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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN

LAS FESTIVIDADES EN HONOR A LA IMAGEN DEL NIÑOPAN:


TRADICION REPRESENTATIVA DE LA VIDA COTIDIANA,
CULTURAL Y RELIGIOSA DEL PUEBLO DE XOCHIMILCO.

TESINA

QUE PARA OBTENER EL TITULO DE


LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA
PRESENTA
JESÚS AMADOR ESLAVA

ASESOR: VÍCTOR ALEJANDRO PAYÁ PORRES

DICIEMBRE 2011
Agradecimientos.

A ti, bondad infinita, gracias por permitir que este momento suceda, gracias por darme la
capacidad de fascinarme con la sociología y con la FES Acatlán, donde tuve la
oportunidad de aprender de tanta gente, maestros y compañeros que además me han
brindado su tiempo y su invaluable amistad, por ello gracias, Señor.

A la familia

No puedo concebir este trabajo sin el apoyo de mi familia, gracias por depositar su fe en
mí. Mi más profundo agradecimiento.
A mis padres, la Sra. Guadalupe Eslava y al Sr. Jesús Amador, quienes han hecho hasta
lo imposible por brindarnos a sus hijos una educación, misma que me ha permitido
culminar esta instancia, gracias por sus sabios consejos. Gracias Mamá por tus oraciones
y todo tu sacrificio; Papá, gracias por tu esfuerzo, desde que formé mi familia, mi objetivo
es poder darle a mis hijos, lo mismo que ustedes me brindaron: Todo el máximo esfuerzo,
dedicación y amor.
Mi agradecimiento a Alicia Celina, quién ha rebasado el rol de esposa, siendo mi amiga,
mi compañera, mi lugar y mi soporte. La relación que me brindas, sobrepasa mi asombro,
gracias por tu dedicación y tu amor.
A mis hijos Samuel e Israel, por quienes pretendo instancias más allá de la licenciatura.
Con ustedes hijos, además del agradecimiento, va el compromiso, Sammy te amo; Isra te
amo. ¡Vamos por más!
A mis hermanos Oscar y Marilú, quienes son mis mejores amigos y me brindan aun más
por su invaluable amistad, que por consanguinidad. Gracias Oscar, tu aguerrido espíritu
ha sido mi inspiración, Nena, gracias por tu comprensión y confianza.
A mi primo Daniel y a mis sobrinos Chris y Andrea.
Quiero dedicar también este trabajo de manera especial a la memoria de mi tío Hugo, a
quién le debo mucho de mi personalidad. Mi vida se vio privilegiada con su amistad, su
consejo y su apoyo. Gracias Hugo, donde quiera que estés.

I
A la academia

Tal y como sucede con Godbout, en los agradecimientos de su libro El Espíritu del don,
desarrollar un proyecto referente a la lógica del dar, recibir, devolver, remite a mi persona
a un estado de deuda que me motiva a agradecer profundamente a quien ha brindado el
apoyo total a esta tesina, me refiero al Dr. Víctor Alejandro Payá Porres, quién fomentó la
idea original de iniciar una investigación sociológica y etnográfica sobre la imagen del
Niñopan, y que con su brillante asesoría e instrucción, tuve la oportunidad de incursionar
en el tema, así mismo, le agradezco por su tiempo y sus acertadas recomendaciones y
principalmente porque además me ha brindado su confianza y su invaluable amistad. Por
todo ello y por el excelente libro mencionado: ¡Gracias profesor Alejandro!

También quiero agradecer a mis profesores de la licenciatura de sociología de la FES


Acatlán, porque no sólo imparten clase, sino que realmente enseñan, inculcan y forjan.
Desde aquí mi agradecimiento, su labor docente dignifica a las ciencias sociales.
A la Maestra Elisa Cuevas Landero, quién desde los primeros semestres me instruyó lo
suficiente para inculcarme el acercamiento a la lectura de la sociología, también le
agradezco por la confianza que puso en este trabajo, pero principalmente por su amistad
que aprecio bastante.
Al Dr. Marco Jiménez, porque aunque no tuve la oportunidad de que me impartiera clase,
me brindó mucho de su conocimiento con sus acertados comentarios, dándome así, la
oportunidad de mejorar este trabajo.
Al Dr. Ramón Reséndiz, porque ha inculcado el acercamiento a la teoría sociológica de
forma tal, que varios compañeros hicimos de la sociología una forma de vida. Por otra
parte, le agradezco su interés en este trabajo, sus comentarios favorecieron a mejorar en
el aspecto metodológico.
A la profesora Perla Barrera, quién en el aula nos hizo tomar conciencia de la importancia
de la sociología latinoamericana, lo que me llevó a indagar más en el aspecto social y
cultural de nuestros pueblos, pero también le agradezco por su tiempo y los comentarios
realizados a este trabajo,
Al Dr. Joaquín Careaga, por su excelente seminario de cultura, donde la teoría y análisis
de la cultura, proporcionaron útiles herramientas para este trabajo.
A la Maestra Lorena Cruz Ramos, por la enseñanza del psicoanálisis, la cual se realizó de
una forma práctica, cercana y amena, pero siempre con el profesionalismo que implica tan
fascinante disciplina.

II
A la Universidad Nacional Autónoma de México, quién es en todo sentido mi alma mater,
mi condición laboral y académica se la debo a esta enorme institución, sin la que yo no
sería nada. Gracias UNAM por todo lo que soy por ti, ¿Cómo no te voy a querer?

A los amigos

Mi profundo agradecimiento, a quienes compartieron conmigo más que un aula de clases,


por la interacción que creó un lazo tan fuerte, que a la fecha se sigue consolidando, a mis
colegas y compañeros de clase, quienes sobre todo, son mis amigos: Ricardo Salas,
Osvaldo, Ulises, Paty, Iván Moreno “Estopa”, Jacobo, Angie, Rosa Laura, Perlita, Carlos
Nájera, Susan, Yadira, Karina, Xavier, Iveth Celis y la “güerita” Ivonne, Edna, Ana Karina y
Ana Laura. Gracias, mis acatlecos por ser mi banda.
También agradezco a mis amigos del CCH sur, quienes su recuerdo me causa alegría:
Ricardo Sánchez, Víctor Jiménez y Adolfo Viveros, por ustedes se que la amistad va más
allá del tiempo, por igual a mis entrañables amigos bohemios y trovadores ccheros,
Mónica, Arturo, Noemí e Ivette. Gracias por enseñarme el valor de la amistad.
Igualmente quiero agradecer a mis compañeros de trabajo en la DGTIC-UNAM, porque
me demuestran que además de las relaciones meramente laborales, existe también la
camaradería, el compañerismo y por sobre todo, la amistad. Gracias especialmente a
Juan Carlos Guzmán y a Luis René Cejudo, quienes en la categoría de hermandad, han
hecho que la amistad quede rebasada por su consejo y confianza, gracias infinitas.
A Edgar Fabián, Nacho, Poncho, Sergio e Irineo. Con mucho aprecio agradezco a
ustedes por ser mis amigos, antes que compañeros de trabajo.
A la Sra. Cecilia Aguilar y a mi compadre Alejandro, gracias por el apoyo, así como a los
profesores Carmen y Cándido Aguilar, quienes me proporcionaron su tiempo de entrevista
y su invaluable material fotográfico.

III
ÍNDICE.

INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 3
Perspectiva teórico-metodológica. ...................................................................... 4

CAPITULO I. INTRODUCCION AL CONTEXTO DEL MUNDO DEL NIÑOPAN ... 11


Breve esbozo histórico-cultural y religioso de Xochimilco. ................................ 11
Algunas festividades religiosas de Xochimilco. ................................................. 12
Devoción por la imagen del “Niño-Dios” en Xochimilco. ................................... 13
Breve recuento de la festividades en honor al Niñopan. ................................... 16
Las festividades y el tiempo sagrado. ............................................................... 23

CAPITULO II. HISTORIAS EN TORNO AL ORIGEN DEL NIÑOPAN .................. 26


Historia y tradición oral. .................................................................................... 26
¿Niñopa o Niñopan? ......................................................................................... 28
Algunas narraciones. ........................................................................................ 29
La palabra errante, la cultura y los mitos fundadores. ....................................... 32
Memoria colectiva e identidad .......................................................................... 35

CAPITULO III LA FESTIVIDAD COTIDIANA ........................................................ 38


Lo cotidiano en los barrios de Xochimilco. ........................................................ 42
La agenda y la espera. ..................................................................................... 44
La circulación del Niñopan. ............................................................................... 46
Ritualidad que sigue cada familia de hospederos. ............................................ 50
Ir por el Niño. .................................................................................................... 51
La Procesión. ................................................................................................... 52
Estancia en casa del hospedero. ...................................................................... 56
Instauración del espacio sagrado. .................................................................... 57
Los asistentes y su participación dentro de la festividad cotidiana. ................... 61
La comida en casa del hospedero .................................................................... 63
Procesión de regreso a la casa del mayordomo. .............................................. 66
El Rosario, las buenas noches al niño y la merienda. ....................................... 68
La festividad cotidiana y las muestras de trance y posesión ............................. 70
Los “simples” espectadores .............................................................................. 73

CAPITULO IV. LAS POSADAS EN HONOR AL NIÑOPAN.................................. 75


La preparación. ................................................................................................ 79
Crónica de la novena posada. .......................................................................... 82
La tradicional arrullada. .................................................................................... 91

CAPITULO V. 2 DE FEBRERO DIA DE LA CANDELARIA: CAMBIO DE


MAYORDOMÍA Y RENOVACION DEL LUGAR Y DEL TIEMPO SAGRADO ....... 93
2 de febrero en Xochimilco. .............................................................................. 95
El cambio de mayordomía. ............................................................................. 100

1
CAPITULO VI. EL NIÑOPAN COMO SIMBOLO Y SISTEMA DE DON .............. 110
El Niñopan, una imagen cargada de Mana. .................................................... 113
El Niñopan como un sistema de Don. ............................................................. 117

CONCLUSIONES .............................................................................................. 123

Anexo 1. ANECTODAS Y RELATOS EN TORNO AL NIÑOPAN ....................... 128


Milagros y narraciones de la creencia popular. ............................................... 129

Anexo 2. CANTOS EN HONOR AL NIÑOPAN ................................................... 132


Algunos cantos en honor al Niñopan. ............................................................. 132

Anexo 3 ORACIONES EN HONOR AL NIÑOPAN ............................................. 136

FUENTES DE INFORMACIÓN .......................................................................... 138

2
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo surge a partir de la necesidad de estudiar y comprender


algunos temas que la Sociología de la religión ha abarcado de forma general, y
que son de gran relevancia para continuar profundizando desde una perspectiva
microsociológica, con el fin de facilitar la comprensión del comportamiento humano
hacia la dimensión de lo sagrado, lo profano, el don, la ritualidad, y lo simbólico.
Una investigación de naturaleza local, que a la par, ilustra elementos cotidianos
como son el prestigio y la solidaridad de una comunidad que se encuentra dentro
de una de las urbes más grandes del mundo.
La motivación por iniciar esta tesina, surgió en el aula de clase, en la FES
Acatlán, durante el seminario impartido por el Doctor. Víctor Alejandro Payá, quién
me sugirió que estudiara a fondo el tema de la devoción y de las festividades al
Niñopan de Xochimilco, más allá de un simple comentario o tarea escolar.
Consecuencia de las discusiones y análisis en el aula, surgió el interés por la
búsqueda de materiales y documentos que condujeron hasta a la culminación de
la presente investigación. La importancia de estudiar la devoción del Niñopan
estriba principalmente en contar con un documento que a su vez sea un testimonio
sociológico, que subraya la importancia que tienen las creencias en las
comunidades para otorgar sentido a la vida. La devoción tan grande que se le
tiene al Niñopan en Xochimilco adquiere la forma de intercambio o dones que
refuerza la identidad cultural que define a este pueblo en sus lazos de prestigio,
solidaridad y cooperación.
Incursionar teóricamente en el tema, permite explicar muchos hechos
cotidianos que aparentemente no tienen razón de ser. Entendí lo relevante que es
el comprender a lo sagrado, lo profano, la ritualidad y lo simbólico como parte de
la de la conformación social de la realidad. Desde un punto de vista sociológico y
etnográfico, la tesina se realizó recabando información directa sobre la situación,

3
de forma que se realizaron entrevistas, observaciones, fotografías, etcétera, con la
finalidad de explicar el fenómeno de la creencia local en una parte de la Ciudad de
México.
El Niñopan dejó de ser la imagen religiosa a quién el pueblo le ofrece un
derroche de regalos y ofrendas, aparentemente innecesario, para surgir como un
hecho sociológico con múltiples aristas de tipo cultural, económico, político y sobre
todo religioso. Esto ha dado a Xochimilco una identidad a través del tiempo que se
lleva gestando esta devoción y la que sus devotos manifiestan se ha preservado
desde hace cuatro siglos, o al menos eso es lo que registran los datos y la
tradición oral.

Perspectiva teórico-metodológica.

Esta tesina tiene como una de sus primicias el trabajo iniciado por Marcel Mauss,
(continuado posteriormente por Duvignaud y desarrollado de forma sobresaliente
por Godbout), en lo que respecta a la explicación del intercambio y el don como un
presente o regalo en un sistema de “dar, recibir, devolver”, es necesario
mencionar la crítica hecha por Levi-Strauss al mencionar que tal forma de
construir un objeto de estudio, necesita ser expuesta en los términos del lenguaje
y que Mauss se ha dejado engañar, en algunos pasajes, por las categorías de la
lengua indígena, además de que la lógica del don, es solo un intercambio que el
análisis no debe de fragmentar, por lo que complementa a las ideas y a la
metodología etnográfica de Mauss.
Marcel Mauss en defensa de sus estudios sobre el don y el método
etnográfico, señala que el fenómeno social, existe sin que deba someterse
indispensablemente a la expresión verbal, pues es un hecho que cierta palabra
tiene un significado en alguna lengua y otro muy diferente en algunas otras,
además de que hace hincapié en que nadie se ha atrevido a discutir la

4
universalidad de lo sagrado. 1 En consecuencia, Mauss señala que sería
sumamente difícil citar en griego o sánscrito, alguna palabra que corresponda a la
terminología latina de lo sacro, y a pesar de esto, cuestiona retóricamente si acaso
los griegos o los hindúes no tuvieron una conciencia absolutamente justa y
arraigada de lo sagrado; por lo que someter a la rigidez del lenguaje los temas de
religiosidad popular, lo sagrado y el intercambio desinteresado, sería limitar y
aminorar la riqueza contenida en la diversidad cultural.
Por otra parte, y en apoyo del método etnográfico, Malinowsky sostiene que
en la práctica, numerosos rasgos esenciales de la sociología y la psicología social
de algunas sociedades, no están representadas por ningún término verbal; por lo
que, para poder comprender los hechos sociales, será necesario recurrir al estudio
del comportamiento, al análisis etnográfico de las costumbres y a los casos
concretos en los que se reflejan las prescripciones tradicionales2. De ahí, a que
Pierre Bourdieu destaque la importancia del aporte de Malinowsky al enunciar las
reglas de la construcción del objeto científico, donde destaca el evitar un
etnocentrismo metodológico que contenga “categorías ficticias” en la descripción,
las cuales se basen en nuestra propia terminología y criterio, por lo que, al
observar los hechos sociales, se debe hacer lo posible por lograr una descripción
concreta de los comportamientos que permita al investigador no caer en
categorías espontaneas del leguaje propio o del lenguaje de aquellos sujetos a
quienes estudia.3
De esta forma, es necesario mencionar el aporte de las valiosas
herramientas que los métodos etnográficos, la descripción densa y la observación
participante han brindado por parte de autores como Geertz, Thompson y
principalmente en este trabajo, Hamersley y Atkinson con su obra: Etnografía,

1
Mauss, Marcel, introduction à l’analyse de quelques phenómènes religieux, en Bourdieu, Pierre, El
oficio de sociólogo, ed. Siglo XXI, México, 2004, p. 259.
2
Malinowsky, Bronislaw, Les Argonautes du Pacifique Occidental, en Bourdieu, Pierre, op. cit., p.
261.
3
Ibid., p. 260.

5
métodos de investigación4, para poder comprender algunas de las prácticas
colectivas dentro de nuestra vasta cultura mexicana.
La observación participante, así como los métodos etnográficos, sirvieron
para intentar un ejercicio de comprensión y acercamiento a esta particular forma
de devoción, y fueron centrales para realizar la investigación. Así mismo se
consideraron las obras de algunos autores que han dado una relevante aportación
teórica y metodológica sobre los temas de lo sagrado y lo profano, tales como
Mircea Eliade5 y Roger Caillois6, quiénes son referentes indiscutibles en estos
temas, mismos que permiten de forma seria y con mucha utilidad reflexionar
desde la sociología y otras disciplinas, al exponer la importancia del acercamiento
que el hombre de las sociedades arcaicas y modernas tiene sobre la creencia y el
fenómeno religioso, y cómo cobran impacto en la vida social actual. Destaca la
aportación enriquecedora de Jean Duvignaud7, quién expone la relevancia de lo
simbólico en las imágenes y en la materia misma, para explicar la forma en que la
fiesta, la procesión y los objetos religiosos son elementos de una ritualidad que da
pie para explicar cómo es que el hombre religioso asume su condición dentro de la
fe y la esperanza que lo lleva a ser un devoto totalmente entregado; Duvignaud,
quien retoma las tesis centrales de Marcel Mauss, en torno a su ensayo sobre el
Don, avanza más en sus ideas, brindando a este trabajo un primer acercamiento
en torno a la fe en el Niñopa con respecto a la relación del intercambio y el
desprendimiento desinteresado. Así, el autor nos proporciona elementos
suficientes para comprender que los sacrificios y ofrendas que se otorgan a una
imagen religiosa o sagrada, no buscan más allá que la satisfacción por dar y
donarse. Los creyentes no buscan prestigio económico, en tanto actividad
redituable bajo las leyes del mercado; su autoridad e influencia pasa por el gasto
aparentemente inútil pero necesario desde la perspectiva imaginaria, que otorga
sentido simbólico a hombres y mujeres que viven los misterios de la vida y de la
muerte.

4
Hammersley, Martyn; Atkinson, Paul, Etnografía: Métodos de investigación, Ed. Paidós, Barcelona,
2007.
5
Eliade, Mircea, Lo sagrado y lo profano, Ed. Paidós, España, 1998.
6
Caillois, Roger, El hombre y lo sagrado, Ed. Fondo de cultura Económica, México, 2006.
7
Duvignaud, Jean, El sacrificio inútil. Fondo de Cultura Económica, México, 1997.

6
Otro autor que no sólo retoma a Mauss, sino que avanza de forma
significativa y notable sobre el tema del Don, es Jaques T. Godbout, quién con su
obra, El espíritu del don8, le da fuerza a este trabajo por su aportación actualizada
y sociológica respecto al tema del intercambio como un sistema de reciprocidad en
donde los individuos se dan y se brindan por el mero gusto y satisfacción de
entregar parte de sí mismos por convicción. El Don logra el desprendimiento de
los individuos en aras de la fe, por la comunidad y la pertenencia, logrando
exponernos cómo es que este sistema de dones, para ser cabalmente
comprendido, debe ser analizado como una visión diferente de aquella que se
fundamenta en el principio económico-utilitarista. No es posible explicar una
devoción tan persistente en el tiempo únicamente en el sentido de la remuneración
o el prestigio vano dado por el dinero. La marca de estatus de superioridad entre
la comunidad pasa por otro lugar: la creencia. Así, la sociedad tiene valores que
los unen como pueblo o comunidad, como la cooperación, la solidaridad y el don.
La sociología tiene como una de sus tareas, la necesidad de comprender la
condición humana sin que exista invariablemente de por medio una mirada
utilitarista moderna de la producción e intercambio comercial; por esta razón
resulta una empresa difícil el hablar de algo que no se puede comprar, calcular o
vender, puesto que la visión moderna y competitiva en la que actualmente
estamos inmersos nos ha enseñado que todo tiene un precio, es decir, vivimos
bajo un sistema económico que no reconoce que algún bien o servicio pueda
darse sin recibir una cuota de recuperación o alguna remuneración económica. De
tal forma, para la perspectiva actual del sistema económico y de intercambio, este
tema podría parecer peligroso, puesto que se desvincula de toda necesidad de
remuneración y obligación de pago. Al abordar ciertos temas que están fuera del
alcance economicista, puede generar rechazo o menosprecio, ya que la forma de
concebir las relaciones sociales nos mantiene sujetos a un sistema donde
predominan las leyes de la producción y el mercado, en el que se nos establece
que no existe el desinterés ni la generosidad, además de se insiste en que, bajo la
doctrina económica actual, debemos ser emprendedores, competitivos y rentables;

8
Godbout, Jacques T., El espíritu del don, Ed. Siglo Veintiuno, México, 1997.

7
o por el contrario, somos sobreexplotados, ingenuos o engañados, como si no
existiera otra lógica más que la mercantil. Por esta razón carecen de sentido y
pierden relevancia preguntas como: ¿Cuánto dinero recibe el mayordomo que
cuida y custodia al Niñopa durante un año? ¿La gente sigue al Niñopan porque se
ofrece de comer gratis? ¿No le dará pena al mayordomo endeudarse con tal de
ofrecer lo mejor de sí al Niñopa? ¿No es un desperdicio quemar un castillo
(pirotecnia) de doscientos mil pesos sólo para recrearse efímeramente en un
espectáculo de fuegos y luces de colores?
Dentro de la crisis mundial en que vivimos, el economista siempre criticará
el derroche y el gasto excesivo; señalará también con desdén que cualquier forma
de devoción es una falacia y un desperdicio, clara muestra de atraso
tercermundista. Es por ello, que este trabajo busca exaltar una visión diferente,
pero también muy propia de la condición humana y de las relaciones sociales, que
a pesar de la modernidad y la creciente urbanización del Distrito Federal, se
mantienen vigentes desde hace siglos y hasta hoy, al menos en Xochimilco, donde
aún pueden observarse, la generosidad, el desprendimiento y el don, como
categorías conformadas histórica y cognitivamente en la práctica social, alrededor
de esta imagen sagrada en la cual, se identifica la comunidad devota,
En este trabajo se hace una descripción de los principales momentos en la
devoción a la imagen del Niñopan, por lo que analizamos las festividades más
representativas que tiene el culto a esta imagen, y de este modo obtener una
interpretación coherente a la luz de la teoría sociológica. Finalmente, mostrar
cómo es que esta devoción se ha mantenido viva hasta el presente a pesar del
paso de los siglos en el pueblo de Xochimilco; y responder cómo es que esta
devoción ha logrado influir de manera significativa en la vida cotidiana del pueblo
de Xochimilco, en la naturaleza de sus relaciones sociales y afectivas. La
persistencia a través del tiempo y de las crisis económicas de un referente
simbólico que más allá de lo económico, prevalece porque detona en este pueblo
fuertes sentimientos de solidaridad, cooperación y un sólido lazo que se ve
totalmente reforzado con el sistema del intercambio y el don.

8
La tesina está estructurada de la manera siguiente: En el primer capítulo se
hace un breve recuento de la ubicación de Xochimilco y de sus prácticas religiosas
y culturales, de las cuales destaca esta devoción al Niñopan. En el segundo, se
intenta ahondar en el origen de la imagen del Niñopan, recurriendo a los datos
históricos disponibles, los cuales a pesar de ser pocos, son la fuente más apegada
al contexto histórico que el mismo INAH ha tomado como referencia directa para
sustentar tal origen de la imagen; además, se lleva a cabo un breve repaso por los
mitos fundadores que justifican y dan razón de ser a esta imagen para la
cosmogonía de los creyentes. Consecutivamente, en los capítulos III, IV y V, se
realiza una descripción extensa y por separado de los tres principales niveles de
festividad, los cuales, he dividido de tal forma, para lograr una mejor percepción de
cómo se desarrolla esta devoción, ya que presenta diferentes periodos festivos de
calendarización, pero además de ritualidad, nivel de prestigio, cambio de roles y
número de congregación de fieles, tal segmentación distingue en un primer nivel a
los días de festividad cotidiana con los hospederos, o pobladores que ofrecen
diariamente su domicilio a la imagen; en segundo nivel, se describe la celebración
de las nueve posadas, las cuales logran notablemente, una mayor convocatoria de
fieles; y por último, en un tercer nivel, se destaca el cambio anual de mayordomía,
como el culmen del ciclo anual con todo lo que ello implica durante la festividad del
2 de febrero, la cual tiene mayor nivel de importancia y de congregación dentro de
todas las festividades dentro de la devoción al Niñopan. Finalmente, en el capitulo
sexto, se analiza la descripción hecha a partir de la perspectiva simbólica y del
sistema de don que recae en las festividades antes citadas en torno al Niñopan, y
con debido sustento teórico, se trata de dar sentido a la ritualidad presente en
cada acto, en cada gesto, además de que se analiza cómo se logra la cohesión de
la comunidad devota que se solidariza en aras de la fe, haciendo más sólido el
lazo social que le brinda identidad a este pueblo.
Por tanto, esta tesina tiene como objetivo el dar a conocer de forma
detallada cada una de las festividades en torno a la imagen del Niñopan y su
relevancia dentro de la vida cotidiana de los habitantes del pueblo de Xochimilco
con el fin de explicar desde una perspectiva sociológica esta práctica religiosa, a

9
razón de que existen pocos estudios académicos respecto a esta devoción, los
cuales muestran sólo fragmentos de estos eventos religioso-culturales y se
presentan a manera de reportaje o ensayo, por lo que se busca, a la luz de
algunas perspectivas teóricas, recabar en éste trabajo la importancia que tiene
para la sociología mexicana actual, el comprender esta devoción como parte de la
identidad de un pueblo perteneciente a una gran urbe como lo es la Ciudad de
México. Además, desde el aspecto metodológico, este trabajo tiene la intención de
recuperar la utilidad de la etnografía cómo una herramienta válida en las
investigaciones cualitativas para lograr un análisis de los sucesos actuales, que,
como en éste caso, presentan una gran carga de significados y valores para los
creyentes, incorporando el contenido monográfico, de observación y descripción
de forma tal, que logre aproximarse a una correcta interpretación de esta particular
forma de devoción y cómo logra permear en la vida cotidiana del pueblo de
Xochimilco, dado a que, los miembros de esta comunidad han aprendido a convivir
con las festividades diarias en torno a ésta imagen, que forman parte de su
cotidiano social que crea vínculos estrechos de solidaridad, cohesión e identidad
motivadas por una lógica del don.

10
CAPITULO I. INTRODUCCION AL CONTEXTO DEL MUNDO DEL NIÑOPAN

Breve esbozo histórico-cultural y religioso de Xochimilco.

Situada al sur de la capital mexicana; la delegación Xochimilco se distingue, junto


a Milpa Alta y algunos pueblos de Tlalpan y Tláhuac, por sus arraigadas
costumbres, tradiciones, y rituales socio-religiosos que contienen razón y sentido
para la población de estos lugares, además de otorgarles una identidad propia;
particularmente, en la delegación Xochimilco, se pueden percibir claramente estas
manifestaciones de la cultura tradicionalista y religiosa que hacen de esta
demarcación un clásico pueblo o una localidad de provincia dentro del Distrito
Federal, que se incorpora rápidamente a un proceso de urbanización, debido a la
aplicación gubernamental de planes de desarrollo, por lo que resulta paradójico
que persistan dentro de la ciudad estas tradiciones tan arraigadas y con tanto
vigor en la actualidad.
Las manifestaciones culturales del pueblo de Xochimilco tienen su
desarrollo dentro de varios aspectos de la vida cotidiana de la comunidad, pero
particularmente se aprecia un mayor apego, ritualidad y cohesión por parte de los
pobladores, en el ámbito religioso, en el que se observa que las festividades y
conmemoraciones de las fechas especialmente festivas para la iglesia católica,
tienen un significado trascendente para la mayoría de los miembros de esta
delegación, de los que, según datos oficiales del último censo del INEGI, el 91%
se dicen “creyentes-católicos”; es decir, que comulgan y participan con la iglesia
católica, aunque no se especifica si de forma estricta o contemplativa, no obstante,
por la observación realizada, se puede decir que la población es más allegada al
carácter tradicionalista, lo que implica una mezcla de valores, creencias y mitos
que ligan lo religioso con las costumbres añejas, aquellas que incluso fueron

11
legadas por los pueblos prehispánicos, lo que hace posible una fusión sincrética
de lo que se nos muestra como lo sagrado y lo profano.

Algunas festividades religiosas de Xochimilco.

Estas prácticas religiosas son de carácter generalizado en diversas entidades de


la República Mexicana, tales como, por citar algún ejemplo: el día de muertos; que
en Xochimilco tiene una forma particular de celebrarse, pues en esta demarcación
se acostumbra colocar altares y ofrendas desde la tarde del día 31 de octubre,
para posteriormente, ir a pasar la noche en el panteón, a lo que se le llama
comúnmente “ir a velar” para acompañar en el cementerio a los difuntos, a
quienes los pobladores les ofrecen de forma simbólica una cena que regularmente
consiste en platillos típicos como el mole, arroz y tamales de frijol, o algún otro
platillo que a el difunto que se visita le gustaba en vida; tales alimentos son los
mismos que terminan por degustar los asistentes en esta velada, haciéndose
acompañar a la par, por música de tríos de bolero, de música norteña, o música
de mariachi; además de las bebidas tradicionales como el chile-atole, café de
grano elaborado en ollas de barro, el tradicional pulque, el aguardiente o la
cerveza; distinguiéndose así, de otros pueblos del país.
Otro ejemplo notable, propio de la ritualidad en Xochimilco, son las
costumbres alusivas a la Semana Santa, tales como el vía crucis, con una
representación de la pasión de Cristo, que recorre todos los barrios centrales de
Xochimilco; o el sermón de las siete palabras, celebrado el viernes santo, donde
se expone la imagen de un Cristo crucificado de tamaño natural, así como una
imagen de la virgen María Dolorosa, a quien se le besa el manto de color negro en
señal de condolencias; al anochecer, se da paso a la procesión del silencio, en
donde se coloca en un sepulcro en forma de nicho. A este Cristo crucificado, el
pueblo nombra comúnmente “santo entierrito”, posteriormente se hace un
recorrido silencioso, nuevamente, por los barrios de Xochimilco; ya para concluir la
semana santa, se celebra el “domingo de resurrección” con la quema del Judas en

12
el barrio de la Asunción, en donde se acostumbra quemar gran cantidad de
enormes juegos pirotécnicos en forma de demonio, llamados Judas, mientras la
comunidad se concentra en el atrio de la capilla de este barrio para observar tan
tradicional rito, que se convierte en todo un espectáculo de algarabía y pirotecnia.

Devoción por la imagen del “Niño-Dios” en Xochimilco.

