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LOS NIÑOS Y LA LECTURA

Fecha Domingo, 27 enero a las 23:30:00


Tema Opinión

Opinión

Michael A. Galascio Sánchez (*)

• Los niños necesitan experimentar la alfabetización por sí mismos, y utilizarla


para transmitir sus ideas y expresar sus sensaciones. De esta manera, lograrían
sentir éxito en la lectura y la escritura. Esto les ayudará a relacionar la instrucción
que reciben con sus propias vidas, que es vital para que ellos desarrollen una
actitud positiva hacia la lectura

Dicen que los niños son el futuro de nuestra sociedad. No obstante,


como he mencionado en otras ocasiones, esa frase no es del todo
cierta, pues es necesario que ellos, deseen ser el futuro. Entonces,
¿cómo inculcarles esta idea? Quizás a través de la lectura, que es la
llave o herramienta para abrirse hacia un mundo de posibilidades. Sin
embargo, las actitudes de los niños hacia la lectura no parece ser la
preocupación de los responsables de la educación. Es fundamental
desarrollar su capacidad de alfabetización (aprendizaje), para que no les suceda como a
algunos licenciados, que utilizan “haiga” dentro de su escaso caudal de vocabulario.

Existen un sinnúmero de factores que influyen en el acercamiento o alejamiento de los


niños hacia la lectura, como por ejemplo, las experiencias personales cuando leen, las
actitudes de los padres, la manera en que los profesores enseñan a leer y otras, que son
determinantes, en cómo cultivamos actitudes positivas hacia la cultura. En ocasiones me
he sentido un tanto inquieto, al comprobar que en muchos hogares no hay libros. ¡Ni
siquiera un listín telefónico!

El desarrollo de la alfabetización dentro de unas condiciones que puedan considerarse


como idóneas es vital para salir de la crisis actual que están atravesando los niños y
adolescentes. Basta con escuchar algunas conversaciones para darse cuenta del limitado
léxico y de la poca capacidad de análisis de la juventud actual, aunque debo señalar que
existen muchas excepciones.

Los investigadores y profesores han explorado varios aspectos del problema, tales
como, los métodos de enseñanza , ambiente dentro del aula, implicación de los
familiares, el ambiente comunitario y social, además de otros factores no menos
importantes. Los resultados obtenidos, reflejan una crisis cuya solución podría estar en
desarrollar estrategias de alfabetización dentro y fuera del aula.

Como producto de las investigaciones, se plantean una serie de observaciones


interesantes, como, ¿qué es más importante, enseñar métodos de lectura o el acceso a
libros? Está claro, que los constantes cambios sufridos en los materiales escolares,
puede tener un impacto negativo en los métodos de enseñanza, debido a lo limitado de
los recursos. Según McQuillan, existe bastante evidencia de que la cantidad y calidad de
acceso de los estudiantes a los materiales de lectura está estrechamente relacionado con
la cantidad de lectura que realizan, el cuál, es el determinante más importante para el
buen rendimiento del estudiante. En ésta línea, debemos crear las condiciones más
adecuadas para que los niños tengan acceso a gran cantidad de material de lectura. Por
otro lado, si los niños leen o no, eso estará condicionado por sus actitudes. Si nos les
gusta leer o estiman que es aburrido, su actitud negativa probablemente obstaculice su
desarrollo y por tanto, su mejora.

Las experiencias personales de los niños con la lectura están directamente relacionadas
con su actitud hacia la misma. Dentro de ésta dimensión, surgen ciertas interrogantes
como: ¿Tienen acceso a libros? Esos libros, ¿son interesantes? ¿Son predecibles?
¿Tienen retratos, imágenes o ilustraciones vívidas? ¿Ellos, se pueden relacionar con las
historias que leen? ¿Confían los profesores y padres en la capacidad de los niños para
leer? ¿Qué resultados obtienen en sus exámenes de comprobación de lectura? Además
de estas consideraciones, existen otros factores que pueden impedir el desarrollo en su
capacidad de lectura, como puede ser la ansiedad, estrés, miedo y otros, que en muchas
ocasiones, son interpretados por los profesores como “baja capacidad”, “poca
inteligencia”, enfermedad y dentro de éstas, incluso hasta dislexia o cualquier
constructo dentro del arsenal psiquiátrico. No obstante, cuando un profesor cree que un
alumno no tiene la capacidad necesaria para leer, representa un grave problema para el
niño, porque su confianza se verá minada.

