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Derechos Humanos y Derecho

Internacional Humanitario, diferencias y


complementariedad
26-06-1998 por Raúl Emilio Vinuesa
Nota: La publicación de textos de autores que no pertenecen al CICR se hace bajo su
exclusiva responsabilidad y/o de las institución(es) a que representan; por lo tanto, no
constituyen ni pueden ser interpretados como tomas de posición del CICR

El derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional


humanitario (DIH) tienen en común que ambos son parte del derecho internacional, es
decir que tienen principios y características propias dentro de un sistema integrado de
normas. Esto implica que a pesar de sus particularidades, dentro de cada sub-sistema las
normas son creadas por los mismos mecanismos o fuentes tanto convencionales como
consuetudinarias. Asimismo la violación de cualquiera de sus normas hace operativas
las reglas del derecho internacional general relativas a la responsabilidad internacional
tanto de estados como de individuos.

Estando regulados hoy día tanto los derechos humanos como el DIH por el derecho
internacional, ambos sub-sistemas tienden en esencia a limitar o restringir las facultades
propias del estado que hacen a su soberanía. Esos límites a la soberanía estadual se
concentran en la necesaria protección del individuo frente a actos arbitrarios del estado
que menoscaben derechos de los individuos o que les infrinjan sufrimientos
innecesarios.

El objetivo primordial de los derechos humanos esta directamente relacionado con el


goce de las libertades y garantías individuales del ser humano y con su bienestar y
protección en general. Por su parte, el objetivo central del DIH se relaciona con la
protección debida a las víctimas de los conflictos armados.

La convergencia y complementariedad de los derechos humanos y el DIH se concentra


entonces en un interés compartido a través de sus normativas específicas relativas en
última instancia a la protección del individuo en toda circunstancia.

El DIH y las normas relativas a los derechos humanos se aplican durante situaciones
fácticas distintas. Los derechos humanos son exigibles en tiempo de paz, es decir que
sus normas son plenamente operativas en circunstancias normales dentro de un esquema
institucionalizado de poderes en el que el estado de derecho es la regla. El DIH se aplica
durante conflictos armados tanto de carácter interno como de carácter internacional. El
DIH es en esencia un derecho de excepción.

Los derechos humanos y el DIH tienen orígenes distintos. Los derechos humanos se
gestaron en el orden interno de los estados. Aparecen hoy día reconocidos en los
sistemas jurídicos nacionales, incluso con rango constitucional. Los derechos humanos
continúan siendo materia regida e implementada primordialmente por cada estado. A
partir de la segunda guerra mundial la comunidad internacional experimentó la
necesidad de controlar en el ámbito internacional a aquellos que en principio debían
garantizar la efectiva aplicación de los derechos humanos dentro de sus propias
jurisdicciones. En reiteradas ocasiones fue el propio estado quien, debiendo garantizar y
proteger los derechos y garantías de los individuos reconocidos en su jurisdicción
doméstica, terminaba siendo el violador sistemático de esos derechos.

La internacionalización de la regulación interna de los derechos humanos determinó un


quiebre al principio de la no-intervención en los asuntos de exclusiva jurisdicción
doméstica. Las violaciones sistemáticas a los derechos humanos dentro de un estado
podían involucrar un quebrantamiento o amenaza a la paz tanto regional como
internacional.

La evolución de los derechos humanos tanto en el ámbito interno como internacional


estuvo y está relacionada a posiciones político filosóficas que han dado lugar al
desarrollo de ideologías contrapuestas en cuanto al verdadero contenido y alcance de los
derechos sujetos a una debida protección estadual y a un adecuado control internacional.

Por su parte el DIH irrumpe en las relaciones entre estados durante la segunda parte del
siglo XIX como una respuesta de la comunidad internacional a los horrores de la guerra.
En este sentido el DIH nace y se desarrolla como un movimiento no politizado,
tomando distancia de las corrientes del pensamiento político en general. La necesidad
de limitar los sufrimientos innecesarios de los combatientes heridos y enfermos en el
campo de batalla fue el eslabón inicial de una cadena de protecciones acotadas a
categorías especificas de individuos afectados por los conflictos armados. La
incorporación de nuevas categorías de víctimas de los conflictos implicó una evolución
constante en cuanto a la ampliación del ámbito de aplicación personal del DIH. A los
heridos y enfermos en el campo de batalla le siguió en el tiempo la regulación de la
protección debida a los náufragos, luego la de los prisioneros de guerra y como
consecuencia de las traumáticas experiencias vividas durante la segunda guerra
mundial, finalmente se reguló la protección debida de la población civil afectada por
conflictos armados. Existen hoy día nuevas categorías especificas de personas
protegidas, como así también se protege dentro del DIH a determinados grupos de
personas vulnerables (mujeres, niños) dentro de situaciones de conflictos armados.

Este conjunto de normas relativo a la protección de víctimas de los conflictos armados


se dio en llamar Derecho de Ginebra. Este derecho fue tradicionalmente reconocido
como derecho internacional humanitario propiamente dicho.

A partir de fines del siglo pasado, comienzan a codificarse las reglas consuetudinarias
relativas a los medios y métodos de guerra. Este conjunto de normas relativas a los
límites específicos impuestos a los estados beligerantes en cuanto a como hacer la
guerra, se conoció como el Derecho de La Haya.

En la actualidad el Derecho de La Haya se ha fundido con el Derecho de Ginebra, por lo


tanto cuando nos referimos al Derecho Internacional Humanitario, nos referimos al
conjunto de normas que tienden a dar protección a las víctimas de los conflictos
armados y a las normas que restringen el uso de la fuerza por parte de los estados a
partir de la regulación de los métodos y medios de hacer la guerra.
Esta definición ampliada parecería distanciar los objetivos del DIH de los propósitos
básicos perseguidos a través de los derechos humanos. La reglamentación de los
métodos y medios de hacer la guerra poco tienen que ver con los objetivos primarios
perseguidos por los derechos humanos. Sin embargo, la limitación del uso de la fuerza
durante los conflictos armados tiende a racionalizar su empleo restringiendo la potencial
generación de sufrimientos innecesarios.

Asimismo, el DIH parte del presupuesto de la legitimidad, por decirlo de alguna


manera, de los efectos colaterales que afectan la vida y los bienes de los civiles durante
los conflictos armados en tanto y en cuanto estos son consecuencia del uso de fuerza
que se justifica en una necesidad militar. Idéntica situación se da respecto de los efectos
de las acciones militares sobre el medio ambiente.

Existen a su vez una serie de principios y características propias de cada ordenamiento


que determinan una identidad diferenciada para cada sistema y en su consecuencia
fundamentan la necesaria independencia de sus estructuras. En los hechos, sin embargo,
las normas del DIH al igual que las relativas a la protección de los derechos humanos
pueden coincidir en cu anto a sus contenidos.

Respecto a los alcances de unas y otras normas, existen situaciones que quedarían fuera
del ámbito de aplicación tanto de los derechos humanos como del DIH. Las lagunas
normativas que se producen en la práctica ante la falta de reglas que contemplen
novedosas situaciones que afectan a la persona humana en situaciones de conflictos
armados u otras situaciones de violencia interna consideradas como de riesgo potencial,
ponen de manifiesto un vacío normativo que requiere de un adecuado tratamiento por
parte de los estados tanto en el ámbito interno como internacional. En la actualidad, los
esfuerzos tendientes hacia una efectiva complementariedad de ambos sistemas no deja
de ser una preocupación eminentemente académica.

Los derechos humanos permiten ser restringidos y suspendidos. La suspención de los


derechos humanos esta autorizada aún por acuerdos regionales e internacionales en
casos de conmoción interior, situaciones de guerra o en casos de violencia interna.
Existen ciertos derechos que han sido definidos y reconocidos como no sujetos a
suspención. Sin embargo, el estado al declarar la suspención de ciertos derechos durante
estados de emergencia interna, no necesariamente ha tomado en cuenta los parámetros
establecidos para la efectiva observancia de los derechos no susceptibles de ser
suspendidos.

A contrario, las normas del DIH por definición, no admiten restricciones ni


suspenciones, por lo tanto ni siquiera autorizan al estado a intentar una interpretación
unilateral respecto a una eventual suspención o restricción.

Los derechos humanos han sido definidos en principio como derechos universales e
indivisibles. Existe un grupo de derechos humanos que hacen a la esencia de la persona
humana.

Los derechos humanos esenciales han sido agrupados dentro de una categoría conocida
como derechos básicos de la persona humana. Son éstos los dere chos que conforman el
llamado núcleo irreductible de derechos de la persona humana ( hard core group ).
Estos derechos son los que en principio no están sujetos a suspención alguna, por lo
tanto el estado debe garantizarlos y respetarlos aun durante estados de emergencia,
incluyendo situaciones de guerra interna o internacional.

Pero estos derechos básicos que conforman el núcleo irreductible de los derechos
humanos, han sido asimismo reconocidos como parte esencial del DIH aplicable a los
conflictos armados.

Por lo tanto su observancia durante estas situaciones de excepción dependerá de la


efectiva aplicación de los mecanismos propios de uno y otro ordenamiento. La
duplicación del contenido de normas del DIH y de los derechos humanos es en cierta
medida un reaseguro respecto a la potencial observancia de la protección debida del
individuo durante conflictos armados.

Independientemente de haberse reconocido el carácter universal e indivisible de los


derechos humanos básicos o esenciales es posible que cada estado, al implementar estos
derechos dentro de su jurisdicción doméstica, admita una reglamentación discrecional
que difiera de la reglamentación admitida por otro u otros estados.

A esta posibilidad de reglamentación diferenciada de un mismo derecho dentro de los


ordenamientos jurídicos internos de los estados se la ha dado en llamar relativismo
cultural. El relativismo cultural no atenta contra la esencia de un derecho determinado
sino que posibilita una implementaron diferenciada, respetando la existencia de diversas
identidades culturales, étnicas o religiosas. Este marco referencial de diversas
aplicaciones internas de un mismo derecho, es desconocido dentro del ámbito del DIH.
El DIH no registra antecedentes relativos a una potencial diversidad de
implementaciones internas bajo el fundamento del respeto a particularidades culturales.

La aceptación de un relativismo cultural tolerable en cuanto a la operatividad de los


derechos humanos dentro del derecho interno del estado ha dado lugar a reiterados
cuestionamientos con relación a eventuales abusos relacionados a una
constante politización de la materia. Por su parte el DIH, al preservar en esencia su
carácter universal y neutral, se ha consolidado como un derecho no contaminado por el
discurso político.

El derecho internacional de los derechos humanos genera una relación directa entre el
estado y sus propios nacionales, o más genéricamente, con los individuos que se
encuentran dentro de sus jurisdicciones nacionales. El DIH, por su parte, obliga al
estado respecto a comportamientos debidos frente a los nacionales de otros estados, ya
sean esos otros estados beligerantes o neutrales.

En el DIH la relación jurídica se traba entre estados, mientras que en materia de


derechos humanos la relación jurídica se genera entre el estado y el individuo protegido.
Si bien es ésta la regla general, existen normas del DIH que vinculan al estado con sus
propios nacionales. (Ver por ej., Art. 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra de
1949).

En cuanto a la responsabilidad por violación por parte del estado de normas del derecho
internacional de los derechos humanos, en general, el individuo afectado podrá después
de agotar los recursos internos, reclamar ante una instancia internacional o regional la
terminación de la violación y la satisfacción debida frente a sus derechos conculcados.
Los órganos de control internacional para la observancia por parte de los estados de los
derechos humanos intentarán volver al status quo ante y eventualmente exigirán una
reparación.

En DIH, la responsabilidad por la inobservancia de sus normas queda siempre dentro


del ámbito de las competencias estatales. La presencia de las poten cias protectoras o
del Comité Internacional de la Cruz Roja se relacionan con la facultad de controlar la
estricta aplicación de las normas mas que con la determinación del grado de
responsabilidad del estado violador.

El DIH prevé la obligación de los estados de “respetar” y “hacer respetar” sus normas
(art. 1 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949). La relación jurídica que se
genera convencionalmente, vincula a los estados entre sí. Cada estado parte en los
Convenios de Ginebra de 1949 se obliga a respetar y a hacer respetar a los demás
estados parte la plena vigencia de sus enunciados normativos. En la práctica, los estados
han sido renuentes a manifestar su intención de cuestionar a los estados violadores del
DIH. En este sentido la posición asumida por terceros estados respecto de los conflictos
armados ha sido generalmente la de impulsar la prevención de nuevas o reiteradas
violaciones.

Convergen así dos tendencias claramente identificables, la preventiva y la reparadora.


La observancia de los derechos humanos se centraliza en la función reparadora mientras
que el DIH cumple una acción eminentemente preventiva. Por esta razón la difusión del
DIH es vital a efectos de diseminar el contenido de sus normas en protección de
potenciales víctimas de los conflictos armados.

En el derecho internacional de los derechos humanos, el individuo afectado tiene


capacidad para activar los mecanismos internacionales de contralor. Esos contralores en
el ámbito internacional son generalmente operativos ex post facto .

La responsabilidad del estado por violaciones tanto al DIH como a los derechos
humanos no excluye la responsabilidad de los individuos. Dentro del DIH, las sanciones
a las infracciones graves obligan al estado a juzgar o a extraditar a los individuos
responsables.

El derecho internacional de los derechos hum anos exige a los estados tanto el
“garantizar” como el “respetar” los derechos reconocidos a través de tratados o de
costumbres. El “garantizar” implica la obligación de asegurar que se respeten dentro de
la jurisdicción interna del estado los derechos reconocidos internacionalmente. El
“respetar” implica que el estado deberá abstenerse de violentar por acto u omisión
imputable a éste, conculcar esos derechos. Ambas obligaciones implican
comportamientos de un estado respecto a sus propios nacionales. La relación jurídica
continua siendo entre estado e individuo. La actuación de los órganos internacionales de
contralor de las acciones u omisiones del estado no alteran el carácter prioritario de la
actividad del estado en la implementación de los derechos humanos. El estado violador
deberá reparar el derecho conculcado, volver en la medida de lo posible la situación al
status quo ante y eventualmente reparar a través de una satisfacción adecuada. Los
órganos internacionales de protección exigirán, y finalmente supervisarán, el
cumplimiento debido de las obligaciones internacionales del estado, pero no tienen
capacidad para reemplazar a éste en esas funciones.
Los derechos humanos reconocidos en el ámbito internacional, muchas veces reiteran
derechos ya consolidados en el ámbito nacional. Sin embargo uno de los temas más
graves para el derecho internacional de los derechos humanos es la falta de
implementación doméstica adecuada de los derechos consagrados en el ámbito regional
o internacional. Por esta razón, esos derechos han sido formulados con carácter
programático permitiendo a los estados su futura adecuación interna conforme a sus
necesidades y posibilidades. Si bien los tratados internacionales sobre derechos
humanos enuncian normas directamente operativas, la mayoría de esas normas necesita
ser internalizada. En alguna medida es este un contrasentido si partimos de la base de
que los derechos humanos se desarrollaron como derecho interno y luego se
internacionalizaron, a diferencia del DIH que a partir de mediados del siglo XIX surge
como parte del derecho internacional que necesita inexorablemente de interalizarse, es
decir ser incorporado como derecho interno de los estados a efectos de su
implementación y observancia (especialmente en materia de sanciones a las violaciones
graves al DIH).

En cuanto a los sujetos protegidos por uno y otro derecho, es de hacer notar que los
derechos humanos se aplican sin discriminación, mientras que el DIH protege a
determinadas categorías de individuos calificadas como víctimas o como potenciales
víctimas de los conflictos armados. El DIH recepta sin embargo el principio de no-
discriminación en cuanto a la protección de quienes califican como víctimas. Todas
aquellas personas que no encuadran dentro de categorías especiales de protección están
de todas formas amparadas por normas residuales que se aplican también sobre la base
de la no-discriminación.

Con relación a la aplicación práctica del DIH, corresponde ésta en principio a los
órganos de los estados en conflicto, es decir a los estados beligerantes, a las potencias
protectoras en la eventualidad de que hayan sido designadas y al Comité Internacional
de la Cruz Roja.

Como ya fuera expresado, la aplicación del derecho internacional de los derechos


humanos corresponde a cada estado respecto de sus nacionales o de los individuos que
se encuentren bajo su jurisdicción. Las organizaciones regionales e internacionales de
protección de los derechos humanos supervisan, monitorean y aun determinan los
grados de responsabilidad de los estados violadores. En última instancia serán esos
estados los que deberán enmendar o rectificar sus conductas internas violatorias, y
eventualmente reparar daños sufridos por los individuos afectados, a través de una
adecuada satisfacción.

Existen en la actualidad áreas no bien definidas de situaciones de violencia dentro del


territorio de un estado, como es el caso de emergencias por conmociones internas,
insurrecciones de baja intensidad, alteraciones del orden en razón de conflictos étnicos,
religiosos o raciales y otras formas de insurgencias, que no califican dentro de los
conceptos tradicionales de conflictos armados de carácter interno. Por otra parte, los
derechos humanos exigibles en el ámbito internacional están sujetos a suspenciones
fundamentadas en la existencia de alteraciones al orden público y la seguridad nacional.
De esta forma se generan situaciones no expresamente contempladas por el DIH o que,
si bien previstas residualemnte por normas pertenecientes a los derechos humanos, su
observancia es en la práctica relativizada.
Se evidencia a su vez un desarrollo progresivo a partir de prácticas estatales que
extienden la aplicación de los principios básicos del DIH a situaciones no
necesariamente contempladas convencionalmente en acuerdos entre estados. Esta
evolución ha sido reiteradamente mencionada por el Tribunal Internacional para la Ex
Yugoslavia al minimizar la necesidad de calificar a los conflictos armados como
internos o internacionales en razón de que en determinadas circunstancias el derecho
aplicable es coincidente. En este sentido, el Tribunal Criminal para la Ex
Yugoslavia (caso Tadic, sobre Jurisdicción), hizo extensiva la aplicación del derecho
internacional humanitario que regula los conflictos armados internacionales a los
conflictos internos, y aún se manifestó sobre la irrelevancia de esa distinción para
determinar responsabilidades frente a ciertos presupuestos desarrollados en la práctica
de los Estados.

En otras situaciones recientes, como es el caso del enjuiciamiento de las cúpulas


responsables de la violación sistemática de los derechos humanos durante los
regímenes militares en Argentina, los tribunales intervinientes reconocieron a la lucha
contra la subversión como un conflicto interno asimilándolo dentro de las llamadas
insurgencias revolucionarias a las que debería aplicarse, durante su represión, los
principios básicos del DIH. Sin embargo, los tribunales internos solo invocaron a los
efectos de condenar a los responsables por delitos cometidos durante la lucha contra la
subversión, al derecho argentino que en alguna medida contemplaba sanciones para
idénticas o en todo caso similares conductas delictivas tipificadas por el derecho
internacional.

Estas situaciones marcan una evolución consuetudinaria hacia la aceptación de la


aplicación del DIH a situaciones no necesariamente incluidas convencionalmente como
reguladas por ese derecho.

Existe asimismo una especie de interacción en cuanto a influencias recíprocas entre uno
y otro derecho. Los desarrollos tendientes a maximizar la protección del individuo en
situaciones de conflictos armados califican potencialmente como evoluciones de ambos
sistemas jurídicos.

A partir de la Conferencia de Teherán de 1968 sobre Derechos Humanos se comenzó a


hablar de derechos humanos de los conflictos armados. Esta tendencia se afianza en
reiteradas Declaraciones de la Asamblea General de la ONU relativas a asegurar la
vigencia de los derechos humanos elementales durante los conflictos armados.

Pero el referirse a los derechos humanos de los conflictos armados puede dar lugar a
cierta confusión respecto a la independencia de principios y estructuras entre el derecho
internacional humanitario y los derechos humanos.

Así es que durante un conflicto armado, ciertos derechos humanos pueden ser
suspendidos y otros no. Estos últimos constituyen el núcleo irreductible de derechos
humanos no susceptibles de ser suspendidos bajo ninguna circunstancia. Ese núcleo
irreductible de derechos humanos se corresponde con derechos asegurados
convencionalmente como derechos exigibles durante conflictos armados tanto internos
como internacionales, e n razón de normas expresas del DIH (Ver, art. 3 común a los
cuatro Convenios de Ginebra de 1949, art. 75 del Protocolo I y arts. 4 a 6 del Protocolo
II).
Esta convergencia en cuanto a la igualdad de contenidos normativos aplicables a una
misma situación plantea el problema de la duplicación o reiteración de normas. Lejos de
provocar dicha reiteración inconvenientes relativos a su correcta aplicación, impone un
reaseguro en cuanto a la observancia de conductas queridas a partir de sistemas
jurídicos con esquemas diferenciados de implementación. De esta manera, las conductas
regladas tienen una mayor posibilidad de ser efectivizadas como partes integrantes de
uno u otro esquema normativo.

En este contexto puede afirmarse que en la práctica el DIH y del derecho internacional
de los derechos humanos son complementarios en razón de que, el DIH es directamente
operativo a partir del comienzo de un conflicto armado y su observancia tiende a
prevenir sufrimientos innecesarios, mientras que la debida observancia de los derechos
humanos frente a violaciones de esos mismos derechos en situaciones de conflictos
armados, tiende prioritariamente a cumplir una función reparadora. Si bien ambos
sistemas se basan en funciones preventivas y reparadoras, la preeminencia de una u otra
función se complementa en aquellas áreas en donde de hecho se produce una clara
superposición normativa.

El problema subsiste en aquellas otras situaciones en las que es posible detectar lagunas
normativas producidas por la inexistencia de reglas aplicables de uno u otro sistema o
frente a la falta de un efectivo control del margen de discrecionalidad con que puede
actuar un estado en situaciones de emergencia (violencia interna, conmoción interior,
etc.)

Los recientes intentos de canalizar la ayuda humanitaria a través de la intervención del


Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad
de t oda acción relativa a la aplicación del DIH por parte de órganos altamente
politizados. El contralor de la aplicación del DIH necesita inexorablemente de un alto
grado de credibilidad en cuanto a la neutralidad y transparencia del accionar de aquellos
con responsabilidad sobre su implementación y observancia (potencias protectoras,
CICR).

De esta semblanza general relativa a las similitudes y diferencias entre el DIH y los
derechos humanos es posible concluir que cada sistema se ha desarrollado a través de
estructuras jurídicas separadas, dentro de ámbitos de validez y aplicación claramente
distinguibles y con esquemas propios relativos tanto a sus controles internacionales
como a sus implementaciones internas.

Existe una convergencia en los intereses y objetivos perseguidos por ambos sistemas en
cuanto a asegurar la protección debida de todos los individuos en toda circunstancia.

Esta convergencia, en los hechos, ha provocado reiteraciones normativas que aparecen


reflejadas en el contenido especifico de normas de uno y otro derecho. Esta reiteración
de contenidos permite el cumplir con los objetivos perseguidos desde distintos
esquemas de implementación impuestos por el DIH y por el derecho internacional de
los derechos humanos.

Es evidente la necesidad de una coordinación y sistematización que permita, mas que


solucionar los problemas de superposición normativa, el contemplar aquellas
situaciones no abarcadas por uno u otro sistema o aquellas otras situaciones en las que
se tolera el ejercicio de un desmesurado margen de discreción por parte del estado. El
problema de las lagunas de derecho con relación a situaciones derivadas de violencia
interna, conmociones interiores o estados de excepción, ha comenzado a tener respuesta
en ciertas y determinadas actitudes asumidas por los estados a partir de sus prácticas
reiteradas tendientes a la generación de normas consuetudinarias.

Un claro ejemplo de esta tendencia se relaciona con la extensión de la aplicación de


normas convencionales previstas para conflictos armados internacionales que se
aplicarían no solo a los conflictos armados internos sino que incluso abarcarían
situaciones de emergencia interna.

La Declaración final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Derechos


Humanos (Viena 1993), insta a los Estados a coordinar esfuerzos tendientes a asegurar
la observancia de los derechos humanos durante los conflictos armados. Por nuestra
parte nos permitimos llamar la atención sobre la necesidad de coordinar los avances y
desarrollos logrados en un sistema a efectos de provocar su inmediata recepción en el
otro. De la interdependencia entre uno y otro sistema surgirá eventualmente un esquema
de control perfectible frente al potencial ejercicio arbitrario de las facultades inherentes
al estado.

En este sentido consideramos que deberían instrumentarse mecanismos que, actuando


como vasos comunicantes, permitan que la extensión y alcance de los logros o avances
normativos dentro de un esquema jurídico, penetren en el otro sistema a efectos de
consolidar la debida protección de toda persona afectada por el uso de la fuerza armada
independientemente del grado o intensidad de esa fuerza o de la eventual definición de
una situación particular como conflicto armado.

El derecho internacional de los derechos humanos está hoy día orientado a consolidar el
valor universal e indivisible de sus derechos y garantías básicas. A su vez la evolución
natural de los derechos humanos tiende a perseguir el bienestar del ser humano a través
de la observancia de nuevas generaciones de derechos.

El DIH continua teniendo como objetivo mediato la generación de nuevas restricciones


al poder discrecional del estado en el uso de la fuerza a efectos de atemperar
sufrimientos innecesarios. El equilibrio entre la necesidad mi litar y la debida protección
de las personas afectadas por un conflicto, sigue siendo el problema central en el que se
debate todo avance normativo del DIH.

Si bien estas orientaciones presuponen la utilización de criterios y estrategias diferentes


relativas a futuras implementaciones del DIH y del derecho internacional de los
derechos humanos, en la actualidad se percibe el surgimiento de una filosofía común a
ambos sistemas tendiente a consolidar sus valores intrínsecos relativos a la protección
debida a toda persona en cualquier circunstancia.

Una creciente interdependencia en las temáticas comunes del DIH y de los derechos
humanos ha logrado instalar en la comunidad internacional una cierta expectativa sobre
la necesidad y conveniencia de eventuales aplicaciones complementarias, por de pronto
dentro de sus respectivos ámbitos de convergencia normativa y fáctica.

La Habana, marzo de 1998.


Raúl Emilio Vinuesa . Abogado Diploma de Honor de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires, Argentina. Master en Relaciones Internacionales de la
Fletcher School of Law and Diplomacy, Tufis University; Master en Derecho, Facultad
de Derecho de la Universidad de Harvard; Diploma en Estudios Europeos del Europa
Instituut de la Universidad de Amsterdam; Diploma en Derecho Internacional de la
Universidad de Cambridge, Jesus College Fellow.

Profesor Titular por concurso de Derecho Internacional Público y de Derechos


Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires; Profesor Tit
ular del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), Ministerio de Relaciones
Exteriores, Comercio Internacional y Culto; Profesor Titular de Derecho del Mar de la
Escuela de Guerra Naval. Profesor invitado en la Maestría de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Profesor invitado de las
Universidades de San Andrés y Torcuato Di Tella. Miembro de los grupos de expertos
del Comité Internacional de la Cruz Roja sobre Derecho Internacional Humanitario y
Medio Ambiente, sobre Derecho Internacional Humanitario en los Conflictos Armados
en el Mar y sobre Costumbre Internacional. Ex asesor externo del Ministerio de
Relaciones Exteriores, de la Procuración de la Nación y del Ministerio de Justicia.
Presidente del Tribunal Arbitral de la Comisión Administradora del Río Uruguay
(CARU). Miembro de la lista de Arbitros argentinos del Tribunal Arbitral para el
MERCOSUR. Apoderado del Estado Argentino ante el Centro Internacional de Arreglo
de Diferencias entre Estados e Inversores.

Miembro de la International Law Association; de la Asociación Argentina de Derecho


Internacional, de la Asociación Argentina de Derecho Comparado. Miembro Asociado
de la Asociación de Derecho Internacional Hispano-Luso-Americana. Autor de
numerosas obras sobre temas de Derecho Internacional y Derechos Humanos publicadas
en el país y en el exterior.
Derecho internacional humanitario
Para la protección de los derechos humanos, véase Derecho internacional de los
derechos humanos.

El derecho internacional humanitario (DIH) es la agrupación de las distintas normas,


en su mayoría reflejadas en los Convenios de Ginebra, en 1949 y los protocolos
adicionales que tienen como objetivo principal la protección de las personas que no
participan en hostilidades o que han decidido dejar de participar en el enfrentamiento.

Documento original de la Primera Convención de Ginebra.

Las distintas normas del Derecho internacional humanitario pretenden evitar y limitar el
sufrimiento humano en tiempos de conflictos armados. Estas normas son de obligatorio
cumplimiento tanto por los gobiernos y los ejércitos participantes en el conflicto como
por los distintos grupos armados de oposición o cualquier parte participante en el
mismo.

El DIH a su vez, limita el uso de métodos de guerra y el empleo de medios utilizados en


los conflictos, pero no determina si un país tiene derecho a recurrir a la fuerza, tal y
como lo establece la carta de Naciones Unidas.

Origen

Abrazo de Bolívar y Morillo en ocasión de la firma del Tratado de Armisticio y


Regularización de la Guerra en Santa Ana de Trujillo (Venezuela).
El origen del DIH se remonta a las normas dictadas por las antiguas civilizaciones y
religiones. La guerra siempre ha estado sujeta a ciertas leyes y costumbres. El más
importante antecedente del DIH actual es el Tratado de Armisticio y Regularización de
la Guerra, suscrito y ratificado en 1820 entre las autoridades del entonces gobierno de la
Gran Colombia y el Jefe de las Fuerzas Expedicionarias de la Corona Española, en la
ciudad venezolana de Santa Ana de Trujillo. Este Tratado fue suscrito en el marco del
conflicto de la Independencia, siendo el primero en su género en Occidente.

A partir de entonces, en el siglo XIX, los Estados han aceptado un conjunto de normas
basado en la amarga experiencia de la guerra moderna, que mantiene un cuidadoso
equilibrio entre las preocupaciones de carácter humanitario y las exigencias militares de
los Estados. En la misma medida en que ha crecido la comunidad internacional, ha
aumentado el número de Estados que ha contribuido al desarrollo del DIH.
Actualmente, éste puede considerarse como un Derecho verdaderamente universal.

El DIH y las normas relativas a los derechos humanos se aplican durante situaciones
tácticas distintas. Los derechos humanos son exigibles en tiempo de paz, es decir que
sus normas son plenamente operativas en circunstancias normales dentro de un esquema
institucionalizado de poderes en el que el estado de derecho es la regla. El DIH se aplica
durante conflictos armados tanto de carácter interno como de carácter internacional. El
DIH es en esencia un derecho de excepción.

Los derechos humanos y el DIH tienen orígenes distintos. Los derechos humanos se
gestaron en el orden interno de los estados. Aparecen hoy día reconocidos en los
sistemas jurídicos nacionales, incluso con rango constitucional. Los derechos humanos
continúan siendo materia regida e implementada primordial mente por cada estado. A
partir de la segunda guerra mundial la comunidad internacional experimentó la
necesidad de controlar en el ámbito internacional a aquellos que en principio debían
garantizar la efectiva aplicación de los derechos humanos dentro de sus propias
jurisdicciones. En reiteradas ocasiones fue el propio estado quien, debiendo garantizar y
proteger los derechos y garantías de los individuos reconocidos en su jurisdicción
doméstica, terminaba siendo el violador sistemático de esos derechos.

La internacionalización de la regulación interna de los derechos humanos determinó un


quiebre al principio de la no-intervención en los asuntos de exclusiva jurisdicción
doméstica. Las violaciones sistemáticas a los derechos humanos dentro de un estado
podían involucrar un quebrantamiento o amenaza a la paz tanto regional como
internacional.

La evolución de los derechos humanos tanto en el ámbito interno como internacional


estuvo y está relacionada a posiciones político filosóficas que han dado lugar al
desarrollo de ideologías contrapuestas en cuanto al verdadero contenido y alcance de los
derechos sujetos a una debida protección estadual y a un adecuado control internacional.

Por su parte el DIH irrumpe en las relaciones entre estados durante la segunda parte del
siglo XIX como una respuesta de la comunidad internacional a los horrores de la guerra.
En este sentido el DIH nace y se desarrolla como un movimiento no politizado,
tomando distancia de las corrientes del pensamiento político en general. La necesidad
de limitar los sufrimientos innecesarios de los combatientes heridos y enfermos en el
campo de batalla fue el eslabón inicial de una cadena de protecciones acotadas a
categorías específicas de individuos afectados por los conflictos armados. La
incorporación de nuevas categorías de víctimas de los conflictos implicó una evolución
constante en cuanto a la ampliación del ámbito de aplicación personal del DIH. A los
heridos y enfermos en el campo de batalla le siguió en el tiempo la regulación de la
protección debida a los náufragos, luego la de los prisioneros de guerra y como
consecuencia de las traumáticas experiencias vividas durante la segunda guerra
mundial, finalmente se reguló la protección debida de la población civil afectada por
conflictos armados. Existen hoy día nuevas categorías específicas de personas
protegidas, como así también se protege dentro del DIH a determinados grupos de
personas vulnerables (mujeres, niños) dentro de situaciones de conflictos armados.

Contenido
El DIH se encuentra esencialmente contenido en los cuatro Convenios de Ginebra de
1949, en los que son parte casi todos los Estados. Estos Convenios se completaron con
otros dos tratados: los Protocolos adicionales de 1977 relativos a la protección de las
víctimas de los conflictos armados. Hay asimismo otros textos que prohiben el uso de
ciertas armas y tácticas militares o que protegen a ciertas categorías de personas o de
bienes. Son principalmente:

 La Convención de la Haya de 1954 para la protección de los bienes culturales en


caso de conflicto armado y sus dos Protocolos;
 La Convención de 1975 sobre Armas Bacteriológicas;
 La Convención de 1980 sobre Ciertas Armas Convencionales y sus cinco
Protocolos;
 La Convención de 1993 sobre Armas Químicas;
 El Tratado de Ottawa de 1997 sobre las Minas Antipersona;
 El Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a
la participación de niños en los conflictos armados.

Ahora se aceptan muchas disposiciones del DIH como Derecho consuetudinario, es


decir, como normas generales aplicables a todos los Estados.

Aplicación
El DIH distingue entre conflicto armado internacional y conflicto armado sin carácter
internacional. En los conflictos armados internacionales se enfrentan, como mínimo,
dos Estados. En ellos se deben observar muchas normas, incluidas las que figuran en los
Convenios de Ginebra y en el Protocolo adicional I. En los conflictos armados sin
carácter internacional se enfrentan, en el territorio de un mismo Estado, las fuerzas
armadas regulares y grupos armados disidentes, o grupos armados entre si. En ellos se
aplica una serie más limitada de normas, en particular las disposiciones del artículo 3
común a los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo adicional II.

Es importante hacer la distinción entre Derecho internacional humanitario y Derecho de


los derechos humanos. Aunque algunas de sus normas son similares, estas dos ramas del
Derecho internacional se han desarrollado por separado y figuran en tratados diferentes.
En particular, el Derecho de los derechos humanos, a diferencia del DIH, es aplicable en
tiempo de paz y muchas de sus disposiciones pueden ser suspendidas durante un
conflicto armado.

El DIH cubre dos ámbitos:

 La protección de las personas que no participan en las hostilidades.


 Una serie de restricciones de los medios de guerra, especialmente las armas, y de
los métodos de guerra, como son ciertas tácticas militares (por ejemplo utilizar
uniformes o distintivos del ejército enemigo durante la batalla, táctica que por
cierto, era utilizada por los alemanes en ciertas ocasiones durante la Segunda
Guerra Mundial).

El DIH prevé la obligación de los estados de “respetar” y “hacer respetar” sus normas
(art. 1 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949). La relación jurídica que se
genera convencionalmente, vincula a los estados entre sí. Cada estado parte en los
Convenios de Ginebra de 1949 se obliga a respetar y a hacer respetar a los demás
estados parte la plena vigencia de sus enunciados normativos. En la práctica, los estados
han sido renuentes a manifestar su intención de cuestionar a los estados violadores del
DIH. En este sentido la posición asumida por terceros estados respecto de los conflictos
armados ha sido generalmente la de impulsar la prevención de nuevas o reiteradas
violaciones.

Convergen así dos tendencias claramente identificables, la preventiva y la reparadora.


La observancia de los derechos humanos se centraliza en la función reparadora mientras
que el DIH cumple una acción eminentemente preventiva. Por esta razón la difusión del
DIH es vital a efectos de diseminar el contenido de sus normas en protección de
potenciales víctimas de los conflictos armados

Protección
En particular, está prohibido matar o herir a un adversario que haya depuesto las armas
o que esté fuera de combate. Mutilar o mancillar los cuerpos de los soldados caídos está
también prohibido por estas convenciones. Los heridos y los enfermos serán recogidos y
asistidos por la parte beligerante en cuyo poder estén. Se respetarán el personal y el
material médico, los hospitales y las ambulancias. Normas específicas regulan asimismo
las condiciones de detención de los prisioneros de guerra y el trato debido a los civiles
que se hallan bajo la autoridad de la parte adversa, lo que incluye, en particular, su
mantenimiento, atención médica y el derecho de correspondencia o contacto con sus
familiares, en la medida en que sea posible. El DIH prevé, asimismo, algunos signos
distintivos que se pueden emplear para identificar a las personas, los bienes y los
lugares protegidos. Se trata principalmente de los emblemas de la cruz roja y de la
media luna roja, así como los signos distintivos específicos de los bienes culturales y de
la protección civil.

