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Yo era una chica con una educación victoriana, pero para conservar mi matrimonio fui

arrastrada a hacer cosas inimaginables.

(1) POR CULPA DE UN TRÍO, PERDÍ A MI MARIDO.

Imagino que a la gran mayoría de casadas, nuestro esposo nos ha propuesto hacer
un trío con otra mujer, una al principio se escandaliza, hasta le deja de hablar y lo trata de
degenerado, sucio, perverso… una hasta duda que la amen… ¿será que yo no le basto?...
y el marido dale que dale con su asquerosa fantasía, pero un día Antonio me hizo un regalo
inesperado y ni siquiera había motivo, me obsequió un Toyota último modelo, yo pegué de
brincos y lo llené de besos, fuimos a dar un paseo y por la noche volvió a sacar el tema del
trío… ya decía yo que esto no era gratis, pero le dije que si me estaba chantajeando estaba
muy equivocado, que se llevara su auto de porquería, que no quería nada, que no estaba
dispuesta a perder mi decencia por un miserable chantaje… para mis adentros suplicaba
que no se lo llevara, el auto era divino, pero ni por todo el oro del mundo me iba a meterme
con otra mujer ¡Qué asco!

Le dejé de hablar como una semana y de sexo ¡NADA!... ¿Qué se estaba creyendo?
Lo malo es que el auto permanecía en el garaje porque seguramente Antonio escondió las
llaves y mi orgullo me impedía pedírselas, eso sí, por las noches antes de dormir, salía
desnuda después de ducharme y me tardaba mucho aplicándome crema por todo el cuerpo
y me divertía ver su cara de deseo cuando frente a mi marquesa me encremaba las nalgas,
yo notaba que metía su mano bajo las sábanas para tocarse, por fin me metía a la cama y
lo dejaba con una erección enorme, al levantarme lo dejaba con su carpa de circo, pensaba:
-me alegro, para que aprenda a respetarme.-

Un viernes por la noche llegó con una cara terrible, cenó, y dejó las llaves del auto
en mi mesita de noche, se acostó y me dio la espalda, ¡por fin se rindió! yo se lo había
contado todo a mi mejor amiga:

RITA: Ten mucho cuidado con lo que haces, Vero, los hombres buscan en la calle lo que no
consiguen en la casa.

YO: ¿Qué quieres decir? ¿Qué acepte el trío o me va a abandonar? (Río) ¡Eso jamás! Me
ama demasiado como para dejarme por un capricho.

RITA: No, si yo estoy de acuerdo contigo, eso es una cochinada, lo que te digo es que no le
quites el sexo, porque se puede buscar una amante y los hombres por un par de nalgas
ajenas son capaces de cualquier cosa.

YO: ¿Tu marido te ha hecho semejante propuesta?

RITA: ¡Claro!...

YO: … ¿Por qué te quedas callada? ¿Qué pasa, Rita… lo tuviste que hacer?
RITA: …pero por favor, no se lo vayas a contar a nadie… sí… al principio me negué, igual
que tú, me indigné, igual que tú, le quité el sexo…

YO: ¡Igual que yo! Ya para de compararnos, anda al grano ¿Qué pasó?

RITA: ¡Pues que se consiguió una amante!... y lo peor… es que fue con… mi hermana
menor…

YO: ¡¿No te lo puedo creer?!

RITA: Le arme una escenita de campeonato… pero al pasar de los días me convenció de
que había sido culpa mía por quitarle el sexo… lo perdoné y… a los días me trajo una
mujer… le dije que lo haría pero solo una vez… fue terrible… chuparle la concha a otra
mujer fue detestable, me dio asco y tuve que correr al baño a vomitar.

YO: No llores, Rita… ay, amiga, que lo siento… ¿Y tu hermana?

RITA: Se los conté a mis papás ¡¿Y sabes que hicieron ellos?! La mandaron a estudiar a
Miami como castigo y ahora la muy puta se está dando vida de reina.

YO: ¿Y por qué no dejaste a tu marido?

RITA: Ay, Vero… si yo no sé hacer nada… si dejara a mi marido tendría que volver con mi
mamá… y te juro que prefiero el trío.

