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La responsabilidad del traductor especializado frente a la

unidad y a la diversidad terminológica del español

Rosa Luna -PERÚ

Una lectura un tanto descuidada al momento de abordar el tópico de la unidad y


diversidad terminológica del español es la concerniente a la responsabilidad terminológica
del traductor especializado hispano. Como todos sabemos, en las últimas décadas la figura
del traductor hispano ha ido adquiriendo una importancia capital en la elevación de estatus
de su lengua materna. Y ello debido a que este profesional, cuya delicada labor radica en
ser mediador cultural, científico y tecnológico, ha empezado a hacerse visible mediante la
fundamentación de pertinencia de la toma de sus decisiones terminológicas Aplicando los
niveles de implicación del traductor en la labor terminologica, postulados por la
terminóloga catalana Ma. Teresa Cabré (1999), podríamos afirmar que el continuo de
intervención terminológica va desde la no participación hasta la intervención comprometida
y cooperativa. Lo que significa que el traductor ubicado en el polo no intervencionista se
limita a resolver los problemas terminológicos con fuentes documentales, terminológicas y
orales y, en el otro asume un rol activo a través de la elaboración y difusión de glosarios
entre la comunidad traductora, propuestas neológicas validadas por los especialistas y lo
ma´s importante en la participación en proyectos de planificación terminológica
conjuntamente con linguistas, terminólogos, neólogos, normalizadores y, lógicamente,
especialistas.

NIVELES DE IMPLICACIÓN TERMINOLÓGICA DEL


TRADUCTOR

Rol
Rol buscador de
terminología
pasivo
pasivo

Rol propuestas
Rolpoco
poco neológicas
activo
activo

Glosarios
personales Terminó
Terminólogo puntual
Terminólogo puntual

Difusor, negociador
terminológico,
defensor idiomático
Terminó
Terminólogo sistemá
Terminólogosistem ático
sistemático

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Para los fines de esta exposición nos centraremos en dos de los más relevantes
problemas terminológicos a los que se enfrenta el traductor hispano: la sobreoferta
terminológica y renovación terminológica.

Problemas terminológicos de
traductores hispanos

Renovación
Sobreoferta terminológica
terminológica

Sin duda, el tópico que genera mayor incertidumbre al traductor especializado es la


sobreoferta terminológica, también denominada concurrencia sinonímica, que le impide
discriminar adecuadamente la pertinencia de cada una de las variantes denominativas
ofrecidas por su lengua, incertidumbre compartida en no pocos casos, hecho que llama
significativamente la atención, por los propios especialistas quienes al no ser productores
de textos especializados se limitan a asumir el “pasivo” papel de consumidores de
literatura especializada. Los traductores hispanos de países con escasa producción
especializada sufren esta realidad al embarcarse en la búsqueda de textos paralelos para
resolver problemas cognitivos y terminológicos que le presenta la traducción especializada
y no encontrar documentación en su variante dialectal en niguno de los soportes fisico o
virtual. Esta situación los obliga a tener que recurrir a fuentes pertenecientes en el mejor de
los casos a otras variedades dialectales hispanoamericanas y en el peor de ellos a la variante
peninsular. En este contexto, para seleccionar la documentación pertinente es indispensable
la consulta al experto local quien los orientará respecto de los dialectos hispanos a los que
pertenenen la literatura que ellos consumen y usan.

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Ahora bien, las causas de la vastedad de la oferta terminológica son diversas, en esta
oportunidad nos abocaremos a las dos más representativas.

Causas de la sobreoferta
terminológica

Escasez de producción especializada


Actividad
traductora

Producción Actitud del


dialectal Poderío experto
variable editorial

En primer lugar, nos referiremos al enorme potencial de reescritura de la propia


actividad traductora que, debido a su carácter metatextual, esto es de texto producido a
partir de uno previamente existente, tiene en sus manos la posibilidad de internacionalizar
el texto original. Esta sin duda constituye una diferencia sustancial entre la traducción y el
original, este último se caracteriza por su monotitularidad, el autor es uno y solo uno,
cualquier indicio de extrema identidad será sancionado como plagio; por el contrario, la
traducción, por su condición de obra derivada, se caracteriza por su plurititularidad en
tanto que el autor o el editor, según sea el caso, puede solicitar la traducción de una misma
obra a varias lenguas diferentes, a varios dialectos distintos o a un mismo dialecto para
distintos destinatarios, dando como resultado la coexistencia de diversas versiones
idiomáticas y de variantes traductoras tanto interdialectales (versiones colombianas,
peruanas, bolivianas, etc.) como intradialectales (distintas versiones bolivianas) en cada una
de las cuales se evidenciarán variantes denominativas que complica la selección
terminológica del traductor y del propio especialista.