Existen bastantes prácticas tradicionales-religiosas dentro del pueblo de


Xochimilco, que hacen interesante su estudio, análisis y comprensión, las cuales
no dejan de causar a propios y extraños un gran asombro. Dentro de las variadas
costumbres que tiene este pueblo, se puede encontrar, un fuerte arraigo y apego
por las imágenes religiosas; sólo por citar algunos ejemplos, se puede mencionar
la devoción por aquellas que representan a la virgen María, en varias de sus
diferentes acepciones, como pueden ser: La Virgen de Guadalupe, que en
Xochimilco se venera, como en casi todo el país, especialmente en el templo
parroquial y en el barrio Guadalupita; La Virgen de los Dolores en el barrio de
Xaltocan, la Virgen del Rosario (en el barrio del Rosario); La Virgen del Carmen
(en el barrio de San Marcos), entre otras. Así mismo se puede observar un
especial fervor por las imágenes que presentan a Jesucristo como niño que
comúnmente es llamado “el niño Jesús”, mismo que tiene diversas
representaciones, tales como, el Niño Jesús de Belén (del barrio de Belén), el
Niño Dormidito (barrio de Xaltocan), el Niño de la parroquia (venerado por barrios
aledaños a la Parroquia de San Bernardino de Siena), entre otras imágenes que
provocan en la comunidad una gran devoción en torno a ellas, misma que se
manifiesta a través del ofrecimiento de misas, procesiones, rosarios, fiestas en sus
respectivos templos o en algunas casas de vecinos, y muchas otras muestras
propias de la fe, como el respeto, temor, devoción, amor y fascinación; pero, en
particular y sin lugar a duda, existe en este pueblo una imagen que provoca, más
allá de este cúmulo de sentimientos, una gran movilización y cohesión por parte
del pueblo de Xochimilco; esa es la imagen del Niñopan, a quién se le observa con

13
mayor jerarquía sobre las demás
imágenes religiosas de la localidad,
pues tal es la magnitud de esta
devoción, que se logra concentrar en
torno al Niñopan a toda una multitud,
la cual le acompaña y le sigue en sus
visitas diarias a distintas familias de
la comunidad; lo que hace de esta
imagen, (a diferencia de cualquier
otra imagen de la demarcación e
incluso del país), una representación
religiosa que se venera todos los
días. No existe un día específico
para su culto o veneración, dado a
que la festividad en torno al Niñopan
forma parte de la vida cotidiana de la
comunidad, mostrando el singular y
enorme fervor arraigado en torno a la
misma.
De esta forma, es importante observar que al tratarse de la imagen de un
niño; desde el sentido estrictamente general de la niñez, hasta en este particular
caso de la imagen del Niñopan; nos remite a una relación de don específica, la
cual implícitamente incluye el sentido de la obligación, puesto que socialmente, la
relación con el niño es el don de cuidado por excelencia, al que ligamos
estrechamente con el don de la vida, que por sí mismo va cargado de obligaciones
consentidas y la inscripción de un estado de deuda para cualquier persona 9; el
tema del don es un eje importante para la comprensión de la devoción al Niñopan
y de este trabajo, por lo que será abordado en algunos capítulos subsecuentes y
más detalladamente en el capítulo VI; pero era pertinente mencionarlo en este
espacio ya que tal relación de don forma una parte importante en la motivación del

9
Idem., pp. 55-56.

14
pueblo de Xochimilco para rendirle devoción a esta imagen de “Dios-Niño”, misma
que nos evoca estrechamente con la idea de la inocencia, la pureza, la ternura; lo
que nos lleva a señalar que tal fascinación corresponde a las formas
embriagadoras de lo sagrado; aunado a tal concepción, se refiere también a la
bondad, la misericordia y el amor de la divinidad por sus criaturas, lo que las atrae
irresistiblemente hacia ella. 10 Además, en el mundo religioso, ningún dios ha
revelado nunca algo profano, puesto que todo lo que los mitos refieren a su
actividad creadora, pertenecen a la esfera de lo sagrado 11; de ahí que la imagen
del niño corresponda a un mito asociado con la pureza y por ende a la sacralidad;
aunque por otra parte, no se debe pasar por alto que, el Niñopan además de
mostrarse como un infante, representa también la imagen de Jesucristo, es decir,
de lo sagrado para un gran sector de la sociedad, de la protección de Dios como
un padre; por esta razón, muchos devotos de esta imagen, conciben este nombre
de Niñopa, como un “niño-pá”, o mejor dicho el “niño-padre”, más apegados al
afecto y al sentido que demanda protección divina, que a una estricta etimología.
A excepción de otras imágenes infantiles de Jesucristo ya mencionadas y
que se les rinde culto en Xochimilco, el fervor al Niñopan o Niñopa, como se
mostrará en el capítulo 2, es aun más antiguo y por ende, más arraigado entre los
pobladores; aunque desde la cosmogonía de los creyentes, esta imagen es más
eficaz, por los dones, bendiciones y milagros que son recibidos de parte de ella.
Por tanto, podemos observar que para muchas familias de la comunidad de
Xochimilco, el Niñopan está siempre conviviendo entre ellos y con ellos,
diariamente les acompaña en su cotidianidad, misma que no cae en rutina, ya que
todos los días el Niñopan sale de la casa del mayordomo (o comúnmente llamada
casa del Niño) y circula entre diversas familias de los barrios de Xochimilco. Así,
cada día, una familia lo recibe en su casa; la visita del Niño-Dios a su hogar es un
motivo para celebrar, por lo que la festividad es diferente por la circulación
cotidiana que se les impone. Es común diariamente escuchar en Xochimilco
expresiones con motivo de fiesta, como el tronar de los juegos pirotécnicos o

10
Caillois, Roger, op. cit., pp. 31-32.
11
Eliade, Mircea, op. cit., p. 73.

15
cohetes, el sonido de la banda de música, los cantos, el repique de las campanas
y la concentración de la muchedumbre, que por cierto, es de tal magnitud, que
abarca el espacio de las avenidas principales, provocando asentamientos
vehiculares muy severos, que curiosamente y a pesar de que la gente del pueblo
podría verse afectada por el tráfico vehicular que se gesta atrás de estas
procesiones, no existen quejas, no se siente afectación alguna, ya que por ser una
procesión del Niñopan, hay un sentimiento de respeto.
La devoción al Niñopan es toda una ritualidad que a través de los siglos le
ha otorgado identidad al pueblo de Xochimilco, propiciando generación tras
generación, prácticas y sentimientos que cohesionan a esta comunidad, como la
solidaridad, la cooperación y un sistema de intercambio basado en el don, que ha
logrado prevalecer a pesar de la imposición del sistema económico que atraviesa
todas las facetas de nuestra vida, por lo que tal “derroche” de bienes y
sentimientos que circulan en torno a esta imagen y su comunidad no es concebida
fácilmente por nuestra “visión moderna” de la sociedad. Por ello, la razón de este
trabajo dada a su relevancia y particularidad sociológica.

Breve recuento de la festividades en honor al Niñopan.

A pesar de que se ha establecido que no existe una fecha a la que se le pueda


llamar: “día del Niñopan”, sí existen fechas principales o especiales en donde la
veneración del pueblo resulta de mayor magnitud, en cuanto a significado, fervor y
al número de personas que participan de las mismas; una breve mención de esta
calendarización especial y festiva en donde el culto a esta imagen se hace notar
con mayor fuerza podría ser la siguiente, aunque se aclara que algunas de las
más importantes serán abordadas a detalle en capítulos posteriores:

16
El 2 de febrero, conocido también
como el día de La Candelaria, que la
iglesia católica celebra por conmemorarse
la presentación del niño Jesús en el templo
de Jerusalén, marcando así su inserción a
la sociedad de la época, según la ley judía.
En tal celebración de La Candelaria, la
comunidad de Xochimilco acostumbra
asistir al templo parroquial para bendecir a
sus imágenes del niño Jesús o niño Dios,
vistiéndolo con elegantes atuendos,
después de haberlo levantado del pesebre
del tradicional nacimiento; la misa
conmemorativa es a las 12:00 hrs., la cual
esta engalanada por la presencia del
Niñopan, que también ha sido levantado
del tradicional nacimiento parroquial y
vestido con un imponente atuendo, debido
a que esta fecha marca el fin del ciclo
anual de la mayordomía y el inicio de la gestión del nuevo mayordomo, por lo que
esta misa, deja en segundo término el ritual católico de la presentación y cobra
mucho mayor importancia por el cambio de mayordomía, provocando la asistencia
de miles de personas no sólo del pueblo, sino también de aquellas externas a la
comunidad, entre los cuales se observa la asistencia de extranjeros y oriundos de
las diferentes entidades del país, así como de la presencia de distintos medios de
comunicación nacionales e internacionales. Así, la capacidad del templo parroquial
es rebasada y la misa se celebra en el atrio que es tres veces más grande que el
templo. Al término de la misa, comienza en la parroquia el ritual del cambio de
mayordomía y en seguida, el nuevo mayordomo hace la invitación a todos los
presentes, para acompañar en procesión masiva al Niñopan a su nueva casa
donde se hospedará un año, ahí se ofrecerá a todos los asistentes una comida, la

17
cual se caracteriza por ser multitudinaria, abarcando varias cuadras alrededor del
nuevo domicilio. Esta celebración podrá revisarse con mayor detalle en el capitulo
V.
La siguiente celebración después del cambio de mayordomos, es el día 5
de febrero, fecha en que existe la entrega de todas las pertenencias del Niñopan
(vestidos, alhajas y juguetes) que aún permanecían en la casa del anterior
mayordomo, al nuevo domicilio que alberga la reciente mayordomía, lo cual
requiere una nueva congregación de la comunidad que acompaña en procesión al
anterior mayordomo a efectuar dicha entrega; esta fecha tiene dos sentidos: por
un lado, existe el sentimiento de brindarle al Niñopan el resguardo colectivo de sus
pertenencias, y por el otro, verificar que en realidad todas las pertenencias de la
imagen sean trasladadas a la casa del nuevo mayordomo; cabe mencionar el
asombro que causa observar toda la caravana de pertenencias del Niñopan, que
circulan por las avenidas en camiones repletos de los objetos que le han regalado
a lo largo de la historia, así como de los vestidos y ropaje de la imagen, los cuales
son colocados individualmente en un gancho, y a su vez, estos son colgados a lo
largo de varios remos (maderos redondos y angostos usados para remar a través
de los canales de Xochimilco; cada uno mide entre 5 y 9 mts. de largo), que son
saturados con dichas prendas; después, varios voluntarios ayudan a transportarlos
durante el recorrido de esta procesión; al llegar al nuevo domicilio, el mayordomo
vuelve a ofrecer un refrigerio o algún postre para todos los asistentes.

18
Otra de las celebraciones que
logra reunir un gran cúmulo de
personas para celebrar al Niñopan,
es el día del niño, que se festeja en
el calendario cívico de México el día
30 de abril. En esta ocasión los
mayordomos congregan a sus
vecinos del barrio para que adornen
las fachadas de sus casa con
motivos festivos, los cuales pueden
ser flores de papel crepé o de china,
banderines multicolores, etc., y además se les invita a colocar afuera de sus casas
un puesto de comida, antojitos tradicionales, fruta, golosinas, postres o juguetes,
los cuales deben ser brindados gratuitamente a los niños asistentes de la
comunidad; aunque tal exhorto a los vecinos del barrio es un mero formalismo,
pues los vecinos esperan alegres el poder participar de esta celebración, incluso
hay quienes que con varios meses de antelación se han preparado con lo que van
a donar en lo que podría llamarse una gran Kermés que se concentra varias calles
alrededor de la casa de la mayordomía; este día, como todos los demás, es
engalanado con la presencia del Niñopan en la misa y posteriormente en la casa
de de los mayordomos, acompañado de todas la familias que acuden a visitarlo y
a ofrecerle regalos. Esta celebración se lleva a cabo de igual forma un día antes,
iniciando el día 29 de abril, en casa del mayordomo del año pasado, en donde los
festejos y la Kermés son de igual magnitud que el día 30, con la particularidad de
que en esta ocasión, el festejo inicia en el barrio donde la imagen fue custodiada
hace un año, en la anterior casa de mayordomía, por lo que la relevancia del día
29 de abril sería tal vez, aminorar la nostalgia del barrio y los mayordomos
anteriores por tener cerca al Niñopan por última vez, en la que fue su casa hasta
hace unos meses, precisamente hasta la mañana del 2 de febrero, que salió para
ser entregado al nuevo mayordomo, a otro barrio y a un nuevo domicilio.

19
Podríamos decir, que estos
festejos del día del niño, a pesar de no
ser de relevancia para la iglesia católica,
en la comunidad de Xochimilco es de las
celebraciones que más se esperan por la
comunidad devota, especialmente por los
niños, quienes asisten por obvias razones
con mayor gusto que a otras
celebraciones que son más formales y
más cargadas de ritualidad y devoción;
pues en estos días de festejo se disfruta de todos aquellos alimentos, golosinas y
juguetes que los vecinos hacen llegar a los niños de la comunidad para celebrar
junto al Niñopan a toda la niñez; la infancia será un tema que se abordará
posteriormente y con más detalle por las obligaciones que la sociedad ha
adquirido con los niños, pues como destinatarios de todo lo que se puede brindar
sin contar y sin esperar contribución, son el ejemplo más eficaz para comprender
el sistema de intercambio de regalos.
El 10 de mayo, comúnmente
llamado “día de las madres”, es una
fecha en la que el Niñopan es colocado
junto a la imagen de la Virgen María, su
madre. Es por demás mencionar lo
interiorizado que el concepto de madre
está en los mexicanos, por ende esta
fecha es por igual de mucho respeto y
júbilo entre la comunidad que festejan
desde la noche del 9 de mayo, justo
después del rezo del rosario, en donde acuden a la casa de la mayordomía varios
grupos de música de tríos, mariachi, norteños, etcétera, para entonar las
tradicionales mañanitas y algunos cantos a manera de serenata para la virgen
María. Es curioso que este evento capte la atención de varios cantantes solistas y

20
agrupaciones que acuden con el solo fin de rendirle homenaje a la mamá de
Niñopan durante toda la noche. Cabe decir que a este acto asisten también
agrupaciones musicales de renombre, quienes acuden a cantarle a la virgen para
cumplir con alguna manda o simplemente por la devoción que le tienen a la
imagen del Niñopan. Posteriormente, en la mañana, en casa del mayordomo se
logra concentrar un gran cúmulo de personas que se disponen a seguir rindiéndole
culto a la imagen de la Virgen María que ahí se encuentra como mamá del
Niñopan; después se le lleva al Niñopan y a la Virgen María a escuchar misa de
medio día; cabe señalar que esta es la única fecha en que el Niñopan se hace
acompañar jerárquicamente a la par de otra imagen, pues además de esta fecha,
sólo puede verse a las imágenes de José y María siguiendo al Niñopan en los
cambios de mayordomía, el día 2 de febrero. De regreso a la casa de la
mayordomía, los asistentes participan de una Kermés, no tan grande como la del
30 de abril, pero aun así, abarca un par de cuadras, en donde la participación de
vecinos con un puesto de antojitos mexicanos, agua o algún recuerdo para las
madres asistentes, es notable, ya que, como en todos estas festividades, todo se
otorga de manera voluntaria y gratuita.
Otro día especial en la
ritualidad es el día de Corpus Christi,
conocido también como jueves de
corpus, el cual carece de fecha
específica ya que al igual que la
semana santa es movible, por lo que
se celebra el domingo próximo o
siguiente a este jueves y consiste en
vestir al Niñopan con ropa de manta
y sandalias o huaraches, atuendo
comúnmente llamado como ropa de
“indito”, tal y como lo hacen los niños de la comunidad de Xochimilco este día. Se
le lleva a la imagen a escuchar misa de seis de la tarde al templo parroquial; en
donde pueden verse varios niños vestidos de inditos que le hacen valla durante la

21
procesión por costumbre, sin que exista una formal convocatoria por parte de los
mayordomos, pues esta forma de acompañar a la imagen es de carácter
voluntario. En sí, no hay un festejo masivo este día, sólo se hace referencia y
mención por parte del sacerdote durante la misa y al inicio el rosario diario en casa
de los mayordomos; lo relevante durante este festejo, es el hecho de vestir al
Niñopan de indito, lo que permite al Niñopan participar de las costumbres
identificándolo con los demás niños de la comunidad, pues en esta fecha se
acostumbra vestir de este modo a los niños del pueblo y se les lleva a bendecir.
Las nueve tradicionales posadas son otras celebraciones en torno al
Niñopan de carácter mucho más masivo, en donde los posaderos, quienes son los
jefes o representantes de las nueve familias que ofrecen cada una de estas
posadas, hospedan en sus respectivas casas al Niñopan y brindan a toda la
comunidad una comida, luces de bengala, silbatos, confeti y colación. También
puede apreciarse en cada una de estas posadas la impresionante quema de
castillos, que son estructuras metálicas y de madera mojada que alcanzan los 20
metros de altura y están plagadas de juegos pirotécnicos, los cuales, están
minuciosamente colocados para ser quemados y exhibidos de manera gradual y
vistosa, mostrando el arte de la pirotecnia mexicana, pues al ser encendidos,
sirven de espectáculo y regocijo por las coloridas figuras e imágenes religiosas
que forman, engalanando la festividad de forma notable. Cada uno de estos
castillos tiene un costo que oscila entre los 50 y hasta 200 mil pesos; a estas
posadas asisten también personas de distintas partes de la república, que llegan
con el fin de poder ver de cerca al Niñopan, que a fin de cuentas es el centro de la
celebración. Estas celebraciones son de las más prolongadas y concurridas por la
comunidad y se abordarán más a detalle en el capítulo IV.
Todas estas festividades forman parte de la tradición cultural de Xochimilco,
donde se puede distinguir la significación que ejerce la imagen del Niñopan sobre
la comunidad, lo que hace peculiar a este pueblo, tanto por el fervor que se le
tiene a esta imagen, como por la cohesión y prácticas colectivas que se logran
interiorizar en los individuos que participan en ellas desde generaciones
anteriores, lo cual resulta también digno de análisis y estudio, ya que, a pesar de

22
que a esta imagen se le venera desde el siglo XVI, sigue a pesar del tiempo
reproduciendo y transmitiendo los mismos valores de cohesión y religiosidad sobre
la comunidad de forma idéntica desde ese entonces; las celebraciones y
festividades por igual, se han mantenido casi idénticas e intactas desde que se
inició con esta práctica cultural y social xochimilca, una razón más para intentar
este ejercicio de comprensión de esta devoción que perdura a través del tiempo y
que identifica a toda una demarcación como lo es Xochimilco.

Las festividades y el tiempo sagrado.

Después de dar una descripción general de las festividades en torno a esta


imagen, es necesario abordar el simbolismo religioso que implica éste tiempo
festivo, pues sin duda será importante para comprender aun mejor el culto a esta
imagen. En todas la culturas religiosas el tiempo de fiesta se efectúa porque
representa el tiempo de origen y fundador de una realidad, el cual tiene como
virtud el lograr que el hombre religioso se esfuerce por reactualizarlo de forma
periódica a través de los rituales apropiados, pues de este modo se logra la
repetición ritual del acto creador de los dioses (de lo sagrado) 12; y dado a que la
devoción al Niñopan conlleva a la diaria festividad, es posible observar que tal
ritualidad por reavivar la fe, es constante y parte de la vida cotidiana; el tiempo
sagrado es siempre el mismo y, como señala Mauss, forma parte de una “serie de
eternidades” que nos remiten siempre al acontecimiento sagrado que tuvo lugar en
el origen y que se hace presente cíclicamente, logrando que los participantes sean
contemporáneos del acontecimiento mítico al renovarlos cada cierto tiempo.13
Dada la necesidad, tanto del hombre religioso por permanecer en el tiempo
sagrado, así como la del interés profesional de las ciencias sociales por su análisis
y comprensión, en los capítulos posteriores se describirá esta diversidad de
rituales que se ponen de manifiesto en la devoción a la imagen del Niñopan,

12
Eliade, Mircea, op. cit., pp. 65 y 66.
13
Ibid., p.67.

23
logrando que el tiempo festivo sea permanente y cotidiano para el pueblo de
Xochimilco, lo cual resulta importante analizar y comprender desde la perspectiva,
no sólo de la sociología, sino también de la antropología, la historia, la etnografía,
la psicología social y todas aquellas disciplinas que tengan interés por conocer las
dimensiones posibles de la condición humana; puesto que el homo religiosus, es
sin duda, un referente que no puede pasarse por alto para lograr tal tarea.14
Concretamente, en lo que concierne a la sociología, se puede decir el
interés por abordar el tema de las festividades religiosas, recae en la intención de
exponer que más allá de un culto, en ésta devoción se encuentra toda una
organización social en torno a la imagen del Niñopan, puesto que genera entre sus
devotos, sentimientos de cohesión, solidaridad y ritualidad; además de que esta
tradición muestra gran parte de la cultura del pueblo de Xochimilco, que como ya
se ha señalado, aún conserva un fuerte apego a las costumbres que le dotan de
una identidad propia, misma que aun prevalece a pesar de la creciente
modernización y urbanización de la Ciudad de México.
Para concluir, cabe decir que el anterior recuento descriptivo de las
festividades xochimilcas y en especial, las referentes al Niñopan, sirven a este
trabajo como preámbulo para los siguientes capítulos, en donde se detallará a
fondo tales festividades y cómo incorporan varios elementos sacros y paganos,
tradicionales y recientes, además de toda clase de ritos: de paso, cíclicos, de
confirmación y comunitarios, entre elementos festivos como la música, la
pirotecnia y la danza; dando como resultado la constitución de las fiestas como
eventos fundamentales en la identidad cultural y organización social de
Xochimilco.

Pueblo y comunidad, algunos conceptos.

Por otra parte, es necesario hacer un breve paréntesis para tratar de delimitar un
poco los amplios conceptos de comunidad y de pueblo desde una perspectiva
sociológica, para tratar de dar a estos términos una categoría más formal, ya que

14
Ibid., p.17.

24
serán usados en gran medida para referirnos a los devotos de Xochimilco, por ello,
es necesario tener, en medida de lo posible, la claridad y delimitación que requiere
este trabajo. Por consiguiente delimitar conceptos tan amplios y de múltiples
aristas, no obedece a que carezcan de relevancia sociológica, sino que por el
contrario, su amplitud refiere a un estudio más profundo. En primera instancia, se
recurrió a las anotaciones que fui recabando durante el seminario de cultura
impartido por el profesor Joaquín Careaga, en la FES Acatlán y en algunos
diccionarios de sociología, como el Luciano Galeano, donde refiere una vasta
bibliografía, de donde me pareció pertinente destacar los puntos de convergencia
para poder tener una noción adecuada y breve, por ello, podríamos referimos al
pueblo desde una perspectiva que rebasa la noción histórica o geográfica y se
sitúa más cercana a la concepción antropológica y sociológica, donde el pueblo se
define como el soporte de la cultura, la esencia de las interacciones mentales,
simbólicas y culturales que asocian a individuos que comparten e interactúan en
un medio regional y físico, pero también en su concepción de la realidad que los
sitúa en un contexto donde comparten además de un momento histórico, una
identidad.
En el mismo sentido, la comunidad puede ser percibida como un grupo
comprometido con la realización de fines comunes, compartiendo un espacio,
además de físico, de creencias, experiencias y conocimientos, por lo que este
concepto no se refiere únicamente a un espacio geográfico, sino a la construcción
metodológica de sujetos en praxis, a partir de la necesidad de crear y fortalecer
procesos y dinámicas socioculturales, donde la interacción y la cohesión son
fundamentales para el sentido de pertenencia de los individuos que forman parte
de ella.

25
CAPITULO II. HISTORIAS EN TORNO AL ORIGEN DEL NIÑOPAN

Existen varias fuentes que hablan sobre el origen de la imagen del Niñopan, son
pocas aquellas que dan un fundamento histórico, la mayoría son narrativas,
enigmáticas y fascinantes. En este capítulo se señalarán las diferencias que
existen entre aquellos que han utilizado el escaso fundamento histórico y por otro
lado, aquellas narraciones de quiénes se dicen ser cronistas de la imagen. Por
ende, es pertinente mencionar algunas de estas narraciones y los pocos textos
históricos que hablan sobre el origen del Niñopan, para tener un panorama más
amplio de lo que las personas de la comunidad interiorizan, ya que para ellos tiene
estatuto de certeza, de verdad respecto al origen y que a partir de ahí la
comunidad centra su fe, su creencia.

Historia y tradición oral.

La versión que cuenta con un sustento histórico, además de mayor certeza y


apego entre la población a través de la tradición oral, se manifiesta en algunas
fuentes tomadas directamente de los documentos escritos en náhuatl del año
1686, en el Archivo General de la Nación, y que son mencionados en algunos
libros, en este caso, se encontraron mejor recopilados en la obra de Teresa Rojas
Rabiela15; que citan a la imagen del niño-Jesús en el testamento de Don Martín
(Cortés) Cerón de Alvarado, último cacique xochimilca, además de algunos datos
tomados del Archivo Histórico de Xochimilco16 por Vania Salles y José Manuel

15
Rojas Rabiela, Teresa, Vidas y bienes olvidados: Testamentos indígenas novohispanos, Ed.
CIESAS, México, 1999, pp. 234-244.
16
Revista Huetzálin (varios números de esta antigua revista recolectan a manera de boletines, la
memoria histórica de Xochimilco. Debido a que se encuentran incompletos y en varios fragmentos,
se consultaron los tres volúmenes que se han recopilado en el Archivo Histórico de Xochimilco).

26
Valenzuela17, (Centro de Estudios Sociológicos del COLMEX). En su conjunto,
estas fuentes afirman que la imagen del Niñopan existía desde poco antes de la
época colonial, aproximadamente en el siglo XVI, cuando en Xochimilco los
primeros frailes franciscanos llegaron a evangelizar a esta comunidad y usaron
esta imagen, la cual fue elaborada en los talleres artesanales dentro del convento
de San Bernardino de Siena, Xochimilco, con la madera del árbol de colorín por su
dureza, cuestión que explicaría la extraña durabilidad de esta imagen; también se
afirma que tal imagen de 51 centímetros de largo y con un peso de 598 gramos,
fue elaborada en estos talleres gracias a la colaboración de manos indígenas.
Tales datos sobre el origen histórico de la imagen, a pesar de ser escasos,
también los toma como referencia el mismo INAH, que en algunos de sus
boletines no desmiente la versión de que
esta figura date del siglo XVI18 y que
haya sido elaborada, como ya se
menciono por los nativos de Xochimilco,
quienes incluso se cree, colocaron en el
interior del Niñopan una figurilla que
representaba una deidad de la cultura
azteca, lo cual no está formalmente
determinado, salvo lo que describe otro
boletín con fecha del 4 de febrero de
2002, elaborado por la Coordinación
Nacional de Restauración y
Conservación del Patrimonio Cultural
(CNRCP) del INAH, en el apartado
titulado: La Intervención del Niñopan.

17
Revista Mexicana de Sociología, UNAM - Instituto de investigaciones Sociales, Año LIV/No.3,
julio-septiembre 1992, pp. 156-157.
18
http://www.inah.gob.mx/index.php/boletines/8-investigaciones-y-estudios-historicos/402-restauran-ninopan
(11/02/2007)

27
Ahí, se hace mención que las radiografías realizadas por el Ingeniero Enrique
Ibarra confirman la presencia de “una extraña densidad” 19; lo que podría remitirnos
a avalar más profundamente el sincretismo que guarda la imagen y el pronto
arraigo que ésta tuvo en los indígenas de Xochimilco. Por esta razón se puede
entender mejor que los franciscanos, al tratar de difundir la imagen del Niñopan,
no sabían que para algunos indígenas; dentro de su cosmogonía; ésta
simbolizaba a Hutzilopochtli, “el colibrí del sur” en su acepción de recién nacido 20;
aunque para otros indígenas, esta imagen representaba al dios Quetzalcóatl
topiltzin (nuestro señor/pequeño), porque al rededor de las fechas cercanas al 2
de febrero, (día de La Candelaria y cambio de mayordomía), comenzaba el año
agrícola según el calendario náhuatl; y finalmente para otros, ya convertidos al
cristianismo, simbolizaba al Niño – Jesús.

¿Niñopa o Niñopan?

Como se ha expuesto, la versión en torno


al origen del Niñopan que cuenta con
cierto fundamento histórico avalado por
algunas fuentes ya señaladas, y que
además goza de mayor arraigo entre los
creyentes, establece que el Niñopan fue
la imagen que más aceptó la comunidad
indígena de Xochimilco para acercarse al
catolicismo, y que tal labor fue
promovida, por quién, como ya se dijo,
en calidad de propietario inicial de la
imagen, fue el último cacique indígena de

19
http://paginah.inah.gob.mx (04/02/2002)
20
http://www.mexicodesconocido.com.mx/notas/1871-Ni%F1opan,-peregrino-en-los-barrios-de-Xochimilco-(Distrito-Federal)
(febrero1998)

28
Xochimilco convertido a esta fe, llamado Martín (Cortés) Cerón de Alvarado,
apodado “el viejo”, que fundó una capellanía para rendirle culto a ésta imagen del
“Niño-Señor de Indios”; lo que da pié para explicar el real origen etimológico del
nombre Niñopan, y es muestra de la fusión de la cultura y lengua española con la
mesoamericana, ya que la palabra Niñopan significa: El Niño del lugar, usando la
raíz Niño del Español y Pan del Náhuatl, que al igual que el sufijo Co, se usa en
ésta lengua para referirse a algo o alguien originario de un sitio, lugar o poblado
específico.21 A diferencia del nombre Niñopa, el cual, como se ha expuesto,
corresponde a la concepción afectiva de los devotos que relacionan éste
calificativo de niño-pa o niño-padre del pueblo.

Algunas narraciones.

Por otro lado, existe unas versiones diferentes sobre el origen de esta
imagen, las cuales datan de los últimos 200 años, las cuales carecen de
documentación histórica y se inscriben en la tradición oral narrativa, alguna de
estas narraciones respecto al origen del Niñopan, destaca que perteneció a una
familia española radicada en Xochimilco que no tuvo hijos y que gustaba de
organizarle posadas a esta imagen. Tal costumbre se fue expandiendo a los
vecinos cercanos y después a todos los barrios, aunado a los rumores de que la
imagen del Niñopan concedía milagros a aquellos que le rindieran u ofrecieran una
posada, hasta llegar a tener la difusión que hoy en día goza, motivo por el cual, se
extendió esta costumbre a celebraciones no sólo decembrinas, sino diarias, con lo
que la imagen fue otorgada al pueblo de Xochimilco, que desde entonces, sigue
reproduciendo la circulación del Niñopan por toda la demarcación y sus pueblos
circunvecinos; incluso, cabe decir que en la actualidad se programan fechas
exclusivas para esta delegación y posteriormente se abren fechas (si es que
sobran algunas disponibles) para las demás delegaciones políticas del Distrito
Federal, ya que la demanda por tener un día al Niñopan, es cada vez mayor. Esta

21
Revista México desconocido, IASA Comunicación, México, febrero 1998, No.252

29
versión, como se ha dicho, no cuenta con sustento histórico o textual, pero sin
embargo, aunque en menor medida, se encuentra latente entre algunos miembros
de la comunidad devotos a esta imagen formando parte de las creencias en torno
al origen.
Existen narraciones aún más fantásticas, que sólo algunos cuantos han
propagado sin mucho éxito, más sin embargo, no deja de asombrar que la
necesidad por conocer el origen del Niñopan, crea mitos que circulan entre la
comunidad. Recordemos que el mito cumple con la función de hacer intelegible la
realidad y otorga sentido a las prácticas sociales, por lo que algunos prefieren
adoptar la versión que más le satisface personal y espiritualmente, Un ejemplo
podría ser el siguiente:
Algunas personas de la comunidad afirman que la imagen del Niñopan
apareció enterrada en algún lugar
indefinido de la zona del centro de
Xochimilco durante el periodo
revolucionario, cuando la gente,
temiendo al saqueo por parte de las
fuerzas armadas revolucionarias del
sur, prefería esconder sus
pertenencias, sepultándolas bajo la
tierra. En una de esas ocasiones,
mientras se escarbaba, dicen,
apareció la imagen del Niñopan,
ataviado con un imponente traje de
guerrero o noble azteca, sentando en
una pequeña canoa; la imagen
permanecía intacta y limpia, a pesar
de que se había depositado bajo
tierra; esta misma versión la platican
algunos otros miembros de la
comunidad, pero la sitúan en el

30
periodo de la guerra cristera, en donde era más peligroso, pero al mismo tiempo
más loable que alguien poseyera con orgullo alguna imagen religiosa como esta.
Lo más curioso de estas versiones, es que en la actualidad, la estampa de la
imagen del Niñopan y previo al 2 de febrero, en los lugares donde se visten
imágenes del Niño-Dios, se muestra un dibujo de la imagen con dicho atuendo.
Estas son algunas de las versiones que más circulan en torno al origen de
la imagen del Niñopan entre los miembros de la comunidad, y sociológicamente, lo
más destacable, es el arraigo que tiene esta creencia y devoción colectiva en el
pueblo de Xochimilco, que a pesar de la utopía de la modernidad, se sigue
reproduciendo entre sus miembros con la misma fuerza desde hace ya más de
cuatro siglos, impregnando el lugar de un ambiente mítico y festivo; Duvignaud,
cuando refiere al tema religioso, cuestiona si acaso ¿no se tratará, antes que
nada, de rebasar la existencia mediocre que imponen a los hombres y a las
mujeres una urbanización proliferante y la difusión de un nuevo mensaje
económico y tecnológico? O bien, si este culto podría ser ¿una protección contra
la marea alta de la civilización tecnológica que borra todas las diferencias étnicas y
culturales en la vaga semejanza de una homogeneidad cuyas normas fijan las
estadísticas?22 La respuesta inmediata a estos cuestionamiento es sin duda
afirmativa, aunque existen más razones por las cuales es necesario ahondar en
este tema y sobre la importancia que la imagen del Niñopan tiene para la
comunidad del pueblo de Xochimilco; pues en torno a ella existen además, muy
presentes los sentimientos de cooperación, cohesión, solidaridad y prestigio, que
se conjugan en torno a esta devoción, la cual, a pesar del tiempo ha formado toda
una cultura religiosa que atrae no sólo a los miembros de la comunidad de
Xochimilco a la que pertenece, sino también a muchas otras personas de diversos
lugares de la Ciudad de México y otras entidades del país, quienes encuentran en
el Niñopan sentimientos e impresiones que van desde la simple expectación,
hasta la más fascinante de las devociones por la particularidad que esta forma de
culto manifiesta.