Restricciones ante los medios y métodos militares


El DIH prohíbe, entre otras cosas, los medios y los métodos militares que:
 No distinguen entre las personas que participan en los combates y las personas
que no toman parte en los combates, a fin de respetar la vida de la población
civil, de las personas civiles y los bienes civiles;
 Causan daños superfluos o sufrimientos innecesarios;
 Causan daños graves y duraderos al medio ambiente.

El DIH ha prohibido el uso de muchas armas, incluidas las balas explosivas, las armas
químicas y biológicas, las armas láser que causan ceguera y las minas antipersona.

Derechos humanos
Para la declaración de la ONU de 1948, véase Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La Libertad guiando al pueblo, por Eugène Delacroix (1830). Los derechos humanos fueron
recogidos en las leyes -positivación- a raíz de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y
XVIII: la Revolución inglesa, la Revolución Americana y la Revolución francesa; ésta última
promovió la aprobación, en la Asamblea Nacional de 26 de agosto de 1789, de la Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La ONU aprobó, el 10 de diciembre de 1948, la
Declaración Universal de los Derechos Humanos que recoge en sus 30 artículos los derechos
humanos considerados básicos.

Los derechos humanos son aquellas «condiciones instrumentales que le permiten a la


persona su realización».1 En consecuencia subsume aquellas libertades, facultades,
instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos2 que incluyen a
toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida
digna, «sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición».3

Para autores naturalistas los derechos humanos son independientes o no dependen


exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente, por lo que son considerados fuente
del Derecho; sin embargo desde el positivismo jurídico la realidad es que solamente los
países que suscriben los Pactos Internacionales de Derechos Humanos o Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y sus Protocolos -Carta
Internacional de Derechos Humanos- están obligados jurídicamente a su cumplimiento.4
Así, por ejemplo, en relación con la pena de muerte, contraria a la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte no
ha sido firmado por países como la República Popular China, Irán, Estados Unidos,
Vietnam, Japón, India o Guatemala.5

Desde un punto de vista más relacional, los derechos humanos se han definido como las
condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y la sociedad,
que permita a los individuos ser personas jurídicas, identificándose consigo mismos y
con los otros.6

Marco teórico
Habitualmente, se definen como inherentes a la persona, irrevocables, inalienables,
intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos es
universal (para todos los seres humanos) e igualitario, así como incompatible con los
sistemas basados en la superioridad de una casta, raza, pueblo, grupo o clase social
determinados.7 Según la concepción iusnaturalista tradicional, son además atemporales
e independientes de los contextos sociales e históricos.8

La doctrina ha realizado un importante esfuerzo por clasificar y sistematizar los


derechos humanos. Normalmente se dividen en dos categorías: derechos positivos y
derechos negativos. Los derechos negativos, como el derecho a la intimidad o a no
sufrir tortura, se definen exclusivamente en términos de obligaciones ajenas de no
injerencia; los derechos positivos, por el contrario, imponen a otros agentes,
tradicionalmente –aunque ya no de manera exclusiva– el Estado,9 la realización de
determinadas actividades positivas.10 Otra clasificación muy extendida es la que ordena
los derechos humanos en tres o más generaciones, atendiendo por lo general al
momento histórico en que se produjo o produce su reivindicación.

Marco histórico

Los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales,11 son una idea de
gran fuerza moral12 y con un respaldo creciente.13 Legalmente, se reconocen en el
Derecho interno de numerosos Estados y en tratados internacionales. Para muchos,
además, la doctrina de los derechos humanos se extiende más allá del Derecho y
conforma una base ética y moral que debe fundamentar la regulación del orden
geopolítico contemporáneo. La Declaración Universal de los Derechos Humanos se ha
convertido en una referencia clave en el debate ético-político actual, y el lenguaje de los
derechos se ha incorporado a la conciencia colectiva de muchas sociedades.13 Sin
embargo, existe un permanente debate en el ámbito de la filosofía y las ciencias
políticas sobre la naturaleza, fundamentación, contenido e incluso la existencia de los
derechos humanos;14 y también claros problemas en cuanto a su eficacia, dado que
existe una gran desproporción entre lo violado y lo garantizado estatalmente.15

Origen cultural
Existe un importante debate sobre el origen cultural de los derechos humanos.
Generalmente se considera que tienen su raíz en la cultura occidental moderna, pero
existen al menos dos posturas principales más.16 Algunos afirman que todas las culturas
poseen visiones de dignidad que se plasman en forma de derechos humanos, y hacen
referencia a proclamaciones como la Carta de Mandén, de 1222, declaración
fundacional del Imperio de Malí. No obstante, ni en japonés17 ni en sánscrito clásico,18
por ejemplo, existió el término derecho hasta que se produjeron contactos con la cultura
occidental, ya que estas culturas han puesto tradicionalmente el acento en los deberes.
Existen también quienes consideran que Occidente no ha creado la idea ni el concepto
de derechos humanos, aunque sí una manera concreta de sistematizarlos, una discusión
progresiva y el proyecto de una filosofía de los derechos humanos.19

Las teorías que defienden la universalidad de los derechos humanos se suelen


contraponer al relativismo cultural, que afirma la validez de todos los sistemas
culturales y la imposibilidad de cualquier valoración absoluta desde un marco externo,
que en este caso serían los derechos humanos universales. Entre estas dos posturas
extremas se sitúa una gama de posiciones intermedias. Muchas declaraciones de
derechos humanos emitidas por organizaciones internacionales regionales ponen un
acento mayor o menor en el aspecto cultural y dan más importancia a determinados
derechos de acuerdo con su trayectoria histórica. La Organización para la Unidad
Africana proclamó en 1981 la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos,
que recogía principios de la Declaración Universal de 1948 y añadía otros que
tradicionalmente se habían negado en África, como el derecho de libre determinación o
el deber de los Estados de eliminar todas las formas de explotación económica
extranjera. Más tarde, los Estados africanos que acordaron la Declaración de Túnez, el 6
de noviembre de 1993, afirmaron que no puede prescribirse un modelo determinado a
nivel universal, ya que no pueden desatenderse las realidades históricas y culturales de
cada nación y las tradiciones, normas y valores de cada pueblo.20 En una línea similar se
pronuncian la Declaración de Bangkok, emitida por países asiáticos el 22 de abril de
1993, y la declaración de El Cairo, firmada por la Organización de la Conferencia
Islámica el 5 de agosto de 1990.21

También la visión occidental-capitalista de los derechos humanos, centrada en los


derechos civiles y políticos se opuso a menudo durante la Guerra Fría, destacablemente
en el seno de Naciones Unidas, a la del bloque socialista, que privilegiaba los derechos
económicos, sociales y culturales y la satisfacción de las necesidades humanas básicas.

Evolución histórica
Muchos filósofos e historiadores del Derecho consideran que no puede hablarse de
derechos humanos hasta la modernidad en Occidente. Hasta entonces, las normas de la
comunidad, concebidas en relación con el orden cósmico, no dejaban espacio para el ser
humano como sujeto singular,22 concibiéndose el derecho primariamente como el orden
objetivo de la sociedad. La sociedad estamental tenía su centro en grupos como la
familia, el linaje o las corporaciones profesionales o laborales,23 lo que implica que no
se concebían facultades propias del ser humano en cuanto que tal, facultades de exigir o
reclamar algo. Por el contrario, todo poder atribuido al individuo derivaba de un doble
Estatus: el del sujeto en el seno de la familia y el de ésta en la sociedad. Fuera del
Estatus no había derechos.24
La existencia de los derechos subjetivos, tal y como se piensan en la actualidad, fue
objeto de debate durante los siglos XVI, XVII y XVIII.25 Habitualmente se dice que los
derechos humanos son producto de la afirmación progresiva de la individualidad26 y, de
acuerdo con ello, que la idea de derechos del hombre apareció por primera vez durante
la lucha burguesa contra el sistema del Antiguo Régimen.27 Siendo ésta la consideración
más extendida, otros autores consideran que los derechos humanos son una constante en
la Historia y hunden sus raíces en el mundo clásico.

Antecedentes remotos

Del Cilindro de Ciro se ha dicho que es la primera declaración de derechos humanos.

Uno de los documentos más antiguos que se han vinculado con los derechos humanos
es el Cilindro de Ciro, que contiene una declaración del rey persa Ciro el Grande tras su
conquista de Babilonia en 539 a. C. Fue descubierto en 1879 y la ONU lo tradujo en
1971 a todos sus idiomas oficiales. Puede enmarcarse en una tradición mesopotámica
centrada en la figura del rey justo, cuyo primer ejemplo conocido es el rey Urukagina,
de Lagash, que reinó durante el siglo XXIV a. C., y donde cabe destacar también
Hammurabi de Babilonia y su famoso Código, que data del siglo XVIII a. C. No
obstante, el Cilindro de Ciro presenta características novedosas, especialmente en lo
relativo a la religión. Ha sido valorado positivamente por su sentido humanista e incluso
se lo ha descrito como la primera declaración de derechos humanos.28 Numerosos
historiadores, sin embargo, consideran que el término es ajeno a ese contexto histórico.

La Carta Magna, Magna Carta Libertatum de 1215

Documentos medievales y modernos, como la Carta Magna inglesa, de 1215, y la


mandinga Carta de Mandén, de 1222, se han asociado también a los derechos humanos.
En contra de esta idea, José Ramón Narváez Hernández afirma que la Carta Magna no
puede considerarse una declaración de derechos humanos, ya que en esta época existen
derechos pero sólo entre iguales, y no con carácter universal:29 no se predica la igualdad
formal de todos los seres humanos. Lo mismo sucedía en el Imperio de Malí, cuya
constitución oral, la Kouroukan Fouga, refleja cómo la población se estructuraba según
su tribu de origen. Estas consideraciones son extrapolables a documentos como la Bula
de Oro de Andrés II en Hungría en 1222; la Confirmatio fororum et libertartum de 1283
y el Privilegio de la Unión de 1287, de Aragón ambos; las Bayerische Freiheitsbriefe
und Landesfreiheitserklärungen desde 1311 o la Joyeuse Entrée de Brabante de 1356.
En todos estos casos, los derechos y libertades reconocidos pertenecen al ámbito de los
pactos entre el monarca y los estamentos del reino:30 no se trata, en suma, de derechos
humanos; sino de derechos corporativos o privilegios.

Sociedad grecorromana

En la Grecia antigua en ningún momento se llegó a construir una noción de dignidad


humana frente a la comunidad que se pudiera articular en forma de derechos, sino que
se entendió que las personas pertenecían a la sociedad como partes de un todo y eran los
fines de ésta los que prevalecían.31 La única oposición a la tiranía se sustentaba en la
apelación a la Ley divina como opuesta a la norma, como se muestra en el mito de
Antígona, plasmado por Sófocles en la obra trágica del mismo nombre.

La sociedad griega se dividía en tres grupos principales: los ciudadanos, los metecos o
extranjeros y los esclavos. La esclavitud se consideraba natural, lo que se refleja en la
afirmación de Aristóteles, para quien "es evidente que los unos son naturalmente libres
y los otros naturalmente esclavos; y que para estos últimos es la esclavitud tan útil como
justa".32 La organización política se estructuraba en polis o ciudades-estado: para los
griegos, la sociedad era una consecuencia necesaria de la naturaleza humana. En este
contexto, las teorías políticas de Platón y Aristóteles hicieron un gran hincapié en el
concepto de bien común. Para Platón, agrupados los hombres en sociedad, ésta se
configura en la polis, cuyo bien común se sobrepone al bien particular de los individuos
que lo componen. La justicia, a su vez, es la salvaguarda del bien común, y se expresa a
través de las leyes, que son los instrumentos que permiten la consecución del bien
colectivo e individual.33 No obstante, en su afán por alcanzar una sociedad perfecta,
Platón llegó a recomendar dar muerte a los recién nacidos deformes o enclenques, y
matar o desterrar a los insociables.34

Aristóteles también consideraba que el hombre era un ser social y que no podía
realizarse fuera de la familia y la sociedad, por lo que también subordinaba el bien
individual al bien común. Además, al definir la ciudad como una comunidad de
ciudadanos libres,35 redujo el bien común al bien de un grupo social determinado36 que
excluye a las mujeres, los extranjeros, los obreros y los esclavos. Sobre esta visión se
sustenta la idea aristotélica de la justicia que afirma que «es tan justa la igualdad entre
iguales como la desigualdad entre desiguales».37

Ya en la decadencia de la cultura griega, conquistada la Hélade por Roma, se


extendieron filosofías que ponían el acento en la búsqueda de la felicidad individual:
entre ellos, el epicureísmo y el estoicismo. El estoicismo consideraba la razón humana
como parte de un logos divino, lo que contribuyó a concebir al hombre como miembro
de una familia universal más allá de la polis. Séneca, Epicteto, Marco Aurelio o Cicerón
fueron algunos de los que extendieron la filosofía estoica por el mundo latino.
Influencia del cristianismo

La filosofía estoica, difundida en la sociedad grecorromana, concibió la idea de


cosmopolitismo, a la que el cristianismo dio un sentido más espiritual38 para afirmar la
igualdad de los hombres en tanto que ciudadanos del Reino de Dios39 y su dignidad; no
obstante, según Luis de Sebastián, para los teólogos cristianos medievales la igualdad
teológica era compatible con la desigualdad social: las personas nacían con un estatus
social que, de acuerdo con los designios divinos, era el más adecuado para su
salvación.40

El cristianismo, derivado de la religión judía, heredó de ella, entre otras, la tradición del
mišpat, un concepto jurídico de rica amplitud semántica. Indica las decisiones judiciales
y el juicio legal justo; en relación con el Derecho, aquél que se manifiesta en la defensa
de los pobres y oprimidos y que se vincula a su vez con los bienes mesiánicos que se
esperan.41 Dado que, hasta la modernidad, el término derecho se atribuía principalmente
a "lo justo" como orden objetivo, en el pensamiento cristiano antiguo o medieval no
existió una referencia explícita a los derechos humanos; pero sí un reconocimiento de
exigencias de justicia que descendían de esta tradición judía. Por ejemplo, el Nuevo
Testamento contiene enseñanzas contra la injusticia, el homicidio, el robo, la calumnia o
el egoísmo en el uso de los bienes. En la Epístola de Santiago, el apóstol denunció a los
empleadores que no pagan a sus empleados sus justos salarios.42 El cristianismo fue
gradualmente derramando su doctrina en el derecho romano, mejorando la situación de
los esclavos, de los hijos y de las mujeres, cuyo estatus en la filosofía cristiana era
mucho más alto que en la grecorromana.43 En el plano económico, condenó la usura y la
explotación, estableciendo las bases de la doctrina del justo precio.

Tales ideas fueron desarrolladas por los Padres de la Iglesia, proclamando un sentido
social y limitado de la propiedad y de la ley. Pero fue Tomás de Aquino quien asentó las
bases del orden jurídico medieval, retomando ideas de Aristóteles y Agustín de Hipona
y afirmando que existe, además del derecho positivo determinado y establecido por los
hombres, un derecho natural, propio de la criatura racional, que ningún hombre ni
ningún gobierno puede desconocer.

La doctrina cristiana postulaba la existencia de dos reinos, el temporal y el espiritual,


siguiendo la distinción hecha por Jesús de Nazaret («Dad al Cesar lo que es del César y
a Dios lo que es de Dios»). Ante el problema de la conciliación de los intereses
individuales y los sociales, Tomás de Aquino afirmó en su obra Summa Theologiae que
si existía un conflicto entre lo social y lo individual en el seno del mundo material,
debía prevalecer el bien común. Pero, por el contrario, si el conflicto afectaba a la esfera
íntima del ser humano y a su salvación, en ese caso prevalecería el bien del hombre
frente al de la sociedad.44 En este ámbito, de existir un conflicto patente entre el
Derecho positivo y el Derecho natural, del pensamiento tomista se desprende la
existencia de un derecho de resistencia contra el arbitrio de los gobernantes.45

Conformación del concepto

La idea del derecho subjetivo, básica para concebir los derechos humanos, fue
anticipada en la baja Edad Media por Guillermo de Ockham, que introdujo el concepto
de ius fori o potestad humana de reivindicar una cosa como propia en juicio. La
escolástica española insistió en esta visión subjetiva del Derecho durante los siglos XVI
y XVII: Luis de Molina, Domingo de Soto o Francisco Suárez, miembros de la Escuela
de Salamanca, definieron el derecho como un poder moral sobre lo propio.46 Aunque
mantuvieron al mismo tiempo la idea de Derecho como un orden objetivo, enunciaron
que existen ciertos derechos naturales, mencionando tanto derechos relativos al cuerpo
(derecho a la vida, a la propiedad) como al espíritu (derecho a la libertad de
pensamiento, a la dignidad). El jurista Vázquez de Menchaca, partiendo de una filosofía
individualista, fue decisivo en la difusión del término iura naturalia. Este pensamiento
iusnaturalista se vio auspiciado por el contacto con las civilizaciones americanas y el
debate producido en Castilla sobre los justos títulos de la conquista y, en particular, la
naturaleza de los indígenas. En la colonización castellana de América, se suele afirmar,
se aplicaron medidas en las que están presentes los gérmenes de la idea de derechos
humanos, debatidos en la conocida Controversia de Valladolid que tuvo lugar en 1550 y
1551. No obstante, algunos critican que, en la práctica, estas medidas fueron formuladas
para lograr objetivos de colonización.25 El pensamiento de la Escuela de Salamanca,
especialmente mediante Francisco Suárez y Gabriel Vázquez, contribuyó también al
impulso del iusnaturalismo europeo a través de Hugo Grocio.47

Durante la Revolución inglesa, la burguesía consiguió satisfacer sus exigencias de tener


alguna clase de seguridad contra los abusos de la corona y limitó el poder de los reyes
sobre sus súbditos. Habiendo proclamado la Ley de Hábeas corpus en 1679, en 1689 el
Parlamento impuso a Guillermo III de Inglaterra en la Bill of Rights una serie de
principios sobre los cuales los monarcas no podían legislar o decidir. Se cerró así el
paso a la restauración de la monarquía absoluta, que se basaba en la pretensión de la
corona inglesa de que su derecho era de designio divino.48 Según Antonio Fernández-
Galiano y Benito de Castro Cid, la Bill of Rights puede considerarse una declaración de
derechos, pero no de derechos humanos, puesto que los mismos se reconocen con
alcance nacional y no se consideran propios todo hombre.49

Durante los siglos XVII y XVIII, diversos filósofos europeos desarrollaron el concepto
de derechos naturales. De entre ellos cabe destacar a John Locke y Voltaire, cuyas ideas
fueron muy importantes para el desarrollo de la noción moderna de derechos. Los
derechos naturales, para Locke, no dependían de la ciudadanía ni las leyes de un Estado,
ni estaban necesariamente limitadas a un grupo étnico, cultural o religioso en particular.
La teoría del contrato social, de acuerdo con sus tres principales formuladores, el ya
citado Locke, Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau, se basa en que los derechos
del individuo son naturales y que, en el estado de naturaleza, todos los hombres son
titulares de todos los derechos.50 Estas nociones se plasmaron en las declaraciones de
derechos de finales del siglo XVIII.

La causa directa del nacimiento de los Derechos Humanos, desde una perspectiva
sociológica, ha sido también un importante objeto de debate. Por una parte, Georg
Jellinek ha defendido que los derechos humanos estaban directamente dirigidos a
permitir el ejercicio de la libertad religiosa; por otra, Karl Marx afirmó que se deben a la
pretensión de la burguesía de garantizar el derecho de propiedad. Max Weber, en su
obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo, afirma que existiría una conexión
entre la ética individualista en que se basaron los derechos humanos y el surgimiento
del capitalismo moderno.51
Revoluciones burguesas y positivación de los derechos humanos

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada por la Asamblea Nacional
francesa el 26 de agosto de 1789.

Las distintas culminaciones de la Revolución estadounidense y la Revolución francesa,


hitos fundamentales del efectivo paso a la Edad Contemporánea, representan el fin o el
principio, según se quiera ver, del complejo proceso de reconocimiento o creación de
los derechos humanos. Si las revoluciones son el revulsivo que da lugar a la gestación
de los derechos humanos, las diversas actas de nacimiento lo constituyen las
declaraciones de derechos de las colonias estadounidenses. La primera declaración de
derechos del hombre de la época moderna es la Declaración de Derechos de Virginia,
escrita por George Mason y proclamada por la Convención de Virginia el 12 de junio de
1776. En gran medida influyó a Thomas Jefferson para la declaración de derechos
humanos que se contiene en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, de
4 de julio de 1776. Ambos textos influyen en la francesa Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano de 1789. Estas declaraciones, fundamentadas en el
iusnaturalismo racionalista, suponen la conversión del derecho subjetivo en centro del
orden jurídico, y a aquél se supedita el Derecho como orden social.52

Fruto de este influjo iusnaturalista, los derechos reconocidos tienen vocación de


traspasar las fronteras nacionales y se consideran "derechos de los hombres".49 Aunque
el primer uso constatado de la expresión "derechos del hombre" (iura hominum) se
produjo ya en 1537, en un texto de Volmerus titulado Historia diplomática rerum
ataviarum,22 la denominación no se popularizó entre la doctrina hasta finales del siglo
XVIII, con la obra de Thomas Paine The Rights of Man (1791-1792).53 Según se plasmó
en las Declaraciones, tanto los revolucionarios franceses como los estadounidenses
consideraban que estos derechos eran inalienables e inherentes a la naturaleza humana,
incluso verdades "evidentes" según la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos. Pese a ello, decidieron recogerlos en declaraciones públicas, lo que se justifica
por motivos jurídicos y políticos. En lo primero, debe tenerse en cuenta que para el
iluminismo revolucionario la Constitución es la que garantiza los derechos y libertades,
lo que explica la formulación positiva de los mismos.54 En lo segundo, se pretendía
facilitar la salvaguarda del libre desarrollo del individuo en la sociedad frente a la
arbitrariedad del poder:55 ya el Preámbulo de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano afirmó expresamente que "la ignorancia, la negligencia o el
desprecio de los derechos humanos son las únicas causas de calamidades públicas y de
la corrupción de los gobiernos".56

Nuevas demandas e internacionalización de los derechos

La noción de derechos humanos recogida en las Declaraciones, basada en la ideología


burguesa del individualismo filosófico y el liberalismo económico,57 no experimentó
grandes cambios a lo largo del siglo siguiente hasta que, ante las pésimas condiciones
de vida de las masas obreras, surgieron movimientos sindicales y luchas obreras que
articularon sus demandas en forma de nuevos derechos que pretendían dar solución a
ciertos problemas sociales a través de la intervención del Estado, como la garantía del
derecho de huelga, unas condiciones mínimas de trabajo o la prohibición o regulación
del trabajo infantil. Desde la primera mitad del siglo XIX se había desarrollado una
nueva filosofía social que se manifestó en el socialismo utópico, el reformismo de la
Escuela Católica Social, la socialdemocracia, el anarquismo o el socialismo científico.58
En esta nueva fase fueron muy importantes la Revolución rusa o la Revolución
mexicana.

Además de las luchas obreras, a lo largo de la edad contemporánea los movimientos por
el sufragio femenino consiguieron para muchas mujeres el derecho de voto; los
movimientos de liberación nacional consiguieron librarse del dominio de las potencias
coloniales; y triunfaron diversas reivindicaciones de minorías raciales o religiosas
oprimidas, movimientos por los derechos civiles o movimientos de políticas de
identidad que defienden la autodeterminación cultural de colectivos humanos.

Eleanor Roosevelt sosteniendo la Declaración Universal de los Derechos Humanos en español

El siglo XX se caracterizó también por la incorporación de los derechos humanos al


Derecho internacional. Si a principios del siglo se afirmaba que esta rama del Derecho
sólo regulaba las relaciones entre Estados y excluía a los particulares, el cambio fue
rápido y tras la Segunda Guerra Mundial, según Juan Antonio Carrillo Salcedo, los
derechos humanos podían considerarse un principio constitucional del Derecho
internacional contemporáneo.59 Es especialmente desde el nacimiento de la
Organización de las Naciones Unidas, en 1945, cuando el concepto de derechos
humanos se ha universalizado y alcanzado la gran importancia que tiene en la cultura
jurídica internacional. El 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de los
Derechos Humanos fue adoptada y proclamada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), como respuesta a los horrores de la
Segunda Guerra Mundial y como intento de sentar las bases del nuevo orden
internacional que surgía tras el armisticio.

Posteriormente se han aprobado numerosos tratados internacionales sobre la materia,


entre los que destacan la Convención Europea de Derechos Humanos de 1950, los
Pactos Internacionales de Derechos Humanos de 1966 (Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales), y la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969, que crean
diversos dispositivos para su promoción y garantía.

Naturaleza y fundamento
Norberto Bobbio afirma la imposibilidad de encontrar un fundamento absoluto a los
derechos humanos y alega para ello cuatro razones. Primera, la ausencia de un concepto
inequívoco y claro de los mismos; segunda, su variabilidad en el tiempo; tercera, su
heterogeneidad; y, cuarta, las antinomias y conflictos que existen entre distintos
derechos, como entre los civiles y políticos, por un lado, y los sociales y culturales, por
otro. En el Coloquio del Instituto Internacional de Filosofía celebrado en L'Aquila en
1964, Bobbio propuso sustituir la búsqueda de un imposible fundamento absoluto por el
estudio de las diversas fundamentaciones posibles que las ciencias sociales avalaban.60
Y, en cualquier caso, para el jurista italiano, el problema básico relativo a los derechos
humanos no es su fundamentación, sino su puesta en práctica y protección.61 Pero son
muchos los juristas y filósofos que no comparten esta creencia sino que, por el
contrario, la fundamentación de los derechos humanos ha sido y es objeto de gran
interés a lo largo del tiempo, y la mayoría considera que es una labor teórica con gran
incidencia en la práctica.62

Cada una de las numerosas teorías que los pensadores han desarrollado está influida por
la Filosofía dominante en el momento histórico en que se gestó y parte de muy
diferentes cosmovisiones y concepciones del ser humano, al que atribuyen o niegan
determinadas características inmanentes.63 Para algunos, el eje de los derechos humanos
es una serie de derechos concretos (según Herbert Hart, el derecho a la libertad;
atendiendo a John Rawls, determinados derechos fundamentales que corresponden a
unos deberes fundamentales; de acuerdo con Ronald Dworkin, el derecho a la igualdad
ante la ley);64 para otros, los derechos humanos son la traducción normativa de una serie
de valores, aprehendidos de la realidad o construidos socialmente. Un tercer grupo
considera que los derechos humanos son criterios o límites a los que debe adecuarse la
actividad de los poderes públicos o el mercado, tesis defendida tanto desde una
axiología iusnaturalista (Luis Recasens Siches)65 como desde un iuspositivismo crítico
(Luigi Ferrajoli).66 Finalmente, diversas teorías sostienen que los derechos humanos son
la codificación de la conducta moral que, de acuerdo con David Hume, es un producto
social y humano que se desarrolla en un proceso de evolución biológica y social. Las
teorías sociológicas del Derecho y los trabajos de Max Weber consideran que la
conducta se desarrolla como un patrón sociológico de fijación de normas.

En cuanto a su fundamentación, según qué tipo de concepción se tenga sobre el Derecho


–iusnaturalista, iusracionalista, iuspositivista, vinculada al realismo jurídico o al
dualismo jurídico, entre otras– la categoría conceptual de derechos humanos puede
considerarse derivada de la divinidad, observable en la naturaleza, asequible a través de
la razón, determinada por los contextos en las muchas maneras que es posible entender
la Historia, una síntesis de ideas de éstas u otras posiciones ideológicas y filosóficas o
un mero concepto inexistente y sin validez.

Iusnaturalismo

Son tesis iusnaturalistas las que afirman la existencia del Derecho natural. Aunque en
cada época se ha entendido este concepto de manera diferente, todas estas doctrinas
coinciden en afirmar la existencia de una juricidad previa y fundamentadora del
Derecho positivo: la positivación, por lo tanto, se limitaría a declarar derechos ya
existentes. En las declaraciones de derechos del siglo XVIII se refleja esta concepción,
y el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que "todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos", lo que es considerado
por juristas como Hans Kelsen una clara manifestación de la doctrina del
iusnaturalismo.67

Algunas teorías iusnaturalistas afirman que los derechos humanos se basan en aspectos
biológicos, tales como la conveniencia para la supervivencia de la especie, en el
contexto de la selección natural, de una conducta basada en la empatía y el altruismo.
Otras los sustentan en el orden moral natural tal y como se deriva de determinados
preceptos religiosos. Consideran que la conducta moral es un conjunto de
prescripciones objetivamente válidas y apelan a textos como la Biblia o el Corán. Frente
a éstas, desde el siglo XVII, con Hugo Grocio, ha cobrado fuerza el iusnaturalismo
racionalista, de la mano de autores que se desvinculan progresivamente de la idea de
Dios,68 si bien existen en la actualidad diversas fundamentaciones iusnaturalistas de
carácter o inspiración religiosa. Entre ellas se encuentra la Doctrina Social de la Iglesia,
que retoma las ideas de los Padres de la Iglesia y Tomás de Aquino. Llegar a lo
realmente humano es una de las críticas principales de las ponencias de Juan Pablo II en
su encíclica "Humanae vitae". La vida es un sentir desde una divinidad al bien común
expreso en la realidad cristiana, desde la moralidad del bienestar.

Según la Doctrina Social de la Iglesia, el fundamento sólido o inmediato de los derechos


se encuentra en la ley natural, la norma -de derecho natural- que es fuente equilibrada de
derechos y deberes de cada uno; a su vez, su fundamento último es Dios mismo: el
orden con que Dios gobierna el universo recibe el nombre de ley eterna, del que la ley
natural es una participación o derivación. Los derechos humanos son objetivos en tanto
que no dependen de la subjetividad de quien es su titular o está obligado por ellos. Por
tanto, no quedan sujetos a los estados de ánimo, las opiniones o la voluntad de nadie;
tampoco el consenso, ni siquiera de la mayoría. Para la Iglesia Católica, además, otra
característica de los derechos humanos es su sociabilidad: siendo el hombre
naturalmente social, existen derechos naturales de la persona en cuanto individuo, pero
también en tanto miembro de diversos grupos sociales naturales; es decir, derechos
naturales de la familia, de las asociaciones o de las naciones. Por la misma razón, los
derechos se ordenan al bien común y están constitutivamente limitados. Concretando
más en cuanto su precisión y limitación, los derechos humanos remiten a lo justo
concreto, por lo que no significan el reconocimiento de una libertad para realizar
cualquier cosa, en cualquier momento o de cualquier manera.69

Uno de los teóricos de derechos humanos más relevantes e influyentes fue John Locke,
que elevó la defensa de los derechos naturales a la categoría de principio fundamental
de legitimación del gobierno y fin básico de la sociedad civil. Locke basó sus ideas en el
concepto de propiedad, que utilizó en un sentido amplio y en un sentido restringido. En
sentido amplio, se refiere a un amplio conjunto de intereses y aspiraciones humanas;
más restrictivamente, alude a los bienes materiales. Locke afirmó que la propiedad es un
derecho natural y que se deriva del trabajo. Además, dijo que la propiedad precede al
Estado y que éste no puede disponer de la propiedad de los sujetos arbitrariamente. De
acuerdo con Locke, negar el derecho de propiedad es negar los derechos humanos. El
filósofo británico tuvo una gran influencia en el Reino Unido y fue decisivo en la
filosofía en que se basó la fundación de Estados Unidos.

Algunos filósofos han considerado que los derechos humanos se derivan de un derecho
o valor fundamental determinado. Para muchos autores,70 entre los que se encuentra
Samuel Pufendorf,71 el sistema de derechos naturales del hombre se deriva de su
dignidad; otros, como Hegel o Kant, afirmaron que la libertad es fundamento de los
derechos humanos y, al mismo tiempo, el principal de éstos. Kant representó la
culminación de un proceso encaminado a depurar las teorías iusnaturalistas de
elementos históricos o empíricos, al fundamentar su teoría del Derecho natural en
principios a priori, entendidos como exigencias de la razón práctica.

En la segunda mitad del siglo XX, y tras su decadencia en favor de las ideas
iuspositivistas, el Derecho natural resurgió con fuerza con multitud de teorías muy
diversas. De ellas, algunas mantienen una fundamentación objetivista de los derechos
humanos, en tanto que afirman la existencia de un orden de valores o principios con
validez objetiva y universal, independiente de los individuos. Otras, las subjetivistas,
sitúan a la autonomía humana como fuente de todos los valores; basan los derechos
humanos en la autoconsciencia racional de la dignidad, libertad e igualdad humanas.72
Finalmente, las llamadas tesis intersubjetivistas, que surgen de un intento de síntesis
entre las dos tendencias anteriores, consideran los derechos humanos como valores
radicados en necesidades comunes y por lo tanto intrínsecamente comunicables.

Iuspositivismo

Las tesis positivistas se oponen frontalmente a las iusnaturalistas, ya que consideran que
el único conjunto de normas que tiene carácter jurídico es el Derecho positivo.73
Afirman, por tanto, que la positivización tiene carácter constitutivo, al negar la
juridicidad del Derecho natural o incluso su existencia. John Austin consideró que los
derechos humanos forman parte de las normas sociales que influyen en el Derecho, pero
no son Derecho:74 para muchos positivistas, los derechos humanos son ideas morales,
pero sin valor jurídico por sí mismas. Para que tengan dicho valor, deben incorporarse
al ordenamiento jurídico: las leyes son la formulación jurídica de la voluntad soberana
del pueblo y obligan a su cumplimiento. No es necesario ni procedente acudir a otro
sustento que el legal.

La creciente aceptación del iuspositivismo a lo largo del siglo XIX produjo un


arrinconamiento del Derecho natural y motivó la plasmación de los derechos humanos,
como derechos fundamentales, en las Constituciones de los países occidentales.75 El
proceso se apoyó en la categoría de los derechos públicos subjetivos, que surgió como
alternativa a la de derechos naturales, que los iuspositivistas consideraban de carácter
ideológica. La teoría de los derechos públicos objetivos reconocía la personalidad
jurídica del Estado, que adquiría así la titularidad de derechos y deberes.76 Tras el
ascenso de regímenes totalitarios en los años 1920 y 1930 y la Segunda Guerra Mundial
se produjo un resurgimiento del iusnaturalismo que hizo que autores como Hans Kelsen,
Alf Ross, Herbert Hart y Norberto Bobbio reaccionaran clarificando los conceptos
fundamentales de las teorías positivistas. Ello provocó una diversificación del
iuspositivismo que produjo tesis a veces incompatibles entre sí.77

Algunas de estas tesis recientes dan cabida a la defensa de los derechos humanos. Una
de ellas es la teoría dualista de los derechos, formulada por Gregorio Peces-Barba y
muy similar a la articulada por Eusebio Fernández, que incorpora algunos elementos
propios del iusnaturalismo, en tanto que sólo los derechos con un fundamento moral son
fundamentales; pero al mismo tiempo considera que la positivación es requisito
necesario para que un derecho humano lo sea. Por lo tanto, concibe los derechos como
la encrucijada entre lo jurídico y lo ético; y como traducción normativa de los valores de
dignidad, libertad e igualdad, al tiempo que legitimadores de los poderes públicos.78 La
teoría del garantismo jurídico, defendida por Luigi Ferrajoli, afirma que el Estado de
Derecho posee una legitimación formal y otra material. La legitimación formal hace
referencia al imperio de la ley; la material, a la vinculación de todos los poderes del
Estado a la satisfacción de los derechos fundamentales,79 de los cuales, según el jurista
italiano, los derechos humanos son una subclase.

Ambas teorías superan un iuspositivismo puramente formal y, ciñéndose a los


mecanismos internos del ordenamiento jurídico, aportan criterios materiales para
garantizar la estabilización del orden jurídico y la garantía de los derechos
fundamentales. Maria de Lourdes Souza considera que es importante considerar su
contexto: el garantismo, que se basa en el estado de derecho, surge en un contexto
socio-jurídico democrático que, aunque presenta tendencias regresivas, es más o menos
igualitario y justo.80 De la misma manera, el dualismo jurídico se inserta dentro de un
marco jurídico-político determinado, el del Estado social y democrático de Derecho.78

Tesis realistas

Las tesis realistas pueden definirse como aquellas para las que la positivación es un
requisito más, junto con otros, que influye en la efectividad de los derechos humanos.
Engloba un conjunto de posiciones doctrinales muy diverso y heterogéneo, que afirman
que es la práctica de las personas los que dotan de significación a los derechos
humanos.81 Critican la concepción ideal que de éstos tiene el iusnaturalismo, así como
la puramente formal del iuspositivismo, afirmando que ambas corrientes son
excesivamente abstractas y no tienen en cuenta las condiciones económicas y sociales
de las que depende el efectivo disfrute de los derechos. Con carácter general, las tesis
realistas insisten en alguno de los siguientes ámbitos: en el plano político, en las
condiciones de democracia política y económica necesarias para el disfrute real de los
derechos humanos; en el jurídico, en los mecanismos de garantía y protección; y en el
sociológico, en la conciencia colectiva sobre derechos humanos.

