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URBANISMO
El periodo de entreguerras
El parón constructivo de la Gran Guerra elevó de forma
considerable el precio de las viviendas lo que obligó a una intervención
estatal para corregir estas deficiencias, lo que se traduce en un
intervencionismo en los problemas urbanos que exigen, a su vez, un
desarrollo legislativo.
Por otra parte, el movimiento moderno había estado elaborando
diferentes soluciones a los problemas de organización urbana; J.J.P. Oud,
que estaba relacionado con el Neoplasticismo, proyectará el racionalismo
de su práctica arquitectónica en los barrios obreros de Rotterdam (1925-
29), en los que se traducen sus preocupaciones sociales al igual que en
otras obras de arquitectos alemanes de la época como en los barrios
(Dessau, Karlsruhe, Berlín) diseñados por Walter Gropius que ve
afectados sus proyectos por la crisis alemana.
Quien mejor representa los ideales del racionalismo urbanístico es
Le Corbusier que a lo largo de este periodo diseñó diversos planes
urbanos (Ville Contemporaine, 1922; Plan Voisin, 1925; planos para
Argelia, 1930; Ville Radieuse, 1935) de todos ellos (que tienen como
característica común la existencia de grandes rascacielos simétricos en el
centro de negocios y edificios -dispuestos de tal forma que se destruye el
concepto de calle-corredor y puede llegarse a la calle peatonal- de menor
altura alrededor, todos rodeados de zonas verdes y relacionados por
rápidas y complejas vías de comunicación y convenientemente separados
de las zonas industriales) el más interesante es la Ville Radieuse. Su
urbanística se encuentra en la línea de Garnier pero es más utópica.
Otros arquitectos racionalistas se encontraron, como Le Corbusier,
con el problema de que las condiciones socio-económicas de la época
hacían imposibles en la práctica sus teorías que, en líneas generales, se
recogieron en la Carta de Atenas (conclusiones del cuarto congreso de los
C.I.A.M. de 1933) en las que se señalaban las directrices que había de
seguir la urbanística del racionalismo (texto 1). Tampoco resultaban
posibles de llevar a la práctica las ideas de Wright concretadas en su plan
para una ciudad (Broadacres) a mitad de camino entre lo propiamente
urbano y lo rural.
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Arte y arquitectura del siglo XX
políticos que cada estado defendía como propios. Las ciudades del este de
Europa (Desdre, Varsovia, San Petersburgo, Moscú) muestran a las claras
las ventajas de un sistema dirigido con la aplicación de los principis
-bastante edulcorados- del movimiento moderno. En el norte de Europa,
Aalto, Jacobsen y Utzon buscan un equilibrio entre los imperativos
colectivos y las necesidades individuales valorando de forma adecuada el
entorno, las tradiciones locales y la pequeña escala. Las "New Towns"
inglesas no ofrecían nada nuevo que no estuviese implícito en los diseños
de las ciudades jardín.
En algunos países del Tercer Mundo las limitaciones de medios y
espacio fueron menores, tal como puede apreciarse en los diseños de
Brasilia y de Chandigarh. Chandigarh, la capital del Punjab fue encargada
al propio Le Corbusier (muy de vuelta de su purismo de los años veinte) en
1951 quien inició su construcción a escala monumental pero su obra debió
ser continuada por otros arquitectos. Brasilia es, en cierto modo, el
resultado de la megalomanía del presidente Kubitscheck que convocó un
concurso internacional por el que se aprobó el plan de Lucio Costa
(discípulo de Le Corbusier) en 1957; en 1960 se inauguraba la que iba a
ser capital de Brasil, construida en una planicie desierta a mil kilómetros de
la costa dentro de un país que concentra su población al lado del océano.
Se realizó un lago artifical y se diseñó un esquema urbano tan sencillo
como la figura de un pájaro con las alas desplegadas que fue completado
con los edificios de Niemeyer y los diseños paisajistas de Roberto Burle-
Max; todavía hoy sigue su proceso constructivo. Sin embargo en estos y en
otros lugares del mundo en vías de desarrollo (Egipto, Argelia, Israel) se ha
ensayado la construcción con el rígido modelo ideal propio de las utopías
modernas de occidente despreciando el clima y las tradiciones locales.
A finales de los años 50, los arquitectos europeos comienzan a
cuestionarse esos modelos ideales. El "Team X" (Aldo van Eyck, los
Smithson, Louis Kahn, Coderch, Bakema) se muestran mucho más
abiertos a la construcción en función del ambiente y piensan que es mejor
trabajar con escalas intermedias (barrios) que con las grandes
dimensiones; sus teorías las pudieron aplicar en Milán, Amsterdam,
Londres, Filadelfia, Barcelona o Rotterdam. Durante la década de los
sesenta el grupo inglés Archigram da a conocer sus proyectos basados en
la aplicación a ultranza de la tecnología y aunque sus proyectos apenas
pasan del papel influyeron de forma considerables en una nueva
apreciación de los problemas urbanos. Los tres últimos decenios han sido
de una complejidad total aunque ha tomado forma la necesidad de
combinar en los núcleos urbanos la construcción moderna con las viejas
formas de la ciudad clásica que resultaban mucho más agradables para los
ciudadanos; tales son las ideas de Aldo Rossi o los planes de Robert y
Leon Krier para Bruselas o el experimento para el Internationale
Bauansstellung (IBA) de Berlín; por lo que respecta a la reconstrucción de
los centros históricos, el modelo considerado como más válido es el de
Bolonia.
Ajenos en gran medida a la tradición occidental, los japoneses
tratan de ofrecer sus propias respuestas a problemas que son, también,
propios; en 1960 surge el grupo Metabolismo, animado por Kenzo Tange
que han de combinar el trabajo a gran escala en los diseños con los
elementos prefabricados de dimensiones mínimas para hacer frente a las
necesidades de un crecimiento rapidísimo; los modelos resultantes se
asemejan a las colonias de coral y en ellos parece que se retoman las
ideas del organicismo.
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Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
RACIONALISMO Y FUNCIONALISMO
Definición
Los términos Racionalismo y Funcionalismo han terminado por ser
sinónimos, lo que no ocurría en los orígenes; tanto uno como otro
reaccionaban contra el Modernismo, que había caído en lo ornamental, y
defendían la máxima adecuación de las formas empleadas a las
necesidades (función) que tenían los espacios construidos. Sin embargo, el
primer Racionalismo no rechazaba ni la decoración ni el uso de materiales
tradicionales mientras que el Funcionalismo defendía la autenticidad y
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Los orígenes
Coetánea al Modernismo, se estaba desarrollando un tipo de
arquitectura que trataba de unificar los criterios puramente utilitarios de las
construcciones del hierro y del hormigón con los valores que se suponían a
la gran arquitectura.
En una zona en la que las influencias del gran arte podían ser
menos opresivas como los U.S.A. algunos arquitectos, como William Le
Baron Jenney (1832-1907), que había trabajado como ingeniero durante la
Guerra Civil, levantó en Chicago entre 1883-85 un edificio, el Home
Insurance Building, en el que toda su estructura era de hierro o de acero,
dando las pautas de lo que será común entre los arquitectos de la
denominada Escuela de Chicago. Las necesidades de espacio y su
carestía en las ciudades americanas motivó un crecimiento en altura de los
edificios dando origen a los rascacielos, y aunque el primero de ellos el
Monadnock Block (1889-91), Chicago, de Root y Burnham, tenía estructura
de ladrillo los que se hicieron después ya iban a tenerla de acero; sin
embargo lo que podría haber sido un desarrollo del racionalismo quedó
truncado por la influencia negativa de la arquitectura de las Bellas Artes a
partir de 1893 o por los resabios modernistas de algunos arquitectos como
Adler y Sullivan (texto 2) que combinaron el racionalismo incipiente con el
decorativismo en edificios como los Almacenes Carson, Pirie & Scott
(1899-1904).
Otro tanto ocurría en Europa donde es apreciable un compromiso
con la desornamentación en la obra de Adolf Loos (Villa Steiner, Viena,
1910) y en la de Peter Behrens (Fábrica de Turbinas de la A.E.G., Berlín,
1910) así como la decisión de colaborar con la industria que iba a asumir la
Deutscher Werkbund.
Los franceses Auguste Perret y Tony Garnier trabajaban en una
dirección semejante y con materiales modernos.
Todo estaba preparado, por tanto, para la eclosión del
racionalismo.