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En segundo lugar, identificamos como causa de la pluralidad la escasa producción
especializada hispana que presenta una doble dependencia terminológica. La dependencia
interlinguística de las lenguas que lideran a nivel mundial la producción científica y
tecnológica en determinadas áreas especializadas. Esta dependencia interlinguística va
acompañada de otra, de tipo intralinguístico, atribuible al estatus que ostenta cada uno de
los dialectos hispanos en función de los siguientes factores:

1. el primer factor es el variable volumen de su producción especializada en


determinados campos del saber estrechamente vinculado a las especializaciones
más desarrolladas en cada país (petróleo en Venezuela, Pedagogía en Colombia,
Psiconálisis en Argentina, Traductología en España, Rehabilitación Física en
Cuba, etc.).

2. el segundo factor sería poderío editorial que va de la mano con el volumen de


publicación de obras originales y derivadas. Para muestra basta un botón,
comparemos la producción de obras originales y derivadas especializadas
producidas en países como México Argentina, Colombia frente a otros como
Perú, Bolivia y Paraguay

3. la actitud, pasiva o activa, reactiva o proactiva, que manifiestan los especialistas


hacia su propia lengua y dialecto. Existe una relación directamente proporcional
entre los países con gran producción y una actitud defensora de su lengua y
variante dialectal. Esta actitud se patentiza en la política que tiene cada dialecto
hispano en el manejo de los préstamos que hace cada dialecto hispano tal como
podremos apreciar en el siguiente cuadro.

GRADO DE VITALIDAD
LINGÜÍSTICA INTERNA

- vitalidad + vitalidad

Préstamo Préstamo
Préstamo Préstamo adaptado
adaptado adaptado gráfica, fonética y
no adaptado
morfológicamente
fonética o fonética y
gráficamente
gráficamente

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De acuerdo con este gráfico las variantes dialectales con mayor vitalidad son
aquellas que aceptan préstamos necesarios y los adaptan tanto gráfica como fonética y
morfológicamente, un ejemplo sería currículo, currículos, seguidos por los préstamos
adaptados fonética y gráficamente escáner, los adaptados únicamente fonéticamente
chance, o sólo gráficamente clic y en el otro extremo los préstamos no adaptados como
chip o spinning.

Ahora bien, producto de la dependencia es la contaminación terminológica a la que


los especialistas hispanos no prestan la debida atención amparándose en la falta de tiempo
para dedicarse a “cuestiones semánticas” de allí que sea más sencillo importar que acuñar
terminología. Se escudan, asimismo, en la primacía del USO, estimado en la actualidad
como hipercriterio de selección terminológica. ¿Por qué permitir que, en el campo de la
informática, el uso prime en casos tan flagrantes como el empleo del verbo deletear,
préstamo verbal naturalizado del inglés, que significa borrar ficheros del disco duro de una
computadora (or) u ordenador, en vez de borrar o suprimir? O que en el campo del
turismo coexistan overbooking y sobreventa; marketing y mercadotecnia con la venia de la
Real Academia Española?

Uno de los objetivos centrales de esta ponencia es reflexionar sobre el cambio de


paradigma que exige el siglo XXI respecto de las decisiones léxicas y terminológicas en
las que deben intervenir autores, editores y, principalmente, mediadores especializados con
un rol activo frente a los “decisores” de las inclusiones, exclusiones y vigencias
terminológicas. Para lograrlo deberíamos dejar de lado criterios como la norma y el uso
para cambiarlos por la “negociación terminológica” en donde todos los actores, en
especial, los nombrados, lleguen a consensos terminológicos en el marco de un proceso de
heterorregulación (control lingüístico por parte de terceros, llámese Academias de la
Lengua, manuales de lengua, diccionarios normativos, etc.) y autorregulación (autocontrol
lingüístico por parte del propio hablante) con miras a promover el uso de términos
funcionales, transparentes, derivables y proactivos (Luna: 2002).

