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La antropología, entre otras ciencias y humanidades, se ha ocupado de

estudiar un tema concreto de la vida social: la cultura en cuanto


totalidad de la obra humana en tiempo y espacio, y las relaciones entre
los hombres manifestadas en sus formas asociativas y en su
organización.
La diferencia que establece la antropología con otras ciencias y
humanidades (la psicología, la sociología y la historia) se encuentra en
dos aspectos principales. El primero de ellos se refiere a que,
tradicionalmente, se ha venido ocupando en el estudio de la sociedad
primitiva; y el segundo, que sus investigaciones se han distinguido por
su carácter netamente cualitativo y comparativo.
Hoy la antropología se encuentra lista para dominar la investigación
integral de los sistemas socio-culturales considerados como procesos y
constituidos en conducta. A diferencia de los métodos sociológico
psicológico, con cuyos problemas la antropología se encuentra
profundamente comprometida, ésta, como ciencia de lo social, se
dirige hacia una concepción empíricamente más completa y, como
dijimos, más utilitaria en sus aplicaciones.
LA ANTROPOLOGÍA y EL CONCEPTO
DE CULTURA
Se trata de un concepto que la antropología relaciona con el sistema de
conducta observable en una sociedad específica. Generalmente, y de
acuerdo con la metodología tradicional en esta ciencia, todo estudio
antropológico es, en principio, una descripción de cultura, o sea, de
todo aquello, material y espiritual, que el investigador ha observado.
La cultura viene, pues, a ser uniformidad regularizada de conducta
conforme a estatus. Esto implica que las formas de comportamiento
individual y colectivo están organizadas, dentro de una sociedad, en
términos de una unidad que es significativa en sus efectos internos, en
la persona, y externos en cuanto al medio en que formulan su relación.
CULTURA, HISTORIA, PODER
Los estudios de cultura, historia y poder han girado enormemente en
torno al trabajo de teóricos sociales europeos como Antonio Gramsci y
Michel Foucault.
Los diversos historiadores de las ciencias antropológicas sugieren que el
nacimiento de la antropología política, como subdisciplina de la
antropología social, se remonta a 1940, dentro de la corriente
estructural–funcionalista.
Hegemonía cultural: Una de las principales tendencias contemporáneas
en el estudio del poder se sustenta en el postulado de que la cultura es
el resultado de procesos energéticos y, por tanto, de poder. En ese
sentido, los artefactos culturales, materiales y simbólicos, son producto
de complejos procesos políticos de negociación para la producción,
apropiación y control de recursos significativos. El énfasis está puesto,
entonces, en la construcción de las tramas de significación cultural,
como procesos imbuidos en el control de recursos significativos.
ANTROPOLOGÍA HOY
De Morgan a Lévi-Strauss, de Malinowski a Sahlins, los antropólogos han
pensado que, con la ayuda de sus conceptos y métodos, el conocimiento
distanciado y por eso relativamente objetivo de la alteridad social y
cultural de los otros era posible. Y cada uno de ellos creyó contribuir a
esto a su manera.
Ser antropólogo es ejercer un oficio de producción de conocimientos
verificables, y por tanto refutables, cuyo objetivo y cuyos usos no son los
perseguidos por los misioneros, los militares o los negociantes que
intervienen en el seno de sociedades que no son las suyas. Y para ejercer
su oficio, no basta que la alteridad de los otros sea «cognoscible», sino
que también el antropólogo haya puesto los medios para conocerla.
La antropología contemporánea está marcada por una especialización
creciente sobre temas e identidades especiales. Como reflejo de tal
especialización, algunas universidades se han alejado de la visión
holística biocultural de la antropología que se refleja en este libro. Sin
embargo, dicha visión boasiana de la antropología como una disciplina
de cuatro subcampos (incluidas las antropologías biológica,
arqueológica, cultural y lingüística) todavía impera en muchas
universidades.
Los acontecimientos del 11 de septiembre que marcan las relaciones de
fuerza a nivel mundial, la intervención americana en Irak y a la pérdida
de la hegemonía política mundial de los Estados Unidos. Otros pueblos,
otras naciones, China, India, Rusia, influyendo en las relaciones entre
Occidente y el resto del mundo promoviendo un nuevo principio para la
reinvención de las identidades culturales y políticas.
La integración cada vez más fina de las economías en el sistema
mercantil capitalista como contrapeso del movimiento de
segmentación de los regímenes políticos y de resistencias de las
identidades locales.
Muchos acontecimientos en la humanidad y nada en estos procesos
deja prever la muerte próxima de la antropología. Al contrario, esta es
una de las disciplinas de las ciencias sociales que mejor puede, con la
historia, hacernos entender la complejidad del mundo global donde
nos encontramos y la naturaleza de los conflictos y de las crisis que le
atraviesan y que no están dispuestos a desaparecer.
Estas corrientes reflejan la evolución de la antropología a medida que la
disciplina ha respondido a los cambios en la sociedad, la política y la
comprensión del mundo. Cada corriente ha contribuido a la
diversificación y enriquecimiento del campo, influyendo en cómo los
antropólogos abordan el estudio de las culturas y sociedades humanas.

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