La postura realista se relaciona, en gran medida, con el socialismo.82 Ya en La cuestión


judía, una de sus primeras obras, Karl Marx criticó la noción burguesa de derechos
humanos, que describió como derechos del individuo egoísta y basados en una
concepción abstracta de libertad y emancipación. Para el filósofo alemán, los derechos
humanos burgueses eran un conjunto de protecciones legales para la defensa de la clase
propietaria de los medios de producción.83 Marx afirmó que son las condiciones
materiales las que determinan el alcance real de los derechos humanos, y que para su
realización efectiva es necesaria una auténtica emancipación política.

Helio Gallardo o Joaquín Herrera Flores afirman que los derechos humanos se sustentan
en las tramas sociales, en las relaciones y experiencias intersubjetivas.84 Helio Gallardo
considera que el fundamento de los derechos humanos son las transferencias de poder
que se producen entre los grupos sociales, así como las instituciones en que se articulan
y las lógicas que inspiran las relaciones sociales.85 Estas transferencias de poder pueden
positivarse o no, y ser más o menos precarias. Para Joaquín Herrera, en una línea
similar, los derechos humanos son las prácticas y medios por los que se abren espacios
de emancipación que incorporan a los seres humanos en los procesos de reproducción y
mantenimiento de la vida.86

La teoría consensual de la verdad, desarrollada por Jürgen Habermas (perteneciente a la


Escuela de Fráncfort), propone una fundamentación intersubjetiva de los valores y
derechos, a través de un acuerdo racional alcanzado en unas condiciones ideales.87 En
una línea similar, para Chaïm Perelman los derechos humanos se fundamentan en la
experiencia y la conciencia morales de un consenso que se alcanza a través de un
proceso determinado. Se trata de fundamentos en los que coincidan los que denomina
«espíritus razonables» y que serían asimismo aprobados por «audiencias universales»,
los que se consideran interlocutores válidos para cada asunto.88

Utilitarismo

En un principio, el utilitarismo surgió como una alternativa a la idea de los derechos


humanos, más que como una propuesta de fundamentación; aunque posteriormente John
Stuart Mill y otros autores han tratado de sustentar los derechos humanos desde esta
filosofía.89 El utilitarismo, como doctrina ética, considera «la mayor felicidad para el
mayor número como la medida de lo justo y de lo injusto».90 Los utilitaristas parten del
rechazo de la idea de derechos humanos como derechos naturales: especialmente crítico
con dicha idea fue Jeremy Bentham, que calificó como un sinsentido la afirmación de
que existen derechos previos al Estado:91 los derechos, de existir, son un producto social
que se justifica desde el principio de la utilidad.92

Según John Stuart Mill, los derechos son reglas para la maximización de la felicidad;
pero añade que los derechos no son absolutos dado que, en determinadas condiciones
excepcionales, su cumplimiento nos aleja tanto del fin (maximización de la utilidad
social) que no cabe compensar la pérdida de felicidad con el peso, importante, que
tienen.93

Esta fundamentación utilitarista ha sido objeto de críticas que enfatizan la falta de


garantía de los derechos humanos, que podrían ser violados para la consecución de la
mayor felicidad para el mayor número. En esta línea han incidido especialmente John
Rawls89 o James Fishkin.94 Thomas Nagel y muchos otros han denunciado el uso del
enfoque utilitarista para justificar el uso de violencia a gran escala contra la población
civil o el uso de armas de destrucción masiva entendidas como un mal menor, la forma
más rápida de obtener la victoria en una guerra y evitar, supuestamente, un mayor
número de muertes.95 La reacción de los utilitaristas ante estas críticas hicieron surgir
teorías como la del utilitarismo de normas, el utilitarismo de normas ideales o la
integración de un principio de respeto a las personas. Richard Brandt define el
utilitarismo de normas como el que afirma que "un acto es obligatorio sólo si la
aceptación uniforme de una regla correspondiente maximizará la utilidad esperable".96
El utilitarismo de normas, por lo tanto, no valora sólo los efectos de un acto específico,
sino los efectos de su generalización.

Aspectos institucionales y jurídicos

Numerosas ONG en el mundo se dedican a la defensa y promoción de los derechos humanos


en el mundo, en la imagen logo de Human Rights Watch.

Los derechos humanos tienen una creciente fuerza jurídica, en tanto que se integran en
las constituciones y, en general, en el ordenamiento jurídico de los Estados. También,
en el ámbito de la comunidad internacional, por su reconocimiento en numerosos
tratados internacionales –tanto de carácter general como sectorial; universal y regional–
y por la creación de órganos jurisdiccionales, cuasijurisdiccionales o de otro tipo para su
defensa, promoción y garantía.

Además, debido a su aceptación, diversos derechos humanos se consideran parte del


Derecho internacional consuetudinario y algunos incluso normas de ius cogens, tal y
como han afirmado órganos internacionales como el Comité de Derechos Humanos o la
Corte Internacional de Justicia. Entre ellos se encuentran la prohibición de la tortura y
de la privación arbitraria de la vida97 o el acceso a unas mínimas garantías procesales y
la prohibición de detención arbitraria.98

Derechos humanos y derechos constitucionales

Es importante diferenciar y no confundir los derechos humanos con los derechos


constitucionales o fundamentales. Aunque generalmente los derechos humanos se
suelen recoger dentro de los derechos constitucionales, no siempre coinciden. Para
determinar qué derechos son "constitucionales" basta con recurrir al catálogo de
derechos reconocidos por las constituciones políticas de los Estados; el concepto de
"derechos humanos" pertenece más bien al ámbito de la Filosofía del Derecho.

La relación entre ambos conceptos ha sido estudiada por numerosos autores y es


problemática. De entre los que reconocen la virtualidad del concepto de derechos
humanos,99 las teorías iusnaturalistas consideran que la existencia de los derechos
humanos es independiente de su reconocimiento como derechos constitucionales. Para
algunos autores, como Francisco Laporta, existiría un pequeño número de derechos
humanos básicos, de los que se derivarían los derechos constitucionales más
concretos.100

Por su parte, para las teorías dualistas –las que otorgan importancia tanto al fundamento
moral de los derechos como a su positivación– los conceptos de derechos humanos y
derechos constitucionales tendrían un contenido equivalente. Luigi Ferrajoli considera,
en su teoría del garantismo jurídico, que, siendo los derechos constitucionales o
fundamentales los reconocidos en la carta magna de los Estados, los derechos humanos
son aquellos que se reconocen a todos, independientemente de su ciudadanía y su
capacidad de obrar: la constitución de un país, por ejemplo, puede otorgar derechos a
sus ciudadanos que no abarquen a los no nacionales (por ejemplo, el derecho al voto).
En ese caso se trataría de derechos constitucionales que se reconocen al ciudadano, pero
no podrían ser derechos humanos si no se reconoce a todas las personas sean de la
condición que sean.

Clasificación generacional
Aunque la mayoría de las doctrinas jurídicas distinguen varias generaciones de derechos
humanos, existen múltiples y diferentes clasificaciones. Todas suelen coincidir al
describir la primera generación, pero posteriormente se ramifican y se vuelven más
complejas. Además, existen al menos dos concepciones de esta visión generacional.
Para una de ellas, son expresión de una racionalidad que se realiza progresivamente en
el tiempo; para otras, cada generación de derechos humanos es expresión de una
racionalidad diferente y puede entrar en conflicto con las demás. Por otra parte, existen
posiciones que evitan pronunciarse acerca categorías de derechos humanos y más bien
tienden a enfocarlos como un sistema unitario.

Cada nueva generación, que se clasifica cronológicamente en relación con las


anteriores, ha sido objeto de críticas. Si ya los derechos de la primera generación fueron
criticados, también sucedió con los derechos de la segunda durante el siglo XX, si bien
en la actualidad la casi totalidad de los juristas los aceptan. Hoy en día es objeto de
debate la existencia de una tercera generación de derechos humanos ya que, tanto desde
el punto de vista jurídico como político, se critica la indeterminación de esta categoría y
su difícil garantía.101 No obstante estas objeciones, existen teorías que hablan de cuatro
e incluso cinco generaciones de derechos humanos.102

Tres generaciones de derechos humanos


Artículos principales: Tres generaciones de derechos humanos, Derechos civiles y políticos y
Derechos económicos, sociales y culturales.

La división de los derechos humanos en tres generaciones fue concebida por primera
vez por Karel Vašák en 1979. Cada una se asocia a uno de los grandes valores
proclamados en la Revolución francesa: libertad, igualdad, fraternidad.

Los derechos de primera generación son los derechos civiles y políticos, vinculados
con el principio de libertad. Generalmente se consideran derechos de defensa o
negativos, que exigen de los poderes públicos su inhibición y no injerencia en la esfera
privada. Por su parte, los derechos de segunda generación son los derechos
económicos, sociales y culturales, que están vinculados con el principio de igualdad.
Exigen para su realización efectiva de la intervención de los poderes públicos, a través
de prestaciones y servicios públicos.103 Existe cierta contradicción entre los derechos
contra el Estado (primera generación) y los derechos sobre el Estado (segunda
generación). Los defensores de los derechos civiles y políticos califican frecuentemente
a los derechos económicos, sociales y culturales como falsos derechos, ya que el Estado
no puede satisfacerlos más que imponiendo a otros su realización, lo que para éstos
supondría una violación de derechos de primera generación.

Por su parte, la tercera generación de derechos, surgida en la doctrina en los años


1980, se vincula con la solidaridad. Los unifica su incidencia en la vida de todos, a
escala universal, por lo que precisan para su realización una serie de esfuerzos y
cooperaciones en un nivel planetario. Normalmente se incluyen en ella derechos
heterogéneos como el derecho a la paz, a la calidad de vida o las garantías frente a la
manipulación genética,104 aunque diferentes juristas asocian estos derechos a otras
generaciones: por ejemplo, mientras que para Vallespín Pérez la protección contra la
manipulación genética sería un derecho de cuarta generación,105 para Roberto González
Álvarez es una manifestación, ante nuevas amenazas, de derechos de primera
generación como el derecho a la vida, la libertad y la integridad física.106

Otras propuestas

Autores como David Vallespín Pérez,107 Franz Matcher,108 Antonio Pérez Luño,109
Augusto Mario Morello,110 Robert B. Gelman111 y Javier Bustamante Donas112 afirman
que está surgiendo una cuarta generación de derechos humanos. No obstante, el
contenido de la misma no es claro, y estos autores no presentan una propuesta única.
Normalmente toman algunos derechos de la tercera generación y los incluyen en la
cuarta, como el derecho al medio ambiente o aspectos relacionados con la bioética.
Javier Bustamante afirma que la cuarta generación viene dada por los derechos humanos
en relación con las nuevas tecnologías;113 otros, que el elemento diferenciador sería que,
mientras las tres primeras generaciones se refieren al ser humano como miembro de la
sociedad, los derechos de la cuarta harían referencia al ser humano en tanto que especie.
Tal idea había quedado acordada en la Carta de las Naciones Unidas (ver punto 5)
cuando en su preámbulo se escribió, "nosotros los Pueblos de las Naciones Unidas
resueltos … a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad
y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de
las naciones grandes y pequeñas... hemos decidido sumar nuestros esfuerzos para
realizar estos designios" y luego de manera más explícita, cuando expresaron entre sus
propósitos el siguiente: "realizar la cooperación internacional en la solución de
problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el
desarrollo y estímulo del respeto de los derechos humanos y a las libertades
fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma,
religión". Para el cumplimiento de tal propósito inicialmente se continuaba concibiendo
como agente inmediato al Estado, a cuya custodia la tradición occidental había confiado
cierto número de garantías al ciudadano, a partir de las revoluciones inglesas,
norteamericanas y francesas. Mas el precario desarrollo de la democracia en el mundo,
la amarga experiencia de la Segunda Guerra Mundial y la caótica situación política
creada por sus consecuencias en muchas naciones demostraba la consagración de los
derechos humanos en constituciones y leyes internas que no eran suficientes para
asegurar su protección y respeto por parte de los gobiernos. En numerosos Estados, por
factores diversos, la protección del derecho nacional resultaba eliminada, suspendida,
inoperante o abiertamente conculcada por gobiernos de fuerza o de careta jurídica.

Helio Gallardo, por su parte, defiende la existencia de cinco generaciones de derechos


humanos,114 que identifica con las reivindicaciones de diferentes grupos sociales. Serían
los derechos civiles y políticos, reclamados por la burguesía; los económicos, sociales y
culturales, propios de los movimientos obreros y antiesclavistas; los derechos de los
pueblos y sectores diferentes, incluyendo las luchas de descolonización y feministas; los
ambientales, que define como derechos las generaciones futuras; y los relativos al
control del cuerpo y la organización genética de uno mismo, enfrentados a la
mercantilización del interior de la vida.

Derechos Humanos del siglo XXI: la Declaración


Universal de Derechos Humanos Emergentes
La Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes (DUDHE) surge de un
proceso de diálogo de diversos componentes de la sociedad civil, organizado por el
Instituto de Derechos Humanos de Cataluña en el marco del Foro Universal de las
Culturas Barcelona 2004, titulado Derechos Humanos, Necesidades Emergentes y
Nuevos Compromisos.115 El 2 de noviembre de 2007, en el marco del Forum de
Monterrey (México) es aprobada la DUDHE.

Los derechos humanos emergentes suponen una nueva concepción de la participación


de la sociedad civil, dando voz a organizaciones y agrupaciones nacionales e
internacionales que tradicionalmente han tenido poco o ningún peso en la configuración
de las normas jurídicas, como las ONG, los movimientos sociales y las ciudades, frente
a los retos sociales, políticos y tecnológicos que plantea la globalización y la sociedad
global. La DUDHE no pretende sustituir ni quitar vigencia a la Declaración Universal
de Derechos humanos de 1948, ni a los instrumentos nacionales o internacionales de
protección de los derechos humanos, más bien pretende actualizar, complementar,
responder a los retos de la sociedad global y actuar como complemento desde el punto
de vista de la ciudadanía participativa.

Nosotros, ciudadanas y ciudadanos del mundo, miembros de la sociedad civil


comprometidos con los Derechos Humanos, formando parte de la comunidad política
universal, reunidos en ocasión del Foro Universal de las Culturas en Barcelona 2004 y
Monterrey 2007, e inspirados por los valores de respeto a la dignidad del ser humano,
libertad, justicia, igualdad y solidaridad, y el derecho a una existencia que permita
desarrollar estándares uniformes de bienestar y de calidad de vida para todos […]
Características
Los Derechos Humanos se aplican a todos los seres humanos sin importar edad, género,
raza, religión, ideas, nacionalidad. Cada persona tiene la misma dignidad y nadie puede
estar excluído o discrimado del disfrute de sus derechos.

Universales

Los Derechos Humanos se aplican a todos los seres humanos sin importar edad, género,
raza, religión, ideas, nacionalidad. Cada persona tiene la misma dignidad y nadie puede
estar excluído o discrimado del disfrute de sus derechos.

Irreversibles y progresivos

La consagración de nuevos Derechos no excluye ni desestima la vigencia de Derechos


antes consagrados y la existencia de viejos Derechos no impide que las nuevas
condiciones sociales vividas por los pueblos determinen la vigencia de otros Derechos,
como ha sucedido con el HABEAS DATA, el cual busca proteger la intimidad de las
personas frente a los sistemas masivos de información y comunicación.

Los avances en la protección de nuevos Derechos o nuevas formas de un mismo


Derecho se hace sobre el supuesto de vigencia de todos los Derechos consagrados.

Indivisibles

No puede hablarse de división de los Derechos Humanos, todos deben ser respetados y
garantizados por autoridades y gobernantes.

No negociables

Los Derechos Humanos son bienes pertenecientes, de manera absoluta, a cada ser
humano, por ello ninguna autoridad puede negociarlos.

Inviolables

Nadie puede atentar, lesionar o destruir los Derechos Humanos. Esto quiere decir que
las personas y los gobiernos deben regirse por el respeto a los Derechos Humanos; las
leyes dictadas no pueden ser contrarias a éstos y las políticas económicas y sociales que
se implementan tampoco. Por ejemplo, el derecho a la vida no puede ser violentado bajo
ninguna circunstancia, como ocurre frecuentemente en la realidad, ni por la acción de
fuerzas policiales o militares ni por políticas económicas que condenan a la muerte por
desnutrición o hambre a la población.

Obligatorios
Los Derechos Humanos imponen una obligación concreta a las personas y al Estado de
respetarlos aunque no haya una ley que así lo diga. Es obligatorio respetar todos los
Derechos Humanos que existan en las leyes nacionales y también aquellos que no lo
están aún.

Trascienden las fronteras nacionales

La comunidad internacional puede y debe intervenir cuando considere que un Estado


está violando los Derechos Humanos de su población. En este sentido, ningún Estado
puede argumentar violación de su soberanía cuando la comunidad internacional
interviene para requerir que una violación a los Derechos Humanos sea corregida.

Indivisibles, interdependientes, complementarios y no jerarquizables

Los Derechos Humanos están relacionados entre sí. Es decir, no se debe hacer ninguna
separación ni pensar que unos son más importantes que otros. La negación de algún
derecho en particular significa poner en peligro el conjunto de la dignidad de la persona,
por lo que el disfrute de algún derecho no puede hacerse a costa de los demás. Es así,
como no se puede, por ejemplo, disfrutar plenamente del derecho a la educación si la
persona no está bien alimentada o si carece de una vivienda adecuada, ni se puede
ejercer el derecho a la participación política si se niega el derecho a manifestar o estar
bien informados.

Clasificación
La clasificación de carácter histórico basada en la aparición o reconocimiento
cronológico de los DDHH por parte del orden jurídico normativo internacional,
distingue entre los Derechos de Primera Generación o Derechos Civiles y Políticos, los
Derechos de Segunda Generación o Derechos Económicos, Sociales y Culturales y los
Derechos de Tercera generación o Derechos de Los Pueblos. La mayor parte de los
tratados en el ámbito de los DDHH hacen una distinción entre los denominados
"derechos civiles y políticos" y los derechos "económicos, sociales y culturales".

Derechos de Primera Generación o Derechos Civiles y


Políticos
Los Derechos de Primera Generación o Derechos Civiles y Políticos se refieren a los
primeros derechos que fueron consagrados en los ordenamientos jurídicos internos e
internacionales.

Derechos de Segunda Generación o Derechos


Económicos, Sociales y Culturales
Los derechos de Segunda Generación o Derechos Económicos, Sociales y Culturales
tienen como objetivo fundamental garantizar el bienestar económico, el acceso al
trabajo, la educación y a la cultura, de tal forma que asegure el desarrollo de los seres
humanos y de los pueblos.

Derechos de Tercera generación o Derechos de Los


Pueblos
Los Derechos de Tercera Generación también conocidos como Derechos de Solidaridad
o de los Pueblos contemplan cuestiones de carácter supranacional como el derecho a la
paz y a un medio ambiente sano.

Artículo 4. Obligaciones generales


1. Los Estados Partes se comprometen a asegurar y promover el pleno ejercicio de
todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con
discapacidad sin discriminación alguna por motivos de discapacidad. A tal fin,
los Estados Partes se comprometen a:
a. Adoptar todas las medidas legislativas, administrativas y de otra índole
que sean pertinentes para hacer efectivos los derechos reconocidos en la
presente Convención;
b. Tomar todas las medidas pertinentes, incluidas medidas legislativas, para
modificar o derogar leyes, reglamentos, costumbres y prácticas
existentes que constituyan discriminación contra las personas con
discapacidad;
c. Tener en cuenta, en todas las políticas y todos los programas, la
protección y promoción de los derechos humanos de las personas con
discapacidad;
d. Abstenerse de actos o prácticas que sean incompatibles con la presente
Convención y velar por que las autoridades e instituciones públicas
actúen conforme a lo dispuesto en ella;
e. Tomar todas las medidas pertinentes para que ninguna persona,
organización o empresa privada discriminen por motivos de
discapacidad;
f. Emprender o promover la investigación y el desarrollo de bienes,
servicios, equipo e instalaciones de diseño universal, con arreglo a la
definición del artículo 2 de la presente Convención, que requieran la
menor adaptación posible y el menor costo para satisfacer las
necesidades específicas de las personas con discapacidad, promover su
disponibilidad y uso, y promover el diseño universal en la elaboración de
normas y directrices;
g. Emprender o promover la investigación y el desarrollo, y promover la
disponibilidad y el uso de nuevas tecnologías, incluidas las tecnologías
de la información y las comunicaciones, ayudas para la movilidad,
dispositivos técnicos y tecnologías de apoyo adecuadas para las personas
con discapacidad, dando prioridad a las de precio asequible;
h. Proporcionar información que sea accesible para las personas con
discapacidad sobre ayudas a la movilidad, dispositivos técnicos y
tecnologías de apoyo, incluidas nuevas tecnologías, así como otras
formas de asistencia y servicios e instalaciones de apoyo;
i. Promover la formación de los profesionales y el personal que trabajan
con personas con discapacidad respecto de los derechos reconocidos en
la presente Convención, a fin de prestar mejor la asistencia y los
servicios garantizados por esos derechos.
2. Con respecto a los derechos económicos, sociales y culturales, los Estados
Partes se comprometen a adoptar medidas hasta el máximo de sus recursos
disponibles y, cuando sea necesario, en el marco de la cooperación internacional,
para lograr, de manera progresiva, el pleno ejercicio de estos derechos, sin
perjuicio de las obligaciones previstas en la presente Convención que sean
aplicables de inmediato en virtud del derecho internacional.
3. En la elaboración y aplicación de legislación y políticas para hacer efectiva la
presente Convención, y en otros procesos de adopción de decisiones sobre
cuestiones relacionadas con las personas con discapacidad, los Estados Partes
celebrarán consultas estrechas y colaborarán activamente con las personas con
discapacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, a través de las
organizaciones que las representan.
4. Nada de lo dispuesto en la presente Convención afectará a las disposiciones que
puedan facilitar, en mayor medida, el ejercicio de los derechos de las personas
con discapacidad y que puedan figurar en la legislación de un Estado Parte o en
el derecho internacional en vigor en dicho Estado. No se restringirán ni
derogarán ninguno de los derechos humanos y las libertades fundamentales
reconocidos o existentes en los Estados Partes en la presente Convención de
conformidad con la ley, las convenciones y los convenios, los reglamentos o la
costumbre con el pretexto de que en la presente Convención no se reconocen
esos derechos o libertades o se reconocen en menor medida.
5. Las disposiciones de la presente Convención se aplicarán a todas las partes de
los Estados federales sin limitaciones ni excepciones.

CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

CORTESIA DE PANTIN, RAMIREZ & ASOCIADOS


E-MAIL: pantin@lawyer.com

PREÁMBULO
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección
de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y
sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una
patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una
sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado
de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la
independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la
convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho
a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin
discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las
naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio
de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible
de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme
nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio
común e irrenunciable de la humanidad; en ejercicio de su poder originario representado
por la Asamblea Nacional Constituyente mediante el voto libre y en referendo
democrático,
decreta la siguiente
CONSTITUCIÓN

TÍTULO I
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
Artículo 1. Venezuela se declara República Bolivariana, irrevocablemente libre e
independiente y fundamenta su patrimonio moral, así como los valores de libertad,
igualdad, justicia, y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son
derechos irrenunciables de la Nación, la independencia, la libertad, la soberanía, la
inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional.
Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado Democrático y Social de Derecho y de
Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su
actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la
responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político.
Artículo 3. El Estado tiene como sus fines esenciales la defensa y el desarrollo de la
persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la
construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y
bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes
consagrados en esta Constitución. La educación y el trabajo son los procesos
fundamentales para garantizar dichos fines.
Artículo 4. La República Bolivariana de Venezuela es un Estado Federal descentralizado
en los términos consagrados por esta Constitución, que se rige por los principios de
integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad.
Artículo 5. La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce
directamente en la forma prevista en la Constitución y las leyes, e indirectamente
mediante el sufragio por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado
emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.
Artículo 6. El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades
políticas que la componen, es y será siempre democrático, participativo, electivo,
descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.
Artículo 7. La Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento
jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a
esta Constitución.
Artículo 8. La bandera nacional con los colores amarillo, azul y rojo, el himno nacional
gloria al bravo pueblo y el escudo de armas de la República son los símbolos de la patria.
La ley regulará sus características, significados y usos.
Artículo 9. El idioma oficial es el castellano. Los idiomas indígenas también son de uso
oficial para los pueblos indígenas y deben ser respetados en todo el territorio de la
República, por constituir patrimonio cultural de la Nación y de la humanidad.

TÍTULO II
DEL TERRITORIO, DEMÁS ESPACIOS GEOGRÁFICOS Y LA DIVISIÓN
POLÍTICA
Capítulo I Del Territorio y demás Espacios Geográficos
Artículo 10. El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que
correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política
iniciada en 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbítrales no
viciados de nulidad celebrados por la República.
Artículo 11. La soberanía plena de la República se ejerce en el espacio continental e
insular, lacustre y fluvial, mar territorial, áreas marinas interiores, históricas y vitales y las
comprendidas dentro de las líneas de base recta que ha adoptado o adopte la República, el
suelo y subsuelo de éstos, el espacio aéreo continental, insular y marítimo y los recursos
que en dichos espacios se encuentran, incluidos los genéticos, los de las especies
migratorias, sus productos derivados y los componentes intangibles que por causas
naturales se encuentren en los mismos espacios.
El espacio insular de la República comprende el Archipiélago de Los Monjes,
Archipiélago de Las Aves, Archipiélago de Los Roques, Archipiélago de La Orchila, Isla
La Tortuga, Isla La Blanquilla, Archipiélago Los Hermanos, Islas de Margarita, Cubagua
y Coche, Archipiélago de Los Frailes, Isla La Sola, Archipiélago de Los Testigos, Isla de
Patos e Isla de Aves; y además, las islas, islotes, cayos y bancos situados o que emerjan
dentro del mar territorial, en el que cubre la plataforma continental o dentro de los límites
de la zona económica exclusiva. Sobre los espacios acuáticos constituidos por la zona
marítima contigua, la plataforma continental y la zona económica exclusiva, la República
ejerce derechos exclusivos de soberanía y jurisdicción en los términos, extensión y
condiciones que determinen el derecho internacional público y la ley. Corresponden a la
República derechos en el espacio ultraterrestre suprayacente y en las áreas que son o
puedan ser Patrimonio Común de la Humanidad, en los términos, extensión y condiciones
que determine el derecho internacional público y la ley.
Artículo 12. Los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera que sea su
naturaleza, existentes en el territorio nacional, bajo el lecho del mar territorial, de la zona
económica exclusiva y en la plataforma continental, pertenecen a la República, son bienes
del dominio público y, por tanto, inalienables e inusufructuables.
Artículo 13. El territorio no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma
alguna enajenado, ni aún temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de
derecho internacional. El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán
establecer en él bases militares extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera
propósitos militares, por parte de ninguna potencia o coalición de potencias. Los Estados
extranjeros u otros sujetos de derecho internacional, sólo podrán adquirir inmuebles para
sedes de sus representaciones diplomáticas o consulares dentro del área que se determine
y mediante garantías de reciprocidad, con las limitaciones que establezca la ley. En dicho
caso quedará siempre a salvo la soberanía nacional. Las tierras baldías existentes en las
dependencias federales y en las islas fluviales o lacustres no podrán enajenarse, y su
aprovechamiento sólo podrá concederse en forma que no envuelva, directa ni
indirectamente, la transferencia de la propiedad de la tierra.
Artículo 14. La ley establecerá un régimen jurídico especial para aquellos territorios que
por libre determinación de sus habitantes y con aceptación de la Asamblea Nacional, se
incorporen al de la República.
Artículo 15. El Estado venezolano tiene la responsabilidad de establecer una política
integral en los espacios fronterizos terrestres, insulares y marítimos, preservando la
integridad territorial, soberanía, seguridad, defensa, identidad nacional, diversidad y
ambiente; promoviendo el desarrollo cultural, económico, social y la integración.
Atendiendo la naturaleza propia de cada región fronteriza a través de asignaciones
económicas especiales, una Ley Orgánica de Fronteras determinará las obligaciones y
objetivos de esta responsabilidad.

Capítulo II De la División Política


Artículo 16. A los fines de la organización política de la República, el territorio nacional
se divide en el de los Estados, Distrito Capital, las dependencias federales y los territorios
federales. El territorio se organiza en Municipios. La división político territorial será
regulada por ley orgánica, la cual garantizará la autonomía municipal y la
descentralización político administrativa. Dicha ley podrá disponer la creación de
territorios federales en determinadas áreas de los Estados, cuya vigencia queda supeditada
a la realización de un referendo aprobatorio en la entidad respectiva. Por ley especial
podrá darse a un territorio federal la categoría de Estado, asignándole la totalidad o una
parte de la superficie del territorio respectivo.
Artículo 17. Las dependencias federales son las islas marítimas no integradas en el
territorio de un Estado, así como las islas que se formen o aparezcan en el mar territorial o
en el que cubra la plataforma continental. Su descripción, posición geográfica, régimen y
administración estarán previstos en la ley.
Artículo 18. La ciudad de Caracas es la capital de la República y el asiento de los órganos
del Poder Nacional. Lo dispuesto en este artículo no impide el ejercicio del Poder
Nacional en otros lugares de la República. Una ley especial establecerá la unidad político
territorial de la ciudad de Caracas que integre en un sistema de gobierno municipal a dos
niveles, a los Municipios del Distrito Capital y los correspondientes del Estado Miranda.
Dicha ley establecerá su organización, gobierno y administración, así como la
determinación de su competencia y recursos a los fines del desarrollo armónico e integral
de la ciudad. En todo caso la ley garantizará el carácter democrático y participativo de su
gobierno.

TÍTULO III
DE LOS DEBERES, DERECHOS HUMANOS Y GARANTÍAS
Capítulo I Disposiciones Generales
Artículo 19. El Estado garantiza a toda persona, conforme al principio de progresividad y
sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente
de los derechos humanos. Su respeto y garantía es obligatorio para los órganos del Poder
Público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre derechos humanos
suscritos y ratificados por la República y las leyes que los desarrollen.
Artículo 20. Todos tienen derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más
limitaciones que las que derivan del derecho de los demás y del orden público y social.
Artículo 21. Todas las personas son iguales ante la ley, y en consecuencia: 1. No se
permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o
que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento,
goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona.
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante
la ley sea real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de grupos que sean
discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas
que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de
debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan. 3.
Sólo se dará el trato oficial de Ciudadano o Ciudadana; salvo las fórmulas diplomáticas. 4.
No se reconocerán títulos nobiliarios ni distinciones hereditarias.
Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y
en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como
negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos.
La falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.
Artículo 23. Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos
y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden
interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a
las establecidas por esta Constitución y las leyes de la República, y son de aplicación
inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público.
Artículo 24. Ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando
imponga menor pena. Las leyes de procedimiento se aplicarán desde el momento mismo
de entrar en vigencia aún en los procesos que se hallaren en curso; pero en los procesos
penales, las pruebas ya evacuadas se estimarán, en cuanto beneficien al reo, conforme a la
ley vigente para la fecha en que se promovieron. Cuando haya dudas sobre la norma a
aplicar, se aplicará aquella que beneficie al reo.
Artículo 25. Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o menoscabe los
derechos garantizados por esta Constitución y las leyes es nulo, y los funcionarios y
empleados públicos que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y
administrativa según los casos, sin que les sirvan de excusa órdenes superiores.
Artículo 26. Todos tienen derecho de acceso a los órganos de administración de justicia
para hacer valer sus derechos e intereses, inclusive los colectivos o difusos, a la tutela
efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente. El Estado
garantiza una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma,
independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin
formalismos o reposiciones inútiles.
Artículo 27. Todos tienen derecho a ser amparados por los tribunales en el goce y
ejercicio de los derechos y garantías constitucionales, aún de aquellos inherentes a la
persona que no figuren expresamente en esta Constitución o en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos. El procedimiento de la acción de amparo
constitucional será oral, público, breve, gratuito y no sujeto a formalidad, y el juez
competente tendrá potestad para restablecer inmediatamente la situación jurídica
infringida o la situación que más se asemeje a ella. Todo tiempo será hábil y el tribunal lo
tramitará con preferencia a cualquier otro asunto. En el caso de la acción de amparo a la
libertad o seguridad, la persona física del detenido será puesta bajo la custodia del tribunal
de manera inmediata, sin dilación alguna y podrá ser interpuesta por cualquier persona. El
ejercicio de este derecho no puede ser afectado, en modo alguno, por la declaratoria del
estado de excepción o de la restricción de garantías constitucionales.
Artículo 28. Toda persona tiene derecho de acceder a la información y a los datos que
sobre sí misma o sobre sus bienes consten en registros oficiales o privados, con las
excepciones que establezca la ley, así como de conocer el uso que se haga de los mismos
y su finalidad, y a solicitar ante el tribunal competente la actualización, la rectificación o
la destrucción de aquéllos, si fuesen erróneos o afectasen ilegítimamente sus derechos.
Igualmente, podrá acceder a documentos de cualquier naturaleza que contengan
información cuyo conocimiento sea de interés para comunidades o grupos de personas.
Queda a salvo el secreto de las fuentes de información periodística y de otras profesiones
que determine la ley.
Artículo 29. El Estado venezolano está obligado a investigar y sancionar legalmente los
delitos contra los derechos humanos cometidos por sus autoridades. Las acciones para
sancionar los delitos de lesa humanidad, violaciones graves a los derechos humanos y los
crímenes de guerra son imprescriptibles. Las violaciones de derechos humanos y los
delitos de lesa humanidad serán investigados y juzgados por los tribunales ordinarios.
Dichos delitos quedan excluidos de los beneficios que puedan conllevar su impunidad,
incluidos el indulto y la amnistía.
Artículo 30. El Estado tiene la obligación de reparar integralmente a las víctimas de
violaciones a los derechos humanos que le sean imputables, y a sus derecho habientes,
incluido el pago de daños y perjuicios. El Estado deberá adoptar las medidas legislativas y
de otra naturaleza, para hacer efectivas las medidas reparatorias e indemnizatorias
establecidas en este artículo. El Estado protegerá a las víctimas de delitos comunes y
procurará que los culpables reparen los daños causados.
Artículo 31. Todos tienen derecho, en los términos establecidos por los tratados, pactos y
convenciones sobre derechos humanos ratificados por la República, a dirigir peticiones o
quejas ante los órganos internacionales creados para tales fines, con el objeto de solicitar
el amparo a sus derechos humanos. El Estado venezolano se compromete a adoptar
conforme a procedimientos establecidos en esta Constitución y las leyes, las medidas que
sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones emanadas de los órganos
internacionales previstos en este artículo.

Capítulo II De la Nacionalidad y Ciudadanía


Sección Primera: De la nacionalidad
Artículo 32. Son venezolanos y venezolanas por nacimiento: 1. Los nacidos en territorio
de la República. 2. Los nacidos en territorio extranjero, hijos de padre y madre
venezolanos por nacimiento. 3. Los nacidos en territorio extranjero, hijos de padre
venezolano por nacimiento o madre venezolana por nacimiento, siempre que establezcan
su residencia en el territorio de la República o declaren su voluntad de acogerse a la
nacionalidad venezolana. 4. Los nacidos en territorio extranjero de padre venezolano por
naturalización o madre venezolana por naturalización siempre que antes de cumplir
dieciocho años de edad, establezcan su residencia en el territorio de la República y antes
de cumplir veinticinco años de edad declaren su voluntad de acogerse a la nacionalidad
venezolana.
Artículo 33. Son venezolanos y venezolanas por naturalización: 1. Los extranjeros que
obtengan carta de naturaleza. A tal fin deberán tener domicilio en Venezuela con
residencia ininterrumpida de, por los menos, diez años, inmediatamente anteriores a la
fecha de la respectiva solicitud. 2. El tiempo de residencia se reducirá a cinco años en
caso de los extranjeros que tuvieren la nacionalidad originaria de España, Portugal, Italia,
países latinoamericanos y el Caribe. 3. Los extranjeros o extranjeras que contraigan
matrimonio con venezolano o venezolana desde que declaren su voluntad de serlo,
transcurrido por lo menos cinco años desde la fecha del matrimonio. 4. Los extranjeros
menores de edad en la fecha de la naturalización de uno de los padres que ejerza sobre
ellos la patria potestad, siempre que declaren su voluntad de ser venezolanos o
venezolanas antes de cumplir los veintiún años de edad y residan en Venezuela,
ininterrumpidamente, durante los cinco años anteriores a dicha declaración.
Artículo 34. La nacionalidad venezolana no se pierde al optar o adquirir otra nacionalidad.
Artículo 35. Los venezolanos y venezolanas por nacimiento no podrán ser privados de su
nacionalidad. La nacionalidad venezolana por naturalización sólo podrá ser revocada
mediante sentencia judicial de acuerdo con la ley.
Artículo 36. Se puede renunciar a la nacionalidad venezolana. Quien renuncie a la
nacionalidad venezolana por nacimiento puede recuperarla si se domicilia en el territorio
de la República por un lapso no menor de dos años y manifiesta su voluntad de hacerlo.
Los venezolanos y venezolanas por naturalización que renuncien a la nacionalidad
venezolana podrán recuperarla cumpliendo nuevamente los requisitos exigidos en el
artículo 33 de esta Constitución.
Artículo 37. El Estado venezolano promoverá la celebración de tratados internacionales
en materia de nacionalidad, especialmente con los Estados fronterizos y los señalados en
el numeral 2 del artículo 33 de esta Constitución.
Artículo 38. La ley dictará, de conformidad con las disposiciones anteriores, las normas
sustantivas y procesales relacionadas con la adquisición, opción, renuncia y recuperación
de la nacionalidad venezolana, así como la revocación y nulidad de la naturalización.

