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Los investigadores sexuales William H. Masters y Virginia E.

Johnson
proporcionaron uno de los primeros modelos de la fisiología de la
respuesta sexual humana. Sus investigaciones culminaron en 1966 con
la publicación de Human Sexual Response (Respuesta sexual humana),
que contenía datos acerca de 382 mujeres y 312 varones observados
durante más de 10 000 ciclos sexuales de excitación y orgasmo.

Las recientes investigaciones biológicas han confirmado muchos de sus


hallazgos.
Masters y Johnson describieron cuatro etapas dentro de la respuesta
sexual, que denominaron excitación, meseta, orgasmo y resolución.

Los dos procesos fisiológicos básicos que ocurren durante estas etapas
son la vasocongestión y la miotonía:
La vasocongestión ocurre cuando una gran cantidad de sangre fluye
hacia los vasos sanguíneos de una región, en este caso los genitales,
como resultado de la dilatación de los vasos sanguíneos de dicha
región.
La miotonía ocurre cuando los músculos se contraen, no sólo en los
geni- tales, sino a través del cuerpo.
LA EXCITACIÓN
La fase de excitación es el inicio de la estimulación erótica.
El proceso básico que sucede durante la excitación es la
vasocongestión.
Esto produce la evidente respuesta de estimulación en el varón: la
erección. Ésta resulta cuando los cuerpos cavernosos y el cuerpo
esponjoso se llenan de sangre.
Por supuesto, las erecciones, por más agradables que sean, se volverían
dolorosas si duraran para siempre, de modo que existe un proceso
inverso, la vasoconstricción, que hace que la erección desaparezca
como, por ejemplo, después de un orgasmo.
Los neurotransmisores adrenalina y noradrenalina están involucrados
Una respuesta importante de las mujeres en la fase de excitación es la
lubricación de la vagina. Aunque esta respuesta podría parecer muy
diferente de la del varón, en realidad ambas son el resultado del mismo
proceso fisiológico: la vasocongestión.

La lubricación vaginal sucede cuando los fluidos se filtran a través de las


membranas semipermeables de las paredes vaginales, produciendo la
lubricación como resultado de la vasocongestión de los tejidos que
rodean a la vagina.
Durante la fase de excitación, el glande del clítoris (la punta) se inflama.
Esto se debe a la tumefacción de sus cuerpos cavernosos y es similar a
la erección del varón.
El clítoris se siente más grande y duro que de costumbre.
La vasocongestión en la mujer se debe a los mismos procesos
fisiológicos subyacentes que operan en el varón. Es decir, se presenta
una relajación del músculo liso que rodea a las arterias que abastecen
al glande y pilares del clítoris y a los bulbos vestibulares, lo que permite
que una gran cantidad de sangre fluya hacia la región.
A causa de la excitación, los pezones presentan erección; esto es el
resultado de las contracciones de las fibras musculosas (miotonía) que
rodean al pezón. Las mamas mismas se hinchan y aumentan un poco
de tamaño en la parte tardía de la fase de excitación (una respuesta de
vasocongestión).
Así, es posible que, de hecho, los pezones no se vean erectos, sino más
bien algo aplanados contra el seno ya que éste se ha hinchado. Muchos
varones también presentan una erección en los pezones durante la fase
de excitación.
En general, en el estado no estimulado, los labios internos están
doblados hacia dentro, cubriendo la entrada a la vagina, y los labios
externos se encuentran cerrados. Durante la excitación, los labios
internos se inflaman y se abren (una respuesta de vasocongestión).
En el estado no excitado, las paredes de la vagina yacen juntas, en
mucho como los lados de un globo desinflado. Durante la fase de
excitación, los dos tercios superiores de la vagina se expanden de
manera espectacular en lo que con frecuencia se denomina una
respuesta de “inflamiento”; es decir, se parece más a un globo inflado.
Esto permite facilitar la entrada del pene. Como parte del inflamiento,
el cuello uterino y el útero se levantan, creando un efecto de “tienda de
campaña” en las paredes vaginales y ensanchando la entrada del cuello
uterino, lo cual probable- mente permite que los espermatozoides
entren al útero con mayor facilidad.
Durante la excitación, es posible que aparezca un “rubor sexual” en la piel
tanto del varón como de la mujer, aunque es más común en esta última. El
rubor sexual se asemeja a una erupción de sarampión; con frecuencia
aparece en la parte superior del abdomen y se propaga hacia el pecho.
También puede aparecer más adelante durante el ciclo de respuesta sexual.

