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Hay varias clases de modelos teóricos, por ejemplo: físicos, formales, matemáticos, etc.
Un modelo físico está constituido por elementos concretos y a escala.
Un modelo formal es el que abstrae la forma lógica de los modelos concretos, uno de los
criterios para juzgar la valides de un modelo es su capacidad de predecir hechos futiros
con exactitud, actualmente se habla, escribe, estudia, analiza y aplican modelos en
muchos sentidos y para diferentes situaciones.
El concepto de modelo de Karl Deutsch (1983) implica el símbolo, como orden para
hacer un evento determinado o un conjunto determinado de cosas o eventos. Así puede
funcionar como un símbolo cualquier tarea o evento físico que funcione repetidamente
como tal orden, cuando se emplean varios símbolos de modo que se pueda recordar
varias cosas diferentes, debemos vincular nuestros símbolos con ciertas reglas
operativas. El grupo de símbolos y el grupo de reglas operativas constituyen un conjunto
un sistema simbológico o modelo.
En cambio la función heurística nos dice donde debemos buscar algo interesante, esta
función está basada en la observación y análisis de un cierto número de acontecimientos
bajo ciertas condiciones y un parámetro de tiempo determinado.
Finalmente la función de medición vincula al modelo con una cosa gobernada por leyes,
y si esta cosa no se comprende con claridad, los datos que produce están en posibilidad
de servir como indicadores, si el modelo se relación con una cosa gobernada por
procesos claramente comprensibles, podemos llamar medida a los datos obtenidos
mediante su ayuda, desde los ordenamiento en grado simple hasta las escalas de las
relaciones completas, manifestándose como estándares.
Los modelos pueden ser formales o materiales, para establecerlos se adecuen a la
realidad o no, es necesario emplear algún tipo de proceso crítico de carácter físico, que
según su resultado nos mostrará si la adecuación es suficientemente aproximada.
Por otro lado autores como Charles Lave y James March consideran que un “modelo es
un CUADRO simplificado del mundo real pero no todos y es un conjunto de suposiciones
interrelacionados sobre el mundo; es más sencillo que los fenómenos cuya
representación o explicación que se le atribuye”. Por lo tanto un modelo matemático es
una técnica formal para estudiar el comportamiento político de un conjunto de individuos
e implica poner las matemáticas al servicio de las Ciencias Sociales.
Shubik nos dice “los modelos matemáticos se emplean para concentrar la atención
analítica en características seleccionadas del mundo económico y es a través de la
abstracción los factores relevantes que son seleccionados de los fenómenos reales y
ajustados en una representación más o menos simplificada”.
En sí, los modelos formales apoyan a la ciencia política, al ser instrumentos que ayudan
a la toma de decisiones, a predecir comportamientos y pueden ser: posibles, propuestos
o predichos, de los individuos que interactúan racionalmente.
Citando de nuevo a Schordt “en el sentido de las ciencias sociales, los procesos que
pueden ser estudiados a través de los modelos matemáticos pueden ser las decisiones
políticas, ya qué estás implican el uso de la racionalidad y en condiciones de limitación,
incertidumbre y con frecuencia limitación”
Desde hace más de medio siglo, la ciencia política produjo sus primeros ‘modelos’;
algunos son considerados textos básicos en la formación de los profesionales de esta
disciplina, que eran invitaciones audaces a descubrir nuevas formas de estudiar el
mundo de la política. En la actualidad, nadie duda de la influencia que han ejercido
estudios como An Economic Theory of Democracy, de Anthony Downs (1957), o el
trabajo de William Riker (1962), Theory of Political Coalitions, sin dejar de mencionar The
Nerves of Governments: Models of Political Communications and Control, de Karl
Deustch (1963)(Boscan, 2010: 3).
Sin duda, la mayoría de los modelos que se utilizan en la actualidad han sido importados
por los politólogos desde las ciencias económicas. Las nuevas aplicaciones se han
extendido por la convicción que diversos sectores de la academia tienen sobre la
necesidad de incorporar los beneficios y las potencialidades que la investigación lógico–
deductiva genera para el desarrollo de nuevo y mejor conocimiento sobre los fenómenos
sociales en general. Se trata de una herramienta de investigación que no pertenece a
una perspectiva única. Es un instrumento que permite al científico social aprovechar la
posibilidad que ofrecen los métodos matemáticos para derivar proposiciones,
predicciones o conclusiones lógicamente consistentes. (Boscan, 2010: 6)
Eugene J. Meehan abordaba, con una mirada revisionista, la que consideraba una de
las más interesantes direcciones en el desarrollo del pensamiento político
contemporáneo: el formalismo (Boscan, 2010: 4). Presenta una marcada influencia de la
economía y agrupaba a aquellos autores e investigaciones que empleaban modelos
formales, simulaciones o estructuras matemáticas para el estudio de la política
Schrodt (2001) sostiene que el hecho de que no nos resulte sorprendente la mayoría de
las cosas que sucede en el ámbito de la política es un indicador de que tenemos ideas
preconcebidas sobre la manera en que funcionarán las cosas, ideas que a su vez nos
permiten reconocer lo inesperado cuando se hace presente. Según Schrodt, este hecho
es la prueba de que poseemos modelos mentales sobre el desempeño de los sistemas
políticos, aunque los ciudadanos comunes nunca lleguemos a formularlos
explícitamente.
Caso contrario es lo que ocurre con la modelización, concebida como una herramienta
para la investigación científica, esta técnica procura, precisamente, seguir un conjunto
de estrategias que faciliten la construcción de modelos formales, es decir, crear
representaciones que permitan plantear de manera explícita esas nociones básicas o
informales que todos poseemos, haciendo uso para ello de un lenguaje lógico o
matemático. Estas estrategias de investigación, como suelen llamarse, son, en el caso
de la modelización, tanto inductivas como deductivas.
Conclusiones
Finalmente podemos observar que los modelos se construyen o adoptan con el propósito
de predecir el comportamiento de los procesos integrantes de un sistema original, todo
lo que se hace con el modelo son predicciones. En cierto sentido un modelo permite la
predicción y para predecir es necesario establecer modelos o bien adoptar como
modelos teorías o mecanismos ya construidos; es decir, con base en un modelo,
podemos decir que son ciertos criterios lo que nos permite juzgar acerca de su validez.
Así, si nuestra predicción resulta ser inexacta, es necesario modificarla y en caso que
acumule varias inexactitudes o que éstas se repitan con frecuencia se adopta otro
modelo. Asimismo, es importante mencionar que el modelo se considera como
interpretación de la realidad, sin embargo no es la realidad, únicamente trata de imitar
parte de ella para producir los fenómenos que sea objeto.
Bibliografía
Buscan, Carrasquera. Guillermo. La modelización formal en la ciencia política.
Usos posibilidades y limitaciones. Revista política y gobierno XVII, 2010.
GRANATO, Jim; LO, Melody y SUNNY WONG, M.C... Las implicaciones
empíricas de los modelos teóricos (IEMT): Un marco de referencia para la
unificación metodológica. Polít. gob [online]. 2010, vol.17, n.1
Schrodt, 2001; Gilbert y Troitzsch, 2006; King, Keohane y Verba, 2007.
Vera, Lizcano, Beatriz. Análisis y modelos estadísticos. Cali, 2003