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Arte y arquitectura del siglo XX
Le Corbusier
Charles Eduard Jeanneret (1887-1966) es, sin duda, el arquitecto
más influyente de nuestro siglo abarcando su obra los más diversos
campos de actuación puesto que su actividad, de la que ya hemos
estudiado el urbanismo, no puede reducirse a la estética racionalista. Este
suizo de lengua francesa, de notable formación pictórica, estudió con
Hoffmann, Perret y Behrens y a los 17 años había diseñado su primer
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Arte y arquitectura del siglo XX
El Racionalismo en España
Los arquitectos que inician el acercamiento de España hacia la
modernidad comienzan a trabajar en Madrid hacia 1925; tienen como base,
más o menos firmemente aceptada, el rechazo del clasicismo trasnochado
y del regionalismo y sus obras más significativas las levantan Casto
Fernández Shaw, Estación de gasolina en la calle Alberto Aguilera;
Fernando García Mercadal, Biblioteca y Sala de Exposiciones del
homenaje a Goya en Zaragoza, 1927; Secundino Zuazo, Casa de las
Flores, Madrid, 1930-32; Carlos Arniches, Instituto Escuela (actual Ramiro
de Maeztu), 1931-33; Rafael Bergamín y Luis Blanco Soler, Colonia El
Viso, en Madrid, 1933-36; la Ciudad Universitaria de Madrid (a partir de
1927) es un proyecto en el que colaboran casi todos los más significativos
arquitectos de esta generación y que fue continuado después de la Guerra
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Arte y arquitectura del siglo XX
Civil.
Hacia 1928 surgen en Cataluña los primeros ejemplos de una
arquitectura racionalista a instancias de José Luis Sert (1902-1983)
discípulo de Le Corbusier quien es el motor que insta la creación del
G.A.T.C.P.A.C. que tiene su continuidad a nivel nacional -aunque menos
activo- en el G.A.T.E.P.A.C. (Grupo de arquitectos y técnicos españoles
para el progreso de la arquitectura contemporánea) que se oficializa en
Zaragoza, después de los contactos de Sert y García Mercadal, en 1930 y
que tendrá en la revista A.C. Documentos de actividad contemporánea
(1931-37) su órgano de expresión (texto 6). Entre las actividades del grupo
catalán del GATEPAC es destacable la Casa Bloc, en Sant Andreu,
Barcelona, 1932 y como ejemplos individuales el Dispensari Central
Antituberculós, 1934-36, de Sert; es también Sert quien construirá (junto
con Luis Lacasa) otra obra emblemática del racionalismo nacional, el
Pabellón español de la Exposión de París en 1937.
En el País Vasco, lo más cercano a racionalismo es la obra de
fuertes connotaciones Art Decó de José Manuel Aizpurúa y Joaquín
Labayen Club Náutico de San Sebastián, 1930.
Es necesario destacar a Eduardo Torroja (1899-1961) por el uso
que da al hormigón en algunas obras que realiza con Carlos Arniches y M.
Domínguez (Hipódromo de la Zarzuela, Instituto Escuela) y con
Secundino Zuazo (Frontón de Recoletos) todas en Madrid; su figura como
ingeniero será casi el único y tenue hilo que una la actividad arquitectónica
anterior y posterior a la Guerra Civil.
LOS TOTALITARISMOS
ORGANICISMO
Definición
Frente al carácter normativo, utópico y doctrinal del Funcionalismo,
pero sin renunciar a sus preocupaciones por el uso de la tecnología
moderna, la máxima pretensión del Organicismo fue conseguir un tipo de
edificios construidos de tal forma que pareciesen hechos por la propia
naturaleza; para ello el espacio queda compartimentado en diversas células
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Alvar Aalto
Después del magisterio de Wright, de una u otra manera les ha
sido imposible a muchos arquitectos pensar sin tener en cuenta el edificio
como un todo. Uno de los arquitectos más notables en quienes se puede
apreciar esta tendencia es Alvar Aalto (1898-1976) que estuvo influido por
el racionalismo propio del Estilo Internacional como puede verse en algunas
de sus primeras y más interesantes obras, Biblioteca de Viipuri (1927-35) y
el Sanatorio de Paimio (1929-33) pero desde mediados de los treinta fue
capaz de desligarse de la estricta obediencia a los cánones del International
Modern y adentrarse en una arquitectura de mayor barroquismo,
adaptación al medio (con utilización de materiales que pueden parecer
toscos a simple vista) y adecuación a las necesidades psicológicas del
cliente que ya se nota en Pabellón Finlandés de la Exposición de París en
1937. Después de la Segunda Guerra Mundial realiza sus obras más
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personales en las que usa los muros curvos (Dormitorio del M.I.T. de
Cambridge, Mass., 1947-49) y las combinaciones de ladrillos y madera
(Casa de Cultura, Helsinki, 1958). Por todo ello resulta lógico que se haya
definido a su arquitectura como el organicismo racionalizado.
Introducción
El Estilo Internacional o International Modern (Expresión acuñada
por Henry-Russell Hitchcock y Philip Johnson) se había creado,
fundamentalmente, gracias a las contribuciones de Gropius, Mies y Le
Corbusier; cuando es practicado por los arquitectos de la segunda
generación de racionalistas (Oud, Saarinen, Neutra, Sert, Costa,
Niemeyer), nacidos a finales del XIX, y por otros constructores menos
cualificados puede resultar muy rígido en sus planteamientos y bastante
deshumanizado en su intento de someter las formas de vida a unos
esquemas en los que debía buscarse lo bello por medio de lo útil pero
abandonando todo tipo de decoración y de elementos superfluos que tanto
ayudan a la personalización de los ambientes. Además, eran incapaces de
admitir, en no pocos casos, la necesaria adecuación al medio geográfico y
a las peculiaridades socioculturales de los diferentes pueblos con lo que se
produce un intento de homogeneización arquitectónica que termina por ser
una auténtica colonización cultural. No es de extrañar, por tanto, que
después de la Segunda Guerra Mundial la rígida disciplina del racionalismo
funcionalista comience a relajarse y eso sin contar con la evolución
autónoma de los grandes creadores como Le Corbusier.
Arquitectura brasileña
La influencia de Le Corbusier fue determinante para el desarrollo
de la moderna arquitectura brasileña; el Ministerio de Educación, Río de
Janeiro, fue construido a partir de 1937 por un grupo de arquitectos
autóctonos, entre ellos Lucio Costa (autor, luego, del proyecto urbanístico
de Brasilia) y Óscar Niemeyer siguiendo las directrices racionalistas.
Pronto comenzarían a evolucionar (como el propio Le Corbusier) hacia una
arquitectura mucho más sensual; Niemeyer levantó entre 1942 y 43 una
serie de edificios (club, sala de fiestas, casino, iglesia) en Pampulha donde
usa techumbres parabólicas elevadas; el aspecto que proporciona a los
edificios de la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia (a partir de 1958)
resulta casi onírico dentro de aquel clima. Otro interesante arquitecto
brasileño es Alfonso Reidy, autor de los sinuosos Apartamentos
Pedregulho, Río, 1950-52.
Brutalismo
El matrimonio Peter y Alison Smithson (Escuela Hunstanton,
Norkfolk, 1949-54) se sintieron influidos por la Unidad de Habitación de Le
Corbusier en la que aparecía a la vista el hormigón desnudo; durante
algunos años esta estética, bajo la denominación de Brutalismo o Neo
Brutalismo, causó furor. Otros arquitectos del momento -que no reconocen
su dependencia de Le Corbusier- son J. Stirling (luego trabajaría sólo) y J.
Gowan quienes realizaron la Universidad de Leicester (1959-63) que
recuerda una estructura fabril; el resto de seguidores del movimiento han
caído en el manierismo de los espacios exteriores.
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Formalismo
A lo largo de los años sesenta triunfó una corriente que se venía
gestando desde unos años antes y que se caracteriza por la importancia
excesiva que se conceden a las características formales de la construcción,
es el Formalismo que depende, en gran medida, de la estética de Mies.
Louis Skidmore, N.A. Owings & J.O. Merrill comenzaron
siguiendo la estética de Mies como puede apreciarse en la Lever House,
terminada en 1952 que inaugura un tipo de rascacielos (entre ellos el Sears
Towers, Chicago, 1974) caracterizado por el uso de muro cortina elevado
sobre unos pocos pisos que tienen en su centro un patio ajardinado
Philip Johnson, colaborador de Mies en el Seagram Building,
realizó una extremadamente racionalista Casa de Cristal (1949) New
Canaan, Connecticut para evolucionar con posterioridad hasta las
superficies abovedadas y abrir, en cierto sentido, el camino hacia la
posmodernidad.
Muy semejante al anterior es el caso de Louis Kahn, autor de
algunos edificios (Primera Iglesia Unitaria, Rochester, New York, 1959-67)
cuyo aspecto exterior podría recordar al racionalismo pero que, en esencia,
son profundamente revisionistas con el pasado funcionalista pues tratan de
aprehender las esencias arquitectónicas de las grandes obras del pasado
con lo que abre el paso, como Johnson, a la arquitectura posmoderna
aunque siempre rechazó (al contrario que ésta) el eclecticismo y la
ornamentación.
El Formalismo ha sido, en cierto modo, una constante
arquitectónica en los creadores de la segunda mitad del siglo tal como
puede apreciarse en arquitectos actuales como Richard Meier o Tadao
Ando que son autores con una voluntad de estilo muy definida.
La recuperación española
Tras algunos intentos contemporizadores con la arquitectura oficial
del régimen de Franco debidos a gente como Miguel Fisac (Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, Madrid; o Colegio Apostólico de los
Padres Dominicos, Valladolid), el contacto con el Estilo Internacional (ya
muy influido por el Organicismo) llega de la mano de José Antonio
Coderch (Edificios Trade, Barcelona, 1969) en Cataluña o de José
Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún (Instituto de Herrera de
Pisuerga, Palencia, 1955; Pabellón Español de la Expo 58, Bruselas) en la
zona centro.