Es indiscutible que esta pluralidad terminológica procedente de las canteras de la


traducción y producción especializadas dificulta la intercomprensión intradisciplinaria entre
especialistas de habla hispana. Sin embargo, cabe preguntarse si la normalización
terminológica panhispánica será una panacea para este problema. Los beneficios de la
normalización para la lengua hispana son indiscutibles al igual que la riqueza de su
dialectalización que además es un derecho lingüístico inapelable. Son muchos los autores
que consideran inviable este tipo de normalización, en especial en lo tocante a la
terminología (Lapesa: 1996; Muñiz: 1998; Lara; 2002; Freixa: 2002).

¿Cómo conciliar estas dos posturas aparentemente antagónicas? Sería acaso más
acertado hablar de varias instancias normalizadoras:

a. una normalización hispana interdialectal,

b. una normalización hispana intradialectal y

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c. una normalización hispana subdialectal en función de las necesidades
comunicativas y situaciones comunicativas de los hablantes especializados.

En realidad, el traductor especializado hispano está a caballo entre el respeto por la


diversidad y la necesidad de consensuar la terminología para garantizar la inteligibilidad
hispana.

Destinatario
hispano amplio:
hispanoamericano y
peninsular.

Traductor
especializado
Destinatario hispano
restringido: andino y
peruano

En su afán por respetar la diversidad terminológica, y las particularidades del


encargo traductor aplicará el método de traducción terminológica dialectal que plasma las
preferencias terminológicas de una determinada comunidad hispana para satisfacer la
demanda de destinatarios de procedencia hispana homogénea., en otras palabras se trata de
traduccioens hechas por traducores de un determinado país hispano para destinatarios de
una determinada zona geográfica, regional olocal del mismo país. Entre las ventajas de este
médodo podemos anotar el intreés de incentivar a las casas editoras de los diferentes países
hispanos para que asuman la difusión y promoción de traducciones hechas en el país para
destinatarios locales , lo que permitirá a su vez la existencia de tantas versiones como
usuarios y mercados existan. Dicha proliferacion de versiones traducidas en beneficio de
las industrias editoriales nacionales redundaría, a la larga, en una mejora de la calidad de
las traducciones.

Asimismo el empleo de la traducción dialectal, bajo su modalidad intralinguistica, ,


serviría como estrategia pedagógica, por excelencia, para lograr la inteligibilidad tanto
dentro de cada país (castellano costeño, a andino o a amazónico) como entre las diferentes
nacionaes hispanas (castellano peruano a boliviano, etc.)

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Por el contrario, cuando se enfrente a un destinatario hispano de naturaleza dialectal
heterogénea aplicará el método de traducción normativa mediante el cual empleará el
término normativo, de existir, o en su defecto, la variante terminológica que resulte
satisfactoria para un público hispano heterogéneo (Luna: 2002). A partir de esta propuesta,
el vocablo washer, “pieza de acero con el centro perforado para asegurar tuercas”, sería
traducido por “arandela” para un destinatario hispano amplio y por “guacha” cuando el
destinatario sea restringido, específicamente peruano, vocablo que también se usa en el
fútbol en la expresión pasar por la guacha o guacha para referirse a un “pase de pelota
entre las piernas, así como en la expresión coloquial estar guacha (-cho) como sinónimo de
"estar sin pareja”.

La traducción normativa utilizada como método de traducción para una versión


origen diactel, presenta como ventaja la contribución al aumento de la producción editorial
hispanoamericana de lenguas que, aunque ocupen el nivel de superestrato en lo que a
traducción se refiere, dismimuyen la brecha que, hasta hace poco, existían entre España y
América. Habría que añadir que este es el metodo con mayor aceptación en la práctica
traductora contemporánea. Lo paradójico es que el nivel de aceptación de las versiones
traducidas normalizadas es amor que el de aquellas normativas dialectalizadas.

