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Municipio de pasto
El trabajo del leer y escribir en el aula 2 Luis Hernando Mutis Ibarra
CONTENIDO
1
Emilia Ferreiro es una Investigadora argentina, que fue la única latinoamericana que hizo su tesis de doctorado en
Suiza, dirigida por Jean Piaget.
2
Conversaciones de Emilia Ferreiro con José Antonio Castorina, Daniel Goldín y Rosa María Torres. Fondo de
Cultura Económica. México, Primera edición, 1999. Pág. 9. La obra se realizó en siete sesiones entre diciembre de
1995 y febrero de 1996.
3
Ibíd. Pág. 12
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4
En la teoría de Jean Piaget, la asimilación no provoca un cambio de esquemas, pero si condiciona su crecimiento y, en
consecuencia, forma parte del desarrollo. Ejemplo: el esquema es el globo y la asimilación la que lo infla más; cuando
el globo aumenta la asimilación crece, pero su forma no cambia. La asimilación da pauta a que crezca el esquema.
5
Piaget llama esquema a las estructuras cognoscitivas o mentales mediante las cuales los individuos se adaptan
intelectualmente al medio y lo organizan. Los esquemas se adaptan y cambian con el desarrollo mental, aunque no son
objetos reales, pueden considerarse como un conjunto de procesos del sistema nervioso central. Son inferencias, son
construcciones hipotéticas (las construcciones son conceptos o pensamientos que se infieren), no pueden ser
observadas de manera directa, por ejemplo: la inteligencia, la creatividad, la aptitud, habilidad, motivación, los
instintos. A los esquemas se los puede considerar como conceptos y categorías. Conforme se desarrollan, se vuelven
poco a poco más generalizados, más diferenciados, nunca dejan de cambiar o de refinarse. A medida que crece el niño,
se requieren más registros para incluir los datos acerca de los cambios. Los esquemas son estructuras intelectuales que
organizan los sucesos tal como el organismo los percibe y los clasifica en grupos de acuerdo con características
comunes. En el bebé, los esquemas son reflejos y no mentales, a medida que crecen, los esquemas van siendo más
diferenciados, menos sensoriales y más numerosos, y la red que forman van siendo más complejos.
Los esquemas se construyen con experiencia y tiempo. Lo que es construido por el niño, no son copias exactas
de la realidad; el juego es más de asimilación que ajuste, los esfuerzos por asimilar son más de ajuste que de
asimilación. El ajuste es cualitativo, mientras que la asimilación es cuantitativa. En conjunto, estas dos, explican la
adaptación intelectual y el desarrollo de las estructuras cognoscitivas. En el ajuste, a veces el estímulo no puede
colocarse o integrarse en un esquema, debido a que no hay esquemas en los que pueda ajustarse con facilidad.
Alternativas: 1. Crear un nuevo esquema donde colocar un estímulo. 2. Modificar uno de los esquemas de
modo que el estímulo se ajuste a él. Ambas son formas de ajuste. Es decir crea nuevos esquemas o se modifican los
antiguos. Ambas determinan un cambio o desarrollo de las estructuras (esquemas cognoscitivos).
El trabajo del leer y escribir en el aula 5 Luis Hernando Mutis Ibarra
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Todas tuvieron la formación junto con Emilia Ferreiro: Ana Teberosky, Alicia Lenzi, Susana Fernández, Celia
Jakubowitz, Ana María Kaufman, Liliana Tolchinsky y Delia Lerner.
El trabajo del leer y escribir en el aula 6 Luis Hernando Mutis Ibarra
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John L. Austin, B. Bettelheim, Fierre Bordieu, Bertha Bralavsky, Daniel Cassany, Oswald Ducrot, H. Furth, Jack
Goody, Erick Havelock, B. Inhelder, John Ivons, Josette Jolibert Miguel de Zubiría Samper; Lev Seminovich
Vigotsky, Teun A. Van Dijk, L. Tolchinsky, George Steiner, Frank Smith, Juan Rey, Cardona Giorgio Raimondo,
Mauricio Pérez Abril, Daniel Pennac, Juan Carlos Negret, William Littlewood, Jorge Larrosa
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FERREIRO, Emilia y TEBEROSKY, Ana. “Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño”. Editorial Siglo XXI,
México.
El trabajo del leer y escribir en el aula 7 Luis Hernando Mutis Ibarra
establecer correspondencias sonoras, no empezaba con las unidades que pretenden los
adultos, que son los fonemas, sino con otro tipo de unidades. La sílaba es una de esas
unidades privilegiadas.
La visión escolar es atomística, ajena a toda noción de sistema. Se sigue hablando
de un niño con habilidades para la lecto-escritura, pero no de un niño que produce
interpretaciones conceptuales. Por ejemplo, para el niño no todas las partes de una
oración, necesariamente tienen que estar escritas, de ahí la dificultad mayor al trabajar
con categorías de palabras como los artículos (por su cantidad mínima) y las
proposiciones, que para el niño, no están escritas en las frases. Los verbos plantean un
problema específico, porque el verbo es una relación: pensar la escritura de una relación
sin pensar en los objetos relacionados cuesta bastante trabajo.
Si uno quiere dialogar con los niños, y lograr que ellos expliquen cómo piensan,
qué ideas tiene, primero hay que tratarlo como alguien que piensa, de lo contrario, nunca
va a explicar qué ideas tiene. Y, explicar no es que diga un discurso, sino que se exprese
o muestre de alguna manera. Por otra parte, hay que asumir que saber preguntar o saber
“encontrar” es un problema del maestro, o del investigador, o del pedagogo y no del niño.
