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En los años de 1706, existía una misión opulenta en Huamanga, en el jirón que
hoy lleva su nombre.
Isabel, bella mujer, hija del Marqués de "La Totora", era enamorada de un joven
noble y de buen parecer físico, al cual correspondía ella, pero su padre, quería
casarla con un vejete, el Marqués de Valdelirios, por que era rico y de título
nobiliario.
Tanto insistía el padre de Isabel para esta unión, que llegó a oídos de su
enamorado, el joven Ricardo; quien escaló la casa para raptarla a la chica, pero
antes de poder entrar a la mansión de su enamorada, fue detenido por un
embosado, quien le retó a un lance de espada. El joven le aceptó, y era nada
menos que el vejete pretendiente de la mano de Isabel. La lucha fue recia y
reñida. Al escuchar el chasquido de las espadas, acudieron Isabel y su padre,
quienes miraban estupefactos el duelo. Después de cuarenta minutos de
altercada pelea, recibió una estocada mortal el Marqués de Valdelirios, cayó
pesadamente al suelo, y en un charco de sangre era difunto.
Al ver esto, el padre de Isabel. Marqués de Totora, recogió la espada del difunto
y retó él, al joven. Se trabó nueva lucha, pero después de veinte minutos de
crueles maniobra, cayó también el Marqués de La Totora de una estocada cruel,
porque Ricardo era un ágil espadachín.
Los familiares de uno de los difuntos, años después, hizo colocar en la esquina
que entre los jirones: "Tres Máscaras" y "Bellido", triple efigie de piedra labrada,
para recuerdo de los lances de honor de los Marqueses de la Totora, de
Valdelirios y el Joven Ricardo.
Cinco
Esquinaso
Huamanga tierra de los relatos misteriosos, que al igual del Cuzco, es motivo
para escribirle esta tradición.
Cinco Esquinas es ahora lugar de mucho tránsito de carros y gentes, por esta
avenida o calle, es lugar por donde salen los carros a Andahuaylas, Chincheros
y Cangallo.
En la actualidad, existe una Cruz muy venerada, puesto en una pequeña urna,
situada en la esquina que forma el ángulo del convento de los PP. Franciscanos.
Por los años de 1774, vivía en esta ciudad, un señor español de muchas
campanillas, pues pudo haber sido un Conde o Marqués, por lo menos, poseía
varias haciendas y tenía mucho dinero. Vivía en una casa magnífica, situada en
la calle "Tambo" actual jirón "2 de Mayo", tercera cuadra.
A pesar de sus malos instintos, era devoto y de buena fe. Todas las noches,
cuando se retiraba, el camino forzado hacia su casa era "Cinco Esquinas".
Cuando pasaba por allí, casi siempre se encontraba, con un viejecito, que le
pedía una limosna. El caballero le daba algunos reales y santas pascuas.
Una noche, se retiraba del club, después de haber perdido hasta el último
céntimo; su gran anillo de diamantes y hacienda de Pomacocha; iba aburrido y
triste. El viejito le pide una limosna "Vea ya mi buen viejito, que no tengo ni un
centavo, la única cosa que me ha quedado es este revolver, puedes empeñarlo
o venderlo, es tuyo y haz lo que quieras". "Muchas gracias", dijo el vejete.
Todos decían: clérigos y legos; han robado la Custodia, o por lo menos sus
brillantes, ópalos o zafiros, pero al revisar, nada faltaba.
En recuerdo de lo sucedido, hizo levantar aquella urna, con una cruz y la efigie
de Jesucristo, como hasta ahora se venera respetuosamente, la Cruz de Cinco
Esquinas.