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es de izquierda
Un enunciado antiimperialista
Pero como sabemos, sería una necedad pensar que llego a tocar temas tan profundos como el
imperialismo, la democracia, y la política económica sin una fuerte carga histórica detrás.
Ciertamente son muy pocos los que tienen el talento de llegar a unas elecciones luego de decir
la misma cosa por 40 años y alegar que están proponiendo “el cambio” sólo porque van con
otro nombre. Al no contar con esa sombría aptitud, debo remitirme a la corriente política con
la que me identifico, y en mi caso, reivindicarla luego de tantos años de mezquindad, de
ponzoñosa oposición, y también de errores que han cometido algunos correligionarios. Para mi
suerte, el discurso político del siglo XXI es cada vez más cercano a las tesis esgrimidas a la largo
de la existencia del partido aprista, y aunque momentáneamente se carezca de la fuerza
mediática y el respaldo político para que en el Perú se hable de ideas tan simples como
Interamericanismo democrático sin imperio sin complejos, podemos ver que en la práctica las
viejas recetas de los grupos de izquierda totalitaria y derecha oligarca están quedando ya
rezagados y tienen que mimetizarse con nombres a veces risibles para que le sean viables en la
vía democrática.
Este ensayo está dedicado a un argumento bastante simple: la globalización, entendida como
el proceso resultante de los cambios tecnológicos en el campo de las comunicaciones y el flujo
de capitales, es perfectamente compatible con los conceptos defendidos por la izquierda
democrática latinoamericana, especialmente en la estrecha relación que hay entre un mundo
ultra comunicado como el que vivimos y la cerrada defensa por las libertades, la democracia, el
derecho a la información, y al fortalecimiento de capacidades para superar el hambre y la
miseria. Los movimientos sociales “antiglobalización” que han surgido en las últimas dos
décadas, no han aparecido en respuesta a este proceso de flujo de capitales e información,
sino al imperialismo económico promovido por ciertos grupos de poder que pensaron que
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podían implantar políticas económicas
unilaterales en países que tienen vastos
sectores a los que no les beneficia. Así,
afirmo a lo largo de este mensaje que si
bien muchos hemos pasado mucho
tiempo pensando que la globalización era
“el nuevo imperialismo”, es más acertado
decir que la globalización es
precisamente el lado positivo y atractivo
de los flujos de capitales, mientras que el
imperialismo debe ser rechazado en
todas sus formas, incluyendo el
capitalismo de Estado promovido por
sectores retrógrados y resentidos que
viven buscando nuevas formas de incluir
sus viejas ideas en recetas de nombres
capciosos como el indigenismo sindical
boliviano, el bolivarianismo venezolano, y
el nacionalismo peruano.
Imperialismo y Antiimperialismo
No quisiera gastar más tiempo del debido analizando temas que ya han sido ampliamente
discutidos a pesar que se les da poca difusión en los sectores académicos que probablemente
tampoco quieran discutir lo que escribo en estas páginas. Sobre la evolución del concepto de
imperialismo en la teoría socioeconómica recomiendo la lectura de los ensayos Haya de la
Torre: pensamiento doctrinario de Juan Carlos Saravia1, y Haya de la Torre en su espacio y su
tiempo de Pedro Planas con Hugo Vallenas2, en donde se analiza y contextualiza debidamente
la evolución de los conceptos que manejamos los confesos seguidores de la izquierda
democrática. Para los fines de este ensayo, es importante poner en claro o recordar las
siguientes ideas-fuerza que se pueden encontrar en prácticamente toda la bibliografía aprista:
1
(Juan Carlos Saravia Ramos. 2006. Haya de la Torre: pensamiento doctrinario. En “Vida y Obra de Víctor
Raúl Haya de la Torre” Tomo-V. p 17-144. Lima
2
Pedro Planas, Hugo Vallenas. 2006. Haya de la torre en su espacio y su tiempo, En “Vida y Obra de
Víctor Raúl Haya de la Torre” T-I. p113-300. Lima
2
militar y la creación de enclaves de capital que no benefician a la población del país
subdesarrollado.
