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LIBROS

PROFÉTICOS
PROFETA

Un profeta es una persona -a veces una comunidad- que habla


de parte de Dios. Conforme lees estos libros recuerda que el
rol de los profetas sigue vivo y que su mensaje es relevante
para nosotros, si sabemos interpretarlo y aplicarlo a nuestra
realidad.

Los profetas eran personas llamadas por Dios para ser sus
portavoces ante el pueblo, sobre todo en tiempo de crisis. Su
mensaje se conoce como profecía u oráculo; usan muchos
símbolos y metáforas, y escriben en variados géneros
literarios entre los que destacan gestas o hazañas, cartas,
oraciones o plegarias, lamentaciones, oráculos, relatos de la
vida y lenguaje apocalíptico.
PROFETA

Los profetas realizaron con valentía su misión y con


frecuencia tenían problemas, pues su mensaje era duro,
sobre todo para los poderosos y los dirigentes del pueblo:

Enfatizan la alianza con Dios, su fidelidad y la


necesidad de guiar su conducta de acuerdo con la Ley.

Denuncian la infidelidad a Dios, que lo ofende a él,


hiere a las personas y destruye al pueblo, advirtiéndoles
el castigo si no se convierten
.
Motivan a la conversión y dan esperanza de una vida
nueva, exhortan a acogerse a la misericordia de Dios y  a
responder a su amor.
PROFETA

Dios fortalece a los profetas para transmitir su cercanía y


protección al pueblo, al tiempo de lo desafía a vivir según su
corazón.

Envió profetas que hablaran directamente a los reyes, pues su


misión es guiar al pueblo según los ideales de Dios para
evitar injusticias, divisiones y depravaciones humanas.
PROFETA

Los pecados que denunciaron los profetas con más intensidad


pertenecen a los cuatro sistemas de funcionamiento social.

Estos pecados son la idolatría, los falsos profetas y el culto


hipócrita vacío de buenas obras (sistema religioso); las
injusticias sociales de los gobernantes que oprimen a su
pueblo sin compasión, en lugar de cuidar de él según el
corazón de Dios (sistema político); la explotación y trampas
de los ricos y comerciantes que reducían a la gente sencilla a
la pobreza y miseria (sistema económico); las injusticias de
jueces y tribunales que se dejaban comprar por los poderosos
e imponían castigos desproporcionados a los pobres (sistema
judicial).
PROFETA

Los anuncios de esperanza dados por los profetas están


íntimamente ligados con la comprensión de Dios, al tiempo
que revelan su amor incondicional; su perdón para quien se
arrepiente y enmienda; su promesa de un rey (el Mesías), que
gobernaría con sabiduría y crearía paz, justicia y unidad.
También transmiten la revelación paulatina de Dios, quien a
través de ellos, comunica que ama a todas las naciones y que
la salvación es para todos.
PROFETA

Es importante reconocer que Dios sigue mandando profetas a


lo largo de la historia para recordarnos su amor y llamarnos a
conversión. De hecho, todos los cristianos estamos llamados
desde nuestro bautismo a ser sacerdotes, profetas y pastores.

Cumplimos nuestra misión de profetas cuando anunciamos a


Jesús e invitamos a las personas a seguirlo fielmente y
responder al amor de Dios. ¡Qué maravilloso y
comprometedor es el llamado a ser profetas de esperanza
entre los jóvenes de hoy!
LIBROS PROFÉTICOS

Los libros proféticos son una división de


la Biblia cristiana que agrupa 18 libros del Antiguo
Testamento.

Los libros proféticos se denominan así porque


tradicionalmente se atribuyen a los profetas.​ Los autores
que los escribieron estuvieron activos entre el 750 a. C. y el
450 a. C.​

Los primeros seis de los libros se conocen como


los profetas mayores, mientras que los últimos 12 se
conocen como los profetas menores. Estos nombres no
implican que los profetas mayores sean más importantes
que los profetas menores, pero se refieren a que los libros
proféticos mayores son mucho más largos que los menores.
PROFETA MAYORES
ISAIAS

Contemporáneo de Amós y Oseas, pero en el Reino del Sur


(Judá), fue Isaías, uno de los grandes profetas, cuyos oráculos
dirigidos a su Reino eran similares y tenían la misma
finalidad que los que aquellos dirigieron al reino del Norte.
Isaías (Is 1-39) es el anunciador del tiempo mesiánico, unos
tiempos ideales futuros que eran como un retorno a la época
del paraíso. Los cristianos, más tarde, verán cumplidos dichos
oráculos en la persona de Jesús.
PROFETA MAYORES
ISAIAS

En el mismo libro de Isaías se encuentran oráculos de otros


dos profetas cuyos nombres desconocemos: uno en los
capítulos 40-55 a cuyo autor se le ha dado el nombre de
Segundo Isaías. Se supone que vivió en el exilio de Babilonia
en la segunda mitad del s. VI aC y su misión fue dar ánimos a
los desterrados y alentar su esperanza de un pronto retorno a
Judá. Por eso se le conoce como el "profeta de la
consolación". Entre sus oráculos se encuentra el celebre
poema del "Siervo de Yahveh", que los cristianos hemos
identificado con Cristo.
PROFETA MAYORES
ISAIAS

