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CUADERNOS DE MITOLOGÍA Nº 23

LO QUE ESCONDEN
LOS MITOS
IES RÍO JÚCAR
MADRIGUERAS (ALBACETE)

Donativo 2 euros. 2010-2011


LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

CUADERNOS DE MITOLOGÍA Nº 23 LLO


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IES RÍO JÚCAR MADRIGUERAS (ALBACETE)

Donativo 2 euros. 2010-2011

TEXTO: Alfredo Alcahut Utiel. CORRECCIÓN: Raúl Alcahut Utiel.

D.L AB-286-2001 (REVISTA DIDÁCTICA DEL IES RÍO JÚCAR) 2010-2011

Avda, Levante S/N 02230 Madrigueras (Albacete)

COLABORAN: CEP DE CASAS IBÁÑEZ Y TALLERES DE TEATRO Y CINE


DE AMPA SAN ISIDRO, CONSEJERÍA DE CULTURA - JUNTA DE
COMUNIDADES DE CASTILLA-LA MANCHA, PROGRAMA ALCAZUL,
AYTO. DE MADRIGUERAS

SEMINARIO PERMANENTE USO DEL CÓMIC EN LA PRACTICA


DOCENTE. MITOLOGÍA, CIENCIA, PENSAMIENTO E HISTORIA.

COORDINADOR: Alfredo Alcahut Utiel. PARTICIPANTES: Josefa Daría López López,


Nieves Fernández Mancebo, Soledad Catalán Fuentes, Carmen Fuentes Gascón, Pedro
Gómez Sánchez, Juana Ruiz Rodríguez, Mª Isabel Real García, Pedro Andrés Saéz
Pardo, Carlos García Sánchez, Mª Carmen Martínez Merino, Pedro Gómez López,
Carmen Perales López, Emilio Molina Vega, Mª Rocío Ruiz Godoy, Olga Jaén López,
Ruth Vidal Daza, Ana Lucía Valiente Cabañero.

Portada: Hércules y Atlas: relieve y escultura viviente realizada por Cristina García Jiménez,
Héctor Carretero Milla y Pedro Martínez Jiménez.

EDITORIAL

No cabe duda de que los antiguos griegos y romanos daban bastante credibilidad a lo

que contaban sus leyendas, si bien intentasen una y otra vez pasar los mitos por la

criba del racionalismo. Llegó a existir un movimiento cultural, llamado evemerismo,

que se especializó en racionalizar el mito hasta incluso los menores detalles. Después

de muchos siglos la ciencia moderna consideró a la mitología como un conjunto de

fantasías de las cuales a lo sumo se podría extraer una enseñanza moral. El tiempo, sin

embargo, ha ido poniendo las cosas en su sitio, y gracias al afán de investigadores

aventureros y soñadores como Schliemann, se ha ido descubriendo que hay gran

verdad detrás de algunos mitos, aunque esta sea solo una base histórica o geográfica.

Esta es la base de este trabajo, que pretende resumir hallazgos e interpretaciones y a la

vez plantear nuevas propuestas. Se trata en definitiva, de sentir que el mito, tras tantos

siglos, vive y tiene aún mucho que decir.


LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

ÍNDICE

1. EL TEMOR A POSEIDÓN Y LOS TSUNAMIS DEL EGEO…pág. 3


2. EL VIAJE DE LOS ARGONAUTAS O LA APERTURA DE LA
RUTA DEL MAR NEGRO…………………………………………pág. 6
3. LOS VIAJES DE HÉRCULES O LA APERTURA DE LAS RUTAS
DE OCCIDENTE ………………………………………….….……pág. 8
4. LAS GUERRAS DE TROYA Y DE ILIÓN……………………pág. 11
5. PERO… ¿A QUÉ ISLA REGRESÓ ULISES? …………………pág. 15
6. CUESTIONES DIDÁCTICAS……………………………..…pág. 24
7. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………..…pág. 24
LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

1. EL TEMOR A POSEIDÓN Y LOS TSUNAMIS


DEL EGEO
La civilización cretense o minoica, así llamada por el legendario rey Minos, es
una de las más apasionantes de la antigüedad y de las que más misterios plantea: su
origen, su esplendor, su brusca decadencia, los ecos míticos de su legado… todo ello
hizo que a los pocos siglos de su final fuese vista por los griegos posteriores como una
cultura de maravilla, cercana a los dioses. Las excavaciones y las románticas
reconstrucciones llevadas a cabo han aumentado, aún si cabe, ese aura de maravilla y
fascinación que rodea al mundo de los habitantes de la antigua Creta en el tercer y
segundo milenios a. C.

Fresco de escena de tauromaquia. Palacio de Cnoso, Creta.

La mitología nos habla de un rey, Minos, quien ordenó la construcción del


laberinto. Rendía culto a los dioses, en especial a Poseidón, dios de los mares y que
sacude la tierra. Esta deidad hizo surgir del mar a un hermoso toro, para que el rey se lo
sacrificase. Pero Minos, en puesto de sacrificarlo, retuvo al bello animal. Irritado,
Poseidón hizo que Pasífae, esposa del soberano, concibiese una pasión antinatural por el
animal, al que finalmente se unió carnalmente. De resultas de esta unión nació un ser
monstruoso, de cuerpo humano y cabeza de toro, Asterión, llamado Minotauro, que se
alimentaba de carne humana. Encerró al toro en el laberinto, hasta que el joven
ateniense Teseo, encerrado allí para ser devorado, acabó con el monstruo.
LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

