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Vertientes de la hermenéutica
De la analogía al símbolo
Vertientes de la hermenéutica
Prólogo
Mauricio Beuchot 9
Mauricio Beuchot
10
diluye en el torbellino de la equivocidad, porque significaría des-
truir el ser, y necesitamos a ambos: ser y tiempo, tiempo y ser.
La doctora Yolanda Padilla Rangel realiza en su trabajo una
interpretación simbólica de la Atlántida en Platón, para la que uti-
liza la hermenéutica analógica en conjunción con el análisis sim-
bólico. La Atlántida es una ciudad perdida y, más aún, que pierde
sus límites. Eso la hace ocupar un espacio sagrado. Es una ciudad
concéntrica y con un centro sacro. Pero, también, la Atlántida se
vuelve de una ciudad perdida a una ciudad recuperada, gracias a la
analogía. Por la analogía con el templo, la ciudad sagrada Atlántida
es una ciudad que tiene vida, calor, Riego.
El maestro Caleb Olvera Romero hace una aplicación de la
hermenéutica analógica a la relación entre la poesía y la ontología.
Parecería que es difícil encontrar la conexión de esos dos corre-
latos, pero cada vez más se están considerando y estudiando. Da
mucha importancia a la metáfora, que es una de las formas de la
analogía, y que conecta la razón con la imaginación. Con esto se
puede obtener un material muy rico, desde la poesía, para ela-
borar y alambicar hacia la ontología. Por eso Olvera revisa las co-
nexiones entre poesía, mística y metafísica. Allí obtiene la ayuda
de la hermenéutica analógica.
Además, el licenciado Marco Antonio Venegas Medrano ex-
plora la relación de la hermenéutica analógica y la metafísica de
Emmanuel Levinas. Como es bien sabido, para este pensador la
mayor importancia la tiene el otro, la otredad. Ni siquiera, como
Buber, el yo y el tú, sino el yo y el él. Esa alteridad es la que se
recoge en la metafísica, la cual va más allá de la ontología, sobre
todo más allá de la ontología fundamental en Heidegger, su maes-
tro. Al privilegiar la diferencia u otredad sobre la identidad, la
hermenéutica analógica es, de cierta manera, una hermenéutica
del Otro, a la manera de Levinas.
11
Por su parte, el maestro Juan José Láriz Durón continúa con el
tema del Otro levinasiano, estructurado aquí mediante la categoría
de la promesa y examinado a la luz de la hermenéutica. Para él,
la promesa rompe la tragedia, va más allá de lo trágico, lo supe-
ra. Claro está que por medio del cumplimiento de la promesa
misma, a lo cual se opone muchas veces la tragedia, el destino. Y,
dado que Levinas da un lugar central a la ética, Láriz concluye con
una ética hermenéutica, edificada, precisamente, con una herme-
néutica analógica.
En esta variedad temática se ve la riqueza que este volumen
aporta al desarrollo de la hermenéutica analógica, tanto en su
construcción como en sus aplicaciones. Temas de su propia es-
tructura teórica y temas relativos a su aplicación práctica. Esto lo
hemos visto en el presente volumen, compilado por Enrique Lu-
jan, entre profesores e investigadores que desde diferentes pro-
blemáticas coinciden en una búsqueda hermenéutica para res-
ponder a diferentes cuestionamientos actuales, esto nos muestra
que se trata de un volumen muy interesante y útil para dilucidar
las tareas filosóficas del presente.
12
Filosofía de la ciencia y hermenéutica:
la idea de tradición
13
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
La idea de tradición
1
Cfr. Alcalá, Raúl, "Esquemas de racionalidad y tradición", en Santiago, Teresa (comp.),
Alcances y límites de la racionalidad en el conocimiento y la sociedad, UAM-l/Plaza y
Valdés, México, 2000, p. 36.
14
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
2
ídem.
3
Cfr. Beuchot, Mauricio, Tratado de hermenéutica analógica, 2a. ed., Itaca/uNAM, México,
2000, p. 63.
15
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
16
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
5
Ibidem, p. 1S6.
6
Ibidem, p. 1S7.
7
Ibidem, pp. SO y SI.
8
"Frente a la tradición hay dos posibles actitudes: aceptarla sin crítica o asumir una
actitud crítica frente a su aceptación, rechazo o compromiso con ella. En el primer
caso, en ocasiones no somos conscientes de la tradición, por lo cual la aceptamos
sin crítica; en el segundo, para poder criticarla necesitamos conocerla y compren-
derla." Ibidem, p. 158.
