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FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 1

Fracaso escolar:
Entre inhibición, síntoma, insumisión al Otro y mensaje histérico1

Elizabeth López Restrepo

“Para que un niño aprenda es necesario


que lo desee, pero nada ni nadie
puede obligar a alguien a desear” (Cordié, 1994, p.27)

Resumen

El presente artículo tiene como objetivo abordar desde una mirada psicoanalítica, el fenómeno de
fracaso escolar. Se reflexiona sobre 4 perspectivas: La inhibición, el síntoma, la insumisión al
Otro y mensaje histérico. Para lo anterior se utilizó la disciplina del comentario de texto como
herramienta fundamental en la metodología. El fracaso escolar como inhibición es una
imposibilidad que da cuenta de una imagen parental que no admite competencia y produce una
restricción cognitiva del yo para preservar el sujeto infantil de trasgredir lo prohibido. El fracaso
escolar como metáfora que revela lo sintomático en la estructura familiar; responde a algo que
puede descifrarse como mensaje oculto y remite a una realidad que no es cotidiana sino que es la
realidad sexual del inconsciente. Como insumisión al Otro, da cuenta de una objeción a la oferta
de un docente amo que apabulla el deseo de aprender. En algunos casos enuncia un mensaje
mediante el cual la histeria se hace escuchar: El requerimiento del niño es la elaboración del
síntoma desde la escucha analítica, pero la escuela da una respuesta equivocada recurriendo a la
verificación exploradora del cuerpo por la vía de la alteración sensorial (déficit atencional) y/o
déficit genérico (retraso mental).

Palabras Clave: Fracaso escolar- Saber- Síntoma –Inhibición-Histeria- Otro

1
El presente trabajo responde a una reflexión no derivada de investigación, el cual permitirá un análisis e
interpretación de la temática a partir del análisis de las referencias bibliográficas.
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Abstract

The present article aims to approach from a psychoanalytic perspective, the phenomenon of
school failure. Reflections on 4 perspectives: Inhibition, Symptom, Insomnia to the other and
hysterical message. For this, the text commentary discipline was used as a fundamental tool in
the methodology. School failure as inhibition is an impossibility that accounts for a parental
image that does not admit of competition and produces a cognitive restriction of the ego to
preserve the child's subject from transgressing the forbidden. School failure as a metaphor
revealing what is symptomatic in the family structure; Responds to something that can be
deciphered as a hidden message and refers to a reality that is not every day but is the sexual
reality of the unconscious. As an insult to the Other, he gives an account of an objection to the
offer of a master teacher who stifles the desire to learn. In some cases it enunciates a message by
which hysteria is heard: The child's requirement is the elaboration of the symptom from the
analytical listener, but the school gives a wrong answer by means of the exploratory verification
of the body through the sensory alteration (Attention deficit) and / or generic deficit (mental
retardation).

Keywords: Escolar failure - know- Symptom-Inhibition-Another

Introducción

Hablar de fracaso escolar en nuestro tiempo implica definirlo como un fenómeno que
va más allá de toda insuficiencia detectada en los resultados académicos alcanzados por los
alumnos en los sistemas educativos, desde estos sistemas regularmente se entiende por fracaso
escolar “aquella situación en la que un alumno, sin limitaciones intelectuales conocidas, no
supera los niveles de aprendizaje esperados para su edad, dentro de un determinado plan de
estudios y/o de una institución escolar dada”. (Terigi, 2009, p.27)
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El término fracaso, evoca connotaciones pesimistas y negativas, que pueden estar


muy lejos de lo que se ha podría pensar de la infancia. Un niño es un porvenir, un plan en
marcha, sería una tragedia que tropiece, es decir, que fracase. Por eso, resulta penoso nombrar la
palabra fracaso para referirse a algo del mundo de la infancia. Por otra parte, el fracaso escolar
en niños ha sido estudiado desde múltiples miradas: La pedagógica, la psicológica, la
neurológica. Desde la pedagogía se le atribuye a causas como: “Los constantes cambios de
colegio, la inasistencia escolar, la deserción, el número de estudiantes por aula, cada vez más en
aumento, las metodologías de enseñanza y/o la figura del docente” (Terigi,2009,p.25)

Otra disciplina que ha mirado este fenómeno es la psicología de la educación, la cual


tiene un saber sobre el fracaso escolar a través del diagnóstico, con la aplicación de instrumentos
de medición de aspectos como la motricidad, la atención, la memoria y la inteligencia. Con base
en los resultados de dichas mediciones dará un resultado para sugerir a los docentes medidas
para solventar alteraciones o deficiencias y así dar una respuesta al qué hacer con el fracaso
escolar.

Por su parte, la neurología y la psiquiatría, se enfocan en estudiar las alteraciones del


sistema nervioso que tendrán que ver con los problemas de los niños para aprender. Su respuesta
al qué hacer con el fracaso escolar será del orden de los tratamientos farmacológicos en su
mayoría de veces.

El abordaje que se le da al fracaso escolar desde otras perspectivas disciplinares


(psiquiatría, psicología, psicopedagogía) han demostrado resultados muy cuestionados, esto en
tanto se sigue presentando el problema en las instituciones educativas con los niños que no
logran alcanzar las competencias académicas.

La incapacidad para abordar fenómenos como el fracaso escolar cuesta caro a la


sociedad: 1. A los sistemas educativos por la puesta en marcha de programas dirigidos a
fortalecer competencias académicas que no dan solución al problema. En el caso de las
instituciones educativas del sector público cuando los niños presentan fracaso escolar se recurre
a la promoción de curso, afrontando nuevas reprobaciones. 2. A los sistemas de salud por la
constante búsqueda de la solución al fracaso escolar pensando en la verificación sobre el
organismo del niño y la consecuente formulación de medicaciones y nuevas pruebas que insisten
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en intervenir el cuerpo, en lugar de preguntarse por el mensaje a descifrar desde el uno a uno del
psicoanálisis.
En los escenarios educativos prevalece la intención de educar al niño, de tal manera
que aparezcan las conductas que lo van incorporando a la sociedad. A esta intención se unen los
“psi” a quienes son derivados los niños con “problemas en el colegio” clasificados en varios
tipos como “hiperactivos”, “con déficit de atención”, “con necesidad especial”. Los docentes y
directivos de las instituciones demandan de los psi, un saber para orientar a los estudiantes
cuando algo anda mal. Estos profesionales se encargan de determinar las deficiencias que
padecen además de aplicar los test y hacer las remisiones pertinentes a los especialistas. A pesar
de estos esfuerzos, se dejan de lado varias preguntas con respecto al fracaso escolar y la estrecha
relación con el deseo del sujeto infantil.

