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Flacso- Ecuador

Nombre: Joseph Salazar

Fecha: 06- 11- 17

Género y Políticas Públicas

Comentario: Menos mercado, igual familia. Bienestar y cuidados en el Ecuador de


la Revolución Ciudadana. Analía Minteguiaga y Gemma Ubasart- González.

Dentro del artículo de Minteguiaga y Ubasart- Gonzáles, se intenta hacer una aproximación
acerca del régimen de bienestar y sus efectos concretos e integrales (sobre el mercado, la
familia, la comunidad, entre otros) que se dieron en Ecuador desde el año 2007 dentro del
gobierno de Rafael Correa. Las autoras describen que el nuevo régimen de bienestar es parte de
un nuevo proceso histórico que intentó separarse de las lógicas neoliberales que dominaron a
finales del siglo XX en Latinoamérica. Este nuevo régimen de bienestar, tal como se lo señala
en el documento, ha tenido efectos concretos sobre los procesos de desmercantilización y
desfamiliarización en la política social.

En este caso, ¿qué significa, en primer lugar, un régimen de bienestar? Dentro de los bastos
debates alrededor de este tema, se ha planteado que un régimen de bienestar implicaría la
institución de una ciudadanía social en donde prime “la concesión de derechos sociales” por
sobre cualquier decisión individual y actividad concreta de los individuos (es decir, sobre la
base de la capacidad adquisitiva de los sujetos dentro del mercado). En este caso, lo que
funcionaría es un tipo de desmercantilización en la sociedad, en donde los derechos sociales
funcionarían más allá de las lógicas competitivas del mercado.

No obstante, esta misma definición ha sido replanteada, más tarde, por su incapacidad de
entender a las familias y a las diferencias de los sexos como parte necesaria de cualquier forma
de Estado de Bienestar. Este planteamiento ,que viene formulado por parte de grupos feministas
en occidente, tiene que ver directamente con nuevas formas de crítica que se establecieron
contra los conceptos de “desarrollo” y “bienestar” por haber primado en ellos una lógica
meramente económica (en donde el desarrollo se entendía , primordialmente, como crecimiento
económico, industrialización, pleno empleo, sustitución de importaciones, entre otros) y
masculina.

En el caso de Latinoamérica recién a finales de los años noventa se empieza a discutir acerca de
los regímenes de bienestar y de su institucionalización en los diferentes países de la región.
Gran parte de esta literatura se concentró en comprender los Estados de bienestar y sus
especificidades a lo largo de Latinoamérica; sin embargo, cometieron el mismo error que las
literaturas occidentes al no haber dado espacio al análisis de la familia y del género para el
establecimiento de los regímenes de bienestar. Fue en este caso, cómo lo citan las dos autoras,
Juliana Martínez la que recuperó el tema de la participación de las familias en los procesos de
desarrollo de los regímenes de bienestar a principios del siglo XXI.

En el caso concreto del Ecuador, el régimen de bienestar viene acompañado de una serie de
reformas que intentaban superar los modelos económicos y sociales que afectaban a la sociedad
ecuatoriana. Antes del 2007 , tal como lo afirma Filgueira (1998), Ecuador podía ser
considerado parte de un régimen excluyente en donde la mayoría de la población que se
encontraba en condiciones de pobreza no podía acceder a programas básicos de protección ni de
seguridad social (pg. 10). Este tipo de Estado se caracterizó, además, por elites que se apropian
del aparato estatal y que apoyadas en la exportación de bienes primarios en economías de
enclave utilizan la capacidad fiscal de estos Estados para extraer rentas, sin proveer la
contraparte de bines colectivos, sea en ellos en la forma de infraestructura, regulación o
servicios sociales (1998; 10).

No obstante, estas mismas condiciones vinieron a acentuarse aún más con la llegada de las
políticas neoliberales al país. El Estado que tenía ya poca capacidad de brindar seguridad social
y mejores condiciones laborales, perdió aún mayores funciones para asegurar el bienestar de la
población a través de políticas neoliberales que acentuaban la precarización del trabajo y una
alta concentración de la riqueza sobre unas elites. En base del surgimiento de estas condiciones
inestables de los Estados (en donde hay poca o precaria participación de la población en los
mercados laborales y los servicios públicos son escasos) gran parte de los sectores de la
sociedad tuvieron que depender de “arreglos familiares y comunitarios” para la provisión de
bienestar (Martínez en Minteguiaga y Ubasart- Gonzáles; 84) . En este caso, tal como lo afirman
las autoras, Ecuador vino a ser parte de un régimen familiarista, en donde el bienestar podía ser
asegurado por los arreglos internos dentro de las familias.

Desde el 2007 con el régimen de Rafael Correa, hubo el despliegue de una serie de políticas que
intentaban superar los límites del bienestar que se imponían con las lógicas neoliberales. Las
autoras proponen dos dimensiones para analizar el régimen de bienestar en el Ecuador: los
procesos de desmercantilización (cuando la efectivización de los derechos no depende de las
regulaciones del mercado) y desfamiliarización (que tienen que ver con nuevas políticas
antipatriarcales que reduzcan los pesos que tienen las mujeres en la esfera familiar y su
reconocimiento como sujeto de derechos).