17
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
18
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
13
Cfr. Ibidem, p. 163 y ss.
14
Popper, Karl, El mito del marco común. En defensa de la ciencia y la racionalidad, tr.
Marco Aurelio Galmarini, Ed. Paidós, Barcelona, 1997, p. SO.
15
Cfr. Ibidem, pp. SI y S2.
19
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
20
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
21
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
22
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
23
Ibidem, p. 251.
24
Cfr. Ibidem, pp. 251 y 252.
25
Ibidem, p. 252.
26
Ibidem, pp. 252 y 253.
23
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
24
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
25
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
26
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
32
Lakatos, I., Escritos filosóficos 2. Matemáticas, ciencia y epistemología., versión de Diego
Ribes Nicolás, Alianza Editorial, Madrid, 1999, p. 269.
33
Cfr. Ibidem, pp. 206-208.
34
Ibidem, p. 208.
27
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
28
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
29
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
30
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
puede refutar una teoría. Más bien ese resultado debe ser inter-
pretado como una corroboración de la teoría interpretativa (T3)
que se puede manejar como contrastadora de la teoría explicativa
(T ). De esta manera, Lakatos rechaza el modelo monoteórico del
falsacionismo ingenuo y en su lugar elabora un modelo pluralista
para la aceptación o rechazo de las teorías científicas. De aquí nace
la idea de programa de investigación científica:
31
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
32
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
33
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
34
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
52
Cfr. Ibidem, p. 283.
53
Cfr. Laudan, L., Progress and its Problems..., op. cit., pp. 71 y 72.
54
Laudan, L., "Un enfoque de solución de problemas al progreso científico", en
Hacking, I. , op. cit., p. 287.
35
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
36
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
57
Cfr. Laudan, L., "Un enfoque de solución de problemas al progreso científico", en
Hacking, I. , op. cit., pp. 286 y 287.
58
Ibidem, p. 288.
59
Cfr. Ibidem, p. 289.
37
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
38
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
60
Gadaraer, Verdad y método 1, tr. Ana Agud Aparicio y Rafael de Agapito, Ed. Sígueme,
Salamanca, 1997, p. 333.
39
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
40
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
64
Ibidem, p. 369.
65
Ibidem, p. 372.
41
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
Conclusiones
42
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
67
Cfr. Kuhn, Thomas S., La estructura de las revoluciones científicas, cap. V, tr. Agustín
Contin, Fondo de Cultura Económica, México, 1982.
43
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
68
Cfr. Velasco, A., "El concepto de tradición en filosofía de la ciencia y en la herme-
néutica filosófica", en Velasco, A. (comp.), Racionalidad y cambio científico, Paidós-
UNAM , México, 1997, p. 161.
44
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
miento. Sin embargo, no sólo las teorías cambian, pues los pro-
gramas de investigación también tienen su ocaso cuando dejan
de ser progresivos. Lakatos, en este sentido, trata de conciliar
a Popper con Kuhn, pues por una parte acepta, como criterio
para abandonar un programa y adoptar otro, la disminución de
su heurística positiva, es decir, cuando genera más refutaciones
que hechos novedosos. Pero, al igual que Kuhn, no considera que
haya reglas metodológicas para decidir cuándo un programa es
degenerativo y tenga que abandonarse: "Ni la demostración de
inconsistencia por parte del lógico ni el veredicto de anomalía
por parte del científico experimental pueden echar abajo de un
soplo un programa de investigación. Sólo se puede ser «agudo
y perspicaz» después de los acontecimientos." 69 En contra de
la tradición elitista en la filosofía de la ciencia, según la cual la
evaluación y la demarcación de la ciencia es cuestión de juris-
prudencia entre los científicos por ser ellos quienes comprenden
sus teorías; en contra del falsacionismo que propone la falsación
como criterio inflexible para la evaluación de teorías, Lakatos
propone como criterio la comparación pública de teorías y pro-
gramas de investigación rivales.70
La noción de tradición de investigación en Laudan posee sus
propias peculiaridades. Considera, al igual que Kuhn y Lakatos,
que no hay una tradición de segundo nivel que marque el de-
rrotero de la ciencia, como había propuesto Popper, pues las
tradiciones de investigación contienen los elementos necesarios
69
Laicatos, I., "La historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales", en Laka-
tos, I. y Musgrave, A. (eds.), La crítica y el desarrollo del conocimiento, Ediciones Gri-
jalbo, Barcelona-Buenos Aires-México, 197S, p. 467.