El otro profeta, al que se le ha dado el nombre de Tercer


Isaías y se supone que vivió en Jerusalén después del retorno
de los exiliados, por tanto al final del s. VI aC., tiene sus
oráculos en los capítulos 56-66 del mismo libro de Isaías. Su
misión fue despertar las esperanzas del pueblo ante las
dificultades existentes y la frustración que se apoderó de
muchos, al no ver plasmados los tiempos ideales que les
habían anunciado.
JEREMÍAS

También del reino del Sur, posteriores a Isaías, son Jeremías


y Ezequiel. Jeremías, natural de una población próxima a
Jerusalén, a finales de la monarquía y del siglo VII aC., tuvo
la difícil misión de condenar los pecados de los dirigentes
políticos y religiosos y de favorecer un entendimiento con los
babilonios, la potencia política y militar de aquel tiempo.
Combate la idolatría instaurada por el rey Manasés. 
JEREMÍAS

Con su enseñanza contribuyó a propiciar el clima del que


nació la reforma religiosa del rey Josías. Cuando los
Babilonios conquistaron Jerusalén (586 aC.) pudo
permanecer en la ciudad con los que allí se quedaron, pero
desde Judá ayudó a mantener el ánimo de los exiliados. Por
sus oráculos fue considerado traidor, perseguido e incluso
condenado a muerte y posteriormente salvado. Aunque llegó
a sentir la desesperación pudo más la fuerza de la Palabra de
Dios. 
LAMENTACIONES

Según la tradición, Jeremías sería el autor de este libro que se


compone de cuatro elegías, mezcladas con plegarias a
Yahveh y confesión de los pecados, y una oración
comunitaria por Jerusalén tras su destrucción por los
babilonios.

Los lamentos fueron escritos por un testigo ocular que


expresa su sentimiento personal así como la reflexión que le
lleva a dar a los hechos un sentido teológico: La destrucción
de Judá es consecuencia de la ira de Yave a causa de los
pecados del pueblo, siendo los principales responsables los
sacerdotes y los profetas cultuales. Indica, como medios para
superar la crisis de fe, la oración y el arrepentimiento.
BARUC

Baruc fue secretario y compañero de Jeremías, aunque el


libro que lleva su nombre no le pertenece. Su composición se
debe a varios autores y no es anterior al año 300 aC. El autor
se sirve de la historia del Exilio para señalar a la diáspora
helenista el camino de la salvación y darle confianza en ella.
EZEQUIEL

Procedía de una familia sacerdotal y fue deportado en el año


597 aC. (primera deportación). En Babilonia recibió su
vocación profética. Igual que Jeremías en Jerusalén, Ezequiel
ejerció un gran influjo entre los deportados. La acción de
estos dos grandes profetas fue determinante en la renovación
espiritual del pueblo.

A Ezequiel se le ha llamado padre del judaísmo. Cambió la


concepción de Yahveh como Dios de un territorio
anunciando la presencia divina allí donde están los creyentes.
Asimismo enseña que la responsabilidad personal, el valor de
la conducta humana y la conversión del corazón por la fuerza
del espíritu de Dios es lo que hace irrevocable la Alianza.
DANIEL

Entre los libros proféticos se encuentra en


muchas Biblias, después del libro de Ezequiel,
el de Daniel como uno de los profetas mayores;
pero ni en la Biblia hebrea, ni en las modernas
versiones (cfr. Cantera-Iglesias) se halla en el
apartado de los profetas sino entre los Escritos
(3ª parte de la Biblia). Es un libro difícil, en
gran parte apocalíptico, que surge, como otros
muchos -Tobías, Judit, Ester- en el tiempo de la
persecución de Antioco IV Epífanes (reino
helenista de Siria) que quiso imponer a los
judíos no sólo la cultura helenista sino la
religión.
DANIEL

Describen una situación semejante de dominio


extranjero y persecución para animar a
permanecer fieles a Yahveh y a su religión,
como los protagonistas de dichos libros.

El libro de Daniel tiene dos partes. La primera es


la historia de Daniel y sus compañeros, la
segunda, las visiones de Nabucodonosor y su
interpretación. El mensaje de ambas es que Dios
triunfa y los poderes del mal serán derrotados,
por eso quienes permanecen fieles también
alcanzarán el triunfo.
PROFETA MENORES
OSEAS

Contiene una serie de Oráculos pronunciados en


ocasiones diferentes que fueron agrupados por los
discípulos del profeta. Amonesta a un pueblo que
había adquirido prosperidad económica y a causa de
ella cayó en la relajación religiosa y moral. Denuncia
las injusticias sociales y las guerras fraticidas que
vive el pueblo. Anuncia la restauración basada en la
fuerza liberadora de Dios.
JOEL

Parece que Joel fue un profeta cultual asociado


al templo y su mensaje es escatológico. Habla
del “Día de Yahveh” como día de salvación para
Israel. Es un libro postexílico tardío.
AMÓS

Procedente de la parte oriental del desierto de


Judea, deja su ganado y hacienda para cumplir
su misión profética en el Reino del Norte, donde
denuncia los males sociales que existen en el
reinado de Jeroboam II, tiempo de prosperidad
de la que sólo disfrutan unos pocos. Combate la
idea de que la “elección” garantizaba para Israel
la protección de Yahveh así como la actitud de
sustituir las exigencias de la Alianza por el culto.
Anunció la ruina de Israel si no hacía penitencia,
lo que sucedió poco después cuando el Reino fue
arrasado por los Asirios.
ABDÍAS

Es el libro más corto del Antiguo Testamento.