CONCLUSIÓN

Tras el aparente brillo de sus procesiones, su rico colorido, su hedonismo, su


alegría de vivir, sus tauromaquias y celebraciones atléticas, se escondía una civilización
aterrorizada. Recientes descubrimientos con macabras pruebas de sacrificios humanos a
los dioses demuestran que los cretenses eran conscientes de estar sujetos periódicamente
a la furia desatada de la naturaleza, que azotaba el Egeo con terremotos y maremotos.
Un dios era el claro responsable de estas catástrofes: Poseidón, dios del mar. La fuerza
de este dios, que hacía mover el subsuelo, era representada por el toro, un animal
vinculado al dios del mar por el mito del Minotauro. Hacia 1700 a. C. hay evidencias
claras de la destrucción de los palacios, ya sea por invasiones, o más probablemente por
terremotos. Estos son rápidamente reconstruidos, inaugurando la etapa de más
esplendor de esta cultura. El final de esta civilización se precipitó por la explosión del
volcán de la isla de Tera, poco antes del 1450 a. C. Las consecuencias de esta catástrofe
fueron terroríficas: una lluvia de cenizas sepultó la isla de Creta, un tsunami gigantesco
arrasó los puertos de la isla, la onda de choque y los sismos arruinaron los palacios de
Cnosos, Festo y Maliá. Los griegos del continente, los micénicos, aprovecharon el
desastre para invadir Creta. La leyenda del ateniense Teseo, matador del Minotauro,
pudiera ser un eco mítico del final de esta civilización.

Teseo, ayudado por Atenea, mata


al Minotauro.
LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

2. EL VIAJE DE LOS ARGONAUTAS O LA


APERTURA DE LA RUTA DEL MAR NEGRO
Una de las más apasionantes sagas que hemos heredado de la antigüedad es la
que se conoce como el viaje de los Argonautas.

El resumen de la historia vendría a ser el siguiente: Habiendo sido destronado


Esón, rey de Yolcos por su hermano Pelias, éste fue advertido por el oráculo de que
tuviera cuidado con un hombre calzado con una sola sandalia porque pondría en peligro
su trono. Jasón, hijo de Esón, fue educado por el centauro Quirón hasta que fue adulto.
Cuando Jasón cumplió los veinte años, se dirigió a Yolcos dispuesto a recuperar el trono
que por herencia le pertenecía. En el camino, tuvo que cruzar un río donde perdió una
de sus sandalias. Al llegar a la ciudad, fue llamado por su tío Pelias y éste, al darse
cuenta de que aquél podía ser el hombre que anunciaba el oráculo, decidió alejarlo de su
tierra enviándolo a una difícil misión: viajar hasta la Cólquida (al pie del Cáucaso), y
traer de allí el vellocino de oro, que había sido la piel de un carnero fabuloso que había
salvado la vida a Frixo, antepasado de Pelias, y lo había trasladado a la Cólquida. Allí
Frixo ofreció en sacrificio a Zeus este carnero y luego regaló la piel del animal, que era
de oro, al rey Eetes, que lo depositó en un árbol custodiado por dos toros que arrojaban
fuego por la boca y una serpiente que nunca dormía. La expedición la organizó Jasón,
acompañado de un grupo de unos cincuenta héroes griegos (Orfeo, Cástor, Pólux, Peleo,
Hércules, Teseo, Laertes, Atalanta –única mujer de la expedición, famosa corredora y
arquera—, Meleagro...) organizó la expedición. Le encargó a Argos, hijo de Frixo, la
construcción del navío que recibió el nombre de Argo en homenaje a su constructor. Y
del nombre de la nave tomaron a su vez el de Argonautas (marineros de Argo) los
héroes que en ella embarcaron. Reunidos pues los Argonautas, se hicieron a la mar en
dirección a la Cólquida. No mucho después llegaron a la isla de Lemnos, donde sólo
habitaban mujeres. Los Argonautas permanecieron con ellas un tiempo y luego se
marcharon. Después de pasar por algunos países, llegaron a Salmideso donde
encontraron a Fineo, ciego y adivino, al que los Argonautas ayudaron a deshacerse de
las Harpías, monstruos voladores con rostro de mujer, garras y alas, que, cumpliendo un
castigo impuesto por los dioses, impedían que Fineo pudiera alimentarse. Fineo, en
agradecimiento, informó a los Argonautas sobre el camino a seguir hasta la Cólquida.
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Superado este obstáculo, llegaron a la Cólquida. Jasón anunció a su rey, Eetes,


su propósito. Éste le dijo que le dejaría llevarse el vellocino de oro si antes conseguía
superar unas terribles puebas. Medea, la hija del rey Eetes, que era hechicera, se
enamoró apasionadamente de Jasón y ayudó a éste a llevar a buen término su hazaña.
Luego, Medea provocó un terrible sueño a la serpiente que custodiaba al vellocino,
Jasón se apoderó de la preciada piel y huyó con sus hombres, con Medea y con el
hermano de ésta, Apsirto, en su embarcación. Los hombres de Eetes persiguieron a la
nave y Medea mató a su hermano, lo despedazó y lo arrojó al mar. El rey Eetes recogió
los restos de su hijo y perdió de vista a los Argonautas.

Después de esto, los Argonautas emprendieron el regreso sorteando diversos


peligros hasta llegar a Yolcos. Allí Pelias recibió de Jasón el vellocino y luego murió, a
manos de sus propias hijas, debido a una artimaña de Medea. Entonces Jasón y Medea
huyeron a Corinto. Tuvieron dos hijos. Pero más tarde Jasón repudió a su mujer para
casarse con Glauca, hija del rey de Corinto. Medea, para vengarse, acabó con la vida de
Glauca y con la de los hijos que había tenido con Jasón. Jasón, destrozado por todo lo
ocurrido, llevó una vida triste y solitaria, y un día que estaba sentado al borde de su
barco, le cayó un enorme madero en la cabeza que acabó con su vida.

