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Isabel Franc
Entre todas las mujeres
La sonrisa vertical 81
Ttulo original: Entre todas las mujeres
Isabel Franc, 1992
Edicin conmemorativa 1.er aniversario
ePubLibre
Editor digital: ugesan64
A Claudine
Y a mis cmplices
Oh hermanas! Cmo os podr yo decir la
riqueza y tesoros y deleites que hay en las
quintas Moradas?
Santa Teresa de Jess
1
Cuando despert era an noche cerrada y
un pjaro cantaba. Pens que se haba
equivocado. Antes, aquel lugar haba sido
un bosque, un enorme y frondoso bosque
habitado por especies de todo tipo. Todo
deba de ser un bosque en ese antes
indefinible. Su canto me record el valle
del Gave, los extensos prados y el silbido
de miles y miles de pjaros. El que ahora
cantaba deba de ser uno de los pocos que
se salv de la masacre y, cada noche,
seguramente, repeta la misma ceremonia.
Al anochecer, se dorma rendido despus
de la jornada y durante unas cuantas horas
permaneca en ese sueo profundo,
infranqueable. Pero despus del necesario
descanso, cuando entraba ya en la
duermevela, algn ruido repentino le
despertaba tal vez el motor de un coche
o los taconazos, risas y traspis de una
pareja que regresaba a casa de
madrugada, o el lamento de un perro
abandonado que aullaba su soledad a la
luna. El pjaro, seguramente, se
reconocimiento de la condicin
homosexual. All conoc a una mujer, diez
aos mayor que yo, de la que fui amante
hasta que me enter de que haba colgado
los hbitos y abandonado el convento
haca poco menos de un ao. Otra vez!,
exclam para mis adentros. Pero qu
est pasando?.
Para colmo se llamaba Bernardina, un
detalle al que no haba prestado atencin
pues se haca llamar Nadi, seudnimo que,
por suerte, no evocaba nada en
especial.
A pesar de sus inclinaciones lsbicas,
segua manteniendo sus creencias. Un da
cometi el error de decrmelo y mostrarme
su gran secreto: una pequea habitacin,
una especie de santuario donde guardaba
sus reliquias, presidido por una inmensa
estatua de la Macarena. Me invit a luchar
en ambos caminos de forma simultnea.
Una cosa no est reida con la otra
dijo.
La bes en los labios con cario, sal de su
casa y no volv nunca ms.
Despus de aquello, empec a viajar sin
rumbo, a vagar por el mundo en busca de