Sección Segunda: De la ciudadanía


Artículo 39. Los venezolanos y venezolanas que no estén sujetos a inhabilitación política
ni a interdicción civil, y en las condiciones de edad previstas en esta Constitución, ejercen
la ciudadanía y, en consecuencia, son titulares de derechos y deberes políticos de acuerdo
con esta Constitución.
Artículo 40. Los derechos políticos son privativos de los venezolanos y venezolanas por
nacimiento, salvo las excepciones establecidas en esta Constitución. Gozarán de los
mismos derechos de los venezolanos y venezolanas por nacimiento los venezolanos y
venezolanas por naturalización que hubieren ingresado al país antes de cumplir los siete
años de edad y residido en él permanentemente hasta alcanzar la mayoridad.
Artículo 41. Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad,
podrán ejercer los cargos de Presidente de la República, Vicepresidente Ejecutivo,
Presidente y Vicepresidentes de la Asamblea Nacional, Magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia, Presidente del Consejo Nacional Electoral, Procurador General de la
República, Contralor General de la República, Fiscal General de la República, Defensor
del Pueblo, Ministros de asuntos referidos a seguridad de la nación, finanzas, energía y
minas, educación, Gobernadores y Alcaldes de los Estados y Municipios fronterizos y
aquellos contemplados en la ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional. Para ejercer el
cargo de miembro de la Asamblea Nacional, Ministro, Gobernadores y Alcaldes de
Estados y Municipios no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización
deben tener domicilio con residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince
años y cumplir los requisitos de aptitud previstos en la ley.
Artículo 42. Quien pierda o renuncie a la nacionalidad pierde la ciudadanía. El ejercicio
de la ciudadanía o de alguno de los derechos políticos sólo puede ser suspendido por
sentencia judicial firme en los casos que determine la ley.

Capítulo III De los Derechos Civiles


Artículo 43. El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de
muerte ni autoridad alguna aplicarla. El Estado es especialmente responsable de la vida de
las personas que se encuentren privadas de su libertad, prestando el servicio militar o
civil, o sometidas a su autoridad en cualquier otra forma.
Artículo 44. La libertad personal es inviolable, y en consecuencia: 1. Ninguna persona
podrá ser arrestada o detenida sino en virtud de una orden judicial, a menos que sea
sorprendida infraganti. En este caso deberá ser llevada ante un juez en un tiempo no
mayor de cuarenta y ocho horas a partir del momento de la detención. Será juzgada en
libertad, excepto por las razones determinadas por la ley y apreciadas por el juez en cada
caso. La constitución de caución exigida por la ley para conceder la libertad del detenido
no causará impuesto alguno. 2. Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de
inmediato con sus familiares, abogado o persona de su confianza, y éstos, a su vez, tienen
el derecho a ser informados del lugar donde se encuentra el detenido, a ser notificados
inmediatamente de los motivos de la detención y a que se deje constancia escrita en el
expediente sobre el estado físico y psíquico del detenido, ya sea por sí mismo o con el
auxilio de especialistas. La autoridad competente llevará un registro público de toda
detención realizada, que comprenda la identidad de la persona detenida, lugar, hora,
condiciones y funcionarios que la practicaron. Respecto a la detención de extranjeros
deberá observarse, además, la notificación consular prevista en los tratados
internacionales sobre la materia. 3. La pena no puede trascender de la persona del
condenado. Nadie podrá ser condenado a penas perpetuas o infamantes. Las penas
privativas de la libertad no excederán de treinta años. 4. Todo agente de autoridad que
ejecute medidas privativas de la libertad deberá identificarse. 5. Ninguna persona
continuará en detención después de dictada orden de excarcelación por la autoridad
competente o una vez cumplida la pena impuesta.
Artículo 45. Se prohíbe a la autoridad pública, sea civil, militar o de otra índole, aun en
estado de emergencia, excepción o restricción de garantías, practicar, permitir o tolerar la
desaparición forzada de personas. El funcionario que reciba orden o instrucción para
practicarla, tiene la obligación de no obedecerla y denunciarla a las autoridades
competentes. Los autores intelectuales y materiales, cómplices y encubridores del delito
de desaparición forzada de personas, así como la tentativa de comisión del mismo serán
sancionados de conformidad con ley.
Artículo 46. Todos tienen el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral, y en consecuencia: 1. Ninguna persona podrá ser sometida a penas, torturas o tratos
crueles, inhumanos o degradantes. Toda víctima de tortura o trato cruel, inhumano o
degradante practicado o tolerado por parte de agentes del Estado, tiene derecho a la
rehabilitación. 2. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano. 3. Ninguna persona será sometida sin su libre
consentimiento a experimentos científicos, o a exámenes médicos o de laboratorio,
excepto cuando se encontrare en peligro su vida o por otras circunstancias que determine
la ley. 4. Todo funcionario público que, en razón de su cargo, infiera maltratos o
sufrimientos físicos o mentales a cualquier persona, o que instigue o tolere este tipo de
tratos, será sancionado de acuerdo con la ley.
Artículo 47. El hogar doméstico, el domicilio y todo recinto privado de persona, es
inviolable. No podrán ser allanados, sino mediante orden judicial, para impedir la
perpetración de un delito o para cumplir de acuerdo con la ley las decisiones que dicten
los tribunales, respetando siempre la dignidad del ser humano. Las visitas sanitarias que se
practiquen, de conformidad con la ley, sólo podrán hacerse previo aviso de los
funcionarios que las ordenen o hayan de practicarlas.
Artículo 48. Se garantiza el secreto e inviolabilidad de las comunicaciones privadas en
todas sus formas. No podrán ser interferidas sino por orden de un tribunal competente,
con el cumplimiento de las disposiciones legales y preservándose el secreto de lo privado
que no guarde relación con el correspondiente proceso.
Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas y, en consecuencia: 1. La defensa y la asistencia jurídica es un derecho
inviolable en todo estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene
derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga, de acceder a las
pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa.
Serán nulas las pruebas obtenidas con violación del debido proceso. Toda persona
declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, salvo las excepciones establecidas en
esta Constitución y la ley. 2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo
contrario. 3. Toda persona tiene derecho a ser oída en toda clase de proceso, con las
debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente, por un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien no
hable castellano o no pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete.
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones
ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en esta Constitución y en la ley.
Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien le juzga, ni
podrá ser procesada por tribunales de excepción o por comisiones creadas para tal efecto.
5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar contra sí misma,
su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad
y segundo de afinidad. La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de
ninguna naturaleza. 6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que
no fueren previstos como delito, faltas o infracciones en leyes preexistentes. 7. Ninguna
persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese
sido juzgado anteriormente. 8. Todos podrán solicitar del Estado el restablecimiento o
reparación de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión
injustificados. Queda a salvo el derecho del particular para exigir la responsabilidad
personal del magistrado o juez y del Estado de actuar contra éstos.
Artículo 50. Todos pueden transitar libremente y por cualquier medio por el territorio
nacional, cambiar de domicilio y residencia, ausentarse de la República y volver, trasladar
sus bienes y pertenencias en el país, traer sus bienes al país o sacarlos, sin más
limitaciones que las establecidas por la ley. En caso de concesión de vías, la ley
establecerá los supuestos en los que debe garantizarse el uso de una vía alterna. Los
venezolanos y venezolanas podrán ingresar al país sin necesidad de autorización alguna.
Ningún acto del Poder Público podrá establecer la pena de extrañamiento del territorio
nacional contra venezolanos o venezolanas.
Artículo 51. Todos tienen el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier
autoridad o funcionario público sobre los asuntos que sean de competencia de éstos, y a
obtener oportuna y adecuada respuesta. La autoridad o funcionario público que viole este
derecho será sancionado conforme a la ley, pudiendo ser destituido del cargo respectivo.
Artículo 52. Todos tienen el derecho de asociarse con fines lícitos, en conformidad con la
ley. El Estado está obligado a facilitar el ejercicio de este derecho.
Artículo 53. Todos tienen derecho de reunirse, pública o privadamente, sin permiso
previo, con fines lícitos y sin armas. Las reuniones en lugares públicos se regirán por la
ley.
Artículo 54. Ninguna persona podrá ser sometida a esclavitud o servidumbre. La trata de
personas y, en particular la de mujeres, niños, niñas y adolescentes en todas sus formas,
estará sujeta a las penas previstas en la ley.
Artículo 55. Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de
los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que afecten o
comprendan una amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de los
individuos, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes.
La participación de los ciudadanos en los programas destinados a la prevención, seguridad
ciudadana y administración de emergencias será regulada por una ley especial. Los
cuerpos de seguridad del Estado tienen el deber de respetar la dignidad y derechos
humanos de todas las personas. El uso de armas o sustancias tóxicas por parte de los
funcionarios policiales y de seguridad estará limitado por los principios de necesidad,
razonabilidad y proporcionalidad conforme a la ley.
Artículo 56. Toda persona tiene derecho a un nombre propio, a los apellidos de sus padres
y a conocer la identidad de los mismos. El Estado garantiza el derecho a investigar la
maternidad y la paternidad. Todas las personas tienen derecho a ser inscritas
gratuitamente en el registro civil después de su nacimiento y a obtener documentos
públicos que comprueben su identidad biológica, de conformidad con la ley. Éstos no
contendrán mención alguna que califique la filiación.
Artículo 57. Todos tienen derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u
opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de
hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda
establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por
todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los
mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa. Se prohíbe la
censura a los funcionarios públicos para dar cuenta de los asuntos bajo su responsabilidad.
Artículo 58. La comunicación es libre y plural, y comporta los deberes y
responsabilidades que indique la ley. Todos tienen derecho a la información oportuna,
veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo a los principios de esta Constitución, así como a
la réplica y a la rectificación cuando se vean afectados directamente por informaciones
inexactas o agraviantes. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir
información adecuada para su desarrollo integral.
Artículo 59. El Estado garantiza la libertad de culto y religión. Todas las personas tienen
derecho a profesar su fe religiosa y cultos a manifestar sus creencias en privado o en
público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se opongan a la moral, a
las buenas costumbres y al orden público. Se garantiza, así mismo, la independencia y la
autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las derivadas
de esta Constitución y las leyes. Los padres tienen derecho a que sus hijos reciban la
educación religiosa que esté de acuerdo con sus convicciones. Nadie podrá invocar
creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de las leyes ni para impedir
a otro el ejercicio de sus derechos.
Artículo 60. Toda persona tiene derecho a la protección de su honor, vida privada,
intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación. La ley limitará el uso de la
informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y
el pleno ejercicio de sus derechos.
Artículo 61. Todas las personas tienen derecho a la libertad de conciencia y a
manifestarla, salvo que su práctica afecte la personalidad o constituya delito. La objeción
de conciencia no puede invocarse para eludir el cumplimiento de las leyes o impedir a
otros su cumplimiento o el ejercicio de sus derechos. Capítulo IV De los Derechos
Políticos y del Referendo Popular Sección Primera: De los derechos políticos
Artículo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho a participar libremente
en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes electos. La
participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el
medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto
individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la
generación de las condiciones más favorables para su práctica.
Artículo 63. El sufragio es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres,
universales, directas y secretas. La ley garantizará el principio de la personalización del
sufragio y la representación proporcional.
Artículo 64. Son electores todos los venezolanos y venezolanas que hayan cumplido
dieciocho años de edad y que no estén sujetos a interdicción civil o inhabilitación política.
El voto para las elecciones estadales, municipales y parroquiales se hará extensivo a los
extranjeros que hayan cumplido dieciocho años de edad, con más de diez años de
residencia en el país, con las limitaciones establecidas en esta Constitución y la ley, y que
no estén sujetos a interdicción civil o inhabilitación política.
Artículo 65. No podrán optar a cargo alguno de elección popular quienes hayan sido
condenados por delitos cometidos durante el ejercicio de sus funciones y otros que afecten
el patrimonio público, dentro del tiempo que fije la ley, a partir del cumplimiento de la
condena y de acuerdo con la gravedad del delito.
Artículo 66. Los electores tienen el derecho a que sus representantes rindan cuentas
públicas, transparentes y periódicas sobre su gestión, de acuerdo al programa presentado.
Artículo 67. Todos los ciudadanos tienen el derecho de asociarse con fines políticos,
mediante métodos democráticos de organización, funcionamiento y dirección. Sus
organismos de dirección y sus candidatos a cargos de elección popular serán
seleccionados en elecciones internas con la participación de sus miembros. No se
permitirá el financiamiento de las asociaciones con fines políticos con fondos
provenientes del Estado. La ley regulará lo concerniente al financiamiento y las
contribuciones privadas de las organizaciones con fines políticos, y los mecanismos de
control que aseguren la pulcritud en el origen y manejo de las mismas. Así mismo
regulará las campañas políticas y electorales, su duración y límites de gastos
propendiendo a su democratización. Los ciudadanos, por iniciativa propia, y las
asociaciones con fines políticos, tendrán derecho a concurrir a los procesos electorales
postulando candidatos y ejerciendo las actividades propias de los mismos. El
financiamiento de la propaganda política y de las campañas electorales será regulado por
la ley. Las direcciones de las asociaciones con fines políticos no podrán contratar con
entidades del sector público.
Artículo 68. Los ciudadanos tienen el derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin
otros requisitos que los que establezca la ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y
sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación
de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público.
Artículo 69. La República Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de
asilo y refugio. Se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas salvo los casos
previstos en los tratados ratificados válidamente por la República.
Artículo 70. Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su
soberanía, en lo político: elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la
revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo
abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter
vinculante, entre otros; y en lo social y económico, instancias de atención ciudadana, la
autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter
financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas
guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad. Esta Constitución y las
leyes establecerán las condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de
participación previstos en este artículo. Sección Segunda: Del referendo popular
Artículo 71. Las materias de especial trascendencia nacional podrán ser sometidas a
referendo consultivo, por iniciativa del Presidente de la República en Consejo de
Ministros, por acuerdo de la Asamblea Nacional, aprobado por mayoría, o a solicitud de
un número no menor del diez por ciento de los electores inscritos en el registro electoral
nacional. También podrán ser sometidas a referendo consultivo las materias de especial
trascendencia estadal, municipal y parroquial. La iniciativa la tendrá el Gobernador, el
Consejo Legislativo, por mayoría de sus miembros, el Alcalde, el Concejo Municipal y la
Junta Parroquial por mayoría de sus miembros, respectivamente, o los electores en un
número no menor del diez por ciento del total de inscritos en la circunscripción
correspondiente.
Artículo 72. Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables.
Transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario, un número no
menor del veinte por ciento de los electores inscritos en la correspondiente
circunscripción, podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato.
Cuando igual o mayor número de electores que los que eligieron al funcionario, hubieren
votado a favor de la revocatoria, siempre que haya concurrido al referendo un número de
electores igual o superior al veinticinco por ciento de los electores inscritos, se
considerará revocado su mandato y se procederá de inmediato a cubrir la falta absoluta
conforme a lo dispuesto en esta Constitución y en las leyes. Durante el período para el
cual fue electo el funcionario no podrá hacerse más de una solicitud de revocación de su
mandato.
Artículo 73. Serán sometidos a referendo aquellos proyectos de ley en discusión por la
Asamblea Nacional, cuando así lo decidan por lo menos las dos terceras partes de los
miembros de la Asamblea. Si el referendo concluye en un sí aprobatorio, el proyecto
correspondiente será sancionado como ley. Los tratados, convenios o acuerdos
internacionales, que pudieren comprometer la soberanía o transferir competencias a
órganos supranacionales, podrán ser sometidos a referendo por iniciativa del Presidente de
la República en Consejo de Ministros, por el voto de las dos terceras partes los miembros
de la Asamblea o por el quince por ciento de los electores inscritos en el registro electoral.
Artículo 74. Serán sometidas a referendo, para ser abrogadas total o parcialmente, las
leyes cuya abrogación fuere solicitada por iniciativa de un número no menor del diez por
ciento de los electores inscritos en el registro civil, de identificación y electoral, o por el
Presidente de la República en Consejo de Ministros. También podrán ser sometidos a
referendo abrogatorio los decretos con fuerza de ley que dicte el Presidente de la
República en uso de la atribución prescrita en el numeral 8 del artículo 242 de esta
Constitución, cuando fuere solicitado por un número no menor del cinco por ciento de los
electores inscritos en el registro civil, de identificación y electoral Para la validez del
referendo abrogatorio será indispensable la concurrencia del cuarenta por ciento de los
electores inscritos en el registro civil, de identificación y electoral No podrán ser
sometidas a referendo abrogatorio las leyes de presupuesto, las que establezcan o
modifiquen impuestos, las de crédito público y las de amnistía, así como aquellas que
protejan, garanticen o desarrollen los derechos humanos y las que aprueben tratados
internacionales. No podrá hacerse más de un referendo abrogatorio en un periodo
constitucional para la misma materia. Capítulo V Derechos Sociales y de la Familia
Artículo 75. El Estado protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y
como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones
familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo
común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus integrantes. El Estado
garantiza protección a la madre, al padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia. Los
niños, niñas y adolescentes tiene derecho a vivir, ser criados y a desarrollarse en el seno
de su familia de origen. Excepcionalmente, cuando ello no sea imposible o contrario a su
interés superior, tendrán derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley. La
adopción tiene efectos similares a la filiación y se establece siempre en beneficio del
adoptado o la adoptada, de conformidad con la ley. La adopción internacional es
subsidiaria de la nacional.
Artículo 76. La maternidad y la paternidad son protegidas integralmente, sea cual fuere el
estado civil de la madre o del padre. Las parejas tienen el derecho a decidir libre y
responsablemente el número de hijas e hijos que deseen concebir y a disponer de
información y los medios que aseguren el ejercicio de este derecho. El Estado garantiza
asistencia y protección integral a la maternidad, en general, a partir del momento de la
concepción, durante el embarazo, el parto y el puerperio, y asegura servicios de
planificación familiar integral basado en valores éticos y científicos. El padre y la madre
tienen la obligación compartida e irrenunciable de criar, formar, educar, mantener y asistir
a sus hijos e hijas, y éstos tienen el deber de asistirlos cuando aquéllos no puedan hacerlo
por sí mismos. La ley establecerá las medidas necesarias y adecuadas para garantizar la
efectividad de la obligación alimentaria.
Artículo 77. Se protege el matrimonio, el cual se funda en el libre consentimiento y en la
igualdad absoluta de los derechos y obligaciones de los cónyuges. Las uniones estables de
hecho entre un hombre y una mujer que cumplan los requisitos establecidos en la ley
producirán los mismos efectos que el matrimonio.

Capítulo V Derechos Sociales


Artículo 78. Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho y están
sometidos a legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetan,
garantizan y desarrollan los contenidos de esta Constitución, la Convención sobre los
Derechos del Niño y demás tratados internacionales que en esta materia haya suscrito y
ratificado la República. El Estado, las familias y la sociedad deben asegurarles, con
prioridad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés superior
en las decisiones y acciones que les conciernan. El Estado promoverá su incorporación
progresiva a la ciudadanía activa, y creará un sistema rector nacional para la protección
integral de las niñas, niños y adolescentes.
Artículo 79. Los jóvenes y las jóvenes tienen el derecho y el deber de ser sujetos activos
del proceso de desarrollo. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la
sociedad, creará oportunidades para estimular su tránsito productivo hacia la vida adulta y
en particular la capacitación y el acceso al primer empleo, de conformidad con la ley.
Artículo 80. El Estado garantizará a los ancianos y las ancianas el pleno ejercicio de sus
derechos y garantías. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la
sociedad, está obligado a respetar su dignidad humana, su autonomía y les garantiza
atención integral y los beneficios de la seguridad social que eleven y aseguren su calidad
de vida. Las pensiones y jubilaciones otorgadas mediante el sistema de Seguridad Social,
no podrán ser inferiores al salario mínimo urbano. Se les garantiza trabajos acordes a
aquellos ancianos que manifiesten su deseo y estén en capacidad para ello.
Artículo 81. Toda persona con discapacidad o necesidades especiales tiene derecho al
ejercicio pleno y autónomo de sus capacidades y a su integración familiar y comunitaria.
El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, les garantiza el
respeto a su dignidad humana, la equiparación de oportunidades, condiciones laborales
satisfactorias, y promueve su formación, capacitación y acceso al empleo acorde con sus
condiciones, de conformidad con la ley. Se le reconoce el derecho a las personas sordas o
mudas a expresarse y comunicarse a través de la lengua de señas venezolana.
Artículo 82. Toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda, de
dimensiones apropiadas e higiénicas, con servicios básicos esenciales que incluyan un
hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias. La satisfacción
progresiva de este derecho es responsabilidad compartida entre los ciudadanos y el Estado
en todos sus ámbitos. El Estado dará prioridad a las familias y garantizará los medios para
que éstas y especialmente las de escasos recursos, puedan acceder a las políticas sociales y
al crédito para la construcción, adquisición o ampliación de viviendas.
Artículo 83. La salud es un derecho social fundamental, responsabilidad del Estado, quien
lo garantiza como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas
orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios.
Todas las personas tienen derecho a la protección de la salud, así como el deber de
participar activamente en su promoción y defensa, y de cumplir con las medidas sanitarias
y de saneamiento que establezca la ley y de conformidad con los tratados y convenios
internacionales suscritos y ratificados por la República.
Artículo 84. Para garantizar el derecho a la salud, el Estado crea, ejerce la rectoría y
gestiona un sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado y
participativo, integrado al sistema de seguridad social, regido por los principios de
gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración social y solidaridad. El
sistema público de salud da prioridad a la promoción de la salud y prevención de las
enfermedades, garantizando el tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad. Los
bienes y servicios públicos de salud son propiedad del Estado y no podrán ser
privatizados. La comunidad organizada tiene el derecho y el deber de participar en la toma
de decisiones sobre la planificación, ejecución y control de la política en instituciones
públicas de salud.
Artículo 85. El financiamiento del sistema público de salud es responsabilidad del Estado,
que integrará los recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y
cualquier otra fuente de financiamiento que determine la ley. El Estado garantiza un
presupuesto para la salud que permita cumplir con los objetivos de la política sanitaria. En
coordinación con las universidades y los centros de investigación, se promoverá y
desarrollará una política nacional de formación de profesionales y técnicos y una industria
nacional de producción de insumos para la salud. El Estado regulará las instituciones
públicas y privadas de salud.
Artículo 86. Todas las personas tienen derecho a la seguridad social como servicio
público de carácter no lucrativo, que garantice la salud y asegure protección en
contingencias de maternidad, paternidad, enfermedad, invalidez, enfermedades
catastróficas, discapacidad, necesidades especiales, riesgos laborales, pérdida de empleo,
desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas derivadas de la vida familiar y
cualquier otra circunstancia de previsión social. El Estado tiene la obligación y
responsabilidad de asegurar la efectividad de este derecho, creando un sistema de
seguridad social universal, integral, de financiamiento solidario, unitario, eficiente y
participativo, de contribuciones directas o indirectas. La ausencia de capacidad
contributiva no será motivo para excluir a las personas de su protección. Los recursos
financieros de la seguridad social no podrán ser destinados a otros fines. Las cotizaciones
obligatorias que realicen los trabajadores y las trabajadoras para cubrir los servicios
médicos y asistenciales y demás beneficios de la seguridad social podrán ser
administrados sólo con fines sociales bajo la rectoría del Estado. Los remanentes netos del
capital destinado a la salud, la educación y la seguridad social se acumularán a los fines de
su distribución y contribución en esos servicios. El sistema de seguridad social será
regulado por una ley orgánica especial.
Artículo 87. Todas las personas tienen derecho al trabajo y el deber de trabajar. El Estado
garantiza la adopción de las medidas necesarias a los fines de que toda persona puede
obtener ocupación productiva, que le proporcione una existencia digna y decorosa y le
garantice el pleno ejercicio de este derecho. Es fin del Estado fomentar el empleo. La ley
adoptará medidas tendentes a garantizar el ejercicio de los derechos laborales de los
trabajadores y trabajadoras no dependientes. La libertad de trabajo no será sometida a
otras restricciones que las que la ley establezca. Todo patrono garantizará a sus
trabajadores y trabajadoras condiciones de seguridad, higiene y ambiente de trabajo
adecuado. El Estado adoptará medidas y creará instituciones que permitan el control y la
promoción de estas condiciones.
Artículo 88. El Estado garantiza la igualdad y equidad de hombres y mujeres en el
ejercicio del derecho al trabajo. El Estado reconoce el trabajo del hogar como actividad
económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social. Las amas de casa
tienen derecho a la seguridad social de conformidad con la ley.
Artículo 89. El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado. La ley
dispondrá lo necesario para mejorar las condiciones materiales, morales e intelectuales de
los trabajadores y trabajadoras. Para el cumplimiento de este deber del Estado se
establecen los siguientes principios: 1. Ninguna ley podrá establecer disposiciones que
alteren la intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios laborales. En las
relaciones laborales prevalece la primacía de la realidad sobre las formas o apariencias. 2.
Los derechos laborales son irrenunciables, es nula toda acción, acuerdo o convenio que
implique renuncia o menoscabo de estos derechos. Sólo es posible la transacción y
convenimiento al término de la relación laboral, de conformidad con los requisitos que
establezca la ley. 3. Cuando hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de
varias normas, o en la interpretación de una determinada norma se aplicará la más
favorable al trabajador o trabajadora. La norma adoptada deberá aplicarse en su
integridad. 4. Toda medida o acto del patrono contrario a esta Constitución es nulo y no
genera efecto alguno. 5. Se prohibe todo tipo de discriminación por razones políticas,
edad, raza, o credo o por cualquier otra condición. 6. Se prohibe el trabajo de adolescentes
en labores que puedan afectar su desarrollo integral. El Estado los protegerá contra
cualquier explotación económica y social.
Artículo 90. La jornada de trabajo diurna no excederá de ocho horas diarias ni de cuarenta
y cuatro horas semanales. En los casos en que la ley lo permita, la jornada de trabajo
nocturna no excederá de siete horas diarias ni de treinta y cinco semanales. Ningún
patrono podrá obligar a las trabajadoras o trabajadores a laborar horas extraordinarias. Se
propenderá a la progresiva disminución de la jornada de trabajo dentro del interés social y
del ámbito que se determine y se dispondrá lo conveniente para la mejor utilización del
tiempo libre en beneficio del desarrollo físico, espiritual y cultural de los trabajadores y
trabajadoras. Los trabajadores y trabajadoras tienen derecho al descanso semanal y
vacaciones remunerados en las mismas condiciones que las jornadas efectivamente
laboradas.
Artículo 91. Todo trabajador tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con
dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e
intelectuales. Se garantiza el pago de igual salario por igual trabajo y se fijará la
participación que debe corresponder a los trabajadores y trabajadoras en el beneficio de la
empresa. El salario es inembargable y deberá pagarse periódica y oportunamente en
moneda de curso legal, salvo la excepción de la obligación alimentaria, de conformidad
con la ley. El Estado garantiza a los trabajadores y trabajadoras del sector público y
privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las
referencias el costo de la canasta básica. La Ley establecerá la forma y el procedimiento.
Artículo 92. Todos los trabajadores y trabajadoras tienen derecho a prestaciones sociales
que les recompensen la antigüedad en el servicio y los amparen en caso de cesantía. El
salario y las prestaciones sociales son créditos laborales de exigibilidad inmediata. Toda
mora en su pago genera intereses, las cuales constituyen deudas de valor y gozarán de los
mismos privilegios y garantías de la deuda principal.
Artículo 93. La ley garantizará la estabilidad en el trabajo y dispondrá lo conducente para
limitar toda forma de despido no justificado. Los despidos contrarios a esta Constitución
son nulos.
Artículo 94. La ley determinará la responsabilidad que corresponda a la persona natural o
jurídica en cuyo provecho se presta el servicio mediante intermediario o contratista, sin
perjuicio de la responsabilidad solidaria de éstos. El Estado establecerá, a través del
órgano competente, la responsabilidad que corresponda a los patronos en general, en caso
de simulación o fraude, con el propósito de desvirtuar, desconocer u obstaculizar la
aplicación de la legislación laboral.
Artículo 95. Los trabajadores y las trabajadoras, sin distinción alguna y sin autorización
previa, tienen derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que estimen
convenientes para la mejor defensa de sus derechos e intereses, así como el de afiliarse o
no a ellas, de conformidad con la Ley. Estas organizaciones no están sujetas a
intervención, suspensión o disolución administrativa. Los trabajadores y trabajadoras
están protegidos contra todo acto de discriminación o de injerencia contrarios al ejercicio
de este derecho. Los promotores y miembros directivos de las organizaciones sindicales
gozan de inamovilidad laboral durante el tiempo y en las condiciones que se requieran
para el ejercicio de sus funciones. Para el ejercicio de la democracia sindical, los estatutos
y reglamentos de las organizaciones sindicales establecerán la alternabilidad de sus
directivos y representantes mediante el sufragio universal, directo y secreto. Los
directivos y representantes sindicales que abusen de los beneficios derivados de la libertad
sindical para su lucro o interés personal, serán sancionados de conformidad con la ley.
Los miembros directivos de las organizaciones sindicales estarán obligados a hacer
declaración jurada de bienes.
Artículo 96. Todos los trabajadores y las trabajadoras del sector público y privado tienen
derecho a la negociación colectiva voluntaria y a celebrar convenciones colectivas de
trabajo, sin más requisitos que los que establezca la ley. El Estado garantiza su desarrollo
y establecerá lo conducente para favorecer las relaciones colectivas y la solución de los
conflictos laborales. Las convenciones colectivas amparan a todos los trabajadores y
trabajadoras activos al momento de su suscripción y a quienes ingresen con posterioridad.
Artículo 97. Todos los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado tienen
derecho a la huelga, dentro de las condiciones que establezca la ley.

Capítulo VI Derechos Culturales y Educativos


Artículo 98. La creación cultural es libre. Esta libertad comprende el derecho a la
inversión, producción y divulgación de la obra creativa, científica, tecnológica y
humanística, incluyendo la protección legal de los derechos del autor sobre sus obras. El
Estado reconoce y protege la propiedad intelectual sobre las obras científicas, literarias y
artísticas, invenciones, innovaciones, denominaciones, patentes, marcas y lemas de
acuerdo con las condiciones y excepciones que establezcan la ley y los tratados
internacionales suscritos y ratificados por la República en esta materia.
Artículo 99. Los valores de la cultura constituyen un bien irrenunciable del pueblo
venezolano y un derecho fundamental que el Estado debe fomentar y garantizar,
procurando las condiciones, instrumentos legales, medios y presupuestos necesarios. Se
reconoce la autonomía de la administración cultural pública en los términos que
establezca la ley. El Estado garantiza la protección y preservación, enriquecimiento,
conservación y restauración del patrimonio cultural, tangible e intangible, y la memoria
histórica de la nación. Los bienes que constituyen el patrimonio cultural de la nación son
inalienables, imprescriptibles e inembargables. La Ley establecerá las penas y sanciones
para los daños causados a estos bienes.
Artículo 100. Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan de atención
especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad
de las culturas. La ley debe establecer incentivos y estímulos para las personas,
instituciones y comunidades que promuevan, apoyen, desarrollen o financien planes,
programas y actividades culturales en el país y la cultura venezolana en el exterior. El
Estado garantiza a los trabajadores culturales su incorporación al sistema de seguridad
social que les permita una vida digna, reconociendo las particularidades del quehacer
cultural, de conformidad con la ley.
Artículo 101. El Estado garantiza la emisión, recepción y circulación de la información
cultural. Los medios de comunicación tienen el deber de coadyuvar la difusión de los
valores de la tradición popular y la obra de los artistas, escritores, compositores, cineastas,
científicos y demás creadores culturales del país. Los medios televisivos deberán
incorporar subtítulos y traducción a la lengua de señas, para las personas con problemas
auditivos. La ley debe establecer los términos y modalidades de estas obligaciones.
Artículo 102. La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es
democrática, gratuita y obligatoria. El Estado la asume como función indeclinable y de
máximo interés en todos sus niveles y modalidades, y como instrumento del conocimiento
científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad. La educación es un
servicio público y está fundamentado en el respeto a todas las corrientes del pensamiento,
con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno
ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del
trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de
transformación social consustanciados con los valores de la identidad nacional, y con una
visión latinoamericana y universal. El Estado, con la participación de las familias y la
sociedad, promueve el proceso de educación ciudadana de acuerdo a los principios
contenidos de esta Constitución y las leyes.
Artículo 103. Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad,
permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las
derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones. La educación es obligatoria en todos
sus niveles, desde el maternal hasta el nivel medio diversificado. La impartida en las
instituciones del Estado es gratuita hasta el pre grado universitario. A tal fin, el Estado
realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la
Organización de las Naciones Unidas.. El Estado creará y sostendrá instituciones y
servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso, permanencia y culminación en
el sistema educativo. La ley garantizará igual atención a las personas con necesidades
especiales o con discapacidad y a quienes se encuentren privados de su libertad o carezcan
de condiciones básicas para su incorporación y permanencia en el sistema educativo. Las
contribuciones de los particulares a proyectos y programas educativos públicos a nivel
medio y universitario serán reconocidas como desgravámenes al impuesto sobre la renta
según la ley respectiva.
Artículo 104. La educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de
comprobada idoneidad académica. El Estado estimulará su actualización permanente y les
garantizará la estabilidad en el ejercicio de la carrera docente, bien sea pública o privada,
atendiendo a esta Constitución y la ley, en un régimen de trabajo y nivel de vida acorde
con su elevada misión. El ingreso, promoción y permanencia en el sistema educativo, será
establecido por ley y responderá a criterios de evaluación de méritos con prescindencia de
cualquier injerencia partidista o de otra naturaleza no académica.
Artículo 105. La ley determinará las profesiones que requieren título y las condiciones
que deben cumplirse para ejercerlas, incluyendo la colegiación.
Artículo 106. Toda persona natural o jurídica, previa demostración de su capacidad,
cuando cumpla de manera permanente con los requisitos éticos, académicos, científicos,
económicos, de infraestructura y los demás que la ley establezca, puede fundar y mantener
instituciones educativas privadas bajo la estricta inspección y vigilancia del Estado, previa
aceptación de éste.
Artículo 107. La educación ambiental es obligatoria en los niveles y modalidades del
sistema educativo, así como también en la educación ciudadana no formal. Es de
obligatorio cumplimiento en las instituciones públicas y privadas, hasta el ciclo
diversificado, la enseñanza de la lengua castellana, la historia y la geografía de Venezuela,
así como los principios del ideario bolivariano.
Artículo 108. Los medios de comunicación social, públicos y privados, deben contribuir a
la formación ciudadana. El Estado garantiza servicios públicos de radio, televisión y redes
de bibliotecas y de informática, con el fin de permitir el acceso universal a la información.
Los centros educativos deben incorporar el conocimiento y aplicación de las nuevas
tecnologías, de sus innovaciones, según los requisitos que establezca la ley.
Artículo 109. El Estado reconoce la autonomía universitaria como principio y jerarquía
que permite a los profesores, estudiantes y egresados de su comunidad dedicarse a la
búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y
tecnológica, para beneficio espiritual y material de la Nación. Las universidades
autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente
de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se
consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los
programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del
recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzarán su
autonomía de conformidad con la ley.
Artículo 110. El Estado reconoce el interés público de la ciencia, la tecnología, el
conocimiento, la innovación y sus aplicaciones y los servicios de información necesarios
por ser instrumentos fundamentales para el desarrollo económico, social y político del
país, así como para la seguridad y soberanía nacional. Para el fomento y desarrollo de esas
actividades, el Estado destinará recursos suficientes y creará el sistema nacional de ciencia
y tecnología de acuerdo con la ley. El sector privado deberá aportar recursos para los
mismos. El Estado garantiza el cumplimiento de los principios éticos y legales que deben
regir las actividades de investigación científica, humanística y tecnológica. La ley
determinará los modos y medios para dar cumplimiento a esta garantía.
Artículo 111. Todas las personas tienen derecho al deporte y la recreación como
actividades que benefician la calidad de vida individual y colectiva. El Estado asume el
deporte y la recreación como política de educación y salud pública y garantiza los
recursos para su promoción. La educación física y el deporte cumplen un papel
fundamental en la formación integral de la niñez y adolescencia. Su enseñanza es
obligatoria en todos los niveles de la educación pública y privada hasta el ciclo
diversificado, con las excepciones que establezca la ley. El Estado garantiza la atención
integral de los deportistas sin discriminación alguna, así como el apoyo al deporte de alta
competencia, y la evaluación y regulación de las entidades deportivas del sector público y
privado, en conformidad con la ley. La ley establecerá incentivos y estímulos a las
personas, instituciones y comunidades que promuevan a los atletas y desarrollen o
financien planes, programas y actividades deportivas en el país.