La desventaja de la traducción normativa, utilizada como método de traudcción para


una versión origen dialectal, es la pérdida expresiva así como la posibilidad de incurrir en
distorsiones culturales a las que se enfrenta al eliminar, entre otros, términos tabú, por
prejuicios de índole lingüística, ideológica y cultural. Esta pérdida afecta fundamentalmente
el nivel de las manifestaciones dialógicas y heteroglósicas de una lengua. Igualmente es
reflejo del rechazo emplear variantes pertenecientes a niveles fuera de la norma o
subestándar (habla popular y familiar), manifestaciones lingüísticas que tienen igual o
mayuor riqueza que las normativas desde el punto de vista expresivo. Además este tipo de
traducción privilegia una determinada norma, del o de los países dominantes (supranacional
o nacional). Igualmente, se manifiesta partidaria de las versiones únicas y óptimas válidas
para toda la comunidad hispánica; sin embargo, es poco factible llegar a lograr un producto
lingüístico que satisfaga todoas las necesidades de la comunidad hispana.

Las desventajas de la traducción dialectal están relacionadas mas bien con su


circulación restringida y su rechazo por parte de destinatarios de otras procedencias
hispanas. Otra limitación que presenta este método de traducción es el riegos a la
arfificialidad en la producción de versiones, hecho que sería salvado si el traductor
controlara adecuadamente toda la gama de dialectos locales, pretensión que como sabemos,
raya en la utopía. Finalmente, este método ahonda la diversidad hispanoamericana al optar
por una visión atomista o etnocentrista de la traducción.

Un segundo reto al que se enfrenta el traductor especializado es el referido a la


renovación terminológica que constituye un arma de doble filo en nuestra lengua.

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Casos de renovación terminológica

Resemantización/
reetiquetación

Vacío referencial:
Célula madre

√ Necesaria: Innecesaria:
Retardo mental por Sinonimia por variació
variación
discapacidad denominativa
intelectual
X

Como todos sabemos, la acuñación de neónimos es justificable para llenar vacíos


referenciales célula madre, la reacuñación beneficiosa para resemantizar o reetiquetar
conceptos que han operado transformaciones semánticas significativas o han perdido la
pretendida neutralidad (cambio del término reactivo retardo mental por el proactivo
discapacidad intelectual o o el hiperónimo persona con habilidades diferentes).

Términos Términos reactivos Términos proactivos


peyorativos descalificació
descalificación calificació
calificación
disfemizació
disfemización
Idiotas Subnormales
Subnormales PERSONAS CON:
Imbé
Imbéciles Retardados Diferencias de aprendi-
aprendi-
Cretinos
mentales. zaje permanentes.
Débiles mentales Necesidades educativas
Dementes
Deficientes especiales.
mentales. Capacidades/habilidades
Disminuido diferentes .
Inadaptado. Barreras en el aprendi-
aprendi-
Oligofré
Oligofrénicos zaje.
zaje.
Discapacitados
intelectuales.
Minusvá
Minusválidos
psí
psíquicos.

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y resulta perjudicial cuando se reacuñan términos y conceptos ya existentes a causa de la
malentendida exigencia de originalidad científica que hace que confundamos reetiquetación
con resignificación (Luna: 2002) .

El traductor, más que ningún otro profesional, debe ser capaz de discriminar estos
tres tipos de aplicaciones neológicas para poder intervenir en forma adecuada. No podemos
dejar de reconocer que la acuñación neonímica en español es limitada y directamente
proporcional a la escasez de su producción especializada. Por esta razón, sea que se trate de
producciones originales o derivadas tanto los especialistas como los traductores
especializados asumen, en realidad, el rol de reacuñadores de términos creados en una
lengua distinta a la suya. Ello explica el elevado nivel de contaminación lingüística al que
están expuestos los textos especializados hispanos, en especial, en campos de especialidad
con mayor influjo foráneo.

Lo que complejiza la labor del traductor especializado hispano es que, en muchas


oportunidades, se ve obligado a acuñar nuevos términos que debe armonizar con el
comportamiento terminológico del área de conocimiento a la que pertenezcan so pena de
generar ruido terminológico en dicha actividad. De allí que resulte contraproducente acuñar
en el área de informática un término con formantes grecolatinos recurso prácticamente
inexistente en dicha especialidad pero abundante en medicina.

Una solución al problema de la sobreoferta y renovación terminológica sería el


diseño de un proyecto de planificación lingüística hispana en tres niveles:

1. a nivel intercontinental (comunidad hispana),


2. a nivel regional (castellano peninsular, castellano hispanoamericano) o
3. a nivel local (dialectos hispanos) debe considerar como dos componentes
esenciales a la traducción y la terminología.

PROYECTO DE PLANIFICACIÓ
PLANIFICACIÓN
TERMINOLÓ
TERMINOLÓGICA HISPANA
Castellano peruano, etc.

