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Atorresi-Taller de Escritura PDF
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Índice
Presentación
Qué entendemos por “escribir”
La planificación de la escritura
Concebir al receptor
Concebir la relación tema-estructura-estilo
Plantearse el propósito
Buscar y seleccionar información
Planificar recursivamente
La puesta en texto
Traducir lo planificado
Dominar convenciones globales y locales
Concentrarse, primero, en los aspectos globales
Releer
Volver a la planificación
Recurrir a estrategias de apoyo
La autocorrección o revisión y la corrección
Verificar la adecuación a la situación comunicativa
Controlar la coherencia y el estilo
Controlar los aspectos superficiales
Los textos académicos
Características generales de los textos que se escribirán durante la cursada
El artículo
Estructura
Tratamiento de la bibliografía
Las referencias
Cómo citar un libro y un capítulo
Cómo citar un artículo publicado en una revista
Cómo citar una clase
El informe
Pasos en la producción de un informe bibliográfico
La introducción
El desarrollo
La conclusión
La descripción de experiencia
El estudio de caso
Tareas previas
Observaciones y registros
Análisis
Redacción del informe
Presentación
En esta clase, comentamos algunas particularidades del acto de escribir que pueden
ser aplicadas tanto a la reflexión sobre las propias producciones escritas como a la
orientación de los estudiantes que, a veces, están a cargo del cursante. Algunos de los
conceptos que trataremos provienen de la psicolingüística; más precisamente, de la
psicolingüística cognitiva. Otros están tomados de otras ramas de la lingüística: la
lingüística del texto, la sociolingüística y el análisis del discurso. Finalmente,
consideraremos también algunas cuestiones cuyo origen está en la retórica, entendida
como conjunto de reglas para la composición de los textos.
Nuestra intención, sin embargo, no es puntualizar el origen de los conceptos ni
profundizar en los aportes que estas ramas de las ciencias del lenguaje han hecho al
conocimiento de la lengua y su uso o a la didáctica. En cambio, nos proponemos
ofrecer algunos elementos que orienten la producción de diversos textos académicos.
Por esta razón, nos centramos en la definición y la ejemplificación de los tipos de
textos cuya escritura se solicita a lo largo del posgrado, desde una de las diversas
posibilidades de abordaje de esos textos.
En efecto, consideramos que la modalidad a distancia exige establecer un
“código” común entre los profesores y los alumnos –aclarar que se entenderá por
“informe”, “descripción de experiencia”, “artículo” y demás–, así como guiar todo lo
posible la producción de esos textos.
La planificación de la escritura
Concebir al receptor: Como la comunicación escrita es diferida –a diferencia de la
interacción oral, en la que la emisión y la recepción son simultáneas–, el escritor debe
hacer una estimación previa de la naturaleza del receptor para adecuar el texto a su
comprensión. Esto lo obliga, en primer lugar, a evaluar el grado de información que
tienen los receptores y, en segundo lugar, a considerar la necesidad de expurgar el
texto de ambigüedades y baches en la información –a menos que busque lo contrario,
como en el género poético–, ya que él no va a estar presente en el momento de la
decodificación para rectificar o completar los datos.
Plantearse el propósito: Por otra parte, es necesario plantearse con qué objeto se
escribe. Hacer claro algo que suponemos confuso para el receptor, persuadirlo de la
conveniencia de realizar determinada acción, demostrarle nuestro conocimiento sobre
un tema y entretenerlo son algunas de las muy diversas finalidades que puede tener
un escrito. Como es evidente, la finalidad impone ciertas estrategias discursivas: por
ejemplo, para hacer claro algo supuestamente confuso, se apela al uso de paráfrasis
de lo dicho, de ejemplos, de gráficos, de recapitulaciones; de la misma manera, para
demostrar el conocimiento sobre un tema, se recurre a la cita de fuentes socialmente
indiscutidas o legitimadas, al empleo de tecnicismos, etcétera.
La puesta en texto
Traducir lo planificado: La puesta en texto es, básicamente, el proceso de convertir
las ideas en lenguaje legible; algunos autores prefieren denominarlo “traducción” para
subrayar el hecho de que la información que se produce durante la etapa de
planificación puede respresentarse a partir de diversos sistemas de signos, tales como
los lingüísticos y los visuales (Flower y Hayes: 1996).