22
Duvignaud, Jean, op. cit., p.12.

31
De cualquier forma, para el devoto no es trascendente la cuestión física o
material de esta imagen, y tampoco la ambigüedad del origen de la misma, pues a
pesar de que evidentemente el Niñopan es una figura de madera tallada por
manos humanas, para el hombre religioso, lo sagrado se manifiesta incluso en
piedras o árboles y no se trata de la veneración de algún objeto por sí mismo, sino
que se le sitúa en el rango de lo sacro, por el hecho de “mostrar” o manifestar algo
divino, por ser una hierofanía que manifiesta lo sagrado; de ahí que a esta imagen
se le observe viva y participante dentro del medio cósmico circundante, dentro de
la fe, pues la realidad inmediata de cualquier objeto se transmuta cuando se le
observa dentro del mundo sagrado y religioso23. Podemos observar que el objeto
sagrado aparentemente no sufre cambio físico alguno, sin embargo, su
transformación es absoluta para el creyente, por tanto no es posible utilizarlo
libremente, ya que provoca sentimientos de veneración, convirtiéndose a la par en
algo prohibido,24 al menos para quienes no se suscriben dentro de la ritualidad
necesaria para poder acceder a esta imagen, ya que el siempre momentáneo
paso de lo profano a lo sagrado requiere de purificación, devoción, ritualidad y fe.

La palabra errante, la cultura y los mitos fundadores.

Estas narraciones del origen del Niñopan, son, como las nombra Duvignaud, la
palabra errante, misma que circula entre los pobladores y creyentes del pueblo de
Xochimilco, quienes encuentran en ellas, estatuto de verdad y fundamento de su
cosmogonía, la cual no debemos menospreciar a pesar de que para algunos
sectores inscritos en una perspectiva moderna la encuentran como una muestra
de atraso, e incluso debe cobrar importancia ante aquellos se suscriben
formalmente a la cultura y la historia propiamente dicha, quienes pueden debatir
que tales narraciones carecen de relevancia, pues hemos de retomar las
acertadas aportaciones de Gilberto Giménez, quién en su antología de la Cultura,

23
Eliade, Mircea, op. cit., pp. 16-17.
24
Caillois, Roger, op. cit., pp. 14.

32
afirma que “todo es cultura”25 refiriéndose a todo aquello que pone en evidencia la
forma de vivir, de pensar y la forma en que se desarrollan las reproducciones
sociales de diversas generaciones y pueblos. Por tanto, se puede determinar que
el concepto de Cultura se aplica tanto para un cuchillo de obsidiana de los
mesoamericanos, hasta para la Gioconda de Da Vinci, incluyendo las
manifestaciones religioso-culturales como el año nuevo chino o las danzas de los
pueblos indígenas de México, indiscutiblemente, también se inscriben en el acervo
cultural de la humanidad el culto y la devoción a las imágenes religiosas que dotan
de identidad y valores culturales a todo un pueblo como es el caso de Xochimilco,
ya que, si bien estas narraciones del origen y relatos de los viejos pobladores que
han ido heredando a las generaciones subsecuentes son la palabra errante y no
forman parte de una literatura formal u oficial de la historia de Xochimilco, se
encuentra una riqueza cargada de energía e identidad representativa de este
pueblo. Ahondando en el aspecto cultural, es necesario hacer mención que la
imagen del Niñopan, además de inscribirse en una concepción cultural totalitaria,
por pertenecer a las prácticas colectivas de un pueblo, se puede acotar también
dentro de la concepción simbólica de la cultura, en donde las aportaciones de
Clifford Geertz, nos son útiles para la cultura pueda concebirse, en primer
instancia, como el conjunto de hechos simbólicos presentes en una sociedad, tal y
como apunta el propio Gilberto Giménez, la cultura es la organización social del
sentido, así como pautas de significados heredadas e históricamente transmitidos
en formas simbólicas, donde los individuos se comunican entre sí y comparten sus
experiencias, concepciones y creencias26; por lo que la devoción al Niñopan, al
encontrarse heredada por generaciones de xochimilcas, sigue reproduciendo los
ritos dotados de elementos con una carga simbólica y transmitidos a través la
tradición oral, los cuales se ven reflejados en las prácticas colectivas de los
creyentes, fortaleciendo de esta forma el lazo social, con elementos como la
cohesión y la cooperación, partiendo desde una lógica del don, la cual, junto con el
aspecto simbólico de la devoción a esta imagen, se desarrolla de manera más

25
Giménez, Gilberto, Teoría y análisis de la cultura, volumen 1, CONACULTA-ICOCULT, México,
2005, pp. 67-87.
26
Íbidem.

33
amplia en el capítulo VI. Concluyendo de este modo que la acepción total y
simbiótica de la cultura son referentes para entender que las narraciones en torno
al origen del Niñopan forman parte de un acervo cultural, no sólo de Xochimilco,
sino para comprender un rasgo más dentro de las culturas populares que aun
prevalecen en la cada vez más urbanizada Ciudad de México.
En consecuencia, para el análisis sociológico, retomando esta parte de las
narraciones del origen del Niñopan, se puede concluir haciendo énfasis en la
relevancia que tienen los mitos fundadores, ya que, tal como señala Mircea Eliade,
el mito importa porque nos refiere acontecimientos que han tenido lugar in
principio, es decir, “en los comienzos”, en ese instante primordial y atempóreo, en
un lapso de tiempo sagrado, el cuál es cualitativamente diferente al tiempo profano
que es continuo e irreversible para la existencia cotidiana. Por ello, al contar un
mito, se reactualiza el tiempo sacro donde han sucedido los acontecimientos y
queda abolido el tiempo profano, arrancando al hombre religioso de su tiempo
individual, cronológico e histórico, para situarlo, al menos simbólicamente, en el
Gran Tiempo, paradójico y sin duración; en consecuencia, el mito implica a una
ruptura en el tiempo y equivale para el creyente rebasar su “situación histórica” o
profana, dicho en términos religiosos, “se salva”, pero además le da a su creencia
una revelación de la realidad última 27, la cual, más allá de alejarlo de su situación
social, le hace identificarse con la historia sagrada misma, tal vez valga decir, que
los valores identitarios de los devotos xochimilcas crean en torno a al Niñopan, un
lazo de cohesión y solidaridad mediante la identificación, por lo que el mito
fundador en el que centran su creencia, como señalan Duvignaud y Eliade,
independientemente de que sea una palabra errante o una narración ficticia o
verdadera, cobra estatuto de certeza dentro de su fe y en su condición humana,
regida por una determinada serie de comportamientos, que a la par se han
heredado y reproduciendo en forma simbólica por medio de rituales inmersos en
su cotidiano, en consecuencia, tal mito fundador es verdadero para el devoto
creyente, porque ante su mirada, representa lo sagrado, por ello, cuando las
narraciones que hacen referencia al origen mítico vuelven a ser recitadas o

27
Eliade, Mircea, Imágenes y Símbolos, Ed. Grupo Santillana/Taurus, España, 1999, pp. 63-84.

34
escuchadas, se entra en contacto con la hierofanía, lo cual, apunta Eliade, hace
que el hombre religioso se identifique a sí mismo y en su concepción de realidad,
en un plano cosmogónico que le sitúa en lo inalcanzable y le hace trascender más
allá de su existencia individual pagana. Por lo que la importancia de preservar la
tradición oral de las historias en torno al origen, recae, en el simbolismo, que da al
devoto la respuesta fundamental para explicarse a sí y a quienes comparten con él
tal forma de devoción, logrando también, relevancia sociológica, porque además
de que se fortalece la memoria colectiva, estos mitos crean lazos de identidad,
tanto grupal como regional.

Memoria colectiva e identidad.

En consecuencia, otro punto a concluir, recae en la identidad, la cual, se fortalece


a partir de los mitos fundadores, puesto que éstos revelan el origen y razón de ser
cosmogónica para los devotos, lo que nos lleva a determinar que las relaciones
sociales inscritas en el contexto histórico y místico de este pueblo son
indispensables para la identificación de la grupalidad y la reproducción de sus
valores, mismos que generan una arraigada memoria colectiva que da fuerza y
vigor a las culturas populares manteniéndose vigentes como un rasgo
característico de nuestra riqueza cultural mexicana.
Por ello, para reforzar la percepción de memoria colectiva generada en
torno a la devoción al Niñopan, resulta conveniente retomar las aportaciones de
Maurice Halbwachs, quién se refiere a la memoria colectiva como una memoria
vivida por el grupo en la continuidad y en la semejanza a sí mismo 28, lo que nos
permite contraponerla a la memoria histórica, que esta periodizada en el pasado y
se inserta en una cronología, por ello, el grupo que sirva de soporte a la memoria
colectiva, debe considerarse bajo el aspecto de las relaciones sociales que lo
conforman y en la reactualización de las mismas por medio de las redes de
comunicación que fluyen a través de la tradición oral y los mitos fundadores,
mismos que vinculan estrechamente a sus miembros. Por consiguiente, la

28
Halbwachs, Maurice, La Memoria Colectiva, Ed. PUF, Paris, 1968, p.75.

35
relevancia de la narrativa sobre el origen de la imagen del Niñopan, no sólo
vincula al devoto con lo sagrado, sino además, lo identifica con los demás
devotos, con el grupo.
Pero la memoria colectiva es más compleja, puesto que al considerar las
aportaciones de Roger Bastide, observamos que en efecto, la memoria colectiva
es una memoria de grupo, pero siempre y cuando reconozcamos que es una
memoria articulada entre los miembros del grupo, en un escenario, donde hay
relaciones de roles, es decir, una memoria de organización, un sistema de
relaciones sociales entre los individuos, la cual puede desaparecer a causa de la
esclavitud29; en el caso del pueblo de Xochimilco y el Niñopan, podríamos añadir,
por ejemplo, que dicha esclavitud se presentaría si es que el INAH decidiera retirar
la imagen definitivamente y no se tuviera la libertad de reproducir más esta
devoción ancestral, o bien, por la creciente urbanización del lugar y alguna
legislación restrictiva que trajera consigo para aminorar estas prácticas devotas y
colectivas, lo que desembocaría en el olvido de esta devoción por parte de las
futuras generaciones.
Resulta interesante abordar el cuestionamiento hecho por Duvignaud,
cuando plantea, si el verdadero problema no es el de la memoria colectiva, sino el
del olvido; dado a que la teoría sociológica, antropológica y psicológica no hacen
mayor referencia al tema del olvido y que en primer instancia se nos ha mostrado
que la sociedad se reproduce a sí misma y se conserva, como las instituciones,
mediante la transmisión pedagógica de las actitudes, comportamientos y
creencias, restablecidos de generación en generación, heredados de manera
directa de los más viejos a los más jóvenes, en un esfuerzo por perpetuarse y, de
este modo, suprimir el olvido para de alguna forma prevalecer y mantenerse
vigentes30, es decir, una forma de enriquecer la memoria colectiva, que aunque
corra el riesgo de desaparecer con el tiempo, deje constancia para no ser
olvidada. En la devoción comunitaria al Niñopan, además de las narraciones
originarias, ante el pueblo exhiben la ropa y los regalos recibidos durante toda su

29
Giménez, Gilberto, op. cit., pp 96-111.
30
Duvignaud, Jean, op. cit., 68-71.

36
historia. Así el pueblo confirma además de la memoria colectiva, el amor y la fe;
los milagros brindados y materializados en dones; constatación de la presencia
divina que fortalece la identidad social en Xochimilco.
De este modo, finalmente, cabe señalar que dicha identidad social se
solidifica mediante la función de las representaciones sociales, las cuales implican
una representación del sí mismo y de los grupos de pertenencia que la definen
dentro de la dimensión social, donde los procesos simbólicos comprenden una
lógica de distinciones o diferencias que terminan por constituir las identidades y
alteridades sociales, como señala Bourdieu: “La identidad social se define y se
afirma en la diferencia”31 por ello, es importante la preservación de estas prácticas
religiosas, pues en el caso de Xochimilco, nos muestran la construcción de la
identidad a partir de la cohesión generada en la fe colectiva, de este modo
podemos señalar que el Niñopan acrisola la identidad xochimilca, donde la
construcción del nosotros se proyecta en los símbolos fundamentales y mitos
fundadores de esta identidad, tanto así, que por citar algún ejemplo, algunos
devotos creen que el Niñopan posee rasgos en su fisonomía propios de los niños
de este pueblo, tal y como sucede con la Virgen de Guadalupe, tratando de darle
lógica al sentido de pertenencia. Pero más allá de esto, la identidad está vinculada
con las relaciones sociales de naturaleza íntima como la familia y el barrio, con el
pueblo en sí, llegando a la conclusión de que, en Xochimilco la identidad otorgada
por la devoción al Niñopan es estimulante para sus devotos, genera orgullo y
adhesión, un prestigio, el cual, no podemos decir que sea unánime para todos los
pobladores, ya que lo que genera emblema para unos es estigma para otros, sin
embargo, aquellos que se suscriben a estos actos religiosos, observan en la
imagen el referente de su pasado ancestral, es el mito fundador, pero también, es
el referente a su contexto actual, el cual los hace equipararse plenamente con el
resto de los devotos a través de reproducción de los ritos y las practicas que
enriquecen la identidad grupal.

31
Bourdieu, Pierre, en Giménez, Gilberto, op. cit., p. 89.

37
CAPITULO III LA FESTIVIDAD COTIDIANA

“Lo que realmente me importa al estudiar un pueblo, es su visión de las cosas,


su cosmovisión, el aliento de vida y realidad que respiran y por el que viven.
Aprehendiendo la visión esencial de los otros, con el respeto y la verdadera
comprensión que se les debe, no hacemos sino ampliar nuestra propia visión.”

B. Malinowsky, Los Argonautas del Pacífico Occidental, p. 365.

Algo de lo más cotidiano y sociológicamente observable, además de particular


dentro de las festividades que se le dedican al Niñopan, es que no hay una fecha
a la cual se le pueda llamar “el día del Niñopan”, debido a que, por el contrario, lo
que más caracteriza a esta imagen es la “festividad cotidiana”, (de ahí el título de
este capítulo), debido a que son celebraciones que se llevan a cabo día a día por
los habitantes de la comunidad para honrar al Niñopan, por lo que no existe
claramente una fecha especial para festejarlo. No obstante, hay que reconocer
que tales celebraciones diarias no tienen el mismo impacto multitudinario, como
sucede durante el cambio de mayordomía celebrado el día 2 de febrero de cada
año. Todas estas habituales celebraciones no dejan de reproducir una enorme
carga de ritualidad, capaz de congregar diariamente a la comunidad, dichas
festividades se realizan, debido a que las familias del pueblo de Xochimilco
solicitan que la imagen del Niño-Dios circule durante todo el año y les visite por un
día, por lo que el tiempo festivo está presente de forma permanente e interiorizado
en la vida cotidiana del pueblo de Xochimilco, tal vez, por la misma peculiaridad de
este culto, se le pueda observar contrariamente a lo expuesto por Durkheim,
cuando afirma que durante el periodo festivo “se halla uno tan completamente
fuera de las condiciones ordinarias de la vida y se tiene tal conciencia de ello, que
se siente la necesidad de proyectarse hacia afuera y por encima de la moral en

38
uso.”32 En consecuencia, es importante detallar cómo el Niñopan circula
diariamente visitando a los pobladores de Xochimilco, renovando los sentimientos
de solidaridad y creencia en la vida cotidiana; lo cual, no se presta al desenfreno o
al desacato de las normas sociales y civiles establecidas, puesto que la misma
repetición diaria de los rituales de esta devoción, logra que el tiempo festivo y el
tiempo “normal” se encuentran empalmados y presentes en la colectividad devota
del pueblo.
A lo largo de este capítulo, se recurrirá a una extensa descripción que
detalla la festividad diaria, misma que le otorga sentido y particularidad a esta
devoción, debido a que permite que el tiempo festivo se encuentre presente entre
los creyentes, haciendo de Xochimilco un lugar donde diariamente la fiesta forma
parte de la vida cotidiana de sus habitantes, quienes creyentes o no, han
aprendido a convivir con esta característica local.
Esta festividad inicia con la solicitud para lograr obtener por un día, la
compañía de la venerada imagen, y ocurre cuando llega la fecha establecida en
que se abre la agenda para quienes deseen ser hospederos y tener así la
posibilidad de custodiarla al menos por un día en el domicilio propio; aquel
miembro de la comunidad que pretende hospedar al Niñopan en su casa, trata de
obtenerlo, con el fin de que éste pase un día con la familia para rendirle devoción,
ofrendas y cuidados, así también se brinda comida y bebida a la comunidad y a
todo aquel que desee acompañar a la imagen en el domicilio del vecino que ese
momento le alberga. Como se ha mencionado, las fechas para ser hospedero
deben ser solicitadas el día en que se abre la agenda del Niñopan; evento que
tiene cabida en una sola fecha, la cual, escoge el siguiente mayordomo en turno y
generalmente ocurre durante las dos últimas semanas de diciembre de cada año;
durante esas fechas se convoca a la comunidad con cierta anticipación, debido a
que son muchas las familias que desean tener a la imagen en su casa, por lo que
desde una noche antes de la apertura de agenda para hospederos, alrededor de
la casa de la próxima mayordomía del Niñopan, se pueden ver largas filas de

32
Durkheim, Émile, en Caillois, Roger, op. cit., pp. 105.

39
miembros de la comunidad, aspirantes a hospederos, esperando a que se abra la
libreta de la agenda.
Mircea Eliade, menciona que esta necesidad del hombre por poseer lo
sagrado, se debe a que la imagen sagrada, desde la perspectiva del hombre
religioso, está saturada de poder, de una potencia sagrada, la cual es realidad,
perennidad y eficacia; de ahí, el deseo de participar de esa realidad y saturarse de
poder.33 Desde esta perspectiva, en Xochimilco, el contar con la presencia del
Niñopan es allegarse con el resto de la población de prestigio y reconocimiento
que otorga el poder tener en casa al Niñopan; este mismo sentimiento puede ser
equiparable al del mayordomo o posadero, pero se debe reconocer que estos dos
últimos realizan un sacrificio y esfuerzo aun mayor por impregnarse de la
presencia y de los dones del Niñopan, por la magnitud que este tipo de
compromisos conlleva.
Cada familia devota a esta imagen, tiene algún motivo para tener de cerca
al Niño-Dios: ya sea una fecha especial para la familia, o simplemente por el gusto
de tenerle en su casa y ofrecerle devoción. Como ya se ha señalado, a quien logra
obtener una de estas fechas, se le llama “hospedero”, nombre con el que se le
identifica a quien por un día “tiene al niño” y la posibilidad de beneficiarse con la
estancia del patrono del pueblo; de esta forma, al tener en su domicilio al niño del
pueblo, el hospedero logra que su casa, sea reconocida como un lugar de
congregación y culto por la gracia y la presencia del Niñopan. Se convierte el
espacio doméstico, (o profano), en un lugar sagrado, pues al menos por ese día,
la imagen sagrada se manifestara en ese sitio y por ende esta hierofanía o
manifestación sacra se aparta de la homogeneidad del tiempo y del espacio
cotidiano.34 Esto se traduce en diversos privilegios para el hospedero, como el
poder hacer en la cercanía del hogar las oraciones y peticiones al milagroso
Niñopan, y de esta manera darle confort a su fe, a su alma y a su conciencia, ya
que el hecho de tener tan cercana a esta imagen, permite a las personas renovar
su fe por medio de la expiación de sus culpas de carácter espiritual. Igualmente,

33
Eliade, Mircea, Lo sagrado y lo profano, p.16.
34
Ibid., pp. 21-23.

40
se cree que podrá resolverse un problema de salud, económico, espiritual, laboral
o de cualquier otra índole, además de que al hospedero le brinda prestigio y
respeto ante la comunidad; aunque se debe señalar que no es este prestigio o el
reconocimiento por parte de la comunidad lo que se espera obtener con la
compañía de la imagen, sino que, más allá de esto, se congratulan aún más por la
satisfacción y alegría mismas que les brinda el tener de forma palpable a la
imagen que veneran y poder ofrecerle el fruto de su esfuerzo y trabajo al Niñopan,
la imagen más venerada y milagrosa de Xochimilco. Es una lógica del Don, de dar
y brindar a cambio de sentir que el hospedero se llevará algo mejor, no importa si
se trata del orden de lo imaginario o de las relaciones humanas más terrenales.
Es importante señalar que en algunas fechas consideradas solemnes, como
es el caso de la Semana Santa, la imagen no circula entre la comunidad, ya que
en este tiempo la imagen permanece en la casa del mayordomo como señal de
luto y respeto, por lo que durante este periodo se restringe la salida del Niñopan a
la casa de algún hospedero; aunque al Niñopan sí se le puede visitar durante
estos días, en los que también se reza el rosario de forma cotidiana en casa del
mayordomo, es decir, de cierta forma no se suspende la devoción ni el ambiente
de regocijo por visitar y ver de cerca a esta imagen, aunque el carácter festivo se
aligera para darle paso a la solemnidad que la propia semana santa implica; por lo
que resta casi todo el año para poder hacerse acompañar de la presencia del
Niñopan en el propio domicilio en carácter de hospedero, para continuar con el
permanente ambiente de festividad que caracteriza el culto a esta imagen por
parte del pueblo de Xochimilco.
También es importante señalar otras fechas, las cuales tampoco son
concedidas a hospederos, consideradas de mayor festividad, o como comúnmente
se les suele llamar: “fiestas grandes” o importantes, debido a que, como se
observará más adelante y a detalle, una celebración de esta magnitud y
relevancia, además de la ritualidad especial que conlleva, requiere demasiada
preparación económica y moral por varios años, como es el caso de la misma
mayordomía, las posadas y la arrullada; donde se distinguen rituales aún más
trascendentales por el propio contacto a lo sagrado que simboliza esta imagen.

41
Lo cotidiano en los barrios de Xochimilco.

Es común que en casi todo el país y en


particular, en los pueblos religiosos como
Xochimilco y sus alrededores, que durante
los días de las fiestas patronales, el
amanecer sea anunciado por las fuertes
campanadas del templo parroquial, así
como por el estruendo provocado por
múltiples juegos pirotécnicos que anuncian
que “hoy hay fiesta”; es propio de cada
comunidad oír tal algarabía sólo durante
las fiestas del santo patrón(a) del barrio o
del pueblo.
Lo que no es común, y por el
contrario, algo por demás particular, es
que tal ambiente festivo se encuentre de
forma permanente en el pueblo de
Xochimilco, debido a que la mayor parte del año el Niñopan sale de visita a casa
de uno de los miembros del pueblo, llamados propiamente hospederos, logrando
impregnar el carácter festivo en la cotidianidad xochimilca, por lo que resulta
interesante y necesario explicar los motivos de tal festividad latente en este
pueblo, misma que se rige en torno al Niñopan, que día con día circula entre la
comunidad llegando a cada hogar del pueblo, colmando las calles y barrios, de
varios elementos simbólicos que se ponen de manifiesto durante las procesiones
en cada recorrido que hace el Niñopan, los cuales son: la música de viento, las
aromáticas y coloridas flores, la lluvia de confeti, luces de bengala, el retumbar de
los cohetes, la danza de la Comparsa de Chinelos y la multitud que se da cita en
la ocasión.

42
En este punto es
necesario hacer un paréntesis
para enfatizar respecto al papel
de los Chinelos, los cuales son
danzantes originarios de
Tepoztlán, Morelos, retomados
por la tradición xochimilca para
escoltar las procesiones
religiosas con su alegre baile
conocido también como
“brinco”. Se distinguen por su
singular atuendo comúnmente conocido como “traje de chinelo”, que es una túnica
de terciopelo adornada con chaquira, lentejuelas y aplicaciones de diversas
formas y colores, mismas que pueden mostrar desde motivos indígenas hasta
símbolos religiosos como la Virgen de Guadalupe o la figura del mismo Niñopan;
dicho traje se acompaña con guantes blancos, un sombrero alto ataviado con las
mismas características del atuendo y finalmente se engalana con una liviana
máscara de malla alambrada, la cual muestra pintado un rostro con ojos grandes y
una abundante y larga barba curveada; desde
hace un poco más de 35 años los habitantes de
Xochimilco han adoptado y personificado con gran
alegría la danza del chinelo al ritmo de la música
de viento, para lo que no escatiman en lo más
mínimo, el esfuerzo físico que requieren las
procesiones, ni el tiempo que demandan los largos
ensayos, y mucho menos en el gasto económico
que implica la confección de un traje de chinelo, el
cual puede costar desde los 4 mil y hasta los 30
mil pesos aproximadamente, dependiendo de las
posibilidades del danzante, aunque es importante
mencionar que más allá de los gastos pecuniarios,

43
la persona que se ofrece para ser chinelo, brinda su energía física en cada
procesión en nombre de la fe, buscando entregarse él mismo como ofrenda
danzante y anónima hacia lo que se concibe en este pueblo como sagrado o
divino, en este caso al Niñopan.
De este modo, cotidianamente se puede sentir el ambiente festivo en el
pueblo de Xochimilco, que logra hacer una ocasión de fiesta diaria para cada
hospedero y para el pueblo devoto, a pesar de que para el calendario religioso y
civil no exista alguna fecha particular que celebrar, para el hospedero y la
comunidad es una fecha memorable el hecho de tener entre sus familiares y
amigos a la imagen del Niñopan, el cual es participación festiva, renovación de
vínculos comunitarios de solidaridad y de amistad, refrendo de un pacto con la
creencia y fe al lugar.

La agenda y la espera.

Como ya se mencionó al inicio de este capítulo, las dos últimas semanas de cada
año, en Xochimilco, además del entorno navideño, existe un momento esperado y
que causa mucha expectativa: el día en que se abre la agenda para poder ser
hospedero del Niñopan. Tal evento tiene lugar en la casa de la siguiente
mayordomía, lo cual, genera diversas expectativas dentro de los miembros de la
comunidad, quienes se preguntan si podrán conseguir una fecha para tener en sus
casas al venerado Niñopan dentro del próximo año, o si el mayordomo podrá
solventar la magnitud económica de la mayordomía, o si la próxima “casa del niño”
será lo suficientemente “digna” para el niño-Dios. Al respecto, lo “digno de la casa”
se refiere; además del espacio físico, que por lo regular, resulta ser una casa
recién construida y acondicionada para cumplir cabalmente con tan importante
compromiso que implica el ejercicio de esta mayordomía, el aspecto moral de la
familia, es decir, el pueblo se cuestiona en forma de rumor, si la familia es de
buena reputación y es socialmente distinguida dentro de la comunidad, no tanto
por sus valores económicos sino principalmente morales. Tenemos así un doble

44
movimiento: uno de carácter “horizontal” comunitario, que renueva el presente en
la creencia y solidaridad social; otro de naturaleza “vertical” que cuestiona el lazo
parental, el prestigio de la familia, un apellido y por ende, la descendencia. Si es
que (como generalmente siempre ocurre) se observa la buena disposición por
parte de la nueva familia por cumplir honrosamente con semejante
responsabilidad, será una mayordomía “bien vista;” por ende, podemos hacer
mención que aquellos quienes pretenden llegar a ser mayordomos tienen este
compromiso moral de romper con sus costumbres cotidianas que podrían tal vez,
ser consideradas profanas o comunes, pues solo la disciplina y una conducta sana
o contemplativa, puede afrontarse a lo divino y hacerse puro, es decir, la renuncia
es necesaria para tener una verdadera transformación y así, poder acercarse a lo
sagrado.35
No se debe pasar por alto el hecho de que debido a que han pasado
bastantes años para obtener la mayordomía, gran parte de la comunidad sólo
sabe el apellido de la familia que tendrá el próximo año la responsabilidad y
custodia de la imagen, su barrio de procedencia y nada más, pero el día en que se
abre la agenda, existe la posibilidad de observar a la próxima mayordomía en
acción, es decir, la capacidad de organización de la familia, el apoyo vecinal o del
barrio y además es una oportunidad de conocer y observar cómo se desempeñan
los miembros de la familia del mayordomo ante este gran compromiso.
Ya establecida la fecha en que se abre la agenda para hospederos, los
miembros de la comunidad interesados en ello, acuden a la futura casa del
mayordomo con demasiada anticipación, puesto que es enorme la cantidad de
personas quienes desean tener, aunque sea por un solo día, a la imagen del
Niñopan; por ende se corre el riesgo de quedarse sin alguna fecha disponible, por
lo que desde la noche anterior a la apertura de agenda se puede ver en torno a la
casa de la futura mayordomía, la formación de largas filas, en donde la gente se
concentra preparándose para la larga velada que les espera, para ello se preparan
con sillas, chales, suéteres, ollas de barro con café, e incluso se ha dado la
ocasión en la que, para hacer más amena la velada, llevan mariachis, tríos o

35
Caillois, Roger, op. cit., p 33.

45
grupos de música norteña con la finalidad de hacer la espera menos pesada. Por
lo que podemos afirmar que el tiempo “muerto” no existe, ya que éste es “llenado”
por un tiempo festivo, en donde la espera es emoción contenida y refrendo de la
fe, amistad y solidaridad de quién, probablemente no le toque cuidar al Niñopan.
Una vez que el mayordomo del ya muy próximo año considera adecuado
iniciar este acto de apertura de agenda, (lo cual puede ocurrir desde las seis o
siete de la mañana), cada persona que desee ser hospedero, al llegar su turno
para ser atendida, tiene que verificar que la fecha en que pretende tener la imagen
no haya sido apartada por otra persona, de lo contrario, deberá escoger otra fecha
desocupada o bien, esperar tener mejor suerte el próximo año. Este proceso es
por sí solo, todo un ritual de espera que culmina con la obtención de la fecha
requerida. Una vez logrado el objetivo de apartar y fijar la fecha deseada, se
establece firmemente el compromiso por parte del hospedero y de su familia ante
la comunidad; compromiso que es renovación de fe frente a la imagen del
Niñopan, de obligación de brindar su casa, así como el desayuno y la comida
para la fecha señalada. La fijación de la fecha permite entonces, la preparación
oportuna de la casa (y de los gastos que representa), pues todo hospedero busca
darle lo mejor a la imagen del Niñopan y a la comunidad que le acompaña, vale
decir, que es una buena ocasión para que el hospedero pueda manifestar su
voluntad de sacrificio en aras de la fe colectiva.

La circulación del Niñopan.

Esta es una de las prácticas más significativas y representativas en torno a esta


imagen, lo que la hace única, al menos en todo el valle de México, debido a la
naturaleza misma de la tradición que inherentemente ha exigido que el niño-Dios
circule entre los miembros de la comunidad, ya que la imagen del niño pertenece
al pueblo de Xochimilco, por lo que el espacio sagrado para su veneración no se

46
encuentra sujeto a un templo, santuario o parroquia de manera fija36. Esta
particularidad logra hacer del entorno festivo-religioso una parte constante de la
vida cotidiana para la comunidad xochimilca, que sigue y hospeda diariamente al
Niñopan de forma fiel en todas las procesiones que recorren las calles, los barrios
y los domicilios por donde circula.
Tal circulación entre las casas del pueblo de Xochimilco no tiene más orden
que el de la agenda misma del año en curso, por lo que, cada día es diferente. Es
común, para aquellos seguidores de esta imagen, que si quieren ese día seguir al
Niñopan, tienen que estar al pendiente de los sonidos de los cohetes, la banda o
bien, seguir el rastro de los pétalos de flores que va dejando la procesión a su
paso; y si aún así esto no es suficiente, es igualmente común escuchar a algunos
preguntar: “¿Por dónde anda el Niñopan hoy?” o “¿A quién le tocó hoy el Niño?”
Tales preguntas son parte de la plática cotidiana entre los pobladores y aquellos
que tienen la intención de visitar al Niñopan; a sabiendas de que no importa el
lugar donde se encuentre, o si acaso la familia que lo hospeda por ese día, no los
invitó directamente, incluso, si no existe amistad o buena relación con los
hospederos; saben, que el hecho de visitar al Niñopan hace de este momento algo
que trasciende más allá de las situaciones “terrenas” por lo que no hay restricción
alguna que les impida entrar al domicilio del hospedero y servirse de los alimentos
ofrecidos, si es que se tiene como única intención el visitar a la imagen para
rendirle devoción o hacerle llegar algunas peticiones. Subrayamos: cualquier lugar
donde se encuentre al Niñopan, es considerado como un espacio sagrado, mismo
que posee la virtud de lograr en su entorno un respeto que no da pie a la
discordia, donde recordamos que, hasta el criminal que ahí se refugia se hace
inviolable, consagrado por la santidad del lugar. 37 Lo que demuestra que la imagen
cumple con la finalidad de “limar asperezas” entre las personas, suavizar los
conflictos y reforzar las relaciones de solidaridad.

