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De la Sen.

Arely Madrid Tovilla, del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, la que contiene
proyecto de decreto que reforma y adiciona los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria, en materia de sucesión ejidal.

CC. SECRETARIOS DE LA CAMARA DE SENADOREDEL H. CONGRESO DE LA UNION


P R E S E N T E S.

La suscrita Senadora Arely Madrid Tovilla, del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, en uso de la
facultad que me confiere el artículo 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 55,
fracción II del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, someto a la
consideración del H. Congreso de la Unión una Iniciativa de Reformas y Adiciones a los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria
en materia de sucesión ejidal, con base en las siguientes consideraciones:

EXPOSICION DE MOTIVOS

La primera Ley Agraria que reglamenta la sucesión ejidal es la “Ley Sobre Repartición de Tierras Ejidales y Constitución
del Patrimonio Parcelario Ejidal”, expedida el 19 de diciembre de 1925, así como su respectivo reglamento, que aborda el
tema en las fracciones III y IV del artículo 15. Esta ley eleva al rango de patrimonio de familia tanto la parcela ejidal como
los otros bienes que integran los derechos agrarios de los ejidatarios, como el solar urbano y las tierras de uso común.
Las leyes reglamentarias posteriores hasta la Ley Federal de Reforma Agraria conservan y respetan el principio de que la
parcela y los derechos agrarios del ejidatario constituyen un patrimonio de familia, que la ley preserva para asegurar el
bienestar, el desarrollo y la superación del núcleo familiar, adquiriendo el titular de la parcela el carácter de “jefe de
familia”, con la responsabilidad de destinar los productos obtenidos al sostenimiento familiar.

Con acertado juicio sociológico e histórico el legislador, desde el constituyente, consideran que la familia constituye el
centro medular de la sociedad mexicana y que su sólida integración fortalece a la Nación y asegura la plena
independencia del Estado Mexicano; por ello, conviene revalorar estos postulados sancionados por la reforma agraria,
surgidos desde sus raíces. También debemos considerar que en el centro del núcleo familiar la mujer, como madre de los
hijos, constituye el eje en torno de la que se conserva la unidad de la familia, y por eso la legislación agraria le otorga un
grado de preferencia en materia de sucesión, como garante de que la familia se preservará en su integridad.

La suscrita Senadora Arely Madrid Tovilla, del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, en uso de la
facultad que me confiere el artículo 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 55,
fracción II del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, someto a la
consideración del H. Congreso de la Unión una Iniciativa de Reformas y Adiciones a los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria
en materia de sucesión ejidal, con base en las siguientes consideraciones:
Estas motivaciones nos hacen reflexionar respecto a los cambios que se operaron en la vigente ley agraria en materia de
sucesión ejidal, por cuanto sus reglas se apartan de los principios primigenios de la legislación de la reforma agraria, en
cuanto a desconocer que la parcela y los derechos agrarios del ejidatario son un patrimonio de familia; que el núcleo
familiar sigue siendo el más firme sostén de la sociedad mexicana y valuarte de la nacionalidad; y que la mujer, como
madre de familia, constituye el centro en torno de la que se conserva la unidad de la familia.

La reforma que se propone en esta iniciativa, pretende rescatar esos principios originales de la reforma agraria en materia
de sucesión ejidal y resolver los problemas que en la práctica diaria se han presentado en los Tribunales Agrarios en este
campo.

El tema de la sucesión de la ley agraria se contempla en sus artículos 17 y 18; el primero se refiere al derecho establecido
a favor de los ejidatarios para disponer o designar a quien deba sucederle en sus derechos agrarios. Este precepto tiene
su antecedente en el artículo 81 de la anterior Ley Federal de Reforma Agraria; el dispositivo limitaba al ejidatario para
designar al sucesor de sus derechos agrarios ya que lo obligaba a determinar a su heredero de entre su cónyuge o hijos;
para el caso de que no estuviera casado podría designar a la persona con la que hiciera vida marital; en todos estos
supuestos, también debería considerarse la circunstancia de la dependencia económica.