70
"Mi metodología de los programas de investigación científica no posee ningún
código inflexible de este tipo: permite que la gente actúe por sí misma, pero sólo mientras
admita públicamente cuántos tantos de diferencia hay entre ellos y sus rivales." Lakatos, I.,
Escritos filosóficos 2. Matemáticas, ciencia y epistemología, op. cit., p. 151. Ver también
Lakatos, "La historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales", p. 467.
45
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
71
Cfr. Velasco, A., "Pluralismo de tradiciones, racionalidad y hermenéutica", en Ve-
lasco, A., Progreso, pluralismo y racionalidad en la ciencia. Homenaje a Larry Laudan,
UNAM=, México, 1998, pp. 27S-290.
46
Filosofía de la ciencia y hermenéutica: la idea de tradición
47
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
72
Popper, K., "La lógica de las ciencias sociales, Cuarta tesis." en Adorno, Th. W et al., La
disputa del positivismo lógico en la sociología alemana, tr. Jacobo Muñoz, Ed. Grijalbo,
Barcelona-México, 1973.
48
Hermenéutica, analogía
e historicidad
Enrique Lujan Solazar
Presentación
49
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
La analítica existencial
2
Vattimo, Gianni, Ética de ¡a interpretación, tr. de Teresa Oñate, Paidós, Barcelona,
1991, p. 16.
50
Hermenéutica, analogía e historicidad
51
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
52
Hermenéutica, analogía e historicidad
5
Gadamer, Hans-Georg, Verdad y método I, tr. Ana Agud y Rafael de Agapito, Sígue-
me, Salamanca, 1993, pp. 11 y 12. (Las cursivas son mías).
53
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
54
Hermenéutica, analogía e historicidad
8
Cfr. Ibidem, p. 216 et área.
9
Vid. Husserl, Edmund, Experiencia y juicio, UNAM/IIF, México, 1982 y "La filosofía en
la crisis de la humanidad europea" en Invitación a la fenomenología, tr. Peter Baader,
Paidós, Barcelona, 1992, pp. 75-128.
10
Husserl, Edmund, Ideas relativas a una fenomenología pura, tr. Eugenio Imaz, Fondo
de Cultura Económica, México, 1990, p. 199.
11
Ibidem, p. 202.
55
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
56
Hermenéutica, analogía e historicidad
15
Emerich Coreth, art. cit, p. 312.
57
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
16
Ibidem, p. 332.
58
Hermenéutica, analogía e historicidad
59
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
60
Hermenéutica, analogía e historicidad
61
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
Analogía e interpretación
62
Hermenéutica, analogía e historicidad
21
Cfr. Beuchot, Mauricio, Signo y lenguaje en la filosofía medieval, UNAM, IIFL, DGAPA (Me-
dievalia; 7), México, 1993, p. 34 y ss.
22
Beuchot, Mauricio, THA, op. cit., p. 52.
63
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
23
Ibidem, p. 54.
24
Ibidem, p. 55.
25
Ídem.
64
Hermenéutica, analogía e historicidad
65
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
29
Idem.
30
Ibidem, pp. 52 y 53.
66
Hermenéutica, analogía e historicidad
67
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
A modo de conclusión
68
Hermenéutica, analogía e historicidad
36
Cfr. Colonello, Pío, "Posmodernidad, religión y analogía", en Alejandro Gutiérrez
(comp.), La hermenéutica analógica. Hacia un nuevo orden de racionalidad, Universidad
Intercontinental, Plaza y Valdés, México, 2000, pp. 29-33.
69
Ciudad perdida y centro sagrado.
Una interpretación simbólica de la
Atlándida de Platón
Introducción
71
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
72
Ciudad perdida y centro sagrado
La ciudad perdida
73
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
6
Panikkar, Raimon, De la mística. Experiencia plena de la vida, Herder, Barcelona, Es
paña, 2005, p. 214.
7
Ibidem, pp. 2S2 y 253.
8
Ibidem, pp. 44, 45, S3y 81.
9
Ibidem, p. 52. La experiencia mística exige credibilidad, tal como afirmó Isaías:
".. .si no creéis no comprenderéis".
74
Ciudad perdida y centro sagrado
10
Ibidem, pp. 57, 80 y 213.
11
Cfr. Trías, Eugenio, Ciudad sobre ciudad. Arte, religión y ética en el cambio de milenio,
Editorial Destino, Barcelona, 2001, p. 35.