3- El APRA es un movimiento que ha nacido en contra de la imposición imperialista. En
sus inicios, esa imposición tenía el denominador común de una agresiva presencia
militar y empresarial estadounidense, orientada a estrangular la revolución mexicana
desde Panamá, América Central y el Caribe, lo cual provocó el plasmar como prioridad
del programa aprista la afrenta contra “el imperialismo yanqui”.
4- Al cabo de poco más de una década, la política internacional del Departamento de
Estado estadounidense cambió por la alternancia de presidencias y el nuevo contexto
mundial de la segunda guerra mundial. La política del “buen vecino” promovida por
Franklin Delano Roosevelt, que promovía la expansión de las clases medias en nuestro
continente, cambió dramáticamente las formas de presión que se ejercían,
convirtiéndose en una alternativa menos traumática que el capitalismo de Estado que
se empezó a ejecutar en Italia y Alemania por el nazifascismo y desde Moscú por el
comunismo. Hacia la década de los 40´s, el programa máximo del APRA empezó a leer
“contra todo imperialismo”
5- Desde 1928, Haya de la Torre ya había definido el imperialismo como “ambivalente”,
del cual hay que tomar lo positivo (la tecnología) y rechazar lo negativo (la presión
política negativa).
6- Con el paso del tiempo, se ha hecho cada vez más claro que las políticas imperialistas
pueden venir de cualquier forma en cualquier gobierno con
ambiciones hegemonistas y expansivas, incluyendo ahora
nuevas potencias como el Brasil, por lo cual los países
llamados subdesarrollados no podemos tener complejos
dogmáticos de negociar con cualquier potencia para lograr
obtener los beneficios que nos puedan brindar su tecnología y
sus capitales.
Los apristas, por décadas ya, hemos sido atacados por enfatizar la necesidad de negociar
frente a las potencias en búsqueda del progreso. Manuel Seoane, en vida el segundo hombre
más importante del aprismo y entre los diez peruanos más importantes del siglo XX, se dirigía
así al III Congreso del Partido Aprista en 1957:
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va realizando la ciencia… El capitalismo comprende que su supervivencia depende de su
capacidad de transformación, de la posibilidad de aumentar riquezas y, sobre los
nuevos márgenes ampliados, conceder mejores condiciones de vida a los empleados y
obreros que trabajan en él. Por eso el pueril desafío comunista ha sido rebasado por el
desarrollo capitalista… El pecado de Marx consiste en que formuló profecías sin
considerar el carácter dialécticamente cambiante de la realidad… La gente moderna no
anquilosada, comprende que están cambiando las condiciones tecnológicas… Sobre
estas bases nuevas, sobre esta posibilidad de crear riquezas mayores, se viene a
cumplir la profecía que Víctor Raúl lanzó en 1945: No se trata de quitar la riqueza a
quien la tiene, sino de crearla para quien no la tiene” 3
Esta actitud, que la venimos teniendo desde 1930 y no desde el gobierno de Alan García como
pretenden divulgar algunos separatistas, es lo que siempre hemos llamado antiimperialismo
constructivo, que es una posición divergente abiertamente de otros sectores que se hacen
llamar de izquierda pero que promovieron por décadas que el Perú sea un enclave de sus
financistas totalitarios soviéticos o chinos. Estos grupos, ahora con nuevos aires gracias a un
eficiente blanqueado con asesores extranjeros, promueven el revanchismo frente a algunas
potencias para beneficiar a otras con las que ellos trafican sus intereses, lo cual dista mucho de
ser en alguna forma antiimperialista, o de izquierda.
3
Seoane, Manuel. 2003. Informe presentado por Manuel Seoane el 30 de julio de 1957 ante el IV
Congreso Nacional del Partido Aprista Peruano. En Manuel Seoane: páginas escogidas; recopilación,
selección y notas por Eugenio Chang-Rodriguez. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú. 482-484
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Unidos se han aplicado políticas antiimperialistas mientras el Estado aún libra una guerra
imperialista!
