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Maria Moira Mackinnon


Mario Alberto Petrone
compiladores

Eudeba

Carrera de Sociología - Facultad de Ciencias Sociales

Universidad de Buenos Aires

roTeLlsmo y taol'OPOI-iSMO
la edición.: mano de 1998 Em. átvmsatc-13,1

el Froblervicl de ta Cenicienta

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Diseño de colección Mara 1...d.10'11 - Eudeba

Diseño de tapa Malea) - Eudeba

Corrección y composición general Eudeba

ISBN 9.50-23•07, 12-7


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Introducción

Los complejos de la Cenicienta


María Moira Mackinnon y Mario Alberto Petrone .

Es casi un lugar común en la literatura bierno, una actitud) es de dificil determi-


acerca del populismo comenzar señalando nación y no entra en ninguna categoría
la vaguedad e imprecisión del término y la convencional.
multitud heterogénea de fenómenos que En el lenguaje periodístico actual, los go-
abarca. "A la oscuridad del concepto emplea- biernos que siguen políticas económicas
do se une la indeterminación del fenómeno neoliberale.s afirman con frecuencia que no
a que se alude" (Laclau, 1986:165) sintetiza están dispuestos a aplicar y/o volver a polí-
la opinión de muchos. Es, parece, la inexac- ticas "populistas". En este caso, utilizan el
titud terminológica crónica lo que aqueja al término como sinónimo de un Estado
términopopulismo pues sirve para referirse interventor y asistencialista que controla los
a una variedad de fenómenos: movilizacio- servicios públicos, es dueño de empresas,
nes de masas (de raíces urbanas o rurales) alienta el proceso de industrialización a tra-
elitistas y/o anti-elite, a partidos políticos, vés de regulaciones, subsidios y protección
movimientos, ideologías, actitudes discursi- aduanera, y usa el gasto público con fines
vas, regímenes y formas de gobierno, políticos. Es decir, todo lo contrario cle lo que
mecanismos de democracia directa (referen- el neoliberalismo propone.:Otras veces, en
dums, participación), dictaduras, políticas y el uso cotidiano, el populismo aparece corno
programas de gobierno, reformismos, etc. la negación de los valores elementales de la
Académicos, políticos de diversas orientacio- democracia representativa al poner el énfa-
nes, religiosos y periodistas echan mano al sis en la cuestión del liderazgo "demagógi-
téimino para salvar el vacío cuando el obje- co", las relaciones clientelistas y la "manipula-
to referido (una política, un régimen, un go- ción de las masas".

" Querernos agradecer a Patrbia Funes y a Waldo Ansaldi (Profesora Adjunta y Profesor Titular de
Social Latinoamericana. materia de la cual somos docentes). y a Juan Carlos Torre (Director del Centro de
Investigaciones Sociales del Instituto Di Tella) por sus comentarlos sobre las primeras vCrS[Ont717,
trabajo. y también liberarlos de la responsabilidad de nuestras obstinaciones, También agradecemos
a
Carlos viles y a nuestros compañeros del curso que dictó ("El Populismo Latinoamericano en Perspect,1
Comparada"). con quienes debatimos este controversia) concepto durante el segundo cuatrimestre de
1997. Damos las gracias también a Steve Levitsky y a Mark Healey por los comentarios y el alerto,
Marcela Dabas, por mecanografiar varios de los artículos. y a Orlando Barrionuevo, por su valioso apoyo en
la gestación de esta introducción.
Mario Alberto Prtront
Mara M.na Markinnon y

el populismo porque una de las cuestiones puntos de vista de los académicos sobre su
los elementos componentes del mismo, la propia situación política y las relaciones entre
También en el plano político genera fuer- recurrentes en este tema es la problemática
tes adhesiones y rechazos. El populismo corno jerarquía, los vínculos. relación entre la masa y la elite, incluyendo la elite y las masas. Se sigue, entonces, que
Denostado por científicos sociales, con- cuando la perspectiva política predominan-
fenómeno político ha sido temido, criticado y dentro de ella a la elite intelectual a la que
denado por políticos de izquierda y de te en círculos académicos varia (por ejemplo,
condenado unto por las izquierdas como por pertenecen los académicos. Las dificultades
las derechas. Drake (1982: 240) afirma que derecha, portador de una fuerte carga pe- aumentan cuando estos movimientos mani- desde la desconfianza de las masas al entusias-
yorativa, no reivindicado por ningún mo- mo sesentista por la democracia participativa)
'entre 1920 y 1970, en forma repetida los fiestan hostilidad hacia los intelectuales como
conservadores hostigaron a los populistas acu- vimiento o partido político de América La- lo han hecho muchos movimientos populis- las interpretaciones del populismo también
tina para autodefinirse, el populismo —esa varíen, creando un estado de perplejidad.
sándolos de ser agitadores demagógicos que tas; cuando la gente común expresa sus opi-
impulsaban expectativas excesivas en las ma- Cenicienta de las ciencias sociales— es, en La tensión entre el populismo y sus analis-
niones, con frecuencia éstas resultan opues-
sas, fomentaban la inflación, ahuyentaban los resumidas cuentas, un problema. tas a los sesgos liberales y progresistas de los tas en el mundo intelectual debe mucho tam-
capitales nacionales y extranjeros y ponían A pesar de todo, el concepto muestra una intelectuales. "En este sentido", sostiene bién a que apareció como fenómeno político
gran resistencia a ser pasado a retiro; más bien Canovan (1981:11), "las interpretaciones del en el contexto de la profunda crisis de la de-
en peligro la estabilidad política. Al mismo
tiemrx), los sectores de izquierda los han vitu- se obstina en perdurar, ronda el lenguaje coti- populismo han estado fuertemente influencia- mocracia liberal después de la primera guerra,
perado calificándolos de charlatanes que diano, asoma con frecuencia en los trabajos das por los resquemores de algunos intelectua- bajo la expansión del fascismo y la victoriosa
académicos, señalando quizás, la existencia de revolución rusa con sus efectos disruptivos
embaucaban a las masas, llevándolas a apo- les hacia lo popular y toda su progenie repulsi-
una zona de experiencia política y social par- —aunque en direcciones muy diferentes—so-
yar reformas paliativas que sutilmente pre- va, y por el idealismo de otros que han exalta-
ticularmente importante y a la vez muy am- do al hombre común y sus simples virtudes". bre el orden institucional formado en las fuen-
servaban las jerarquías existentes del poder y
bigua,' cuyo nombre, hasta puede no ser tes liberales.= En un escenario semejante, en
el privilegio". Estas críticas de derecha y de A raíz de la relevancia personal que tienen
izquierda se han acompañado, con frecuen- - populismo". para los intelectuales los temas populistas, las que el populismo osciló entre la demagogia y
Este rasgo de ambigüedad encuentra sus interpretaciones académicas de este fenóme- la protesta, la concepción liberal fue radical-
cia, por un lamento sobre la capacidad
razones en varias fuentes. Por un lado, en la mente antipopulista y su reacción expresó el
moviliwdora de los políticos populistas. no han sido polémicas al punto de que mu-
Por oto) lado, existen científicos sociales relación entre el concepto y aquellos que lo chas veces resultan irreconocibles los mismos temor y la repulsión de las elites tradicionales
que le niegan status científico al término ya construyen. Se ha dicho que, en realidad, los movimientos en las distintas descripciones. Por ante la nueva alianza entre el 'poder irracional
estudios sobre el pasado revelan más sobre de las masas' y el estilo groseramente
Sea porque alegan que no existe un mínimo ejemplo, "algunos académicos han conside-
común que fundamente la existencia de una los autores y su presente que sobre ese pasa- rado a los populistas de Estados Unidos como personalista de ciertos líderes de tendencia
do investigado. Esto parece particularmente neuróticos retrógrados de tendencias demagógica (Taguieff, 1996: 47-8). Por otro
categoría analítica como 'populismo", ya sea
cierto en el caso del populismo. Como todos lado, el populismo corno fenómeno histórico,
porque sostienen que la definición no se peligrosamente fascistas mientras otros los han
adecua a la realidad económica, social y política
sabemos, no existen "populismos" (ni "nacio- retratado como heroicos combatientes por la afirma Weffort, tuvo siempre un impacto
nes", ni "clases", ni siquiera 'sociedad") considerable sobre las ideologías modernas en
que el concepto pretende ordenar y explicar. democracia, luchando en desventaja contra
deambulando al azar, a la espera de que al- cualquiera de sus tendencias. Una de las razo-
Aquellos que usan el término saben intuitiva- fuerzas imbatibles" (Canovan, 1981:11). Es-
gún científico social se interese por estudiar- nes de ese potencial pertubador "fue su espe-
mente lo que significa pero parece haber cier- tas interpretaciones contrapuestas (que pue-
los. Los conceptos deben ser construidos y cial capacidad de conciliar aspectos esencial-
ta dificultad para construir el concepto, expli- den hacerse fácilmente extensivas a los estu-
este punto es particularmente relevante para mente contradictorios en la perspectiva de las
car su con:cilicio, eslablecer las relaciones entre dios sobre el fenómeno en América Latina),
opina Canovan, revelan en cierta medida los leyes que rigen una sociedad capitalista y un

en
1 tod - r: ion rey meres politices de América Latina han edo catalogados coso populistas desde Bate
Fujimori en Perú, Menem en
Uruguay. 't iicniyen rJr, Argenlina y Alessandn en Chile a principios de siglo hasta 2. Weflort (1968: 68-9). Según este aulor, ios temas más caros a la sociología y a la ciencia política inspirados en
Mello en Brasil y Cuauhtémoc Cardenas en Mexico en los ochenta y noventa, pasando por los valoresliberales fueron: la preocupación por la crisis del 'público' democrática y racional, la tendencia a su
Argentina, Cape ce
CáJcenas. Velasco Aivarado, Bolivia con Paz Estenssoro durante la revolución de 1952, Guatema- sustitución por las 'situaciones de masa', cargadas de emotividad, la crisis del equilibrio de los poderes y la
Perón. Va ,
la durante les penceos de Arévalo y de Arbenz. Chile durante el Frente Popular y los gobiernos de Ibáñez. Perú desmoralización de los parlamentos y !a tendencia a la hipertrofia de los ejecutivos, la emergencia de formas-
en las prin.eias ataras del APRA y el gobierno de Belaunde Terry, la figura de Galán y también el gobierno de masivas de autoritarismo político. Otro articulo que se puede consultar sobre la relación entre intelectuales y
Rojas ['milla en Colombia, el breve periodo de Bosch en República Dominicana, Ceda entre 1934 y 1958, etc., Pueblo es el de de Ipola y Portantiero (1994).

etc , etc
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Los completos de la Cenicienta
Maria Moino Matkinnon y Mario Alberto Persone

se si tiene algún peso el hecho de que los por último, examinar algunas cuestiones epis- Mecho Oeste americano de fines del siglo pa-
estado moderno"; por ejemplo, afirma, ciertos
protagonistas se refieran a sí mismos como ternológicas y plantear, lo más claramente po- sado y, por otro, el "temprano movimiento
gobiernos populistas son antiliberales y
populistas, como en Estados Unidos, o que sible, al menos los perímetros y los ejes del socialista utópico de intelectuales rusos' del
antisocialistas al mismo tiempo y sin embargo,
no lo hayan hecho nunca, como en América problema. mismo período, los llamados narodnik, que
son capaces de 'usurpar' los objetivos que
Latina, donde, además, el término tiene una En este sentido, nos interesa centrar la viene del vocablo ruso narod ('pueblo', 'folk'
'normalmente' podrían atribuirse unos a los li-
fuerte carga peyorativa y es más bien recha- atención en los problemas relacionados con o 'nación').
berales y otros a los socialistas tales como la
zada por aquellos que la reciben. La designa- la construcción del concepto de populismo. El uso correcto del término narochtichesao
lucha contra la oligarquía, la formación de una
burguesía urbana y la intensificación del desa- ción "comunista" o "socialista" es subjetiva y La pregunta que orienta esta introducción es y el terna de quiénes deben o no deben ser
propia de los mismos participantes, como tam- la siguiente: el así llamado "populismo". ¿es considerados populistas son cuestiones alre-
rrollo industrial, la expansión del sindicalismo
bién de sus opositores y no una mera atribu- un fenómeno histórico singular que se mani- dedor de las cuales ha girado bastante debate
y el liderazgo del comportamiento obrero, etc.
ción analítica. A diferencia de socialistas y festó en un tiempo y espacio determinado, académico. Dicho en forma sintética, existe
Podríamos concluir, como Canovan, que al
estudiar al populismo es necesario ser cons- comunistas, el populismo no es parte de una que representa una etapa particular del de- un uso más restringido y otro mas amplio. En
cientes de la relación entre el fenómeno y sus tradición compartida más amplia a lo cual se sarrollo de una sociedad?; ¿o es una catego- el primer caso, la intelligentsia rusa utilizaba
intérpretes, revisar las categorías y los cam- relaciona el uso del término, su status ría analítica que puede aplicarse a un fenó- el término naroch¿iki o 'populista' para seña-
bios en el clima académico que influyeron e tipológico es sólo analítico (Worsley, 1970: meno "populista" más amplio que se lar una actitud en particular dentro del
265). Uno de los problemas o las consecuen- manifiesta en diferentes sociedades y épo- movimiento radical, una nueva actitud de
influyen sobre los estudios y las evaluaciones
del populismo (los contenidos ideológicos cias de una situación como ésta es que al no cas?; ¿o es un fenómeno histórico y una ca- humildad hacia el pueblo, que llevó a los
subyacentes" en palabras de Weffort), exa- haber nadie que autodefina el término, lo de- tegoría analítica a la vez? narodniki a sostener que los intelectuales
finen los de afuera (Canovan, 1981: 5). Para abordar esta pregunta detengámonos no deberían conducir al pueblo en nombre
minar las relaciones que puede haber entre
las supuestas "actitudes reaccionarias desde Una tercera fuente de ambigüedad del tér- previamente en una sintética reconstrucción de ideas abstractas, extranjeras y sacadas de
mino populismo es la heterogénea realidad his- de las experiencias históricas que han sido los libros sino adaptarse ellos al pueblo tal cual
abajo" y "visiones progresistas" de los círcu-
los académicos y también las idealizaciones tórica a la que se refiere. Pero antes de reco- englobadas bajo el término populismo. es, fomentando la resistencia al gobierno en
rrer algunos de los diversos fenómenos que nombre de las necesidades cotidianas rea-
intelectuales de la participación de los secto-
han sido denominados populistas y las distin- les. En el segundo caso, el término
res populares en política.
Hecha esta advertencia sobre la relación tas maneras en que ha sido abordado el tema II. El populismo en la historia populismo se utiliza para referirse a todo
entre el populismo y los intelectuales, nos in- en América Latina, señalemos rápidamente que el movimiento revolucionario ruso no
teresa llamar la atención sobre otra ésta es una compilación para estudiantes y que a. Los primeros populismos marxista desde los escritores pioneros has-
razones de espacio y de intención nos llevan a ta fa década de 1890 y aun más allá; en
peculiaridad del concepto en la acción políti-
ca que también refuerza su contenido de una elección de.rioridades (se desarrollan los J. B. Allock (1971: 372) afirma que los otras palabras narodnichestvo denota unn
ambigüedad. Si bien el término fue utilizado criterios de selección de los trabajos en la sec- referentes históricos del término socialismo agrario de la segunda mitad del
por los populistas norteamericanos para de- ción IV): no nos referiremos a algunos temas 'populismo" —hasta mediados de la déca- siglo diecinueve, que postula que Rusia po-
que suelen ser tratados en relación al populismo da de 1950 objeto de atención de histo- día evitarse la etapa capitalista ole desarrollo
signarse a sí mismos, en América Latina, aque-
llos que los observadores llaman populistas, como: pueblo, nación, bonapartismo, fascismo, riadores y luego también de sociólogos— y proceder a través del arel (cooperativa de
cesarismo. Tampoco nos detendremos en en un primer momento fueron, por un obreros o artesanos) y la comuna campesina
no se consideran a sí mismos populistas.
Worsley afirma que el vocablo ruso narodni- caracterizaciones de la estructura económica lado, los movimientos rurales radicales del directamente al socialismo.'
chestto se tradujo como 'populista', pero que aunque este tema está desarrollado en algu-
esta traducción consiste en sí misma en una nos de los artículos compilados. Mils bien, nos
imputación de significado, y no una equivalen- interesa en primer lugar, recorrer los populismos 3. Desde la polémica entre marxis:as y populistas a fines del siglo pasado, ha sido usual que los marxistas
cia simple y 'neutral', cosa que nunca puede originados (el ruso y el estadounidense) y la desechen al populismo corno la lírica ideología reaccionaria y autoengañosa de los campesinos en contras-
ser una traducción, dado que debe recurrir a emergencia del término; en segundo lugar, pre- le con la visión Cientilrga y progresista del proletariado Quizá la objeción más fuerte que se puede hacer a
las categorías disponibles en la lengua sentar un panorama de los enfoques de la lite- la visión leninista del populismo corro ideología del pequeño productor es que ignora el rasgo mas conspi•
(Worsley, 1970: 265). Uno podría preguntar- ratura sobre el populismo latinoamericano y, ceo del populis•o ruso: 'Esto es. el pathos de la distancia entre los populis:as y el pueblo, el abismo entre

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•nn• su nw

veamos ahora quiénes fueron los popullk- para unos pocos privilegiados se había logra- respuestas entre las cuales se dividió el movi- puesto en "ir al pueblo" acatando sus deseos
tasrusos. 4 En la Rusia de fines del siglo XIX, do gradas al trabajo y al sufrimiento de la masa y luchando por defender sus intereses, en par-
miento: a) una elitista y conspirativa que sos- •
la nwsta población rural trabajaba penosamente del pueblo y que, por lo tanto, las 'clases cul- ticular la tierra campesina y la libertad res-
tenía que la única posibilidad de construir un
eneondiciones de miseria y sujeción sin pa- tas' debían reconocer que tenían una enorme amplio movimiento popular residía en la or- pecto de los terratenientes y el estado.
ruido en Europa, bajo un estado autocrático y deuda moral con el pueblo. Luego de literal- Canovan afirma que, mientras que en su sen-
ganización de un partido estrechamente
rertesivo. Entre el estado y los campesinos mente "ir al pueblo" (khozbdenie i narod) cohesionado que golpeara al gobierno de la tido más amplio, el populismo tuso mantenía
se encontraba una tercera fuerza, una elite en 1874, los que participaron de la aventura un núcleo de compromiso con el socialismo
• única manera posible para un grupo peque-
instuida, pequeña pero de vital importancia, volvieron con una nueva conciencia de las ño —con actos de terrorismo individual— cuyo agrario basado en la comuna campesina, el
cada vez más orientada hacia las formas occi- dificultades que implicaba hacer la revolución objetivo final era tomar el poder y construir término también incluye otros elementos
dentales de pensamiento. Según Margaret y, sobre todo, de las diferencias entre la pers- una sociedad socialista; b) la otra respuesta relacionados histórica aunque no lógicamen ,
Qu'ovan, esta minoría privilegiada, consterna- pectiva de los intelectuales y la de los fue populista en el sentido estricto del térmi- tecons,mlrioevucna-
cb por la injusticia de su sociedad e inacapaz campesinos. Sin embargo, su compromiso con rio y el desdén hacia la reforma política gra-
no: la nueva política de narodnichestvo o
de soportar el sentimiento de culpa al verse un futuro socialista seguía en pie y en 1876 'populismo' significaba abandonar el aire en- dual y las medias tintas liberales, la oposición
beneficiada por este estado de cosas, alentó emergió un partido llamado Zemlya i Volya rarecido de la elite intelectual y sus teorías al determinismo histórico y un énfasis en la
y sobajó para la revolución. Sin embargo, no (Tierra y Libertad). 5 El ideal de los populistas abstractas y adaptarse a las necesidades, las posibilidad de caminos históricos alternativos
se proponían seguir ciegamente las formas e rusos era una Rusia socialista, despojada del perspectivas y los intereses del pueblo. En y en el rol de las ideas y las acciones individua-
insitudones occidentales, sino que construye- estado autocrático y sus iniquidades sociales 1879 el partido finalmente se dividió en mo- les en su producción; y, lasa but not least, un
ror una visión específicamente rusa del futu- y económicas, en la cual reinaran la herman- tremendo compromiso y conciencia moral.
derados y radicales. Un sector llamado Cberrzy
ro Haciendo una síntesis entre las ideas de los dad y la armonía. Creían que esa armonía y Aunque estos elementos no constituyen una
Peredel (Repartición Negra) para significar su
egannfifilos conservadores que valoraban las tra - hermandad estaban profundamente enraiza- demanda primordial de redistribución ideología totalmente coherente, sí constitu-
elicones de las comunas campesinas y las ideas das en las tradiciones de la aldea rusa, en par- igualitaria de la tierra entre los "negros" o "clase yen un estilo de pensamiento característico
frzernales del socialismo europeo, postularon ticular en la práctica de la tenencia comunal servil" se quedó a trabajar con el pueblo, diri- que va a ser muy distinto al populismo de
:;)osibilidad de construir una nueva sociedad de la tierra en virtud de la cual no existía la gidos por Plekhanov (quien posteriormente Estados Unidos.
slkaalista sin pasar- por las mismas etapas euro- propiedad absoluta y exclusiva de la tierra se convirtió al marxismo). La fracción más fuer- Por la misma época pero en forma inde-
peas de capitalismo y expropiación. dentro de la aldea y los lotes se reasignaban pendiente, aparentemente sin siquiera saber
te, Narodnaya Vo/Ja (la Voluntad del Pueblo),
Hacia principios de 1870, el impulso de equitativamente en forma periódica a través decidió concentrarse en la lucha terrorista con- que muy lejos había otros grupos a los que se
lia¿er sacrificios por el pueblo se volvía precio- de la repartición. denominaría populistas, en Estados Unidos 6
tra el estado autocrático. Luego de muchos
=ante en círculos intelectuales. Se 'en- La cuestión era cómo trabajar hacia este fracasos, asesinaron al zar Alejandro II en marzo
Middle West unieron sus losagricuted
ten.lia que el desarrollo de la civilización objetivo. Según Canovan, la pregunta tuvo dos voces para protestar contra los políticos y los
de 1881.
Resumiendo, entonces, el populismo ruso, banqueros de la Costa Este. El apoyo del

en su uso convencional amplio, abarca movimiento populista provino de los estados

aproximadamente desde 1870 hasta 1917 e occidentales y de los sureños y en su enorme


znqueño productor y sus supuestos representantes y los electos que este abismo tuvo sobre los mayoría estaba integrado porfarm els (gran-
incluye una amplia variedad de pensadores y
pirrpstas el ser: miento de culpa de parte de los privilegiados; el sacrificio heroico de tantos jóvenes que
jeros) que demandaban intervenciones
ofrznicaron su vida, su libertad y sus futuras expectativas en aras de lo que ellos creyeron que era la causa activistas; por lo tanto, es difícil establecer un
socializantes más amplias por parte del go-
de 7,,nblo. la atmósfera de un idealismo exacerbado y la ausencia absoluta de intereses personales que conjunto de proposiciones que todos los
cz:r2c:erizawn aun sus campañas terroristas y que vuelve al populismo ruso, en perspectiva. tan atractivo populistas hubieran aceptado. Pero en el bierno. Los problemas de los farmers
cc insoirte" (Cr- r- ovan. 1981 93). Para leer con mayor profundidad sobre estos temas, se puede consul- estadounidenses de fines del siglo pasado eran
caso de los narodniki de la década de 1870
tar zr.dríej 1970 87-8, Worsley, 1970: 292 y Canovan. 1970, capitulo II. los siguientes: a) las corporaciones ferroviarias
el significado es más claro: el énfasis está
4 lis paf UVI SCr •,:` populismo ruso están armados sobre la base de Margaret Canovan (1981) capitulo II, Peter
wrrisi.ey (19 79) y Ardrzei Walicki (1970). También puede consultarse Carlos Vilas (1994: 25-34).
5 Las demandas formulaban fueron las siguientes: la división igualitaria de la tierra entre los campesinos
smuque este; organicen sus cultivos a través de las comunas rurales, libertad para los pueblos subordinados Margaret
6. Estos párrafos sobre el populismo en Estados Unidos están armados sobre la base del texto de
de" frnper io ruso y gobierno locol autónomo para las cbshchinas (comunas campesinas). Canovan (capitulo I) y de Peter Wersley, citados. También puede consultarse Carlos Viles (1994: 15-25).

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1 F,
Maria Moka Mackinnosy Mario Alberto Persone
Los completos de la Ceno erra

cobraban precios monopólicos pues los los acreedores. Sin embargo, la mayoría de
farmers eran clientes cautivos: dependían de que implicó romper Con viejas lealtades par- gentsiasacuclida por sus remordimientos de
las cooperativas fracasó gracias a la oposición tidarias alejó a muchos más. De todas mane- conciencia (Canovan, 1981: 96).
ellos para obtener equipos y provisiones y
enconada de comerciantes y banqueros loca- ras, hasta el sur formó un Partido del Pueblo Por otro lado, mientras el populismo de Es-
para enviar sus granos al mercado. El poder
les y también porque su base financiera era (Peoplek Party) y dio, además, el dramático tados Unidos contaba con una base rural de
de las compañías se veía aumentado porque
demasiado endeble, sus patrocinadores, de- paso de incluir a miembros negros en sus fi- masas, los rusos no contaban con nada por el
dominaban la política estadual del Oeste: to-
masiado pobres. El intento de obligar al go- las. Finalmente, en 1896 se produjo una fu- estilo; mientras los ideólogos del populismo de
rnaban cuidadosos recaudos para mantener
bierno a hacer por ellos lo que no podían ha- sión a nivel nacional entre el Partido del Pue- Estados unidos provenían del "pueblo" (eran
controladas las legislaturas y asegurarse, a tra-
cer por sí mismos, los forzó a entrar en la blo y el Partido Demócrata, que nombró un editores de periclicas destinadas a las agriculto-
vés de sobomosy corruptelas, de que sus in- política a la vez que convirtió a su movimien-
tereses serían protegidos; b) la sujeción a los candidato de estilo y posiCiones populistas e res, predicadores o hijos de predicadores de
to en populista. Pero entrar en política no era incluyó varias demandas de este grupo en su tendencia fundamentalista), los populistas ru-
acreedores era una pesadilla permanente. Los
una cuestión simple. Aunque fueron crecien- plataforma, pero perdió las elecciones y los sos provenían de las ciudades y de sectores
farmers necesitaban capital para comprar ma-
do alianzas en varios estados,.los disensos populistas descubrieron que habían destruido sociales distintos de los campesinos. El
quinaria y alambrar, pero cuando la cosecha
variaban entre líneas moderadas y otras radi- su partido inútilmente. Con posterioridad a populismo ruso proponía como elemento cen-
era abundante, el mercado se saturaba y los
cales, y divisiones en torno a la cuestión racial 1896, cuando lo que quedaba del Partido del tral de su diseño reformista el fortalecimiento
precios caían, a laque se sumaban las pérdi-
debido a la actitud ambigua de la Alianza ha- Pueblo se perdía en el olvido, se produjo un de la propiedad comunitaria y el apoyo a fe-
das de cosechas en los períodos de sequía. cia losfarmers negros; por otro lado, no pudo
Por otro lado, estaban en manos de los co- auge de prosperidad económica causado por deraciones y cooperativas; muchos de los
llevarse a cabo la idea de una gran coalición aquello mismo que los populistas habían es- naruchiiki fueron socialistas y la ideología fue
merciantes locales, quienes les vendían a cré-
entre el Sur y el Norte, una unión de farmers tado reclamando: un aumento en el volumen un ingrediente importante. El populismo esta-
dito obligando a bs familias a hipotecar la co-
y trabajadores, de productores contra mono- de la base monetaria al descubrirse nuevos dounidense, en cambio, fue siempre un firme
secha del año venidero sin siquiera haberla
polistas y financistas del Este plutocrático. campos mineros y procesos extractivos. defensor de la propiedad individual o familiar
sembrado. El endeudamiento y la experien-
Entrar en política también significaba que el Ambos populismos se enfrentaron al de- y su socialismo más bien una cuestión de
cia de sometimiento y humillación que impli-
control del movimiento pasaría inevitable- safío "del industrialismo, el urbanismo, la gran- interpretación externa y ciposrerion y la ideo-
caba el endeudamiento constituía un viven- mente de los farmers a los políticos
cia frecuente para los farmers, quienes for- diosidad, la centralización, la jerarquía; ambos logía y las teorizaciones jugaron un papel me-
profesionales hacia quienes losfarmers ma- trataron de resistir estas tendencias y de des- nor (Vilas, 1994: 35). Mientras en el populismo
maron la espina dorsal del movimiento po-
nifestaron una permanente hostilidad y, por centralizar lo social..." (\Vorsley, 1970: 271) y ruso aparece la tensión entre "pueblo" e inte-
pulista; c) otro problema era la reducción del
otro lado, que se tensionaba el problema de se opusieron al avance del capitalismo y a lectuales, en el estadounidense se manifiesta
circulante que forzó una baja en los precios Lis lealtades partidarias. Construir un tercer par-
de sus productosa la vez que un incremento uno de sus resultados principales: la destruc- la tensión entre - pueblo" y políticas profesiona-
tido era una tarea harto difícil. ción o el severo agotamiento de la pequeña les; ambos rasgos de los populismos
en el valor del dólar, aumentando de esta
Se siguieron distintas estrategias según las propiedad y la producción en pequeña esca- latinoamericanos de este siglo.
manera el endeudamiento de los farmers.
circunstancias y tradiciones políticas de cada la (Vilas, 1994: 34). Aunque los dos son El término "populismo", en fin, entró a la
Hacia 'principios de 1880, con la consigna
estado. Aunque finalmente emergió un parti- populismos agrarios", los populistas rusos, literatura desde Rusia y los Estadas Unichs para
de que la unión hace la fuerza y la ilusión de -

do de carácter nacional en 1592," el cami- con su desprecio hacia la reforma constirucio- hacer referencia a movimientos de base rural
volver a ser libres e independientes, los
no fue difícil y muchos abandonaron so- nal liberal y "la adopción del terrorismo como y con un fuerte contenido anti-elite. Pero hay
farmers intentaron crear cooperativas de
bre la marcha. El fracaso de las cooperati- opción ética", ofrecen un fuerte contraste con ocro populismo en el mundo tan famoso como
compra y venta para defenderse frente a
vas cobraba sus bajas, pero las tensiones el compromiso de los populistas estadouni- los primeros: el latinoamericano.
denses con los procesos políticos y la bús-
7. Se nominó el pr.i7er
. queda de leyes e instituciones para proteger b. La literatura sobre populismo en
candidato y se estableció el primer programa populista. Luego de una descripción de
[as condiciones mizerables a que había sido reducida la gente común debido al poder de sus intereses. Ambos idealizaron al pueblo y América Latina
preámbulo declaraba que se buscaba "restituir los Plutócratas. el
el gobierno de la república a la gente común, clase de la cual aspiraron a un control de la sociedad desde
ese gobierno haba surgido". Los populistas declaraban que 'para
prcductora', los poderes remediar el slitrimient0 de 'la clase abajo pero resulta obvia la diferencia entre El populismo ha constituido uno de los
del gobierno debían ser ampliados. que la riqueza pertenecia a quien la creaba. un impulso corno éste que proviene del pue- fenómenos históricos principales en la expe-
que tos 'intereses del trabajo rural y civico eran los mismos
y sus enemigos idénticos". • blo mismo y aquel que proviene de una intelh- riencia política de América Latina en este

.90
Morí,: MoirwMac-kinnon 7 Mario Alberto l'aro ne

Ante las condiciones cambiantes, algunos po- fundamental. Existen, por lo tanto, distintas.
siglo. Drake (1982: 237-9) sugiere que po- social a favor de los trabajadores, la democra- formas de clasificar los enfoques con los que
cia electoral y el nacionalismo continental pulistas como Haya y Betancourt se volca-
dría ser útil considerar las nociones de se ha abordado al populismo; en realidad, casi
ron a la derecha y de esta manera se volvie-
populis~ -knipra no", -clásico" y "tardío". Sin (indoamericano) contra el imperialismo y el tantas como artículos sobre el tema. Desde
ron más aceptables para las elites nativas y
caer en una mirada rígida, afirma que se po- fascismo (estas posiciones fueron expresadas un punto de vista metodológico podemos
extranjeras. Otros, sobre todo en Perú y Ve-
dria argurrrntar que el timing, de las condicio- en el primer Congreso Latino Americano de decir que existen proposiciones sobre su na-
nes apropiadas para estos tipos de populismo Partidos de Izquierda organizado en Chile en nezuela, se volcaron hacia la izquierda del
turaleza, proposiciones sobre su entigencia
variaron de país en país. En las primeras dé- 1940 por los socialistas chilenos; los principa- partido matriz y hasta formaron fracciones
y proposiciones sobre sus efectos. A-Continua-
cadas del siglo XX, América Latina era les participantes incluyeron al APRA, la AD, y guerrilleras.
ción presentamos una síntesis de alivinos en-
predominantemente agraria, tenía sistemas el oficialista Partido Revolucionario de Méxi- Los populistas tardíos de los setenta in-
cluyen, para Drake, a Echeverría en México y foques que han ejercido influenció sobre los
poIticos ariszocráticos y excluyentes, no se co). Según Drake, el populismo constituyó estudios del populismo en América Lati-
habían desarrollado grupos de interés, sindi- una respuesta coherente a los procesos de Perón en Argentina. Fue muy difícil para ellos
na, ordenada en torno a las siguientes pre-
catos fuertes ni partidos de masas. A me- aceleración de la industrialización, la diferen- revitalizar las alianzas y los programas popu-
listas de épocas anteriores que aparecían guntas: ¿cuándo, cómo y por qué apare-
dida que el crecimiento capitalista y urba- ciación social y la urbanización. Los populis- ce? ¿Qué hace el populismo? Dejaremos la
no erosionó la hegemonía tradicional de tas prometieron medidas de bienestar y cre- como inadecuados para lidiar con el pluralis-
mo social y los conflictos que años de discusión sobre su naturaleza (¿qué es?;
las clases altas, emergieron los precurso- cimiento industrial protegido. Aunque el esta- ¿cuáles son sus rasgos fundamentales?) para
res del populismo en las ciudades más blishttzent sin duda prefería los arreglos orde- modernización y políticas populistas habían
alimentado. A medida que la red de intereses el final.
grandes y los países más prósperos, los nados del pasado sin la intrusión de estos
que podrían denominarse los populistas movimientos de masa, a los ojos de muchos se multiplicó y solidificó, el espacio de ma-
niobra en la arena política se redujo. Las i. Interpretaciones sobre la emergencia y la
temprz2nas o liberales. Aunque atraían al- líderes reformistas y aun de algunas elites del dinámica del populismo clásico
gunas simpatías del sector obrero, se apo- establishment, continuar excluyendo a las cla-
elites percibían que el precio que se debía
yaban en las elites no comprometidas con ses medias y a los trabajadores urbanos pagar por la inclusión de las masas —aumen-
Con fines exclusivamente de descripción y
el ejeitici-.> del poder y la emergencia de pronto pareció representar un precio más tos de sueldos, inflación, transferencias de
ordenamiento, a lo sumo heurísticos, si revisa-
las cbases metlias. Generalmente limitaron alto que permitir su incorporación gradual. recursos y aun el desplazamiento social, el
fantasma de Cuba y Chile— ahora parecía ser mos las formas en que distintos autores han
sus promesas reformistas a la democrati- Hacia los cincuenta y sesenta las perspec-
mayor que los riesgos de una exclusión forza- abordado el estudio del populismo clásicocon
zaeion lega:ista destinada a las minorías tivas del populismo policlasista declinaron. Im- referencia a las causas o condiciones de su
alfabetizadas (Yrigoyen en Argentina, portantes populistas continuaron aparecien- da. En consecuencia, hacia mediados de 1970,
emergéncia, podríamos dividir a losautores, a
Alessandri en Chile). do en escena, incluyendo a Paz Estenssoro bajo severas presiones económicas y socia-
les, las fuerzas armadas proscribieron al grandes rasgos, en cuatro grupos: 1:/una línea
t)urante los anos treinta y cuarenta, afirma en Bolivia, Vargas, Quadros, Brizola y Goulart de inteipretación en clave del proceso de
Drake, aparecieron los populistas ckísicos. Las en Brasil, Ibáñez y algunos demócratas cris- populismo en la mayoría de los países de
modernización, tributaria del funcionalismo,
tipras Z:rosaiientes incluyen a Haya de la tianos en Chile y Velasco Ibarra en Ecuador. América Latina.
piensa al populismo como fenómeno que apa-
Torre. eirove, Cárdenas, Betancourt, Gaitán y Sin embargo, se enfrentaron a graves proble- Científicos sociales, tanto nativos como ex-
tranjeros, han intentado descifrar los enigmas rece en los países "subdesarrollados" en la tran-
Perón. Mucho más que los primeros, estos lí- mas económicos: el proceso de industrializa- sición desde la sociedad tradicional a la moder-
deres movilizaron amplias franjas de las ma- ción por sustitución de importaciones (151) de estos populismos latinoamericanos desde
distintas perspectivas. Aunque algunos sostie- na (G. Germani, T. Di Tella, S. Stein); 2. otra
sas urbanas ras programas animados por cier- comenzó a encontrar obstáculos, se produjo línea mucho más amplia y heterogénea que
tos sknans e ideas socialistas. El temprano nen que el término alude a una variedad tan
un relativo estancamiento industrial y una in-
grande de fenómenos que es imposible en- llamaremos línea de interpretación "históri-
ra,lie.xlistrm de algumn.: injeri -mis del APRA flación aguda. Además, afirma Drake adop- co-estructural" vincula al populismo con el
en el Perú, del movimiento de Cárdenas en
contrar rasgos en común que justifiquen el
tando una perspectiva germaniana, la prolifera- estadio de desarrollo del capitalismo
Mt'xico. Arcr- n Democrática en Venezuela ción de actores políticamente relevantes que uso científico del concepto - - la tesis negati-
latinoamericano que surge con la crisis del mo-
del creme popular en Chile no debería per- va", corno la llama Mouzelis (1985:329)—, la
habían motivado la aparición del populismo y delo agroexportador y del estado oligárquico.
drnc en la it-p nia de la mirada retrospectiva. mayoría de los autores ha intentado pensar el
las demandas de trabajadores, campesinos, Los autores destacan el rol interventor del es-
Aderrois, estos movimientos se autopercibían fenómeno desde las ciencias sociales, si bien
migrantes urbano-rurales y mujeres comenzó tado que, ante la debilidad de la burguesía, debe
(-rimo coliesi,onados por el fin de la reforma generalmente hacen de la carencia su rasgo
a desfasnrse del proceso de in..q.irucionalización.

23
~ría ~1l »debutan" Mario Albrto Parone Los compiejos de la Cenicienta

asumir Un rolde dirección de los procesos de los actores sociales las experiencias vividas y fundamental que lo preocupa: a) geográfica movilización que se lleva a cabo a través de
cambio. Dentro de esta línea interpretativa exis- French que se centra en el estudio de la com- (el desarrollo no se produce al mismo tiem- los canales político-institucionales vigentes
ten distintos énfasis: mientras Cardoso y Faletto, pleja red de alianzas, relacionada a su vez con po, creando países o regiones centrales y y en el que el marco de legitimidad del régi-
desde un perspectiva depenclentista, ponen procesos socio-económicos que crearon distin- periféricos, y "sociedades duales'); b) men es aceptado implícita o explícitamente
a atenta en la reconstrucción del proceso his- tas dinámicas y posibilidades de alianzas entre asincronía institucional (normas contradictorias por los grupos movilizados, que aceptan así
tórico-estructural de las sociedades para enten- las clases. de distintas etapas pueden regir la misma ins- las reglas de juego de la legalidad vigente
der cómo se relacionan las clases y cuál es el 4. Podríamos proponer una cuarta línea titución); c) asincronía de grupos sociales (las (Laclau, 1986: 172).
movimiento que en cada período las impele a características 'objetivas' y 'subjetivas' de cier- Con estos conceptos, Germaní elabora el
interpretativa, definida más bien desde su mé-
fa transformación, lanni, desde una óptica mar- tos grupos corresponden a etapas 'avanza-
todo de análisis, que ubica la especificidad del marco teórico del proceso de transición en
xista, considera que el "Estado populista", si populismo en el plano del discurso ideológi- das" mientras las de otros a una etapa 'retra- los países que comienzan su desarrollo en
bien no es un nuevo modelo de Estado, es co (Laclau, de Ipola, Taguieff, Worsley). Mien- sada"); d) asincronía motivacional (coexisten forma tardía y lo compara con la experiencia
intervencionista y nacionalista en lo económi- actitudes, ideas, motivaciones correspon-
tras Laclau sostiene que lo que transforma a histórica de la transición europea. En palabras
co dentro del marco del capitalismo, y culmina dientes a sucesivas épocas diversas lo que
un discurso ideológico en populista es la arti- de Germani: - La diferencia que existe entre
con la metamorfosis de la política de masas en culación de las interpelaciones popular-demo- puede originar ideologías peculiares) (Germa- el caso de Inglaterra o de otros países occi-
lucha de clases. Murmis, Portantiero, Weffort y
cráticas como conjunto sintético-antagónico ni, 1977: 12-13). dentales y el caso de América Latina depen-
Torre (aunque con preguntas distintas según Caracterizan la asincronía dos fenómenos:
respecto a la ideología dominante y que exis- de pues, de un grado distinto de correspon-
la época) analizan al populismo corno un fe-
te una relación de continuidad entre el "efecto de demostración" y el "efecto de dencia entre la movilización gradual de una
mimen° que resulta de la crisis de hegemonía: fusión'. El primero resulta de la difusión en
populismo y socialismo, De Ipola y Portantiero proporción creciente de la población (hasta
populinno sería la expresión de una alianza países menos desarrollados del nivel de vida
argumentan, desde la noción gramsciana de alcanzar su totalidad) y la aparición de múlti-
la que ninguna clase tiene la fuerza sufi- alcanzado en los más desarrollados, es decir,
construcción de una voluntad nacional y po- ples mecanismos de integración: sindicatos,
C-iente
- como para romper con la oligarquía y
pular, que la relación entre socialismo y que el conocimiento de la existencia de de- escuelas, legislación social, partidos políticos,
llevar adelante un proyecto hegemónico pro-
populismo es, sobre todo, una de ruptura. terminado nivel de consumo produce aspi- sufragio, consumo de masa, que son capaces
piio. Touraine sostiene que el populismo es la
i. El marco teórico de Gino Germani —quien raciones similares y determina la conducta de absorber estos grupos sucesivos y de pro-
identificación del movimiento con el Estado y política tanto de las clases populares como
escribió los primeros trabajos sistematizados porcionarles medios de expresión adecuados
por eso se define mejor como una política de de los grupos medios y superiores. El con-
sobre el tema en la década de 1950— fue la al nivel económico y político, como en otros
integración nacional.
predominante teoría de la modernización y flicto se produce en torno a la forma de al- terrenos fundamentales de la cultura moder-
3. El tercer grupo, también amplio y hete-
el estructural-funcionalismo. Utilizando un mo- canzarlas. El segundo es un fenómeno que na" (Germani, 1977: 25). Así, a diferencia de
rogéneo, es el de los coyzinturalistas(Adelman,
delo dicotómico, Germani analizó el período consiste en la fusión de expresiones ideoló- Europa, donde se produce una consolidación
1992): James, French, Doyon, Adelman, gicas o actitudes de un contexto avanzado
en términos del tránsito de una sociedad tra- de la democracia representativa en dos eta-
E-Ioroxvitz.lvIntsushita, Tamarin, Fausto Boris,
dicional a una sociedad desarrollada, producto con las actitudes o creencias y otros conteni- pas (deMocracia con participación limitada y
Murilo De C_analho. Estos autores realizan es- dos psíquicos de grupos - atrasados"; esto
del desarrollo económico. Aunque el cam- luego con participación total) en la que las
tudios monopáficos que hacen hincapié en las refuerza los rasgos tradicionales que pare-
bio es un aspecto normal de las sociedades, masas son incorporadas sin traumas al apara-
oportunidades y las restricciones que rodean a cen adquirir nueva vigencia o bien los con-
Germani sostiene que al ser emergente y to político a través de rc firmas y participa-
lasclistintas clases o sectores sociales, en parti-
rápido, coexisten en una misma etapa ele- tenidos tradicionales influyen sobre su signi- ción en partidos liberales u obreros, en Amé-
cula ' r a los trabajadores, en determinadas co-
mentos que pertenecen a la sociedad tradi- ficado originario, moderno. Otros dos con- rica Latina la rápida industrialización, la urbani-
yunturas históricasy cuestionan las explicacio- ceptos claves son los de mor•ilizacióri y de
cional y la industrial. Ante la superposición de zación y la masiva migración interna que se
nes que remiten los orígenes del populismo al integración. El primero consiste en el pro-
distintos principios básicos de funcionamiento acelera desde la década del '30 en adelante,
pasado pre-populista de América Latina. Exis- de la estructura social (acción social tradi- ceso por el cual grupos anteriormente pasi- lleva a la temprana intervención de las masas
ten distintas inclinaciones y corrientes en este vos comienzan a intervenir en la vida nacio- en la política, excediendo los canales institu-
cional o moderna, la actitud de rechazo o
grupo, entre ellos James, que destaca la cultu-
de institucionalización del cambio) se pro- nal, ya sea en forma inorgánica o en forma cionales existentes, donde los trabia¡adore.s pue-
ra social y política de la clase, la constitución
ducen distintos tipos de asincronía de los canalizada a través de los partidos políticos; den expresar sus demandas crecientes, sin va-
de los sujews y los sentidos que tienen para
procesos de transformación, elemento por el segundo se entiende aquel tipo de lorar el sistema democrático.
Marfa Morse liferekinnan MarisAlbrrro l'erran(

reforma -o de revolución- en América Lati- movilizada formada como resultado de la


Así, para Germani, "los movimientos na- noma, estas masas son vistas como poten- 'revolución de las aspiraciones', y, c) una
na. Aquí el esquema de reforma social liberal
cionales-populares" son "la forma de in- cialmente explosivas. La rigidez del sistema ideología o un estado emocional difundi-
como en Europa no es posible por la debilidad
tervención en la vida política nacional de político y la incapacidad de los actores políti- do que favorezca la comunicación entre
del liberalismo como alternativa -ya no es una
las capas sociales tradicionales, en el trans- cos de dirigir la crisis favorece la emergencia líderes y seguidores y cree un entusiasmo
curso de su movilización acelerada" (1977: de una figura carismática, que junto con distin- ideología anti - stcau quo- y porque la clase
obrera no pudo plantear su propia alternativa colectivo" (Di Tella, 1977: 47-8).
29), es decir, cuando el grado de moviliza- tas elites los recluta y manipula. Este líder Germani y Di Tella comparten usi enfo-
(Moscoso, 1990: 83).
ción rebasa la capacidad de los mecanis- populista logra crear vínculos poderosos y di- que similar: las transiciones para aritibs son
Di Tella pone el acento en la "revolución
mos de interacir'in. Califica a estos movi- rectos con esas masas disponibles-como apo- momentos de tensión estructural que llevan
de las expectativas": "el deseo de tenerlo todo
mientos corno autoritarios (no fascistas)" yo electoral- pero también logra atraer a los a la emergencia de fenómenos &lino el
de una vez sin esperar que se consoliden los
sobre todo porque el peronismo "se vio nuevos sectores modemizantes como el ejér- populismo. Estas tensiones del cambio acele-
mecanismos que lo proporcionan ... les] lo que
obligado a tolerar' cierta participación efec- cito y los industriales (Walton, 1993). Estas rado generan dos actores importantes: las
luirá difícil el funcionamiento de la democra-
tiva."' Corno los partidos existentes no pue- masas son consideradas "en disponibilidad" y masas, de las que se ocupa en mayor medida
cia ya que se pedirá más de lo que ella pue-
den ofrecer posibilidades adecuadas de su comportamiento se interpreta en términos Germani, y las elites con las que completa el
de dar". Estos grupos crecientes formarán una
expresión a estas masas, se origina una ver- de irracionalidad y de heteronomía. l> cuadro Di Tella. También podríamos ubicar
masa disponible numéricamente importante
dadera situacion de :momia para estos gru- Aunque admite que el populismo surge y dentro de esta línea de interpretación a Steve
que no ha visto en la alternativa liberal-de-
pos cuya "disponibilidad" puede dar oh- se desarrolla en el tránsito de la sociedad tra- Stein (1980), quien considera que el
mocrática la forma de satisfacer sus expec-
. gen a movimientos nuevos (Germani, 1977: dicional a la moderna, Di Tella pone el énfa- populismo constituye la principal forma polí-
tativas. Se disponen, entonces, a seguir su
32-4). Latransición desde una mentalicbd tra- sis en la necesidad, para una movilización po- tica de control social en la América Latina
propia guía, guía que le será ofrecida por una
dicional forjada en una matriz autoritaria y pulista de masas, de la existencia de una elite moderna, producto de una cultura política
elite dispuesta a aceptar el proceso de movili-
paternalista a una moderna basada en indivi- comprometida con dicho proceso de movili- patrimonialista heredada del pasado iberoame-
zación. En consecuencia, la aparición de un
duos autónomos y libres produce un estado zación y en la decadencia del liberalismo como ricano. Según este autor, la alta concentración
líder, que a su vez encabeza la elite, es im-
de anornia ante la falta de canales instituciona- motor de cambio que, al fracasar, posibilitará del poder en manos de elites reducidas con-
prescindible para que se origine la experien-
les adecuados. Salidos de la pasividad de la la experiencia populista. Cree, de todas ma- tribuyó a crear un sistema patrimonial de'va-
cia populista. El enlace `masa clisponibleVeli-
mentalidad tradicional pero aún incapaces de neras, que con todas sus limitaciones, el lores e instituciones que sostenía la desigual-
te dirigente se explica por: a) la prolifera-
llevara cribo ninuna acción colectiva autó- populismo es el único vehículo disponible de dad y desactivaba la protesta de las masas.
ción de grupos incongruentes que pro-
ducirán sus propias elites para que los re- Como ideología producida originalmente por
presenten; b) por cuestiones de status los sistemas coloniales semi-feudalede Es-
s. diferencia es que en el caso del peronismo se le dio participación efectiva, aunque
Gefima,-,,. :a entre sus aspiraciones y la satisfacción de paña y Portugal y reforzada por el-eutolicis-
lir nitada. a leis populares para obtener su apoyo. En Europa. en cambio, la participación se fundaba empleo; c) la aceptación por parte de las mo oficial y popular, el patrimónialismo
en un Oreslig , 0 social y delorarquia, de superioridad nacional y racial, ademas, en contraste, masas de esas elites de clase (Moscoso, enfatiza la jerarquía y el organicismó De esta
el fascismo euresco nunca logro realmente el apoyo activo de las masas entre la mayoria de los trabajado- forma, para Stein, la dinámica central de los
1990: 86-7).
res urbanos y aiin 'os rurales Hubo más bien aceptación pasiva (1962: 339-40). Además, los movimientos movimientos populistas han sido los vínculos
nacional popu'ares nunca alcanzaron la pedección tecnica del totalitarismo (1977: 35).
Según Di Tella, "El populismo, por
consiguiente, es un movimiento político con particularistas y personalistas entre líderes po-
9. Para German', •a originalidad de los regimenes nacional-populares reside en la naturaleza de esta
participacion, rsc ce produce a ;rayes de los mecanismos de la democracia representativa sino que -entraña fuerte apoyo popular, con la participación de derosos y seguidores dependientes.
el eieri:rao de c. ,_:•2 grado de libertad efectiva, completamente desconocida e imposible en la situación sectores de clases no obreras con importante Contribuyendo directamente a socavar los par-
anterior - . entrara re sPlo un elemento de espontaneidad sino un grado inmediato de experiencia personal, influencia en el partido, y sustentador de una tidos obreros autónomos, los populistas cons-
con concretas en la vida personal de los individuos, son 'formas inmediatas de participa- truyeron coaliciones multidasistas que integran
ideología anti-statu quo. Sus fuentes de
ción" (1977 33)
fuerza o 'nexos de organización' son: a) a las masas sin cambiar demasiado el sistema
ro in Iroria de 5' genes sociales del populismo de Germani ha sido rebatida por varios autores, entre ellos
una elite ubicada en los niveles medios o existente. A través de la distribución de conce-
'7 Sati;d ,cs sobre los enyeses col peionsrw, Buenos Aires. Siglo XXI, 1971; Tulio Halpenn
Donqft, 'Alqu - ds cl:servaciones sobre Germani. el surcimienio del peronismo y los migrantes internos", en altos de la estratificación y provista de siones materiales y simbólicas por parte de lí-
Oxi:iarria`;o N' SG. Vol 14. erieio-marzo 1975: y Juan Carlos Torre en la Vieja Guardia Sindical, Sobre motivaciones anti-statir quo-, b) una masa deres altamente carismáticos y personalistas,
10:; 7 C'Cr.::TrO, Buenos Aires. Sudamericana. 1990.