12. Una vez que haya planteado la primera versión del texto, revise:
● si la información ha quedado convenientemente distribuida, es decir, si
todas las ideas que se refieren a un mismo tema o subtema se encuentran en
párrafos consecutivos o en el mismo párrafo y no diseminadas en diversas zonas
del texto;
● si, entre las ideas expuestas, no hay contradicciones, las cuales surgen,
muchas veces, de consultar diversas fuentes que exponen visiones diferentes que
no están adecuadamente anticipadas por una frase introductoria (“Según X...”; en
cambio, según Z...”);
● si todas las ideas expuestas expuestas responden al tema general
propuesto y no constituyen una digresión injustificada.
Volver a la planificación: Por otra parte, se cree que existe una correspondencia
entre el desarrollo de la competencia escritora y la cantidad y la calidad de
correcciones que se realizan al texto. Aunque nos ocuparemos en detalle de estos
aspectos en el punto siguiente, señalaremos aquí que, estrechamente ligada con los
procesos de planificación y corrección, la puesta en texto es, muchas veces, un
proceso recursivo. Es decir, el proceso puede interrumpirse en cualquier momento y
reenviar a la planificación para apuntar la necesidad de agregar o quitar una idea, por
ejemplo, o dar lugar a la revisión que marca la conveniencia de ajustar un párrafo o un
subtítulo. Este tipo de desarrollo se observa en los escritores competentes. Por el
contrario, los escritores inexpertos suelen mantener linealmente, hasta el final, la
estructura planificada al principio.
13. Revise si la organización del texto en temas y subtemas ha
quedado marcada en títulos, subtítulos y otros organizadores de la
lectura que respondan a la concepción del receptor determinada en
la etapa de planificación. Revise, también, si el receptor y el
propósito no exigen el agregado de una idea o más ideas, o la
eliminación de otras.
● serán producidos por un emisor (el alumno) que, sin ser un científico,
recoge resultados de otros emisores científicos (los profesores y/o los
investigadores citados por los profesores);
● revisión.
En cambio, en caso de los informes que surgen del estudio directo de un objeto,
se observan diferencias notables según la disciplina desde la que se lo analice
(psicología, lingüística, química, biología, sociología). Por otra parte, más allá de las
diferencias temáticas, el informe no tiene características genéricas definidas y
uniformes en todas las áreas de conocimiento; es en gran parte a partir de los modelos
textuales de cada disciplina y de la consigna concreta requerida como se sabe de qué
modo encarar su escritura.
Ahora bien, todos los informes del ámbito educativo permiten observar tres
partes bien diferenciadas: la introducción, el desarrollo y las conclusiones.
● Título
-Propósitos
-Fundamentos teóricos
-Recursos empleados
-Plan de acción
-Alcances
-Reflexiones actuales
El estudio de caso. A fines de la década del noventa, en una escuela rural del Alto
Valle de Río Negro, algunos alumnos enfermaron de hepatitis. A partir de este hecho,
se desató un conflicto entre las madres, las maestras, los médicos y los agentes de
salud en torno a la magnitud del problema (¿era un brote, como denunciaban las
madres, o se trataba de episodios aislados, como señalaban las autoridades?), su
origen (¿la falta de higiene en las casas o en la propia escuela?) y las medidas
sanitarias que debían tomarse (¿había que cerrar temporalmente la escuela o seguir
las clases con normalidad?). En ese marco, una antropóloga argentina permaneció en
el lugar durante más de un mes con el objeto de reconstruir e interpretar el conflicto
de esa escuela rionegrina a partir de los discursos y las acciones de los involucrados.
Sobre la base de esas observaciones que fue registrando detalladamente, desarrolló
una investigación en la que concluyó que el conflicto particular de esa escuela
expresaba un conflicto mayor: el deterioro de las instituciones del Estado. Para
desarrollar la investigación, recurrió a la metodología que se denomina "estudio de
casos".
El estudio de casos implica el examen intensivo y en detalle de diversos
aspectos de un mismo fenómeno. El investigador que realiza un estudio de casos
observa las características de una unidad: un niño, un grupo, una escuela, etcétera,
con el fin de plantear conclusiones que puedan, con los debidos recaudos, ampliarse a
una población más amplia de la que corresponde al particular observado. Se trata, por
tanto, de una metodología de análisis cualitativo que permite extraer conclusiones de
una realidad individualizada y única.