Otros cambios que suceden tanto en el varón como en la mujer incluyen un


aumento en el pulso y en la presión arterial.

En los varones, aparece un engrosamiento de la piel del escroto. El saco


escrotal se tensa y el escroto sube y se acerca al cuerpo. Se acortan los
cordones espermáticos, los cuales acercan a los testículos al cuerpo.
MESETA

Durante la fase de meseta, la vasocongestión alcanza su cima. En los


varones, el pene se encuentra totalmente erecto, aunque pueden
existir variaciones en la firmeza de la erección. El glande se inflama. Los
testículos ascienden todavía más y se acercan al cuerpo de manera más
extrema. Unas cuantas gotas de líquido (en el caso de algunos
hombres, muchas), secretadas por la glándula de Cowper, aparecen en
la punta del pene. Aunque no son parte del eyaculado, pueden
contener espermatozoides activos.
En las mujeres, el cambio más notable durante la fase de meseta es la
formación de la plataforma orgásmica. Esta es un estrechamiento del tercio
exterior de la vagina. De hecho, por lo anterior, la entrada de la vagina se
vuelve más pequeña y puede haber un aumento notable en la sujeción del
pene.

Otro cambio es la elevación del clítoris. En esencia, el clítoris se retrae o


retrocede al interior del cuerpo.

En resumen, los procesos de la fase de meseta son una continuación de los


procesos básicos —vasocongestión y miotonía— de la fase de excitación.
Ambos procesos continúan intensificándose hasta que existe una tensión
suficiente para el orgasmo.
ORGASMO
En el varón, el orgasmo consiste de una serie de contracciones rítmicas de los
órganos pélvicos a intervalos de 0.8 segundos.

De hecho, el orgasmo masculino ocurre en dos etapas.