27
2 t;
Mar-.a M'aria il6rrto Pararle
Les complejos de la Come:cota

estos tuvieron éxito en integrar caracterizar la estructura de las distintas "si- lítico de cada país o pasan a ocupar un se- etapa final del proceso cle disociación entre
eilmeroscada vez más amplios de elemen- tuaciones de desarrollo". gundo plano. Sostiene que ya se ha estudia- los trabajadores y los medios de producción;
aos de clase baja en la política, impidiéndoles Para Cardoso Faleno las formas que adopta do satisfactoriamente de qué manera surgie- corresponde a la época en que se constitu-
-sobrverir'el proceso de torna de decisiones a el "populismo desarrollista" (que se extende- ron estas masas: los procesos de urbanización ye el mercado de fuerza de trabajo a causa
nivel nadaran] y, al mismo tiempo, funcionando ría aproximadamente entre 1930 y 1960) van e industrialización, las transformaciones tec-
como várvula de seguridad para disipar pre- de la formalización de las relaciones de
a depender de las alianzas de poder realizadas nológicas y sociales en el mundo agrario, la producción de tipo capitalista avanzado. En
siones potencialmente revolucionarias, durante la "fase de transición", que se extien- revolución de las expectativas y la explo- esta etapa las masas trabajadoras abandonan
provenientes de la clase obrera sin compro. de a lo largo de las primeras tres décadas del sión demográfica son los principales facto- los esquemas sociales y culturales creados
ineterseeon cambios estructurales o con la ex- siglo XX. Según los autores, la presencia y par- res señalados (1977: 83). No tiene dudas de durante el estado oligárquico y adoptan
pulsión& las elites establecidas (Stein, 1987). ticipación creciente de las clases medias urba- que las experiencias nacionales son diferen- paulatinamente valores creados en el am-
En la década de los '60, la creciente nas y de las burguesías industriales y comer- tes unas de otras pues en cada caso las ma- biente urbano industrial. Pero el carácter
influencia de los estudios sobre la dependen- ciales en el sistema de dominación se expre- sas revelaron madurez política especial, con- de clase del populismo no aparece
cia y el marxismo selló la suerte de la teoría san en las políticas de consolidación del mer- quistando posiciones políticas en diferentes inmediatamente en los análisis. Para com-
de la modernización y la explicación del cado interno y de industralización, que consis- grados. Sin embargo, afirma que las experien- prender dicho carácter es preciso distin-
populismo corno resultado de la capacidad ten, sobre todo, en una política de acuerdos cias populistas tienen elementos en común. guir dos niveles: a) el populismo de las
de convJcitoria demagógica y emocional de entre sectores muy diversos (clases medias as- Uno de ellos es que ocurren durante la épo-
ara lfdercarismático y/o de la ceguera de las elites burguesas y de la clase media, que
cendentes, burguesía urbana, sectores del an- ca en que se conforman definitivamente las usan tácticamente a las masas trabajado-
masas Elconjunto de los trabajos surgidos de tiguo sistema exportador-importador, incluso sociedades de clase cuando quedan supera- ras, al mismo tiempo que manipulan las
esta corfluencia, que hemos llamado históri- sectores de baja productividad) que debían das las relaciones estamentales o de castas
co-estrumurd, ya no puso el énfasis en las tradi- manifestaciones y posibilidades de su con-
compatibilizar la creación de una base econó- de la época colonial. Otro es que las mani- ciencia; y, b) el populismo de las propias
cior joie-modernas sino que viró su atención mica para sustentar a los grupos nuevos con festaciones del populismo aparecen en la masas (trabajadores, emigrantes de origen
hacia lascoricliciones históricas que hacían po- oportunidades de inserción económico-social fase crítica de la lucha política de las clases rural, baja clase media, estudiantes univer-
sible el surgimiento de la coalición populista. para los grupos populares cuya presencia en sociales surgidas de los centros urbanos y sitarios, intelectuales de izquierda). En si-
El pauto de partida de Cardoso y Faletto las ciudades podría alterar el sistema de domina- centros industriales contra las oligarquías y
(1959) para pensar las distintas trayectorias tuaciones normales parece existir una ar-
ción. Eso supone la constitución de una "alianza las formas arcaicas del imperialismo. Así, afir- monía total entre los dos populismos.
históric..s de los países latinoamericanos es la desarrollista" entre fuerzas contradictorias, re- ma que "en varios aspectos. el populismo embargo, en los momentos críticos, cuan-
klenzifimcióeri de dos tipos de economías de servándose el papel de grupo dominante el latinoamericano corresponde a una etapa de- do las contradicciones políticas y económicas
expertadón que se formaron durante una pri- sector empresarial. El Estado es visto en con- terminada en la evolución de las contradic- se agudizan, el populismo de las masas tiende
mera fase que denominan "crecimiento hacia junción como agente económico de desarrollo ciones entre la sociedad nacional y la econo- a asumir formas propiamente revolucionarias.
afuera" y que se extendió aproximadamente interno y de la dependencia externa. Como el mía dependiente" (1977: 85). El gobierno En estas situaciones ocurre la ineramorfosis (le
duranteel último cuarto del siglo XIX: econo- populismo desarrollista variará según los paí- populista es entonces el reflejo de una nue-
Mía5 Cal control nacional de la producción los movimientos de masas en lucha de clases"
ses, los autores señalan la existencia de tres va combinación entre las tendencias del sis- (1977: 88).
ikArgentem, Brasil) y economías de enclave
formas de populismo (aunque también clasifi- tema social y las imposiciones de la depen- Otros autores, que comparten algunos ras-
?adineras o de plantación) (México, Chile, can a la alianza desarrollista en dos: una ver- dencia económica. Ahí es donde las masas gos generales cle los autores :interiores, cen-
lerd). En esta construcción de tipos ideales, sión nacional populista, varguismo, peronismo, asalariadas aparecen como un elemento po- tran su análisis del populismo en la crisis de
r dependencia --concepto socio-político que y otra estatal desarrollista, México): el popu- lítico dinámico y creador que posibilita una hegemonía. Aquí ubicarnos a Nlurinis y
se erai=de como un modo particular de re- lismo y economía de libre empresa (Argenti- reelaboración de la estructura del Estado que
lación. entre lo externo y lo interno, entre gru- Portantiero, Wefton y Torre. Dentro de un
na); populismo y desarrollo nacional (Brasil) y revela una novedosa combinación de gru- contexto de revalorización del peronismo
pos ases sociales "periféricas" y "centra- el Estado desarrollista (Chile). pos y clases sociales, tanto interna como desde la izquierda, Murrnis y Ponantiero re-
les" y cite implica una situación de dominio lanni plantea que uno de los problemas externamente.
tre cotilev estructuralmente la vinculación cuperaron la racionalidad del comportamien-
de la política latinoamericana es la forma en Otra característica importante, según este to de los obreros, fenómeno que estaba
con el enerior— es un concepto central para que las masas desaparecen del escenario po- autor, es que el populismo corresponde a la opacado por las interpretaciones que hacían
Los complejos de la Cenicienta
Mari MoinsMrckasnaaJ Mario Aihrno Perro ne

según artículos recientes- entre estado, siste-


tu en la peculiar disposición de la clase capi- fue la expresión de la irrupción de las clases
hinimpié en la anemia y el caudillismo. Según ma político y actores sociales en virtud del
Adelman, se propusieron explicar la talista industrial y en un movimiento sindical populares en el proceso de desarrollo urbano
cual: 1) los actores sociales no pueden ser
permanencia del peronismo como fenóme- cercado por gobiernos ilegítimos, e industrial de esos decenios, única fuente
social posible de poder personal autónomo definidos por su función socioeconómica; 2)
no dé masas centrándose en dos procesos despreocupados por el potencial electoral de
el sistema político no constituye un sistema
subfacentes. la industrialización urdía y una una clase obrera descontenta. A medida que para el gobernante y, en cierto sentido, la única
estas clases flotantes convergieron en 'una fuente de legitimidad posible para el pro- de reglas de juego como la democracfa, sino
cromo de hegemonía burguesa que permane- un espacio de fusión entre estado y,Tdores
nueva alianza vertical constituyendo un nue- pio Estado. Postulando la noción de "Es-
el:lig-resuelta dide el quiebre institucional de sociales; y, 3) el estado no es un 04ncipe
197. Como también lo afirmaban los estu- vo bloque histórico, desafiaron la decadente tado de compromiso", Weffort sostiene
soberano con esfera propia sino uri -a ctor
dies sobrebdepend=cia, la crisis del orden hegemonía de la vieja elite terrateniente que la derrota de las oligarquías no afectó
de manera decisiva el control que ellas complejo y múltiple permanenteméhte in-
comercial internacional en 1930 disparó la (Adelman, 1992: 246-8).
Centrándose en el papel que jugó la vieja mantenían sobre los sectores básicos de corporado. a fuerzas políticas y dividido
industrialización por sustitución de importa- por conflictos políticos. Esta conceptualiza-
cienes. El crecimiento del sector manufactu- guardia sindical en el acercamiento de las rna- la economía. Esto llevó a que el nuevo
sas a Perón, Torre (1990) se propone recu- gobierno, luego de la rebelión de 1930, ción lleva a dos consecuencias: 'a) la
tino no fue el resultado de un triunfo de inte- sobredeterminación de las categorías po-
reses urbanos industriales por sobre intereses perar la problemática de la doble realidad de tuviera que moverse dentro de una com-
plicada red de compromisos y conciliacio- líticas sobre las sociales, y, b) la ausencia
rimles propietarios; no se produjo una revo- la acción de masas, ampliando el concepto
de diferenciación entre el sistema político
industrLal sobre la base de la reconsoli- de racionalidad en el comportamiento obrero nes entre intereses diferentes y a veces
ya avanzado por Murrnis y Porantiero en el contradictorios. Ninguno de los. grupos y el estado.
dxion de un nuevo bloque hegemónico. Mientras en Europa las fuerzas sociales son
luensificárÁlcise lucia mediados de la década campo social, para incluir también en el aná- participantes -las clases medias, los gru-
pos menos vinculados a la exportación, importantes en cuanto representan adecuada-
del ',30, esta'- industrialización sin revolución lisis el campo de la política. Por un lado, des-
mente a actores y movimientos sociales, en
n-dustrial" fragmentó la clase dominante en de la perspectiva del interés de clase, el cri- los sectores vinculados a la agricultura del
café- ejercía con exclusividad el poder ni América Latina, sostiene este autor, las clases
14ir de reciansaalidirlia sobre fundamentos nue- terio de racionalidad está basado en la
tenía aseguradas las funciones de hege- sociales no son elementos básicos de la
maximización de los beneficios en el plano
vas, mas 1-urg,- ueses. Así, los países de la re- organización social, no se definen sino corno
grin se edrentaion a una crisis de hegerno- material; por otro, para comprender la identi- monía. política. El autor aduce que este
respuesta a una intervención del estado. Los
ra que debitiaó los patrones establecidos de ficación política con Perón es necesario, afir- equilibrio inestable entre los grupos do-
minantes y, básicamente, esta incapacidad grupos o movimientos sociales son depen-
representac.-ión institucional. Las clases do- ma, introducir otro criterio de racionalidad: el
dientes y se encuentran permanentemente
rciantes no lideraron un proyecto de del reforzamiento de la cohesión y la solidan- ' de cualquiera de ellos de asumir, como
amenazados por una ruptura interna entre la
7iidustrialuneír5n racional, en su lugar lo hicie- dad de las masas obreras. De esta manera, la expresión del conjunto de la clase domi-
nante, el control de las funciones políti- incorporación corporativa del Estacloy la for-
ran distintos grupos ,que detentaban el poder acción política deviene no un medio para
mación de partidos y sindicatos irIdepen-
Estad:a. aumenta las ventajas materiales, sino un fin cas, constituye uno de los rasgos noto-
dientes, con función de representatividad. La
Rec_ltuando el nuirco dicotónlico de la leo- en si mismo: la consolidación de la identidad rios de la política brasileña del período.
política nacional popular no es representati-
política colectiva de los sujetos implicados. Así, este "Estado de compromiso", que es
iii de 33 nxxlennzación y poniendo el énfasis va y, por lo tanto, no es democrática, afirma
rn la racionaliidad de las masas, en el interés Para Weffort (1968b), que aborda el fenó- al mismo tiempo un Estado de masas, es
expresión de la prolongada crisis agraria, Touraine. Sobre esta base, propone que el
..e clase de los trabajadores, NIurrnis y meno desde el proceso de crisis política y
elemento clave del populismo es, justamen-
loirantiero voZviiirort su mirada hacia una base desarrollo económico que se abre con la re- de la dependencia social de los grupos de
clase media, de la dependencia social y te, la fusión de los tres elementos en un con-
volución de 1930 en Brasil, el populismo fue
ristruc-tural al:leí-ruin:a de las relaciones socia - junto que es a la vez social, político y estatal.
la expresión del periodo de crisis de la °ligar- económica de la burguesía industrial y de
itS: la conszni:4,7(:}1 , 11 ileconstrucción de alían- La forma de intervención social del estado más
_a_s qu ia y el liberalismo, del proceso de la creciente presión popular.
; - en la saciedad ca-vil. Así, en Argentina y en característica del modelo latinoamericano es
democratización del estado, y una de las Para terminar este segundo grupo, nos re-
en Arnérica latina, capitalistas la política nacional poptilar que combina tres
nunife.sucíones de las debilidades políticas de feriremos a Touraine (1987). En su análisis,
ridtisiria?ies débiles y clases trabajadoras temas: independencia nacional, modernización
los grupos dominantes urbanos al intentar sus- este autor parte del supuesto de que en Amé-
narg'.[1:1 n 11, t'Oertlfle:111:11i .f.:Icios en movimien- política e iniciativa popular. El populismo es la
tituir a la oligarquía en las funciones de domi- rica Latina existe una "confusión" -que se
tal ruicienal, --pc-pubres Inas que en moca- identificación del movimiento con el estado y
nio político. Pero, sobre todo, el populismo habría corregido con los regímenes actuales,
-nientios -C`t'1:7;i3 ,..e clasista . El problema rad ion-
31

MaríaMoent Mackinnon 7 Mario Alberto Perectne Los completos Ce la Cenicienta

por eso se define mejor como una política. claves del primer grupo; la falta de "clasidad" opciones y sólo al moverse de decisión colec- de transformación total, si no tiene su momento
Sobre la base de la presencia de tres dimensio- y por lo tanto de autonomía, la falsa concien- tiva en decisión colectiva pueden los historia- populista, está condenado a ser una expenen-
nes-participación política, poder de estado cia, la subOrdinación al estado y la heterono- dores reconstruir los pasos de las victorias cia ineficaz sin ninguna influencia en las masas.
nacional, presión popular- Touraine propo- mía, la burocratización de los sindicatos, cierta populistas. Cualquiera sea la forma en que se John French (1992) afirma que si bien
ne distinguir entre partidos populistas, esta- polarización entre el Estado y la sociedad civil, reconstruya la secuencia, estos autores afirman Weffort sostuvo que el concepto más adecua-
dos populistas y movimientos populistas. lo son para los segundos. (aunque habría que que las condiciones del populismo y las for- do para entender las relaciones entre las ma-
Ahora bien, más allá de los aspectos nue- relativizar esta afirmación en el caso de Murmis, mas de las verticales alianzas policlasistas no sas urbanas y los populistas es el de una alian-
vos.originales y enriquecedores que tuvieron Portantiero, Torre y Weffort). pueden ser anticipadas antes de su emergen- za tácita entre las distintas clases sociales, los
estos enfoques en su momento, tanto las in- iii. En la década de los ochenta aparecen cia; en otras palabras, no pueden ser encon- trabajos subsiguientes se han revelado incapa-
terpretaciones funcionalistas como las históri- estudios monográficos cuyos autores desarro- tradas en el pasado pre-populista, como si ces de moverse más allá de imágenes de do-
co-estructurales, con sus distintos énfasis, com- llan textos con miradas críticas -que también América Latina se inclinara naturalmente hacia minación corporativa, manipulación de elite o
puten por lo menos dos formas de caracteri- profundizan y expanden cuestionamientos co- este tipo de fenómeno (Adelma n,1992: 248). cooptación insidiosa en sus esfuerzos por ex-
zar al populismo: en primer lugar, ambos lo locados por autores revisionistas- hacia trabajos Rechazando la tendencia a estudiar el plicar el acertijo populista. El autor postula que
vinculan más o menos directamente a anteriores cuestionando la versión clásica de populismo como un fenómeno patológico y un modelo interactivo de clase social provee
determinado estadio de desarrollo del capita- la supuesta pasividad y anoria de los trabaja- disfuncional que explica y/o ilustra el desvío del la clave para vincular realidades económicas
lismo latinoamericano (para unos el populismo dores y presentando un cuadro de situación camino normal de la modernización, Daniel objetivas con fenómenos políticos tales como
es el resultado de acelerados procesos de mi- bastante alejado de las interpretaciones que James (1990) analiza las experiencias populis- el populismo y que, en última instancia, la ex-
graciones a las ciudades, urbanización e caracterizaban a los sindicatos como estructu- tas desde una perspectiva que desmenuza las plicación del resultado político en el ABC bra-
industrialización; para otros, se vincula al mo- ras burocráticas subordinadas al estado a tra- condiciones subjetivas del movimiento social, sileño de la posguerra sólo puede encontrarse
mento de la industrialización por sustitución de vés de la manipulación y la cooptación. Tam- la constitución de los sujetos, los sentidos que estudiando la transformación radical de la natu-
importaciones). Asimismo, ambos enfoques, bién había cambiado el ambiente político e tienen para los actores sociales las experiencias raleza de texlas las clases sociales generada por
desde distintos lugares, piensan desde un pa- ideológico en que se debatían estos temas: vividas. James subraya la necesidad de enten- el proceso de desarrollo económico desde co-
Irán normativo de desarrollo del cual América ya había aparecido la crisis de los paradigmas der los movimientos populistas desde la óptica mienzos de siglo. Según French, el fenómeno
Latina se desvió, ya no porque el período es- y también la teoría del discurso. de los actores involucrados como un momento populista en Brasil fue modelado por los
parlo' y post-independentista forjó estructuras Seguimos a Adelman (1992) para presen- crucial para la participación y actuación social imperativos que se derivaron de la alteración
y tradiciones de las que los latinoamericanos tar al tercer grupo denominado los coyuntura- en el sistema político, un momento en que los de las reglas y normas básicas de la participa-
no podían escapar, sino porque la fuerza del listas (Adelman, 1992; Doyon, 1978; Horowitz, actores deciden construir sus propias alternati- ción y competencia electoral. Una vez eslableci-
boom de exportaciones anterior a 1930 retra- 1990; James, 1988; Matsushita, 1987; Tamarin, vas. El autor sostiene que esto no significa esus formas electorales clemocníticas pro-
só h industrialización y la reconsolidación de 1985; French, 1989; Fausto Boris, 1988; Murilo restringirse a los aspectos psico-sociales, tam- veyeron el medio ambiente ideal para una
uniáloque hegemónico. Una vez más, las ca u- De Carvalho, 1982). Este afirma que en los bién se deben vincular estas experiencias sub- amplia gama de interacciones entre todas las
sasdel populismo descansan en un patrón es- últimos años se ha publicado un conjunto de jetivas con aspectos estructurales que caracteri- clases y estratos sociales. Así, la relación entre
tructural distorsionado del desarrollo. No se ha trabajos que cuestionan los enfoques "desarro- cen al estado, la cultura y la historia. Siguiendo a trabajadores y populistas debe ser conceptualiz-
trascendido el paradigma de la modernización, Hist:1s" ya sea pertenecientes a la corriente de Laclau, James afirma que en cualquier práctica a da en términos ele "alianza'', concepto diná-
éste ha sido invertido: la heteronomía ya no se la teoría de la modernización o a la de los política existe un momento populista que se mico que reconoce que cada parte tiene un
localiza en la clase trabajadora, sino en las revisionistas radicales y las explicaciones es- convierte en una estrategia de interpelación a rol que jugar, por más desigual que sea, en la
burguesías (Adelman, 1992: 243). tructurales profundas de los orígenes del los actores sociales y políticos (y que puede definición de los términos del acuerdo. French
En segundo lugar, comparten una pers- populismo. Conscientes de las falacias ideológi- desembocar en experiencias que apunten en sostiene que si se juzga al populismo a la luz
pectiva negativa sobre el populismo: la ma- cas de los primeros autores, Doyon, James y diferentes direcciones). En otras palabras, exis- de una interpretación unilateral o exclusiva del
nipulación por parte de un líder personalista otros señalan las oportunidades y las restriccio- te un momento necesario donde se recurre al conflicto de clase, no se comprenderá la políti-
y autoritario, la movilización fuera de los cau- nes para la acción de los trabajadores en populismo como interpelación para rearticular ca en tiempos electorales ni que las luchas en-
ces institucionales apropiados y masas sin coyunturas particulares: a cada momento los el sistema político y equilibrarlo, integrando a tre las clases sociales sólo pueden desplegar-
concie-ncia en disponibilidad son conceptos trabajadores se enfrentan a un conjunto de las masas. Cualquier proyecto andhegemónico se a través de una compleja red de alianzas
Los complejos de la Cenicienta
Moría Aleins Mackinnon y llfa n.o Alberro Perrone

nes del mundo en forma tal que el antagonis- Ante la crisis mundial y la depresión eco-
vinculacb, a su vez, con los procesos socio-eco- posible de fusión entre ideología popular-de-
mo potencial de las mismas resulte neutraliza- nómica, y la crisis del transformismo, la oligar-
Hekn;eue que cambiaron no sólo a la clase obre- mocrática e ideología socialista; por ejemplo,
do» De forma similar, las ideologías de las cla- quía no puede tolerar más las generosas polí-
ra sino también a las clases medias y a los los movimientos de Mao, Tito, el PC italiano,
ses dominadas consisten en proyectos articu- ticas redistributivas de los gobiernos radicales
industriales y gerentes de fábricas, creando etc.). Lulau se pregunta: ;por qué a partir de
latorios que intentan desarrollar los antagonis- y debe cerrar a las clases medias el acceso al
nuevas posibilidades de alianza para los 1930 en América Latina los discursos ideoló-
mos potenciales constitutivos de una forma- poder político; la escisión entre liberalismo y
trabajadores. gicos de movimientos políticos de orientación
ción social determinada. Las tradiciones po- democracia llega a ser completa. Ante la cri-
iv. Otros autores, como Ernesto Laclau y y base social muy distintas debieron recurrir
pulares constituyen el conjunto de sis del discurso ideológico dominante, parte
Emilio de Ipola, descartan las interpreta- crecientemente al populismo, es decir, a de-
interpelaciones que expresan la contradicción de una crisis social más general, resultado de
ciones del populismo que lo vinculan a sarrollar el antagonismo potencial de las
pueblo/bloque de poder corno distinta de una interpelaciones popular-democráticas? Res- una fractura en el bloque de poder o de una
una determinada etapa del desarrollo como
contradicción de clase; pueblo entonces cons- crisis del transformismo (es decir, una crisis
la industrializo cióno a una base social espe- ponde primero que en la Argentina anterior a
tituye un polo de una contradicción específi- en la capacidad del sistema para neutralizar a
cífica como la clase trabajadora y lo analizan la crisis de 1930 la clase hegemónica dentro
ca. Pero lo que transforma a un discurso ideo- del bloque de poder era la oligarquía terrate- los sectores dominados), el populisrrio con-
desde una perspectiva diferente. Sitúan la
lógico en populista es una peculiar forma de sistirá en reunir al conjunto de interpelacio-
especificidad del populismo en el plano del niente, y el principio articulatorio fundamen-
articulación de las interpelaciones popular- nes que expresaban la oposición al bloque
discurso ideológico. Para Laclau (1978), la tal de su discurso ideológico era el liberalis-
democráticas al mismo. La tesis de Laclau es de poder oligárquico —democracia, industria-
única forma de concebir la presencia de las mo. A diferencia de Europa, poder parlamen-
que el populismo consiste en la articulación lismo, nacionalismo, antiimperialismo—, con-
clases es afirmando que el carácter de clase tario y hegemonía terrateniente se transforma-
de las interpelaciones popular-democráticas densarlas en un nuevo sujeto y desarrollar su
de una ideología está dado por su forma y ron en sinónimos en América Latina. Este pro-
como conjunto sintético-antagónico respecto potencial antagonismo enfrentándolo con el
no por su contenido. La forma de una ideo- ceso histórico, sostiene, explica el campo al
de la ideología dominante. El populismo co- punto mismo en el que el discurso oligárqui-
logia consiste en el principio articulatorio de que la ideología liberal estuvo articulada: a) el
mienza cuando los elementos popular-demo- co encontraba su principio de articulación: el
sus interpelaciones constitutivas, y el carác- liberalismo en sus comienzos tuvo poca ca-
cráticos se presentan como opción antagóni- pacidad de absorber la ideología democrática liberalismo.
ter de clase de un discurso ideológico se re-
ca frente a la ideología del bloque dominan- Basándose en Gramsci, de Ipola y
vela en lo que llama su principio articulatorio de las masas: democracia y liberalismo estu- .
te. Basta que una clase o fracción de clase vieronftads;b)uepriod, Portantiero (1994) parten de la noción de lo
específico (el nacionalismo, por ejemplo,
requiera, para asegurar su hegemonía, una nacional-popular como la construcción de una
puede estar aniculado a distintos discur- el liberalismo estaba connotativamente arti-
transformación sustancial del bloque de po- voluntad colectiva nacional y popular, ligada
sos ideológicos de clase, feudal, burgués o culado al desarrollo económico y al progreso
der para que el populismo sea posible. En con una reforma intelectual y moral. Gaptado
comunista). Laciau afirma que los discursos material como valores positivos; c) la ideolo-
este sentido, puede existir un populismo de en su totalidad, este proceso es el de la
políticos de las diversas clases consisten en gía liberal estuvo articulada al "europeísrno",
las clases dominanies(por ejemplo si el blo- construcción de hegemonía, definida corno
es fii,c/os .tiocilaionos antagónicos en los que es decir a una defensa de las formas de vida y
que dominante está en crisis, un sector de una actividad de transformación. El terreno
cad., una de e;:zt, Ne presenta como el auti.ln- los valores ideológicos europeos como repre-
ella puede hacer un llamamiento directo a las donde lo nacional-popular se produce es un
two representante del "pueblo", del "interés sentativos de la "civilización". Frente a ello
masas para desarrollar su antagonismo frente hubo un rechazo radical de las tradiciones campo de lucha contra otra opción hegemóni-
nacional", etc.
al estado como en el nazismo) y un popa/É.s- ca, el ámbito heterogéneo y contradictorio de
Una clase es hegemónica no tanto en populares nacionales que fueron considera-
mo de las clases dominadas(en la contienda la cultura, del "sentido común" como efectiva
cuanto logra imponer una concepción uni- das sinónimo de atraso, oscurantismo y estan-
ideológica, la lucha de la clase obrera por manifestación de un proceso de constitución
forme del inundo al resto de la sociedad, camiento; d) fue una ideología consecuente-
su hegemonía consiste en lograr el máximo mente antipersonalista recelosa de los cau- de cada pueblo-nación.
si nr ) en Limo iogra articular diferentes visio-
Respecto de la relación entre populismo
dillos que establecieron contacto directo con
y socialismo, a diferencia de Laclau, postulan
las masas prescindiendo de las maquinarias
que ideológica y políticamente no hay conti-
políticas locales de base clientelística. El po-
por ejemplo. pasa 1z:rabien por la aceptación. de !a ;ornada de ocho
t 1 El discu!s( ;:c.sco de la burgues í a, nuidad entre ellos sino ruptura: la hay en su
sitivismo fue la influencia filosófica que sis-
horas curro ce-anda 'fusta - y por una legis!ación social avanzada. Esto derriestra que no es en la estructura interpelativa, en la forma en que
presencia de cele•ininados contenidos en un discurso. sino en el principio articu!atar:o que los unifica. tematizó en un todo homogéneo estos dis-
ideologia . sus respectivas tradiciones se acercan al
Cuneese date n ,...itcar el carácter de clase de una pOlit ∎ Ca y una tintos elementos.

35
`2 a
María Moine Macirinnotty Marro Alberto Petra ne

principio general del fortalecimiento del es- pulismo" que ha recuperado este término para Alberti (1995), también con una mirada el estado, el sistema político y la sociedad
tado y en 12 forma en que ambas conciben la aplicarlo a fenómenos contemporáneos. Uno pesimista, sostiene que es la lógica anti- civil y también ha determinado, en gran par-
democracia. Mientras el populismo constitu- de ellos es Zermeño (1989), quien, analizando institucional del movimientismo, característica te, su naturaleza peculiar. El Estado se ha
ye al pueblo cómo sujeto sobre la base de el caso mexicano, relaciona la reaparición de del proceso político de los países de América identificado con la conducción del movimien-
premisas organicisas que lo reifican en el es- lo "popular-nacional" con los efectos de la sali- Latina, la que aún gravita sobre la naturaleza to en el poder o con las fuerzas ami-
tado y le niegan su despliegue pluralista, da de un orden tradicional y el crecimiento de sus democracias actuales. Destacando la im- movimiento que lo derrotaron, y el sistema
enalteciendo la semejanza y la unanimidad acelerado, y el encuentro posterior con el portancia del rol explicativo de la cultura polí- político nunca ha avanzado más allá de una
sobre la diferencia y el disenso, el socialismo estancamiento; con su consecuente impacto tica (definido como la forma predominante en etapa embriónica a raíz de la lógica hege-
tiene una concepción pluralista de la hege- modernizador en la urbanización, en la que hacen política los distintos actores políti- mónica del modo movimientista de hacer
monia " _l'Aunque reconocen el papel histórica- industrialización —en una matriz social muy di- cos), el autor sostiene que la forma predominan- política. Como consecuencia, la sociedad ci-
mente progresista de algunos populismos y ferente a la europea que fue cuna del . te de expresión de las identidades e intereses vil ha permanecido horizontalmente débil y
que todo discurso de los dirigentes es recibi- industralmo—,epi ntoyel en la mayor parte de América Latina desde el ha sido incorporada verticalmente en forma
do creativamente por el saber popular que choque contra el muro del estancamiento sin comienzo del intenso desarrollo capitalista a segmentada. El autor afirma que la lógica
funciona como un universo de descifre ninguna previsión, en el segundo. El problema principios de este siglo ha sido la movilización movimientista política de expresión, agre-
condicionado por las circunstancias y las prác- que está en la base de estos procesos, para de fuerzas sociales emergentes a través de gación, articulación y lucha de identidades e
ticas económicas de los actores, los autores Zermeño, es el debilitamiento de los precarios movimientos colectivos anti-instirucionales. intereses ha llevado ya sea a la fusión
sostienen que el componente nacional-esta- órdenes intermedios de estas sociedades en Estos movimientos proveyeron la base para la (Carretón, 1983; Touraine, 1993) entre Es-
tal jugó siempre un papel dominante, es de- tránsito acelerado hacia el estancamiento. Las formación de nuevas identidades políticas, si- tado, sistema político y segmentos de la so-
cir que no se puso realmente en tela de juicio dificultades para denotar identidades consisten- guieron una lógica de articulación política ami- ciedad civil en una tendencia algo totalitaria
la forma del poder y con ella la relación de tes en el tiempo, la descomposición de las go-enemigo que chocó con un orden institucio- (lo que Germani llamó 'regímenes naciona l-
dominación/subordinación propia del peronis- endebles identidades previas, desnaturalizadas nal en descomposición pero elástico. El populares') desnaturalizando al Estado, sis-
mo. La crítica que le hacen a Laclau es que al por la propagación irrefrenable de la pobreza movimientismo, entonces, es una cultura polí- tema político y sociedad civil, ya sea a la
definir el concepto de populismo como un —que genera la individuación anómica en el tica, una forma particular de hacer política en represión del sistema político y a la desarti-
elemento ideológico cuya característica cons- mundo de la exclusión en lugar de tender a la la cual todos los principales intereses de la so- culación de estado y sociedad civil. Éstas son
titutiva sería articular los símbolos y los valores confrontación y a la formación de actores glo- ciedad están expresados en movimientos poco las condiciones estructurales que no sólo
popular-democráticos en términos antagónicos balizadores en lucha por apropiarse de la orien- organizados, dirigidos por líderes carismáticos bloquearon la institucionalización de todo ré-
respecto a la forma general de dominación, tación del todo social— actúa en favor de la que dicen representar los "verdaderos" intere- gimen desde la crisis oligárquica sino que tam-
éste pierde de visa la mencionada dimensión relación líder-masas, culmina en el regreso del ses de la nación, que no reconocen la legitimi- bién dificultaron cada intento nuevo de insti-
proestaral frasita históricamente en toda líder. Cuando una sociedad está atomizada, sin dad de sus contrincantes; al existir un solo mo- tucionalización debido a la progresiva expan-
experiencia populista conocida. grupos secundarios, asociaciones intermedia- vimiento y no partes, el movimientismo se sión de la arena política y la proliferación de
rias o corporaciones, sostiene el autor, en los vuelve antitético al pluralismo clemck.-ratico. El rivales por el poder, cada uno de los cuales
ü. interpretaciones sobre la emergencia y hechos delega su unidad a la institución esta- autor sostiene que esta lógica, que se desple- seguía la misma lógica movimientista.
dinarnicade los pcoulismos contemporáneos tal y está inerme frente a ella. En esas condi- gó como el modo predominante de articula- Otra forma de enfocar los fenómenos re-
ciones el Estado es libre para manipular a la ción entre Estado y sociedad civil en la larga cientes que algunos han llamado "neopopulis-
Recorramos ahora un segundo grupo de población sin que nada amenace a su duración, explica mejor que nuevas mo" es la de Lazarte (1992), quien, analizando
autores& la literatura reciente sobre "neopo- independencia. denominaciones como neopopulismo o demo- el caso boliviano, sostiene que el surgimiento
cracia delegativa, los rasgos de !as nuevas rápido de nuevos liderazgos con fuerte apoyo
democracias latinoamericanas. social (sobre todo en el sector informal), es a
Su hipótesis central es que en la mayoría la vez, resultado de las fallas de los partidos en
12. El.' caso histórico que tratan es el del peronismo que constituyó a las masas populares en sujeto (el
de los países latinoamericanos la lógica tanto estructuras de mediación y de las re-
puebic.). en el misro movimiento por el cual -en virtud de la estructura interpelatoria que le era inherente-
sorre:::a a ese mistt-o sujeto al Estado, corporizado y letichizado al mismo tiempo en la persona del jefe movimientista de la articulación política ha orientaciones de la población. Como no se
carisrnatico (1994: 533). impedido la diferenciación estructural entre trata únicamente de los movimientos, sino


36 37
Alberto Perrone
/Wird., ~Ir« .itotrkinnowyMarie
ductor en fenómenos aparentemente di-
debilidad de las instituciones intermedias que
como una respuesta funcional a determinadas versos y que buscan ordenar los casos
de una fonta de hacer política, en lugar de articulan y canalizan las demandas sociales den-
preferirá re- demandas sociales no cubiertas; entre ellas las particulares dentro de categorías más amplias,
usar cl térrIál0 'neopopulismo", tro de la arena política. El nexo teórico entre
que provienen de las fallas en el sistema de y aquellos que tienden a detectar las dife-
ferirse al coe¡unto en términos de "inforrnali- el populismo y el neoliberalismo tiene su fun-
representación y las de servido y de bienestar rencias, los contrastes, los atributos singulares
zación de iz política", entiendiendo como tal damento, afirma, ena la tendencia recípro-
para una población afectada profundamente entre fenómenos aparentemente similares
el proceso que se desarrolla al margen y en ca a explotar —y exacerbar— la desinstitucio-
por la crisis. (Roxborough, 1981: 82). Éste es un ;dilema
contra de la política tradicional pero también nalización de la representación política. En
Los autores anteriores llaman la atención a intrínseco al conocimiento organizado ade-
de la instirunonalidad democrática, con la cual última instancia los dos fenómenos se refuer-
los problemas relacionados con el debilitamien- más, de típica aparición en ámbitos académi-
mantiene vinculaciones ambiguas. En la uudi- zan mutuamente.
to de los órdenes intermedios, la lógica anti- cos donde trabajan juntos historia4ores y
cional desconfianza de la población a toda
institucional, y los problemas de la función sociólogos). Uno de los peligros que acechan
forma de representación indirecta, sostiene que
mediadora de los partidos. A estos temas, a los áplitters es atomizar los procesos históri-
han juldoonto tradiciones culturales como III . ¿Populismo, un concepto Cenicienta?
Roberts agrega otro elemento. Este autor pos- cos, volviéndolos fragmentados y contingen-
experiencias políticas pasadas y presentes ex-
tula que a pesar de que previos trabajos han tes, impidiendo la captación de su sentido y
propiatorias de la voluntad colectiva. a. Algunos problemas epistemolbgicos
sostenido que populismo y neoliberalismo dirección más amplios. Por otro lado, el peli-
Según este autor, una de lás vías de legiti-
mación cielsistema político democrático es la
son antitéticos porque el populismo se aso-
En la primera parte de esta introduc- gro que acecha a los lumperses la posibilidad
cia con políticas estatistas y redistributivas y de distorsionar la información empírica para
acción de sus actores centrales, los partidos ción señalamos que nos interesa pensar
con el derroche fiscal, neoliberalismo y forzarla a encajar en las categorías de su aná-
políticos, ree deben producir legitimidad del en tomo a la siguiente pregunta: el así lla-
populismo tienen sorprendentes simetrías y lisis conceptual."
sistema y ir ellos mismos ante la sociedad. mado "populismo", ¿es un fenómeno his-
afinidades. A través de la presentación del Podemos ilustrar estas diferencias de pers-
Esta producción de legitimidad depende a su tórico singular que se manifestó en un tiem-
caso peruano, afirma que la emergencia de pectiva epistemológica con el debate entre
vez de que7os partidos cumplan su función de po y espacio determinado, que represen-
nuevas formas de populismo puede comple- aquellos que sostienen que el concepto
mediación entre la sociedad civil y el sistema ta una etapa particular del desarrollo de
mentar y reforzar al neoliberalismo en cier- "populismo" como tipo ideal no sirve para
político, fuición imprescindible, unto o más una sociedad? o ¿es una categoría analítica
tos contextos aunque adopte una forma di- pensar ciertos fenómenos y procesos históri-
que el moranismo élecioral o la universaliza- que puede aplicarse a un fenómeno "po-
ferente del populismo clásico de Perón, cos de América Latina y aquellos que conside-
ción ciudaennii que ddine la titularidad del po- pulista" más amplio que se manifesta en
Vargas y Haya de la Torre. Esta nueva varian- ran que es posible, aun recomendable, confor-
der. El problema principal de los partidos en diferentes sociedades y épocas?; ¿o es un
te liberal del populismo (en oposición a una mar un modelo teórico general y contrastarlo
un país eriel que 5 fuente de legitimidad elec- fenómeno histórico y una categoría analí-
forma estatista) está asociada a la desintegra- con los casos concretos. Veamos algumps ejem-
toral con farcuenda ha sido subsidiaria a otras tica a la vez? Un historiador estadouniden-
ción de las formas institucionalizadas de re- plos. lan Roxborough," por ejemplo, sostiene
(como par. ejemplo, la legitimidad que ema- se llamado A. J. Hexter sostuvo una vez
presentación política, que ocurre con frecuen- una posición contraria al uso del concepto
naba de la revolución de 1952). El problema que todos los historiadores se podían di-
cia durante períodos de trastornos sociales y "populismo". Se basa en la no adecuación de
que los tril n'id ita rara realizar adecuadamente vidir en lumpers (agrupadores) y splitters
económicos. Roberts postula que en lugar de la definición con la realidad económica, social
esta funcatn central reside en que no pueden (singularizadores); es decir, aquellos que
representar el eclipse del populismo, el y política que el concepto pretende ordenar y
abandona- la pura lógica del poder con la que tienden a encontrar un hilo común, con-
neoliberalismo podría ser un componente
siempre funcionaron; es decir, que se han de-
necesario de su transfomtación, a medida que
jado gana: por el juego interior al sistema polí-
el populismo se adapta a las estructuras cam-
tico y handejado de representar. Entonces, la
biantes de restricciones y oportunidades. Para
s<xiedad yieda a la deriva sin contención par- 13. De todas formas, la información detallada que generalmenle proveen los 'singularizadores' es funda-
este autor, el populismo, que debe mental para arrojar luz sobre información nueva, generar nuevas hipótesis y proveer los datos sobre los
tidaria y surgen líderes de nuevo cuño que tien-
desvincularse de cualquier fase o modelo de cuales se basa cualquier estudio comparativo. Por su lado, los 'agrupadores' también cumplen un papel
den 3 rt.'cr.ger. las demandas y expectativas de esencial al sintetizar los 'detalles presentados en los estudios de caso, vinculando casos particulares con
desarrollo socioeconómico, es un rasgo recu-
deso:das por los partidos. Lazarte categorías más amplias, encontrando los rasgos analiticos comunes que proveen un nivel mínimo sin el cual
rrente de la política en América Latina atribui-
zuglirrierrá que, en todo caso, se comprende- no se pueden comparar los fenómenos que se estudian (Collier y Collier, 1991).
ble a la fragilidad de la organización política
el mal a estos movimientos si sólo se tiende a 14. Las opiniones de este autor han sido tomadas de lan Roxborough, 1981. 1984 y 1987.
autónoma entre los sectores populares y la
descalitcrlos y no se explica su surgimiento
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38
María Moya Mackinnon y Mario Alberto Perrone
Los complejos de la Cenicienta

explicar_ Al mismo tiempo, el autor tiende a principalmente en tomo a líneas de clase,' a que él critica para construir el concepto, de populismo a una simple definición ni encon-
mostrarse contrario a la construcción de mode- diferencia de la supuesta naturaleza clasista allí que toma esos casos para refutarlos). Por trar una sola esencia detrás de todos los usos
los o tipos ideales ante el riesgo de simplifica- de la política en las sociedades industriales lo tanto, .estos movimientos pueden ser establecidos del término. Sostiene que el gran
ción de la realidad y de reificación de los pa- avanzadas de Europa occidental. En otras pa- analizados en términos de alianzas más o número de diferentes enfoques termina mos-
trones y dicotomías que con frecuencia impli- labras, el apoyo a los líderes populistas no menos explícitas y deliberadas entre la clase trando que se usa el término para describir •
can (como en el caso de los debates sobre el se plasma en una alianza multi-clasista con trabajadora e individuos que detentan el po- tantas cosas que uno hasta puede preguntar-
populismo, de la reificación de la supuesta sindicatos independientes que prestan el der en el Estado. Para explicar esto sostiene se si tiene algún significado. De todas formas,
dicotomía de la economía en un polo marginal apoyo de una clase trabajadora organiza- que no sería necesaria ninguna referencia al a diferencia de Roxborough, quien cuestiona
y un sector manufacturero dinámico y del "pa- da en forma autónoma a una figura concepto de populismo, pues no agregaría la existencia de la categoría misma, ella cree
trón modal ).as Sostiene que en lugar de cons- bonapartista, sino más bien consiste en un nada al análisis. Es sólo en un momento poste- que vale la pena tratar de ordenar este fenó-
truir rápidamente tipos ideales o modelos teó- movimiento de masas amorfo o en una rior que los sindicatos pierden autonomía y la meno tan múltiple y confuso en un patrón
ricos, sería de mayor utilidad proceder con coalición con vínculos directos entre los clase obrera se subordina al Estado. Desde una medianamente coherente. En su opinión, los
mayor precaución vía intentos de definir varia-: individuos y su líder carismático; análisis, perspectiva empírica ni el primer peronismo académicos han abordado al populismo des-
bles aisladas. Entonces quedaría abierta la cues- por otro lado -sostiene el autor-, que sur- ni el gobierno de Cárdenas se adecuan a la de dos ángulos diferentes y muchas de las
- tión de cómo las variables se combinan en la ge de cierta interpretación del concepto definición clásica de populismo en la que las confusiones y contradicciones de la literatura
realidad para formar modelos concretos. Los de "carisma" de Weber y la teoría de la nociones de clase movilizable y clase trabaja- sobre el tema se originan en el choque entre
científicos sociales se han movido demasiado sociedad de masas de Durkheim. dora heterónoma son cruciales. Vargas tam- estas distintas perspectivas. Sostiene que se
directamente desde la realidad empírica a los Para que esta definición tenga alguna utili- poco sería populista, según Roxborough, por- pueden encontrar dos 'familias' de populismos
constructor teóricos y, por lo tanto, estos tipos dad, se debería demostrar que estamos anali- que no apelaba al pueblo y porque Fue un en la literatura: un populismo agrario que
ideales deben ser deconstruidos y las variables zando situaciones donde las clases o estratos régimen conservador, autoritario y desmovil i- enfatiza el carácter rural y enfoca de for-
constituyentes tratadas en forma separada subordinados son incorporados a la coalición zante. Fue sólo después de 1945, con el ad- ma sociológica sus raíces y su relevancia; en
mientras se acumula un mayor conocimiento populista en forma heterónoma. Si éste no es venimiento de la política electoral, que Var- general, se dice que el populismo tiene una
empírico sobre distintos aspectos del fenóme- el caso, argumenta Roxborough, entonces lo gas apeló en forma más sostenida al pueblo. base socioeconómica particular -campesinos
no. Concluye que lo que emerge es la necesi- que existe son alianzas de clase más que "po- Por lo tanto, afirma que la pregunta clave es: o farmers proclive a sublevarse en
-

dad de un enfoque multidimensional del tema. pulismo". La evidencia disponible sugiere que "¿Cuánta falta de nitidez respecto de los lími- circunstancias socioeconómicas particulares,
Respecto del término "populismo", tanto Perón como Cárdenas fueron apoyados tes de un paradigma es suficiente para justifi- especialmente en períodos de mcxlcmización.
Roxborough va a sostener que en la defini- por instituciones autónomas de la clase obre- car su abandono?" (Roxborough, 1981: 82). 1 " Por otro lado, cuando el término se aplica a
ción que denomina 'clásica"' es importante ra, es decir, sindicatos relativamente inde- Margaret Canovan también pertenece mecanismos de democracia directa, a la
la noción de que el apoyo de las masas a los pendientes (Argentina, México y Brasil son a esta línea en la medida en que afirma movilización de las pasiones cle las masas, a
movimientos populistas no está estructurado los casos sobre los cuales se basan los autores que no se pueden reducir todos los casos de la idealización del hombre común o a los

15. El 'patrón modal" consiste en la noción de que varias naciones de 17. El autor sostiene que se podría dar cuenta más ajustadamente de los gobiernos de Cárdenas. Perón y
América Latina pasaron por un
procesa de cesar:rollo globalmente similar y paralelo que puede ser descrito corno una secuencia de etapas Vargas estudiando las relaciones entre la clase trabajadora, el Estado y las clases dominantes. Los resulta-
históricas (la fase del "desarrollo hacia fuera', la de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y dos finales se podrian explicar postulando la prosecución relativamente racional de intereses de clase por
finalmente, la tase de 'desarrollo dependiente asociado", etc. Cada etapa económica, se postula, tuvo su los diversos actores. Las. diferencias en las situaciones finales serian el resultado de las diferencias en la
correlato potro: parlamentarismo oligárquico con naturaleza de estas clases sociales en términos de su unidad interna, etc. y las dishntas relaciones entre
un desafio radical de las clases medias, bonapartismo
con expansiCri populista y corporativismo autoritario con exclusión autoritaria, respectivamente. estos actores sociales y el Estado. Roxborough afirma cue la clase obrera surgió como fuerza politica de
16. Se está refiriendo a los siguientes autores: Germani, ODonnell, Sunkel, Furtado, Malloy, quienes, afirma.
Peso en forma temprana en la historia de México. Brasil, Perú, Argentina y Chile. Sugiere que un análisis mas
sostienen que el populismo es un movimiento polictasista, poco organizado, unificado por un líder carismático productivo se debería centrar en las crisis de incorporación, no de las clases medias (como lo hacen
tras una ádeotgia y un programa de justicia social y nacionalismo. El vinculo entre ideología y organización Cardoso y Faletto) sino de la burguesía industrial y luego de las clases trabajadoras, construyendo una
es lo importante de la definición, relaciona ideología con un modo especifico de participación politica, en bpologia compleja y teniendo en cuenta las reacciones de la clase dominante a la amenaza que plantea el
contraste con la politica de orientación clasista en los
países industrializados de Europa occidental (Roxbo- crecimiento de la clase trabajadora urbana. Rafael Quintero también sostiene una posición contraria a la
rough, 1987:119). existencia del concepto 'populismo' (t980).