Esa noche me puse mi tanga más sensual, y ya metidos en la cama, lo abracé por
atrás y me aferré a su pene, él al sentir mis manos se volteó y me besó con mucha pasión,
no hay como la cama para buscar la reconciliación, aunque no me gusta mucho hacer el
sexo oral, estaba dispuesta a complacerlo, así que bajé por su pecho hasta su pene, me lo
metí a la boca y empecé a succionarlo, él elevaba más su pelvis metiéndomelo hasta la
garganta, a mí me daban arcadas, pero seguí firme en mi chupada, entonces él agarró
valor, me tomó del pelo y me la metió toda hasta la campanilla, yo empecé a lagrimear, le
rodeaba la cabeza con mi lengua hasta que me bañó la boca de semen, hasta ese día
nunca lo había tragado, pero me sostuvo firme de la cabeza y tuve que engullirlo… al fin de
cuentas, no sabía tan mal.

A partir de esa noche el sexo se reavivó, me hacía el amor todas las noches en
posiciones que yo ni sabía que existían, tal vez por mi educación victoriana yo era muy
tímida para eso del sexo, pero Antonio, poco a poco, fue sacando esa fiera que vive en mí,
eso pensaba en ese momento, sin saber que la fiera se iba a convertir en una monstrua
devoradora de sexo. Volví a manejar mi auto nuevo, la vida me sonreía de nuevo, una de
esas noches en que me tenía al borde del orgasmo volvió a insinuar el tema… yo apuré mis
movimientos y al explotar le dije que teníamos que hablar, le conté la experiencia de Rita y
le dije que yo ni loca le iba a chupar la cuca a otra mujer:

ANTONIO: Pero si no tienes que hacerlo, solo quiero estar con las dos.

YO: ¿Te parece normal que un matrimonio meta a su cama a otra mujer?
ANTONIO: Pero, Vero, estamos en pleno siglo XXI, eso es más normal de lo que tú crees,
muchas parejas lo hacen.

YO: ¿Y por qué tiene que ser otra mujer?

ANTONIO: ¿Quieres otro hombre?

YO: ¡NO! Yo no quise decir eso.

ANTONIO: Yo estoy dispuesto, siempre y cuando luego lo hagamos con otra mujer.

YO: ¿Sería capaz de entregarme a otro hombre con tal de satisfacer tus instintos bajos?

ANTONIO: Ay, amor, no seas tan dramática, es solo un juego de adultos, no


comprometemos sentimientos, es solo sexo.

YO: ¿Y si yo me enamorara del otro hombre?

ANTONIO: Eso nunca pasa, la mayor parte de mis amigos lo han hecho y siguen casados y
más febriles.

YO: ¿Y si tú te enamoraras de otra mujer?

ANTONIO: (Ríe) Los hombres podemos tener sexo sin amor, yo jamás me enamoraría de
otra mujer, te amo demasiado como para dejarte.

YO: Y si te digo que no… ¿Qué pasaría?

ANTONIO: Nada, amor, absolutamente nada.

Pero volvió a cambiar, ahora era él el que casi no me dirigía la palabra y de sexo
¡NADA!, no podía permitir que se buscara una amante, así que usé toda mi sensualidad y lo
volví a prender, él me decía que lo que más le gustaba de mí eran mis nalgas, así que esa
noche me la pasé desnuda caminando por toda la habitación, me inclinaba a recoger
cualquier cosa, hasta que no aguantó más y me jaló a la cama:

ANTONIO: Por favor, amor, deja de castigarme así.

YO: Tú eres el que no quiere nada conmigo.

ANTONIO: Olvida lo del trío, tengo muchas ganas de cogerte.

YO: Yo también tengo ganas…

ANTONIO: ¿Qué?... ¿Ibas a decir algo más?... Dilo.

YO: …es que tengo miedo que ese trío lo hagas con otras dos mujeres.
ANTONIO: ¿Qué te hace pensar eso?

YO: Rita me dijo que ustedes los hombres lo que no tienen en casa lo consiguen en la calle.

ANTONIO: Mira, ¡Que buena idea!, no se me había ocurrido.

YO: Deja de decir estupideces y júrame que nunca vas a buscar otras mujeres.

ANTONIO: ¡Te lo juro!