36
Sin duda, en muchas colonias del Distrito Federal se encargan las vírgenes y los santos del
templo en una de las casas de los vecinos para que se les cuide. Pero este cuidado no contiene los
elementos de apertura y consenso social del que goza el Niñopan que sí le pertenece al pueblo.
37
Caillois, Roger, op. cit., p.30.

47
Es necesario hacer un paréntesis para mencionar que, aunque en casos
esporádicos, también se han suscitado momentos de tensión y conflicto entre los
devotos, que incluso han rebasado el orden social, de parentesco y eclesial, como
ocurrió en el año de 1969, cuando un párroco intentó recoger la imagen de la
mayordomía y resguardarla en el templo sin que el pueblo tuviera el acostumbrado
contacto con ella, propiciando el desacuerdo de la población y la intervención de la
PGR38; también se han presentado eventos que han propiciado el desacuerdo
entre familiares que llegan a dañar seriamente sus relaciones, tal es el caso que
ocurrió a principios de la década de los noventas, cuando los mayordomos y la
familia que brindaría la arrullada tuvieron un malentendido respecto a quién iría al
frente de la procesión con el Niñopan, lo que fue un momento de tensión e
incomodo en la procesión para los presentes, concluyendo con el distanciamiento
entre aquellas familias. Estos ejemplos son casos aislados y que no
interrumpieron las festividades ni la congragación de los fieles, quiénes en esos
momentos suelen manifestar apoyo moral, económico y en especie a quienes
resguarden la imagen con tal de llevar a cabo su devoción, pero a fin de cuentas,
nos dejan en claro que, al concentrarse un gran número de personas,
evidentemente existen momentos de conflicto, donde las presiones económicas,
de tiempo, de convivencia, de prestigio y organización, logran en ocasiones
permear el lazo, pero no así la devoción, la cual, lejos de debilitarse, muestra la
solidaridad entre la población creyente en aras de la fe colectiva. Al respecto,
podríamos retomar la tesis de Goffman, cuando señala que la lealtad y la
disciplina dramática se suscriben al arte de manejar impresiones por parte del
grupo, donde cada individuo, ante incidentes que pongan en peligro la actuación,
es capaz de reprimir sus pensamientos espontáneos, a fin de dar la impresión de
que se atiene a los lineamientos afectivos y a las expresiones establecidas por la
actuación del equipo, por lo que la importancia del actuante disciplinado recae en
su serenidad y equilibrio39, de ahí, observamos que en favor de la devoción
colectiva, se puedan dejar de lado los sentimientos de disgusto, tristeza y tensión

38
Este hecho se describe más a detalle en el Anexo 1.
39
Goffman, Erving, La presentación de la persona en la vida cotidiana, Amorrortu Editores,
Argentina, 2006, pp. 223-233.

48
que surgen de los conflictos, para lograr una eficaz e ininterrumpida realización de
estos actos religiosos.
Esta forma de mostrar devoción y fidelidad al Niñopan nos remite al hecho
de que la fe hacia la imagen es más fuerte que cualquier otra situación personal
entre mayordomos, hospederos y comunidad, ya que, en determinado momento,
se está visitando al Niñopan, más no al hospedero, (aunque éste no deja de estar
bajo el escrutinio de la comunidad), de esta forma, se puede observar que los
lugares en donde se encuentre el Niñopan, ya sea la casa del mayordomo, la del
posadero o la del hospedero; se convierten al instante en que albergan a la
imagen, en un punto de encuentro comunitario y en un espacio sagrado para la
oración, la convivencia y la devoción, por lo que las redes sociales se solidifican y
se genera una gran cohesión entre la comunidad en torno a esta imagen.
Es necesario destacar el hecho de que no sólo se circula la imagen del
Niñopan, sino, como se podrá apreciar a lo largo de este capítulo, durante esta
devoción, también circulan las cosas o elementos de la celebración, como las
flores, la comida, los cohetes, las velas, los globos, los adornos, en fin, el total de
los elementos que diariamente hacen posible la festividad, lo que refuerza los
lazos de intercambio y cooperación entre esta comunidad, esto nos lleva a
determinar: que todas aquellas cosas que circulan, se encuentran al servicio del
lazo, pues en el universo de los amigos y vecinos, se atribuye una gran
importancia a la reciprocidad vinculada con las cosas que circulan.40

40
Godbout, Jacques T., op. cit., p. 41.

49
Ritualidad que sigue cada familia de hospederos.

Cada familia que hospeda a la imagen del Niñopan está sujeta a un cronograma,
que si bien no está establecido de forma obligatoria, sí tiene una formalidad
dictada por la tradición, misma que ha definido cómo debe llevarse a cabo esta
forma de ritualidad cotidiana, que está sujeta al horario en que la imagen debe ser
recogida y entregada a la casa del mayordomo, la cual no debe rebasar de las
ocho de la noche, ya que a esa hora, diariamente, en casa del mayordomo se
efectúa en honor al Niño-Dios el rosario y la merienda, para concluir con la
práctica de arropar al Niñopan para llevarlo a su habitación a pernoctar; sólo y
salvo por estos eventos que la costumbre ya ha establecido, la forma de llevar a
cabo la ritualidad para hospedar por un día al Niñopan solo depende de cada
hospedero y su familia; puesto que no debemos pasar por alto que uno de los
elementos esenciales del culto es que la representación de los mitos, la ritualidad
y el trance, nunca son programados, sino que surgen de forma espontanea y no
preestablecida, pues sin duda; como señala Duvignaud, se trata de una
memorización colectiva que se realiza mediante los objetos materiales y dentro del
espacio de culto; por tanto, se puede decir que en ese momento, “se recuerda lo
que se debe de hacer” y tal trabajo del recuerdo va de la mano de una mímica de
parecer sin control, en donde quienes tienen contacto cercano con el Niñopan,
tratan de sacar partido de las cosas consagradas y de todos los elementos
participantes que contribuyen a la devoción o la puesta en escena en donde el
actor trataría de llenar las lagunas de la memoria (o de la inexperiencia) con
elementos tomados de la vida cotidiana.41 Por lo que el hecho de adornar la casa
donde se hospedará la imagen, así como la hora de la misa, los recorridos y todos
los elementos restantes como la comida, la bebida (la cual se estableció hace
varios años, que no debe incluir alcohol u otra bebida embriagante o estimulante),
la música, el tipo y cantidad de flores, los cohetes, así como las velas o globos
para acompañar a la imagen, corren a elección, entendimiento y posibilidades de
cada hospedero; puesto que, se recalca, no hay texto ni guión alguno que

41
Duvignaud, Jean, op. cit., pp.14-15.

50
imponga tales elementos; lo que nos lleva también a enfatizar en que la voluntad
de cada hospedero por donar su casa y su mejor esfuerzo por brindar alimentos y
bebidas para la comunidad en nombre de la fe colectiva, hace destacable su
donación y culto por esta imagen; de ahí a que diariamente se reavive esta
devoción, manteniéndose vigente entre la comunidad de Xochimilco desde hace
más de cuatrocientos años, o al menos eso es lo que afirman los datos a los que
se tiene acceso, y que el INAH en diversos boletines, toma como válidas.

Ir por el Niño.

La festividad cotidiana inicia, muy


temprano, alrededor de las 7 de la
mañana, el mayordomo alista al
Niñopan con alguno de sus centenares
de ropones o atuendos, o bien, por lo
regular se estila que el hospedero,
desde una noche antes, lleve a la casa
del mayordomo el ropón o atuendo
que desea vista el niño-Dios al día
siguiente, dicha entrega del ropaje se
hace de manera formal y breve.
Una vez vestido con el ropón indicado para ese día, el Niñopan es
entregado en la puerta de la casa del mayordomo al hospedero de manera
solemne; por su parte, el hospedero acompañado en primera instancia de su
familia, invitados y amigos cercanos, espera afuera de la casa, el momento en
poder abrazar o portar la imagen, en el cual después de recomendaciones del
mayordomo tales como: - “Cuídemelo mucho”- o bien: -“se lo encargo, por favor”-
Ya en manos del hospedero, inicia el tronar de los cohetes, el sonar de la música
de banda con las tradicionales “mañanitas” y la algarabía de todos aquellos que
reciben a la imagen. Cabe señalar que desde hace algunos años, algún miembro

51
de la familia del mayordomo
acompaña al Niñopan durante todo
el día, con el fin de vigilar que se le
dé el cuidado que requiere la
imagen de más de cuatrocientos
años, además de que en últimas
fechas se portan letreros en los
cuales se pide no tomar fotos con
flash y no besar o tocar a la imagen
directamente, (sino únicamente) al
ropón, todo esto con el fin de evitar
el deterioro de la misma.

La Procesión.

En cuanto el hospedero ha recibido con solemne alegría a la imagen de manos del


mayordomo, inicia la procesión que lleva al Niñopan a la casa de la familia que lo
espera, tal recorrido, va circulando por los barrios y calles que el hospedero,
según su voluntad, ha trazado como ruta, llenando las calles de música, cohetes,
el danzar de los chinelos y la compañía de todos aquellos devotos o espectadores
que así lo deseen; la festividad rodea al Niñopan por donde quiera que circula; se
puede observar a la gente que va pasando por el camino de la procesión y cómo
ésta se acerca a los pies del Niñopan para besar su ropaje y persignarse, en este
momento el hospedero se detiene el tiempo que sea necesario para que todos
aquellos que encuentran en su camino al Niñopan, se acerquen y puedan externar
su devoción o sus súplicas a la imagen. La custodia de la imagen no implica de
ninguna manera un aislamiento o posesión privada; la imagen sigue siendo del
pueblo, por ello, no existe restricción alguna para alabarla y venerarla el tiempo
suficiente para ello.

52
Existen varios elementos en torno a la procesión del Niñopan, que tienen un
cierto orden establecido desde hace bastantes años por la tradición misma, y que
forman parte de la cotidianidad e internalización de quienes participan en ella, así
como la forma en que se distribuyen y ordenan los elementos participantes en
dicha procesión.
Se aprecia en primer plano, bastantes metros adelante, a algunos señores y
jóvenes quienes van abriendo paso a la procesión, ya sea, deteniendo o
desviando el flujo de vehículos; cabe decir, que por lo general tal situación no
genera en la mayoría de los conductores locales molestia alguna, ya que asumen
que el Niñopan y la tradición misma de esta devoción, tienen prioridad de paso;
unos cuantos pasos atrás, están aquellos a quienes se les encomendó el ir
“echando cohetes”, mismos que a su vez, anuncian que la procesión del niño-Dios
ya está muy cerca; otros cuantos metros más atrás, se observa en ambos lados
de la calle, pegadas a la acera, una
valla de personas devotas y
acompañantes de la imagen, abarcando
y envolviendo a la procesión a lo largo y
ancho de la avenida o calle; dentro de
estas vallas humanas podemos ver en
primer estancia, el danzar de la
comparsa de chinelos, que ejecuta su
brinco y los bailes, montando una
verdadera coreografía, en la que se
aprecian las formas y pasos que reflejan
con entusiasmo durante todo el
recorrido de la procesión;
inmediatamente después, viene la
imagen del Niñopan sentado en su
pequeña silla-trono, llevada en brazos
por el hospedero, quien se hace
acompañar de su familia, tomado del

53
brazo de su esposa e hijos; alguna otra persona, muy cerca y detrás del
hospedero, camina sosteniendo una gran sombrilla que protege a la imagen del
sol o lluvia; los miembros más pequeños de la familia regularmente son los que
llevan justo frente al Niñopan, el pequeño cofre de madera que sirve como
alcancía en donde se depositan las donaciones de quienes desean aportar alguna
moneda a la imagen, algún otro niño lleva una campana de metal que hace sonar
al paso del Niñopan, y por último, otro pequeño, o de preferencia, una niña que va
dejando caer pétalos de flores que toma de una canasta y que a su vez quedan
como el rastro de que por ahí pasó el Niño-Dios. Este rastro simboliza que el
andar del Niñopan no responde al mundo cotidiano, sino al del orden sagrado; se
marca el camino, el andar por el espacio que se sacraliza deteniendo
momentáneamente la rutina del trabajo.
Detrás del Niñopan y de los hospederos va toda la comunidad que
acompaña y escolta a su imagen, la mayoría porta velas o luces de bengala (si es
que es de noche) además de globos o flores, que por lo regular les son brindadas
por la familia del hospedero; al final de la procesión podemos encontrar a la banda
de música de viento que hace bailar a los chinelos, quiénes escoltan la procesión
abriendo paso y animando todos los trayectos, enmarcando con su danza el
ambiente festivo.
Para brindar protección y por disposición de las autoridades delegacionales
de Xochimilco, desde hace unos cuantos años hasta la fecha, la procesión
completa es escoltada por una patrulla o moto patrulla con uno o dos elementos
de Seguridad Pública, quienes tienen la encomienda de vigilar el orden de la
procesión, aunque para fortuna de los devotos al Niñopan, así como para
mayordomos, hospederos y posaderos, tanto como para la tradición misma, no se
ha tenido que recurrir a la ayuda de los oficiales de policía, ya que las procesiones
se realizan con un gran nivel festivo, pero también con orden y respeto, ya que no
se debe pasar por alto que este es un evento lleno de una gran devoción y culto.
Como se puede apreciar la procesión misma es una acto que nos remite a
una gran ritualidad cargada de elementos esenciales como son las flores, la
música, las velas, los danzantes, los actores participantes y principalmente la

54
imagen misma en quien gira toda esta ritualidad. Todos estos elementos que
circulan junto al Niñopan, forjan diversos roles sociales que adoptan cada uno de
los participantes. Ya que en Las Actuaciones42 señaladas por Goffman e
incorporándolas a este culto, podemos observar claramente el papel que
desempeñan, así como las limitantes mismas o el prestigio de cada uno de los
actores involucrados. Por lo pronto, este apartado nos sirve para obtener un
acercamiento de cómo es que se lleva a cabo esta representación cultural-
religiosa del pueblo de Xochimilco. Por otra parte, con la procesión encontramos la
circulación y movilidad del espacio sagrado, que a su vez, reivindica y transforma
al espacio profano como la calle o la casa del laico común, hacen del momento de
la procesión un hecho digno de observación.
La procesión es precisamente en donde
se puede observar la importancia que tiene este
hecho para el hombre religioso, quien desde su
cosmogonía percibe en toda actividad un
“mensaje cifrado”, que se encuentra inherente
hasta en la más simple o cotidiana de las
actividades; pues la procesión misma, como
ritual de tránsito, tiene su razón y pertinencia,
pues simboliza el “camino de la vida” y la
peregrinación hacia el centro del mundo, donde
se encuentra la verdad suprema, Dios; además
de que con la procesión se proclama un
movimiento continuo que simboliza el deseo de
de salir del mundo y de esta forma renunciar a
toda situación mundana o profana43. En el hecho
de salir de la casa del mayordomo, para ir a

42
Goffman, Erving, op. cit., pp. 29-87.
43
Eliade, Mircea, op. cit., p. 44.

55
casa de un posadero u hospedero o a escuchar misa en el templo, se refiere a que
se debe de abandonar la casa, “el nido”; para encaminarse en procesión y
consagrarse hacia el camino o “marcha” hacia la verdad suprema.

Estancia en casa del hospedero.

Una vez que la procesión ha llegado a la entrada de la casa del hospedero, es


común, aunque no necesariamente obligatorio, la realización de un pequeño ritual
de bienvenida al Niñopan por parte de los jefes de familia; por lo regular los
abuelos o los padres de familia son quienes reciben a la imagen, se escuchan
agradecimientos al Niñopan por bendecir la casa con su presencia, o peticiones
muy sentidas; este momento, cuando llega a darse el caso, es muy emotivo para
los presentes y principalmente para los
hospederos y familiares, quienes se
ven honrados y conmovidos hasta las
lágrimas por tener al fin, a la imagen
del Niñopan entre ellos; acto seguido,
algunos aplauden, mientras el
hospedero dice a la comunidad: -
“bienvenidos, pasen por favor”- en ese
momento nuevamente la banda de
música vuelve a entonar las
mañanitas, mientras que el Niñopan y
comunidad que le acompaña llenan la
casa que albergará por ese día su
devoción.

56
Instauración del espacio sagrado.

Cada familia que hospeda a esta


imagen tiene formas diferentes de
acondicionar su casa para albergar al
Niñopan, hay quienes procuran
colocar un altar adecuado para la
ocasión, por lo regular, son altares
improvisados con pequeñas mesas
puestas sobre una más grande, o bien,
y de acuerdo a las posibilidades
económicas de cada hospedero,
mandan hacer un pequeño soporte de
madera que sirva como altar. La única
particularidad que tienen en común los
altares que se le ofrecen al Niñopan es
que son escalonados, hacia lo alto y
adornados bellamente, por lo regular
con carpetas o mantas de color
blanco, logrando representar lo más
posible un lugar digno, con más altura y que sea el panorama central para la
devoción del Niñopan; advirtiendo, que por la sola presencia del Niñopan, se
establece un espacio sagrado, tal y como señala Eliade, cuando hace referencia a
la toma de posesión de un lugar, misma que adquiere validez legal por la erección
de un altar para que la comunicación con el mundo de los dioses quede
asegurada, logrando que el espacio que ocupa el altar sea un espacio sagrado,
por lo que dicha consagración del territorio, equivale en sí, una cosmogonía 44

44
Ibid., p.28.

57
Cuando el Niñopan es colocado
en dicho altar, dentro de la sala o frente
a un ventanal que tenga buena visión
desde el patio de la casa, los músicos
apenas terminan con la melodía de las
mañanitas, y todos los presentes se
enfilan a persignarse ante la imagen
para hacer sus peticiones o muestras
de veneración y entregan como ofrenda
algunos arreglos florales, veladoras o
algunas monedas que se depositan en
la alcancía de madera, algunos otros
ofrecen a la milagrosa imagen, algún
regalo, que puede ser, desde un modesto ramo de flores, dulces, golosinas, hasta
juguetes, ropa o joyas, que dan testimonio del agradecimiento por haber recibido
de parte del Niñopan alguna gracia, sanación o solución a las peticiones
solicitadas, es decir, al milagro recibido.
Posteriormente, el hospedero y sus
allegados inician rápidamente a repartir y
ofrecer el desayuno a todos los asistentes,
quienes desde sus sillas y mesas de alquiler a
las afueras del domicilio y/o en el patio del
mismo, esperan gustosos a que el primer
plato sea servido y llevado solemnemente a
los pies del santo niño quién, pareciera que
con su imponente rostro, acepta la ofenda
alimenticia; sólo después de este acto, varias
personas reparten entre la comunidad
asistente el desayuno tradicional y típico de
Xochimilco, que en este caso consiste en
tamales, atole y cocoles (panes) de varios

58
tipos (de anís, de nuez o de vainilla), que encargan desde los pueblos de Chalma
o de Amecameca, o los que se conocen también como “pechugas” traídos desde
la Delegación Milpa Alta; también se ofrece café, bebida de canela hervida,
refrescos y aguas frescas para los chinelos, quienes después de la muestra de
esfuerzo físico y devoción, se despojan de los pesados sombreros y de las
incómodas máscaras barbadas, para que puedan colmar su sed y cansancio. De
esta forma, la estancia de la imagen en casa del hospedero comienza a recibir
visitantes que desean acompañar y venerar al Niñopan, quién, de cierta forma,
atiende y bendice con los alimentos que brinda el hospedero en su nombre, a toda
la comunidad asistente y devota, quien se deleita con la imparable música de
viento, que la banda entona colmando el ambiente con piezas religiosas y de la
canción popular; sólo y hasta después de que la mayoría de los asistentes
terminan de desayunar, la banda puede tomar un breve receso mientras el
hospedero le sirve a cada miembro de la numerosa banda su desayuno como a
los demás asistentes. Este breve silencio musical sirve de espacio para la
meditación y la oración de aquellos quienes después de ingerir sus alimentos,
agradecen al Niñopan por las bendiciones recibidas e incluso por el mismo
desayuno de aquel día; aunque tal silencio solo es momentáneo, ya que afuera de
la casa, los encargados de echar cohetes hacen que el estruendo siga invitando a
los devotos y señalando el lugar donde la devoción y la festividad se conjugan en
torno al Niñopan.
Después del desayuno, alrededor de las 10:30 o las 11:00 de la mañana,
algunas personas se retiran, pero la gran mayoría se espera para acompañar y
custodiar al Niñopan, además de que la incansable banda, con nuevos bríos, no
deja de tocar, haciendo el momento aun más ameno con piezas religiosas 45 como
“Entre tus manos”, “Alabaré alabaré”, o algunas otras de la canción popular 46 entra
las que se puede escuchar la canción de “Amigo” del cantautor brasileño Roberto
Carlos, o algún popurrí de Juan Gabriel y hasta del influyente grupo The Beatles,

45
Ver anexo 2.
46
Ver anexo 2.

59
pasando por varios géneros musicales que la banda de viento adopta y ejecuta
con su propio estilo.
Mientras tanto, las
vecinas y algunas otras
mujeres de la familia se
apresuran a elaborar la comida,
se les puede ver sobre sus
prendas de fiesta, los
delantales que al paso de las
horas reflejarán con sus
manchas, el esfuerzo y
constancia con la que se
preparan los alimentos para el
resto de los visitantes presentes y los que están por llegar, algunos otros
miembros jóvenes de la familia inflan globos y los sujetan a un pequeño palo de
madera; (como los que venden en las papelerías para las banderas de papel), ya
que estos se repartirán entre los asistentes al atardecer, cuando inicie la procesión
de regreso a la casa del mayordomo; todo esto ocurre bajo la mirada del Niñopan,
quién durante todo el día con su presencia convierte una casa del barrio, un lugar
profano por decirlo así, en un lugar sagrado, en donde la oración y las peticiones
no dejan de circular. Por ende, observamos que todo espacio sagrado implica lo
hierofánico, una irrupción de lo sagrado que tiene por efecto destacar un territorio
del medio circundante y el de hacerlo cualitativamente diferente.47
Los ritos involucrados en torno a la festividad cotidiana, logran transmutar la
naturaleza de lo profano, según las necesidades de la comunidad, 48 la cual, tiene
la arraigada tradición y convicción de que donde quiera que se encuentre la
imagen del Niñopan se transforma en un espacio para la oración, en donde
existen prohibiciones para las conductas mundanas, como el embriagarse o las
riñas; Caillois señala al respecto: “De este modo se presenta el carácter sagrado

47
Eliade, Mircea, op. cit., p 25.
48
Caillois, Roger, op. cit., p.30.

60
del lugar santo […] en él está prohibido consumar el acto sexual, perseguir la
caza, derribar árboles, segar la hierba […] El criminal que se refugia ahí se hace
inviolable, consagrado por la santidad del lugar”. 49 Así es como esta ritualidad,
logra que cada casa o espacio en donde se alberga el Niñopan se reivindique,
pues, el ritual por el que se construye un espacio sagrado es eficiente en medida
que reproduce la obra de los dioses, además de que equivale para el hombre
religioso un punto fijo y central, que remite a la creación del mundo, es decir, al
origen, donde la manifestación de lo sagrado se fundamenta con su sola
presencia.50 Por ello, es normal observar que en Xochimilco, no importa si la
imagen del Niñopan va
circulando por la calle, o si se
encuentra dentro del templo o
de la casa de mayordomía o
la de algún hospedero, pues
donde quiera que se le
encuentre es un lugar digno
para la oración y el culto,
puesto que la sola imagen del
Niñopan logra santificar el
lugar, transformándolo con su
presencia y mientras dure su
estancia, en un espacio
sagrado.

Los asistentes y su participación dentro de la festividad cotidiana.

Se puede observar, en la sala de la casa del hospedero, cerca del altar donde se
encuentra esta imagen, a algunas señoras de edad avanzada, que con rostro triste

49
Ibid.
50
Eliade, Mircea, op. cit., pp. 21-27.

61
y solemne murmuran oraciones, agradecimientos o peticiones, que susurran en
medio del estruendo de cohetes y música de viento, tal contradicción entre lo
festivo y solemne tiene cabida durante este acto religioso dirigido al Niñopan en la
casa del hospedero, que, a diferencia de un templo religioso, cuenta con varias
personas que participan y se encuentran presentes realizando diferentes
actividades en beneficio de la digna realización de la festividad colectiva, puesto
que se puede apreciar, al igual que las mujeres de rostros solemnes, a aquellas
que cocinan y preparan los alimentos que se degustaran ese día y, así también, a
aquellos que reúnen unas cuantas sillas en un pequeño círculo y comentan alguno
que otro chiste seguido de las carcajadas; así también se observan a aquellos
niños vestidos con su ropa de fiesta que juegan y se corretean entre las mesas,
las sillas y las flores, aunque delante del niño-Dios evitan los juegos, pues saben
que no faltara la señora de edad avanzada y devoción estricta llamada
respetuosamente “la tía” que les regañe pidiéndoles mesura y cuidado; pues se
procura que muy cerca del altar donde se ubica el Niñopan, exista un ambiente de
lo más respetuoso posible. Se aprecia también, al pie del bello y adornado altar,
las múltiples flores y sus combinaciones, mismas que emiten un olor solemne que
muchos dicen creer que es de “santidad”, seguido por el olor a copal o sahumerio,
que se cree, purifica el ambiente y lo diviniza, además de que, con la sola
presencia de la imponente figura del Niñopan, hacen que este espacio, por muy
festivo que se vea, no deja de ser para los actos de culto, respeto y devoción, que
transforma el ambiente en algo divino para los asistentes y participantes de la
fiesta; mismos que saben, que con su buena voluntad y con el papel que
desempeñen, le dan al Niñopan la muestra de su devoción; ya sea con alguna
oración solemne frente al altar, o con el disfrute mismo de la fiesta, o bien,
realizando labores desde la cocina, e inclusive, ayudando a tronar los cohetes, u
ofreciendo su esfuerzo físico bailando en la comparsa de chinelos, o cualquier otra
actividad que forme parte del todo durante la fiesta; obviamente, no se puede dejar
de mencionar al orgulloso hospedero y a su familia, que se congratulan ofreciendo
el esfuerzo económico que este tipo de evento requiere, así como su propio
domicilio al Niñopan y al pueblo que se congrega, preservando la devoción

62
colectiva por esta imagen. Cabe señalar
que además de estas personas que
participan de la festividad colectiva en
casa del hospedero, están también
aquellos que participan durante la
procesión; por ejemplo, las personas
que se aproximan a persignarse delante
de esta imagen cuando la encuentran
en la calle, o quienes ayudan a repartir
las flores y los globos durante la
procesión; el mayordomo y su familia
con una actitud de espera, (que parece
ser un sentimiento de angustia), por ver de nueva cuenta el regreso del Niñopan a
esa, su verdadera casa, las señoras que rezan el rosario, la estudiantina, los
espectadores…en fin, todos aquellos que de alguna forma participan durante este
día, de esta festividad cotidiana, logrando de así, que se logre la diaria repetición
de esta peculiar y atractiva forma de culto en Xochimilco.

La comida en casa del hospedero

Cuando al fin la comida esta lista, alrededor de las dos o tres de la tarde, el
hospedero invita a los presentes a tomar asiento, ya que la hora de servir la
comida esta próxima; posteriormente y antes de que se le sirva a la comunidad,
nuevamente el primer plato de comida y un vaso de agua le es ofrendada al
Niñopan de manera solemne; inmediatamente después, varios miembros de la
familia o algunas mujeres que cocinaron, llevan las jarras de agua a las mesas,
seguido de los vasos desechables y los chiquigüites (servilleteros) llenos de
tortillas recién traídas del molino o en algunos casos, hechas a mano, las salsas y
las cucharas,(a veces de material plástico desechable o en ocasiones de metal),
las servilletas y los saleros; mientras la mayoría de los invitados del hospedero y

63
del Niñopan se encargan de llenar los espacios, que en ocasiones son
insuficientes, ya que la cantidad de personas es impredecible, ya que son muchos
los factores que hacen que la asistencia a la casa de algún hospedero sea muy
concurrida o no; factores como la cercanía a los barrios del primer cuadro del
centro de Xochimilco, la cantidad de “invitados formales” por parte del hospedero,
la cantidad de vecinos y familiares involucrados, así como factores externos como
la lluvia, el calor y el frio son determinantes en la mayor o menor asistencia a este
evento cotidiano en el pueblo de Xochimilco.
Una vez que los asistentes han encontrado un espacio en las saturadas
mesas o en algún rincón en el patio o en las afueras del domicilio, en donde
también ya se encuentran vendedores de algodones de azúcar, alegrías (barras
de amaranto), dulces u otra golosina, los miembros de la familia y demás
encargados de servir la comida inician con esta laboriosa tarea, ya que, por lo
mucho, una persona puede llevar una charola con diez platos, por lo que los viajes
a la cocina por mas platos, son varios, pero al cabo de varios minutos, al fin, se
puede ver a todos los asistentes comer alegres los alimentos que el Niñopan les
hace llegar a través del hospedero.
Los alimentos a la hora de la comida pueden ser variados, lo más común en
el menú, es ver el arroz, la ensalada de nopales y las carnitas de puerco, aunque
también se degusta muy seguido en este tipo de festejos, el mole poblano, los
tamales de frijol y de manteca, incluso, el pipián, frijoles de olla, barbacoa o hasta
una sopa de pasta; realmente, el platillo no es tan importante, como el hecho
mismo del compartir los alimentos en comunidad en torno al Niñopan, pues la
convivencia y solidaridad misma que se percibe en este ritual de los alimentos,
hace que algunos de los asistentes, quienes se ven carentes de recursos,
encuentren en esta imagen algún apoyo a su situación, ya que saben, al menos en
Xochimilco, que el Niñopan les ofrecerá alimento a través del hospedero, además
del consuelo y confort espiritual que experimentan al estar en presencia del
Niñopan.
El momento de comida y convivencia al ritmo de música de viento está
próximo a concluir, se le ha dado de comer a todos los asistentes que en la última

64
hora se dieron cita en casa del hospedero, hasta las personas que venden dulces,
golosinas u otra cosa, han recibido la atención por parte del hospedero, que a
nombre del Niñopan les hace llegar para saciar el hambre y la sed, haciendo
analogía a los pasajes bíblicos de la época en que Jesucristo, visitaba a pueblos y
comunidades para proclamar su mensaje, visitas que concluían con la masiva, y
para los fieles, milagrosa repartición de alimentos; de ahí que mayordomos,
hospederos y posaderos, no escatimen en el dar, el donar; pues, saben que así se
continua con esta forma de acercarse a lo sagrado, o mejor dicho, que lo sagrado
se acerque a ellos, el pueblo, la calle o el barrio; lo profano que se purifica y
reivindica con la presencia de la fe depositada en la imagen del Niñopan y donde
quiera que circule.
En seguida de que los músicos y los familiares exhaustos por servir a todos
los asistentes han terminado de comer, algunos miembros de la comunidad se
retiran, pero otros muchos permanecen en casa del hospedero, algunos asistentes
se dedican a levantar las mesas y sillas de alquiler, a doblar manteles y no falta
quienes se ofrezcan a lavar los trastes, otros barren y juntan la basura acumulada;
lo importante es dejar el lugar más presentable y con espacio suficiente para
albergar a quienes por la tarde lleguen para acompañar al Niñopan en la procesión
de regreso a la casa del mayordomo. La tarde pasa tranquila, en el mismo
ambiente festivo y solemne lleno de música de viento y el tronar de los cohetes.