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María »Jira Markinnon y Mario Alberto l'erren(

es contrastarlo con los casos concretos para ex- cer la relevancia teórica de esos hallazgos ni
supuestamente todo lo explica. Valoriza so- „ . plicar sus características históricas especificas. El para la comparación entre las unidades. En
intentos de las políticos de sostener precarias
coaliciones en el nombre del "pueblo", se está bre todo el enfoque de Daniel James, quien, otras palabras, el rechazo del formalismo
' tipo ideal debe permitir iluminar la realidad como
pensando en un fenómeno político en el cual mientras reconoce el poder explicativo de simplificante puede llevar a un craso
un prisma y observar por contraste ciertos ele-
los enfoques que enfatizan la racionalidad empirismo en el cual cada caso termina sien-
las tensiones entre elite y bases ocupan un . meritos presentes o no en ella. Su justificación
lugar fundamental (Canovan, 1981: 7-9). instrumental de los trabajadores, cuestiona la do un tipo, en el que los criterios para definir
no estaría dada por su grado de generalidad en
Desde una perspectiva diferente, De la validez de la visión economicista de la histo- cada caso-tipo dejan de ser homogérieos y
América Latina sino porque permitiría medir
Torre (1992) critica a los que se proponen ria común a tales perspectivas." donde, por lo tanto, el análisis se resuOVe en
en cada caso la presencia o ausencia de
eliminar el populismo de la terminología de Por otro lado, Aníbal Viguera (1993) sostie- un mar de datos carentes de guías para su
elementos que aparecen de manera recurren-
las ciencias sociales, y sostiene que más allá de ne que si lo que se busca con el término interpretación teórica y para la tarea compara-
te pero no necesaria en los distintos países.
los malos usos y abusos del término vale la "populismo" es un concepto que dé cuenta tiva entre las unidades estudiadas. Por él con-
O'Donnell (1972: 110-111) menciona otro
pena preservarlo y redefinirlo. Los fenómenos efectivamente de elementos generales de la trario, el uso de criterios en un nivel escogido
problema vinculado con la construcción de
que han sido designados como populistas tie- realidad de América Latina en un determinado (con inevitable arbitrariedad, es cierto) de
conceptos: cómo relacionar los rasgos centra-
período, es evidente que el de populismo no generalidad permite la inclusión de varios ca-
nen en común ciertas características que pue- les, generales de determinado fenómeno con
den ser identificadas y comparadas a través sirve en ninguna de sus formulaciones vigen- sos dentro del mismo tipo general.
sus manifestaciones más particulares, delimi-
del uso de este concepto. Citando a Laclau afir- tes. Ninguna de las interpretaciones definen Volviendo, entonces, a la pregunta central
tadas en el tiempo y espacio de las unidades
ma que el populismo ha existido como expe- algo que se encuentra en forma paradigmática en tomo al alcance y la aplicación del concep-
de análisis (generalmente casos nacionales).
riencia concreta de vida de grandes sectores y generalizable en todos los países latinoameri- to populismo, uno podría pensar en principio
El autor sostiene que habría dos niveles de
canos. Al designar un tipo de movimiento o de que aquellos que tienden hacia los lumpers
de personas que han definido y definen sus análisis: primero, uno que establece tipos ge-
identidades colectivas a través de su participa- gobierno se apunta a algo demasiado concreto estarían de acuerdo con la construcción de ti-
nerales distintos en el cual predominad peso
ción populista. Finalmente, sostiene que los para ser generalizable: las diferencias siempre pos ideales o, en términos de Theda Skcopol
de las regularidades o similitudes (por ejem-
serán más importantes a rescatar que las similitu- (1994: 172), con la búsqueda de configura-
autores que descartan el concepto de popu- plo, los factores que llevan a la implantación
lismo a favor de categorías objetivistas para des. Otro problema es que si el concepto es ciones o regularidades causales que den cuen-
de regímenes burocráticos autoritarios en Ar-
analizar la realidadsocial no pueden tomar en tan amplio que engloba a todas las transforma- ta de ciertos procesos históricos importantes,
gentina y Brasil). Un segundo nivel de análi-
cuenta gran pare de la experiencia populista ciones económicas, sociales y políticas relati- estrategia que, según la autora, evita los extre-
sis, en cambio, requeriría una mayor especifici-
tal como la formación de identidad, los ritua- vas a un período o si toma algún elemento mos de la particularización versus la universali-
dad de datos y análisis y permitiría ubicar mejor
les, los mitos, y los significados ambiguos del tan formal como un tipo de ideología, pierde zación que limitan la utilidad y el atractivo de
las diferencias específicamente observables en
populismo para los actores que se vieron utilidad porque su alcance es infinito. Así, el otros abordajes. Es decir, este grupo podría es-
el desempeño y grado de consolidación de'
involucrados en estos procesos. Para este au- autor afirma que la forma de recuperar al con- tar de acuerdo con la necesidad de construir
las unidades (por ejemplo, identificar las dife-
cepto populismo no será generalizando he- conceptos que tengan una aplicación relativa-
tor, el desafío central del estudio del populismo rencias entre Argentina y Brasil que pertene-
radica en explicar el poder de convocatoria de chos que empíricamente resisten su homoge- mente amplia en el tiempo y el espacio. Por
cen a un tipo común de alta modernización
los líderes para sus seguidores, sin reducir el neización sino como "Lao ideal" que, a la ma- otro lado, aquellos cuyos enfoques se acercan
sudamericana). El autor advierte que si no se
comportamiento de estos últimos ya sea a nera weberiana, no pretende reflejar la reali- en mayor medida al de los splitters, que valo-
tiene en cuenta el problema teórico de deci-
manipulación o a la acción irracional o anómica dad sino abstraer de ella ciertos elementos ran y realzan el valor de los contrastes, de los
dir en qué nivel de generalidad es útil mane-
y tanipc›co a un racionalismo utilitario que para conformar un modelo teórico, cuyo fin atributos singulares, y defienden la necesidad
jarse para tratar de indagar y establecer dife-
rencias y similitudes entre las unidades, es fácil de la deconstrucción de los conceptos y la
caer en un riesgo inverso al de la simplifica- profundización de las investigaciones empíri-
necesidades materiales
18 Aun cuando el per onsmo -por ejemplo, alirma- puede haber respondido a !as ción formalista en que caen presuposiciones cas ante el peligro de simplificación de la rea-
del peronismo en lugar
de la previamente ignorada clase trabajadora, esto no explica por qué ocurrió centro lidad y de reificación de los patrones y
politices que también se dirigian a los trabajadores. Por lo tanto. lo que se debe del tipo de la equivalencia de procesos causa-
de otros mev:mentos dicotomías, tenderán a argumentar a favor del
examinar -alirma. citando a James- 'es el éxito de Perón, lo que tenia de distinto. por qué su convocatoria les: terminar haciendo un largo inventario de
populismo como fenómeno histórico, espacial
polilica fue tras creible para los trabajadores, qué zonas tocó que otros no rozaron. Para entender esto es las especificidades identificables en cada uni-
necesaiio tomar seriamente la atracción politica e ideológica de Perón y examinar la naturaleza de su retórica dad, sin ningún criterio que guíe para estable- y temporalmente delimitado.
y compararla con la de sus rivales por la lealtad de la clase obrera' (De la Torre. 1992: 410).

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cz...4inrun y Mario Alberto Perrone
María Mins Af.

«populismo y el de "neopopulismo' (aunque cambiaba no sólo la relación entre el Estado y


Ahora bierk hasta aquí hemos planteado al- actitud más bien normativa hacia la elucida- el patrón de acumulación sino también la rela-
ción ydefinición del fenómeno, fundada en la existencia de "neopopulismo" es parte del
gunos problernasepistemológicos vinculados debate) para abarcar a los dos momentos his- ción entre Estado y masas; ya sea la emergen-
una contrastación con el modelo clásico de
con la construcción de conceptos: la forma de cia económica resultante de la crisis de la deu-
desarrollo capitalista europeo respecto del cual tóricos, es necesario, en todo caso, proceder
relacionar te o ría y empina, las bondades y des- como los lumpers y proponer una "unidad
da externa de los ochenta que ha conducido a
ventajas de la elaboración de tipos ideales, las América Latina es, en el mejor de los casos, un nuevo "patrón de desarrollo" orientado por
una desviación. En particular, los fenómenos analítica mínima" que trascienda los distintos
diferencias y similitudes en la información períodos históricos y los diversos espacios na- las reformas neoliberales. Las coyunturas de
de populismo se definen por la falta de con-
empírica en relación con el nivel de generali- cionales y sustente el concepto "populismo". crisis, los momentos de rupturas y grandes
dad o difereraciación. Lo que se busca es nave- ciencia de clase y de autonomía política de transformaciones parecen ser campo propi-
los sectores trabajadores, rasgos que presen- Los atributos que podrían conformar esta uni-
gar el dlcil camino entre el peligro de caer en dad analítica mínima son los siguientes: a) la cio para los populismo, cuando todo salta por
tarían en abierto contraste con los países de
la Simplificaiá5n formalista que cree en la equi- crisis corno condición de emergencia; b) la los aires, cuando se despliegan situaciones ver-
valencia de Dos procesos causales o de adoptar referencia, atribuidos generalmente a la falta tiginosas de gran fluidez política y social con
de conciencia de una clase trabajadora experiencia de participación como sustento
un enfoque esencialista que afirme la existen- de la movilización popular; y, c) el carácter inestabilidad, cambio, problemas (le incoqxwa-
cia delira praicipio o una tradición común que masificada, en estado de disponiblidad políti- ción, etc., aparecen los grandes articuladores
ca, muy distante de la nítida conciencia de ambiguo de los movimientos populistas.
subyace a las historias de todas las repúblicas a) Desde el plano de las condiciones de integrando a las masas, introduciendo cam-
de América latina (distintas formas de come- clase y los lazos de solidaridad interna entre bios que rearticulan el sistema político y el
emergencia se puede señalar, primero, una
ter un misma° pecado) y, por otro lado, el pe- los trabajadores europeos del siglo XIX. funcionamiento del Estado, disminuyendo las
De los análisis del populismo clásico emer- situación de crisis y de cambio. Cada vez
ligro de un -craso empirismo que nos pierda que aparece el término populismo' (incluso zonas de incertidumbre colectivas provoca-
en el 'inventario de las especificidades gen sociedades de masa, precariamente das por las coyunairas de cambio a través de
cohesionadas, que sobreviven gracias a frági- en los primeros lejanos casos de Rusia y
identificables en cada unidad', que reduce la Estados Unidos) en trabajos académicos o su estilo personalizado y plebiscitario de ges-
historia a patea contingencia, sin ningún criterio les e inestables equilibrios, meros regímenes tión del poder político.
de sustitución para sobrevivir la crisis; de los en la prensa, América Latina transita una co-
que nos sima de guía para establecer la rele- yuntura de crisis y cambio estructural pro- b) Un segundo rasgo fundamental, que
vancia teórica de esos hallazgos ni para la trabajos sobre "neopopulismo" emergen socie- se refiere a la naturaleza del populismo, es
dades anómicas a la merced de gobiernos au- fundo: ya sea la que derivó de la confluencia
comparación ' las unidades. la valoración de la dimensión participati-
toritarios e instituciones, social y políticamente de la crisis del Estado oligárquico y la crisis
económica internacional de 1929, en la que va, sustantiva de la democracia, por sobre
fragmentadas a la deriva, sin capacidad de
b. ¿Una Cienidenta sin complejos?
representarse políticamente.
Para recorrer el último tramo de esta intro- A diferencia de estos enfoques, nos inte-
ducción, señalemos primero que el problema resa pensar el fenómeno populista, esa franja hacer
referencia a tres patrones políticos interrelacionados: un estilo de movilización politica. una heterogé-
catan
principal que tienen, a nuestro juicio, la de experiencia política y social tan recurrente- nea coaliciOn social y un conjunto de políticas reformistas. Agrega el autor que las tres caracte,risticas
movimiento que evidenciara claramente la conjunc;ón de los tres elementos se
mayoría de lis interpretaciones, estudios mente mentada en América Latina, en primer interre'acionadas y que un
corresconderia bastante bien con una definición descriptiva aceptable del populismo. Werfort lar -tibien
y articulas sobre populismo, antiguos y/o lugar, de manera afirmativa, identificando y Conceptualización de populismo como articulación de rasgos. Su modelo de populismo se
Propone una
recientes, es que en su gran mayoría se parte destacando lo que hay y no lo que no hay. En de transición políticamente inestable. un intento de modernización,
basa en 'una crisis en curso, una forma
desde tira lugar que lleva a destacar las segundo lugar, a diferencia de algunos auto- la integración de nuevos grupos sociales a la
esfera politica y la demagogia electoral de líderes ansiosos por
res que hacen hincapié en una sola dimen- en crecimiento', segun Taguieff (1996 49). Roberts (1992). en una propuesta interesante
características negativas del fenómeno y, por controlar masas
y el
sión, reduciendo un fenómeno rico y com- desde la forma, propone tratar al populismo como 'categoría radial' que abarque el populismo clasico
ende, a definiiio por la carencia (lo que no se actual Propone una construcción sintética del térmico que se base en los
siguientes cinco rasgos que
desarrolla, lo que se frustra, lo que falta, lo plejo a un único elemento aislado, querernos hacen al núcleo del concepto un parrón personalista y paternalista de liderazgo politice, una coalición
que queda trunco); una suma de ausencias, pensar en la dirección de una articulación de polit:ca policlasista. heterogénea. concentrada en los Sectores suba ternos de la sociedad, un proceso de
en fin. Con frecuencia los trabajos revelan una rasgos.'9 Si se quiere utilizar el término movilización politica de arriba hacia abajo, que pasa por
ailo las formas institucionalizadas de mediación o
y las masas, una ideología amorfa o ecléctica. caracte-
las s'ucordina a vincules mas directos entre el lider un
rizada por un discurso que exalta los sectores subalternos o es antielitista yío antiestablishment, y
que utiliza métodos reciistributivos o clientelistas ampliamente difundidos con el fin de
proyecto económico
19. Un ejemplo de esta manera de pensar una conceptualización de populismo es la de Drake (1982: 219- crear base material para el apoyo del sector popular
20), para cr....iien el término ha sido utilizado principalmente en América Latina. con mucha amplitud, para

45
LOS Cornpielub ue Id t./CHO-Atina

Mario Alberto Petrone


María Moira Matkirrnarn '

doble carácter de la conciencia obrera: junto


parece necesario, en todo caso, revisar con autonomía. Si uno abandona este tipo de pers-
la dimensión representativa o "liberal". Se con la posibilidad de subordinación de los inte-
cuidado los dos momentos históricos y pectiva, se advierte que los populismos en la
trata de una idea que también se puede con- reses de clase a los de la nación y a un estado
decidir la forma en que se va a caracteri- realidad contienen un componente de cam-
jugar con el comentario de Germani (1977: paternalista, existe también la posibilidad de
zar al populismo clásico en este sentido, bio, un elemento revulsivo que supera a los
33) de que la originalidad de los regímenes que se desarrolle conciencia de clase y el ca-
definir lo que significa el término procesos que los líderes populistas han con-
nacional-populares reside en la naturaleza y plebeyo que tuvo —en este
"institucionalización" y también hacer cla- u-ibtiido a poner en marcha. Muchas elites rácter herético
de la participación: no se produce a través caso— el peronismo.
de los mecanismos de la democracia
ros los patrones históricos contra los cua- promotoras son outsiders del escenario polí-
Ahora bien, éstos son algunos rasgos que
les es medido en cada caso. Hasta Zerme- tico. En la plaza pública a veces no se sabe
representativa, sino que "entraña el ejerci- conformarían esa "unidad analítica mínima"
cio de cierto grado de libertad efectiva, com- ño (19S9: 137), hablando de "neopopulis- bien quién dirige la palabra, la figura en el
que abarcaría al populismo a través etilla his-
mo", afirma que sería mejor hablar de una balcón o la multitud en la plaza. Junto con el
pletamente desconocida e imposible en la toria. Sin embargo, existen también importan-
relación líder-masas, o popular nacional, componente de dominación, cooptación y
situación anterior", entraña no sólo un ele- tes diferencias entre ambos períodos y entre
que de populismo, pues en muchos ejem- manipulación (donde hay fenómenos más
mento de espontaneidad sino un grado in- los casos nacionales en cada uno de esos pe-
plos de América del Sur, el populismo sig- represivos y más incorporadores) encontra-
mediato de experiencia personal, son "for- ríodos. Cada país tiene matices específicos,
nificó el fortalecimiento de los órdenes mos el movimiento de una experiencia
mas inmediatas de participación'', con con- resultado de una trayectoria particular, de una
intermedios de representación (a través de participativa, liberadora, una experiencia de
secuencias concretas en la vida personal de conformación social diferente y de tradicio-
partidos y sindicatos). Roberts (1995: 115) revulsión y de conflictualidad.
los individuos_ Los populismos son expe- nes políticas propias. Procediendo ahora, corno
también señala que los populistas clásicos Una forma de expresar esta ambigüedad .
riencias que tienen que ver con una idea
construyeron partidos y organizaciones la de Weffort (1968b: 56-64) quien afirma es los splitters, señalemos algunas de las dife-
de participación, de democracia directa y rencias que podríamos organizar en torno de
sindicales para complementar su capaci- que el populismo fue un "modo determinado
con un énfasis en el heterogéneo conjunto los siguientes ejes: a) la base social: ¿quié-
dad de convocatoria personal e incorporar a y concreto de manipulación de las clases po-
de sectores sociales, en la unidad del pue- nes son los sujetos sociales que participan
sus seguidores en el sistema político, algo que pulares que no participaron en forma autóno-
blo como valor ultimo; pero, aunque son de la experiencia populista clásica? Uno de
la nueva generación de populistas liberales pa- ma pero fue también un modo de expresión
antiaxmiles, no son anti-democráticos. los problemas del análisis del populismo,
rece poco dispuesta a hacer. de sus insatisfacciones; una estructura de po-
Aunque en general los autores acuerdan so- relacionado con el carácter social hetero-
c) Otra característica que permanece (y der para los grupos dominantes pero también
bre la existencia dela participación como ca- géneo de las coaliciones, es la caracteriza-
ya hemos señalado) es la ambigüedad his- una forma de expresión política de la irrup-
racterística cenool de :os populismos, surgen ción de los grupos o clases sociales y la
tórica inherente del populismo o de los ción popular en el proceso de desarrollo in-
profundas divergencias: a la hora de su caracte- relación entre ellos: cómo se vinculan bur-
populismos. Como hemos señalado, el . dustrial y urbano; un mecanismo de ejercicio
rización. Para muchos es una dimensión críti- guesías, trabajadores industriales urbanos,
populismo clásico aparece en el escenario con de dominio pero también una rranera a través
ca porque:. di-senvue:ve a espaldas de las me- clases medias urbanas y/o rurales, campe-
la revolución mexicana y la revolución rusa de la cual ese dominio se encontraba potencial-
diaciones instin icionales y está asociada a una sinos y terratenientes, según el caso.
como telón de fondo; en la mirada de algu- mente amenzado". Otra manera de expresar
participación heterónoma. Esta visión crí- Si se desagrega el estudio del populismo
nas elites está la conciencia del peligro y la esta ambigüedad es la de James (1990: 346),
tica es una visión que define la institucio- clásico en términos de actores, podríamos afir-
intención de aventarlo en lo posible: sofocar que señala la existencia de lo que llama "la
nalización en ter:linos de 1:1 democracia mar que existe más coincidencia entre el
el genio popular que, librado a sus desig- paradójica conciencia de la clase obrera". El
liberal, y es una definición, uno podría varguismo y el peronismo que con el
nios, podría hacer estallar el orden burgués. autor afirma que "la lealtad a un movimiento
decir, restringida porque no da cabida a cardenismo o la revolución boliviana de 1952
El populismo puede ser pensado desde la cuya ideología formal predicaba la virtud de la
otras formas de participaciaín institucional. (aunque no todos están de acuerdo en que
intención de sus promotores como una ope- armonía de clases, la necesidad de subordinar
Con fi ea t:cocia ...malisus del populis- Bolivia sea un caso populista). En los dos pri-
ración de cooptación en gran escala que los intereses de los trabajadores a los de la na-
mo parecen ire;ioner esta nala res de lide- meros casos la burguesía local (como la llama
deviene en elemento conflicrual del orden ción, y la importancia de obedecer con disci-
razgo, pana - le:ación de masas, coherencia O'Donnell) y el proletariado industrial apare-
que quiere preservar. Pero una visión pura- plina a un Estado paternalista, no eliminaron la
de clase, (son sIslenc:a ideológica y cumpli- cen como actores imprescindibles del
mente normativa de este tipo capta solamente posibilidad de resistencia de la clase obrera ni
miento pulcra:Ti/tico excesivamente altos populismo latinoamericano. En el México
los elementos de cooptación, de manipula- del surgimiento de una fuerte cultura de opo-
a los inoviinienics populistas de América cardenista, sin embargo, aparecen unos
ción, de atrofiamiento de una posibilidad de sición entre los trabajadores" olarnes señala el
Latina (Drale 1s2 O)7). En este sentido,

47
Maria Maira Mackinnvon Mario Alberto Perrone Los complelos de la CeNc:enta

protagonistas nuevos: los campesinos, que b) Incoporación-exclusión: esta diaria tan víctimas de las nuevas medidas reordenado- le dedica más espacio al populismo clásico
ampliaron las bases sociales de la revolu- importante de la tradición política latinoameri- ras del mercado. que al "neopopulismo" por razones curricula-
ción. En el caso boliviano podríamos pre- cana parece ser el indicador más claro de las Por último, señalemos que el objetivo de res. Como afirma la mayoría de los autores, el
guntar: ¿quiénes forman parte de la alian- diferencias entre los dos períodos populistas. esta sección ha sido -luego de ordenado el período del populismo clásico se extendió
za o la base social que sustenta al MNR En esta introducción sostenemos que la di- panorama de la literatura identificando algu- aproximadamente entre las décadas de 1930
(Movimiento Nacionalista Revolucionario) mensión fundamental del populismo clásico es nos ejes de análisis- plantear algunos proble- y 1960, o entre la crisis del estado oligárquico
en 19522 ¿Incluye o excluye a los campe- la capacidad de incorporación no solamente mas epistemológicos de la construcción del y la crisis económica de 1929 hasta la emer-
sinos? Por otro lado, ¿qué papel juegan las en el nivel social (a través de la legislación, de concepto para su discusión y debate. Aparente- gencia del llamado "estado burocrarico-auto-
clases medias en los distintos casos naciona- los derechos sociales) sino también en el nivel mente, a diferencia del cuento popular, la bús- Mario" (O'Donnell, 1972) y la revolución cu-
les? En la discusión de los casos se deberá político (a través de la institucionalización de queda del príncipe no ha terminado aún, y bana. Enfatizamos como coyuntura populista
prestar atención, entonces, a la presencia o la participación política por parte de Estado) y probablemente pase mucho tiempo antes de clásica por excelencia las décadas de 1940 y
ausencia de las distintas clases (por ejemplo, en el plano simbólico (a través de la noción de que encuentre a su Cenicienta. 1950 (salvo en ,léxico que se procluce en la
es difícil hablar sobre trabajadores indus- pueblo y el nacionalismo) de una amplia fran- década del treinta), pues es entonces cuando
triales en el Ecuador de la década del '40), ja de sectores sociales excluidos en los regí- se produce el pasaje de los partidos y la poli-
el papel que juegan en las alianzas o coali- menes anteriores (este punto se desarrolla tam- IV. La Compilación tica de notables a los partidos y la política de
ciones y cómo se articulan en cada país. bién en la sección IV). De todas maneras, esta masas. Es decir, cuando la política orientada
Por último, otro punto que debe tenerse incorporación debería ser referida a cada caso En primer lugar, debemos señalar que esta por la dinámica electoral se transforma por
en cuenta es que en América Larina se su- nacional y examinada en mayor profundidad compilación se hizo en el marco de la primera vez en la historia de América Latina
perponen relaciones de clase y relaciones no sólo respecto de los sectores sociales in- UDISHAL (Unidad de Docencia e Investi- en un fenómeno de masas. El advenimiento
étnicas e interétnicas. cluidos sino también respecto al carácter de la gación Sociohistóricas de América Latina, de esta democracia electoral, con la inaugura-
En general, la literatura reciente sostiene que incorporación efectuada. dirigida por Waldo Ansaldi) y que está des- ción de nuevos estilos político-electorales, no
el populismo clásico se basó sobre todo en la Frente a la lógica incorporadora universal tinada a los estudiantes de la materia Historia incorporó a todos los sectores (hay variacio-
clase trabajadora urbana en ascenso y en los del populismo clásico, el "neopopulismo", en Social Latinoamericana de la Facultad de Cien- nes según los casos nacionales, a veces no se
"sectores populares", mientras que en los tiem- cambio, llevaría adelante una incorporaCión cias Sociales (Universidad de Buenos Aires), incopora a los analfabetos, a los sectores rura-
pos del "neopopulismo", el apoyo principal selectiva que fragmenta a los sectores subal- en la cual somos docentes. Ellos son los que les y a las mujeres), pero implicó el reconoci-
proviene de los sectores urbanos informales y ternos. Gran parte de la integración durante definen nuestros objetivos: que esta introduc- miento del derecho al sufragio de las masas
los pobres rurales. Se sostiene que los trabaja- el primer período se realizó a través de la ción sirva como una entrada general al terna en las zonas urbanas y un grado considerable
dores constituyeron una base más estable, incorporación amplia a sindicatos y partidos del populismo -que se deberá complementar de participación popular, ampliando la ciuda
menos volátil que los segundos, tenían más y a través de la sanción de legislación social con los artículos de los diversos autores inclui- danía social y política. Esta medida, traducida a
capacidad organizativa, autonomía relativa y, (legislación laboral, creación de sistemas de das en la compilación- suministrando los instru- la vida cotidiana de las masas, tiene una im-
por lo tanto, una mayor capacidad de presión salud, vacaciones, jubilación, aumento del sa- memos básicos, analíticos e hist óricas, para pro- portancia no desdeñable porque implicó que
y de control sobre la acción del Estado, y me- lario real, etc.); el "neopopulismo", en cam- mover el debate en los cursos y estimular la las conductas de candidatos y aucori(Lades es-
nor susceptibilidad frente a las promesas de bio, incorporaría a través de programas capacidad de análisis y de formular buenas pre- taban más sujetas a los imperativos políticos
líderes populistas. Además, como los sectores económicos focalizados en determinados guntas en tomo al fenómeno populista. de las elecciones, lo cual significó que las ma-
informales no tienen vehículos de representa- sectores de la población, erosionando los La compilación, que reúne autores latinoa- sas previamente excluidas pasaron a gravitar -
ción estables, la acción colectiva se atomiza y/ mecanismos institucionales e integrando en mericanos y anglosajones, trabajos más típi- aunque a veces en forma indirecta- sobre Lis
o se transforma en una combinación caótica forma fragmentada. Además se sostiene camente académicos, otros más ensayísticos, condiciones del equilibrio del poder!'
de elementos que en los hechos delega su uni- que acciona en contra de los sectores or-
dad en el Estado, generando la independiza- ganizados de la sociedad civil (trabajado-
ción de los aparatos y las dirigencias (Zermeño, res, clases medias, empresarios, y -en otro
1989; Roberts, 1995; Weyland, 1996; Cameron, nivel- las "clases políticas"), que pierden peso 20. Distintos autores han enfat , :ado a:gún o algunos de estos aspectos French. 1992; Wettott. 1968. De la
1991; Arce, 1996). social, se desarticulan y se convierten en las Torre, 1994.

el
49
Alberro Prtrorse
María Moira Mackinnan y Afaria
sociales. Más que la magnitud de las refor-
construye un cuadro rico en detalles históri-
mas introducidas por el gobierno de Pe-
sente y revela con bastante claridad las rela- cos del retomo de Getúlio Vargas a la presi- .
Los casos de populismo clásico que toma- rón, fue el proceso de luchas sociales ge-
ciones, las continuidades y las rupturas, entre dencia gracias a elecciones libres y de su ges-
mos son los siguientes: a) el Brasil de Vargas nerado en tomo de las mismas lo que llevó a
las líneas teóricas de interpretación que se de- tión de gobierno desde 1950 hasta su suicidio
(1945-1954); b) el México de Cárdenas (1934--
en 1954. Destaca la compleja estructura de los obreros a asumir esas reformas como una
1940), proceso temporal y cualitativamente sarrollaron desde 1950.
conquista y reivindicación propia..Se produjo
Distintos tipos de razones justifican la alianzas que establece Vargas con diferentes
distinto de otros por la experiencia de así la unificación de la clase obrera argentina,
selección de artículos que aquí se presen- sectores sociales, partidos y organizaciones
participación política de las clases subalternas quien proyectó su presencia en las'relacio-
tan. A los fines de una presentación más obreras que le permite volver al poder y plan-
en la Revolución Mexicana; c) la Argentina nes políticas, estableciendo'una fuerte identi-
clara de los casos, hemos tratado de que tear una política económica de estabilización
peronista (1945-1955); d) el Perú desde los dad entre su identificación política y su con-
sobre cada caso nacional se incluya: i. in- y de desarrollo "nacionalista". Pone énfasis en
postulados de Haya de la Torre, fundador del dición social. Desde los aspectos rikls inme-
formación histórica o empírica básica so- las líneas de disenso dentro de las fuerzas ar-
ADRA. (Alianza Popular Revolucionaria Ameri- diatos, tales como la constitución de organi-
bre aspectos económicos, sociales y polí- modas, árbitro en última instancia de la políti-
cana), en la década del '20, hasta la llegada al zaciones sindicales, hasta los más complejos
ticos del país en cuestión; ii. artículos que ca brasileña respecto de las medidas econó-
poder de Velasco Alvarado en 196S; e) el y generales, como la percepción del carácter
trabajen distintas línea/s interpretativa/s y/ micas del varguismo y a los vínculos con los
Ecuador de Velasco Ibarra (aunque acce- político y parcial del Estado, todas las relacio-
o categorías teóricas; iii. algún artículo que Estados Unidos. Francisco Weffort, en su ya
de cinco veces al gobierno, nos interesa, nes establecidas por la clase obrera se
trabaje los populismos desde una perspec- clásico pero siempre sugestivo trabajo que
sobre todo, la presidencia de la década del politizaron en clave peronista. Juan Carlos
tiva múltiple, ensayística; iv. hemos elegi- interpreta el populismo en Brasil en términos
'40, porque es entonces, y no en 1933, cuan- Torre propone ver al peronismo —siguiendo
do los trabajos en función del corpus de "Estado de compromiso", revela los as-
do se producen los fenómenos antes
bibliográfico existente: nos interesan aquellos pectos contradictorios del populismo (su di- a Touraine— como un caso de democratiza-
señalados). Los casos - neopopulistas" que ción por vía autoritaria en el cual el cambio
casos relevantes de regímenes nacional-po- mensión de dominación y su potencial ex-
incluye la compilación se refieren a Fujimori político no sigue la secuencia que va desde
pulares o populistas sobre los que hay sufi- presivo, la nada simple relación entre
en el l'erú, a los últimos quince años en las luchas sociales a las reformas institucionales
ciente cantidad de trabajos escritos como para democratización y autoritarismo). También
Bolivia y, con menor grado de profundidad, sino que es motorizado por la acción de rup-
permitir la contrastación de información y lí- pone de relieve la necesidad de colocar este
a Salinas de Gortari en México y Menem tura de una elite estatal. La fusión de las dos
neas interpretativas; v. hemos priorizado, en fenómeno dentro de su complejo contexto
en Argentina. vertientes de la movilización dentro de un mo-
algunos casos, la inclusión de trabajos nuevos o histórico, de no interpretarlo solamente en
Aunque la compilación le dedica más es- vimiento político —la lucha de clases y la de-
de acceso más difícil por estar en inglés. términos de manipulación, indica la dificul-
pacio al populismo clásico, hemos incluido manda de participación o, en otras palabras,
En su artículo, John French trata la co- tad de medir al populismo con los mismos
algunos textos sobre neopopulis,mo porque el enfrentamiento con los patrones pero tam-
nos interesa plantear el debate actual sobre la y-untura de la'posguerra 1945-47 en Brasil, en patrones analíticos de clase que los casos eu-
bién con las estructuras de poder que prote-
la cual examina el momento efervescente ropeos y señala la doble dimensión de la le-
caracrerizacron de los procesos socio-políticos gen sus privilegios— no llega a serusegurada
cuando, por primera vez, la política orientada gislación laboral y la participación como
de la última década englobados bajo el nom- por los agentes directos de clase (los sindica-
por la dinámica electoral se tranforma en un experiencia significativa ante la condición
bre de -neopopulismo" que vuelve a poner tos y los partidos obreros) sino por la nueva
fenómeno de masas y, a diferencia de la se- anterior de no participación.
el tema del populismo sobre el tapete. Este elite dirigente, cuya acción de ruptura del or-
gunda presidencia de Vargas en 1950, el Par- En su trabajo sobre la Argentina de la
debate, entre otras cosas, reactualiza el viejo den dominante comanda el cambio político.
tido Comunista Brasilero cosecha un relativo primera década peronista, Ricardo Sidicaro
problema te..nco y político de la relación en- Pero aunque el peronismo puede ser consi-
y breve éxito electoral debido a la unidad del postula que la adhesión de la clase obrera
tre modernidad y democracia y tiende líneas derado un caso de intervención externa," la
sentir, sin precedentes, de los trabajadores, al peronismo debe explicarse, sobre todo,
de análisis unificadoras entre pasado y pre- relativa homogeneidad del mundo del trabajo
sean ellos simpatizantes de los comunistas o a partir de la politización de los conflictos
sente al relacionar a través de la lectura de los
textos las preocupaciones sociológicas del de los trtrfxtlhisias. Según el autor, el carácter
singular de este fenómeno de expresión po-
pasado con las del presente (por ejemplo,
litica clasista sirve para destacar el contenido que, mediante el recurso a una
liberalismo y democracia, modernización, 21. Es la intervención del estado, orientada por una elite de nuevo tipo. la
para, de un
de clase del sistema político populista que acción de ruptura, puede deoilitar las interdicciones sociales y desbloquear al sistema politiCO
insainalonalización, ciudadanía política, ciuda-
emergió de la declinación de este movimiento mismo golpe, abrir las puertas a la participación de los sectores populares.
danía social, movimiento obrero). En otras pa-
y su clima de ideas. Thomas Skidmore
labras, coloca el pasado en el debate del pre-
51

so

Marta MoiraMackinnony MarioAlberro Perrone Los Complejos de la Cerac,enia

argentino y la fuerte articulación de clase de go de una infructuosa búsqueda de un siglo raciales de mestizo. La persistencia de'estas tral tanto a través de un análisis de la crea-
los trabajadores marcó ciertos límites a los al- de conflictos interminables, pasar de la ines- características es clave para entender las dis- ción social del líder y los significados de la
cances de esa intervención y le otorgó un tabilidad del estado cuasiliberal a un estado tintas manifestaciones políticas, violencia colectiva en Guayaquil durante - 1.;.1
papel relevante en la dirección de su desa- relativamente institucional y consensual. particularmente el populismo -la cara ple- Gloriosa" como del examen de su autocons-
rrollo. Así, bajo el peronismo, estado, movi- El articulo de Manucelli y Svampa pone beya del régimen oligárquico-; b) analiza el trucción discursiva en la solución de todos
miento e ideología estarán marcados, pues, por en evidencia el carácter incompleto de las retomo al liberalismo señorial, cosmopolita los males de Ecuador utilizando tres estra-
el lugar sobresaliente y singularizado que ocu- experiencias populistas en el Perú del siglo
. y racista" y a un "populismo caudillista de tegias: presentación maniquea de la reali-
pan los trabajadores, presencia que permane- XX: los avatares del APRA y de Haya de la corte plebeyo no democrático", debido al fra- dad como una lucha entre dos campos
cerá como una tensión irreductible que condi- Torre, el gobierno militar de Velasco Alvarado caso de conformar un nuevo orden antagonistas, subjetivación o personalización
cionará la gestión de estado del peronismo y y la gestión de Alan García. El modelo analí- democrático y modernizar al país y al pro- de la política y transmutación de la politica
su intervención en las luchas políticas. tico parte de la consideración de que el éxi- pio Estado. en ética.
Alan 1Cnight, en un trabajo que sintetiza to de una experiencia populista se debe, fun- Carlos de la Torre estudia el surgimiento Respecto de los trabajos de Touraine so-
enfoques teóricos e información fáctica en un damentalmente, a la articulación de tres ejes del líder populista Velasco Ibarra, quien in- bre populismo clásico y de Zermeño, Roberts
considerable esfuerzo de interpretación, se mayores: el primero, se refiere al estilo polí- troduce la política de masas en el Ecuador, y Lazarte sobre neopopulismo, remitimos al
propone llegar, en primer lugar, a una conclu- tico particular del liderazgo; el segundo, re- durante la llamada Gloriosa Revolución de lector a la sección 11, donde la reseña sobre
sión sobre el grado de radicalización del régi- mite al modelo de desarrollo encaminado a 1944. El trabajo explica por qué Velasco sus contribuciones ha sido redactada según
men cardenista mexicano en términos de sus la expansión del mercado interno; el tercero Ibarra se convirtió en la figura política cen- los textos aquí compilados.
metas y sus políticas (es decir sobre su capa- y último, se refiere al vínculo orgánico que
cidad transformadora); en segundo lugar, tam- se establece entre un conjunto de organiza-
bién aborda el carácter cupular y centralista o ciones sociales heterogéneas y el líder. En
de base y descentralizador del cardenismo (es suma, el artículo realiza una breve exposi- Bibliografía
decir, hasta qué punto fue democrático o au- ción de los impasses que conocieron los di-
toritario); en tercer lugar examina la medida versos ensayos efectuados para centrarse en Adelman, Jeremy: "Reflections on Argentine en Estudios Sociológicos, 4 1, 1996 pp. 311-
de su poder frente a la oposición. Por último, el análisis de cómo estas experiencias frus- Labour and the Rise of Peron", en Bulletin 330.
y en consecuencia, se pregunta sobre los lo- tradas explican, en la larga duración, los par- of Latín American Researcl2, Vol. 11, N23, Archerti, Eduardo P., Camack, Paul, & Roberts,
gros del cardenismo en la práctica y su lega- ticulares desafíos que hoy enfrenta la socie- september 1992. Bryan (eds.), Sociology of -Deueloping
do. Partiendo del régimen callista, Ilán dad peruana. El ensayo de Adrianzén parte Alberti, Giorgio: " 'Movimientismo' and Societies", Latir: America, London,
Semo analiza la reforma política y social de la hipótesis de que el populismo es con- democracy: an analytical framework and Macmillan, 1987.
promovida por Lázaro Cárdenas. entre dición e identidad del peruano, casi la única the Peruvian case study", paper prepared Calderón, Fernando: "América Latina:
1934 y 1940 como la última estación de la forma de hacer política en el Perú. Para ana- for the international conference on The modernidad y tiempos mixtos o cómo
Revolución Mexicana y el resultado más ines- lizar esta afirmación examina las relaciones challenge of democracy in Latin America: tratar de pensar la modernidad sin dejar
perado de la Constitución de 1917. Señala, entre Estado y sociedad en dos momentos rethinking state/sociery relations,1UPERJ, de Ser indios", en David y Goliath, Año
fundamentalmente, la ambigüedad de su ré- claves: a) el surgimiento del Estado moder- IPSA, Rio de Janeiro, october 1995. XVII, N532, septiembre de 1987.
gimen, el último encabezado por un caudillo no que sienta las bases de una moderniza- Allock, J. B.: "Populism, a brief biography", en Canovan, Margaret: Populism, New York and
y el primer gobierno institucional, que se pro- ción tradicionalista que bloquea la moderni- Sociology, septiembre 1971. London, Harcourt Brace Jovanovich, 1981.
puso fundar la hegemonía de su proyecto en dad. Corno consecuencia de un capitalismo Ansaldi, Waldo: "Dudas harnletianas en verde Cameron, Maxwell: -11e politics of the urban
el encuentro entre la modernidad y la tradi- deforme y descentrado, una sociedad y amarillo. El ser o no ser de Brasil", en El informal sector in Perú: ipopul isrn, das: :and
ción. Un complejo sistema de balances entre esta mental y estratificada jerárquicamente y Populismo en España y América, José 'redistributive combines' ", en eloradian
las fuerzas de la reforma social y el Estado de una cultura racista, elitista y 'huachafa' no Á.lvarez Junco y Ricardo González Leandri fournal oí ,menean and C:nhea n
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empresarial, y las del pasado, forma el trián- de pensar la identidad naciona: en términos Arce, Moisés: "La crisis de los partidos Cardoso, Fernando 11., y Falecto, Erizo:
gulo de fuerzas que le permite a México, lue- políticos de ciudadanía en lugar de términos peruanos: nuevo vino en cueros viejos", Dependencia y Desarrollo en Ancenca

c,"
I•144, .1•41,1?«,,ilt X•III/U111 SU' &LO( • nn I A•Gévol

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56
".^

71.~ E Skisbnorr

todavía contaba con poder organizar una al punto de obligarnos a rendimos". La carta El populismo en la política brasileña*
msiistcylcia contra los generales - rebeldes", que dejaba pocas dudas sobre la manera de cómo
el suicidio del Presidente debía ser interpre-
ahora representaban a casi la totalidad de la Francisco Weffort**
Aeronáutica y la Marina, y gran parte del Ejér- tado: - Yo ofrezco mi vida en holocausto. Eli-
cito. Después de conferenciar con los gene- jo esta manera de estar siempre con uste-
rales opositores del Ejército, el Ministro de des". El mensaje concluía: - Yo les di mí vida.
Guerra finalmente se convenció de que la li- Ahora ofrezco mi muerte. Nada queda.
cencia de Vargas tenía que ser permanente. Serenamente doy el primer paso del camino
Se transmitieron noticias del ultimátum final a la eternidad y salgo de la vida para entrar

de los militares, ahora apoyado por el propio en la historia"." parecían existir posibilidades de desarrollo
El populismo es el resultado de la larga eta-
Ministro de Guerra, al palacio presidencial, Auténtica o no, la carta testamento fue in- capitalista nacional. Expresa, sobre todo, de
pa de transformaciones de la sociedad
donde Vargas fue informado poco después mediatamente aceptada como tal por el pueblo. manera acabada, la emergencia de las cla-
brasileña a partir de 1930. Como estilo de
de las 8 horas de la mañana del 24 de agosto. Terminó con la indecisión de Getúlio entre ses populares en el seno del desarrollo ur-
gobierno, siempre sensible a las presiones
Getúlio mantuvo su palabra. No dudando un política ortodoxa y una nacionalista. Su carta bano e industrial de la época y la necesi-
populares, o como política de masas que bus-
un solo momento acerca de su defensa Anal de suicidio era la apelación nacionalista más dad, sentida por algunos de los nuevos gru-
ca conducirlas manipulando sus aspiraciones,
contra sus enemigos, apuntó cuidadosamente vigorosa que jamás había hecho. pos dominantes, de incorporar a las masas
el populismo sólo puede ser comprendido
el arma contra su corazón y apretó el gatillo. La reacción del pueblo tomó por sorpresa al juego político.
dentro del contexto del proceso de crisis
Su familia y sus ayudantes se precipitaron ha- a sus oponentes. Una ola de compasión por Resultado de un período de crisis, por un
política y desarrollo económico que inaugu-
cia su habitación y encontraron al Presidente Getúlio envolvió al país. Lacerda, el periodis- lado, y permeado por las peculiaridades de
ra la revolución de 1930. El populismo ex-
muerto. Oswaldo Aranha, compañero de tan- ta de la cruzada contra Vargas, cuyo coraje esta época, por otro, el populismo es un fe-
presa el período de crisis que atraviesan a la
tas batallas en el pasado, estalló en lágrimas. había galvanizado a la oposición, se ocultó y nómeno político con aspectos frecuentemen-
vez la oligarquía y el liberalismo, siempre
Una encendida-carta, dejada por Getúlio, poco después huyó del país a la espera de te contradictorios. A veces resulta difícil, para
muy ligados en la historia del Brasil; y tam-
fue inmediatamente entregada a los diarios. que el furor se aquietara. Multitudes enfureci- bién expresa la democratización del Estado aquellos que vivieron, de una manera o de
Denunciaba que - una campaña subterránea das quemaron los camiones de reparto del otra, los problemas políticos de esta época
que debió apoyarse en algún tipo de autori-
de grupos internacionales unidos a grupos diario de oposición O Globo y luego asaltaron histórica, presentar una visión de conjunto
tarismo,. sea el autoritarismo institucional de
nacionales - había intentado bloquear "las ga- el edificio de la Embajada de los Estados Uni- del movimiento populista que pueda dar
la dictadura de Vargas (1937-1945), sea el
rantías- de los trabajadores", las limitaciones a dos. Durante su campaña: los antigetulistas cuenta de toda su diversidad. Dejde 1945
autoritarismo paternalista o carismático de los
las ganancias excesivas y las propuestas de habían concentrado el fuego de ataque en la hasta 1964, muchos líderes de renoinbre na-
líderes de masa de la democracia de pos-
crear a netrobras y Electrobeis. - Las ganancias persona del Presidente. A través de su acto cional (tres presidentes y algunosgobema-
guerra (1945-1964). El populismo fue tam-
de las empresas extranjeras alcanzaban has- final de autosacrificio, Vargas neutralizó la ven- dores de estado) buscan asegurarse la adhe-
bién una de las manifestaciones de la fragili-
ta el 500% por año - , afirrnaba, mientras que taja política y psicológica que sus oponentes sión popular en los centros más urbanizados
dad política de los grupos urbanos dominan-
las medidas del gobierno brasileño para pro- habían acumulado. En la muerte, como en la del país. Cada uno de ellos tiene su "estilo",
tes, cuando éstos intentaron reemplazar a la
teger sus exportaciones de café provocaban vida, los actos de Getúlio fueron bien diseña- su política propia casi siempre poco explíci-
oligarquía en los puestos de mando político
"una violenta presión sobre nuestra economía dos para producir el máximo efecto político. ta y su ideología menos explícita aún y mu-
de un país tradicionalmente agrario y
dependiente en un momento en el cual chas veces confusa. Las diferencias, a veces

93 El texto de la carta testamento• tal como fue proporcionada a la prensa, se publica en César, Politica,
cittio e sangue. pp. 219-20 La traducción Inglesa, un poco mutilada. publicada en el New York Times. 25 Paris, fascículo 257, 1967. Traducido por Andrea
Este articulo fue publicado en Les Temps Modernes.
de agosto de 1954. se reproduce en E Bradtord Burns, A Docurnentary History of Erazil. Nueva York, 166, Poggi y Mario Alberto Patrona; super."sado por Maristella Svampa.
363 70 John W F Duifes sostiene la autenticidad de la carta testamento en "Farewell Messagers of Getúlio Francisco Weffort es profesor de !a Universidad de Sao Paulo y actualmente Ministro de Cultura del
Vargas'. Hrspamc Amenc..in Htstorical Review, XLIV. N'4. noviembre 1964, pp. 551 - 53. lamben la sostiene
Gobierno de Brasil.
lounval Fontes en Glauco Carneiro. 'A Face Final de Vargas". en O Cruzeiro, 15 de mayo de 196'5.