Capítulo VII Derechos Económicos


Artículo 112. Todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica de
su preferencia, sin más limitaciones que las previstas en esta Constitución y las que
establezcan las leyes, por razones de desarrollo humano, seguridad, sanidad, protección
del ambiente u otras de interés social. El Estado promoverá la iniciativa privada,
garantizando la creación y justa distribución de la riqueza, así como la producción de
bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la población, la libertad de trabajo,
empresa, comercio, industria, sin perjuicio de su facultad para dictar medidas para
planificar, racionalizar y regular la economía, e impulsar el desarrollo integral del país.
Artículo 113. No se permitirán monopolios. Se declaran contrarios a los principios
fundamentales de esta Constitución cualquier acto, actividad, conducta o acuerdo de los
particulares que tenga por objeto el establecimiento de un monopolio o que conduzca, por
sus efectos reales e independientemente de la voluntad de aquéllos, a su existencia,
cualquiera que fuere la forma que adoptare en la realidad. También es contraria a dichos
principios el abuso de la posición de dominio que un particular, un conjunto de ellos o una
empresa o conjunto de empresas, adquiera o haya adquirido en un determinado mercado
de bienes o de servicios, con independencia de la causa determinante de tal posición de
dominio, así como cuando se trate de una demanda concentrada. En todos los casos antes
indicados, el Estado deberá adoptar las medidas que fueren necesarias para evitar los
efectos nocivos y restrictivos del monopolio, del abuso de la posición de dominio y de las
demandas concentradas, teniendo como finalidad la protección de los consumidores, los
productores y el aseguramiento de condiciones efectivas de competencia en la economía.
Cuando se trate de explotación de recursos naturales propiedad de la Nación o de la
prestación de servicios de naturaleza pública con exclusividad o sin ella, el Estado podrá
otorgar concesiones por tiempo determinado, asegurando siempre la existencia de
contraprestaciones o contrapartidas adecuadas al interés público.
Artículo 114. El ilícito económico, la especulación, el acaparamiento, la usura, la
cartelización y otros delitos conexos, serán penados severamente de acuerdo con la ley.
Artículo 115. Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso,
goce, disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a las
contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad
pública o de interés general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante
sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la
expropiación de cualquier clase de bienes.
Artículo 116. No se decretarán ni ejecutarán confiscaciones de bienes sino en los casos
permitidos por esta Constitución. Por vía de excepción podrán ser objeto de confiscación,
mediante sentencia firme, los bienes de personas naturales o jurídicas, nacionales o
extranjeras, responsables de delitos cometidos contra el patrimonio público, los bienes de
quienes se hayan enriquecido ilícitamente al amparo del Poder Público y los bienes
provenientes de las actividades comerciales, financieras o cualesquiera otras vinculadas al
tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas y estupefacientes
Artículo 117. Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de
calidad, así como a una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y
características de los productos y servicios que consumen, a la libertad de elección y a un
trato equitativo y digno. La ley deberá establecer los mecanismos necesarios para
garantizar esos derechos, las normas de control de calidad y cantidad de bienes y
servicios, los procedimientos de defensa del consumidor, el resarcimiento de los daños
ocasionados y las sanciones correspondientes por la violación de estos derechos.
Artículo 118. El Estado promoverá y protegerá las asociaciones solidarias, corporaciones
y cooperativas, en todas sus formas, incluyendo las de carácter financiero, las cajas de
ahorro, microempresas, empresas comunitarias y demás formas asociativas destinadas a
mejorar la economía popular.
Capítulo VIII Derechos de los Pueblos Indígenas
Artículo 119. El Estado reconoce la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su
organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y
religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y
tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de
vida. Corresponde al Ejecutivo Nacional, con la participación de los pueblos indígenas,
demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán
inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdo a lo establecido
en esta Constitución y la ley.
Artículo 120. El aprovechamiento de los recursos naturales en los ámbitos indígenas por
parte del Estado se hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de los
mismos, y está sujeto a previa información y consulta a las comunidades indígenas
respectivas. Los beneficios de este aprovechamiento por parte de los pueblos indígenas
están sujetos a la Constitución y la ley.
Artículo 121. Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y desarrollar su identidad
étnica y cultural, cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto. El
Estado fomentará la valoración y difusión de las manifestaciones culturales de los pueblos
indígenas, quienes tienen derecho a una educación propia y a un régimen educativo de
carácter intercultural y bilingüe, atendiendo a sus particularidades socioculturales, valores
y tradiciones.
Artículo 122. Los pueblos indígenas tienen derecho a una salud integral que considere sus
prácticas y culturas. El Estado reconoce su medicina tradicional y las terapias
complementarias, con sujeción a principios bioéticos.
Artículo 123. Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y promover sus propias
prácticas económicas basadas en la reciprocidad, la solidaridad y el intercambio, sus
actividades productivas tradicionales, su participación en la economía nacional y a definir
sus prioridades. Los pueblos indígenas tienen derecho a servicios de formación
profesional y a participar en la elaboración, ejecución y gestión de programas específicos
de capacitación, servicios de asistencia técnica y financiera que fortalezcan sus
actividades económicas en el marco del desarrollo local sustentable. El Estado garantizará
a los trabajadores pertenecientes a los pueblos indígenas el goce de los derechos que
confiere la legislación laboral.
Artículo 124. Se garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los
conocimientos, tecnologías e innovaciones de los pueblos indígenas. Toda actividad
relacionada con los recursos genéticos y los conocimientos asociados a los mismos
perseguirán beneficios colectivos. Se prohíbe el registro de patentes sobre estos recursos y
conocimientos ancestrales.
Artículo 125. Los pueblos indígenas tienen derecho a la participación política. El Estado
garantizará la representación indígena en la Asamblea Nacional y en los cuerpos
deliberantes de las entidades federales y locales con población indígena, conforme a la
ley.
Artículo 126. Los pueblos indígenas como culturas de raíces ancestrales forman parte de
la Nación, del Estado y del pueblo venezolano como único, soberano e indivisible. De
conformidad con esta Constitución tienen el deber de salvaguardar la integridad y la
soberanía nacional. El término pueblo en modo alguno podrá interpretarse en esta
Constitución con la implicación que se le confiere en el derecho internacional.

Capítulo IX De los Derechos Ambientales


Artículo 127. Es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el
ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro. Todos tienen derecho individual y
colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente
equilibrado. El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, genética, los
procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de
especial importancia ecológica. El genoma de los seres vivos no podrá ser patentado, y la
ley que se refiera a los principios bioéticos regulará la materia. Es un deber fundamental
del Estado, con la activa participación de la sociedad, garantizar que la población se
desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos,
el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos, de
conformidad con la ley.
Artículo 128. El Estado desarrollará una política de ordenación del territorio atendiendo
las realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales, económicas,
políticas, de acuerdo a las premisas del desarrollo sustentable, que incluya la información,
consulta y participación ciudadana. Una ley orgánica desarrollará los principios y criterios
para este ordenamiento.
Artículo 129. Todas las actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas deben
ser previamente acompañadas de estudios de impacto ambiental y socio cultural. El
Estado impedirá la entrada al país de desechos tóxicos y peligrosos, así como la
fabricación y uso de armas nucleares, químicas y biológicas. Una ley especial regulará el
uso, manejo, transporte y almacenamiento de las sustancias tóxicas y peligrosas. En los
contratos que la República celebre con personas naturales o jurídicas, nacionales o
extranjeras, o en los permisos que se otorguen, que involucren los recursos naturales, se
considerará incluida aún cuando no estuviera expresa, la obligación de conservar el
equilibrio ecológico, de permitir el acceso a la tecnología y la transferencia de la misma
en condiciones mutuamente convenidas y de restablecer el ambiente a su estado natural si
éste resultara alterado, en los términos que fije la ley.

Capítulo X De los Deberes


Artículo 130. Los venezolanos tienen el deber de honrar y defender a la patria, sus
símbolos, valores culturales, resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la
integridad territorial, la autodeterminación y los intereses de la nación. Artículo 131.
Todos tienen el deber de cumplir y acatar esta Constitución, las leyes y los demás actos
que en ejercicio de sus funciones dicten los órganos del Poder Público.
Artículo 132. Todos tienen el deber de cumplir sus responsabilidades sociales y participar
solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país, promoviendo y
defendiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y de
la paz social.
Artículo 133. Todos tienen el deber de contribuir con los gastos públicos mediante el pago
de impuestos, tasas y contribuciones que establezca la ley.
Artículo 134. Todos, de conformidad con la ley, tienen el deber de prestar los servicios
civil o militar necesarios para la defensa, preservación y desarrollo de la patria, o para
hacer frente a situaciones de calamidad pública. Nadie puede ser sometido a reclutamiento
forzoso.
Artículo 135. Las obligaciones que correspondan al Estado, conforme a esta Constitución
y a las leyes, en cumplimiento de los cometidos de bienestar social general, no excluyen
las que, en virtud de la solidaridad y responsabilidad social y asistencia humanitaria,
correspondan a los particulares según su capacidad. La ley proveerá lo conducente para
imponer el cumplimiento de estas obligaciones en los casos en que fuere necesario.
Quienes aspiren al ejercicio de profesiones, tienen el deber de prestar servicio a la
comunidad durante el tiempo, lugar y condiciones que determine la ley.

TÍTULO IV DEL PODER PÚBLICO


Capítulo I Disposiciones Fundamentales
Sección Primera: Disposiciones generales
Artículo 136. El Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el de los Estados y
el Nacional. El Poder Público Nacional se divide en Legislativo, Ejecutivo, Judicial,
Ciudadano y Electoral. Cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones
propias, pero los órganos a los que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la
realización de los fines del Estado.
Artículo 137. La Constitución y las leyes definen las atribuciones de los órganos que
ejercen el Poder Público, a las cuales deben sujetarse las actividades que realicen.
Artículo 138. Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos.
Artículo 139. El ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso
o desviación de poder o por violación de esta Constitución o la ley.
Artículo 140. El Estado responderá patrimonialmente por los daños que sufran los
particulares en cualquiera de sus bienes y derechos, siempre que la lesión sea imputable al
funcionamiento de la Administración Pública. Sección Segunda: De la Administración
Pública
Artículo 141. La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y se
fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia,
transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública,
con sometimiento pleno a la ley y al derecho.
Artículo 142. Los institutos autónomos sólo podrán crearse por ley. Tales instituciones,
así como los intereses públicos en corporaciones o entidades de cualquier naturaleza,
estarán sujetos al control del Estado, en la forma que la ley establezca.
Artículo 143. Los ciudadanos tienen derecho a ser informados, oportuna y verazmente,
por la Administración Pública, sobre el estado de las actuaciones en que estén
directamente interesados, y a conocer las resoluciones definitivas que se adopten sobre el
particular. Asimismo, tienen acceso a los archivos y registros administrativos, sin
perjuicio de los límites aceptables dentro de una sociedad democrática en materias
relativas a seguridad interior y exterior, a investigación criminal y a la intimidad de la
vida privada, de conformidad con la ley, que regule la materia de clasificación de
documentos de contenido confidencial o secreto. No se permitirá censura alguna a los
funcionarios públicos que informen sobre asuntos bajo su responsabilidad. Sección
Tercera: De la función pública
Artículo 144. Las leyes establecerán el Estatuto de la función pública mediante normas
sobre el ingreso, ascenso, traslado, suspensión y retiro de los empleados de la
Administración Pública, y proveerán su incorporación a la seguridad social. La ley
determinará las funciones y requisitos que deben cumplir los empleados públicos para
ejercer sus cargos.
Artículo 145. Los funcionarios o empleados públicos están al servicio del Estado y no de
parcialidad alguna. Su nombramiento y remoción no podrán estar determinados por la
afiliación u orientación política. Quien esté al servicio de la República, de los Estados, de
los Municipios y demás personas jurídicas de derecho público o de derecho privado
estatales, no podrá celebrar contrato alguno con ellas, ni por sí ni por interpuesta persona,
ni en representación de otro, salvo las excepciones que establezca la ley.
Artículo 146. Los cargos de los órganos de la Administración Pública son de carrera. Se
exceptúan los de elección popular, los de libre nombramiento y remoción, los contratados,
los obreros al servicio de la Administración Pública y los demás que determine la Ley. El
ingreso de los funcionarios o empleados públicos a los cargos de carrera será por concurso
público, fundamentado en principios de honestidad, idoneidad y eficiencia. El ascenso
estará sometido a métodos científicos basados en el sistema de méritos, y el traslado,
suspensión y retiro será de acuerdo a su desempeño.
Artículo 147. Para la ocupación de cargos públicos de carácter remunerado es necesario
que sus respectivos emolumentos estén previstos en el presupuesto correspondiente. Las
escalas de salarios en la Administración Pública se establecerán reglamentariamente
conforme a la ley. La ley orgánica podrá establecer límites razonables a los emolumentos
que devenguen los funcionarios y empleados públicos nacionales, estadales y
municipales. La ley nacional establecerá el régimen de las jubilaciones y pensiones de los
funcionarios o empleados públicos nacionales, estadales y municipales.
Artículo 148. Nadie podrá desempeñar a la vez más de un destino público remunerado, a
menos que se trate de cargos académicos, accidentales, asistenciales o docentes que
determine la ley. La aceptación de un segundo destino que no sea de los exceptuados en
este artículo, implica la renuncia del primero, salvo cuando se trate de suplentes, mientras
no reemplacen definitivamente al principal. Nadie podrá disfrutar más de una jubilación o
pensión, salvo los casos expresamente determinados en la ley.
Artículo 149. Los funcionarios o empleados públicos no podrán aceptar cargos, honores o
recompensas de gobiernos extranjeros sin la autorización de la Asamblea Nacional.
Sección Cuarta: De los contratos de interés público
Artículo 150. La celebración de los contratos de interés público nacional requerirá la
aprobación de la Asamblea Nacional en los casos que determine la ley. No podrá
celebrarse contrato alguno de interés público nacional, estadal o municipal con Estados o
entidades oficiales extranjeras o con sociedades no domiciliadas en Venezuela, ni
traspasarse a ellos sin la aprobación de la Asamblea Nacional. La ley puede exigir en los
contratos de interés público, determinadas condiciones de nacionalidad, domicilio o de
otro orden, o requerir especiales garantías.
Artículo 151. En los contratos de interés público, si no fuere improcedente de acuerdo con
la naturaleza de los mismos, se considerará incorporada, aun cuando no estuviere expresa,
una cláusula según la cual las dudas y controversias que puedan suscitarse sobre dichos
contratos y que no llegaren a ser resueltas amigablemente por las partes contratantes,
serán decididas por los tribunales competentes de la República, en conformidad con sus
leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan dar origen a reclamaciones extranjeras.

Sección Quinta: De las relaciones internacionales


Artículo 152. Las relaciones internacionales de la República responden a los fines del
Estado en función del ejercicio de la soberanía y de los intereses del pueblo; ellas se rigen
por los principios de independencia, igualdad entre los Estados, libre determinación y no
intervención en sus asuntos internos, solución pacífica de los conflictos internacionales,
cooperación, respeto de los derechos humanos y solidaridad entre los pueblos en la lucha
por su emancipación y el bienestar de la humanidad. La República mantendrá la más
firme y decidida defensa de estos principios y de la práctica democrática en todos los
organismos e instituciones internacionales.
Artículo 153. La República promoverá y favorecerá la integración latinoamericana y
caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad de naciones, defendiendo
los intereses económicos, sociales, culturales, políticos y ambientales de la región. La
República podrá suscribir tratados internacionales que conjuguen y coordinen esfuerzos
para promover el desarrollo común de nuestras naciones, y que aseguren el bienestar de
los pueblos y la seguridad colectiva de sus habitantes. Para estos fines, la República podrá
atribuir a organizaciones supranacionales, mediante tratados, el ejercicio de las
competencias necesarias para llevar a cabo estos procesos de integración. Dentro de las
políticas de integración y unión con Latinoamérica y el Caribe, la República privilegiará
relaciones con Iberoamérica, procurando sea una política común de toda nuestra América
Latina. Las normas que se adopten en el marco de los acuerdos de integración serán
consideradas parte integrante del ordenamiento legal vigente y de aplicación directa y
preferente a la legislación interna.
Artículo 154. Los tratados convenidos por la República deben ser aprobados por la
Asamblea Nacional antes de su ratificación por el Presidente de la República, a excepción
de aquellos mediante los cuales se trate de ejecutar o perfeccionar obligaciones
preexistentes de la República, aplicar principios expresamente reconocidos por ella,
ejecutar actos ordinarios en las relaciones internacionales o ejercer facultades que la ley
atribuya expresamente al Ejecutivo Nacional.
Artículo 155. En los tratados, convenios y acuerdos internacionales que la República
celebre, se insertará una cláusula por la cual las partes se obliguen a resolver por las vías
pacíficas reconocidas en el derecho internacional o previamente convenidas por ellas, si
tal fuere el caso, las controversias que pudieren suscitarse entre las mismas con motivo de
su interpretación o ejecución si no fuere improcedente y así lo permita el procedimiento
que deba seguirse para su celebración.

Capítulo II De la Competencia del Poder Público Nacional


Artículo 156. Es de la competencia del Poder Público Nacional: 1. La política y la
actuación internacional de la República. 2. La defensa y suprema vigilancia de los
intereses generales de la República, la conservación de la paz pública y la recta aplicación
de las leyes en todo el territorio nacional. 3. La bandera, escudo de armas, himno, fiestas,
condecoraciones y honores de carácter nacional. 4. La naturalización, la admisión, la
extradición y expulsión de extranjeros. 5. Los servicios de identificación. 6. La policía
nacional. 7. La seguridad, la defensa y el desarrollo nacional. 8. La organización y
régimen de la Fuerza Armada Nacional. 9. El régimen de la administración de riesgos y
emergencias. 10. La organización y régimen del Distrito Capital y de las dependencias
federales. 11. La regulación de la banca central, del sistema monetario, de la moneda
extranjera, del sistema financiero y del mercado de capitales; la emisión y acuñación de
moneda. 12. La creación, organización, recaudación, administración y control de los
impuestos sobre la renta, sobre sucesiones, donaciones y demás ramos conexos, el capital,
la producción, el valor agregado, los hidrocarburos y minas, de los gravámenes a la
importación y exportación de bienes y servicios, los impuestos que recaigan sobre el
consumo de licores, alcoholes y demás especies alcohólicas, cigarrillos y demás
manufacturas del tabaco, y los demás impuestos, tasas y rentas no atribuidas a los Estados
y Municipios por esta Constitución y las leyes. 13. La legislación para garantizar la
coordinación y armonización de las distintas potestades tributarias, definir principios,
parámetros y limitaciones, especialmente para la determinación de los tipos impositivos o
alícuotas de los tributos estadales y municipales, así como para crear fondos específicos
que aseguren la solidaridad interterritorial. 14. La creación y organización de impuestos
territoriales o sobre predios rurales y sobre transacciones inmobiliarias, cuya recaudación
y control corresponda a los Municipios, de conformidad con esta Constitución. 15. El
régimen del comercio exterior y la organización y régimen de las aduanas. 16. El régimen
y administración de las minas e hidrocarburos, el régimen de las tierras baldías, y la
conservación, fomento y aprovechamiento de los bosques, suelos, aguas y otras riquezas
naturales del país. El Ejecutivo Nacional no podrá otorgar concesiones mineras por
tiempo indefinido. La Ley establecerá un sistema de asignaciones económicas especiales
en beneficio de los Estados en cuyo territorio se encuentren situados los bienes que se
mencionan en este ordinal, sin perjuicio de que también puedan establecerse asignaciones
especiales en beneficio de otros Estados. 17. El Régimen de metrología legal y control de
calidad. 18. Los censos y estadísticas nacionales. 19. El establecimiento, coordinación y
unificación de normas y procedimientos técnicos para obras de ingeniería, de arquitectura
y de urbanismo, y la legislación sobre ordenación urbanística. 20. Las obras públicas de
interés nacional. 21. Las políticas macroeconómicas, financieras y fiscales de la
República. 22. El régimen y organización del sistema de seguridad social. 23. Las
políticas nacionales y la legislación en materia de sanidad, vivienda, seguridad
alimentaria, medio ambiente, aguas, turismo, ordenación del territorio y naviera. 24. Las
políticas y los servicios nacionales de educación y salud. 25. Las políticas nacionales para
la producción agrícola, ganadera, pesquera y forestal. 26. El régimen del transporte
nacional, de la navegación y del transporte aéreo terrestre, marítimo, fluvial y lacustre, de
carácter nacional; de los puertos, de aeropuertos y su infraestructura. 27. El sistema de
vialidad y de ferrocarriles nacionales. 28. El régimen del servicio de correo y de las
telecomunicaciones, así como el régimen y la administración del espectro
electromagnético. 29. El régimen general de los servicios públicos domiciliarios, y en
especial electricidad, agua potable y gas. 30. El manejo de la política de fronteras con una
visión integral del país, que permita la presencia de la venezolanidad y el mantenimiento
territorial y la soberanía en esos espacios. 31. La organización y administración nacional
de la justicia, el Ministerio Público y el Defensor del Pueblo. 32. La legislación en materia
de derechos, deberes y garantías constitucionales; la civil, mercantil, penal, penitenciaria,
de procedimientos y de derecho internacional privado; la de elecciones; la de
expropiación por causa de utilidad pública o social; la de crédito público; la de propiedad
intelectual, artística e industrial; la del patrimonio cultural y arqueológico; la agraria; la de
inmigración y poblamiento; la de pueblos indígenas y territorios ocupados por ellos; la del
trabajo, previsión y seguridad sociales; la de sanidad animal y vegetal; la de notarías y
registro público; la de bancos y la de seguros; la de loterías, hipódromos y apuestas en
general; la de organización y funcionamiento de los órganos del Poder Público Nacional y
demás órganos e instituciones nacionales del Estado; y la relativa a todas las materias de
la competencia nacional. 33. Toda otra materia que la presente Constitución atribuya al
Poder Público Nacional, o que le corresponda por su índole o naturaleza.
Artículo 157. La Asamblea Nacional, por mayoría de sus miembros, podrá atribuir a los
Estados o a los Municipios determinadas materias de la competencia nacional, a fin de
promover la descentralización.
Artículo 158. La descentralización, como política nacional, debe profundizar la
democracia, acercando el poder a la población y creando las mejores condiciones, tanto
para el ejercicio de la democracia como para la prestación eficaz y eficiente de los
cometidos estatales.

Capítulo III Del Poder Público Estadal


Artículo 159. Los Estados son entidades autónomas e iguales en lo político, con
personalidad jurídica plena, y quedan obligados a mantener la independencia, soberanía e
integridad nacional, y a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la
República.
Artículo 160. El gobierno y administración de cada Estado corresponde a un Gobernador.
Para ser Gobernador se requiere ser venezolano, mayor de veinticinco años y de estado
seglar. El Gobernador será elegido por un período de cuatro años por mayoría de los
votantes. El Gobernador sólo podrá ser reelegido de inmediato y por una sola vez, para un
período adicional.
Artículo 161. Los Gobernadores deben rendir, anual y públicamente, cuenta de su gestión
ante el Contralor del Estado, y deben presentar un informe de la misma ante el Consejo
Legislativo y el Consejo de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas.
Artículo 162. El Poder Legislativo se ejercerá en cada Estado por una Consejo Legislativo
integrado por un número de miembros no mayor de quince ni menor de siete, quienes
proporcionalmente representarán a la población del Estado y a los Municipios. El Consejo
Legislativo tendrá las atribuciones siguientes: 1. Legislar sobre las materias de la
competencia estadal. 2. Sancionar la Ley de Presupuesto del Estado. 3. Las demás que le
atribuyan esta Constitución las leyes. Los requisitos para ser miembros del Consejo
Legislativo, la obligación de rendición anual de cuentas y la inmunidad en su jurisdicción
territorial, se regirán por las normas que esta Constitución establece para los diputados de
la Asamblea Nacional, en cuanto les sean aplicables. Los legisladores estadales serán
elegidos por un período de cuatro años pudiendo solamente ser reelectos por dos períodos.
La ley nacional regulará el régimen de la organización y el funcionamiento del Consejo
Legislativo.
Artículo 163. Cada Estado tendrá una Contraloría que gozará de autonomía orgánica y
funcional. La Contraloría del Estado ejercerá, conforme a esta Constitución y la ley, el
control, la vigilancia y la fiscalización de los ingresos, gastos y bienes estadales, sin
menoscabo del alcance de las funciones de la Contraloría General de la República. Dicho
órgano actuará bajo la dirección y responsabilidad de un Contralor, cuyas condiciones
para el ejercicio del cargo serán determinadas por la ley, la cual garantizará su idoneidad e
independencia; así como la neutralidad en su designación, que será mediante concurso
público.
Artículo 164. Es de la competencia exclusiva de los Estados: 1. Dictar su Constitución
para organizar los poderes públicos, de conformidad con lo dispuesto en esta
Constitución. 2. La organización de sus Municipios y demás entidades locales y su
división político territorial, conforme a esta Constitución y a la ley. 3. La administración
de sus bienes y la inversión y administración de sus recursos, incluso de los provenientes
de transferencias, subvenciones o asignaciones especiales del Poder Nacional, así como de
aquéllos que se les asignen como participación en los tributos nacionales. 4. La
organización, recaudación, control y administración de los ramos tributarios propios,
según las disposiciones de las leyes nacionales y estadales. 5. El régimen y
aprovechamiento de minerales no metálicos, no reservados al Poder Nacional, las salinas
y ostrales y la administración de las tierras baldías en su jurisdicción, de conformidad con
la ley. 6. La organización de la policía y la determinación de las ramas de este servicio
atribuidas a la competencia municipal, conforme a la legislación nacional aplicable. 7. La
creación, organización, recaudación, control y administración de los ramos de papel
sellado, timbres y estampillas. 8. La creación, régimen y organización de los servicios
públicos estadales; 9. La ejecución, conservación, administración y aprovechamiento de
las vías terrestres estadales; 10. La conservación, administración y aprovechamiento de
carreteras y autopistas nacionales, así como de puertos y aeropuertos de uso comercial, en
coordinación con el Ejecutivo Nacional. 11. Todo lo que no corresponda, de conformidad
con esta Constitución, a la competencia nacional o municipal.
Artículo 165. Las materias objeto de competencias concurrentes serán reguladas mediante
leyes de bases dictadas por el Poder Nacional, y leyes de desarrollo aprobadas por los
Estados. Esta legislación estará orientada por los principios de la interdependencia,
coordinación, cooperación, corresponsabilidad y subsidiariedad. Los Estados
descentralizarán y transferirán a los Municipios los servicios y competencias que
gestionen y que éstos estén en capacidad de prestar, así como la administración de los
respectivos recursos, dentro de las áreas de competencias concurrentes entre ambos
niveles del Poder Público. Los mecanismos de transferencia estarán regulados por el
ordenamiento jurídico estadal.
Artículo 166. En cada Estado se creará un Consejo de Planificación y Coordinación de
Políticas Públicas, presidido por el Gobernador e integrado por los Alcaldes, los directores
estadales de los ministerios y representación de los legisladores electos por el Estado a la
Asamblea Nacional, del Consejo Legislativo, de los concejales y de las comunidades
organizadas, incluyendo las indígenas donde las hubiere. El mismo funcionará y se
organizará de acuerdo a lo que determine la ley.
Artículo 167. Son ingresos de los Estados: 1. Los procedentes de su patrimonio y de la
administración de sus bienes. 2. Las tasas por el uso de sus bienes y servicios, multas y
sanciones, y las que les sean atribuidas. 3. El producto de lo recaudado por concepto de
venta de especies fiscales. 4. Los recursos que les correspondan por concepto de situado
constitucional. El situado es una partida equivalente a un máximo del veinte por ciento del
total de los ingresos ordinarios estimados anualmente por el Fisco Nacional, la cual se
distribuirá entre los Estados y el Distrito Capital en la forma siguiente: un treinta por
ciento de dicho porcentaje por partes iguales, y el setenta por ciento restante en
proporción a la población de cada una de dichas entidades. En cada ejercicio fiscal, los
Estados deberán destinar a la inversión un mínimo del cincuenta por ciento del monto que
les corresponda por concepto de situado. A los Municipios de cada Estado les
corresponderá, en cada ejercicio fiscal, una participación no menor del veinte por ciento
del situado y de los demás ingresos ordinarios del respectivo Estado. En caso de
variaciones de los ingresos del Fisco Nacional que impongan una modificación del
Presupuesto Nacional, se efectuará un reajuste proporcional del situado. La ley establecerá
los principios, normas y procedimientos que propendan a garantizar el uso correcto y
eficiente de los recursos provenientes del situado constitucional y de la participación
municipal en el mismo. 5. Los demás impuestos, tasas y contribuciones especiales que se
les asigne por ley nacional, con el fin de promover el desarrollo de las haciendas públicas
estadales. Las leyes que creen o transfieran ramos tributarios a favor de los Estados
podrán compensar dichas asignaciones con modificaciones de los ramos de ingresos
señalados en este artículo, a fin de preservar la equidad interterritorial. El porcentaje del
ingreso nacional ordinario estimado que se destine al situado constitucional, no será
menor al quince por ciento del ingreso ordinario estimado, para lo cual se tendrá en cuenta
la situación y sostenibilidad financiera de la Hacienda Pública Nacional, sin menoscabo
de la capacidad de las administraciones estadales para atender adecuadamente los
servicios de su competencia. 6. Los recursos provenientes del Fondo de Compensación
Interterritorial y de cualquier otra transferencia, subvención o asignación especial, así
como de aquellos que se les asigne como participación en los tributos nacionales, de
conformidad con la respectiva ley.