COMENTARIO

Los griegos y romanos de la antigüedad dieron un transfodno real a esta


expedición, de la que el geógrafo Estrabón dice en su libro I “y la riqueza de aquella
tierra, procedente de sus minas de oro, plata y hierro, sugiere para aquella expedición
un motivo razonable”. Dejando aparte los hechos novelescos que van adornando el
periplo, lo esencial para nosotros es esto: para los griegos se trata del primer navío que
salió de las tierras griegas, cruzó el Helesponto y se adentró en el mar Negro. Ahora
sabemos que el Mediterráneo oriental estuvo surcado entre el 3000 y el 1000 a. C. años
por grandes navíos comerciales que se dedicaban casi indistintamente al comercio y a la
piratería. Se han documentado para la ciudad de Ugarit navíos de 500 toneladas de
capacidad en torno al 1300 a. Cto. Este mito parece evocar la apertura de una nueva ruta
comercial que será de enorme importancia para los griegos, y que determinará en
adelante una pugna por el control de los estrechos entre Europa y Asia.
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3. LOS VIAJES DE HÉRCULES O LA APERTURA


DE LAS RUTAS DE OCCIDENTE
Dentro de las doce tareas que le fueron encargadas el héroe griego Heracles, más
conocido como Hércules, dos de ellas nos resultan muy cercanas en lo geográfico a los
habitantes de la península ibérica.

Hércules es hijo de Zeus y de Alcmena. Desde su nacimiento Hera persigue con


saña a Hércules, celosa por la infidelidad de su esposo. Por ello en la misma cuna ya le
envía el primer problema: dos inmensas serpientes que intentan matarlo pero el recién
nacido acaba con ellas estrangulándolas.

El joven crece instruido en las armas y en las artes, pero su enorme fuerza le
ocasiona numerosos problemas por lo que Anfitrión decide enviarle al campo, como
pastor. Allí se hace adulto y alcanza una fuerza descomunal y una estatura fuera de lo
normal. Realiza, luego, otras hazañas por las que Creonte, el rey de Tebas, le concede a
su hijas mayor, Mégara, con la que tiene tres hijos. Pero Hera le volverá loco y en ese
estado mata a sus hijos. Como expiación debe ponerse a las órdenes de Euristeo, rey de
Tirinto y Micenas, y realizar los trabajos que él le encargue.

En el décimo trabajo debía traer vivas a Micenas las vacas del monstruoso
Gerión, ser de tres cuerpos que habitaba en Eritía, isla situada frente a la costa de Gades.
Los tres cuerpos estaban fundidos en uno de cintura para arriba y se mantenían como
tres de cintura para abajo. Las vacas estaban guardadas por el perro Orto y por el
vaquero Euritión. Hércules mata al can con la maza y al vaquero. Mata también a
Gerión, avisado por algunos pastores, Y mete las vacas en una vasija de oro que le había
regalado el Sol. A la vuelta algunas de esas vacas son robadas por un famoso ladrón, de
nombre Caco, aunque Hércules descubre el robo y da muerte a su autor. Finalmente son
entregadas a Euristeo que las sacrifica en honor de Hera.

Traer las manzanas de oro de las Hespérides será el undécimo trabajo que tenga
que cumplir Hércules. Para conocer la localización del jardín de las Hespérides,
Heracles tiene que encadenar a Nereo, divinidad marina, aunque éste opone fuerte
resistencia. En su camino encuentra a Anteo, el gigante hijo de Posidón o de la Tierra,
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que recibía una fuerza invencible por su contacto con ella. Éste tenía por costumbre
matar a todos los extranjeros que pasaban por su territorio. Hércules consigue derrotarlo
levantándolo en vilo y evitando así que siguiera recibiendo la citada fuerza.

En otra etapa de su camino libera a Prometeo que permanecía atado a una roca
por su desacato a Zeus. El titán en agradecimiento le indica el camino a seguir para
cumplir su encargo: primero debe buscar a su hermano Atlas y convencer a éste de que
sea él quien vaya a buscar las manzanas de oro al jardín de las Hespérides, que, según
parece, se encontraba en el sur de la península ibérica. Así lo hace, persuade al gigante
de que vaya a por los frutos, mientras él sujeta la bóveda celeste, castigo eterno al que
había sido condenado Atlas por Zeus, pero a la vuelta el titán se niega a colocarse de
nuevo bajo la bóveda, por lo que Hércules le engaña diciéndole que la sujete un
momento mientras él se pone una almohadilla. Cuando el gigante lo hace Heracles
escapa con las manzanas. Por fin las lleva a Euristeo quien se las regala a Hércules,
aunque éste se las entrega a Atenea que las devuelve a su lugar original.

COMENTARIO

Hasta hace unas décadas estos trabajos eran interpretados sin más como
producto de la fantasía. Sin embargo recientes hallazgos de productos micénicos en el
sur de España (cerámica micénica del Llanete de los Moros, junto a Montoro, fechada
en la primera mitad del siglo XIII a.C., en torno al 1300 a. C.) han confirmado los
intercambios entre los antiguos hispanos y los griegos micénicos. A la luz de estos
descubrimientos resultan mucho más plausible considerar que, tras los trabajos de
Hércules ubicados en occidente, en torno a Hesperia, se hallan expediciones en parte
comerciales, en parte de saqueo. Incluso la apertura de esta ruta comercial queda fijada
en el recuerdo por el nombre que tenía en la antigüedad el estrecho de Gibraltar:
estrecho de las Columnas de Hércules, por suponer que el héroe había abierto ese paso
en su viaje hacia Eritía. También es muy interesante la mención del legendario reino de
Tartessos, que aparecerá luego citado por Heródoto.

Sostenía García Bellido al estudiar todas estas cuestiones que la manía de ciertos
autores helenísticos, Estrabón uno de ellos, que considerar a Homero como un
historiador y geógrafo digno de crédito implicaba aceptar lo que no eran sino fantasías
que la critica moderna había de rechazar de manera decidida, citando expresamente
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entre esas fantasías la noticia que facilita Asclepiades y Estrabón transmite de una
ciudad de nombre Odysseús en la sierra granadina. Con relación a esas hipotéticas
excursiones micénicas por tierras de nuestra Península, anteriores en varios siglos a los
tiempos de la formación de la cultura tartésica en Andalucía, va a ser muy difícil
obtener, en el hipotético caso de que las mismas hubieran sido reales, alguna prueba
documental que pudiera ser estudiada por la moderna Arqueología. Jaime Alvar, no
obstante, matizaba recientemente que "hace veinticinco años ningún investigador en
sus cabales hubiera defendido la existencia de una presencia permanente de
micénicos en Italia y hoy, incluso, se han excavado algunos de sus enclaves".