135
134
• tan«.
Fnrneiur 177dror El populismo en la politica brasileña

las contradicciones, que existen entre ellos modo, estaríamos obligados a aceptar la con- "-'- cho que ver con las condiciones en las
La crisis de la oligarquía y las nuevas clases
son tales que es d&il desentrañar un signifi- cepción liberal de la elite que, en defini t i- que se instala el nuevo régimen y con la
cado fundamental común, más allá del inte- va, ve en el populismo una suerte de
La revolución de 1930 es el punto de in- incapacidad de las clases medias y de los
rés que todos tienen en conquistar los votos aberración de la historia, alimentada por la
flexión entre dos épocas. Este movimien- sectores industriales de reemplazar a la
populares y en manipular sus aspiraciones. emotividad de las masas y la ausencia de
to dirigido por hombres de clase media y oligarquía en las funciones del Estado.
Inclusive, estamos tentados de emitir un jui- principios de los líderes.
por algunos jefes oligárquicos (entre ellos Los sectores industriales fueron tal vez los
cio fragmentario y a concebir el populismo En realidad, la complejidad política del
el mismo Getúlio Vargas) abre la crisis del mayores beneficiarios de los cambios políti-
más como un fenómeno de naturaleza per- populismo pone de relieve la complejidad de
sistema de poder oligárquico, establecido des- cos que se produjeron después de 1930.
sonal que social y polític. Los bruscos cam- las condiciones históricas dentro de las cuales
de los primeros años de la República (1889) y Sin embargo, sería ilusorio suponer que
bios de orientación política de líderes como se produce. El populismo fue una manera de-
consagrado por la Constitución liberal de 1891. tuvieron un rol importante en los aconteci-
Vargas o yánio Quadros, por ejemplo, pue- terminante y concreta de manipulación de las
Una de las particularidades del proceso de mientos que condujeron a la crisis de la
den dar la impresión de que el populismo clases populares, pero de la misma manera
transforMación política desencadenado por la oligarquía. El movimiento de la Alianza Li-
es nada más que una suerte de "oportu- representó un medio de expresión de sus in-
insurrección de 1930 parece haber sido que beral contra el antiguo régimen fue
nismo esencial" ck algunos líderes, una am- quietudes. El populismo puede significar al
las verdaderas fuerzas sociales y los motivos esencialmente el resultado de una transac-
bición desmesuradade poder asociada a mismo tiempo una forma de organización del
reales de su comportamiento no siempre fue- ción entre algunos grupos urbanos de cla-
una capacidad casi ilimitada de manipula- poder para los grupos dominantes y, a la vez,
ron muy claros. se media y algunos sectores agrarios que
ción de masas. la principal forma de expresión política del
Sin embargo, podemos señalar algunos de conservaban una posición divergente en
Esta concepciln —que parece traducir la ascenso popular en el proceso de desarrollo
sus rasgos más visibles. En primer lugar, se el interior del sistema oligárquico. LA bur-
esencia del puntode vista de algunos libera- industrial y urbano; esto es, un mecanismo a
u-ata de la decadencia de los grupos oligárqui- guesía industrial, como fuerza política
les de la clase media, perplejos frente a la través del cual los grupos dominantes ejercían
cos en tanto factor de poder. Se vieron obli- individualizada, estuvo prácticamente au-
orientación que tomó el proceso político des- su dominación y, a la vez, un medio de ame-
gados a abandonar las funciones de domina- sente de los procesos revolucionarios.
pués de 1945—' puede tener su grado de nazar potencialmente esa dominación. Si este
ción política que cumplieron hasta 1930 de Analizando las condiciones iniciales de la
verdad. Muchos iombres de izquierda —que estilo de gobierno y de comportamiento polí-
manera ostensible y casi exclusiva, para pa- industrialización del Brasil, Celso Furtado ob-
también son horibres de clase media— tie- tico es esencialmente ambiguo, se debe cier-
sar a subsistir en las sombras (aun cuando ellos serva que no existen, en esta época de crisis
nen una visión mejante. Nos parece, sin tamente por una parte a la ambivalencia per-
están presentes en el nuevo régimen, en el de la economía agraria, condiciones que bu-
embargo, que no se puede caracterizar un sonal de los políticos divididos entre el amor
ámbito regional o municipal en numerosos es- bienm permitido la aparición de un conflicto
estilo de régimen pol ítico únicamente como hacia pueblo y el amor hacia las funciones
tados) hasta 1945, fecha en la que obtienen abierto entre los intereses agrícolas y los inte-
manipulación; rimen que, de todas mane- gubernamentales. Pero el populismo tiene raí-
una representación privilegiada en el reses industriales en gestación. Es cierto que
ras, se confundeen muchos sentidos con la ces.sociales más profundas y la restitución de
Congreso.= Por otro lado, se observa a par- la política económica del gobierno revolu-
historia de Brasil en el curso de los últimos su unidad en tanto fenómeno social y político
tir de 1930 una tendencia a la ampliación cionario, consecuencia de las repercusiones
treinta años. El populismo, sin ninguna duda, plantea un problema a quien estudie la forma-
institucional de las bases sociales del Esta- internas de la gran crisis de 1929, tuvo
sirvió para manipular a las masas, pero esta ción histórica del Brasil en el curso de los últi-
do. Sobre este punto que nos interesa más, como uno de sus resultados el estimulo
manipulación nenca fue absoluta. De otro mos treinta años.
conviene mencionar primero la partici- del desarrollo industrial. Furtado observa,
pación de las clases medias y de los secto- sin embargo, que la reorientación de la
res de la burguesía ligados a la industrializa- economía brasileña hacia la industria de-
1. En 1947, PlinioBarreto. un liberal sorprendido por las derrotas de su partido (UDN. partido liberal que se penderá menos de una política conscien-
ción en el proceso que condujo a la crisis
pasó después a la terecha) y por la irrupción politica de las masas, escribió una crónica que es un ejemplo
del régimen oligárquico. La participación te de industrialización que de ciertas
de la perplejidad y del espíritu de elite de algunos sectores de la clase media. Decepcionado por la
democracia, busca -aconsejar" a quien pretenda tener éxito en politica. y dice, entre otras cosas. que las política de las clases populares tiene mu- circunstancias estrechamente asociadas a
masas tienen una -irresistible tendencia hacia la pulla"; 'evite por todos los medios obligar al pueblo a
reflexionar. La reflejen es un trabajo penoso al que el pueblo no está habituado. Déle siempre la razón.
Prométale todo lo zjue le pide y estréchelo en un abrazo lo más posible. El único talento permitido al
candidato es el deramelot.", 'O Estado de Sáo Paulo, 26 de enero de 1947. 2. Sobre !a representación privilegiada ce las fuerzas tradicionales en el Congreso, ver el articulo de Celso
Furtado. 'Le Bresil ou les entraves au dei.eioppement". en Esprit, enero 1966
El populismo en la política brasileña
Frraecisre07954Yrr

ción y beneficios materiales. También, dice posibilitaron la emergencia de simpatías ge- banas o rurales y sus acciones tendían más
los efectos internos de la crisis. La crisis de la
nerales en la opinión pública urbana. No hacia un radicalismo romántico que hacia
economía agraria es, en primer lugar, un sim- Cardoso, - el hombre de negocios extrae el
máximo de provecho del hecho de que per- obstante, lo que parece cierto es que la pro- una política revolucionaria eficaz. Su estilo
ple reflejo de la disminución de los estímulos
tenece a una clase económicamente domi- testa de las clases medias jarcias fue capaz de de acción se manifiesta en los heroicos y
del mercado externo y la política guberna-
nante sin serlo totalmente desde el punto de ser verdaderamente eficaz fuera de un cierto trágicos episodios de 1922, cuando una
mental consistió, en lo esencial, en transferir
vista politico".' tipo de alianza con un grupo situado en el docena de jóvenes militares se enfrenta a
hacia el conjunto del país las pérdidas provo-
Las clases medias constituyen una de las interior mismo de la oligarquía. Obligados las fuerzas del régimen en el curso de una
cadas en el cultivo del café, nuestro principal
fuerzas más importantes entre aquellas que por una situación de dependencia social, en lucha absolutamente desigual en-Río de
producto de exportación. Esta política permi-
buscan hacer presión para derribar al régimen un estructura donde la gran propiedad era el Janeiro, capital de Brasil en la época. Está
tió la defensa del nivel de empleo y también
oligárquico. De estos sectores, construidos en elemento económico y social dominante,' igualmente presente, con toda su grande-
de la demanda interna en un momento en
su mayoría por funcionarios públiCos, milita- estos grupos no llegaron a formular una ideo- za, en la marcha de la Columna Prestes,
que se reducia la capacidad para importar.
res y profesionales liberales, surgen los líde- logía propia; esto es, un programa de trans- que después de recorrer luchando más de
.Además, esta política creó indirectamente
res más radicales de las insurrecciones formación social que expresara un punto de 20.000 kilómetros por el interior del Bra-
condiciones favorables para las inversiones en
antioligárquicas de la década de 1920. Ellos vista original contra el sistema vigente. Sus sil, fue obligada a recurrir al exilio: imagen
el mercado interno, sobre todo para las inver-
representan también la parte más influyente reivindicaciones de base, "representación y de una revuelta que no ha encontrado la
siones en la industria.'
de la opinión pública que buscan dirigir con justicia", tendían a formularse en el marco de posibilidad de una vía política autónoma.
Un análisis de este tipo nos permite com-
el objetivo'de aplicar los principios liberales los principios liberales consagrados en la En la Revolución de 1930, los líderes más
prender las condiciones fundamentales de la
consagrados en la constitución de 1591, pero constitución de 1891 que constituían parte del importantes del tenentismo, con excepción
ausencia política de los grupos industriales en
sistemáticamente desplazados por las oligar- horizonte ideológico de la oligarquía. de Luis Carlos Prestes, el jefe del movi-
los inicios de la crisis oligárquica. Es más, te-
quías en el poder. Desde este punto de vista, La desconfianza en relación con los "po- miento que ingresa al Partido Comunista,
nemos aquí algunas de las condiciones que
explican el comportamiento político de los la revolución aparecería como el punto cul- líticos" fue siempre una de las característi- se asocian con algunos de sus antiguos ene-
minante de la presión de las clases medias cas del tenentismo, designación común- migos para promover la caída del poder
sectores industriales de los años siguientes. El
que buscaban obtener las garantías para el mente aplicada a los movimientos dirigi- oligárquico. Ellos marcan los primeros años
desarrollo industrial jugará siempre un rol
sufragio, hasta entonces manipulado de ma- dos por los jóvenes militares que se cons- de gobierno revolucionario por su posición
secundario, y en cierta medida complemen-
nera fraudulenta, y a moralizar las costumbres tituyeron en los líderes más representati- de lucha contra las instituciones oligárquicas
tario en relación a las actividades del sector
políticas. Sin embargo las clases medias no vos de las clases medias.' Sin embargo, todavía existentes, pero no encontraron los
externo de la economía. La ausencia de los
demostraron poseer aquella - vocación de durante su largo período de relativo aisla- medios de llegar al control del poder.
grupos industriales en la revolución de 1930
poder" que les habría permitido transformar miento político, los lenentes no se mostra- La divisa de un jefe dula oligarquía que
será confirmada, más tarde, por su incapaci-
el movimiento de 1930 en el punto de parti- ron capaces o interesados en construir alian- participa enla Alianza Liberal —"hagamos la
dad para asumir responsabilidades políticas
da de un nuevo régimen coherente con sus zas efectivas con las masas populares ur- revolución antes que la haga el pueblo"— es
en el nuevo régimen. A pesar del crecimiento
del sector empresarial en el curso de este aspiraciones liberal-democráticas.
periodo, Fernando Flenrique Cardoso nos El inconformismo de las clases medias vie-
muestra en las investigaciones que efectúa ne de lejos y se manifestó de diferentes ma-
5. A diferencia de la antigua clase media americana, las clases medias brasileñas no tenían su principal
en 1962-1963, cómo los actuales empresa- neras, desde las campañas de opinión en el
actividad social y económica en la pequeña propiedad independiente sino en sectores subsidiarios (admi-
rios no se identifican subjetivamente con el momento de las elecciones, hasta las insurrec- nistración pública y servicios) de una estructura cuya pauta está dada por la gran propiedad de la tierra.
gobierno, y como se sitúan subjetivamente ciones militares de 1922-1924 y 1926, que fue- 6. Dice Werneck Sodré que los 'movimientos más importantes, que tuvieron eco en la opinión pública y amplio
ron sin duda sus expresiones más radicales y apoyo en la prensa, eran de orden militar: se sucedían los levantamientos de jóvenes oficiales, inconformes con
junto al Pueblo y, como tal, exigen protec-
el estado de cosas reinante. No había, en ese momento, otra válvula de escape y de ahi el predominio de los
militares en esos pronunciamientos'. Agrega a continuación que el tenentismo 'sólo en su etapa final se compo-
ne de fuerzas partidarias tradicionales, escindidas del grueso de aquellas que figuraban en el plano político'.
3. Celso Furtado. C 3 .ét:C3 do Desonvolomenlo, Rio de Janeiro, Fundo de Cultura. 2' gane, cap. 2, I. Nelson Werneck Sodré, História da Burguesia Brasileira, Río de Janeiro, Civilizagáo Brasileira, 1964, p. 281.
4. Fernando Hervlq.,.e Cardoso. Empresario industrial e Desenvolvimento Económco, Sáo Paulo, Difusáo Sobre el tenentismo ver también Virgilio Santa Rosa, O sentido do tenentismo, Rio de Janeiro, Schmidt Editor,
Europóia du Loro, 1964, p. 168. 1932 (?) sic, y la trilogía de Helio Silva sobre O Ciclo Vargas. Río de Janeiro, Civilizagáo Brasileira, 1965/66.

12g
1 '-
El populismo en la politica brasileña
Frow‘co Worroes

reveladora de la actitud de este movimiento Conviene antes interrogarnos acerca de tenía una orientación totalmente diferente: se de las minorías dominantes, un problema real
en rebción con las masas populares. El movi- la ausencia de clases populares en el proce- buscaba transferir los conflictos sociales de la y, hasta cierto punto, una amenaza.
miento revolucionario que, como lo muestra so revolucionario. Es sabido que esta "ausen- esfera policial a la del derecho social. Decía
José Honorio Rodrigues, surge de la escisión cia" no significa de ningún modo una posi- Getúlio Vargas ya en el año 1930, definiendo
de las minorías dominantes y tenía objetivos ción de indiferencia en relación a los aconte- una política de incorporación de las masas Estado y clases populares
casi exclusivamente limitados a la "represen- cimientos. La Alianza Liberal, lo mismo que populares que será en adelante uno de los
Ración" y a la "justicia", consiguió conquistar la el tenentismo en los años precedentes, con- leit motiv de su gobierno, que "si nuestro pro-
-
La exclusión de las clases populares de
quistó ampliamente las simpatías populares. los procesos políticos fue una de las caracte-
simpatía de las masas populares urbanas pero teccionismo (se refiere al proteccionismo del
no llegó a interesarse por su participación Por otro lado, las clases populares, en 1930 Estado) favorece a los industriales, se impone rísticas notorias del régimen derribado en
activa. En verdad, la Alianza Liberal sólo aspi- y aún antes, son percibidas como problema igualmente el deber de ayudar al proletario 1930. Si hubo participación popular en el pro-
raba a atender una muy pequeña parte de las por los grupos dominantes: ellas estarán pre- con medidas que le aseguren un confort relati- ceso electoral, ella fue bien débil, pues no
aspiraciones populares y, en lo que. es sentes en sus cálculos políticos antes y des- vo, estabilidad y ayuda cuando esté enfermo llegó de ningún modo a gravitar sobre los
fundamental, buscaba prevenir un posible pués de la insurrección. En este sentido, la o anciano"; 'lo poco que tenemos en materia procesos "democráticos" vigentes en la epo-
movimiento popular.' Por otro lado, las descripción que hace uno de los mejores in- de legislación social no se aplica o se aplica ca " En el curso de las elecciones
clases populares parecían no tener aún térpretes de la época de la Alianza Liberal muy poco y esporádicamente"." Para las ma- posrevolucionarias de 1933, la proporción de
condiciones para ejercer ellas mismas pre- en la fase electoral (pre-insurreccional) es sas populares, la legislación laboral represen- electores inscriptos sobre el total de la po-
siones para obtener una participación au- muy clara: "La Alianza Liberal era una suerte tará la primera forma en que se expresa su blación llegaba apenas a cerca del 3,5%, y
tónoma en el proceso político." de puerto para todos los inconformismos y ciudadanía así corno sus derechos de partici- no hay razón de creer que el nivel de
La incorporación de las clases popula- todas las esperanzas. El pobre, el millonario, pación en los asuntos de Estado. Esto será uno participación hubiera sido mayor en el pe-
el obrero, el funcionario, el comunista, la fe- riodo anterior. En las elecciones de 1934, las
res al juego político dependerá del curso de los elementos fundamentales para com-
ulterior de los acontecimientos y, en parti- minista, todos podían tener confianza en la prender el tipo de alianza que establecieron últimas del régimen revolucionario, esta mis-
cular, de la inestabilidad característica del acción del candidato que ellos designaban"? con los grupos dominantes por medio de lí- ma proporción sube a cerca del 6,5%, para
nuevo equilibrio de poder que se estable- ¿Por qué, en efecto, suponer que las masas deres populistas. llegar en el segundo escrutinio realizado en
ce a partir de la crisis de la oligarquía. No populares no miraban con simpatía a un La ausencia de las masas en la in.s-u rrección la etapa democrática (1950) a cerca de un
solamente el movimiento de 1930 fue movimiento que se presenta, en definitiva, no puede ser pues interpretada como un in- 22% y a un 22,2% en las elecciones de 1960.
fundamencalmente un cambio en la estructu- como la encarnación de la nación en su lu- dicador de la pasividad global de su compor- Si bien el nivel de participacióh electoral al-
ra. de poder operada "desde arriba" y, en este cha contra un régimen político cuya actitud tamiento. Ellas están ausentes de la acción pero canzado en 1950 y 1969 es inferior al núme-
sentido, capaz de actuar antes que las masas en relación a las reivindicaciones populares están presentes para cualquiera de las dos ro de adultos —excluidos los analfabetos, que
populares, sino que la misma participación de era esencialmente represiva? "La agitación facciones en conflicto como una presión per- implica de hecho la no participación de la
estas últimas en el juego político se hará tam- obrera es una cuestión que interesa más al manente sobre el statu quo oligárquico. Sus mayoría de la población rural—u conviene su-
bién "desde arriba hacia abajo". Ésta, una de orden público que al orden social":'° así se luchas, que se prolongan durante los prime- brayar el aumento producido y las enormes
las condiciones históricas del "régimen" y de la expresaba el último presidente de la oligar- ros años de este siglo, si bien no condujeron a transformaciones que este crecimiento pro-
`política" populista vigente en los decenios quía que había gobernado de 1926 a 1930. perspectivas claras de transformaciones polí- voca en el proceso electoral. Si la presión
siguientes, es también uno de los problemas La actitud de la Alianza Liberal, tal como se ticas, representaron, sin embargo. a los ojos electoral sobre las estructuras del listado no
que es necesario examinar a continuación. encuentra definida en su plataforma electoral,

Olympio Editora. 1938. p 27.


11. Getúlio Vargas, A nóva Politica cc Brasil, Rio de Janeiro. José
7. Jóse Honorio Rodrigues, Conciliacáo e Reforma, Río de Janeiro, Diviliznáo Brasileira, 1965, p. 91. 12. Virginio Santa Rosa. op.cit, p. 25
con 20 años de edad o MJS
B. Le.oncio Martins Rodrigues, Conflicto Industrial e Sindicalismo no Brasil, Sáo Paulo, Difusáo Européia do 13. La proporción de electores insz• :tos sobre el total de la población
UVrj. 1966. 115 ss. alcanzaba en 1950 solamente a 46 .5% Estas proporciones están basadas en las informaciones censales
9. Santa Rosa op cit p 62 (censos de 1950 y 1960) y en los ca::'s electorales y estimaciones de población publicados en los anuarios
10. Cf. J. t-t. Rodrigues, op. cit., p. 83. estadisticos de Brasil de 1939/40 y ce 1965.
El populismo en la puntica brasileña

Froscisorldfrrt

días porque son socialmente dependientes,


oligarquías en 1930 no afectó de manera
se media sin horizontes políticos y algunos los intereses del café porque perdieron las
puede ser percibida en el proceso anterior a decisiva el control que ellas conservaban so-
sectores de la oligarquía que ocupaban en el funciones de dominio que ejercían antes de
1930 más que por la minoría dominante, esta bre los sectores principales de la economía.
presión se transformará a continuación en uno - antiguo régimen" una posición secundaria, 1930 y porque se encuentran profundamen-
Más exactamente: las derrotas sufridas por
deberá pasar por un largo período de inestabi- te Afectados por.los efectos internos de lá cri-
de los elementos principales del proceso po- la oligarquía de Sáo Paulo entre 1930 y 1932
lítico, por lo menos en el sentido de que las lidad que se prolonga hasta 1937, cuando se
pudieron conmover las raíces del régimen sis de 1929, los demás grupos agrarios por- -
formas de adquisición o de preservación del establece la dictadura. Hay numerosas crisis questánmovicladste
político del cual era el principal sostén, pero
poder estarán cada vez más impregnadas de derivadas de las luchas entre los tenen tes y de exportación fundamentales en el conjUn- ,
no pudieron hacer olvidar que la exporta-
la presencia popular. Pero conviene obser- los jefes de la oligarquía, luchas en el curso to de la economía.
ción de café continuaba y continuaría sien-
var que, si en el período oligárquico las ma- de las cuales se oponen en lo sucesivo no Este equilibrio inestable entre los. gril pos
do el elemento central de la situación eco-
sas están distanciadas de toda posibilidad de solamente el enemigo de ayer sino también
nómica. Los grupos oligárquicos que ocu- dominantes y, esenci almente, la incapacidad de
participación real, en el período siguiente los amigos. Las mayores dificultades surgen cualquiera de ellos de asumir, como la expre-
pan las nuevas posiciones de mando son
durante la dictadura de Vargas, o durante la en el sur, principalmente en el Estado de Sáo sión del conjunto de la clase dominante, el con-
relativamente marginales respecto de la eco-
etapa democrática (1945-1961), su partici- Paulo —el estado en el cual la agricultura de
nomía de exportación" y sus intereses par- trol de las funciones políticas, constituye uno de
pación se producirá siempre bajo la tutela exportación está más desarrollada y que está los rasgos relevantes de la política brasileña en
ticulares no podrían servir de orientación a
de los representantes de algunos de los gru- en la base misma del antiguo sistema de po-
una reorganización global de poder. Por otro el curso de los últimos años. En estas condicio-
pos dominantes. Dejando de lado ciertas der—, que en 1932 se levanta contra el nue- nes de compromiso e inestabilidad se forman
lado, los terzentes perdieron rápidamente las
situaciones excepcionales, en especial en los vo régimen. Sin embargo, los problemas no algunas de las características más conocidas de
posiciones de influencia obtenidas en las pri-
últimos años del gobierno de Goulart, sería emergen solamente de las confrontaciones la política brasileña en ese momento; entre ellas,
meras etapas del movimiento revoluciona-
difícil decir que las masas populares o algu- con la oligarquía que había perdido sus fun-
rio que les habían permitido ejercer un con- componentes de lo que se convertirá en esencial
nos de sus sectores hayan logrado participar ciones de dominación. Los sectores de la cla- en el populismo, la personalización del poder,
trol casi absoluto sobre las regiones del nor-
en los procesos políticos con un mínimo de se media radical se agrupan, bajo la direc- la imagen (mitad real y mitad mítica) de la
te y noreste del país.
autonomía. ción de Luis Carlos Prestes, en la Alianza
En estas condiciones, el nuevo gobierno
soberanía del Estado sobre el conjunto de la
Cuando se habla del ascenso político de Nacional Libertadora (ANL) y los sectores de
no podrá más que moverse siempre en un sociedad y la necesidad de la participación de
las masas en el periodo posterior a 1930, hay derecha encuentran expresión en el integra-
contexto complejo de compromisos y conci- las masas popu lares urlxmas Por otro lado, ema
lismo, el movimiento de estilo fascista que situación de compromiso significa que las per-
que tener en cuenta 'el hecho de que este liaciones entre intereses diferentes y a veces
ascenso fue condicionado desde su inicio. Esto, trata de conquistar las simpatías de Vargas. sonas que ejercen las funciones gubernamenta-
contradictorios. De ninguno de los gru-
sin embargo, no nos permite comprender to- La estabilidad del nuevo régimen sólo será les ya no representan en forma directora los
pos participantes —las clases medias, los
davía has condiciones históricas en las cuales alcanzada con la derrota de estos dos movi- grupos que ejercen hegemonía sobre Ciertos
grupos menos vinculados a la exportación
se produce el populismo. la promoción de la mientos. La insurrección del ANL en 1935 sectores fundamentales de la economíay de
y a los sectores interesados en la agricul-
participación popular no se realizará a través dará a Vargas la posibilidad de consolidarse la sociedad. La nueva estructura política es
tura del café— se podría decir que ejerce
de los grupos dominantes, considerados en personalmente como jefe de gobierno apo- profundamente diferente de la anterior por lo
con exclusividad el poder o que ha ase-
bloque, puesto que siempre vieron con ma- yándose en las fuerzas interesadas en com- menos en un aspecto: ya no constituye la ex-
gurado una hegemonía política. Por otra
los ojos el ascenso político del pueblo. La pro- batir la amenaza comunista. Una vez presión inmediata de la jerarquía social y eco-
parte, ninguno de estos grupos está en
moción de las masas dependerá de nuevas estabilizada la dictadura en 1937, Vargas li- nómica, ya no es más la expresión inmediata
condiciones de presentar sus propios in-
condiciones especificamente políticas creadas quida, en los años siguientes, el movimiento de los intereses de una sola clase social como
tereses particulares como expresión de los
por la crisis de la oligarquía y, fundamental- "integralista" que, al no poder participar en lo había sido el régimen oligárquico." En esta
intereses generales de la nación: las clases me-
mente, de la incapacidad, manifestada por el gobierno, intenta un putsch.
todas las fuerzas sociales que componen la Conviene llamar la atención sobre un dato
Alianza Liberal, para establecer sólidamente de base económica que nos parece funda-
mental en el proceso de estructuración del 14. Cf. Celso Furtado, opicit., 2° parle, cap. 2. 1.
las t-~ de una nueva estructura del Estado. de este Estado de compromiso, véase también
15. Sobre las condiciones en que se da la formación
El nuevo gobierno, formado sobre la base régimen que surgirá después de la fase de
Brandáo Lopes y Juarez Rubens, Desenvolvimento e Mundanea Social, mimeo, Brasil, 1966, pp. 93 ss.
de una alianza tácita entre los grupos de cla- inestabilidad. La derrota politica de las

143
Francis' co77gifort El populismo en la poidica brasileña

nueva estructura, el jefe de Estado asume la ca que tiende, aun si esto no es siempre política, diríamos que se trata de un Estado Presión popular y ciudadanía
posición de árbitro y allí se encuentra una de las posible, a optar por las soluciones que des- de Compromiso que es al mismo tiempo
fuentes de su fuerza personal. Por otro lado, piertan menor resistencia o mayor apoyo po- un Estado de Masas, expresión de la pro- El condiciona miento del ascenso político
esta persona tiende a confundirse con el Estido pular. Esta tendencia no es simplemente vir- longada crisis agraria, de la dependencia de las clases populares por el Estado también
mismo en tanto institución. Sin embargo, una tual y se manifestó de una manera social- social de los grupos de clase media, de la sufrió la interacción de factores ligados al pro-
situación de este tipo no podría ser durable y la mente significativa con Vargas y con casi to- dependencia social y económica de la bur- pio comportamiento popular. El Estado no - in-
manifiesta inestabilidad de los primeros años del dos los demás jefes de Estado desde 1930 guesía industrial y de la creciente presión ventó" una nueva fuerza social únicamente
nuevo régimen revelaba claramente la preca- hasta 1964. 16 popular.r para responder a las necesidades de su juego
riedad de ese equilibrio entre intereses diferen- Aparece así en la historia del Brasil el fan- De este modo, una de las fuentes de la interno. Una noción como ésta no tiene nin-
tes y a veces contrarios. La dictadura sirvió para tasma popular que será manipulado por capacidad de manipulación de los grupos guna base histórica a pesar de que pueda te-
consolidar el poder personal de Vargas e impo- Vargas durante veinte años. A través de los dominantes sobre las masas se encuentra en ner algún sentido si el análisis del ascenso
ner la soberanía del alado a las fuerzas sociales mecanismos de manipulación que las fun- su propia debilidad en tanto clase, en su divi- popular se realila únicamente desde el pun-
presentes. ciones gubernamentales le aseguran dadas sión interna y en su incapacidad de asumir en to de vista de los grupos dominantes y de su
Condicionadas desde el comienzo por la las condiciones de crisis interna entre los nombre propio las responsabilidades de Esta- crisis interna.
crisis interna de los grupos dominantes, las mismos grupos dominantes, Vargas encontra- do. Incapaces de legitimar por sí mismos la Conviene entonces volver sobre la idea va
masas populares urbanas penetran en la po- rá la manera de responder a todo tipo de dominación que ejercen, estos grupos domi- mencionada de la pasividad de las clases po-
lítica brasileña. Ellas representan la única fuen- presiones sin someterse, de manera exclu- nantes necesitarán recurrir a intennediarios — pulares en el régimen populista. Si nos refi-
te social posible de poder personal autóno- siva y duradera, a los intereses inmediatos primero Vargas, y luego a los líderes populis- riéramos a la tradición europea de la lucha de
mo para el gobierno y, en cierto sentido, se de ninguno de ellos. De este modo el nue- tas de la etapa democrática— que puedan es- clases, deberíamos sostener que una activa
transformarán en la única fuente posible de vo régimen no es más oligárquico, si bien la tablecer alianzas con los sectores urbanos de participación política implica una conciencia
legitimidad para el Estado mismo. El jefe de hegemonía social y política de las oligar- las clases dominadas. Éstos son los límites del común de intereses de clases y de capaci-
Estado comenzará a actuar como árbitro en quías no ha sido verdaderamente afectada populismo. Primero, la eficacia del líder po- dad de autorrepresentación politica. Segura-
una situación de compromiso que, inicial- en el ámbito local y regional en los que se pulista en las funciones gubernamentales de- mente será necesario, entonces, concluir que
mente formada por los intereses dominan- encuentran de cierta forma representados penderá del margen de compromiso que exis- todas las clases sociales del Brasil fueron
tes, deberá contar desde ahora con un nue- en el Estado. Se trata sin duda alguna de un ta ocasionalmente entre los grupos dominan- políticamente pasivas en los años posterio-
vo socio: las masas populares urbanas, la 'Estado burgués sin que pueda hablarse, sin tes y de su habilidad personal para resolver res a la revolución de 1930. Es justamente la
representación de las masas en este juego embargo, de una democracia burguesa tal los conflictos como árbitro, encamando la ima- incapacidad de autorrepresentación de los
estará controlada por el mismo jefe de Esta- como ella es concebida en la tradición eu- gen de la soberanía del Estado frente a las grupos dominantes y su división interna lo
do. En tanto árbitro, él decide en nombre de ropea. Si fuera necesario designar de algún fuerzas sociales en conflicto. En segundo lu- que permitió la instauración de un régimen
los intereses de todo el pueblo; esto signifi- modo esta forma particular dé estructura gar, la manipulación populista estará siempre político centrado en el poder personal del
limitada, por parte de las masas populares. Presidente.
por la presión que ellas pueden ejercer Es dudoso que se pueda, sin Iltly0f eX:1-
espontáneamente y por el nivel creciente de men, aplicar a las relaciones entre las clases
16. El ejemplo más notable de esta tendencia es sin duda el de la propia carrera politica de Vargas. Jefe de
sus reivindicaciones. en Brasil —como en cualquier otro país
una oligarquía reg cinal hasta 1930, Vargas gobierna hasta 1945 según un esquema de fuerzas en el que los
grupos oligárquicos aparecen como aliados pero no como factores determinantes de la orientación guber-
namental. Es en esta epoca que construyó su prestigio personal junto a las masas urbanas. En su segundo
gobierno (1950-54) intenta realizar una política de desarrollo capitalista nacional pero es derrotado frente a
las presiones externas e íntemas. Negándose a renunciar a sus funciones, se suicida y su carta testamento 17 Cl. Ruy Mauro Marini, en su interesante articulo sobre las 'Contradicciones y conflictos en el Brasil
es uno de los documentos más notables del populismo y del nacionalismo brasileños. El ejemplo de Vargas contemporáneo", en revista Ara co. Orle. octubre de 1966, prefiere designar como "bonaPartista . el nuevo
es el más claro pues cubre todo un periodo histórico, pero no es el único. En menor medida es posible régimen. Dentro de la experiencia his:ó.fica europea el "bonapartismo" seria tal vez la situación politica rr.as
observar tendencias más o menos semejantes en Jánio Quadros y Joáo Goulart. En este sentido, la única próxima a ésta que procuramos descf bit para el Brasil De todos modos nos pareció correcto evitar el
excepción clara es fa det gobierno de Dutra (1945-1950) que, aunque electo sobre la base del prestigio de empleo de esta expresión que nos huoiera obligado a comparaciones que escapan al alcance de este
Vargas, una vez en el poder estableció una fuerte alianza conservadora. articulo entre paises de diferentes fcm,aciones capitalistas.
El populismo en la politica brasileña
Franciuo Criffrorr

relaciones políticas que las clases populares El contenido social de la manipulación ejer- igualdad fundamental dentro del sistema
dependiente y periférico de América Latina—
urbanas mantuvieron con el Estado y con otras cida sobre la legislación laboral va más allá institucional. La mejor prueba de esta igual-
los esquemas inrrprebtivos procedentes de
clases en los últimos años de la historia del del mero juego personal del jefe de Estado, dad es esta relación de identidad que las ma-
la u-adición europea del siglo X1X. Respecto
del Brasil, ¿cómo podría analizarse la partici- Brasil, fueron relaciones esencialmente indi- aun si éste se presenta ante las masas como sas establecen con el líder, ciudadano de otra

pación política &clases sociales sin tener en viduales y el contenido de clase en estas rela- un "donador" y un "protector". Evidentemen- clase social que se encuentra en las funciones
ciones no se manifiesta de manera directa. te, fue sobre actos de esta naturaleza que de Estado.
cuenta b lp-an heterogeneidad interna de cada
una de ellas? Y esa heterogeneidad no es un Fueron, podría decirse, relaciones individua- Vargas construyó su prestigio y obtuvo la con- La manipulación populista es una relación

atributo exclusivo de las clases dominantes, les de clase el aspecto específico de las rela- fianza necesaria para hablar en nombre de las ambigua, tanto desde punto de vista social,

es particular:me= notoria en las clases que ciones es el encubrimiento de su contenido masas populares, inclusive sobre aquellos te- como desde el político. Desde 'punto de

deberíamos desipar teóricamente como pro- de clase, de tal manera que la posible signifi- mas —tales como la política económica— res- vista político, es. por un lado, una ladón de
cación clasista allí presente no puede ser en- identidad entre individuos, entre el líder que
letarios. en - tia de proletarización" o pecto de los cuales ellas habían permanecido
tendida sin que se pase primero por sus expre- "dona" y los individuos que constituyen la gran
"asimilables al prietariado": obreros industria- ajenas hasta entonces. Una vez establecida la
les, obreros agirobs, obreros urbanos no siones individuales. Es en el nivel de las rela- legislación laboral, su reglamentación pasa a masa de asalariados; y, por otro lado, es una

industnaies, trahniadores urbanos por cuenta ciones individuales que convendría estudiar constituir una función permanente del Esta- relación entre el Estado como institución, y
propia, Ira babdoves rurales sin salario, peque- el populismo si queremos comprender su do. Esto hace que se transfiera en cierta me- ciertas clases sociales. Desde el punto de vis-
ños asalariados de comercio y de servicios significación como manipulación y política de dida al Estado el prestigio que las masas ha- ta social, la legislación laboral es, por una par-
clase: ¿hasta qué punto los intereses reales de bían conferido a Vargas. Esta transferencia re- te, un mecanismo regulador de las relaciones
públicos, erc. Et:_,a-e estos sectores —y en el
las clases populares fueron satisfechos efecti- entre ciudadanos, entre empleadores y asala-
interior de al:.= de ellos— existen diferen- presenta uno de los elementos importantes
cias marcadas cm relación a las condiciones vamente por los líderes y hasta qué punto de la política populista en general, tanto en riados; y, por otra, un mecanismo regulador
de vida. Lis relaciones de trabajo, la "situación éstas sirvieron pasivamente de "masa el período de la dictadura como en la fase de las relaciones entre clases sociales. En el

ecológica tdderca..-ia.s regionales, campo-du- manipulable" de los grupos dominantes? democrática: el líder será siempre alguien que populismo, el rasgo característico de estas re-

dad, capital :emir). etc. Además, ninguno de ¿Qué significación puede atribuirse, por tenga ya el control de una función pública laciones se encuentra en el hecho de que las
estos sectores jacicha ser considerado corito un ejemplo, a las iniciativas del Estado respecto —un presidente, un gobernador, un diputa- relaciones entre individuos de clases sociales
grupo politican=re homogéneo, a excepción de la legislación laboral? Vargas, apoyado en do, etc.—, es decir que, por su posición en el diferentes tienen más importancia que las re-

quizás de lo' eihitros industriales en relación el control de las funciones políticas, "otorga" sistema institucional de poder, tiene la posibi- laciones entre estas mismas clases concebi-

a su compenamento sindical. Ciertamente, a las masas urbanas una legislación que co- das como un todo social y políticamente
lidad de - donar", sea una ley favorable a las
se puede hablar de clases populares o de mienza a formularse en los primeros años de masas, sea un aumento de salario o, por lo homogéneo. Esto significa que en el populis-

masas populares.expresiones vagas pero úti- gobierno provisorio y que se consolida en menos, una esperanza de días mejores. mo las relaciones entre las clasessociales se

les para captar la homogeneidad posible de 1943. La legislación está limitada a los secto- Pero por otro lado, una vez que se ha es- manifiestan, preferentemente, corno relacio-

este gran canjuaro de gente que ocupa los res urbanos: ellos poseen la mayor capacidad tablecido la legislación laboral como derecho, nes entre individuos. De ahí queel político

escalones y -,ctalei y económicos inferiores de de presión sobre el Estado y una tradición de cuando un asalariado reivindica la puesta en populista haya tenido siempre poco interés
lucha; son igualmente los sectores disponibles en ofrecer a las clases populares que él diri-
los diver-os secures del sistema capita lista vi- práctica de una disposición legal precisa, aque-
gente en 13r-.L.11.5:: puede diferenciar, dentro para la manipulación política, puesto que, a lla relación original de - donación" (y por lo ge, la oportunidad de organizarse, a menos
de este vas cm;unto, el sector urbano de pesar de que las reglas del juego electoral tanto de dependencia) desaparece. Lo que que esta organización implicara un control

las IllatiLS 170171.11.Tes cuyos rasgos particulares estaban suspendidas desde 1937 y que fue- cuenta de ahora en más, es el ciudadano que estricto del comportamiento popular, como

son sus Yin1.7.:hiszon la economía urbana y su ron una de las primeras conquistas de la se dio durante el período de la dictadura, con
reivindica sus - derechos" de hombre libre en
presenta rS.:^hZ1.. revolución de 1930, continuaron teniendo una las relaciones de trabajo. Lo que esta relación el movimiento sindical organizado de manera
No iihstante.ieria todavía ilusorio intentar existencia virtual. Por otro lado, la restricción paternalista entre líder y masas contiene esen- semicorporativa. La introducción de la
--tnente, en términos de com-
interpretar cfrzer- de la legislación laboral a las ciudades tiene la cialmente, desde el punto de vista político, organización, aun con fines exclusivamente

portamiento decirse, según la tradición eu- ventaja de satisfacer a las masas urbanas sin es, a pesar de la asimetría típica de todo reivindicativos, habría ocasionado la posibi-
ropea, el compKrUITIICIII0 político de los sec- interferir con los intereses de los grandes paternalismo. el reconocimiento de la ciuda- lidad de una ruptura en la relación de identi-
tores urbanos y las obreros industriales. Las terratenientes. danía de las masas, el reconocimiento de su dad entre líder y masas, como de hecho se

147
146
FrancisroWsifort
El populismo en la poitica brar;iiena

observó en los últimos años del gobierno de cionales de lealtad y de sometimiento a los al menos una satisfacción relativa de los ver- zas liberales de la clase inedia que, desde anres
Goulart.
potentados rurales o a los jefes políticos de daderos intereses de las clases populares, sin
La reivindicación de la ciudadanía, o sea, la de 1930, deseaba establecer una democracia
las pequeños municipios. Estas nuevas masas la cual el apoyo concedido a los líderes pro- pluralista al estilo clásico. La ¡oven derma;ra-
reivindicación de la participación política en presionan para lograr su propio ascenso so- cedentes de otras clases sociales no hubiera cia brasileña tendrá como sustento el MISMO
condiciones de igualdad, es uno de los aspec- cial. En Brasil se dice, exagerando un poco, persistido. En efecto, la manipulación de las compromiso social vigente antes de 1945: ella
tos fundamentales de la presión popular rea-
que el hombre que consigue migrar del cam- masas entró en crisis: ésta abrió la vía a una
lizada sobre el Estado en los últimos años. No funda su legitimidad sobre las masas urbanas
po a la ciudad hace su `revolución individual" verdadera movilización política popular, exac-
nos referimos solamente a la significación ju- y sobre sus jefes, los líderes populistas. La
pero, una vez más, no nos apresuremos a in- tamente cuando la economía urbano-indus-
rídico-política de la ciudadanía. El ascenso de amarga perplejidad de cienos grupos de la
terpretar este proceso "a la manera europea". 1 9 trial comenzaba a agotar su capacidad de ab-
las clases populares en el plano político está clase media (generalmente grupos de la CDS,
Esta incorporación de las masas populares a sorción de nuevos migrantes y cuando se res-
íntimamente asociado a su irrupción en los Unión Democrática Nacional) es muy Sigil:ri-
la vida urbana, no significa la atomización de
tringían los márgenes de la redistribución CtlIk'S. En 1950, una revista liberal describe
planos sociales y económicos. En efecto, ya
las clases obreras, el debilitamiento de sus an-
económica. Es en ésta fase cuando la temáti- en los términos siguientes la campaña electo-
bajo la dictadura la concesión de la ciudada-
tiguos lazos de solidaridad en razón del au-
nía a través de los derechos sociales se ve ca de las reformas estructurales comienza a ral que terminó con la elección de Vargas
mento de su capacidad de consumo y de la hacerse popular.
complementada, en sus efectos políticos, por corno Presidente de la República: - El 3 de
difusión de técnicas de manipulación ideológi-
La imagen, si no el concepto, más apro- octubre, en Rio de Janeiro, medio millón de
la intensidad de los procesos de urbanización
ca. Si en Europa se puede hablar de una rela-
piada para comprender las relaciones po- miserables, analfabetos, mendigos hambrien-
y de industrialización. Entre 1920 y 1940, el tiva ciespolitización de las clases obreras, en
pulistas entre las masas urbanas y ciertos tos y andrajosos, espíritus reprimidos y justa-
proletariado industrial aumentó de 275.512 a
un país como el Brasil, el proceso de grupos representados en el Estado es la
781.185 para alcanzar, en 1950,1.256.807. En mente decepcionados, individuos a los que
masificación tuvo resultados muy diferentes: de una alianza (tácita) entre sectores de
el curso de estos mismos años, la población el abandono de los boluhres había convenido
este conlleva una posibilidad de participación diferentes clases sociales. Alianza en la cual,
de la ciudad de Sáo Paulo, primera base en seres groseros, malos y vengativos, descen-
política, participación que, a pesar de la ma- evidentemente, la hegemonía coincide
del populismo varguista, asciende de dieron de las colinas de la ciudad, de los mo-
nipulación populista, significa mucho, siempre con los intereses de las clases
587.072 en 1940 a 2.227.512 en 1950. rros, embaucados por el canto de la demago-
simplemente porque su condición anterior ha dominantes, no sin dejar de satisfacer cier-
Además de Sao Paulo, otras ciudades cre- gia vociferada desde ventanas y automóviles,
sido la de no participación. De hecho, una
tas aspiraciones fundamentales de las cla- para votar a la única esperanza que les que-
cen a un ritmo mucho más acentuado que
triple presión es ejercida por las masas de
el de sus estados o regiones» ses populares: reivindicación del empleo, daba: a aquél que se proclamaba padre de leas
migrantes internos: presión para acceder a los mejores posibilidades de consumo y de-
La masa de migrantes rurales que ob- pobres, el mesías-charlatán...". "
empleos urbanos; presión tendiente a ampliar recho de participación en los asuntos de
tienen los nuevos empleos, creados por Por primera vez en la histuria del Brasil. !as
las posibilidades de consumo (logradas por Estado.
el desarrollo urbano-industrial, dan el pri- masas urbanas, aparecen libremente en el
las nuevas masas urbanas e igualmente por
mer paso hacia la conquista de sú ciuda- escenario político. Libertad relativa y sólo
las antiguas), y la presión que apunta a la par-
danía social y política. El ingreso de los posible dentro de los límites de una esta:cria-
ticipación política dentro de los marcos institu- El Estado en crisis
migrantes internos en la vida urbana inaugura ra de poder cuya composición de fuerzas
cionales. Se trata siempre de formas indivi-
su conversión en ciudadanos sociales y políti- permanece, en sus aspectos esenciales, igual
duales de presión, y aquí encontrarnos otro
La presión popular es, ciertamente, el he- que la del período precedente. De todos
camente activos y disuelve los vínculos tradi- límite a la idea de manipulación: ella supone
cho político nuevo de la etapa democrática modos, una vez terminada la dictadura, ter-
que se inicia en 19-45. La continuación del mis- mina también el monopolio ejercido por
18. Datos censaies. Azis Sima° en su mo esquema de poder vigente durante la dic- Vargas sobre 1:1 manipulación de la opinión
libro Sindicato e Estado (Dominus Editora, Brasil,
1966) realiza un tadura y el descubrimiento político electoral
amplio análisis empírico del crecimiento del proletariado industrial. popular, no obstante que continúe siendo
19. de la presencia de las masas populares, signi-
Entiéndase bien: nuestras reticencias hacen referencia solamente a la transposición
más o menos hasta su muerte en 1951, el gran jefe del
mecánica de esquemas elaborados a partir de la formación de las clases fican la frustración definitiva de las esperan- populismo al cual todos los demás líderes
obreras europeas. Pero uno de los
estudios más sugestivos que conocemos sobre las
condiciones especificamente brasileñas de !a formación
de conciencia social de la clase obrera es de un europeo. A!ain Touraine, "Industrialisation et consciente
ouvriére á Sáo Paulo", en Sociologie du Travail,
año III, N:4,
20 Revista Anhembr, vol. I, diciembre de 1950

El populismo en la política brasileña
Fra n jira Wejj9rt

estuvieron vinculados. con la única excepción media. Este partido mantuvo durante casi todo cambios que se produjeron a partir de 1930 con el comienzo de la movilización de las
(en particular en los '50), las características • masas rurales-significaba que se había inicia-
de pnio Quadros. En los primeros años de el período democratico una línea política de
vida democrática reaparece la figura de Luis oposición al sistema PSD-PTB y al populismo generales de las estructuras sociales y do el desplazamiento de uno de los elemen-
Carlos Prestes, de ahora en más líder del Par- en general (aunque en la fase final haya partici- económicas permanecían fundamentalmente tos básicos de la estructura de poder-la gran
tido Comunista, dotado de todo el prestigio pado en la campaña de Jilnio Quadros para la iguales. Por un lado, el proceso de industria- propiedad-, lo que el populismo nunca había
que le confiere su pasado de tenente revolucio- presidencia de la República) y se caracterizaría, lización, aunque se había intensificado a par- osado intentar.
nano. Pero el PC, que llegó a ser en esos mo- rápidamente, como un partido de derecha. tir de 1950, no logró resolver las limitaciones Aun en la fase final del período democráti-
mentos uno de los grandes partidos del Brasil. A pesar de los semejanzas con el período impuestas por el sector exportador de pro- co, el marco político general continuó siendo
fue declarado ilegal en 19 ,r7, con una eviden- anterior, ésta es la etapa en que se hace más ductos primarios y tendió a debilitarse. 22 Por el del populismo. Las reformas estructurales
te pt.rd ida de influencia sobre las masas.'' claro el enfrentamiento entre las fuerzas so- el otro, el desarrollo industrial pasó a depen- eran esenciales tanto en Fa política de desa-
La continuidad del mismo esquema de ciales en el gran compromiso que sirve de der cada vez más de los capitales extranjeros rrollo industrial nacional corno en el proceso
poder se expresa, por ejemplo, en el he- sustento al Estado y es también la etapa sin que se constituya un grupo de empresa- de democratización social y política. Sin em-
cho de que el sistema de partidos -que en que ese compromiso entra en crisis. rios capaz de formular una política indepen- bargo, ninguno de los grupos dominantes era
además tuvo muy poca autonomía en re- Los golpes de Estado se presentan desde diente de esos intereses. 23 capaz de ofrecer los apoyos indispensables
lación al Ejecutivo- se basaba sobre dos los primeros años de democracia corno un Más importante aún: comienzan a surgir para una política de reformas, incluso cuando
grupos creados por Vargas al término del recurso al cual la derecha amenaza recu- formas de acción popular que, en ciertos se puede admitir que algunos habían sacado
régimen dictatorial, agrupaciones que no rrir para reparar la pérdida de su gravita- casos, van más allá de los esquemas tradi- provecho de la misma. Todos se volvían ha-
hacen mas que traducir, en el nuevo len- ción electoral y para neutralizar los meca- cionales. Las huelgas frecuentes de los cia el Estado y, más de una vez, las masas
guaje político, el compromiso social sobre nismos institucionales que abren paso a la trabajadores, la creciente importancia de populares se perfilaron como la gran fuerza
el cual se apoyaba la dictadura. El PSI) (Par- presión popular. La oposición de la dere- los grupos nacionalistas, la movilización ele social capaz de proporcionar las bases a esa
tido Social Democrático) debía ser la ex- cha a la toma de poder por Vargas en 1950, la opinión pública sobre el temar de las re- política y al Estado mismo. La nueva situación
presiOn de los sectores conservadores vin- la crisis ele 1954 que termina con su suici- formas estructurales (en particular la re- planteaba, no obstante, problemas difíciles.
culados a la actividad agraria; efectivamente dio, las dificultades manifestadas a la torna forma agraria), la extensión de los dere- Mientras que en los años anteriores la acción
consigue mantener por muchos años un de poder de Kubitschek en 1955, la re- chos sociales a los trabajadores del cam- de los gobernantes no fue nunca más allá
control de la - cliente!a" ele varias áreas m- nuncia de Jánio Quadros en 1961, la opo- po, la movilización de los campesinos para de optar, a través del juego de los intere-
i ales del país; el P'FB (Partido Trabalhista sición civil y militar a la toma de poder de la organización sindical o pata las ligas cam- ses dominantes, por la línea de menor
asileiro), mucho menos eficaz en rela- Goulart como sucesor de Pi-1i° Quadros, son pesinas" de Francisco Juliüo, son algunos resistencia popular, en „esta nueva situa-
ci<M a sus objetivos de movilización po- algunos de los episodios característicos de una de los hechos que anuncian la emergen- ción era el Estado el que tenía la respon-
pular, funcionó sobre todo como un apa- inestabilidad que parecía marcar el fin del es- cia de un movimiento popular de un nue- sabilidad de resolver los intereses en jue-
rato personal de su fundador. El tercer cenario político surgido en 1930. vo estilo. Aunque emergió dentro del mar- go. En tanto que en el período preceden-
gran partido. la VD Uni:10 Democrática En los últimos años de este período de- co institucional y conservó relaciones de te el proceso político creó a través del
Nacional), se habia formado durante la dependencia respecto de la política populis- populismo -combinado con la relativa im-
mocrático, en particular después de la renun-
campana a favor del derrocamiento de la cia de Jrinio Quadros, la presión popular sobre ta de Goulart, este movimiento planteaba potencia de los grupos dominantes- la
Lidort, apoyándose principal aunque no Ira estructura de las instituciones se hace cada problemas cuyas soluciones implicaban imagen de un Estado soberano, ahora era ne-
exclusivamente, en grupos urbanos de clase vez más fuerte. A pesar de los importantes cambios de base en la composición de las cesario que el Estado probara su soberanía
fuerzas sociales en que se apoyaba el ré- frente a esos grupos dominantes.
gimen. En realidad, el rebasamiento de los lí- La importancia política de las masas ha-
mites urbanos de la manipulación de masas- bía dependido siempre de una transacción
.?1 En sus pos afros de 5..ca legal, el Parido Comunista aparecía como la única fuerza politica capaz de
d n sputat la n nfluenc,a popu:tsta sobre las masas populares, particularmente en las elecciones legislativas.
No
obstante, su capacidad Ce iiderw.go parecía no haber sido la misma en las elecciones ejecutivas federales
en 1.1; que part,c,pó en 19-15 El candidato comunista Obtuvo solo el 22. Celso Furtado, op. cit., 2? parte, cap. 2. III.
9,7% de los volos. en tanto que el
candidato apOyado por Vargas alcanzó el 55,4%. 23. E H. CardOso, op. cit., pp. 84.85.


150 151
FranciscoWdfirt

entre los grupos dombantes, y esta transac- El gran compromiso social sobre el cual se
ción se encontraba ahora en crisis. Si las ma-
Consideraciones sociológicas sobre las
apoyaba el régimen se vio así condenado por
sas sirvieron como fuente de legitimidad del todas las fuerzas sociales que lo componían:
relaciones entre el peronismo y la clase
Estado, esto sólo fue posible mientras estu- por la derecha y por las clases medias aterrori- obrera en la Argentina, 1943-1955*
vieron contenidas dentro de un esquema zadas ante la presión popular en aumento; por .
de alianza policlasista„ la cual las privaba de losgrandepit morzadsnel
autonomía. Ricardo Sidicaro**
• debate sobre la reforma agraria y la moviliza-
Buscando seguir el camino de las refor- ción de las masas rurales; por la burguesía indus-
mas estructurales, Goulart provocó la crisis trial temerosa también de la presión popular,
del régimen. A pesar de que él, como jefe ya vinculada a través de algunos de sus secto-
de Estado, condiciOrnba por acción o por Este texto tiene por objeto formular un con- la importancia ;asumida por la politiiracii:in d e
res más importantes a los intereses extranje-
omisión el conjunto dd gobierno popular que junto de proposiciones sociológicas sobre las .axiales en unto elemento teóri- loscnfit
ros. Y, a pesar de las intenciones de 'algunos
comenzaba a formars.e, Goulart estaba lejos de sus líderes, el régimen se encontraba igual- relaciones que se establecieron entre el pero- co principal a partir del alai debe explica rs.e Lr
de tener el control de) proceso político. De-
mente condenado por la fragilidad del
nismo y la clase obrera argentina, en el perío- continuidad de la adhesión de dicha clase al
pendiendo a menudo de la iniciativa del Es- populismo, que se mostraba incapaz no sólo do comprendido entre el surgimiento de esa gobierno peronista. Por último, estudiaremos
tado, la movilización popular crecía en im-
de mantener el equilibrio de todas estas fuer- - orientación política y la intervención militar que las modalidades en que se desencolk•ieron las•
portancia y tendía a sobrepasar los límites
zas sino también de ejercer un control efecti- interrumpió la presidencia de Perón en sep- relaciones entre el Estado y las organizaciones
institucionales vigentes.
vo sobre el proceso de ascenso de las masas.
tiembre de 1955. El análisis se centrará en tres sindicales en el citado periodo.
problemáticas articuladas entre sí. En primer En el desarrollo de nuestro análisis presen-
término, desarrollaremos nuestras hipótesis taremos un conjunto de referencias económi-
sobre las causas por las que la clase obrera cas e históricas, si bien no es nuestro objetivo
apoyó, en los años inmediatamente anteriores realizar una exposición sistemática en ningu-
a 1946, a los sectores políticos que promovie- no de esos dominios del conocimiento de lo
ron la creación del peronismo. En segundo lu- social. Desde la perspectiva teórica que for-
gar, analizaremos los vínculos más generales mularemos en nuestro análisis, la clase obre-
que se establecieron entre el Estado y la clase ni' será considerada corno un actor social que
obrera en el periodo 1946-1955, enfatizando no puede definirse: con independencia de

' Este artículo reproduce con algunas modificaciones un capitulo de la tesis de doctorado
L'Etar Perwisre
dirigida por el profesor Alain Touraine, en l'Ecote des Hautes Etudes en Sciences Socia:es, Paris. 1977.
y lee
originalmente publicado en A JOurnai c/ Latir American and Caribce, -3n Stucies, Bo n
etin ce Est .. .,Cios Larircurne.
ricanos y del Caribe, N, 31, Amisiercam, diciembre de 1931
Investigador del CONICET-UBA (Argentina)
1. En el Postfach:, a la segunda edoón de The 11, 1,9 ,:lltg Ot the EngiSh Wrrkira C.1,5S, el !iislor:acor
ingles E
P. Thompson, retomando un fragmento de su articulo -The i ties of concepluall.ta una
'clase' con términos con los que coincidimos plenamente. Afirma Thompson. 'Clase es una lormacion social
y cultural (que a menudo encuentra una expresión institucional) que no puede definirse absiracta o aislada.
mente, sino sólo en términos de sus relaciones con otras clases: y en fin, la riueanicipn soto puede ser hecha
a través del tiempo, es decir, de los procesos de acción y reacción, cambio y cantlic:o Cuando hablamos
de una clase pensamos en un cuerpo de personas definidas muy sueltamente, el cual comparte un mismo
intereses, experiencias sociales, tradiciones y sistemas de vatores, que iienen una disoos,c,onconjutde
a comportarse como una clase, definiéndose a si mismas en sus acciones y su conciencia en relacion con
otros grupos de personas. Pero la clase como tal no es una cosa. sino un acontecer' E P Thompson.
The
Making of the English Working Class. England, Pelican Books, 1963, p. 939
.
Rir.trelo Sidicarr,

hados," encontraba, sin embargo, una relati- Interpretando (una vez más) los orígenes V
Entendernos que la secuencia de las posi-
ciones de la CGT ante los acontecimientos va continuidad con la modalidad con que la del peronismo*
de la caída del peronismo revelan el tipo de CGT tomaba decisiones en los últimos años

vínculo que se había establecido entre los sin- del gobierno peronista. Si bien los acontecimien-

dicatos y el personal político peronista. De la tos posteriores — mostraron la imposibilidad de Juan Carlos Torre**
defensa del gobierno, en tanto éste controla- mantener buenas relaciones con el nuevo go-

ba la situación, pasaron a reivindicar su bierno, puede afirmarse que los sindicalistas

especifidad de organizaciones sindicales e in- buscaron, frente a la revolución de 1955, en-

tentaron buscar acuerdas con los nuevos equi- contrar los acuerdos que les permitiesen de-

pos que se hicieron cargo del Estado. fender las conquistas sociales logradas durante tiene relaciones difusas y directas con un li-
Introducción
La autonomía respecto a sus bases que el Estado Peronista y conservar sus situaciones derazgo de tipo paternalista, y un movimien-
en la segunda mitad del gobierno pero- sectoriales. Ambos objetivos parecían presen- to popular igualmente ligado a una direc-
El surgimiento del sindicalismo de masas en
nista se había visto aumentada, permitió a társeles como realizables en virtud de la alta ción política externa pero basado en los sin-
la Argentina nos remite en primer lugar, a un
los sindicatos realizar una política inicial institucionalización lograda por el movimien- dicatos, hay diferencias, y éstas son las que
momento de crisis y reorganización del Es-
de aceptación del sucesor de Perón. Esa to obrero organizado y por las orientaciones separan la experiencia inicial de Getúlio Var-
tado a mitad de los años cuarenta, en el cual
posición, aun cuando podía no ser com- que en ese ámbito expresaba el gobierno del gas en Brasil y la de Perón en la Argentina.
surge una nueva elite dirigente, de origen
partida por la mayoría de los sectores asala- general Lonardi. Este distingo nos lleva a ocuparnos, en se-
militar, que procura darse una base de apo-
yo social apelando a la movilización de los gundo lugar, de la intervención que le cupo
sectores populares. Pero esta iniciativa de la a los cuadros del viejo sindicalismo argenti-
elite militar, importante como es, no nos dice no en la canalización y la organización de las
nada todavía sobre la forma que toma la ani- bases populares del peronismo.
colación de ese apoyo de masas. Entre una Por mucho tiempo, la participación de la
masa obrera débilmente organizada, que man- vieja guardia sindical fue un tema inexistente

• Este articulo fue publicado en Desarrollo Económico, V. 28, N5 112, enero-marzo 1989.
" Director del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Torcuato Di Tella, Buenos Aires. En un trabajo de
tesis terminado en 1982 me ocupé de reconstruir los origenes del peronismo centrando la atención en las
relaciones entre la vieja guardia sindical que dirigía el movimiento obrero y el liderazgo emergente det,entorces
Cnel. Perón. Circunscripto al examen de la coyuntura que va desde el golpe de estado de junio de 1943 hasta
la instalación del nuevo régimen político luego del triunfo electoral de 1946, dicho trabajo sirvió de base para
interpretar, una vez más, las condiciones en las que surgió y las modalidades que revistió el movimiento
peronista. El marco teórico dentro del que funciona esta propuesta de interpretación está constituido por las
contribuciones de Gino Germani, cuya obra ha servido de renovado estímulo a quienes hemos procurado
comprender este fenómeno político tan decisivo en la Argentina contemporánea. El otro aporte presente en mi
interpretación es el de Alain Touraine, cuyos estudios sobre los movimientos sociales de América Latina
contienen claves teóricas imprescindibles, a mi juicio, para abordar los procesos de movilización de las masas
populares en el continente. Finalmente ha sido la segura guía provista por los análisis históricos de Tulio
Halperin Donghi los que me han facilitado la reconstrucción de la situación en la que surgió el peronismo. Estas
contribuciones han sido revisadas e incorporadas en el texto que hoy se publica, que contiene las conclusio-
39. Frente al golpe de estado se produjeron movilizaciones espontáneas en numerosas zonas obreras que nes finales de la investigación presentada como tesis de doctorado en la École de Hautes Etudes de Paris.
fueron reprimidas por las tuerzas de seguridad Finalmente quiero reconocer mi deuda intelectual con Silvia Sigal. con quien a lo largo de los años he mantenido
40 El 13 de noviembre de 1955 el general LOnard, fue sustituido en el cargo de presidente de la Nación y su un provechoso y exigente diálogo. que mucho ha contribuido a la gestación de las ideas aqui expuestas
sucesor. el general Ararnburu, intervino tres días después la CGT.

