0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
13 vistas16 páginas
El documento describe las consecuencias del maltrato infantil, incluyendo el dolor físico y emocional, la sensación crónica de inseguridad e impotencia, y trastornos como baja autoestima, ansiedad y depresión. También explica mecanismos de adaptación como la identificación con el agresor y estrategias de supervivencia. Una consecuencia grave es el Síndrome del Niño Sacudido que puede causar daño cerebral en lactantes.
El documento describe las consecuencias del maltrato infantil, incluyendo el dolor físico y emocional, la sensación crónica de inseguridad e impotencia, y trastornos como baja autoestima, ansiedad y depresión. También explica mecanismos de adaptación como la identificación con el agresor y estrategias de supervivencia. Una consecuencia grave es el Síndrome del Niño Sacudido que puede causar daño cerebral en lactantes.
El documento describe las consecuencias del maltrato infantil, incluyendo el dolor físico y emocional, la sensación crónica de inseguridad e impotencia, y trastornos como baja autoestima, ansiedad y depresión. También explica mecanismos de adaptación como la identificación con el agresor y estrategias de supervivencia. Una consecuencia grave es el Síndrome del Niño Sacudido que puede causar daño cerebral en lactantes.
Las fuentes de sufrimiento de los niños golpeados
provienen del conjunto de experiencias crueles e inhumanas que vivieron crónicamente cuando estaban a merced de sus padres violentos. El contenido del maltrato
El dolor. Los niños golpeados reciben golpes que
duelen. Contexto de terror y de desprotección Donde las relaciones de poder son profundamente desiguales y asimétricas. Lo más profundamente traumático es el contexto de de tensión y terror latente que existe en estas familias. El niño/a vive casi de una forma permanente en un clima de extrema inseguridad e indefensión, donde repentinamente emergen momentos de terror intenso provocados por las reacciones imprevisibles del padre violento o por la proximidad del momento en que el niño sabe que va a recibir una paliza. Impotencia
Otro componente siempre presente en las situaciones
de maltrato: la impotencia. El niño/a víctima de maltrato está sumergido en una vivencia de impotencia casi permanente Por que está completamente en manos de su padre agresor (o madre, tutor) y a menudo sin la protección de otro. La indiferencia de otros adultos, vecinos y /o profesores que no hacen nada por cambiar la situación le encierra aún más en esa situación de impotencia. Sentimientos de culpa, angustia, impotencia
Todo intento de huir, resistir, denunciar, se ve
bloqueado por sentimientos de culpabilidad, la dependencia hacia la familia, la indiferencia del medio. Cuanto más pequeño es, mayor es su angustia y su impotencia. El niño aprende a considerar su impotencia como normal, aprende a dejarse llevar, a no reaccionar frente a la agresión. El dolor. Alteración de la vivencia y de la imagen corporal.
Es otro de los componentes del maltrato físico
A menudo las víctimas no tienen un recuerdo claro del dolor. Es como si la experiencia de terror y de miedo ocupara todo el espacio de su memoria. En experiencias extremas, como la tortura, la víctima siente el impacto físico del dolor y la agresión, pero rápidamente un segundo fenómeno casi simultáneo remplaza el dolor: la parte dolorosa se aísla y se separa de la imagen corporal. Algo similar ocurre con el niño torturado/golpeado, la ausencia de recuerdo del dolor, en el sentido de una representación de la sensación, no impide que estos dolores queden inscritos en lo que algunos autores llaman la “memoria corporal”. Estos dolores invisibles son probablemente parte de la sensación general que tiene el niño golpeado de “sentirse mal en su cuerpo” Consecuencias del maltrato
Por un lado, están las consecuencias traumáticas de las
experiencias, y por otro, Los mecanismos de adaptación a la situación, que conducen a la interiorización de los modelos y palabras del padre violento en un proceso que puede corresponder al de “la identificación con el agresor”. La consecuencia de los golpes y otros maltratos físicos producen en primer lugar, daño físico. Pero al mismo tiempo, implican mensajes profundamente destructores para la psique de las víctimas (el que maltrata es otro semejante, es otro al que lo une un vínculo importante). Especial mención merece el Síndrome del niño sacudido. Síndrome del niño sacudido (WSIS o SBS, -por sus siglas en inglés)
Cuadro diagnosticado por pediatras en bebés de en lactantes de
menos de 2 años principalmente. Fue detectado en niños hospitalizados por maltrato infantil (10% del total presentaba signos y síntomas del “Síndrome del niño sacudido”. Se da cuando los padres o los adultos cuidadores sacuden al bebé, a menudo nerviosos, sobrepasados por el llanto o comportamiento del niño, para castigarle, calmarle o para que deje de llorar; lo hacen tomándole del tórax o de los brazos, y según ellos, muchas veces para “evitar golpearle”. También es probable que se dé “accidentalmente”, como consecuencia de actos torpes realizados con intención de “divertir” al niño, lanzándolo en alto, o del pánico para reanimar al niño que parece ahogarse. Los padres pueden ignorar la gravedad de los daños que Las consecuencias psicosociales del maltrato
1- Los trastornos de la identidad. El niño golpeado tiene una muy mala
imagen de sí mismo. Está convencido de ser malo, inadecuado, peligroso. Puede desarrollar, como mecanismo de defensa, la creencia de ser topoderoso, invencible. 2- Una autoestima pobre. Como los niños carenciados, tiene sentimientos de inferioridad y se creen profundamente incapaces; se manifiestan tímidos, temerosos, o con comportamientos agitados, espectaculares. 3- La ansiedad, la angustia y la depresión. Puede expresarse por trastornos del comportamiento, y sobre todo por miedo y ansiedad ante adultos agresivos o autoritarios. Puede haber trastorno de estrés post traumático, u otros trastornos enmascarados, especialmente mecanismos adaptativos a la situación. Algunos desconfían del contacto físico, se alteran cuando un adulto se acerca a un niño, especialmente si llora. Presentan dificultades de la concentración, bajo rendimiento escolar, problemas de la memoria. Como los niños carenciados, desarrollan lentamente sentimientos de depresión y de desesperación y comportamientos autodestructivos, que incluyen automutilación. No se sienten respetados, no sólo por sus padres, sino por el mundo adulto en general, al que perciben desprotector e inseguro. Mecanismos de adaptación a la violencia
Corresponden a un conjunto de estrategias que el
niño/a golpeado/a desarrolla para sobrevivir a la situación de violencia. Los niños más pequeños, -recién nacidos y lactantes, tienen muy pocas probabilidades de hacer frente al riesgo vital que representan los golpes. Por tanto, la detección precoz y la intervención urgente para protegerlo, separándolo de sus padres agresores, es la única alternativa para evitar lo peor. En la medida en que la amenaza proviene de las fuentes que tendrían que procurarle un sentimiento de protección, al niño no le queda otra alternativa que refugiarse en una serie de mecanismos de defensa para “controlar” la situación. Echan mano a un conjunto de reacciones de defensa para mantener, a nivel corporal y de su representación, un control sobre la situación amenazante. Bibliografía
Barudy, Jorge. El dolor invisible de la infancia. Edit.