Los niños ayudan verdaderamente cuando encuentran la confianza, o que legítimamente
saben que alguien quiere entenderlos cómo piensan.
Hay que procurarse diversos mecanismos para encontrar la manera de ver el
objeto en un nivel conceptual totalmente diferente del adulto. ¿Qué es la escritura antes
de que sea lo que es para mí? Como yo ya soy un sujeto alfabetizado no consigo verla de
otra manera. Yo veo un conjunto de letras y las leo, no puedo no leerlas. De aquí resultan
algunas de las precauciones metodológicas que ayudan mucho.
La idea de que el sujeto que aprende es un sujeto activo y constructor, en el
sentido más fuerte del término. No es activo porque hace muchas cosas, es activo porque
está continuamente organizando y reorganizando sus esquemas asimiladores. El
significado de “actividad” no es homogéneo en las distintas posiciones teóricas; pero, en
este caso, es para un sujeto teorizador, experimentador, cotejador, conquistador, que va
al encuentro de la información, no la recibe elaborada sino que la estructura. Aunque, no
todo no sólo se aplica únicamente al niño, también es y debería ser pertinente para un
adulto.
“La visión que Piaget da a la niñez no es esa visión edulcorada: “¡ay, qué lindos
son los niños; qué amor!”; esa es la visión de un creador intelectual, de alguien que pone
orden en el caos de la experiencia y que reconstruye la realidad para poder poseerla. No
hay una posesión inmediata. Para Piaget la objetividad está en el punto de llegada, no en
el de partida, y además, es un punto que nunca se alcanza. Asumir la idea de que la
objetividad coincide con el máximo de actividad del sujeto y no con el mínimo (como
habitualmente se cree), tiene mucha trascendencia en el trabajo de la investigación
cotidiana”9.
9
CASTORINA, José Antonio; GOLDÍN, Daniel y TORRES, Rosa María. “Cultura escrita y educación”,
conversaciones con Emilia Ferreiro. Fondo de Cultura Económica. México, Primera edición, 1999. Pág. 97
El trabajo del leer y escribir en el aula 8 Luis Hernando Mutis Ibarra
Esas secuencias ideales, idealizadas, funcionan para el que ya sabe, y a los demás los
dejan perdidos en la noche de los tiempos” 10.
No se trata sólo de hacer ejercicios mecánicos de leer y escribir. La diagnosticada
mirada en torno a los usos del lenguaje, nos evidencia que los estudiantes han aprendido
a leer pero no lo han hecho leyendo, así como tampoco han aprendido a escribir
copiando; se ha observado igualmente que la enseñanza del proceso escritor no puede
dar resultado cuando todo gira en torno a la gramática y sus actividades mecánicas como
la caligrafía, los dictados, las planas y las reglas gramaticales. Cuando se construye la
Forma (el código escrito) en ausencia del Fondo (el texto), es como realizar castillos en el
aire, es crear en el vacío; el orden sólo existe para el educador donde se hace una
corrección al final de la tarea sin que el estudiante asuma dichos errores.
Prácticamente el más ausente en la práctica escolar del lenguaje es la elaboración
del texto escrito, proceso que se inicia con la generación, incubación, captura, manejo y
se organización de las ideas. Construir actitudes para el afecto y el gusto por la escritura;
saber porqué se escribe; donde, sienta y piense el escribir; luego se desarrollen las
habilidades, se analice la comunicación, se busquen ideas, se realicen esquemas,
borradores para valorar y rehacer lo escrito. Para todo esto se necesitan los respectivos
conocimientos para adecuar el texto hasta el nivel de formalidad, con su estructura,
coherencia, cohesión, normativa lingüística, ortografía, recursos teóricos y su
presentación. Para un buen escribir se necesita tener aptitud, habilidad y actitud, el
conocimiento y su uso deben ser evidentes.
Construir Texto es comenzar con el fondo (capturar, organizar, clasificar,
jerarquizar y priorizar las ideas) para luego darle forma (código escrito, la gramática); es
como un juego de construcción, en el que se sabe lo que se quiere y para lo cual se
añade y se retocan las piezas hasta conseguir la forma pensada. Aquí el aspecto central
es el contenido y el pensamiento que se moviliza dentro. Al comienzo no hay reglas,
puesto que se la lógica del caos hacia el orden; donde el error no es deficiencia sino un
recurso potencial que necesita conciencia, planificación, esquemas, borradores,
relecturas y correcciones permanentes. El texto va y viene hasta conseguir su depuración
y buena forma. Una vez se realicen las nuevas relaciones o significaciones, el proceso
de acercamiento a las formas lingüísticas se va construyendo, siempre y cuando exista el
cimiento textual, de lo contrario, volveríamos a caer en el gramaticalismo.