65
Procesión de regreso a la casa del mayordomo.

Entre las seis o siete de la


noche, los chinelos
comienzan a llegar, ataviados
con sus coloridos trajes,
algunos que ya estaban en
casa del hospedero desde la
mañana o a partir de la hora
de comida, se comienzan
alistar con sus máscaras, las
velas comienzan a circular
entre los asistentes, estos actos marcan el inicio de la partida del Niñopan de
regreso a su casa, la casa del mayordomo.
Al cabo de unos minutos el hospedero y su familia se apresuran a repartir
luces de bengala, globos; a dirigir a quienes se ofrecen a encender los cohetes, o
quienes llevarán la sombrilla para proteger al Niñopan, las personas al ver estos
actos comprenden que es momento de irse enfilando en la calle, para comenzar
con la procesión; en casa del hospedero, los miembros de la familia se ven un
poco tristes, pues el niño-Dios está a punto de dejar su casa, se despiden de él
con oraciones y agradecimientos, nuevamente la emotividad llega al punto de
provocar lágrimas entre la familia del hospedero, quienes muestran en sus rostros
sentimientos de alegría y tristeza mezclados, pues el orgullo de haber tenido en
casa a la imagen del Niñopan es de gran significado e importancia para ellos y
para quienes les acompañan.
Nuevamente, la banda y su imparable música entonan piezas para
acompañar a la procesión; a veces, no siempre, se tocan las populares
“golondrinas” para despedir a la imagen de la casa del hospedero. Los asistentes
con el mismo orden heredado por tradición, toman su lugar en la procesión, que al
comienzo del anochecer, se ve aun más colorida y vistosa por las luces de
bengala, de los cirios y de los cohetes, además de que se puede observar una
mayor cantidad de gente en la tarde que en la mañana, debido a que la gran parte

66
de quienes se incorporan a la procesión, han regresado del trabajo, la escuela o
de cualquier otra de sus actividades diarias, de ahí, que la convocatoria para
acompañar al Niñopan en procesión de regreso a su casa, sea mayor.
Se observa la tradicional conducta de los fieles que encuentran en su
camino a la imagen: se acercan, se persignan y besan el ropón, mientras que
algunos otros, al paso de la procesión por las calles del recorrido, salen de sus
casas, o se asoman por la ventana para observar la procesión y admirar las
formas o figuras que resultan de los juegos pirotécnicos, el baile de los chinelos y
persignarse ante el Niñopan, que se ve acompañado por más personas, por ende,
más algarabía popular, la cual, se prolonga hasta que se llega a la casa del
mayordomo, o mejor dicho, la casa del Niñopan en ese año.
Aproximadamente el recorrido de la procesión dura entre los 30 y hasta 80
minutos, durante los cuales, los chinelos con su baile muestran al Niñopan su
devoción en forma de esfuerzo físico, además de que lo hacen, como ya se ha
señalado, con gran entusiasmo; también es notable la participación de la banda de
música de viento, que si bien es cierto, son varias las bandas musicales y que
obviamente cobran por efectuar este trabajo, no deja de ser admirable que sigan
tocando animadamente durante todo el día. Pero algo realmente sobresaliente es
ver los rostros del hospedero y su
familia, quienes entre el
cansancio, el desvelo y el gasto
económico que este evento
implica, se les nota satisfechos,
gustosos y orgullosos de ser
quienes al menos por ese día, le
hayan ofrecido estancia y comida
al Niñopan y a su pueblo; la
comunidad que se da cita
diariamente a este evento
cotidiano de Xochimilco.

67
Una vez llegando a la casa de la mayordomía, la procesión termina; la
imagen del Niñopan es entregada al mayordomo, quien la recibe con alegría y con
cierto alivio pues, por fin, una vez más el Niñopan ha regresado a su casa; se dan
las gracias mutuamente mayordomo y hospedero, quienes comentan brevemente
los por menores del día y dependiendo de cada hospedero, se decide si se queda
con su familia e invitados al rezo del rosario y posteriormente a la merienda que
noche a noche se ofrece en casa de la mayordomía; o bien, se retira a su casa
nuevamente, pues en algunos casos, el hospedero gusta de seguir con la reunión
en su casa, pero esta vez solo con sus familiares e invitados. Es así como el
hospedero concluye con su participación en un día ordinario.

El Rosario, las buenas noches al niño y


la merienda.

Mientras la imagen es entregada del


hospedero al mayordomo, las personas
que acompañaban a la procesión
comienzan a llenar el patio y las afueras
de la casa del mayordomo, pues se
quedarán al rezo y a la merienda; algunos
sólo se persignan y se retiran a sus casas;
y otros, acompañantes del hospedero,
esperan a que se entregue la imagen, ya
sea para retirarse o bien, para participar
en el rosario. Mientras tanto, la imagen es
colocada en el altar que de forma
permanentemente se encuentra en la casa
de la mayordomía, pues es el momento de
que se inicie el rezo del rosario ha llegado,
la algarabía es interrumpida y se hace un

68
solemne silencio a la voz de: “Ave María purísima”, e inmediatamente después se
escucha la respuesta de los presentes diciendo: “sin pecado concebida” mientras
poco a poco van sentándose en los lugares asignados, o incluso de pie, los
asistentes toman una postura de respetuosa atención. Así es como inicia El
Rosario que día a día se reza en honor al Niñopan y que llena el lugar del dialogo
memorizado de aves marías y padres nuestros entre la señora que reza y los
presentes, quienes entonan cantos religiosos junto a la estudiantina que ese año
se ofrece a cantar en el rosario al finalizar el mismo y entre cada uno de los “cinco
misterios.”
Al culminar el rosario con el rezo de la letanía y un canto final, ya se puede
ver una larga fila formada por los presentes, que abraca desde la entrada de la
casa y hasta el zaguán que da a la calle, puesto que, inmediatamente después del
rezo, el mayordomo o algún miembro de su familia toma al Niñopan y lo baja del
altar para que la fila de los asistentes puedan despedirse de la imagen por ese
día, esta despedida tiene la particularidad de que cada uno de los asistentes en
fila, pasen y le den las buenas noches a la imagen y le hagan llegar
agradecimientos o peticiones de modo fervoroso, este gesto culmina besando el
vestido o ropón de la imagen, posteriormente, se da inicio a repartir la merienda a
los asistentes, quienes por lo regular se sienten comprometidos a despedirse del
Niñopan antes de solicitar su merienda, la cual consiste regularmente en una taza
de café, canela, té, atole o refresco, sándwiches, pan blanco o de dulce; entre
otros refrigerios, según sea el caso.
La merienda, suele ser donada por algún miembro de la comunidad,
aunque a veces es el mismo hospedero quien puede ofrecerla, aunque este acto
no es parte de su compromiso como hospedero; por ello, cuando algún miembro
del pueblo o algún hospedero no ofrece la merienda, este gasto y compromiso
corre por cuenta del mayordomo; pero siempre, cada noche, durante todo el año,
la merienda no puede faltar después del rosario.

69
Mientras la comunidad comparte este momento, en medio de charlas sobre
lo acontecido durante la jornada, el mayordomo lleva al Niñopan a su habitación,
es decir, al cuarto que especialmente fue construido y acondicionado para que la
imagen pernocte, ahí es donde se resguarda a la imagen por las noches junto a
todas sus pertenencias; el mayordomo arropa al Niñopan, cual si fuera un bebé, y
le arrulla, posteriormente, lo deposita en
la cuna que el mismo mayordomo le ha
proporcionado desde el primer día que
le tuvo en su casa; se santigua, se
despide, cierra la puerta y
posteriormente despide a los últimos
asistentes que acaban de merendar y
espera a que al amanecer, llegue el
momento de volver a iniciar con el rito
diario de vestir al Niñopan con el
atuendo destinado para ese día y la
llegada del nuevo hospedero que
espera afuera, en el zaguán, con su
familia, sus invitados, su banda de
música y la comparsa de chinelos. Y
así, nuevamente y durante gran parte
del año este es el rito diario que
enmarca la festividad cotidiana, de cada
día.

La festividad cotidiana y las muestras de trance y posesión

Cabe señalar, que dentro de todos los participantes involucrados en esta


festividad cotidiana, como en la mayoría de los cultos religiosos, se observan entre
los devotos, a hombres y mujeres, de todas las clases y de todo tipo de

70
profesiones, pero para la devoción, las profesiones quedan de lado, pues lo
sagrado solo vive de las ofrendas, puesto que la vida común, en estos actos
cargados de ritualidad, se reorganiza y busca una nueva figura, donde algunos
participantes vienen a experimentar papeles distintos de aquellos que les que les
ha impuesto la división del trabajo y la sociedad misma. La fiesta se caracteriza
por ayudar al grupo a liberarse momentáneamente de los papeles sociales, y de
este modo lograr que algunos de los participantes puedan, por decirlo de algún
modo, “salir de sí” y dejar de ser una persona mundana, de acuerdo con la
definición que la sociedad le ha impuesto en su esfuerzo por reproducirse a sí
misma51; sólo por citar algún ejemplo, encontramos la figura del hospedero, que al
menos por ese día, logra disfrutar del prestigio y de la dicha por tener en su casa a
la imagen del Niñopan, olvidando por ese día su estatus laboral, sea cual sea,
pues para él y cualquiera que tenga un ministerio o contacto cercano con el
Niñopan, las miradas de los demás participantes no cobran sentido ni importancia,
en tanto al juicio común que le impone una profesión, un oficio, o alguna
situación52; de este modo, se le observa únicamente como la figura del
“Hospedero”, aquel quien logró obtener en su casa, la gracia de contar con la
presencia del santo Niñopan; pero lo que se debe señalar y no perder de vista en
este punto, es aquello que hace importante este rol de “Hospedero”; en el que no
es sólo la necesidad momentánea de escapar por medio de la fiesta de la realidad
impuesta por la sociedad, ya que este mero escape podríamos definirlo en
palabras de Duvignaud, como un mero trance, y se le llama así, a la disolución del
“uno mismo”, sin la reconstrucción de una personalidad mística, refiriéndose
únicamente a la temporal disolución de la vida social organizada; por lo que debe
existir una ruptura o separación tajante entre el trance y aquello que en conceptos
de este mismo autor se define como la posesión, en la que más allá de la
desestructuración del “uno mismo”, el participante de tal posesión se reestructura
en un modelo que corresponde al patrón ideal de emociones y actos definidos
propios de un personaje instituido53; es decir, lograr una imitación o seguimiento

51
Duvignaud, Jean, op. cit., p. 11-25.
52
Ibid., P. 27.
53
Ibid., pp. 30-53.

71
de un personaje mítico o divino, o bien, aquel comportamiento considerado como
un ejemplo a seguir; cabe señalar, además, que los ritos de posesión son
inherentes a culturas con una forma de gobierno instituida; al parecer, la
formalidad que otorga la organización social, disipa el carácter vago y no
trascendental del trance. Por lo que, todos los demás participantes al estar
envueltos en la ritualidad que genera la devoción a esta imagen, adoptan
diferentes roles y logran con su colaboración, adquirir importancia dentro de este
culto, siempre y cuando se tenga la firme intención de participar de la posesión o
formalidad que caracteriza este culto, desde cualquiera que sea la labor
encomendada, pues cada tarea es importante para la realización de la festividad;
tal y como lo describe Duvignaud, la fiesta se realiza en torbellinos diversos y cada
uno de esos torbellinos es un electrón con energía propia; logrando
momentáneamente que esos hombres y esas mujeres sean arrastrados por una
experiencia que no se define en términos de tecnología ni de poder económico 54.
En concreto, Duvignaud se refiere al trance como una intervención aislada y de
escape momentáneo, mientras que la posesión, en contraparte, define la
participación del verdadero devoto que se brinda con desinterés en una lógica del
Don, la cual, con el fin de acercarse a lo sagrado, es ajena al intercambio
comercial.
En los siguientes capítulos, se podrá comprender mejor los diversos roles y
papeles que los partícipes desempeñan en la satisfactoria realización de la fiesta,
ya sea desde esta festividad cotidiana, y también en las posadas y el cambio de
mayordomía, por lo que resultará necesario retomar lo que se ha expuesto
detalladamente en este capítulo, pues sin duda, se podrá aseverar que a pesar de
que las fiestas en honor al Niñopan tengan cada año distintas fechas y los actores
no sean necesariamente los mismos dada la circulación de esta imagen, se
desencadena la misma devoción en el pueblo de Xochimilco; logrando un estado
mental de conciencia en cada devoto, encausado a un sentimiento colectivo: el
cotidiano culto al Niñopan; provocando, que los fieles participantes desarrollen las
mismas actitudes de generosidad y desinterés en cada una de las tareas que

54
Ibid., pp.20-21.

72
realizan dentro de este culto, puesto que, como se ha señalado, la fiesta es una
memorización colectiva que lleva a los devotos participantes a una meta en
común, que busca la realización digna y satisfactoria de las celebraciones. Si bien
es cierto que cada persona, dentro de esta devoción se inscribe en un carácter
colectivo, asume la salvación y los milagros recibidos como algo personal, que se
logra mediante la repetición colectiva de éste culto, que ha prevalecido entre los
xochimilcas desde hace tiempo.

Los “simples” espectadores

Por último, no podemos pasar por alto a aquellos que aunque no lo quieran,
participan de la fiesta cotidiana como observadores, pues esta postura también es
una forma importante de involucrarse en la fiesta cotidiana, debido a que, los
espectadores son un público necesario. Duvignaud señala que el ver no es una
actividad inocente, puesto que el público “devora” a los actores que teatralizan
estos rituales; en definitiva el hecho de ver, no es simple, puesto que lo que aquí
se gasta de energía, ya no es devuelto; se agota en la misma realización del
espectáculo dado que el cuerpo ve mediante la mirada, logrando con la presencia
del espectador aumentar la masa psíquica con todos los demás participantes; así
que, aunque el espectador, ya sea turista, un observador enterado o un fiel, es,
sea cual sea su pensamiento secreto, ya sea de mofa o devoción, 55 pues al estar
situado el espectador en esta postura, a fin de cuentas se convierte en parte del
performance; señala al respecto Duvignaud: “Todos somos actores, incluso
aunque no lo deseemos”. Puesto que a final de cuentas, el observador se hace
presente en este culto y así, por lo menos, forma parte de las estadísticas de los
asistentes, su participación observadora también es necesaria en la reproducción
de estos rituales por la percepción que cada individuo forma en su interior al poner
la mirada en estas muestras de devoción, emitiendo juicios de aprobación o de
crítica, pero a final de cuentas, no es un acto indiferente, atañe al grupo, ya que

55
Idem., pp.34-38.

73
para el habitante de Xochimilco es parte de su realidad cotidiana, sea o no devoto,
aprende a adaptarse a estos ritos y a sus horarios, ya que las manifestaciones
religiosas en las avenidas y calles principales de esta demarcación,
indiferentemente de que le cause emociones de apego o identidad o por el
contrario de molestia o incomodidad, no logra la indiferencia, valga decir que las
procesiones, también tratan de ganar terreno en estos tiempo imponiéndose más
allá de la lógica urbana. Lo que es digno de reconocer, es que son muy aisladas
las muestras de inconformidad, pues para los xochimilcas, sean devotos o
inmersos en la lógica secular, regularmente se sienten más identificados que
incómodos con estas muestras devocionales, quizá también por la nueva
promoción de los valores culturales y populares que últimamente algunos sectores
han promovido como un esfuerzo por mantener vivas las tradiciones de los
pueblos originales.

74
CAPITULO IV. LAS POSADAS EN HONOR AL NIÑOPAN

En la mayoría de los pueblos de México, se llevan a cabo las tradicionales


posadas, que enmarcan el entrono navideño del 16 al 24 de diciembre; nueve días
que según la ideología tradicional católica, representan los nueve meses de
gestación del niño Jesús y el peregrinar de sus padres María y José en búsqueda
de alojamiento en la ciudad de Belén; culminando estas nueve posadas con la
arrullada a las imágenes del niño Jesús, horas antes de la víspera del nacimiento
de Jesucristo, celebrado en el mundo católico el 25 de diciembre de cada año.
En el caso particular de Xochimilco, pueblo con un fuerte arraigo tradicional
y religioso, se puede observar que la celebración de las posadas gira en torno a la
imagen del Niñopan. El templo parroquial de San Bernardino de Siena, siendo el
principal templo religioso de la demarcación, tiene la prioridad de albergar al
Niñopan durante las misas que exclusivamente han solicitado los nueve
posaderos al punto de las 12:00 horas; cabe mencionar que este horario, al menos
en Xochimilco, es el de más prioridad y prestigio, pues tienen lugar las
celebraciones litúrgicas consideradas más importantes.
La celebración de cada posada en honor al Niñopan es, en esencia, muy
distinta a cualquier otra festividad, pues la convocatoria de invitados y devotos del
pueblo en general es bastante mayor, además de que en estas fechas y
aprovechando el periodo vacacional decembrino, se hacen presentes devotos de
otras entidades del país, al grado tal, que la casa del posadero es insuficiente y
siempre es necesario cerrar la calle hasta por dos o más esquinas, lo que conlleva
lógicamente un compromiso mucho mayor que el de un hospedero, no sólo por el
gasto económico que en sí implica, sino también en cuanto a la preparación en
todos los aspectos; de esta forma, el prestigio de un posadero es casi tan
importante como el del mayordomo, por cierto, la figura del posadero, a diferencia
del hospedero, es totalmente distinta, ya que como se ha señalado, el hospedero

75
solicita que se le otorgue la imagen únicamente por un día; por el contrario, el
posadero es aquella persona que desde hace muchos años fue distinguida por
algún futuro mayordomo invitándole a colaborar con tal compromiso dentro del año
en que tendrá a su cargo a la venerada imagen; por tanto, debe observarse que tal
preferencia e invitación por parte del futuro mayordomo a su posible candidato a
posadero, debe hacerse casi inmediatamente después de saber precisamente el
año en que le corresponderá la mayordomía, e incluso antes, puesto que el
desgaste económico, laboral y social será arduo; por ende, las personas y familias
que el mayordomo ha elegido para que sean “sus nueve posaderos” deben ser
personas que, más allá de ser económicamente estables, establezcan un
compromiso con quienes tienen a cargo la mayordomía, lo que implica que se
compartan valores como la amistad, la
confianza y el alta estima, pues todos
deben estar consientes de que este tipo
de compromisos se heredan por varios
años, (mismos que dura la espera a
que llegue el año en que reciban el
honor de custodiar la imagen). Por ello,
cada 2 de febrero, día en que se hace
el cambio de mayordomía, el
mayordomo entrante también se hace
acompañar por los nueve posaderos,
los encargados de la arrullada y sus
familias, pues de este modo se ritualiza
el compromiso ante la comunidad, ante
ellos mismos y como esta comunidad lo
creé firmemente, ante Dios mismo.
Una vez que el futuro posadero
ha aceptado tal compromiso, se
congratulan las familias, tanto del
mayordomo, como de los nuevos

76
convidados, logrando desde ese momento, afianzar los lazos de solidaridad,
unidad y cohesión que la amistad y el nuevo compromiso adquirido conlleva. De
ahí en adelante la familia del posadero, hace extensiva la noticia del compromiso
adquirido a todos sus familiares cercanos y lejanos, así como a sus vecinos y
amigos, porque se necesitará del mayor apoyo posible, pues, a pesar de que la
magnitud espiritual y económica de este evento nos remite a un apoyo
incondicional de todos los allegados en un sistema de don, la familia que ofrecerá
la posada, deberá esforzarse al máximo para lograr reunir la cantidad de insumos
suficientes para llevar a cabo la ostentosa celebración, ya que el gasto económico
correrá principalmente por el posadero y su familia cercana, que generalmente es
conformada por los hermanos, los hijos (si trabajan) y si aun viven, los abuelos. A
pesar de que aparentemente faltan varios años para la realización de la posada,
los preparativos deben de iniciarse a la brevedad posible, obedeciendo a que la
magnitud del evento así lo requerirá.
En el transcurso de los años que lleva la espera para la realización de la
posada, la familia del posadero ha tenido que modificar sus hábitos de consumo,
pues, generalmente la holgura económica no es la característica primordial de la
comunidad, lo que lleva a las familias involucradas en el compromiso de una
posada, en maximizar su capacidad de ahorro, ya que se pretende dar lo mejor
posible el día del evento, por lo que la compra y almacenamiento de artículos
imperecederos que puedan acumularse con anticipación es primordial.
Las compras que pueden hacerse con anticipación son regularmente bolsas
para la colación, platos, vasos, cucharas, servilletas de papel; en fin, todo aquello
que podrá almacenarse y utilizarse hasta el día de la posada. Ya cuando la espera
se reduce a muy pocos años, la compra de azúcar por bulto, aceite de cocina y
algunos otros abarrotes que pueden guardarse, serán esenciales. De esta forma
con ahorro y organización por parte de los integrantes de la familia se espera
solventar los gastos para una posada de gran magnitud y convocatoria.
Después de varios años de espera, llega el año en que cada posadero
tendrá su compromiso; el día 2 de febrero son presentados formalmente por el
nuevo mayordomo en la solemne misa de cambio de mayordomía, en la que

77
también se presenta a la familia que donará la arrullada, que por lo regular,
aunque no necesariamente, se trata de la misma familia que brindará la novena
posada. En ese momento, gran parte de la comunidad conoce a los posaderos y
por ende, las familias participantes se hacen públicas, además de que, en la casa
del nuevo mayordomo, se coloca de forma visible, ya sea en alguna mampara,
pared o cartel, los nombres de las familias que donarán las posadas y la arrullada,
así como el barrio de procedencia de las mismas, con lo que estarán bajo la
mirada de la comunidad por casi un
año, lo que también trae consigo una
presión social y moral para estas
familias, ya que deben de esforzarse
por brindar al Niñopan lo más
dignamente posible el día de la posada
correspondiente, aunque en realidad,
la mayoría de los vecinos y devotos
fieles de la imagen, ya tenían
conocimiento de quiénes serán los
posaderos, pero la mención en la
misa, lo formaliza socialmente
refiriéndonos a una posible sanción
pública, que culminará con el
reconocimiento y prestigio del
posadero, siempre con la posibilidad
latente de la vigilancia pública de la
comunidad.
Durante algunos años, he tenido la oportunidad de acercarme a este mundo
religioso y social de la preparación de las posadas en honor a la imagen del
Niñopan, debo decir que la experiencia, por encima de ser ajena a mí, resultó ser
por demás enriquecedora desde el punto de vista sociológico, ya que se observa
en la praxis, de forma palpable, aquello que señala la teoría sociológica en autores
como Durkheim, Goffman, Eliade, entre otros, por ende, me es necesario señalar

78
la importancia que tiene un estudio sobre esta forma de culto en Xochimilco, dado
a que estas costumbres colectivas, lejos de ser menospreciadas o
incomprensibles, forman parte importante de la estructura social de un pueblo
como Xochimilco, que a pesar del tiempo se niega a perder muchas de sus
tradiciones y costumbres, que lo hacen tan emblemático y reconocido
mundialmente, precisamente por la repetición y renovación constante de sus
prácticas colectivas, que enriquecen el tejido social con valores como la
cooperación, la solidaridad y la unión.

La preparación.

Como se señaló al inicio de


este capítulo, la preparación del
posadero comienza muchos
años atrás, básicamente con el
ahorro; sacrificio que muestra el
trabajo de la familia
responsable de realizar tal
evento; pero en este capítulo en
especial, se observará el arduo
trabajo que caracteriza a los días próximos a la fecha de la posada, pues,
obviamente el trabajo familiar, de los vecinos y demás invitados a la preparación
del evento se hace notar por la organización, solidaridad y magnitud de individuos
que participan.
Una semana antes, todo está casi arreglado, el posadero se alista para
ofrecer la novena posada, la presión económica, que es muy fuerte, es para la
familia poca cosa comparada con la presión social y espiritual, pues han llegado
rumores de algunos familiares y vecinos, que las primeras posadas anteriores han
sido por demás todo un éxito, llenas de luces, de castillos, cohetes, comida que
alcanzó para todos y ni que decir de las bolsas de colación, que contenían

79
cacahuates de primera, dulces, cañas y mandarinas…en fin, todo mundo espera
que la novena y última posada sea aun mejor, pues es la antesala de la noche
buena, y toda la comunidad espera que para el Niñopan esta sea una navidad tan
vistosa y digna, que colme de bendiciones a todo el pueblo. Al posadero no le
queda más que seguir con entusiasmo la organización de su posada, pues en ello
ha encausado su esfuerzo en los últimos años.
Se puede observar a varios
miembros de la familia bastante ocupados,
pues son varias las cosas que necesitan el
visto bueno final, por ejemplo, se
encuentran aquellas personas que se les ha
encomendado los arreglos florales, los que
deben colocar los banderines de plástico o
papel picado alrededor de las calles
circunvecinas al evento, y hasta aquellos
quienes han tenido que trabajar derrumbando parte de una pared, para hacer una
puerta que comunique la casa del posadero con la del vecino, pues el espacio en
la casa del primero es insuficiente para resguardar la cantidad de utensilios que se
necesitarán. Así, previa plática con el vecino se ha acordado que en su casa se
matarán los cerdos para la elaboración de las carnitas que se ofrecerán el día de
la posada, además de que ahí se preparará
toda la comida, por lo que el traslado de trastos
de cocina, leña, o de grandes parrillas de acero
con sus respectivos tanques de gas, de
cazuelas, de enormes recipientes de plástico
llamados tambos, (donde se preparará el
agua), de los cubiertos desechables, y todo lo
relacionado con la comida se resguarda en la
casa del vecino más cercano.
Por otra parte, el llenado de centenares de bolsas de colación que se
repartirán entre todos los asistentes a la posada, se realiza en la casa de algún

80
otro vecino, quién con algunos miembros de su familia y obviamente del posadero,
se encargan de llenar, bolsa por bolsa, ya sea de papel o plástico, con
cacahuates, frutas como caña y mandarina, así como también de dulces llamados
confites; todas estas golosinas que componen la bolsa de colación, lógicamente
son tomadas de varios y enormes bultos y cajas, los cuales llenan el patio y parte
de la casa del vecino a quién se le pidió el favor de ayudar con esta tarea, tal labor
la realizan por varios días, esperando concluir al menos un día antes de la posada,
para que a su vez sean los costales y bultos llenos de colación, transportados en
un camión, pues de otra forma no sería posible trasladarlos, dada la enorme
cantidad de colación que amerita tal evento.
Algunos otros familiares se encargan de ir al local de serigrafía, donde les
entregarán grandes cantidades de servilletas de tela para envolver las tortillas,
tales servilletas llevan grabada a una tinta, la imagen del Niñopan, así como la
fecha de la posada y el nombre de la familia que ofrece la misma, a su vez, estas
servilletas se sabe que terminarán siendo regaladas, pues para el día del evento,
algunas personas invitadas y de la comunidad en general, saben que pueden
llevarse consigo esta servilleta con su respectivo servilletero como recuerdo, aun
así, el posadero no escatima en este gasto, pues en Xochimilco, al menos, la
práctica de tomar como recuerdo los objetos del servicio que se encuentran en el
centro de mesa, al concluir la degustación de los alimentos, es algo común. Esto
ocurre también con los saleros, los vasos, los ceniceros y demás artículos a los
que se les imprimen imágenes y fechas que hacen alusión a la posada. Este
intercambio va más allá de la lógica económica, es transmisión de valores, de
tradiciones, de memoria que se resguarda entre la comunidad.

81
Otro aspecto
importante de señalar, es la
organización entre el
posadero y el mayordomo,
respecto a los horarios,
puesto que, a pesar de que
las posadas son
consideradas como una
celebración importante, no
se suspende la costumbre
de regresar la imagen a
casa del mayordomo a las ocho de la noche para que se rece el rosario, el cual,
continua rezándose diariamente durante las posadas, por lo que el posadero debe
ajustarse a que todas las actividades se realicen en tiempo y forma. Esto resulta
más complicado durante las posadas por el gran número de personas que se dan
cita en cada una de estas celebraciones, por lo que es imprescindible la
organización del posadero con sus familiares, vecinos y amigos, quienes tienen la
amplia disposición de cooperar realizando diferentes actividades y tareas, que van
desde actividades propias de la cocina, repartición de alimentos y objetos que
sirven durante la procesión, hasta la formación de un grupo que pueda guiar a las
personas durante las procesiones. Tiempo y trabajo también quedan fuera de la
órbita de la ganancia o el dinero, y sin embargo se brindan sin otro interés que el
del desarrollo satisfactorio de la posada.

Crónica de la novena posada.

Cuando el día de la posada ha llegado se percibe tanto la dicha, como el


nerviosismo por parte del posadero y de su familia, pues el esfuerzo de varios
años se verá reflejado en este día, por lo que se espera que la jornada transcurra
conforme a lo planeado. La comida se comienza a preparar desde muy temprano

82
o desde un día antes en enormes cazuelas de barro, en las cuales se prepara el
arroz, los nopales y los frijoles; mientras en los cazos enormes se comienzan a
preparar las tradicionales carnitas de cerdo; cabe señalar, que este menú en
particular es una de las muchas opciones que tiene el posadero para ofrecer a la
comunidad que acompaña a la imagen del Niñopan, realmente depende de la
capacidad económica con la que se cuente en ese momento, así como del gusto
y/o elección del posadero y su familia; se ha hecho hincapié en este menú, debido
a la observación realizada en la novena posada del año 2008, llevada a cabo en el
pueblo de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco.
Se pueden observar las redes de solidaridad y de cohesión por parte de
muchos miembros de la comunidad, pues entre amigos, vecinos y familiares se
realizan varias actividades que a pesar de ser de no mucha relevancia, sí son, sin
duda, necesarias para la correcta realización de este tipo de festejo, por lo que se
puede observar a algunos otros familiares y amigos que comienzan a barrer y a
dejar en orden las calles donde se colocarán las mesas y sillas suficientes para
albergar entre 500 y 1000 personas aproximadamente, (en ocasiones han llegado
a contarse hasta 2500 invitados en una posada); cabe señalar que el posadero ya
ha obtenido el permiso varios días antes, previa solicitud a las autoridades
delegacionales, a quienes se les solicita en nombre de la preservación de las
tradiciones de Xochimilco y del culto a la imagen del Niñopan, se brinden las
facilidades necesarias para que durante ese día se cierre el paso vehicular en las
calles donde se efectuará la posada, así mismo, se solicita se permita la quema de
la enorme cantidad cohetes, los vistosos castillos y demás juegos pirotécnicos que
se usarán durante la jornada, ante tales peticiones, generalmente las autoridades
delegacionales no se oponen en brindar estos permisos.
En la casa del posadero todo es un ajetreo constante, algunas personas
ayudan arduamente con múltiples labores, por ejemplo: comienzan a preparar
aguas frescas en grandes recipientes de metal llamados comúnmente tambos o
peroles; tarea que no es sencilla, pues se deben llenar los tambos con agua y
colocar la cantidad adecuada de varias botellas de saborizante y de azúcar
extraída de grandes y pesados bultos; finalmente se vierte el agua en varias jarras

83
las cuales se servirán durante la comida; mientras tanto, algunas otras personas
se encargan de organizar la distribución de las mesas y sillas de alquiler a lo largo
de las calles donde se albergará a la comunidad, se colocan los manteles, centros
de mesa, saleros y servilleteros, los cuales fueron llenados desde el patio en el
que improvisó una enorme cocina, con tortillas tomadas de varios enormes cestos
que contienen aproximadamente entre 200 y 300 kilos, dependiendo, obviamente
del número de personas invitadas y asistentes de la comunidad, que como se
señaló, pueden ser hasta 2500 personas reunidas a lo largo de la jornada.
Son bastantes las actividades realizadas al mismo momento, puesto que, la
limpieza del lugar, la comida y por ende los trastes, utensilios y demás artículos
desechables que se utilizarán en la comida, así como el resguardo y
administración de los juegos pirotécnicos, la bebida, el altar donde se colocará al
Niñopan, entre muchas otras actividades, ya deben estar realizadas y listas por lo
menos unas cuantas horas antes de que inicie tal evento, por lo que se puede
observar el apoyo de varios miembros de la comunidad entre vecinos y familiares,
quienes como se ha señalado, se solidarizan y se cohesionan con el fin de apoyar
al posadero a realizar con éxito la realización de la jornada festiva, pero
principalmente lo hacen por la devoción que le tienen a la imagen del Niñopan,
pues saben que a pesar de que no podrán disfrutar cómodamente de toda la
celebración, lo hacen con la satisfacción de saber que realizan tareas y labores en
honor de la imagen del niño Dios, por lo que no es importante si se pierden de la
misa, la procesión, de la comida, o simplemente de estar disfrutando con sus
allegados de la posada como el resto de la comunidad; saben que su labor es un
servicio no sólo al mayordomo, sino a la imagen misma del Niñopan.
Mientras tanto, el posadero y su familia se alistan a llegar a la casa del
mayordomo y recoger la venerada imagen, para posteriormente regresar en
procesión a su casa para celebrar la posada, donde ya lo esperan varios familiares
y vecinos que han logrado terminar con los últimos detalles para poder realizar sin
contratiempo la posada, la alegría no se hace esperar cuando la imagen va en
procesión arribando al pueblo de San Gregorio Atlapulco, donde hacen sonar
vigorosamente las campanas de la parroquia del pueblo, así como se puede

84
observar la incorporación de varios miembros del pueblo que se suman a la
procesión que ha venido desde el centro de Xochimilco. Cuando la imagen llega a
la casa del posadero, es recibida entre aplausos y el tronar de varias decenas de
cohetones y demás pirotecnia; los posaderos le dan la bienvenida a la casa que le
hospedará ese día y se le coloca en el altar que se erigió dentro de la casa. Así,
en ese momento, lo que antes de la llegada del Niñopan era la sala de la casa del
posadero, se ha convertido cualitativamente en un lugar de culto y oración, el
espacio sagrado que de acuerdo a la devoción y creencia, el Niñopan hace
posible, el posadero y su familia dan paso para que la comunidad se congregue en
su domicilio para poder manifestar su devoción a la venerada imagen.
A su vez, en el patio de la casa, los chinelos se van despojando de las
pesadas indumentarias, exhaustos por el largo trayecto que han realizado,
algunos otros se apresuran a buscar un poco de agua y de un rato de descanso,
pues deberán de reponer energía para la siguiente procesión, que será de la casa
del posadero a la parroquia del pueblo de San Gregorio para oír misa y de nuevo
regresar. Dentro su concepción religiosa, saben que no deben de flaquear en su
sacrificio, que es un ofrecimiento al Niñopan, mismo que logran con su baile.
Conforme la casa del posadero se va llenado de personas que quieren pasar a ver
al Niñopan, la banda de viento no deja de tocar vigorosamente algunas piezas de
la canción popular, así como del
repertorio de himnos religiosos,
entre cohetes que no dejan de
retumbar y enmarcar el territorio
festivo y sagrado, invitando a la
comunidad a que se acerque a
rendirle devoción a la imagen
que ha venido a su pueblo, y por
ende la comunidad comprende
que esto les llena de
bendiciones.

