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Heike Freire*
Se confía en la
rápida adaptación
del alumnado,
porque la capacidad
de asimilación
es muy alta
José Santiago Fernández Royo.
Tras el trabajo en
el “fanguero” se limpian
con cuidado el cuerpo
cubierto de barro
José Santiago Fernández Royo.
Mientras hablo con Felipe, educador responsable del área de La magia de los círculos
Lenguaje, para quien “el aprendizaje progresa rápidamente
por la motivación de los alumnos y la permanente adaptación Apenas han transcurrido unos minutos, cuando vuelven a
de la enseñanza, orientando y simplificando los contenidos”, oírse grandes voces en la escuela: “¡Círculo mágico!, ¡círculo
oímos gritos en todo el recinto: “¡A contarse, a contarse!” mágico!”. Y de nuevo, en pocos minutos, los duendes están
La llamada parece surtir efecto. En poco tiempo, casi todo el sentados en el suelo, formando un colorido círculo.
mundo ha acudido a la zona del comedor. Contarse es, en Don- El que convoca es Erik (siete años): “Es que Isis, Mar y Sofía
yets, sinónimo de comer, o por lo menos un paso previo. Todos tienen todos, pero todos los disfraces, y a mí me han dado cinco
los días, unos pocos niños y niñas organizan la tarea de poner la como máximo”. “Es verdad”, responde Isis, “pero yo sólo tengo
mesa; necesitan saber exactamente el número de personas para estas cosas y un disfraz. Las otras son de ellas; lo demás es mi
decidir cuántos platos, vasos y cubiertos serán necesarios. “Tra- ropa, y el resto es para tapar los agujeros y las camas en la ca-
tamos de favorecer el aprendizaje experiencial, directamente baña”. Otras dos niñas se quejan también de que los baúles
sobre lo que se está viviendo. A los niños les encanta implicarse, están vacíos, no quedan disfraces, ni colchones, ni telas; pero,
participar en las tareas cotidianas, y estas experiencias les pro- en conjunto, el problema parece afectar sólo a unos pocos. Se
porcionan la base intuitiva de muchos conceptos matemáticos, decide disolver la asamblea, y los implicados van a reunirse en
espaciales y lingüísticos”, explica Jordi. la sala de los duendes, para tratar de resolver el problema.
“Cada semana, un grupo se responsabiliza de las compras, Cualquier persona, niño o adulto, alumno o educador, pue-
prepara la lista, va a la tienda, elige los productos y paga al ten- de en todo momento convocar un círculo en Donyets. La tota-
dero. Si tenemos galletas o alguien hace una tarta, se plantea el lidad de la comunidad educativa se involucra en ellos, ya sea
problema de repartirla; de este modo los niños van adquirien- para recibir u ofrecer información, analizar y decidir propues-
do los procesos mentales de las operaciones básicas mucho an- tas, elaborar normas, solucionar conflictos o simplemente ex-
tes de formalizarlas en un papel”, añade Inma. presar deseos, emociones, sensaciones, miedos o dudas. Los
La comida transcurre en un ambiente agradable, sin dra- niños lo viven, realmente, como algo muy suyo: “Si alguien no
mas, prisas, ni preocupaciones; cada cual a su ritmo. Nadie se va al círculo mágico, pues no se enterará de nada y se lo per-
empeña en hacer comer a nadie, ni obliga a otro a terminar su derá, y luego no podrá decir que no está de acuerdo. Y si no es-
plato: cada persona es responsable de su alimentación; y en ge- cucha, le mandamos fuera y que se quede ahí”, me cuenta
neral, todas lo hacen con mucho gusto. Recogemos la mesa, Edén (ocho años).
fregamos nuestro cubierto, y Trasgo, por supuesto, recibe las Los círculos están tan integrados en el funcionamiento coti-
sobras. Poco a poco, los niños van retomando sus actividades. diano de Donyets, en la cultura del colectivo, que a nadie le mo-
cedido es simplemente una etapa, en el proceso de aprendiza- cinco o seis años nos hablaba de su libertad, en cosas muy pro-
je, quizás la más importante para el ser humano: la conviven- pias, nos dábamos cuenta de que con frecuencia caíamos en la
cia con los otros. posición de ‘esto hay que hacerlo porque nosotros lo determi-
El círculo mágico regula la vida social a través de una serie de namos’. Entonces tratamos de concretar en la práctica las cosas
reglas que presiden el funcionamiento colectivo. Actualmente que debemos decidir los padres, las que deciden los hijos, y las
existen unas 40 normas, fruto de los ajustes que van surgiendo que decidimos juntos. Y esto, claro, va cambiando a medida
en la vida cotidiana: “cuando hemos terminado de comer, en- que crecen en capacidades y autonomía”.
tre todos recogemos la mesa”, “dentro de la casa no se juega con Sin embargo, no todos se sienten igual de cómodos frente a
agua”, “no nos tiramos de cabeza a la piscina”, “si juego con al- la cuestión de los aprendizajes académicos. Mientras Juan y
go y no lo quiero dejar, no lo dejo”, “si no nos apetece que nos Pedro confían en la rápida adaptación de sus hijos a otros con-
miren mientras estamos cagando, no deben hacerlo”, “no en- textos educativos “porque la motivación, la curiosidad y la ca-
tro en la cabaña de otros sin su permiso”, “no se sube al tejado”, pacidad de asimilación son muy altas”, otros como Javier o
“no abusamos de los materiales del rincón de inventos”, “si al- Lluís (padre de Gari) se preguntan si sus hijos “van a tener sufi-
guien rompe algo intenta arreglarlo, y si no lo compra de sus cientes contenidos teóricos para hacer frente a currículos tan
ahorros”, “no queremos pistolas ni armas en Donyets”, etc. competitivos como los actuales”.
En conjunto, padres y educadores ven el futuro con ilusión, y
les gustaría que experiencias como ésta fueran una opción más
Los niños del futuro extendida y asequible para todas las familias que lo deseen.