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El Renacimiento

del siglo XII:


Anselmo y
Abelardo
Prof. Jhonatan Castrellón
El siglo XII significó una nueva era en la historia del pensamiento
cristiano.
Justo L. González
Anselmo de Canterbury
(1033-1109)
• El contenido de la verdad eterna, de
los principios de la verdad, se captan
mediante la sumisión de nuestra
voluntad al mensaje cristiano y la
consiguiente experiencia que surge de
dicha sumisión.
• Experiencia. Participación en la verdad
objetiva implícita en la Biblia y
explicada con autoridad por los Padres
de la Iglesia.
• La fe no depende del conocimiento,
pero el conocimiento depende de la fe.
Anselmo de
Canterbury
• Los pensadores medievales sabían
que para pensar con coherencia
debían hacerlo sistemáticamente.
• La razón puede elaborar todas las
experiencias religiosas en términos
racionales.
• La razón y el misterio van juntos,
como la substancia o la forma.
• “El logos se hizo carne”. Aquí la
razón sólo puede reconocer y no
comprender.
“Si las cosas que existen participan
en diversos grados de lo bueno, del
ser y de la dignidad, esto se debe a
que lo bueno, el ser, y la dignidad no
están sencillamente en ellas, sino
que existen por encima y aparte de
ellas. En el caso del ser, por ejemplo,
las cosas son porque participan del
ser, es decir, no subsisten en sí
mismas, sino en otro. Ese otro es el
ser mismo –y que por necesidad
lógica no puede ser más de uno– en
el ser supremo o sumo bien”.
Argumento cosmológico (Anselmo)
Anselmo de
Canterbury: Argumento
cosmológico
• La realidad participa de diferentes
grados y medidas de la belleza, la
grandeza, el bien; etc.
• La condición y la relatividad implican
y presuponen algo absoluto e
incondicionado.
• Este argumento es un análisis
existencial de la finitud.
“El insensato tiene que convenir en que tiene en el espíritu la idea de un ser por encima del
cual no se puede imaginar ninguna otra cosa mayor, porque cuando oye anunciar este
pensamiento, lo comprende, y todo lo que se comprede está en la inteligencia; y sin duda
alguna este objeto por encima del cual no se puede concebir nada mayor, no existe en la
inteligencia solamente, porque si así fuera, se podría suponer, por lo menos, que existe un
ser mayor que aquel que no tiene existencia más que en el puro y simple pensamiento. Por
consiguiente, si este objeto por encima del cual no hay nada mayor estuviese solamente en
la inteligencia, sería, sin embargo, tal, que habría algo por encima de él, conclusión que no
sería legítima. Existe, por consiguiente, de un modo cierto, un ser por encima del cual no se
puede imaginar nada, ni en el pensamiento ni en la realidad”.

Argumento ontológico (Anselmo)


“Existes, pues, ¡oh Señor, Dios mío!, ya tan verdaderamente, que no es siquiera posible pensarte
como no existente, y con razón. Porque si una inteligencia pudiese concebir algo que fuese mayor
que tú, la criatura se elevaría por encima del Creador y vendría a ser juez, lo que es absurdo. Por lo
demás, todo, excepto tú, puede por el pensamiento ser supuesto no existir. A ti solo, entre todos,
pertenece la cualidad de existir verdaderamente y en el más alto grado

Aquel que comprende lo que es Dios, no puede pensar que Dios no existe, aunque pueda pronunciar
estas palabras en sí mismo, ya sin atribuirles ningún significado, ya atribuyéndoles un significado
torcido, porque Dios es un ser tal, que no se puede concebir mayor que Él. El que comprende bien
esto, comprende al mismo tiempo que tal ser no puede ser concebido sin existir de hecho. Por
consiguiente, quien entiende este modo de ser de Dios no puede pensar que no existe”.

Argumento ontológico (Anselmo)


Anselmo de
Canterbury: Argumento
ontológico
1. Hasta el necio –el necio del Salmo 53–
comprende el significado de la palabra “Dios”.
Entiende que el supremo, el incondicionado
es concebido con la palabra “Dios”.
2. Si entiende el significado de Dios como algo
incondicionado, se trata de una idea que
existe en la mente humana.
3. No obstante, hay una forma superior del ser,
es decir, el ser que no salamente es en la
mente humana sino también en el mundo
real fuera de la mente humana.
4. Puesto que el ser tanto dentro como fuera de
la mente humana es superior al ser
únicamente en el intelecto, debe atribuirse a
lo incondicionado.
“Lo que hace en realidad el argumento ontológico es analizar en el
pensamiento humano algo incondicionado que trasciende la
subjetividad y la objetividad”.