El actual artículo 17 ya no constriñe a los ejidatarios para designar a su sucesor de entre su cónyuge e hijos o, en su
caso, concubina o concubinario, ya que el actual precepto también establece que podrá nombrar a uno de los
ascendientes o a cualquier otra persona; tampoco se obliga al autor de la sucesión a considerar la dependencia
económica. De la comparación de los dos preceptos queda en evidencia que el nuevo dispositivo de la ley agraria permita
al ejidatario designar a cualquier persona como sucesora de sus derechos agrarios; sin embargo, a partir de la aplicación
de la Ley Agraria y a través de las resoluciones emitidas por los Tribunales Agrarios ha podido advertirse que en
incontables ocasiones el ejidatario nombra como sucesor o sucesora de sus derechos agrarios a una persona ajena al
núcleo familiar, lo que ha venido a dejar preteridos al cónyuge o a los hijos del ejidatario fallecido. Para decirlo en términos
llanos es frecuente que los ejidatarios designen sucesor de sus derechos agrarios a la persona con la que han formado
una segunda pareja, lo cual deja a la esposa o cónyuge, a los hijos dependientes económicos e incluso a los
ascendientes desvalidos por la edad, en una situación de total abandono, pues en la generalidad de los casos, la parcela
es la base del sustento económico del núcleo familiar. Lo anterior entraña un desconocimiento de los derechos derivados
del matrimonio en perjuicio de los directamente afectados y de la propia institución familiar que siempre se ha considerado
la cédula central de la sociedad.
En los términos del vigente artículo 17 para el caso descrito, la esposa y los hijos del ejidatario han tenido que sufrir la
entrega de los bienes agrarios motivos de la sucesión a esa tercera persona y con ello se les priva de un patrimonio que es
parte importante o única del sustento familiar, ya que la ley agraria no establece expresamente disposiciones que permitan
salvaguardar los derechos de los cónyuges, hijos menores o ascendientes del finado ejidatario y que resultan sus
dependientes económicos.

Hay que considerar que la derogada legislación en materia agraria siempre dispuso una protección especial para el núcleo
familiar, así el artículo 78 de la derogada Ley Federal de Reforma Agraria establecía que a las mujeres que disfrutaran de
una unidad de dotación se les respetaría ese derecho dentro de un régimen matrimonial de hecho o de derecho; y en tal
sentido el matrimonio se entendería celebrado bajo el régimen de separación de bienes. Esta disposición tenía la intención
de proteger los bienes de las mujeres que contaran con una parcela ejidal y de esa suerte se les protegía para que su
derecho fuera respetado independientemente del que tuviera su cónyuge o concubino.

Igualmente en el caso de la privación de derechos agrarios previsto por el artículo 85 de la ley derogada en cita, la pérdida
de tales derechos se matizaba para proteger al núcleo familiar; de esa suerte el artículo 86 prevenía que para el caso de
pérdida de una unidad de dotación, la consiguiente adjudicación debería favorecer al sucesor designado, quedando por
tanto destinada esa unidad al sostenimiento del grupo familiar. De manera similar se procedía en los casos de adjudicación
sobre derechos agrarios por sucesión, ya que el heredero quedaba obligado a sostener con los productos de la unidad de
dotación a los hijos menores, a los incapaces y a la mujer legítima hasta su muerte o cambio de estado civil, pues así lo
disponía el artículo 83 de la misma legislación.

Si la anterior Ley Federal de Reforma Agraria no omitió proteger los derechos de una mujer titular de una unidad de
dotación, ni omitió la debida tutela de los dependientes económicos del ejidatario titular, la vigente Ley Agraria también
debe contener el dispositivo expreso en tal sentido, para no privar del disfrute de bienes que legalmente le corresponden al
cónyuge, a los hijos menores o dependientes económicos, entre los que se deberán contar a los ascendientes que
generalmente son los padres del ejidatario.

Por las razones expuestas, se propone reformar el primer párrafo del artículo 17 de la Ley Agraria y adicionarle un segundo
párrafo, en la inteligencia que el actual segundo párrafo del precepto en referencia pasará a ser el tercero, para quedar en
los términos siguientes:

Artículo 17 el ejidatario tiene la facultad de designar a quien deba sucederle en sus derechos sobre la parcela y en los
demás inherentes a su calidad de ejidatario, para lo cual bastará que el ejidatario formule una lista de sucesión en la que
consten los nombres de las personas y el orden de preferencia conforme al cual deba hacerse la adjudicación de derechos
a su fallecimiento. Para ello podrá designar, respetando este orden de preferencia, al cónyuge, a la concubina o
concubinario en su caso, a uno de los hijos, a uno de los ascendientes, y a falta de ellos a cualquier otra persona
de las que dependan económicamente de él.