12
La convergencia entre razón y símbolo se da solamente en la "edad del Espíritu", o
el momento del reencuentro del hombre con lo sagrado. Hay que recordar que en
esta filosofía de la historia, la primera edad consiste en el exitus o salida de la matriz o
cosmos, y es cuando se da el encuentro directo con lo sagrado, es la edad simbólica,
la de la mística; en la segunda edad se da la revelación de la razón; y en la tercera
edad se da el restablecimiento del orden cósmico y el reencuentro del hombre con lo
sagrado, Ver: Trías, Eugenio, La edad del espíritu, Destino, Barcelona, España, 2000.
11
Platón, Diálogos, Editorial Gredos, Madrid, 1992, pp. 31-45.
75
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
76
Ciudad perdida y centro sagrado
17
De Diez de Velasco, Francisco, Lenguajes de la religión: Mitos, símbolos e imágenes de la
Grecia Antigua, Trotta, España, 1998.
18
Platón, Diálogos, pp. 140-141.
19
Ibidem, pp. 268-269.
77
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
78
Ciudad perdida y centro sagrado
79
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
23
Ibidem, pp. S1-S4.
24
Ibidem, pp. 61 y 62. Según Eliade, la morada humana, sea casa o ciudad, se trans-
forma en Cosmos de dos maneras: la primera es asimilándola al Cosmos proyec-
tando en ella los cuatro horizontes a partir de un punto central o axis mundi; la se
gunda es repetir el ritual de construcción que llevaron a cabo los dioses, venciendo
al dragón mítico o marino que busca el caos.
25
Génesis, 2 , 1 0 .
80
Ciudad perdida y centro sagrado
81
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
La Atlántida era una isla que se fundó del centro hacia fuera,
adquiriendo una forma circular. En el centro de la isla había
una llanura, en cuyo centro —a su vez— había una montaña. En
ella vivían Poseidón, su mujer y sus descendientes. Para defen-
der bien esa montaña, Poseidón la aisló por medio de anillos
alternos de tierra y mar, dos de tierra y tres de mar en total,
cavados a partir del centro de la isla, todos a la misma distan-
cia por todas partes, de modo que la colina fuera inaccesible a
los hombres. Posteriormente, Poseidón hizo subir dos fuentes
de aguas subterráneas a la superficie —una fluía caliente y otra
fría—, e hizo surgir de la tierra alimentación variada y suficiente
para todos los habitantes de la Atlántida.30 Había también gran
diversidad de animales y plantas.
En la estructura concéntrica de la isla destacan el canal prin-
cipal, los puentes y la muralla de piedra. El canal fue construido
para abrir una vía hacia el exterior y hacia el palacio real; los
puentes eran para comunicar los anillos de tierra que los se-
paraban del mar; y la muralla de piedra, las torres y las puertas
rodeaban toda la ciudad a manera de defensa. Las piedras de
la muralla eran de color blanco, negro y rojo, y la muralla toda
estaba recubierta con oricalco, metal local que la hacía relucir
con "resplandores de fuego".31
30
Platón, Diálogos, pp. 285-287.
31
Ibidem, pp. 288 y 289.
82
Ciudad perdida y centro sagrado
32
Ibidem, pp. 289-293.
83
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
84
Ciudad perdida y centro sagrado
35
Ibidem, pp. 44y4S.
36
Este rito se puede comparar con aquellos que consisten en deambular en torno a un
templo o en el progresivo subir de terraza en terraza hasta la tierra pura del plano
superior de un templo. Ver: Eliade, Mircea, Immagini e simboli, Jaca Book, Milano,
1987,pp. 51 y 52.
37
Eliade, Mircea, El yoga. Inmortalidad y libertad, Fondo de Cultura Económica, Méxi-
co, 1991, p. 169.
85
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
86
Ciudad perdida y centro sagrado
87
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
46
Ibidem, p. 40.
47
Ibidem, p. 33.
48
Biederman, Hans, Diccionario de símbolos, Paidós, Barcelona, España, 1993, p. 19.
49
Pérez Rioja, José Antonio, Diccionario de símbolos y mitos, Tecnos, Madrid, 1988.
88
Ciudad perdida y centro sagrado
50
En el occidente medieval, los muros de las ciudades se consagraban ritualmente
como una defensa contra el demonio, la enfermedad y la muerte que cuando
lograban rebasar la muralla siempre daba como resultado lo mismo: ruina, desin-
tegración, muerte. Eliade, Mircea, Lo sagrado y lo profano, op. cit., p. 48.
