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SEPTIEMBRE 2007
INTRODUCCIÓN
Para iniciar este módulo de carácter curricular y formarse una visión sobre los
fundamentos e implicancias que tiene e impone una formación de esta
naturaleza, es necesario conocer y comprender ciertas concepciones
asociadas al término “competencias”, como también reconocer el análisis y
crítica que hacen algunos autores al respecto.
Los insto a leer, compartir las opiniones que les generan los textos y
fundamentalmente a analizar y criticar aquellos planteamientos que consideren
más relevantes, tomando progresivamente una posición profesional sobre la
formación basada en competencias.
Teorización sobre la formación laboral en la Educación
Superior
Autora: Máryuri García González.. Ingeniera Forestal. Profesora Investigadora
del Centro de Estudios de Ciencias de la Educación Superior. (CECES),
perteneciente a la Universidad de Pinar del Río. Cuba.
En todo sistema social están presentes los diferentes saberes; cada profesión se
construye sobre la base de ellos. La escuela a través del currículo selecciona de
esos sistemas de saberes lo que un profesional necesita conocer para resolver
una determinada gama de problemas en el sistema social, lo que la hace eficaz.
El proceso didáctico hará que esa adquisición de saberes sea más eficiente.
Los tres procesos, el currículo y el didáctico, bajo un sistema pedagógico
relacionan el sistema del mundo de la escuela con el sistema del mundo de la
vida, lo que lo hace efectivo. (Álvarez de Zayas. C. 2003)
La esencia del mencionado proceso no es más que el resultado de las relaciones
entre las dimensiones instructiva, educativa y desarrolladora que nos permite
establecer y dejar claro el tipo de hombre a formar y las características y
competencias esenciales a desarrollar en él.
Además de la formación profesional de los estudiantes, la selección del
contenido tributa al desarrollo de conocimientos, habilidades, valores y
actitudes; con la finalidad de que desarrolle el pensamiento crítico, creativo y
contribuya a la toma de decisiones. Estas habilidades tributan a desarrollar
maneras de laborar, que logren que el estudiante una vez graduado pueda
resolver problemas reales de la producción.
El contenido pasa a través de la personalidad del alumno en todos sus procesos
cognitivos y volitivos. (4)
Teniendo en cuenta lo anterior podemos decir, que los estudiantes se apropian
de los conocimientos de forma integral e individual sin desligar su personalidad
y sin olvidar además sus necesidades, intereses, motivaciones, sentimientos y
aspiraciones; cuestiones estas que influyen directamente en el grado de
apropiación de los conocimientos y por tanto en su preparación y puesta en
práctica.
Aprender a pensar, implica que el estudiante se apropie de la lógica del
pensamiento, lo que equivaldrá a poder enfrentarse a cualquiera de los
problemas presentes en su campo de acción. El poder es la expresión sintetizada
del saber hacer que le da un sentido lógico al proceder del sujeto, que es el para
qué. La sistematización del hacer en la subjetividad humana permite conformar
su pensamiento.
Para el desarrollo del pensamiento es necesario ser capaz de aprender lo
particular interiorizando y sumido en lo general y viceversa; y así poder
contextualizar lo que hace y piensa.
Retomando una idea de Álvarez de Zayas. C. 2003, la sistematización del
conjunto de capacidades y competencias conforma, en el plano de la
subjetividad, de su espiritualidad, el poder del sujeto, por lo que se siente más
confiado, seguro y dispuesto a enfrentarse a la realidad social.
Un rasgo esencial de la formación laboral es la relación entre teoría y práctica.
En esta relación la práctica delimita la teoría necesaria, la relación entre las
condiciones y demandas de las situaciones concretas en el trabajo (la práctica)
con las necesidades de sistematización del conocimiento (la teoría), es más
significativa para el sujeto si la teoría cobra sentido a partir de la práctica; es
decir, si los conocimientos teóricos se abordan en función de las condiciones
concretas del trabajo y si se pueden identificar como situaciones originales de la
práctica.