En fechas también recientes, con motivo de las excavaciones llevadas a cabo por
Martín de la Cruz en el Llanete de los Moros, en Montoro (Córdoba), se han
identificado fragmentos de cerámica micénica fechada en la primera mitad del siglo
XIII a.C., mucho tiempo antes de que los comerciantes fenicios arribaran a las costas
del sur de España. Es imposible precisar el modo en que esa cerámica llegó a nuestro
país, pero permite suponer una relación con los micénicos. El poblado ubicado en el
Llanete de los Moros debía recoger las producciones de minerales procedentes de la
zona de Cardeña, en la serranía cordobesa. El mineral era, precisamente, lo que atraía a
los viajeros orientales. Para profundizar en el conocimiento de la presencia micénica o
de otros pueblos del Mediterráneo Oriental en los siglos que anteceden al nacimiento de
Tartessos habrá que prestar especial atención a la evolución de la investigación
arqueológica en los próximos años, sin olvidar, además, la importancia de profundizar
en el estudio de los barcos representados en el abrigo de Laja Alta (Cádiz), sin duda
navíos de origen oriental, así como de interpretar adecuadamente los elementos que
decoran las denominadas estelas funerarias de guerreros propias del sur de nuestra
Península en los tiempos del Bronce, elementos en los que muchos investigadores ven
reflejadas las creencias funerarias propias del mundo griego antiguo.

Tampoco hay que pasar por alto el objeto de los viajes, las manzanas de oro y
los bueyes. En todos los tiempos, pero particularmente en épocas previas al uso de la
moneda, el oro y el ganado se convierten en símbolo de posesión de riqueza. Por tanto,
en sentido literal o figurado, los micénicos vinieron a las tierras de occidente en busca
de riquezas, y los viajes de Hércules son el testimonio oral deformado de la apertura de
una ruta marítima que unía Grecia con el extremo occidental del Mediterráneo y las
cercanas costas atlánticas.
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4. LAS GUERRAS DE TROYA Y DE ILIÓN


Durante siglos y siglos la impronta de la obra poética de Homero, ha sido tan
enorme en la cultura occidental que ha moldeado gran parte de nuestra literatura y
pensamiento, y de modo especial la visión que tenemos del mundo. En el siglo XIX
Schliemann, con su genial intuición, hizo realidad muchos sueños y Troya reapareció a
la luz. Homero, pues, decía verdad, pero hablaba de una potencia que era, a la vez,
Troya e Ilión, y de un príncipe que lo mismo se llamaba Paris que Alejandro, y de un
pueblo que era indistintamente conocido por dárdanos, teucros y troyanos. Y poco
después, las fuentes hititas se abren a nuestro conocimiento para aportar preciosos
datos: Asuwa, Truisa, Wilusa, Ahhiyawa. ¿Cuántas guerras, ciudades o países se
esconden tras el mito de Troya?

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


La historicidad de Troya, dudada durante milenios, se ha comprobado ahora, tras
siglos de oscuridad. Tras la aventura de Schliemann y otras fructíferas investigaciones
posteriores, hoy damos a Homero su justo crédito, como antaño hicieran los griegos.
Pero parece como si la discusión sobre Troya se hubiera detenido en su existencia.
Es curioso lo poco que se sabe sobre una ciudad que ha dado tanto que hablar.
Sólo a fines del s. XIX y durante el s. XX se han dado pasos concretos que nos permiten
decir algo más sobre el pueblo de los troyanos.
La Troya que dio pie a la leyenda fue una impresionante ciudadela habitada
desde el III milenio a C. La ciudad de Troya que aparece en los poemas épicos de
Homero se consideró durante largo tiempo que era sólo legendaria, pero en 1870 el
apasionado arqueólogo alemán Heinrich Schliemann inició unas excavaciones que
desenterraron las verdaderas murallas de piedra y las almenas de una antigua ciudad en
la colina llamada Hissarlik (en turco “lugar de fortalezas”), a unos 7 Km. del mar Egeo
y de los Dardanelos. Tras su muerte, las excavaciones de Schliemann fueron
continuadas entre 1893 y 1894 por su ayudante, Wilhelm Dörpfeld, quien complementó
los anteriores descubrimientos. Entre 1932 y 1938 se realizaron nuevas excavaciones
bajo la dirección del arqueólogo norteamericano Carl Blegen.
En la colina de Hissarlik, se determinaron los siguientes asentamientos: Troya I,
el primero, con una muralla construida con piedras pequeñas y pizarra, fechado hacia el
3000 a. C.; Troya II, fortaleza prehistórica, con fuertes terraplenes de defensa, un
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palacio y casas, de una fecha algo posterior; Troya III, IV y V, villas prehistóricas
construidas sucesivamente sobre las ruinas de Troya II durante el periodo transcurrido
entre el 2300 y el 2000 a. C.; Troya VI, una fortaleza, que abarcaba una zona más
amplia que los asentamientos anteriores, con grandes murallas, torres, puertas y casas
que databa del 1900 al 1300 a. C.; Troya VII a, reconstrucción de Troya VI, construida
después de que la ciudad fuera destruida por un seísmo; Troya VII b y VIII, de casas
sencillas de piedra, fechadas desde el 1100 a. C. hasta el siglo I a. C. aproximadamente,
y Troya IX, la acrópolis de la ciudad grecorromana de Ilión, o Nueva Ilión, con un
templo dedicado a Atenea, edificios públicos y un gran teatro, y que existió desde el
siglo I a. C. hasta aproximadamente el 500 d. C.
Heinrich Schliemann, que descubrió los primeros cinco asentamientos,
identificó Troya II con la Troya homérica. Los descubrimientos de Dörpfeld,
confirmados por Blegen, probaron que la Troya homérica debía identificarse con
Troya VII a, que fue destruida por el fuego en una fecha similar a la de la guerra de
Troya. Esta y no otra es la Troya que cantó Homero en la Ilíada.