51
Eliade, Mircea, El yoga..., p. 166.
89
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
52
Eliade, Mircea, Immagini e simboli, pp. 135 y 136.
53
Idem. Muy distinto es el simbolismo de las aguas sagradas del cristianismo, en
el que se asocia como la "sede del Espíritu divino". Por lo tanto, toda agua natural
se santifica en el sacramento del bautismo, porque Dios es invocado para tal fin.
En el bautismo, el viejo hombre muere por inmersión en el agua y genera un
hombre nuevo, regenerado, por tanto representa muerte y resurrección.
90
Ciudad perdida y centro sagrado
La ciudad recuperada
91
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
92
Ciudad perdida y centro sagrado
58
Burkchardt, Titus, Símbolos, Ampurias, Barcelona, España, 1982, pp. 28 y 29.
93
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
94
Ciudad perdida y centro sagrado
95
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
62
Eliade, Mircea, Cosmología y alquimia babilónicas, p. 26.
63
Idem.
64
El relato de la Nueva Jerusalén está en Apocalipsis 21,1-22,5.
96
Ciudad perdida y centro sagrado
65
Apocalipsis de Baruck, n, IV, 3-7, citado en Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano,
p. S8.
66
Northrop, Frye, El Gran Código. Una lectura mitológica y literaria de la Biblia, Gedisa,
España, 2001, p. 166.
67
Génesis 2, 9.
97
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
98
Ciudad perdida y centro sagrado
71
Ibidem, pp. 184 y 18S.
72
En el hinduismo también se habla de que se puede descubrir el mándala en el in-
terior del propio cuerpo, adquiriendo entonces el simbolismo de ciudad sagrada
una traducción a los diversos centros y órganos sutiles del cuerpo. Con esta noción
de "fisiología sutil", los hindúes asocian las respiraciones con los vientos cósmicos
y los puntos cardinales; la caverna, la verdad suprema, la montaña cósmica con la
columna vertebral, etc. Ver Eliade, Mircea, Elyoga..., pp. 170-174. En este mismo
sentido, Henry Corbin asocia el corazón como centro sutil que percibe lo espi-
ritual y a través del cual se realizan las transformaciones espirituales. Ver Corbin,
Henry, La imaginación creadora en el sufismo de Ibn' Arabi, Destino, Barcelona, Espa-
ña, 1993.
99
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
73
Northrop, Frye, El gran código, p. 188.
74
Ibidem, p. 190.
100
La nada y la poesía.
El entrecruce del discurso metafísico
y el discurso poético
Caleb Olvera Romero
Presentación
1
Mauricio Beuchot, El entrecruce del discurso metafísico y el discurso poético, Univer-
sidad Iberoamericana, México, 2003.
101
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
102
La nada y la poesía
103
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
104
La nada y la poesía
105
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
Metafísica icónico-simbólica
106
La nada y la poesía
107
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
108
La nada y la poesía
109
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
110
La nada y la poesía
111
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
Poesía y razón
112
La nada y la poesía
113
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
114
La nada y la poesía
Hermenéutica conceptual
115
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
116
La nada y la poesía
Arte y hermética
117
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
118
La nada y la poesía
119
Responsabilidad metafísica
y hermenéutica del Otro
Planteamiento
121
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
1
Levinas inicia su reflexión a partir de la fenomenología inaugurada por Husserl de
quien fue discípulo. La fenomenología ciertamente "se revela como una ciencia ei-
dética, descriptiva..." Husserl, Edmund, Ideas relativas a una fenomenología pura, Fondo
de Cultura Económica, México, 199S, § 75, p. 139.
2
Levinas, Emmanuel, Ética e infinito, 2a ed., La balsa de la Medusa, Madrid, España,
2000, p. 20. Levinas, Emmanuel, Difícil libertad, Lilmod, Buenos Aires, Argentina,
2004, p. 12.
3
Relatos inmersos en el metarrelato que da por finalizado precisamente el período
de los metarrelatos.
122
Responsabilidad metafísica y hermenéutica del Otro
4
Literalmente, meta: más allá; phisis, naturaleza, mundo, materia, lo meramente fí-
sico. Mi análisis se ciñe a la propuesta meta-filosófica de Levinas como pensador
de lo "más allá de lo esencial".
5
Para Levinas la diferencia entre metafísica y ontología es definitiva. Mientras ésta
concibe al ser como totalidad sujeto a un principio único, la metafísica indica la
relación de la subjetividad con el Otro en un vínculo infinito, bajo el carácter emi-
nentemente ético, antes de cualquier relación teórica con lo real.