De este modo, un currículo por competencias, que articula conocimientos
científicos, globales y experiencias, que se proponga además reconocer las
necesidades, problemas de la sociedad en lo que está inmerso y la realidad de la
práctica social y laboral; será un currículo orientado a la formación profesional
en el que se identifiquen las competencias profesionales indispensables para el
establecimiento del perfil de egresado del futuro profesional. Todo ello definido
mediante un diagnóstico de las experiencias laborales y sociales de la realidad,
de la práctica profesional de los estudiantes y egresados, del desarrollo y
vinculación de la disciplina con la práctica y del mercado laboral imperante.
Una vez que se establezcan los niveles de competencias, las asignaturas que
integran el currículo, consideradas como unidades de aprendizaje, se articulan
en relación con la problemática y necesidades encontradas en el diagnóstico, las
que están llamadas a darle a los estudiantes las herramientas necesarias para
enfrentarse y apropiarse de saberes necesarios para su desempeño laboral una
vez graduados.
Un currículo basado en competencias dirigido a la formación laboral del
egresado va encaminado al desarrollo de las capacidades intelectuales
indispensables para el aprendizaje de la profesión seleccionada, en la que se
tienen en cuenta los conocimientos adquiridos en niveles educativos previos;
desarrollando en el estudiante la capacidad de solucionar y responder ante
situaciones laborales complejas que puedan presentarse ya sea generales o
vinculadas al ejercicio de la profesión, vinculadas o no a condiciones específicas
de ejecución.
Para que este profesional una vez graduado pueda dominar la actividad laboral,
es necesario que su formación transcurra vinculada directamente a la práctica y
en ella vaya descubriendo su actividad y encargo social, donde poco a poco irá
dominando su profesión y las actividades más cotidianas de la misma; todo ello
sin apartar la instrucción del sujeto, con la cual formamos al hombre en una
rama del saber humano, o sea en una profesión y lo preparamos para la vida.
Las competencias se pueden desglosar en unidades de competencia, definidas
dentro de la integración de saberes teóricos y prácticos que describen acciones
específicas a alcanzar, las cuales deben ser identificables en su ejecución. Las
unidades de competencia tienen un significado global y se les puede percibir en
los resultados o productos esperados, lo que hace que su estructuración sea
similar a lo que comúnmente se conoce como objetivos; sin embargo, no hacen
referencia solamente a las acciones y a las condiciones de ejecución, sino que su
diseño también incluye criterios y evidencias de conocimiento y de desempeño.
La agrupación de diferentes unidades de competencia en grupos con clara
configuración curricular da cuerpo a las mismas competencias profesionales. (5)
Los sistemas de conocimientos y de habilidades como componentes de las
capacidades intelectuales y condiciones para el desarrollo del pensamiento
adquieren dimensión didáctica en los contenidos de la enseñanza – aprendizaje
y su asimilación exige de una dimensión pedagógica, teniendo en cuenta las
conclusiones de las investigaciones psicológicas. (Según Álvarez de Zayas, R.
M).
Es por ello que las habilidades tienen la finalidad de que el alumno comprenda,
domine y aplique el conocimiento adquirido; el hombre como ser bio–psico
social se forma a través de la actividad, para alcanzar esta finalidad ocurre una
mediación psico–didáctica, propia del proceso docente, en la cual el
pensamiento del alumno actúe sobre el objeto de conocimiento o sobre fuentes
en que se representa, comunicándose a través del lenguaje, mediante el que
expresa el proceso producto de su comprensión del conocimiento, al
relacionarse con los demás sujetos que conviven a su alrededor y que se
vinculan de una u otra forma en dicho proceso.
La formación de habilidades y su influencia para la vida
laboral.
