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CONTENIDO
1. PALABRAS DE INTRODUCCIÓN
2. LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA (1)
3. LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA (2)
4. LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA (3)
5. LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA (4)
6. LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA (5)
7. LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA (6)
8. EL CONSEJO DADO A ISRAEL DE QUE SE VUELVA DE LA VANIDAD
DE SU RELIGIÓN RITUALISTA A LA REALIDAD DE UNA VIDA PIA-
DOSA Y EL DESEO MANIFESTADO POR JEHOVÁ DE RESTAURAR A
ISRAEL
9. LAS PROFECÍAS DE ALIENTO (1)
10. LAS PROFECÍAS DE ALIENTO (2)
11. LAS PROFECÍAS DE ALIENTO (3)
12. LAS PROFECÍAS DE ALIENTO (4)
13. LAS PROFECÍAS DE ALIENTO (5)
14. LAS PROFECÍAS DE ALIENTO (6)
15. UNA PALABRA EN CUANTO AL ESPÍRITU HUMANO Y AL CRISTO RE-
VELADO EN ZACARÍAS
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE UNO
PALABRAS DE INTRODUCCIÓN
Lectura bíblica: Zac. 1:1-6
Con este mensaje damos inicio al estudio-vida de Zacarías.
I. EL ESTATUS DE ZACARÍAS
A. Nieto de Iddo e hijo de Berequías
Zacarías era el nieto de Iddo y el hijo de Berequías (Zac. 1:1). En hebreo, el nombre
Iddo significa “en un tiempo señalado”; el nombre Berequías significa “Jehová ben-
dice”; y el nombre Zacarías significa “Jehová recuerda”. Por tanto, el significado colec-
tivo de los tres nombres es que en un tiempo señalado, Jehová bendecirá y Jehová re-
cordará.
V. EL PENSAMIENTO CENTRAL
DE LA PROFECÍA DE ZACARÍAS
El pensamiento central de la profecía de Zacarías es que Jehová recuerda a Su pueblo
que sufre disciplina y siente conmiseración por ellos en medio de sus padecimientos
debido a los excesos cometidos por las naciones al castigar a Israel según fuera dis-
puesto por Jehová. Fue por causa de los sufrimientos padecidos por Israel al recibir el
castigo de Dios que Él envió a Cristo, Su Ángel, para que estuviese con ellos y pasase
junto con ellos por el cautiverio, quien efectuó una redención maravillosa para salvar-
los. Entretanto, Jehová hizo surgir “artífices” que tomaron medidas con respecto a las
naciones que habían cometido excesos contra Israel. Además, mediante Zacarías —un
profeta de la restauración— Dios impartió palabras afectuosas de consuelo y promesa
diciéndoles que Él habría de llevar al Israel dispersado de regreso a su propio país con
la esperanza de un tiempo de restauración y prosperidad.
A. La economía de Dios
para con Su pueblo escogido
1. En Isaías
En lo referente a la economía de Dios para con Su pueblo escogido, Isaías revela que
todas las naciones son para el beneficio del pueblo escogido de Dios, ya sea en un sen-
tido positivo o negativo. Lo que a Dios le interesa verdaderamente es Israel, y Dios hace
uso de todas las naciones para el beneficio de Israel, ya sea en un sentido positivo o
negativo. Por ejemplo, Babilonia bajo el mando de Nabucodonosor fue usada por Dios
de forma negativa, mientras que Medo-Persia bajo el mando de Ciro fue usada por Dios
de forma positiva. Dios escogió a Ciro y se complació en él. Dios consideró a Ciro como
el pastor de Su pueblo en cautiverio.
