siguiente: “…Esa gloriosa Primera Visión… fue la cortina que se descorrió para abrir ésta, la dispensación del cumplimiento de los tiempos. No hay nada en la base de nuestra doctrina, nada en lo que enseñamos, nada de lo que rige nuestra vida que sea de mayor importancia que esa primera declaración. Sostengo que si José Smith habló con Dios el Padre y con Su Hijo Amado, entonces todo lo demás que él dijo es también verdad. Esa es la bisagra con la cual gira la puerta que se abre al sendero que conduce a la salvación y a la vida eterna. EL ESTABLECIMIENTO EN EL OESTE DE NUEVA YORK
En esa época, las posibilidades de recibir
instrucción escolar eran muy limitadas para los hijos de los Smith; el Profeta atribuía esto a “la situación de pobreza” en que se había criado. “Nos vimos privados de los beneficios de la educación académica; baste decir que apenas se me enseñó a leer, a escribir, así como algunos conocimientos básicos de aritmética, y en eso constituyó toda la instrucción didáctica que recibí” LA BÚSQUEDA PERSONAL DE JOSÉ SMITH
Lucy Mack Smith escribió que había sido
“una gran renovación religiosa, que se extendió entre todas las denominaciones de los alrededores del lugar donde residíamos. Mucha gente, preocupada por la salvación de su alma, aparecía buscando una religión” José Smith dijo que dos años después de haberse mudado a la granja hubo “una agitación extraordinaria sobre el tema de la religión. Empezó entre los metodistas, pero pronto se generalizó entre todas las sectas de la comarca. En verdad, parecía repercutir en toda la región, y grandes multitudes se unían a los diferentes partidos religiosos, ocasionando no poca agitación y división entre la gente...” En su historia personal, él escribió: “Alrededor de la edad de doce años, me vi seriamente impresionado con respecto a todas las inquietudes que atañían al bienestar de mi alma inmortal”
“No sabía quién estaba en lo cierto ni quién
estaba en el error, pero consideraba que para mí era de fundamental importancia que yo estuviera en lo cierto en los asuntos... que tendrían consecuencias eternas”. También dijo: “...Concurría a sus respectivas reuniones cada vez que la ocasión me lo permitía... era imposible que una persona tan joven como yo, y sin ninguna experiencia en cuanto a los hombres y las cosas, llegase a una determinación precisa sobre quién tenía razón y quién no” “El conocer bien a los de las diversas denominaciones religiosas me causaba gran asombro, pues descubrí que sus alegaciones de ser cristianos sinceros no iban acompañadas de las acciones santas ni de la conversación devota que estaban de acuerdo con lo que yo había encontrado en aquel sagrado escrito [las Escrituras]. Esto causaba pesar a mi alma.
“En medio de esta guerra de palabras y tumulto de
opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo?” a los catorce años, encontró una posible solución a su dilema mientras leía este pasaje de la Biblia: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
Dios el Padre Eterno y Su Hijo Jesucristo aparecieron
ante él. Las apariciones de la Deidad son reales y la Biblia las confirma. En Peniel, Jacob declaró con gran gozo: “...Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma” (Génesis 32:30). Dios le habló a Moisés “cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxodo 33:11; véase también Números 12:8). E Isaías escribió: “...han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:5). LA REACCIÓN DE LA GENTE A LA VISIÓN DE JOSÉ S MITH El jovencito pensó ingenuamente que el ministro estaría encantado de saber las grandiosas nuevas de los cielos. Pero, esto es lo que contó sobre su conversación con él: “...Su conducta me sorprendió grandemente; no sólo trató mi narración livianamente, sino con mucho desprecio, diciendo que todo aquello era del diablo; que no había tales cosas como visiones ni revelaciones en estos días; que todo eso había cesado con los apóstoles, y que no volvería a haber más.
William Smith comentó más adelante: “Hasta que
José habló de la visión que había tenido, no teníamos idea de que podíamos ser mala gente [a los ojos de los demás]. Se nos había considerado personas respetables hasta entonces, pero inmediatamente después empezaron a circular rumores falsos e historias asombrosas” El joven se sentía como los niños a los que se acusa y castiga injustamente: “...yo pensaba en mi corazón: ¿Por qué me persiguen por decir la verdad? En realidad he visto una visión, y ¿quién soy yo para oponerme a Dios?, o ¿por qué piensa el mundo hacerme negar lo que realmente he visto? Porque había visto una visión; yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo...” (José Smith—Historia 1:25). El negar lo habría puesto bajo condenación y no se atrevía a ofender a Dios de esa manera. LA IMPORTANCIA DE LA PRIMERA VISIÓN La Primera Visión fue un acontecimiento esencial para el establecimiento del Reino de Dios en la tierra en los últimos días. A pesar de ser solamente un muchacho iliterato, José Smith aprendió verdades profundas que se convirtieron en el cimiento de la fe de los Santos de los Últimos Días. Joseph F. Smith, sobrino del Profeta y sexto Presidente de la Iglesia, explicó lo siguiente sobre la importancia de la Primera Visión: “El acontecimiento más grande que se ha verificado en el mundo, desde la resurrección del Hijo de Dios del sepulcro y Su ascensión a los cielos, fue la visita del Padre y del Hijo al joven José Smith con objeto de preparar el camino para poner los fundamentos de Su reino —no el reino del hombre— para nunca jamás cesar ni ser derribado.