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A Gabriel Neftalí Corona Inda
A tí, que sientes el peso del papel entre los dedos LA DILIGENCIA DE FERMINA, 5
y que estás dispuesto a acompañarme...
ADVERTENCIA, 11
A tí Gaviota libre de libre vuelo,
LA HIJA DE LA NOCHE, 14
NOCHE CERO, 14
LA CARTA, 16
PRIMERA VISITA, 18
SEGUNDA VISITA, 18
LA TERCERA VISITA, 19
CUARTA VISITA, 20
ENCUENTRO, 21
GATO NEGRO, 35
LOS GEMELOS, 35
Introducción
GRAZNIDO, 37
TLALLI,48
Escribo estas páginas empezando en el número cero; a manera de
EHECATL, 50 introducción, ya que después de haber leído el contenido del presente
occursus, me inspiraron el siguiente cuento:
TLEMAQUILIZTLI.51
La diligencia de Fermina
ATL.53
TU NOMBRE, 55
-No temas a los gnomos que habitan en el techo- aquella -Sé tu nombre, desde hace mucho; de no saberlo, entonces
voz se tornaba cada vez más ronca. El aire era fresco, frío por habrías sido otro de los tantos equívocos visitantes-. De su pipa
algunos instantes. El piso estaba plagado de diminutos charcos, despedía un humo suave y denso, de tabaco aromático.
producto de las lluvias recientes, el lugar no tardaría en sucumbir, -¿De dónde viene tanto misterio, señor...?- él no me había
la construcción sí que era frágil. dicho su nombre.
-Si has podido cruzar la primera sala, entonces no te -Alfredo Corona, abogado- contestó muy digno. —Una mujer
preocupes, llegarás- bellísima ha venido desde muy lejos para dejarte un presente.
-Disculpe señor; ¿cómo es que se le ha caído este icono, si EHa, precisamente hoy, se encuentra indispuesta, por lo que ha
no hay lugar por donde arrojarlo? Las ventanas están decidido retirarse a descansar. Sin embargo, me ha dado
prácticamente tapizadas, todo está ennegrecido...- dije con la instrucciones estrictas sobre lo que he de entregarte.
voz entrecortada. En su mano derecha lucía un anillo cuyo grabado parecía
-La personas, y aún las cosas, estimado peregrino, si son ser el de la imagen de una rosa dentro de un triangulo invertido.
honestas no tienen porqué salir despedidas e infames por las El trato de este caballero me inspiró tanta confianza, que dejé de
ventanas; para ellas está la puerta-, un olor a tabaco empezaba a sentirme tenso. A la izquierda del escritorio se encontraba un
impregnar el ambiente. yelmo oxidado, coronado por un penacho de plumas apagadas y
Cuando por fin estuve a unos cuantos pasos del ser despintadas por el paso implacable de los siglos. En su interior
misterioso, de un tirón se encendieron varias velas a su alrededor. había una vela blanca que se quemaba lentamente.
Las flamas parecían salamandras bailarinas, que pendían de -Extraño artilugio, ¿no?- mi curiosidad crecía cada vez que
diminutos pabilos. En los muros podíase admirar extrañas admiraba los rincones y objetos que la luz de las velas me podía
inscripciones y dibujos ejecutados con gran maestría; un gallo ofrecer, el resto de la armadura se encontraba a mis espaldas. —
con la guadaña en sus patas, varias constelaciones, planetas y la Fue el regalo que un poderoso monarca obsequió a mis
palabra PERSEVERANCIA repetida en cada arista de la sala. antepasados, sin embargo, no es precisamente una investidura
-Muy bien que has podido traspasar todas las estancias, para la batalla terrenal. Este rey fue a su vez descendiente un
jovencito; habitualmente cuando alguien viene siempre hay poderoso mago y monarca egipcio; quien logró dominar por largos
impedimentos en alguna de ellas; de repente sienten una mano años el corazón de Europa. Se dice que, el metal con que está
huesuda tocándoles el hombro, o una voz de ultratumba hecha esta formidable armadura, hacía que su ocupante traspasara
susurrándoles palabras chocarreras; algunos sienten tanto frío que las barreras del tiempo y del espacio. ¿Quieres conocer a la dama
no hallan el valor suficiente para llegar hasta aquí. Lo peor es de la que te he hablado?, es fácil; sólo debes ponerte el yelmo y
( n.nulo Lis musas muertas, de rostros espectrales y cuencos oscuros sabrás de quién se trata.