2. En Daniel
En Daniel vemos que Dios, en Su soberanía, dispuso que todas las naciones estuviesen
bajo Su gobierno celestial a fin de que Israel fuese el testigo y testimonio de Dios en la
tierra. Satanás usó a Nabucodonosor con el propósito de destruir a Judá y llevar a todos
los judíos cautivos a Babilonia. Satanás tenía la intención de destruir por completo el
testimonio de Dios en la tierra junto con todos Sus testigos. Sin embargo, Satanás no
se percató de que entre los cautivos, Dios tenía cuatro jóvenes vencedores. No importa
lo que Satanás hiciese, estos vencedores supieron oponerse a ello y anularlo. Estos jó-
venes obtuvieron la victoria sobre la dieta demoníaca, sobre la obra cegadora diabólica
y sobre la seducción de la idolatría. Todas las estratagemas de Satanás redundaron
simplemente en que el testimonio de Dios fuese fortalecido y ensalzado por medio de
estos jóvenes vencedores. Al final, la autoridad para gobernar la tierra de Babilonia fue
puesta en manos de Daniel y de sus tres compañeros.
3. En Zacarías
En Zacarías, vemos que todos los tratos de las naciones con Israel tienen como fin que
Israel en su ignorancia experimente a Cristo. El cuidado de Dios por Israel se mani-
fiesta en el trato que Él aplica a todas las naciones.
B. Cristo para el pueblo bajo el cuidado de Dios
1. En Isaías
El libro de Isaías revela muchos ítems de Cristo, principalmente respecto al ser de
Cristo, es decir, lo que Cristo es. En lo referente a Cristo para el pueblo bajo el cuidado
de Dios, vemos en Isaías que Cristo viene como Aquel todo-inclusivo que es capaz de
satisfacer las necesidades del Israel bajo disciplina y de las naciones bajo juicio. Dios
manifiesta gran misericordia al tomar las medidas requeridas para traer a Cristo no
sólo a Israel, sino también a las naciones. Así pues, Cristo es el Salvador no sólo de
Israel, sino también de todas las naciones.
2. En Daniel
El libro de Daniel revela que Cristo es Aquel excelente, quien vino para ser crucificado
con el fin de producir la nueva creación que le complemente como Su novia, y quien
regresará con Su novia para darle fin al gobierno humano y reemplazarlo con el reino
eterno de Dios. En Daniel vemos que Cristo en Su crucifixión es el hito que divide la
vieja creación de la nueva creación de Dios. Al aparecérsele al profeta, Él era Aquel
excelente y precioso que habría de ser apreciado y anhelado por el pueblo de Dios. Al
aparecérsele a los poderes humanos de la tierra, Él dará fin al gobierno humano y lle-
gará a ser el reino divino que abarcará toda la tierra por la eternidad.
3. En Zacarías
En Zacarías vemos que Cristo, Aquel que es enviado procedente de Dios, acompaña al
pueblo sufriente de Dios para ser el Redentor de ellos. También vemos que en Su hu-
millación, Él participa en los sufrimientos de Israel a fin de ser Su Salvador tierno y
conmiserativo.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE DOS
LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA
(1)
Lectura bíblica: Zac. 1:7-21
En este mensaje consideraremos las dos visiones de consuelo y aliento halladas en 1:7-21. Am-
bas visiones constituyen un gran consuelo con gratas promesas llenas de expectativa para el
sufriente Israel.
I. LA VISIÓN DE UN VARÓN
QUE ES EL ÁNGEL DE JEHOVÁ,
EL CUAL CABALGA SOBRE UN CABALLO BERMEJO
Y ESTÁ DE PIE EN MEDIO DE LOS MIRTOS
QUE HABÍA EN LA HONDONADA
A. Un varón
El versículo 8a dice: “Vi durante la noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo
bermejo”. Este varón es Cristo en Su humanidad. Según Daniel, este varón era excelente; y
según Zacarías, Él era muy conmiserativo.
B. El Ángel de Jehová
Este varón es el Ángel de Jehová (v. 11a). El Ángel de Jehová es el propio Jehová como Dios
Triuno (Éx. 3:2a, 4-6, 13-15). El Ángel de Jehová también es Cristo, quien es la corporificación
del Dios Triuno (Col. 2:9) y el Enviado de Dios (Jn. 5:36-38; 6:38-39). Además, el Ángel de
Jehová es el Ángel de Dios, quien acompañó y protegió a Israel en su camino al salir de Egipto
hacia la tierra prometida (Éx. 23:20; 32:34; Jue. 6:19-24; Is. 63:9).