Y a partir de esa vez empezó a llegar tarde, muy tarde, yo moría de la angustia
imaginándomelo con otras rameras, llegaba tan cansado que no cenaba, no me tocaba, se
despertaba muy temprano y ni siquiera teníamos la oportunidad de desayunar juntos, era
como si viviéramos en un hotel, cada quien hacía sus cosas sin comentarlas, estaba
desesperada, así que acudí a Rita de nuevo:

YO: Ya te conté cómo me siento ¿Qué me aconsejas?

RITA: Lo primero es que no debes de ceder por ningún motivo, eso sería fatal… se me está
ocurriendo una idea brillante… Antonio dice que a él no le importaría compartirte con otro
hombre ¡Ya está! Dile que aceptas el trío con otro, ya verás que cuando lo sienta venir, se le
apagan los fuegos de querer estar con dos mujeres.

YO: ¿Y si se atreve?

RITA: Todos los hombres son iguales, a ninguno le gusta que el amor de su vida, la madre
de sus hijos…

YO: Pero nosotros aún no tenemos hijos.

RITA: Pero los tendrán, no seas tan literal… sea penetrada por otro cabrón.

YO: ¿Tú crees?

RITA: Hazme caso, tengo una amiga que lo hizo y le funcionó.

YO: Gracias, Rita, por lo menos ahora veo una luz al final del túnel.

Presentía que si no hacía algo pronto, el divorcio se avecinaba, le propuse a mi


marido ir a la casita que tenemos en el lago, él muy displicente aceptó ir el fin de semana, al
llegar me puse el biquini más diminuto y salimos en nuestra lancha a pasear por el lago,
cuando estábamos en medio le dije que apagara la lancha, me preguntó para qué y yo sin
darle tiempo a que reaccionara le bajé la calzoneta y me metí su pene a la boca:

ANTONIO: Ay, amor, que rico me mamas la verga.

YO: Ya te he dicho que no me gusta que hables así, respétame.


ANTONIO: ¿Por qué haces esto?

YO: Porque te amo y no quiero perderte.

ANTONIO: ¿Por qué dices eso? Yo también te amo.

YO: Pues porque cada día llegas más tarde, ya hace como un mes que no desayunamos
juntos, como antes y ya no me tocas.

ANTONIO: Es por el trabajo, amor… así, así, mi vida… que rico me la chupas… antes no lo
hacías… ¿Por qué de pronto te gusta chupármela?

YO: Ya te dije, porque te amo… y estoy dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de no
perderte.

ANTONIO: ¡¿Cualquier cosa?!

YO: …sí… cualquier cosa...

ANTONIO: Demuéstramelo.

YO: ¿Cómo?

ANTONIO: Primero necesito que seas más abierta en el sexo.

YO: ¿Qué quieres decir?

ANTONIO: Que hables sucio.

YO: Ya veremos… ¿Qué más?

ANTONIO: Que me dejes metértela por el culo… ¿Ya te rajaste y aún no hemos
empezado?

YO: Todo eso se puede si tú me ayudas ¿Qué más?

ANTONIO: Dime que estás dispuesta a hacer ese trío con otra chica.

YO: Lo estoy, pero con una condición.

ANTONIO: ¿Cuál?

YO: Antes quiero hacerlo contigo y con otro hombre.

ANTONIO: …déjame pensarlo y luego te digo.


Rita era una genia, Antonio no me volvió a sacar el tema, el problema era que ahora
debía comportarme como una mujer de moral distraída y darle las nalgas me iba a doler
mucho.

YO: Rita, funcionó lo que me dijiste, Rita, ¡Funcionó!

RITA: ¿No te dije?

YO: ¿Y tú por qué no hiciste lo mismo?

RITA: Porque mi amiga aún no me había contado nada.

YO: …Rita… ¿Alguna vez tu marido te la metió por atrás?

RITA: Ay, mujer, que preguntas haces.

YO: Contéstame porque es de vida o muerte.

RITA: …pues sí… al principio duele mucho… pero una vez te acostumbras a su tamaño…
pues te diré que ahora hasta me gusta.

YO: Ok. Tendré que ser una prostituta para conservar mi matrimonio, otra pregunta…
¿alguna vez le dices palabras soeces?

RITA: Sí… la primera vez me costó mucho, pero ahora soy una albañila en la cama.

YO: ¿Qué le dices?

RITA: Ay, vero, eso es muy personal.

YO: Ayúdame, Rita, por favor.