Anteriormente la vinculación a instituciones educativas era de elección personal,


estudiaban únicamente quienes aspiraban a formarse en alguna área del saber, la iniciativa partía
de un interés individual, no impuesto. La escuela moderna que parte del principio de
democratizar el conocimiento con la intención de un: Para todos, desplaza la educación del
privilegio o la elección a la obligatoriedad. Es así como en las sociedades actuales se encuentran
normas que dan a la educación el carácter de obligatoriedad y transfieren el deber de garantizar
este derecho a la familia, la sociedad y el Estado. En Colombia la constitución política declara
que:
“El Estado, la Sociedad y la Familia son responsables de la educación, que será
obligatoria entre los 5 y los 15 años de edad y que comprenderá como mínimo, un año de
preescolar y nueve de educación básica”. (Const., 1991, art. 67)

En sintonía con el asunto de la educación obligatoria, los sistemas


escolares se han vuelto más demandantes con la elaboración de todo tipo de
evaluaciones estandarizadas a nivel mundial como por ejemplo las pruebas Pisa,
cuyo resultado en el 2012:
“Analizó el rendimiento de 510 mil estudiantes de 15 años (9073 de ellos nacionales), en
matemáticas, lenguaje y ciencia en 65 naciones. Los resultados de estas pruebas fueron
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publicados en diciembre de 2013 y Colombia ocupó el puesto 62, diez lugares menos con
respecto a las pruebas saber del 2009”. (El tiempo, 2014.p 2)

Este dato habla del fracaso escolar como constante en Colombia. De estos resultados
negativos se han atribuido las causas a los gobiernos, o a los docentes. Todas estas atribuciones
sin reconocer en ningún momento que para lograr un éxito escolar, es el deseo lo que está en
juego. El hecho de que se atribuyan las causas generalmente a actores externos, significa que
desconocen que en el fracaso escolar, es el deseo de saber lo que posibilita o inhibe al estudiante
para el éxito.
Por lo tanto fué de alta relevancia repensar el abordaje del fracaso escolar desde una
perspectiva que se pregunte por el deseo del sujeto. A éste tipo de concepto sobre el saber puede
acercarse el psicoanálisis desde su apuesta por el uno a uno que posibilita la pregunta por lo que
configura la particularidad de la vida psíquica cada estudiante, la elección de goce del sujeto
desde temprana edad y lo subjetivo y particular que está implicado en el fracaso escolar no por la
institucionalidad ni por la estadística.

El malestar que se vive en la escuela por la reincidencia de este síntoma ha llevado al


fenómeno de fracaso escolar hoy de la escuela a la clínica contemporánea. Por lo tanto es un
asunto que atañe a la línea de investigación en Psicoanálisis, trauma y síntomas contemporáneos.

Con el presente artículo se quizo contribuir a maestros, padres de familia y otros


actores interesados en la clínica del fracaso escolar una reflexión sobre múltiples aspectos como:
La subjetividad que da cuenta de la posición de un sujeto respecto al Otro del saber, frente al
deseo y su articulación con el fracaso escolar, la respuesta del sujeto desde la inhibición o desde
el síntoma, o desde la insumisión al amo, los cuales portan un mensaje, una verdad y un goce en
el niño, en el docente y/o en sus padres.

El objetivo fue reflexionar desde el psicoanálisis sobre el fracaso escolar de acuerdo


con los postulados de Sigmund Freud, Jacques Lacan y diversos autores de formación lacaniana
quienes han tenido un acercamiento investigativo importante al tema aquí abordado. La
estrategia metodológica utilizada fue la disciplina del comentario de texto, herramienta que
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utilizó Lacan desde el comienzo de la transmisión de sus enseñanzas. Lacan habla de “cernir lo
que se escapa…en la medida en que nuestra práctica tiene que ver con algo que se escapa,
entonces debemos seguir un movimiento de acercamiento, de aproximación cada vez más fino”
(Ramírez & Gallo, 2012, p.74). Fué tal la tarea propuesta en los textos que aquí se abordaron.

La precisión a la que apunta Lacan se refiere a seguir 6 pasos: 1.Realizar una lectura
general del texto y comprensión de sus contenidos. 2. Establecimiento de la hipótesis principal y
auxiliares que el autor de este escrito desarrollo en su proceso, 3. Lectura detallada del texto, 4.
Puntualización de párrafo por párrafo atendiendo a la relación de las hipótesis con los textos
anteriores y consecuentes, 5. Relación con el contexto histórico, cultural y 6. Relación con la
biografía del autor (Bernal, 2007).

El discurso psicoanalítico ha realizado aportes que contribuyen a enriquecer el saber


acerca del fracaso escolar desde una apuesta muy particular. Freud define la pulsión como “El
representante psíquico de una fuente de estímulos intrasomática en continuo fluir; ello a
diferencia del estímulo, que es producido por excitaciones singulares provenientes de fuera. Así,
pulsión es uno de los conceptos del deslinde de lo anímico respecto de lo corporal” (Freud, 1905,
p.153). Para referirse al deseo de saber habla de una pulsión epistemofílica:

“La acción de dicha pulsión corresponde, por una parte a cierta forma de sublimación de
la pulsión de apoderamiento, y, por otra, trabaja con la energía de la pulsión de ver. Sin
embargo, su relación con la vida sexual tiene especial importancia” (Freud, 1908, p.176).

Para Freud, la pulsión epistemofílica tiene implicación con la tarea de investigación


del niño, tan requerida en los procesos escolares. Esta pulsión conduce al niño a investigar y está
relacionada con la constitución de las teorías sexuales infantiles en el momento de la llegada de
la “indeseada aparición de un nuevo hermanito o hermanita. Esta es la pregunta más antigua y
más quemante de la humanidad infantil” (Freud, 1906, P.118).

Freud advierte de las respuestas que dan los adultos sobre la curiosidad sexual
infantil y su relación con el saber:

“Las respuestas usuales en la crianza de los niños menoscaban su honesta pulsión de


investigar, y casi siempre tienen como efecto conmover por primera vez su confianza en
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sus progenitores; a partir de ese momento, en la mayoría de los casos empiezan a


desconfiar de los adultos y a mantenerles secretos sus intereses más íntimos” (Freud,
1906, p 118).

Finalmente en cuanto a lo pulsional de la cuestión de aprender, Freud propone la


sublimación como uno de los caminos de la pulsión sexual para explicar que ciertas actividades
humanas encuentran en ella su energía y son dirigidas con un fin no sexual hacia objetos
socialmente valorados:

“Toda pulsión puede pasar por un proceso de inhibición. Los vínculos con la vida sexual
tienen particular importancia, pues por los psicoanálisis hemos averiguado que la pulsión
de saber de los niños recae, en forma insospechadamente precoz y con inesperada
intensidad, sobre los problemas sexuales y aun quizás es despertada por estos” (Freud,
1905, p. 177).

Posteriormente Freud bordea el tema de lo que representa el docente para sus


estudiantes, proponiendo en su texto “Psicología del colegial” que en: … “los primeros años de
la infancia el pequeño humano ha fijado de una vez por todas la forma y el tono afectivo de sus
relaciones con los individuos del sexo propio y del opuesto, a partir de ese momento podrá
desarrollarlas y orientarlas en distintos sentidos, pero ya no logrará abandonarlas”. (Freud, 1914,
p.2) concluye esta idea afirmando que las personas a las cuales se ha fijado de tal manera son sus
padres y sus hermanos. Y que todos los hombres que haya de conocer posteriormente serán, para
él, personajes sustitutivos de estos primero objetos afectivos (quizá, junto a los padres, también
los personajes educadores).