En la etapa preliminar, los con- ductos, vesículas seminales y próstata se contraen,
for- zando el eyaculado hacia un bulbo que se encuentra en la base de la uretra
Masters y Johnson denominaron inevitabilidad eyaculatoria (“venirse”) a la
sensación que acompaña a esta etapa; es decir, existe la sensación de que la
eyaculación está a punto de suceder y que no hay posibilidad de detenerla. De
hecho, no se puede detener, una vez que el varón ha alcanzado este punto.
En la segunda etapa, el bulbo uretral y el pene mismo se contraen de forma
rítmica, exprimiendo al semen a través de la uretra y haciéndolo salir por la
abertura en la punta del pene.
Tanto en varones como en mujeres, hay aumentos marcados en pulso,
presión arterial y tasas de respiración durante el orgasmo. Se contraen
músculos en todo el cuerpo. Es posible que la cara se contorsione en
una mueca; se pueden contraer los músculos de brazos, piernas,
muslos, espalda y nalgas; además, es posible que los músculos de pies y
manos se contraigan en espasmos carpopedales.
Básicamente, el proceso del orgasmo en las mujeres es similar al de los
varones. Es una serie de contracciones musculares rítmicas de la
plataforma orgásmica.
En general, las contracciones suceden a intervalos de 0.8 segundos;
puede haber tres o cuatro en un orgasmo leve, y tantas como una
docena en un orgasmo muy intenso y prolongado.
El útero también se contrae de forma rítmica. Es posible que también
se contraigan otros músculos, como los que se encuentran alrededor
del ano.
El orgasmo femenino es extraño. Como en el caso del amor, casi nunca se
puede encontrar a alguien que le dé una definición precisa de lo que es. En
lugar de esto, la gente generalmente echa mano de cosas como: “Sabrás lo
que es cuando te pase.”
Es probable que estas evasivas se deban a diversos factores, principal- mente
a que el orgasmo femenino no deja evidencia tangible de su ocurrencia,
como una eyaculación: con excepción de aquellas mujeres que sí eyaculan.
Así también, es frecuente que las mujeres no tengan un orgasmo con la
misma rapidez que los hombres.
De hecho, algunas mujeres, en especial las jóvenes, pueden pensar que están
teniendo un orgasmo cuando no es así; nunca han tenido un orgasmo y, por
lo tanto, confunden la excitación intensa con uno.
Exactamente cómo se siente el orgasmo en la mujer?
Principalmente, es una sensación que se extiende desde el clítoris y
después se difunde en toda la pelvis. También puede haber
sentimientos de caerse o abrirse.
Además, es posible que la mujer sea capaz de percibir la contracción de
los músculos que rodean la entrada vaginal.
La sensación es más intensa que un simple sentimiento de calidez o un
cosquilleo placen- tero.
En general, existen pruebas evidentes del orgasmo masculino: la eyacu-
lación. Pero no existe prueba consistente del orgasmo femenino,
excepto que algunas mujeres sí eyaculan.
La pregunta también refleja el hecho de que los hombres saben que las
mujeres a veces fingen tener un orgasmo.
El fingimiento de los orgasmos es un asunto complejo
RESOLUCION
Después del orgasmo, se encuentra la fase de resolución, durante la
cual la fisiología del cuerpo regresa al estado no excitado.
El orgasmo desencadena una liberación masiva de tensión muscular y
de la sangre que se encuentra en los vasos tumefactos.
Así,́ la resolución representa una reversión de los procesos que se desa-
rrollaron durante las etapas de excitación y meseta.
El primer cambio en la mujer es una reducción en la inflamación de las
mamas. En los 5 a 10 segundos después del final del orgasmo, el clítoris
regresa a su posi- ción normal, aunque toma más tiempo que regrese a
su tamaño habitual. La plataforma orgásmica se relaja y comienza a
reducirse. Disminuye el inflamiento de la vagina y el útero se encoge.
En general, la fase de resolución tarda de 15 a 30 minutos, pero es
posible que tome mucho más tiempo —tanto como una hora— en
mujeres que no han tenido un orgasmo.
MODELOS COGNITIVOS FISIOLÓGICOS
Algunos expertos en sexualidad humana no están de acuerdo con el
modelo de cuatro etapas de Masters y Johnson.
Una crítica importante es que el modelo de Masters y Johnson ignora
los aspectos cognitivos y subjetivos de la respuesta sexual
Modelo trifásico de Kaplan

Con base en su trabajo en terapia sexual, Helen Singer Kaplan (1974; 1979)
propuso un modelo trifásico de la respuesta sexual.
Más que pensar en la respuesta sexual como una serie de etapas sucesivas, la
conceptuó como formada de tres fases o componentes relativamente
independientes: deseo sexual, vasocongestión de los genitales y las con-
tracciones musculares reflejas de la fase del orgasmo.
Nótese que dos de los componentes (vasocongestión y contracciones
musculares) son fisiológicos, mientras que el otro (deseo sexual) es psicológico.
Modelo cognitivo de Walen y Roth

Este modelo cognitivo del ciclo de la respuesta sexual enfatiza la


importancia de la percepción y evaluación que realizamos acerca de los
sucesos sexuales.
Es un testimonio a favor del poder del pensamiento positivo. Como dice
otro dicho, la zona erógena más enorme es el cerebro.
FEROMONAS

Recordemos que las hormonas son bioquímicos fabricados en el interior


del cuerpo y secretados al torrente sanguíneo a fin de que lleguen a los
órganos que afectan.

En contraste, las feromonas son bio-químicos que se secretan hacia el


exterior del cuerpo.
Por medio del sentido del olfato, son un importante medio de
comunicación entre los animales. Con frecuencia, la orina de los
animales contiene feromonas. En realidad, el perro que marca su
territorio está depositando feromonas.
En apariencia, algunas feromonas son importantes para la comunica-
ción sexual e incluso a algunas se les ha llamado atrayentes sexuales.
BASES HORMONALES Y NEURALES
DE LA CONDUCTA SEXUAL
El cerebro, la médula espinal y el sexo
Tanto el cerebro como la médula espinal tienen importantes funciones
de interacción en la respuesta sexual.
Primero, discutiremos los reflejos medulares relativa- mente sencillos
implicados en la respuesta sexual, y después consideraremos los
mecanismos cerebrales más complejos.
Reflejos medulares

Muchos de los componentes importantes de la conducta sexual, incluyendo la


erección y la eyaculación, se encuentran bajo el control de los reflejos
comparativamente sencillos de la médula espinal.