La actividad, según Álvarez de Zayas. C. 2003 es el tipo de contenido dinámico
del proceso que desarrolla el hombre, desde el punto de vista de la satisfacción
de sus necesidades, mediante la transformación del medio que lo rodea, lo que
precisa la pertinencia del mismo, durante el diseño del mismo. En la actividad
es que el hombre se vincula con otros para, en conjunto emprender tareas más
complejas, de esas relaciones sociales surgió el lenguaje y su vínculo dialéctico,
el pensamiento.
De ahí que Álvarez de Zayas, R. M; considera que las habilidades se clasifican
en:
o Habilidades del pensamiento.
o Habilidades del procesamiento de la información.
o Habilidades de la comunicación.
o Habilidades profesionales.
Conclusiones generales.
Podemos concluir entonces planteando que las competencias no se forman solo
en un momento de la vida, sino que es un proceso continuo y permanente en el
que incide el aprendizaje de la persona en todas las etapas de su vida solo que en
cada etapa se forman o consolidan estas competencias en dependencia del grado
de complejidad, nivel o necesidad del sujeto y de la situación presentada.
En su formación incide la escuela, la familia, la comunidad, el entorno social de
manera general. La Universidad por tanto, debe brindar a sus estudiantes la
posibilidad de enfrentar el mundo del laboral y la profesional con
potencialidades que le permitan una actuación profesional eficiente y acorde
con su tiempo.
Referencias Bibliográficas.
1. Moran, Edgar. Los cuatro saberes de la educación. (Versión digital).
2. Pagés, J. El currículum de historia y la formación didáctica del
profesorado. Encuentro Pedagogía 95. Ciudad Habana. 1995.
3. Álvarez de Zayas, R. M. Pedagogía y didáctica.
4. Álvarez de Zayas, C. Epistemología Educativa. Universidad de Sucre.
Bolivia. 1995.
5. http://educacion.jalisco.gob.mx/consulta/educar/13/13Huerta.html.
Huerta Amazola, J y Colectivo de autores. Desarrollo curricular por
competencias profesionales integrales.
6. Mertens L. La Gestión por Competencia Laboral en la Empresa y la
Formación Profesional. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). 2000.
7. Álvarez de Zayas, C. Pedagogía. Un modelo de formación del hombre.
Grupo editorial Kipus. Bolivia. 2003.
8. CINTERFOR/OIT. Las 40 preguntas más frecuentes cobre competencia
laboral. Versión digital.
9. Iñigo, E y Sosa, A. M. Artículo: Emergencia y actualidad de las
competencias profesionales: Apuntes para su análisis. Revista cubana de
Educación Superior. Vol. XXIII. No.2. 2003.
10. Torrado Pacheco, M. C. El desarrollo de las competencias: una propuesta
para la educación colombiana. Universidad Nacional de Colombia.
Memorias del Taller sobre Evaluación de Competencias Básicas.
11. http://www.educaweb.com/esp/secciones/sección.asp?sec=25&.op=5.
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laboral. Versión digital.
6. Díaz Domínguez, T. Temas sobre Pedagogía y Didáctica de la Educación
Superior. Fundación Educativa ESUMER. Medellín. Colombia. 2004
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competencias profesionales integrales. .
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9. Iñigo, E y Sosa, A. M. Artículo: Emergencia y actualidad de las
competencias profesionales: Apuntes para su análisis. Revista cubana de
Educación Superior. Vol. XXIII. No.2. 2003.
10. López Hurtado, J y Colectivo de autores. Fundamentos de la Educación.
Ministerio de Educación Superior. Editorial pueblo y educación. Cuba.
11. Mertens L. La Gestión por Competencia Laboral en la Empresa y la
Formación Profesional. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). 2000.
12. Moran, Edgar. Los cuatro saberes de la educación. (Versión digital).
13. Pagés, J. El currículum de historia y la formación didáctica del
profesorado. E
14. Quezada Martínez, H. Competencias laborales, evolución y tipologías.
http://www.gestiopolis.com/canales/derrhh/articulos/64/clevol.htm
15. Torrado Pacheco, M. C. El desarrollo de las competencias: una propuesta
para la educación colombiana. Universidad Nacional de Colombia.