Este aporte freudiano enriquece la pregunta sobre el fracaso escolar porque es la


antesala al tema del vínculo docente estudiante y su relación con el surgimiento de fracaso como
insumisión al Otro, que más adelante se desarrolló en el apartado III.

Posteriormente, en el texto “Análisis terminable e interminable”, Freud (1937),


retoma “la educación como uno de los dos imposibles kantianos junto con el gobernar sumando
un tercero: El psicoanalizar”. (p.249).

Pensando en este aporte de Freud acerca de los dos conceptos imposibles:


Psicoanalizar y educar, surge la pregunta sobre el lugar del psicoanálisis en la escuela teniendo
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en cuenta que a diferencia de las “psi”, el psicoanálisis se entiende con lo intratable en el sujeto,
apunta al goce y a su causa. Por lo tanto en esta reflexión se tuvo en cuenta entonces del
fenómeno fracaso escolar, aspectos como el goce, lo que causa el goce y la configuración
sintomática; asunto que se expuso en el apartado del fracaso escolar como inhibición o síntoma.

Además de los aportes de Freud, también Jacques Lacan se acerca sucintamente al


tema de lo escolar. Según este autor hay 4 formas de vínculo con el Otro que son: El discurso del
amo, discurso universitario, discurso analítico y el discurso histérico. En el discurso universitario
Lacan ejemplifica el paso del amo antiguo al amo moderno. Se produce un cambio en el orden
del saber, ya que S2 en el lugar de agente se constituye como “todo saber” (Lacan, 1969, p.30).
Entonces el saber ya es un saber del amo. El amo se vuelve anónimo, está en todas partes y
pretende que el sujeto sea un producto en tanto sujeto que piensa. El estudiante trabaja para
producir algo en lugar de la verdad hay una exigencia de seguir sabiendo.

Para efectos de esta reflexión se tomó en cuenta la teoría del discurso universitario
de Lacan para conocer de qué manera, en algunos casos la instalación de la posición del maestro
como erudito tiene que ver con que el estudiante no se autorice como sujeto de saber y se
presente como consecuencia el fracaso escolar. En la enseñanza de Lacan no se encuentran
apuntes concretos sobre pacientes con fracaso escolar. Sin embargo, 30 años después de la obra
de Lacan, Any Cordié realiza una revisión de los factores implicados en el fracaso escolar como
el aspecto sociocultural, factores familiares, sistemas pedagógicos, deficiencia intelectual y
constata que ninguna de estas causas por sí misma, es suficiente para explicar el fracaso, sin
encontrar una generalización que resuelva el enigma.

Posteriormente “como analista escucha atentamente cada sujeto y esto le permite


detallar cómo funciona la inhibición que lo engendra y también distinguir entre el niño
neurotizado y el niño psicótico, inclusive impedir la psicotizacion de algunos”.(Roldan, 1994,
p.1). Cordié deduce sobre su investigación y su intervención como analista que los retrasados no
existen.

De la investigación de Any Cordié se tomó en cuenta el aporte sobre el fracaso


escolar como inhibición neurótica, y el fracaso escolar como síntoma. En particular se señalaron
sus elaboraciones sobre cómo el fracaso escolar pone en escena una pregunta del sujeto, de lo
que implica la demanda de los padres en la formación de éste síntoma y de cómo el síntoma del
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niño, en este caso el fracaso escolar, se encuentra en el lugar de la respuesta a lo que hay de
sintomático en la estructura familiar.

Otros autores lacanianos que han definido el fracaso escolar con una mirada
psicoanalítica son: Lacadeé, quien define el fracaso escolar como:

“El significante del cual se sirve el sujeto para responder a la verdad de la pareja
parental, la cual surge cuando hay una articulación entre el Deseo de la madre y el
Nombre del padre en la cual el niño puede ubicarse con su síntoma para responder a dicha
verdad” (Lacadée, 1995, p.30).

Unzueta, quien reconoce la pluricausalidad del fenómeno precisando que: “El fracaso
escolar es una cuestión compleja cuyas causas son múltiples y diversas, unas son externas al
sujeto (ambientales, familiares, socioeconómicas, etc.) y otras son internas, propias del sujeto,
vinculadas a su estructura misma” (Unzueta, 2000, p.2).

Sanín, quien puntualiza la ineludible implicación del sujeto del inconsciente y


plantea que el fracaso escolar es un tipo de síntoma que “sólo puede ser descifrado en el
dispositivo analítico, a través de su articulación con otros significantes, articulación en la cual
reside la verdad que él encierra” (Sanín, 2006, p.6). Fabra, quien hace una singular lectura del
fracaso escolar, señalando que “No existe” (Fabra, 2000, p.1) debido a que ciertas demandas de
fracaso escolar se refieren a las dificultades de aprendizaje relacionadas con el ideal familiar
explicado como aquello que los padres desean para sus hijos: “Que no es otra cosa que lo que no
han sido” (Fabra, 2000, p.1). Por lo tanto el niño sería el llamado a “reparar la castración de los
padres” por este lugar en el deseo del Otro, Fabra explica que el niño reacciona con los síntomas
de malestar en el aula, bien sea desde los síntomas de inhibición intelectual o desde los
comportamientos hiperactivos.

Si bien es cierto que cada vez más los padres y maestros llevan al niño al analista por
no cumplir con el ideal de éxito escolar, cada vez hay más autores de psicoanálisis interesados en
el tema. Esto se constata en las numerosas publicaciones que se encontraron acerca del tema, las
cuales tienen en común dos debates actuales: “El psicoanálisis con niños y el problema de la
aplicación de los conceptos psicoanalíticos en la escuela”. (Ramírez, 2003, p. 122).
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En efecto, desde el texto los retrasados no existen de Anny Cordié hasta hoy, 22
años después algunos autores lacanianos como Ciaccia (1995). Lacadée (1995), Unzueta (2000),
Ramírez (2003), Sanín (2006), Palma (2006), Mejía (2008) y Fabra (2010) han realizado
trabajos que enriquecen y actualizan el conocimiento del psicoanálisis sobre el fracaso escolar.

De acuerdo a todo lo anterior, resultó fundamental proponer una reflexión conceptual


a partir de la siguiente pregunta ¿Qué aporta el discurso psicoanalítico con respecto al
fracaso escolar desde la Inhibición, el síntoma, la insumisión al Otro y el mensaje histérico?

En el recorrido conceptual realizado en este escrito, se encontraron algunas apuestas


sobre el fracaso escolar como: Una inhibición del deseo de saber, una formación sintomática, un
mensaje histérico o un signo de insumisión al Otro que adquieren los niños con dificultades de
aprendizaje respecto del ideal homogeneizante y exitista2 de la época. Según este ideal, tener
éxito escolar permite llegar a ser alguien, es decir, “Poseer el falo imaginario; esto es ser
considerado y respetado. Consecuentemente, el fracaso escolar implica entonces, la renuncia a
todo esto, es decir, el renunciamiento al placer” (Cordié, 1994. p.24).

