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G UILLERMO S U C R E
GuiUenno
Sucre,
venezolano,
uno
de
los
mejores
conmtmistas
de ka poesa de Octavio Paz, est entre los mayores crticos literarios de nuestra lengua y es uno de nuestros poetas ms exigentes.
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DE
1998
cin, bastante amplia, de la poesa de Paz hasta la fecha. El muchacho de 19 aos que yo era entonces
quiz no poda discernir muy bien la diversidad y la
unidad de aquellos poemas, pero para m fue la revelacin de una nueva gran voz potica en nuestra lengua, especialmente en la poesa hispanoamericana,
de la que yo me ufanaba de conocer mejor a Vallejo y
a Borges, a Huidobro y a Neruda. Por ms que corrigiera despus algunos de esos poemas o que les diera
un ordenamiento distinto, ese libro fue la aparicin
de lo que pocos aos despus sera el verdadero Paz. Y
si tuviera que resumir lo que yo senta como una nueva voz, citara el final del prlogo en prosa (ese prlogo que es como el santo y sea de la obra de Paz) y
tambin el final de Himno entre ruinas (1948):
Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que
Otro rasgo notable que se desprende de lo anterior es que la poesa de Paz no abruma con el yo del
autor, con sus quejas seudometafsicas, con su expansin historicista o telrica o con sus utopas a la fuerza, es decir, dogmticas. Hasta sus ltimos momentos
Paz crey en la utopa, pero no como prepotencia de
la historia y de la palabra.
En un poema de Arbol adentro, Paz hace casi un
juego de palabras, que no es tal. La poesa se dice y
se oye: es real./ Y apenas digo es real/ se disipa./ As
es ms real!.
La poesa -parece sugerirnos Paz- es un decir
que siempre est al borde del silencio, y en el silencio
est su verdadera realidad, que es lo imaginario o lo
no dicho. O la poesa es una revelacin instantnea
o una epifana que slo se ilumina en la imaginacin
-esa mirada secreta- del lector. La poesa, por ello,
vive a la intemperie, en una libertad que es la de la
Palabra. Librarnos de la palabra impositiva, a veces
intimidante; librarnos del discurso totalizador o totalitario, es quiz lo que siempre le agradeceremos a
Paz. No hay ms que leer su poema Hermandad
(Homenaje a Claudio Ptolomeo):
Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
tambin soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea. <
Caracas, 21 de abril de 1998
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