6
Cfr. El Sofista, donde Platón analiza a los grandes géneros de lo Mismo y lo Otro.
123
De la analogía al símbolo. Vertientes de la hermenéutica
La responsabilidad metafísica
7
Concepto que Levinas toma de Jean Whal en Existencia humana y trascendencia, cita
do en Levinas, Emmanuel, Totalidad e infinito, 5a ed., Sígueme, Salamanca, España,
1999, p. 59.
8
"El Mismo es esencialmente identificación en lo diverso, o Historia, o Sistema".
Ibidem, p. 64.
9
Etimológicamente: el hogar que nos rodea. Esto es, la estructura que cubre y
cobija nuestra propia existencia, el modo de ser occidentales y, a final de cuentas,
criaturas del Verbo.
124
Responsabilidad metafísica y hermenéutica del Otro
10
Idea que da pie a toda la filosofía de la historia occidental, ya sea como maquina
ción lógica de una escatología onto-teleo-Iógica, ya sea secularización racional del
devenir. Y que es con Hegel donde se manifiesta el absoluto como tal. Grado
máximo de afectación del ser sobre el ser.
11
Dar luz, iluminación del ente por principio oscuro, y que con dicha iluminación
al ser se le penetra en su esencia con la mente del hombre. De aquí la noción
tradicional de la verdad como adecuación, supeditada a la donación de sentido: sinn-
gebung.
12
Recordemos la máxima filosófica con la que comienza esta aventura llamada filo-
sofía: "el ser es, el no-ser no es".
13
Levinas, Emmanuel, Entre nosotros, Pre-textos, Valencia, España, 1993, p. 187.
125
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17
Cfr. Levinas, Emmanuel, Difícil libertad, p. 99 y ss.
18
Levinas, Emmanuel, Totalidad e infinito, p. 63.
19
Caso de G. Michel, por ejemplo.
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131
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32
Levinas, Emmanuel, Entre nosotros, p. 48.
33
Idem.
34
Y que cobra sobrada importancia en la obra de Martin Bubbcr.
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33
Levinas, Emmanuel, Totalidad e infinito, p. 35.
36
Zygmunt Bauman, Etica posmoderna, Siglo XXI, 2005, p. 59.
37
Cjr. Martín Bubber, Yo-Tú, FCE, México, D.F., 1999, ni.
38
Levinas, Emmanuel, Entre nosotros, p. 142.
39
Levinas, Emmanuel, De Dios que viene a la idea, p. 29.
40
Paul Ricoeur, Sí mismo como otro, Siglo XXI, México D.F., 1997, i.
41
Edmund Husserl, Meditaciones cartesianas, FCE, México D.F., 1989, v.
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Responsabilidad metafísica y hermenéutica del Otro
135
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47
Levinas, Emmanuel, De otro modo que ser o más allá de la esencia, pp. 179 y 180.
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56
Beuchot, Mauricio, "Hermenéutica analógica y crisis de la modernidad", en Uni-
versidad de México, revista de la UNAM, núm. 13, abril-mayo, 1998, p. S67.
140
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57
Idem. Cursivas mías. Por otra parte, es menester asentar que para Beuchot la ana-
logía es un medio de conocimiento y, así, una posibilidad de comprender,
conocer, hablar y comprometerse con el Otro.
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Conclusión
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La promesa y lo trágico 'con' el Otro:
un aspecto ético-moral
ensayado al amparo de la hermenéutica
Juan José Láriz Durón
Introducción
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Lo ético
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La promesa y lo trágico 'con' el Otro
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6
Paul Ricoeur, op. cit., p. 184.
7
Al hablar del proyecto existencial hay que hacer mención —necesaria— de un par de
pensadores. Encontramos a Martin Heidegger quien al hacer referencia al 'proyec-
to', lo propone, no como un plan, porque no se trata de planear, proyectar o dispo-
ner de una realidad proyectante; se trata más bien de un proyectarse a sí mismo; de
un 'ser como proyecto', donde la existencia del hombre no es algo que ya es, o es
dado; es un poder ser que se asume como Dasein que se proyecta en la medida que
es existente. Para Sartre hay un proyecto inicial que se encuentra constantemente
abierto a la modificación, de tal forma que se trata de un proyecto que está siempre,
por decirlo así, < pre-proyectado > y escribe: "El hombre es ante todo un proyecto
que se vive subjetivamente [...] y el hombre será ante todo, lo que habrá proyectado
ser." Cfr. Sartre, Jean-Paul, El existencialismo es un humanismo, tr. Manuel Lamana,
Editorial Losada, Argentina, 1996, p. 13.