D. Los mirtos
El versículo 8b dice: “Él estaba de pie entre los mirtos que había en la hondonada”. Estos mirtos
representan al pueblo humillado de Israel, que se encuentra en cautiverio.
Esta visión de los caballos retrata la situación en que se encontraba Israel durante su cautiverio.
A los ojos de Dios, Cristo el Redentor estaba con ellos llevando la delantera, y ellos, el pueblo
redimido por Dios, le seguían. Debido a que ellos eran el pueblo redimido por Dios, a primera
vista son vistos como si fueran caballos bermejos; pero debido a su impureza, ellos son repre-
sentados también por caballos castaño rojizos. Es necesario que ellos tengan contacto con Dios
y sean disciplinados por Él a fin de ganar a Dios mismo y ser justificados por Él, de modo que
lleguen a ser el pueblo representado por los caballos blancos. Una vez que ellos se hayan arre-
pentido, serán rápidamente aceptados por Dios y justificados por Él.
G. Los caballos de color bermejo,
castaño rojizo y blanco fueron enviados
por Jehová a recorrer la tierra
“Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te
mostraré qué son éstos. Y aquel varón que estaba de pie entre los mirtos respondió y
dijo: Éstos son los que Jehová envió a recorrer la tierra. Y respondieron al Ángel de
Jehová, que estaba de pie entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he
aquí que toda la tierra está reposada y tranquila” (vs. 9-11). Aquí vemos que los caballos
de color bermejo, castaño rojizo y blanco, los cuales representan a los israelitas que
serían redimidos y llevados de regreso a Dios a fin de ser justificados y aceptados por
Él, fueron enviados por Jehová a recorrer toda la tierra; y ellos le respondieron al Ángel
de Jehová, quien estaba de pie entre los mirtos, que habían recorrido la tierra y habían
visto que toda la tierra estaba reposada y quieta.
Estos versículos revelan que además de Cristo, quien había sido enviado como Reden-
tor para cuidar de Israel en su cautiverio, otros también fueron enviados por Dios a
recorrer toda la tierra para observar la situación en que se encontraban las naciones.
Según es indicado por el movimiento de los caballos, el pueblo de Dios que había sido
hecho cautivo estaba turbado y carecía de paz, reposo y del disfrute de la vida. Las na-
ciones, por el contrario, estaban reposadas y tranquilas. Esto indica que, a los ojos de
Dios, todas las naciones alrededor de Israel en aquel tiempo estaban reposadas y dis-
frutando de su vida en paz y quietud, mientras que los elegidos de Dios padecían sufri-
mientos.
H. El Ángel de Jehová
intercede por Israel
En el versículo 12 vemos que el Ángel de Jehová intercede por Israel: “Luego respondió
el Ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás com-
pasión de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales has estado indignado
todos estos setenta años?”.
I. Jehová responde
al Ángel que habló con Zacarías
En los versículos del 13 al 17 consta la respuesta de Jehová a la intercesión de Cristo en
pro de Israel. Jehová respondió con buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel
que le hablaba a Zacarías, y el ángel le dijo: “Clama diciendo: Así dice Jehová de los
ejércitos: Estoy celoso en gran manera por Jerusalén y por Sion” (v. 14). Debido a que
las naciones estaban reposadas mientras Jerusalén estaba turbada, Jehová sintió gran
celo por Jerusalén. Él estaba muy enojado con las naciones, las cuales estaban cómo-
das, reposadas y tranquilas (v. 15a); Él se había enojado apenas un poco con Israel,
pero las naciones cometieron excesos contra Israel (v. 15b).