En la formación de niños, adolescentes y jóvenes productores de texto, requiere un
manejo desde el conocimiento para saber el saber; desde el comportamiento para saber-
ser y desde las competencias para el saber-hacer. La experiencia de la escritura servirá
para tomar conciencia sobre el poder que otorga su dominio (hacer invitaciones, obtener
ayuda, solucionar conflictos, hacer reír y soñar); el placer que se obtiene en la producción
escrita (invención, comprensión, encontrar el tipo de escrito, tener estilo, convocar,
progresar, encontrar respuestas); la utilidad y funcionalidad del texto escrito (sirve para
algo, responde a intencionalidades, tiene propósitos, usa y se adapta a situaciones,
permite comunicarse, dejar testimonios, crear historias). Se trata de que para cada
alumno el escribir no sea sinónimo de aburrimiento, bloqueo o fracaso, sino que evoquen
más bien proyectos realizados gracias a la escritura.
10
Ibíd. Pág. 46.
El trabajo del leer y escribir en el aula 10 Luis Hernando Mutis Ibarra
frontera de dos mundos: Uno, donde la educación fue hecha para la acumulación
mecánica de datos, hasta abotagarse de ellos y, el otro donde tenemos que formar
buscadores del conocimiento y la información para apropiarse de ella, manejarla y tener
la capacidad de utilizarle en nuestro propio beneficio (o ¿maleficio?).
Entre estos mundos, nos movemos para bien en algunos casos y por desgracia
para otros. Lo cierto es que la angustia, la desesperación, la impotencia y/o el
ensimismamiento son características de las crisis mal manejadas (muchas veces por no
saber como hacerlo); cabe aquí expresar la idea del psiquiatra guatemalteco Albert Yang,
cuando nos decía en un curso de desarrollo humano que: “Nadie es malo porque quiere,
sino que, no saber como ser mejor”. Lo que tenemos que hacer ahora es poner todas
nuestras inteligencias para utilizar las dificultades, usar la creatividad para potenciar los
conflictos a favor de la consolidación del nuevo mundo o de la cultura que exige la
sociedad del conocimiento. Y evitar la quemadera y las lamentaciones de lo que fue,
alimentando la añoranza de un pasado que no es posible volver a él. Hoy todo lo que hay
son oportunidades para mejorar lo que hacemos, pues, como lo dice Marshal Berman,
que “corremos el riesgo de quedarnos pequeños, en un mundo que invita a la grandeza”.
Por lo tanto, las crisis, los problemas y los conflictos que vivimos ahora son normales, y lo
que tenemos que hacer es pensar y reflexionar cómo los usamos. Podemos unirnos,
hacer grupos y equipos para ir construyendo la experticia necesaria para crear los
ámbitos, tiempos y espacios necesarios para hacer investigación.
¿Qué es lo que hace falta para comenzar a ver lo que no se veía? Hace falta
curiosidad, hace falta un sentimientote que no acabamos de prender, de que podemos
seguir aprendiendo, hace falta una cierta actitud de respeto hacia los estudiantes. El
respeto intelectual hacia ellos es un componente fundamental; por eso, por lo general se
reivindica la forma clínica de indagación como una situación de respeto intelectual hacia
el otro.
Si realmente se acepta que el otro piensa, asumimos que piensa de una manera
diferente a la nuestra, que no se deduce a partir de nosotros, tenemos que conseguir que
el otro nos ayude a entender cómo piensa. Éstas son las bases del respeto intelectual:
“yo asumo que piensas y que tu forma de pensar no se me devela de inmediato; preciso
de tu ayuda para entender de qué manera piensas”. A un pensamiento fuera de lugar o
imprevisto, no se lo cataloga como: ”¡qué tontería!”, o “¡qué estupidez!” Simplemente se
necesita encontrar esa coherencia que se nos escapa.
Otro aspecto clave es, tener la convicción de que el aprendizaje como maestros no
termina con el título de postgrado. Es indispensable seguir teniendo ganas de aprender y
curiosidad para saber de qué manera pasan las cosas en el lugar de trabajo; que persista
el ánimo de probar cosas sin tener estereotipos como referencia. Si hay atrevimiento,
decisión y voluntad, y además se cuentan con los argumentos para decir que es
interesante proponer una actividad, si se puede fundamentar mínimamente en términos
de la práctica cotidiana y del aprendizaje que se quiere conducir, entonces, empiezan a
pasar cosas, eso es lo interesante.
El trabajo del leer y escribir en el aula 13 Luis Hernando Mutis Ibarra
6. LA TRANSFORMACIÓN
Según algunos manifiestan, estamos en la antesala de la desaparición del libro que
conocemos. Quien sabe si es o no cierto; de todas maneras estamos frente a la
expansión de objetos inéditos; tenemos la posibilidad de vislumbrar bibliotecas con otro
formato e imaginar e imaginar otras maneras de leer y de acercarnos a la escritura.
Justamente, ya estamos en la sala de una gran revolución en la tecnología de la palabra y
la producción de textos y de sus modos de presentación.
Durante mucho tiempo, las lenguas siempre se describieron y analizaron en
función de un prototipo de lengua perfecta (el griego, el latín por ejemplo), pues, era una
disciplina para el espíritu y porque acercarse a ella era acercarse a un modo de pensar, a
un modo de organizar las ideas. Renunciar a este tipo, permitió comenzar a analizar cada
lengua por sí misma, sin compararla con dicho prototipo. Se analizó los universales
lingüísticos, pero desde otra perspectiva. Por eso costó trabajo llegar a ver varios
elementos no alfabéticos que hay en las escrituras de base alfabética.