Por su parte los documentos hititas nos han aportado datos precisos sobre un
país, conocido como Truisa en sus documentos, situado en la costa de Anatolia. Este
estado mantuvo relaciones con Hattušaš que oscilaron entre la sumisión y el
enfrentamiento abierto. Ayudó al país de Hatti contra Egipto en la batalla de Kadeš,
pero posteriormente se unió a la liga formada por Luqqa (Licia), Asuwa (Asia),
Wilusa (Ilión) y otros para enfrentarse con el Imperio Hitita con varia fortuna.
Finalmente Truisa fue destruida, quizá por los Ahhiyawa o aqueos de Rodas y
Mileto1. Es muy posible que este acontecimiento tuviera tanta resonancia en el mundo
micénico que dio pie a la leyenda troyana en sus múltiples y poetizadas variantes.

La leyenda confundió fantasía y poesía, lo histórico y lo mítico, por lo que es


frecuente encontrar en ella confusiones, errores y equívocos. Famosa y ya esclarecida
es la identificación equivocada de Troya con Ilión. Hoy sabemos sin ninguna duda
que Troya-Trusa e Ilión-Wilusa eran dos países distintos e independientes aunque
pertenecientes ambos a la Liga de Asuwa.

1
Sobre las relaciones hititas-aqueos es fundamental la obra de Page, History and the Homeric Iliad,
Berkeley, 1959, y también la Introducción a Homero, de R. Adrados, F. Galiano, L. Gil Y Laso de la
Vega, Labor, madrid, 1984, capítulo VII.
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Es más, los descubrimientos de textos luvitas y las investigaciones posteriores


entre 1980 y 1990 por parte del profesor Calvert Watkins, permiten suponer que la
lengua de Wilusa era el luvita. En efecto, se descubrió una frase luvita “alati Wilusa”
cuya traducción se corresponde exactamente al epíteto homérico “αι̉πὲν ̉́Ιλιον” o
“escarpada Ilión”.

Pero lo más sorprendente es que la inercia del error mantenido durante


milenios hace que se siga diciendo que la lengua de los troyanos era el luvio.

COMENTARIO

De manera casi inconsciente, diríase que casi atávica, hemos transmitido la


identificación Troya-Ilión de generación en generación, arrastrados por el impetuoso
torrente de la tradición, como si los grandes descubrimientos de estos últimos siglos no
sirvieran para nada. Es menester deshacer el error: es verdad que admitir la ecuación
“alati Wilusa” = “αι̉πὲν ̉́Ιλιον” despeja una incógnita: la lengua de los habitantes de
Wilusa podría haber sido el luvio o luvita, una lengua indoeuropea del grupo anatolio
emparentada con el hitita. Pero nada hace suponer que en Troya se tuviera que hablar la
misma lengua que en Ilión. Los documentos hititas de los archivos oficiales de
Hattuššas señalan la existencia de los Ahhiyawa (aqueos) de Rodas y Milawatas
(Mileto), y la creación de una liga encabezada por el reino de Asuwa (Asia), que incluye
Luqqa (Licia), Wilusa o Wilusiya (Ilión) y T(a)ruisa (Troya). Tras la derrota de la liga
por el soberano Tuthaliya, los aqueos, unos auténticos vikingos del II milenio a. C., se
lanzan a saquear Troya, que fue auxiliada por sus debilitados aliados. La tradición oral
posterior confundiría Troya y Paris (nombre tracio), con Wilusa o Wilusiya y su rey
Alaksandas (el Alejandro de la Ilíada). Resulta muy esclarecedora a este respecto la
noticia que nos da Esteban de Bizancio2, quien afirma que un tal Mótilo hospedó a
Alejandro-Paris. El nombre de Mótilo coincide bastante bien con el del rey hitita
Muwatalli, con quien precisamente firmó un pacto de vasallaje Alaksandas, rey de
Wilusa.
̉
Ni el nombre Τροία está emparentado con ̉́Ιλιον, ni Truisa con Wilusa. Τροία
(en jonio Τροίη), el nombre en griego de época histórica, debe de originarse por su
fonética de una forma hipotética *Trosya >*Troyya >*Troiya > Τροία, es decir, la