Capítulo IV Del Poder Público Municipal


Artículo 168. Los Municipios constituyen la unidad política primaria de la organización
nacional, gozan de personalidad jurídica y autonomía dentro de los límites de la
Constitución y la ley. La autonomía municipal comprende: 1. La elección de sus
autoridades; 2. La gestión de las materias de su competencia; 3. La creación, recaudación
e inversión de sus ingresos. Las actuaciones del Municipio en el ámbito de sus
competencias se cumplirán incorporando la participación ciudadana al proceso de
definición y ejecución de la gestión pública y en el control y evaluación de sus resultados,
en forma efectiva, suficiente y oportuna, conforme a la ley. Los actos de los Municipios
no podrán ser impugnados sino ante los tribunales competentes, de conformidad con la
Constitución y la ley.
Artículo 169. La organización de los Municipios y demás entidades locales se regirá por
esta Constitución, por las normas que para desarrollar los principios constitucionales
establezcan las leyes orgánicas nacionales, y por las disposiciones legales que en
conformidad con aquéllas dicten los Estados. La legislación que se dicte para desarrollar
los principios constitucionales relativos a los Municipios y demás entidades locales,
deberá establecer diferentes regímenes para su organización, gobierno y administración,
incluso en lo que respecta a la determinación de sus competencias y recursos, atendiendo
a las condiciones de población, desarrollo económico, capacidad para generar ingresos
fiscales propios, situación geográfica, elementos históricos y culturales y otros factores
relevantes. En particular, dicha legislación deberá establecer las opciones para la
organización del régimen de gobierno y administración local que corresponderá a los
Municipios con población indígena. En todo caso, la organización municipal será
democrática y responderá a la naturaleza propia del gobierno local.
Artículo 170. Los Municipios podrán asociarse en mancomunidades, o acordar entre sí o
con los demás entes públicos territoriales, la creación de modalidades asociativas
intergubernamentales para fines de interés público relativos a materias de su competencia.
Por ley se determinarán las normas concernientes a la agrupación de dos o más
Municipios en distritos.
Artículo 171. Cuando dos o más Municipios pertenecientes a una misma entidad federal
tengan relaciones económicas, sociales y físicas que den al conjunto características de un
área metropolitana, podrán organizarse como distritos metropolitanos. La ley orgánica que
al efecto se dicte garantizará el carácter democrático y participativo del gobierno
metropolitano y establecerá sus competencias funcionales, así como el régimen fiscal,
financiero y de control. También deberá asegurar que en los órganos de gobierno
metropolitano tengan adecuada participación los respectivos Municipios, y señalará la
forma de convocar y realizar las consultas populares que decidan la vinculación de estos
últimos al distrito metropolitano. La ley podrá establecer diferentes regímenes para la
organización, gobierno y administración de los distritos metropolitanos atendiendo a las
condiciones de población, desarrollo económico y social, situación geográfica y otros
factores de importancia. En todo caso, la atribución de competencias para cada distrito
metropolitano tendrá en cuenta esas condiciones.
Artículo 172. El Consejo Legislativo estadal, previo pronunciamiento favorable mediante
consulta popular de la población afectada, definirá los límites del distrito metropolitano y
lo organizará según lo establecido en la ley orgánica nacional, determinando cuáles de las
competencias metropolitanas serán asumidas por los órganos de gobierno del respectivo
distrito metropolitano. Cuando los Municipios que deseen constituirse en un distrito
metropolitano pertenezcan a entidades federales distintas, corresponderá a la Asamblea
Nacional su creación y organización.
Artículo 173. El Municipio podrá crear parroquias conforme a las condiciones que
determine la ley. La legislación que se dicte para desarrollar los principios
constitucionales sobre régimen municipal establecerá los supuestos y condiciones para la
creación de otras entidades locales dentro del territorio municipal, así como los recursos
de que dispondrán, concatenados a las funciones que se le asignen, incluso su
participación en los ingresos propios del Municipio. Su creación deberá atender a la
iniciativa vecinal o comunitaria, con el objeto de proveer a la desconcentración de la
administración del Municipio, la participación ciudadana y la mejor prestación de los
servicios públicos. En ningún caso las parroquias serán asumidas como divisiones
exhaustivas o imperativas del territorio del Municipio.
Artículo 174. El gobierno y administración del Municipio corresponderán al Alcalde,
quien será también la primera autoridad civil. Para ser Alcalde se requiere ser venezolano,
mayor de veinticinco años y de estado seglar. El Alcalde será elegido por un período de
cuatro años por mayoría de los votantes, y podrá ser reelegido, de inmediato y por una
sola vez, para un período adicional.
Artículo 175. La función legislativa del Municipio corresponde al Concejo, integrado por
concejales elegidos en la forma establecida en esta Constitución, en el número y
condiciones de elegibilidad que determine la ley.
Artículo 176. Corresponde a la Contraloría Municipal el control, vigilancia y fiscalización
de los ingresos, gastos y bienes municipales, así como las operaciones relativas a los
mismos, sin menoscabo del alcance de las atribuciones de la Contraloría General de la
República, y será dirigida por el Contralor Municipal, designado por el Consejo mediante
concurso público que garantice la idoneidad y capacidad de quien sea designado para el
cargo, de acuerdo a las condiciones establecidas por la ley.
Artículo 177. La ley nacional podrá establecer principios, condiciones y requisitos de
residencia, prohibiciones, causales de inhibición e incompatibilidades para la postulación
y ejercicio de las funciones de alcaldes y concejales.
Artículo 178. Es de la competencia del Municipio el gobierno y administración de sus
intereses y la gestión de las materias que le asigne esta Constitución y las leyes
nacionales, en cuanto concierne a la vida local, en especial la ordenación y promoción del
desarrollo económico y social, la dotación y prestación de los servicios públicos
domiciliarios, la aplicación de la política referente a la materia inquilinaria con criterios
de equidad, justicia y contenido de interés social, la promoción de la participación, y el
mejoramiento, en general, de las condiciones de vida de la comunidad, en las siguientes
áreas: 1. Ordenación territorial y urbanística; patrimonio histórico; vivienda de interés
social; turismo local; parques y jardines, plazas, balnearios y otros sitios de recreación;
arquitectura civil, nomenclatura y ornato público. 2. Vialidad urbana; circulación y
ordenación del tránsito de vehículos y personas en las vías municipales; servicios de
transporte público urbano de pasajeros. 3. Espectáculos públicos y publicidad comercial,
en cuanto concierne a los intereses y fines específicos municipales. 4. Protección del
ambiente y cooperación con el saneamiento ambiental; aseo urbano y domiciliario,
comprendidos los servicios de limpieza, de recolección y tratamiento de residuos y
protección civil. 5. Salubridad y atención primaria en salud, servicios de protección a la
primera y segunda infancia, a la adolescencia y a la tercera edad; educación preescolar,
servicios de integración familiar del discapacitado al desarrollo comunitario, actividades e
instalaciones culturales y deportivas. Servicios de prevención y protección, vigilancia y
control de los bienes y las actividades relativas a las materias de la competencia
municipal. 6. Servicio de agua potable, electricidad y gas doméstico, alcantarillado,
canalización y disposición de aguas servidas; cementerios y servicios funerarios. 7.
Justicia de paz, prevención y protección vecinal y servicios de policía municipal,
conforme a la legislación nacional aplicable. 8. Las demás que les atribuya la Constitución
y la ley. Las actuaciones que corresponden al Municipio en la materia de su competencia
no menoscaban las competencias nacionales o estadales que se definan en la ley conforme
a la Constitución.
Artículo 179. Los Municipios tendrán los siguientes ingresos: 1. Los procedentes de su
patrimonio, incluso el producto de sus ejidos y bienes. 2. Las tasas por el uso de sus
bienes o servicios; las tasas administrativas por licencias o autorizaciones; los impuestos
sobre actividades económicas de industria, comercio, servicios, o de índole similar, con
las limitaciones establecidas en esta Constitución y la ley; los impuestos sobre inmuebles
urbanos, vehículos, espectáculos públicos, juegos y apuestas lícitas, propaganda y
publicidad comercial; y la contribución especial sobre plusvalías de las propiedades
generadas por cambios de uso o de intensidad de aprovechamiento con que se vean
favorecidas por los planes de ordenación urbanística. 3. El impuesto territorial rural o
sobre predios rurales, la participación en la contribución por mejoras y otros ramos
tributarios nacionales o estadales, conforme a las leyes de creación de dichos tributos. 4.
Los derivados del Situado Constitucional y otras transferencias o subvenciones nacionales
o estadales; 5. El producto de las multas y sanciones en el ámbito de sus competencias, y
las demás que les sean atribuidas; 6. Los demás que determine la ley.
Artículo 180. La potestad tributaria que corresponde a los Municipios es distinta y
autónoma de las potestades reguladoras que esta Constitución o las leyes atribuyan al
Poder Nacional o Estadal sobre determinadas materias o actividades. Las inmunidades
frente a la potestad impositiva de los Municipios, a favor de los demás entes políticos
territoriales, se extiende sólo a las personas jurídicas estatales creadas por ellos, pero no a
concesionarios ni a otros contratistas de la Administración Nacional o de los Estados.
Artículo 181. Los ejidos son inalienables e imprescriptibles. Sólo podrán enajenarse
previo cumplimiento de las formalidades previstas en las ordenanzas municipales y en los
supuestos que las mismas señalen, conforme a esta Constitución y la legislación que se
dicte para desarrollar sus principios. Los terrenos situados dentro del área urbana de las
poblaciones del Municipio, carentes de dueño, son ejidos, sin menoscabo de legítimos
derechos de terceros, válidamente constituidos. Igualmente, se constituyen en ejidos las
tierras baldías ubicadas en el área urbana. Quedarán exceptuadas las tierras
correspondientes a las comunidades y pueblos indígenas. La ley establecerá la conversión
en ejidos de otras tierras públicas.
Artículo 182. Se crea el Consejo Local de Planificación Pública, presidido por el Alcalde
e integrado por los concejales, los Presidentes de la Juntas Parroquiales y representantes
de organizaciones de vecinos y otras de la sociedad organizada, de conformidad con las
disposiciones que establezca la ley.
Artículo 183. Los Estados y los Municipios no podrán: 1. Crear aduanas ni impuestos de
importación, de exportación o de tránsito sobre bienes nacionales o extranjeros, o sobre
las demás materias rentísticas de la competencia nacional. 2. Gravar bienes de consumo
antes de que entren en circulación dentro de su territorio. 3. Prohibir el consumo de bienes
producidos fuera de su territorio, ni gravarlos en forma diferente a los producidos en él.
Los Estados y Municipios sólo podrán gravar la agricultura, la cría, la pesca y la actividad
forestal en la oportunidad, forma y medida que lo permita la ley nacional.
Artículo 184. La ley creará mecanismos abiertos y flexibles para que los Estados y los
Municipios descentralicen y transfieran a las comunidades y grupos familiares
organizados los servicios que éstos gestionen y que demuestren su capacidad para
prestarlos, promoviendo: 1. La transferencia de servicios en materia de salud, educación,
vivienda, deporte, cultura, programas sociales, ambiente, mantenimiento de áreas
industriales, mantenimiento y conservación de áreas urbanas, prevención y protección
vecinal, construcción de obras y prestación de servicios públicos. A tal efecto podrán
convenios cuyos contenidos estarán orientados por los principios de interdependencia,
coordinación, cooperación y corresponsabilidad. 2. La participación de las comunidades y
ciudadanos, a través de las asociaciones de vecinos y organizaciones no gubernamentales,
en la formulación de propuestas de inversión ante las autoridades estadales y municipales
encargadas de la elaboración de los respectivos planes de inversión, así como en la
ejecución, evaluación y control de obras, programas sociales y servicios públicos en su
jurisdicción. 3. La participación en los procesos económicos estimulando las expresiones
de la economía social, tales como, cooperativas, cajas de ahorro, mutuales y otras formas
asociativas. 4. La participación de los trabajadores y comunidades en la gestión de las
empresas públicas mediante mecanismos autogestionarios y cogestionarios. 5. La creación
de organizaciones, cooperativas y de empresas comunales de servicios, como mecanismos
generadores de empleo y de bienestar social, proveyendo a su permanencia mediante el
diseño de políticas donde aquéllas tengan participación. 6. La creación de nuevos sujetos
de descentralización a nivel de las parroquias, las comunidades, los barrios y las
vecindades a los fines de garantizar el principio de la corresponsabilidad en la gestión
pública de los gobiernos locales y estadales y desarrollar procesos autogestionarios y
cogestionarios en la administración y control de los servicios públicos estadales y
municipales. 7. La participación de las comunidades en actividades de acercamiento a los
establecimientos penales y de vinculación de éstos con la población. Capítulo V Del
Consejo Federal de Gobierno
Artículo 185. El Consejo Federal de Gobierno es el órgano encargado de la planificación
y coordinación de políticas y acciones para el desarrollo del proceso de descentralización
y transferencia de competencias del Poder Nacional a los Estados y Municipios. Estará
presidido por el Vicepresidente Ejecutivo e integrado por los Ministros, los gobernadores,
un alcalde por cada Estado y representantes de la sociedad organizada, de acuerdo con la
ley. El Consejo Federal de Gobierno contará con una Secretaría, integrada por el
Vicepresidente Ejecutivo, dos Ministros, tres gobernadores y tres alcaldes. Del Consejo
Federal de Gobierno dependerá el Fondo de Compensación Interterritorial, destinado al
financiamiento de inversiones públicas dirigidas a promover el desarrollo equilibrado de
las regiones, la cooperación y complementación de las políticas e iniciativas de desarrollo
de las distintas entidades públicas territoriales, y a apoyar especialmente la dotación de
obras y servicios esenciales en las regiones y comunidades de menor desarrollo relativo.
El Consejo Federal de Gobierno, con base en los desequilibrios regionales, discutirá y
aprobará anualmente los recursos que se destinarán al Fondo de Compensación
Interterritorial y las áreas de inversión prioritaria a las cuales se aplicarán dichos recursos.

TÍTULO V DE LA ORGANIZACIÓN DEL PODER PÚBLICO NACIONAL


Capítulo I Del Poder Legislativo Nacional Sección Primera:
Disposiciones Generales
Artículo 186. La Asamblea Nacional estará integrada por Diputados electos en cada
entidad federal por votación universal, directa, personalizada y secreta con representación
proporcional, según una base poblacional del uno coma uno por ciento de la población
total del país. Cada entidad federal elegirá además tres diputados. Los pueblos indígenas
de la República Bolivariana de Venezuela elegirán tres diputados de acuerdo con lo
establecido en la ley electoral, respetando sus tradiciones y costumbres. Cada diputado
tendrá un suplente, escogido en el mismo proceso.
Artículo 187. Corresponde a la Asamblea Nacional: 1. Legislar en las materias de la
competencia nacional y sobre el funcionamiento de las distintas ramas del Poder
Nacional. 2. Proponer enmiendas y reformas a la Constitución, en los términos
establecidos en esta Constitución. 3. Ejercer funciones de control sobre el Gobierno y la
Administración Pública Nacional, en los términos consagrados en esta Constitución y las
leyes. Los elementos comprobatorios obtenidos en el ejercicio de esta función, tendrán
valor probatorio, en las condiciones que la ley establezca. 4. Organizar y promover la
participación ciudadana en los asuntos de su competencia. 5. Decretar amnistías. 6.
Discutir y aprobar el presupuesto nacional y todo proyecto de ley concerniente al régimen
tributario y al crédito público. 7. Autorizar los créditos adicionales al presupuesto. 8.
Aprobar las líneas generales del plan de desarrollo económico y social de la Nación, que
serán presentadas por el Ejecutivo Nacional en el transcurso del tercer trimestre del primer
año de cada período constitucional. 9. Autorizar al Ejecutivo Nacional para celebrar
contratos de interés nacional, en los casos establecidos en la ley. Autorizar los contratos
de interés público nacional, estadal o municipal con Estados o entidades oficiales
extranjeros o con sociedades no domiciliadas en Venezuela. 10. Dar voto de censura al
Vicepresidente Ejecutivo y a los Ministros. La moción de censura sólo podrá ser discutida
dos días después de presentada a la Asamblea, la cual podrá decidir por las tres quintas
partes de los diputados que el voto de censura acarrea la destitución del Vicepresidente
Ejecutivo o del Ministro. 11. Autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el
exterior o extranjeras en el país. 12. Autorizar al Ejecutivo Nacional para enajenar bienes
inmuebles del dominio privado de la Nación, con las excepciones que establezca la ley.
13. Autorizar a los funcionarios o empleados públicos para aceptar cargos, honores o
recompensas de gobiernos extranjeros. 14. Autorizar el nombramiento del Procurador
General de la República y de los Jefes de Misiones Diplomáticas Permanentes. 15.
Acordar los honores del Panteón Nacional a venezolanos ilustres, que hayan prestado
servicios eminentes a la República, después de transcurridos veinticinco años de su
fallecimiento, decisión que podrá tomarse por recomendación del Presidente de la
República, de las dos terceras partes de los Gobernadores de Estado o de los rectores de
las Universidades Nacionales en pleno. 16. Velar por los intereses y autonomía de los
Estados. 17. Autorizar la salida del Presidente de la República del territorio nacional
cuando su ausencia se prolongue por un lapso superior a cinco días consecutivos. 18.
Aprobar por ley los tratados o convenios internacionales, que celebre el Ejecutivo
Nacional, salvo las excepciones consagradas en esta Constitución. 19. Dictar su
reglamento y aplicar las sanciones que en él se establezcan. 20. Calificar a sus miembros y
conocer de su renuncia. La separación temporal de un Diputado sólo podrá acordarse por
el voto de las dos terceras partes de los presentes. 21. Organizar su servicio de seguridad
interna. 22. Acordar y ejecutar su presupuesto de gasto, tomando en cuenta las
limitaciones financieras del país. 23. Ejecutar las resoluciones concernientes a su
funcionamiento y organización administrativa. 24. Todas las demás que le señalen esta
Constitución y las leyes.
Artículo 188. Las condiciones para ser electo diputado a la Asamblea Nacional son: 1. Ser
venezolano por nacimiento o por naturalización con quince años de residencia en
territorio venezolano. 2. Ser mayor de veintiún años de edad. 3. Haber residido cuatro
años consecutivos en la entidad correspondiente antes de la fecha de la elección..
Artículo 189. No podrán ser electos diputados: 1. El Presidente de la República, el
Vicepresidente Ejecutivo, los Ministros, el Secretario de la Presidencia de la República y
los Presidentes y Directores de los Institutos Autónomos y empresas del Estado, hasta tres
meses después de la separación absoluta de sus cargos. 2. Los gobernadores y secretarios
de gobierno, de los Estados y el Distrito Capital, hasta tres meses después de la separación
absoluta de sus cargos. 3. Los funcionarios nacionales, estadales o municipales de
Institutos Autónomos o empresas del Estado, cuando la elección tenga lugar en la
jurisdicción en la cual actúa, salvo si se trata de un cargo accidental, asistencial, docente o
académico. La ley orgánica podrá establecer la inelegibilidad de otros funcionarios.
Artículo 190. Los diputados de la Asamblea Nacional no podrán ser propietarios,
administradores o directores de empresas que contraten con personas jurídicas estatales a
objeto de no gestionar causas particulares de interés lucrativo con las mismas. Cuando se
sometan a discusión materias en las cuales surjan conflictos de intereses, de carácter
económico, el miembro de la Asamblea Nacional deberá abstenerse en la respectiva
votación.
Artículo 191. Los diputados de la Asamblea Nacional no podrán aceptar o ejercer cargos
públicos sin perder su investidura, salvo en actividades docentes, académicas, accidentales
y asistenciales, siempre que no supongan dedicación exclusiva.
Artículo 192. Los diputados de la Asamblea Nacional durarán cinco años en el ejercicio
de sus funciones, pudiendo ser reelecto por dos periodos como máximo. Sección Segunda:
De la organización de la Asamblea Nacional
Artículo 193. La Asamblea Nacional nombrará Comisiones Permanentes, ordinarias y
especiales. Las Comisiones Permanentes, en un número no mayor de quince, estarán
referidas a los sectores de actividad nacional. Igualmente, podrá crear Comisiones con
carácter temporal para investigación y estudio, todo ello de conformidad con su
Reglamento. La Asamblea Nacional podrá crear o suprimir Comisiones Permanentes con
el voto favorable de las dos terceras partes de sus miembros.
Artículo 194. La Asamblea Nacional elegirá de su seno un Presidente y dos
Vicepresidentes, un Secretario y un Subsecretario fuera de su seno, por un período de un
año. El Reglamento establecerá las formas de suplir las faltas temporales y absolutas.
Artículo 195. Durante el receso de la Asamblea funcionará la Comisión Delegada
integrada por el Presidente, los Vicepresidentes y los Presidentes de las Comisiones
Permanentes.
Artículo 196. Son atribuciones de la Comisión Delegada: 1. Convocar a la Asamblea
Nacional a sesiones extraordinarias, cuando así lo exija la importancia de algún asunto. 2.
Autorizar al Presidente de la República para salir del territorio nacional. 3. Autorizar al
Ejecutivo Nacional para decretar créditos adicionales. 4. Designar Comisiones temporales
integradas por miembros de la Asamblea. 5. Ejercer las funciones de investigación
atribuidas a la Asamblea. 6. Autorizar al Ejecutivo Nacional por el voto favorable de las
dos terceras partes de sus miembros para crear, modificar o suspender servicios públicos
en caso de urgencia comprobada. 7. Las demás que establezcan la Constitución y las
leyes. Sección Tercera: De los Diputados de la Asamblea Nacional
Artículo 197. Los diputados de la Asamblea Nacional están obligados a cumplir sus
labores a dedicación exclusiva, en beneficio de los intereses del pueblo y a mantener una
vinculación permanente con sus electores, atendiendo sus opiniones y sugerencias y
manteniéndolos informados acerca de su gestión y la de la Asamblea. Deben dar cuenta
anualmente de su gestión a los electores de la circunscripción en la cual fueron electos y
estarán sometidos al referendo revocatorio del mandato en los términos previstos en esta
Constitución y en la ley sobre la materia.
Artículo 198. El diputado de la Asamblea Nacional cuyo mandato fuere revocado, no
podrá optar a cargos de elección popular en el siguiente período.
Artículo 199. Los diputados a la Asamblea Nacional no son responsables por votos y
opiniones emitidos en el ejercicio de sus funciones. Sólo responderán ante los electores y
el cuerpo legislativo de acuerdo con la Constitución y los Reglamentos.
Artículo 200. Los diputados de la Asamblea Nacional gozarán de inmunidad en el
ejercicio de sus funciones desde su proclamación hasta la conclusión de su mandato o de
la renuncia del mismo. De los presuntos delitos que cometan los miembros de la
Asamblea Nacional conocerá en forma privativa el Tribunal Supremo de Justicia, única
autoridad que podrá ordenar, previa autorización de la Asamblea Nacional, su detención y
continuar su enjuiciamiento. En caso de delito flagrante cometido por un parlamentario, la
autoridad competente lo pondrá bajo custodia en su residencia y comunicará
inmediatamente el hecho al Tribunal Supremo de Justicia. Los funcionarios o empleados
públicos que violen la inmunidad de los miembros de la Asamblea Nacional, incurrirán en
responsabilidad penal y serán castigados de conformidad con la ley.
Artículo 201. Los diputados son representantes del pueblo y de los Estados en su
conjunto, no sujetos a mandatos ni instrucciones, sino sólo a su conciencia. Su voto en la
Asamblea Nacional es personal. Sección Cuarta: De la formación de las leyes
Artículo 202. La ley es el acto sancionado por la Asamblea Nacional como cuerpo
legislador. Las leyes que reúnan sistemáticamente las normas relativas a determinada
materia se podrán denominar códigos.
Artículo 203. Son leyes orgánicas las que así denomina esta Constitución; las que se
dicten para organizar los poderes públicos o para desarrollar los derechos constitucionales
y las que sirvan de marco normativo a otras leyes. Todo proyecto de ley orgánica, salvo
aquel que la propia Constitución así califica, deberá ser previamente admitido por la
Asamblea Nacional, por el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes antes
de iniciarse la discusión del respectivo proyecto de ley. Esta votación calificada se
aplicará también para la modificación de las leyes orgánicas. Las leyes que la Asamblea
Nacional haya calificado de orgánicas serán remitidas, antes de su promulgación, a la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para que se pronuncie acerca de la
constitucionalidad de su carácter orgánico. La Sala Constitucional decidirá en el término
de diez días contados a partir de la fecha de recibo de la comunicación. Si la Sala
Constitucional declara que no es orgánica la ley perderá este carácter. Son leyes
habilitantes, las sancionadas por la Asamblea Nacional por las tres quintas partes de sus
miembros, a fin de establecer las directrices, propósitos y el marco de las materias que se
delegan al Presidente de la República, con rango y valor de ley. Las leyes de base deben
fijar el plazo de su ejercicio.
Artículo 204. La iniciativa de las leyes corresponde: 1. Al Ejecutivo Nacional. 2. A la
Comisión Delegada y a las Comisiones Permanentes. 3. A los miembros de la Asamblea
Nacional, en número no menor de tres. 4. Al Tribunal Supremo de Justicia, cuando se
trate de leyes relativas a la organización y procedimientos judiciales. 5. Al Poder
Ciudadano, cuando se trate de leyes relativas a los órganos que lo integran. 6. Al Poder
Electoral, cuando se trate de leyes relativas a la materia electoral. 7. A los electores en un
número no menor del cero coma uno por ciento de los inscritos en el registro electoral
permanente. 8. A la Consejo Legislativo estadal, cuando se trate de leyes relativas a los
Estados. Artículo 205. La discusión de los proyectos de ley presentados por los
ciudadanos conforme a lo dispuesto en el artículo anterior, deberá iniciarse a más tardar
en el período de sesiones ordinarias siguiente al que se haya presentado. Si el debate no se
inicia dentro de dicho lapso, el proyecto deberá someterse a referendo aprobatorio de
conformidad con la ley.
Artículo 206. Los Estados deberán ser consultados por la Asamblea Nacional, a través del
Consejo Legislativo del Estado, cuando se legisle en materias relativas a los mismos. La
ley establecerá los mecanismos de consulta a la sociedad civil y demás instituciones de los
Estados, por parte del Consejo en dichas materias.
Artículo 207. Todo proyecto para convertirse en ley recibirá dos discusiones, en días
diferentes, siguiendo las reglas establecidas en esta Constitución y en los reglamentos
respectivos. Aprobado el proyecto, el Presidente de la Asamblea Nacional declarará
sancionada la ley.
Artículo 208. En la primera discusión se considerará la exposición de motivos y se
evaluarán sus objetivos, alcance y viabilidad, a fin de determinar la pertinencia de la ley, y
se discutirá el articulado. Aprobado en primera discusión el proyecto será remitido a la
comisión directamente relacionada con la materia objeto de la ley. En caso de que el
proyecto de ley esté relacionado con varias comisiones permanentes, se designará una
comisión mixta para realizar el estudio y presentar el informe. Las comisiones que
estudien proyectos de ley, presentarán el informe correspondiente en un plazo no mayor
de treinta días consecutivos.
Artículo 209. Recibido el informe de la comisión correspondiente, se dará inicio a la
segunda discusión del proyecto de ley, la cual se realizará artículo por artículo. Si se
aprobare sin modificaciones, quedará sancionada la ley. En caso contrario, si sufre
modificaciones, se devolverá a la Comisión respectiva para que ésta las incluya en un
plazo no mayor de quince días continuos; leída la nueva versión del proyecto de ley en la
plenaria de la Asamblea Nacional, ésta decidirá por mayoría de votos lo que fuere
procedente respecto a los artículos en que hubiere discrepancia y de los que tuvieren
conexión con éstos. Resuelta la discrepancia, la Presidencia declarará sancionada la ley.
Artículo 210. La discusión de los proyectos que quedaren pendientes al término de las
sesiones, podrá continuarse en las sesiones siguientes o en sesiones extraordinarias.
Artículo 211. La Asamblea Nacional o las Comisiones Permanentes, durante el
procedimiento de discusión y aprobación de los proyectos de leyes, deberán consultar a
los otros órganos del Estado, a los ciudadanos y a la sociedad organizada para oír su
opinión sobre los mismos. Tendrán derecho de palabra en la discusión de las leyes los
Ministros en representación del Poder Ejecutivo; el magistrado del Tribunal Supremo de
Justicia a quien éste designe, en representación del Poder Judicial; el representante del
Poder Ciudadano designado por el Consejo Moral Republicano; los miembros del Poder
Electoral; los Estados a través de un representante designado por el Consejo Legislativo
del Estado y los representantes de la sociedad organizada, en los términos que establezca
el Reglamento de la Asamblea Nacional.
Artículo 212. Al texto de las leyes precederá la siguiente fórmula: "La Asamblea Nacional
de la República Bolivariana de Venezuela, Decreta:".
Artículo 213. Una vez sancionada la ley, se extenderá por duplicado con la redacción final
que haya resultado de las discusiones. Ambos ejemplares serán firmados por el
Presidente, los dos Vicepresidentes y el Secretario de la Asamblea Nacional, con la fecha
de su aprobación definitiva. Uno de los ejemplares de la ley será enviado por el Presidente
de la Asamblea Nacional al Presidente de la República a los fines de su promulgación.
Artículo 214. El Presidente de la República promulgará la ley dentro de los diez días
siguientes a aquél en que la haya recibido. Dentro de ese lapso podrá, con acuerdo del
Consejo de Ministros, solicitar a la Asamblea Nacional, mediante exposición razonada,
que modifique alguna de las disposiciones de la ley o levante la sanción a toda la ley o
parte de ella. La Asamblea Nacional decidirá acerca de los aspectos planteados por el
Presidente de la República, por mayoría absoluta de los presentes y le remitirá la ley para
la promulgación. El Presidente de la República debe proceder a promulgar la ley dentro de
los cinco días siguientes a su recibo, sin poder formular nuevas observaciones. Cuando el
Presidente de la República considere que la ley o alguno de sus artículos es
inconstitucional deberá solicitar el pronunciamiento de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en el lapso de diez días que tiene para promulgar la misma. El
Tribunal Supremo de Justicia decidirá en el término de quince días contados desde el
recibo de la comunicación del Presidente de la República. Si el Tribunal negare la
inconstitucionalidad invocada o no decidiere en el lapso anterior, el Presidente de la
República deberá promulgar la ley dentro de los cinco días siguientes a la decisión del
Tribunal o al vencimiento de dicho lapso.
Artículo 215. La Ley quedará promulgada al publicarse con el correspondiente
"Cúmplase" en la Gaceta Oficial de la República.
Artículo 216. Cuando el Presidente de la República no promulgare la ley en los términos
señalados, el Presidente y los dos Vicepresidentes de la Asamblea Nacional procederán a
su promulgación sin perjuicio de la responsabilidad en que aquél incurra por su omisión.
Artículo 217. La oportunidad en que deba ser promulgada la ley aprobatoria de un tratado,
de un acuerdo o de un convenio internacional, quedará a la discreción del Ejecutivo
Nacional, de acuerdo con los usos internacionales y la conveniencia de la República.
Artículo 218. Las leyes se derogan por otras leyes y se abrogan por referendo salvo las
excepciones establecidas en esta Constitución. Podrán ser reformadas total o
parcialmente. La ley que sea objeto de reforma parcial se publicará en un solo texto que
incorpore las modificaciones aprobadas.
Sección Quinta: De los procedimientos
Artículo 219. El primer período de las sesiones ordinarias de la Asamblea Nacional
comenzará, sin convocatoria previa, el cinco de enero de cada año o el día posterior más
inmediato posible y durará hasta el quince de agosto. El segundo período comenzará el
quince de septiembre o el día posterior más inmediato posible y terminará el quince de
diciembre.
Artículo 220. La Asamblea Nacional se reunirá en sesiones extraordinarias para tratar las
materias expresadas en la convocatoria y las que les fueren conexas. También podrá
considerar las que fueren declaradas de urgencia por la mayoría de sus miembros.
Artículo 221. Los requisitos y procedimientos para la instalación y demás sesiones de la
Asamblea Nacional, y para el funcionamiento de sus comisiones, serán determinados por
el Reglamento. El quórum no podrá ser en ningún caso inferior a la mayoría absoluta de
los miembros de la Asamblea Nacional.
Artículo 222. La Asamblea Nacional podrá ejercer su función de control mediante los
siguientes mecanismos: las interpelaciones, las investigaciones, las preguntas, las
autorizaciones y las aprobaciones parlamentarias previstas en esta Constitución y las
leyes, cualquier otro mecanismo que establezcan las leyes y su Reglamento. En ejercicio
del control parlamentario, podrán declarar la responsabilidad política de los funcionarios
públicos y solicitar al Poder Ciudadano que intente las acciones a que haya lugar para
hacer efectiva tal responsabilidad.
Artículo 223. La Asamblea o sus Comisiones podrán realizar las investigaciones que
juzguen convenientes en las materias de su competencia, en conformidad con el
Reglamento. Todos los funcionarios públicos están obligados, bajo las sanciones que
establezcan las leyes, a comparecer ante ellos y a suministrarles las informaciones y
documentos que requieran para el cumplimiento de sus funciones. Esta obligación
incumbe también a los particulares quedando a salvo los derechos y garantías que esta
Constitución consagra.
Artículo 224. El ejercicio de la facultad de investigación no afecta las atribuciones de los
demás poderes públicos. Los jueces estarán obligados a evacuar las pruebas para las
cuales reciban comisión de los cuerpos legislativos.

Capítulo II Del Poder Ejecutivo Nacional


Sección Primera: Del Presidente de la República
Artículo 225. El Poder Ejecutivo se ejerce por el Presidente de la República, el
Vicepresidente Ejecutivo, los Ministros y los demás funcionarios que determinen esta
Constitución y las leyes.
Artículo 226. El Presidente de la República es el Jefe del Estado y del Ejecutivo Nacional,
en cuya condición dirige la acción del Gobierno.
Artículo 227. Para ser elegido Presidente de la República se requiere ser venezolano por
nacimiento, no poseer otra nacionalidad, mayor de treinta años, de estado seglar y no estar
sometido a condena mediante sentencia definitivamente firme y los demás requisitos
establecidos en esta Constitución.
Artículo 228. La elección del Presidente de la República se hará por votación universal,
directa y secreta, en conformidad con la ley. Se proclamará electo el candidato que
hubiere obtenido la mayoría de votos válidos.
Artículo 229. No podrá ser elegido Presidente de la República quien esté en ejercicio del
cargo de Vicepresidente Ejecutivo, Ministro o gobernador, en el día de su postulación o
en cualquier momento entre esta fecha y la de la elección.
Artículo 230. El período presidencial es de seis años. El Presidente de la República puede
ser reelegido, de inmediato y por una sola vez, para un período adicional. Artículo 231. El
candidato electo tomará posesión del cargo de Presidente de la República el diez de enero
del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea
Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente de la República no pudiese
tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Artículo 232. El Presidente de la República es responsable de sus actos y del
cumplimiento de los deberes y obligaciones inherentes a su cargo. Está obligado a
procurar la garantía de los derechos y libertades de los venezolanos y venezolanas, así
como la independencia, integridad, soberanía del territorio y defensa de la República. La
declaración de los estados de excepción, no modifica el principio de su responsabilidad, ni
la del Vicepresidente Ejecutivo, ni la de los Ministros, de conformidad con esta
Constitución y las leyes.
Artículo 233. Serán faltas absolutas del Presidente de la República: la muerte, su renuncia,
la destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, la incapacidad
física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal
Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional, el abandono del cargo,
declarado éste por la Asamblea Nacional, así como la revocatoria popular de su mandato.
Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo antes de tomar posesión, se
procederá a una nueva elección universal y directa dentro de los treinta días consecutivos
siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente, se encargará de la
Presidencia de la República el Presidente de la Asamblea Nacional. Cuando se produzca
la falta absoluta del Presidente de la República durante los primeros cuatro años del
período constitucional, se procederá a una nueva elección universal y directa dentro de los
treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo
Presidente, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo. En
los casos anteriores, el nuevo Presidente completará el período constitucional
correspondiente. Si la falta absoluta se produce durante los últimos dos años del período
constitucional, el Vicepresidente Ejecutivo asumirá la Presidencia de la República hasta
completar el mismo.
Artículo 234. Las faltas temporales del Presidente de la República serán suplidas por el
Vicepresidente Ejecutivo hasta por noventa días, prorrogables por decisión de la
Asamblea Nacional por noventa días más. Si una falta temporal se prolonga por más de
noventa días consecutivos, la Asamblea Nacional decidirá por mayoría de sus miembros si
debe considerarse que hay falta absoluta
Artículo 235. La ausencia del territorio nacional por parte del Presidente de la República
requiere autorización de la Asamblea Nacional o de la Comisión Delegada, cuando se
prolongue por un lapso superior a cinco días consecutivos. Sección Segunda: De las
atribuciones del Presidente de la República
Artículo 236. Son atribuciones y deberes del Presidente de la República: 1. Cumplir y
hacer cumplir esta Constitución y las leyes. 2. Dirigir la acción del Gobierno. 3. Nombrar
y remover el Vicepresidente Ejecutivo, nombrar y remover los Ministros. 4. Dirigir las
relaciones exteriores de la República y celebrar y ratificar los tratados, convenios o
acuerdos internacionales. 5. Dirigir las Fuerza Armada Nacional en su carácter de
Comandante en Jefe, ejercer la suprema autoridad jerárquica de ellas y fijar su
contingente. 6. Ejercer el mando supremo de las Fuerza Armada Nacional, promover sus
oficiales a partir del grado de coronel o capitán de navío, y nombrarlos para los cargos que
les son privativos. 7. Declarar los estados de excepción y decretar la restricción de
garantías en los casos previstos en esta Constitución. 8. Dictar, previa autorización por
una ley habilitante, decretos con fuerza de ley. 9. Convocar a la Asamblea Nacional a
sesiones extraordinarias. 10. Reglamentar total o parcialmente las leyes, sin alterar su
espíritu, propósito y razón. 11. Administrar la Hacienda Pública Nacional. 12. Negociar
los empréstitos nacionales. 13. Decretar créditos adicionales al Presupuesto, previa
autorización de la Asamblea Nacional o de la Comisión Delegada. 14. Celebrar los
contratos de interés nacional conforme a esta Constitución y las leyes. 15. Designar,
previa autorización de la Asamblea Nacional o de la Comisión Delegada, el Procurador
General de la República y los jefes de las misiones diplomáticas permanentes. 16.
Designar y remover a aquellos funcionarios que esta Constitución o las leyes le atribuyen.
17. Dirigir a la Asamblea Nacional, personalmente o por intermedio del Vicepresidente
Ejecutivo, informes o mensajes especiales. 18. Formular el Plan Nacional de Desarrollo y
dirigir previa aprobación de la Asamblea Nacional su ejecución. 19. Conceder indultos.
20. Fijar el número, organización y competencia de los ministerios y otros organismos de
la Administración Pública Nacional, así como también la organización y funcionamiento
del Consejo de Ministros, dentro de los principios y lineamientos señalados por la
correspondiente ley orgánica. 21. Disolver la Asamblea Nacional en el supuesto
establecido en esta Constitución. 22. Convocar referendos en los casos previstos en esta
Constitución. 23. Convocar y presidir el Consejo de Defensa de la Nación. 24. Las demás
que le señale esta Constitución y las leyes. El Presidente de la República ejercerá en
Consejo de Ministros las atribuciones señaladas en los numerales 7, 8, 9, 10, 12, 13, 14,
18, 20, 21, 22 y las que le atribuya la ley para ser ejercidas en igual forma. Los actos del
Presidente de la República, con excepción de los señalados en los ordinales 3 y 5, deberán
ser refrendados para su validez por el Vicepresidente Ejecutivo y el Ministro o Ministros
respectivos.
Artículo 237. Dentro de los diez primeros días siguientes a la instalación de la Asamblea
Nacional, en sesiones ordinarias, el Presidente de la República personalmente presentará,
cada año, a la Asamblea un mensaje en que dará cuenta de los aspectos políticos,
económicos, sociales y administrativos de su gestión durante el año inmediatamente
anterior.

Sección Tercera: Del Vicepresidente Ejecutivo


Artículo 238. El Vicepresidente Ejecutivo es órgano directo y colaborador inmediato del
Presidente de la República en su condición de Jefe del Ejecutivo Nacional. El
Vicepresidente Ejecutivo deberá reunir las mismas condiciones exigidas para ser
Presidente de la República, y no podrá tener ningún parentesco de consanguinidad ni de
afinidad con el mismo.
Artículo 239. Son atribuciones del Vicepresidente Ejecutivo: 1. Colaborar con el
Presidente de la República en la dirección de la acción del Gobierno. 2. Coordinar las
relaciones del Gobierno con la Administración Pública Nacional. 3. Proponer al
Presidente de la República el nombramiento y la remoción de los Ministros. 4. Presidir,
previa autorización del Presidente de la República, el Consejo de Ministros. 5. Coordinar
las relaciones del Ejecutivo Nacional con la Asamblea Nacional. 6. Presidir el Consejo
Federal de Gobierno. 7. Nombrar y remover, de conformidad con la ley, los funcionarios
y empleados nacionales cuya designación no esté atribuida a otra autoridad. 8. Suplir las
faltas temporales del Presidente de la República. 9. Ejercer las atribuciones que le delegue
el Presidente de la República. 10. Las demás que le señalen esta Constitución y las leyes.
Artículo 240. La aprobación de una moción de censura al Vicepresidente Ejecutivo, por
una votación no menor de las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea
Nacional, acarrea su remoción. El funcionario removido no podrá optar al cargo de
Vicepresidente Ejecutivo o de Ministro por el resto del período presidencial. La remoción
de tres veces del Vicepresidente Ejecutivo como consecuencia de la aprobación de
mociones de censura dentro de un mismo período presidencial, faculta al Presidente de la
República para disolver la Asamblea Nacional. El decreto de disolución conlleva la
convocatoria de elecciones para una nueva legislatura dentro de los sesenta días siguientes
a su disolución. La Asamblea no podrá ser disuelta en el último año de su período
constitucional.
Artículo 241. El Vicepresidente Ejecutivo es responsable de sus actos de conformidad con
esta Constitución y las leyes. Sección Cuarta: De los Ministros y del Consejo de Ministros
Artículo 242. Los Ministros son órganos directos del Presidente de la República, y
reunidos conjuntamente con este y con el Vicepresidente Ejecutivo, integran el Consejo
de Ministros. El Presidente de la República presidirá las reuniones del Consejo de
Ministros, pero podrá autorizar al Vicepresidente Ejecutivo para que las presida cuando
no pueda asistir a ellas. Las decisiones tomadas deberán ser ratificadas por el Presidente
de la República. De las decisiones del Consejo de Ministros son solidariamente
responsables el Vicepresidente Ejecutivo y los Ministros que hubieren concurrido, salvo
aquellos que hayan hecho constar su voto adverso o negativo.
Artículo 243. El Presidente de la República podrá nombrar Ministros de Estado, los
cuales, además de participar en el Consejo de Ministros asesorarán al Presidente de la
República y al Vicepresidente Ejecutivo en los asuntos que le fueran asignados.
Artículo 244. Para ser Ministro se requiere poseer la nacionalidad venezolana y ser mayor
de veinticinco años, con las excepciones establecidas en esta Constitución. Los Ministros
son responsables de sus actos de conformidad con esta Constitución y las leyes, y
presentarán ante la Asamblea Nacional, dentro de los primeros sesenta días de cada año,
una memoria razonada y suficiente sobre la gestión del despacho en el año siguiente
anterior, de conformidad con la ley.
Artículo 245. Los Ministros tienen derecho de palabra en la Asamblea Nacional y en sus
comisiones. Podrán tomar parte en los debates de la Asamblea Nacional, sin derecho al
voto.
Artículo 246. La aprobación de una moción de censura a un Ministro por una votación no
menor de las tres quintas partes de los miembros presentes de la Asamblea Nacional,
acarrea su remoción. El funcionario removido no podrá optar al cargo de Ministro o de
Vicepresidente Ejecutivo por el resto del período presidencial.
Sección Quinta: De la Procuraduría General de la República
Artículo 247. La Procuraduría General de la República asesora, defiende y representa
judicial y extrajudicialmente los intereses patrimoniales de la República, y deberá ser
consultada para la aprobación de los contratos de interés público nacional. La ley orgánica
determinará su organización, competencia y funcionamiento.
Artículo 248. La Procuraduría General de la República estará a cargo y bajo la dirección
del Procurador General de la República, con la colaboración de los demás funcionarios
que determine su ley orgánica.
Artículo 249. El Procurador General de la República deberá reunir las mismas
condiciones exigidas para ser magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Será
nombrado por el Presidente de la República con la autorización de la Asamblea Nacional.
Artículo 250. El Procurador General de la República asistirá, con derecho a voz, a las
reuniones del Consejo de Ministros. Sección Sexta: Del Consejo de Estado
Artículo 251. El Consejo de Estado es el órgano superior de consulta del Gobierno y la
Administración Publica Nacional. Será de su competencia recomendar políticas de interés
nacional, en aquellos asuntos a los que el Presidente de la República reconozca de
especial transcendencia y requiera su opinión. La ley respectiva determinará sus funciones
y atribuciones.
Artículo 252. El Consejo de Estado lo preside el Vicepresidente Ejecutivo y estará
conformado por los siguientes integrantes: 1. Cinco miembros designados por el
Presidente de la República. 2. Un representante designado por la Asamblea Nacional. 3.
Un representante designado por el Tribunal Supremo de Justicia. 4. Un gobernador
designado por el conjunto de mandatarios estadales.