173
1 72
Interpretando (una vez mas) los onocines del peronismo
Juan Carlos Torrr

de este enfoque, centrado en las vicisitudes


Esta imagen era demasiado superficial a través del saber acumulado en los sindi-
en la historia del peronismo, debido a que fue de la situación del trabajo en el marco de la
suprimida en la versión oficial que dicho movi- para salir airosa de una investigación más . catos existentes.
Pero el redescubrimiento de la vieja guar- industrialización de los años treinta, es que
miento se dio de sus orígenes. Es un hecho fiel a los hechos históricos. En un ensayo
dia sindical no estuvo dictado exclusivamen- desdibuja la distinción entre vie ja y nuera clase
frecuente que en la memoria ideológica de los justamente importante, M. Murmis y J. C. obrera, dominante en la interpretación tradi-
Portantiero han mostrado que los dirigen- te, en la intención de los autores menciona-
movimientos políticos, el comienzo de la his- cional. De hecho, ya la sola mención del ilp0-
tes del movimiento obrero formado duran- dos, por la fidelidad a la historia. Intentaban
toria sea el lugar de una ruptura, el momento yo brindado a Perón por los antiguos militan-
te los quince años previos —integrado por también cuestionar la línea interpretativa ex-
en que, por sobre los escombros del antiguo tes, confinados inicialmente en la versión con-
orden, surge una voluntad revolucionaria sin sindicatos de servicios como los ferrovia- puesta por G. Germani que, al poner el acento
en los nuevos trabajadores, acudía tanto a vencional :t un papel opositor, tiene por
lazos con el pasado inmediato. A este ejercicio rios, el comercio, el transporte, los teléfo-
factores psicosociales —el trauma de la re- efecto el debilitamiento de los fundamen-
de manipulación del pasado no escapó el pe- nos— participaron de la operación política
pentina entrada al medio urbano— como a la tos históricos de esa distinción. A esto
ronismo. Según su propia imagen de la socie- que llevó a la consolidación de la nueva
persistencia de una cultura tradicional, para Mumns y Portantiero agregan que, al mar-
dad en la que nació, fueron los nuevos trabaja- elite dirigente surgida del golpe de 1943)
explicar la identificación de las masas con un gen de las diferencias en cuanto a su ex-
dores, recién llegados a la dudad y la industria Que ocuparan esa posición es comprensi-
liderazgo personalista externo al mundo del periencia previa, uno y otro sector del
con las migraciones provenientes del interior ble: sus organizaciones eran !as más impor-
trabajo.' En el caso de la vieja guardia sindical mundo del trabajo comparten una expe-
del país, los que desempeñaron el papel de tantes de la época y dichos dirigentes eran
y del sector obrero por ella representado es- riencia común en los años treinta: la de la
esa fuerza regeneradora, correspondiendo a los más experimentados en la lucha social
tamos, más bien, frente a un sujeto que pue- explotación dentro de un proceso de acu-
Perón el papel no menos decisivo de ser su —a diferencia de los nuevos trabajadores, mulación capitalista sin distribución de in-
todavía no organizados—. Perón se dirigió, de ser definido con independencia de los cam-
intérprete y líder. gresos. Esa experiencia común es la que
pues, primeramente, a la vieja guardia sin- bios económicos y sociales que preceden al
Tan persuasiva fue esta visión del pero- esta en la base del interés de clase que los
nismo que los primeros estudios realizados en dical para ganar su apoyo y poner los re- ascenso de Perón. Es decir, que es un grupo
social ya adaptado a la vida urbana y, ade- acerca y asocia en la movilización de apo-
los medios académicos la hicieron suya, con- cursos organizacionales y políticos con los
más, con una larga experiencia en la lucha yo a la intervención social del Estado.
cediendo a los nuevos trabajadores un lugar que ésta contaba, al servicio de su pene- No obstante la importancia que reviste la
preponderante en la compresión del movi- tración en el mundo obrero y de la con- social. A partir de esta caracterización, la res-
puesta positiva de los antiguos militantes a la contribución de estos autores, en la medida
miento político que arriba al poder en 1946. quista del poder. De esta manera, se cierra
gestión de Perón es, antes que tributaria de en que reintroduce a un actor hasta entonces
Esta coincidencia en el sujeto no fue'siempre una brecha histórica existente en la inter-
un fenómeno de anoinia colectiva o de un descuidado y, por su intermedio. una pers-
acompañada por un acuerdo en su evaluar pretación tradicional. En efecto, entre el
síndrome clientelista, el resultado de una de- pectiva de análisis también ausente, creemos
ción. Mientras que los ideólogos del peronis- llamado a las masas realizado desde el Es-
liberación racional, que opone las desventa- sin embargo que su enfoque no abarca en
mo vieron en esos trabajadores el elemento tado y la formación de un movimiento
jas del orden social y político anterior a las toda su complejidad el proceso en el que las
de renovación de un orden de jerarquías y político popular fuertemente articulado en
oportunidades nuevas que un orden también masas obreras se ligan a Perón. A su manera,
privilegios, muchos analistas tendieron a con- los sindicatos hay una experiencia de or-
nuevo ofrece. por cierto discutible, la interpretación tradi-
siderarlos como la base social de una expe- ganización que la referencia a los nuevos
Aquí, el énfasis está puesto en la racionali- cional intenta dar cuenta de otra y también
riencia de autoritarismo de masas. Así, los nue- trabajadores no logra llenar. Esta experien-
dad del comportamiento obrero. De allí que importante dimensión de ese proceso, cual
vos trabajadores, celebrados por su rol en la cia es indisociable de la acción de los an-
en el movimiento que aproxima los trabaja- es la constitución de nuevas identidades co-
gestación de una sociedad más igualitaria o tiguos militantes: si es verdad que hay un Nada nos obliga a hacer
lectivas populares.
visualizados como la fuerza social impulsora apoyo oficial a la sindicalización, no es me- dores al líder militar se ponga el énfasis en la
intervención social del Estado, para ver en ella nuestro el enfoque a través del cual Cennani
de la instauración de un régimen no demo- nos verdad que el proceso de acultura-
las satisfacción de reinvindicaciones largamen- estudia este fenómeno. Pero es preciso pres-
crático, ganaron el centro de la escena en los ción de las nuevas generaciones en las
te postergadas. La consecuencia casi natural tar atención y no eliminar esta otra prt)biemiltica
orígenes del peronismo. prácticas de la lucha social se lleva a cabo

de transición. Buenos Aires. Paidós. 1966


Buenos Aires, Siglo XXI, 1971. 2. G. German , . Pciffica y scc:edad en una época
1. M. Murmis y J. C. Perantiero. Estudios sobre los orígenes del peronismo.

I '7e
uan Carlos Tn nr

acceso a la ciudadanía están, entendemos, se transforma? A este respecto, es sugesti-


rrollo no es preciso salir de la idea de racio-
echazando los conceptos y el razonamiento
las claves que permiten comprender la na- vo recordar el contrastante lugar que tie-
ion les que ha sido convencionalmente abor- nalidad.' Sólo que, en este caso, el criterio
turaleza de la inserción de los trabajadores ne reservada la etapa precedente (la dé-
lada. Éste es, precisamente, el riesgo del de racionalidad es otro, el reforzamiento de
en el peronismo. Para ampliar esta nueva des- cada del treinta) en la historia intelectual
:nfoque de Murmis y Portantiero: en su es- la cohesión y la solidaridad de las masas
cripción, dirijamos ahora la atención al con- que se escribe en la Argentina.
uerzo por exocizar la hipótesis del irracio- obreras. Desde este ángulo la acción políti- Eri los ensayos económicos, éstos son los
texto de la coyuntura de los años 1943-1946.
ialismo obrero. desplazan el foco de análisis ca deviene, no un medio para aumentar las
años dedicados a hacer el inventario de los
ventajas materiales de acuerdo con los inte-
Jel campo de la política —donde se plantea la ajustes e innovaciones a los que apela 1“lite
aaestión del tipo de vínculo entre las masas y reses preexistentes, sino un fin en sí mis-
I. La modernización conservadora de los conservadora para hacer frente a la desfavo-
'orón— y dirigen su mirada hacia el campo de mo, cual es la consolidación de la identidad
años treinta y la crisis de participación rable situación internacional planteada p'er la
política colectiva de los sujetos implicados.
a lucha social, en el que se articula el interés crisis de 1929, los cuales, no obstante estar
La pregunta que se impone inmediatamen-
Je clase. 5 presididos por la esperanza de un rápido re-
te es ésta: ¿cuál es el marco en el que la Si hay una categoría general que permite
Es verdad que en la movilización obre- torno al equilibrio previo, van alejando natu-
dar cuenta de esta coyuntura, ésta es la
ra un interés de clase está presente; no referencia a Perón actúa como un princi-
de "proceso de cambio político". Sin duda, ralmente al país de ese punto de partida y
lo es menos que ella expresa también una pio de unificación política de los trabaja-
es todavía una conceptualización muy vaga, colocándolo en la senda de la industrializa-
conciencia política heterónoma. La pro- dores? Esto es, ¿cuáles son los mecanis-
pero tiene el mérito de clarificar nuestro ción. Aunque son pocos los que se privan de
blemática de esta doble realidad de la ac- mos —distintos de la lógica propia del in-
punto de vista al descartar una visión al- ironizar retrospectivamente sobre las ilusio-
ción de masas será el objeto de estas re- terés de clase— a través de los cuales ope-
ternativa: la que nos presenta el período nes fallidas de la elite conservadora, los hist°-
flexiones. Pero anticipemos ya las líneas ra esta lógica de la representación hete-
bajo consideración en términos de la tran- riadores de la economía tienden a reconocer,
principales de nuestra argumentación. La rónoma? de manera más o menos explícita, la flexibili-
sición hacia una economía industrial y una
primera de ellas concierne a la necesidad Se comprende bien que, para responder
sociedad burguesa. No estamos, en ver- dad que ésta puso de manifiesto en la admi-
de ampliar el concepto de racionalidad este interrogante, es preciso contar con una
dad, ante un cambio societal. La expan- nistración de la emergencia.
de la acción de masas. Visto desde la pers- nueva descripción de la situación; es decir
En los escritos políticos la imagen domina-
que allí donde se habla de reinvindicaciones sión de la industria se cumple en la déca-
pectiva del interés de clase, como lo ha- te de los años treinta es menos celebratoria,
da anterior bajo la dirección de la elite con-
cen NIurrms y Portantiero, el criterio de económicas insatisfechas, se debe subrayar
servadora; es una industrialización carac- como lo refleja bien el nombre balo el cual se
racionalidad está basado en la maximiza- también la existencia de la alienación políti-
terizada por la escasa intervención directa los recuerda: la Década Infame. El recurso al
ción de los beneficios; de allí que la ad- ca de las masas
asas en un orden social excluyen-
del Estado y por la progresiva interpene- fraude electoral, la corrupción, he ahí los ras-
hesión a Perón pueda ser considerada vero- te; donde se habla de un intervencionismo
(ración de los grupos agroexportadores y gos a los que ha quedado asociada la restau-
símilmente corro una función de la satisfac- social que eleva el nivel de vida y de traba-
los sectores industriales emergentes. ración conservadora que irrumpe por lafuer-
ción de las reinvindicaciones del trabajo por jo, hay que ver también el gesto de recono-
Así, estamos lejos de la lucha de fuerzas za en 1930. A partir de entonces vemos Cómo
pa rte del Estado. Sabemos, sin embargo, que cimiento que hace de los trabajadores miem-
modernizantes contra una organización pro- el sistema político cesa de ser el vehículo de
si es el calculo de utilidades el que preside bros de pleno derecho de la comunidad po-
ductiva arcaica e inmóvil. Además, habida la presión de los sectores medios y populares
el acercamiento inicial a Perón, éste se re- lítica nacional. En estos elementos, que son
cuenta de que el debate económico ocupa y es confinado a un papel crecientemente
suelve, muy pronto, en una identificación los del estado de marginalidad política de los
un lugar público secundario entre 1943 y 1946, marginal, mientras que el Estado deviene el
politica directa. Para comprender este desa- sectores laborales y de la modalidad de su
cuando éste se plantea se inscribe dentro de canal directo de las influencias del bloque

un modelo de desarrollo del que la indus- económico dominante.


Transmitidas a menudo en forma indepen-
tria es ya parte integrante, y que no cues-
1 En rigor, estos autores hacen referencia a esta problemática, pero lo hacen desde otro ángulo: así,
tiona tampoco la subordinación que ella diente, estas dos imágenes, una vez yuxta-
de participación dentro del movimiento de masas y los ligan
a las diferencias
distinguen entre distintos tipos puestas, combinan las luces y las sombras de
en cearao al une de expenenc , 3 industrial y sindical previa. Esta
distinción, muy útil en la reconstrucción de guarda con respecto a "la rueda maestra
termina, sin embargo. por dar una escena histórica cuya unidad está dada
las prácticas de las organizacrnes obreras en relación con el Estado, no de la economía", que continúa siendo la
cuenta de la tolinagion de las ideraidades colectivas politicas de los trabajadores. acumulación agraria. ¿Dónde están, pues, no por una clase de empresarios modernos ni
la acción politica ver A. Pizzorno,
4 Con reiacirin a esta perspectiva sobre el concepto de racionalidad en los puntos débiles de esta sociedad que
por una oligarquía tradicional, sino por ambos
- Sulta razionakta della &celtas democratica". en Sraro e Mercato, NQ 7. abril 1983.

177

176

Juan Garlen Torre Interpretando (una vez mas) los orígenes del percnisr-o

tipos sociales juntos, reunidos en un mismo das de la interacción entre la magnitud y ve- ambos a ese proceso que se ha llamado de brios está lejos de corresponder a la expan-
personaje—la gran burguesía agraria ea pitalis- locidad de la Modernización, y la flexibilidad movilización social, a los efectos de subrayar sión del empleo, marginando a los trabajado-
ta—,en quien se complementan el papel eco- y profundidad con la que se produce la re- la quiebra de la deferencia' tradicional y el res de los frutos del crecimiento.
nómico dirigente con una gestión encamina- composición institucional. Tal es el objetivo aumento de las expectativas que acompañan Si bien las transformaciones estructurales
da a la reproducción de su control político y de los estudios de Gino Gerrnani, sobre los la marcha de la modernización. tienden-idurzale.cer y a poner en cnovinuen-
sus privilegios. En esta escena, donde plasti- que habremos de volver enseguida- 5 De otro lado, dicho proceso de movili- to al mundo del trabajo, las instituciones de la
cidad y rigidez, dinamismo y consertadu- Lo que nos importa retener de esta fórmula zación social no se traduce, sin embargo, restauración conservadora permanecen en
rismo se mezclan solidariamente, se hallan descriptiva es la dimensión modernización- en cambios apreciables en el carácter de gran medida sordas :t esos cambios: he aquí
los puntos débiles de una sociedad que se participación como principio de análisis del la cuestión obrera. Es verdad que se pue- que se perfila la escena característica de
transforma pero lo hace reforzando un período bajo estudio. Los indicadores dis- den observar los comienzos de la institu- una crisis de participación. Pero antes de
orden excluyente. Si este es un diagnósti- ponibles desde la mitad de la década del cionalización de las relaciones de trabajo; continuar con su ánalisis y el de las moda-
co válido, la coyuntura 1943-46 aparece tmota son, en este sentido, elocuentes. De pero sus alcances son todavía limitados. lidades de su resolución, una observación
como el marco de un proceso de cambio un lado ellos nos revelan, definiendo el En ausencia de una legislación general sobre- se impone.
político que rompe las fronteras de ese or- perfil de un sociedad que cambia, la inte- vive, en rigor, una estructura de tipo escamen-
den excluyente, incorporando a las fuer- gración estructural y el ascenso objetivo del tal, cuya heterogeneidad non-nativa refleja el
zas populares consolidadas durante el im- mundo del trabajo. Bajo el estímulo de la desigual poder de presión de los diversos es- II. La exclusión politica y la centralidad
pulso modernizador. sustitución de importaciones se acortan las tratos obreros. Así, se puede hablar de los fe- económica: las dos caras de la situación
Con los elementos reunidos, es posible distancias entre regiones periféricas y regio- rroviarios, los empleados de comercio, los tex- de los trabajadores
sostener que la Argentina de los años treinta nes centrales, entre campo y ciudad, por los tiles, pero muy difícilmente de una fuera obre-
encaja bien en las situaciones analizadas por desplazamientos de población que suman nue- ra consolidada en tomo de un estatuto com- Hasta aquí hemos razonado a partir del
el esquema de la modernización. Dicho es- vos contingentes de mano de obra al núcleo partido de garantías y derechos. La misma di- esquema de la modernización. Pero esta con-
quema parte de la identificación de una dis- obrero urbano original, acrecido él mismo por ficultad existe con el sindicalismo. La pene- cepción, que considera a la sociedad corno
continuidad en la estructura económico-de- la afluencia de los descendientes de los trala- tración de las organizaciones sindicales no si- una organización más o menos diversificada
mográfica, habitualmente de origen externo. ¿lores inmigrantes de procedencia europea. La gue ni el ritmo ni la dirección del ingreso de y se interesa por establecer la reacción de
De allí se sigue la diversificación de las activi- industrialización acelera la unificación del mer- los nuevos reclutas al mercado de trabajo. Si las instituciones ante los desafio; de la
dades productivas y urbanas y, con ella, el cado de trabajo nacional y, a través de la crea- bien se observa un incremento del activismo movilización social, ¿no es, en si misma,
desarrollo de una trama más compleja de in- ción de empleos para los recién llegados y la obrero en las fábricas, éste se refleja muy par- una visión parcial de la Argentina de la
tereses sociales. El esquema se interesa lue- apertura de oportunidades nuevas para los ya cialmente en logros desde un punto de vista época? De hecho, cuanto hemos señala-
go por la reacorriodación de las instituciones establecidos; funde a unos y otros en un solo organizativo. En consecuencia, la influencia do con referencia a los cambios estructu-
a los efectos generados por la modernización movimiento de ascenso colectivo. Sin duda sindical queda confinada a los antiguossecto- rales que se operan durante la década del
de la sociedad. El proceso de cambio global entre las distintas corrientes que confluyen res de servicios en momentos en que se agran- treinta nos está indicando la importancia
se resolvería idealmente por una ampliación en el mundo del trabajo existen diferencias, da el lugar de la industria en la estructura ocu- nueva que cobra otra dimensión: la ae
y diferenciación institucional, la cual transfor- como no podría ser de otro modo cuando los pacional. Finalmente, la evolución de los sa- wrzfirctos de clase. ¿\c so no es elite el efecto

maría los nuevos intereses sociales en deman- migrantes internos inician su entrada a un me-
das reconocidas dentro de la comunidad polí- dio urbano-industrial en el que los viejos traba-
tica. Que ésta sea la secuencia ideal no exclu- jadores y sus familias han tenido tiempo de 6. Hemos preferido traducir iiteraimete el termino inglés deJerence. para conservar el uso que ha hecho de
ye, empero, que se produzcan desfasajes a lo adquirir una experiencia de trabajo y organiza- él la literatura académica a fin de a:utir al acatamiento/subordinaciOnAntegraciOn a un orden social y politice

largo del proceso; precisamente este esque- ción. Pero estas diferencias nos parecen me- determinado. Este término es la cen:rapartida en el nivel de conciencia de los actores de los conceptos de
autoridad Tradicional en Max Weber y hegemonia en A. Gramsci E. P. Thompson ha examinado este
ma se propone analizar las tensiones deriva- nos cruciales que la común exposición de
aspecto de las relaciones de domnaciOn en - Patrician soc : ety. Piebeian Cuiture -, Journal ol Social H,stLyy.
Vol. 7. (q, 4, 1974. El primer mame,-;o del proceso de movilización social en el esquema de Germani es,
precisamente, la quiebra de la deterencia. esto es. el fin de la aceptación del lugar que en un sistema
5. G. Germani, Sociología de la modernización, Buenos Aires, Paidós. 1971. normativo o en un orden hegernen.ca llenen los actores sociales involucrados.
Interpretando (una vez más) los orígenes del peronismo
Juan Carlos- Torra'

producción y las transformaciones de la económica y social como política. Ésta no es, que los clivajes políticos tengan una fuer-
previsible del crecimiento de las fábricas, de
modernización se puede sintetizar así: es- creemos, la situación de la Argentina. Aquí el te connotación de clase.
la unificación progresiva del mercado de tra-
bajo, del reforz a miento de la presencia obrera tamos en presencia de una sociedad que, movimiento popular está caracterizado simul-
dentro de un proceso de industrialización de en efecto, cambia y se moderniza, pero táneamente por un componente de clase,
que al mismo tiempo es una sociedad ya derivado del hecho de que el sujeto de las III. Los obstáculos a la emergencia de un
tipo liberal? A medida que la sustitución de
imponacione.s desplazo el dinamismo del de- dominada por las realidades y los proble- demandas de participación es el proletariado nuevo movimiento social
sarrollo hacia adentro, se va gestando el es- mas de una economía industrial. Esto im- antiguo y nuevo que crece al ritmo de la ex-
pacio para confrontación entre trabajado- plica, que paralelamente a las demandas pansión de la ocupación urbana y la integra- Se ha hablado de modernización y de ml-a-
res y empresarios en el terreno de la pro- de participación que entraña la puesta en ción del mercado de trabajo. Es, pues, la do- ciones de clase, del proceso de movill'ziación
ducción. Sin embargo, la persistencia de for- movimiento de los estratos populares, los ble vertiente de la exclúsión del orden políti- social que pone en movimiento a los sectores
mas de'organización y de autoridad tradi- conflictos de clase se desarrollan, aunque co y de la inserción en el núcleo dinámico proletarios y de la constitución del campo vir-
cional en las empresas, así como la falta de se manifiestan en forma indirecta. Para del desarrollo la que intert.dene para dar su tual de los conflictos del trabajo. Pero, ¿dónde
protección legal. obstaculizan las negociacio- decirlo en los términos de la acción social: complejidad y su fuerza al movimiento po- se encuentra el punto de confluencia de estos
nes y afirman el arbitrio patronal. La militan- en el que estamos ante la formación de un pular y obrero. dos órdenes de fenómenos? Él está, lo hemos
cia obrera, impotente para imponer su reco- movimiento social 177 iXt0, en el que coexis- La contrapartida de este perfil del mo- anticipado también, en el nivel político. Esto
nocimiento en las empresas, se orienta fue- ten ramito la dimensión de la moderniza- vimiento de los trabajadores la encontra- es claro apenas se advierte el progresivo des-
ra de ellas y toma la forma de huelgas dirigi- ción y la integración política, como la de rnos en los rasgos de las fuerzas -a las que ajuste de las instituciones ante la complejidad
das a atraer la atención de los funcionarios las relaciones de clase y los conflictos en el se confronta. Desde este ángulo es posi- nueva de la sociedad civil, que está en la base
F,r-r ilsernamentales para su causa. Pero esta vo- campo del trabajo. ble hablar, igualmente, de articulación, de la crisis de participación. Pero es igualmen-
luntad de instalarse en los mecanismos del Para denominar a dicho movimiento, el puesto que a nivel político y en el terreno te manifiesto desde la perspectiva de las rela-
patronazgo estatal raramente encuentra el eco concepto tan utilizado de movimiento nacio- de la producción el adversario es el mis- ciones de clase, pues si la industrialización va
esperado, y la desidia o la represión suelen nal-popular nos parece inadecuado y parcial. mo: el conjunto de los grupos nuevos y definiendo a los protagonistas del conflicto so-
ser las respuestas mis frecuentes. Este concepto acentúa unilateralmente la pri- antiguos que conducen el desarrollo, ase- cial, éste no llega a articularse: para que el te-
En un contexto donde las relaciones de mera de las dimensiones, la de moderniza- gurando a la vez la Continuidad, esto es, la rreno de la producción sea el lugar de un con-
clase estan recubiertas por el peso de la do- ción-integración, y está asociado a una cierta restauración de un orden el excluyente. Se flicto abierto de clases es preciso que se le-
indeterminación social. Esto lo hace más trata del sector social que en el lenguaje vanten las barreras e interdicciones que repro-
:inri:K- 1On politica y social conservadora, la
expresión directa de los conflictos se debilita. apropiado para aquellas situaciones en las que sindical de la época aparece a la vez como ducen la autocracia patronal. Lo que noztrerni-
Si es posible, no obstante, identificar una orien- el grado de consistencia de clase de las masas la fuerza del capital" y la minoría privile- te en este caso a la limitada institucionaliza-
tación de clase en el movimiento de los tra- movilizadas es bajo, por lo que en su búsque- giada", conceptos uno y otro que aluden a ción de las relaciones del trabajo. Hacia'el fin
da de la incorporación politica, frecuentemen-. la complementariedad del papel dirigen- de la década del treinta, una cuestión impor-
b:Ii:Idores durante estos años es a condición
de definirla como urna orientación ros defen- te pueden entrar en alianzas sociales de las te-empresario y el papel político y cultu- tante en la agenda de la sociedad argentina es
siva que ofensiva. vuelta menos hacia los más diversas y amplias. El telón de fondo de ralmente conservador del bloque en el la del acceso de los sectores populares y obre-
empresarios quo buco el Estado, que opera este tipo de situaciones es un avance más poder. Se está lejos de esa fragmentación ros a la ciudadanía industrial, como lo fuera a
como agente de sus:réntación de privilegios y rápido de la urbanización sobre la industriali- de los sectores dominantes en la que una comienzos de siglo el acceso de los sectores
de represión de Lis rernvintlicaciones popula- zación y la limitida capacidad de generar burguesía modernizante se opone a una oli- medios a la ciudadanía política.
empleo por parte del polo moderno de la garquía arcaica. En consecuencia, falta el ¿Cuáles son los datos de la situación históri-
res. la ) que nos lleva nuevamente (sobra-
economía; de tal suerte, la fábrica capitalista marco histórico que a menudo lleva a una ca en el momento en que se plantea la recom-
yémoNlo de paso), a través de un planteo di-
no llega a convertise en un principio de ho- acción política obrera insertada en una coa- posición del campo institucional para dar cabi-
ferente, al nivel polOico, cuya centralidad en
mogeneización del conjunto de los u-abajado- lición de sectores sociales altos y bajos da al reconocimiento de las fuerzas del traba-
el periodo previo a 1943 ya hemos visto al
res. Así, junto al proletariado moderno se for- construida en nombre del desarrollo y la jo? La respuesta a esta pregunta contiene las
referirnos a Li crisis de participación.
ma una población urbana flotante, definida por ampliación de la comunidad política nacio- claves que habrán de explicar tanto la moda-
Lo que hemos dicho hasta aquí con res-
una marginalidad que es tanto de naturaleza nal. Al contrario, lo que es previsible es lidad de la incorporación política de dichas
pecto al funcionannento del mundo de la

181
Interpretando (una vez más) los orígenes del peronismo
Juan Cado Torre

la legitimidad de las prácticas políticas y de- sus privilegios que de avanzar sus intereses el mundo del trabajo en los años treinta: aquí
fuerzas, como los atributos del movimiento en
mandan la libertad de sufragio. Se trata de una económicos. Así vemos que los empresarios se plantea la cuestión de la elite interna obre-
el que habrán de expresarse. La experiencia
ra. La afluencia de nuevos trabajadores al
recién evocada de los sectores medios puede movilización que opone a las resistencias de la se resisten a la legislación social y a la nego-
medio urbano-industrial no puede no afectar
ser útil como marco de referencia. En el origen elite conser•adom el recurso a la insurrección ciación salarial en nombre de las exigencias
y al abstencionismo electoral. Finalmente, ya de la acumulación, transformando las empre- el liderazgo de las viejas direcciones sindica-
de los conflictos políticos de la Argentina mo-
sabemos que es un sector de dicha elite, lide- sas en bastiones celosamente protegidos de les y políticas, que deben revalidar sus títulos
derna estuvo el colapso de la fórmula funda-
rado por R. Sáenz Peña, el que, no ajeno a una la autoridad de la gerencia. En una situación ame una audiencia más amplia y heterogé-
cional ensayada por la elite conservadora a fi-
nes del siglo XIX. Dos eran los elementos que tentativa transformista, promulga la reforma donde las prohibiciones y la represión ocu- nea. Esta cuestión ha merecido un interés pri-
electoral de 1912. pan el lugar natural de los enfrentamientos, vilegiado en los estudios sobre los orígenes
organizaban ese proyecto, según las catego-
En este breve resumen; varios son los ele- se multiplican las dificultades para articular la del peronismo y aquí también lo tendrá.
rías empleadas por sus estudiosos.' Por un lado,
la creación de una república abierta, basa- mentos que pueden surbayarse: a) la posibili- protesta. Que existan huelgas intermitentes
da en las garantías de la libertad civil, repu- dad de la articulación de la protesta por los y puntuales no impide que se pueda caracte-
tada como el medio apropiado para incor- sectores excluidos; b) la gestión de una elite rizar este período (en particular su último tra- IV. Acerca del debate sobre la vieja y
porar valores de innovación, atraer a la in- interna que orienta la movilización; c) la reac- mo) por una parálisis de la acción obrera, tan- nueva clase obrera
migración europea, acelerar la ocupación ción favorable a las demandas de participa- to más significativa cuanto que, contemporá-
ción por parte del bloque en el poder, y nea mente, se expande el mercado de trabajo. Lis dificultades que enfrenta el antiguo li-
productiva del territorio, implantar el co-
mercio, extender la educación. Por otro, la d) el desenlace, que es el de un proceso En segundo lugar, están los obstáculos derazgo han sido abordadas a menudo con

consolidación de una república restrictiva, de incorporación a través de los mecanis- puestos por el estado del sistema político. Con independencia de la consideración de las ba-

en la que el ejercicio de la libertad política mos del sistema político. El contraste con la restauración conservadora, las instituciones rreras sociales e institucionales a la acción
el caso que estamos analizando no puede pasan a ser apéndices más o menos directos obrera que acaban de ser evocadas. El hecho
queda reservado al núcleo dominante tra-
ser más evidente. Si hay una similitud, ella de una dominación social hostil a toda forma en tomo del cual se discute es el lento incre-
dicional, cuyos miembros se controlan en-
tre sí con exclusión de una mayoría que termina después de constatar, en una ex- de militancia obrera. Además, la vigencia del mento de la tasa de sindicalización en mo-
.

no está en condiciones ni de ser electora periencia y en otra, un cambio de socie- fraude quita importancia electoral a la cues- mentos en que aumenta rápidamente la fuer-

ni de ser representante. El éxito mismo del dad. A partir de allí los senderos se sepa- tión social. Para las organizaciones obreras, la za de trabajo urbana. G. Germani, entre
ran. No obstante que es posible hablar de posibilidad de suplir las debilidades de sus otros, entrevé allí la expresión de dos fe-
. esfuerzo modernizador condujo bien pron-
la constitución de nuevos actores sociales posiciones en el terreno de la producción re- nómenos paralelos." El primero es una ver-
to, sin embargo, al estallido de las tensio-
nes presentes en ese proyecto. La pobla- bajo el impacto de la modernización y la curriendo a la presión sobre el sistema institu- sión más cle la usincronia del cambio so-
industrialización durante los años treinta, cional se encuentra, por todo ello, bloqueada. cietal y del cambio institucional que co-
ción extranjera afluyó hacia el país, flore-
éstos no encuentran, sino muy parcialmen- Aunque desde un punto de vista estructural manda su interpretación de la Argentina
cieron los oficios, el comercio y la educa-
ción, y se desarrolló, junto a un proletaria- te, el espacio para traducir sus orientacio- la sociedad se halla "madura", la pérdida de en las vísperas de 19-i3. La velocidad y la

do incipiente, una vasta clase media gra- nes de acción en un movimiento colectivo. autonomía de las instituciones políticas impi- amplitud que revistió el proceso de movi-

cias a los efectos redistributivos de la eco- Retomemos lo dicho. El pasaje de las de la emergencia de movimientos sociales de lización social provocado por la moderni-

nomía agroexportadora y los canales de mo- orientaciones que animan al movimiento so- base, puesto que éstos no pueden formarse zación, apunta Germani, impidieron la ab-

vilidad propios de una sociedad de fronte- cial en formación, integrado por los sectores y crecer sin la existencia previa de un míni- sorción de las 111:15:15 movilizadas por los ca-
ra. Esto hace entrar en conflicto a los valo- populares y obreros, a la acción reinvindi- mo de libertades y de garantías. nales institucionales existentes; esto fue va-

res igualitarios de la república abierta con cativa tropieza con numerosos obstáculos. A estos obstáculos externos es preciso agre- lido tanto para el sistema político en general

los valores jerárquicos de la república res- En primer lugar, están los obstáculos pues- gar los problemas específicos que dominan cuanto para las asociaciones del mundo del

trictiva. Los sectores medios se movilizan y, tos por la naturaleza de sus adversarios, unos
bajo la dirección del Partido Radical, impugnan sectores dominantes más ávidos de preservar

8. G. Germani, Autoritarismo. lascis-r-b e classi Mulino. Bologna. 1975. cap Iv y - El surgimiento dei
peronismo: el rol de los obreros y los migrantes internos', en M. Mora y Araujo y I Llorente (comps El voto
7. N. Botana, El orden conservador, Buenos Aires, Sudamericana, 1979. peronista. Buenos Aires, Sudamericana, 1980.
Interpretando (una vez más) los orígenes del peronismo

Juan Carlos Tirar

Este punto ha sido ya debatido por Tulio en la acción colectiva no fue mayor —según
trabajo. Esta discontinuidad demográfica y flexibilidad o la rigidez de las instituciones lo indican los índices de huelgas y la tasa de
Halperin Donghi, rn quien ha observado que:
social, de naturaleza casi física en su defini- políticas estará igualmente determinada por sindicalización— las razones hay que buscar-
a) el núcleo obrero urbano original era me-
el peso relativo que tengan dentro de aquel las en la coraza autoritaria que rodea al desa-
ción, actuó junto a la intervención de un se- nos cosmopolita y extranjero de lo que se
gundo fenómeno más cualitativo: las masas los sectores vueltos hacia el pasado, hacia la rrollo de signo conservador y no en un re-
supone, y b) las regiones de origen de los
movilizadlas eran portadoras de valores de tipo defensa del orderi establecido. Las vicisitu- chazo de naturaleza ideológica al llamado de
trabajadores migrantes mal pueden ser vis-
tradicional muy opuestos a los valores de cla- des de la ampliación de la democracia tien- las organizaciones obreras.
tas como áreas marcadas por una cultura
den a estar asociadas, es innecesario subra- Cualquiera sea la interpretación que se dé,
se de las viejas direcciones obreras. La suma política criolla, a la que el aislamiento geo-
de la inercia institucional, de un lado, y del yarlo, al predominio que alternativamente es preciso admitir que, de todos modol;,...per-
gráfico hubiera preservado intacta. En ausen-
choque de culturas politices, de otro, amplió tengan, en una coyuntura concreta, el com- manece inamovible el punto inicial, el del li-
cia de investigaciones que permitan pasar
la distancia en:re la base y la elite del movi- ponente de innovación o el componente de derazgo de la vieja guardia sindical. En el mar-
del nivel demográfico-ecológico en el que
miento laboral, lo que se tradujo en un \.1d0 dominación dentro del bloque en el poder. co de la recomposición del mundo del trabajo
está localizado el debate entre Germani y
organizacional o, más propiamente, en la En este sentido, el caso de la Argentina du- que se opera en los años treinta, la vieja guar-
sus críticos, al conocimiento de las orienta-
puesta en disponibilidad de los nuevos con- rante los años treinta está bien ubicado e dia sindical tiene dificultades parra revalidar sus
ciones culturales de loá diversos sectores
tingentes de trabajadores y la pérdida de re- identificado cuando se habla de la restaura- títulos y devenir el agente político capaz de
obreros en ese momento de cambio de la
presentatividad de los antiguos líderes. ción conservadora. Lo que aparece como articular y expresar los conflictos y demandas
sociedad argentina, es difícil avanzar más allá
Diversos son los comentarios que nos su- inercia institucional es también, en rigor, que animan el crecimiento de las rapas popu-
de las conjeturas. Lo que nos importa desta-
giere esta intemretacion. Para comenzar, pue- la manifestación del costado dominante, lares y obreras. Sobre la naturaleza de estas
car es que si ese conflicto de valores políti-
de decirse que concebir tan sólo en térmi- esto es, el aspecto autoritario de la elite que dificultades volveremos más adelante.
cos existió, debería haber sido posible reco-
nos de la física social la relación existente dirige el desarrollo. Dentro de este contex- nocerlo por sus presuntos efectos. Pero en Resumiendo los datos de la escena his-
entre mutaciones sociales y diferenciación to hay que situar la lenta y trabajosa pene- tórica tenemos, entonces, un nuevo mo-
ese plano se constata una imagen opuesta a
institucional, es discutible. Veamos, por ejem- tración de la institución sindical.' vimiento social que no alcanza a consti-
la que se desprende de la interpretación tra-
A pesar de que la influencia sindical no tuirse, trabado por las restricciones de una
plo, el argumento de Germani según el cual dicional, puesto que quienes están a la Ca ,
acompaña la evolución de la población tra- dominación arcaizante y un sistema polí-
cuanto mayor es el ritmo y la escala de los beza de las primeras luchas de los trabajado-
cambios y más breve !a duración del proce- bajadora sino muy parcialmente, ella es visi- tico cerrado. En una coyuntura en la que
res de la industria en los años treinta no son
ble, sin embargo, en las nuevas ramas indus- el e'spacio para la intervención de las:fuer-
- so, tanto menor será la capacidad de los otros que la expresión por excelencia de lo
mecanismos institucionales preexistentes triales, como la textil, y en sectores que, como zas de base está casi congelado, el centro
que dicha interpretación sobreentiende como
los sectores movilizados. Si los frigoríficos y la construcción, pueden ser de gravedad se desplaza hacia arribl; ha-
para integrar a orientación de clase, a saber, los militantes
bien no se debe descartar el impacto espe- considerados la vía de entrada de una mano cia las elites dirigentes. Es allí, en el::'nivel
comunistas» Aunque precarios, los logros de
de obra poco calificada al mercado de traba- del Estado, 'que todo se juega, sea el re- •
cífico de variables corno la magnitud y la ra- los comunistas entre los trabajadores texti-
pidez de los cambios sociales, a los efectos jo. Esta referencia nos lleva a examinar la forzamiento de un orden excluyente, sea
les, de la construcción y los frigoríficos pare-
otra dimensión que es parte de la interpreta- la reversión de las antiguas barreras y la
de analizar su influencia es preciso introdu- cen contradecir la idea de la existencia de
cir hipótesis sobre las características del blo- ción tradicional, la del choque de culturas barreras culturales entre la nueva clase obre- extensión de la participación social y po-
que en el poder Es plausible pensar que la políticas en el seno del mundo del trabajo. lítica. Arribamos así a las vísperas del gol-
ra y la antigua dirección sindical. Más bien, si
la participación de esta nueva clase obrera pe de 19i3.

9 Antes de cco . 'ruar el analisis, vate la pena destacar que, desde un punto de vista comparativo, el
de sorprendente. Sin necesi- 10. T. Halperin Donghi, 'Algunas cose-aciones sobre Germani, el surgimiento del peronismo y los migrantes
destasaie entre - dustria: , zac:on y sindicalización no tiene, en sí mismo. nada
dad de hacer ic'erencia a les rasgos de las elites dirigentes, es comprensible que los patrones se resistie- internos", en M. Mora y Araujo y I. U:rente, op. cit.
ran a poner en x a de it., , ce su poder de decisión unilateral en las empresas. La misma resistencia encon- 11. El papel de los comunistas en el mundo del trabajo y Les luchas obreras en la segunda mitad de los
traron a la irn.p;a - tactór ce C I 0 en los Estados Unidos en la década del treinta y las organizaciones años treinta fue primero destacado por Celia Durruty en Case obrera y peronismo, Buenos Aires, Pasado
obreras en la inc-sana francesa antes del Frente Popular. dos situaciones que, juzgadas en el plano político, y Presente, 1968. Retomado luego por otros autores es, no obstante, una experiencia insuficientemente
no ton asirnita:'rs a la ce la Argentina conservadora. Sobre los Estados Unidos,
cfr. t. Bernstein, The lean reconstruida todavía.
1972: Francia. en M. Collinet, L'esprit du syndicatisme. Paris, 1956.
y(lar.S. Boston.

185

Juan Cariar Torre Interpretando (una vez más) los orígenes del peronismo

V. El fracaso de la tentativa de sustitución mismo golpe, abrir las puertas a la partici- Pero bien pronto se percibe que esta in- ciar a sus privilegios, para librarse de una
política lanzada r.or Perón pación de los sectores populares. Aquí, la tervención en el campo de las relaciones de amenaza que juzgan, a partir de su visión de
constitución del movimiento popular no pre- clase es sólo un aspecto de la acción de rup- la situación, improbable. Ni están dispuestos
A los efectos de analizar el proceso de cam-
existe sino que es posterior a la iniciativa trans- tura de la elite militar. Lo que comanda los tampoco a ponerla defensa de sus intereses
bio político que sgue a la revolución militar formadora del agente estatal; ello habrá de esfuerzos de este actor emergente es un pro- en manos de la nueva elite que se aucopo.tu-
del 4 de junio, nos parece oportuno evocar traducirse en la subordinación de ese movi- yecto de reorganización institucional que la para esa misión.
doS tipos de situaciones distinguidas por Alain miento, por falta de una expresión política apunta, por una parre, a resolverla crisis de Por lo demás, lejos está de facilitar la en-
Touraine. 0 La prrnem de ellas es propia de propia, respecto de las orientaciones de la participación del antiguo ordena través del tente una política social que en nombre de la
una sociedad reformista. Allí la incorporación nueva dite dirigente en el poder. reconocimiento de los sectores populares y, reconciliación cle clases alienta la movilización
de fuerzas nuevas se opera a través de las Por cieno que es esta última situación la por otra, a afirmar un principio de autori- de los trabajadores. Esta política es. empero,
instituciones periticus, que representan el que se esboza, en la Argentina de 1944, a dad estatal por encima de la pluralidad de parte inseparable del proyecto en curso: es la
lugar de tratarrfrnto de los problemas so- medida que pierde terreno entre los milita- lasfuercas sociales. Ampliación de las bases presencia de las masas movilizadas la que
ciales. En una sruación semejante, se for- res la tentativa anacrónica y puramente re- de la comunidad política, consolidación de la confiere a la elite militar su papel excepcio-
ma, por un lado. un movimiento que pre- presiva de la facción más integrista, en be- autonomía del Estado: he ahí los contornos nal de árbitro. Ciertamente desde la perspec-
siona en favor de b participación de sec- neficio de la política de apertura social del del proyecto que se propone levantar un ver- tiva de Perón no se trata de dejar abierto el
tores hasta entonces marginados, mien- núcleo revolucionario que rodea al coronel dadero Estado nacional en el lugar ocupado campo a la espontaneidad popular: esta debe
tras que por en- o lado hay agentes po- Perón. Más que suscitada por la fuerza de la por el Estado parcial y representativo, de la ser disciplinada y canalizada. Pero los rease-
líticos -típicamente los partidos- que movilización popular, que sabemos muy li- restauración conservadora. guros estatales no debilitan la hostilidad de
se hacen careo de esas demandas y mitada en esa época, dicha política se inspi- Para seguir las peripecias del proyecto de los patrones, que no ven diferencia alguna
procuran su reconocimiento. Si bien el ra en los peligros potenciales de un orden cambio político desatado desde el aparato del entre las banderas rojas del pasado. frágiles
movimiento popular depende de estos regresivo e ilegítimo para el mantenimiento Estado por la elite militar y del propósito que como eran y las banderas azules y blancas
agentes políticos para redefinir su po- de los pilares del equilibrio social existente. lo anima, habremos de abordar, primeramen- que el régimen militar reparte entre las ma-
sición dentro del cuadro institucional, El Estado irrumpe en la vida de las empre- te, la respuesta de los sectores dominantes. sas 1110VitililibS.

- no se somete enteramente a ellos y re- sas, impone la negociación colectiva, repara Después dirigiremos la atención a las relacio- Es que los objetivos de la intervención es-
tiene una autonomía que le viene de su viejos agravios, altera las normas de trabajo, nes que se establecen entre dicha elite y el tatal, a pesar de no ser revolucionarios -su
origen previo, de su arraigo en la socie- se lanza, en fin, a la modernización de las movimiento popular dentro del marco de la inspirador rechaza en todo momento verse
dad civil. Diferente es la situación en la clases patronales por decreto. modalidad de incorporación política en el acto. asociado a un propósito semejante-, com por-
que la vía de las reformaS políticas está La otra vertiente de esta política de aper- A modo de introducción digamos que en ta n transformaciones muy profundas del anta-
clausurada y en la que prevalece un apa- tura es la liberación de las energías del mun- ausencia de una aguda polarización social, ,guo orden. No solamente en lo que la nueva
rato de dominación y control autoritario. do del trabajo. Precedidas por la protección de un desbordamiento del sistema político, politica social tiene de más evidente la limi-
En este caso, el movimiento popular no del Estado, las asociaciones sindicales salen de u nfraccionan? iettto del viejo bloque en el tación del poder de decisión unilateral de
logra organizarse en forma directa, en tan- de su forzado letargo, van al encuentro de las poder, las chances para el fortalecimiento de los jefes de empresa. Por los derechos que
to que el papel de los mediadores políti- bases obreras, incursionan en los dominios un actor estatal emergente son inciertas» reconoce, por la influencia que otorga a
cos está práckarriente ausente. Así las co- hasta entonces bien salvaguardados del po- Y, en la Argentina anterior a 1943, no esta- quienes han estado hasta entonces excluidos,
sas, es la inzervereción del lisiado, orienta- der patronal. En este contexto, que es el de- mos ante unas clases dominantes atemoriza- el proyecto del Estado trasciende el ten'eno
da por una ‹ .-te de nuevo tipo, la que me- bilitamiento de los obstáculos organizaciona- das por una revolución inminente. De hecho de la producción para acelerar la crasis de la
diante el rewso a una acción de ruptura les e institucionales, crecen los movimientos los propietarios y los empresarios no se mues- ckli,rencia que la vieja sociedad jeninluica acos-
puede debilitar las interdicciones sociales y reivindicativos, al tiempo que se desarrollan tran inclinados a pagar altos precios, a renun- tumbraba a esperar de sus estratos mas bajos.
deshloquearei sistema político para, de un los conflictos propiamente capitalistas.

