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La barranca del diablo

Publicado por Erika GC


Existe en el estado mexicano de Michoacán un largo precipicio conocido como
“la barranca del diablo”. Circular por aquí es algo arriesgado, pues el camino es
empinado y los automovilistas o personas que pasan a pie, siempre se ven en
riesgo de sufrir un accidente. De hecho, muchos de ellos ya han muerto con
anterioridad por insistir en transitar por aquí. Por eso las autoridades advierten
de no acercarse demasiado en las inmediaciones.

Esto, aunado a la tenebrosa leyenda que le ha dado su nombre al lugar, han


provocado que la gente de los alrededores le tema a este barranco como si se
tratara de una entrada al mismísimo infierno. Y de acuerdo con las habladurías,
tal vez sea así.

Cuenta la leyenda que todo comenzó hace mucho tiempo, cuando el diablo
andaba ocasionando estragos en la Tierra. Tanto así, que San Pedro quiso
castigarlo por tanta maldad y fue a buscarlo por todo el mundo, hasta que lo
encontró. Se hallaba en territorio cálido, el que más le gustaba a la bestia. Se
encarnizaron los dos en una terrible lucha. Bien contra el mal, ángeles contra
demonios.

Satanás profería obscenidades en contra de todo lo sagrado, pero el guardián


de las puertas del cielo no se dio por vencido. Arremetió contra él hasta que lo
fue arrinconando en la punta de un saliente, debajo del cual se veía una
barranca con una profundidad de miles de kilómetros y una oscuridad densa
como la misma noche.

San Pedro lo empujó entonces por el barranco, quedando las huellas de sus
sandalias impresas en el borde del abismo. Al principio quiso alcanzarlo, pero
al ver que no podía salir de allí, decidió que ese sería su castigo, Permanecer
en el fondo de la barranca por la eternidad. Y así fue.

Cuanto más furioso se sentía el demonio, lanzaba enorme llamaradas de fuego


que alcanzaban las montañas y envolvían a aquella parte del mundo con un
calor abrasador. En su resentimiento, Satanás juró a San Pedro que algún día
lograría salir de ese hoyo y que mientras tanto, la zona del barranco se iría
volviendo cada vez más árida e inhóspita.

Es por eso que hasta el día de hoy, en los alrededores de la barranca del
diablo no crece demasiada vegetación, y en verano hace un calor insoportable.

La gente además, se ha cuidado de colocar cruces en honor a quienes han


fallecido aquí.
Hoy, la leyenda se ha vuelto muy conocida en comunidades como cercanas
Carácuaro, Huetamo, Churumuco, Huacana, Apatzingán, Turicato y Puruarán.

Dicen que en las noches más oscuras, se escuchan todo tipo de lamentos y
risas malvadas brotando de aquel precipicio. Y si uno es tan desafortunado
como para caer por él, es probable que corra la suerte de quedarse atrapado
en el averno.

Si alguna vez viajas hasta Michoacán y pasas cerca de la barranca del diablo,
tal vez sea una buena idea que cambies de ruta. Y si no te queda más opción,
mejor ponte a rezar un Padrenuestro.

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