Es el caso por ejemplo, de la separación de las palabras, que es una indicación de
otro orden, porque “ese espacio en blanco no corresponde a un vacío sonoro. Si la
escritura fuera espejo fiel del habla tendríamos que escribir sin espacios o poniendo
espacios solamente en aquellos lugares donde seguro termina algo: en lugar de puntos
habría que dejar un espacio. El espacio vacío entre palabras es un indicador silencioso
para el lector, es una marcación puramente categorial. Con la puntuación ocurre algo
similar, ya que transmite al lector información de este tipo. Las mayúsculas también son
elementos ajenos al principio alfabético. Según el principio alfabético: a semejanza
sonora debe haber semejanza gráfica, y a diferencia sonora, diferencia gráfica. Lo
semántico no entra, pero lo semántico se fue metiendo de manera muy claras en muchas
escrituras alfabéticas”11.
El alfabeto apareció tan asociado al pensamiento racional, la ciencia, la tecnología
y, por encima de todo, la democracia, que ningún lingüista se atrevía a proponer una
escritura para pueblos ágrafos que no fuera alfabética.
Parece que los griegos, al principio, ponían separadores y después dejaron de
ponerlos. Los romanos que, aparentemente, recibieron el alfabeto griego a través de los
etruscos, recibieron una escritura con separadores. Empezaron a usar separadores y los
abandonaron cuando descubrieron que los griegos, a quienes tanto admiraban, no los
habían usado. Durante siglos se escribió todo continuo sin ninguna separación, lo cual
tiene muchas interpretaciones.
Además del problema epistemológico, el problema social tuvo que ver con algunos
cambios sociales relevantes o con usos sociales diferentes de la escritura en los sectores
de la sociedad. Así, el inglés Parkes (1992), en su libro pausa y efecto, “es una primera
historia de la puntuación en Occidente; primera historia porque hay muy poca información
sobre ese tema. La puntuación estuvo a cargo del lector durante siglos, el que puntuaba
era el lector. Existía una forma de leer muy diferente, completamente distinta. La
puntuación y los espacios entre palabras empezaron a generarse más o menos juntos,
como carga del productor del texto y no como carga del lector, muchos siglos después.
“En la Roma clásica, los lectores eran pocos y los textos que se leían, también.
Ellos se preparaban para leer en voz alta un texto, como hoy día un intérprete musical se
11
“Cultura escrita y educación”, conversaciones con Emilia Ferreiro. Op. Cit. Pág. 68
El trabajo del leer y escribir en el aula 14 Luis Hernando Mutis Ibarra
prepara para hacer sonar una partitura (el libro de Francoise Desbordes12 contiene
excelente información sobre este tema).
“La lectura considerada como tal era en voz alta. La lectura silenciosa era posible,
pero no se consideraba lectura. Leer realmente era devolverle la voz al texto de manera
similar a lo que acontece con la música; esto es, un músico puede leer una partitura sin
tocarla, pero nos resulta difícil decir que sabe leer esa partitura hasta que la ejecuta.
“Una visión similar había en la Roma clásica: si alguien sabía leer un texto es
porque sabía darle la voz al texto, y para eso tenía que saber dónde ubicar una pausa en
función del significado; tenía que saber frasear. Este tipo de lectura requiere de una
formación muy especializada. Leer de primera intención era considerado un acto de
barbarie, nadie podía leer así. Para poder leer bien, el lector aprendía a puntuar el texto, a
marcar los lugares donde terminaba una idea, donde hacía falta una pausa, un énfasis,
etc. Puntuar era algo que el lector tenía que aprender ya que el texto no traía esa
puntuación.
“Parkes cuenta que la puntuación y la introducción de marcas en los textos surge
por transformaciones sociales que ocurrieron en este momento histórico: el advenimiento
de una nueva capa de "nuevos ricos" que empiezan a participar en la cultura, ampliando
el mercado de lectores potenciales, y la presencia de algunos poseedores de manuscritos
importantes que quieren preservar la integridad de la interpretación del texto. Es decir, las
marcas se introducen para ayudar a los nuevos lectores a interpretar los textos, por ser
lectores que no comparten la tradición de la cultura letrada.
“La visión más tradicional es que ni puntuación ni separación hacían falta mientras
la comunidad lectora se mantuviera en una especie de circuito cerrado. Parkes también
propone otra hipótesis que me parece sumamente interesante: la preferencia por textos
sin marcas es también la preferencia por un texto neutro que permite múltiples
interpretaciones.
“Una de las funciones sociales de una escritura no puntuada sería potenciar
lecturas posibles entre un grupo restringido de lectores. Cuanto más se desconfía del
lector más marcas se le ponen al texto. Si uno piensa la puntuación como una guía para
la interpretación podría decirse que, en nuestra época, existen muchos otros recursos
gráficos que intentan encauzar al lector (recuadros, tipografía, fondos de colores
diferentes, etcétera)” 13.
El texto puntuado, entonces, es un texto ya interpretado. La reacción de los
clásicos frente a los textos ya puntuados sería, la misma que uno tiene cuando presta un
libro y te lo devuelven subrayado (¡y a veces con marcador de color!). Es como si se
estuviera imponiendo una cierta lectura. Quizá sea por un momento de profunda
desconfianza hacia el lector, entre otras cosas motivado por una gran proliferación
aparente de lectores (en términos comparativos con siglos anteriores).