Paul Tillich
Anselmo de
Canterbury: Doctrina
de la expiación
1. El pecado humano viola el honor de Dios. Es
necesario, en función de su honor, que
reaccione de manera negativa.
2. Hay dos reacciones posibles. El castigo
(separación de Dios) o la satisfacción (para
que Dios pueda pasar por alto los pecados).
En su misericordia, Dios ha decidido resolver
el problema de la segunda manera.
3. El hombre es incapaz de cumplir con esta
satisfacción, su culpa es infinita y esto hace
imposible que el hombre, por su naturaleza,
resuelva el problema. Dios es el único que
puede satisfacerse a sí mismo.
Anselmo de
Canterbury: Doctrina
de la expiación
4. Por otra parte, siendo que el pecador es el
hombre, es él quien debe dar la satisfacción,
no Dios. Por lo tanto, debe hacerlo alguien
que sea a la vez Dios y hombre; que pueda
hacerlo, en tanto Dios, y deba hacerlo en
tanto hombre. El único que puede hacerlo es
el Dios-hombre.
5. Sin embargo, el Dios-hombre no podía dar
satisfacción por medio de sus acciones,
puesto que debía cumplirlas por su
obediencia total a Dios. Sólo podía hacerlo
mediante sus sufrimientos, pues no tenía
que sufrir siendo que era inocente. Así, el
sacrificio voluntario es la manera en la cual
Cristo da satisfacción a Dios.
Anselmo de
Canterbury: Doctrina
de la expiación
6. Si bien nuestro pecado es infinito, este
sacrificio –al estar hecho por Dios– es
infinito. Cristo no necesita nada. Lo
que necesita y quiere tener es el
hombre, de manera que Dios le da el
hombre.
“Detrás de este pensamiento legalista y cuantitativo hay una idea muy
profunda: el pecado ha producido una tensión en Dios mismo (…) a
Dios no le resulta fácil perdonar el pecado, tal como a nosotros no nos
resulta fácil aceptarnos”.

Paul Tillich
Anselmo de
Canterbury: Doctrina
de la expiación
• La Iglesia nunca convirtió a la doctrina de
Anselmo en dogma, aunque sí es la más
popular.
• No existe una teoría absoluta de la
expiación. Abelardo, Orígenes y otros
propusieron teorías diferentes.
• ¿Cómo puede participar el hombre en la
obra del Dios-hombre? “La unión mística
de la cabeza y los miembros, de Cristo y la
Iglesia, es la que nos permite participar
de todos los pasos de Jesús” (Tomás de
Aquino)
Pedro Abelardo de París
(1079-1142)
• Fue un filósofo y teólogo del siglo XII, que vivía en la catedral
de Notre Dame en París.
• Se caracterizaba por:
• Entusiasta del pensamiento dialéctico. Mostraba el “sí”
y el “no” en todas las cosas.
• Representa la jurisprudencia que Tertuliano introdujo
en el cristianismo occidental (apologética). Defendió la
tradición demostrando que sus contradicciones tienen
solución.
• Es una persona que reflexionaba mucho sobre sí mismo.
“Historia de mis calamidades” es un autoanálisis hecho
en relación consigo mismo, con sus experiencias.
• Descubrió el campo del sentimiento como una esfera
especial. En su romance con Eloísa se unen la
dimensión sexual y la espiritual.
Pedro Abelardo de París:
Método dialéctico
• El método dialéctico de Abelardo aparece en su
libro “Sic et Non” (Sí y no).
• La metodología consta de tres pasos:
1. El intento de ocuparse históricamente de los
textos de los padres, los sínodos, los
decretos y la Biblia. Las aparentes
contradicciones en realidad eran formas
diferentes de expresar la misma idea.
2. Tarea filológica. Elaboración del sentido
literal de una palabra.
3. Aplicación de la autoridad de la Biblia como
criterio último. Se trataba de la aplicación de
la Biblia como una ley.
“A pesar del rechazo de algunas de sus doctrinas, [Abelardo] se
convirtió en una de las personas más influyentes en el desarrollo hacia
el escolasticismo en razón de la grandeza de su método dialéctico”.

Paul Tillich
Pedro Abelardo de París:
Pecado
• Un acto en sí no es malo ni bueno, sino que la
intención lo convierte en lo uno o lo otro. “El mérito
cosiste en la intención”.
• Lo que nos convierte en pecadores no es la naturaleza
misma, ni siquiera el deseo, sino la intención, la
voluntad.
• ”El único pecado es actuar contra nuestra conciencia”.
Lo mejor es obeceder a nuestra conciencia, inclusive
si objetivamente está equivocada.
• Negaba el pecado original. Puesto que no acordamos
con nuestra voluntad cuando Adán pecó, no se trata
de un pecado para nosotros.
Pedro Abelardo de París:
Doctrina de la expiación
• Su doctrina de la expiación contrasta con la de
Anselmo.
• Para Abelardo, lo que resulta visible en la cruz de
Cristo es el amor de Dios: eso produce nuestro
amor.
• Lo que posibilita el perdón de Dios es el acto
subjetivo del amor divino que evoca en nosotros
amor hacia Él.
• La salvación es la respuesta ética del hombre, en el
sentido de algo personal, al acto perdonador del
amor divino.
Teorías de la expiación
OPINIÓN TRADICIONAL
Cristo vino para liberar al hombre de la esclavitud
del Diablo, o pagar una deuda contraída con él.

Anselmo
• Doctrina objetiva
• La obra de Cristo es el medio por Pedro Abelardo
el que Dios canceló una deuda • Doctrina subjetiva
consigo mismo. • La obra de Cristo es un ejemplo del
amor de Dios. Este ejemplo mueve al
hombre a amar a Dios y es perdonado
en virtud de ese amor.

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