RITA: Pues le digo… ¿Te gusta mamarme las tetas?... que huevos tan cargados tienes…
¿Quieres que te haga una cubana?

YO: ¿Qué es eso?

RITA: Te pones su verga en medio de las tetas y se la masturbas con tus chiches, si la tiene
larga se la puedes mamar al mismo tiempo.

YO: ¿Cubana? ¿Por qué le dirán así?... ¿Qué más le dices?

RITA: A veces jugamos a que yo soy su sumisa y hago todo lo que me pide y lo trato de
usted.

YO: ¿Qué más?


RITA: Le digo: soy tu puta, me encanta tu verga… cógeme por el culo… culéame,
reviéntame toda, nalguéame, cabrón, hazme mierda el culo, hijo de puta.

YO: ¡Jesús!… ¿Y tú crees que yo pueda decir semejantes groserías?

RITA: Todas podemos, solo falta que te calienten como es debido y vas a pedir verga hasta
por debajo de las orejas.

YO: ¡RITA!

Siempre trato de ser la mejor en lo que hago y si ahora estaba a prueba mi


feminidad, me iba a convertir en la puta más puta de todas, nunca me había depilado la
vagina, pero por consejo de Rita lo hice, me quedó como de niña, ¿será por eso que los
hombres tienen la fantasía de acostarse con una chiquita?, huy, que horrible… el caso es
que me gustó como me quedó, me rasuré todo el cuerpo, parecía bola de billar, lisita, lisita,
parecía una colegiala adolescente, fui al salón, me hice las uñas, me dieron un masaje
delicioso, total estaba realizada, quedé preciosa, hasta yo misma me reí de mi ocurrencia,
pero era verdad, todos los hombres me volteaban a ver, también compré lencería chiquita,
de esas que usan las actrices porno, al pensar eso me di a la tarea de ver vídeos
cachondos para saber cómo ellas trataban a sus amantes de turno, aprendí mucho con
Laura Montenegro, con Esperanza Gómez, y con Yenny Contreras, esas perras
colombianas sí que eran putas de verdad.

Con mi repertorio putanesco completo, estaba lista para demostrarle a mi marido


que yo también podía ser tan puta en la cama como ellas, después de cenar le pedí que
nos ducháramos juntos, él feliz se desnudó, yo también lo hice y nos metimos bajo el agua
tibia, le agarré la pija y le hice una paja, él sorprendido pero feliz me pidió que se la
chupara, me hinqué, le pelé la verga y le di la mejor mamada de mi vida, luego le lamí los
huevos mientras lo pajeaba, le puse la verga entre mis chiches y le hice una cubana, como
me había enseñado Rita, él se agarró la moronga y me bañó la cara de semen, he de
confesar que me encantó sentir su leche caliente por todo mi rostro, hasta unas gotitas de
semen tragué, luego le limpié la pija y nos fuimos a acostar.

Yo pensé que ahí había terminado todo, pero que equivocada estaba, me acostó
boca arriba y fue bajando hasta mi concha, era delicioso como su boca me chupaba toda la
raja y su legua serpenteante jugaba con mi clítoris, lo más rico fue cuando me metió los
dedos y me presionó el punto G, nunca antes lo había hecho tan sabroso, estábamos muy
calientes, tanto que le inundé la boca con mis jugos, estaba muerta, lo que no sabía es que
Antonio apenas empezaba:

ANTONIO: Mámame la verga, de nuevo.

YO: Lo que usted ordene mi amo. (Estaba dispuesta a todo para satisfacerlo) ¿Le gusta
como lo hago?

ANTONIO: Me encanta… que rica boca tienes… eres una gran mamadora… dime ¿Qué
sientes?
YO: Rico, muy rico, me gusta tenerla en la boca.

ANTONIO: ¿Qué te gusta tener en la boca?

YO: Su pene.

ANTONIO: ¿Entonces por qué dijiste “te-ner-la?

YO: Me encanta mamarle la verga, mi amo.

ANTONIO: Que rico oírte decir la palabra verga ¿Te puedo tratar como mi putita?

YO: A una sumisa no se le pide permiso, amo, se le ordena y si no lo hace, se le castiga.

ANTONIA: Me encanta esta nueva Verónica… ven que te quiero coger… que mojadita
estás… ay que rica tienes la concha… así putita… apriétame la verga con tu cuca
cerradita… ay que rico… levanta el culo que te quiero magrear esas nalgas tan deliciosas
que tienes.

