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· Yo iba por la calle y me encontré con una tienda de

peces. Desde la calle se podían ver los peces que vendían y


uno, en especial me llamó mucho la atención. Me quedé
observándolo todo el día. La mañana siguiente volví. Me
pareció que me llamaba. Lo compré.

Lo llevé a casa e hicimos muchas cosas juntos: ver la


tele, cenar...
Y llegó la hora de ir a la cama. Puse al pez en la mesilla y
me metí en la cama.

Me desperté a medianoche y vi que todo a mí alrededor


levitaba: la chaqueta, un cuaderno... incluida la pecera.
La pecera bajó por las escaleras y salió a la calle y yo la
seguí. Pasamos por la calle donde compré el pez y llegamos
al bosque. Yo me empecé a sentir como un niño, que
jugaba con otros chicos al corro de la patata. Pero se
desvaneció.
Seguí el pez hasta el mar. El sol ya había salido. Me quité la
ropa y me zambullí en el agua. Estuve nadando un buen
rato, de repente me choqué con un cristal y a través de él
vi a otros peces. Me fui hacia el otro lado y también me
choqué con otro cristal. Estaba en una especie de pecera
gigante.

Me desperté sobresaltado. Solo había sido un sueño,


uf...
Cogí la pecera, baje a la calle, pasé por el bosque, en el mar
cogí una barca y navegué mar adentro. Cuando estaba
alejado de la costa solté al pez. Me quede dormido en la
barca. Cuando era de noche me levanté y le di un beso al
pez.

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