Y es una proliferación real, aunque no haya tantos lectores como quisiéramos. De
hecho, cuando hay una proliferación de lectores no hay manera de saber en qué manos
caerá cierto texto, por lo tanto surge una actitud de desconfianza natural hacia ese lector
desconocido. En otras palabras, esas marcas se introducen por un autor que se defiende,
que dice: '"yo quiero ser entendido de cierta manera, pero sé que no puedo controlar la
interpretación del lector". Ahí hay una tensión interesantísima entre la proliferación de
12
DESBORCES, Francois. “Concepciones sobre la escritura en la antigüedad romana”. Gedisa, Barcelona, 1995
(Colección LEA)
13
Citado por Emilia en “Cultura escrita y educación”, Pág. 74-76
El trabajo del leer y escribir en el aula 15 Luis Hernando Mutis Ibarra
7. LO HABLADO Y LO ESCRITO
En la madurez que se ha ganado en torno a la escritura y la lectura y sobre los
medios de producción y/o interpretación, se tiene claridad sobre la diferencia de que
copiar no es escribir, ni tampoco decodificar no es leer. Desde las innumerables
definiciones de ambas caras de una misma moneda, nos quedamos con la idea de que
una y otra apuntan a la construcción de sentidos y significados. Que, si la escritura ofrece
una representación, el lector debe reconstruir el objeto que no está allí, sino que apenas
ha sido representado dejando de lado muchas de sus propiedades esenciales para
cualquier comunicación eficaz. Con las palabras del lingüista francés: “Una lengua escrita
no es una lengua oral trascrita, es un nuevo fenómeno lingüístico y cultural”, se hace la
distinción entre el lenguaje oral y el escrito, los cuales vale la pena hacer una breve
distinción entre ellos:
Lo hablado y lo escrito son dos formas fundamentales al lenguaje, hoy están
inextricablemente mezcladas la una con la otra (Ej. Internet), de manera que casi no
podemos pensar sin que la otra forma gráfica de las palabras esté más o menos
vagamente presente en la conciencia. Los dos modos de lenguaje no dejan de ser por
ello menos diferentes; no se expresa la misma “manera de pensar” en los dos casos; son
incluso, no simplemente diferentes, sino en cierto sentido incompatibles. No se puede
pensar lo que se escribe de la misma manera que se piensa lo que se dice.
Por ejemplo, unas notas escritas son no más que indicaciones u orientaciones,
como señales que orientan la marcha general del discurso. Nada más fácil que salir del
texto escrito, pero es difícil volver a él, porque “el hilo de las ideas” habladas no es de
igual naturaleza que la palabra escrita.
Es preciso marcar fuertemente las diferencias, porque hay que romper con una
tradición en donde se supone que primero tienes que mejorar la expresión oral, porque si
no, la expresión escrita va a ser lamentable. Una de esas maneras de mejorar la
expresión oral es pronunciar una palabra de manera que su pronunciación corresponda a
su escritura. “En realidad ésta es la típica imagen ingenua de un individuo alfabetizado:
tienes que pronunciar “huevo” porque sino vas a escribir “guevo”. El problema es todos
decimos “guevo”, pero como aprendimos a escribir “huevo” nos convencemos de que no
decimos “guevo” sino “huevo” 14. Pretender uniformar el habla es favorecer la tarea de
algunos y entorpecerla a otros, cuando nada prueba que se deba hablar de cierta manera
para escribir correctamente.
La diferencia entre escritura y oralidad se debe establecer desde el principio. La
separación de palabras no existe a nivel oral. Nadie habla haciendo pausas (o sea,
dejando espacios sin letras) entre cada palabra. Pero así escribimos, y el lector usa la
información de separación de palabras tempranamente. Aunque los niños tienen
dificultad en establecer esa unidad palabra, en saber a qué corresponden los espacios.
En la práctica cotidiana de la escuela, aún se sostiene que la escritura es una simple
transcripción de lo oral. Alguien que enseña a los niños a leer y escribir y no ha pensado
en las funciones del lenguaje escrito, cuando llega al aula, habla y espera que el alumno
14
“Cultura escrita y educación”, conversaciones con Emilia Ferreiro. Op. Cit. Pág. 199
El trabajo del leer y escribir en el aula 16 Luis Hernando Mutis Ibarra
Lo hablado Lo escrito
- Se inventa a medida que se habla. - Para escribir: se necesita la mano e instrumentos para
- Es desde luego autor del pensamiento que escribir sobre un objeto.
expresa (voz, ideas, gesto, actitud). “Nadie - Uso estudiado de una función natural (la de hablar), es
puede decir el pensamiento de otro, pero una puesta en práctica del arte de hablar.
puede leer el pensamiento escrito de - A la escritura se la ve cambiar y envejecer con la
cualquiera. persona, como si se adaptase a la curva de la vida.
- A quien habla se le sigue con más agrado, - Un arte manual inventado se interpone en la escritura
porque el pensamiento está vivo y porque entre el pensamiento hablado y su expresión.
toda improvisación o invención atestigua la - Es más pobre que la lengua hablada.
presencia de una vida. - El hecho de que la escritura sea un arte necesariamente
- La espontaneidad de la palabra es libre y aprendido, y no el ejercicio de un órgano es el origen de
enemiga del orden. dificultades más serias, pues afectan al uso mismo de la
- Cuando se lee, las ideas se oyen marchitas, lengua.
con aspecto cadavérico. Las frases vivas - Nadie escribe como habla.
mientras se las escribe, están muertas - Escribir implica un acto de sumisión previa a ese código
cuando se las lee. de la lengua que se llama gramática.