El estudio de casos es una estrategia de investigación en la que caben muchas
técnicas: la observación participante, la observación directa, las encuestas o
cuestionarios, las entrevistas, los análisis de archivos y demás. De hecho, el empleo de
diversas fuentes de información es una de sus características.
A diferencia de los del cuestionario o la encuesta, los resultados de un estudio
de casos no pueden generalizarse matemáticamente a toda una población. De hecho,
este procedimiento no considera una muestra estadística del objeto de análisis ni
sistematiza la información que se recabará. Sin embargo, tiene la ventaja de registrar
en detalle un problema particular que, con los debidos recaudos y si la observación ha
sido rigurosa, puede tomarse como referencia para el análisis de otros casos.
A diferencia del entrevistador (aunque, como dijimos, los estudios de casos
suelen recurrir a entrevistas), el investigador que hace un estudio de caso suele
permanecer junto al objeto estudiado o volver regularmente a él. De ese modo, tiene
la posibilidad de acceder a informaciones que, en una o varias entrevistas, no podría
recabar.
Finalmente, frente a la encuesta y la entrevista, que constituyen situaciones
comunicativas artificiales, el estudio de casos tiene la ventaja de que la observación de
los sujetos involucrados se lleva a cabo en situaciones reales.
Más allá de las diferencias e incluso de la discusión en torno a la validez de los
diferentes procedimientos de investigación, es importante considerar que la elección de
los métodos suele estar determinada por la finalidad de la investigación y por el objeto
de estudio. Para el propósito del psicólogo clínico, sin duda, la encuesta y la entrevista
aportan una información muy limitada.
El estudio de casos es un procedimiento común en la antropología, que en las
últimas décadas ha sido empleado con mucha frecuencia por las ciencias sociales y
humanas en general.
El proceso de investigación de casos puede simplificarse considerando tres
momentos: tareas previas, observaciones y registros, y análisis de los datos relevados.
-Tareas previas. Como en todo proceso de investigación, primero se deben
determinar el objeto o tema y la finalidad del trabajo. La selección del caso se realiza
porque se parte del supuesto o bien de que es crítico para una teoría, o bien de que es
extremo o representativo o bien de que es revelador.
El estudio de casos, centrado en la observación y el registro, parecería en
principio exigir una planificación menor que otros procedimientos de investigación,
como la encuesta o la entrevista. En algunos estudios, el investigador puede observar
sin planes previos para tener una primera aproximación al tema sobre el que va a
investigar. Sin embargo, lo habitual y recomendable, para evitar que durante el
proceso de observación haya situaciones o fenómenos relevantes que pasen
inadvertidos, es que el investigador revise previamente suficiente bibliografía sobre el
tema, sostenga algunas hipótesis (para ser demostradas o refutadas) y disponga de
alguna guía de observación. Para efectuar cualquier observación –especialmente, una
observación científica–, es imprescindible saber antes qué es lo que se observará. Así,
se logra estar atento a lo que espera observar y, al mismo tiempo, preparado para
registrar lo imprevisto, que suele ser un importante para el desarrollo de la
investigación.
Por otra parte, es fundamental analizar con detenimiento todos los documentos
que puedan aportar información sobre los antecedentes del caso, como archivos
escolares, documentos anteriores elaborados por otros profesionales intervinientes,
fichas médicas, filmaciones en video y demás.
-Observaciones y registros. El observador puede asumir dos posiciones: a)
participante, y b) no participante. Se denomina "participante" al observador que se
compromete con las actividades o con las interacciones que realizan los sujetos
observados; es, en cierto sentido, uno más del grupo que analiza y, en algunas
investigaciones, su papel puede estar más o menos encubierto (es decir, los
observados ignoran que se trata de un investigador). Otras veces, el investigador se
suma al grupo después de presentarse y aclarar el propósito de la observación; el
grado de aclaración de los motivos de la investigación depende del grupo analizado.