En los apartados que se proponen se desarrolló, en un primer momento, la posición


del psicoanálisis frente al fracaso escolar como síntoma, como un mensaje cifrado dirigido al
Otro. En el sujeto infantil opera como un significante que responde a la verdad de la pareja
parental. Lo que verdaderamente está en juego es lo que el niño dice de su historia a través del
síntoma.
Por otra parte, se reflexionó sobre el fenómeno fracaso escolar como inhibición, que
da cuenta de un eclipsamiento de las operaciones intelectuales debido a dos circunstancias:

1. Una imagen parental que no admite la competencia (no ser mejor, ni saber, ni
conseguir éxitos frente a padres que se viven como fracasados) por lo tanto el éxito escolar
figurará como prohibido.2.Un semblante exhibicionista del docente que se muestra como
conocedor, exhibición ante la cual el estudiante esconde la información como secreto y termina
inhibido para aprender.

2 M. Arg, Bol, Chile y Ur. Afán desmedido de éxito. Diccionario de la real academia de la lengua española, (2016)
Editorial tricentenario.
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Con respecto al fracaso escolar como insumisión al Otro el psicoanálisis entiende


que el estudiante desprecia el saber al sentirse borrado como sujeto. Al presentársele el aprender
como una orden, se le hace imposible mantener el deseo por el conocimiento y responde
oponiéndose al amo con manifestaciones como la pereza, la inatención, la apatía, las bajas
calificaciones, la no presentación de trabajos, olvidos de presentar tareas, fugas de clase, como
respuesta a la oferta del maestro amo.
Finalmente se reflexionó sobre la posición del psicoanálisis frente al fracaso escolar
como mensaje histérico dirigido a los maestros con el fin de reclamar la mirada sobre el cuerpo,
ante el cual se responde con verificaciones exploradoras del organismo (Test, psicológicos
exámenes diagnósticos, medicaciones etc.) en vez de comprometer el lenguaje para dar una
escucha al verdadero malestar del niño.

El fracaso escolar entre inhibición y síntoma. A propósito de la inhibición

En “Inhibición, Síntoma y Angustia”, Freud (1926) habla del concepto de inhibición;


haciendo una diferenciación con dos términos: El síntoma y la angustia. La inhibición es un
asunto que sucede, exclusivamente en la dimensión del yo y se pronuncia como una reducción de
la funcionalidad, no siendo por lo tanto del orden de lo patológico. No obstante cuando esa
función se presenta modificada podría tornarse síntoma; a esto lo nombró como inhibición
neurótica.

Freud nombra la inhibición como una restricción del yo consistente en una


perturbación funcional, que impide que una actividad tenga lugar; la inhibición implica una
renuncia entonces. Esta renuncia se concibe con base en que la función que un órgano cumple al
servicio del yo se ve inhibida cuando su significación sexual se incrementa, señala Freud:

“Si el acto de escribir, que consiste en hacer fluir algo líquido de un tubo sobre un papel
blanco, ha cobrado la significación simbólica del coito, o si la marcha se ha convertido en
sustituto simbólico de pisar el vientre de la Madre Tierra, ambas acciones, la de escribir y
la de caminar, se omitirían porque sería como si de hecho se ejecutase la acción sexual
prohibida” (Freud, 1926, p.85).
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En los contextos escolares hay niños a los que se les enseña de mil formas la
lectoescritura, y operaciones matemáticas, dicen entender el tema en el momento, sin embargo,
al evaluárseles, dicen olvidar los procesos aprendidos, se quedan en blanco, no recuerdan nada,
algo inhibe las operaciones intelectuales, algo hace que el sujeto se inhiba para aprender.

Para efectos de esta reflexión se tendrán en cuenta dos aspectos que en psicoanálisis
se han elaborado con respecto a las inhibiciones:

1. La imposición del superyó trayendo como consecuencia el autocastigo y autopunición


2. Impedir el conflicto con las pulsiones. Yo vs Ello.

A la luz de estos dos aspectos, autores contemporáneos han elaborado definiciones de fracaso
escolar como inhibición:

En la inhibición intelectual el yo renuncia a ciertas funciones para no tener que


emprender una nueva represión, para no entrar en conflicto con el ello. “Otras inhibiciones están
al servicio del auto castigo, como el caso en que el yo renuncia al éxito académico, éxito que un
superyó feroz le prohíbe” (Palma, 2006, p.8). Según la misma autora “La restricción de la
función cognitiva del yo mediante la inhibición tiene como fin preservar a éste de un conflicto
más grave que el que pueda provocar la ignorancia en tanto posibilidad de fracasar” (Palma,
2006, p.8). Por lo tanto si existe una imagen parental que no admite la competencia (no ser
mejor, ni saber, ni conseguir éxitos frente a padres que se viven como fracasados) el éxito escolar
figurará como prohibido.

El aporte de esta autora es del lado del conflicto con la imagen parental, que trae
como consecuencia el fracaso escolar como inhibición. Lo cual remite a pensar en que esta
inhibición está relacionada con lo edípico, en el sentido del deseo de rivalidad con el padre, pues
aprender o no, les traería como dilema responder a cuestionamientos como ¿Puedo aprender más
allá de lo que sabe mi padre? ¿Qué sentido tiene mostrarse exitoso al aprender, si esto les
significa rivalizar con el padre?
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En otra línea diferente a la inhibición intelectual como recurso ante la rivalidad


parental se encuentra la autora Sanín, (2006) quien retoma de Freud que la inhibición intelectual
se origina por una detención del decurso del pensamiento, produciendo un bloqueo en la
movilidad de la cadena de asociaciones.
Para explicarlo cita un ejemplo: “Es el caso de un niño de 8 años para quien el
nacimiento de una hermana le produce una gran dificultad en el manejo de la operación de la
suma, mientras que en las otras operaciones básicas no hallaba ninguna dificultad” (Sanín, 2006,
p.165)

Del ejemplo anterior, Sanín concluye que la dificultad académica se relaciona con un
evento de la historia del sujeto, que adquiere una significación particular para el mismo.
Ejemplos como éste hay muchos en la realidad académica de los niños, antes estas condiciones
de imposibilidad de aprender, lo que generalmente sucede es que las instituciones derivan los
niños a profesionales que se dedican a realizar pruebas psicopedagógicas que no hacen más que
omitir la responsabilidad del sujeto y el goce comprometido que hay en la condición de fracasar.

Entonces ubican los problemas de aprender del lado de los proceso cognitivos o del
lado de lo somático; desconocen la implicación del sujeto del inconsciente y lo particular de su
historia.