Memorias del Taller sobre Evaluación de Competencias Básicas.
El Enfoque por Competencias en la Educación
Araceli López Ortega
Pedro Emiliano Farfán Flores
Universidad de Guadalajara
En Términos Pedagógicos
Centrar los resultados en el desempeño implica modificar, no sólo los modelos
curriculares,
sino también las prácticas docentes, donde la enseñanza y la evaluación que
tradicionalmente se había centrado en la información que el alumno almacenaba,
deben cambiar.
La educación basada en competencias se refiere, en primer lugar a una experiencia
práctica y a un comportamiento que necesariamente se enlaza a los conocimientos.
En los últimos años se ha presentado la discusión, tanto en contextos internacionales
como
nacionales, en torno a las capacidades que los egresados deben poseer al terminar
sus estudios. De igual manera se han discutido las diversas perspectivas teórico-
metodológicas bajo las cuales se plantea lograr no sólo una vinculación exitosa entre
la teoría y la práctica, sino también entre la formación de los profesionales y las
demandas de los contextos ocupacionales.
Así una de las perspectivas para la formación de recursos humanos que se ha
utilizado en varios países es la teoría del capital humano. Esta es el marco en el que
se sustenta la formación educativa basada en el logro de competencias terminales
denominadas “laborales”. La denominación trataba de expresar los estándares de
desempeño que se requerían en puestos laborales determinados. El concepto de
competencia laboral tiene un muy variado listado de acepciones según el país y los
niveles de aplicación, así como las dificultades para su implementación.
La competencia laboral se ha identificado como la construcción social de aprendizajes
significativos y útiles para el desempeño productivo en una situación real de trabajo
que se obtiene no sólo a través de la instrucción, sino también mediante el
aprendizaje por experiencia en situaciones concretas de trabajo. En este sentido
Mertens, plantea que se demanda un “saber hacer” del personal de una empresa o
institución, especialmente del operario, basado en diferentes y muchas veces,
mayores conocimientos, habilidades y actitudes, que en el pasado.
Si bien es cierto que esta perspectiva es conductual, se han realizado acercamientos
también desde otro enfoque representativo como lo es el Construccionismo. Un
importante avance en el desarrollo del concepto de competencia se ha encontrado en
el marco del enfoque holístico, el cual plantea que una competencia no sólo es un
conjunto de aprendizajes significativos, sino que estos van acompañados de una serie
de atributos, valores y contextos. Lo anterior ha impactado en el tipo de formación
que se debe dar en la educación escolarizada. Existen diferentes experiencias de
aplicación del concepto de competencia en la formación de recursos humanos, estas
líneas de trabajo han tenido un
desarrollo significativo en el Reino Unido, Australia y muy recientemente en México.
Australia es el país que se ha destacado en el desarrollo del enfoque basado en
competencias. Entre los factores que determinaron la opción de este enfoque Gonczi
cita lo siguiente: “...el proporcionar capacitación y conocimientos valiosos, pertinentes
y significativos... llevar a las masas capacidades de orden superior del tipo que
tradicionalmente se reserva una élite...” entre otros elementos, este mismo autor
definió a la competencia integrada como una compleja estructura de atributos
(conocimientos, valores, habilidades y actitudes) que se utilizan en diversas
combinaciones para llevar a cabo tareas ocupacionales; este enfoque es holístico e
integra y relaciona atributos y tareas, permite que ocurran varias acciones
intencionales simultáneas, toma en cuenta el contexto y la cultura del lugar de trabajo
donde tiene lugar la acción, asimismo, incorpora la ética y los valores como elementos
del desempeño competente. Una persona competente se define como aquella que
posee los atributos (conocimientos, valores, habilidades y actitudes) necesarios para el
desempeño del trabajo de acuerdo con la norma apropiada.
