Está en la página 1de 8

CRIPTORQUIDIA

La criptorquidia es la falta de descenso de los testículos. El problema


aparece cuando los testículos no se encuentran en su localización normal,
en el escroto.

En un animal criptórquido los testículos no descienden correctamente en el


desarrollo. En vez de alojarse en el escroto, quedan retenidos en el
abdomen, en el canal inguinal o en la zona de la ingle y no se palpan en su
localización normal. El problema puede afectar a un testículo (monorquidia)
o a los dos testículos (criptorquidia).

Este problema suele tener una base hereditaria y es más frecuente en razas
como Yorkshire, Caniche, Husky, Schnauzer miniatura, etc. La única
medida de prevención posible para evitar que ocurra es una adecuada
selección de padres; se deben cruzar sólo aquéllos ejemplares que no
transmiten el defecto.

Diagnóstico

El proceso de descenso de los testículos se completa en el macho hacia las


tres semanas después del nacimiento. El descenso de los testículos es más
improbable a partir del cuarto mes pero a veces se retrasa incluso hasta los
siete u ocho meses de edad. El diagnóstico del problema se hace por
palpación. Puede ser necesario un examen ecográfico para buscar y
determinar dónde está el testículo no descendido.

El testículo sin descender no es normal, es un testículo incapaz de producir


espermatozoides debido a la elevada temperatura a la que está sometido.
La criptorquidia de los dos testículos produce esterilidad. En los animales
monórquidos, el testículo que se encuentra en la bolsa escrotal es normal,
es decir, el perro es fértil, pero su número de espermatozoides es menor y
además pueden transmitir este defecto a su descendencia por lo que no
deben ser cruzados.

Tratamiento

Los animales con este problema deben ser castrados por dos motivos:

 Los animales criptórquidos no deben usarse para criar ya que este


trastorno es posiblemente hereditario.

 Está descrito que el riesgo de neoplasia en el testículo no descendido


es mayor que en un testículo normal ya que está expuesto a una
temperatura corporal mayor a la que tendría en el escroto.
ADIESTRAMIENTO

Los ejercicios le estimulan mentalmente, pudiendo reducir sensiblemente


problemas de nervios, depresión, aburrimiento, dependencia excesiva
respecto al dueño, etc.

Durante el adiestramiento de perros, en el proceso de obediencia básica


con correa, el dueño aprende a comunicarse de forma efectiva con su
animal, es decir, a darle órdenes de una manera que el perro entienda.

Establecer una buena comunicación entre el dueño y el perro es el primer


paso imprescindible para que su relación mejore y para poder aplicar,
seguidamente, las terapias conductuales y las terapias emocionales que
cada animal precise, según las conductas que su dueño quiera corregir.

Durante los ejercicios de obediencia con correa el animal se calma, pues en


este proceso se trabajan de forma específica temas tan importantes como la
focalización de la atención, la paciencia (que no estire de la correa), y la
seguridad en sí mismo que siente el perro.

Una buena obediencia con correa va a ayudarnos, por lo tanto, a reducir en


gran medida los miedos y los nervios de nuestro perro. Esto, a su vez,
contribuirá a que disminuyan sus ganas de ladrar a personas o a otros
perros, de coger cosas del suelo, etc.

Es imprescindible que su dueño aprenda a entenderlo y a comunicarse con


él de forma correcta y efectiva, para que ambos se ahorren una convivencia
desagradable, con gritos continuos o, incluso, disgustos mayores. El
adiestramiento es pues imprescindible para una buena convivencia entRe
ambos.

Es el dueño el que debe modificar su forma de actuar para que el perro


cambie sus actitudes no deseadas. Si el dueño no aprende a emplear de
forma correcta las técnicas que el adiestrador le enseñe, será como ir a la
autoescuela para aprender a conducir y no coger nunca el volante,
esperando que sea el profesor el que conduzca.

FOCALIZACIÓN

Podríamos definir focalizar como “dirigir el interés o los esfuerzos que se


encuentran al alcance de la mano hacia un centro o foco determinado”. Es
decir, poner todo nuestro empeño en únicamente realizar de la mejor
manera posible esa actividad que desempeñamos en el presente.

 ¿Cómo conseguimos un perro focalizado, que emplee toda su


concentración? Como siempre, mucho entrenamiento optimizando el
rendimiento. El refuerzo es la clave.