Otro autor que habla del fracaso escolar como inhibición es Fernandez (2000). Este,
a diferencia de Sanín (2006), quien piensa la inhibición intelectual como un asunto de la historia
del sujeto, propone la inhibición como asociada al vínculo con el estudiante/docente. Según este
autor la inhibición se puede entender como: “La patología asociada a la modalidad de
aprendizaje exhibicionista de parte del enseñante, que trae como consecuencia, que el estudiante
termine no interesándose en lo que se le muestra” (Fernandez, 2000, p.174). Por lo tanto, acá el
fracaso escolar se explica por la imposibilidad del docente de sostener algo guardado para el
aprendiente. Es decir, si el docente pretende que todo este visible, no puede aparecer la
curiosidad.
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Adicionalmente, ante la exhibición del conocimiento por parte del docente, el


mostrar ya no es mostrase sino exhibir. Por consiguiente, el docente es el que se muestra como
conocedor, y ante esto el estudiante evita pensar. “el sujeto va retirando sus ganas de aprender y
al retirar la implicación va perdiendo la posibilidad de metáfora, archiva la información casi sin
significarla. Carecer de metáforas (...) deja al sujeto prisionero del tedio” (Fernández, 2000,
p.174)
Fernández explica que el estudiante esconde la información como secreto, o se
esconde él mismo como estudiante. Entonces, quien no exhibe la información queda excluído
del conocimiento compartido que “construye lazo social”. Por lo tanto la exclusión del
conocimiento es la que causa la inhibición del aprendizaje en el fracaso escolar puesto que el
sujeto “al no pensar, se culpabiliza en la medida que pensar implica demandar, no desea
preguntar”. (Fernández, 2000, p.174)

Ente los contextos educativos es común que algunos niños en el sentido de lo


manifiesto digan estar interesados o motivados para aprender, presten atención en las clases,
lleguen incluso a explicar a otros compañeros los temas vistos. Sin embargo cuando se les
evalúan sus conocimientos aparece una “mente en blanco que no recuerda nada”, que “no
entiende lo leído”.

En otros casos, el fracaso escolar es solo en unas materias y no en otras., con algunos
docentes sí y con otros no. Ante esta imposibilidad para aprender el psicoanálisis se pregunta por
qué es que inhibe las operaciones intelectuales, en la presente reflexión se han encontrado dos
apuestas a saber:

1. Una imagen parental que no admite la competencia (no ser mejor, ni saber, ni
conseguir éxitos frente a padres que se viven como fracasados) por lo tanto el éxito escolar
figurará como prohibido. 2. Un semblante exhibicionista del docente que se muestra como
conocedor, exhibición ante la cual el estudiante esconde la información como secreto y termina
inhibido para aprender.

A propósito del síntoma


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El fracaso escolar para el psicoanálisis puede ser un síntoma como cualquier otro.
“La base del fracaso escolar como síntoma es la inhibición intelectual, la detención de las
operaciones del pensamiento, una suerte de bloqueo que no depende de un querer consciente”
(Unzueta, 2000. p, 100). Entonces, el concepto de síntoma en psicoanálisis permite entender el
fracaso escolar como una imposibilidad que podría develar la verdad subjetiva. Ésta verdad será
conocida siempre y cuando se piense en lo particular del sujeto del inconsciente en cada niño con
respecto al aprender, en contextos donde prevalecen los discursos asistencialistas, y las
intervenciones diseñadas para las mayorías.

Con relación al síntoma como metáfora se entiende que “la sustitución es una
posibilidad de articulación de significante y la metáfora se ejerce con su función de creación de
significado en este lugar en donde la sustitución puede producirse (Lacan, 1957,p.42) En
términos del síntoma en psicoanálisis como una verdad, se entiende que “El síntoma es una
metáfora” (Lacan 1957 p. 508), Es un mensaje cifrado dirigido al Otro, hay en él un saber
inconsciente, desconocido por el sujeto, del cual hay posibilidad de conocer desde el análisis.

En los niños sucede que “el síntoma está en posición de responder a lo que hay de
sintomático en la estructura familiar” (Lacan, 1969. p, 55). Asuntos como dificultades al leer o
escribir, problemas para el cálculo, dificultades de atención, entre otros signos de fracaso escolar,
hablarían entonces de algo con lo cual el niño se ubica para encarnar una verdad acerca de algo
que no va bien en la pareja parental. “el significante del cual se sirve el sujeto para responder a la
verdad de la pareja parental, la cual surge cuando hay una articulación entre el Deseo de la madre
y el Nombre del padre en la cual el niño puede ubicarse con su síntoma para responder a dicha
verdad” (Lacadeé, 1995,p.30). Este significante es llevado por el niño a la escuela, representando
una verdad de su estructura familiar, exhibido en la imposibilidad de aprender. De este modo, el
síntoma del niño dice algo sobre cómo se posicionó frente a la función paterna y materna.

Generalmente el tratamiento que se da a los impases infantiles para aprender, es el


de recurrir a clasificaciones de manuales diagnósticos, medicaciones y uso de técnicas
estandarizadas de orden psicopedagógico con el fin de mejorar el rendimiento académico. Con
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 16

estas intervenciones se desconoce que lo sintomático remite a una pregunta por lo particular del
sujeto y la razón que causa el síntoma. “Un síntoma tiene su razón de ser, que responde a algo
que puede descifrarse como mensaje oculto y que ese sentido remite a una realidad que no es
cotidiana si no que es la realidad sexual” (Solano, 1993. p, 58)

El fracaso escolar no puede tomarse como un fenómeno que compromete solo


procesos cognitivos o somáticos, ésta postura desvía la atención de la causa en sí del conflicto
del sujeto. Lo que verdaderamente está en juego es lo que el niño dice de su historia a través del
síntoma. “La historia de este niño se especifica por la particularidad de su síntoma, y responde a
otra particularidad al de tipo padre o madre que él ha tenido” (Lacadée, 1995, pág. 29).

El psicoanálisis entiende entonces que hay una participación del sujeto en la elección
insconsciente frente al deseo del Otro al posicionarse como síntoma que responde a una falla en
la estructura familiar y la forma como tuvieron lugar las preguntas y respuestas sobre la
sexualidad infantil (la diferencia sexual anatómica, el origen de la vida, y la escena primaria).
Por lo tanto las intervenciones no deben reducirse a lo psicopedagógico, el tratamiento del
síntoma del fracaso escolar debe pretender que tanto padres y el niño e incluso el docente, tengan
un espacio de escucha donde se devele un saber que les comprometerá subjetivamente.

