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Entrevista A Américo Cristófalo Sobre Los Viñas
Entrevista A Américo Cristófalo Sobre Los Viñas
5. Los Lamborghini
El impacto de la poesía de Leónidas en el canon argentino –
lectura de Nicolás Rosa sobre los hermanos Lamborghini –
lectura de Américo Cristófalo – La literatura de tesis de Osvaldo
– relaciones fraternas – el peronismo y los Lamborghini –
lecturas actuales y futuras
5.1 La poética de Leónidas Lamborghini
5.2 Lo fraterno y la literatura en Osvaldo y Leónidas
5.3 Menciones, influencias, anécdotas fraternales
5.4 Relaciones con el peronismo
5.5 Leer y editar a Leónidas Lamborghini
5.6 Osvaldo y Leónidas en el sistema literario argentino
5.7 La provocación en Osvaldo y Leónidas. Lo vital y lo sacrificial
1.1MLN
1.
EL INTERPRETADOR: ¿Podrías hablarnos un poco
acerca del contexto político y social en el que conociste
a los hermanos Viñas?
AMÉRICO CRISTÓFALO: A Ismael lo conocí a comienzos de
los ‘70, en la militancia de esos años; a poco de conocerlo ocurrió
Trelew, 22 de agosto, 1972, hubo una marcha movida, un
pequeño grupo de cuatro terminamos en la 27, calle Camargo, de
ahí a Devoto. Pibes, apenas 18, Ismael, que es abogado, hizo
gestiones y salimos tres semanas después. Gobernaba Lanusse,
un final relativamente blando de la dictadura que había
encabezado Onganía. Después, las discuciones acerca de
Cámpora, en el ‘73, las elecciones; otra vez a Devoto, con Ismael,
cuando el gobierno suelta a los presos políticos. En ese año
Ismael acepta dar El Capital en la Facultad de Filosofía y Letras,
yo había estudiado algo, me llamó para una ayudantía, la
aventura duró un cuatrimestre. A David, lo cruzamos en una
asamblea en Medicina, para la época del golpe en Chile,
septiembre, recuerdo vagamente un discurso suyo, muy
encendido, como hablaba David. No lo traté en esos años, ni
después en España; a la vuelta, durante el alfonsinismo nos
fuimos encontrando, en la facultad, trabajos, mesas de bar. Dos
momentos más o menos recientes con David: en la crisis del
2001, llamó a unos cuantos amigos para ir a ver a Zamora, que
entonces tenía algún vuelo. Fuimos a una oficina suya en el
Congreso, David estaba entusiasmado, la cosa era conversar, ver
qué se podía hacer, terminó todo en fiasco. Caminamos un poco,
decepción por el personaje, desde entonces, cada vez que
calzaba: “acordate de Zamora, hermano, la izquierda
argentina...”. Y ya mucho más cerca, un encuentro en La Paz,
quería armar una revista, Rodolfo, por Ortega Peña y por Walsh;
estábamos Horacio González, León Rozitchner, Eduardo Grüner;
la obsesión de David: darle a La Nación. Digo, estos dos
momentos para poner en escena el entusiasmo crítico y la
política, objetos en común con Ismael.
1.2 Orientación
Orientación era un grupo que la izquierda de entonces juzgaba
“teoricista”. En esos años de militancia fuerte, valores como la
exposición del cuerpo, la prácticas comprometidas en acción
concreta y la voluntad personal eran dominantes, que se
pensara Orientación, el grupo de Ismael, como un grupo ajeno a
esas representaciones comportaba un juicio muy categórico, de
descrédito o desprecio. Blandos. Yo tenía 18 años, ya había hecho
un curso de lectura de El capital. Iba a empezar arquitectura,
esto es en el año ‘72. Leíamos Lenin en traducciones soviéticas:
la figura de Lenin y los debates acerca del partido revolucionario
eran motivos de estudio y formación. Otro rasgo político de esta
zona de la izquierda tenía que ver con la idea de recaracterizar el
capitalismo argentino, no a partir del diagnóstico, común a la
mayor parte de la izquierda, desde la izquierda nacional hasta el
trotskismo, de que la Argentina era una semicolonia, una colonia
o un país políticamente dependiente. Ismael distinguió la forma
de un capitalismo dependiente en el campo económico, pero
políticamente moderno, hegemonizado por una burguesía
nacional que había cumplido sus tareas históricas, la
construcción de Estado y formas jurídicas, de un aparato de
monopolización de la fuerza, etc.
Podemos dar un salto, así les cuento: nos juntábamos con David
a cenar algo en La Paz, los domingos, en los últimos meses la
figura de Ismael era un asunto recurrente de conversación. Me
contó que había recibido una carta en la que Ismael le contaba
que se había caído de una escalera en su casa y se había roto la
cadera, que estaba en recuperación. David: “Ismael dice que me
extraña, que me quiere ver”. “Lógicamente, es recíproco”. David
decía haber escrito una carta en respuesta que finalmente no
mandó. “Ismael lo que tiene que hacer es volver a la Argentina. Ir
a Río Gallegos y ponerse un estudio de abogado”. Por eso no se
animó, era mucho. Ismael debe tener ahora 86 años. Yo
escuchaba, no podía creer. David estaba convencido: “el apellido
lo va a ayudar, alguien le va a dar una mano”. Le dije “¡pero
David lo querés traer a laburar! ¡En Río Gallegos!”. Le sugerí
intentar que Ismael venga de visita. Contestó “yo no lo puedo
invitar a mi casa, no hay lugar”. Vivía en un departamento
mínimo, un ambiente en la calle Tucumán, enfrente de la Casa
Radical. Ofrecí mi casa, pero hay escaleras, digo, y si está mal de
la cadera… David: “invitar extraños a tu casa, no va”. Contó
historias desopilantes acerca de las veces en que lo invitaron a
dormir en casa de amigos, en Berlín le habían preparado un
colchón de agua, lo quemó con un cigarrillo (risas). Desde
entonces, rechazaba toda invitación a dormir en casas ajenas.
Decía: “mirá, disculpame, viejo, soy sonámbulo… Me despierto a
la noche y me pongo a tocar a tu mujer”. Se reía. Quince días
después volvió a contarme lo mismo de Ismael, volvió a proponer
el estudio en Río Gallegos.
5. Los Lamborghini
Ya que lo nombraste a Leónidas, podríamos conversar
un rato sobre él si te parece…
Cuando empezamos con el proyecto de este número
pensábamos en la gravitación de estos cuatro nombres
y el modo en que se cruzaban en relación a nuestro
modo de leer la literatura. Tal vez Ismael Viñas sea el
más “extraño” en esa perspectiva con sus
particularidades.
Arrancamos pensando algunos temas que los cruzan –
el peronismo y la intelectualidad en los sesenta, el
exilio, el interés por el siglo XIX– y esto que vos
señalabas, la corporalidad en el lenguaje, es muy fuerte
también en los Lamborghini. Parte de lo que pensamos
sobre la segunda mitad del siglo XX en la literatura
argentina tiene que ver con esto. La literatura argentina
está marcada por estos nombres y esa relación con la
lengua…
Sí, entiendo… son constelaciones enormes. El tema de la lengua y
el exilio se superpone en todos ellos.