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Arte y arquitectura del siglo XX
High-Tech
Aunque en los primeros decenios del siglo XX se pusieron las
bases, desde el punto de vista de los materiales, de toda la arquitectura
moderna, los arquitectos e ingenieros no han dejado de buscar nuevas
soluciones de carácter y aspecto puramente tecnológico. El
estadounidense Buckminster Fuller realizó durante la Segunda Guerra
estructuras de fácil construcción que él denominó cúpulas geodésicas y
diseñó, también, la Wichita House (1946) con la que quería solucionar los
problemas de relación entre material usado-espacio aprovechable; también
los Smithson tuvieron (Casa del Futuro, 1956) pretensiones semejantes al
igual que otro colectivo inglés, Archigram.
El italiano Pier Luigi Nervi, autor del Palacio de los Deportes,
Roma, puede vincularse a este tipo de prácticas.
Sin embargo, esta vinculación con la técnica, indispensable en la
arquitectura moderna, fue usada como tarjeta de visita por arquitectos a los
que se les aplica la denominación High-Tech (High Technology) por el
aspecto y acabado que proporcionan a sus obras. Uno de los edificios más
celebrados (tan visitado que ha sido necesario iniciar su restauración) en
los últimos decenios es el Centro Georges Pompidou (Beaubourg)
realizado entre 1971-77 por Richard Rogers y Renzo Piano en el que
todos los elementos de servicio y estructurales se encuentran formando
una especie de exoesqueleto que le proporcionan un aspecto fabril, de
provisionalidad o de andamiaje en proceso constructivo; Rogers realizó
después la Sede de la Compañía Lloyd's, en Londres y Piano el
Aeropuerto de Kansai, Osaka. Otro arquitecto preocupado por este
aspecto tecnológico es Norman Foster, autor, entre otros, del Banco de
Hong-Kong y Shanghai, Hong-Kong. También es, en ciertos aspectos,
vinculable a ellos Frank Gehry que construyó el Museo de Arte Weisman
en Mineápolis y la sede de la Fundación Guggenheim en Bilbao. La alta
tecnología se encuentra, también, en la base de muchas propuestas
urbanísticas y arquitectónicas relacionadas con la demanda de un
crecimiento adecuado, sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Posmodernidad
Si seguimos al historiador Charles Jenks, la arquitectura
posmoderna tiene una fecha de nacimiento: el 15 de julio de 1972, cuando
se volaron los bloques de viviendas Pruitt-Igoe en St. Louis, Missouri,
construidos siguiendo las teorías de Le Corbusier y los CIAM pero
detestados por sus inquilinos que los encontraban insufribles. La
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El caso español
Especial atención para nosotros merece el caso de tres arquitectos
de gran proyección internacional que pueden vincularse con las corrientes
posmodernas. El catalán Ricardo Bofill que ya llamó la atención con el
Edificio de apartamentos Xanadú, Calpe, 1962-67 y con Walden 7, Sant
Just Desvern, Barcelona, 1975, lo ha seguido haciendo con sus polémicos
proyectos franceses (Las arcadas du Lac, cerca de Versalles y el Teatro
palacio de Abraxas, Marné-la-Vallée, París) y españoles (Ajardinamiento
del Turia, Valencia). Rafael Moneo es la última gran estrella de la
arquitectura española (ha recibido en 1996 el Pritzker, especie de Nobel de
la arquitectura) autor del Museo de Arte Romano, Mérida, una obra maestra
en la que lo museístico queda perfectamente integrado dentro de una
arquitectura tan monumental como el contenido y de la Estación de Atocha,
Madrid. Por último, ha alcanzado eco notable Santiago Calatrava
(Estación de Lyon-Satoles, Lyon, Francia) quien usa aventajadamente las
técnicas del hormigón iniciadas por Torroja.
Al lado de ellos, con menor proyección quizá pero demostrando el
excelente momento de creatividad de la arquitectura española habría que
mencionar a los catalanes Oscar Tusquets y Luis Clotet que trabajan
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Arte y arquitectura del siglo XX
INTRODUCCIÓN
A finales del siglo XIX la pintura había llegado hasta las últimas
posibilidades expresivas de su medio visto este asunto desde la
perspectiva del arte naturalista tradicional. La revolución impresionista
había marcado el final de la forma de ver iniciada en el Renacimiento y los
movimientos artísticos finiseculares o bien son, en cierto sentido, un
recrearse en las formas del pasado (Modernismo, Simbolismo) o intentan
crear un nuevo arte por el camino del rigor científico (Divisionismo,
Cezanne). Si la aparición de la fotografía había llevado a la pintura a
replantearse muchos de sus fines y de sus medios, la rapidez de la difusión
de las imágenes a través de los medios impresos y la aparición del
cinematógrafo determinan que los pintores más concienciados busquen
nuevas formas plásticas ajenas al lenguaje naturalista.
De este modo, el siglo XX, que no renuncia -al menos en su
primera mitad- a los planteamientos progresistas que había asumido el arte
del XIX, es consciente de que debe dar un paso adelante en la búsqueda
de un espacio en el que desarrollar su creatividad, encontrar nuevos
medios y nuevos fines aunque en esa búsqueda no se iba a encontrar sólo.
EL AMBIENTE SOCIAL
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Arte y arquitectura del siglo XX
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Arte y arquitectura del siglo XX
MARCHANTES Y COLECCIONISTAS
El desarrollo del mercado del arte era una realidad desde
mediados del XIX; el descrédito progresivo de los salones había permitido
la proliferación de galerías y de marchantes de mayor o menor renombre
que ejercerán un monopolio sobre las obras de ciertos artistas, e incluso
grupos de artistas, a los que ellos ayudan -por convicción o por interés- a
conseguir el reconocimiento público. Algunos de estos marchantes han
marcado, de forma indefectible, la evolución del arte de nuestro siglo.
Paul Durand-Ruel fue el marchante de los impresionistas,
Ambroise Vollard especialmente de los posimpresionistas y fauves, Daniel-
Henri Kahnweiler de los pintores cubistas, Alexandre Iolas y Peggy
Guggenheim de los surrealistas, la galería Marlborough se especializó en
los expresionistas abstractos, Leo Castelli lo hizo en Pop Art e Ileana y
Michael Sonnabend en las tendencias de los años setenta y ochenta.
El marchante puede dar a su representado un sueldo, una
participación en las ventas o una mezcla de ambas cosas; el negocio
puede ser redondo para ambos puesto que fichar por un galerista famoso
permite a los artistas tener un reconocimiento que de otra forma resultaría
casi imposible de lograr; del mismo modo, el galerista se beneficia de las
ventas seguras de un artista muy demandado por el público que puede
adquirir arte.
La pasión por el coleccionismo es tan vieja como el propio hombre
aunque las colecciones artísticas arrancan del Renacimiento (Cámaras de
las maravillas) y específicamente del Barroco, tal como puede apreciarse
en algunas obras de Teniers que recogen los gabinetes de pintura del
Archiduque Leopoldo. La burguesía comienza a coleccionar tanto por gusto
personal como por negocio y en no pocos casos como aumento de un
prestigio personal que les llevase a equiparase con los nobles.
La intervención de los coleccionistas puede elevar el precio de
cotización de un artista y en esto actúan muchas veces en connivencia con
los propios galeristas; entre los coleccionistas más famosos de arte de ste
siglo se podrían citar a los rusos Schukin y Mozorov que consiguieron
muchas obras de posimpresionistas, fauves y cubistas, o el caso de la
también galerista Peggy Guggenheim que con su colección de surrealistas
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LA CRÍTICA
Desde el siglo XVIII, al mismo tiempo en que comenzaban a
desarrollarse los salones, comienza a existir una crítica (Diderot) que tiende
pronto hacia la profesionalización; con el desarrollo de la cultura de masas
a partir del XIX y la aparición de la prensa como conformadora de esa
opinión, el papel de los críticos comienza a ser importantísimo a nivel
artístico. Aunque el mundo de la pintura no ha sido a este respecto tan
cruel como el de la música o el de la literatura, lo cierto es que el crítico ha
servido para orientar la carrera de los artistas y para acelerar, o retrasar, el
triunfo de muchos de ellos.
Dentro de los críticos los ha habido con exquisita sensibilidad
(Baudelaire, Balzac, Apollinaire -cubistas- o Bretón -surrealistas-) que casi
siempre han coincidido con creadores literarios comprometidos en no
pocas ocasiones con la aventura cultural en la que se habían embarcado
los propios artistas y también han existido aquellos incapaces de valorar en
su justa medida las innovación que suponía la obra de algunos creadores.
El sonado fracaso de algunos de estos últimos (Le Blanc con los
impresinistas, Louis Vauxcelles con los fauves y los cubistas) han llevado a
que la crítica se haya ido haciendo cada vez más aproblemática y que en
muchos casos se haya convertido en un galimatías entre pseudociéntífico,
pseudofilosófico, pseudopoético que se explica más a si misma que a la
obra que trata de enjuiciar.