YO: ¿Le gusta que sea su puta, mi amo?

ANTONIO: Me encanta, sumisa.

YO: ¡Ayyyyyy! ¿Qué haces?

ANTONIO: Te meto un dedo entre las nalgas.

YO: ¡Ay!... no, Antonio, sácalo… me duele.

ANTONIO: Silencio, sumisa, que luego te voy a coger por el culo.

YO: ¡¡¡No!!!

Me sacó el dedo y me puso boca abajo, me abrió las nalgas y me lamió el ano,
nunca lo había hecho, menos mal que nos acabábamos de duchar, la verdad sentí muy rico,
como todas las terminaciones nerviosas de mi ano eran acariciadas por esa lengua que me
enloquecía, yo paré más el culo y me abrí las nalgas para que entendiera que me estaba
gustando, él aprovechó mi gesto y con el culo bien lubricado me metió la mitad de su dedo,
al principio no me gustó, pero al sentir su mano en mi clítoris, enloquecí, yo misma paré
más el culo y me trabé su dedo hasta el fondo, eso lo animó y me metió otro más, era
delicioso sentir como las paredes de mi ano se ensanchaban, me volví loca cuando tres de
sus dedos me hurgaban el culo y la cuca al mismo tiempo.

ANTONIO: Ven, que te quiero coger ¿Te gustó?

YO: Me fascinó, amo, usted me está enseñando muchas cosas ricas y estoy dispuesta a
hacer todo lo que quiera.
ANTONIO: Pues te quiero coger por el culo.

YO: Sí, amo, yo también lo quiero probar, pero antes cójame por la cuca, por favor, si no es
mucha molestia.

ANTONIO: Claro que no, mi puta sumisa… ven cabálgame un poco… así, putita… que rico
mueves el culo... ¿Te gustaría tener otra verga en la boca?

YO: ¡¿Qué dices?!

ANTONIO: ¿Por qué me tratas de tu? ¿Eres mi sumisa o no?

YO: …sí, amo… lo que usted diga… me encantaría tener otra verga en la boca y darle una
buena mamada…

ANTONIO: Eso, mi puta, así se hace… espera… que no me quiero venir todavía… lo quiero
hacer en tu culo.

Me colocó de perrita y vuelta a chuparme en medio de las nalgas, yo deliraba de


gusto, pero también tenía mucho miedo al dolor, me volvió a meter los dedos ensalivados y
para mi sorpresa se hundieron sin ninguna dificultad.

YO: Ya, amo, estoy lista, hágalo despacito, por favor… tóqueme la cuca, amo, así me
distraigo del dolor… ay… ayy… suavecito… ayyy… ayyyyyyy, que dolor, sácamela, no
puedo, me duele mucho.

ANTONIO: No te muevas, solo espera que tu culo se acostumbre a mi tamaño… ¿ves?...


así… poquito a poco… te la meto y te la saco despacio, ¿ya va pasando el dolor?... que rico
culo, me vuelven loco tus nalgas…

YO: No deje de tocarme el clítoris, amo, por favor… ay… así… despacito… ya casi no me
duele… si quiere intente meterme toda la verga en el culo, amo, pero despacio… así.

ANTONIO: Que rico… ya te la tragaste toda… me calienta mucho comerte el culo… eres
toda una puta… ahora te doy vuelta sin sacarte la verga para que otro hombre te llene la
cuca de verga…

YO: Cuidado, amo, no me la vaya a sacar, porque duele mucho la metida.

ANTONIO: ¿Quién quieres que te dé verga por la cuca?... ¡habla, cabrona!

YO: No sé… el que usted quiera, amo.

ANTONIO: El que te desvirgó…

YO: ¿Mi primo Miguel?... bueno…

ANTONIO: Pídele que te coja.


YO: Cómo usted ordene, mi amo… Miguel, por favor, cógeme por la panocha… quiero
sentir dos vergas al mismo tiempo… así, Miguel… háganme mierda, par de cabrones,
destrócenme, pártanme en dos, denme verga hijos de puta.

ANTONIO: ¡Que rico!... prepárate… que el fin de semana viene Miguel.

YO: ¡¡¡¿Qué?!!!

CONTINUARÁ…

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