El versículo 16 continúa diciendo: “Por tanto, así dice Jehová: Me vuelvo a Jerusalén
con compasiones; en ella será edificada Mi casa, declara Jehová de los ejércitos, y la
cuerda de medir será extendida sobre Jerusalén”. Medir algo equivale a tomar posesión
de ello. El hecho de que Jehová hiciera que la cuerda de medir fuese extendida sobre
Jerusalén significa que Él poseería dicha ciudad. Dios había abandonado a Jerusalén
por setenta años. Ahora, Él regresaba para volver a poseer la ciudad; por tanto, Él envió
a alguien para que la midiera. En el versículo 17, Jehová prosigue diciendo: “Una vez
más rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y de nuevo consolará Jehová
a Sion y escogerá una vez más a Jerusalén”. Ésta fue la respuesta de Dios a la oración
hecha por Cristo en pro de Israel.
Cada uno de los primeros tres reinos —Babilonia, Medo-Persia y Grecia— fue conquis-
tado con gran destreza por el reino que les sucedió. Babilonia fue derrotada en una sola
noche cuando Darío, el medo, derrotó a Belsasar. ¡Cuán diestro fue Darío! Luego, como
se revela en Daniel 8, un macho cabrío procedente de Macedonia (el Imperio griego
bajo el mando de Alejandro Magno) vino a pisotear al carnero procedente de Persia.
La historia nos cuenta que Alejandro Magno fue muy diestro. Él fue uno de los artífices
que lidió con los cuatros cuernos. Más tarde, el Imperio romano vino para lidiar con
Grecia. Estos cuatro imperios constituyen los factores centrales de la historia humana.
Finalmente, el Imperio romano restaurado será desmenuzado por el máximo Artífice,
Cristo.
Estos cuatro imperios devastaron a Israel y lo destruyeron. Pero todos ellos han sido
destruidos, o serán destruidos —como en el caso del Imperio romano restaurado—, por
los cuatro artífices levantados por Dios. Ésta es una palabra de promesa que dio con-
suelo y aliento a Israel.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE TRES
LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA
(2)
Lectura bíblica: Zac. 2
En este mensaje abarcaremos el capítulo 2 de Zacarías, un capítulo muy misterioso.
A. Un varón
Este varón es Cristo en Su humanidad como Ángel de Jehová, Aquel que habla con
Zacarías (vs. 1a, 2-3a; cfr. Ez. 40:3; Zac. 1:9-11).
B. La cuerda de medir
La cuerda de medir (2:1b) representa la acción de medir a fin de poseer. Por ejemplo,
antes de comprar un terreno o tela, primero medimos su longitud y su anchura. Des-
pués de haber medido el terreno o la tela, tomamos posesión de ello.
Mientras que el templo es señal de la casa de Dios, la ciudad de Jerusalén es señal del
reino de Dios para Su administración. La ciudad de Jerusalén fue medida y se halló
que era sin límites (v. 4). Esto indica que el reino de Dios es del tamaño de Dios mismo.
Por consiguiente, esta medición revela dos asuntos importantes: que el reino de Dios
es ilimitado y que Dios mismo es el tamaño de Su reino.
La primera mitad del versículo 8 dice: “Porque así dice Jehová de los ejércitos: Tras la
gloria Él me ha enviado”. ¿A quién se refieren Él y me? Él se refiere a Dios, Jehová de
los ejércitos, y me también se refiere a Jehová de los ejércitos. Jehová de los ejércitos
envió a Jehová de los ejércitos. Esto significa que Jehová de los ejércitos es tanto Aquel
que envió como Aquel que fue enviado.
El Padre, el Hijo y el Espíritu no son tres Dioses separados, sino tres “hipóstasis [...]
del mismo y único Dios indiviso e indivisible” (Philip Schaff). La palabra griega hypós-
tasis, que es la forma singular de esta palabra, se compone de dos palabras grie-
gas: hupo, que significa debajo o subyacente, y stasis, que significa soporte sustancial.
Por tanto, hipóstasis se refiere a un soporte por debajo, un soporte subyacente, es decir,
un apoyo que está por debajo, una sustancia que sostiene. El Padre, el Hijo y el Espíritu
son las hipóstasis, las sustancias de sostén, que componen la única Deidad.