2
Esteban de Bizancio, s. v. Σαµυλία.
LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

misma evolución que, por ejemplo, el grupo –osyo que va a dar lugar a los genitivos -
οι̃ο/-ου̃. Esta hipótesis está firmamente apoyada por la forma que aparece en los
documentos anatolios, es decir, T(a)ruisa. Podemos fácilmente conjeturar la forma de la
cual pudo derivar esta Truisa, es decir, *Trusya. Vemos que los nombres que
reconstruimos son idénticos salvo en un detalle: los diferentes timbres o/u. Además
podemos extraer fácilmente la raíz de este topónimo: se trata de trus/tros, según
consideremos el vocalismo. El otro elemento que aparece en ambas raíces es un sufijo
muy extendido –yā, que sirve para formar nombres de países en diferentes lengua: latín
Italia, griego Γαλατία, ruso Российя, árabe ‫عربيةه‬, etc. El único pueblo cuyo nombre
presenta afinidad con los habitantes de *Trusya/Trosya serían los tirrenos o etruscos. La
raíz de este pueblo no indoeuropeo es trus/turs, tanto en griego como en latín. Así
tenemos en griego arcaico, es decir “tirsenos”, y más tardíamente Τυρρήνοι o
“tirrenos”: En latín los etruscos eran llamdos “Etrusci” o “Tusci”, que procede de un
latín arcaico *turscoi. Esta primera afinidad se refuerza si tenemos en cuenta que el
nombre Etruria deriva de *E-trus-ya. Lo hasta aquí expuesto nos conduce una única
salida lógica y coherente, y es pensar que el pueblo etrusco (o tirreno) y el pueblo
troyano están íntimamente vinculados, cuando no debamos establecer sin más que se
trata del mismo pueblo en dos fases de su existencia: los troyanos serían el pueblo
trus/tros conocido en su apogeo político y económico como potencia dominadora del
norte del Egeo y de la costa de Anatolia en el II milenio, mientras que tirrenos o
etruscos serían sus gloriosos continuadores en el mediterráneo occidental, tras las
migraciones que se produjeron en torno al año 1000 a. C. Damos por supuesto que la
patria de los etruscos es el Asia Menor. Un solo inconveniente parece tener esta
propuesta de etimología y es el hecho de que la raíz que hemos propuesto oscila entre
trus y tros. Pero este obstáculo es sólo aparente, puesto que tanto el lemnio como el
etrusco tienen una sola vocal posterior, que en lemnio es notada o (pronunciado como o
cerrada en la grafía jonia) y en etrusco u. Por tanto nos hallamos ante la misma raíz.
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5. PERO… ¿A QUÉ ISLA REGRESÓ ULISES?


Ulises llegó a casa solo, tan avejentado y aturdido tras veinte años de ausencia que no
conoció a la tierra que le vio nacer, a la humilde y pedregosa isla de Ítaca. Pero eso es lo
mismo que les ha ocurrido a muchos investigadores de todos los tiempos, que no acaban
de reconocer en la actual Ítaca a la antigua. ¿Qué ha ocurrido?

Vamos aquí a presentar el resultado de una muy sencilla


investigación en la que con Internet y Google Earth en una
mano y la Odisea de Homero en la otra, dentro de la clase
de griego, hemos creído descubrir algunos detalles sobre la
patria de Ulises, Ítaca.

ÍTACA

Ítaca es una isla del mar Jónico que pertenece a Grecia y


tiene una superficie de 96 km² y 5.000 habitantes. Es un
municipio independiente en la prefectura de Cefalonia, y
se encuentra al noreste de la isla de Cefalonia.

PERO, ¿ES ÍTACA LA PATRIA DE ODISEO?

Hay muchas dudas acerca de que la isla llamada Ítaca en la actualidad sea la
patria legendaria de Odiseo (Ulises), el
protagonista de La Odisea de Homero. El autor
describe 26 lugares específicos de Ítaca y ninguno
de ellos parece corresponderse con la moderna
Ítaca. Existen varias teorías para explicar por qué
esto es así, ninguna de las cuales es concluyente.
Por otro lado, algunos estudiosos creen que puede
que se trate del lugar donde habitara el mismo
Odiseo. Se han intentado localizar en la actual
Ítaca ciertos lugares a los que hace referencia
Homero, como se ve en el mapa adjunto.
LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

OTRAS TEORÍAS

Ante el hecho de que la descripción que hace Homero se aviene poco a la Ítaca
actual algunos investigadores han buscado en otros lugares la localización de la isla de
Ulises. Así el arqueólogo Dörpfeld sostuvo que Levkas sería realmente Ítaca.

Otros aseguran que habría que buscar la ubicación de la patria de Ulises en


Italia, concretamente en el occidente de la isla de Sicilia.

TESTIMONIOS DE HOMERO

En el canto II de La Ilíada se mencionan sucesivamente los contingentes del


ejército aqueo, entre los cuales están:

Los de Duliquio y las sagradas islas Equinas, que están situadas frente a la costa de
Élide; al frente de éstos iba Meges Filida, igual a Ares, al que había engendrado el
cochero Fileo, caro a Zeus, que había emigrado a Duliquio, enemistado con su padre.
A éste cuarenta naves le seguían. A su vez, Odiseo acaudillaba a los magnánimos
cefalenios, que poseían Ítaca y su frondoso Nérito y administraban Crocilea y la
escarpada Egílipe, a los que poseían Zante y administraban Same y sus alrededores, y
a los que poseían el continente y regían la costa de enfrente. De éstos era jefe Odiseo,
igual a Zeus en ingenio. A éste, doce naves, de proas rojas, le seguían.

La isla grande en el centro es Cefalonia. Ítaca es la isla a su derecha. La


península de Paliki, que algunos sostienen que sería en realidad la legendaria Ítaca, es la
parte occidental de Cefalonia (NASA).

Pero las descripciones que hace Homero en La Odisea, en el canto IX


concretamente, sobre la patria de Odiseo no se corresponden con la actual Ítaca:

Soy Odiseo, el hijo de Laertes, el que está en boca de todos los hombres por toda clase
de trampas, y mi fama llega hasta el cielo. Habito en Ítaca, hermosa al atardecer. Hay en
ella un monte, el Nérito de agitado follaje, muy sobresaliente, y a su alrededor hay
muchas islas habitadas cercanas unas de otras, Duliquio y Same, y la poblada de
bosques Zante. Ítaca se recuesta sobre el mar con poca altura, la más remota hacia el
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Occidente, y las otras están más lejos, hacia Eos y Helios. Es áspera, pero buena
criadora de mozos.

Esto ha llevado a los investigadores a realizar otras hipótesis basándose en sus


estudios. Una de ellas, defendida desde 2005 por el británico Robert Bittlestone, sitúa la
patria de Odiseo en la península de Paliki. Según esta teoría, esta península que se
asemeja en gran medida a las descripciones de Homero, habría constituido una isla en
tiempos antiguos al estar dividida la isla de Cefalonia (de la que forma parte), por un
canal marino, que con el tiempo se habría cerrado. Según esta hipótesis, la actual Ítaca
podría haber correspondido en realidad a la homérica isla de Duliquio.