El poder de muchos de estos críticos ha sido tremendo, e incluso
han llegado a convertirse en auténticos mentores de los movimientos
artísticos, situación que se ha acentuado en la segunda mitad del siglo y
que ha sido criticada con cáustica socarronería por Tom Wolfe. Harold
Rosenberg consagró el Expresionismo Abstracto, Clement Greenberg la
Abstracción Pospictórica, Leo Steinberg el Pop Art, Achille Bonito Oliva la
Transvanguardia italiana; en el caso español pueden destacarse Ramón
Gómez de la Serna, Eugenio D'Ors, Vicente Aguilera Cerni, Juan Eduardo
Cirlot, Santiago Amón, Juan Manuel Bonet y Calvo Serraller.
Esta crítica se ha ejercido desde periódicos y revistas culturales
que han terminado por especializarse y convertirse en específicas; por citar
el caso español, las que alcanzan más difusión son: Guadalimar, Lápiz y
Arte y Parte.
ESTÉTICAS Y POÉTICAS
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LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Cabría plantearse, en primer lugar, si existe a lo largo del XX algún
hilo argumental que permita, tal como quería Alfred J. Barr, rastrear de
dónde proceden, cómo se van desarrollando y hacia dónde se dirigen las
diferentes propuestas formales de los movimientos artísticos del siglo. Esta
es, desde luego, una visión un tanto organicista del arte de nuestra época y
está siendo cuestionada en los últimos años. A pesar de ello, no deja de
existir una aplastante lógica en el desarrollo formal de la pintura del siglo
XX y ello es tanto más importante cuanto que el arte de nuestro tiempo,
abandonada -en muchos casos- la necesidad de transmitir mensajes
articulados, se ha refugiado -hasta podríamos decir encerrado- dentro de
los límites de la pura visualidad.
Es por ello por lo que he mantenido una evolución histórica que se
apoya en los planteamientos de la propia vanguardia siendo consciente de
que en este camino se van dejando algunos aspectos de especial
importancia como la visión sincrónica de un determinado momento o la
valoración de la calidad intrínseca de una obra con independencia del
código y el momento en el que esté formulada.
Hay, por otra parte, unas cesuras a lo largo del siglo que crean
cuatro grandes periodos: El primero iría desde 1905 hasta la Gran Guerra
(1914-1918), el segundo -con una inflexión a finales de los veinte- hasta el
final de la década de los cincuenta; el tercero desde comienzos de los
sesenta hasta el triunfo del modelo conservador impuesto por Reagan en
U.S.A. y por Margaret Thatcher en el viejo continente a partir de los ochenta
y el último desde entonces hasta nuestros días.
Desde el punto de vista creativo, los momentos más interesantes
coinciden con el primer tercio de siglo y es en esa época donde se
concentra la mayor variedad de propuestas y de artistas significativos para
nuestra cultura contemporánea.
LOS PRECURSORES
Aceptando el modelo evolutivo, podríamos señalar a diversos
artistas formados y produciendo en el XIX de los que se puede decir, con
justicia, que en cierto modo sentaron las bases de la sensibilidad y la
plástica pictórica del XX. En algunos casos se trata de su intuición teórica la
que es destacada, como en Maurice Denis que supo darse cuenta de que
en la nueva pintura no iba a contar prácticamente nada el tema y eso que él
era un pintor simbolista; en otro caso, Vincent van Gogh (1853-1890), era
la irreductible confianza en sí mismo y el desprecio de todo lo que se
alejase de la visión interior del artista, además de las luminosas armonías
de color que había conseguido con los más humildes motivos, tal como
ocurre con sus naturalezas muertas de Girasoles (1889), su Habitación de
Arles (1888) o en la alucinante Noche estrellada (1889); Paul Gauguin
(1848-1903) aportó, junto al sintetismo de su pintura, El Cristo amarillo
(1889), y la concepción de musicalidad aplicada a su arte, la búsqueda
continua de una ya imposible libertad y pureza que pretende hallar en
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FAUVISMO
Aunque algunos historiadores prefieren considerarlo la lógica y
última consecuencia de la pintura decimonónica, la especial trascendencia
de su estética en las últimas décadas de nuestro siglo hace que no
dudemos en considerarlo como el primer movimiento pictórico del siglo XX.
En 1905, comentando en la revista Gil Blas algunas obras
expuestas en el Salón de Otoño de la capital francesa el crítico Louis
Vauxcelles uso la expresión "Donatello entre las fieras" (fauves) para
referirse a una escultura de Marque rodeada por los lienzos de una serie de
jóvenes pintores. Algunos de ellos habían manifestado, ya desde 1899, la
influencia de los divisionistas, Cezanne, Gauguin y Van Gogh. Hacia
1905 las búsquedas de Henri Matisse (1869-1954) parecen haber
encontrado un plasmación coherente en obras como la Alegría de vivir
(1905-1906) donde se muestran de forma rotunda algunas de las
características comunes al movimiento como son la exaltación del color
puro, el rechazo de cualquier sistema visuales condicionado por la
perspectiva, el abandono de los valores y formas clásicos e incluso el
abandono del estudio de la luz y del naturalismo impresionista y, en
consecuencia, del volumen; para él lo determinante era la búsqueda de un
arte sensual (TEXTO 11) guiado por líneas sugerentes que creasen
manchas de color que se combinasen musicalmente al mismo tiempo que
se influían y condicionaban; antes de 1910 ya había realizado sus obras
más innovadoras, El lujo (1907-08) o La danza (1909-1910) aunque el resto
de su vida siguiese plasmando en sus óleos (Blusa rumana, 1940), sus
esculturas o en sus papeles recortados su inmensa alegría vital.
El movimiento Fauve como tal apenas duró el tiempo que va de
1905 a 1907; de entre los miembros del efímero grupo destaca por encima
de todos André Derain, quien estuvo más cerca de las búsquedas de
Matisse y cuya obra se mostró más influída por la estética puntillista (El
puente de Waterloo, 1905). Cada uno de los restantes poseen una estética
muy personal que se orienta en múltiples direcciones; Marquet, Friesz o
Utrillo contribuyeron a crear la tópica imagen del París de comienzos de
siglo; Maurice De Vlaminck es, quizá, el más consecuente con la estética
fauve, al igual que Raoul Dufy, quien no va a la zaga a Matisse en energía
vital; los mejores cuadros de Van Dongen son los que plasman figuras en
las que destaca la superficialidad mundana mientras que Georges Rouault,
además de crear algunas de las imágenes religiosas más coherentes de
nuestra época, se recrea en el mundo de la marginación social, mostrando
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Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
EXPRESIONISMO
El calificativo expresionista sirvió, durante mucho tiempo, para
denominar al arte desarrollado en Europa antes de la Gran Guerra aunque
con posterioridad se aplicó a una corriente específicamente germánica de
estas creaciones que desde el punto de vista superficial coincide con el
fauvismo en muchas características pero que se diferencia de él por la
intensidad dramática de los contenidos que transmite que había heredado
de Van Gogh, Munch y Ensor.
Posiblemente el creador del término fue Herwarth Walden quien
editaba, en 1911, la revista Der Sturm.
Suelen mencionarse como características del movimiento el intento
de expresión de sensaciones interiores rechazando, por tanto, los estímulos
superficiales "impresionistas"; usaron de un lenguaje sencillo y directo, a
base de grandes manchas de color plasmadas en el lienzo con un grafismo
duro, nervioso y dramático; su preocupación social no rehuyó lo religioso
aunque en la mayoría de los casos se refugió en la crítica a al entorno para
la que llegaron a usar la caricatura; su deseo de superar los límites del
mercado tradicional del arte les llevaron a recuperar viejas técnicas de
reproducción artística como la xilografía a la que devolvieron toda la fuerza
que poseyó a finales de la Edad Media.
En 1905 se creó en Dresde en grupo Die Brücke (El Puente) que
trasladaría su sede a Berlín en 1910 donde desaparecería como tal en
1913; los integrantes del movimiento evolucionaron de forma sensible
cuando conocieron la libertad pictórica usada por los fauves a los que une
un evidente espíritu de época. De estos artistas los más destacados fueron
Ernest Ludwig Kirchner (1880-1938) quien muestra una clara preferencia
por los contornos angulosos y los colores violentos (Autorretrato con
modelo, 1910), Schmidt-Rottluff, Haeckel, Otto Müller (Dos mujeres), Max
Pechstein y Emil Nolde (1867-1956).
Desde 1911-12 y hasta la Gran Guerra otro grupo expresionista
desarrolló sus actividades artísticas en Munich; era Der Blaue Reiter (El
Jinete Azul) liderado por el ruso Wassily Kandinsky (1866-1944) y al que
pertenecían, entre otros, Franz Marc, August Macke, Alexej Jawlensky y
Paul Klee; algunos de estos autores muestran la influencia que sobre ellos
ejercen ya las formas geométricas impuestas por el cubismo; Kandisnky,
sin embargo, se muestra como un artista altamente original que, sin
renunciar a planteamientos figurativos, comienza a indagar en el valor
simbólico del color obviando todo anecdotismo y construyendo obras de
vibrante cromatismo.