Posteriormente Hager haciendo una reflexión desde un punto de vista filosófico,
refieren que las competencias tendrán que ser holísticas en ciertos aspectos y
atomistas en otros. Indican que existen por lo menos cuatro sentidos importantes en
que las normas de competencia integradas son holísticas:
1. Integra y relaciona atributos y tareas.
2. Las normas de competencia integradas se refleja en el requisito de que las acciones
intencionales claves deben presentar el nivel adecuado de generalidad.
3. La naturaleza holística de dichas normas de competencia se deben también al
hecho de que las tareas (o acciones intencionales) no son distintas ni independientes.
4. Las acciones intencionales implican lo que se llama “interpretación situacional”, es
decir, la idea de que el profesional toma en consideración los diferentes contextos en
que funcionan, lo cual es inherente a las normas de competencia.
Además, para Gonczi y Hager, desde el punto de vista holístico, la competencia
integrada, es más que una lista de tareas a desempeñar en un contexto laboral.
Agrega dos dimensiones: por un lado se encuentran los atributos del profesional
experto (valor agregado al desempeñarse en el trabajo) y por otro, las características
del contexto o situación en la que se desempeña el trabajo.
Las competencias como base de la nueva educación debe tener una orientación que
pretenda dar respuesta a la sociedad del conocimiento y al desarrollo de las nuevas
tecnologías, las estrategias educativas se diversifican, el docente deja de lado los
objetivos tradicionales para sus cursos donde se dictaban conferencias y utilizaban
métodos de evaluación cerrados, para dar paso ha una figura mediadora y facilitadora
donde será necesario dedicar la mayor parte de su tiempo a la observación del
desempeño de los alumnos y a la asesoría ya que las acciones educativas se
reconocerán a través de las certificaciones. El reto es mayor, pues la educación
tradicional se basaba casi exclusivamente en el uso y manejo de la palabra, el copiar,
transcribir, resumir, actualmente desde una perspectiva de competencias el profesor
tiene que asumir un nuevo rol docente que enfatiza cada vez más su carácter de
acompañante de un proceso de estudio, capaz de estimular cada vez más el
desarrollo individual de los alumnos con apertura al reconocimiento del error,
empezando por el propio docente ya que cada nuevo proceso educativo conlleva
errores, sin embargo, lo importante es que, junto con los alumnos, se reconozcan esos
errores, se analicen y se usen como una herramienta en el aprendizaje.
Para finalizar quiero compartir algunos señalamientos.
• Un modelo curricular por competencias necesita generar espacios permanentes
para la discusión (formación) entre todos los involucrados (docentes, alumnos,
administrativos y autoridades), ello permite la formación teórica de todos y el detectar
problemáticas vividas que se podrían solucionar sobre la marcha.
• El generar espacios para realizar investigación educativa en aspectos tales cómo la
evaluación, la práctica docente, aspectos curriculares entre otros es de vital
importancia.
• Promover competencias académicas cómo: la comunicación (oral, escrita, gráfica
tecnológica); la reflexión (pensamiento claro y crítico); El trabajo colaborativo (saber
trabajar en equipo en forma participativa y responsable); con estrategias de
solución (ante un problema planificar estrategias para ejecutarlas y evaluarlas).
• Cómo señala Alicia de Alba: “Avanzar hacia un fase crítico constructiva del discurso,
sustentada en la concepción del currículum como la expresión concreta y organizada
de una propuesta político-educativa, elaborada a través de la síntesis de
concepciones, intereses, valores, programas y acciones, que han propugnado los
diversos sectores sociales interesados en determinar un tipo de educación específica,
de acuerdo al proyecto político-social que se sostiene. Ello implica lucha y
negociación”.
Bibliografía
ALBA, Alicia de, et al. (1981), Propuesta teórico-metodológica para la evaluación de
planes de estudio en educación superior, en serie: Ponencias, No. 1, Departamento de
Evaluación Académica. ENEP Zaragoza, UNAM, México.
