Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Experimentar una relación positiva o negativa esta determinado por uno. Al principio
esta idea puede ser difícil de aceptar. Sin embargo, desarrollar una relación exitosa
comienza por aceptar toda la responsabilidad sobre nuestra vida y sobre nuestro rol en
esa relación.
El Budismo enseña que nuestro medio ambiente refleja nuestro estado de vida interior.
“Es difícil elevarse como un águila cuando uno está rodeado de pavos, y por extensión
nuestro medio ambiente una granja de pavos. El problema no es que los pavos no nos
dejan volar. Sino que uno debe transformarse en el águila que soñó ser.”
Según Budismo no hay nada malo en nosotros en el nivel esencial. No quiere decir que
no haya personas malas que te hagan sufrir, puede ser. Sin embargo no somos
responsables de ellos, sino solo somos responsables de nosotros mismos. Esto es
sumamente liberador: “Como controlamos las decisiones en nuestra vida, tenemos el
poder de hacer algo por nuestras relaciones insatisfactorias”.
El hecho de que es uno el que esta sufriendo, eso significa que es uno el que tiene un
problema que resolver y no otra persona. Si estas esperando que alguien cambie, puede
ser que tengas que esperar mucho tiempo.
Igualmente mucha gente hace esfuerzos extraordinarios por modificar el
comportamiento de otros. Esto es tan inútil como limpiar el espejo en un intento de
limpiar nuestra cara. El espejo va a seguir reflejando nuestra imagen.
A través de la práctica empezamos a vernos más profundamente, quizás por primera vez
en nuestras vidas, en todas nuestras fortalezas y debilidades. Día a día vamos
profundizando y nos damos cuenta que la relación que hemos formado es un reflejo de
nuestro estado interior.
El Budismo nos enseña que los pensamientos o creencias erróneas, que nos llevan al
sufrimiento pueden rastrearse en los tres venenos: envidia, ira y estupidez. Sobretodo la
ira (donde el ego esta a pleno) destruye las relaciones. El veneno de la ira nos lleva al
conflicto……………….a la guerra.
Por eso para tener buenas relaciones, es tan importante purificarnos de los tres venenos.
La relación perfecta
Dos personas paradas solas juntas. Un maestro budista explicó que hay tres tipos de
personas:
1) Dependientes.
2) Independientes.
3) Contributivas.
2) Independiente: el que se para solo. Puede ser un estado “feliz” porque estamos
en control, algo importante para ser felices. Pero podemos caer fácilmente en la
arrogancia y aislamiento.
Otro problema que a veces tenemos es compararnos con otros. Solo deberíamos
comparar nuestra vida presente con la nuestra pasada; la del mes pasado ó el año
anterior.
Así si notamos que las cosas están mejor, estamos teniendo la mejor vida, una vida
de crecimiento.
La vida cambia continuamente. Esa es la naturaleza del cosmos. Así es que aunque
generemos circunstancias de completa felicidad, solo podemos esperar que cambien.
Nuestra habilidad para crecer junto a esos cambios es la verdadera felicidad.
Tratar de ser otra persona o la que otra persona quiere que uno sea, es una manera
segura de sufrir. Debemos ser nosotros mismos, de la mejor manera. Si estamos
continuamente creciendo y avanzando, tendemos la mejor vida del mundo, porque
sabemos que mañana ha de ser mejor que hoy.
Expectativas
Las expectativas son importantes, pero también pueden destruir relaciones perfectas.
Tenemos expectativas de la gente, esperamos que sean buenos maridos, buenas
esposas, buenos hijos, buenos jefes, etc. Muchas veces estas expectativas son tan
altas que son irreales, a veces son incluso más altas que nuestras propias
expectativas.
Ejemplo: una pareja al tiempo se da cuenta de que hay un 80 % de cosas que andan
bien. Se empiezan a fijar en el 20 % que no funciona. Empiezan a desear que el otro
repare ese 20%. Entonces le dicen al otro las cosas que no funcionan. Empiezan a
desilusionarse. ¿Por qué? Porque aunque tengamos buenas intenciones, el otro solo
empieza a escuchar de uno críticas y reproches. Esto no es esperanzador, y a pesar
del amor que pueda existir, uno y otro empiezan a responder o incluso a rebelarse.
El problema es que aunque el corazón está en el lugar correcto, nos falta sabiduría.
Y así logramos lo contrario de lo que queríamos. Y generalmente, cuando esto
sucede es difícil de cortar. La gente no responde bien a la crítica y a la negatividad.
Esto ¿qué quiere decir? ¿Que nos tenemos que conformar con menos? No, quiere
decir que otra vez estamos cambiando a la persona incorrecta. Si queremos que la
otra persona haga más, debemos agradecer y apreciar lo que ya está haciendo por
uno. O sea que debemos enfocarnos en el 80% que está y no en el 20% que falta. A
las personas les encanta que las aprecien y harán mucho esfuerzo para obtenerlo.
Tomar el aprecio y el agradecimiento como base de nuestras relaciones puede ser
una influencia poderosa y esperanzadora. Para el jardín de las relaciones son como
el sol y el agua.
Cuando se les agradece y aprecia, la gente se desarrolla. La crítica y el reproche
crean un medio ambiente oscuro, un jardín donde las relaciones no pueden crecer.
Es una ilusión pensar que los otros puedan estar motivados por la crítica.
Trabajo y carrera
El trabajo y las relaciones que desarrollamos en ese lugar son un campo de lucha
para nuestra iluminación. Aquí tenemos un lugar para poner a prueba nuestra
práctica. Qué carrera elegimos tiene poco que ver con nuestra felicidad. No es lo que
hacemos para vivir, sino como lo hacemos y si nos sentimos útiles y le encontramos
un significado a nuestro trabajo, lo que hace la diferencia.
Todas las relaciones que tenemos tienen algo en común, los mismos cimientos. O
sea, nosotros. La condición interna de nuestras vidas afectará a todas las relaciones.
Así que lo que aprendamos en una relación puede aplicarse en otras. Así como los
tres venenos se manifestarán en nuestras relaciones, también todas nuestras
relaciones mejorarán cuando purifiquemos nuestras vidas a través de la práctica
Budista. Porque lo que se manifiesta en una relación está aparente en otras.