- Hablar es un instinto, nadie ha sostenido que - Todo lo que concierne a la comunicación del
escribir sea un instinto. No hay más pensamiento, o, como se dice, del sentido pertenece a la
necesidad que del cuerpo para hablar. lingüística, porque la función de la palabra es esta
- Las construcciones sintácticas incorrectas la comunicación misma. La escritura se convierte entonces,
lengua hablada las tolera, pero la gramática sino en una necesidad absoluta, por lo menos en una
condena como equivocazo traidoras al práctica inevitable.
pensamiento que quieren expresar. - La escritura es un agente muy importante del desarrollo
- SIGNIFICAR: Implica la posibilidad de de la lengua y por lo tanto afecta inevitablemente a la
comunicar un sentido, y este sentido es estructura.
comunicable más que si puede ser - La escritura es un análisis de la palabra como está lo es
significado, tan distintamente de todo otro del pensamiento.
sentido como sea posible. - Es como armar un rompecabezas, como un juego de
construcción, cómo se sabe lo que se quiere, se añade y
se retoca las piezas hasta conseguir la forma pensada.
propósitos; es como el ejemplo de los mapas, los cuales representan cierta parte de un
espacio o territorio, que no es el territorio, ni tampoco es la fotografía del satélite.
Cuando se quiere hacer la representación de cierta realidad y no cuentas con
modelos de esa representación, el problema está en cómo analizas el objeto, qué
propiedades y relaciones se reconocen, y cuales de todas esas propiedades y relaciones
reconocidas se van a ponderar para ponerlas en la representación. Por otro lado hay otro
problema, que es, cómo se va a armar la representación; con puntos, rayas, colores. Se
puede armar de distintas maneras, pero en la medida en que es un objeto bidimensional
se tienen ciertas restricciones. Pero a la vez, la representación permite un reanálisis del
objeto representado. Además, como se va a ser interpretable por otro, comunicable, hay
que pensar cómo se va a hacer para que esa representación cumpla con ciertos fines, y
que también le sirva a esos otros para fines similares.
Conceptualizar la escritura como representación (una construcción significativa) y
no como codificación (descifrado mecánico), tiene diversas consecuencias educativas y
pedagógicas no únicamente para los primeros grados de educación, sino para todo el
transcurso de la vida escolar y tal vez hasta más allá (la universidad). El sujeto que
aprende una codificación es un sujeto pasivo (copia, memoriza mecánicamente, sólo
acumula datos sin conciencia, para devolverlos a través de los famosos “exámenes”); el
sujeto que aprende una representación es uno que formula hipótesis (escribe, piensa,
reflexiona, desarrolla la memoria lógica, busca, se apropia, maneja y usa el
conocimientos, la información, el saber y los datos, tiene conciencia de lo que sabe –sabe
su saber- es metacognitivo). Como maestros, entonces, valoramos los errores no como
deficiencias, sino como situaciones significativas o pistas para potenciar los avances y el
crecimiento de sus desarrollos.
El estudiante niño busca entonces, entender y comprender el sistema y no
simplemente las marcas aisladas por sí mismas. En estos escenarios, y ubicándonos en
el ámbito de la educación inicial (desde que el niño ingresa a la institución educativa en
preescolar, el grado cero o parvularia, y no desde el grado primero), lo de mayor interés
es, poder entender, saber y comprender lo que los niños tienen, piensan o qué clase de
ideas construyen (traen) sobre lo escrito y sobre lo cualquier texto dice. Para el niño,
desde muy temprano una escritura es un conjunto de letras y no una letra aislada; o sea,
es un compuesto de partes. Así concebida la escritura, la letra no es interpretable, lo que
es interpretable es la composición de partes. Desde muy temprano el niño debe tomar
decisiones: tiene que elegir y poner varias grafías, cuál puede ser la primera, la siguiente
y cuál puede la última. Estas decisiones toman tiempo, que habitualmente es más
prolongado que el proceso de lectura, excepto cuando estamos frente a un descifrado.
Los escritos de los niños, serán observados desde posiciones teóricas y
conceptuales que nos ayudan a mirarlos. Son datos, resultados de las condiciones de
producción, son intenciones, el proceso mismo de producción. Aquí, la lectura (que hace
el profesor – investigador) se convierte en un indicador más dentro de otros que se
recogen para entender la clase de ideas sobre los escritos que los niños construyen
progresivamente.
Uno de los beneficios que tiene el conocimiento de las ideas de los niños, los
adolescentes y jóvenes, es poner en crisis la idea ingenua que tiene un adulto ya
alfabetizado sobre lo que es la escritura o lo que es componer un texto escrito.
De alguna manera la educación no es contemplación, y por ello es, en cierta
medida, un acto de violencia. El educador quiere que los estudiantes lleguen a cierto
El trabajo del leer y escribir en el aula 18 Luis Hernando Mutis Ibarra
punto, y no se puede limitar a un acto de contemplación (o dejando que ellos “hagan” sin
mediación del profesor). Pero si se concibe las ideas que ellos –los estudiantes- tienen no
como un conjunto de disparates o ideas chistosas sino como un conjunto coherente de
sus creencias y sus propias lógicas, se entenderá que construir teorías es algo muy
propio de los alumnos –sobretodo los niños- (y de los adultos que siguen aprendiendo).