Hay que reportarle mucho feedback (realimentación) a nuestro perro cada


vez que lo haga bien.
Los perros deberían ser los mejores en esto de la focalización porque viven
el momento siempre con entusiasmo.

Utilizar el refuerzo positivo (tono de voz amable), cada vez que nuestro
perro tire sin distraerse con nada.

Si en algún momento comienza a distraerse, simplemente detenemos


nuestra marcha, esperamos unos instantes y continuamos

Utilizar muchos tiempos muertos en nuestro entrenos. Esto suele ayudar a


que el perro se motive y focalice en lo que está haciendo.

Ser constantes y crearnos unos hábitos de entrenamiento.

Poner todo nuestro empeño en focalizarnos en una única cosa cada vez
que entrenamos.

Cuando estemos entrenando, identificar qué fue lo que distrajo a nuestro


perro e intentar que no pase la próxima vez. Siempre surgirá la oportunidad
de una distracción, así que nuestra misión es ayudar al perro a acertar y no
a fallar. Bajamos la intensidad de ese estímulo que le hizo perder la
focalización. Por ejemplo, si fue una persona, le pedimos a esa persona que
tome un poco más de distancia. Si fue el paso de un charco, quizá
deberíamos antes elegir uno más pequeño y bordearlo antes de intentar
cruzarlo por completo.

En primeras fases del entrenamiento, debemos eliminar toda distracción


que pueda hacerle perder la concentración a nuestro perrete: un camino con
demasiados estímulos, personas andando, un terreno muy irregular, algún
aparato móvil que llevemos con nosotros y que pueda sonar mientras
entrenamos, un sitio con muchos ruidos… lo mejor es decidir bien en dónde
vamos a entrenar, lo más silencioso y “abandonado” posible, sin
distracciones.

Si eres constante, empático y respetas los tiempos de tu perro, los dos


llegaréis a correr focalizados, disfrutando del aquí y el ahora.

La Atención es definida por diversos autores de la siguiente manera:

1.- El proceso a través del cual podemos dirigir nuestros recursos mentales
sobre algunos aspectos del medio, los más relevantes, o bien sobre la
ejecución de determinadas acciones que consideramos más adecuadas de
entre las posibles. Hace referencia al estado de observación y de alerta que
nos permite tomar conciencia de lo que ocurre en nuestro entorno
(Ballesteros, 2002).

2.-(Tudela, 1992) ha definido la atención como un mecanismo central de


capacidad limitada cuya función primordial es controlar y orientar la
actividad consciente del organismo conforme a un objetivo determinado.
La palabra proviene del término latino attentio, que significa “acción de
tender hacia”.

Para la Psicología, la atención es una cualidad de la percepción que


funciona como una especie de filtro de los estímulos ambientales,
evaluando cuáles son los más relevantes y dotándolos de prioridad para un
procesamiento más profundo.

Por otra parte, la atención también es entendida como el mecanismo que


controla y regula los procesos cognitivos.

Características de la atención

Las características o atributos más importantes de la atención son:

‐ Amplitud: Se refiere tanto a la cantidad de información que se puede


atender a la vez como al número de tareas que se pueden realizar
simultáneamente. Es limitada y depende de una serie de características
coma el tipo de información que se ha de atender, el nivel de dificultad de
las tareas y el nivel de práctica y automatización.

Cuando sobrepasa de cuatro a nueve factores, será necesaria la utilización


de otros recursos.

‐ Actividad: La atención supone un incremento en la actividad del sistema


nervioso e intelectual del alumno.

‐ Selectividad: Se refiere al tipo de estímulos o de tareas que se


seleccionan. La selección, realizada en parte por exigencias de la limitación
de la amplitud, se realiza tanto a nivel cualitativo (tipo de estímulos o de
tareas) como cuantitativo (número de estímulos o de tareas). La atención es
selectiva. Esta selectividad viene marcada por la limitación de información
que una persona puede procesar. Esta característica hace que se
establezcan jerarquías, prioridades, filtrando la información y dejando pasar
solo aquello que es importante ó relevante.

‐ Intensidad: Se refiere a la cantidad de atención que prestamos a un


objeto o tarea.

Está directamente relacionada con el nivel de alerta y vigilancia y no es


constante.

Puede depender de diferentes variables endógenas o exógenas (Estaún,


Añaños y Zaragoza, 1993).