COMISIÓN, Base, El modelo de competencias integradas en el Centro Universitario
de
Ciencias de la Salud, UDG, Guadalajara.
GONCZI, A., (1997), Instrumentación de la educación basada en competencias.
Perspectivas de la teoría y la práctica en Australia, En: Argüelles, A. (compilador).
Competencias laborales y educación basada en normas de competencia, Limusa,
SEP,
CNCCL.CONALEP, México.
HAGER, P. J., (1996), Conceptions of competence. University of Technólogy,
Phylosophy
of Education society, Sydney Australia.
MERTENS, L., (1996), Sistema de competencia laboral: surguimiento y modelos,
Seminario Internacional “Formación Basada en Competencias Laborales: Situación
actual y
Perspectivas”, Organización Internacional del trabajo, Guanajuato, Gto., México.
La enseñanza basada en Competencias
Autor: Adrián Baeza A.Universidad de Chile.
Departamento de Pregrado
Las fuentes
Rastrear los orígenes del concepto de competencia no resulta tarea fácil. “Hay que
admitir que en pedagogía el discurso es abundante, incontrolable, divergente” 1, señala
Bernard Rey, quien, además, afirma que “un buen indicio de que ha llegado la hora de
ocuparse de la noción de competencia transversal es su presencia en los textos
oficiales”2.
Dentro de esta maraña genética del concepto, empero, Bernard Rey sitúa como
puntos de referencia centrales de nuestras actuales concepciones acerca del término,
los siguientes:
Aún más, el mismo Chomsky nos dice que su concepción plantea una crítica al
paradigma conductual que, por esos años, hegemoniza la idea del aprendizaje.
“Psychology conceived as "behavioural science" – señala el autor- has been
concerned with behaviour and acquisition or control of behaviour. It has no concept
corresponding to "competence," in the sense in which competence is characterised by
a generative grammar. The theory of learning has limited itself to a narrow and surely
inadequate concept of what is learned-namely a system of stimulus-response
connections, a network of associations, a repertoire of behavioural items, a habit
hierarchy, or a system of dispositions to respond in a particular way under specifiable
stimulus conditions”6. A diferencia de la noción objetivista de las competencias, la
noción chomskiana carece de especificidad. “Con Chomsky, señala Rey, nos
aventuramos en la idea de una competencia que consiste precisamente en la
adaptación a toda situación. Es, de alguna manera, disposición a la oportunidad u
ocasión”7. Esto la hace especialmente difícil de implementar en un modelo de
competencias que busque productivizar la eficiencia del proceso formativo.
Diversos factores confluyen para explicar la singular importancia que el tema de las
competencias y su desarrollo han ido cobrando tanto a nivel de la discusión
pedagógica en las instituciones de Educación Superior (a nivel internacional su caso
emblemático es el desarrollo del proyecto Bologna de la Unión Europea mediante el
cual se establece un sistema común para los países comunitarios que permite el
reconocimiento de estudios de nivel superior y experiencia profesional) como de
políticas gubernamentales de desarrollo. Un actor decisivo, sin embargo, ha sido el
enfoque de la gestión de recursos humanos desde la mirada del Capital Humano como
recurso estratégico para la proyección de la empresa.
Conceptos de Competencia
b) Concepción de Atributos personales: parte del supuesto de que “la persona que
hace bien su trabajo de acuerdo a los resultados esperados, y define el puesto en
términos de las características de dichas personas”. El énfasis está en el desempeño
superior y las competencias son las características de fondo que causan la acción”.