Va dirigido contra Edom que quedó como
prototipo de pueblo opresor de Israel. Se
compone de cinco dichos que contienen una
promesa para Israel. Es probable que Abdías
fuera uno de los profetas cultuales que quedaron
en Palestina después de la deportación a
Babilonia. Habla, como Joel, del “Día de
Yahveh” como día de juicio contra las naciones
que oprimen a Israel.
JONÁS

El libro de Jonás no es un libro profético, aunque


tanto la tradición judía como la cristiana le
colocan entre los profetas. Fue escrito por un
autor piadoso con miras más universalistas que
sus contemporáneos para hacer ver que Yahveh
es también Dios de los demás pueblos, incluso
de los Asirios, pueblo prototipo de los
perseguidores de Israel. Describe a un profeta
rebelde que quiere escapar de la misión que se le
propone y se enoja porque, en vez de cumplir su
amenaza, Dios se apiada de aquel pueblo que
hizo penitencia. Parece que fue escrito hacia el
siglo IV aC.
MIQUEAS

Procede de una aldea campesina próxima a


Jerusalén y parece que su actividad comenzó
antes de la destrucción del Reino del Norte. En
este libro, que sigue un esquema escatológico,
junto con partes del mismo profeta hay otras que
se añadieron posteriormente. Denuncia la
opresión de los pobres en beneficio de los ricos y
desprecia a los profetas cultuales que hablan
para complacer a los poderosos. Presenta al
Mesías como Rey pacífico que saldrá de la
pequeña Belén.
NAHUM

Este libro se abre con un salmo alfabético que


sirve de introducción a los oráculos del profeta.
responde al tipo de profecía optimista de fuerte
nacionalismo dominada por el elemento cultual.
HABACUC

Es un profeta profesional, posiblemente asociado


al Templo de Jerusalén, que dirige su oráculo
contra las naciones. Es también un profeta
nacionalista. Reconoce que Israel ha pecado pero
se pregunta por qué Yahveh lo castiga por medio
de un pueblo aún más pecador. Mantiene su fe
en un Dios que viene en ayuda de los
injustamente tratados y posee poder para
gobernar la historia sirviéndose de las naciones
como instrumento de su voluntad.
SOFONÍAS

Desarrolla su misión en tiempo del rey Josías.


Parece que los dichos de Sofonías circularon
primero sueltos y se añadieron después otros. El
“Día de Yahveh” es concepto clave de este libro,
pero aquí es también día de juicio y castigo para
Judá, no sólo para las naciones. Pero si el pueblo
se vuelve a Yahveh, un “resto”, los pobres y
humildes que sólo confían en Dios, escapará de
la catástrofe y vivirá en paz sobre el monte Sión.

A partir de él se configura una nueva literatura


de los pobres de Yave.
AGEO

Profeta postexílico, posiblemente cultual de


Jerusalén, que habría vuelto con los desterrados
que retornaron. Hace una llamada para
reconstruir el Templo frente a la apatía general.
En este libro se encuentra por primera vez la
esperanza mesiánica aplicada a una persona
concreta (Zorobabel, gobernador de Judea), que
luego se trasladaría a un descendiente de la
dinastía de David.
ZACARIAS

Parece que Zacarías era de ascendencia sacerdotal y


que regresó del exilio junto con Zorobabel. Se
preocupa de la reconstrucción del Templo, símbolo de
la presencia de Dios, pero sobre todo se orienta hacia la
época escatológica y contribuye a la purificación de la
religión de Israel.

En la primera parte del libro abundan las visiones cuyo


mensaje se basa en tradiciones proféticas anteriores,
con especial acento en el aspecto ético y la pureza de la
religión. Anuncia la época escatológica y la renovación
previa de la nación. La segunda y tercera parte del libro
son bastante diferentes y pudieran ser de otros autores
y de épocas posteriores.
MALAQUIAS

Probablemente fue en principio una parte añadida a


Zacarías que luego se independizó para completar el
número de 12 profetas. Malaquías no es un nombre
propio, significa “mi heraldo”. Se dirige a una
comunidad que no ha visto cumplidas las expectativas
mesiánicas de los profetas anteriores como Ageo y
Zacarías, y esa decepción le lleva a la indiferencia y a
descuidar el culto. Habla de la llegada del “Día de
Yahveh” como ineludible aunque indeterminada, y
como día de juicio para Israel. Acentúa el
universalismo de la religión de Israel.

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