‐ Oscilamiento o desplazamiento (shifting): Se refiere al continuo cambio


u oscilamiento que realiza la atención cuando el sujeto tiene que atender
diferentes tareas o procesar dos o más tipos de información al mismo
tiempo.
‐ Control: Para algunos autores como Tudela (1992), el control es una de
las funciones más importantes de la atención pues caracteriza la mayoría de
las actividades que responden a unos objetivos y requieren unas respuestas
determinadas. La atención es un proceso organizado de forma lógica, que
responde a objetivos marcados por el sujeto. En las acciones formativas, el
conocimiento del alumno de los objetivos del aprendizaje facilita el proceso
selectivo y organizativo de la atención. Ruiz‐Vargas (1993) describe
diferentes modelos de control de la atención y considera que la idea de
control significa dirigir el pensamiento y la acción hacia una meta.

La atención es una herramienta de adaptación. El nivel de atención es


máximo al iniciar un comportamiento o actividad novedosa y comienza a
disminuir cuando el sujeto adquiere control sobre la situación,
automatizándose el proceso y prestando atención sólo ante problemas o
posibles fallos. Algunas de estas características son la base de diferentes
clasificaciones que se han hecho de la atención.

Manifestaciones de la atención

Siguiendo el esquema propuesto por García Sevilla (1997), la atención se


manifiesta básicamente a partir de tres tipos de actividades o experiencias:
la actividad generada por el sistema nervioso, la actividad cognitiva y la
experiencia subjetiva.

Actividad generada por el sistema nervioso

Incluye las respuestas internas (fisiológicas) y externas (motoras) que


realiza el sistema nervioso cuando el sujeto presta atención o cuando
aparecen estímulos novedosos o interesantes.

Actividades fisiológicas (internas) Se pueden observar y medir de forma


directa. Las más representativas son:

‐ La actividad cortical. Se manifiesta a partir de la actividad


electroencefalográfica (EEG) y los potenciales evocados.

‐ La actividad del sistema nervioso periférico. Se manifiesta a partir de la


actividad electrodérmica (AED), la actividad electromiográfica (EMG), la
frecuencia cardiaca (FC) y la dilatación pupilar.

Actividades motoras (externas) Consisten en una serie de cambios


corporales que se realizan durante el acto atencional o cuando aparece un
estímulo novedoso o intenso.

Los más frecuentes son:

‐ Giros de la cabeza.

‐ Inhibición de otras actividades motoras.

‐ Ciertos ajustes corporales.

‐ Movimientos oculares.
Actividades cognitivas

Son una serie de tareas que el sujeto puede realizar prestando


determinados niveles de atención. Algunas de las actividades cognitivas
más representativas consisten en la realización de las siguientes tareas
ante la presentación de determinadas señales o estímulos:

‐ Detección

‐ Discriminación

‐ Identificación

‐ Recuerdo

‐ Reconocimiento

‐ Búsqueda

El rendimiento en este tipo de tareas, que se puede relacionar directamente


con el nivel de atención del sujeto, se puede medir a partir de diferentes
índices, siendo los más utilizados:

‐ El tiempo empleado en la realización de la tarea.

‐ La frecuencia o porcentaje de aciertos.

‐ La frecuencia o porcentaje de errores.

‐ El tiempo de reacción

Tipos de atención

Bajo diferentes criterios se han propuesto diferentes clasificaciones de la


atención.

García Sevilla (1997) y Rosselló (1997) distinguen, entre otros, los


siguientes tipos de atención:

Atención externa y atención interna: Clasificación realizada en función


del objeto al cual va dirigida la atención: la interna se dirige a los propios
procesos y representaciones mentales y la externa a los sucesos
ambientales.

‐ Atención abierta y atención encubierta: Clasificación realizada en


función de las manifestaciones (externas/abierta o internas/encubierta) de la
atención.

‐ Atención voluntaria y atención involuntaria: Clasificación realizada en


función del grado de control que realiza el sujeto en el acto atencional: la
atención involuntaria es aquella a través de la cual se captan
automáticamente y de forma refleja unos determinados estímulos y la
atención voluntaria es aquella a través de la cual somos capaces de
responder voluntariamente a unos estímulos monótonos o poco atractivos.
‐ Atención visual y atención auditiva: Clasificación relacionada con la
modalidad sensorial de los estímulos y sus características. Las modalidades
de atención más estudiadas son la atención visual y la atención auditiva;
según Rosselló (1997) entre ambas modalidades hay diferencias, entre las
cuales destaca la asociación de la información visual con la espacialidad y
la auditiva con la temporalidad; esta diferencia determina importantes
diferencias teóricas en los modelos explicativos de la atención, según se
basen en una u otra modalidad.