Un reflejo tiene tres componentes básicos: los receptores, que son los órga- nos
de los sentidos que detectan los estímulos y trans- miten el mensaje a la médula
espinal (o cerebro); los transmisores, centros en la médula espinal (o cerebro)
que reciben el mensaje, lo interpretan y mandan un mensaje para producir la
respuesta adecuada; y los efectores, órganos que responden a la estimulación.
Mecanismo de la erección

La erección se produce a partir de un reflejo medular que tiene un mecanismo similar.

La estimulación táctil (acariciar o frotar) del pene (el receptor) o de las regiones
cercanas tales como el escroto o los muslos produce una señal neural que se transmite
a un centro eréctil en la región sacra, o más inferior, de la médula espinal.
Entonces, este centro manda un mensaje a través de la división parasimpática del
sistema nervioso autónomo a los músculos (los efectores) que rodean las paredes de
las arterias del pene. En respuesta al mensaje, los músculos se relajan; entonces las
arterias se expanden, permitiendo que fluya un gran volumen de sangre a su interior, y
la erección se produce.
Mecanismo de la eyaculación

El reflejo de la eyaculación es muy similar al de la erección, excepto que el centro de


eyaculación se encuentra más arriba en la médula espinal, está implicada la división
simpática del sistema nervioso (a diferencia de la división parasimpática en el reflejo de
erección) y la respuesta es muscular, sin ninguna participación de vasos sanguíneos.

En el reflejo de la eyaculación, el pene responde a la estimulación enviando un mensaje


al centro eyaculatorio, que se encuentra en la región lumbar de la médula espinal.
Entonces, se envía un mensaje por medio de los nervios del sistema nervioso simpático
y este mensaje desencadena las contracciones musculares en los órganos internos
implicados en la eyaculación.

Con frecuencia, la eyaculación se puede controlar de manera voluntaria. Este hecho


destaca la importan- cia de la influencia del cerebro sobre el reflejo de eyaculación.
Hormonas y sexo

Las hormonas sexuales son otra fuerza fisiológica importante que


interactúa con el sistema nervioso para influir la respuesta sexual.
Efectos organizadores contra activadores
En general, los endocrinólogos hacen una distinción entre los efectos
organizadores de las hormonas y los efectos activadores de las mismas.

Las hormonas que se encuentran presentes durante el desarrollo prenatal


ejercen una poderosa influencia sobre la anatomía genital, creando los
genitales masculinos o femeninos.
Los efectos hormonales tales como éstos se denominan efectos organi-
zadores ya que ocasionan un cambio relativamente permanente en la
organización de alguna estructura, ya sea dentro del sistema nervioso o en
el sistema reproductivo.
De manera típica, existen periodos críticos durante los cuales pueden
ocurrir estos efectos hormonales.
También se ha sabido durante cierto tiempo que si se castra (se
extirpan los testículos, lo cual elimina la fuente de testosterona) a un
gato o ratón macho adulto dejará de presentar conductas sexuales (y se
volverá menos agresivo).
Si entonces se le dan inyecciones de testosterona al mismo animal,
comenzará a presentar conductas sexuales de nuevo.
Los efectos hormonales como éstos se denominan efectos activadores
ya que activan (o desactivan) ciertas conductas.
Control cerebral de la respuesta sexual

Las respuestas sexuales se encuentran controladas por más que los sencillos
reflejos medulares. Es posible ejercer un control voluntario sobre las respuestas
sexuales del mismo modo que se pueden iniciar tan sólo a partir de fuerzas
psicológicas, tales como la fantasía.
Los factores ambientales, tales como haber aprendido en la infancia que el sexo
es sucio y pecaminoso, también pueden afectar la respuesta sexual propia.
Todos estos fenómenos destacan la influencia crítica del cerebro y su
interacción con los reflejos medulares en la producción de la respuesta sexual

El control cerebral de la respuesta sexual es complejo y hasta el momento sólo


se entiende de manera parcial. Parece que las influencias más importantes
provienen de un conjunto de estructuras denominadas sistema límbico.

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