La designación del sucesor en los términos del presente artículo se hará sin perjuicio de los derechos que
pudieran corresponder al cónyuge superstite derivado del régimen de sociedad conyugal, para el caso de que así
se acreditara; tampoco se podrán preterir los derechos de los hijos menores o dependientes económicos del
finado, e igualmente, respecto de los ascendientes que por su edad avanzada o condiciones físicas también fueran
considerados dependientes económicos del ejidatario o ejidataria fallecido. En estos casos el Tribunal Agrario
promoverá lo conducente para llamar a todos los interesados y de oficio recabará los elementos provatorios que
se requieran.

La lista de sucesión……

El artículo 18 de la Ley Agraria, dispone, en su primera parte, de manera similar al derogado artículo 83 de la Ley Federal
de Reforma Agraria; sin embargo, para el caso de que existan dos o más personas con derecho a heredar el actual y
vigente artículo 18 les otorga un plazo de tres meses a partir de la muerte del ejidatario para que decidan quien, de entre
ellos, conservará los derechos ejidales. De no ponerse de acuerdo el Tribunal Agrario poveerá la venta de esos derechos
en subasta pública y repartirá el producto, por partes iguales, entre las personas con derecho a heredar.

La aplicación del precepto a partir de su vigencia permite concluir que esas disposiciones sobre la venta de derechos
ejidales en subasta, no han producido los resultados esperados, esto es, terminar el litigio y repartir con equidad el
producto obtenido.

En efecto. porque se observa una total renuencia a los términos del precepto, ya que los justiciables, que en estos casos,
por lo general, son los hijos del ejidatario fallecido, no comprenden las razones por las cuales se les permite dividirse la
parcela del finado; igualmente, les resulta extraño que no se tome en cuenta a la persona que ha venido trabajando la
parcela y que proporcionó cuidados y alimentos al finado antes de su fallecimiento.

Además, ha sido mas bien inusual que los Tribunales Agrarios hayan llegado al extremo de subastar la parcela, ya que el
procedimiento de subasta aplicable es el contenido en el Código Federal de Procedimientos Civiles, porque la Ley Agraria
no cuenta con disposiciones especiales en ese rubro; este procedimiento es costoso y tardado para los interesados y los
gastos que han de efectuarse por avalúos y publicaciones va en detrimento de su economía, lo que también origina que no
se realicen los avalúos ordenados por el Tribunal Agrario, ni tampoco las publicaciones que fueran indispensables. Para
evitar lo anterior el Tribunal se ve obligado a apremiar a los interesados e invitarlos a suscribir un convenio, todo lo cual
alarga innecesariamente un procedimiento que debe ser sencillo y accesible.
Consecuentemente, para superar dicha problemática, se propone modificar el citado precepto en cuanto a su último párrafo,
para quedar de la siguiente manera.

Artículo 18. Cuando el ejidatario……

I.

II.

III.

IV.

V.

En los casos a que se refieren las fracciones III, IV y V, si al fallecimiento del ejidatario resultan dos o más personas con
derecho a heredar, los herederos gozarán de tres meses para decidir quien de entre ellos, conservará los derechos ejidales.
En caso de que no se pusieran de acuerdo, el Tribunal Agrario poveerá lo necesario para que se vendan los
derechos agrarios al mejor postor, de entre los ejidatarios y avecindados del núcleo de población de que se trate. El
importe de la venta corresponderá a los herederos, quienes tendrán preferencia para comprar. El procedimiento de
venta se hará de manera sencilla y breve con el fin de proteger a los interesados.

Cuando exista desacuerdo entre los herederos, el Tribunal Agrario podrá resolver el diferendo determinando cual de
la propuestas de reparto entre los herederos es mayoritaria y equitativa, la que se aplicará aún a los disidentes.