Historiadores británicos dijeron que han descubierto nuevas pruebas geológicas


para resolver uno de los mayores misterios de la antigua Grecia: precisar dónde se
encuentra la antigua isla de Ítaca, hogar del legendario héroe de Homero, Odiseo.

"Estamos a un paso de descubrir el antiguo misterio", dijo el asesor Robert


Bittlestone, quien ha trabajado con profesores de historia clásica y geología para unir las
piezas del intrigante rompecabezas arqueológico.

Encontrar Ítaca podría rivalizar con descubrimientos tan notorios como el de la


antigua Troya en las costas anatolias en la década de 1870, o el de Cnossos en Creta.

Nadie sabe si Odiseo o su ciudad existieron realmente. Pero el descubrimiento


de las ruinas de Troya, donde Odiseo y otros héroes legendarios griegos batallaron,
llevó a los estudiosos a creer que la historia de Homero es más que una leyenda.

Hasta ahora, se pensaba que el reino de Ítaca estaba en la isla jónica de Ithaki.

Pero el equipo de Bittlestone dijo que cree que está en Paliki, una península en la
isla de Kefalonia, al oeste de Ithaki. Bittlestone, que quedó intrigado por el misterio
mientras estaba de vacaciones en Grecia, consiguió la ayuda del clasicista de Cambridge
James Diggle y el geólogo de Edimburgo John Underhill para perforar un pozo de 122
metros en la franja que une Paliki con el resto de Kefalonia. El equipo de investigadores
no encontró roca caliza sólida, lo que sugirió que Paliki podría haber sido una isla por sí
sola. El equipo dice que las avalanchas y los deslizamientos de tierra causados por
terremotos podrían haber llenado un antiguo canal marítimo. Bittlestone aseguró que se
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harían más pruebas a lo largo del istmo para probar su teoría. "Existen evidencias de
que estamos tras la pista correcta", afirmó. "Durante miles de años la gente pensó que
Homero estaba equivocado en la descripción de Ítaca. Creo que Homero estaba en lo
cierto pero no lo vimos porque el paisaje ha cambiado", agregó.

COMENTARIO

Hasta aquí de Internet y los libros más conocidos. Ahora nosotros, atando cabos
y con Homero en la mano y después de leer esto, nos encaminamos a la península de
Paliki: de la mano de Google Earth, tras un atento examen de las fotografías que nos
proporciona, observamos que:

1. Entre Paliki y Cefalonia hay un valle que correspondería al estrecho que separa
Ítaca de Cefalonia. Aquí es donde recientes excavaciones han comprobado la ausencia
de roca caliza.
2. Al norte de la isla hay un puerto natural con forma de tenaza que es donde Odiseo
llega desde Feacia. La descripción corresponde perfectamente con lo que dice Homero.

“En el pueblo de Itaca hay un puerto, el de Forcis, el viejo del mar, y en él hay dos
salientes escarpados que se inclinan hacia el puerto y que dejan fuera el oleaje
producido por silbantes vientos; dentro, las naves de buenos bancos permanecen sin
amarras cuando llegan al término del fondeadero. Al extremo del puerto hay un olivo
de anchas hojas y cerca de éste una gruta sombría y amable consagrada a las ninfas
que llaman Náyades. Hay dentro cráteras y ánforas de piedra y también dentro
fabrican las abejas sus panales. Hay dentro grandes telares de piedra donde las ninfas
tejen sus túnicas con púrpura marina ¡una maravilla para verlas! y también dentro
corren las aguas sin cesar. Tiene dos puertas, la una del lado de Bóreas accesible a los
hombres; la otra, del lado de Noto, es en cambio sólo para dioses y no entran por ella
los hombres, que es camino de inmortales. Hacia allí remaron, pues ya lo conocían de
antes, y la nave se apresuró a fondear en tierra firme, como a media altura ¡tales eran
las manos de los remeros que la impulsaban! Éstos descendieron de la nave de buenos
bancos y levantando primero a Odiseo de la cóncava nave, le colocaron sobre la arena,
rendido por el sueño, junto con su manta y resplandeciente sábana. También sacaron
las riquezas que los ilustres feacios le habían donado cuando volvía a casa por
voluntad de la magnánima Atenea.
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Conque colocaron todo junto, cerca del tronco de olivo, lejos del camino no fuera que
algún caminante cayera sobre ello y lo robara antes de que Odiseo despertase, y se
volvieron a casa”. Canto XIII.

3. Desde ese
puerto la ruta
natural lleva al
centro de la isla,
donde aún hoy
hay caseríos
dispersos. . Uno
de ellos fue
donde Eumeo
cuidaba las
piaras de
Odiseo.

«Llégate en primer lugar al porquero, el que vigila tus cerdos, quien se mantiene fiel
y sigue amando a tu hijo y a la prudente Penélope. Lo encontrarás sentado junto a los
cerdos; éstos están paciendo junto a la Roca del Cuervo, cerca de la fuente Aretusa,
comiendo innumerables bellotas y bebiendo agua negra, cosas que crían en los cerdos
abundante grasa. Detente allí, siéntate a su lado y pregúntale por todo, mientras yo voy
a Esparta de hermosas mujeres a buscar a tu hijo Telémaco, Odiseo, pues ha marchado
a la extensa Lacedemonia junto a Menelao para preguntar noticias sobre ti, por si aún
vives.» Canto XIII

“Entonces él se puso en camino desde el puerto a través de un sendero escarpado en


lugar boscoso por las cumbres, hacia donde Atenea le había manifestado que
encontraría al divino porquero, el que cuidaba de su hacienda más que los demás
siervos que el divino Odiseo había adquirido. Y lo encontró sentado en el pórtico,
donde tenía edificada una elevada cuadra, hermosa y grande, aislada, en lugar
abierto.” Canto XIV.
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4. El camino continúa hacia la población más importante de la isla, la antigua Ítaca.