‐ Atención selectiva, atención dividida y atención sostenida:


Clasificación realizada en función de los mecanismos implicados (selección,
división o mantenimiento de la atención respectivamente). Es una de las
clasificaciones más utilizadas.

Atención selectiva o focalizada

Tipo de atención que se produce cuando un organismo atiende de forma


selectiva a un estímulo o a algún aspecto de este estímulo, de forma
preferente a los otros estímulos.

Está relacionada con la capacidad limitada del propio acto atencional, que
conlleva a la selección de estímulos. La selección atencional se puede dar
de das formas:

‐ Selección de la información o de los estímulos que se presentan

‐ Selección de la respuesta y/o del proceso que se va a realizar. Se realiza


una vez procesada la información previa

La edad cambia la capacidad de atención del perro

Todos los que tenemos o hemos tenido perro y hemos estado presentes en
las diferentes fases de su vida nos hemos dado cuenta, de una forma más o
menos intuitiva, que la capacidad de atención del perro con respecto a las
personas y objetos tiene cambios conforme avanza en su vida. Estos
cambios han sido objeto de estudio en el Clever Dog Lab de la Universidad
de Medicina Veterinaria de Viena donde examinaron 145 Border Collie de 6
meses a 14 años.

1. Los humanos son más interesantes que los objetos

Los perros se enfrentaron a dos pruebas para determinar la rapidez con la


que perros de diferentes edades prestan atención a los objetos o a los seres
humanos:

- Presentaron a los perros un juguete suspendido de repente del techo. De


inicio, todos reaccionaron con una velocidad similar al estímulo, pero
los perros más mayores perdieron interés por el objeto más
rápidamente que los perros más jóvenes.
- Una persona que el perro conoce entra a pintar la pared con un
rodillo. Todos los perros reaccionaron durante un periodo de tiempo
más largo ante la persona con el rodillo de pintura en su mano que
ante el juguete suspendido del techo.

La conclusión a la que llegaron fue que la atención de los perros ante


un estímulo social es más pronunciada que ante uno no social. Los
canes prestan atención durante más tiempo a personas con un objeto
en sus manos que a los objetos por sí mismos. Los perros más viejos,
como también pasa con los humanos, se comportaron de forma más
calmada y menos afectados por los nuevos estímulos.

2. La atención selectiva es más alta a la mitad de la edad adulta

Los perros participaron en una tarea de atención alterna, donde tuvieron


que realizar dos acciones de forma consecutiva midiendo el tiempo en
realizarlas: encontrar un premio de comida tirado en el suelo por el
experimentador y después realizar contacto visual.

Las habilidades sensoriales y motoras fueron más altas entre los


perros de mediana edad (de 3 a 6 años), como ocurre con los humanos
de entre 20 y 39 años. A los perros más jóvenes les fue peor,
seguramente por falta de experiencia, y también a los mayores.

3. Los perros adolescentes también son difíciles

La etapa de adolescente del perro (1-2 años) afecta a su capacidad de


prestar atención: pueden reaccionar con cierto retraso a las acciones que se
les piden. Sin embargo, los investigadores encontraron que mejoraban con
mayor rapidez que otros grupos de edades después de varias repeticiones.
Por lo tanto, los perros adolescentes tienen un gran potencial de
aprendizaje y capacidad de entrenamiento.

4. Un modelo para el déficit de atención y el Alzheimer

Los investigadores creen que en la medida en que el desarrollo de la


atención a lo largo de la vida del perro es similar al desarrollo humano en
muchos aspectos, la observación del comportamiento de los perros
puede ser un modelo válido para entender aún más enfermedades
como el trastorno por déficit de atención / hiperactividad o el
Alzheimer.

Como dice Josep Call (Catedrático sobre los Orígenes Evolutivos de la


Mente Universidad de St Andrews) en la presentación del libro 'Tu perro
piensa y te quiere' de Carlos Alfonso López: "Las ciencias del
comportamiento han descubierto más sobre los perros en los últimos
diez años que en toda su historia anterior"

También podría gustarte