Para los efectos precisados la parcela o unidad de dotación es indivisible; sin embargo, el Tribunal Agrario podrá
dividir los bienes ejidales, si la unidad de dotación ejidal está integrada por polígonos independientes, o bien por los
derechos de uso común, todo ello formalmente asignado; para este supuesto, se oirá la opinión del representante
legal del núcleo agrario. En el reparto entre los herederos sólo se reconocerá a uno de ellos como ejidatario; el resto
de los herederos tendrán el carácter de meros posesionarios o usufructuarios, respecto de los bienes que se les
reconozcan.

Los solares urbanos que pudieran ser parte de la sucesión agraria se sujetan a las disposiciones de la sección
cuarta, del capitulo II de la Ley Agraria.
Por lo expuesto, y con fundamento en la fracción II del artículo 71 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, así como en la fracción II del artículo 55 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso de la Unión, por
el digno conducto de ustedes CC. Secretarios, me permito someter a la consideración del H. Congreso de la Unión, la
presente iniciativa de

DECRETO

ARTICULO UNICO.- Se reforman y adicionan los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria en materia de sucesión ejidal, para
quedar como siguen:

Artículo 17 el ejidatario tiene la facultad de designar a quien deba sucederle en sus derechos sobre la parcela y en los demás
inherentes a su calidad de ejidatario, para lo cual bastará que el ejidatario formule una lista de sucesión en la que consten los
nombres de las personas y el orden de preferencia conforme al cual deba hacerse la adjudicación de derechos a su
fallecimiento. Para ello podrá designar, respetando este orden de preferencia, al cónyuge, a la concubina o
concubinario en su caso, a uno de los hijos, a uno de los ascendientes, y a falta de ellos a cualquier otra persona de
las que dependan económicamente de él.

La designación del sucesor en los términos del presente artículo se hará sin perjuicio de los derechos que pudieran
corresponder al cónyuge superstite derivado del régimen de sociedad conyugal, para el caso de que así se
acreditara; tampoco se podrán preterir los derechos de los hijos menores o dependientes económicos del finado, e
igualmente, respecto de los ascendientes que por su edad avanzada o condiciones físicas también fueran
considerados dependientes económicos del ejidatario o ejidataria fallecido. En estos casos el Tribunal Agrario
promoverá lo conducente para llamar a todos los interesados y de oficio recabará los elementos provatorios que se
requieran.

La lista de sucesión……

Artículo 18. Cuando el ejidatario……

I.

II.

III.
IV.

V.

En los casos a que se refieren las fracciones III, IV y V, si al fallecimiento del ejidatario resultan dos o más personas con
derecho a heredar, los herederos gozarán de tres meses para decidir quien de entre ellos, conservará los derechos ejidales.
En caso de que no se pusieran de acuerdo, el Tribunal Agrario poveerá lo necesario para que se vendan los
derechos agrarios al mejor postor, de entre los ejidatarios y avecindados del núcleo de población de que se trate. El
importe de la venta corresponderá a los herederos, quienes tendrán preferencia para comprar. El procedimiento de
venta se hará de manera sencilla y breve con el fin de proteger a los interesados.

Cuando exista desacuerdo entre los herederos, el Tribunal Agrario podrá resolver el diferendo determinando cual
de la propuestas de reparto entre los herederos es mayoritaria y equitativa, la que se aplicará aún a los disidentes.

Para los efectos precisados la parcela o unidad de dotación es indivisible; sin embargo, el Tribunal Agrario podrá
dividir los bienes ejidales, si la unidad de dotación ejidal está integrada por polígonos independientes, o bien por
los derechos de uso común, todo ello formalmente asignado; para este supuesto, se oirá la opinión del
representante legal del núcleo agrario. En el reparto entre los herederos sólo se reconocerá a uno de ellos como
ejidatario; el resto de los herederos tendrán el carácter de meros posesionarios o usufructuarios, respecto de los
bienes que se les reconozcan.

Los solares urbanos que pudieran ser parte de la sucesión agraria se sujetan a las disposiciones de la sección
cuarta, del capitulo II de la Ley Agraria.

TRANSITORIO

ARTICULO UNICO: El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la
Federación.

Senado de la República, a los 20 días del mes de abril de 2002.

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