Por el lado de la desmercantilización habría que decir que desde el año 2007 hasta el 2012 ha
habido un incremento en el gasto público social y en las coberturas de servicios relacionados
con los derechos de salud y educación. En tal medida, ha habido una ampliación en el acceso a
servicios básicos que antes sólo eran privilegio de algunos sectores de elite. Por ejemplo,
existen incrementos en el número de personas atendidas por los servicios de salud y ampliación
de estos servicios en todo el país. Sin embargo, la calidad de estos servicios (tanto de salud
como de acceso a la educación) dista mucho de compararse con las de los sectores privados de
las clases medias-altas y altas.

La lógica de la desmercantilización del gobierno de Rafael Correa tuvo que ver ,también, con
coberturas monetarias hacia poblaciones en relación en dependencia: mujeres embarazadas,
discapacitados, entre otros. Como lo afirman Minteguiaga y Ubasart- Gonzáles, aunque la
lógica de las coberturas no ha tenido mayor desarrollo en el país, existen algunos avances
considerables: alza en el número de beneficiarios de transferencias monetarias, aumento de
personas afiliadas al seguro social, más beneficiarios de prestaciones asistenciales por
discapacidad o vejez, entre otros. De todas maneras, el Estado sigue afrontando ciertos
problemas dentro del ámbito de la cobertura , ya que ciertos servicios como el de la seguridad
social, por ejemplo, siguen siendo un sistema inestable y con baja accesibilidad para muchos
sectores populares.

Con respecto a la desfamiliarización, las políticas públicas no han logrado cambios


significativos dentro de este ámbito en el Ecuador. Los datos muestran que gran parte de las
mujeres en el país son incapaces de acceder a trabajos productivos y de calidad. Se estima que
en el 2012 un 67% de las mujeres es parte de la PEA, comparado con un 81,9% de los hombres.
Esto se da, claramente, porque gran parte de la población femenina hace trabajos no
remunerados dentro del hogar y no son reconocidas por los registros estadísticos de la PEA. En
este caso, sigue existiendo una exclusión considerable de las mujeres dentro los ámbitos
laborales y, por tanto, de su capacidad de subsistencia autónoma: salario estable, seguridad
social, vivienda, entre otros. Además de exclusión de las mujeres del trabajo productivo (en
donde existe modelo de bienestar laboralista donde no se reconoce el trabajo doméstico),
existen, para aquellas que están insertas en el mercado laboral, una doble carga: el del trabajo
productivo y reproductivo dentro de los hogares.

En el mismo ámbito de la desfamiliarización, algunas políticas han intentado reestructurar el


ámbito familiar para otorgar nuevos servicios y ayudas a las madres a cargo del hogar. En este
caso ha habido, por ejemplo, algunos intentos por parte del Estado, ONGs, municipios, entre
otros, de intervenir en el campo del desarrollo infantil. En esta medida, se han creado prestación
de servicios de cuidados de primera infancia, jardín de infantes, guarderías, entre otros, para
accionar en los procesos de desarrollo de los/as niños/as. No obstante, cabe destacar que aunque
estas medidas han ayudado a las mujeres en su carga dentro del hogar, la mayoría de cuidados
de primera infancia siguen recayendo únicamente sobre las madres.

A manera de conclusión, se puede afirmar que las políticas de desmercantilización han traído
cambios considerables dentro de la sociedad ecuatoriana, mientras que las políticas de
desfamiliarización no han tenido mayor peso dentro de la sociedad. Esto se da, claramente,
porque sigue prevaleciendo una visión de las madres como “cuidadoras” naturales de los hijos y
de los roles “innatos” de género que deben prevalecer en la sociedad. En este sentido, y al
considerar los diferentes contextos políticos, económicos y sociales en donde sigue
reproduciéndose una lógica familiarista de las relaciones sociales, es necesario pensar en nuevas
formas de establecer las políticas públicas que conjuguen acciones desmercantilizantes y
desfamiliarizantes a la vez. Estas dos acciones son necesarias en un clima en donde el mercado
y la dominación patriarcal siguen permeando las diferentes esferas de la vida social, política y
económica.

Bibliografía

Filgueira, Fernando. El nuevo modelo de prestaciones sociales en América Latina: residualismo,


eficiencia y ciudadanía estratificada. En: BRIAN, Roberts (Ed.) Ciudadanía y Política Sociales.
San José de Costa Rica: FLACSO/SSRC, 1998.

Minteguiaga, Analí y Ubasart-Gonzáles, Gemma (2014). Menos mercado, igual familia.


Bienestar y cuidados en el Ecuador de la Revolución Ciudadana. Ìconos, No50. Pp. 77-96.

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