8. LA UNIDAD TEORÍA-PRACTICA
Es imprescindible e inevitable que se dilucide aquí, que la pareja teoría - práctica
no son una dicotomía, sino una unidad, pues sin teoría, sea ésta científica o no, no hay
posibilidad de conocimiento. Lo más grave hoy en ciencias humanas es el vacío teórico
que nos invade, “la crisis teórica”. Toda crisis teórica es también una crisis práctica,
porque sin teoría no hay práctica posible. La ausencia de teorías significa la pérdida de
posibilidad del conocimiento, sea científico o de cualquier otro tipo. ”La teoría es a priori,
no es el resultado de la experiencia. De los hechos surgen leyes, pero no teorías. Los
hechos están cargados de teoría. Las teorías se ponen, se inventan. Una teoría es un
conglomerado de hipótesis, categorías, conceptos... que sirve para ver, para observar,
para comprender o incluso para modificar y cambiar el mundo” 15. Hay que entender que
las teorías son fundamentales para la acción y que hay una continuidad entre las teorías
espontáneas y la teoría científica.
Ninguna aproximación a la realidad es neutra ni ingenua, sino con expectativas, y
que va interpretando la realidad respectos a esas expectativas y saberes previos. En
algún momento habrá que cambiarlas, pero nadie cambia una hipótesis a la primera
refutación empírica. La resistencia de las teorías al cambio es algo que la historia de la
ciencia y la historia de la humanidad en general muestran con mucha claridad. Entonces,
por un lado, el término hipótesis sirve para enfatizar que las personas son
interpretadores, un continuo interpretador de datos. Y como la asimilación es
interpretación, cuando algo se asimila es porque se le otorga un significado.
La ciencia, como la filosofía, el arte, e incluso la religión trabajan con teorías. Cada
modo de conocimiento posee su propia lógica y desde la de uno no es posible ni lícito
evaluar la de los demás. El mismo concepto de conocimiento sin categorías carece de
significado, luego entonces, el a priori del conocimiento vale tanto para el modo de saber
científico como para la filosofía, el arte la educación física o la religión. Todos ellos son
formas de conocimiento, formas simbólicas. El a priori puede ser biológico, psíquico,
espiritual o social, o los cuatro a la vez. “A menudo los epistemólogos psicobiologizan
todo a priori del conocimiento. Es un error. La lengua materna, por ejemplo, es a priori,
pero es socialmente a priori”16. Los dioses, por ejemplo, son el a priori del griego mítico
porque hacen posible la experiencia del mundo. Los dioses son objetivos para el hombre
griego, tanto como la ciencia para los occidentales contemporáneos 17. No hay que olvidar
también que el conocimiento no va de lo concreto a lo abstracto, sino de lo abstracto a lo
concreto, y luego vuelve a lo abstracto.
La tesis: “lo importante es la práctica y no la teoría” es ya una teoría, y nunca una
práctica. Nunca se puede llegar a lo real sin la teoría, porque todo lo real para poder ser
15
HUBER, K. (1.981): Crítica de la razón científica, Barcelona, Alfa, pág.16.
16
CASSIRER, E. (1989): Esencia y efecto del concepto de símbolo, ed. cit. pág. 14.
17
HUBER. Op. Cit. Pág. 274
El trabajo del leer y escribir en el aula 19 Luis Hernando Mutis Ibarra
calificado de real debe ser conocido de algún modo, y para conocer andamos
necesitados de lenguaje, y todo lenguaje es previo a la experiencia, es a priori. Para una
antropología simbólica, decir que toda praxis es teórica no significa más que admitir que
el ser humano es un animal simbólico18 o que en todo conocimiento intervienen formas a
priori, formas simbólicas. La práctica empieza siempre en los conceptos de los actores.
En definitiva: conocer no es copiar lo real sino construirlo; algo es real desde el momento
en que se encuentra en cierta relación con nosotros.
Para los griegos en su juego primigenio denotaba ver si el juego transcurría
conforme a sus reglas19; la teoría derivó así en “una forma de ver” estructurada por un
sistema de categorías conceptuales no ingenuamente reproductiva, sino
fundamentalmente productiva. En términos figurativos, una teoría es un tipo de lente que
nos permite considerar, examinar, inspeccionar y ver algo (un hecho, un dato, una
información, un fenómeno, una situación). Pues, sólo se ve, dentro de un marco
referencial u horizonte. La teoría focaliza, visualiza, comprende, filtra, selecciona, abstrae,
destaca y ajusta una determinada realidad.
“La teoría es a priori, no es el resultado de la experiencia. De los hechos surgen
leyes, pero no teorías. Los hechos están cargados de teoría. Las teorías se ponen, se
inventan. Una teoría es un conglomerado de hipótesis, categorías, conceptos... que sirven
para ver, para observar, para comprender o incluso para modificar y cambiar el mundo” 20.
Construir conocimiento es un proceso crítico-creativo a partir de la dialéctica teoría-praxis,
es analizar y argumentar a partir de la tradición teórica y la mediación cultural.
La teoría es un conjunto de conceptos ordenados que dan cuenta de la realidad;
los conceptos son abstracciones de la realidad enunciadas por medio del lenguaje, con el
cual se realiza un tejido de relación lógica. Hacer el tránsito entre la teoría y la práctica
requiere trabajar de manera sistemática y congruente con lo señalado conceptualmente,
o incursionar en los procesos de abstracción para llenar las acciones de teoría.