cu lugar de ojos, salen del enramado y ¡ay de ellos!- era un anciano Decidido a romper con el velo del misterio que me envolvía
vestido de levita y corbata de vieja usanza, muy elegante. Había desde que entré a esa estancia, accedí valeroso. —Te guiaré-, dijo
sendos volúmenes escritos en una lengua antiquísima sobre su serenamente mi extraño amigo.
escritorio. -Debes apagar la vela con la yema de tus dedos, una vez
Alagado por tanta cortesía, me sentí en la obligación moral hecho esto, cerrarás los ojos...-
de presentarme: -Mi nombre es...- Me puse el yelmo, el anciano comcn/.ó a recitar oraciones
en una lengua desconocida; y lentamente sentí que mis ojos se
adormecían, entonces c ó m e m e - .1 noi.u que una luz platina
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Gabriel Corona Ibarra El Grimorio de la muerte
iluminaba la sala; abrí los ojos y vi que los rayos del sol entraban Me dirigí hacia la tercera sala, donde un día atrás había
por las ventanas, totalmente despejadas y libres de ramajes conversado con el anciano. Sólo se encontraba en el escritorio un
marchitos. libro viejo y carcomido, y encima de éste, una nota:
Se escuchaban pasos ligeros, era una mujer. Volví la mirada «Querido A...: he aquí la encomienda, nos veremos en la otra
y ahí estaba; una graciosa muchachita de grandes ojos y piel pálida, vida. A...C...».
cabello largo y de cuerpo delicado. Me miraba detenidamente: Entonces tomé el libro entre mis manos y lo abrí; estaba
-¿Se siente bien? Últimamente lo noto muy silencioso y en blanco. De entre sus páginas amarillentas cayó un delicado
letárgico, será mejor que vaya con un doctor-. No pude expresar pedazo de papel escrito con antigua caligrafía, de tinta quemada:
palabra alguna. De pronto, con una mirada picara, la mujer sonrió «Exprese aquí su amor hacia mí, y revívame. Fermina M. Julio
tiernamente: -Le tengo un regalo, para ver si alegra ése ánimo-, la veintiocho de mil ochocientos sesenta y cinco».
mujer corrió elegantemente para buscar el obsequio en cuestión. Palidecí. Era ella, definitivamente.
Entonces de súbito sentí un gran cansancio y caí desplomado Desde entonces, no he logrado conciliar el sueño, paso las
sobre el piso, escuché un grito estridente envuelto en llanto. noches en vela; sin saber la fórmula ni el cómo revivir a ese hermoso
Abrí los ojos y recobré la movilidad, estaba de regreso en la ángel, atrapado en las páginas amarillentas de éste libro.
sala del anciano. El encendió de nuevo la vela y colocó el yelmo
encima de ella. -¿Reconoció a esa mujer?-, preguntó el anciano
con las manos juntas y la mirada dubitativa. Alejandro Robles Barran
-La he visto, en sueños, sollozando; ella hace que despierte Tepic, octubre de 2009.
nostálgico y muchas veces, triste- respondí aturdido.
-¿Cómo es ella?-
-Tiene una mirada serena, casi triste; aún así noté que
perseguía el alegrarme con su marcha grácil; estuvo a punto de
hacerme un obsequio.-
-¡Entonces ella es precisamente la mujer en cuestión!-
De pronto el anciano se levantó y me dijo:
-Ven mañana a esta hora, ¿Qué día será? Viernes...-
- Veintiocho de julio-
-La puerta estará abierta, pasa con toda confianza, ahí verás
la diligencia que ésta mujer me ha designado entregarte-.