El antiimperialismo, entonces, no es para nosotros una pose anti empresa ni una bandera
desfasada en el tiempo, sino un ejercicio constructivo para obtener los beneficios tecnológicos
y científicos del capitalismo de alto rango, que ha demostrado ser ampliamente efectivo en
producir tantos problemas como soluciones. Nuestro trabajo, como vanguardia del
Indoamericanismo, está en lograr tener un Estado y una sociedad que pueda encauzar ese
esfuerzo por obtener una democracia social sin explotación, sin resentimientos, y con futuro
promisorio al mismo tiempo que se defiende de la presión de aquellos capitales extranjeros
que, no cabe duda, utilizan sus influencias para reducir los beneficios que podamos lograr de
ellos.
Globalización democrática
A sabiendas de que el imperialismo
es un proceso ambivalente que trae
consigo la tecnología clave para el
progreso, también hace falta
entender el rol que este proceso
juega a nivel mundial. Con mayor
tecnología, mayor movilización,
mayor información, prácticamente
todo lo que hacemos y todo lo que
tocamos está influenciado por la
globalización, que ha incrementado
las relaciones humanas de tal forma
que es difícil pensar en política sin
tener en cuenta los eventos
Algunos teóricos de la izquierda europeísta se han pasado las últimas dos décadas
argumentando que la globalización, por ser producto del capitalismo, es una afrenta
imperialista y que es fundamentalmente un juego de palabras para no hablar ya de los
imperialismos 4 . Eso no tiene ni pies ni cabeza. Para empezar, se puede decir que la
globalización empezó tan pronto como el hombre empezó a moverse alrededor de la tierra y
se empezó a reproducir; tarde o temprano, todos los humanos tenemos que tener algún tipo
de relación; el aislamiento no es una opción. La globalización no implica la sujeción a gobiernos
extranjeros, dado que en el mercado mundial se compite constantemente por los servicios que
4
Pierre Bordieu, uno de esos franceses a los que nuestros nostálgicos europeístas latinoamericanos
suelen citar mucho porque no tiene mucho que ofrecer en política más que una buena pluma y un
apellido que queda bien en los ensayos de posgrado, nos dice que “(la globalización) es la destrucción de
las bases económicas y sociales de los más preciados resultados culturales de la humanidad. La
autonomía de los mundos de producción cultural con respecto al mercado, el cual ha crecido
sostenidamente a costa de escritores, artistas, y científicos, se acrecienta peligrosamente” Bordieau,
Pierre. 1998. Acts of Resistance: Against the Tyrany of the Market. The New Press and Polity Press. P 37
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se puedan ofrecer. Las multinacionales, con todos los reparos que debemos tener para tratar
con ellas, son de lejos la mejor opción para financiar proyectos de desarrollo en nuestras
tierras que no estén al alcance del Estado. Si algo hemos aprendido de Estados exitosos pero
diferentes como los de Europa nórdica o los tigres asiáticos es que hay grandes beneficios que
podemos obtener del acceso a mayor información y en la participación de los flujos de
capitales.
Duela a quien le duela, el único político peruano que ha explorado el proceso dual de la
globalización con claridad en los últimos treinta años es el presidente Alan García, quien nunca
se redujo a las explicaciones simplistas de la izquierda internacional y condenar a la
globalización como el nuevo imperialismo. En vez, su trabajo doctrinario Modernidad y Política
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en el siglo XXI: globalización con justicia social (2003) sintetiza el argumento de la siguiente
manera:
En ese sentido, es una incoherencia plantear cerrar los mercados externos como una bandera
de izquierda, dado que monopolizar las relaciones económicas entre un grupo de empresarios
nacionales que no cuentan con el capital o la tecnología necesaria para el desarrollo resultaría
inevitablemente en el aplastamiento de nuestra economía por los países vecinos que sí optan
por tratar con el capital. Lo que no parecen entender los ideólogos de la teoría de los
“mercados internos” y de la “economía nacional de mercado” es que nuestra realidad actual
nos dice que la globalización va a continuar ellos quieran o no, y si no la aprovechamos
insertándonos en el modo de producción global vamos a sucumbir frente a la gran revolución
mundial que se desenvuelve frente a nuestros ojos. Ello implica, obviamente, la diversificación
de nuestra producción y la inversión del Estado en infraestructura y capacidades, que es la
única forma de erradicar la pobreza y lograr el bienestar de la democracia social. La otra
opción, que es usar el dinero del Estado en distribución superficial para crear la ilusión de
progreso, ya la hemos vivido, con consecuencias terribles, y no nos ha librado de mantenernos
como un país primario-exportador.