Capítulo III Del Poder Judicial y el Sistema de Justicia Sección Primera:


Disposiciones Generales
Artículo 253. La potestad de administrar justicia emana de los ciudadanos, se imparte en
nombre de la República, por autoridad de la ley. Corresponde a los órganos del Poder
Judicial conocer de las causas y asuntos de su competencia mediante los procedimientos
que determinen las leyes, y ejecutar o hacer ejecutar sus sentencias. El sistema de justicia
está constituido por el Tribunal Supremo de Justicia, los demás tribunales que determine
la ley, el Ministerio Público, la Defensoría Pública, los órganos de investigación penal, los
auxiliares y funcionarios de justicia, el sistema penitenciario, los medios alternativos de
justicia, los ciudadanos que participan en la administración de justicia conforme a la ley y
los abogados autorizados para el ejercicio.
Artículo 254. Se establece la autonomía funcional, financiera y administrativa del Poder
Judicial. A tal efecto, dentro del presupuesto general del Estado se le asignará al sistema
de justicia una partida anual variable, no menor del dos por ciento del presupuesto
ordinario nacional, para su efectivo funcionamiento, el cual no podrá ser reducido o
modificado sin autorización previa de la Asamblea Nacional. El Poder Judicial no está
facultado para establecer tasa, aranceles, ni exigir pago alguno por sus servicios.
Artículo 255. El ingreso a la carrera judicial y el ascenso de los jueces se hará por
concursos de oposición públicos que aseguren la idoneidad y excelencia de los
participantes y seleccionados por los jurados de los circuitos judiciales, en la forma y
condiciones que establezca la ley. El nombramiento y juramento de los jueces
corresponde al Tribunal Supremo de Justicia. La ley garantizará la participación
ciudadana en el procedimiento de selección y designación de los jueces. Los jueces sólo
podrán ser removidos o suspendidos de sus cargos mediante los procedimientos
expresamente previstos en la ley. La ley propenderá a la profesionalización de los jueces y
las universidades colaborarán en este propósito, organizando en los estudios universitarios
de Derecho la especialización judicial correspondiente. Los jueces son personalmente
responsables, en los términos que determine la ley, por error, retardo u omisiones
injustificadas, por la inobservancia sustancial de las normas procesales, por denegación,
parcialidad, y por los delitos de cohecho y prevaricación en que incurran en el desempeño
de sus funciones.
Artículo 256. Con la finalidad de garantizar la imparcialidad y la independencia en el
ejercicio de sus funciones, los magistrados, jueces, fiscales del Ministerio Público y
defensores públicos, desde la fecha de su nombramiento y hasta su egreso del cargo
respectivo, no podrán, salvo el ejercicio del voto, llevar a cabo activismo político
partidista, gremial, sindical o de índole semejante, ni realizar actividades privadas
lucrativas incompatibles con su función, ni por sí ni por interpuesta persona, ni ejercer
ninguna otra función pública a excepción de actividades educativas. Los jueces no podrán
asociarse entre sí.
Artículo 257. El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la
justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los
trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia
por la omisión de formalidades no esenciales.
Artículo 258. La ley organizará la justicia de paz en las comunidades. Los jueces de paz
serán elegidos por votación universal, secreta y directa, conforme a la ley. La ley
promoverá el arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios
alternativos para la solución de conflictos.
Artículo 259. La jurisdicción contencioso administrativa corresponde al Tribunal
Supremo de Justicia y a los demás tribunales que determine la ley. Los órganos de la
jurisdicción contencioso administrativa son competentes para anular los actos
administrativos generales o individuales contrarios a derecho, incluso por desviación de
poder; condenar al pago de sumas de dinero y a la reparación de daños y perjuicios
originados en responsabilidad de la Administración; conocer de reclamos por la prestación
de servicios públicos; y disponer lo necesario para el restablecimiento de las situaciones
jurídicas subjetivas lesionadas por la actividad administrativa.
Artículo 260. Las autoridades legítimas de los pueblos indígenas podrán aplicar en su
hábitat instancias de justicia con base a sus tradiciones ancestrales y que sólo afecten a sus
integrantes, según sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a
esta Constitución, a la ley y al orden público. La ley determinará la forma de coordinación
de esta jurisdicción especial con el sistema judicial nacional.
Artículo 261. La jurisdicción penal militar es parte integrante del Poder Judicial, y sus
jueces serán seleccionados por concurso. Su ámbito de competencia, organización y
modalidades de funcionamiento, se regirán por el sistema acusatorio y de acuerdo a lo
previsto en el Código Orgánico de Justicia Militar. La comisión de delitos comunes,
violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, serán juzgados por los
tribunales ordinarios. La competencia de los tribunales militares se limita a delitos de
naturaleza militar. La ley regulará lo relativo a las jurisdicciones especiales y a la
competencia, organización y funcionamiento de los tribunales en cuanto no esté previsto
en esta Constitución.

Sección Segunda: Del Tribunal Supremo de Justicia


Artículo 262. El Tribunal Supremo de Justicia funcionará en Sala Plena y en Sala
Constitucional, Político Administrativa, Electoral, de Casación Civil, de Casación Penal y
de Casación Social, cuyas integraciones y competencias serán determinadas por su ley
orgánica. La Sala Social comprenderá lo referente a la casación agraria, laboral y de
menores.
Artículo 263. Para ser magistrado del Tribunal Supremo de Justicia se requiere: 1. Tener
la nacionalidad venezolana por nacimiento. 2. Ser ciudadano de reconocida honorabilidad.
3. Ser jurista de reconocida competencia, gozar de buena reputación, haber ejercido la
abogacía durante un mínimo de quince años y tener título universitario de postgrado en
materia jurídica; o haber sido profesor universitario en ciencia jurídica durante un mínimo
de quince años habiendo obtenido la categoría de profesor titular; o ser o haber sido juez
superior en la especialidad correspondiente a la sala para la cual se postula, habiendo
ejercido la carrera judicial durante un mínimo de quince años y obtenido reconocido
prestigio en el desempeño de sus funciones. 4. Cualesquiera otros requisitos establecidos
por la ley.
Artículo 264. Los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia serán elegidos por un
único período de doce años. La ley determinará el procedimiento de elección. En todo
caso, podrán postularse candidatos ante el Comité de Postulaciones Judiciales, por
iniciativa propia o por organizaciones vinculadas con la actividad jurídica. El Comité,
oída la opinión de la comunidad, efectuará una preselección para su presentación al Poder
Ciudadano, el cual efectuará una segunda preselección que será presentada a la Asamblea
Nacional, la cual efectuará una tercera preselección para la decisión definitiva. Los
ciudadanos podrán ejercer fundadamente objeciones a cualquiera de los postulados ante el
Comité de Postulaciones Judiciales, o ante la Asamblea Nacional.
Artículo 265. Los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia podrán ser removidos por
la Asamblea Nacional, mediante una mayoría calificada de las dos terceras partes de sus
miembros, previa audiencia concedida al interesado, en caso de faltas graves ya
calificadas por el Poder Ciudadano, en los términos que la ley establezca.
Artículo 266. Son atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia: 1. Ejercer la jurisdicción
constitucional conforme al Título VIII de esta Constitución. 2. Declarar si hay o no mérito
para el enjuiciamiento del Presidente de la República o quien haga sus veces, y en caso
afirmativo, continuar conociendo de la causa previa autorización de la Asamblea
Nacional, hasta sentencia definitiva. 3. Declarar si hay o no mérito para el enjuiciamiento
del Vicepresidente de la República, de los miembros de la Asamblea Nacional o del
propio Tribunal Supremo de Justicia, de los Ministros, del Procurador General, del Fiscal
General, del Contralor General de la República, del Defensor del Pueblo, los
gobernadores, oficiales generales y almirantes de las Fuerza Armada Nacional y de los
jefes de misiones diplomáticas de la República y, en caso afirmativo, remitir los autos al
Fiscal General de la República o a quien haga sus veces, si fuere el caso y si el delito
fuere común, continuará conociendo de la causa hasta la sentencia definitiva. 4. Dirimir
las controversias administrativas que se susciten entre la República, algún Estado,
Municipio u otro ente público, cuando la otra parte sea alguna de esas mismas entidades, a
menos que se trate de controversias entre Municipios de un mismo Estado, caso en el cual
la ley podrá atribuir su conocimiento a otro tribunal. 5. Declarar la nulidad total o parcial
de los reglamentos y demás actos administrativos generales o individuales del Ejecutivo
Nacional, cuando sea procedente. 6. Conocer de los recursos de interpretación sobre el
contenido y alcance de los textos legales, en los términos contemplados en la ley. 7.
Decidir los conflictos de competencia entre tribunales, sean ordinarios o especiales,
cuando no exista otro tribunal superior o común a ellos en el orden jerárquico. 8. Conocer
del recurso de casación. 9. Las demás que le atribuya la ley. Las atribuciones señaladas en
el numeral 1 serán ejercidas por la Sala Constitucional; las señaladas en los numerales 2 y
3, en Sala Plena; y las contenidas en los numerales 4 y 5 en Sala Político Administrativa.
Las demás atribuciones serán ejercidas por las diversas salas conforme a lo previsto por
esta Constitución y las leyes.
Sección Tercera: Del Gobierno y la Administración del Poder Judicial
Artículo 267. Corresponde al Tribunal Supremo de Justicia la dirección, el gobierno y la
administración del Poder Judicial, la inspección y vigilancia de los tribunales de la
República y de las Defensorías Públicas. Igualmente, le corresponde la elaboración y
ejecución de su propio presupuesto y del presupuesto del Poder Judicial. La jurisdicción
disciplinaria judicial estará a cargo de los tribunales disciplinarios que determine la ley. El
régimen disciplinario de los magistrados y jueces estará fundamentado en el Código de
Ética del Juez Venezolano, que dictará la Asamblea Nacional. El procedimiento
disciplinario será público, oral y breve, conforme al debido proceso, en los términos y
condiciones que establezca la ley. Para el ejercicio de estas atribuciones, el Tribunal
Supremo en pleno creará una Dirección Ejecutiva de la Magistratura, con sus oficinas
regionales.
Artículo 268. La ley establecerá la autonomía y organización, funcionamiento, disciplina
e idoneidad del servicio de defensa pública, con el objeto de asegurar la eficacia del
servicio y de garantizar los beneficios de la carrera del defensor.
Artículo 269. La ley regulará la organización de circuitos judiciales, así como la creación
y competencias de tribunales y cortes regionales a fin de promover la descentralización
administrativa y jurisdiccional del Poder Judicial.
Artículo 270. El Comité de Postulaciones Judiciales es un órgano asesor del Poder
Ciudadano para la selección de los candidatos a ser designados magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia. Igualmente, asesorará a los colegios electorales judiciales para la
elección de los jueces de la jurisdicción disciplinaria. El Comité de Postulaciones
Judiciales estará integrado por representantes de los diferentes sectores de la sociedad de
conformidad con lo que establezca la ley.
Artículo 271. En ningún caso podrá ser negada la extradición de los extranjeros
responsables de los delitos de deslegitimación de capitales, drogas, delincuencia
organizada internacional, hechos contra el patrimonio público de otros Estados y contra
los derechos humanos. No prescribirán las acciones judiciales dirigidas a sancionar los
delitos contra los derechos humanos, o contra el patrimonio público o el tráfico de
estupefacientes. Asimismo, previa decisión judicial, serán confiscados los bienes
provenientes de las actividades relacionadas con tales delitos. El procedimiento referente
a los delitos mencionados será público, oral y breve, respetándose el debido proceso,
estando facultada la autoridad judicial competente para dictar las medidas cautelares
preventivas necesarias contra bienes propiedad del imputado o de sus interpuestas
personas, a los fines de garantizar su eventual responsabilidad civil.
Artículo 272. El Estado garantiza un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación
del interno y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos
penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, sitios de lectura, deporte y
recreación, y funcionarán bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con
credenciales académicas universitarias, pudiendo ser sometidos a una situación de
privatización. En dichos establecimientos se dará preferencia al régimen abierto, y el
carácter de colonias agrícolas privativas de libertad se aplicarán con preferencia a las
medidas de naturaleza reclusoria. El Estado creará las instituciones indispensables para la
asistencia postpenitenciaria que posibilite la reinserción social del interno. El Estado
deberá propiciar la creación de un ente con carácter autónomo y personal exclusivamente
técnicos.

Capítulo IV Del Poder Ciudadano


Sección Primera: Disposiciones Generales
Artículo 273. Los órganos del Poder Ciudadano son: la Defensoría del Pueblo, el
Ministerio Público y la Contraloría General de la República, uno de cuyos titulares será
designado por el Consejo Moral Republicano como su Presidente por períodos de un año,
pudiendo ser reelecto. El Poder Ciudadano se ejerce por el Consejo Moral Republicano
integrado por el Defensor del Pueblo, el Fiscal General y el Contralor General de la
República. El Poder Ciudadano goza de autonomía funcional, financiera y administrativa.
A tal efecto, dentro del presupuesto general del Estado se le asignará una partida anual
variable. Su organización y funcionamiento se establecerá en ley orgánica.
Artículo 274. Los órganos que ejercen el Poder Ciudadano tienen a su cargo, de
conformidad con esta Constitución y las leyes, prevenir, investigar y sancionar los hechos
que atenten contra la ética pública y la moral administrativa; velar por la buena gestión y
la legalidad en el uso del patrimonio público, el cumplimiento y la aplicación del principio
de la legalidad en toda la actividad administrativa del Estado, e igualmente, promover la
educación como proceso creador de la ciudadanía, así como la solidaridad, la libertad, la
democracia, la responsabilidad social y el trabajo.
Artículo 275. Los representantes del Consejo Moral Republicano formularán a las
autoridades o funcionarios de la Administración Pública, las advertencias sobre las faltas
en el cumplimiento de sus deberes legales. De no acatarse estas advertencias, el Consejo
Moral Republicano, podrá imponer las sanciones establecidas en la ley. En caso de
contumacia, el presidente del Consejo Moral Republicano presentará un informe al órgano
o dependencia al cual esté adscrito el funcionario o empleado público, para que esa
instancia tome los correctivos de acuerdo al caso sin perjuicio de las sanciones a que
hubiere lugar en conformidad con la ley.
Artículo 276. El Presidente del Consejo Moral Republicano y los titulares de los órganos
del Poder Ciudadano presentarán un informe anual ante la Asamblea Nacional en sesión
plenaria. Así mismo, presentarán los informes que en cualquier momento les sean
solicitados por la Asamblea Nacional. Tanto los informes ordinarios como los
extraordinarios deberán publicarse.
Artículo 277. Todos los funcionarios y empleados de la Administración Pública están
obligados, bajo las sanciones que establezcan las leyes, a colaborar con carácter preferente
y urgente con los representantes del Consejo Moral Republicano en sus investigaciones.
Este podrá solicitarles las declaraciones y documentos que consideren necesarios para el
desarrollo de sus funciones, incluidos aquellos que hayan sido clasificados o catalogados
con carácter confidencial o secreto de acuerdo con la ley. En todo caso, el Poder
Ciudadano sólo podrá suministrar la información contenida en documentos confidenciales
o secretos mediante los procedimientos que establezca la ley.
Artículo 278. El Consejo Moral Republicano promoverá todas aquellas actividades
pedagógicas dirigidas al conocimiento y estudio de esta Constitución, al amor a la patria,
a las virtudes cívicas y democráticas, a los valores trascendentales de la República y a la
observancia y respeto de los derechos humanos.
Artículo 279. El Consejo Moral Republicano convocará un Comité de Evaluación de
Postulaciones del Poder Ciudadano, que estará integrado por representantes de diversos
sectores de la sociedad; adelantará un proceso público de cuyo resultado se obtendrá una
terna que será sometida a la consideración de la Asamblea Nacional que, mediante el voto
favorable de las dos terceras partes de sus miembros, escogerá en un lapso no mayor de
treinta días continuos al titular del órgano del Poder Ciudadano que esté en consideración.
Si concluido este lapso no hay acuerdo en la Asamblea Nacional, el Poder Electoral
someterá la terna a consulta popular. En caso de no haber sido convocado el Comité de
Evaluación de Postulaciones del Poder Ciudadano, la Asamblea Nacional procederá,
dentro del plazo que determine la ley, a la designación del titular del órgano del Poder
Ciudadano correspondiente. Los miembros del Poder Ciudadano serán removidos por la
Asamblea Nacional, previo pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia, de
acuerdo con lo establecido en la ley.

Sección Segunda: De la Defensoría del Pueblo


Artículo 280. La Defensoría del Pueblo tiene a su cargo la promoción, defensa y
vigilancia de los derechos y garantías establecidos en esta Constitución y los tratados
internacionales sobre derechos humanos, además de los intereses legítimos, colectivos y
difusos, de los ciudadanos. La Defensoría del Pueblo actuará bajo la dirección y
responsabilidad del Defensor del Pueblo, quien será designado por un único período de
siete años. Para ser Defensor del Pueblo se requiere ser venezolano o venezolana, mayor
de treinta años, con manifiesta y demostrada competencia en materia de derechos
humanos y cumplir con las exigencias de honorabilidad, ética y moral que establezca la
ley. Las faltas absolutas y temporales del Defensor del Pueblo serán cubiertas de acuerdo
con lo dispuesto en la ley.
Artículo 281. Son atribuciones del Defensor del Pueblo: 1. Velar por el efectivo respeto y
garantía de los derechos humanos consagrados en esta Constitución y en los tratados,
convenios y acuerdos internacionales sobre derechos humanos ratificados por la
República, investigando de oficio o a instancia de parte las denuncias que lleguen a su
conocimiento. 2. Velar por el correcto funcionamiento de los servicios públicos, amparar
y proteger los derechos e intereses legítimos, colectivos y difusos de las personas, contra
las arbitrariedades, desviaciones de poder y errores cometidos en la prestación de los
mismos, interponiendo cuando fuere procedente las acciones necesarias para exigir al
Estado el resarcimiento a los administrados de los daños y perjuicios que les sean
ocasionado con motivo del funcionamiento de los servicios públicos. 3. Interponer las
acciones de inconstitucionalidad, amparo, habeas corpus, habeas data y las demás
acciones o recursos necesarios para ejercer las atribuciones señaladas en los ordinales
anteriores, cuando fuere procedente de conformidad con la ley. 4. Instar al Fiscal General
de la República para que intente las acciones o recursos a que hubiere lugar contra los
funcionarios y empleados públicos, responsables de la violación o menoscabo de los
derechos humanos. 5. Solicitar al Consejo Moral Republicano que adopte las medidas a
que hubiere lugar respecto de los funcionarios y empleados públicos responsables por la
violación o menoscabo de los derechos humanos. 6. Solicitar ante el órgano competente la
aplicación de los correctivos y las sanciones a que hubiere lugar por la violación de los
derechos de los consumidores y usuarios, de conformidad con la ley. 7. Presentar ante los
órganos legislativos nacionales, estadales o municipales, proyectos de ley u otras
iniciativas para la protección progresiva de los derechos humanos. 8. Velar por los
derechos de los pueblos indígenas y ejercer las acciones necesarias para su garantía y
efectiva protección. 9. Visitar e inspeccionar las dependencias y establecimientos de los
órganos del Estado, a fin de prevenir o proteger los derechos humanos. 10. Formular ante
los órganos correspondientes las recomendaciones y observaciones necesarias para la
mejor protección de los derechos humanos, para lo cual desarrollará mecanismos de
comunicación permanente con órganos públicos o privados, nacionales e internacionales,
de protección y defensa de los derechos humanos. 11. Promover y ejecutar políticas para
la difusión y efectiva protección de los derechos humanos. 12. Las demás que establezcan
la Constitución y las leyes.
Artículo 282. El Defensor del Pueblo gozará de inmunidad en el ejercicio de sus funciones
y, por lo tanto, no podrá ser perseguido, detenido, ni enjuiciado por actos relacionados con
el ejercicio de sus funciones. En todo caso conocerá de manera privativa el Tribunal
Supremo de Justicia.
Artículo 283. La ley determinará lo relativo a la organización y funcionamiento de la
Defensoría del Pueblo en el ámbito nacional, estadal, municipal y especial. Su actividad
se regirá por los principios de gratuidad, accesibilidad, celeridad, informalidad e impulso
de oficio. Sección Tercera: Del Ministerio Público
Artículo 284. El Ministerio Público estará bajo la dirección y responsabilidad del Fiscal
General de la República, quien ejercerá sus atribuciones directamente con el auxilio de los
funcionarios que determine la ley. Para ser Fiscal General de la República se requieren las
mismas condiciones de elegibilidad de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
El Fiscal General de la República será designado para un período de siete años.
Artículo 285. Son atribuciones del Ministerio Público: 1. Garantizar en los procesos
judiciales el respeto de los derechos y garantías constitucionales, así como de los tratados,
convenios y acuerdos internacionales suscritos por la República. 2. Garantizar la celeridad
y buena marcha de la administración de justicia, el juicio previo y el debido proceso. 3.
Ordenar y dirigir la investigación penal de la perpetración de los hechos punibles para
hacer constar su comisión con todas las circunstancias que puedan influir en la
calificación y responsabilidad de los autores y demás participantes, así como el
aseguramiento de los objetos activos y pasivos relacionados con la perpetración. 4.
Ejercer en nombre del Estado la acción penal en los casos en que para intentarla o
proseguirla no fuere necesario instancia de parte, salvo las excepciones establecidas en la
ley. 5. Intentar las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la responsabilidad
civil, laboral, militar, penal, administrativa o disciplinaria en que hubieren incurrido los
funcionarios del sector público, con motivo del ejercicio de sus funciones. 6. Las demás
que le atribuyan esta Constitución y las leyes. Estas atribuciones no menoscaban el
ejercicio de los derechos y acciones que corresponden a los particulares o a otros
funcionarios de acuerdo con esta Constitución y las leyes.
Artículo 286. La ley determinará lo relativo a la organización y funcionamiento del
Ministerio Público en el ámbito nacional, estadal y municipal, proveerá lo conducente
para asegurar la idoneidad, probidad y estabilidad de los fiscales del Ministerio Público.
Asimismo establecerá las normas para garantizar un sistema de carrera para el ejercicio de
su función. Sección

Cuarta: De la Contraloría General de la República


Artículo 287. La Contraloría General de la República es el órgano de control, vigilancia y
fiscalización de los ingresos, gastos, bienes públicos y bienes nacionales, así como de las
operaciones relativas a los mismos. Goza de autonomía funcional, administrativa y
organizativa, y orienta su actuación a las funciones de inspección de los organismos y
entidades sujetas a su control.
Artículo 288. La Contraloría General de la República estará bajo la dirección y
responsabilidad del Contralor General de la República, quien debe ser venezolano o
venezolana, mayor de treinta años y con probada aptitud y experiencia para el ejercicio
del cargo. El Contralor General de la República será designado para un período de siete
años.
Artículo 289. Son atribuciones de la Contraloría General de la República: 1. Ejercer el
control, la vigilancia y fiscalización de los ingresos, gastos y bienes públicos, así como las
operaciones relativas a los mismos, sin perjuicio de las facultades que se atribuyan a otros
órganos en el caso de los Estados y Municipios, de conformidad con la ley. 2. Controlar la
deuda pública, sin perjuicio de las facultades que se atribuyan a otros órganos en el caso
de los Estados y Municipios, de conformidad con la ley. 3. Inspeccionar y fiscalizar los
órganos, entidades y personas jurídicas del sector público sometidos a su control; practicar
fiscalizaciones, disponer el inicio de investigaciones sobre irregularidades contra el
patrimonio público, así como dictar las medidas, imponer los reparos y aplicar las
sanciones administrativas a que haya lugar de conformidad con la ley. 4. Instar al Fiscal y
al Procurador General de la República a que ejerzan las acciones judiciales a que hubiere
lugar con motivo de las infracciones y delitos cometidos contra el patrimonio público y de
los cuales tenga conocimiento en el ejercicio de sus atribuciones. 5. Ejercer el control de
gestión y evaluar el cumplimiento y resultado de las decisiones y políticas públicas de los
órganos, entidades y personas jurídicas del sector público sujetos a su control,
relacionadas con sus ingresos, gastos y bienes. 6. Las demás que le atribuyan esta
Constitución y las leyes.
Artículo 290. La ley determinará lo relativo a la organización y funcionamiento de la
Contraloría General de la República y del sistema nacional de control fiscal.
Artículo 291. La Contraloría General de la Fuerza Armada es parte integrante del sistema
nacional de control. Tendrá a su cargo la vigilancia, control y fiscalización de los
ingresos, gastos y bienes públicos afectos a la Fuerza Armada Nacional y sus órganos
adscritos, sin menoscabo del alcance y competencia de la Contraloría General de la
República. Su organización y funcionamiento lo determinará la ley respectiva y estará
bajo la dirección y responsabilidad del Contralor General de la Fuerza Armada quien será
designado mediante concurso de oposición.

Capítulo V Del Poder Electoral


Artículo 292. El Poder Electoral se ejerce por el Consejo Nacional Electoral como ente
rector y, como organismos subordinados a éste, la Junta Electoral Nacional, la Comisión
de Registro Civil y Electoral y la Comisión de Participación Política y Financiamiento,
con la organización y el funcionamiento que establezca la ley orgánica respectiva.
Artículo 293. El Poder Electoral tienen por función: 1. Reglamentar las leyes electorales y
resolver las dudas y vacíos que éstas susciten o contengan. 2. Formular su presupuesto, el
cual tramitará directamente ante la Asamblea Nacional y administrará autónomamente. 3.
Emitir directivas vinculantes en materia de financiamiento y publicidad político-
electorales y aplicar sanciones cuando no sean acatadas. 4. Declarar la nulidad total o
parcial de las elecciones. 5. La organización, administración, dirección y vigilancia de
todos los actos relativos a la elección de los cargos de representación popular de los
poderes públicos, así como de los referendos. 6. Organizar las elecciones de sindicatos,
gremios profesionales y organizaciones con fines políticos en los términos que señale la
ley. Así mismo, podrán organizar procesos electorales de otras organizaciones de la
sociedad civil a solicitud de éstas, o por orden de la Sala Electoral del Tribunal Supremo
de Justicia. Las corporaciones, entidades y organizaciones aquí referidas cubrirán los
costos de sus procesos eleccionarios. 7. Mantener, organizar, dirigir y supervisar el
Registro Civil y Electoral. 8. Organizar la inscripción y registro de las organizaciones con
fines políticos y velar porque éstas cumplan las disposiciones sobre su régimen
establecidas en la Constitución y las leyes. En especial, decidirá sobre las solicitudes de
constitución, renovación y cancelación de organizaciones con fines políticos, la
determinación de sus autoridades legítimas y sus denominaciones provisionales, colores y
símbolos. 9. Controlar, regular e investigar los fondos de financiamiento de las
organizaciones con fines políticos. 10. Las demás que determine la ley. El Poder Electoral
garantizará la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los
procesos electorales, así como la aplicación de la personalización del sufragio y la
representación proporcional. Artículo 294. Los órganos del Poder Electoral se rigen por
los principios de independencia orgánica, autonomía funcional y presupuestaria,
despartidización de los organismos electorales, imparcialidad y participación ciudadana;
descentralización de la administración electoral, transparencia y celeridad del acto de
votación y escrutinios. Artículo 295. El Comité de Postulaciones Electorales de
candidatos a miembros del Consejo Nacional Electoral, estará integrado por
representantes de los diferentes sectores de la sociedad, de conformidad con lo que
establezca la ley.
Artículo 296. El Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco miembros no
vinculados a organizaciones con fines políticos; tres de ellos serán postulados por la
sociedad civil, uno por las facultades de ciencias jurídicas y políticas de las universidades
nacionales, y uno por el Poder Ciudadano. Los tres miembros postulados por la sociedad
civil tendrán seis suplentes en secuencia ordinal, y cada miembro designado por las
universidades y el Poder Ciudadano tendrá dos suplentes, respectivamente. La Junta
Nacional Electoral, la Comisión de Registro Civil y Electoral y la Comisión de
Participación Política y Financiamiento, serán presididas cada una por un miembro
postulado por la sociedad civil. Los integrantes del Consejo Nacional Electoral durarán
siete años en sus funciones y serán elegidos por separado: los tres postulados por la
sociedad civil al inicio de cada período de la Asamblea Nacional, y los otros dos a la
mitad del mismo. Los miembros del Consejo Nacional Electoral serán designados por la
Asamblea Nacional con el voto de las dos terceras partes de sus integrantes.

TÍTULO VI DEL SISTEMA SOCIO ECONÓMICO


Capítulo I Del Régimen Socio Económico y la Función del Estado en la Economía
Artículo 297. El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se
fundamenta en los principios de justicia social, democratización, eficiencia, libre
competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar
el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El
Estado conjuntamente con la iniciativa privada promoverá el desarrollo armónico de la
economía nacional con el fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional,
elevar el nivel de vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país,
garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y
equidad del crecimiento de la economía, para garantizar una justa distribución de la
riqueza mediante una planificación estratégica democrática participativa y de consulta
abierta.
Artículo 298. La ley nacional establecerá las condiciones para la creación de entidades
funcionalmente descentralizadas para la realización de actividades sociales o
empresariales, con el objeto de asegurar la razonable productividad económica y social de
los recursos públicos que en ellas se inviertan.
Artículo 299. El Estado se reserva el uso de la política comercial para defender las
actividades económicas de las empresas nacionales públicas y privadas. No se podrá
otorgar a empresas y organismos o personas extranjeros regímenes más beneficiosos que
los establecidos para los nacionales. La inversión extranjera esta sujeta a las mismas
condiciones que la inversión nacional.
Artículo 300. El Estado se reserva, mediante la ley orgánica respectiva, y por razones de
conveniencia nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones, servicios y
bienes de interés público y de carácter estratégico. El Estado promoverá la manufactura
nacional de materias primas provenientes de la explotación de los recursos naturales no
renovables, con el fin de asimilar, crear e innovar tecnologías, generar empleo y
crecimiento económico, y crear riqueza y bienestar para el pueblo.
Artículo 301. Por razones de soberanía económica, política y de estrategia nacional, el
Estado conservará la totalidad de las acciones de Petróleos de Venezuela, S.A., o del ente
creado para el manejo de la industria petrolera, exceptuando la de las filiales, asociaciones
estratégicas, empresas y cualquier otra que se haya constituido o se constituya como
consecuencia del desarrollo de negocios de Petróleos de Venezuela.
Artículo 302. Todas las aguas son bienes de dominio público de la Nación, insustituibles
para la vida y el desarrollo. La ley establecerá las disposiciones necesarias a fin de
garantizar su protección y aprovechamiento, respetando las fases del ciclo hidrológico y
los criterios de ordenación del territorio.
Artículo 303. El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del
desarrollo rural integral, y en consecuencia garantiza la seguridad alimentaria de la
población; entendida como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito
nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte de los consumidores. La
seguridad alimentaria deberá alcanzarse desarrollando y privilegiando la producción
agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades agrícola,
pecuaria, pesquera y agrícola. La producción de alimentos es de interés nacional y
fundamental al desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines, el Estado dictará
las medidas de orden financiera, comercial, transferencia tecnológica, tenencia de la tierra,
infraestructura, capacitación de mano de obra y otras que fueran necesarias para alcanzar
niveles estratégicos de autoabastecimiento. Además, promoverá las acciones en el marco
de la economía nacional e internacional para compensar las desventajas propias de la
actividad agrícola. El Estado protegerá los asentamientos y comunidades de pescadores
artesanales, así como sus caladeros de pesca en aguas continentales y los próximos a la
línea de costa definidos en la ley.
Artículo 304. El Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural integral, con el
propósito de generar empleo y garantizar a la población campesina un nivel adecuado de
bienestar, así como su incorporación al desarrollo nacional. Igualmente fomentará la
actividad agrícola y el uso óptimo de la tierra mediante la dotación de las obras de
infraestructuras, insumos, créditos, servicios de capacitación y asistencia técnica.
Artículo 305. El régimen latifundista es contrario al interés social. La ley dispondrá lo
conducente en materia tributaria para gravar las tierras ociosas y establecerá las medidas
necesarias para su transformación en unidades económicas productivas, rescatando
igualmente las tierras de vocación agrícola. Los campesinos y demás productores
agropecuarios tienen derecho a la propiedad de la tierra, en los casos y formas
especificados por la ley respectiva. El Estado protegerá y promoverá las formas
asociativas y particulares de propiedad para garantizar la producción agrícola. El Estado
velará por la ordenación sustentable de las tierras de vocación agrícola para asegurar su
potencial agroalimentario. Excepcionalmente se crearán contribuciones parafiscales con el
fin de facilitar fondos para financiamiento, investigación, asistencia técnica, transferencia
tecnológica y otras actividades que promuevan la productividad y la competitividad del
sector agrícola. La ley regulará lo conducente a esta materia.
Artículo 306. El Estado protegerá y promoverá la pequeña y mediana industria, las
cooperativas, las cajas de ahorro, así como también la empresa familiar, la microempresa
y cualquier otra forma de asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo,
bajo régimen de propiedad colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo económico del
país, sustentándolo en la iniciativa popular. Se asegurará la capacitación, la asistencia
técnica y el financiamiento oportuno.
Artículo 307. La artesanía e industrias populares típicas de la Nación, gozaran de
protección especial del Estado, con el fin de preservar su autenticidad, y obtendrán
facilidades crediticias para promover su producción y comercialización.
Artículo 308. El turismo es una actividad económica de interés nacional, prioritaria para el
país en su estrategia de diversificación y desarrollo sustentable. Dentro de las
fundamentaciones del régimen socioeconómico previsto en esta Constitución, el Estado
dictará las medidas que garanticen su desarrollo. El Estado velará por la creación y
fortalecimiento de una industria turística nacional.