En Zacarías 2:8 vemos que uno de los tres de la Deidad envió a otro de los tres. Él se
refiere a Aquel que envía, y me se refiere a Aquel que es enviado. Ciertamente, Él alude
al Padre, y me, al Hijo. Tras la gloria, el Dios Triuno decidió realizar algo maravilloso.
Se tomó la decisión de que el Padre enviaría al Hijo. Esto corresponde con lo que se
revela en Juan 5 y 6: “El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió” (5:23).
“No busco Mi propia voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió” (v. 30). “Las
obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que Yo hago, dan
testimonio de Mí, que el Padre me ha enviado” (v. 36b). “El Padre que me envió ha
dado testimonio de Mí” (v. 37a). “He descendido del cielo, no para hacer Mi propia
voluntad, sino la voluntad del que me envió” (6:38). “Ninguno puede venir a Mí, si el
Padre que me envió no le atrae” (v. 44a). “Me envió el Padre viviente” (v. 57a). Zacarías
2, al igual que Juan 5 y 6, todos afirman que el Padre envió al Hijo. Tanto el Padre como
el Hijo son Jehová.
Cristo, como Aquel enviado por Jehová de los ejércitos y Aquel que envió, Jehová de
los ejércitos, se opondrá a las naciones que despojen al pueblo de Sion y que toquen la
niña de Su ojo. El ojo humano es extremadamente sensible y reacciona de inmediato a
todo aquello que lo toque. La expresión Su ojo se refiere al ojo del Padre. El pueblo de
Dios es objeto de Su tierno amor, y el que los toca, toca la niña de Su ojo. Éstas fueron
palabras que traían alivio, aliento y consuelo a Zorobabel, Josué y a todos los que ha-
bían retornado.
Zacarías 2:9 prosigue diciendo: “Porque ahora agito Mi mano sobre ellos, y serán des-
pojo para sus siervos; y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió”. Aquí vemos nue-
vamente que Jehová de los ejércitos envió a Jehová de los ejércitos.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE CUATRO
LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA
(3)
Lectura bíblica: Zac. 3
En este mensaje consideraremos la visión de consuelo y promesa presentada en Zacarías 3. Esta
visión tiene como fin fortalecer y asegurar a los cautivos que retornaron respecto a la reedifica-
ción del templo de Dios en medio de su aflicción.
IV. LA VISIÓN DEL SUMO SACERDOTE JOSUÉ
—QUIEN FUE PERFECCIONADO, ESTABLECIDO
Y FORTALECIDO POR EL ÁNGEL DE JEHOVÁ—
JUNTO CON ZOROBABEL, EL GOBERNADOR DE JUDÁ
En los primeros cuatro capítulos de Zacarías, el Ángel de Jehová se encarga de cinco visiones.
Esto implica que Cristo, Aquel que es enviado por Dios, siempre acompaña al pueblo de Dios
para cuidarlos. En el capítulo 3 se nos presenta la visión de que Josué, el sumo sacerdote, fue
perfeccionado, establecido y fortalecido por el Ángel de Jehová junto con Zorobabel, el gober-
nador de Judá. Josué, un líder muy importante entre el pueblo de Dios, estaba bajo el cuidado
del Ángel de Jehová. La manera en que el Ángel de Jehová cuidó de Josué consistió en medirlo.
Así que, la medición efectuada en el capítulo 2 prosigue en el capítulo 3. Cristo vino a medir a
Josué y así cuidó de él.
El Ángel de Jehová conocía bien todo aquello que tenía que ver con Josué y no le con-
cedió a Satanás ninguna oportunidad para acusarle. En una situación así, Josué pro-
bablemente no tenía paz. Satanás estaba a su lado, llevaba puestas las vestiduras as-
querosas y el Ángel de Jehová estaba delante de él. No obstante, la perfección de Cristo,
el Ángel de Jehová, fue extendida a Josué al quitar de él las vestiduras asquerosas y
lograr así que fuese quitada su iniquidad.
