Puede notarse una cierta idea directriz en los textos de Caso, dicha idea consiste en una
especie de bifurcación surgida a partir de una doble pregunta: ¿qué es el mundo? ¿Qué valor
tiene? La primera pregunta se cuestiona por el mundo en tanto que objeto de conocimiento,
mientras que la segunda se cuestiona por él en tanto que objeto de la voluntad, ambas
preguntas, según Caso, constituyen la filosofía —la filosofía es la respuesta a esta doble
pregunta por el mundo—. Así pues, los caminos que traza esta búsqueda doble determinan
los dos tipos de “genio filosófico”: de acuerdo con Caso, en la historia del pensamiento
pueden distinguirse dos linajes de genios: heroicos y discretos. El heroico tiene como
carácter esencial un cierto poder de invención llamado intuición filosófica; el discreto —por
otra parte— se caracteriza por su objetividad. Ahora bien, ¿qué es lo que diferencia
radicalmente a una actitud con respecto de la otra? ¿Qué implicaciones tiene cada una? La
diferencia más radical parece ser el trato que tiene cada una con respecto a la verdad: el
heroico no pretende hallar la verdad, no quiere poseerla, descubrirla, más bien, la actitud
heroica implica un esfuerzo constante en la persecución y preocupación por la verdad; por
su parte, la actitud discreta tiene como carácter esencial la objetividad, es decir, implica el
alcance de un conocimiento exacto y ecuánime. De acuerdo con esto, para Caso, el filosofar
es el término medio entre estos dos polos, es decir, el filosofar consta en el punto medio entre
invención —intrepidez— y discreción, por lo tanto, el auténtico genio filosófico no es más
que una síntesis entre lo heroico y lo discreto.
A pesar de esta definición de filosofia, no deja de percibirse por parte de Antonio Caso una
cierta inclinación por la actitud heroica; y a partir de todo esto cabe preguntar: ¿Qué tan
pertinente resulta dicha diferenciación? ¿Es realmente la filosofía o el filosofar un punto
medio entre la invención y la discreción? Algo que me parece importante destacar es el trato
de la verdad que sugiere Caso, pues a partir de ello puede arrojarse la siguiente cuestión:
¿Cuál será el fin último de la filosofía: el alcance o posesión de la verdad o la investigación
constante y perpetua de ésta? La posesión de la verdad, entendida como un acto logrado,
implica reposo, un cese de acción o movimiento —quizás implique también cierto goce o
deleite—, pero tal y como señala Caso puede percibirse cierta afinidad entre el reposo y el
dogma, pues ¿qué es a fin de cuentas el dogma sino un algo inamovible? Por otra parte, la
Peinado Gaona Eduardo
Temas selectos de filosofía en México