Fracaso escolar como insumisión al Otro

Lacan propone en su teoría de los cuatro discursos pensar el vínculo social a partir de
la noción de discurso, el cual es: “Una estructura necesaria que excede con mucho a la palabra.
Subsiste en ciertas relaciones fundamentales. Mediante el uso del lenguaje se instaura un cierto
número de relaciones estables en las que puede ciertamente inscribirse algo mucho más amplio,
algo que va mucho más lejos que las comunicaciones efectivas” (Lacan, 1969, p.10) De igual
modo, Lacan formula que todo vínculo genera un producto, tiene consecuencias. Estas
consecuencias las sitúa del lado del Otro, así:
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 17

Agente Otro
Verdad producto

Lacan en su enseñanza enuncia 4 formas del vínculo del sujeto con los Otros, cuatro
modos de hacer nudo, de atarse al Otro. Ellos son: discurso del amo, discurso universitario,
discurso histérico y discurso analítico. Para efectos de esta reflexión se hará énfasis en el
discurso del amo, ya que es allí donde el estudiante es ubicado como esclavo y pierde el estatuto
de sujeto.
En este discurso el sujeto se ubica en el lugar de la verdad lo que implica que la verdad del sujeto
se encuentra reprimida. Para el amo no es importante la pregunta por la división del sujeto o su
deseo. “El discurso es un lazo social en cuanto une a un ser humano con otro, Teniendo por
función regular el goce, la satisfacción para cada uno, donde algo se produce y hay efectos de
verdad” (Ruíz,2014,p.66.). Lacan se refiere a que cada discurso se constituye de parejas que
hacen posible el lazo social: En este caso se requiere de una pareja que el amo necesita: El
esclavo con su saber. Por lo tanto:
“En el discurso del amo, el alumno está en el lugar del esclavo, y construye un saber
hacer relacionado con las ofertas del maestro, un saber que le permita triunfar en el
aspecto académico, aunque no lo incluya como sujeto. Así, el estudiante tiene prestado su
cuerpo al otro, trabaja para el Otro” (Mejía, 2008, p .193).

Cuando el maestro en el lugar del agente es un amo, la oferta que le hace al alumno
es “trabaje incansablemente, que el deseo espera, no objete; trabaje, no pregunte, hágalo” (Mejía,
2008, p .193). Así, el maestro se convierte, para sus alumnos, en una figura superyoica, en tanto
impone mandatos absolutos y/o autoritarios que no admiten discusión:

“En tanto figura superyoica, hace presencia con la voz y la mirada, vigila el
cumplimiento de las tareas, sin importarle los avatares del sujeto. Según esta posición
deviene entonces una oferta que termina apabullando el deseo del alumno”. (Mejía, 2008,
p. 191).
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 18

Por lo tanto si el alumno permite este vínculo termina esclavizado y cederá a todas
las tareas que le impone el maestro para evitar las descalificaciones superyoicas del amo.
Entonces, se llamaría fracaso escolar a la no aprobación de la oferta que hace el maestro, es decir
a la negativa del alumno de ponerse en el lugar de esclavo.

Como consecuencia de la insumisión, el estudiante despreciará el saber al sentirse


borrado como sujeto y aparecerán algunas manifestaciones sintomáticas como la pereza, la
inatención, la apatía, las bajas calificaciones, la no presentación de trabajos, olvidos de presentar
tareas, fugas de clase, como respuesta a la oferta del maestro amo.

En la misma vía de la definición de fracaso escolar como respuesta a una imposición


del saber, se conoce que “La orden es una paradoja a la que se ve confrontado el niño al que se le
repite: Te ordeno que desees aprender”. (Cordié, 1994, p.27). Encerrado así en una red de
demandas, se le hace imposible mantener su deseo de conocimiento, de manera que llega
inclusive a anularlo: “La demanda llega a aplastar el deseo” (Anny Cordié, 1994, p.27). En la
misma lógica que entiende la demanda de la escuela como avasalladora para el sujeto infantil,
hay una metáfora en la que compara el aprender con el comer:

“De la misma manera que el anoréxico no come nada, el sujeto en estado de anorexia
escolar pondrá toda su energía para no saber nada, la razón más frecuente de esta
detención debe buscarse por el lado de la demanda aplastante del Otro, ya sea él come o
el aprende (Cordié, 1994, p. 32)

Cuando se pregunta al niño por su fracaso, son comunes expresiones como: “No
puedo”, “se me olvida”, “no me entra”, “ese profesor no me lo trago”. El no saber del estudiante
genera malestar a docentes y a padres, pues este no avanzar del estudiante entorpece por un lado:
El cumplimiento de los objetivos institucionales en términos de promoción escolar y por otro
lado: Las metas de los padres.

En esta época un aspecto importante para la realización de los padres es el hecho de


que sus hijos alcancen logros académicos, en tanto más cuantiosos, mejor. Es por eso que el
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 19

éxito académico de los hijos implica para los padres, el reconocimiento social, o por el contrario,
el fracaso escolar constituye un obstáculo que menoscabaría su narcisismo y sus metas
familiares. Según Fabra el fracaso escolar se encuentra relacionado con el ideal familiar:

“Por ejemplo, con aquello que los padres pretenden, para su hijo, que no es otra cosa que
sean lo que no han sido. Para lo cual no escatiman esfuerzos para brindarles lo que ellos
no han tenido, para que hagan lo que ellos no han hecho” (Fabra, 2010, p 1).

Sin embargo los niños responden dando muestra de malestar en las aulas a través de
los más diversos síntomas, “cuanto más estentóreos mejor” (Fabra, 2010, p.2). Ellos se rehúsan a
situarse en ese lugar y lo hacen a través de comportamientos conflictivos en el seno de la familia,
que vienen a ser síntomas disfrazados de semblantes de desobediencia o rebeldía debido a que el
niño percibe desde muy temprano que él tiene que responder a una expectativa, esto es por
ejemplo colmar una falta. Ante las características de estos niños, las instituciones educativas,
tienen una forma particular de pronunciar su malestar a través de dichos como: “Este niño no es
para este colegio”, “el colegio no es para este niño” “con estos niños no se puede” “no podemos
dedicarnos a uno solo”. Así pues, éstos niños se hacen acreedores de reprobaciones, castigos y
rechazo por haber defraudado las expectativas de docentes y padres.

A la luz de la propuesta de Fabra, se entiende entonces que estos comportamientos


de insumisión se relacionan con la interrogación del niño sobre el deseo del Otro, ¿Qué desea el
Otro? Entonces, al ser el ideal de estudiante exitoso una expectativa del Otro en falta que el niño
no quiere colmar, podría devenir allí el fracaso escolar como una insumisión.

En cuanto al fracaso escolar como insumisión al Otro, se requieren entonces


intervenciones desde el psicoanálisis que den lugar a dos aspectos: 1. La escucha de cómo es
que el niño acepta o no cumplir las expectativas del ideal de los padres y 2. Una escucha que se
pregunte sobre cómo el sujeto acepta o rechaza la oferta de un docente amo.

Con respecto al segundo aspecto, puede decirse que el fracaso escolar entendido
como insumisión al Otro presenta un viraje con respecto a la lectura del fracaso escolar como
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 20

síntoma en la medida que se incluye algo novedoso que es la implicación del docente. Sobre el
acto de enseñar no se profundizará en este artículo, sin embargo, es imprescindible conocer
someramente aspectos del vínculo docente- alumno para entender otra posición alternativa al
docente amo.