85
La mañana va terminando, por lo que hay que prepararse nuevamente,
pues la misa que se celebrará para el Niñopan será a medio día en la parroquia
del pueblo, por lo que se deben de dejar listas las cosas necesarias para, que al
regreso, se sirva la comida para todos aquellos que acompañen a la imagen;
varias personas se quedan aún en la casa del posadero para ayudar a verter el
agua en jarras, llenar los servilleteros, colocar cubiertos, y aquellas actividades
propias que hagan que la comida pueda realizarse sin falla alguna, pues son
bastantes los invitados que se esperan, por lo que se debe de preparar todo lo
necesario para poder abastecer a toda la gente que regresará acompañando al
Niñopan, pero también con el deseo de comer y disfrutar de la ultima posada.
Dicha posada, a pesar de realizarse en vísperas de la navidad, mucha gente en
Xochimilco la celebra de manera diferente, pues para muchos miembros de la
comunidad, las posadas van estrechamente ligadas no al descanso o reunión
familiar, sino a la veneración del Niñopan y al carácter comunitario que esta forma
de celebrar implica.
La misa transcurre sin contratiempos y con un lleno total en la parroquia de
San Gregorio Atlapulco, los chinelos nuevamente vuelven a colocarse sus
atuendos y sus máscaras, para la procesión que los lleve a acompañar con su
baile al Niñopan de regreso a la casa del posadero, quien se nota orgulloso por
portar la imagen más venerada del pueblo de Xochimilco; realmente el prestigio
que se interioriza entre los xochimilcas devotos a esta imagen, es de un rango tal,
que por muchos años, a este posadero y
a su familia, así como obviamente
también para el mayordomo, se les
recordará, lo cual les otorga cierto
respeto y estatus social, que los hace
verse de una forma destacada entre los
miembros de la comunidad, pues el
hecho de ser posadero, implica un
prestigio distinto al del mayordomo;
porque para lograr ser mayordomo y

86
tener la gracia de custodiar por todo un año a la imagen del Niñopan, es un logro
que el futuro mayordomo solicita, pide; por el contrario, el posadero es elegido por
el mayordomo, generalmente, sin la solicitud previa por parte del posadero; lo que
implica una satisfacción personal para quien ha sido elegido como posadero, pues
en la cosmogonía de los devotos a esta imagen, quien les ha elegido es el mismo
Niñopan, lo cual, ante la comunidad logra un gran prestigio y respeto. Es en esta
situación donde observamos que el mayordomo es el intermediario de los deseos
del Niñopan, y se proyecta así, en la representación de la imagen, la preferencia
del mayordomo, justificándose, de este modo, ante la sociedad. El mayordomo es
un medio por el cual se manifiesta lo divino.
A la llegada del Niñopan a la casa donde se celebrara la posada,
nuevamente la algarabía se hace presente, ahora, alrededor de la 1:00 p.m. hay
mucho mas personas que en la mañana, y por ende la congestión a las afueras
del domicilio del posadero es impresionante, pues todos esperan poder acercarse
al altar de la sala, para poder ofrecer su devoción al Niñopan y hacer sus
peticiones y oraciones. Muchas personas también se apresuran a llenar los
lugares en las mesas, mientras que varios amigos, vecinos y familiares del
posadero aguardan el momento en que el mismo posadero pueda llevar el primer
plato de alimento para ofrecérselo al Niñopan; que pareciera aceptar la ofrenda
alimenticia por el rosado color que se distingue en sus mejillas. Según la creencia
popular en Xochimilco, el niño está contento porque así les sugiere el hecho de
que en ese momento pareciera tener las mejillas sonrojadas. El rostro del Niñopan
es el sentir de la comunidad; en su rostro se refleja y representa la conciencia
colectiva. De esta forma, el posadero da el aviso de que ya se le ha llevado el
primer plato de comida al Niñopan y por ende ya se puede comenzar a repartir los
alimentos entre la comunidad, que espera ansiosa por degustar de un vaso de
agua y un plato de carnitas, arroz, frijoles, tortillas, tamales y salsa. De la
improvisada y enorme cocina que se montó en el patio trasero, comienzan a salir
personas con grandes charolas de plástico, cada charola lleva entre 10 y 15 platos
que se comienzan a repartir entre las mesas que ya están repletas de los invitados
y miembros del pueblo que acompañan al Niñopan.

87
La música de viento no se hace esperar y la incansable banda ameniza la
posada, la cual, genera todos los escenarios posibles junto con los roles
desempeñados por los participantes, de esta forma, se puede apreciar en primer
plano, al orgulloso posadero, acompañado por el mayordomo en la mesa del
centro, así como también a quienes comienzan a degustar sus alimentos en la
mesas aledañas, apresurándose en ocasiones a terminar pronto de comer, para
cederle el lugar a las demás personas que esperan por un plato de comida;
aunque algunos ya improvisaron en las banquetas sus asientos, y otros prefieren
comer de pie, también se aprecia a quienes no paran de servir platos de comida,
con el vaivén de la cocina y hasta la calle, donde se encuentran las mesas; por
otro lado encontramos también a quienes antes de comer prefieren entrar a la sala
y poder hacerle llegar al Niñopan sus peticiones y sus muestras de devoción,
como lo hacen, por ejemplo, las señoras de edad avanzada, que cubren sus
cabezas con sus chales y rebosos, tal y como si estuvieran en el templo, pues no
se puede perder de vista que donde se encuentra el Niñopan es, mientras dure su
estancia, un lugar sagrado y de oración; así, se puede observar a todos aquellos
que de alguna forma participan en este evento religioso popular, cargado de
mucha devoción tradicionalista, que mezcla algunos ritos paganos o no aceptados
en un templo católico, con aquellos mas espirituales, como si formalmente, en esa
casa donde se ofrece la posada, se hubiera levantado un templo.
La música, la comida, los cohetes, la congregación de la comunidad y todo
el desarrollo de la posada, desde sus mínimos elementos, giran en torno y
homenaje al Niñopan, quien es engalanado con festejos tan grandes debido a que
es visto y reconocido por el pueblo de Xochimilco, como el dios milagroso y lleno
de bondades, a quien se le puede pedir por situaciones realmente difíciles o
imposibles en materia de salud, economía y bienestar espiritual, por lo que la
magnitud y alcance de estas fiestas es sólo el agradecimiento por los favores
recibidos, que según, quienes son devotos de la imagen, aseguran son bastantes,
de ahí que se comente respecto al Niñopan, que es “muy milagroso” según la voz
y la creencia popular en Xochimilco.

88
Al concluir la comida, mucha
gente se dirige a despedirse de la
imagen del niño Dios para
agradecerle por los alimentos
recibidos, así como para elevar sus
plegarias, y poco a poco la gente se
retira, pero son realmente escasos
los que se van, pues la mayoría
sigue en sus lugares y en espera de
poder pasar a ver de cerca al
Niñopan; mientras tanto, las personas que ayudaron a servir y a repartir la comida,
comienzan a comer y a pesar del cansancio, se le nota la satisfacción por haber
podido terminar con semejante tarea, pues la cifra de asistentes a la posada
rebasó a los mil comensales, por lo que se apresuran a terminar sus alimentos,
pues durante la jornada siguen llegando invitados y miembros de la comunidad y
obviamente, se les debe de atender, pues todos son invitados del Niñopan.
Posteriormente, ya al atardecer, algunas personas, entre invitados y
familiares del posadero, comienzan a recoger las mesas y sillas, pues a partir de
este momento habrá que preparase para ir en procesión con el Niñopan, de
regreso a la casa del mayordomo en el centro de Xochimilco para concluir con la
posada, que tradicionalmente, y como
en muchas poblaciones de México,
consiste en el rezo del rosario y una
procesión cantando letanías en latín,
en la cual, llevan cargando unas
figuras de barro que representan a
María embarazada y a su esposo
José, los padres de Jesús, llamados
tradicionalmente “los santos
peregrinos”, quienes según el relato
bíblico, estaban desesperados por

89
encontrar alojamiento en la ciudad de Belén, pues María estaba a punto de dar a
luz; este pasaje es representado durante las posadas del Niñopan, generalmente,
con niños que caracterizan a dichos personajes, y se hacen acompañar en una
pequeña procesión frente la casa del mayordomo, que es quién elije a estos niños
entre sus familiares, o bien, como ya se señaló, se puede recurrir a las
tradicionales figurillas de barro. A continuación, algunas personas que se
encuentran dentro de la casa del mayordomo cierran la puerta de entrada a la
casa, mientras que la mayoría de los asistentes permanecen afuera para entonar
el tradicional canto para pedir posada: “En el nombre del cielo, yo os pido
posada…” Tal y como se hace en la mayoría del país, pero en el caso particular,
de las posadas del Niñopan, este acto, no se realiza en el templo parroquial, sino,
como ya se mencionó en la casa del mayordomo, puesto que es ahí la casa del
Niñopan, y por ende, el espacio sagrado para las manifestaciones de la devoción.
Finalmente, para concluir con la posada, la familia del posadero procede a
repartir las bolsas de colación, las cuales, suelen ser generosamente llenadas con
dulces confitados, cacahuates y fruta, por lo que tienen que ser transportadas en
camiones que logran abastecer la enorme
demanda de personas que aglomeran la casa del
mayordomo y sus alrededores, quienes asisten a
estos eventos para “pedir posada” y así, participar
con el Niñopan de esta tradición, que si bien
pertenece en su mayoría a la cultura de todo el
país; en Xochimilco, las posadas en honor al
Niñopan, tienen una particular relevancia por la
gran magnitud de personas que convocan,
además del espectáculo visual que se genera con
la pirotecnia utilizada, la multitudinaria comida y la
colación que se ofrece, además de la enorme
devoción generada en torno a la principal imagen
religiosa del pueblo: el Niñopan de Xochimilco.

90
La tradicional arrullada.

Después de la novena y última posada,


celebrada el 24 de diciembre, la imagen del
Niñopan, es devuelta a la casa del
mayordomo, pero en esta ocasión, al
finalizar el rezo, no se le lleva a su
habitación para pernoctar, sino que
permanece en su altar esperando el
momento de arroparle con una pijama para
salir nuevamente y encabezar la tradicional
arrullada, que congrega a un gran número de fieles quienes se dan cita alrededor
de las diez de la noche para recorrer las calles del centro de Xochimilco en largas
filas con sus propias imágenes del niño-Jesús, que no llevan vestido ni ropón, sólo
un calzoncillo y se les envuelve en frazadas y se les arrulla con un cántico que
versa así:
A la ro-ro niño a la ro-ro-ró
Duérmete mi niño, duérmete mi amor
Recibe gustoso este ro-ro-ró
Que alegremente te ofrezco yo.56
La procesión de la “arrullada”
además de enorme es muy vistosa y
peculiar, ya que simboliza el
momento en que el niño Jesús
recién nacido, es envuelto en telas
para arrullarlo y llevarlo al fin al
tradicional nacimiento, escenificado
en la mayoría de los hogares
mexicanos con heno o musgo, (para
simular el pasto), algunas figurillas
de barro, de porcelana, de plástico u

56
Ver cántico completo en anexo 2.

91
otros materiales en forma de animales de pastoreo, como borregos, conejos,
caballos, bueyes, etcétera, así como figurillas de los mismos materiales, que
asemejan a los pastores, ángeles, los magos de oriente, y otros típicos personajes
que se hacen presentes en esta peculiar forma de representar el nacimiento de
Jesucristo.
En torno al Niñopan, el nacimiento montado para esta imagen es de
mayores dimensiones y se instala en el templo parroquial del centro de
Xochimilco, tal nacimiento y todos los gastos que implica corren por parte del
mayordomo, quien debe contemplar que esta representación del nacimiento debe
ser digna y por ende muy vistosa para el Niñopan y además porque la mayoría de
la comunidad lo observará durante todo el periodo decembrino y hasta el día 2 de
febrero dentro del templo parroquial. En consecuencia, los mayordomos tratan de
sobresalir de sus antecesores, montando nacimientos bastante complejos, llenos
de imágenes y figurillas que en ocasiones son de tamaño real y con rasgos muy
naturales. De este modo, cada año esta representación del nacimiento en la
parroquia de Xochimilco, es motivo de gran expectativa y congregación en torno al
Niñopan. Es el culmen de las posadas, un símbolo de la navidad católica, que más
allá de lo religioso, logra interiorizar en los individuos el cíclico renacer del niño-
Dios, el don de la vida que se hace presente y obliga a los individuos a
desprenderse y entregarse dentro de una lógica del don, la cual, se desarrollará
en el capítulo VI. Por lo pronto, podemos concluir que en el caso del Niñopan, las
posadas generan en los devotos, sentimientos que van más allá de la lógica
navideña tradicional de México, pues, se involucra una serie de relaciones que van
desde el prestigio que brinda el ser posadero, con lo que este sacrificio económico
implica, hasta la generosidad y cooperación que los parientes y vecinos otorgan
más allá de lo religioso, a favor del lazo social, de la identidad y de la preservación
de sus tradiciones, que de cierto modo se distinguen de otras prácticas navideñas,
generalmente inmersas en un periodo vacacional y de descanso, a diferencia de la
dinámica de arduas jornadas que implica la preparación de una posada, donde la
relación de parentesco evidentemente ha sido más exigente y enfocada a la
colectividad, es decir, parte de lo familiar y particular, a lo general y comunitario.

92
CAPITULO V. 2 DE FEBRERO DIA DE LA CANDELARIA: CAMBIO DE
MAYORDOMÍA Y RENOVACION DEL LUGAR Y DEL TIEMPO SAGRADO

Dentro de todas las festividades que se celebran en torno a la imagen del


Niñopan, parece ser, que la del día de La Candelaria, la cual se celebra año con
año el día 2 de febrero, es la fiesta de mayor relevancia para la comunidad que se
congrega a la devoción de esta imagen, pues en esta fecha se hace el cambio de
mayordomía, lo cual implica una renovación en el ciclo anual del tiempo sagrado,
así como del espacio en que se le venerará a esta imagen; todo esto ocurre en el
marco del festejo del 2 de febrero, que se celebra en casi todo el país, y en el que
la comunidad católica conmemora la presentación del niño Jesús en el templo de
Jerusalén, llamada tradicionalmente “día de La Candelaria” debido, a que como
dicta la costumbre católica, se bendicen las velas y candiles que simbolizan la luz
que representa el niño Jesús. Esta celebración está envuelta de un gran
secretismo y tiene sus raíces tanto en la cultura mexica como en la cultura
religiosa de España, que se ven fusionadas y reproducidas de manera por demás
particular en México, puesto que, por el lado de la cosmogonía indígena, se hace
referencia a la festividad donde participaban los tlaloques o ayudantes (nubes) del
dios Tláloc, que eran representados por niños que vestían elegantemente de color
blanco a quienes se les hacia llorar, para que de esta forma, sus lágrimas
pudieran augurar mejores cosechas 57; y por el otro lado, la tradición católica
introducida por los franciscanos de vestir de color blanco a la imagen del niño
Jesús para que se le llevase a bendecir al templo, tal y como lo dice el relato
bíblico, hicieron José y María con Jesucristo después de cuarenta días de nacido y
cuando según la ley judía, la mujer que había dado a luz ya no presentaba
sangrado alguno producido por el parto, pues esto le hacía impura, por lo que

57
http://www.eluniversal.com.mx/notas/403504.html (30/enero/2007)

93
después de este tiempo, ya podía presentarse en el templo. Para efecto de tal
purificación y la presentación del niño Jesús, se ofrendan dos palomas blancas y
sin defecto alguno en el templo. Lo realmente relevante en este relato para la fe
cristiana, es cuando José, María y Jesús se encuentran frente al profeta Simeón,
quien según el evangelio de San Lucas, en el Nuevo testamento Bíblico, proclama
a Dios que ya puede morir tranquilo, puesto que sus ojos han visto al mesías; por
lo que tal evento no se podía pasar por alto para efectos de la catequesis la Nueva
España y así, fusionar estas celebraciones y lograr que se dirigiera la atención y
devoción hacia la tradición católica; de ahí, a que debemos tener en cuenta, que la
evangelización en México trajera consigo las fechas conmemorativas de la nueva
fe y reemplazarlas o fusionarlas con celebraciones indígenas; por supuesto, esta
fecha no podía pasar inadvertida, debido a la profundidad con la que la iglesia y el
mundo cristiano tratan de sustentar que Jesús es el Cristo salvador y la “luz del
mundo”. Además, tal fecha está estrechamente ligada a la tradición tan arraigada
en México, la cual, introdujeron los evangelizadores franciscanos, de colocar una
representación con figurillas que hacen referencia al nacimiento del niño Jesús, ya
que, aunque no sea así en el calendario litúrgico de la fe católica, la tradición
señala el 2 de febrero como la fecha que pone fin a las festividades navideñas, en
la cual se puede retirar el nacimiento y “levantar” y vestir la imagen del niño Jesús
para llevarle a escuchar misa. Al respecto, se debe subrayar la importancia de
este ritual, que tiene un enorme valor simbólico, tan fuerte como los ritos de
inmersión en el agua y purificación bautismal; pues “la acción de colocar al niño en
el suelo” es un ritual que encontramos en casi todo el mundo, donde se hace
referencia al alumbramiento en el suelo, que a la par brinda la idea de identidad
entre la raza humana y la región; así como para que la madre tierra pueda validar
y legitimar este “nuevo nacimiento” simbólico que ocurre al momento de “levantar
al niño”58, pues no podemos pasar por alto que en la tradición católica, la imagen
del niño-Jesús es colocada en un pesebre, en el nacimiento que a su vez, la
mayoría de los creyentes acostumbra colocar precisamente en el suelo, lo cual
representa un verdadero ritual de paso, o de transición, pues después de que la

58
Eliade, Mircea, op. cit., pp. 105-106.

94
imagen del Niñopan es colocada en el nacimiento el 24 de diciembre, los nuevos
mayordomos tienen su primera participación formal a partir del día siguiente (25 de
diciembre), pues se encargan del cuidado de la imagen del Niñopan, la cual
recogen y entregan diariamente de la casa del mayordomo saliente, por lo que
estas fechas inician el transito del cambio de mayordomía, el cual, se concreta el
día 2 de febrero cuando se levanta la imagen del niño-Dios; y se da inicio al nuevo
ciclo anual de mayordomía, es decir, de la regeneración del tiempo sagrado; del
nuevo nacimiento simbólico que este evento representa.
Finalmente, y sólo para hacer mención, también durante el día 2 de febrero,
se acostumbra en gran parte del país, que las personas quienes “partieron rosca
de reyes” el día 6 de enero (epifanía) y encontraron en el interior del pan una
figurilla de plástico en forma de niño, paguen en esta fecha (presentación de Jesús
en el templo), una comida de tamales y atole, lo que en términos de creencia
popular significa que fue elegido por el niño Dios y no por el azar; pero
definitivamente, en Xochimilco, esta fecha gira totalmente en torno a la imagen del
Niñopan, y en el cambio de mayordomía, que ocurre al finalizar la misa masiva del
día de la candelaria, a la que el pueblo acostumbra llevar las imágenes del niño
Jesús a bendecir y logra concentrar en torno a esta festividad, no sólo a la enorme
comunidad local, sino también a un gran cúmulo de visitantes que se dan cita para
apreciar y sorprenderse con este gran ritual.

2 de febrero en Xochimilco.

Desde muy temprano se ven preparativos en dos diferentes casas y en dos


familias. Por un lado, se observa a los mayordomos salientes preparándose con
una reunión para sus posaderos y sus familias, así como principalmente para
alistar a la imagen del Niñopan con algún elegante vestido o ropón y entregarlo a
la custodia de los nuevos mayordomos, quienes le darán albergue a la imagen por
un año a partir de esa fecha, justo al terminar la misa de las 12:00 horas, en la
parroquia de Xochimilco. Según algunos ex mayordomos, se describe este día con

95
una gran tristeza y nostalgia, debido a que se les hace difícil desprenderse de la
imagen del niño Jesús, la cual custodiaron durante todo un año; pues, lo que
parece ser una gran celebración esperada durante años por parte de los nuevos
mayordomos, es para los mayordomos salientes todo un cambio de vida, para
ellos, es más allá que salir de un gran compromiso, tal vez sin las tareas propias
de la mayordomía, pero no por ello significa que sea un festejo alegre, sino un
momento más nostálgico que se porta con mucho orgullo por haber podido servir
al Niñopan y la comunidad durante ese año. Mientras tanto, en la casa del nuevo
mayordomo se puede ver aun el ajetreo enorme que este tipo de compromiso
conlleva, ya que este día representa tal vez el de mayor gasto económico y
personal para este mayordomo y su familia, pues además de modificar su vivienda
o incluso construir una nueva y que obedezca más a las necesidades o
requerimientos de este tipo de
mayordomía, (el cual debe proveer de
un espacio digno para la devoción de
la imagen, así como un patio o
estancia lo suficientemente grande
para poder alojar a todos los devotos
que se darán cita durante todo un año
en ese domicilio); además de hacer
toda la comida que después de misa
ofrecerá a toda la comunidad que se
dispone a acompañar al Niñopan a su
nueva morada.
En voz de algunos ex mayordomos, el recibir esta imagen es un gran
compromiso, pero también un gran orgullo poder brindar todo su esfuerzo al
Niñopan para que la comunidad pueda seguir visitándolo y venerándolo. La
imagen del Niñopan otorga valores como el prestigio y el orgullo para aquellos que
han tenido la oportunidad de ofrecer su casa como resguardo de dicha imagen, ya
sea por un día, o como en este caso, por todo el año que dura la mayordomía. De
esta forma, se generan sentimientos y valores que logran que este pueblo,

96
actualmente reconozca entre sus habitantes, símbolos de orgullo, tradición,
solidaridad y prestigio en torno a una imagen religiosa, que incluso trasciende el
nivel comunitario y tiene efectos en la sociedad.
Al iniciar el día, en la casa de los nuevos mayordomos, se puede observar
un arduo esfuerzo por querer tener todo preparado, y parece que así será, pues
por todos lados se observan a las mujeres dando los últimos toques a la comida;
el arroz está casi listo, los frijoles también y las personas encargadas de preparar
la barbacoa para más de tres mil asistentes.
Centenares de cohetes y fuegos artificiales están listos para hacerse
escuchar en la procesión que este año será aproximadamente de nueve o diez
cuadras, los mayordomos y sus familias se alistan con sus mejores galas para
recibir a la imagen del Niñopan, su santo patrono.
Por otra parte, un poco antes de las
12:00 horas, cerca de la parroquia de San
Bernardino de Siena, se escuchan los
cohetes y demás pirotecnia que anuncia
que ya está próxima a llegar la procesión
que acompaña al Niñopan para oír misa de
medio día y ser entregado a los nuevos
mayordomos, los chinelos, flores, cohetes y
la música de banda acompañan por última

vez al Niñopan del barrio de Xaltocan a la


Parroquia de Xochimilco, pues después de
misa, la procesión con la nueva comparsa
de chinelos, otra banda de música y otra
estudiantina acompañara al Niñopan a su
nuevo domicilio, en el barrio de Tlacoapa.
Al llegar a las rejas que custodian la
entrada del templo parroquial, se puede
observar que la gran parte del atrio cubierto

97
por enormes lonas y repleto de sillas se encuentra casi abarrotado; los
mayordomos esperan unos momentos antes de entrar con el Niñopan a las
instalaciones del templo, mientras un cúmulo de gente se enfila frente a la
venerada imagen con la esperanza de poder besar una parte del encaje del
engalanado ropón de color violeta, hasta que la voz del mayordomo solicita que ya
no se puede hacer más este acto, pues ya van a entrar al atrio parroquial,
mientras que los fotógrafos en ciernes con sus teléfonos celulares, así como
aquellos de la prensa especializada, con sus sofisticadas lentes, aprovechan el
momento para poder capturar las últimas imágenes del Niñopan con este
mayordomo en custodia.
La imagen accede con toda la procesión del pueblo detrás, logrando
abarrotar el atrio y las jardineras aledañas, mientras que el sacerdote y todos los
demás ministros que se dan cita para concelebrar esta misa, reciben al Niñopan y
al mayordomo, quien en procesión se abre paso por el centro del atrio y hasta el
altar que se tuvo que montar dese un día antes en la puerta del templo parroquial,
el cual permanece cerrado durante esta misa, ya que si se pretendiera celebrar
esta misa en el interior del mismo, no se podría dar cabida a toda la comunidad
que asiste a esta celebración, por lo que el enorme atrio, a penas y es suficiente
para garantizar la seguridad y estancia de todos los feligreses. La misa se
encuentra a punto de iniciar.
Durante la celebración religiosa, se
puede observar a la mayoría de las
personas de la comunidad que llevan sus
propias imágenes del niño Jesús para
escuchar misa y para que sean
bendecidas; se puede percibir en
Xochimilco, como en casi todo el país, una
especial devoción por la imagen de Jesús
niño, debido a la pureza e inocencia que
éste emana; pueden verse bastantes
formas y representaciones de las

98
vestimentas, así como diversos tamaños y aspectos que incluso refieren a los
diferentes tipos raciales y colores de piel, como los niños morenos, muy al estilo
latinoamericano y algunos de color negro, pasando también por los rubios y
trigueños; aunque, realmente el protagonista principal en Xochimilco, es el
Niñopan, con sus rasgos muy característicos y propios, difíciles de encontrar en
las demás imágenes, las cuales participan y podrían verse como guardianes
particulares de cada casa y familia, mientras que el Niñopan, como protector de
todo el pueblo.
Se debe señalar que el hecho de vestir a la imagen nos remite directamente
a una forma de darle vida, puesto que la desnudez se acerca más a la idea del
abandono, el olvido y a la muerte cultural y simbólica, por lo que vestir y arropar a
la imagen del Niñopan es una forma de darle vida, por ello, esta imagen es
diariamente engalanada por las
mañanas, y cada noche se le arropa
nuevamente con pijamas o atuendos
para llevarle a dormir; en cierta forma
no se le deja de arropar y por ende, la
comunidad le observa con atuendos
diferentes, lo que le otorga una
vivacidad muy importante entre ellos,
además de que el cambio diario de
ropa en esta imagen simboliza de
alguna forma la circulación latente del
Niñopan entre el pueblo. Vestirlo y
atenderlo diariamente habla también de
que la escultura es una imagen viva,
una metáfora que adquiere la magia del
talismán divino.

99
El cambio de mayordomía.

La misa ocurre como una liturgia católica


normal, pero se hace un especial énfasis
durante la homilía o comúnmente llamado
sermón, a la devoción de la imagen del Niñopan;
el momento principal en torno a esta imagen es
justo al finalizar la misa, pues para hacer aún
más formal esta entrega, es en este momento
cuando el mayordomo saliente agradece
públicamente a la imagen del santo Niñopan por
permitirle custodiarle y a la comunidad por
apoyarle. Después de este acto, el párroco toma
la imagen de manos del mayordomo saliente e inmediatamente la pasa a manos
de la nueva mayordomía y justamente en ese momento los aplausos y el tronar de
cohetes no se hace esperar llenando el ambiente festivo de una algarabía enorme
en el que miembros de la comunidad y principalmente miembros de ambas
familias de mayordomos no pueden evitar conmoverse hasta las lágrimas y la
alegría que les brinda el servicio por esta imagen, la cual despierta emociones que
van desde la alegría y el júbilo, fervor,
paz interior, nostalgia y muchas más,
mostrando precisamente en esos
instantes que es la más venerada,
respetada y llena de devoción para todo
el pueblo de Xochimilco.
Al finalizar la celebración religiosa
se prepara un nuevo contingente de
personas que esperan afanosamente
participar en la nueva procesión del
Niñopan que le acompañará hasta su
nuevo domicilio, de esta forma

100
observamos como el tiempo sagrado y
cíclico de un año se ha renovado con el
cambio de mayordomos y de domicilio,
pero realmente no deja espacio para el
receso, pues inmediatamente, el orden
sigue de la misma forma desde hace
más de cuatrocientos años, sin cambio
de fondo en la estructura de la fiesta
conmemorativa del Niñopan, pues el
orden de la procesión es el mismo, los
mayordomos siguen custodiando a la
imagen entre sus brazos, mientras detrás de ellos una persona les cubre a ellos y
a la imagen con una enorme sombrilla azul, la cual de lejos sigue siendo el
significante que señala la ubicación de la imagen del niño Dios, al cual, varias
personas realizan una valla humana para que la procesión continúe abriéndose
camino y avance al sonar de la campana y el rastro de pétalos de flores blancas,
mientras que los chinelos, quienes ya están fuera del templo comienzan a
ofrecerle a la imagen su esfuerzo y su danza al sonar de la banda de música de
viento; los fuegos artificiales siguen su estruendoso camino señalando a
kilómetros que el lugar y el momento festivo continua; los nuevos mayordomos
avanzan lentamente con la imagen del Niñopan mientras que todo el pueblo, que
se dio cita en la misa, les va siguiendo, caminando por varias cuadras, hasta llegar
al barrio de Tlacoapa, frente a la enorme portada que se coloca justo una calle
antes de llegar al nuevo domicilio del Niñopan, donde el contingente se detiene,
pues justo ahí, ya hay varias personas, entre ellos, familiares de los mayordomos
que detienen el paso por unos momentos a quienes se han adelantado con la
intensión de ser los primeros en visitar a la nueva mayordomía, pues se pretende
que los primeros en acceder, sean, en efecto, los mayordomos y posaderos con
sus respectivas familias, para hacerles participes de la comida que se ofrecerá
para regocijo del pueblo.