8
Más que hablar de 'fragilidad' del hombre, Martha Nussbaum se refiere a la 'vul-
nerabilidad' en los hombres y caracteriza a ésta y al vivir bien como posibilidad en
circunstancias ajenas del actuar del agente —hombre— griego. Se cuestiona: "¿En
qué medida puede un plan racional de vida contener elementos como la amistad, el
amor, la actividad política o el apego de las posesiones, todos los cuales siendo en sí
vulnerables, exponen a los avatares de la fortuna a quien fía su bien en ellos?",
pregunta que a nuestro ver, tiene una implicación directa con la 'fragilidad del
hombre' aquí apuntada. Cfr Nussbaum, Martha, La fragilidad del bien: fortuna y ética en
la tragedia y la filosofía griega, tr. Antonio Ballesteros, La balsa de la medusa,
Madrid, 199S, p. 34.
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La Otredad
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sola clase, sino que son tres las clases de amistad, a saber: de
lo bueno, de lo útil y de lo agradable; donde la philautía se
encuentra orientada del amor de sí referido a lo bueno en las
tres. En segundo lugar, debo apuntar que la philautía, como
génesis de la amistad, brota a partir de una relación mutua,
relación que la mayoría de la veces se torna íntima; es una
relación de sentimientos que se manifiestan recíprocamente en
un vivir junto-a alguien, en un compartir-con. A la amistad no
sólo incumbe el aspecto ético, sino que se topa también con
la reciprocidad, descubierta al encontrase Uno frente al Otro y
viceversa. Esta reciprocidad nos la ejemplifica Aristóteles al ex-
teriorizarla en la idea que se reconoce utilitarista, del bien de
Uno para con el Otro; a saber: "De este modo, los que se aman
por la utilidad, no se aman por sí mismos, sino en cuanto deri-
van de algún bien uno del Otro",14 es decir, a esta amistad se le
puede apuntar como amistad utilitaria, donde Uno ama a Otro
esperando recíprocamente que el Otro ame a Uno.
Ahora analicemos el punto de "... si es preciso ser el amigo
de sí mismo para ser amigo del Otro".15 Tratar este problema es
posarse frente a una tradición que se encuentra enmarcada por
los deseos de que los amigos se reconozcan en su reciprocidad.
A saber, el sí mismo está enmarcado en el ámbito del intelecto o
del pensamiento, por ponerle un calificativo, e incluso se puede
decir que ese sí mismo tiene un apego con el alma; ahora, el
amor que el hombre manifiesta por ese sí mismo es el amor de
los bienes por ser un bien para uno mismo. La cuestión de fon-
do es la del paso, de la reflexión del sí mismo hacia el Otro que
14
Aristóteles, op. cit., p. 18S.
15
Paul Ricoeur, op. cit., p. 191.
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Regla de Oro
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Paul Ricocur nos la explica en palabras de "Hillel, el maestro judío de San Pablo
(Talmud de Babilonia, Shabbat, p. 31a): 'No hagas a tu prójimo lo que aborrece
rías que se te hiciera'. Aquí está toda la ley; lo demás es comentario", en Ricoeur,
Paul, op. cit., p. 232.
27
Evangelio de Mateo, 7, 12, en la Biblia de Jerusalén, Edición Pastoral, Editorial Es
pañola Desclée De Brouwer, S. A., España, 1994, p. 1478. En este mismo asunto
está anclado el Evangelio de Lucas, 6, 31 al exponer: "Y lo que queráis que os ha
gan los hombres, hacédselo vosotros igual", p. 1569.
28
La ley mosaica fue escrita por Moisés en el éxodo del pueblo judío de Egipto y, con
cretamente la ley del talión está ubicada dentro de las denominadas 'leyes sobre actos de
violencia' y toda ella dice: "Pero si resultare dañado, darás vida por vida, ojo por ojo,
diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida
por herida, cardenal por cardenal". Éxodo, 21, 23-24, en Ibidem, p. 102.
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¿Y la promesa?