El psicoanálisis habla de cómo la posición subjetiva del docente tiene eco en los
estudiantes que fracasan o triunfan. Si existen estudiantes que fracasan como respuesta al vínculo
con un docente amo, existe una forma de vínculo que posiblemente logre el éxito escolar, y esta
es la modalidad del vínculo docente/estudiante desde el discurso histérico:

$ s1
a s2

En este discurso el agente es el sujeto histérico, quien pone en jaque el supuesto


saber del otro: “Aún manteniéndose solidaria con la función del amo, la desenmascara, poniendo
de relieve lo que hay de amo en el Uno [...] sustrayéndose como objeto de su deseo” (Lacan,
1969, p.99). Como se ilustra en el siguiente esquema el producto discurso es el saber.

“El discurso histérico es una modalidad de vínculo social que le permite al docente no
identificarse con el lugar del supuesto saber. Y ello es posible en tanto el docente soporte que él
es un sujeto en falta: No todo lo sabe” (Mejía, 2008, p. 195).

Entonces: Un docente en posición histérica, es lo opuesto al docente en


posición de amo, puesto que:
“Se servirá de la pregunta, para evitar que los saberes se cierren sobre sí mismo, o que se
instale cierta sensación de completud que a veces se fija entre los alumnos. El docente
introduce enigmas que conmuevan al grupo, que lo hagan temblar, que lo movilicen de la
ilusión de la certeza” (Mejía, 2008, p.195).
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 21

Fracaso escolar: ¿Un mensaje histérico?

“No es la sociedad la que segrega sus patologías sino el sujeto que encuentra formas de ser mejor
escuchado” (Cordié, 1994, p.2).

La insistencia de los sistemas educativos en poner a los niños que no aprenden en


manos de especialistas que van desde la psicopedagogía hasta la psiquiatría, someten al niño a
una suerte de “verificación exploradora” que va desde las pruebas que miden constructos como
la atención, la memoria, la concentración, la inteligencia, hasta los protocolos de diagnóstico y
medicación propios del modelo médico.

Cordié sugiere que el “fracaso escolar es un mensaje que el niño histérico dirige al
Otro”. Por lo tanto en algunos casos lo que aqueja a los niños que fracasan no es otra cosa más
que una forma de la histeria que habla de “un sujeto que toma en cuenta una nueva forma de
mirada a su cuerpo enfermo; ya sea bajo la forma de alteración sensorial (déficit de la atención,
de la memoria, de la coordinación) o bajo la forma de déficits genético o retraso mental (Cordié,
1995, p.17).

Claro está que ante el padecimiento por el fracaso en aprender, tanto padres y
docentes y sistemas de salud Siempre de alguna manera en una búsqueda de algo situado en el
cuerpo del niño, todo esto sin encontrar mejoría alguna en el logro de las metas escolares. Este
círculo vicioso que se convierte en un callejón sin salida tiene un significado para el psicoanálisis
y es la lectura del fracaso escolar como una especie de trampa mediante la cual el niño histérico
“encuentra otra forma de expresar su sufrimiento, esperando de esta manera ser mejor
escuchado” (Cordié, 1994, p.17)

El niño que fracasa realiza entonces un llamado que “al ser dirigido a los maestros
corre el riesgo de repetirse incesantemente, porque ante la queja se responde con una verificación
exploradora del organismo y no con la escucha de un cuerpo que se hace lenguaje” (Cordié,
1994, p.17). Es decir, que ante la presentación de un síntoma que debe ser elaborado desde el
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 22

dispositivo de escucha en el que se impliquen subjetivamente al niño, los padres y docentes, se


responde con medidas clasificatorias diagnósticas, farmacológicas o perspectivas
psicopedagógicas a menudo inapropiadas.
En el repertorio de estas medidas inapropiadas ante el no saber qué hacer con los
niños que fracasan, se cuenta el caso de las instituciones de educación pública que recurren a
métodos como la promoción automática. Esto es, que los niños que reprueban son promovidos de
grupo sin presentar las competencias y con la probabilidad de presentar nuevamente fracaso.

El discurso psicoanalítico nota entonces que en algunos casos el fracaso escolar es


una de las formas camaleónicas de la histeria. Hay una dificultad de padres y docentes en captar
el verdadero malestar en el niño, malestar que solo puede ser elaborado por la vía de la palabra y
que en lugar de ser instalado como una queja sobre una disfunción que el discurso médico
verificará “buscando una causa orgánica que no cesa de escaparse” (Cordié, 1994,p.16) A través
de mediciones del CI, exámenes especializados (fonoaudiológicos, audiométricos, psicomotrices
psiquiátricos), y que a su vez el docente vez abordará mediante los diferentes dispositivos como:
repitencia escolar, tratamiento a estudiantes con necesidad educativa especial, pruebas
pedagógicas, herramientas para ejercitar las funciones cognitivas, etc. Pero: “¿Quién mejor que
un histérico sabe hacer fracasar el saber del maestro, bajo la cobertura de la entera confianza que
le acuerda? (Cordié, 1994, p.16)

Discusión

A lo largo del escrito, se evidenciaron varios aspectos relacionados con las lecturas
que proponen algunos autores del psicoanálisis frente al fracaso escolar, que si bien no son una
respuesta o solución definitiva frente al problema en la medida que no puede ofrecer estrategias a
los docentes, tampoco puede introducir en el contexto escolar nociones clínicas dentro de sus
apuestas clasificatorias (psicótico, neurótico, perverso). Únicamente procura un escenario donde
el sujeto tome posición frente al deseo.
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 23

El psicoanálisis es un discurso que se pregunta por el sujeto del deseo. Su política es


la del síntoma, y su ética, escuchar el síntoma. Entonces, ¿De qué habla el fracaso escolar en los
niños? La presente reflexión identificó varias perspectivas que comprenden el fenómeno. Entre
ellas la que lo entiende como una formación sintomática desde la cual el niño se ubica como
síntoma llevando el significante fracaso escolar a la escuela y representando una verdad de su
estructura familiar, exhibida en la imposibilidad de aprender.

De este modo, el síntoma del niño dice algo sobre cómo se posicionó frente a la
función paterna y materna. De esta postura es importante pensar en las demandas de las
instituciones educativas cuando remiten un estudiante a un analista. Generalmente los padres
buscan que el especialista busque en el niño “el problema”, algunos acuden con la premisa de “lo
traje porque lo mandaron del colegio”. Esto en psicoanálisis no representa una demanda pues no
hay implicación de los padres en la situación del estudiante.

Del lado del fracaso escolar como inhibición, el psicoanálisis explica que “Otras
inhibiciones están al servicio del auto castigo, como el caso en que el yo renuncia al éxito
académico, éxito que un superyó feroz le prohíbe” (Palma & Tapia, 2006, p.8). Entonces el niño
que se encuentra inhibido para aprender presenta un conflicto que hace que su goce sea
permanecer en la ignorancia para no saber de otro conflicto más grave que le llevaría a rivalizar
con la imagen parental por dos vías: 1. En caso de existir una imagen de los padres que es
significada como padres fracasados, por lo tanto el éxito escolar es algo que el superyó impide.
2. Por otro lado la inhibición podría darse en el caso de estar el padre idealizado como exitoso;
de ser así, el fracaso escolar daría cuanta de no poder ir más allá del padre.

