Catecismo de la Iglesia Católica:
Capítulo Primero
El deseo de Dios
-El hombre ha sido creado
por Dios y para Dios. Dios no
cesa de atraer al hombre
hacia sí.
-El hombre siempre ha
expresado su búsqueda de
Dios de diferentes maneras
a través de la historia.
-La “unión íntima y vital con
Dios” puede ser olvidada,
desconocida y rechazada
por el hombre. Ocurre por
diferentes factores:
ignorancia, indiferencia,
riquezas, etc.
-Dios no cesa de llamar al
hombre, pero la búsqueda
exige la inteligencia,
rectitud de voluntad y el
testimonio de otros
hombres.
“El hombre es “capaz” de Dios
Las vías de acceso al
conocimiento de Dios
-El hombre que busca a Dios
descubre ciertas “vías” para
acceder al conocimiento. Estas vías
tienen como punto de partida la
creación: mundo material y la
persona humana.
-El mundo: A partir de la belleza,
orden, movimiento, devenir, etc. Se
puede conocer a Dios como origen
y fin del universo.
-El hombre: Con su apertura a la
verdad, a la belleza, con su sentido
del bien moral, su libertad y su
conciencia, su aspiración al infinito
y la dicha, se interroga sobre la
existencia de Dios, son signos de su
alma espiritual.
El mundo y el hombre atestiguan
que no tienen en ellos mismos ni su
primer principio ni su fin último.
-Las pruebas de la existencia de
Dios ayudan a ver que la fe no se
opone a la razón humana.
El conocimiento de Dios
según la Iglesia
-La Iglesia sostiene que Dios
puede ser conocido
mediante la luz natural de la
razón humana a partir de la
creación.
-Sin embargo, las
condiciones históricas hacen
experimentar dificultades
para conocerle por la razón.
-Por ello, el hombre debe ser
iluminado por la revelación
de Dios, también sobre “las
verdades religiosas y morales
que no son inaccesibles a la
razón, a fin de que puedan
ser conocidas por todos sin
dificultad, con certeza firme
y sin error” (Concilio
Vaticano I)
¿Cómo hablar de Dios?
-La Iglesia expresa su confianza
en la posibilidad de hablar de
Dios a todos los hombres y con
todos los hombres.
-Al tener un conocimiento
limitado, el lenguaje del hombre
lo es también, solo nombramos
a Dios según nuestro modo
limitado de conocer y pensar.
-Podemos nombrar a Dios por
medio de las perfecciones de
sus criaturas.
-Dios trasciende toda criatura,
por ello se debe purificar el
lenguaje de todo lo que lo
limita.
-Al hablar de esta manera, nos
expresamos de modo humano,
pero captamos a Dios mismo,
aun así, sin poder expresarlo en
su infinita simplicidad.