Pueden considerarse afines al movimiento expresionista Egon
Schiele, artista de personalidad atormentada y grafismo nervioso que
proporciona intensidad dramática a diseños que poseen una base
modernista y Oskar Kokoschka quien prolongará un expresionismo
dramático y vitalista hasta finales de los años setenta.
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Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
CUBISMO
Las experiencias de Cezanne (reconocidas en el Salón de Otoño
de 1905 y 1907) en especial su búsqueda de la estructura interna del
cuadro a base de geometría junto a la presencia del arte primitivo
(exposición de arte ibérico en el Louvre en 1906; importancia de las
máscaras africanas) están en la base de la transformación del arte de
Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) quien abandonó la pintura simbolista de
su periodo azul (Pobres a la orilla del mar, 1903) y tras una concesión al
esteticismo, todavía melancólico, de su fase rosa (Familia de acróbatas,
1905) afronta un brutal cambio estético en una obra, todavía incoherente,
que realiza en 1907 pero que no será mostrada -y muy minoritariamente-
hasta 1908: Las señoritas de Avinyó.
En 1908, el crítico Louis Vauxcelles se hizo eco en la revista Gil
Blas de una expresión de Matisse que comentaba algunos cuadros de una
exposición organizada por Kahnweiler; los cuadros hechos como con
cubitos dieron paso al cubismo que ha sido considerado como uno de los
movimientos artísticos más revolucionarios porque destruyó la visión única
predominante hasta ese momento en las artes pictóricas.
Como compañeros de estética cubista, y bajo el siempre
estimulador Guillaume Apollinaire poeta que ejerció de teórico (TEXTO 12)
del movimiento, Picasso tuvo, por encima de todos, a Georges Braque
(1882-1963) y a José Victoriano González "Juan Gris" (1887-1927); del
resto cabe mencionar a Fernand Leger, Robert y Sonia Delaunay, Albert
Gleizes, Jean Metzinger, Frantisek Kupka y María Blanchard; en 1912,
cuando el movimiento mostraba su camino final, la mayoría de ellos, salvo
Picasso y Braque, expusieron bajo la denominación de La Sectión d'Or en
la galería La Boëtie. Cada uno intentó mostrar sus peculiaridades
acuñándose para alguos de ellos términos específicos (Orfismo para
Delaunay, Tubularismo para Leger).
El cubismo, creado mano a mano por Picasso y Braque pasó por
diversas etapas que sulen ser denominadas analítica, hermética y sintética.
La fase del cubismo analítico se desarrolló entre 1908 y 1911,
caracterizándose por una indagación en las experiencias antes señaladas
que se concretan en un análisis exhaustivo de la realidad (especialmente la
figura y el paisaje) a través de volúmenes geométricos simples aplicados
desde diferentes puntos de vista; el color queda reducido a ocres y algún
toque de verde para que el artista puede centrarse en los problemas de la
forma.
En 1911, la multiplicidad de los puntos de vista lleva a la casi
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Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
desaparición dela imagen que queda semioculta por una maraña de líneas;
es el cubismo hermético; el color sigue siendo ocre tendiendo a la
monocromía pero introduciendo siempre en el cuadro algunos motivos
(cuellos de botella, vasos, partes de instrumentos musicales) que permiten
"leer" lo que aparece en la obra, por lo general figuras de medio cuerpo o
naturalezas muertas.
Entre 1912 y 1914 se desarrolló el cubismo sintético, intento de
devolver la legibilidad al objeto aunque perdiendo el rigor de la búsqueda
que había caracterizado las dos fases anteriores; los objetos se
representan por medio de algún detalle significativo, reaparece el color, se
usa el collage. El cubismo termina convertido en un esteticismo; Picasso
abandona esta estética.
Tuvo también una notable influencia en el campo de la escultura
técnica a la que, con mejor o peor fortuna, Raymond Duchamp-Villon
(1876-1918), Henri Laurens (1885-1954), Alexander Archipenko (1887-
1964) y Jacques Lipchitz (1891-1973) trataron de llevar las formas cubistas.
FUTURISMO
Los intentos por la representación del movimiento habían sido la
obsesión de fotógrafos como Eadweard Muybridge (que había realizado
secuencias del galope de un caballo con baterías de cámaras a fines de los
setenta del siglo XIX) o de Étienne-Jules Marey (quien a finales de los años
ochenta había hecho algo parecido pero sobre usa sóla placa) estaban en
la base de lo que sería uno de los movimientos más divertidos,
multimediáticos y conscientes de la modernidad de los primeros años del
siglo XX: el futurismo que nació al mundo literario de la mano del poeta
Marinetti en 1909 y al mundo artístico en 1910.
El futurismo es un movimiento anticlásico (considera que un
automóvil a plena carrera es más hermoso que la Victoria de Samotracia) y
defiende el dinamismo, la fuerza, la modernidad e incluso la violencia (lo
que le llevará a apoyar el Fascismo) (TEXTO 13); sus aportaciones más
importantes son la búsqueda de una simultaneidad multisensorial de
espacio, sonido, tiempo y movimiento y en poseer una actitud abierta hacia
todo tipo de innovaciones que ha tenido una fructífera continuidad a lo largo
del siglo.
Desde el punto de vista formal usan de los hallazgos del cubismo
(hay una coincidencia en sus búsquedas con las que estaba realizando el
pintor cubista francés Marcel Duchamp, autor de Desnudo bajando una
escalera, 1912) y la de los artistas futuristas).
De entre todos ellos destacan Carlo Carrá, Giaccomo Balla, Luigi
Russolo y especialmente Gino Severini, autor de Bailarina del Tabarin
donde aparecen juntos los análisis derivados de Muybridge y Marey y los
que procedían del divisionismo y Umberto Boccioni (1882-1916) el más
significado de los creadores plásticos futuristas tal como puede apreciarse
en sus lienzos Dinamismo de un ciclista y Los que parten y en sus
esculturas Desarrollo de una botella y, por encima de todas, su escultura
Formas únicas de continuidad en el espacio (1913) que se puede
considerar canónica de esta estética.
EL NACIMIENTO DE LA ABSTRACCIÓN
Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
explotación del propio espacio pictórico del cuadro -la superficie- como
campo de trabajo habían abierto las puertas a posturas mucho más
arriesgadas que las previstas por Gauguin en las que subyacía la
necesidad de aplicar al lienzo los mismos valores y las relaciones tonales
que empleaban los músicos en sus obras.
Este imparable deslizamiento hacia un arte no figurativo, que
algunos consideran la conquista plástica más importante del siglo XX, se
aprecia en muchos de los trabajos tempranos de Wasily Kandinsky,
miembro del grupo expresionistas "Jinete azul", quien ya en 1908 ha intuído
la posibilidad de una obra plástica abstracta pero que no llegará a realizar
ninguna hasta finales de 1910 o principios de 1911 (TEXTO 14). Para
Kandinsky -que expuso muchas de sus teorías no exentas de misticismo
en dos libros emblemáticos "De lo espiritual en el arte" y "Punto y línea
sobre el plano"- se trataba de crear obras que pudiesen expresar la
espiritualidad humana a través del color, la composición o el grafismo. La
evolución de Kandinsky como artista abstracto marca el camino que va
desde los valores líricos creados gracias a las manchas informes a un
mayor rigor compositivo -pero de menor riqueza cromática- en el que la
geometría logra mayor predominio.
Otros artistas estaban trabando en una línea de abstracción un
tanto diferente. Robert Delaunay evoluciona bajo la influencia de cubismo
y futurismo a un arte abstracto que toma el círculo, al que intenta dotar de
movimiento, como base de una expresión de vivacidad y de alegría vital;
denomina a su movimiento ORFISMO. Mucho difícil de encasillar es el arte
del suizo Paul Klee (1879-1940) que alterna expresionismo y abstracción
geométrica, especialmente interesante es la que coincide con su etapa de
profesor en la Bauhaus.
Cubismo y Futurismo estuvieron en la base, también, de
movimientos artísticos como el CONSTRUCTIVISMO, que se configura en
los ambientes rusos presoviéticos a partir de 1913 gracias a la incansable
labor vanguardista de Vladimir Tatlin (1885-1953), Alexander Rodchenko
(1891-1956) y El Lissittzky; usuaron todo tipo de materiales y técnicas y
trataron de llevar la revolución artística a la par que la política lo que resultó
imposible por la imposición del modelo plástico del REALISMO
SOCIALISTA. Combinaban la arquitectura, el collage, la fotografía y la
escultura resultaban formas habituales para ellos; en el último de los
campos destacaron los hermanos Antoine Pevsner (1886-1962) y Naum
Gabo (1890-1977) quienes, partiendo de propuestas de vanguardia como el
cubismo pronto recalaron en la abstracción constructivista y no dudaron en
usar los nuevos materiales como base escultórica.