Castellano peninsular e
hispanoamericano

Comunidad hispana

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Diversos autores coinciden en la importancia capital de una planificación traductora
especializada para el desarrollo de una determinada comunidad lingüística. En este
contexto, se concibe a la planificación traductora como un imperativo económico y
democrático, como una actividad de mediación cognitiva que salva a las lenguas del riesgo
de la uniformidad y permite democratizar el conocimiento científico y tecnológico
(Gravier:1983; Lilova:1984 y Neubert: 1985).

En términos generales, la comunidad hispana adolece de políticas de traducción


explícitas. Son pocos los países hispanos que planifican implícita o explícitamente su
producción traductora. Por lo general, las decisiones traductoras respecto de “lo traducible”
se toman en función del destinatario o futuro lector de traducciones y obedece a las
políticas de traducción imperantes en las casas editoriales. Algunos países hispanos se
encuentran en situación de subordinación dialectal por ausencia de políticas editorales que
apuesten por la publicación de traducciones locales y asumen únicamente el papel de
lectores expertos o semiexpertos de traducciones que no cubren sus necesidades
comunicativas por contener unidades terminológicas no reconocibles e impuestas.

Cabría poner, por tanto, sobre el tapete la necesidad de una planificación traductora
hispana cuyo principal objetivo sea la realización de traducciones normativas y dialectales
aceptables y verosímiles para los hispanohablantes en general. En términos ideales, dicha
planificación coadyuvaría a la solución de los problemas ocasionados por los
conflictosinterdialectales existentes en la comunidad hispana y, por ende, ganrantizaría la
tolerancia y el respeto mutuo por las identidades y alteridades terminológicas hispanas.

Seguidamente comentaremos las actividades básicas propuestas por la terminóloga


catalana Ma. Teresa Cabré (1999:311) para elaborar un plan de normalización
terminológica son:

 La investigación terminológica. En nuestro país la investigación terminológica es


muy restringida y ello debido a la única especialidad que incluye dentro de su
estructura curricular es la carrera de traducción e interpretación. En otros países se
incluyen cursos de terminología en los programas de formación de documentalistas,
bibliotecólogos, lingüistas, etc. y en los últimos años empiezan a aparecer en las
mallas curriculares de diversas carreras entre ellas la medicina en tanto que este
curso contribuye a la comprensión de la estructura conceptual de la terminología de
cada disciplina.

 La normalización conducente a la fijación de las formas de referencia y difusión de


la terminología normalizada. El Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la
Propiedad Intelectual. (Indecopi) ofrece una relación de normas técnicas peruanas de
vocabularios en las áreas de gestión y organización de empresas, tecnología del
cuidado de la salud, metrología y medición, sistemas y compoentnes de fluidos para
uso general, ingeniería industrial, ingeniería de la energía y la transferencia del
calor, ingeniería eléctrica, ingeniería de los vehículos de carretera, ingeniería
ferroviaria, tecnología textil y del cuero, agricultura, tecnología de los alimentos,
tecnología química, metalurgia, tecnología de la madera, e industrias del vidrio y de
la cerámica.
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 La implantación de terminología en los centros de trabajo. Esta un área bastante
virgen en nuestro medio, son pocas las instituciones que cuentan con glosarios
propios en los que se refleje el estilo de la casa. Una tarea urgente, por tanto, es
sensibilizar y capacitar al personal interesado para que debidamente capacitado y
asesorado por terminólogos puedan llegar a consensos terminológicos que se
materialicen en glosarios institucionales de difusión interna que en una segunda
etapa sería confrontados con los elaborados por instituciones afines a fin de llegar a
consensos intradisciplinarios.

 La penúltima actividad del plan terminológico es la evaluación de las carencias,


deficiencias y aciertos de los instrumentos antes mencionados a fin de
reorganizarlos y perfeccionarlos.

 Finalmente, la última actividad de carácter permanente de este plan es la


actualización terminológica en tanto que la aparición de neónimos , o neologismos
de especialidad, va de la mano con el desarrollo técnico y científico y el grado de
neologicidad en las diferentes disciplinas, artes, oficios, ciencias, técnicas es
variable. La informática tiene una amplia productividad neológica frente a la
teología.