Según Coles, el feedback o repuesta positiva de los profesores y compañeros de clase,


con respecto a la lectura puede incrementar su confianza, lo cuál es un elemento
esencial en el desarrollo de esta capacidad. Además, la influencia de la familia es un
factor a considerar pues es difícil imaginar que unos padres que no les guste la lectura,
compren libros para sus hijos, por lo tanto, los hijos no tienen qué leer en su hogar. En
este sentido, sería prácticamente imposible concebir que pretendan obtener algún placer,
información o ideas a través de la lectura.

No obstante, ¿cómo motivar o cultivar una actitud positiva hacia la lectura? Desde luego
que el refuerzo de los profesores es primordial. Al principio, puede parecer una tarea
difícil, sin embargo, los padres y los profesores deben intentar conocer mejor los
intereses y pasatiempos de los niños, ayudarles a comprender lo que leen, compartir el
placer de la lectura con ellos, reconocer su esfuerzo, incrementando así, su nivel de
confianza. Los padres deben intentar que sus hijos tengan acceso a la mayor cantidad de
libros posibles. Esta claro, que la cultura es costosa, pero existen lugares en donde se
venden libros usados (en buenas condiciones), además, los prestamos bibliotecarios son
otra opción, aunque en muchas ocasiones, no estén al día en la publicaciones. Por otro
lado, pueden leerles cuentos, parafrasear algunos para transmitir una enseñanza y
facilitar la comprensión, fomentar juegos, como por ejemplo, aquellos relacionados con
la canción, poesía, rima u otros. También existen páginas en Internet en donde los niños
pueden leer cuentos, jugar, enriquecer su vocabulario, estimular la memoria, leer
periódicos y boletines infantiles, descubrir y construir un sentido sobre las cosas para
luego compartirlo con sus iguales.

Los niños necesitan experimentar la alfabetización por sí mismos, y utilizarla para


transmitir sus ideas y expresar sus sensaciones. De esta manera, lograrían sentir éxito en
la lectura y la escritura. Esto les ayudará a relacionar la instrucción que reciben con sus
propias vidas, que es vital para que ellos desarrollen una actitud positiva hacia la
lectura. Las grandes interrogantes son: ¿estamos preparados para asumir estos retos?
¿Consideran, que ya lo estamos haciendo? Si es así, ¿en dónde y con qué resultados?
Acaso, ¿hemos escuchado esta preocupación por boca de algún responsable del área de
Educación? ¿Se contempla ésta preocupación específica, en algún programa electoral?

Finalmente, el esfuerzo que realicemos hoy, no importa cuan grande y caro sea, será sin
duda uno de los factores determinantes para que los niños de hoy, sean el futuro del
mañana.

Mckenna, M.C., Stratton, B.D., Grindler, M.C., & Jenkins, S.J. (1995). Differential
effects of whole language and traditional instruction on reading attitudes. Journal of
Reading Behavior, 27, (1) 19-44.

Morrow, L.W. (1992). The impact of a literature-based program on literacy


development, use of literature, and attitudes of children from minority backgrounds.
Reading Research Quarterly, 27(2), 250-275.

Reutzel, D. R., & Wolfersbersger, M. (1996). An environmental impact statement:


Designing supportive literacy classrooms for young children. Reading Horizons, 36(3),
266-282.

McQuillan, J. (1998). The literacy crisis: False claims, real solutions. Portsmouth, NH:
Heinemann.

Goodman, K., & Goodman, Y. (1982). Spelling ability of a self-taught reader. In F.


Gollasch (ED.), Language and literacy: The selected works of Kenneth S. Goodman, 2,
22-1226. London: Routledge & Kegan Paul.

(*) Licenciado en Ciencias Políticas, doctorando en Psicología de la Salud y Clínica

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