5
García, Alan. 2003. Modernidad y Polític@ en el siglo XXI: globalización con justicia social. Editorial
Matices E.I.R.L. Miraflores. P 16
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forzarlos a dar opinión frente a lo avanzado. Allí se verá si su mezquindad puede más que la
estadística.
Por un lado, se nos acusa de no ser fieles al antiimperialismo constructivo y ser los defensores
del “capitalismo salvaje” al que teóricamente viviríamos subyugados. Obviamente, la gran
mayoría de estas objeciones nos la hacen desde un mensaje de twitter que mandan desde su
blackberry o interrumpidos por una llamada de celular a su iphone con el cual coordinan el
próximo paro regional “por la defensa de recursos” que curiosamente termina siempre
arreglado bajo la mesa luego de que la autoridad local afiance su posición de poder, la ONG
respectiva asegure su financiamiento extranjero, y los dirigentes sindicales se perfilen
progresivamente como líderes regionales bien remunerados. En los casos más extremos, la
hipocresía y la irresponsabilidad de los acusadores los termina juntando con elementos
violentistas que terminan fuera de control y exponen las terribles deficiencias de nuestro
Estado para el control de manifestaciones manipuladas.
Por otro lado, se advierte que la economía se maneja en base a un “modelo” implantado por el
fujimorismo y que el único mérito que tenemos es “continuarlo”. De eso tenemos un poco más
de culpa, porque nuestros líderes han tenido por años un discurso en defensa del “sistema”
cómo si se pudiese reducir la complejidad de los flujos de la economía y la sociedad a algunas
cuantas variables y un único “modelo”. La verdad es que tiene muy poco rigor hablar de
economía en base a moldes y “modelos”, dado que en la realidad ésta es negociada
constantemente y se abren nuevas oportunidades que continuamente desdibujan la presencia
de un “sistema único”. Ya muchos estudiosos y estudiantes nos hemos preguntado: ¿en donde
existe el “libre mercado”? Ciertamente todas las potencias salvaguardan productos y
condicionan sus relaciones comerciales; basta ver el régimen arancelario taiwanés o
estadounidense para darse cuenta de que no existe tal cosa como el libre mercado, lo que
existe es la economía de mercado en donde siempre existirán restricciones y deberes que hay
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que cumplir, pero nunca liberalismo total. Ni que hablar de preguntarnos en donde existe el
comunismo, o un comunismo que funcione.
Así, es una torpeza propia de algunos sectores de la izquierda “mayo del 68” seguir repitiendo
las diatribas contra “el pensamiento único neoliberal”, especialmente luego de la crisis
financiera capitalista de los últimos años, comparable en términos ideológicos sólo con la caída
del muro de Berlín. En el Perú, ya nadie o casi nadie está defendiendo la desaparición del
Estado, la implantación de una anarquía comercial, o en el otro extremo la estatización de los
recursos para la implantación de un capitalismo de Estado. Lo práctico y realista no es adoptar
un modelo estereotipado sino lograr un camino propio y acorde con los progresos del mundo
contemporáneo.
Cuando los discursos terminan, los peruanos buscan en su mayoría que el mismo progreso
que ha reducido en veinte puntos la pobreza estos últimos años y ha ocasionado que existan
nuevos polos de crecimiento en la costa y partes de la sierra llegue a todavía más gente, y que
suceda sin desorden, ni demagogia, ni muertes en las protestas. No caigamos en triunfalismos
que nos hacen parecer soberbios, pero tampoco caigamos en el juego de los que vienen
diciéndole a mi generación que el Perú siempre va a estar peor. Eso es aprismo, eso es
antiimperialismo constructivo, eso es globalización democrática, eso es seguir la doctrina de
Haya de la Torre.