Conceptualizar es también diferenciar, caracterizar, perfilar, delimitar, definir.
Cuando se determina qué aspecto es el que se quiere estudiar, ya se establece un
filtro, una separación o abstracción de la cotidianidad o de una praxis social vigente en la
que el objeto observado se encuentra. El concepto es el “objeto formal” o perspectiva
desde la cual filtramos el objeto analizado. El concepto es un constructo, y su función
simbólica y perceptiva nos deja ver algo”. Todo modo de ver es un modo de comprender
y de interpretar. El medio que nos permite ver en la teoría es básicamente el lenguaje;
miramos a través del lenguaje y por medio de él se da la articulación del sentido, por lo
cual debe ser coherente y preciso, evitando al máximo las ambigüedades.
La teoría se estructura entonces, como un marco referencial que hace significativo
un objeto de estudio dentro de un contexto de relaciones, es decir, dentro de una cierta
lógica de hechos, percepciones, vivencias, experiencias. El sentido y la significación sólo
18
“La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida cultural humana en toda su
riqueza y diversidad, pero todas estas formas son formas simbólicas. Por lo tanto, en lugar de definir al hombre como
un animal racional lo definiremos como un animal simbólico” (Cassirer, E. 1.987: Antropología Simbólica, México,
FCE, pág 49.
19
Véase: ZUBIRI, Xavier. “Cinco lecciones de filosofía”. Editorial Moneda y crédito. Madrid, 1970. Página 40.
Lyotard envía una carta a Jacques Enaudeau (Paris, 25 de mayo de 1984), le dice que se puede llamar “Razón”, al
interior de aquello que se define como ciencia desde Galileo, “al conjunto de reglas que debe respetar un discurso si se
propone conocer y hacer conocer un objeto –su referente- Nótese que el concepto de teoría en su origen griego ha
marcado la racionalidad de occidente, incluso hasta nuestros días.
20
HUBER, K. “Crítica de la razón científica”. Barcelona, Alfa, 1981. Pág. 16.
El trabajo del leer y escribir en el aula 20 Luis Hernando Mutis Ibarra
de Foucault que "la teoría no expresará, no traducirá, no aplicará una práctica, es una
práctica".
La reflexión contribuye el enriquecimiento cognitivo, permite estructurar
teóricamente su objeto, clasificando sus estructuras conceptuales. Como resultado de la
reflexión el objeto adquiere relaciones nuevas, se transforma creadoramente. La teoría
para ser fecunda necesita ligarse a la realidad y con la práctica misma que es su
fundamento. La teoría cualifica la práctica social y la enriquece y se adapta a la
interpretación de los procesos sociales, se constituye además en un componente para la
reconstrucción de la praxis. Permite el acercamiento cada vez más estructurado a los
problemas. Estos momentos motivan y brindan al estudiante un panorama conceptual del
escenario donde se actuará. Brinda la fundamentación del conocimiento disciplinar, no en
el sentido positivista del concepto, sino desde la concepción social y hermenéutica,
destacando el rigor como elemento clave de la investigación, donde los contenidos se
constituyen en la carne del armazón procesual.
El conocimiento científico es el que se obtiene mediante el uso de un método, es
decir, controlado, organizado y sistematizado; es un saber donde existen relaciones
entre los distintos fenómenos naturales o de los procesos sociales; este saber es
sometido a prueba, diferenciándose de los otros saberes fundamentados en la
subjetividad o en las especulaciones. Para que exista un saber científico se debe abolir
toda actitud escéptica o dogmática y además se considera que toda afirmación es
susceptible a modificaciones y cambios que surgirán otros problemas para llegar a una
comprobación objetiva. Sin embargo, se confunde que la producción de conocimiento es
solamente seguir unos métodos (normas Icontec), pues es bien claro que los métodos
solos no producen conocimiento.
Las prácticas tradicionales lo nublan todo, no permiten ver nada más, opacan las
preguntas, el maestro no escucha ninguna pregunta, porque no puede, se limita a seguir
un programa, un libro didáctico o unas fotocopias y nada más.
9. ENSEÑAR Y APRENDER
La escuela es una de las instituciones más conservadoras que existen en la
sociedad. Los cambios y las transformaciones en el sistema escolar son demasiado
lentos y muchas veces no se comienza a producir hasta que se cambia al personal. Lo
que se ha visto es la lenta desaparición del castigo corporal, aunque sigue el maltrato
psicológico, que obviamente es igual o peor que el físico. Otra situación que se esta
sintiendo de manera cada vez intensa es que desde lo vertical y autoritario, se han creado
condiciones para irse al otro extremo: la permisividad (dejar pasar, dejar hacer),
arrastrando consigo el deterioro de la calidad de la educación.
“Se habla de prácticas que no son muy diferentes de la formación de los escribas
en la Mesopotamia clásica, cuando la conservación de documentos dependía de la copia;
no había otra manera de reproducción, se necesitaba formar técnicos copistas. Eso sigue
tal cual, como si no hubiera pasado nada, como si la imprenta o el fotocopiado no se
hubieran inventado, y aunque la materia “caligrafía” prácticamente está ausente en los
El trabajo del leer y escribir en el aula 22 Luis Hernando Mutis Ibarra
impide el trabajo analítico con sus partes. Una cosa es sacar una palabra del texto para
analizarla como palabra y regresarla al texto, y otra es poner palabras
descontextualizadas en un tablero.