“Eumeo condujo hacia la ciudad a su soberano, que se asemejaba a un miserable y


viejo mendigo, que se apoyaba en su bastón y cubría su cuerpo con vestidos que daban
pena. Cuando en su marcha por el empinado sendero se encontraban cerca de la
ciudad y llegaron a una fuente labrada de hermosa corriente, a donde iban por agua
los ciudadanos (la habían construido Itaco, Nerito y Polictor en el centro de un bosque
de álamos negros que crecían con su agua; era completamente redonda y de lo alto de
una piedra caía agua fría, y encima de ella había un altar de las Ninfas, donde solían
sacrificar todos los ciudadanos), allí se topó con ellos Melantio, hijo de Dolio, que
conducía las cabras, las que sobresalían entre todo el ganado, para festín de los
pretendientes; y con él marchaban dos pastores... Así diciendo, los dejó caminando
lentamente; en cambio, él se puso en camino y llegó enseguida a la morada del rey...
Odiseo y el divino porquero se detuvieron en su caminar; les llegaba el sonido de la
sonora lira, pues Femio se había puesto a cantar para ellos. Entonces Odiseo tomó de
la mano al porquero y le dijo:

«Eumeo, a lo que parece ésta es la hermosa morada de Odiseo, pues se destaca


tanto que se la puede ver fácilmente entre otras muchas. Una estancia sigue a la otra,
su patio está cercado con muro y cornisa y sus puertas bien firmes son de doble hoja.”
Canto XVII

5. Al sur hay una minúscula isla con una pequeña ensenada, ideal para que un barco se
oculte. Aquí estarían emboscados los pretendientes que aguardaban el regreso de
Telémaco.

“Hay una isla pedregosa en mitad del mar entre Itaca y la escarpada Same, la isla de
Asteris. No es grande, pero tiene puertos de doble entrada que acogen a las naves. Así
que allí se emboscaron los aqueos y esperaban a Telémaco”. C IV.
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Costa de Paliki (Antigua Ítaca)

Islita en la que los pretendientes Costa de Cefalonia


aguardaban a Telémaco de regreso de Pilos.

Pero aún hay más:

A: La población principal de Paliki (la única que merece este nombre) tiene hoy un
puerto artificial.

B: Observando la línea de la costa se ven unos desniveles acusados en los campos que
bordean la ciudad. Estos desniveles podrían perfectamente corresponder a un puerto
LO QUE ESCONDEN LOS MITOS

natural cegado luego por la erosión. Algunos de estos terrenos están hoy a una altura de
6-8 m. sobre el nivel del mar.

C: Muy cerca del puerto hay un promontorio sobre una pequeña elevación, entre 24 y 29
metros sobre el nivel del mar. Se trata de un lugar estratégico, de fácil defensa. Aquí
podría estar la acrópolis de la antigua ciudad y la casa de Odiseo.

D: En lo alto de esta elevación se ve una excavación arqueológica.

CONCLUSIÓN

Si todo lo que llevamos dicho tiene sentido, así serían las islas vecinas de Ítaca hace
unos 3.000 años:
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La fotografía ha sido obtenida de Google Earth y manipulada por nosotros para mostrar
el canal entre Ítaca y Cefalonia.

¿Qué les ha parecido? ¿Les convence la idea? A nosotros sí. Y creemos que a Homero
también.
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6. CUESTIONES DIDÁCTICAS
I. Hacer una línea del tiempo con los principales acontecimientos de las civilizaciones
minoica, micénica y griega arcaica.
II. Busca la definición de: laberinto, mégaron, atlas, Aries, Tauro, tirreno, odisea, Minotauro,
catasterismo y Leo. ¿Con qué mito o personaje mítico se relaciona cada término?
III. Relaciona con los contenidos de esta publicación: el buque oceanográfico Hespérides; la
compañía de aviación Iberia; las columnas del escudo de España; el pretendido origen
troyano de los fundadores de Roma; la cordillera marroquí del Atlas.
IV. Relaciona con los contenidos de esta publicación las siguientes obras literarias: Medea de
Eurípides, El viaje de los Argonautas de Apolonio de Rodas, la Odisea de Homero, El toro
del mar, de Mary Renault; El Vellocino de Oro, de Robert Graves.

7. BIBLIOGRAFÍA

BLANCO FREIJEIRO, Antonio. La Guerra de Troya. Historia 16. Madrid. 1985.

BOARDMAN, J. Los griegos en ultramar. Alianza. Madrid.1983.

CHADWICK, John. El mundo micénico. Alianza Universidad, Barcelona, 1982.

CÓRDOBA ZOILO, Joaquín María. Las relaciones entre oriente y occidente durante el primer
milenio A.C. Revista de estudios albacetenses, Albacete, 1984.

ELVIRA, Miguel Ángel. El enigma etrusco. Historia 16. Madrid. 1988.

GRIMAL, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. Paidós, Barcelona, 1981.

HERÓDOTO. Historias. Alma Mater. Barcelona. 1960.

HESÍODO La teogonía. Ed. bilingüe de Luis Segalá. Visión libros, Barcelona, 1986.

HIGINO. Fábulas. Ediciones Clásicas. Madrid. 1997.

HOMERO. Himnos. Edicomunicación. Barcelona. 1999. trad. de Luis Segalá.

HOMERO. Ilíada. Edaf. Madrid. 1989. Prólogo de Alberto Bernabé.

MACKENZIE, Donald A. Creta y el prehelénico europeo. Studio/M. E, Madrid, 1996

KOVALIOV. Historia de Roma. Akal Textos. 1979.

RUIPÉREZ/TOVAR Historia de Grecia Montaner y Simón, Barcelona, 1979.

BENDALA, Manuel El arte tartésico. Historia 16. Madrid 1991.

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