Por el contrario, se denomina "no participante" al observador que permanece
fuera de las actividades del grupo que se investiga. Tanto una como otra posición
presentan sus dificultades. Quien realiza un estudio de casos trabaja en situaciones
reales y cotidianas, pero su presencia –como observador participante o no
participante– genera una alteración en ellas. Lo esperable es que, a medida que
transcurre el tiempo, el observador deje de ser percibido como tal.
Por otra parte, ¿cuántas observaciones son necesarias o, en otras palabras,
durante cuánto tiempo deben desarrollarse las observaciones? No existe un límite de
observaciones. Se podría decir que las suficientes como para obtener los datos que el
investigador busca. Como sucede con las entrevistas, el límite lo fija la saturación. Si
en las primeras observaciones el investigador descubre una serie muy desordenada de
fenómenos, con el tiempo, tales fenómenos comienzan a ser sistemáticos, a
organizarse en patrones de comportamiento o de respuesta. En ese momento, puede
finalizar la observación.
Durante el proceso de investigación, ocupa un lugar primordial el registro de
observaciones, que consiste en tomar notas de todos los sucesos relevantes para la
investigación. El observador puede registrar referencias sobre el espacio en donde se
desarrollan las acciones, sobre los dichos de los protagonistas, sobre sus interacciones,
sobre las actitudes corporales y demás. No existe un criterio unánime en relación con
cuánto debe registrarse ni de qué manera hacer los registros. Suele recomendarse
que, durante la observación, se tomen apuntes (habrá momentos en que el observador
no tenga nada que escribir y otros en los que apenas tendrá tiempo para registrar
algunas palabras clave). Fuera de esta situación y casi inmediatamente, para evitar el
olvido o la confusión, es necesario pasar en limpio las anotaciones, incorporar datos
faltantes o agregar impresiones personales. Si bien esto constituye una tarea ardua
que, en ocasiones lleva más tiempo que la propia observación, realizarla permite
disponer de un material listo para el análisis.
-Análisis. La última etapa de la investigación consiste en el análisis de las
observaciones registradas. En realidad, desde los primeros registros, el investigador ha
ido apuntando impresiones, hipótesis y explicaciones, muchas de las cuales le han
servido para limitar sus observaciones a determinados fenómenos. En esta etapa se
trata de organizar a partir de una serie de ejes temáticos las observaciones más
relevantes. Esto incluye detalles tanto de las declaraciones como de las actitudes de
los observados. A partir de esa información, la tarea del investigador-observador es
similar a la del intérprete de un texto, porque debe encontrar el modo de explicar lo
visto, oído y experimentado. Los reaseguros para limitar la subjetividad de la
interpretación se encuentran en el conjunto ya sistematizado de las observaciones y en
la bibliografía sobre el tema (que se leyó previamente, que se seguirá consultando y
ampliando en el transcurso de la investigación y que no sólo ha de estar coorientada:
también habrá de incluir perspectivas críticas).
-Redacción del informe. Los datos que se van recogiendo constituyen la base
sobre la cual se elabora o redacta el informe correspondiente al caso. Un informe de
estudio de caso de un grupo con determinado problema o conflicto en vistas a exponer
los resultados de una intervención, por ejemplo, consta de las siguientes partes:
Título
Antecedentes
Resultados obtenidos
Conclusiones
Bibliografía
La entrevista.
Entrevistador: ¿Cruzando Vélez Sársfield ya entramos en Barracas?
Entrevistada: Claro, lo que pasa es que la demanda proveniente de las zonas
vinculadas a la villa sobrepasa la capacidad de las escuelas locales, y entonces la
gente de la villa tiene que cruzar Vélez Sársfield y cae en esta escuela de Barracas,
donde yo trabajo, y aquí, digamos, no ven su llegada con mucho agrado.
Entrevistador: No es sólo el cruce de una avenida: significa algo más, ¿no?
Entrevistada: Sí, digamos que sí. Y se nota más que nada con los alumnos que viven
en la zona cercana a la escuela, de Vélez Sársfield hacia ella. Para ellos hay un trato y,
para los que viven cruzando Vélez Sársfield, hacia el lado de la villa, otro trato.
