¿Cómo se evita la pérdida de jugos en el proceso de picado y premolienda de la caña de azúcar?

Como se sabe, la adecuación de la caña requiere como mínimo tres procesos: corte de las hojas de
caña (para la producción de papel en el caso de providencia), picado de la vaina utilizando cuchillas
y una premolienda que “afloja” la fibra antes de entrar a la molienda mecánica. Durante el retirado
de hojas, es poco común que haya pérdidas del jugo que se extrae de la fibra. Las consideraciones
prácticas para evitar que cantidades de jugo salgan de la matriz fibrosa inician en la zona de
troceado: es común operar estos equipos a velocidades entre un rango de 30 a 90 m/s y el grosor
de las cuchillas generalmente es de 200 mm. En caso de que haya una segunda cuchilla, se reduce
drásticamente el grosor de esta, ya que, además de reducir el tamaño de la caña para su entrada al
desfibrador o a el molino de rodillos, es común que durante el troceado haya un rompimiento de
las celdas (de la pared celular) que puede conllevar a una liberación de fluidos de interés
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La premolienda, también llamada “desfibración”, es un proceso que puede llevarse a cabo

independiente de si hay un picado previo, pero a condición de que se cambien las condiciones de
producción y el porcentaje de eficiencia. El objetivo principal de este equipo (que es básicamente
un conjunto de martillos o yunques que golpean constantemente el tallo o los trozos de este) puede
ser el ablandamiento de la materia entrante o su preparación como finas fibras para retirar más
fácilmente la solución azucarada de las fibras cuando estas entren a la molienda mecánica. El tipo
de desfibrador empleado en el ingenio providencia es de martillos livianos (no conocimos la
cantidad de estos), que ablandan los trozos entrantes del picador. La fuerza por unidad de área debe
ser controlada, ya que no se desea “destruir” la caña, sino únicamente destruir unas cuantas celdas
para que el jugo, sin salir, pueda ser retirado con mayor facilidad en la molienda que se hará
posteriormente. En términos energéticos, es necesario que el suministro en la entrada (la
alimentación) sea constante, cosa que no ocurre en la zona de picado. Esto se realiza para evitar
picos en la potencia necesaria para la operación del equipo. Es necesario tener en cuenta también
el espacio entre martillos, ya que en un rango de apertura de 0 a 10 mm no se registran cambios
sustanciales, pero espacios superiores hacen que incremente la potencia invertida en el equipo.
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