13. S. Zermeño. 'Estado y sociedad en el capitalismo tardío', Revista Mexicana de Socioicya. \.ti 39. N , 1.
12. A. Touraine. L.3 societé invisible, Paris, Seuil, 1977. 1977.
Interpretando (una vez más) los orígenes del peronismo
Juan Cartas Torne

de ruptura del orden dominante comanda el unificados como clase a nivel nacional. Así se
De esta manera, la gestión de la elite militar de arbitraje. a tomar partido y a descender al
cambio político. tiene, de un lado, un sindicalismo que es
vir- combate social y político que dividirá en dos
vuelve efectivo lo que existía en forma La interpretación que proponemos guarda menos un movimiento de clase y más el por-
en el origen. en Lis condiciones iniciales campos la sociedad argentina.
tual una cierta similitud con la realizada por A. tavoz corporativo del sector obrero asalaria-
del proceso de cambio politico por efecto de Touraine sobre la formación de movimientos do, que presiona en defensa de sus ingresos
la modernización: nos referimos a la descom- populares en América Latina." El punto de mientras procura aumentar al misma tiempo
posición de un modelo hegemónico global y VI. La democratización por vía aulcritaria 1
Si contacto reside en el papel que cumplen en las ventajas relativas derivadas de su perte-
al desencadenamiento de un estado de mo- y sus alcanceS
su articulación los agentes políticos externos nencia al núcleo capitalista modeMo. Del
vilización social generalizado. al movimiento popular —típicamente, los lí- otro, está la protesta intermitente cielos tra-
Todo esto no escapa a la percepción de Ya anticipamos que las relaciones entre la
deres nacionalistas y las elites de origen esta- bajadores poco ligados a la industria, para
los sectores dominan:es. que reaccionan pri- nueva elite dirigente y el movimiento popu-
tal—. Hay, sin embargo, diferencias que quienes no se trata de combatir la explota-
mero con frialdad, para pasar luego a la resis- lar están influidas por la modalidad que asu-
deben ser explicitadas y que remiten a las ción cuanto de escapar a la marginalidad so-
tencia frente a Lis reformas sociales y a la ten- me la incorporación política de las masas. A
peculiaridades del caso argentino dentro cial y económica.
tativa de sustitución politica lanzada desde el fin de extraer de ella todo su valor histórico,
de los países de la región. Si en una situación semejante puede ha-
Estado. Pero esa acción de ruptura del agente esta proposición general debe ser especifica-
En el esquema de Touraine, la interven- blarse del mundo del trabajo, es a condición
estatal, que profundiza el derrumbe de un da, tomando en cuenta, en primer lugar, el
ción de dichos agentes políticos externos es —agrega Touraine— de subrayar a la vez que
orden basado en la marginalidad popular y la perfil social e institucional de la sociedad de
una función de la desarticulación característi- la clase de referencia está dividida en dos por
distancia SOCia I, no vuelca únicamente a la opo- la época y, en segundo lugar, los efectos de
ca de las sociedades en desarrollo de América el dualismo económico y social. De allí que
la lucha por el poder en la coyuntura de 1943
sición al mundo del dinero y los privilegios. Latina. En las condiciones iniciales tenemos, se pueda afirmar que, dado un mundo del
son los sectores medios urbanos los que pri- a 1946.
pues, una sociedad en la que coexisten un trabajo fragmentado, es una intervención de
mero engniesan el frente de resistencia. Vino Para comenzar, subrayamos una vez más
polo capitalista dinámico, controlado por una origen externo la que provee la cohesión que
a confirmarse así que la relativa plasticidad que los derechos adquiridos por los trabajado-
burguesía extranjera, orientado en general los mismos trabajadores no están en condi-
con In (pie la Argentina tradicional había asig- res después de 1943 no son el resultado de
hacia el mercado internacional, y una vasta ciones de generar a partir de su propia expe-
nado a estos sectores un lugar relevante en el prolongadas luchas contra un poder de clase
periferia subordinada, que opera como re- riencia de trabajo. Esta intervención puede ser,
se,teina sirvió para inculcar, también entre adverso entronizado en el Estado. Más bien,
serva de mano de obra y como abastece- diríamos, indirecta. Este es el caso de las polí-
ellos, la adhe , iOn que otros mejor situados estamos ante lin proceso (le dernocratizac ;tia
dora de alimentos y servicios personales ticas del Estado de signo autoritario y regresi-
pr ofesaban poi el equilibrio social y político
por tapa 171110ritalla (utilizando la definición de
baratos, sometida a la dominación de oli- vo, que afectan al conjunto de los:diver-
existente. Frente a las masas en inoennien- A. Touraine), en el cual el cambio político
garquías locales. La consecuencia de esta sos actores obreros y tienen poréfecto
no sigue la secuencia que va desde las lu-
to, un reflejo cultural conservador reempla- penetración capitalista limitada, que toma una reacción defensiva generalizada: un
chas sociales a las reformas institucionales •
za a ese progresismo que había sido caracte- la forma de una dualización del espacio ejemplo de ello son las huelgas genérales
sino que es motorizado por la acción de
rístico de los sectores medios en el pasado, económico, es un mercado de trabajo dé- en el Perú de los años cincuenta y sesen-
ruptura de la chic estatal. Es. pues, en el
y en nombre de la defensa de la ley y las bilmente integrado, donde se yuxtaponen ta, en las que, al regionalismo y al seccio-
instituciones se colocan a la cabeza de la contexto de una iniciativa lanzada desde
las relaciones salariales propias de la fábri- nalismo creados por la débil integración
ofensiva civilista Contra las innovaciones del arriba que surge en la sociedad una movili-
ca capitalista con una variedad de otras nacional y el dualismo económico, se so-
zación que combina la lucha de clases y la de-
eganen formas arcaicas de inserción de la fuerza breimpone, aunque de manera tempora-
Oposición de clase y resistencia culto- manda de o:mil:in:u:ion, el enfrentamiento con
de trabajo. En este cuadro, donde la hete- ria y puntual, un movimiento de masas con-
tal se confunden y refuerzan en el frente los patrones pero también con las estructuras
rogeneidad de las relaciones sociales debilita certado. Esta intervención externa tiene reper-
coman que aproxima a los sectores domi- de poder que protegen sus privilegios. Así las
la articulación de las posiciones de clase, es cusiones más vastas cuando es más directa: tal
nantes y los sectores medios. Esto explica, de cosas, la fusión de las dos vertientes de la mo-
difícil hablar de un conjunto de trabajadores es la situación en la que un agente político
un lado, el caracter tommatico del acceso de vilizacion dentro de un movimiento político
las capas populares y obreras a la ciudadania no llega a ser asegurada por los agentes direc-
industrial; de otro, el hecho de que el Estado tos de clase —los sindicatos y partidos obreros—
14. A. Touraine, Las sociedades dependientes. Siglo XXI, México, 1976.
se vea (ibli::,ndo a abandonar su pretensión sino por la nueva elite dirigente, cuya acción

189
Interpretando (una vez más) los origenes del peronismo
Juan Carlos Torre

toma a su cargo o estimula la unificación del turas internas, por su heterogeneidad. En VII. La coyuntura de 1945: la disputa por armadas el sostén de las reformas y la Iglesia
fragmentado mundo del trabajo. Los ejemplos estos caso, dicha unidad pennanece depen- la representación de la voluntad popular quien les da la bendición. Son las verdaderas
aquí son los provistos por la acción de los lí- diente de la acción del agente político ex- fuerzas conservadoras del país las que pro-
deres nacionalistas que surgen entre los años terno que la hace posible: lo que implica Con estos elementos, podemos ocupamos yectan el futuro y preparan la escena para la
veinte y cuarenta en América Latina (Haya que se desarrolla una fuerza social manipu- de las relaciOnes entre la elite dirigente y el entrada de las masas a la comunidad politica
de la Torre, Cárdenas, Vargas), y cuya inter- Jable, que sobrevive mal a la crisis de las movimiento popular, pero ahora a partir del nacional.
vención consistió en dar un principio de iden- coyunturas políticas en las que surge. El segundo ángulo de análisis, que es el de la La voluntad transformista que alienta al
tific-ación,, un lenguaje compartido a las masas ejemplo del sindicalismo brasileño patroci- relación de Fuerzas durante la coyuntura de la proyecto del jefe de la elite mildar cesta pre-
trabajadoras, haciendo pasar al primer plano nado por Vargas y Goulart, la discontinui- lucha por el poder que tiene lugar entre 1943 sente igualmente: en el diseno de 1:1 apertura
la experiencia de alienación política que, por dad de su peso social y político. esto es. el y 1946.'' También aquí el punto de partida social: así, las viejas organizaciones sindicales
sobre las diferentes modalidades de su inser- desenvolvimiento y luego la atrofia de sus es el proceso de cambio político de.satado son convocadas a colaborar con el Estado
ción en la estructura productiva, constituía el organizaciones, es una prueba de ello. desde el Estado y lo que interesa considerar Confinados corno han estado a una existencia
denominador común de la condición popular Las relaciones del movimiento obrero y es el lugar que habrán cle tener las masas tra- siempre en las fronteras ele la legalidad, los
en el antiguo orden patritnonialista. el peronismo tuvieron un signo diferente. bajadoras en el nuevo orden que surge. Los dirigentes obreros cae origen socialista y sindi-
La experiencia del peronismo puede ser La protección estatal entre 1944 y 1945 con- elementos a tener en cuenta son, a este res- calista no pueden evitar, a su turno, la tenta-
considerada una variante de ese tipo de in- tribuyó, es verdad, a la constitución de un pecto, la magnitud y la unidad de la reacción ción de responder al llamado, pero su res•
tervención externa. En efecto, a través de sindicalismo de masas nacional. Pero este de los sectores dominantes y la cohesión de puesta está cargada de dudas y recelos sobre
su discurso, de su política social, Perón faci- sindicalismo, una vez estructurado, movili- la elite dirigente estatal. las finalidades de la colaboración. Ello condu-
litó la confluencia de los sectores de la vie- zó a una masa obrera cuyo poderío estaba Recordemos que el intervencionismo so- ce a que se establezca una alianza de com.
ja clase obrera y los nuevos trabajadores in- en su fuerte articulación como clase, cum- cial del poder militar comienza siendo mucho promiso, en la diere la vieja guardia sindical
dustriales en un movimiento sindical y polí- pliendo así un papel decisivo en la consoli- más modesto de lo que luego será llevado a procura extraer beneficios preservando su
tico organizado nacionalmente. Aquí termi- dación del propio régimen peronista --e in- ser por los avatares de las luchas polí ticas. En independencia, mientras que Perón se sin
nan, no obstante, las similitudes con los cluso lo sobrevivió luego de su cuida—. Los primer lugar, está el hecho de que dicha in- de ella para iniciar su penetración entre los
ejemplos evocados. Porque si la contrapar- obstáculos que impedían su desarrollo no tervención forma parte de una modernización trabajadores. En esta etapa, dicha operaci(ni
tida de la unidad política popular alcanzada 'estaban en un mercado de trabajo dualiza- de las relaciones de trabajo que intenta refor- de :r penort es lOtlavia si da ria con el caric-
por intermedio de los líderes nacionalistas do por la penetración limitada del capitalis- mar el orden existente sin romper abiertamen- ter limitado que tiene el apoyo obrero en los
ha sido, habitualmente, un mundo del tra- mo, sino en las barreras organizacionales e te con las clases patronales. En segundo lu- cálculos políticos del jefe Militar, o Hza, con la
bajo heterogéneo. en la Argentina de los institucionales puestas por el orden jerár- gar, la búsqueda de apoyos políticos por par- pretensión de organizar al conjunto de las fuer-
años cuarenta dicho mundo del trabajo mar- quicOy excluyente. La intervención disrup- te cíe Perón está orientada en la dirección de Zas de la prtxlucción bajo el arbitraje del Estado

chaba hacia su progresiva homogeneización tiva de la elite militar, al quebrar dichas ba- los partidos tradicionales. como cienos secto- Se sabe ya que este proyecto cuidadosa-
en torno de la condición obrera moderna. rreras, abrió el campo a una fuerza obrera res del radicalismo y el conservadurismo. Se mente esbozado a la imagen de un tx.mapar-
Este contraste comporta diferencias muy previamente formada en el marco de la in- trata de una intervención cuyas innovaciones tismo está destinado a expenmermar un giro
significativas en cuanto a los alcances de la dustrialización de la década del treinta. Esto son presentadas como si estuvieran al servi- rotundo cuando se pone en movimiento la
intervención política externa. Cuando la nos coloca delante de una doble realidad: si cio de la regeneración del antiguo régimen y ofensiva concertada de los sectores medios
cohesión política de los trabajadores está las características de su incorporación no en favor del establecimiento de otro total- y las organizaciones empresarias durante
asociada a un grado elevado de consisten- política nos obligan a hablar de la betero- mente nuevo: razonamiento que si está dic- 1945. Cerrado el camino de los partidos so-
cia como clase, aumenta la capacidad del nomsú popular, no es menos cierro que, tado por la prudencia política no es, sin em- bre todo después de la negativa a colaborar
movimiento social que así se forma para paralelamente a esa acción politica subor- bargo, independiente de que sean las fuerzas del líder radical A. Sabanini, confrontado a una
actuar e influir sobre la sociedad. No suce- dinada a las orientaciones que le vienen
de lo mismo cuando, detrás de la unidad del Estado, es una acción de clase obrera
lograda en el nivel político, subsiste Un _la que se organiza y pasa a animar los 15. Sobre la coyuntura de 1943-1946 ver T. Halperin Donghi, Argentina en el calle,ón. Montevideo, Arca, 1964
inundo del trabajo desgarrado por sus frac- conflictos de la sociedad argentina. y Argentina. la democracia de masas. E.3,:eros Aires. Paidós, 1972
Juan Galas Torre
Interpretando (una vez más) los orígenes del peronismo

oposición social y económica que se moviliza A ese fin, el líder militar radicaliza su discurso, apoyo incluso de los trabajadores simpatizan- orientaciones obreras. Así, aquello que emer-
sin fnuras contra sus reformas laborales, el multiplica sus gestos reformistas, en tanto que tes de los partidos tradicionales: tal era el caso ge en primer lugar en la movilización de ma-
hombre fuerte de la Revolución de Junio se los dirigentes sindicales dan forma a un pro- ejemplar de la Unión Ferroviaria, en el que la sas del 17 de octubre es una suerte de exor-
vuelve hacia las [nasas obreras. Este vuelco yecto de autonomía política obrera creando dirección era de origen socialista y sindicalista cismo colectivo -el acto de liberación por el
es asi contemporá neo 3 un momento de de- el Partido Laborista. pero cuya reputación en los medios políticos cual los sectores obreros rompen con los anti-
bilitbd. En estas circunstancias, son los deco- ,ed, paralelamente a la lucha política y so- era la de ser "un sindicato radical". Esta diso- guos lazos que caucionaban sus lealtades-.
rados de la escena los que cambian, cial que polariza la sociedad argentina en dos ciación de las lealtades obreras era la expre- Esta imagen primera, la de una clase que pa-
fa efecto. hasta aquí y desde 1943 el pro- campos opuestos durante la campaña electo- sión de la coexistencia de un sistema político rece encontrar al fin su cohesión interna, la
ceso de cambio político y la coyuntura histó- ral con vistas a los comicios de febrero de relativamente abierto en el marco del sufra: correspondencia entre sus orientaciones polí-
rica coinciden en la dirección que a uno y a 1946, habrá de desarrollarse otra confronta- gio universal y de unas relaciones de trabajo ticas y sus orientaciones sociales, es la que
otro k imprime la elite dirkente. Con la mo- ción entre las palabras rivales de Perón y la débilmente institucionalizadas. habrá de animar la acción de los fundadores
vilización del frente adversario y las divisio- vieja guardia sindical, que buscan hacer suya En un escenario semejante, los estra- del laborismo.
nes del ejército, esa dirección flaquea y diS- la expresión de la voluntad del movimiento tos obreros tienen un acceso indirecto a Pero lo que esta confiada visión de los lí-
minuye su control sobre los acontecimientos. de masas emergente. Existe, sin embargo, los recursos distribuidos a través del siste- deres laboristas no logra capturar en su real
así que el poder autoritariamente alojado entre quienes protagonizan esta disputa una ma político, corno parte de las clientelas significación es la consigna que desencadena
en el Estado se libera, se dispersa por todos igualdad ilusoria, que es producto de la debi- plebeyas de los partidos tradicionales -un la movilización de octubre: la libertad de Pe-
lados, dando lugar a un juego político en el lidad política de Perón en los meses previos. acceso que no se interrumpe del todo en rón encarcelado. En rigor, durante la coyuntu-
que Perón deviene un actor entre otros. La Con In victoria electoral y la consagración ple- los perídos de fraude debido a la penetra- ra de 1945 no tenemos a una masa obrera
priondad de 1:1 inIclarrVa estatal sobre el corn- biscitaria del jefe de la coalición triunfante, la ción popular de las máquinas electorales directamente enfrentada a una oposición po-
t'Y tr-nniento del movimiento popular tiende, realidad recupera SUS derechos: es el InOrnen- de cuño conser•dor-. Por- otro lado, es- lítica y social unida detrás de la defensa del
emences, a encogerse. lo que habrá de ex- tó en que se repone la centralidad de la ini- tos estratos obreros están insertos dentro viejo orden. Si éste hubiera sido el caso, es
presarse en la dilatación del margen de ma- ciativa estatal que estaba en los orígenes del de relaciones de trabajo marcadas por la probable que los fragmentos dispersos de la
niobra independiente de los dirigentes del proceso de cambio político. precaria protección de las leyes y el pre- lealtades obreras se huberan soldado espon-
annguó sindicalismo. Tal es la situación que dominio de la fuerza. Esta doble y con- táneamente en un movimiento político de
pievede a 1:1 crisis de octubre de 19.15, en la trastante pertenencia es la que tiende a clase ¿Acaso no había sido en medio de
que Perón, luego de ser destituido y encarce- VIII. El peronismo se impone al laborismo movilizar sus lealtades políticas en torno los enfrentamientos contra un sistema po-
lada, izar un sector del ejército aliado a la opo- de las luchas de influencias entre los parti- lítico cerrado y un poder patronal hostil a
sicrán, es rescatado (le su muerte politica gra- Evoquemos el contexto de este desenla- dos, al tiempo que orienta su adhesión en toda forma de militancia Obrera, que las
C12. a la inteiveneion de las masas organiza- ce, iluminando desde un nuevo ángulo las las empresas hacia los militantes que ex- masas trabajadoras de principios de siglo
das 1x ir los Sindicatos fuentes de la lieteronomía popular. presan, aún en la práctica sindical mode- hallaron su unidad bajo las banderas del
El 17 de octubre corporiza en el centro de En el pasado, el lugar polihco de las masas rada de la época, la resistencia al arbitrio anarquismo? Lo que en esa época estaba au-
la eseena la presencia de esa nueva fuente obreras estaba en los séquitos populares de de las clases patronales. sente, para ocupar, en cambio, un lugar pro-
delegionudad coniuracla desde las alturas del los partidos tradicionales: el voto de los traba- Sobre este telón de fondo es preciso colo- minente en los conflictos de la Argentina de
poder, la de 1:1 voluntad popular de las masas. jadores era un voto radical en las zonas urba- car el viraje de los alineamientos políticos y 1945, era la intervención de una elite estatal
Y, explicablemente, esa voluntad popular que nas y un soto conservador en la campaña. sociales que se produce a lo largo de 1945. -una elite estatal que comenzara por asignar-
se desprende de la descomposición del viejo Los partidos de clase (el socialista y, en Con la ofensiva concertada de los partidos y se el papel de árbitro para terminar siendo
onkn conservador se convierte en el eje de menor proporción, el comunista) contaban los intereses económicos contra Perón des- llevada a hacer un llamado directo a tos traba-
luchas políticas. 'limos, así, que entre Perón con las lealtades políticas de fracciones muy aparecen los matices y es un orden político y jadores-. He aquí el elemento crucial que re-
y :U ruja guanha Sindical se entabla una reducidas del mundo del trabajo. Lo contrario social el que se unifica, compacto, en el re- organiza el campo dentro del cual pasan a
competencra pm oc•upar esa p»ICicin sim- sucedía en el plano sindical, donde los cua- chazo a las reformas que apuntan a ampliar la definirse las orientaciones obreras.
ix'tca, ¡Sirl'Oblar ert su lunba, aprupiar- dros dirigentes se reclutaban entre militantes participación de los trabajadores. Y al hacer- Pero lo que más importa destacar es que
m-de lea npresentatuldad que emana de ella. que respondían a ideologías de clase, con el lo, cambia la trama en la que se definían las tanto la crisis de la dominación política

193
Interpretando (una vez más) los orígenes dei peronismo
Pon Cirios Torre

tradidonal sobre los sectores obreros, como la IX, La marca de los trabajadores en el y garantías al trabajo incorporados a las insti- cuyo auspicios el país debía marchar hacia la
gestión de Perón dirigida a hacer de ellos miem- peronismo tuciones, la penetración del sindicalismo en integración de su comunidad política estará
bros plenos de la comunidad politica nacional, el aparato estatal, todo ello aleja a Perón de atravesada por los efectos del componente
son los componentes de un proceso único y Aunque la reconstrución realizada en nues- su proyecto original, además de introducir lí- de clase del peronismo. Así, el liderazgo po-
simultáneo. hay, pues, como lo quiere la tra investigación concluye en el momento del mites ciertos a sus políticas, particularmente pular de Perón le impondrá una renegacia-
visión que impera al provecto laborista, prUne- ascenso del peronismo al poder, hay una en el terreno económico. La tentativa de cons- ción constante de su hegemonía sobre las
ro la ruptura de los trabajadores con los anti- cierta arbitrariedad histórica en detener el titución de un Estado nacional termina dando masas obreras; y esto lleva al régimen a re-
guos lazos de partido. luego la rearticulación análisis en la imagen fija del apogeo de la lugar a un Estado que es —como lo era el de la crear periódicamente sus condiciones de ori-
de Lis lealtades politica.s por una elite interna y autoridad de Perón sobre el movimiento restauración conservadora, si bien con un sig- gen. Entonces la palabra de Perón se desdo-
finalmente el apoyo a un líder que por su ori- popular. El llamarlo a las masas corno re- no diferente— también un Estado repreSen- bla y por la voz desgarrada de Evita es revivi-
gen es externo a ellos. Si es verdad que el 17 curso para fortalecer la autonomía del Es- tatiro. Lo cual habrá de debilitar su legitimi- do el clima de 1945 y se actualiza en toda su
de 17,cn lime se asiste al surgimiento de una fuerza tado con respecto a los sectores dominan- dad política. fuerza primigenia la conflic-tualidad de los an-
social rx)iitica mente nueva, por sobre las mi- tes es una constatación frecuente en los Igualmente, el movimiento de unanimidad tagonismo sociales. Estado, movimiento e
nas de 1:1 hegemonia de los partidos tradicio- estudios sobre las elites nacionalistas en nacional, que debía replicar un modelo de ideología estarán marcados, pues. por el so-
nales, no es menos cierto que esa fuerza nue- América Latina. En cambio, no es tan fre- partido semejante al PRI mexicano, concluye bredimensionanziento del lugar político de
(1:1 sus pruneroS pasos en defensa de Pe- cuente comprobar que por esa vía estas siendo un movimiento fuertemente determi- los trabajadores, resultante de la gestación y
Elpen-,,,, 1‹,nr, habrá de imponerse, asr elites no hacen más que alejarse de su nado por la presencia obrera organizada. In- el desenlace de la coyuntura en la que el
,

al laborisino la que refleja el papel decisivo objetivo, terminando habitualmente a la cluso la ideología de paz social y orden bajo peronismo llega al poder.
que plega el agente de movd,zacuín estatal cabeza de un movimiento que rompe el
par s‹,lny agentes directas de clase e n le equilibrio de las fuerzas políticas existen-
pmc , sa de u IficaciCii de las ;nasas obreras tes y activa las tensiones sociales.'" El re-
como sujeto politica. sultado no puede ser otro que la pérdida
la disolllion del l'anido Laborista por or- consiguiente de la autonomía del Estado
den de Peit'›n, la cooptación de la CGT en y su absorción en el campo de los conflic-
medio (lel silencio de las bases obreras, ha- tos ole la sociedad. Estas consecuencias son
cen caer, luego, de manera brutal, el velo de tanto más profundas cuanto inás se estre-
las ilusiones de la vieja guard1:1 sindical. Prou- cha el margen de sus alianzas y más es-
gonista de la kToy-tIntura de los años 19-i3-19-46, tructurada es la consistencia de clase de
el sindicalismo no llega a ser, empero, un ['C- los sectores populares convocados. Sabe-
hil . nuhpeyz,lit'l ngor, él no controla las mos que estas condiciones se cumplen en
condiciones que hacen posible su interven- el caso del peronismo.
ción en la escena politica, las que dependen, En efecto, el triunfo del liderazgo popular
ampliaineilte, de la apertura estatal. Y es ese de Perón es, paradójicamente, la instancia en
mismo Estado el que, investido ahora de la la que el Estado queda expuesto a la acción
legitimidad popular rc le impone, subordinán- de los trabajadores sindicalizados y se con-
dolo :1 las necesidades de la cuestión del nue- vierte en un instrumento más de su participa-
vo régimen ción social y política. El conjunto de derechos

16 E Ipola ,te y discurso populista. México, Folios . 1982 .


ldeoicri.3
17 S S ∎ qal y C 70'e. .Synd n cals el travaaleurs en canlcncture popuiiste*, en Amerique Latine, Paris.
N' 7, 19131

195
194
Cardenismo: ¿coloso o catramina?*

Atan Knight**

Todos los historiadores concuerdan en que 2) ¿Hasta qué punto se concebía la po-
la presidencia de Cárdenas constituyó un pe- lítica en las altas esferas y se 1:1 dictaba 21
ríodo crucial en el desarrollo del México del los de abajo (dicho de otra manera, hasta
siglo veinte. No se pondrían de acuerdo, sin qué punto se diseñaba la politica en la ciu-
embargo, en torno a las razones de cal rele- dad ele México y se imponía a las provin-
vancia.' La gama de interpretaciones es tan cias), en lugar de ser determinada ya sea
amplia y, a veces, tan variada, que resulta pe- por presiones populares (de abajo hacia
ligroso tratar de resumir los desacuerdo sub- arriba) o provinciales (de la periferia hacia
yacentes. No obstante. existen ciertas dife- adentro)? En otras palabras, ¿basta qué
rencias clave que se pueden destacar; y punto fue democrático el cardenismo, en
comenzaré este artículo con una rápida revi- oposición a la idea de autoritario?'
sión de lo que yo considero tales diferencias 3) ¿Cuán poderosos fueron el régimen y
clave. el movimiento cardenista? Es decir, ,qué ca-
Hay cuatro preguntas interrelacionadas de pacidad tuvo de lograr sus nietas, especial-
gran importancia: mente frente a la resistencia?
1) ¿Hasta qué punto fue radical el régi- i) Por último, y en consd...vuencia, ,hasta qué
men curdenista, en términos de S US nietas - 1• punto fue radical el régimen carelenista en ter ,
políticas? En otras palabras, ¿hasta qué punto miraos ele sus lot rus .11 la pnict:ca- En uts
rompió con el pasado y buscó transformar la palabras, ¿hasta qué punto puso en practica, y
sociedad mexicana? no simplemente auspició, ca naltit:itleri•?

' Este articulo fue publicado en Jcuf,7.21 oí La:in Amencan Studies. N'26, p 73-107, Cambridge University
Press, 1994. Traducido por Maria Moira Mackinnon y Colina Suárez.
Alan Knight es Profesor de Historia Latinoamericana en la Universidad de adord. Oxfcrd, Ingic,terra El autor
quisiera agradecer al Sr. Alberto Partida :el Archivo General de la Nación, ce la Ciudad de fi.1¿ixico. per SU V.2j .H1,';:.:1
ayuda en la investigación de archivo. y a John Gledhill per sus comenlarics scbre el borrador Ce este artcl...;o
1. Samuel León, "Cárdenas en el poder (Ir. en Javier Garciadiego e! a!, Evolución d¿?! es:Jdo rre.x.io ario
Reestructuración, 1910-1940. México. 1986, p. 219.
2. Por •derncrático" no necesariarrehte quiero decir libera.licemocratico' (como aclaro mas adelante en
este mismo articulo). "Derrocrático - simplemente significa una medida .genuina de c•oreseniacón. que
puede tomar diversas formas. 'Autcrtario" significa la ausencia de representación popular torna de
decisiones desde arriba.

197
Cardenismo: ¿coloso o catiarnina

¿Cuál fue el legado que perduró? contribuciones acumulativas de los suce-


Una revisión de la literatura, tanto sivos gobiernos al avance de la Revolu- grado de autonomía del estado, tomando la ferirnos a ella como a una interpretación
contemporánea como reciente, sugiere ción. De esta forma, produciendo cierta iniciativa para promover los intereses de la estarista, algunas veces marxista,. otras no.
que los análisis se pueden categorizar incomodidad en el PRI actual que se en- burguesía; en algunas versiones, hasta ali- Arnaldo Córdova hace hincapié en el surgi-
aproximadamente, según Lis respuestas frenta a un fuerte desafío neocardenista, mentando a la incipiente burguesía misma.' miento del Estado en tanto se mantiene den-
que se dan a estas cuatro preguntas: ¿Qué El régimen de Cárdenas no es la excepción.
los íconos cardenistas tapizan el panora- tro del campo marxista (de hecho, pone gran
se proponía el Estado? ¿A quién repre- ma político, tanto en forma literal como Según esta visión, sus políticas sirvieron para empeño para defender su ortodoxia marxista
sentaba el Estado? ¿Cuán fuerte era el figurativa. Un busto de bronce de Lázaro cooptar a los movimientos populares, para contra las supuestas imputaciones de desvia-
Estado? Y ¿cuál fue el resultado a largo Cárdenas hace guardia a la entrada de Los Pi- subordinarlos al estado, y para desarrollar el ción). Para él, el cardenismo representa la
plazo de la politica estatal? Las pregun- nos. Cabe destacar que este énfasis oficial mercado interno en beneficio del capital.' Al- culminación exitosa de la revolucionaria polí-
tas dos y tres requieren un análisis del sobre la continuidad tiende a acompañara una gunos historiadores destacarían que estas po- tica de masas; la subordinación de las clases
Estado revolucionario: un tema polémi- creencia declarada en el carácter democráti- líticas fueron adoptadas en forma consciente populares al poderoso Estado revolucionario."
co, generador de múltiples opiniones co y popular del cardenismo, y de la Revolu- y adrede.' Otros abordan el resultado, sin im- Sin duda, esta visión concuerda estrechamente
conflictivas. Las preguntas uno y cuatro putar necesariamente una intención: Warman
ción en su totalidad. En respuesta a la pre- con la de Anguiano: la diferencia, a mi juicio,
presentan el viejo problema -conocido gunta dos, los apologistaS del partido tende- considera al período de finales de la década reside en el énfasis relativo que se le da al
por todos los historiadores- de la conti- rían a destacar el carácter genuinamente po- del '30 como el lapso en que se adoptó en Estado y a su capacidad para la acción autó-
nuidad versus el cambio. ;El cardenismo pular del cardenisnc.). forma definitiva un camino de desarrollo ca- noma. Mientras la primera perspectiva consi-
fue en si: intención y en. la práctica- Li imagen opuesta de la visión oficial es la pitalista: Haber argumenta que el sector em- dera que el Estado actúa como el protagonis-
u o movimiento "proyecto/régimen radi- presario mexicano floreció durante la década
que plantean numerosos académicos (quie- ta del capital que provee la raison d 'etre de
cal transformador? ¿O representó más de nes, en forma tentativa, se podrían denomi- del '30 y obtuvo beneficios significativos de la política estatal, las interpretaciones estatis-
lo mismo, una continuación, con ciertos nar - revisionistas").` También ellos enfatizan la política gubernamental; Garrido considera tris suponen que el Estado tiene un grado con-
ajustes limitados, de la política post-revo- la continuidad del cardenismo, pero desde un que el cardenista PNR - respaldaba el proyec- siderable de autonomía (por ello, a menudo
lucionaria (o tal vez hasta porfiriana)? punto de vista crítico. Surgen dos tipos de to de una burguesía nacional": introducen el concepto impreciso de
Por supuesto, tales diferencias de interpre- revisionismo. Uno, inclinado hacia un punto La segunda variante de la tesis revisionista •bonapardsrho'). 9 Podemos considerar que
tación se revelan mejor tomadas en un con- de vista marxista en sentido amplio, concep- de la continuidad se centra en el estado (y estas diferencias dentro de -la historiografía
texto de c()ntinuidad i ris que en comparti- puede implicar o no un análisis de clase).
tualiza !a revolución institucional como un marxista de México reflejan diferencias
ierel is estancos. A menudo, las diferencias Debido a su interés primordial, podemos re-
motor de! desarrollo capitalista de la acu- teóricas más amplias que han agitado (y
son de énfasis -y de un énfasis no
mul•ción de capital. Por lo menos desde la
enantificable- más que de mera polaridad. Sin
derrota de los movimientos populares de
ernlmtgo, no se pueden tragaren forma lige-
1910-15: sucesivos regímenes han represen- 4. Véase fa discusión en Nova Hamilton, The Limits of State Aulonomy: Post-Revolutionany Mexico, Prince:on,
ra. La visión oficial del 1:1 (por lo que pudie-
tado a los intereses de la burguesía: ya sea 1982. cap. 1.
ra valer) ubica a Cárdenas dentro del contex- 5. La exposición más convincente sobre este punto de vista pertenece a Arturo Anguiano,
(como implicaría una teoría "agente" o "ins- El Estado y la
to del progreso teleológico de la Revolución trumentalista" del estado) llevando a cabo el politica obrera del cardenismo, ed., México, 1964.
Mexicana: enfatiza la continuidad y Lis 6. - Los seguidores de Cárdenas (...] pensaban fundamentalmente en términos de la modernización del
deseo político de la burguesía, o, dado cierto sistema
capitalista de la libre empresa a fin asegurar mejor su supervivencia": Albert L. Michaels y Marvin Bernstein,
"The Modernizalion of the Old Order: Organization and Periodization of Twentieth-Century Mexican History". en
James C. Wilkie, Micnael C. Meyer y Edna Monzón de Wilkie (eds.), Contemporary Mexico. Berkeley, 1976. p.
701; véase también Anguiano, Ef Estado, pp. 42-45, 65, 79-80: Hamilton, Limits oí State Autonomy. pp. 139-40;
3 no es un ternero iniuooso y no tiene rada que ver con Edua:d Bernstein. Denota una y Heather Fowler Salamini, Agrarian Radicalism in Veracruz, 1920-38, Lincoln, 1978, pp. 112-13.
corrwrie lucir nto de interprelación histórica que. reaccionando contra las
coirio-.es ortodoxas soo , e la 7. Arturo Warman, Y venimos a contradecir: los campesinos de Morelos y el estado nacional,
nevoruoon mexicana, tiende a destacar 1as tendencias de México, 1976, p.
arriba-abajo, elitistas. ccnstructoras del estado. 195; Stephen R. Haber, industry and Underdevelopment: The lndustrialization in Mexico, 1890-1940,
y aniipopulares de la Revolución Los expertos pueden tener Stantord,
opiniones distintas respecto de lo que es 1989, cap. 10; Luis Javier Garrido, El Partido de la Revolución Institucionalizada, México, 1986, p. 294.
cxacla:nerlle e 'revisonismo", pero la 8. Arnaldo Córdova, La politica de masas del cardenismo. 2' ed., México, 1976.
mayoría cree en su existencia y no tienen problema en usar el termino,
a veces, hasta aplicándolo a si mismos
9. Atan Knight, "The Mexican Revolution: Bourgeois? Nationalist? Or just a 'Great Rebellion'?", en Bulletin of
Latín Arneritan Research, Vol. 4, NI 1 2, 1985, pp. 4-5, para consultar algunas dudas sobre el bonapartismo.

198

199
C a rd e n is rno, ¿c o loso o Catr a rni na 7
Alan Knight

radical, sus metas y, quizás logros, genuinamente radical, y al actual neo-carde-


enriquecido) la teoría marxista en forma más cana, así como también en estudios sintéti-
transformadores. Nuevamente, vale la pena nisrno como una continuación de estas co-
general?' cos del régimen postrevolucionario." De
repetir que estas opiniones se encuentran rrientes populares y radicales.'
Sin embargo, en la mexicana como en esto se deduce que el gobierno de Cárde-
diseminadas en un amplio continuum; y un En resumen, la literatura sobre el
otras historiografías, el enfoque estatista no nas no sólo encaja perfectamente dentro de
debate minucioso implicaría realizar consi- cardenismo sugiere algunas diferencias de
es monopolio de los marxistas. La preocu- .una secuencia de largo plazo de gobiernos
deraciones sobre la definición (iqué fue el opinión significativas, que a su vez, implican
pación por - el regreso del estado" atraviesa constructores del estado, sino que también
cardenismo?; ¿quiénes fueron los cardenis- interpretaciones C011tra.5(anteti la. revo-
las fronteras teóricas (marxistas y no marxis- ejemplifica —quizá por excelencia— un pro-
tas?), el lugar (¿qué estados o regiones es- lución. Lis diferencias parecen gira talrede-
tas)» En el caso mexicano, muchos acadé- ceso verticalista de centralización, de im-
tamos analizando?) y el tiempo (:destaca- dor de las siguientes cuestiones vinculadas:
micos no marxistas (dudo en llamarlos "bur- posición cultural, de aumento de las facul-
mos el cardenismo más radical y seguro de 1) continuidad versus ruptura a nivel de las
gueles" ya que, en cierto sentido, no son tades del estado, más que las del pueblo."
1936-38, o el cardenismo más cauteloso y políticas; 2) la relación entre Escudo y sude-
más "burgueses" que sus colegas marxistas) El cardenismo "consolida y perfecciona" el
tímido posterior a 1938?). Pero creo que no dad civil; 3) el poder del Estado; y, 4) la con-
han considerado el surgimiento del estado sistema político vigente; y el mismo Cárde-
se puede negar que, en oposición a los ar- tinuidad en oposición a la mptura a nivel de
corno el sello distintivo de la historia mexi- nas asume un rol autocrático, "amo y señor
gumentos en favor de la continuidad y la los logros perdurables. También cabe recor-
cana moderna y, en consecuencia, han des- de México", no tanto como el zorro de San
uniformidad que sostienen los autores an- dar que estas cuestiones no son nada nue-
tacado la continuidad del proceso de cons- Francisco sino más bien como un ladino zorro
teriormente citados, algunos historiadores vas. En su momento, el cardenismo desper-
trucción del estado a través del período maquiavélico (o. lo que es aún peor, un zo-
han enfatizado la discontinuidad, el radica- tó fuertes opiniones, a favor y en contra. Exis-
post-revolucionario (y, aun también a tra- rro con sayal franciscano)." En respuesta a
lismo y la "especificidad" del cardenismo: tieron críticos católicos y libc.T.1 les que Consi-
vés del período porfiriano).' 2 Para ellos, Cár- las preguntas dos y tres (cuál fue el carác-
David Raby, Fernando Benítez, Nora Hamil- deraban que Cárdenas encajaba dentro de la
denas continúa con el trabajo de Calles, ter del estado cardenista? y ¿cuán poderoso
ton, Anatol Shulgovski y Tzvi Medin (para trayectoria (lamentable) de la Revolución:
Obregón, y tal vez hasta de Díaz; se desta- fue?) estos académicos responderían 'auto-
quienes el cardenismo es la "negación" del sus puntos de vista eran exactamente lo con-
ca la continuidad en oposición a la ruptura. ritario" y "muy". Para ellos —en los térmi-
callismo). 16 Adolfo Gilly, quien sostuvo que trario de la línea oficial.'' Antes de 1935, tam-
Además, estos académicos destacan el éxi- nos del título de este artículo— el
la revolución popular de 1910-17 había sido bién el Partido Comunista Mexicano se ne-
to de este proceso- Se describe el estado cardenismo fue un Coloso, dirigido por un
"interrumpida" por la derrota de Villa y de gaba a hacer distinciones entre Calles y Cár-
revolucionario como un poderoso Leviatán, resuelto conductor.
Zapata y por la instalación de un régimen denas; después de 1938, la 'alianza del Parti-
que progresivamente subordina a la socie- En oposición a estos puntos de vista, con
bonapartista pequeño-burgués, considera al do con el gobierno dio lugar a la aparición
dad civil a su imperiosa voluntad. Esta vi- sus diferentes énfasis pero con el acento
(proto-) cardenismo corno una segunda ola de graves tensiones y divisiones internas.'''
sión resulta evidente en muchos estudios común sobre la continuidad, aparece una
regionales y locales que han profundizado opinión contraria que sostiene el carácter
nuestro conocimiento de la historia mexi- distintivo del cardenismo, su contenido

16. Liisa Nor,h y David Raby, 'The Dynamics of Revolution and Counter-revolution México under Cárdenas,
1934-40", en Latin American Research L'hit Studies. vol. 2, N'1. 1977; Fernando Benitez. Lázaro Cárdenas y
la Revolución Mexicana, t. III; El Cardenismo, México, 1978. Hamilton, The LimilS Ol State Autonorry Anatoi
10. John Hotloway y Sol Picciotto, State and Capital: A Marxist Debate, Londres. 1978, es una compilación útil.
Shulgovski, México en la encrucijada de su historia, México, 1968: Tzvi Medin, Ideología y praxis politica de
11. Peter Evans et al. (eds.). Bringing the State Back In, Cambridae, 1985.
Lázaro Cárdenas, 14 4 ed., México, 1987, p. 225.
12. Alan Knight, 'The Mexican Revolution...', p. 11; Presentación, en Garciadiego et al., Evolución del Estado
17. Adolfo Gilly, La revolución interrumpida. México. 1971. cap 10. Cartas a CuaurWmcc Carclenas. k1,1:070.
Mexicano, p. 11.
1989. En breve, Gilly publicará un importarle estudio sobre el gobierno de Cárdenas
13. Jean Meyer, La Revolución Mexicana, 1910-40, Barcelona, 1973.
18. Para los críticos católicos. la Revolución se desvirtuó aprox:madamente en 1913, lOscriticesliberalettimadeuzLts
14. Marjorie Becker, "Lázaro Cárdenas, cultural cartographers, and the limits oí everyday resistance in Michoacán,
(por ejemplo, Federico González Garza) podrian fechar la calda de la Revolución en turma similar, otros (per
1934-40", trabajo presentado en la 46 9 Conferencia Internacional de Americanistas, Amsterdam, 1988; Enrique
ejemplo. Cabrera). preferirian datarla aproximadamente en 1920 o (por ejemplo. Vasconuelos) alrededor de 192-1
Krauze, General misionero: Lázaro Cárdenas, México, 1987, pp. 39, 147, define a Cárdenas corno 'un manipula-
La oposición liberal se inclinó a recibir refuerzos cada vez ci-ie !a maquinaria politica giraba y se creabil una
dor implacable de las masas' que, según palabras de Rubén Salazar Mallen (1939), presidió un 'nuevo porfirismo'.
nueva tanda de 'expulsados" politices véase nota 20.
15. Anguiano. El Estado, p. 65; Tomás Martinez Saldaña, 'Formación y transformación de una oligarquia: el
19. Barry Carr, 'Crisis in Mexican Communism The Extracriinary Congress ot the Mexican (7.ornmlinist
caso de Arandas, Jalisco", en Martinez Saldaña y Leticia Gándara Mendoza. Politica y sociedad en México:
Party', en Science and Society, vol. 50. N , 4 y vol. 51, I\1=1, 1957.
el caso de los Altos de Jalisco. México, 1976, p. 109; Krauze, El general misionero, p. 67.
nun "fugo:
Cardenismo: ¿coloso o catramina?

A la inversa, había cardenistas que creían dículo neófito Cárdenas") y del poder abso-
que "su" régimen era el único que distri- luto del mismo Cárdenas!' En forma deli- compleja» Pero sugiero analizar cuatro pun- catión de motivos e intenciones requiere cier-
buía los bienes entre el pueblo, en forma berada o no, muchos de los historiadores tos relacionados: que el cardenismo fue, en tér- ta aclaración sobre el grupo que se analiza.
literal y figurativa: antes de 193-í, la Revolu- de la actualidad repiten de esta manera los minos de sus objetivos, un movimiento genui- ¿Quiénes fueron los cardenistas? Como cual-
ción había sido detenida; después de 19•i0, argumentos de la clécada del treinta: ciertas namente radical que prometió un cambio sus- quier movimiento político importante (made-
les fue arrebatada. En forma similar, había críticas recientes de la reforma agraria tancial; que también n - ehiculizó un apoyo po- rismo, villismo, carrancisino, obregonismo, cu-
veteranos re n olueionarios que invertían el cardenista se hacen eco de las opiniones pular sustancial, si bien éste no fue mediado ltismo), el cardenismo fue una coalición poco
cuadro y etiquetaban a Cárdenas de traidor de Cabrera (lo que no quiere decir que por por formas de representación democráticas li- compacta, heterogénea y cambiante, que se
a la Revolución: alguien que -a pesar de ello tengan razón o estén equivocadas); la berales; que debido precisamente a su radica- formó en circunstancias particulares: en este
sus protestas en contrario- rompió con las disección liberal de Krauze --Casi podríamos lismo, enfrentó una gran resistencia, no sólo caso, la campaña presidencial de 1933-34 y la
tradiciones revolucionarias nativas, traicio- decir vasconcelista- sobre Cárdenas le debe manifiesta sino también de tipo más .subrepti- batalla por el poder de 1934-36." Un elemen-
no a su mentor Calles y se embarcó en un gran parte de su argumento a Anguiano do, oculto y exitoso, que restringió gravemen- to clave de mi argumento, que desarrollaré más
experimento 'comunista". En este sentido, Equ num ." Como sugieren estos ejemplos, te su libertad de acción y lo llevó a eludir, a adelante, es que "el cardenismo" (definido en
las quejas de Cabrera, Cedillo, De la Huer- las discusiones recientes dentro de la hacer concesiones y a dar marcha atrás en va- forma amplia como grupo que incluía a quie-
ta, Portes Gil y otros de pedigree revolucio- historiografía se basan en las disputas de la rios temas; y que, en consecuencia, sus logros nes respaldaron al gobierno durante el perío-
naria concordaban con las lamentaciones de década del treinta. Y, con el advenimiento en la práctica fueron limitados y aun aquéllos do 1934-40) abarcaba 71 una multitud de adula-
los obse rvadoies emranjeros. 20 Hasta la una- del neocarclenismo, la superposición entre que se alcanzaron durante el período 1934-40 dores y oportunistas. Su lealtad cardenista fue
p,en <Je un coloso revolucionario es antigua: historia y política ha aumentado notoriamen- corrieron el riesgo de ser subvertidos en años superficial y táctica. Por otra parte, existían al-
)urge Prieto Laurens denunció la "odiosa te. La evaluación del carácter del (proto-) posteriores por gobiernos más conservadores. gunos grupos -casi con seguridad una mino-
aplanadora" del PNR; Vasconcelos anticipó cardenismo es, quizás, una tarea tanto más Nada de esta, tal vez, resulte muy nuevo o ría- que d esplegaron una lealtad cardenista más
irmaciones revisionistas de continuidad relevante, pero tanto más difícil y contro- sorprendente. Pero la implicación del argumen- genuina y duradera. Para algunos, la simpatía
(los sucesos de 1935, escribió, sólo signifi- vertida también. to es, creo, significativa y ciertamente está re- ideológica era fundamental (y la del treinta fue
caron que la -- mafia del aciago Calles" sim- En un breve artículo, no se puede preten- ñida con algunas de las opiniones citadas ante- una década en la que las polaridades y lealta-
plemente había caído en las manos del "ri- der realizar una evaluación demasiado riormente: la implicación es que el cardenismo des ideológicas fueron inusualmente fuertes y
-como vehículo para la reforma radical- fue apremiantes: ésta fue una década de moviliza-
menos poderoso, expeditivo y hábil para se- ción y compromiso político). Los cardenistas
. 0 Luis CilbrCra. Un en;:;.lyn comunista en Mexico.
2 Mclx:co. 1937: Saturnino Cedilla, "Manil.esto a todo el guir la ruta propuesta a través de un terreno ideológicos se identificaban con las reformas
earnpe: .,ir.aje de 1,1 ,1xico . , 16 de acorto de 1936, denunciando al -
Dictador Cárdenas' y urgiendo a su hostil de lo que a menudo se supone; que, en
a,:1,er, n 7.1 a no ;aair:tt que - are dores operlunislas manchen el honor de laborales y agrarias del gobierno, su nacionalis-
la verdadera Pero:r..cion Mexicana
con cninutirh::ar.:". Archivo Francisco Muoica, Centro de Estudios de la Revolución Mexicana Lázaro
otras palabras, fue más catramina que coloso. mo económico, la educación socialista y la
( n- r1 adelante, AFM). vol, 106. doc. 365, la critica de De la Mi primer punto, entonces, se refiere a las política exterior progresista; pero vinculaban .
Huerta fue mes indirecta
(propia de un exiliado, que ha intenciones radicales del cardenismo. Surgen estas políticas innovadoras a antiguas tradicio-
regresado recientemente), Murray, Ciudad de México. al Fcreicn Office. 29 de
novtoo:bre Ce 19:15 • LO 371/18707. A107139, El Hombre Libre, 11 dos problemas inmediatos: la definición del
de diciembre de 1935, sobre el repudio de nes políticas y al patriotismo liberal, la maso-
Poi tes Gil a la - exótica teoría" del comunismo, Murray. Ciudad de México, al Foreign Office, 25 de noviembre
grupo y la elucidación de sus metas. La impu- nería y el jacobinismo."
de t035, E() 371/18707, A10560, coincide en que 'el gobierno que ahora está en el poder intenta imponer y
hacer tragar ideas marxistas a gente que de ninguna manera puede asimilarlas". La diatriba de Cabrera de
1937 se debe léci teniendo en cuenta su prolongado trabajo como abogado de la Tlahualito Conon Co.. una 23. Este articulo deriva de un trabajo aún sin terminar; sus conclusiones no son de ninguna manera definiti-
de las principales victimas del reparto Laguna de 1936 vas, y puede ser que algunas de las fuentes primarias citadas -por ejemplo, los informes del Foreign Office
21 Juran Prieto Laurea: a \Acento. Lombardo Toledano. 17 de septiembre de 1936, AFM 106/.-.."1.;9; manifiesto británico y la correspondencia recogida en el Archivo Francisco Múgica- tiendan a reforzar, desde sus
vascencebsia, Nuevo León, 23 de agosto de 1935. AFM 106/41; 'Juicio del Maestro Con José Vasconcelos" posiciones encontradas, los argumentos que se presentan.
en Viole:cirro Anqurano Equihua. Lázaro Cárdenas su leudo y la politica nacional, México, 24. Hamiltcn, Limits ol Slate Autonomy, pp. 129 - 30; Alicia Hernández Chávez, Historia de la Revolución
1951, p.11.
2:> Kr .11):e, 1:1 gen.val insioncro Anguiano Equihua,
Lázaro Cárdenas Para estudiar las opinicres ce Cárdenas Mexicana, periodo 1934-40. La trecanida cardenista. México. 1979.
suure Anguiano Egrnhaia -una - gallina estéril" • consumida por una ambición politica insalsfecha- véase su 25. El análisis de estos vínculos -y de la mutación del patriotismo liberal en un nacionalismo cardenista-
discurso a les ex alumnos de Escuelas Secundarias para Hijas de Trabajadores. 20 de abril de 1957, en Lázaro merecerla una investigación más profunda. He tocado el tema en "Revolulionary Project, Recalcitrant People:
Carden:1S, Archivo Paniculat, Archivo General de la Nación, Ciudad de México, rollo II, parte 2. Popular Culture and the Mexican Revolution", en Jaime Rodriguez O. (ed.), The Revolutionary Process in
Mexico: Essays on Political and Social Change, 1880-1940, Los Angeles, 1990, pp. 227-64.