101
El Niñopan y sus mayordomos llegan, por
fin y después de una exhaustiva y concurrida
procesión, al pie de la portada, detrás de ellos
sus invitados y la comunidad en general que
esperan poder tener acceso a la casa que dará
hospedaje al Niñopan a partir de ese año, pues
la fila para poder acceder a la casa es enorme y
se ha extendido a lo largo del callejón que
antecede para llegar hasta el altar; mientras
tanto, justo al momento de llegar al domicilio del
mayordomo, se coloca a la venerada imagen en
su altar y los nuevos mayordomos le dan la bienvenida al barrio y principalmente a
su nuevo domicilio, se le pide colme de bendiciones a la familia y a toda la
comunidad, inmediatamente después, la imagen se lleva al sitio donde se
encuentran los alimentos que se han preparado para engalanar la celebración y
repartir entre los más de tres mil asistentes, pidiéndole al niño Jesús que bendiga
estos alimentos y que los haga rendir para que todos los asistentes puedan comer
y participar de esta celebración, la más festiva y multitudinaria del pueblo de
Xochimilco.
Posteriormente la
imagen es regresada a su
altar y la fiesta continua con
la repartición de la comida
para cada uno de los
asistentes, quienes hacen
largas filas esperando les
sea indicado el orden con el
que se llevará a cabo dicha
repartición, la cual, a pesar
de ser multitudinaria, nunca
ha presentado agresiones,

102
trifulcas o malos entendidos, ya que la comunidad nunca pierde de vista la parte
sagrada en que se desenvuelve esta fiesta. La comida es repartida cada año
según la organización de la mayordomía y su familia, tratando de hacerlo de la
mejor forma posible para optimizar tiempos y que llegue el alimento caliente para
cada uno de los asistentes. Esto es una difícil labor; en años anteriores se pudo
observar a decenas de personas que llevaban charolas con varios platos que
reparten entre las calles aledañas para
evitar que se amontonen los asistentes;
aunque este año 2010, se pudo observar
que se optó por hacer que la comunidad
hiciera filas y fueran pasando hacia una
calle aledaña a la mayordomía, donde
se les servía su porción; este año
consistió en un platillo típico de este tipo
de celebraciones, compuesto por una
generosa porción de arroz, otra buena
porción de barbacoa, tortillas de maíz,
frijoles como guarnición y agua de
horchata; como se puede observar, este
platillo es muy propio de la cocina
tradicional mexicana que suele servirse
en eventos y celebraciones especiales,
como lo es este cambio de mayordomía:
una celebración multitudinaria y de
relevancia no sólo religiosa, sino cultural
y de mucho arraigo en Xochimilco.
La algarabía y el júbilo pueden observarse entre la comunidad que se da
cita en la casa de la mayordomía, en los alrededores y calles aledañas, donde la
gente se acomoda en cualquier rincón, banqueta, auto estacionado, o si se tuvo
fortuna, en alguna de las mesas y sillas de alquiler que nunca son suficientes en
este tipo de eventos. Mientras tanto, algunas otras personas hacen largas filas

103
para poder entrar a la casa y a su vez a la sala donde se encuentra el Niñopan, la
fiesta se ameniza con música; en este caso, la mayordoma solicitó para este
evento, un grupo de mariachis, que posteriormente, en la tarde, dieron lugar a un
trío de guitarristas de bolero y música romántica, pues en esta celebración popular
religiosa no está mal visto que se amenicen los eventos con música popular, por el
contrario a lo que ocurre en las celebración que se llevan a cabo dentro de los
templos, donde la celebración de actos litúrgicos formales requieren de los himnos
y cánticos propios o adecuados según las normas de la iglesia.
La celebración continua hasta la llegada de la noche, pues desde que el
Niñopan fue colocado en el altar las muestras de devoción no terminan, las filas
siguen por todo el patio y hasta varios metros fuera de la casa, en la calle, con
personas que esperan en la filia con el afán de poder tener unos momentos frente
a la imagen del Niñopan y hacerle llegar sus peticiones y muestras de devoción,
hasta que dan las 7:00 p.m. que es la hora en que se invita a todos los asistentes
a que se dé inicio con el rezo del rosario, el cual resulta ser muy emotivo, pues
será el primer rosario que se lleva a cabo en su nueva casa, con la nueva familia
que le hospedará durante un año; una vez concluido el rosario, se procede a la
repartición de la merienda, la cual también es ofrecida por el nuevo mayordomo
para todos los asistentes, dicha merienda por lo general, consiste en café o atole y
un pan y/o tamales, los cuales y como se hace con cualquier alimento o bebida
que se reparte en donde se encuentre la imagen del Niñopan, son servidos y
ofrecidos al Niño-Dios antes que nadie. Al concluir, el mayordomo toma a la
imagen para que los asistentes puedan despedirse de la misma, a la que desde
hace algunos años no se le puede tocar más que el ropón para besarle y hacerle
llegar algunos rezos, otros sólo le miran devotamente cuando están cerca, se
persignan y besan una parte del ropón; este acto ocurre justo a la par en que en el
patio se reparte la merienda entre la comunidad presente.
Este será el único rosario del año que se rezará las 7:00 p.m. pues a partir
del día siguiente, se realizará diariamente y como es habitual a las 8:00 p.m., sólo
este día se recorre una hora antes el rosario por usos y costumbres, pues es una

104
forma de apoyo para que el mayordomo pueda terminar un poco antes con la
ardua jornada que este tipo de compromiso implica.
Al concluir la merienda y después de que la comunidad se ha despedido de
la imagen, se procede a arrullar al Niñopan y llevarlo, por primera ocasión en esa
casa, a pernoctar en la habitación que especialmente fue construida y
acondicionada para este fin, donde se le cambia el ropón, por una pijama y se le
envuelve cual si fuese un bebe de verdad; aunque esto solo lo puede hacer el
mayordomo y su familia más cercana en la intimidad de esta habitación, la cual, se
encuentra repleta de su ropa, sus alhajas y juguetes, además de que se puede
apreciar la elegante cuna ataviada en velos que se le ha preparado al Niñopan, a
quién le cantan canciones de cuna y arrullos con el fin de desearle una buena
noche.
De esta forma se termina con la celebración y festejo del cambio de
mayordomía, mientras que los miembros de la comunidad comienzan a retirarse
hacia sus casas. Aunque realmente para el mayordomo y su familia la jornada aun
no termina, pues después del acto tan cercano con la imagen al irle a arrullar, hay
que lavar trastes y hacer limpieza en general del lugar, cambiar floreros, etcétera;
pues se debe tener todo en orden para que a partir del día siguiente la comunidad
pueda volver a visitar al Niñopan, de hecho, a partir de ese día y en adelante
durante ese año, esas serán las actividades rutinarias para culminar la jornada
diaria, pues cada día se debe tener todo listo para recibir visitantes o bien, a los
hospederos que tendrán a la imagen e irán a recogerla a casa del mayordomo.
Para la mayoría de las personas no creyentes o no religiosas, este tipo de
manifestaciones de devoción no tienen mucho sentido, o bien tienen la idea de
que se busca obtener la mayordomía con fines de lucro y beneficio personal;
aunque por las entrevistas realizadas a algunas personas que han tenido la
oportunidad de ser mayordomos, así como por la observación realizada, se puede
decir que la pequeña alcancía de madera que siempre se encuentra delante del
altar del Niñopan, por lo regular no se llena, por el contrario, es poca la gente que
aporta algunas monedas, por lo que el dinero obtenido de las limosnas es poco, y
realmente no cubre el gasto diario del mayordomo, que consiste en los arreglos

105
florales, utensilios para la limpieza del
lugar, el gasto por la energía eléctrica, y
en aquellas ocasiones en las que no se
cuenta con el apoyo para que alguna
persona aporte la merienda, por lo que en
este caso, el mayordomo deberá de cubrir
ese gasto, el cual, por mínimo que sea,
implica una taza de café o bebida de
canela con un bolillo o telera por lo menos
para cien personas, que es el promedio
diario de asistentes a los rosarios
nocturnos. Los mayordomos señalan que
siempre existen gastos no contemplados o
imprevistos, que por supuesto, deben de
cubrirse para que cada día con
hospederos, cada rosario, cada posada, y cada cambio de mayordomía esta
devoción pueda llevarse a cabo satisfactoriamente como ha sido dese hace más
de cuatrocientos años. Podríamos equiparar el hecho de ofrecer un enorme gasto
económico, moral y físico que requiere el obtener la mayordomía de la imagen del
Niñopan con los rituales de iniciación que se observan en varias culturas; en
donde el iniciado, con este ritual da pié a
un cambio, que le lleva de la muerte a la
resurrección, de la ignorancia a la
sabiduría y experiencia, así como de la
niñez a la madurez, aunque en lo que al
Niñopan se refiere, no se da este ritual
tan marcadamente con un sacrificio de
dolor físico e incluso la muerte como en
algunas culturas sí se requiere para
encaminar al “iniciado”; pero se debe
subrayar que todo el sacrificio que debe

106
ofrecer el nuevo mayordomo el día 2 de febrero, tiene como trasfondo el ritual de
iniciación que implica un desgaste, además de que al adquirir tal compromiso se
requiere de un cambio de vida, o por decirlo de forma más simbólica, de un “nuevo
nacimiento” donde inicia este nuevo ciclo anual de mayordomía, durante el cual e
incluso, ya no se le conocerá a este individuo solo por su nombre o en carácter de
vecino, sino que desde ese día se le reconocerá como “El Mayordomo”; pues
aunque el tiempo y los años transcurran, el prestigio que brinda la mayordomía del
Niñopan, hace que en Xochimilco, la mayoría de las personas sigan reconociendo
a quien fue mayordomo no como un “ex-mayordomo”, sino como “el mayordomo
de 1995” por citar algún ejemplo. La mayordomía es un cargo permanente. El
mayordomo es un mediador de la voluntad divina; facilita el despliegue de lo
sagrado y, por ende, ha sido elegido, tocado por la fuerza sobrenatural de Dios. A
partir de su elección llevará la identidad que portará con orgullo. Así, la estructura
del parentesco se afianza y los lazos comunitarios se reproducen. De esta forma
podemos apreciar que es necesario este rito de iniciación para que el nuevo
mayordomo pueda comenzar su labor y, (desde la cosmogonía del creyente),
sentirse obligado a asumir la responsabilidad de introducirse a lo sagrado. 59
Para muchas personas, podría ser este un sacrificio inútil, que sólo genera
deudas y gastos exhaustivos para el mayordomo y su familia; puesto que el hecho
de derrochar, ya es un concepto ajustado a la actual percepción generalizada de
una economía de mercado, misma que escapa de la lógica económica común; ya
que se brinda todo a cambio de nada, es decir se entra en un sistema del Don que
no busca necesariamente un intercambio continuo, y por ende, lejano a la idea de
modernidad de aquellos quienes ven en este tipo de manifestaciones, únicamente
un desperdicio de recursos; aunque es precisamente en este tipo de
manifestaciones de fe y devoción, donde encontramos la necesidad del ser
humano por mantenerse en contacto con el mundo espiritual, y de este modo,
resarcir sus culpas, elevar sus plegarias y mantener su conciencia tranquila,
además de recibir las bendiciones y dones de parte de lo sagrado; 60 por lo que

59
Eliade, Mircea, op. cit., pp. 137-140.
60
Caillois, Roger, op. cit., 21.

107
recibir nada es relativo; ya que para aquel que se ha visto beneficiado con el
milagro; ha visto recompensado su sacrificio, su gasto económico, y corporal; cabe
señalar, que el mayordomo desea obtener no el prestigio ni reconocimiento del
pueblo, sino, a través de la intercesión de la imagen sagrada, obtener buen éxito
en su labor, su trabajo, sus empresas, o simplemente adquirir virtudes que le
aseguren prevenir desgracias. Puesto que en aras de la fe colectiva, aquella
persona que ofrece al servicio de la imagen, es un deudor, que dentro de su
percepción de fe, ha recibido un milagro o un regalo por parte de la divinidad, por
lo que para este devoto agraciado existe un intercambio de dones, por lo que se
siente comprometido a restituir a lo sagrado, en medida de lo posible, los favores
recibidos; en palabras de los propios mayordomos, la fiesta y todo lo que se gasta
en ella, es solo un “poquito” en comparación a “todo” lo que han recibido del
Niñopan, por ende, se puede decir que juzgar de inútil, o innecesario este tipo de
sacrificios es caer en prejuicios, cuando la misma antropología, etnografía y
sociología se interesan en la comprensión de la condición humana, su entorno
cultural e interacción entre los individuos.
Hasta este punto se ha realizado una larga observación por varios años a
estas festividades en honor a la imagen del Niñopan, mismas que desde el
capítulo III, IV y V se han descrito de forma ardua y detallada, con la finalidad de
poder obtener un trabajo que logre en su conjunto, recopilar en un solo
documento, los principales momentos que en torno a esta devoción logran una
amplia convocatoria del pueblo de Xochimilco, donde se hace descripción de los
más mínimos detalles para poder alcanzar una comprensión y análisis más
completos de esta devoción, además de obtener los elementos para lograr
comprender y explicar cada ritual de esta devoción, como una reactualización que
refuerza las relaciones sociales de quienes se ven involucrados en esta creencia,
al grado tal de modificar su vida cotidiana en aras de la fe colectiva y ancestral, la
cual es diacrónica y sincrónica. Por ello, la descripción debe ser vista como una
herramienta valiosa que recupere la monografía de los hechos de significación
para las comunidades, y que además logre ampliar la comprensión del observador
de forma concreta y formal, así mismo se logrará alcanzar relevancia sociológica

108
que pueda aportar una investigación de esta práctica cotidiana, además de su
connotación cultural y religiosa. En el siguiente capítulo, toda esta extensa
descripción que se ha citado de las festividades, cobrará mayor sentido
sociológico al ser examinadas desde algunas perspectivas teóricas que logran
aportar coherencia formal dentro del campo de estudio, mismas que nos ayudan a
comprender esta devoción desde su aspecto social, inmerso en una lógica del don
y desde el aspecto simbólico para intentar explicar cómo es que esta devoción
cohesiona, solidariza e influye en la vida cotidiana de los xochimilcas devotos al
Niñopan.

109
CAPITULO VI. EL NIÑOPAN COMO SIMBOLO Y SISTEMA DE DON

Una vez realizada la ardua descripción que se ha logrado de las festividades en


torno a la imagen del Niñopan, es necesario en este capítulo, darle a la misma, el
pertinente sustento teórico para analizar el impacto tan profundo y el arraigo que
tiene tal devoción a esta imagen en el pueblo de Xochimilco; a fin de conocer
aquello que motiva a los devotos de la comunidad a congregarse en torno a ella, y
así, lograr tener una visión más aproximada de estas manifestaciones para
comprender y explicar lo que en el fondo significa tal imagen y los sentimientos
que despierta entre sus fieles devotos; puesto que este fenómeno, más allá de un
simple fervor religioso, es una parte importante de la vida cotidiana en esta
comunidad, y que además es una expresión cultural llena de significados que le
brindan identidad al pueblo de Xochimilco.
En principio de cuentas, debemos de recordar y no perder de vista, que la
devoción a esta imagen, va más allá de los cultos formales dentro de la liturgia
católica establecida; puesto que los rituales que esta devoción demanda, se ponen
de manifiesto también en el ámbito cotidiano; por ejemplo: en la calle por donde
circula la imagen, así como en la casa del mayordomo, en las casas de los
hospederos y así mismo con los nueve posaderos; pues la solemnidad que
impondría tener la devoción a esta imagen, limitándola exclusivamente al templo,
nos remite de inmediato a la idea formal del Dios, aquel ser supremo y ajeno de
toda estructura terrena, que tiende a desaparecer del culto para alejarse de los
hombres y descansar después de haber culminado su creación, aquel que sólo
forma parte de una iglesia instituida; provocando entre los fieles un sentimiento de
abandono o de alejamiento por parte de este Dios que es demasiado lejano y
demasiado bueno para tener necesidad de un culto propiamente dicho 61; y dada la

61
Eliade, Mircea, op. cit., pp.91-92.

110
necesidad del hombre por acercarse a lo sagrado, existen estas imágenes que
logran llenar ese vació. Algo que caracteriza a la devoción a la imagen del
Niñopan, es el hecho que se encuentra siempre cercana al pueblo, y entre los
devotos de manera palpable, se puede observar cómo es que esta imagen
simboliza para sus fieles, a su Dios, a lo sagrado, pero al mismo tiempo, a lo
cercano y lo visible; se puede decir, que los fieles lo sienten en una palabra: vivo;
y una prueba latente de ello es el ritual en el que se le viste diariamente para salir
a visitar a su pueblo y al arroparlo por las noches en su casa para pernoctar,
además de que en cualquier lugar donde esta imagen se encuentre, se le procura
el primer plato del desayuno y de la comida. Y aunque ya se ha mencionado que
en el principio de este culto, la imagen del Niñopan no representaba para los
primeros fieles a la misma divinidad, sabemos que representaba para ellos a lo
sagrado y palpable, aquella divinidad que si recibe directamente ante sus ojos, las
ofrendas y las manifestaciones de fervor de aquellos que le rinden culto.
Por ello, al observar al Niñopan, se puede apreciar que para la mayoría de
los individuos, la imagen de un niño en sí, es todo un símbolo lleno de
significados, pues para muchos, la concepción de lo infantil nos remite a la
ternura, la nobleza, que requiere más cuidados y al mismo tiempo, se tiene la vaga
concepción de que todo lo perdona y lo brinda por su alma blanca de inocente; tal
vez, valga decir que esta imagen infantil del Niñopan, remite aun más al
desprendimiento y a la congregación por parte de los fieles, que aquella imagen
del crucificado, lleno de llagas y heridas, que, en la gran mayoría de los creyentes,
remite sentimientos de pena, arrepentimiento y de la culpa, instaurada en parte, y
desde hace siglos, por la Iglesia, a través de sacerdotes y pastores que advierten
que la masacre de Jesucristo fue por limpiar nuestros pecados. Es necesario
apuntar que la propia imagen del Niñopan contiene significados aun más fuertes
que sólo el de la pureza infantil; más adelante abordaremos la postura de
Godbout, misma que se mencionó desde el capítulo I de este trabajo; pero por lo
pronto sólo adelantaremos que se logra comprender la concepción de la niñez,
como el don por excelencia, pues nos remite al sentido de obligación y del don de
la vida, el cuál va cargado de obligaciones aceptadas socialmente y generan el

111
sentimiento de deuda en los individuos. En ese sentido, es necesario percibir que
la imagen del Niñopan representa significados aun más fuertes para sus devotos,
si lo observamos desde la propuesta de Duvignaud, quién aborda al símbolo como
una cosa u objeto, misma que irradia por sí misma múltiples significados, por
tanto, podríamos constatar que ésta imagen, como símbolo, no puede designar
únicamente esencias formales; ya que la propia conquista del lugar; en este caso
Xochimilco como espacio sagrado, remite a la toma de posesión por parte de ésta
imagen religiosa, lo cual, evoca no sólo a la perspectiva cristiana con la que se le
ve hoy en día, sino que también a aquellas divinidades prehispánicas reflejadas en
esta imagen como Huztilopochtli o Quetzalcóatl, que ya antes habían tomado
posesión de este lugar para la visión de los nativos de Xochimilco, mucho antes de
la llegada de la religión española; así como en la actualidad, para muchos
devotos, esta imagen es sinónimo de comida, de fiesta, de identidad; puesto que
los múltiples sentidos del Niñopan le dan al mismo tiempo una mayor solidez como
símbolo; pese a que, para algunos, este culto no sea del todo un acto formal para
la iglesia-institución,62debido a toda la ritualidad cotidiana y tradicionalista que
conlleva, más allá de lo religioso, a aspectos sociales y culturales.
Es necesario mencionar la concepción simbólica de la cultura o “semiótica
de la cultura” de Gilberto Giménez que a la vez se apoya en autores como Geertz
y Thompson, para alcanzar a comprender que esta devoción al Niñopan es todo
un hecho social cargado de significados y que para comunidades tradicionales y
religiosas como Xochimilco, la cultura se concibe precisamente como el conjunto
de hechos simbólicos presentes en una sociedad o concretamente como
menciona el propio Giménez, como la organización social del sentido, como
pautas de significados “históricamente transmitidos y encarnados en formas
simbólicas, en virtud de las cuales los individuos se comunican entre sí y
comparten sus experiencias, concepciones y creencias” 63. De ahí, la importancia
de tener en claro que es lo simbólico y su adhesión a la cultura para lograr
comprender que estas manifestaciones religiosas y tradicionales en Xochimilco en

62
Duvignaud, Jean, op. cit., pp. 58-63.
63
Giménez, Gilberto, op. cit., pp. 67-68.

112
torno a la imagen del Niñopan son de suma importancia en este pueblo como
sociedad a nivel cultural e identitario, y que tales manifestaciones tienen una gran
relevancia que no solo queda en el aspecto religioso; de ahí la importancia y la
aportación de Geertz al respecto, quién sostiene que lo simbólico es el mundo de
las representaciones sociales materializadas en formas sensibles o “simbólicas” y
estas pueden ser expresiones, objetos, artefactos o acontecimientos, es decir, que
todo puede servir como componente simbólico de significados culturales, no
exclusivamente el lenguaje y la escritura, sino también los modos de
comportamiento, prácticas sociales, usos y costumbres, vestido, alimentación,
vivienda, objetos, la organización del espacio y del tiempo en ciclos festivos,
etcétera.64 Como es de observarse, lo simbólico cubre una amplia gama de
procesos sociales de significación y comunicación; mismo que encontramos en la
imagen del Niñopan y en sus festividades, las cuales se ajustan a esta concepción
simbólica de la cultura. Por lo tanto, concebir a esta imagen como un símbolo para
el pueblo de Xochimilco y sus devotos es por demás acertado y digno del estudio
de las ciencias sociales.

El Niñopan, una imagen cargada de Mana.

Para poder observar a la imagen de Niñopan como un autentico símbolo, cargado


de energía y de múltiples significados que brindan identidad al pueblo de
Xochimilco, es importante en este retomar a Marcel Mauss y su concepción sobre
el mana, la cual define como la noción misma de lo sagrado; es una categoría que
funda sus juicios e impone una clasificación de las cosas, que separa unas, y une
otras, establece líneas de influencia o limites de aislamiento. 65 Esta noción, que el
mismo Mauss señala, es “abstracta y concreta” es “cualidad y estado” es decir,
acción y cosa; el propio Mauss reconoce que el mana es separable del tindalo (o
sea, del individuo que tiene relación con él) además de que admite que el mana

64
Ibid., p. 68.
65
Duvignaud, Jean, op. cit., pp.74.

113
existe y funciona de manera independiente; pero Duvignaud amplia esta noción de
mana y llega a la conclusión de que se debe llevar ésta a un punto más allá, en el
que sugiere que es también una energía latente en la materia, en las cosas
mismas, independientemente de las ideologías científicas o religiosas que los
hombres forman en torno a los objetos, debido a que dicho mana se manifiesta en
hierofanías de múltiples sentidos que varían según las sociedades; de ahí que al
Niñopan se le vean varios significados o de alguna forma, hasta podríamos decir
que se le observan múltiples rostros. Como se ha señalado, para algunas antiguas
generaciones de xochimilcas como fueron los indígenas colonizados mostraban a
los “dioses ocultos”, hoy en día, y dada la observación de los rituales festivos, en
la actualidad, el Niñopan, más allá de representar el rostro del “niño Jesús”, tiene
para sus devotos rostro de fiesta, de prestigio, del don, del milagro, de la sanación
y hasta de comida y abrigo,
Por ello, se puede reconocer que esta noción de mana se ajusta
perfectamente al Niñopan, puesto que esta imagen, es un símbolo, y al mismo
tiempo es materia, un objeto religioso que ha representado hierofanías diversas
desde su origen para las diferentes sociedades de xochimilcas desde las épocas
en que se le ha rendido devoción; aunque en este punto, podríamos llevar la
noción de mana a un siguiente nivel tal y como señala Duvignaud; y no dejar esta
noción únicamente en manos de la conciencia colectiva, ya que ésta, tiende a
desvanecerse, por lo que se tratará de aplicar tal noción de mana al terreno de lo
material, y así, darle importancia a la fuerza latente e inseparable que existe en la
materia, es decir, en las cosas, las palabras, los objetos y puesto que de este
modo se podrá obtener una óptica diferente sobre el Niñopan como un objeto de
veneración, no sólo porque así lo creen sus fieles, sino porque también esta
imagen, cual objeto de devoción, concentra en sí mismo y como tal, una energía o
fuerza particular, como las cruces, las momias, o los esqueletos de los sitios
arqueológicos, que revelan una energía contenida en el suelo o la materia misma,
que al mismo tiempo muestran una parte invisible, cargadas de valores, de
creencias y de mitos, lo que le da fuerza y estatuto de validez para que se le
reconozca como símbolo. Y como todo símbolo representa diversos significados

114
que hacen que esta imagen se vea viva e interactuando con su pueblo, como un
Dios palpable, al que se le viste y se le da de comer, al que se le arrulla y se le
saca a pasear, aquel que para sus devotos tiene, incluso, un estado de ánimo, que
en su imponente e inocente rostro muestra alegría, tristeza, enojo y preocupación,
al que como símbolo no sólo se le puede delegar su atención a la semiótica, sino
que es también todo un acto social que plasma las vivencias y cotidianidad del
pueblo de Xochimilco. De ahí, que por donde circula el Niñopan se fortalece el
espacio, el tejido social, la reproducción de lazos sociales que tienen un
fundamento en los sentimientos colectivos.

El ánimo del Niñopan

Es necesario mencionar que para los


pobladores de Xochimilco, así como para los
devotos seguidores de esta imagen, es muy
importante saber si el Niñopan se encuentra
satisfecho y contento con lo que se le ha
ofrecido durante la festividad a él y a la
comunidad, pues el pueblo xochimilca
asegura que si el niño-Dios siente que el
ofrecimiento hecho por algún mayordomo,
posadero u hospedero no es sincero y “de
corazón”, o existen conflictos entre los
familiares, o bien, se obtuvo la visita con
fines de vanidad, persiguiendo únicamente la
distinción y el prestigio, o bien, solo por
escapar de su realidad cotidiana (el trance);
se dice que el rostro del Niñopan se torna de
un pálido color, el cual, es muestra para los
devotos de que el niño, pareciera estar triste
o disgustado; por el contrario, se tiene la certeza entre los devotos, de que si el
hospedero tuvo como humilde intención brindar su casa a la imagen y a la

115
comunidad para rendirle culto y devoción, dicen que todo salió bien, de manera
que el rostro del Niñopan pareciera tomar un color más rosado y con un alegre
rubor en sus mejillas. La comunidad afirma que la imagen se encuentra a gusto
con lo ofrendado ese día por parte de la familia que le hospeda; de este modo es
como el pueblo sabe cuando el Niñopan se encuentra triste o contento según lo
manifieste en el rostro. También hay algunos miembros jóvenes de la comunidad y
algunos otros no muy apegados a esta tradicional devoción, quienes opinan que
las variantes de color en el rostro del Niñopan se deben al contraste de luz,
conjugado con el color del ropón; aunque lo que se puede observar, es que existe
al respecto, un fuerte imaginario colectivo, que realmente induce la relajada o muy
tensa realización del evento, según lo manifieste el ánimo en el rostro del Niñopan,
aunque lo cierto es que, ya sea un día en casa de algún hospedero, una posada o
la misma mayordomía, son escasas las ocasiones que un evento en honor a esta
imagen no resulte del agrado del pueblo o para los realizadores, debido que la
organización tan anticipada por parte la familia responsable y el apoyo vecinal es
tan grande, además del fuerte arraigo tradicional heredado de generación en
generación, que es muy raro que algo no salga de acuerdo a lo planeado por
años; de hecho, cuando al Niñopan se le nota triste o enojado, lo atribuyen
también a otros varios factores, que van desde la suposición de que el Niñopan no
quería vestirse de cierto color, hasta que su tristeza se debe a la pobreza, las
guerras, la devastación de los canales de Xochimilco o cualquier otra situación de
impacto social; ya que la comunidad tiene conciencia de que el Niñopan es el
mismo niño Jesús, y por ende, según la fe católica-cristiana, como Dios, salvador
y protector del mundo, se entristece por las problemáticas terrenales que aquejan
a sus hijos. Desde nuestra perspectiva sociológica, recordemos que en el rostro
del Niñopan se refleja la comunidad, pues este es el emblema que representa la
identidad y conciencia colectiva del pueblo devoto de Xochimilco.

116
El Niñopan como un sistema de Don.

A lo largo de este trabajo se han revisado cada una de las festividades en las que
se le rinde devoción al Niñopan, mismas en las que se ha tratado de ahondar en lo
ritual y en lo simbólico que inscribe cada momento sagrado; que hacen de cada
festividad todo un hecho social y de gran impacto que cobra sentido en la
cosmovisión, identidad y vida cotidiana del pueblo de Xochimilco. Despierta el
interés por parte de varias disciplinas y obviamente de la sociología que aborda
temas en torno a la multiculturalidad.
Al intentar entender las motivaciones que logran que cada individuo
involucrado directamente con el compromiso de ofrecer, por devoción al Niñopan,
una mayordomía, una posada, o un día como hospedero; es necesario tomar en
cuenta que tal ofrecimiento conlleva un sentimiento de dar incondicionalmente el
fruto del esfuerzo humano y económico a esta imagen en aras de la fe, la
colectividad e incluso el agradecimiento, es decir que existe el impulso por
brindarse totalmente a Dios y a la comunidad. Lo cual, se explica de forma eficaz
bajo el sistema de don, dado a que tales personas que otorgan todos sus recursos
económicos y humanos para llevar a cabo las festividades con los necesarios
elementos que circulan, como los alimentos, ceras, flores y pirotecnia, tal y como
se han desarrollado desde hace siglos, afirman que existe un sentimiento que los
impulsa a dar, de forma desinteresada y además sin buscar algún reconocimiento
económico o de prestigio social ante la comunidad, exclusivamente por el fervor
que se le tiene a la imagen del Niñopan. De esta forma parece ser que el dar en
abundancia es la razón misma de la satisfacción para quién adopta algún
compromiso con el Niñopan, pues el donante se congratula al dar, por el simple
hecho de ofrecer su mejor esfuerzo ante la imagen. Generalmente es posible
escuchar expresiones de los donantes agradecidos por tener en su casa y bajo su
cuidado a la imagen, como: “recibe un poco de mi esfuerzo”, “toma este taquito,
para ti y pa’l pueblo”, “aquí tienes un poco de mí” y demás exclamaciones
similares, que exaltan la humildad y el desprendimiento por parte de los
pobladores devotos que tienen la firme convicción de que todo lo que pudieran
ofrecer, siempre será poco para demostrar su fervor y su amor. Sociológicamente

117
estas expresiones ilustran que los integrantes de una comunidad renuncian a su
individualidad en aras de la grupalidad. La identificación es reversible, el sujeto se
ve en el otro y todos se reconocen en la deidad. El Niñopan iguala a todos en su
condición de creyentes y de donadores de esfuerzo por consolidar el lazo social.
Lo realmente paradójico e inexplicable para algunas formas de pensar ajenas a
este tipo de donación; es que aquello que se define como “poco”. Por ende, el
tratar de explicar esta derrochadora forma de devoción desde una visión mercantil
o bajo el sistema económico de intercambio de bienes, es incorrecto; pues a
diferencia del mundo del mercado, el don requiere lo implícito y lo no dicho 66; ya
que, a simple vista, quienes dan, están siendo timados y hacen un sacrificio inútil a
un objeto religioso y que sólo es el pretexto para olvidarse de su condición social
en la efervescencia de la fiesta ostentosa, o bien de recibir alguna remuneración
económica a través de las limosnas que hace el pueblo o servirse del prestigio que
brinda estar cerca de la imagen más venerada del pueblo, y alardear ante la
comunidad a costa del prestigio, como quién se sabe con las atribuciones de
haber pagado un bien o servicio, imponiéndose tal respeto, arrebatándolo; como
llamamos comúnmente: “el que paga manda”. Puesto que el sistema mercantil o
comercial no tienen cabida en esta devoción ya que así lo manifiestan los devotos
y a lo largo de esta investigación así se ha observado por algunos años; solo
puede ser explicada tal forma de devoción a través del sistema de don que
Godbout expone de forma certera, brindando las razones teórico metodológicas
para lograr una sociología del don que por obvias razones resulta incomprensible
para la visión posmodernista que tiende a atravesar todos los hechos sociales por
el factor económico; existe incluso en el ámbito de las ciencias sociales una
tendencia a trabajar más en temas que recaen necesariamente en lo económico,
ya sea a falta de recursos o por el mal manejo de los mismos, pero el ingrediente
“dinero” es un elemento clave. Pues hemos puesto mayor empeño en hablar de
población, urbanismo, modernización, migración y desarrollo social, etcétera, pero
siempre desde el enfoque utilitarista de los recursos. Por lo que la devoción al
Niñopan en Xochimilco es todo un hecho social y debe tratarse desde el enfoque

66
Godbout, Jacques T., op. cit., pp. 13.

118
antropológico, en donde el intercambio de objetos, mensajes y creencias,
estructura a la sociedad. El intercambio es transmisión de deberes y obligaciones,
pero también de valores y tradiciones. Lo cual puede abordarse coherentemente
desde las características del don67 que cita Godbout en El Espíritu del don, y que
toma de las investigaciones hechas por Florence Weber, quién afirma:
Existe reciprocidad, pero diferida del tiempo. Se debe recordar que el
donante de alguna festividad al Niñopan, lo hace sin esperar ningún tipo de
retribución y tal ofrecimiento puede darse después de varios meses o años, lo
primordial es agradecerle, pedirle o rendir alabanza a la imagen.
Generosidad espontanea. La importancia de permitir ser espontaneo y
generoso al donar, o al apoyar a algún donador, permite que los elementos que se
ocupan durante una festividad circulen igualmente en un carácter de gratuidad sin
que exista una estricta circulación monetaria o de equivalencia, que dicho sea de
paso, el sistema de don no tolera.
Lo que circula está al servicio del lazo. En este sistema de dar, recibir,
devolver al que nos remite el don, nos hace ver que se forma parte de una cadena
ininterrumpida en la que, a pesar de tener la certeza de haber recibido dones por
parte del Niñopan o de la comunidad, no se detiene en la devolución del favor,
sino que continua la circulación, heredándose a través de generaciones por
vecinos y familias que logran un tejido de buenas relaciones y solidaridad en pro
de la comunidad y de la preservación de esta devoción.
No hay equivalencia mercantil. Dado a que el don no es una secuencia
cerrada, se puede observar que quienes ofrecen alguna festividad al Niñopan,
generalmente donan o devuelven más de lo que aseguran, han recibido. Florence
Weber le llama: espiral del don.
Existe una red de lazos. La cual no compromete solo a los titulares de
mayordomos con los posaderos y hospederos, sino que, involucra a toda su
familia e incluso a sus vecinos de barrio, solidificando las relaciones sociales de
esta comunidad de manera cercana.