Salí de exabrupto, o mejor dicho, así fui despedido de aquel
lu^.ir. El resto del día estuve callado y pensativo; no pude dormir
ni toda la noche. A la mañana siguiente, emprendí la marcha
presurosamente. Olvidé por completo cualquier otro asunto y
me dirigí al lugar dónde había sido testigo de las visiones más
extrañas. Subí desesperadamente hasta la estancia y me encontré
con mayúscula sorpresa: el lugar estaba completamente vacío.
El Grimorio de la muerte
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El Grimorio de la muerte
El Asesino, el enemigo!!!
LAGARTA Si has decidido seguir leyendo la presente misiva, será bajo tu
riesgo.
Hoy a las tres de la madrugada, hora en que las puertas del cielo se
abren de par en par y baja el arcángel Azrael a pasearse por el mundo; se
presentara un enviado de nuestra secta secreta, para medir tu valor, así
seguidamente se irán presentando algunos de nuestros protectores para
que las conozcas, el día 23 de junio en la noche de San Juan pasada Li
hora que marca el veinteavo segmento de la regla, período en el que se
abren de par en par las puertas intangibles del «otro lado del espejo
negro»: deberás esperamos en la encrucijada que forman las calles Mariano
Desde que recibí aquella carta, cuatro largos días en que no
Abasólo y Avenida México, en la segunda banca, vestido con algodón de
he dormido, en que las ideas se me han fragmentado, dando paso a
matiz negro para la ocasión, sin dinero en tus bolsillos, ni llaves viejas o
una serie de imágenes caóticas que recorren mis recuerdos, sin llevarme
cualquier otro aditamento, tus bolsas deberán estar vacías, tus pies descalzos,
a ninguna parte, en un vacio que se antoja superficial. Porque de
tu espíritu y alma preparada, tus ojos los vendaras tan pronto empiecen
hacerlo profundo me sumiría en la peor de las locuras.
a sonar las doce campanadas, esto es para que no seas tentado por las
Aquel paquete que me entrego el desconocido; consistía en: reinas cobrizas, las princesas en flor o las ninfas diamantinas cautivas de
los embrujos, brujerías o maldiciones de los faunos astados; que no te
Una vela de cera virgen, amarillenta, chorreada, con el pabilo devoren las culebras, o te chamusquen los dragones y salamandras, o se
ennegrecido por la acción de la combustión; con un olor acre o a torne tu pelo blancuzco, por mirar de frente a el jinete que hala las
panal, pegajosa. riendas del caballo azabache, de ojos centellantes de carmín. Animal que
galopa con herrajes de plata, mientras lanza destellos Selene de entre sus
Enrollada en un pergamino escrito con tinta escarlata salida pisadas, que se pierden entre la niebla que despide su nariz, o la desnudes
de criatura nocturna. de las hadas que salen de paseo a la luz de la Luna llena; seres féminas,
misteriosas; o los duendes y trolls que se escapan de sus grutas para recorrer
Se podía leer al principio una advertencia que rezaba más o
el elemento que los vio emerger mientras se cobijan en la oscuridad de la
menos así:
noche, entre los matorrales, solo se te permitirá llevar un pendiente de
Mi Amigo, Sin Otro Negocio; plata enforma de pentagrama con las cuatro letras del nombre inenarrable.