202
203
Cardenisrno' ccotoso o eatrarrina7

Alan ICnight
hio, en las políticas, aunque con la salvedad
sobre temas importantes (en particular, cabe
usual integridad financiera, sino que aparen- - de que cualquier discusión sobre las - políticas
En algunos casos, esta simpatía se unía al destacar la cuestión de quién debería organi-
temente se tornaba en serio sus promesas del cardenismo• involucra cierto grado de
interés material, ya que la politica cardenista
retóricas: "el Presidente ha demostrado una zar al crimpesinaclo). -") Los comunistas, aun- reificación: es decir, la abstracción de 'políti-
ofrecía beneficios concretos: para los petroleros que en general excesivamente leales después
tendencia desconcertante, una tendencia bas- cas" de la matriz sociopolítica en la que fue-
(al menos hasta 1938), o para los ejidatarios de 1935, tuvieron que lidiar con obligaciones
de La Laguna. No existía una clara frontera tante contraria a todo lo conocido: a poner en ron concebidas.
contrapuestas:" Los políticos también viraron
entre esta identificación material y cierto tipo práctica sus declaraciones políticas". 28 0, corno Mientras algunos análisis recientes enfati-
varias veces en el turbulento océano político
de clientelismo político, que resultó más ob- declaró un propietario católico: ''Calles es un zan la relativa moderación de. la politica
de la década del treinta: Cediilo ayudó a crear
vio (y duradero) en el caso de Michoacán, malvado y un bribón y todo lo que hizo fue
a Cárdenas y más tarde fue eliminado por éste: cardenista -su mantenimiento de gran parte
donde los cardenistas de hueso colorado com- únicamente para su conveniencia; pero Cár-
Almazán, un aliado en 1934-35, se volvió ven- del statu quo, su compromiso con la conti-
partían una lealtad ideológica, clientelista y denas es un bolchevique de convicción". 2" nuidad, su aversión a 1.1 transformación radi-
gador en 1939-40. Portes Gil tipificó al polí-
Si bien estos factores -ideológicos, mate- cal, enmascarada por la retórica radical-,' a
material con Cárdenas, contando con él para tico que saca ventaja del momento: - callista
obtener favores políticos, recompensas y pro- riales, clientelistas y afectivos- alimentaron una mí me impresiona más el genuino radicalis-
con Calles, cardenista con Cárdenas, en el fon-
lealtad poderosa y duradera en algunos gru- mo del proyecto cardenista. Por supuesto, el
tección. 26 Por último, existió un elemento do sólo es un portesgil isla convencido".'' Los
pos, no es fácil calcular su número; menos radicalismo puede ser más retórico que prác-
afectivo: el atractivo carismático del presidente cardenistas del núcleo duro -carderástas de
austero, honesto, de vida limpia, frugal, buen aún medir la profundidad de su lealtad. Se tico; y cualquier análisis que dependa dema.
hueso colorado, cardenistas definidos y de abstructo
jinete, amante de la naturaleza y patriótico; puede considerar al cardenismo como una siado del discurso Cardenisra seria
corazón- constituían una minoría. st:óeraclos
un hombre que recorría el país incesantemen- galaxia vertiginosa de grupos políticos e indi- idealista. Sin embargo, la retórica también
es
viduos: algunos ubicados en el centro de la en numero por los reclutas tácticos, los importante para establecer el tono político y
te, llegando a lugares "poco menos que inac- cardenisus tibios, los aduladores y los oportu-
galaxia, otros en la periferia; algunos sujetos para transmitir los mensajes políticos; por ello,
cesibles", 2' a los que ningún presidente (y a nistas (aquellos que la jerarquía ca:51ica cari-
menudo, ningún gobernador) había llegado por una firme fuerza gravitacional, otros suje-
tativamente se negó á excomulgar. ya que su
merece ser considerado junto con la política
antes; un hombre que se agachaba para ha- tos tenuemente y pasibles de echar vuelo ante
adhesión al partido y sus principios ateístas
práctica. Asimismo, se debe medir el radica-
blar con los campesinos en las plazas alguna atracción rival. La historia del régimen .
se consideraban correctamente tibios e lismo en forma comparativa, de acuerdo con
está llena de ejemplos de lealtades condicio- criterios históricos significativos. En tal senti-
polvorientas de pueblos remotos. Si bien este involuntarios)."
modo directo inspiró el apoyo popular, tani nales: Lombardo y los lombardistas fueron alia- Este hecho complica la cuestión c'le la mo-
do, es más sensato comparar al cardenisino
dos cruciales de Cárdenas, pero ellos tenían su no con algún modelo abstracto, sino más bien
- bién provocó la ansiedad de la elite. Éste era tivación, de' lo que pretendía lograr el
un presidente que no sólo mostraba una in- propia agenda y disentían con el Presidente con la realidad empírica: .con lo que sucedió
cardenistno. Un análisis exhaustivo del
antes -y lo que se produjo después-- en N-le \i-
• cardenismo -sus metas, su radical:s17.c.- debe
co; o con lo que sucedía en el resto de la Amé-
tener en cuenta los diferentes comi:onentes
rica Luina contemj-x)ránea (y en el mundo un-
del movimiento y las agendas con:rastantes
Austin, 1986; John Gledhill,
26. Paul Friedrich, The Princess of Naranja. An Essay in Anthrohistorical Method. .b -
Albany, 1991, caps. 2-4. bién). Aquí, el concepto atrápalo-cod()(catl
Casi Nada: A Study of Agrarian Reform in the Homeland of Cardenismo, que éstos adoptaron. Ya que ello no es posi- a
27.. Rees, Ciudad de México, al Foreign Office, 19 de diciembre de 1939, FO 371/24217, A359. Se pueden a10 de populismo -que tiende a englobar
Pueblo en vilo: mtdrdnistdria d e San
ble en este trabajo, me concentrar en cam-
encontrar relatos sobre las visitas presidenciales, en Luis González,
The First Agraristas: An Oral History of a
José de Gracia. 2a. ed.. México, 1972, pp. 191-92; Ann
L. Craig,
Berkeley. 1983. pp. 136-37. Tanto el Fondo Lázaro Cárdenas como la
Mexican Agrarian Reform Movement, George
Dirección General de Gobierno del Archivo General de la Nación (en adelante: AGN/FLC y AGNIDGG Lyle C. Brown. 'Cárdenas; Crea: --.: a Campesino Power Base lar Presidentiai Policy'. en
30. ol Lejderj.
the MeN: can Revolu!,en
respectivamente) se encuentran atestados de peticiones y solicitudes, algunas de las cuales tocan una fibra Woltskill y Douglas W. Richmond (ecs Essays en
Personal y dan alguna pauta sobre la imagen popular y paternalista de Cárdenas. Por ejemplo, Consuelo Austin, 1979, pp. 109, 114-23
Torres, taouigrafa del tribunal de Toluca. en una carta a Cárdenas, del 17 de diciembre de 1935. AGNiDGG —'
31. Can, "Crisis in Mexican Communis
2.331.8 (12)723, caja 29A, enumera una serie de tribulaciones personales (su padre muerto, su madre oiciernbre :5 335
32. El Horrbre Libre, 11 de n Lit . AFI.t I0611 te. e ,plicando
enferma, el balo salario, el alquiler atrasado por una única habitación en una casa de vecindad) y termina cle5z: "e'es del arzobispado de 1.1eico - ,
33. "Advertencias al ve.neranie implicaban los pilerenles nn,o:cs de compromi so con
el PNIfl y
diciendo: "he abierto a Ud. mi corazón como si fuera Ud. mi padre". d e t a lladamente e l h e s,90 de
poiiticas (especialmanle. la edcz.z.: socialista)
28. Murray. Ciudad de México, al Foreign Office, 28 de abril de 1936, FO 371/19792. A4142. sus
- Mamacita"). Guadalajara,
29. David (Fonseca Mora), Lookout Mt, Tenn., a la sra. Antonia Mora vda. de Fonseca ( 34. Ancelano. El Estado, p 92
16 de nosto de 1935, AFM 106/48.
Atan Knight
Cardenismo: ¿coloso o calamina?

Cárdenas con Vargas, Perón y otros— puede riente había sido golpeado durante el período
invertir (algunos, se podría decir, sabotearon co será declarado abiertamente una república
resultar más problemático que útil." 1910-17, y a partir de entonces, había sufrido
sus empresas), asegurándose de esta forma de comunista, como Rusia"-'S Como sugiere este
Consideremos los áreas principales de las una erosión política y económica. En algunos
que sus expropiadores se enfrentaran con una comentario, la posibilidad de que Cárdenas
políticas cardenistas y las penumbras de su casos, la expropiación afectó a haciendas que
ardua lucha. Pero, en segundo lugar, muchas —como Ortiz Rubio— quizás no completara su
retórica. En primer lugar, la reforma agraria pasaban por malos momentos, que tenían difi-
empresas continuaban siendo rentables; y, más mandato fue rápidamente acariciada; pulula-
—al borde de 1:1 extinción oficial a comienzos cultades para generar ganancias; por lo tanto,
allá de las ganancias, esta tremenda embestida ron las conspiraciones y los rumores de cons-
de la década del treinta— fue extensa, rá- en algunos aspectos y en ciertos casos, la re-
sobre los derechos de propiedad no podía sino piraciones; la expropiación de La Laguna —la
pida y, en ciertos aspectos, estructu- forma agraria podría ser considerada como una
ofender a la clase propietaria en general. Ha- primera embestida cardenista importante so-
ralmente innovadora. Cárdenas distribuyó forma de "socialización de las pérdidas". Las
bía, quizás, unos pocos empresarios perspica- bre la clase terrateniente— despertó el miedo
más tierras que todos sus predecesores re- agotadas haciendas se parecían al agotado sis-
ces que aclamaron la reforma agraria como un (o la esperanza) de una insurrección conserva-
volucionarios juntos (un aumento del tema ferroviario; en ambos casos, los obreros
medio de profundizar el mercado intemo;" dora." Evidentemente, los terratenientes y los
100%, se lamentaban los propietarios de emancipados debían vivir con las obligaciones
pero hubo muchos más que denunciaron este hombres de negocios no aceptaron en forma
Jalisco);" aceleró el proceso, a menudo apremiantes de la colectivización (esto, como
experimento radical, con sus connotaciones so- complaciente una benigna "socialización de las
por medio de dramáticas intervenciones lo denominó un empresario extranjero, era el
personales ; y promovió el ejido colectivo cialistas. En Chihuahua (1935), la sensación pérdidas". Tampoco simplemente enarbolaban
enfoque "ju-jitsu": las empresas rodaban, acom-
[...I entre los terratenientes y los industriales es el fantasma teatral del socialismo. Cárdenas mis-
(hasta la fecha, una institución poco co- pañando al puñetazo, se retiraban del comba-
particularmente amarga antelas políticas agra- mo no era comunista, pero los comunistas
mún) a fin de justificar la expropiación de te con el mejor trato que podían obtener, y rias y laborales del gobierno"; durante el mis- desempeñaron su rol en la movilización agra-
extensas propiedades comerciales: La La- dejaban a los trabajadores para que gozaran de
mo año, un miembro de una familia de terrate- ria (en forma destacada, en La Laguna, pero
guna, Yueatan, B4iCalifornia, Sonora, Chiapas, una victoria posiblemente a lo Pin-0)..°
nientes de Jalisco predijo que "si Cárdenas per- también en Veracruz, Michoacán, Jalisco y
Michoacán."` Desde el punto de vista actual, Sin embargo, este argumento no se puede
manece en el poder dos o tres años más, Méxi- otros lugares).. 5 Los ideólogos cardenistas
en el que las reformas agrarias se consideran forzar demasiado. En primer lugar, resulta algo
no sólo comunes sino también en feliz conso- circular. Las haciendas (y algunas emprL-sms) eran
naneia con el capitalismo,• este logro puede improductivas precisamente porque se enfren-
parecer poco importante y pasar inadvertido. 42. Anguiano, El Estado, p. 42.
taban a un desafío popular, la amenaza de re-
Pero en su momento, fue dramático, original 43. Pyke, Ciudad de México, al Foreign Office, 29 de noviembre de 1935, FO 371/18707, 10787; David
forma, la sindicalización, salarios e impuestos
y (a tntrcveri ido En vendad, el sector remate- (Fonseca Mora), Lookout Mt., Tenn,, a la sra. Antonia Mora vda. de Fonseca ("Mamacita"), Guadalajara, 16
más altos." Los propietarios se rehusaban a
de agosto de 1935, AFM 106/48. Tres años más tarde, México seguía sin ser comunista, pero los terratenien-
tes continuaban lamentando su suerte. Un ejemplo, entre muchos, se puede encontrar en el informe de la
agente de la Gobernación Concepción González, 19 de marzo de 1938, referente a *algún hacendado del
estado de Guanajuato (que) manifestó su disgusto por la situación que prevalece en el pais respecto a la
Hernan Laborda, el ticer del PCM, hizo una distinción directa entre el gobierno de Cárdenas y los de
Balitla y varea:.-.. - gcbierros traidores vendidos a Wall Street»: discurso dado en Cleveland, Ohio, 28 de situación económica y haciendo infinidad de censuras para el gobierno": AGN, Dirección General de Infor-
diciembre de 1935. AFM '261155, Se pueden encontrar diferencias académicas más recientes de este tipo
mación Política y Social. 000/93, t.1. caja 4.
en 1- 1.irriilton, Tlrr firnis c, S'ate Aurcnorny, pp. 137-38. 141; y. 44. Murray. Ciudad de México. 3 de octubre de 1936, FO 371/19790, A7912. Se debe agregar que abunda-
una critica a la categoría atraoalo-todo de
- ;iopt,Ins,niu -
, en Ill'ioxtic.r-ough, 'Unity and Diversity in Latin American History", en ron los rumores de golpes y revueltas durante 1935-36; después de un breve respiro, se reanudaron tras
Journal oí Latín An7er...can la nacionalización del petróleo en marzo de 1938, y recibieron un estimulo aún mayor con la revuelta de
16. 1354, pp 1 - 26
30 Craig, The .4,-2,3-;.::r35. pp 129- 30 Cadillo (mayo de 1938) y la campaña presidencial de 1940.
Anton.osap,r3-ieri
V. 45. Barry Carr, 'El Partido Comunista y la .movilización,agraria en La Laguna, 1920-40: ¿una alianza obrero-
... Pre-isidente, Unión Aorrco!a Raciona; de Chacal& a Lázaro Cárdenas, enero de 1938,
Al 1.1 vol 1:9, p 295 campesina?", en Revista Mexicana de Socología, vol. 51, N''2, 1989, pp. 115-50; Fowler Salamini, Agrarian
98 I Gen.- ate: kiiazícria aó la Reviólviiiii,óri Radicalisrn, pp. 49-64; Craig, The Firs: Agrarislas, p. 147. Benigno Serrato, que reemplazó a Cárdenas
F2rrodo 1934.40 Los días del presidente Cárdenas,
como Gobernador de Michoacán en 1932 y se propuso destruir la Confederación Revolucionaria Michoacana
pp 59-107. 145 - 51, 157 - 63, 2C;i6 - 11
Asa n Jan vly. The A: .Jr.an C.)uel-4:on ano Relorrnisrn in Latir; Arreiza, de Trabajo, cardenista y radical, estaba convencido de que -en el caso de las grandes plantaciones de
Ballimcre, 1981.
.10 Coriway hes:cente utti Nueva Italia- 'el descontento y la rebelión de los trabajadores han sida causados por los lideres comunis-
Tramways Co citado en Murray, Ciudad de México, al Foreicn Otf;ce, 17
0,-. octubre 1! n-.! 1935. FO 271'18703. 9251. tas', hombres 'muy peligrosos", que han 'alcanzado tal autoridad que los trabajadores repudian y cuestio-
.11 Atar; kninrit, laod nan a sus antiguos representantes": Se - ratos a la Gobernación, 15 de enero de 1933, citando a Victoriano
Sccuy in Re.vo;utionary Mexico: The Destruction of the Great Haciendas", en
rtfekrc;in Srirefeilsrlicicrs Mexicanos, vol 7. 0 , 1, invierno de 1991, pp. 73-104. Anguiano, AGN/DGG 2.331.8 (12) caja 29A. Nueva Italia más tarde se convertirla en uno de los principales
experimentos de la colectivización agraria bajo Cárdenas.

20 G
207
Atan Knight Cardenisrno ¿coloso o catramina 7

justificaban la reforma agraria en términos de taron el radicalismo cardenista de la nada. Es- otros trabajadores; por ende, los radicales corno agitación incesante entre las organizaciones
su potencial socialista: representaba una al- taban reaccionando contra una amenaza ge- Múgica (el entonces ministro de Comunica- obreras y la propaganda extremista, que ha
ternativa amenazadora -no (como se tomaría nuina. Los dirigentes cardenistas distinguían ciones) redactaron diatribas contra los sindi- producido una enorme incertidumbre entre
más tarde) un apéndice conveniente- del ca- (aproximadamente) entre intereses comercia- catos que defendían sólo sus propios intere- los intereses creados"." Un banquero norte-
pitalismo. Dejando de lado la ideología, se les progresistas y parasitarios, estos últimos ses, que mantenían su militancia en forma americano expresó su temor sobre LIS ten-
pensó que algunos, como Gabino Vázquez, incluían "el gran comercio que Lino repre- "•! egoísta, incluso después de que sus patrOnes dencias - ultra:sud:a/1sta e• que boa:ay: a m a a
alimentaban un odio personal contra la clase senta ningún derecho social que merezca ser capitalistas hubieron sido reemplazados por México;lsempadrnuciolse-
de los hacendados." protegido por un gobierno revolucionario"." empresas públicas, que merecían un respal- mandas - extravagantes", "descaben:10s' y
Lo mismo sucedió con el movimiento obre- Las empresas que se negaban a colaborar con do patriótico» No obstante, en comparación -totalmente inaceptables" de los trabajadores,
ro y la industria. La política cardenista favore- el régimen, y que recurrían a los despidos y con lo que había sucedido en el pasado (por que el gobierno parecía mas preocupado
ció la industrialización y el desarrollo econó- huelgas patronales, se arriesgaban a la expro- ejemplo, Calles había diezmado a los trabaja- estimular que por sofocar.'"
mico. Pero también implicó una regulación piación.' dores ferroviarios en 1929), y con lo que es- Una vez más, ésta era una distorsión, pero
estatal mucho mayor de lo que los empresa- Una ambivalencia similar afectaba a la po- taba sucediendo en otros lugares, durante la de ningún modo era tina parodia de la reali-
rios estaban dispuestos a aceptar: "la inter- lítica laboral cardenista. Cárdenas necesitaba década del treinta (Italia, Alemania, Argenti- dad. Al asumir Cárdenas se enfrentó a una -ex-
vención del Estado (en la economía)", pro- el apoyó del movimiento obrero en su batalla na), la política laboral del régimen de Cárde- plosión sindican en un irles, sólo en el PLstri-
metió Cárdenas en su discurso inaugural, contra Calles, en la que la CNDP, el núcleo de nas fue genuinamente radical, en particular to Federal, estaban por producirse o se pro-
"debe ser cada vez mayor, más frecuente, y la posterior CTN1, resultó ser un aliado formi- antes de 1938. Algunos especialistas extran- dujeron mas de sesenta huelgas; duruue la
más profunda'.'" Aun cuando, en el largo dable:" Pero los eventos posteriores demos- jeros que volvieron a México a mediados de Segunda mitad de 1935, se contabilizaron
plazo, cierta regulación estatal redundó en traron que la alianza era condicional y que el la década del treinta, después de varios años 2.295 paros sorpresivos." Y, mientras lo,
beneficio del mundo de los negocios, ello gobierno y la Cral tenían diferencias sobre de ausencia, se encontraron con una escena últimos años del gobierno fueron testigos de
no fue suficiente para apaciguar los mie- cuestiones importantes; sobre todo en torno diferente." Una vez más, vale la pena recor- uno disminución de la actividad huelguiar,c.1
dos y las sospechas de la comunidad em- a la cuestión clave del reclutamiento de los dar -teniendo en cuenta cieno grado de exa- y de la simpatía oficial hacia los sir -lile:1rue
presarial, especialmente del implacable Gru- campesinosY Con respecto a los sindicatos geración propagandística- la reacción tanto ello no apaciguó los miedos de los empresa-
po de Monterrey, que veía a Cárdenas como específicos y las disputas industriales, también, de los grupos políticos anticardenisias como rios. Este sector rechazaba la S unedid3 ,-;
el "heraldo pro-comunista de un régimen so- la administración juzgaba los casos según sus de los intereses empresarios mismos. Los ca- ancrintlacionarias, los continuos esfuerzos
cialista", y cuyo "odioconstante" contra el Pre- méritos. Aun durante la fase radical del go- llistas hablaban de "caos comunista", de "una niz:itivos tic la Cl'N I, y (como declaró 1.1
sidente no fue mitigado de ninguna manera bierno se negó un apoyo total a grupos como
por el progreso económico de los años de la los ferroviarios y los empleados de la Aguila
administración de Cárdenas." Una vez más, Co.;" durante y después de 1938, a medida
54. Múgica a Cárdenas, 15 de agosto y 30 de septiembre de 1937, ,AFM, vol. 179. pp. 119, 141.
si bien los críticos de Cárdenas exageraron su que el gobierno se moderaba, comenzó a
55. Murray, Ciudad de fizlexico, al Foreign Orfice. 17 de septiembre de 1935. FO 371/ 18708, 8586 con re vi.ice a
extremismo -y el de su gobierno-, no inven- chocar con los petroleros, los ferroviarios y Reuben Clerk.
56. "Memorándum confidencia!". n_ d., probablemente en diciembre de 1935, sobro las actividaei,os oi
Pa!aras y documentos, p 153 Se nrcdrian dar muchos c1,-;s c:err.ple7, Coahuil,AF1.06/47;Padlen
57. Murray. Ciudad de México, al Foreign 011ice, 29 de octubre de 1935, FO 371/15707, A96 1.-20, ¡bid, 31 de
46. Galtop, Ciudad de México, al Foreign Office. octubre de 1936, FO 371/19790, A9081. octubre de 1935, FO 371/18707, A9693: Farquhar. Ciudad do México. al Foreign Otlice (ref /hucha cace Ag_-1J
47. Palabras y documerws públicos de Lázaro Cárdenas, 1928-1940,1. 1, México, 1978, p. 139. Co.). 30 de enero de 1935. FO 371/18705. A14532. Monson. Ciudad de Mexico. al Foreign Oftic, 31 do
48. Alex M. Saragoza. Tte Monterrey Elite and the Mexican Sta:e. 1880-1940, Austin, 1988, pp. 170-83.
enero de 1935. FO 371113703. A667.
49.Múgica a Cárdenas, 16 de junio de 1938, AFM vol. 179, p. 261.
58. Herí andez Chaiiez, La .7ecár , ca ca'aen , sla. p. 110. que tarnoien provee las citas
50. Palabras y documentos. pp. 191-92. das (13 en 1932. 202 en 1931. 650 en 1935). Las cifras mas atas que aparecen en el teto corres :tren...ie., a
51. Samuel León e croco Marván, La clase obrera en ia n:storia de México: en el carderismo (1934-40). Farquhar,CJdad det).1exico. Foreign Cince. 24 de enero de 1935 F0 371,15735 . A13,37 . y m Fui
México, 1985, pp. 38-98. mé:aco, al Foreign OffIce. 27 Ce febrera de 1936. FO 371/19792. A1876, citando datos de la 0GC1.1
52. Brown, "Cárdenas: Creating a Campesino Power Base for Piiesidential Policy", pp. 114-23. a.
mides:ra el irabalo que está :_izando Ma'ccs Aguila sobre la "JAM-Alz- capo:ialco. las cdras c5; muere.; 1s r, n,;
53. Farquhar, Ciudad de México, al Foreign Office. 30 de enero de 1935, FO 371118705, A14532; Murray, Ciudad Paro no mencionar onesinclioaaores de la p7o:es53
tradaS, cr774endo las nce:gas 'ea es
de México, 20 de febrero de 1936, FO 371/19792, A1876. subestiman significa:ni:amen:e:a incidenda de dicha protesta daian;a e! pericdo 1933.35

208
Alarr Knisht uardenismo: ¿coloso o catraminat

Cámara Nacional de Comercio e Industria en que a menudo profunda y, quizás justificada- Hasta el final, la mayoría de los observadores alegró de este ata que sobre el capital extran-
su informe de 1939) la 'fantástica política del mente, desconfiados de las empresas extran- extranjeros continuaron considerando a Cár- jero."' Entre las bien orquestadas demostra-
gobierno de mc;‹,ramiento unilateral que se jeras, de su politiquería, racismo y dudosa denas un radical peligroso.'>' Obviamente, esta ciones patrióticas de la primavera de 1938,
aplica para cumplir' los compromisos con el contabilidad, creían no obstante que se nece- imagen se confirmó en forma dramática con las clases empresarias y profesionales perma-
proletariado".'" Por ello, los eMpresarios, sitaba capital extranjero para el desarrollo de la nacionalización del petróleo en marzo de necieron relativamente silenciosas y circuns-
especialmente el Grupo de Monterrey, en- México; y también creían, que las medidas 1938. En oposición a la opinión empresarial, pectas. 6' Los empresarios extranjeros (y al-.
cauzaron sus esfuerzos para orz...(aniZarse, ha- abiertamente radicales provocarían la ira de gunos mexicanos) se consolaban con la idea
la expropiación no se planificó de antemano
cer lobby y movilizarse en oposición al go- Estados Unidos.` a Se exageraron sobremane- (de hecho, la Ley de Expropiaciones, tres años de que el experimento nacionalista fracasaría
bierno V a la (,-bada "> ra los argumentos sobre un nacionalismo eco- antes, no se había elaborado teniendo en cuen- y que las compañías pronto serían invitadas a
movilizjción obrera estuvo, por supues- nómico generalizado, ligado a una xenofobia ta esta eventualidad);" más bien, la expro- volver; el empresariado mexicano se frotaba
to, íntimamente vinculada al nacionalismo loxeriana." Sin embargo, aunque la política piación surgió de una situación compleja y las manos con satisfacción ante la perspecti-
económico de la presidencia de Cárdenas. del régimen fue relativamente pragmática, ello fluida en la que la militancia de los obreros va de que Cárdenas sufriera un gran revés
Aunque el gobierno declaró su compromiso no descartó nuevos rumbos e innovaciones petroleros y la intransigencia de las compa- como resultado de la expropiación'"
de nacionalizar los recursos mexicanos (con- radicales. Las empresas extranjeras deplora- ñías petroleras generó tina difícil impasse que, Mientras tanto, el compromiso del régimen
tinuando de esta manera —y acelerando— las ban el nuevo sesgo contra ellas —y a favor de a los ojos de Cárdenas, amenazaba tanto el con la educación socialista (y sexual) desper-
tendencias ya evidentes en la década del vein- los sindicatos— que ahora mostraban los tribu- bienestar económico como el honor y el de- taba violentas pasiones. Una vez más, el tema
te, y aun antes), Ira nacionalización económi- nales lalx.)rales y las autoridades políticas; tam- coro nacionales. De allí que se realizara la de la "educación socialista" impone numero-
ca no constituyó un principio doginauco. Los bin se sentían perplejos ante el hecho de expropiación de marzo de 1938 que, en su sas preguntas. Significaba diferentes cosas para
dase adores de Lis pi iiiticas cardene.itas, aun- que el mismo Cárdenas fuera insobomable. 0 momento, constituyó un ejemplo sin prece- diferentes personas (un estudiante ha conta-
dentes del nacionalismo del Tercer Mundo; do hasta 33 interpretaciones distintas). Para
un desafío a las compañías petroleras y, por algunos era el viejo mensaje laicista,
50 hiedul. /cierir".7 y pfaxis politica de Lázaro Cárdenas. pp. 205-6; Rees, Ciudad de México,
a: Foreign ende, al capital internacional, que generó una anticlerical, disfrazado con un nuevo atuen-
011,c•, 3 de enero de 1040. FO 371/24217, A547. El e;érclio, también, desconfiaba del poder sindical: un
ininimanie de la GobeIncien comunicó una conversación en un café entre das enérgica respuesta."' Nuevamente, la opinión do; para otros, una emulación de la Unión
rni:.:ares que
- di ieren esiet'rin hartos de las barbaridades de los larnosos s , ndicafos .. que el Pres:ciente era dema- vigente en ese momento no consideró que Soviética (por lo tanto, obedecía a una
siado tc,ieianie cce ellos pero que ahora el Ejercito es:aba cansado de soportar tanto aeopello": informe esta medida hubiera sido calculada para be- rationale produceionista); para otros, una in-
del S-19, Ciudad Ce Me‘nco. 12 de mayo de 1938, en la AGN/Direccion General de Ir,crrnacien Poi tica y neficiar a la burguesía mexicana nacional; en citación al antagonismo de clase (inculcaría
caj a 4, OC•r93, tuno II La misma fuente, el 22 de marzo de 1933, torno I. in`orrra sobre un amplio
(eiie tk7.5utut evinente de las "conversaciones tenidas con diversas personas en :a cale) a la verdad, la burguesía, si bien se cuidó de no en la juventud, explicaba el ministro de Edu-
ecer:era, pero lamben de dudas considerables sobre la capacidad dei sirdicazo de los demostrar una comprensión traidora hacia las cación García Téllez, "el espíritu revoluciona-
peiruieres, - opinando casi toda la gente que cuanto antes el Ciudadano Presidente
cese terminar con las compañías expropiadas, evidentemente no se rio, con miras a la lucha contra el régimen
ideas cemunistas. fin de cimentar la prosperidad de la nación, pues de lo centrarlo remen que será un
rotundo fracasa la mei-le:orlada disposición (sc. de eNorediación)".
Saragoza. The kkv, túrrey Ebto. pp 188 97.
-

61 011f7f;;In. Departamento de Estado, 5 de enero de 1938. Peeistro del Depanarnento ce Estado. 812.6363/ 64. "Cárdenas se ha aliado definitiva y completamente con los elementos de extrema izquierda del pais':
3065; P„inlels, Ciudad do Maxiao, al Departamento de Estaco, 19 de marzo de 1939,
812.8303/3103: Marte Davidson (Aguila Co.) a Godber, 3 de mayo de 1940, FO 371/24217, A2619.
R Gómez. a Er11150 Portes Gil, 3 de febrero de 1928. en vide, Poii•ica
Contemporánea.. Cartas de Marte R. 65. Memorando del ministro Campos Gómez, 13 de julio de 1938, AFM vol. 182/4.
r 1 (México. 197d), pp. 191-6
66. George Philip, "The Expropriation in Cornparative Perspectiva", en Jonathan C. Brown y Alan Knight (eds.),
de la Compañia Aguda sobre vi lenta agitación arriloranea" en su plania de Minwt:an. tenía
1:,1 in!Drrne
Toe Mexican Perrofeum Industry ir? the Tyventieth Century, Austin. 1992, pp. 173 88.
-
una de verdad Miaray, Ciudad de
México, al Fcreiqn 011ice. 29 de mayo Ce 1935. FO 37:118797, 67. Aian Knight, 'The Politics of the Expropriation". en Brown y Knight (eds.), The Mexican Petroleum Industry,
A5I.,:yfi I !iches inlormes inspiraron arinnaciones generales sobre la 'epidemia de nadcralismo e:en:mico pa. 90128.
que continua atlir;- endo al mundo", y que se considero •essecialmente aguda' en México Murray, Ciudad de 68. Victor Manuel viliaseñor, Memorias de un hombre de izquierda, México, 1976. pp. 414-15. Mi propia revisión
M1xico, al Fereion Off ice. 12 de marzo de 1935, FO 371/18705. A3050.
de las fuentes del Departamento de Estado (véase n. 67) tiende a confirmar esto.
63 C.'irderias era 'curiesamente inocente en estos asLniss y no entendia bien las convenciones empresa- 69 Blocker, Monterrey y Boyle. Agua Prieta, al Departamento de Estado. 21, 24 de marzo de 1938, SO 812.63E3/
ria!: que se praccaban en México": Murray, Ciudad de Me,xico,
al Foreign Office, 15 de julio de 1935, FO 3134, 3168.
371/18708.
70. John A. Britton, Educación y radicalismo en México, 2 vols., México, 1976:

210 211
Cardenisrr o ¿colo -^.o o catrarnirvi7
Atan KnigIn

pudo disipar los fuertes antagonismos engen- en términos de los conflictos internaciona- plicó una cierta adulación no critica y un re-
capitalista y al establecimiento de una dicta-
les. "Cárdenas vencido en Teruel", procla- medo de la Unión Soviética: el ejido como
dura del proletariado -). - ' Más allá de las drados en los primeros años."' Porque, y en
particular en lo concerniente a la educación, maba un graffiti en .1938; se dijo que la mili- el Lo/l•foo.); a Veces, por otra parte, repri-
interpretaciones, las distorsiones polémicas o,
de hecho, el resultado final, es evidente que estos antagonismos involucraban lealtades y cia de los trabajadores que desfiló en la Ciu- mió el disenso y fomento la disciplina (por

dad de México el Día del Trabajo en 19-'10 ejemplo, el modisto frrnúsrnv popular
el programa de educación socialista desper- odios atávicos: si los cardenistas, invocando a
taba fuertes sentimientos, sintomáticos de la Hidalgo o Juárez, se situaban dentro de la tra- había sido entrenada por refugiados españo- del P(.7,NI)."' Sin embargo, lo que en ver-

carga ideológica de la década del treinta. Éste, dición radical, patriótica, liberal, sus enemigos les republicanos.. r' Estos últimos, por supues- dad hizo la internacionalización fue ;1 ,,111-

después de todo, era el tiempo en que los católicos evocaban la memoria del "inmortal to, fueron recibidos en formas contrapues- dizar las divisiones políticas dentro del

textos soviéticos circulaban en el Colegio Mi- Iturbide"." tas: héroes para la izquierda mexicana (in- país: de forma más evidente enfrentó a la

litar; cuando, corno dijo el callista Ezequiel En esta atmósfera cargada ideológicamen- cluyendo a la masonería mexicana), eran izquierda con la derecha, pero también

Padilla, "estamos sumergidos en una marea te, la política exterior también cobró suma ateos subversivos a los ojos de la derecha. - dividió a los grupos tanto de la izquierda
de frases soviéticas"; cuando la católica Liga importancia. Y, por una vez, - la política ex- Cuando Almazán hizo su campaña en 19 , i0, (lombardistas, estalinistas, trotskistas)

Nacional Defensora de la Libertad alegaba que terior' fue mucho más allá de la relación bi- encontró un nuevo uso para el viejo grito de como de la derecha (conservadores 'clerica-

existía un complot encubierto entre Cárde- lateral básica entre México y su amenazador guerra: mueran los gachupines.' Por lo tan- les" versus radicales "seculares'', es decir, fas-

nas y Hernán Laborde para la diseminación vecino del norte. Por supuesto, las conoci- to, y hasta un punto poco usual, los mexica- cistas o cuasi-fascistiLsr i Los mexicanos sin

del comunismo en México y el Obispo de das cuestiones de la deuda, la inversión ex- nos veían ahora sus propios conflictos políti- duda sentian que había mucho en juego. 1.c

Huejutia se quejó ante el Rey Jorge V de In- tranjera, los límites de la intervención norte- cos como parte de un proceso global. - El antagonismos eran profundos: visiones viru-

glaterra de que México se había convertido americana, seguían pendientes. Pero ahora estado de ánimo predominante en Jalisco es lentas, polémicas y apocalípticas florecieron

en "un verdadero infierno de bolchevismo"» rivalizaban con temas de política exterior, nue- el fascismo", declaraba un agrarista local en en todo el espectro político 1lios La ilusas
Los sentimientos violentos generaron accio- vos y más apremiantes, que adquirían una 1936; durante el mismo año, un terratenien- Doradas fascistas pelearon con los comu-
nes violentas: ataques a los maestros que se fuerte coloratura ideológica y que rápidamen- te español arruinado, víctima de la reforma nistas en el Zócalo durante el vieésinfo quin-

extendieron desde fines de la década del trein- te se insertaban en la política interna: la re- agraria, comprometió su modesta ayuda a la to aniversario de la Revolución, los a too.

ta y continuaron a comienzos de los cuarenta sistencia al fascismo, el frentismo popular, la causa franquista."9 En el sector de la izquier- móviles y );r caballería se enfrentaron, dejan-
• (y que, por supuesto, provocaron represalias guerra civil austríaca, la invasión italiana a da, esta nueva internacionalización de la do tres muertos y cincuenta heridos." En la

anticlericales, tales como la sangrienta toma Abisinia, la agresión - japonesa contra China, política mexicana a menudo alentó nuevos remota y bucólica San José de Gracia, donde
de Cherán, Michoacán, el Jueves Santo de y sobre todo, la Guerra Civil Española. En un rumbos radicales (por ejemplo. cuando im- los muertos víctimas de la violencia agrama

1937)."3 Estos ataques se pr'odujeron no sólo momento en que la economía mexicana es-
en las célebres regiones Cristero del centro- taba pasando por una marcada introversión,
oeste, sino también en estados menos - faná- la política mexicana experimentaba una ex-
76. Jean Meyer, El sinarquismo: ¿un fascismo mexicano? 1937 - •7, México. 1979, p 37 Va3se, trama va
ticos" como Veracruz; e indicaron que la mo- traversión sin precedentes: las diferencias po- Olivia Gall, Tro:sky en México, México. 1991. pp 34. 41, 83. que descarta la simpatia icleoloiitica de Cárde-
deración de Cárdenas posterior a 1938 no líticas internas se redel-alían y proFundizaban nas por la República Española. y T. G. Powejl, - Mexico", en Mark Falooft y Frederick T Pike (etil; ),
Spanish Civil War, 1936 - 39; Amer,can Hem:sphéric Perspectivas. Lincoln, 1952, pp 45 - 99. en espeuial, cp
59. 73.81, Que. en contraste, destaca esta simpalia, en forma correcta según mi opintón
77. González. Los días del Presidente Cárdenas, pp. 132.7. 229 - 39.
71. Farquhar, Ciudad de México, al Foreign Office. 24 de enero de 1935, FO 371/18705, A1338 78. Reas al Fcreign Office. 2 de mayo de 1940. FO 371/24217, A2619
72. Palabras y documentos, 160: Bolelin de la LNDL. 1935, AFM 106/117; José de Jesús, San Antonio, al Rey 79, Craig, The First Agraristas. p 133, Pio Noriega, Higueras, Nuevo León. al genera riel C„tb.1(

Jorge V, 17 de diciembre de 1934, FO 371/18707, A1008. Burgos. 21 de septiembre de 1935. AFM 1061318.
73. David Raby. Educación y revolución social en México, 1921 - 1940, México, 1974; Friedrich. Frincess of 50. Carr, Crasis in Mexican Cerrimunism''. Pa:a encontrar entus:astas apoyos a la sat:neclad y polita
Naranja, pp. 162-63. sovieiicas, vea:15e las cartas de ylotp ,' Manuel Ulasenot" a su tan -1,1 , a Glesje la 1». 1:;.5). ata, 21
74. Para obtener más datos sobre la violencia católica y sinarquista (principalmente en Veracruz). véase AGNI Ce septiembre de 1935. AFM 106.71. 72. 73.
nVr:`v:C;), 133') 9 .
Gobernación, 2f280(26)/8. Caja 40. 81. Gall, Trotsky en Nfé.xico. pp 20, 144.45. Ht.tcn G Campbell. La derecha (13,- 31 en
75. Boletin de la LNDL (n. 72 anterior); Artemio Martín, Oxuluama. a la Gobernación, 25 de febrero de 1947, Mecido. 1976.
.
AGN/Gobernación 2/380(26)/8. informa sobre la celebración sinarouipta de la memoria de lturbida y 13 52. Mcrray, Ciudad de México. al Futre.it;n 0:fice. 21 de noviembre de 1335, FO 301n t-.5707 . At1,w
denigración de las chusmas de Hidalgo Los dias del Presidente Cárdenas, p 69, !kis:fa en forma Taloa la super cridad del Jiutow0vri :-,it.)re la cataa: ,:Ta


213
212
llegaban a la puerta norte de la iglesia a un de una plantación en enero de 1936; y la rrillera local había dado paso a la moviliza-
cas, "un poco dé ambas". Es decir, la políti- ción política de masas. Es cierto que las
promedio de uno por mes, el pueblo se con- ca emanaba desde arriba, pero también es- amenaza de expropiación pendía sobre el
solaba con la idea de que "en los pueblos reino del algodón como una "espada de guerrillas locales —tales como El Tallarín—
taba influenciada por la presión desde aba- permanecían activas en algunas regiones;
vecinos, el número de riñas y muertes era jo. No podemos cuantificar esta proporción, Damocles". 84
mucho mayor que en San José".' 3 Decidida- Se deben destacar cuatro puntos sobre la pero sul fuerzas eran escasas y, vale la pena
pero podemos intentar cierta evaluación
mente, la década del treinta no fue una era movilización popular de la década del trein- mencionar, que a menudo estaban presumi-
impresionista. Por ejemplo, podemos hacer
de populismo moderado. Por ello, cualquier ta. Primero, no debemos pasar por alto el blemente vinculadas a movimientos políti-
comparaciones con otros tiempos y regíme-
análisis de los años cardenistas debe tener hecho de que la movilización popular podía cos más grandes, como el caso de El Talla-
nes; podemos intentar distinguir entre re-
en cuenta estos poderosos factores subjeti- asumir una forma conservadora y católica. La rín a los Camisas Doradas.' Si alejamos la
giones y comunidades dentro del país; y po-
vos que, con el perverso beneficio de la "Segunda Cristiada" fue un juego de niños comparación de la década revolucionaria
demos sugerir que la toma de decisiones
visión retrospectiva, a menudo se omiten o comparada con la gran insurrección de 1926- (1910-20), podemos decir con seguridad que
"de arriba hacia abajo" resultaba más evi-
se subestiman. 29 ; pero la UNS, fundada oficialmente en la movilización popular de la década del
dente en algunas áreas de la política, y la
La dirección del argumento hasta ahora 1937, hacía alarde de más de medio millón treinta fue mayor que la de los años veinte
presión de "abajo hacia arriba", en otras. Una
es que el régimen de Cárdenas adoptó po- vez más, este artículo sólo puede bosque- de miembros en 1943; y contaba con el apo- o los cincuenta. 8 ' También fue más sofisti-
líticas y una retórica radicales y, lo que tam- yo no sólo de la importante zona tradicional- cada: las comunidades campesinas fusiona-
jar algunos argumentos. En primer lugar, es
bién resulta importante, tanto sus seguido- mente católica del Bajío y Centro-Oeste. 85 ban cada vez más sus esfuerzos locales con
muy fuerte la evidencia sobre la moviliza-
res como sus oponentes consideraban que Ésteunpoalqdbremsv organizaciones más grandes; las huelgas
ción popular en la década del treinta. La
el régimen intentaba dar curso a nuevas ini- en la conclusión. solidarias entre los trabajadores eran usua-
revolución armada había iniciado un proce-
ciativas radicales, que amaban u odiaban, Segundo, la movilización popular, ya sea les, en algunos casos amenazando o produ-
so que, si bien perdió cierto ímpetu aproxi-
según los gustos. Al final, muchas de estas de la derecha o de la izquierda, no tuvo ciendo huelgas generales; los maestros ha-
madamente entre 1917 y 1932, revivió a
iniciativas fracasaron. O bien sufrieron una precedentes en términos de magnitud y cían causa común con los obreros y los cam-
partir de entonces. Las demandas agrarias
muerte prematura o sobrevivieron bajo una organización. Resulta difícil hacer compara- pesinos. La nacionalización del petróleo
se aceleraron; avanzó la sindicalización ru-
nueva dispensa, adoptando diferentes ro- ciones con la primera década del siglo, pre- ofrecía un indicador revelador de la capaci-
ral; se multiplicaron las organizaciones obre-
les y características. Volveremos a este punto cisamente porque los modos de organiza- dad de las organizaciones de masas (sindi-
ras nacionales. La CROM se fragmentó, dando
en la conclusión. En primer lugar, en tanto ción habían cambiado. La insurrección gue- catos, escuelas, ejidos, ligas de campesinos)
lugar al nacimiento de la CGOCM, la CNDP,
el centro de atención continúa siendo la cié- y más tarde la CTM. El progreso organizativo
cada del treinta, deberíamos preguntarnos fue igualado por una clara radicalización. Los
por qué fue tan frecuente el fracaso. Esto obreros petroleros presionaban para lograr 84. T. Fairbairn a R. Benson, 7, 10 de enero de 1938, Mexican Cotton Estates of Tlahualilo Papers, Archivo
nos lleva a la segunda y a la tercer pregun- un contrato colectivo amplio; algunos (en Kleinwort Benson, Speen, Newbury, Berks, Reino Unido.
ta que planteamos anteriormente: ¿el ori- particular, los del distrito de Poza Rica) co- 85. Meyer, El sinarquismo,
pp. 44-47; los registros de la Gobernación sobre la década del cuarenta mues-
gen de la política cardenista fue popular o menzaron a proponer la nacionalización. tran el apoyo sinarquista y la agitación en Veracruz (véase n. 74).
elitista? (En otras palabras, ¿fue éste un pro- Tendencias similares resultaban evidentes 86. Murray, Ciudad de México, al Foreign Office, 17 de octubre de 1935, FO 371/18707, A9252; Ramón
yecto de reforma de arriba hacia abajo o de Ramírez Melgarejo, "La bola chiquita, un movimiento campesino", en Laura Helguera R. et al., Los campesi-
en el caso de los ferroviarios. A medida que nos de la tierra de Zapata, t.1, Adaptación, cambio y rebelión, México, 1974, sobre la continua protesta
abajo hacia arriba?) Y, ¿hasta qué punto fue los obreros y los campesinos se moviliza- campesina "tradicional", que involucró a El Tallarín, en la década del cuarenta; los vínculos de El Tallarín con
efectivo el estado en la implementación de ban, muchos en respaldo de la candidatura los Camisas Doradas se afirman... en un memorando sobre la actividad de los Camisas Doradas, 11 de
políticas, en particular aquellas que encon- presidencial de Cárdenas y de su progra- septiembre de 1936, AFM 106/192.
traron una fuerte oposición? ma, las elites establecidas se enfrentaban a 87. No hago referencia a la década del cuarenta, porque contamos con pocos estudios sobre la protesta
La respuesta a la primera de estas pre- popular durante esa década; un análisis superficial de la literatura, y de algunas fuentes secundarias
serios desafíos. "La situación laboral de La La- limitadas, sugiere que la toma de tierras, las marchas por el hambre, las manifestaciones urbanas, y las
guntas es, como tantas respuestas históri- guna es intolerable", escribió un administrador protestas contra la conscripción fueron bastante numerosas: "en realidad, estamos viviendo sobre un
volcán social ahora", informó el Embajador de los EE.UU. en mayo de 1944. Véase Stephen R. Niblo, "The
Impact of War: Mexico and World War II", Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad La Trobe,
83. González, Pueblo en vilo, p. 186. ()ocasional Paper N 2 10, 1988, p. 12.

