunto y como individuos, nuevas oportunidades laborales13.

Así es como basado en el trabajo de Kant, ¿Qué es la Ilustración?, defino compañía teatral

como el conjunto de personas que, en búsqueda de la ilustración en su carrera, son capaces

13
Un ejemplo a destacar es la compañía 8m3 (Ocho metros cúbicos) de Andrea Celeste, David Gaitán, David
Jiménez Sánchez, Raúl Villegas, Aldo González, Antón Araiza y Raúl Castillo quienes realizan obras desde
2012 en conjunto e individualmente son destacados en proyectos ajenos a su compañía.
de reconocer y asumir los momentos de obediencia con la intención de lograr una puesta en

escena que revele una parte de su voluntad desde su hacer en la obra.

¿Ustedes que opinan? ¿Son disparates lo que aquí escribo o algo se puede hacer?

De Miguel Alejandro Valenzuela León

mike_leon91@msn.com

Dedicado a:

La doctora y profesora Ana María de la Escalera quien atendió esta carta, gracias por

enriquecer mis referentes y acompañarme en este arranque en la vida universitaria y la

filosofía, a quien atentamente solicito autores y libros que vayan en torno a la tolerancia,

tema que me interesa indagar a profundidad en mi dramaturgia. Y a Crasulácea Teatro,

quienes me sonríen de frente e inspiran.

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