Capítulo II Del Régimen Fiscal y Monetario Sección Primera:


Del Régimen Presupuestario
Artículo 309. La gestión fiscal estará regida y será ejecutada con base en principios de
eficiencia, solvencia, transparencia, responsabilidad y equilibrio fiscal. Esta debe
equilibrarse en el marco plurianual del presupuesto, de manera que los ingresos ordinarios
deben ser suficientes para cubrir los gastos ordinarios. El Ejecutivo Nacional deberá
presentar a la Asamblea Nacional para su sanción legal un marco plurianual para la
formulación presupuestaria que establezca los límites máximos de gasto y endeudamiento
que hayan de contemplarse en los presupuestos nacionales. La ley establecerá las
características de este marco, los requisitos para su modificación y los términos de su
cumplimiento. El ingreso que se genere por la explotación de la riqueza del subsuelo y los
minerales, en general, propenderá a financiar la inversión real productiva, la educación y
la salud. Los principios y disposiciones establecidas para la administración económica y
financiera nacional, regularán la de los Estados y Municipios en cuanto sean aplicables.
Artículo 310. La ley deberá fijar límites al endeudamiento público de acuerdo con un
nivel prudente en relación con el tamaño de la economía, la inversión reproductiva y la
capacidad de generar ingresos para cubrir el servicio de la deuda pública. Las operaciones
de crédito público requerirán, para su validez, una ley especial que las autorice, salvo las
excepciones que establezca la ley orgánica. La ley especial indicará las modalidades de
las operaciones y autorizará los créditos presupuestarios correspondientes en la respectiva
ley de presupuesto. La ley especial de endeudamiento anual deberá ser presentada a la
Asamblea Nacional conjuntamente con la Ley de Presupuesto. El Estado no reconocerá
otras obligaciones que las contraídas por órganos legítimos del Poder Nacional, de
acuerdo con las leyes.
Artículo 311. La administración económica y financiera del Estado se regirá por un
presupuesto aprobado anualmente por ley. El Ejecutivo Nacional presentará a la
Asamblea Nacional, en la oportunidad que señale la ley orgánica, el proyecto de Ley de
Presupuesto. Si el Poder Ejecutivo, por cualquier causa, no hubiese presentado a la
Asamblea Nacional el proyecto de ley de presupuesto dentro del plazo establecido
legalmente, o el mismo fuera rechazado por éste, seguirá vigente el presupuesto del
ejercicio fiscal en curso. La Asamblea Nacional podrá alterar las partidas presupuestarias,
pero no autorizará medidas que conduzcan a la disminución de los ingresos públicos ni
gastos que excedan el monto de las estimaciones de ingresos del proyecto de Ley de
Presupuesto. Con la presentación del marco plurianual del presupuesto, la ley especial de
endeudamiento y el presupuesto anual, el Ejecutivo Nacional deberá hacer explícitos los
objetivos de largo plazo para la política fiscal, y explicar cómo dichos objetivos serán
logrados, de acuerdo a los principios de responsabilidad y equilibrio fiscal.
Artículo 312. No se hará ningún tipo de gasto que no haya sido previsto en la ley de
presupuesto. Sólo podrán decretarse créditos adicionales al presupuesto para gastos
necesarios no previstos o cuyas partidas resulten insuficientes, siempre que el tesoro
cuente con recursos para atender a la respectiva erogación; a este efecto, se requerirá
previamente el voto favorable del Consejo de Ministros y la autorización de la Asamblea
Nacional o, en su defecto, de la Comisión Delegada.
Artículo 313. En los presupuestos públicos anuales de gastos, en todos los niveles de
Gobierno, deberá establecerse de manera clara, para cada crédito presupuestario, el
objetivo específico a que esté dirigido, los resultados concretos que se espera obtener y los
funcionarios públicos responsables para el logro de tales resultados. Éstos deberán
establecerse en términos cuantitativos, mediante indicadores de desempeño, siempre que
ello sea técnicamente posible. El Poder Ejecutivo, dentro de los seis meses posteriores al
vencimiento del ejercicio anual, presentará a la Asamblea Nacional la rendición de
cuentas y el balance de la ejecución presupuestaria correspondiente a dicho ejercicio.

Sección Segunda: Del Sistema Tributario


Artículo 314. El sistema tributario procurará la justa distribución de las cargas publicas
según la capacidad económica del contribuyente, atendiendo al principio de
progresividad, así como la protección de la economía nacional y la elevación del nivel de
vida de la población, y deberá sustentarse para ello en un sistema eficiente para la
recaudación de los tributos.
Artículo 315. No podrá cobrarse impuesto, tasa, ni contribución alguna que no estén
establecidos en la ley, ni concederse exenciones y rebajas, ni otras formas de incentivos
fiscales, sino en los casos previstos por las leyes. Ningún tributo puede tener efecto
confiscatorio. No podrán establecerse obligaciones tributarias pagaderas en servicios
personales. La evasión fiscal, sin perjuicio de otras sanciones establecidas por la ley,
podrá ser castigada penalmente. En el caso de los funcionarios públicos se establecerá el
doble de la pena. Toda ley tributaria deberá fijar su lapso de entrada en vigencia. En
ausencia del mismo se entenderá fijado en sesenta días continuos. Esta disposición no
limita las facultades extraordinarias que acuerde el Ejecutivo Nacional en los casos
previstos por esta Constitución. La administración tributaria nacional gozará de autonomía
técnica, funcional y financiera de acuerdo con lo aprobado por la Asamblea Nacional y su
máxima autoridad será designada por el Presidente de la República, de conformidad con
las normas previstas en la ley. Sección Tercera: Del Sistema Monetario Nacional
Artículo 316. Las competencias monetarias del Poder Nacional serán ejercidas de manera
exclusiva y obligatoria por el Banco Central de Venezuela. El objeto fundamental del
Banco Central de Venezuela es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno
y externo de la unidad monetaria. La unidad monetaria de la República Bolivariana de
Venezuela es el Bolívar. En caso de que se instituya una moneda común en el marco de la
integración latinoamericana y caribeña, podrá adoptarse la moneda que sea objeto de un
tratado que suscriba la República. El Banco Central de Venezuela es persona jurídica de
derecho público con autonomía para la formulación y el ejercicio de las políticas de su
competencia. El Banco Central de Venezuela ejercerá sus funciones en coordinación con
la política económica general, para alcanzar los objetivos superiores del Estado y la
Nación. Para el adecuado cumplimiento de su objetivo, el Banco Central de Venezuela
tendrá entre sus funciones las de formular y ejecutar la política monetaria, participar en el
diseño y ejecutar la política cambiaria, regular la moneda, el crédito y las tasas de interés,
administrar las reservas internacionales, y todas aquellas que establezca la ley.
Artículo 317. El Banco Central de Venezuela se regirá por el principio de responsabilidad
pública, a cuyo efecto rendirá cuenta de las actuaciones, metas y resultados de sus
políticas ante la Asamblea Nacional, de acuerdo con la ley. También rendirá informes
periódicos sobre el comportamiento de las variables macroeconómicas del país y sobre los
demás asuntos que se le soliciten, e incluirán los análisis que permitan su evaluación. El
incumplimiento sin causa justificada del objetivo y de las metas, dará lugar a la remoción
del directorio y a sanciones administrativas, de acuerdo con la ley. El Banco Central de
Venezuela estará sujeto al control posterior de la Contraloría General de la República y a
la inspección y vigilancia del organismo publico de supervisión bancaria, el cual remitirá
informes de las inspecciones que realice a la Asamblea Nacional. El presupuesto de gastos
de funcionamiento e inversiones del Banco Central de Venezuela requerirá la discusión y
aprobación de la Asamblea Nacional, y sus cuentas y balances serán objeto de auditorias
externas en los términos que fije la ley. Sección Cuarta: De la Coordinación
Macroeconómica
Artículo 318. El Estado debe promover y defender la estabilidad económica, evitar la
vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios, para
asegurar el bienestar social. El ministerio responsable de las finanzas y el Banco Central
de Venezuela deberán contribuir a la armonización de la política fiscal con la política
monetaria, facilitando el logro de los objetivos macroeconómicos. En el ejercicio de sus
funciones el Banco Central de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder
Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias. La actuación
coordinada del Poder Ejecutivo y del Banco Central de Venezuela se dará mediante un
acuerdo anual de políticas, en el cual se deberán establecer los objetivos finales de
crecimiento y sus repercusiones sociales, balance externo e inflación, concernientes a las
políticas fiscal, cambiaria y monetaria, así como los niveles de las variables intermedias e
instrumentales requeridos para alcanzar dichos objetivos finales. Dicho acuerdo será
firmado por el Presidente del Banco Central de Venezuela y el titular del ministerio
responsable de las finanzas, y deberá divulgarse en el momento de la aprobación del
presupuesto por la Asamblea Nacional. Es responsabilidad de los firmantes del acuerdo
que las acciones de política sean consistentes con sus objetivos. En dicho acuerdo se
deberán especificar los resultados esperados, las políticas y las acciones dirigidas a
lograrlos. La ley establecerá las características del acuerdo anual de política económica y
los mecanismos de rendición de cuentas.
Artículo 319. Se establecerá por ley un fondo de estabilización macroeconómica
destinado a garantizar la estabilidad de los gastos del Estado en los niveles nacional,
regional y municipal, ante las fluctuaciones de los ingresos ordinarios. Las reglas de
funcionamiento del fondo tendrán como principios básicos la eficiencia, equidad y no
discriminación entre las entidades públicas que aporten recursos al mismo.

TÍTULO VII DE LA SEGURIDAD DE LA NACIÓN


Capítulo I Disposiciones Generales
Artículo 320. La seguridad de la Nación es competencia esencial y responsabilidad del
Estado, fundamentada en el desarrollo integral de ésta y su defensa es responsabilidad de
los venezolanos y venezolanas; también de las personas naturales y jurídicas, tanto de
derecho público como de derecho privado, que se encuentren en el espacio geográfico
nacional.
Artículo 321. El Consejo de Defensa de la Nación es el máximo órgano de consulta para
la planificación y asesoramiento del Poder Público en los asuntos relacionados con la
defensa integral de la Nación, su soberanía y la integridad de su espacio geográfico. A
tales efectos, le corresponde también establecer el concepto estratégico de la Nación.
Presidido por el Presidente de la República, lo conforman, además, el Vicepresidente
Ejecutivo, el Presidente de la Asamblea Nacional, el Presidente del Tribunal Supremo de
Justicia, el Presidente del Consejo Moral Republicano y los Ministros de los sectores de la
defensa, la seguridad interior, las relaciones exteriores y la planificación, y otros cuya
participación se considere pertinente. La ley orgánica respectiva fijará su organización y
atribuciones.
Artículo 322. Sólo el Estado puede poseer y usar armas de guerra, todas las que existan, se
fabriquen o introduzcan en el país, pasarán a ser propiedad de la República sin
indemnización ni proceso. La Fuerza Armada Nacional será la institución competente
para reglamentar y controlar, de acuerdo con la ley respectiva la fabricación, importación,
exportación, almacenamiento, tránsito, registro, control, inspección, comercio, posesión y
uso de otras armas, municiones y explosivos.
Artículo 323. El Ejecutivo Nacional se reserva la clasificación y divulgación de aquellos
asuntos que guarden relación directa con la planificación y ejecución de operaciones
concernientes a la seguridad de la Nación, en los términos que la ley establezca.
Capítulo II De los Principios de Seguridad de la Nación
Artículo 324. La seguridad de la Nación se fundamenta en la correspondencia entre el
Estado y la sociedad civil para dar cumplimiento a los principios de independencia,
democracia, igualdad, paz, libertad, justicia, solidaridad, promoción y conservación
ambiental y afirmación de los derechos humanos, así como en la satisfacción progresiva
de las necesidades individuales y colectivas de los venezolanos y venezolanas, sobre las
bases de un desarrollo sustentable y productivo de plena cobertura para la comunidad
nacional. El principio de la corresponsabilidad se ejerce sobre los ámbitos económico,
social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar.
Artículo 325. La atención de las fronteras es prioritaria en el cumplimiento y aplicación de
los principios de seguridad de la Nación. A tal efecto, se establece una franja de seguridad
de fronteras cuya amplitud, regímenes especiales en lo económico y social, poblamiento y
utilización serán regulados por la ley, protegiendo de manera expresa los parques
nacionales y demás áreas bajo régimen de administración especial, así como el hábitat de
los pueblos indígenas allí asentados.

Capítulo III De la Fuerza Armada Nacional


Artículo 326. La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente
profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la
independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico,
mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la
participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y las
leyes. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en
ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la
disciplina, la obediencia y la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada
por el Ejercito, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera
integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un
régimen de seguridad social integral propio, según lo establezcan sus respectivas leyes
orgánicas.
Artículo 327. El Ejercito, la Armada y la Aviación tienen como responsabilidad esencial
la planificación, ejecución y control de las operaciones militares requeridas para asegurar
la defensa de la Nación. La Guardia Nacional cooperará en el desarrollo de dichas
operaciones y tendrá como responsabilidad básica la conducción de las operaciones
requeridas para el mantenimiento del orden interno del país. La Fuerza Armada Nacional
podrá ejercer actividades de policía administrativa y de investigación penal que le
atribuyan las leyes.
Artículo 328. Los integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad
tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a
cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo
político.
Artículo 329. La vigilancia, control y fiscalización de los ingresos, gastos y bienes
públicos afectos a la Fuerza Armada Nacional y sus órganos adscritos, serán ejercidos por
la Contraloría General de la Fuerza Armada, como órgano integrante del sistema nacional
de control y sin menoscabo del alcance y competencia de la Contraloría General de la
República.
Artículo 330. Los ascensos militares serán por mérito, escalafón y plaza vacante, son
competencia exclusiva de la Fuerza Armada Nacional y estarán regulados por la ley
respectiva.

Capítulo IV De los Órganos de Seguridad Ciudadana


Artículo 331. El Ejecutivo Nacional de conformidad con la ley, organizará: 1. Un cuerpo
uniformado de policía nacional de carácter civil; al cual estará adscrito el cuerpo técnico
de vigilancia del tránsito y transporte terrestre. 2. Un cuerpo de investigaciones
científicas, penales y criminalísticas. 3. Un cuerpo de bomberos y administración de
emergencias de carácter civil. 4. Una organización de protección civil y administración de
desastre; para mantener y restablecer el orden público, proteger al ciudadano, hogares y
familias, apoyar las decisiones de las autoridades competentes y asegurar el pacífico
disfrute de las garantías y derechos constitucionales. Los órganos de seguridad ciudadana
respetarán la dignidad humana y los derechos humanos, sin discriminación alguna por
razones de raza, sexo o religión. La función de los órganos de seguridad ciudadana
constituye una competencia concurrente con los Estados y Municipios en los términos
establecidos en esta Constitución y las leyes.

TÍTULO VIII DE LA PROTECCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN


Capítulo I De la Garantía de la Constitución
Artículo 332. Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de
fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal
eventualidad, todo ciudadano investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en
el restablecimiento de su efectiva vigencia.
Artículo 333. Todos los jueces de la República, en el ámbito de sus competencias y
conforme a lo previsto en esta Constitución y en las leyes, están en la obligación de
asegurar la integridad de la Constitución. En caso de incompatibilidad entre la
Constitución y una ley u otra norma jurídica, serán aplicables preferentemente las
disposiciones constitucionales, correspondiendo a los tribunales en cualquier causa, aún
de oficio, decidir lo conducente. Corresponde exclusivamente a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia como jurisdicción constitucional, declarar la nulidad de las
leyes y demás actos de los órganos que ejercen el Poder Público dictados en ejecución
directa e inmediata de la Constitución o que tengan rango de ley.
Artículo 334. El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y efectividad de
las normas y principios constitucionales; será el máximo y último intérprete de la
Constitución y velará por su uniforme interpretación y aplicación. Las interpretaciones
que establezca la Sala Constitucional sobre el contenido o alcance de las normas y
principios constitucionales son vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de
Justicia y demás tribunales de la República.
Artículo 335. Son atribuciones de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:
1. Declarar la nulidad total o parcial de las leyes nacionales y demás actos con rango de
ley de los cuerpos legislativos nacionales que colidan con esta Constitución. 2. Declarar la
nulidad total o parcial de las Constituciones y leyes estadales, de las ordenanzas
municipales y demás actos de los cuerpos deliberantes de los Estados y Municipios
dictados en ejecución directa e inmediata de la Constitución y que colidan con ésta. 3.
Declarar la nulidad total o parcial de los actos con rango de ley dictados por el Ejecutivo
Nacional que colidan con esta Constitución. 4. Declarar la nulidad total o parcial de los
actos en ejecución directa e inmediata de la Constitución, dictados por cualquier otro
órgano estatal en ejercicio del Poder Público. 5. Verificar, a solicitud del Presidente de la
República o de la Asamblea Nacional, la conformidad con la Constitución de los tratados
internacionales suscritos por la República antes de su ratificación. 6. Revisar, en todo
caso, aún de oficio, la constitucionalidad de los decretos que declaren estados de
excepción dictados por el Presidente de la República. 7. Declarar la inconstitucionalidad
de las omisiones del legislador nacional, estadal o municipal, cuando haya dejado de
dictar las normas o medidas indispensables para garantizar el cumplimiento de la
Constitución, o las haya dictado en forma incompleta, y establecer el plazo y, de ser
necesario, los lineamientos de su corrección. 8. Resolver las colisiones que existan entre
diversas disposiciones legales y declarar cuál de éstas debe prevalecer. 9. Dirimir las
controversias constitucionales que se susciten entre cualesquiera de los órganos del Poder
Público. 10. Revisar las sentencias de amparo constitucional y de control de
constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por los Tribunales de la República,
en los términos establecidos por la ley orgánica. 11. Las demás que establezcan esta
Constitución y las leyes.

Capítulo II De los Estados de Excepción


Artículo 336. El Presidente de la República, en Consejo de Ministros, podrá decretar los
estados de excepción. Se califican expresamente como tales las circunstancias de orden
social, económico, político, natural o ecológico, que afecten gravemente la seguridad de la
Nación, de las instituciones y de los ciudadanos, a cuyo respecto resultan insuficientes las
facultades de las cuales se disponen para hacer frente a tales hechos. En tal caso, podrán
ser restringidas temporalmente las garantías consagradas en esta Constitución, salvo las
referidas a los derechos a la vida, prohibición de incomunicación o tortura, el derecho al
debido proceso, el derecho a la información y los demás derechos humanos intangibles.
Artículo 337. Podrá decretarse el estado de alarma cuando se produzcan catástrofes,
calamidades públicas u otros acontecimientos similares que pongan seriamente en peligro
la seguridad de la Nación o de sus ciudadanos. Dicho estado de excepción durará hasta
treinta días, siendo prorrogable por treinta días más. Podrá decretarse el estado de
emergencia económica cuando se susciten circunstancias económicas extraordinarias que
afecten gravemente la vida económica de la Nación, su duración será de sesenta días
prorrogables por un plazo igual. Podrá decretarse el estado de conmoción interior o
exterior en caso de conflicto interno o externo, que ponga seriamente en peligro la
seguridad de la Nación, de sus ciudadanos o de sus instituciones. Se prolongará hasta por
noventa días, siendo prorrogable hasta por noventa días más. La prórroga de los estados
de excepción corresponde a la Asamblea Nacional. Una ley orgánica regulará los estados
de excepción y determinará las medidas que pueden adoptarse con base en los mismos.
Artículo 338. El Decreto que declare el estado de excepción, en el cual deberá regularse el
ejercicio del derecho cuya garantía se restringe, será presentado, dentro de los ocho días
siguientes a su promulgación, a la Asamblea Nacional para su consideración y
aprobación, y a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia para que se
pronuncie sobre su constitucionalidad. El Decreto deberá cumplir con las exigencias,
principios y garantías establecidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. El Presidente de la
República podrá solicitar su prórroga por un plazo igual, y será revocado por el Ejecutivo
Nacional o por la Asamblea Nacional o por su Comisión Delegada, antes del término
señalado, al cesar las causas que lo motivaron. La declaratoria del estado de excepción no
interrumpe el funcionamiento de los órganos del Poder Público.

TÍTULO IX DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL


Capítulo I De las Enmiendas
Artículo 339. La enmienda tiene por objeto la adición o modificación de uno o varios
artículos de la Constitución, sin alterar su estructura fundamental.
Artículo 340. Las enmiendas a la Constitución se tramitarán en la forma siguiente: 1. La
iniciativa podrá partir del quince por ciento de los ciudadanos y ciudadanas inscritas en el
Registro Civil y Electoral o de una treinta por ciento de los miembros de la Asamblea
Nacional o del Presidente de la República en Consejo de Ministros. 2. Cuando la
iniciativa parta de la Asamblea Nacional, la enmienda requerirá la aprobación de ésta por
la mayoría de sus miembros y se discutirá, según el procedimiento establecido en esta
Constitución para la formación de leyes. 3. Poder Electoral someterá a referendo las
enmiendas a los treinta días siguientes a su recepción formal. 4. Se considerarán
aprobadas las enmiendas de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y las leyes
respecto al referendo aprobatorio. 5. Las enmiendas serán numeradas consecutivamente y
se publicarán a continuación de la Constitución sin alterar el texto de ésta, pero anotando
al pie del artículo o artículos enmendados la referencia de número y fecha de la enmienda
que lo modificó.

Capítulo II De la Reforma Constitucional


Artículo 341. La Reforma Constitucional tiene por objeto una revisión parcial de esta
Constitución y la sustitución de una o varias de sus normas que no modifiquen la
estructura y principios fundamentales del texto Constitucional.
Artículo 342. La iniciativa de la Reforma de la Constitución la ejerce la Asamblea
Nacional mediante acuerdo aprobado por el voto de la mayoría de sus miembros, por el
Presidente de la República en Consejo de Ministros o a solicitud de un número no menor
del quince por ciento de los electores inscritos en el Registro Electoral.
Artículo 343. La iniciativa de Reforma Constitucional será tramitada por la Asamblea
Nacional en la forma siguiente: 1. El Proyecto de Reforma Constitucional tendrá una
primera discusión en el período de sesiones correspondiente a la presentación del mismo.
2. Una segunda discusión por Título o Capítulo, según fuera el caso. 3. Una tercera y
última discusión artículo por artículo.
Artículo 344. El proyecto de Reforma Constitucional aprobado por la Asamblea Nacional
se someterá a referendo dentro de los treinta días siguientes a su sanción. El referendo se
pronunciará en conjunto sobre la Reforma, pero podrá votarse separadamente hasta una
tercera parte de ella, si así lo aprobara un número no menor de una tercera parte de la
Asamblea Nacional o si en la iniciativa de reforma así lo hubiera solicitado el Presidente
de la República o un número no menor del cinco por ciento de los electores inscritos en el
Registro Electoral.
Artículo 345. Se declarará aprobada la Reforma Constitucional si el número de votos
afirmativos es superior al número de votos negativos. La iniciativa de Reforma
Constitucional revisada no podrá presentarse de nuevo en un mismo período
constitucional de la Asamblea Nacional.
Artículo 346. El Presidente de la República estará obligado a promulgar las Enmiendas y
Reformas dentro de los diez días siguientes a su aprobación. Si no lo hiciera, se aplicará lo
previsto en esta Constitución.

Capítulo III De la Asamblea Nacional Constituyente


Artículo 347. El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario.
En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el
objeto de transformar al Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una
nueva Constitución.
Artículo 348. La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrá
hacerla el Presidente de la República en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional,
mediante acuerdo de la dos terceras partes de sus miembros; los Consejos Municipales en
cabildos, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos; y, el quince por ciento
de los electores inscritos en el registro electoral.
Artículo 349. El pueblo de Venezuela fiel a su tradición republicana, a su lucha por la
independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad
que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos
humanos.
Artículo 350. El Presidente de la República no podrá objetar la nueva Constitución. Los
poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea
Constituyente. A efectos de la promulgación de la nueva Constitución, ésta se publicará
en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela o en la Gaceta de la Asamblea
Constituyente. DISPOSICIÓN DEROGATORIA Única. Queda derogada la Constitución
de la República de Venezuela decretado el veintitrés de enero de 1961. El resto del
ordenamiento jurídico mantendrá su vigencia en todo lo que no contradiga a esta
Constitución.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera. La ley especial sobre el régimen del Distrito Capital, prevista en el artículo 18 de
esta Constitución, será aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente, y preservará la
integridad territorial del Estado Miranda. Mientras se aprueba la ley especial, se mantiene
en vigencia el régimen previsto en la Ley Orgánica del Distrito Federal y en la Ley
Orgánica de Régimen Municipal.
Segunda. Mientras se dicta la ley prevista en el artículo 38 de esta Constitución, sobre
adquisición, opción, renuncia y recuperación de la nacionalidad, se considerarán
domiciliados en Venezuela los extranjeros que habiendo ingresado y permanecido
legalmente en el territorio nacional, hayan declarado su intención de fijar domicilio en el
país, tengan medios lícitos de vida y hayan residido en Venezuela ininterrumpidamente
durante dos años. Por residencia se entenderá la estadía en el país con ánimo de
permanecer en él. Las declaraciones de voluntad previstas en los artículos 32, 33 y 36 de
esta Constitución se harán en forma auténtica por el interesado cuando sea mayor de edad,
o por su representante legal, si no ha cumplido veintiún años
Tercera. La Asamblea Nacional, dentro de los primeros seis meses siguientes a su
instalación, aprobará: 1. Una reforma parcial del Código Penal para incluir el delito de
desaparición forzada de personas, previsto en el artículo 45 de esta Constitución. Mientras
no se apruebe esta reforma se aplicará, en lo que sea posible, la Convención
Interamericana Sobre Desaparición Forzada de Personas. 2. Una ley orgánica sobre
estados de excepción. 3. Una ley especial para establecer las condiciones y características
de un Régimen especial para los Municipios José Antonio Paéz y Rómulo Gallegos del
Estado Apure. Para la realización de esta ley, debe oírse la opinión del Presidente de la
República, la Fuerza Armada Nacional, la representación que designe la Región en
cuestión y demás instituciones involucradas en la problemática fronteriza.
Cuarta. Dentro del primer año, contado a partir de su instalación, la Asamblea Nacional
aprobará: 1. La legislación sobre la sanción a la tortura, ya sea mediante ley especial o
reforma del Código Penal. 2. Una ley orgánica sobre refugiados y asilados, acorde con los
términos de esta Constitución y los tratados internacionales ratificados por Venezuela
sobre la materia. 3. Mediante la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, un nuevo
régimen para el derecho a prestaciones sociales consagrado en el artículo 95 de esta
Constitución. Mientras no entre en vigencia la reforma de la ley seguirá aplicándose de
forma transitoria el régimen de la prestación de antigüedad establecido en la Ley Orgánica
del Trabajo vigente. Asimismo, contemplará un conjunto de normas integrales que
regulen la jornada laboral y propendan a su disminución progresiva, en los términos
previstos en los acuerdos y convenios de la Organización Internacional del Trabajo
suscritos por la República. 4. Una ley orgánica procesal del trabajo que garantice el
funcionamiento de una jurisdicción laboral autónoma y especializada, y la protección del
trabajador en los términos previstos en esta Constitución y las leyes. La Ley Orgánica
Procesal del Trabajo deberá estar orientada por los principios de gratuidad, celeridad,
oralidad, sencillez, inmediatez, prioridad de la realidad de los hechos, la equidad y
rectoría del juez en el proceso. 5. La legislación referida al Sistema Judicial, la
Administración Pública Nacional, el Poder Ciudadano, el Poder Electoral, la legislación
tributaria, Ley de Régimen Presupuestario y Ley de Crédito Público. Una ley orgánica
sobre la defensa pública. Hasta tanto no se sancione dicha ley, la Comisión de
Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial, estará a cargo del desarrollo y
operatividad efectiva del Sistema Autónomo de la Defensa Pública, a los fines de
garantizar el derecho a la defensa. 6. Una ley que desarrolle la hacienda pública estadal,
estableciendo, con apego a los principios y normas de esta Constitución, los tributos que
la componen, los mecanismos de su aplicación y las disposiciones que las regulen. 7. La
legislación que desarrolle los principios constitucionales sobre el Régimen Municipal. De
conformidad con ella, los órganos legislativos de los Estados procederán a sancionar los
instrumentos normativos que correspondan a la potestad organizadora que tienen asignada
con respecto a los Municipios y demás entidades locales, y a la división político territorial
en cada jurisdicción. Se mantienen los Municipios y parroquias existentes hasta su
adecuación al nuevo régimen previsto en dicho ordenamiento. 8. La ley a la cual deberá
ceñirse el Banco Central de Venezuela. Dicha ley fijará, entre otros aspectos, el alcance de
las funciones y forma de organización del instituto; el funcionamiento, período, forma de
elección, remoción, régimen de incompatibilidades y requisitos para la designación de su
Presidente y Directores; las reglas contables para la constitución de sus reservas y el
destino de sus utilidades; la auditoria externa anual de las cuentas y balances, a cargo de
firmas especializadas, seleccionadas por el Ejecutivo Nacional; y el control posterior por
parte de la Contraloría General de la República en lo que se refiere a la legalidad,
sinceridad, oportunidad, eficacia y eficiencia de la gestión administrativa del Banco
Central de Venezuela. La ley establecerá que el Presidente y demás miembros del
Directorio del Banco Central de Venezuela representarán exclusivamente el interés de la
Nación, a cuyo efecto fijará un procedimiento público de evaluación de los méritos y
credenciales de los postulados a dichos cargos. La ley establecerá que al Poder Ejecutivo
corresponderá al menos la designación de la mitad de los directores y del Presidente del
Banco Central de Venezuela y establecerá los términos de participación del poder
legislativo en la designación y ratificación de estas autoridades.
Quinta. En el término no mayor de un año a la entrada en vigencia de esta Constitución, la
Asamblea Nacional dictará una reforma del Código Orgánico Tributario que establezca,
entre otros aspectos: 1. La interpretación estricta de las leyes y normas tributarias,
atendiendo al fin de las mismas y a su significación económica, a fin de eliminar
ambigüedades. 2. La eliminación de excepciones al principio de no retroactividad de la
ley. 3. Ampliar el concepto de renta presunta de manera de dotar con mejores
instrumentos a la Administración Tributaria. 4. Eliminar la prescripción legal para delitos
tributarios graves, los cuales deben ser tipificados en el Código Orgánico Tributario. 5. La
ampliación de las penas contra asesores, bufetes de abogados, auditores externos y otros
profesionales que actúen en complicidad para cometer delitos tributarios, incluyendo
periodos de inhabilitación en el ejercicio de la profesión. 6. La ampliación de las penas y
la severidad de las sanciones contra delitos de evasión fiscal, aumentando los periodos de
prescripción. 7. La revisión de atenuantes y agravantes de las sanciones para hacerlas más
estrictas. 8. La ampliación de las facultades de la Administración Tributaria en materia de
fiscalización. 9. El incremento del interés moratorio para disuadir la evasión fiscal. 10. La
extensión del principio de solidaridad, para permitir que los directores o asesores
respondan con sus bienes en caso de convalidar delitos tributarios. 11. La introducción de
procedimientos administrativos más expeditos.
Sexta. La Asamblea Nacional en un lapso de dos años legislará todas las materias
relacionadas con esta Constitución. Se le dará prioridad a la Ley Orgánica de Pueblos
Indígenas, Ley Orgánica de Educación y Ley Orgánica de Fronteras.
Séptima. A los fines previstos en el artículo 125 de esta Constitución, mientras se apruebe
la ley orgánica correspondiente, la elección de los representantes indígenas a la Asamblea
Nacional y a los Consejos Legislativos Estadales y Municipales se regirá por los
siguientes requisitos de postulación y mecanismos: Todas las comunidades u
organizaciones indígenas podrán postular candidatos y candidatas. Los requisitos para ser
candidato o candidata son los siguientes: 1. Haber ejercido un cargo de autoridad
tradicional en su respectiva comunidad, 2. Tener conocida trayectoria en la lucha social en
pro del reconocimiento de su identidad cultural, 3. Haber realizado acciones en beneficio
de los pueblos y comunidades indígenas, 4. Pertenecer a una organización indígena
legalmente constituida con un mínimo de tres años de funcionamiento. Se establecerán
tres regiones: Occidente, compuesta por los Estados Zulia, Mérida y Trujillo; Sur,
compuesta por los Estados Amazonas y Apure; y Oriente, compuesta por los Estados
Bolívar, Delta Amacuro, Monagas, Anzoátegui y Sucre. Cada uno de los Estados que
componen las regiones elegirá un representante. El Consejo Nacional Electoral declarará
electo al candidato o candidata que hubiere obtenido la mayoría de los votos validos en su
respectiva región o circunscripción. Los candidatos y las candidatas indígenas deberán
estar en el tarjetón de su respectivo Estado o circunscripción y todos los electores de ese
Estado los podrán votar. Para los efectos de la representación indígena al Consejo
Legislativo Estadal y a los Consejos Municipales con población indígena, se tomará el
censo oficial de 1992 de la Oficina Central de Estadística e Informática, y las elecciones
se realizarán de acuerdo a las normas y requisitos aquí establecidos. El Consejo Nacional
Electoral garantizará con apoyo de expertos indigenistas y organizaciones indígenas el
cumplimiento de los requisitos aquí señalados.
Octava. Mientras se promulgan las nuevas leyes electorales previstas en esta Constitución
los procesos electorales serán convocados, organizados, dirigidos y supervisados por el
Consejo Nacional Electoral. Para el primer período del Consejo Nacional Electoral,
previsto en esta Constitución, todos sus miembros serán designados simultáneamente. En
la mitad del período, dos de sus miembros serán renovados de acuerdo con lo establecido
en la ley orgánica correspondiente.
Novena. Mientras se dictan las leyes relativas al Capítulo IV del Título V, se mantendrán
en vigencia las Leyes Orgánicas del Ministerio Público y de la Contraloría General de la
República. En cuanto a la Defensoría del Pueblo, su titular será designado de manera
provisoria por el Asamblea Nacional Constituyente. El Defensor de Pueblo deberá
adelantar lo correspondiente a la estructura organizativa, integración, establecimiento de
presupuesto e infraestructura física, tomando como bases las atribuciones que le establece
la Constitución.
Décima. Lo dispuesto en el numeral 4 del artículo 167 de esta Constitución, sobre la
obligación que tienen los Estados de destinar un mínimo del cincuenta por ciento del
situado constitucional a la inversión, entrará en vigencia a partir del Primero de enero del
año 2001.
Décimo Primera. Hasta tanto se dicte la legislación nacional relativa al régimen de las
tierras baldías, la administración de las mismas continuará siendo ejercida por el Poder
Nacional, conforme a la legislación vigente.
Décimo Segunda. La demarcación del hábitat indígena, a que se refiere el artículo 119 de
esta Constitución, se realizará dentro del lapso de dos años contados a partir de la fecha de
entrada en vigencia de esta Constitución.
Décimo Tercera. Hasta tanto los Estados asuman por ley estadal las competencias
referidas en el numeral 7 del artículo 164 de esta Constitución, se mantendrá el régimen
vigente.
Décimo Cuarta. Hasta tanto se dicte la legislación que desarrolle los principios de esta
Constitución sobre el régimen municipal, continuarán plenamente vigentes las ordenanzas
y demás instrumentos normativos de los Municipios, relativos a las materias de su
competencia y al ámbito fiscal propio, que tienen atribuido conforme al ordenamiento
jurídico aplicable antes de la sanción de esta Constitución.
Décimo Quinta. Hasta tanto se apruebe la legislación a que se refiere el artículo 105 de
esta Constitución, se mantendrá en vigencia el ordenamiento jurídico aplicable antes de la
sanción de esta Constitución
Décimo Sexta. Para la protección del acervo histórico de la nación, el cronista de la
Asamblea Nacional Constituyente coordinará todos los mecanismos necesarios para
salvaguardar los documentos escritos, videos, digitales, fotográficos, hemerográficos,
audio y cualquier otra forma de documento elaborado. Todos estos documentos quedarán
bajo la protección del archivo general de la Nación.
Décimo Séptima. El nombre de la República una vez aprobada esta Constitución será
"República Bolivariana de Venezuela", tal como está previsto en su artículo Primero. Es
obligación de las autoridades e instituciones, tanto públicas como privadas, que deban
expedir registros, títulos o cualquier otro documento, utilizar el nombre de "República
Bolivariana de Venezuela", de manera inmediata. En trámites rutinarios las dependencias
administrativas agotarán el inventario documental de papelería; su renovación se hará
progresivamente con la mencionada denominación, en un plazo que no extenderá más allá
de cinco años. La circulación de monedas acuñadas y billetes emitidos con el nombre de
"República de Venezuela", estará regulada por la Reforma de la Ley del Banco Central de
Venezuela contemplada en la Disposición Transitoria Décima Primera de esta
Constitución, en función de hacer la transición a la denominación "República Bolivariana
de Venezuela".
DISPOSICIÓN FINAL Única. Esta Constitución entrará en vigencia el mismo día de su
publicación en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela, después de su aprobación
por el pueblo mediante referendo. Dado, firmado y sellado en Caracas, a los diecisiete
días del mes de noviembre de mil novecientos noventa y nueve.- Año 189° de la
Independencia y 140° de la Federación.

El Presidente, Luis Miquilena


El Primer Vicepresidente, Isaías Rodríguez
El Segundo Vicepresidente, Aristóbulo Istúriz
Los Constituyentes
Los Secretarios.

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