En Su encargo a Josué, Cristo como Ángel de Jehová dijo: “Así dice Jehová de los ejér-
citos: Si andas en Mis caminos y si cumples lo que te encargué, entonces juzgarás Mi
casa y guardarás Mis atrios, y te concederé que andes entre éstos que están aquí”. Res-
pecto a dicho encargo, quisiera señalar que en la administración de Dios había tres
cargos: los sacerdotes, los reyes y los profetas. La responsabilidad del sumo sacerdote
consistía en conocer cabalmente todos los asuntos referentes al pueblo de Dios y, luego,
presentar estos asuntos a Dios y esperar en Dios hasta recibir iluminación de parte de
Dios y una respuesta clara. Dicha iluminación y respuesta eran dadas a conocer me-
diante el Urim y el Tumim. Por tanto, una vez que el sumo sacerdote recibía la decisión
e instrucción de Dios con respecto a determinada situación, él comunicaba dicha deci-
sión e instrucción al rey, quien tenía la responsabilidad en la administración de Dios
de llevarlo a cabo. Podríamos comparar el deber del sacerdote con las responsabilida-
des de la rama legislativa del gobierno, y el deber del rey con las responsabilidades del
presidente en la rama ejecutiva. Así como el presidente tiene la responsabilidad de que
las leyes aprobadas por la legislatura sean cumplidas, también los reyes en Israel tenían
la responsabilidad de llevar a cabo las instrucciones que el sumo sacerdote recibía de
Dios. Sin embargo, a veces tanto los sacerdotes como los reyes eran débiles e ineptos;
en tales circunstancias, Dios hacía surgir profetas que hablaran por Él. Aquí en Zaca-
rías vemos que Josué, el sumo sacerdote, y Zorobabel, el rey, eran débiles y estaban
desanimados. Por tanto, Dios usó a Zacarías, el profeta, para que hablara por Él y for-
taleciera y animara a Josué y a Zorobabel. La visión del capítulo 3 está relacionada con
la decisión que Dios tomó en cuanto a Josué. Como veremos, la visión en el capítulo 4
está relacionada con Zorobabel y con su responsabilidad de llevar a cabo lo que Dios
había decidido en cuanto a continuar y finalizar la reedificación del templo.
e. Fortalece a Josué
con Zorobabel, el gobernador de Judá
En los versículos del 8 al 10, Cristo como Ángel de Jehová fortaleció a Josué con Zoro-
babel, el gobernador de Judá (Hag. 1:1, 14).
1) Tipifica a Cristo
El versículo 8 dice: “Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que
se sientan delante de ti –pues son varones con valor simbólico–, porque voy a traer a
Mi siervo, el renuevo”. Esto se refiere a Zorobabel, quien tipifica a Cristo como Siervo
de Jehová, el Renuevo de David, en Su humanidad y fidelidad real (Zac. 6:12).
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE CINCO
LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA
(4)
Lectura bíblica: Zac. 4
En este mensaje consideraremos la visión de consuelo y promesa presentada en el capítulo 4 de
Zacarías.
En la vida de iglesia actual tenemos necesidad tanto del sacerdocio como del reinado. Mediante
el ejercicio del sacerdocio, somos introducidos en la presencia de Dios. Mediante el ejercicio
del reinado por parte de aquellos más avanzados y experimentados, la iglesia es guardada de la
anarquía y mantenida en buen orden. Para practicar la vida de iglesia, nosotros, como pueblo
de Dios con Su administración, requerimos ejercer tanto el sacerdocio como el reinado.
Una función que ejerce el sacerdocio consiste en enseñarnos cómo adorar a Dios y cómo recor-
dar apropiadamente al Señor en Su mesa. No debiéramos adorar a Dios ni recordar al Señor
conforme a nuestro concepto natural. En Juan 4:24 el Señor Jesús dice: “Dios es Espíritu, y los
que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren”. Este capítulo también nos
muestra que la adoración que Dios desea es que le bebamos como agua viva. Cuanto más be-
bemos a Dios como nuestra agua viva, más le adoramos. Bebemos a Dios no al ejercitar nuestra
mente, sino al ejercitar nuestro espíritu. En lo referente a recordar al Señor en Su mesa, también
necesitamos recibir la instrucción del sacerdocio. Es crucial que comprendamos que la manera
de recordar al Señor no consiste en ejercitar nuestra mente para acordarnos de todo lo que Él
hizo en Su encarnación, vivir humano, crucifixión y resurrección; más bien, la manera de re-
cordarle consiste en disfrutarle al comerle y al beberle. Al participar del pan y de la copa, re-
cordamos al Señor y le adoramos.