Capacidad real del individuo para dominar el conjunto de tareas que configuran
la función en concreto (Reis, 1994)
Característica subyacente de un individuo que está relacionada causalmente a
un criterio de referencia de Desempeño Superior en un trabajo o situación
(Spencer & Spencer, 1993).
c) Concepción Atributo-Contexto
Es en este sentido que debe entenderse, por ejemplo, la idea de Guy Le Boterf, para
quien “la competencia es una construcción: es la combinación de varios recursos. Por
lo tanto conviene distinguir: los recursos necesarios para actuar con competencia, las
actividades o prácticas profesionales que hay que realizar con competencia (…) las
actuaciones que constituyen los resultados evaluables”12. Es decir, la competencia es
“conocimiento combinatorio” producto de la interacción entre sujeto y mundo, sujeto y
práctica, sujeto y estructuras para la acción y depende de la calidad de esa
interacción. Ella se puede comprender, en términos de Le Boterf, como “saber actuar”,
concepto que va más allá del “saber hacer” o “saber operar”. “Frente a los azares y
acontecimientos, frente a la complejidad de las situaciones, se pide al profesional que
no sólo sepa ejecutar en función de lo prescrito, sino que sepa ir más allá de los
prescrito”13 y resume la interacción de un “saber actuar”, “querer actuar” y “poder
actuar”14, acercándose de esta manera a la concepción generativa de Chomsky.
d) No existe una clara distinción en la literatura entre las competencias como realidad
humana23 (cognitiva, emocional o de cualquier otra índole) que están allí desde
siempre esperando el momento para ser atisbadas y contar con una docencia ad hoc a
su naturaleza, y las competencias como deseabilidad social que emerge de las
actuales condiciones del contexto mundial del capitalismo avanzado. En particular, las
argumentaciones institucionales transnacionales mezclan ambos criterios borroneando
la naturaleza de las competencias. Esto conduce, a partir de la definición que se
haga, a que los esquemas de competencias mezclen criterios que están a medio
camino de la taxonomía, para el primer caso, y el esquema de trabajo, en el segundo.
Esto puede conducir a que, mientras desde una perspectiva se secuencien
competencias de lo simple a lo complejo, de lo general a lo particular, etc., es decir,
respetando criterios clásicos de planificación de tareas, desde una óptica
constructivista de las competencias es posible sostener lo contrario, pues “se puede
aprender y adquirir una competencia indistintamente como antecedente o consecuente
de otra”24 (passim), pues “como todos disponen y dominan competencias, todos
pueden aprender” ya que “existe siempre un conjunto de competencias que el
individuo domina, sobre las cuales fundar la formación”.
Podemos decir que, grosso modo, ellos se asientan en dos o tres perspectivas28
curriculares determinadas, solidarizando, de diversos modos, con la misión educativa
implícita en cada una de ellas:
- Identidad profesional
- Ética profesional
- conocimiento distintivo
- Ajuste Teoría-Práctica: por centrarse en la dimensión del Hacer (o saber actuar) los
acercamientos tradicionales que privilegian la teoría como mediación de la acción
resultan retardatorios para el encuentro del estudiante y la práctica. Se hace necesario
un acercamiento constante, aunque sea gradual, al mundo del quehacer profesional
real, desde las primeras etapas de la formación. Esto puede ir en una secuencia que
comience con la Observación y concluya en el estadio más avanzado de la
intervención en contextos reales, pasando por niveles de complejidad creciente. Como
quiera que llegue a organizarse, se debe cautelar este vínculo de modo continuo, a
riesgo de que las competencias buscadas terminen por convertirse en un disfraz de
los “objetivos” que desde mediados del sxx hegemonizan la organización de las metas
educativas.
- Este acercamiento gradual debe tener una contraparte evaluativa que verifique la
adecuación entre desempeño requerido y desempeño logrado. A este respecto, es
imprescindible salir de la noción “débil” de competencia que la entiende en términos de
una “suma de conocimientos de saber hacer y saber estar” como así también de
“actuación”. La competencia es otra cosa que su manifestación concreta en una
situación dada, lo cual distingue la COMPETENCIA de su EJECUCIÓN, sometida
esta última a las arbitrariedades e imprevistos del contexto.
CONCLUSIONES