También en Rusia se desarrolló el SUPREMATISMO, difundido en
los círculos artísticos progresistas por el escritor Mayakowsky y el pintor
Kasimir Malevich quien en su intento de desvincularse por completo de
cualquier referencia realista y acercarse lo más posible a la manifestación
más pura de la espiritualidad trabaja con manchas geométricas de colores
puros y llega a pintar primero un Cuadrado negro sobre fondo blanco e
incluso un Cuadrado blanco sobre fondo blanco (1919).
El mismo espíritu un tanto mesiánico y místico que animaba
muchas de estas búsquedas subyace en la práctica pictórica de los artistas
de DE STIJL quienes practicaban lo que dió en llamarse
NEOPLASTICISMO; DE STIJL fue una revista fundada en Holanda en
1917 por Theo van Doesburg, J.J.P. Oud y Piet Mondrian. Partiendo del
cubismo habían llegado a un esquema de trabajo muy similar al de
Malevich en el que predominaba la estructura geométrica y los colores
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Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
DADÁ
En la neutral Suiza y en plena Gran Guerra, en el variopinto
ambiente de pacifistas, desertores, prófugos y exiliados va a surgir una de
las manifestaciones intelectuales más contradictorias y fascinantes de
nuestro siglo que ha dejado su huella indeleble en los movimientos
artísticos conceptuales de la segunda mitad del XX (TEXTO 15).
En el Cabaret Voltaire de Zurich se acuñó, al azar, el término de
Dadá (palabra con la que en el lenguaje infantil francés se designa al
caballo) para designar un movimiento contracultural y antiartístico iniciado
por artistas y literatos como Tristán Tzara, Hans Arp, Hugo Ball, Richard
Huelsenbeck y Marcel Janko.
Los dadaístas echarán en cara de la "civilizada" Europa la
contradicción de su vida cotidiana con respecto al sistema de valores que
predica; aborrecen el arte convencional y se manifiestan contrarios a todo lo
que signifique cultura, buen gusto, orden o arte. Es por ello por lo que
recurren a materiales y técnicas considerados no artísticos como los
objetos de desecho, los collages, el azar e incluso los "ready made"; sus
manifestaciones artísticas (porque no deja de ser una extraña contradición
que sus objetos hayan alcanzado la categoría de obras de arte) y su puesta
en escena tenían mucho que ver con las practicadas por los futuristas.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial el movimiento dadaísta
alcanzó eco internacional aunque se manifestaron diferencias notables
entre las producciones de unos y otros grupos. En Berlín trabajaron Raoul
Hausmann, Joanner Baader, Georg Grosz y Helmut Heartfield que unieron
su credo artístico a sus trendencias políticas antiproletarias produciendo u
arte socialmente comprometido del que se tratará más adelante. políticas
claramente antiburguesas. En Colonia trabajaron Max Ernst, futuro
integrante del movimiento surrealista, y Hans Arp, escultor de exquisita
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Arturo Caballero
Arte y arquitectura del siglo XX
SURREALISMO
En 1917, coincidiendo, por tanto, con Dadá se utiliza por vez
primera el término Surrealismo de la mano del poeta Apollinaire, defensor y
teórico de los cubistas y su estética. Será a partir de la finalización de la
Gran Guerra y de la llegada de los dadaistas a París, hacia 1919, cuando
se produzca el ambiente adecuado que permitirá el surgimiento de este
nuevo "ismo" que, como muchos otros de la época, es la consecuencia de
una alianza explícita entre literatos (André Bretón, que se convertirá en el
pontífice máximo del movimiento, Paul Eluard, Robert Desnos, Peret, Philip
Soupault, Tristán Tzara o Aragón), artistas plásticos e incluso cineastas
(Luis Buñuel que realiza, con Dalí, Un perro Andaluz y La Edad de Oro).
En 1924 André Bretón da a luz el Manifiesto del Surrealismo con lo
que la tendencia queda definitivamente bautizada. El Surrealismo tenía
múltiples orígenes; las manifestaciones artísticas, o antiartísticas, de Dadá
que valoraban lo casual como fuente de creación, lo que conducirá al
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Arte y arquitectura del siglo XX
sido por el público en general; su pronta ruptura familiar, los contactos con
el ambiente elitista de la Residencia de Estudiantes (Buñuel y Federico
García Lorca, con quien mantiene una desaforada relación), el deseo de
manifestar de forma explícita su absoluto narcisismo hacen que llegue a
París después de haber asumido las vanguardias de comienzos de siglo.
Su realismo innato (Muchacha de espaldas) y sus veleidades científicas
están en la base se su pintura que pretende recrear con fidelidad
fotográfica las imágenes paradójicas de los sueños (TEXTO 17);
ideaciones cargadas de sexualidad más o menos reprimida (El gran
masturbador, 1929; Persistencia en la memoria, 1931) que son sus mejores
obras. La Guerra Civil le influye de forma notable (Construcción blanda con
judías cocidas, 1936, El sueño, 1937) apareciendo en esas fechas sus
imágenes dobles (Los cisnes, 1937) y sus anamorfosis de claras raices
manieristas; su marcha a los Estados Unidos hizo más superficial su arte,
virando desde principios de los cincuenta hasta una arte pseudo católico
(Cristo de San Juan de la Cruz, 1951) que alcanzó inmenso éxito popular y
que combinó con sus indagaciones visuales.
Además de Ernst, otros escultores pueden adscribirse a la
corriente surrealista como el italiano Alberto Giacometti que comienza
construyendo formas esquemáticas de claro simbolismo sexual (Hombre y
mujer) antes de encontrar su mejor fuente de inspiración en las figuras
esbeltísimas, casi filiformes que se han hecho tan características de su
estilo. El americano Alexander Calder combinó en sus móviles algunos de
los principios abstractos y la absoluta libertad artística que pretendían los
surrealista; existen grandes semejanzas en sus planteamientos y en los de
Miró. En cierto sentido, las estilizadas esculturas del español Alberto
Sánchez guardan semejanzas con las propuestas de este estilo.
EL PERIODO DE ENTREGUERRAS
El análisis que venimos haciendo de los movimientos modernos
deja poco espacio para las realizaciones plásticas de algunas
individualidades notables que en el campo de la escultura y la pintura son
referentes tan válidos como los anteriores de las experiencias estéticas del
siglo XX.
Constantino Brancusi, rumano que desarrolla lo mejor de su obra
en París, es sin duda, el escultor más representativo de la primera mitad del
XX (TEXTO 18); partiendo del primitivismo (El beso) hizo avanzar su
escultura por otros caminos dotando a sus figuras de una gracia, perfección
formal y estilización que alcanzan sus figuras (Princesa X, 1916; La musa,
1918; Señorita Pogany, 1933) que están en la base de muchas de las
realizaciones del Art Decó, o estilo 1925, especie de eclecticismo
vanguardista que influyó especialmente en la ilustración y en las artes
ornamentales pero también en la arquitectura y en el cine.
El mismo formalismo esteticista se encuentra en la base del estilo
de muchos de los pintores que se agrupan bajo la ambigua denominación
de Escuela de París y de los que cabe destacar Amadeo Modigliani, autor
de lánguidas fusiformes e interminables figuras y el mucho más versátil,
colorista e influido por un ingenuismo pasado por el matiz surrealista, Marc
Chagall.
Dos escultores españoles de igual calidad plástica pero de
diferente forma de trabajo deben ser considerados entre los más grandes
creadores del momento. Pablo Gargallo parte de las descomposiciones
cubistas para crear unas figuras a base de planos recortados que,
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EL ARTE DE LA IDEA
Los años sesenta vieron el nacimiento de un variopinto conjunto de
actitudes y realizaciones que valoran por encima de la obra el propio acto
creador y su reconstrucción (e incluso la participación) por parte del propio
espectador (TEXTO 22). Resulta muy difícil establecer diferencias entre
unas y otras realizaciones dado que tanto los artistas como los propios
procesos saltan con facilidad cualquier tipo de barrera. Por otra parte, para
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EL RETORNO DE LO FIGURATIVO
El cansancio que provocó el nacimiento del arte conceptual y los
movimientos relacionados con él también es el detonante del retorno de la
figuración aunque la figuración, después de la revolución abstracta, ya
nunca podrá ser vista con los mismo ojos. Convencidos de que un cuadro
figurativo se venderá siempre mucho mejor que uno abstracto siempre que
se le garantice al comprador que lo que se adquiere es "moderno", el
retorno del realismo es, en muchos casos, simplemente la vuelta a la
convención, a lo pintoresco o a lo anecdótico (Botero).
Sin embargo, hay artistas que son capaces de traducir con formas
figurativas toda la tensión y el drama del hombre de la segunda mitad del
XX (TEXTO 15); es el caso de Francis Bacon, antiguo componente de la
denominada Escuela de Londres, quien nos ha proporcionado una
completa y compleja autobiografía llena de los innumerables problemas con
los que había de enfrentarse en el Reino Unido un hombre católico,
homosexual y alcohólico en unas composiciones, dotadas de una
extraordinaria variedad cromática, que reducen al mínimo las figuras
usadas para concentrar el máximo de intensidad.