Otra recomendación respecto de la normalización terminológica está referida al


perfil de los normalizadores. Estos pueden ser instituciones o colectivos académicos y
profesionales representativos, de preferencia organismos profesionales que trabajan en un
medio especializado, apoyados por terminólogos, o lingüistas con formación terminológica
quienes se harían cargo de la actualización. En cuanto a la difusión, ésta debe centralizarse
a través de una red controlada para evitar la propagación de formas contradictorias. En lo
tocante a la implantación y la evaluación del proceso, este debe estar a cabo de organismos
administrativos que se encarguen de los aspectos lingüísticos de una sociedad.

Dada la situación sociolingüística actual de nuestros países, aconsejaríamos que se


apueste a corto plazo por una planificación traductora, y a mediano y largo plazo, por una
terminológica que exigirá más tiempo ya que está supeditada a la producción especializada
basada, de preferencia, en un proceso de acuñación terminológica planificada. Estimamos
que es más viable iniciar el proceso de planificación traductora en tanto esta actividad
constituye un excelente vehículo para dar a conocer las culturas nacionales a otras lenguas,
acuñar terminología al traducir a las lenguas nacionales, y democratizar la transferencia de
información actualizada que permitirá elevar la calidad de vida de las diferentes
comunidades lingüísticas peruanas.

Concluiremos esta exposición ratificando que la mejora del estatus de nuestras


lenguas nacionales, en especial las minorizadas, se dará básicamente a través de un cambio
de actitud de los hablantes peruanos respecto de su propia lengua y a la variedad de lenguas
que coexisten en nuestro territorio, así como del aumento de la producción literaria,
particularmente de la especializada, de la publicación de traducciones de la producción
nacional a diversas lenguas extranjeras y de dichas lenguas a cada una de las lenguas

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nacionales, y de la acuñación terminológica en todas y cada una de las lenguas de nuestro
variopinto panorama lingüístico.

Para finalizar nuestra exposición, reflexionaremos sobre la visibilidad del traductor


especializado que debería patentizarse a través de espacios intratextuales valiéndose de
dupletas o tripletas terminológicas tales como ordenador/computador/computadora, o
extratextuales destinados a explicar sus decisiones terminológicas tales como el prólogo del
traductor, las notas del traductor, los glosarios incluidos a manera de anexos, entre otros.
Apelamos a los traductores especializados hispanos para que no se limiten a proponer
terminología a la carta en función de las necesidades terminológicas de cada encargo de
traducción, sino a que asuman la responsabilidad lingüística de evaluar y negociar con los
usuarios la pertinencia de los términos, al igual que sensibilizarlo para un cambio de actitud
lingüística.

Finalizaremos esta conferencia con la siguiente reflexión: Hoy más que nunca, la
terminología hispana demanda la presencia mediadores lingüísticos y hablantes expertos
con buenas prácticas terminológicas, es decir capaces de realizar intervenciones
terminológicas efectivas conducentes a eliminar contaminaciones lingüísticas innecesarias,
a acuñar terminologìa hispana funcional de carácter general, regional o local según sea el
caso, y a salir en defensa de los derechos lingüísticos de los nombrados, diferenciando las
denominaciones de objetos de las referidas a personas que tienen derecho a
denominaciones especializadas estéticas, ecológicas y proactivas, y, finalmente, a
contribuir con la planificación lingüística del español y de sus propios dialectos
armonizando la unidad con el respeto por la diversidad terminológica.

Bibliografía

Cabré, Ma. Teresa (1999): «Traducción y terminología: un espacio de encuentro


ineludible», La terminología: representación y comunicación, Barcelona: IULA.
Gravier, M. (1983): «Faut-il sauver les langues nationales?», Traduire, París.
Lapesa, Rafael (1996): «América y la unidad de la lengua española», Revista de
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Lara, L. F. (2002): «Una visión excéntrica del español contemporáneo», ponencia del I
Congreso El español, lengua de traducción, Almagro, 2002. Publicación electrónica:
http://europa.eu.int/comm/translation/events/almagro/html/ponencias_es.htm.
Lilova, A. (1984): «L’état actuel de la traduction», Babel, Budapest: John Benjamins
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Ídem (2004): «Resemantización y objetivación de la terminología de la discapacidad»,
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Muñiz Castro, Emilio (1998): «Terminología técnica en España: 150 años entre la nada y la
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Neubert, A. (1985): Text and Translation, Leipazig: Veb Verlag Enzyklopadie.

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