Su voz dulce me tranquilizó, entonces me detuve en cada por entero en una luz tan brillante en el que perdí la vista no por
detalle de su rostro, para recorrer el resto de su figura: llevaba un ceguera, sino por aturdimiento.
tocado de plata, su cara era la de una virgen, su mirada profunda,
amorosa; sus labios carnosos, sensuales, provocativos, cual dos tersos BESTIARUM VOCABULUM4
pétalos de rosa; sus ropas brillaban en un azul añil con vivos dorados Comencé a sentir un libro entre mis manos, bastante grueso,
y rojos, al cuello le colgaba un dije de dos medias lunas encontradas, pesado, empolvado, viejo, con textura rugosa y aterciopelada en su
varios anillos poblaban sus dedos de marfil; el solo verla me daba un centro.
vuelco el corazón, ¿qué le pasaba a mis sentidos?, me estaba
enamorando locamente, ¿quién es esta mujer que causa desasosiego Con miedo, abrí los ojos, para mirar lo que en mis manos se
en mis entranasr. encontraba.
Observando a la damisela, advertí que su boca se movió; volvió Un compendio de bestias mitológicas estaba ante mis ojos;
a emitir tranquilizadores sonidos — me doy cuenta que estas acaricié el libro, me emocioné, que secretos podría develar al abrir
sintiendo.. .te conozco —. sus páginas; así que sin miramientos lo intente abrir, nada, no se
podía. Vi que a un lado de mi pierna derecha estaba un cuenco con
—Dicho esto el espejo se obscureció por completo y solo quede granos de sal gruesa, tome unos pocos con los dedos gordo, índice y
en medio de aquel cuarto sentado, nadie más me acompañaba. El medio, los lance por sobre mi hombro izquierdo, para ahuyentar a
gato se había ido, las velas ya no estaban, la mesa desapareció, la las fuerzas malignas que pudieran estar queriendo ver por sobre la
mujer me abandonó... coyuntura que se forma donde empieza mi brazo.
TRECE VELAS El libro cobró vida, levitó; se abrió por si solo en el capítulo
dedicado a las gárgolas.
En la oscuridad total en que me hallaba, a merced de las fuerzas
universales; negrura que fue tornada en luz, frente a mis ojos
Lo leí con detenimiento, cuando llegue al final del capítulo,
incrédulos; cobró vida una llama de color naranja con la forma de
me fue imposible dar vuelta a las hojas, el libro se cerró para petrificarse
una paloma, que en su aleteo dejaba ver fogonazos con una pátina
por completo, transformase en piedra andrógina.
carmín, mientras entonaba un canto angelical; cuando terminó de
cantar, dejo libre el espacio, apareciendo tras de sí un espejo. La
A mi diestra estaban un cincel y un martillo, los tome, y sin
m.irj.i continúo y fue entonces que se reflejó, mientras aparecía una
proferir palabra alguna, comencé a devastar la piedra negra, conforme
Kgunda paloma de fuego, que entonara la misma canción; el ciclo
volaban las lascas, fue emergiendo de su núcleo una gárgola, sus
11 ügko se íue repitiendo hasta que se formo un círculo de trece palomas
colmillos estaban afilados, igual que sus garras, sus ojos amenazantes,
ígneas, que al unísono cantaban aquella divinal canción.
la textura de su piel que dejaba entrever fuertes músculos, cuando la
Al terminar de súbito chocaron al centro, por encima de mi terminé por completo, deslicé mis decios sobre la superficie rugosa
cabeza; dando paso a las formas de una mujer algo epicúrea, que de su piel, la observé por un largo peí iodo, por arriba, por los costados,
descendió suavemente inflamada de pasión en color gules heráldico; enfrente, abajo, atrás y quiso pc-ncii.ii cu l.i profundidad de su
tocando con su dedo índice mi hombro derecho, el espacio se incendió abstracción.
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Bestiario, es un compendio sobn- IICMÍ.I-. o í ' '-i '•
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Gabriel Corona Ibarra El Grimorio de la muerte
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Gabriel Corona Ibarra El Grimorio de la muerte
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Ajolote.
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Grimorío de la Muerte
se imprimió el mes de febrero de 2010
en los talleres gráficos de
G-3 Impresiones
Av. Insurgentes 366 Ote. Tepic, Nayarit