M. Marguilis y otros (1999), La segregación negada.
El fragmento de la entrevista reproducida arriba forma parte de una
investigación realizada por un equipo de sociólogos de la Universidad de Buenos Aires
en escuelas de una de las zonas más humildes de la Capital Federal. Una de los
objetivos del trabajo era registrar qué formas de discriminación y racismo se
manifiestan en el ámbito escolar. Para eso, los investigadores entrevistaron a
docentes, madres y padres de alumnos.
¿Por qué eligieron este método en lugar de recurrir a la encuesta, que les habría
permitido recolectar datos sobre una población mayor? Tanto la realización de
encuestas como la de entrevistas generan información sobre el objeto o tema que se
investiga. Sin embargo, no se trata de la misma información. En términos generales,
se puede decir que ellas difieren, por un lado, cuantitativamente: la encuesta registra
superficialmente muchos casos; y, por el otro, cualitativamente: la entrevista se centra
en unos pocos para indagarlos más profundamente.
En el fragmento citado, se advierte que la entrevista permite registrar no sólo el
dato de que existe discriminación (como revelaría una encuesta), sino el modo en que
se manifiesta y la manera en que lo interpretan los involucrados. Por ejemplo, la
entrevistada le asigna un sentido de frontera al cruce de la avenida: de un lado, los
que son bien tratados y, del otro, los maltratados, que son pobres. La entrevista
permite reconstruir la manera en que los protagonistas viven, piensan y sienten un
determinado problema. De allí que sea –a veces en combinación con las encuestas–
uno de los métodos más empleados por sociólogos, antropólogos, especialistas en
comunicación y demás.
Si bien en la investigación en ciencias sociales o humanas existen diversos tipos
de entrevistas (más o menos cerradas, dirigidas, en profundidad), este método puede
definirse en general como una conversación entre el investigador-entrevistador y una o
varias personas, entrevistadas-informantes, acerca de cierto tema.
Realizar una entrevista en el marco de una investigación supone un proceso que
comprende al menos tres instancias: planificar, entrevistar y analizar. Estas instancias
están sucedidas, obviamente, de la elaboración del informe de investigación.
-Planificar. Esta etapa abarca varias cuestiones: la determinación de la finalidad de
investigación y de la entrevista, el relevamiento previo de información sobre el tema
que se investigará, el diseño del cuestionario guía y la selección de los entrevistados.
El primer paso consiste en determinar con claridad el objeto o tema que se
pretende investigar: la entrevista, como medio de obtener información sobre ese
tema, se ajustará a esa finalidad. Por otra parte, si bien un investigador puede
lanzarse a entrevistar para explorar un tema que todavía no conoce con detalle, en
general le resulta más útil relevar antes bibliografía existente. De este modo, llega a
conocer, por ejemplo, si otros investigadores han realizado trabajos similares y a qué
conclusiones arribaron, y logra tener una orientación más clara sobre qué aspectos
indagar él mismo y por qué. Además, el entrevistador suele plantear algunos núcleos
temáticos en torno a los cuales procurará que gire la conversación; para esto, prepara
anticipadamente un cuestionario.
En cuanto a la formulación de las preguntas, en las entrevistas –a diferencia de
las encuestas– deben evitarse las interrogaciones cerradas (cuya respuesta es sí/no).
Se trata, precisamente, de que las preguntas abran las reflexiones, los recuerdos, los
sentimientos y los puntos de vista del entrevistado. En ese sentido, conviene recurrir a
las preguntas sobre los motivos o razones (“¿Por qué?”), sobre la finalidad (“¿Para
qué?”), sobre los modos en que se percibe algo (“¿Cómo?”), entre otras.
Finalmente, es necesario seleccionar a los entrevistados. En una investigación,
suelen realizarse varias entrevistas. El tope de entrevistas no se fija sobre la base de
una muestra representativa –como en la encuesta–, sino sobre una muestra por
saturación: a medida que se realizan nuevas entrevistas, el entrevistador advierte
repeticiones temáticas, opiniones similares frente al hecho, sentimientos o reacciones
parecidas. En ese caso, puede realizar diez o doce entrevistas e interrumpir su
indagación.
Los entrevistados son los informantes clave del investigador. Por eso, es
fundamental seleccionar a los que tengan un conocimiento y/o una experiencia sobre
el tema que se investiga. Por ejemplo, si se pretende hacer un estudio sobre las
políticas de salud para los adolescentes, los funcionarios cuyo cargo está relacionado
con el tema, los directores y los médicos de hospitales pueden ser informantes clave.