214 215
Lardenismo ,cuidso o cairanoria?
Alan Knisht

México, como también en América Latina y causa popular y, en especial cuando se en- áreas en las que el respaldo popular era más
para movilizarse en apoyo del régimen."
Ahora las comunidades rurales de la remota en el resto del mundo. ¿Hasta dónde puede , frentó a Calles en 1935-36, necesitaba apoyo evidente (por ejemplo, la reforma laboral y
tierra caliente de Guerrero, o de la distante llegar un movimiento popular sin tener que y estaba dispuesto a pagar (políticamente) agrada) en las que el gobierno forjó los cano
Chiapas en la costa del Pacífico, se reagru- establecer una relación con el Etado? ;El ais- por él.'" Lo mismo sucedía en las provincias: bios más radicales y duraderos; por Otra pa r-
paban en torno de la radical causa naciona- lamiento intencional —fundado en una descon- en Tlaxcala, Jalisco, y otros lugares. los líderes te , donde el apoyo popular fue escaso, don-
fianza 1.:n el estado— denota integridad, o sim- políticos locales, que no eran de origen cam- de las reformas fueron Inas elitistas en su un-
lista."9 La ideología, también, se volvió más
sofisticada (por lo menos, según los crite- plemente asegura la impotencia? Algunos de- pesino ni de convicción agrarista, se sintieron gen y -de arriba hacia abajo" en cuanto a su
rios convencionales). 9)
bates recientes sugieren que, dejando de lado obligados a buscar el respaldo del campesi- dirección, el éxito fue limitado y de cona du-
Tercero, el rol del Estado creció en impor- los juicios normativos, resulta casi imposible nado (no, como analizaré brevemente, los ración: el proyecto de educación sNialista fue
tancia. En este punto, los revisionistas hacen desde el punto de vista empírico que los mo- cotos del campesinado); en La Laguna, - los un fracaso, sin duda, en términos de sus am-
una afinación válida. Las organizaciones po- vimientos populares puedan eludir el abrazo burócratas se dieron cuenta de que habían biciosos objetivos (especialmente en estados
pulares se convirtieron en un capital impor- del estado; en verdad, sólo aceptando ese creado una organización de campesinos au- como Puebla; un poco menos, en Sonora. por'
tante del régimen en la construcción de un abrazo (cautelosamente, con los ojos abiertos tónoma e inde pe ndiente, con poder '9 ejemplo). 9-' los programas indigenistas (que
Estado fuerte; específicamente, ayudaron al y la pasión sosegada) pueden los movimien- Los obreros y los campesinos, de esta forma, rara vez fueron resultado de Lis presiones al>o-
gobierno a derribar a los caudillos, a domesti- tos populares lograr resultados positivos. 91 operaban dentro de un contexto político rígenes) fueron decepcionantes: los intentos
car al ejército, a enfrentar a los intereses ex- En otras palabras, la relación entre el Es- inusualmente favorable; su campo de manio- del régimen de consular un consenso nacional
tranjeros, y a potenciar su propio poder. Sin tado y los movimientos populares es una bra —aunque nunca muy amplio— era mayor contra el fascismo internacional Ilt1 utt-
embargo, de ello no se deduce que estas relación mutuamente condicional, aunque de lo que había sido en !os años veinte, o de pacto limitado (si la experiencia de 1:1 Se.,zund:1
organizaciones fueran dóciles títeres de un raramente, o nunca, de igualdad. Lo Mismo lo que seria en los cuarenta y los cincuenta. Guerra Mundial se puede usar como o:mon

régimen maquiavélico. Aquí, entrarnos en resulta aplicable para la década del treinta: el De hecho, algunos observadores hostiles te- de comparación). Aqui, las afirmaciones sobre
un debate familiar que ha adquirido una estado necesitaba el apoyo popular; las cau- mieron un proceso incontrolable, que la imposición de la politica "de arriba hacia aba-
nueva relevancia con el crecimiento de los sas populares necesitaban adalides del esta- caracterizaron con el cliché ahora familiar: "el jo" tienen cierto asidero; pero lo que se clube
do. Se 'sabia que Cárdenas simpatizaba con la gobierno ha (sic) creado un monstruo, como destacar es la iuc/3cacrcrde (di imposición.
llamados - nuevos movimientos sociales" en
Frankenszein, que no sabe cómo controlar".'" A la inversa, en algunas arcas —de la politi-
Ciertamente, la movilización de los primeros ca, del país— las presiones populares fueron
años de Cárdenas llevó a resultados (tales decisivas. Los amplias reformas agrarias de la
88. Knig "The Poiitics of the Expropriation". El ministro británico se lamentaba de que 'Ja situación no ha corno la nacionalización del petróleo) no in- década del treinta se produleron después de
mejorado debido a que los sindicatos descubrieron hasta qué punto pueden aplicar más presión, aun por cluidos en la agenda con anticipación, y que muchos años de protesta, de represión, de
medio de huelgas solidarias, sobre un gobiernd cuya tendencia es inclinarse, cada vez que es posible, en
fueron producto de una fluida dialéctica polí- una contienda agraria de baja intensidad. Si
favor de los obreros'; Murray, Ciudad de México, al Foreign Office, 15 de febrero de 1935, FO 371/18075,
tica." Además, fue precisamente en aquellas en algunas ocasiones Cárdenas impuso la
A2058.
89. Fidel Hernández, comisario ejidal, Las Cruces, Gro, a Lázaro Cárdenas, 19 de marzo de 1938; Amado
Pérez IJilca. Sindicato Trabajadores Socialistas, Pippapam, Chis., a Francisco Múgica, 19 de marzo de 1938,
AFM 182/155, 178.
92. Hernández Chávez. La rnecanca ca-denista. pp 140-47, Craig, The Firsr Agraostas. p 102
90. Es decir que, los modos más "tradicionales" de expresión de la protesta popular -basada en la patria
chica, imbuida de la religiosidad popular, remontándose a los héroes del pasado como Hidalgo y Juárez- .• • 93. Payrnond Buvé. "State Governors ard Peasant Mebilization in Tlaxcala", en D A. Brading (ad ).
tendieron a dar paso a (o a fusionarse con) modos más 'modernos': socialistas, comunistas. internacionalistas. and Peasant in the Mexican Revc;uticl, Carnoridge. 1980. po 229.35: Craig, The F:rst Agranssas. pp 13.1-
Las denuncias contra funcionarios locales arbitrarios eran tan antiguas como la colonia; ahora. sin embargo. 5: Tomás Martínez Saldaña. Ei costo ca un éxi,,u, perca La pc'ir'ca e.xpansien:sta col Estado rre.VC,71,,O
7: en el agro lagurero. Chao--neo. 195.0. p 35.
se insertaban en un discurso diferente. Damos un ejemplo de la región caliente, políticamente violenta, de los
bailes Vicente Cervantes, secretario general del Comité Permanente del Frente (Lin= de Obreros 94. Murray. Ciudad de laex zo. al Fz-e Wce, 15 de fed , aro do 1975, FO 371/18705. A1(758
y Campesinos del Istmo, Puerto México, 12 de julio de 1935, protesta ante el Gobernador ce Veracruz con 95. Knight, - Politics of the E., ,otopria:icn . .1,1ortn y Raby. - The Dynamics ot Revolution and Colinier,revolution"
relación a los métodos de represión de tipo fachista" que empleaba el presidente municipal de Sayuta que, 96. Véase el excelente [rebelo reciente te Mary Hay Vaughan, - The ir-rait-:menta:ion ol nation.:11 polio ,/ in the
courtryside: socialist education in Fuera !n the Cárdenas period - . trabajo pre5e•iado en la conferencia
con sus pistoleros, atacó una manifestación del Día del Trabajo, "pues... este señor cree que tienen más
fuerza sus pistolas que las fuerzas incontenibles del proletariado': AGN/DGG, 2.331.8(26) 3173. caja 44A.i . "- de Historiadores Mexicanos y Ncrlearcetcancs. Oaxaca, 1956, y *Vilornan School Teaolters in ihe Mexioan
Eoulder, Revolution: The Story pf Fei: rais Braca - , en ,.tunal of ) 1.1drnenis 1-i,sL)ry, vol 2, N`c I 19.90, pp 143 tii4-1
91. Véase aloe Foweraker y Ann L. Craig, Popular Movements and Political Change in México,

2 17
216
uaroentsmo: ¿coloso o catrarnina?
Al-ni Kr- right

el Estado tenía mayor capacidad de coer- y que, aun cuando éstas se reduzcan, es po-
reforma desde arriba, destruyendo las comu- la reforma agraria derivó, en gran parte si no
ción (ésta es una cuestión difícil de diluci- sible cuestionar el grado de "representación"
nidades ruralesgeozeinscbaplicb, esto fue la en su totalidad, de los esfuerzos de los mis-
dar, tanto desde el punto de vista teórico que brinda la política liberal). En algunos
excepción. En la mayoría de los casos, la re- mos agraristas. Resultan ilustrativos los casos
corno empírico), pero esta coerción era casos, de hecho, la representación "no de-
forma estuvo precedida por un:: importante de San Diego y Río Verde ISLP): el debilita-
menor de lo que lo,que sería en años pos- mocrática" de la década del treinta pudo ha-
lucha agraria: en 12 Laguna, en Chiapas, en el miento interno se produjo antes de la inter-
teriores, cuando la CTM y la CNC se habían ber sido relativamente directa y efectiva.
Valle de Vaqui, en Nlichoacán, y en los nunk:- vención política externa: "es un hecho que
convertido en poderosos instrumentos de Los líderes y sus seguidores actuaron estre-
rusos casos menores, más localizados, en los Saturnino Cedillo y las fuerzas del gobierno
control corporativo, en lugar de representa- chamente unidos. Ese fue el caso de algu-
que las fuerzas agraristas veían que ahora el no hubieran podido afectar la propiedad sin
ción. - En la actualidad, el movimiento obre- nos movimientos agrarioá, en los que los lí-
"centro" se inclinaba hacia su callsa."- En el apoyo de los trabajadores" . 9' •
ro es el que tiene más poder", informó un deres —como Macedonio Ayala de Lagos—
efecto, avaro deben aceptar los revisionistas, Lo mismo se aplica a la reforma laboral:
observador británico en 1935, "y ningún combinaron destreza política (y, como sue-
salvo que hubiera habido cierta movilización los sindicatos debían demostrar cierta fuer-
funcionario (...] osaría implementar una de- le suceder, un pasado no campesino) con
previa --cierta demostración fehaciente de la za si iban a integrar el equipo del gobierno.
cisión, no importa lo justa que ésta sea, si ideal isnlo y autosacrificio; o, como argumen-
fuerza agrarista— no existía razón alguna piano Además, los sindicatos también desplega-
no satisface todas las demandas de los sin- ta Olvem, del campo petrolero de Poza Rica,
que un estado supuestamente cínico y mani- ron una autonomía considerable. El relato
dicatos"." Una hipérbole, sin duda, pero una donde las reuniones masivas y regulares res-
pulador :mentara imponer su cínica manipu- de la disputa petrolera demuestra que los
hipérbole que no habría sido escrita en 1925, tringieron el liderazgo sindical?"
lación. La reforma de - arriba hacia abajo - cons- sindicatos no eran de ningún modo clientes
menos aún en 1945. Pero aun cuando tales ejemplos de de-
titu•ó una imposición ir racional y dogmática. del régimen (menos aún que los sindicatos
Sin embargo, la "representación" no tomó mocracia directa son escasos, y hasta cues-
de di dosis político, o bien significó tenían al gobierno en el bolsillo). También
necesariamente formas liberales-demo- tionables, ello no significa que la represen-
un reconocimiento por parte de los reforma- los otros sindicatos industriales más impor-
cráticas. La crítica "liberal/vasconcelista" del tación per Se esté ausente. México tenía (y
dores de que el electorado agransta era po- tantes consideraban su alianza con el gobier-
cardenistno es válida, si bien, según mi opi- tiene) una tradición pobre en cuanto a de-
deroso y 'Merecía Net cortejado. Tal vez no —v la C-TM— como una maniobra táctica y
nión, un tanto mal orientada. La moviliza- mocracia electoral, pero rica en moviliza-
Yucatán fue un ejemplo del printcl- caso, del condicional (de allí, el creciente disenso pro-
ción popular de la década del treinta, que ción popular. Los caciques pueden obsta-
doy,rna qUe excede la conveniencia (aunque ducido después de 1938). En pocas palabras,
quise destacar aquí, no adoptó formas libe- culizar los procedimientos electorales, pero
1.r inla:Zell de un dc.lel campesinado maya exi- la relación entre el Estado y el movimiento
rales democráticas convencionales. No se también pueden liderar movimientos popu-
ge cautela e:1 Ski descripción).'" Pero en la popular fue bidireccional, y las presiones se
caracterizó por elecciones transparentes ni lares genuinos para lograr metas populares
mayo' la de los casos, el saldo fue diferente y produjeron en ambas direcciones.'" , Quizás
nociones gladstonianas de responsabilidad genuinas. Los líderes agrarios de Naranja
cívica. Por el contrario, estuvo teñida de ca- —"príncipes" maquiavélicos, según Friedri-
ciquismo, violencia, vendettas, y corrupción. ch— no eran demócratas modelo: se enfren-
9? ftirry C;irr, 'Fi :',crudo Co-71.;n,sta", T-ornas benian-..r.. A R,c.n Lord, A Peor Pecple. Pc2Cs arto< Socie!y in __ No obstante, estas deficiencias liberales no taban en disputas, libraban batallas caudi-
Chupas. A•t-, uo,:orcue. 1989, cap 6, Crag, F Agranstas, Paul Frecr , ch, in a
hicieron que el proceso fuera totalmente no llescas, traficaban con los puestos públicos
Wago. Chicago, 1077
representativo. (Casi resulta innecesario des- y conspiraban.'" Pero gozaban de un cierto
Murray. Ciudad de 1,.1,!, x co, al Fc-e•cn Office. 17 ce octubre de 1935, FO 371/18707, A9252, informa
1 ,,,:mrcamcnte q u e en el Yucatán - !cs campeones enc;ados parecen haberse rebelacz y desafiaron a tacar que los regímenes liberales-de- grado de apoyo genuino de la comunidad
las •Iuleridadel; lecale:". Fernando Eendez, Ki El croma ce un pueblo y una planta, Mex:co. 1985, no mocráticos presentan deficiencias similares y, en virtud de sus métodos maquiavélicos,
ctrece Un antecedente inmediato para el reparto ce 1937. Sin embargo, la actual fl:.est , cación de
C. aucrt j0,,, , ph y hien \„v e,1:5 (con re:actn a un p n-jticeo ar:eriOr)mattza nuestra impresien ce un peonaje
ir aya dücii. lo m rano votara resultar ce una inveshcacion mas minuciosa sobre los ccmienzos de la
recadi
101. Vicecónsul británico Puerto México. 28 de mayo de 1935, FO 371/18708, A5487. El escritor, por
MAr,,csi.n Amer n re, de 2cntempo 'La reforma agrava en la hac,enda ce San Diego de P:o verde - , en
Supuesto, era testigo de las condiciones laborales en el Istmo, en especial en la fábrica de la Aguila Co., que
1,-”berlo tkverli 1.. ,)D2110. Ct'SCLIS ce os cs (La Jes.nteg -ación de la gran pro: eaar., agraria en tenis un movimiento sindical particularmente poderoso (y discolo a los ojos de los británicos).
me,,cry) 7.-wrora 1982 pp. 153.Q5
102. Creig, The First Agrarislaa pp. 116, 119; Alberto Olvera, 'The Rise and Fall of Union Democracy al Poza
0 Ser rued n 'n e - cc, t,it mas eierr,c'cs sobre trabaz.,•cices (pan., , arieS y mineros) que se ozcr:an y ejercían
Rica, 1932-1940", en Brown y Knight (eds.), T"e Mexican Petroleum lndustry, pp. 63-89.
:,obre mas autertdades, en mk. , 13/ Ciudad de merco. al Foreign Oyrce. 1° de agosto ce 1335, FO 371/
103. Friedrich, Princesa of Naranja.
15703, Aun Id. Ptyke. C:udad Ce tvlex.'co al Foregn Otf,ce. 29 de noviembre de 1935, FO 371/18707, 10787. - •„,

219
Cardenismo: ¿cotoso o cauarniria?
Alcen Knight

atemporalidad del caciquismo, y por ende, hacer preguntas similares sobre Don Flavio arriesgarse al suicidio político, desafiar al des-
ganaron y mantuvieron un ejido, frente a la.
tenaz oposición terrateniente y clerical. La la pretendida continuidad de la práctica que de Arandas.'' tino, sufrir el mismo fin que Ortiz Rubio, y
reforma de La Laguna, también, se implemen- perduró desde la RevoluCión hasta el pre- Dejando de lado los juicios de valor, exis- archivar sine die los planes de la reforma so-
tó -y posteriormente se mantuvo, frente a sente, deberíamos distinguir entre las for- ten cl os puntos consistentes que se pueden cial que no eran inherentemente incompati-
una considerable oposición- por la acción de mas de caciquismo y los objetivos que per- destacar. En primer lugar, durante la tormen- bles con los estilos caciquistas de dominio.
los caciques agraristas, que gozaban de un seguían los caciques. Porque él caciquismo tosa década del treinta, hasta el cacique más La permanencia del caciquismo, por lo tan-
importante apoyo popular: el liderazgo ema- -corno la democracia liberal- es un meca- cínicamente egoísta tuvo que orientar sus to, no descalifica las re4v indicaciones
naba de las comunidades, "los campesinos nismo de procedimiento; puede hacer que velas para ponerse a la par del viento popu- cardenistas sobre su carácter radical y popu-
ejercían control sobre sus líderes", y la com- las políticas produzcan distintos resultados. lar: como lo tuvo que hacer Rubén Carrizosa lar. Pero plantea el siguiente tema: la cues-
bativa Unión Central permaneció "leal a sus Por lo tanto, deberíamos tratar de clarificar en Tlaxcala, o Porfirio Rubio en la Sierra Alta tión del poder del estado. un lugar común
bases, no al gobierno ni al Estado")°' Por las convicciones políticas, las bases socia- de Hidalgo. m En segundo lugar, como ejem- decir que la administración de Cárdenas re-
supuesto, es difícil evaluar los niveles de les, y las carreras de los caciques; debería- plifica este caso, Cárdenas tuvo que coexistir forzó tanto al Estado corno al partido, afian-

apoyo. A menudo, la reforma dividía a una mos distinguir entre radicales y conserva- con los caciques. Del mismo modo que para zando, de esta forma, el dominio del gobier-
comunidad en facciones (los terratenientes dores, anticlericales y clericales; entre caci- poder consolidar su poder presidencial tuvo no central como nunca antes se había hechu.
no eran ajenos a la confabulación para lo- ques que gozaban de un importante apoyo que hacer una serie de tratos con políticos Sin embargo, como muchos fugares comunes,
grar este resultado); y las facciones rivales, local, y aquellos cuyo poder derivaba de clave (Cedilla Amaro, Alntazán, Pones Gil), se tiende a repetirlo más que a analizarlo. La

ya sea en los ejidos o los sindicatos, alega- arriba, o del centro.'''' Esto no es fácil; y también a nivel regional y local Cárdenas tuvo "fuerza del Estado - es un concepto vtigtE,.qué
ban invariablemente que representaban a puede tornarse más difícil por la tendencia que trabajar con los materiales políticos dis- significa en la práctica? En un nivel, se lo
la mayoría. Dada la historia anterior de Méxi- de los caciques a cambiar progresivamente ponibles. Algunos clientes cacicales (corno puede medir, en forma aproximada y p‹.isizi-
co y la cultura política predominante, esto su apoyo popular por el apoyo del centro Ernesto Prado de Michoacán) eran vie j os alia- vista, en términos del - tamaño - del gobierno:
era poco sorprendente: era probable que y.'o de las elites locales (podríamos decir: dos; otros, corno los caciques de Morelos. eran el tamaño de la nómina federal, el presupues-
los conflictos locales se mediaran a través el único cacique bueno es -si no un caci- intereses creados con los que la colaboración to federal. Con cierta justificación, se ha ccin-

de un turbio caciquismo más que una trans- que muerto- por lo menos un cacique de era conveniente; algunos, como los caciques siderado a Cárdenas momo el iniciador del -sur-

parente democracia. Sin embargo, como han corta vida). Quizás esto explique algunas indígenas de Chiapas, eran productos indirec- gimiento del Estado activo"."' Sin embar;.to. el
demostrado numerosos estudios, los caci- de las grandes divergencias de interpreta- tos pero (se podría decir) inevitables de las aumento en el gasto del Estad), evidente
ques no fueron invariablemente pequeños ción que aparecen en esta área clave de la políticas cardeniscas."" El caciquismo era un durante el periodo 193-i-íO, reflejó ciertas ten-
dictadores impuestos; en verdad, tampoco historia política mexicana: por ejemplo, hecho de la vida política que debía afrontar dencias globales, presentes en regímenes de
la ausencia ele una competencia partidaria ;luan Paxtion de San Andrés Tuxtla fue el un presidente reformista, ansioso por obte- carácter radicalmente diferente; en especial.
intensa y limpia fue un obstáculo para la campeón popular retratado por Miguel ner resultados. Haber ignorado al caciquismo reflejo el aumento en el gasto económico
representación (considérese la historia po- Covarrubias o, el tirano vicioso descripto -o haber tratado de eliminarlo- hubiera sido durante una fase de introversión económica
lítica de juchitán)."'s Más que destacar la por Heather Fowler Salamini?" . Se podrían

108. Según lo expresado por N.1ar:inez SadaAa, 'Formación y transformador de una ell ,garoura", pa t78-69,
104. Martínez Saldar'ía, El costo social. pp. 33. 35. Den Flavio carecía "de una base de apoyo popular", pero orovenia de la zona. era diestro ¡irle:e y tiradr.
105. Jeffrey W. Rubín, "Popular Mobifization and the Myth of State Corporatisrn", en Creí,: y Foweraker, carácter simpático bondadoso._ con un gran don de ce.níe". poseía una red de compadrazocs y una
Popular Movements. pp. 247.67. Uno de los puntos principales de Rubín es que la represe-ladón popular cantina que nunca cerraba. Su ceder nc descansaba lineamento en la coercion o el respaloo oef gcb.erro
-como la interpreta 'el pueblo" mismo- no necesariamente tenia o tiene que imcfucrer :a competencia federal.
multiparlidaria. 109. 9w/e. 'State Governors and Peasaní Mobilizaten in Tlaxcala", p 2.11, Frans Schryer, The Fi; ,nc`er a ot
106. Un buen ejemplo de ello es la discusión sobre las formas de caciquismo, basada en las carreras de Pisa flores: the History ol a Peasant Eoz.-gec:sie in nventie:h-Century Mexico, Toronto, 1980, p. 92.
Saturnino Cedilto y Gonzalo N. Santos, de Enrique Márquez. 'Gonzalo N. Santos o la na:uraíeza del'tanteómel ro 110 Anoliiano Equihua. Lázaro Cafdei"as, co. 40-41: Arturo Warrnan, Y VCIIITCS 3 contradecir Los
político ", en Carlos Martínez Assad (ed.), Estadistas, caciques y caudillos, México, 19.c.'5. ca 385-94. de Morelos y el estado nacional. México. 1976. p. 206. een;arrlin, Rich Land, Peor People, pp 002-23
107. Cf. Fowler Sa:amini, Agrarian Radicalism, p. 160, y Miguel Covarrubias, El sur Ce México, México. 1980, 111. James W. Wilkie. The Mexica^ Fede:a! Exce.nd:ture and Social Changa 5;nee t911)
pp. 55-63. 1973. pp. 74-81.
(evidente durante el New Deal, el Plan de mando el período de Morrow 'como ernbaja-. precisamente por eso) sean débiles: la Nue-
Cuatro años nazi, el Plan de Seis años del se pudo combatir de
Tal abierto desafío
dor, 1927-29, como el punto de inflexión); y va España de los Habsburgos sería un caso
PNR). No resulta claro si la nómina federal a medida que las elites revolucionarias se unie-
de lo
frente. Los sinarquistas estaban más allá
clásico. A la inversa, los Estados que desplie- políticamente aceptable; no acataban la Re-
creció, o si hubo un brusco aumento agrega- ron para formar el PNR en 1929. A partir de gan una fuerza ejecutiva —que ejercitan sus volución; finalmente (aun después de que hu-
do en el conjunto del personal burocrático."' entonces, una cierta disciplina de elite impreg- músculos políticos en la arena social. bregan- bieron dejado de lado su liderazgo radical y
Además, el "Estado activo" continuó crecien- nó la política mexicana: las elites "in" (es de- do por lograr cambios significativos— pueden moderado su intransigencia integralista) fue-
do y creciendo después de 1940: durante el cir, los revolucionarios) manejaron sus asun- poner en peligro su propia supervivencia y ron proscriptos por el gobierno de Ávila
gobierno de Ruiz Cortines, por ejemplo, el tos recurriendo cada vez menos a la lucha fra- reproducción. Ese fue el riesgo que corrió el Camacho."' Mucho más significativa fue la •
gasto real per capita del gobierno federal fine tricida, lo que por supuesto, no impedía que gobierno de los Borbones: dejó de lado el oposición mantenida, a menudo en secreto,
el 220% de lo que había sido durante el go- siguiera existiendo una gran cuota de derra- consenso y adoptó reformas de largo alcance por grupos que eligieron resistir al cardenis-
bierno de Cárdenas: este hecho, ¿hace que mamiento de sangre a nivel de las bases, donde pero muy prOvocativas."' Los gobiernos mo en forma más sutil, por medio de la eva-
la administración ruizcortinista haya sido dos el sectarismo político no conocía tal modera- revolucionarios de la década del veinte y del sión, el camuflaje y la colonización discreta.
veces más - activa" que la cardenista?" 3 El au- ción interesada. Los militares, en particular, treinta fueron fundidos en el molde Borbón: James Scott ha analizado ingeniosamente las
mento bruto del gasto del gobierno es clara- tomaron conciencia de la futilidad del es decir que ellos también buscaron cambiar "armas de los débiles", el humilde arsenal de
mente significativo, pero constituye sólo un pretorianismo, al que fueron instados por lá la sociedad civil, en forma bastante radical en los campesinos que enfrentan a sus opreso-
índice entre muchos de la "fuerza" del esta- tendencia de los EE.UU de respaldar el régi- el caso del cardenismo, como he sostenido. res con la simulación, la obstrucción y la
do y creo que s‹.e lo debe relacionar con otros men establecido en Nléxico.'" Por lo tanto, la Pero, como todos los gobiernos de estilo desobediencia."' Pero también debernos
criterios más - impresionistas" (pero no me- política revolucionaria se volvió menos san- borbónico, se enfrentaron a una importante reconocer que estas mismas armas fueron
nos importantes). grienta: el triunfante Cárdenas exilió a Calles oposición: algunas veces, abierta y militante; utilizadas por grupos más privilegiados, en
Se deben distinguir dos criterios en parti- y no lo mandó fusilar (compárese con el tra- otras veces, más solapada e insidiosa. Un respuesta a un desafío radical como el
cular. Como sucede tan a menudo en la histo- tamiento de Calles a los disidentes revolucio- ejemplo de la primera variante fue el cardenismo. Las "armas de los poderosos' fue-
ria, parecen contradictorios. Primero, el Esta- narios en 1927); la rebelión de Cedillo fue un sinarquismo, un movimiento de .grandes pro- ron, se podría decir, los más efectivos frenos
do se puede considerar 'fuerte" en la medida fiasco en 1938; el flirteo de Almazán con la porciones que negaba la legitimidad misma para la ejecución plena del proyecto cardeni.sta,
en que sobrevive y se reproduce a sí mismo, rebelión de 1910 nunca se consumó. La pre- del Estado revolucionario, que propiciaba una y la más segura ganintia de su fracaso.
que no se enfrenta a desafíos :portales contra sidencia de Cárdenas, de esta forma, contri- filosofía antitética católica integra lista, y que Los enemigos del cardenismo eran legión:
su existencia y estabilidad. En este sentido, el buyó aún más al proceso de fortalecimiento se alineaba con aquellas corrientes interna- la jerarquía eclesiástica, los laicos católicos (y
Estado mexicano - se fortaleció" durante la del Estado, por lo menos en el sentido más cionales (el falangismo, en especial) -a las que aún más, las mujeres laicas: de allí que el régi-
década del veinte, a medida que se comba- restringido de disminuir el riesgo de rebelión se oponía denodadamente el cardenismo." men renegara de su compromiso con el su-
tieron sucesivas rebeliones militares (compá- directa y de los golpes de estado pretorianos. Este conflicto, como he dicho, también recu- fragio femenino), los grupos empresariales,
rense las dificultades de 1923 con la súbita No obstante, ésta es una definición restrin- rría a los símbolos y lealtades tradicionales y los universitarios, los terratenientes, la clase
denota de Escobar en 1929); a medida que gida y muy limitada. Los Estados pueden so- representó otro roundsangriento de la anti- media, los n ve rsores extranjeros y —quizás lo
mejoraban las relaciones con los FE Uli - (lo- brevivir y reproducirse aun cuando (a veces gua batalla entre el conservadurismo clerical y más importante, pero menos notorio— las eli-
el secularismo jacobino; por lo tanto, había poco tes provinciales (que, por supuesto, abarca-
espacio para la negociación y el acuerdo. ban a muchas de estas categorías mezcladas).

112 Merrilee S Onnd:e, Eureaucra!s Po/dic. /ars and Peasants in Mexico. A Cast Sfz. ,cy
in Public
f-',vrke1ey, 1977. p 189
113 W n lk ∎ e, Ihe xcan Revoiu: ,on s pp 36.37 115. Esto repite un argumento presentado en Alan Knight, "State Power and Political Stability in
114. El v∎ cepfestcer;fe Henry Viallace asistió a la ceremonia de asunción Mexico - , en
de Ávila Carrac`o, haciendo tañer Neil Harvey (ed.), Mexico: Dilemmas of Transition, Londres, 1993, pp. 29-63.
de cura forma las "campanas que anunciaban la muere definitiva de las esperanzas
presidenciales del 116. Meyer. El sinarquismo, cap. 4.
General Juan Andrew Alma. -.1n" (que ya elan C5CCS:15), los airnazanistas manifestaron contra
la visita de 117. /bid., cap. 3; Informe Hadow sobe ci sinarquismo, Washington, 14 de diciembre de 1944, en FO 371/
Rces. Cludad de 1.1exicd, al Fore,gn Off ce. 14, 29 de noviembre de 1910. FO 371/24217,
4825, 44478, AN 56.
481'0
118. James C. Scout, Weapons of :he eatc Everyday Forms o! Peasant Resistance, New Haven, 1965.

222
223
Cardenismo ¿coloso o catrarrina?

Alan Knight

Monterrey, en particular, desarrolló una ideo- puesto como modelo, se convirtió en el testi-
siasta bienvenida en Los Altas de Jalisca!' Mtiy
Estos grupos advertían cada vez más que el monio del sotx)mo y del fracaso.' Muchos
pronto, la educación socialista sería liquidada logía persuasiva de patriotismo empresario,
estado revolucionario estaba para quedarse, otros terratenientes, aunque tuvieron que en-
(la prensa nacional había estado denostándola y resistió con éxito las incursiones de la CTM
que resultaba más sensato conspirar en forma frentarse a un grave desafío por parte de un
durante años) y las últimas•brasas encendidas en Nuevo León, donde, ya desde 1937, "los
inteligente para lograr su desradicalización que nuevo agrarismo, también se las aneglaron para
del anticlericalismo oficial serían extinguidas- simpatizantes de los trabajadores parecían
luchar quijotescamente por su destrucción. sobrevivir y, finalmente, prosperar. En
Después de 1945, a medida que la ideología estar en fuga", y donde la CTM se había
Esta fue, por ejemplo, la conclusión elabora- Atencingo (Puebla), 'William JenkinS acompa-
de la Guerra Fría comenzó a permear la polí- debilitado hasta convertirla en una organi-
da por la Aguila Company en 1935.' 19 La je- zación "casi impotente".'" Ávila Camacho
ñó el puñetazo ap,rarista, y —en pone gracias a
tica mexicana, la jerarquía católica se sintió
rarquía eclesiástica, 'nunca muy entusiasta en sus buenas relaciones con la familia Ávila
justificada por su política de déteuite. se cele- hacía esfuerzos para cortejar a los empresa-
su apoyo a los rebeldes Cristeros, dio la bien- Camuflo— conservó su ingenio azucarero y el
bró abiertamente el quincuagésimo aniversa- rios del nordeste que, después de 1940,
venida a la detente de 1929 y no prestó gran gozaron de un clima más cordial. Si bien el correspondiente poder económica''' . El relato
rio de la coronación de la Virgen de Guadalupe,
ayuda y consuelo a la Segunda Cristiacla; vio era sintomático de un estado en el que los
con la asistencia de prelados extranjeros y un Grupo de Monterrey tuvo particular éxito
con beneplácito que Cárdenas mitigara en cier- gobernadores conservadores eran la regla
abierto despliegue de vestiduras clericales y en su lucha contra el cardenismo, otros em-
ta forma el extremismo anticlerical (en espe- (Máximo Ávila Ca macho, que sucedió al ca-
hasta de los colores papales amarillo y blan- presarios y terratenientes obtuvieron sus
cial, que hubiera echado a Garrido Canabál), llista Nlijares Palencia en 1936, fue, aun a los
co; las protestas anticlericales fueron escasas propios beneficios menos espectaculares
sospechaba del extremismo sinarquista, y, en ojos de los extranjeros conservadores, "un re-
y débiles; el evento (que anticipó los poste- pero no menos significativos.
un astuto golpe político, dio su apoyo al régi- accionario inescnapuloso") y en el que el pro-
riores jolgorios católicos) era una prueba posi- plantoeracia del Yucatán que, subordi-
men en el momento de la expropiación grama de educación socialista había en ∎renta-
tiva del "fervor de la vasta mayoría del pueblo nando o asesinando a sus enemigos, había lo-
petrolera. En esa ocasión, los obispos ofrecie- do terribles obstáculos y avanzado muy
mexicano" (y, podríamos agregar, una prueba grado frustrar los esfuerzos anteriores para.im-
ron un trato tácito: respaldo patriótico a cam- poco.'" (1 2 S) Cruzando el límite del estado,
negativa del fracaso de la desfanatización re- poner la reforma radical en la península, ahora
bio de una atenuación del • radicalismo en Veracruz también terratenientes como el
voluciona ria).wEl PAN, reflejando esta tenden- volvía a sus defensas de clase. El gobernador
carcienista (los conservadores dentro del go- infame Manuel Parra sobrevivieron al desa-
cia, perdió su tinte falangista y resurgió con los López Cárdenas, un reformador genuino aun-
bierno buscaban un quid pro quo similar). 12" fío del cardenismo, aunque recurriendo en
colores de un partido pro-empresario, que ineficaz, fue hábilmente depuesto (junio
Como siempre, la jerarquía estaba más ade- mayor medida a la violencia frontal.''''
anticomunista y cristiano democrático. de 1937) y el torbellino de la reforma agraria
lantada —y era más pragmática que— los miem- Por lo tanto, para muchos propietarios, el
Los empresarios y los terratenientes tam- auspiciada por el Presidente Cárdenas, vulne-
bros de la grey católica, muchos de los cuales patrón fue el mismo: una exitosa retaguardia
bién tomaron las armas de los poderosos rable desde el comienzo debido a su preci-
se sentían atraídos por la intransigencia contra el cardenismo a mediados de la 'cléca-
para mellar el filo del cardenismo. Promo- pitada improvisación, fue posteriormente so-
mesiánica del sinarquista Abascal. Pero la je- da del treinta (de 1934-35); y 00 sostenido
vieron nuevas formas de representación cor- cavada y detenida. Un caso de agrarisrno pro-
rarquía se subió a la ola: en dos años el presi-
porativa, apoyaron a los grupos opositores
dente electo Ávila Camacho se declaraba ca:
(en especial, al PAN), y desplegaron el po-
tólico públicamente, enterraba a su madre con
der de su veto económico." El Grupo de
todos los ritos católicos, y recibía una entu- continuo siendo una
125, Saragoza, The Monterrey Elite. p. 189. El reciclado partido oficial, el PRO, también
COMO le declaro
organización un tanto esquelética en Nuevo Lean: 'en realidad no existe PR1.-1 en el Estado',
sin ambages un funcionario del comité recional estatal a Cárdenas. Véase Fructoso F10driguez a Cárdenas,
de quejas de organizaciones
3 de agosto de 1938. AGN/FLC 543.1/35. El mismo legajo contiene una serie
Murray, Ciudad de México, al Foreign Office, 20 de junio de 1935, FO 371118708, A5546. El ministro Gobernador de Nuevo Leen, Anacleio
119. de campesinos, denunciando al régimen corruo:o. conservador del
británico estuvo de acuerdo. p. 236. Guerrero.
- : Hamillon, The Limits oí State Autoncrry,
120. Atan Knight, 'The Politics oí the ExproPriation 126. Benitez, Ki, pp. 120-52.
Rees. Ciudad de México. al Foreign Office. 9 de febrero, 20 de septiembre de 1940, FO 371/24217, an Struggie in a Maxican Ejido, Sranforcf, 1973
121. 127. David Ronfetdt. Aterunge: The Polilics o Agta:' ,
Countryside", Bateman, Ciudad de México, al Fel -ign
1654, A4492. México, 128. Vaughan, 'The Implerrentafion of Naticnaf Pof:cy in the
Historia de la Revolución Mexicana. Periodo 1934-40 La eCucacien socialista,
122. Victoria Lerner, Office. 20 de diciembre de 1945, FO 371;51586, AN69.
1979, pp. 175-92; Medin, Ideología y praxis, p. 219. 129. Fowler Salarnini, Agrarian Radicaiisrn
pp. 131-32. 136-37. La violencia de Parra. sin embargo, no habria
al Foreign Office, 15 de enero de 1946, FO 371/51592. AN3382. del treinta) no hubiera adoptado una costura
123. Elateman. Ciudad de México, pp. 196-7. 209, sido tan electiva si el gobierno estatal (aun durante la década
Saragoza, The Monterrey Dite, pp. 163, 188-89, 193: Hamilton, Limits o! State Autonorry,
124. antiagrarista: ibid., p. 131.
226-27, 235.

A lan Knixht cardenismo: ¿cotoso o catramina?

resurgimiento a partir de entonces. Ello fue bierno aún mas consemidor, presidido por el un cedillista de vieja data que combinaba un las figuras conservadoras dentro del establish-
posible por la connivencia de Lis elite:: ryoliti- ladino obregonista Fuman Yocupicio. El go- poder caciquista perdurable, la propiedad de ment político tuvieron que adaptarse, tuvie-
ras (por supuesto. la diferencia entre los pro- bernador Yocupicio pudo sortear los ataques la tierra, y en general, buenas relaciones con ron que hacer alarde de un radicalismo espú-
pietarios" y las - elites pot:ticas' no es tan níti- de la CTM (con considerable éxito) y no res- la clase propietaria; hasta estimuló la presen- reo. Pero permanecieron en funciones, en las
da, en especial a nivel leca!). En Tlaxcala, por paldó el proyecto de educación socialista. cia de ex cedillistas en su camarilla de clien- gobernaciones provinciales yen las intenden-
ejemplo, lo.; eilci( 'kW% en pugna lucharon para Como sucedió en Chiapas, se llevó a cabo tes.'" Lo mismo sucedió en otros lugares, a cias. A mediados de la década del treinta, los
equilibrar los intereses de clase; clurante un una reforma agraria relevante (en los valles, nivel local. En San José (Michoacán) el partido críticos radicales se quejaban de la presencia
tiempo tuvieron que rugar el juego agrarista, no en la zona montañosa), pero ello no impi- de los terratenientes tomó el control del muni- de los conservadores (usualmente, llamados
aceptando retiaava de la boca para afuera, dió el resurgimiento de los intereses conser- cipio en 1936 y se consolidó durante la prime- "callistas", pero dicha etiqueta, como he su-
y hasta respaldando algún grado de reforma; vadores en la década del cuarenta. El cambio ra parte de la década del cuarenta; en Aranda, gerido, resulta un tanto cambiante y confu-
pero también rest.i.i.on concierto éxito las agrario estructural, producto de la moviliza- la oligarquía local recuperó el control directo sa): en el Ministerio de Fomento, en numero-
incursiones de la CINI y de Li CNC, mante- ción popular, no condenó a muerte a la bur- del municipio en la década del cuarenta.' 34 sos estados (y territorios, tales como Quinta-
niendo de esta forrni: el poder en sus propias guesía regional; a pesar de que los forzó a Este patrón uniforme de recuperación "bur- na Roo), en las municipalidades, y entre los
ruanos, y en las de sus aliados en la elite.' resguardar sus defensas y, en algunos casos, a guesa" derivó de la lógica interna del carde- militares (donde, aparte de los famosos casos
En Chiapas, el gobernador Victorico Grajales cambiar sus recursos económicos de la agri- nismo, y pudo ser posible gracias a ella. Como de Almazán, los generales como Pablo Quiro-
(1912-36) favoievio abiertamente al sector cultura a la industria, el comercio y la ganade- he argumentado, el cardenismo fue una "reli- ga y Alejandro Manje tenían reputación de
terrateniente y resii.795 la refezma, combatien- ría. La acción de retaguardia de Yecupicio pre- gión" tolerante. Al deponer a Calles, Cárde- pro-empresarios y pro-Iglesia).'" El régimen
do las iniciativas del gobierno central con pa- sagió la recuperación conservadora de los nas tuvo que hacer tratos con la derecha y cardenista, en otras palabras, fue colonizado
ranoia provinciana 7.... asesinando a los líderes cuarenta: en 1943 Abelardo Rodríguez, el con la izquierda. Durante un tiempo, la ma- por una multitud de "saltambiques y giraso-
obreros y auranas de la zona.'" Aunque el modelo del conservadurismo oficial norteño, rea había fluido a favor del radicalismo; hasta les", conversos tácticos de la "mafia callista".°
desalojo de Grades produio uta reforma agra- asumió como gobernador; los rodriguistas y
ria significativa, esta pronto siguió el camino los callistas controlaron Sonora hasta la déca-
de la cis.piaciirin- en :9•W un gobernador pro- da del cincuenta.'" En San Luis, donde los
133. Márquez, "Gonzalo N. Santos". Véase también el informe del coronel Miguel Badillo, Tantoyuca, a
einwesario -y amigo de Ávila Camacho cardenistas -el Presidente y la MI- dieron
Cárdenas, 18 de junio de 1938, AGN/FLC 606.3/206, que describe la lozana supervivencia de cediliistas
mancialia las riendas y, a Loes de la (beoda un golpe muy importante deponiendo a entre las autoridades municipales y las reservas (militares) locales de la región, quienes 'se han acogido la
del cimienta, erial a nuevamente en el poder Codillo, esto no significó el fin del cedillismo, protección del senador Gonzalo N. Santos a quién reconocen como jefe".
la vieja camarilla mapachelgrajalista. En So- menos aún del caciquismo; más bien, el subse- 134. González, Pueblo en vilo, p. 186; Martínez Saldaña, "Formación y transformación de-una oligarquía". p.
nora, la denota de] impuesto régimen onnis13 cuente vacío político fue ocupado por un nue- 71. No es que Arandas haya sido alguna vez un semillero de la reforma: véase el informe de"Miguel Morones
de la Vanguardia Cardenista Arandense, 29 de febrero de 1938, AGN/DGG 2.311.6 (11). cija 252, t. I, sobre
lievo, IV:mi:tinten:e, a l.a instalación de un go- vo cacique más "moderno - , Gonzalo Santos,
los esfuerzos de las autoridades municipales 'hasta para entorpecer cualquier intento o esftterzo de que las
leyes obreras y agrarias tengan efectividad'.
135. Informes a Múgica de J. Hernández Solis, 2 de enero de 1934; anón., 2 de julio de 1936: anón., Dolores
Hidalgo. Gto.. 12 de agosto de 1935; José Berger, Guadalajara, 10 de octubre de 1935; AFM 106/5, 181. 15.
170 •Siat:t?. Ge,.:::incis and Peasant Mcbil n zabon in Tia,:cata". Compárese la critica tcejsrna a Saturnino 81. Compárese también Ignacio Tovar, Cd. Victoria, Tamps., a Emilio Portes Gil, 24 de abril de 1936, AGN,
er,orno, Ciieietato, y sus secuaces y:cientos. corruptos y pseudoradicales:':coos [...) flamantes Emilio Portes Gil, Archivo Particular, caja 68, exp. 5; José Moreno, Tehuacán, Pue., a Cárdenas, 24 de abril
tiene antecedentes tevciucionarlos": José Siurob a Cárdenas, n. d 1935. AGN/ de 1936, AGN/DGG, 2.311.8, caja 35A ("todavia impera en esta región un reducto del viejo callisrno refundi-
do dentro del -partido— laborista"). En el momento en que México entró en la Segunda Guerra Mundial,
131 /Vt7 - 3r,:o Con!ederacion Carroesna y Obrera del Estado de Chiapas, a Múgica. 7 de Manje (aún definido como callista) era uno de los tres generales de más alto rango, que comandaba la zona
seplir.,•irttie Ben¡arrin, Lard. Pccr F-'eople. pp. 181.91. de la costa del Golfo; Davidson, Ciudad de P.Iéxico, al Foreign Office, 17 de enero de 1944, FO 371/38302,
132_ Anicete 1. /-,7 a C.,irciieras. 8 de abril de 1936, AGNYLC 559 3125, denuncia la 'ociosa camarilla' de los AN 927. Se dijo que Manje habla conspiraco no sólo con los Cristeros (informe Berger) sino también con Ics
cailli..tas r.,ore.r.i. "nefastos o corrompidos carlistas que se hacen pasar per cardenistas disfra- guardias blancos de las haciendas en Jalisco: Jorge Regalado, "Los agraristas", en Laura Patricia Romero
7,,dos - rara lee, la hisioria completa, véase Carlos N.ioncad.a. O., 'El escenario politico de Senara'. en Carlos (ccord ), Jalisco desde la revolución: Mov:rrientos sociales, 1929-40, t. IV (Guadalajara, 1988), pp. 140-41.
Asrad ). ,.!urt., ,cods en eentiieto. Hé tico. 19E5. pp 31 - 35 y Adrian Banties. 'Po:tics, Class and Sobre la permanente influencia de la facción Riva Palacio (callista) en el estado de México, véanse las
Culture m FL-Julrevuls.;.,:r3ry MexIcoi Cardenismo and Sonora, 1929-40", tesis de doctcia:a. Univers:dad de numerosas peticiones (aptos. enero de 1936) en AGN/DGG 2/311 M (12) 21545, caja 20B.
Teas en Aur.t:n. 12'711 136. Felizardo Frias a Múgica (informe sobre Sonora), 29 de octubre de 1935, AGN/FLC, 559.325.

227
Cardemsmo. ¿coioso o catrarnir,a7
Atan Kight

Después de 1938, a medida que el sol transi- co durante la década del cuarenta. Como lo Luis Montes de Oca, el presidente del Banco coalición cardenista misma se fragmentó, per-
e
taba par el ci lo político, de la izquierda a la han demostrado claramente los historiadores, de México, declaró alborozadamente que "el diendo seguidores y socavando su espíritu de
derecta, los girasoles lo siguieron fielmente; este giro ya se estaba produciendo mucho comunismo está muriendo en México"."' A lucha. Tal vez, este resultado fue inevitable,
para ellos, el régimen cardenista no fue tanto antes de que Cárdenas terminara su manda- medida que transcurrían los años de la guerra, la consecuencia de contradicciones intrínse-
una csusa por defender sino un interludio que to.' 39 Entre 1938 y 1940, enfrentando graves los ideólogos cardenistas de antaño parecie- cas al tratar de reformar una sociedad 'capita-
debían sobrevivir. dificultades económicas y desafíos políticos, ron desorientarse. Efrén Buenrostro, el presi- lista dependiente" sin producir confrontacio-
Deesta forma, el retroceso del cardenismo el gobierno recortó los gastos. Puso freno a dente de Pernex en 1944, estaba - muy afec- nes revolucionarias importantes, y al intentar
resultó ser rápido y exitoso. A nivel federal, sus reformas y cortó el gasto social; en conse- tado por los eventos"; Ramón Beteta, que aun solucionar los problemas de pn.xlucciún y dis-
las administraciones de Ávila Camacho y Ale- cuencia, expulsó a muchos de sus antiguos en 193S parecía un rzarorinik. radical, al pro- tribución simultáneamente.' "'Pero, el rracaso
mán comenzaron cambiando el personal del seguidores y la perjudicial campaña presiden- meter que México podía eludir los males del final del cardenismo, inevitable:o simplemente
Confieso, el partido, las gobernaciones y los cial de 1940 estuvo signada por la desilusión capitalismo, en 1947 se desempeñaba corno probable, tuvo mucho que ver con sus debili-
sindicatos: Ávila Camacho gradualmente (el general y la defección de las fuerzas ministro de Economía en el gobierno de Mi- dades intrínsecas, que tanto sus seguidores y
cardenismo, aunque en decadencia, estaba cardenistas —incluyendo a los sindicalistas y guel Alemán.''' opositores se resistían a proclamar. A los se-
lejos de estar muerto), Alemán (que no sólo ejidatarios— a la oposición almazanista. La re- Este giro ideológico en parte fue producto guidores, por supuesto, les gustaba declarar
planificó los famosos charrazos sino que tam- tórica se atenuó junto con la política y Cárde- de las inexorables tendencias internacionales. que la historia estaba de su lado (muy prolyable-
bien presidió una importante rotación de car- nas permitió (aparentemente, sin gestarla en Salvo por una breve interrupción de 1939 a mente, estaban convencidos de ello). Los
gos políticos) en forma brusca y decidida.u" forma activa) la sucesión de un PR-Mista mo- 1941, el Comintem abogó por el frentismo opositores, estableciendo precedentes expli-
La creencia cardertista/lornb-ardista de que las derado, cuya propia retórica de campaña se popular y la sumersión de los partidos comu- cativos que seguirían fielmente una genera-
organizaciones populares de la década del distinguía muy poco de la retórica de su opo- nistas dentro de regímenes "burgueses" pro- ción posterior de historiadores, denunciaban
treinta —en especial la CTM— podrían mame- nente conservador."' gresistas. Aún más importante resulta el he- el carácter "totalitario - del cardenismo, su ra-
nerdva la llama durante la década del cua- Los contemporáneos tenían clara concien- dio de que la guerra vinculó la economía nicter no democriitiCo, intervencionista, de
renn y aun después, comenzó a parecer de- cia de que se estaba produciendo un cambio mexicana a la norteamericana hasta un punto colono. En mi opinión, ambos alimentalMil ilu-
cididamente ingenua. Al período de colabo- ideológico. El dirigismo y el colectivismo, los nunca antes conocido. La colaboración eco- siones. El cardenismo fue un vehículo de cam-
ración con los EE.UU durante la guerra si- elementos típicos de la economía política de nómica durante los tiempos de guerra impul- bio mucho más débil de lo que sostenían un-
guióla retórica y la práctica de la Guerra Fría: los treinta, eran puestos en tela de juicio cada só la industria, provocó inflación, e hizo nece- to sus seguidores como sus opositores. Esto
el rzoineticlo —o temido— regreso carclenista vez con más frecuencia; sus protagonistas sario que se disciplinara al sindicalismo) .- Por no quiere decir, por supuesto, que su trayec-
nunca se produjo, ni siquiera en 1952, tal pbrclían seguridad, sus críticos ganaban terre- último, la Guerra Fría legitimó los ataques (Orla reformista sea insignificante. Por el con-
vez la última y mejor oportunidad para su no. Los observadores extranjeros se alegraron contra los comunistas, y hasta contra los trario, el régimen cardenisia forjó cambios
rea rnO. a 'a de informar que "la gran mayoría del pueblo cardenistas. Pero los factores internos, tam- decisivos: la reforma agraria y laboral (por la
Este cambio en el personal político (o en pensante de México está cansada ahora del bién, fueron decisivos para producir esta im- cual pudo contar con el decisivo apoyo po-
algunos casos, el retorno del viejo personal) socialismo", de allí que se pudo predecir con portante reorientación política. Los cardenistas pular); la nacionalización de la industria del
fue paralelo al bien conocido giro en las bastante seguridad que "la tendencia de fueron desalojados —y hasta cierzo punto, petróleo; la reorganización del partido gotr-
paidcas y la ideología que experimentó Méxi- los próximos años será hacia la derecha"."' desacreditados— porque los opositores tanto nante. Pero el resultado final de estas políti-
dentro del partido como fuera de él pudieron cas estuvo lejos de alcanzar Lis metas que
acumular un alto grado de apoyo; y porque la buscaron los diseñadores de la politica
137.Gorizález. Put, rito en vilo. p. 206. citando a Salvador Nóvo sobre el relevo político en la administración
en '1946. Luis Medina, Historia de la Revolución Mexicana, Periodo 1940-52. Civitismo y modernización del
autotarismo, México, 1979: es un pionero en el análisis de este periodo tan crucial.
135.. A menos que se considere 1988. 142. Memorando de la ccnversacien ce Fletcher, Eme- da. Stdanica, Wash,nglon. y E D. Ruiz, es cónsul
139 Hamilton, Lirngs of State Autonomy, cap. 8; Albert L. Michaels. "The Crisis of Cardenisrro**, Journal of general de México en los EE.UU., 5 ce agosto de 1940, FO 371/24217. 3818
Laan American Stcdies, vol. 2, 1970, pp. 51-79. 143. Santord A. Mosk, Industrial Revettcrtt in Mexioo, Berkelx.ry, 1950. p. 55
140. González, Los dias del Presidente Cárdenas, p. 259. N,b; 0 , 'The Impact ef Wat - .
141. Oaviclson, Ciscad de México, al Foreign Office. 4 de enero. de 1940, FO 371/24217, A813. 145. Hamilton, Limits o` State Autoraí:7; P. 285. Se han, d.r,g n de crilicas s ∎ milares a :a revoluc:an bel n viana.
Alan Arusb:

cardenista (en algunos casos, este alejamien- manera, justificaron los fuertes temores de los
El cardenismo revisado:
to se hizo evidente aun antes de 1940). Des- empresarios y los conservadores. La capara- V II
pués de 1940, , las instituciones claves del zón institucional del cardenismo permaneció, la tercera vía y otras utopías inciertas*
cardenismo -el ejido y la escuela socialista, la pero su dinámica interna se perdió. En otras
CI"NI, la CNC, y el Plt,M; Petnex y los ferroca- palabras, nuevos conductores se apoderaron ¡Un Semo**
rriles del listado— ;Tienas satisficieron la gran de la catramina; volvieron a afinar el motor,
esperan a Eldie:11 de mediados de la década cargaron nuevos pasajeros. y luego la condu-
del treinta; tampoco, para decirlo de otra jeron en una dirección bastante diferente.

El ascenso de Lázaro Cárdenas a la presiden- De la Revolución de Octubre sólo queda


cia del país en 1934 marca la última estación una imagen vaga de la naturaleza de su obra.
de la Revolución mexicana. Prolongación y Los historiadores contemporáneos han queri-
revocación de los años veinte, el cardenismo do encontrar 'reglar y "leyes" que expliquen
es el corolario más inesperado de la Constitu- este tránsito. Es una labor de Sísifo: una vez
ción de 1917. Ranke lo habría referido acaso en la cima de "la teoría" hay que empezar de
corno una proyección de su metáfora favori- nuevo. Así como ninguna revolución habría
ta: la historia es la lección de lo imprevisto. La sido posible si sus protagonistas supieran de
distancia que separa a la presidencia de antemano su desenlace final, "las leyes" que
Venustiano Carranza del inédito movimiento podrían explicarla son igual de inexpugnables.
político y social que encabezó el general La razón es sencilla: no existen. El misterio de
michoacano en los años treinta, es la misma las revoluciones modernas es su singularidad,
que existe entre los empeños del viejo régi- su carácter único, irrepetible. Son las grandes
men por moldear la rebelión social y los afa- disidentes de la historia.
nes del nuevo régimen por encontrar la natu- La reforma política y social promovida por
raleza de un orden político y social estable. Lázaro Cárdenas no sólo se distingue por su
Vista desde la perspectiva de esta parábola, compleja ubicación en la historia contempo-
la Revolución mexicana no fue distinta a otras ránea del país, sino por la ambigüedad de su
revoluciones modernas. La Revolución ingle- paso por la política nacional. Fue el último
sa tardó un siglo y medio en recorrer la mis- régimen encabezado por un caudillo y el pri-
ma distancia, mientras que la Revolución fran- mer gobierno propiamente institucional. Como
cesa lo hizo con más celeridad aunque en ello ninguno de sus, predecesores concentró el po-
se llevara medio siglo. La Revolución rusa pa- der del Estado en manos de la presidencia,
recía haber consumado el recorrido en tan sólo pero fue el primero que la abandonó por motu
una década y media hasta que las reformas de propio. Tuvo su origen en la acción de un
^tiui il Gorbachov disolvieron este espejismo. grupo de hombres de armas cuyo propósito

Este articulo fue publicado en Revista Mexicana de Sociología, Año LV, N°2, abril•junio, 1993.
•• Pan Semo es profesor de Historia de México en la Universidad Iberoamericana en México, D.F. Este
ensayo fue elaborado gracias al auspicio del Social Science Research Council. En su versión inicial fue
p r esentado en el seminario sobre movimientos sociales que dirige Friedrich Katz en la Universidad de
Chicago. Quisiera agradecer al profesor Katz, así como a Robin Derby y Richard Turits, sus generosas

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