Lo paradójico de este asunto es que entre los dichos más comunes de los niños se
escucha por ejemplo “estudio y debo ir bien en el colegio para que sea alguien en la vida y salir
adelante”. Sin embargo al confrontar ese dicho con la realidad, hay una imposibilidad para
lograr el éxito a acerca de la cual el niño “no sabe”. Este no saber debe ser pasado por un
dispositivo de la escucha que permita develar las verdaderas razones de la inhibición intelectual
y que permitan que el niño se formule una pregunta acerca de qué deseo encubre su fracaso
escolar.
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 24

Además del niño con fracaso escolar como síntoma de la verdad parental y el niño
inhibido intelectualmente por un superyó feróz, en ésta reflexión se tuvo en cuenta algo que trae
a colación lo que tiene que ver la posición de quien enseña en términos de la oferta que el
docente hace al estudiante, en tanto que podría convertirse en una figura superyoica que satura al
niño con demandas hasta apabullar su deseo. Ante la posición del docente amo el sujeto infantil
de subvierte y ésto trae como consecuencia la negativa del estudiante a ponerse en el lugar de
esclavo.

Se trajo a reflexión este tema pensando en los estudiantes que ante la oferta del
docente amo responden con muestras de insumisión como: La pereza, la inatención, la apatía, las
bajas calificaciones, la no presentación de trabajos, olvidos de presentar tareas, fugas de clase,
que confluyen en el fracaso escolar.

La respuesta del amo podría tener algo que ver en la trama que explica el fracaso
escolar, puesto que al demandar que el estudiante le sostenga en el lugar de un Otro completo, de
no castrado, se encuentra con la insumisión que es precisamente lo contrario a la obediencia, la
productividad y el todo bajo control que como amo espera.

En cuanto al fracaso escolar como mensaje histérico, queda mucho por conocer
sobre si es en realidad un mensaje histérico o constituye un acting out como llamado al Otro. Sin
embargo queda la inquietud acerca de si la constante búsqueda del saber médico sobre los
llamados “problemas de aprendizaje” o “retrasos mentales” como entes clínicos, constituyen una
búsqueda sobre algo orgánico que “no cesa de escaparse” y obedece o no a una de las trampas de
la histeria.

Según lo anterior, es importante pensar en qué tipo de aportes realiza el discurso


psicoanalítico a las instituciones educativas, en tanto ofrece otra mirada del fenómeno pues si
bien se entiende que el psicoanálisis no puede brindar un conocimiento total de lo que se juegan
en el fracaso escolar, es fundamental tener en cuenta la subjetividad de las personas implicadas
(en este caso los docentes) en los escenarios educativos y cómo sus errores o aciertos tienen que
ver con el niño que fracasa.
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 25

Con respecto al fracaso escolar el discurso psicoanalítico no puede garantizar Un


Saber. Tampoco puede tomar el lugar de ofrecer métodos o estrategias a los docentes, como lo
hacen las demás disciplinas tan mencionadas en esta reflexión. Lo que si puede garantizarse es
que desde la escucha analítica surja la palabra del niño, sus padres y sus docentes para que a
través del enigma fracaso escolar pueda llegar a una respuesta sobre el deseo.

Conclusiones

1. El fracaso escolar como síntoma es un mensaje cifrado dirigido al Otro. Hay en él


un saber inconsciente, desconocido por el yo del cual hay posibilidad de conocer desde el
análisis. Recurrir a intervenciones emanadas de verdades científicas conocidas como las del
discurso psiquiátrico, neurológico y pedagógico implica abordar el fenómeno desde mediciones
numéricas, protocolos diagnósticos u orientaciones psicopedagógicas, dejando de lado el
dispositivo de la escucha es un asunto que no permite la elaboración del síntoma como
revelación del sujeto, y la implicación subjetiva de padres, estudiantes y docentes.

2. Del lado de las inhibiciones, se encontró en la revisión de la bibliografía que el


fracaso escolar se explica como la imposibilidad del saber consecuencia de una imagen parental
que no admite competencia; esto es, que el fracaso sucede como restricción de la función
cognitiva del yo para preservar el sujeto infantil de trasgredir lo prohibido. Esto prohibido es ser
mejor que los padres. A través del fracaso como inhibición, un superyó feróz prohíbe el éxito
escolar y esto da cuenta de una suerte de autocastigo que impide al niño mostrarse exitoso para
no rivalizar con el padre.

3. Desde la lectura del fracaso escolar como insumisión al Otro se encontró que el
fracaso escolar es una objeción del sujeto a la imposición del saber, imposición que proviene de
la figura del docente y que opera bajo la lógica del amo y el esclavo. En ésta lógica la relación
con el saber es tramitada desde la omnipotencia del Otro: La obligatoriedad de la educación y las
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 26

disposiciones inherentes a las instituciones educativas en lo que respecta a la relación docente


estudiante, sitúan al niño como objeto que debe adquirir un saber, y esto trae como consecuencia
que el deseo de aprender en el niño se vea aplastado por un docente-Amo. Entonces, el deseo y el
saber son elementos que no solo atañen a la realidad del niño sino también a quien se encuentra
en posición de transmitir el conocimiento.

4. Según la revisión de la bibliografía de la analista Any Codié se identifica el


fracaso escolar como un mensaje histérico en tanto que el niño al fracasar dirige un mensaje que
reclama a como dé lugar la mirada del otro. En este caso de padres y maestros quienes antes este
llamado responden con verificaciones exploradoras transitando entre la escuela al psiquiatra, de
la escuela al psicólogo o psicopedagogo, siempre de alguna manera en una búsqueda de algo
situado en el cuerpo del niño, ya sea bajo la forma de alteración sensorial (déficit de la atención,
de la memoria, de la coordinación) o bajo la forma de déficits genético o retraso mental. Todo
esto sin encontrar mejoría alguna en el logro de las metas escolares. Todo con el fin de que el
fracaso desaparezca en vez de preguntarse por la causa de este llamado histérico.

5. El hecho de que un niño fracase en lo escolar en determinado momento no se


comprende en su totalidad por las fallas del docente, o de los padres, ni por las “dificultades de
aprendizaje o del desarrollo intelectual o neurológico”, tampoco se explica en su totalidad por los
métodos pedagógicos. Entonces ¿Por qué fracasa? Ante este fenómeno el discurso analítico
anota que sólo desde la singularidad de cada sujeto se puede llegar a un saber, un saber que
escapa si se pretende apresar pensando en dispositivos institucionales y disciplinas científicas,
que al no conseguir que el niño tenga éxito, dan cuenta de que algo falla, hay algo por ordenar
que se representa en el fracaso escolar.
FRACASO ESCOLAR, UNA LECTURA DESDE EL PSICOANÁLISIS 27

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