En cambio, si el tema es la experiencia de los adolescentes en relación con los
tratamientos médicos, pueden ser informantes los adolescentes.
-Entrevistar. Para concretar la entrevista, es necesario comentar al entrevistado el
objetivo de la misma y ponerse de acuerdo con él respecto de la cita y la duración del
encuentro. Así, se asegura la buena disposición del entrevistado.
La entrevista no es un “ping-pong” de preguntas y respuestas, sino una
conversación guiada, a la que el entrevistador debe prestar mucha atención. Por eso,
no es necesario hacer todas y cada una de las preguntas pensadas de antemano. A
veces, la conversación genera en el entrevistador nuevas inquietudes que se pueden
traducir en nuevas preguntas. No se deben formular juicios de valor a partir de los
comentarios del entrevistado, ya que lo condicionarían. Se debe escuchar y permitir al
entrevistado realizar sus propias interpretaciones sobre los hechos que relata o
describe.
Para registrar la entrevista, el investigador debe contar con medios como un
grabador y/o una filmadora –siempre que no moleste o inhiba al entrevistado–, y una
libreta de apuntes. En ésta, no reproduce todos los dichos del entrevistado: se limita a
destacar algunas palabras o frases relevantes, a consignar reacciones o movimientos
físicos, cambios en los tonos de voz y demás.
-Analizar. La última etapa consiste en analizar los materiales obtenidos. Para
recuperar con fidelidad la experiencia (los dichos del entrevistado, sus actitudes, sus
silencios), conviene no dejar pasar mucho tiempo entre la realización de la entrevista y
su análisis. Si se tomaron varias entrevistas, un ejercicio posible es sistematizar las
respuestas en relación con los ejes temáticos propuestos inicialmente. Luego, podrán
ser confrontadas para advertir coincidencias y divergencias. Finalmente, el
entrevistador puede transcribir las opiniones relevantes para, luego, incluirlas en su
informe de investigación como ejemplos o fundamentos de sus ideas y conclusiones.
Por ejemplo, la cita que abre este apartado sirve a los autores para argumentar que
"La avenida Vélez Sársfield es una frontera simbólica. Su cruce supone internarse en
un nuevo territorio (...)."
Profundización: En el libro La segregación negada, del que se extrajo la cita que abre
este apartado, hay algunas investigaciones que recurren a las entrevistas personales
como método para indagar el tema de la discriminación. Le sugerimos leer con
atención el texto para analizar el modo en que el autor introduce las citas de las
entrevistas: ¿Las usa para ilustrar un tema o para fundamentar su posición? ¿Las
incorpora en la exposición o las ubica al pie de la página o en un anexo? ¿Transcribe
diálogos o sólo recorta frases del entrevistado? ¿Cita frases por el tema que tratan o
por el modo en que el entrevistado las formula? En general, el autor de un informe de
investigación basado en entrevistas recurre a todas estas posibilidades. Registrarlas es
de utilidad para elaborar informes propios.
Conclusión
Hasta aquí nuestra presentación del proceso que es recomendable seguir al
escribir y de las características de los textos académicos; en especial, los que se leerán
y producirán a lo largo de este curso. Para terminar, queremos remarcar la
importancia de la realización de las tareas de escritura pedidas. Creemos que escribir
implica ordenar ideas, profundizar, abrir inquietudes, intercambiar puntos de vista,
adoptar nuevas perspectivas, proyectarse. Por esta razón, la producción de los textos
que se indican en las clases forma parte del curso de posgrado.
Este curso virtual se dicta por primera vez y, por tanto, no contamos con
artículos, descripciones de experiencias e informes producidos por los alumnos. Por
eso, al planificar esta clase, nos preguntamos si era conveniente inventar esos
ejemplos. Finalmente, nos decidimos por otra idea: esperar, para que el taller
resultara ilustrado por las producciones de la primera cohorte de alumnos. Las
esperamos, entonces.
Bibliografía
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Textos en contexto. Los procesos de lectura y escritura, Buenos Aires, A.I.A. Lectura y
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en: Études de linguistique appliquée, 51, París.
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