El POP ART, que nace casi al mismo tiempo en Gran Bretaña y en
U.S.A., surge a mediados de los años 50 como un movimiento realista sin
complejos; cansados del carácter autobiográfico del Expresionismo
abstracto y de la inevitable brecha que se había abierto entre el arte y la
realidad, una serie de artistas americanos comenzaron a introducir en sus
obras objetos cotidianos al estilo de lo que, en cierto modo, habían hecho
los artistas Dadá. Desaparece, además, el brochazo como recurso y los
lienzos se pueblan de colores planos extendidos uniformemente como
ocurre con la pintura industrial, al mismo tiempo que se recupera el dibujo,
tanto del contorno ("hard edge", o borde neto, que no es privativo de esta
tendencia sino que se aplica, también, a manifestaciones de la nueva
abstracción) como del dintorno.
No es extraño, pese a las reticencias de Duchamp que criticaba a
estos artistas porque elevaban a la categoría estética obras que eran pura
provocación, que se hable de un movimiento NEW DADA en el que se
ubiquen las obras de Robert Rauschenberg, creador de las "combine-
paintings" (objetos, como Bed (1955) en los que sobre una cama con sus
sábanas, almohada y colcha se incorporan trazos gestuales procedentes
del expresionismo abstracto) en las que se anticipan algunos aspectos de
la sensibilidad "pop" que se desarrolla al mismo tiempo que la estética
personal de Rauschenberg y la de Jasper Johns quien en obras como
Flag (1954) deja reducida la bandera americana a un estereotipado campo
pictórico muy afín a planteamientos abstractos.
El Pop inglés no llegó a tener la misma fuerza que el americano
porque parecía que en U.S.A., que se había convertido ya -a pesar de lo
difícil que ha resultado reconocerlo para muchos- en el centro creador por
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Arte y arquitectura del siglo XX
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POSMODERNIDAD
Los años ochenta y noventa supusieron una especie de tregua en
la búsqueda de nuevos caminos plásticos. Este respiro ha sido interpretado
por algunos como un adocenamiento de los artistas, un hastío de la
constante búsqueda de la originalidad, una revisión, asimilación y
banalización de las vanguardias que se han desarrollado a lo largo del siglo
(TEXTO 17). Para otros se trata simple y llanamente de una liberación
definitiva de cualquier tipo de teoría o supeditación del artista a otra cosa
que no sea su propio ego.
Según el teórico H.R. Jauss, la posmodernidad ha cambiado el
sistema ascético y experimental de las vanguardias por el hedonismo, o lo
que es lo mismo, ha promovido la sacralización absoluta de la labor
artística como instrumento de mero placer y no de conocimiento; ha
sustituido la autorreferencialidad de la obra de arte por una mayor
implicación de la propia obra y del artista en los medios técnicos y sociales,
con lo que el creador se convierte, en cierto modo, en una estrella del
espectáculo; ha sustituido la visión evolutiva del arte por una disponibilidad
de todo tipo de culturas y de tiempos; mezcla despreocupadamente la
cultura de masas con la alta cultura; y presenta la máxima preocupación
por la recepción y el efecto estético, esto es, da libertad absoluta al
espectador para que éste pueda considerar y utilizar la obra como le
plazca.
Con planteamientos como estos resulta evidente que son muy
pocas las líneas maestras comunes que se pueden encontrar en los
artistas que se agrupan bajo esta denominación; hay, sin embargo, una
muy nítida que subyace en la mayoría de ellos y es el retorno a las primeras
vanguardias como punto de inspiración y especialmente a aquellas más
desenfadadas y, en algunos aspectos, menos preocupadas por la
teorización, es decir, al fauvismo y a algunos aspectos del expresionismo.
No es extraño que los más significativos posmodernos alemanes
se agrupen bajo la denominación de Nuevos Salvajes, en la que se
incluyen Georg Baselitz, A.R. Penck (muy preocupado por las formas de
expresión callejera como son los grafittis y monigotes), Sigmar Polke,
Gethard Richter o Anselm Kiefer, que muestra en sus trabajados lienzos
sus extraordinarias dotes para las grandes superficies.
La Transvanguardia italiana (obra, fundamentalmente, del crítico
Achile Bonito Oliva) no se encuentra limitada -al igual que la alemana- por
ningún límite nacional y trabaja por igual en Europa que en U.S.A.; sus
artistas más representativos son Sandro Chía, Francesco Clemente, Enzo
Cucchi y Mimmo Paladino.
Los americanos, también sin afán nacionalista alguno, se han
lanzado a este tipo de manifestaciones destacando Jean-Michel Basquiat,
que realiza pinturas de clara influencia callejera, Keith Haring, quien
introduce la ironía, el humor y el sexo en sus composiciones esquemáticas,
Julian Schnabell o David Salle.
De los artistas españoles del momento, el más internacional es
Miquel Barceló quien practica un tipo de pintura figurativa donde se
mezcla el expresionismo del trazo con la sensibilidad para el color y el gusto
por la pintura matérica heredado de Tapies. Como si los papeles que
tradicionalmente se habían atribuido a hombres y mujeres en el mundo
artístico se hubiesen cambiado, otros artistas como José María Sicilia
manifiestan un sutil gusto por las transparencias que consigue a base de
ceras mientras que pintoras como Carmen Calvo o escultoras como
Susana Solano indagan en la más cruda y vulgar de las realidades una y
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TEXTO 1
El primer deber del urbanismo es el de adecuarse a las necesidades fundamentales
de los hombres. La salud de cada uno depende, en gran parte, de su sumisión a las
"condiciones naturales". El sol, que preside todo proceso de crecimiento, debería penetrar en
el interior de cada vivienda para esparcir en ella sus rayos, sin los cuales la vida se marchita.
El aire, cuya calidad asegura la presencia de vegetación, debería ser puro, liberado de los
gases nocivos y del polvo suspendidos en él. Habría, por último, que distribuir con largueza el
espacio. No hay que olvidar que la sensación de espacio es de orden psicofisiológico, y que la
estrechez de las calles o la estrangulación de las avenidas crean una atmósfera que es tan
malsana para el cuerpo como deprimente para el espíritu. El IV Congreso CIAM, celebrado en
Atenas, ha hecho suyo el postulado siguiente: el sol, la vegetación y el espacio son las tres
materias primas del urbanismo. La adhesión a este postulado permite juzgar las cosas
existentes y apreciar las proposiciones nuevas desde un punto de vista verdaderamente
humano.
(...) El urbanismo tiene cuatro funciones principales, que son: en primer lugar,
garantizar alojamientos sanos a los hombres, es decir, lugares en los cuales el espacio, el aire
puro y el sol, esas tres condiciones esenciales de la naturaleza, estén garantizados con
largueza; en segundo lugar, organizar los lugares de trabajo, de modo que éste, en vez de ser
una penosa servidumbre, recupere su carácter de actividad humana natural; en tercer lugar,
prever las instalaciones necesarias para la buena utilización de las horas libres, haciéndolas
benéficas y fecundas; en cuarto lugar, establecer la vinculación entre estas diversas
organizaciones mediante una red circulatoria que garantice los intercambios respetando las
prerrogativas de cada una. Estas cuatro funciones, que son las cuatro claves del Urbanismo,
cubren un campo inmenso, pues el Urbanismo es la consecuencia de una manera de pensar,
llevada a la vida pública por una técnica de la acción.
LE CORBUSIER, La Carta de Atenas, 1942.
TEXTO 2
Ya sea el águila majestuosa en su vuelo, o el manzano en flor, el afanoso caballo
de tiro, el alegre cisne, el frondoso roble, el ondulante arroyo, las nubes a la deriva, y sobre
todos ellos el sol en su ciclo, la forma sigue a la función, y ésta es la ley. Donde la función no
cambia, la forma no cambia. Las rocas de granito, las colinas eternamente meditabundas,
perduran por siglos: el relámpago vive, nace a la forma y muere en un instante.
Es la ley invariable de todas las cosas orgánicas e inorgánicas, de todas las cosas
físicas y metafísicas, de todas las cosas humanas y sobrehumanas, de todas las verdades
manifiestas de la cabeza, del corazón, del alma, en que la vida es reconocible en su
expresión, que la forma siempre sigue a la función. Esta es la ley.
LOUIS SULLIVAN, El edificio alto de oficinas considerado artísticamente, 1896.
TEXTO 3
Mi intención no es introducir el "estilo moderno" europeo sino, más bien, introducir
un método de aproximación que permita enfrentarse con los problemas, según sus
condiciones peculiares. Deseo que un arquitecto joven sea capaz de encontrar su camino en
cualquier circunstancia; deseo que cree, independientemente, formas verdaderas y genuinas,
de acuerdo con las condiciones técnicas, económicas y sociales en las que se encuentra, en
lugar de imponer una fórmula aprendida en el ambiente, que puede exigir una solución
totalmente distinta.
WALTER GROPIUS, mayo 1937.