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Kant señala dos tipos de deberes, los perfectos y los imperfectos: "Vamos ahora a
enumerar algunos deberes según la habitual división de los mismos en deberes hacia
nosotros mismos y hacia otros hombres, en deberes perfectos e imperfectos". Y en
la nota al pie de página, señala: "Se tiene que señalar seguramente aquí que me re
servo enteramente la división de los deberes para una futura Metafísica de las costumbres
[...] Por lo demás, aquí entiendo por deber perfecto aquel que no permite ninguna
excepción en provecho de la inclinación, y entonces tengo no meramente deberes
perfectos externos, sino también internos". Vid. Kant, Immanuel, Fundamentación de ¡a
metafísica délas costumbres, Tecnos, España, 1989, 422, 20-25, p. 173.
30
Ricoeur sostiene que estas prácticas particulares y cotidianas son: "Soportar el
insulto sin vengarse, resistir a la tentación de suicidarse por hastío de la vida, no
ceder a los atractivos de la falsa promesa, desarrollar sus talentos antes de dejarse
llevar por la pereza, socorrer al prójimo". En op. cit., p. 287.
160
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31
Kant, del suicidio como máxima atentatoria contra la humanidad misma, arguye: "Uno
que, por una serie de males que han crecido hasta la desesperanza, siente fastidio por
la vida, está aún lo suficiente en posesión de su razón para poder preguntarse a sí
mismo si quitarse la vida no será acaso contrario al deber hacia sí mismo. Prueba por
tanto si la máxima de su acción puede quizá convertirse en una ley universal de la
naturaleza. Su máxima es: tomo por amor propio como principio acortarme la vida si
ésta me amenaza a largo plazo con más mal que agrado me promete". Kant, op. cit.,
421, 24-25 y 422, 1-7.
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33
Ibidem, p. 293.
34
Paul Ricoeur, "Individuo e identidad personal", en Sobre el individuo. Contribuciones
al coloquio de Royaumont, Editorial Paidós, España, 1990, p. 88.
164
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Desde la hermenéutica
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36
Beuchot, Mauricio, Tratado de hermenéutica analógica, UNAM, México, 1997, p. 96.
37
Aguayo, Enrique, Pensamiento e investigaciones filosóficas de Mauricio Beuchot, Universi-
dad Iberoamericana, México, 1996, p. 1S3.
38
Ibidem, p. 159. Se hace referencia indirecta a Santo Tomás de Aquino, Suma Teoló-
gica, I—II, q. SS, a. 2, c.
166
La promesa y lo trágico 'con' el Otro
sino una que camine entre ambas para atender situaciones con-
cretas y generales, es decir, "... será una ética no de leyes, como
la univocista, ni de situaciones o casuística, como la equivocista,
sino de virtudes, pues ellas tienen una parte que mira a la ley
general y otra que atiende a la situación concreta."39 Es una ética
que se presenta como analógica por ser la que se encuentra
entre las dos y que mira a ambas como el justo medio entre las
virtudes.
Para ir finiquitando el asunto aquí pormenorizado en rela-
ción con la promesa, la ética y la hermenéutica, he de recordar a
Ricoeur y las distintas maneras que encuentra acerca del primer
analogado del actuar. Lo que hay que destacar y que funciona
para el trabajo aquí expuesto es el de imputar,40 mismo que
tiene una correspondencia directa con el juicio moral y más
concretamente con el sujeto moral por la implicación directa
del prometer y más que esto, el cumplir lo prometido.
La conclusión a la que me gustaría llegar es afirmar que la
necesidad de cumplir una promesa, a despecho de las inter-
mitencias del corazón, constituye el modelo por excelencia de
un mantenimiento de sí mismo [del sujeto]. A esto hay que aña-
dir la mediación de los predicados morales —bueno y obligato-
rio— para llegar al plano de la moralidad,41 es decir, mantenerse
en la promesa es más que un mero acto sin sentido es, mejor
39
Beuchot, Mauricio, Ética, op. cit., p. 77.
40
Aunque no es el único lugar donde Ricoeur lo trata, en Sí mismo como otro dice que
".. .la imputabilidad [...] es la adscripción de la acción a su agente, bajo la condición
de los predicados éticos y morales que califican la acción como buena, justa, conforme
al deber, hecha por deber, y, finalmente, como más sensata en el caso de situacio-
nes en conflicto"; aunque es bueno aclarar que la imputación mostrada aquí va a
señalar, a decir de Ricoeur, el paso de la metafísica a la moral, pero con ello no
deja implicar a la ética desde nuestro estudio pormenorizado. Ricoeur, Paul, op. cit.,
p. 322.
41
Beuchot, Mauricio, Tratado de hermenéutica analógica, p. 95.
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DE LA ANALOGÍA AL SÍMBOLO
Vertientes de la Hermenéutica.