67
Ibid., p. 41.

119
Aunado a todo esto, Florence Weber menciona que existe el mismo placer
del don, el gusto mismo por el hecho de dar, en aras de la fe, de las costumbres y
la comunidad. Godbout enfatiza señalando: “En el Universo de los amigos,
vecinos, conocidos de la tienda, etc., se atribuye gran importancia a la
reciprocidad vinculada con las cosas que circulan […] A menudo, las cosas están
al servicio del lazo, aun en los casos de reciprocidad similares a la equivalencia
mercantil, […] La equivalencia mercantil aquí es ajena a lo que circula.” 68 Los
anteriores puntos que caracterizan el sistema de don, son compatibles y pueden
aplicarse adecuadamente a la devoción al Niñopan, pero profundizando más en el
tema del don, se podrán comprender también aquellas motivaciones que logran
hacer que esta devoción siga vigente hasta nuestros días a pesar de la creciente
urbanización y las ideas de progreso que
someten a la capital del país en un sistema
económico más mercantil y utilitarista; se
puede plantear que una de las razones más
fuertes por las que el pueblo de Xochimilco
se siente impulsado a continuar con tales
manifestaciones de fervor, obedece a que
la imagen del Niñopan es asociada
directamente a una figura infantil, lo cual,
socialmente logra en este pueblo tal
sentimiento de desprendimiento y devoción,
pues precisamente, en el sentido general
de la niñez, la figura del niño, es el don por
excelencia, dado a que nos remite al don
de la vida, que a la vez está cargado de
obligaciones consentidas.
En primer instancia, el nacimiento es el don de la vida, el don original, que
inscribe al individuo en un estado de deuda que define la condición humana y sólo

68
Ibid., pp. 40-42.

120
se puede asumir, dando a su vez su propia vida 69 Al respecto, se puede retomar
que a lo largo del tiempo de esta devoción, es imprescindible en las festividades
propias al Niñopan, el montaje del tradicional nacimiento, tal acto, es una forma de
refrendar anualmente ante el pueblo que el Niñopan nace, y de este modo, ante la
mirada de los creyentes, la imagen deja de ser inanimada, para inscribirse en el
don de la vida y de paso, recibe por parte del pueblo todas las atenciones que un
recién nacido demanda, por ello, tal acto internalizado en los devotos, provoca una
respuesta inmediata, en la que los asistentes al templo parroquial para presenciar
el tradicional nacimiento, asisten con decenas de regalos para la imagen, para el
niño del lugar, que propiamente es el nombre cargado de sincretismo del Niñopan,
con la raíz española “niño” y el sufijo náhuatl “pan” como ya se ha mencionado; de
ahí que la exposición y montaje del nacimiento provoque estos sentimientos de
obligación consentida por brindarle cobijo y atenciones a quien cíclicamente se le
ve renacer cada año, y que se le ve como un Dios vivo y cercano, al que se le
viste y se le ofrece alimento diariamente, pues son las obligaciones que tiene el
pueblo de Xochimilco para con su niño, en hacer una cadena que simboliza todo el
sistema de don, que encuentra su placer en el hecho del dar, recibir, devolver, en
una palabra se refiere más al transmitir, ser canal más que fuente; por ello el
desprendimiento con el que los devotos se congratulan en ofrecer su esfuerzo al
Niñopan recae también en la idea socialmente justificada de que al niño se le
brinda todo y no solamente el don de la vida, sino que además es el único ser con
quién se afirma de manera espontanea, que se estaría dispuesto a entregar la
propia vida. Por ello actualmente, en la sociedad moderna, la relación con el niño
es tal vez la forma más específica del don moderno, la cual, sabemos de
antemano el sistema económico o mercantil podría justificar hasta cierto punto,
pues el niño es la única entidad a quién la sociedad se permite dar sin contar, lo
cual, aplicado a la devoción al Niñopan, tiene explicación coherente para los
pobladores de Xochimilco, que como ya se dijo, ven más allá de la imagen y
contemplan además de la divinidad cristiana, a su niño.

69
Ibid., pp. 55-56.

121
Hemos visto que en este capítulo desemboca la descripción densa lograda
en los capítulos antecesores, puesto que las aportaciones teóricas que han sido
utilizadas en este trabajo, ponen de manifiesto que la devoción al Niñopan de
Xochimilco, es todo un hecho social cargado de simbolismo y significados para los
creyentes, quienes se involucran en una lógica del don, mismo que fortalece el
lazo social y otorga identidad a este pueblo, además de tener relevancia como una
microsociología para explicar, por lo menos, un rasgo de nuestra vasta cultura
mexicana, la cual permanece vigente no sólo en los pueblos mágicos de provincia,
sino también en la propia ciudad de México, a pesar de la creciente urbanización y
de las crisis económicas, las cuales, parecen no alcanzar a esta devoción, misma
que siempre entrega todo en aras de la colectividad.

122
CONCLUSIONES

A lo largo de este trabajo, especialmente en los capítulos III, IV y V, se ha


realizado una exhaustiva descripción de las festividades en honor a la imagen del
Niñopan, como consecuencia de una larga observación, lo cual ha sido de gran
utilidad como herramienta metodológica y etnográfica para comprender cómo los
rituales inherentes a ésta devoción, provocan en los creyentes de la imagen, un
desprendimiento y cohesión de tal magnitud, que se manifiesta en diversas
practicas colectivas que recaen en el fortalecimiento del lazo social, mismas que
son analizadas en el capítulo VI bajo una perspectiva sociológica concerniente a la
lógica del don, subrayando el importante papel que desempeña la devoción a esta
imagen para sus adeptos en Xochimilco, no sólo dentro de la vida religiosa y
cotidiana, sino también en la vida social y cultural. El trabajo puso de manifiesto
que en nombre de la fe y de la preservación de este culto, la comunidad
xochimilca se ve inmersa en un sistema de cooperación, solidaridad y sacrificio
que logra la unión de las familias y
vecinos de cada barrio,
demostrando que esta labor no es
empresa de una sola persona, sino
de toda su familia, además que
involucra a vecinos e incluso
amistades para lograr una labor en
conjunto; de esta forma, el sacrificio
económico y humano tiene su
justificación y razón de ser, al
otorgar cohesión social, identidad y
valor cultural al pueblo de

123
Xochimilco, lo que sin duda, cobra relevancia para las investigaciones sociales en
torno a las culturas religiosas de México, pues se presenta una perspectiva
diferente para entender la religiosidad popular, misma que rompe con la noción
economicista y modernista que ve tal sacrificio como una acción no solamente
estéril, sino además como una muestra de atraso o vista con desdén, cual simple
rasgo “pintoresco” de Xochimilco.
En ese sentido, también se analizó el aspecto simbólico del Niñopan,
llegando a la conclusión de que para sus devotos representa más que un objeto
donde apoyar su fe, pues, como se ha mencionado, en Xochimilco existen varias
imágenes religiosas y no logran tal nivel de convocatoria, desprendimiento y
devoción que goza la imagen del Niñopan, al punto en que, analizando la
concepción de Mana iniciada por Mauss, se ha logrado llevar esta noción a una
óptica diferente ampliada por Duvignaud que incluso, rebasa la conciencia
colectiva de los creyentes, dado a que, como señala el mismo Duvignaud, ésta
tiende a desvanecerse, por lo que tal concepción de mana, además ha provisto a
este trabajo de los elementos para explicar que la imagen del Niñopan, por sí
misma, concentra, al igual que los sitios arqueológicos, las cruces, momias y
esqueletos, una energía o fuerza particular contenida y que arraiga al lugar,
mostrando la relevancia sociológica, antropológica y cultural que tiene esta imagen
como materia y objeto de veneración, que también cobra valía por las hierofanías
que representa y la energía que concentra, tal energía se puede comprender a
partir de la carga de valores, creencias, mitos y múltiples significados que los
devotos han depositado en ella a través del tiempo, dando a esta devoción
coherencia y validez desde la semiótica cultural, entendiéndola desde las
aportaciones de Geertz, como pautas de significados heredadas, a las cuales, en
este trabajo se les ha intentado dar interpretación.
Hasta este punto, se ha concluido la importancia sociológica del la imagen
del Niñopan y sus festividades, misma que desemboca en una lógica del don,
donde el “dar, recibir, devolver” cobra significación para quienes se inscriben a
esta devoción; también se observó la importancia de esta imagen como un objeto
religioso, materia que con una carga simbólica y llena de significados para sus

124
adeptos, por lo que podemos llegar a ultimar que esta imagen otorga un valor
cultural y social que además crea y fortalece la identidad del pueblo xochimilca.
El trabajo también ha expuesto cómo el culto al Niñopan ha traspasado la
barrera de la modernidad, misma que trae consigo la instauración de la ciudad y la
tendencia al progreso, tal es el caso de Xochimilco, un lugar reconocido en la
Ciudad de México por sus actividades lacustres y agrícolas que paulatinamente
han sido desplazadas por el crecimiento de la mancha urbana, pero el fervor a
dicha imagen se mantiene vigente con sus ritos y costumbres tradicionalistas,
reproduciendo por generaciones la fe y la identidad en sus devotos, es decir, esta
imagen continua siendo el referente de la creencia colectiva, y una representación
de lo sagrado de forma diacrónica y sincrónica en Xochimilco, además es, como
cita Duvignaud, una instauración de lo rural en la ciudad, lo que se pone de
manifiesto de forma latente en las procesiones, en las visitas diarias a los vecinos
y en las comidas multitudinarias que se le ofrecen al Niñopan; sin perder de vista
que, desde la mirada del devoto, la presencia del Niñopan es la instauración de lo
sagrado, lo cual recalca la investidura del espacio con su habitual circulación en el
pueblo de Xochimilco, lo que también nos lleva a retomar a Eliade, quién nos hace
reflexionar sobre el impacto que las hierofanías logran en el hombre religioso, al
punto de admitir, que el lugar y momento donde se encuentre la imagen religiosa,
es un espacio sagrado y un tiempo sagrado respectivamente, por lo que es posible
determinar que la devoción al Niñopan, produce y trasmite valores de forma
permanente, al paso de generaciones y en el cotidiano de los practicantes de esta
devoción, logrando una reactualización de los rituales y mitos fundadores, pero
principalmente de las relaciones sociales y de parentesco, además del
fortalecimiento del tejido social en Xochimilco.
La descripción hecha de las festividades en honor a esta imagen, nos lleva
a concluir, a partir de las aportaciones de Callois, Eliade y Duvignaud, que la fiesta
cobra su relevancia sociológica, en medida que trasporta al devoto al tiempo
sagrado y festivo, donde hombres y mujeres, de todas las clases sociales y
profesiones se cohesionan y en torno a su creencia, se solidarizan conviviendo e
interactuando para alejarse temporalmente de los roles que les ha impuesto la

125
sociedad con la división del trabajo, alcanzando un intercambio desinteresado y
exento de la lógica comercial, donde la generosidad y el espíritu del don otorgan
valores entre los participantes, simplemente en nombre de la fe y de la
colectividad, en favor del lazo social, que se refuerza aun más por este
intercambio de valores, que por el derroche y sacrificio moral o económico, mismo
que se brinda entre la comunidad sin esperar nada a cambio. En consecuencia
otro factor importante por el cual la fiesta debe ser analizada profundamente por
las ciencias sociales, es por la transmisión de tradiciones ancestrales y como un
hecho social, que también es todo un fenómeno que unifica y cohesiona la
diversidad social de los participantes, quienes convergen en estos actos religiosos
y populares, mismos que manifiestan un gran valor cultural que dota de identidad
a los pueblos, una identidad social y cultural que rebaza las individualidades.
Estos arraigados lazos sociales e identitarios han prevalecido porque se inscriben
en un periodo diacrónico y a la vez sincrónico, manifiestan lo que históricamente
ha sucedido y lo que el tiempo mítico ha revelado en un encuentro con el tiempo
actual, el cual se inviste de esa riqueza simbólica y se reactualiza en cada rito y
celebración presente, lo que sin duda le da sentido y razón de ser a nuestras
culturas populares y reactualiza la memoria colectiva.
Dadas las anteriores conclusiones, la preservación de esta devoción, debe
ser importante no sólo para los creyentes, sino hasta para quienes tienden a la
ideología iconoclasista puesto que, ya sea que estas manifestaciones de devoción
al Niñopan sean ideológicas o mitológicas, su desaparición o el retiro de esta
imagen, se opondría a la memoria colectiva; como señala Duvignaud, puesto que
no sólo se atentaría contra una devoción religiosa, sino que también a la
cosmogonía e identidad cultural de este pueblo.70 Esta tesina es un esfuerzo para
intentar comprender a la sociedad mexicana que en estos tiempos de urbanización
voraz y un sistema económico neoliberal, es cada día más asfixiante. Las
creencias de antaño, como la del Niñopan en Xochimilco se mantienen vigentes
por la fuerza que desde los tiempos prehispánicos nos ha legado una vasta
memoria colectiva y cultural, además de fortalecer el lazo y la identidad social.

70
Duvignaud, Jean, op. cit., pp. 64-65.

126
Por consiguiente, es necesario que exista mayor apertura a temas que
indaguen en la temática de las culturas populares religiosas de nuestros pueblos,
con el fin de hacerlas prevalecer, explicarlas y elevar su condición por todo el
arraigo cultural que nos han heredado, otorgándonos la identidad que se nos ha
querido arrebatar en nombre del progreso y para que nos detengamos a
reflexionar antes de mirar a estas formas de devoción como una señal del atraso.
Por esta razón el ahondar en las categorías de lo sagrado, la ritualidad, lo
simbólico y el don, es llevarlas al nivel de hechos sociales relevantes que
determinan y explican la cosmogonía de algunos sectores de nuestra sociedad
mexicana, de este modo se podrá hacer una pequeña aportación para
mantenerlas vigentes en el terreno sociológico y de otras disciplinas, apostando a
que la sociología se interese más por desarrollar temas que puedan aportar al
aprendizaje de nuestra condición humana, de nuestra cultura y nuestra forma de
entender el mundo.

127
Anexo 1. ANECTODAS Y RELATOS EN TORNO AL NIÑOPAN

Es importante hacer mención de aquellos relatos y narraciones que personas del


pueblo de Xochimilco circulan en torno a la imagen del Niñopan, pues como se
señaló en el capítulo II, la palabra errante, es la voz que se va heredando de
generación en generación para lograr perpetuarse de alguna manera y brindar
identidad a las nuevas descendencias. El caso del Niñopan en Xochimilco no
puede ser la excepción, ya que hay que señalar que los devotos de esta imagen
aseguran tener algo que contar sobre los milagros y dones que han recibido de
esta imagen, tales relatos son por demás históricos y biográficos, aunque también
fascinantes e insólitos, pero indiscutiblemente cobran relevancia sociológica, más
allá de ser ciertas o fantaseadas, porque logran acrecentar aun más el ya enorme
simbolismo que esta imagen cargada de mana inviste y representa, debido a que
de alguna manera, nos habla y nos permite conocer del estatuto de fe para los
fieles, de la palabra que circula y que se va heredando, además de conocer un
rasgo particular e identitario del pueblo de Xochimilco, más profundo y distinto al
de los paseos turísticos en trajinera y la vida entre chinampas y canales.

Un hecho curioso que reforzó la devoción.

Uno de los acontecimientos que han sido clave para que exista una organización
muy sincronizada entre los mayordomos pasados y futuros, que ha fructificado en
la creación del Comité pro-Imagen del Santo Niño Dios del Pueblo: Niñopan,
logrando imponer la voz del pueblo ante autoridades eclesiales y civiles, además
de que fortaleció el apego de los pobladores xochimilcas a esta devoción al
Niñopan, fue sin duda el conflicto acontecido en 1969 que existió entre el pueblo
de Xochimilco y el párroco José Reyes Chaparro de la Parroquia de San
Bernardino de Siena, Xochimilco, debido a que el párroco pretendió asumir el

128
control de la imagen y recogerla de manera permanente de la casa de la
mayordoma Casilda Praz Fernández del barrio de Tlacoapa y resguardarla en el
templo parroquial, lo que causó un gran enfado y desacuerdo total por parte de los
pobladores, ya que se consideraba que el lugar del Niñopan debía ser en el
pueblo, con su mayordomía correspondiente. Ante la negativa de los devotos, el
sacerdote Reyes antepuso una demanda en la Procuraduría General de la
Republica por la tenencia ilegal del Niñopan, además de que prohibió la entrada
de la imagen a la parroquia, por lo que los mayordomos y la comunidad devota
tuvieron que llevar al Niñopan a otras parroquias para realizar sus misas. El fallo
de la PGR favoreció al pueblo de Xochimilco, propiciando mayor fervor a la
imagen del Niñopan y cohesión por parte de la comunidad, devoción que se
acrecentó aún más, inclusive en otras demarcaciones de la capital y de varios
estados del país, después de este polémico hecho que puso de manifiesto la
relación contradictoria entre la mística popular y la Iglesia Católica, que en
Xochimilco y en torno al Niñopan, rebasó el orden social.

Milagros y narraciones de la creencia popular.

En este apartado se han recogido algunas de aquellas narraciones, las cuales, al


igual como se observó en el capítulo VI, respecto al ánimo del Niñopan, han
circulado a través del tiempo y se inscriben dentro de lo que generalmente le ha
ocurrido a la mayoría de devotos que han tenido la dicha de compartir algún
momento con la imagen del Niñopan, mismas que parecen ocurrirle del mismo
modo a varios de los fieles, en distintas épocas y de generación en generación.

La hora de “ir a dormir” al Niño

Existe una narración por demás reiterada entre varios mayordomos, que aseguran
que durante la noche, al momento de entrar con el Niñopan a su habitación para
arrullarlo, se activa un juguete musical de cuerda, el payasito giratorio comienza a

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funcionar por sí solo, colmando con música de arrullo el singular momento. Y
aunque esto podría parecer extraño o sorprendente para quienes han tenido la
oportunidad de presenciar este acto, a los que les ha pasado no les causa
sorpresa alguna, por el contrario, afirman que sienten una enorme paz y alegría,
pues el Niñopan se manifiesta contento por ir a dormir y estar entre esa familia en
custodia.

Juguetes en la noche

Varios mayordomos cuentan que por la noche se escuchan ruidos en la habitación


del Niñopan, como si un niño en verdad estuviera jugando, se oye el rodar de las
canicas, el rebotar de las pelotas y la música y cascabeleo de algunas sonajas, lo
más admirable es que al ir a ver lo que ocurre en la habitación del Niñopan se ven
los juguetes en el suelo, y la ropa del Niñopan, así como sus zapatitos, parecen
estar sucios y gastados, tal y como si en verdad hubiera estado jugando;
igualmente, lejos de causar inquietud en quien logra presenciar tal escena,
solamente se sienten timados de forma chusca por la imagen y se limitan a decir:
“El Niñito es bien travieso”.

Niño sanador

Muchas personas afirman también haber sido asistidos por el Niñopan durante
una intervención quirúrgica, particularmente las mujeres que están a punto de dar
a luz, aseguran que vieron al Niñopan a su lado en tan complicado momento. De
los que más han llamado la atención son los casos de aquellos quienes ya
desahuciados piden ver al Niñopan urgentemente y en efecto el mayordomo les
hace llegar al hospital o domicilio a la imagen, sorprendentemente se curan.
Un caso muy particular es el de un niño de escasos 10 años de edad,
proveniente del estado de Guerrero, quien ya no tenía clínicamente esperanza
alguna de sobrevivir al cáncer cerebral que le aquejaba; se curó totalmente para
asombro de los médicos que lo habían tratado por años; resulta que la madre, al
traer a su hijo a un hospital del D.F. para ser atendido, fue encontrada llorando

130
inconsolablemente en uno de los pasillos del hospital, cuando una señora se le
acercó y le sugirió que llevara al Niñopan de Xochimilco a su hijo, que tuviera fe,
porque el “niño es bien milagroso”, así lo hizo y efectivamente, después del
encuentro del Niñopan con el pequeño enfermo, los médicos, al elaborar nuevos
estudios, no encontraban rastro alguno del cáncer en el cerebro del pequeño, al
grado tal que pidieron la intervención de otros oncólogos de distintos hospitales de
la capital mexicana. La respuesta fue contundente: el cáncer había desaparecido,
parecía como si nunca hubiera estado alojado en el cerebro del menor. Este caso,
lo conserva la madre para dar testimonio sobre el milagro del Niñopan,
desafortunadamente la persona informante no pudo contactar aun a esta madre
del estado de Guerrero y el tiempo por concluir este trabajo, estaba muy próximo.

¡Niñopan, niñito, déjate cambiar por favor!

Otras anécdotas no tan relevantes, pero que sin embargo aseguran los
devotos son muy frecuentes, consisten en que el Niñopan pareciera ser
caprichoso y selectivo en cuanto a su indumentaria y joyas que lleva, pues son
bastantes las narraciones que afirman que en ocasiones pareciera que la imagen
no quiere ser cambiado de ropa o no quiere ponerse algún ropón, pues, a pesar
de que con antelación se le ha preparado su vestimenta, misteriosamente, al
momento de necesitar cambiar de ropa a la imagen, ya sea porque va de visita a
algún domicilio o va a misa, simplemente no aparece, o no encuentran la ropa
que supuestamente, ya estaba preparada para la ocasión. Otras veces pareciera
que no quiere que le retiren de sus muñecas las esclavas que porta, para llevarlo
a dormir. Al cabo de un largo rato de intentos fallidos, la mayordoma, exhausta por
no poder despojar a la imagen de una esclava, suplico: “por favor niñito lindo,
déjate quitar esta esclava” y acto seguido la esclava se deslizó de la muñeca del
Niñopan, ante el asombro de la agotada mayordoma.

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Anexo 2. CANTOS EN HONOR AL NIÑOPAN

Son varios los motivos que acercan al devoto a la imagen más que a la
religiosidad en sí, ya que esta última es más exigente en cuanto a las alabanzas y
los lugares de oración, que generalmente deben ser capillas o templos oficiales,
por lo que, la imagen del Niñopan brinda mayor flexibilidad por acudir al barrio y a
domicilio, además de que el ambiente festivo permite que no sólo las alabanzas
religiosas sean dedicadas a la venerada imagen, por lo que las plegarias se
pueden acompañar de la música popular, logrando afianzar aun más la cercanía
del Niñopan.

Algunos cantos en honor al Niñopan.

Tema: Amigo. Autor: Roberto Carlos

Tú eres mi hermano del alma realmente un amigo.


Que en todo camino y jornada este a siempre conmigo.
Aunque eres un hombre aun tienes alma de niño.
Aquel que me dé a su amistad, su respeto y cariño.
Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos.
Y tú no cambiaste por fuertes que fueran los vientos.
Es tu corazón una casa de puertas abiertas.
Tú eres realmente el más cierto en horas inciertas.

En ciertos momentos difíciles que hay en la vida.


Buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida.
Y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado.
Me da la certeza que siempre estuviste a mi lado.
Tú eres mi amigo del alma en toda jornada.

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Sonrisa y abrazo festivo a cada llegada.
Me dices verdades tan grandes con frases abiertas.
Tú eres realmente el más cierto de horas inciertas.

No preciso ni decir, todo eso que te digo.


Pero es bueno así sentir que eres tú mi gran amigo.
No preciso ni decir, todo eso que te digo.
Pero es bueno así sentir que yo tengo un gran amigo.
No preciso ni decir, todo eso que te digo.
Pero es bueno así sentir que eres tú mi gran amigo.
No preciso ni decir, todo eso que te digo.
Pero es bueno así sentir que yo tengo un gran amigo

Tema: Alabaré. Autor: dominio público

Coro:
Alabaré (alabaré)
alabaré (alabaré)
alabaré a mi señor (se repite 2 veces)

Juan vio el número de los redimidos


y todos alababan al señor
unos cantaban otros oraban
y todos alababan al señor

Coro
Somos tus hijos Dios padre eterno
tú nos has creado por amor
te alabamos te bendecimos
y todos cantamos en tu honor

Coro

Tema: Pescador de hombres. Autor: dominio público

Tú, has venido a la orilla,


no has buscado
ni a sabios ni a ricos
tan sólo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo, has dicho mi nombre,
en la arena he dejado mi barca,
junto a Ti, buscaré otro mar.

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Tú, sabes bien lo que tengo,
en mi barca
no hay oro ni espada,
tan sólo redes y mi trabajo.
Tú, necesitas mis manos,
mi cansancio
que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.
Tú, pescador de otros lagos,
ansia eterna
de hombres que esperan
amigo bueno que así me llamas

Tema: A la Rorro Niño. Autor: dominio público

A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Esos tus ojitos ya los vas cerrando,


pero estas mirando todos mis delitos.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Las lágrimas tiernas son prueba que me amas,


pues padeces penas, niñito de mi alma.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Por cuna te ofrezco mi fiel corazón,


más no lo merezco y te pido perdón.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

No hagas pucheritos, duerme padre amado,


que mi cruel pecado os causa conflictos.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

A dolor me mueve ver dos animales,


que finos y leales tu amor los conmueve.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Quisiste por nombre llamarte Jesús:


como padre amante tú me diste luz.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Recibe gustoso este rorro ro,


que muy placentero te lo ofrezco yo.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

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Mi querido Padre, Mi Dios, Mi Señor,
que sufres alegre del frío el rigor.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

En el crudo invierno tú, mi dios, naciste;


de todas mis culpas ya me deprimiste.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Delicias del mundo son pena y pesar,


por eso el Eterno se quiso humanar.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

En la gloria te cantan angélicas voces,


para que te duermas y del sueño goces.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Coros celestiales con su dulce acento,


canten la ventura de este nacimiento.
A la rorro Niño, a la rorro ro, que viniste al mundo sólo por mi amor.

Cantos Para Pedir Posadas. Autor: dominio público.

Afuera
1.- En el nombre del cielo os pido posada. Pues no puede andar mi esposa
amada.
2.- No sean inhumanos, tengan caridad, que el Dios de los cielos se lo premiará.
3.- Venimos rendidos desde Nazaret; yo soy carpintero de nombre José.
4.- Posada te pide, amado casero, por solo una noche la Reina del cielo.
5.- Mi esposa es María, es Reina del cielo, y madre va a ser del Divino Verbo.
6.- Dios pague señores vuestra caridad y que os colme el cielo de felicidad.

Adentro
1.- Aquí no es mesón, sigan adelante, yo no debo abrir, no sea algún tunante.
2.- Ya se pueden ir y no molestar, porque si me enfado los voy a apalear.
3.- No me importa el nombre, déjenme dormir; porque ya les dije: que no hemos
de abrir.
4.- Pues sí es una Reina quien lo solicita ¿Cómo es que de noche anda tan solita?
5.- ¿Eres tú José? ¿Tu esposa es María? Entren, peregrinos, no los conocía.
6.- Dichosa la casa que alberga este día, a la Virgen pura, la hermosa María.

Al abrir las puertas:


¡Entren Santos Peregrinos, Peregrinos!, reciban esta mansión que aunque es
pobre la morada, la morada, os la doy de corazón.
Cantemos con alegría..., alegría; todos al considerar; que Jesús, José y María... y
María nos vinieron hoy a honrar

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Anexo 3 ORACIONES EN HONOR AL NIÑOPAN

A continuación se presentan las oraciones que diariamente le son ofrecidas al


Niñopan, mismas que desde hace más de cuatro siglos han prevalecido y siguen
vigentes en el cotidiano fervor a esta imagen.

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La siguiente es una poesía compuesta aproximadamente hace unos diez
años por Víctor Manuel Otero González, pero que rápidamente cobro auge entre
algunos devotos y se ha incorporado paulatinamente a las plegarias que rinden
devoción a la imagen del Niñopan:
NIÑOPAN71
Hoy vengo a implorar, ¡oh niño!, tú ayuda,
¿De dónde viniste tú? ¡Oh Niñopan! ¡Niño bendito de bendita imagen!,
¿Cuál fue el origen de tu adoración? Para nuestra gente, que en tu fe se escuda,
¿Cuántos milagros has hecho ya Para que los libres de todos sus males.
para que te tengan tal devoción?
Niñopan:
Todos los pueblos que hay alrededor ¡Ya están tocando todas las campanas
de Xochimilco, donde moras tú, Y hay fiesta doquiera que tú vas!
te están entregando todo su amor. Y hoy todo Xochimilco se engalana,
Te están venerando, en tu excelsitud Para adorarte a ti.
¡Oh Niñopan…!
Xochimilco entero te consagra ya,
Por cuatrocientos años, con toda su fe.
Porque tu ya eres, ¡Oh Niñopan!
Parte de su historia, parte de él.

Vas de casa en casa, cada día del año,


Con el mayordomo que cuida de ti.
Para preservarlos de cualquier daño,
En aquel hogar que has de bendecir.

Tu sola presencia alivia sus males,


¡Oh sagrado niño de ternura lleno
Tú de dicha inmensa colmas sus hogares!,
¡Porque eres el niño que bajó del cielo!

Cada año tienes, en tus cuidadores,


El amor que pueden darle al niño dios.
Y después de ese año, otras manos nobles
Guardan tu figura, con sublime Amor

¡Oh tú, Niñopan, imagen divina


De aquel dulce niño que nació en Belén!
Tú, en Xochimilco, guías el camino
De los que te tienen infinita fe

Permite que sea yo tu mayordomo,


No todo un año, sino sólo un día.
¡Para así llevarte sobre mis hombros
Y sentir tu gloria en el alma mía!

71
Revista Huetzalin, Archivo Histórico de
Xochimilco, s/n.

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FUENTES DE INFORMACIÓN

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Giménez, Gilberto, Teoría y análisis de la cultura, volumen 1, CONACULTA-ICOCULT,


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Godbout, Jacques T., El espíritu del don, Ed. Siglo Veintiuno, México, 1997.

Goffman, Erving, La presentación de la persona en la vida cotidiana, Amorrortu editores,


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Rojas Rabiela, Teresa, Vidas y bienes olvidados: Testamentos indígenas novohispanos,


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Revista Huetzalin, Boletín informativo del Archivo Histórico de Xochimilco, 1960 – 1985.

Revista Mexicana de Sociología, UNAM - Instituto de investigaciones Sociales, Año


LIV/No.3, julio-septiembre 1992.

Revista México desconocido, IASA Comunicación, México, febrero 1998.

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