TEXTO 4
Rechazamos: toda especulación estética
toda doctrina
y todo formalismo
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Arte y arquitectura del siglo XX
TEXTO 5
...La vivienda se hundía en el suelo: locales oscuros y a menudo húmedos. El
hormigón armado permite la realización de los "pilotis". La vivienda queda suspendida en el
aire, lejos del terreno, el jardín pasa por debajo de la vivienda, y se encuentra también encima
de ella, sobre el tejado. (...) Hasta ahora: muros portantes. Desde el sótano se superponen
formando la planta baja y los demás pisos, hasta el tejado. La planta es esclava de las
paredes portantes. ¡El hormigón armado permite en la vivienda la planta libre! Los pisos ya no
tienen que estar calcados unos sobre otros. Son libres. (...) La ventana es uno de los
elementos esenciales de la casa. El progreso trae la liberación. El hormigón armado
revoluciona la historia de las ventanas. Las ventanas pueden correr de un lado al otro de la
fachada. (...)
Los pilares se retrasan respecto a la fachada, hacia el interior de la casa. El forjado sobresale
en voladizo, hacia el exterior. Las fachadas son únicamente ligeras membranas, de muros
sueltos o ventanas. La fachada es libre; las ventanas, sin ser interrumpidas, pueden correr de
un lado a otro de la fachada.
LE CORBUSIER, 1926.
TEXTO 6
La arquitectura responde a una utilidad, a un fin. Debe satisfacer la razón. Partir de
elementos, programas materiales, espacio, luz... desarrollándose racionalmente del interior
(función) al exterior (fachada) de una manera simple y constructiva, buscando la belleza en la
proporción, en el orden, en el equilibrio. Suprimir la decoración superflua superpuesta. Luchar
contra el falso empleo de materiales, arquitectura de imitación. Llevar la arquitectura a un
medio natural, es decir, al técnico, social y económico del que está actualmente separada, es
el programa (aceptado por muchos, pero que pocos se atreven a realizar) que el grupo
GATEPAC se propone llevar a la práctica coordinando esfuerzos y trabajando colectivamente.
A.C., 1931.
TEXTO 7
El auténtico arquitecto, al captar íntima y profundamente la finalidad de la tarea que
se le encarga, encontrará intuitivamente la solución que la manifieste exteriormente del modo
más convincente, la llevará a término sin aducir "interpretaciones al uso" de carácter filosófico,
por ejemplo, hará que un teatro tenga un equívoco aspecto exterior de teatro basado en su
finalidad y en los acontecimientos de carácter histórico-cultural. Por ello tendrá en cuenta una
serie de impresiones de carácter histórico-cultural como elementos heredados y, al mismo
tiempo, realizará la tarea desde presupuestos actuales, no dará, por tanto, la impresión de un
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Arte y arquitectura del siglo XX
TEXTO 8
En la arquitectura orgánica es del todo imposible considerar el edificio como una
cosa, sus accesorios y equipo como otra y su emplazamiento y entorno como otra más. El
espíritu en que son concebidos estos edificios ve todo esto como una cosa única. Todo ello
debe ser cuidadosamente planificado en conformidad con su naturaleza. Todo debe
convertirse en simples detalles del carácter e integridad del edificio. La iluminación, la
calefacción y la ventilación se encuentran incorporadas (o excluidas). Incluso las propias sillas
y mesas, los armarios y aun los instrumentos musicales -donde pueda llevarse a la práctica-
forman parte del edificio en sí, jamás son accesorios metidos simplemente dentro de él...
Transformar así una habitación humana en una perfecta obra de arte, hermosa y
expresiva en sí misma, íntimamente ligada a la vida moderna y adecuada para vivir en ella,
transformarla en una obra de arte que se preste más libremente y adecuadamente a las
necesidades individuales de los moradores y que al mismo tiempo sea una realidad armónica
que, en el color, en la figura y en la naturaleza, se ajuste a sus exigencias y sea realmente la
expresión de su carácter: ésta es la gran perspectiva, moderna, americana, de la arquitectura.
FRANK LLOYD WRIGHT, Arquitectura orgánica, 1910.
TEXTO 9
Aprender del paisaje existente es la manera de ser un arquitecto revolucionario. Y
no de un modo obvio, como ese arrasar París para empezar de nuevo como proponía Le
Corbusier en los años veinte, sino de un modo distinto, Más tolerante: poniendo en cuestión la
manera de mirar las cosas.
...Los arquitectos han perdido el hábito de mirar a su entorno imparcialmente, sin
pretender juicios de valor, convencidos como están de que la arquitectura moderna ortodoxa
es progresiva, cuando no revolucionaria, utópica y purista; y se sientan insatisfechos con las
condiciones "existentes". La arquitectura moderna lo ha sido todo menos tolerante: sus
arquitectos prefirieron cambiar el entorno existente a mejorar lo que estaba allí.
Pero saber ver lo común no es nada nuevo: las Bellas Artes suelen seguir el camino
abierto por el arte popular. Los arquitectos románticos del siglo XVIII descubrieron una
arquitectura rústica preexistente y convencional; los primeros arquitectos modernos se
apropiaron, sin grandes adaptaciones, de un vocabulario industrial existente y convencional.
Le Corbusier gustaba de los silos mecánicos y los barcos de vapor; la Bauhaus parecía una
fábrica; Mies refinó los detalles de las acerías norteamericanas en sus edificios de hormigón.
Los arquitectos modernos trabajan con la analogía, el símbolo y la imagen y, aunque afirman
rechazar todo determinante de sus formas que no sea la necesidad estructural y el programa,
obtienen ideas, analogía y estímulos de imágenes inesperadas. El proceso de aprendizaje es
algo paradójico: miramos atrás, a la historia, a la tradición, para avanzar; también podemos
mirar hacia abajo para ir hacia arriba. Y la suspensión del juicio puede usarse como
instrumento para formular luego un juicio más sensato. He aquí un modo de aprender de
todas las cosas.
TEXTO 10
Parece que cualquier artista que pague seis dólares puede exponer. El señor
Richard Mutt envió una fuente. Sin ninguna explicación, su envío desapareció y nunca fue
expuesto. ¿En qué se han fundamentado para rechazar la fuente del Sr. Mutt?
1. Unos juzgaron que era inmoral, vulgar.
2. Otros que se trataba de un plagio: un simple aparato de fontanería.
Sin embargo, la fuente del Sr. Mutt no es inmoral. Es un accesorio que puede verse
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hombre, es un ente con vida propia, del que brotan inevitablemente efectos... El hombre
puede librarse de ellos cerrándoles su alma, la "naturaleza", es decir, la circunstancia exterior
siempre cambiante del hombre, hace vibrar constantemente las cuerdas del piano (alma) por
medio de las teclas (objetos). Estos efectos, que a veces nos parecen caóticos, constan de
tres elementos: el efecto cromático del objeto, el efecto de su forma y el efecto del objeto
mismo, independientemente de la forma y el color...
Cuanto más descubierto esté el elemento abstracto de la forma, más primitivo y
puro sonará... la intuición debe ser el único juez, guía y armonizador de toda traducción o
integración de la forma puramente abstracta. Mientras más utilice el artista la formas casi-
abstractas o abstractas, más se familiariza con ellas y más se adentra en su terreno, lo mismo
le sucede, guiado por el artista, al espectador, quien va reuniendo conocimientos del lenguaje
abstracto y acaba por dominarlo.
Surge la pregunta: ¿no sería mejor renunciar por completo a lo figurativo,
desparramarlo a todos los vientos y desnudar por completo lo puramente abstracto?...
Quizá se desarrolle al final de los albores de nuestro tiempo una nueva
ornamentación, que seguramente no se basará en las formas geométricas. Hoy, sin embargo,
en la fase a la que hemos llegado, intentar crear por la fuerza esta ornamentación sería como
intentar abrir el capullo aún cerrado de una flor.
Todavía estamos estrechamente ligados a la naturaleza externa y tomamos de ella
nuestras formas. Toda la cuestión está en cómo debemos hacerlo. Es decir, hasta dónde
puede ir nuestra libertad en la transformación de estas formas y qué colores pueden
combinarse...
KANDINSKY, Wassily.- De lo espiritual en el arte. Barral; Barcelona, 1973.
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tontos. En tres meses venderemos yo y mis amigos nuestros cuadros por algunos francos.
PICABIA, Francis.- "Manifiesto caníbal Dadá". Dadaphone. París, marzo de 1920. (Fuente:
AA.VV..- Escritos de arte de vanguardia, 1900-1945. Turner; Madrid, 1979).
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descansó unos instantes sobre un pedestal y emprendió el vuelo tras encontrar sin dificultad el
camino del cielo. Con los artistas ocurre lo mismo. [...]
Cuando contempláis un pez no pensáis en sus escamas, sino en la velocidad de su
movimiento o en su cuerpo centelleante y suspendido en el agua. Esto es lo que yo he querido
expresar. Si hubiera plasmado sus aletas, sus ojos y sus escamas habría detenido su
movimiento y sólo hubiera obtenido una mera "muestra" de la realidad. Lo que he querido ha
sido aprehender la chispa de su espíritu. [...]
Ya no soy de este mundo, estoy lejos de mi mismo y fuera de mi persona. Habito en las cosas
esenciales".
C. BRANCUSI
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