1. Su sustancia
La sustancia del candelero es oro, que representa al Padre como fuente y naturaleza.
2. Su forma
La forma que tiene el candelero representa al Hijo como corporificación.
3. Su expresión
La expresión del candelero es las siete lámparas, que representan al Espíritu como expresión
siete veces intensificada.
4. Su suministro
El suministro provisto para el candelero es los siete tubos para cada una de las siete lámparas,
lo cual representa al Espíritu de Dios intensificado siete veces como abundante suministración
(Fil. 1:19b).
La expresión que vierten en el versículo 12 no se refiere a los picos, sino a las ramas. Estas
ramas “vierten de sí el oro”. Verter oro es hacer que el oro fluya. Aquí la palabra oro se refiere
al aceite. El aceite y el oro son uno. El aceite denota el Espíritu, y el Espíritu es Dios. Más aún,
en tipología el oro representa a Dios. El oro que llena el tazón es el Espíritu; el Espíritu es Dios;
y Dios es tipificado por el oro. Al aplicar esto a nuestra experiencia hoy en día, vemos que el
Espíritu que fluye de nosotros es Dios mismo, y Dios es oro. Por tanto, cuando ministramos
Cristo a otros, al suministrarles el aceite, en realidad les estamos suministrando a Dios mismo.
Dios fluye de nosotros y es impartido en ellos. Todos debemos ser olivos que vertimos a Dios
de nuestro ser y lo impartimos en otros. De esta manera, el aceite es suministrado a los necesi-
tados por aquellos olivos desde los cuales fluye Dios.
Consideremos con más detalle por qué los dos olivos son llamados dos ramas. En Zacarías 3 y
4 una misma persona, Zorobabel, es representada por un renuevo (3:8), un árbol (4:3, 11) y una
rama (v. 12). Esto indica que Zorobabel no es la fuente. Si él fuese un árbol completo en sí
mismo, sería la fuente. Sin embargo, él es un árbol que, en realidad, es la rama de otro árbol, y
ese árbol es la fuente. Más aún, Zorobabel también es el renuevo de ese otro árbol, y ese árbol
es Cristo. Cristo es el único olivo, y tanto Zorobabel como nosotros somos ramas, vástagos, de
Cristo. Ramificarse equivale a producir vástagos. Aunque Cristo es el único olivo, de Él han
surgido muchos renuevos. El surgimiento de esos renuevos es la ramificación de Cristo. Esas
ramas, o renuevos, ahora son los muchos olivos por toda la tierra. ¿No es usted acaso un olivo?
Por ser verdaderos cristianos, somos olivos. Hablando estrictamente, no somos olivos en el
sentido de ser árboles independientes, sino en el sentido de ser ramas de Cristo, quien es el
único olivo. Por ser ramas, debemos suministrar aceite a los demás, esto es, el Espíritu, para
que ellos sean vivificados. ¡Alabado sea el Señor que, en Cristo, somos olivos que suministran
a otros el Espíritu siete veces intensificado!
Mientras que el capítulo 3 se refiere a la muerte de Cristo, la cual tiene por finalidad la
redención, el capítulo 4 habla sobre el Espíritu, cuya finalidad es llevar a cabo la eco-
nomía de Dios. Según el Nuevo Testamento, la muerte de Cristo para efectuar la reden-
ción fue seguida por el Espíritu. Hoy en día no sólo debiéramos ministrar Cristo a otros,
sino también suministrarles el Espíritu. El Cristo que ministramos es Aquel que fue
crucificado, quien fue levantado de entre los muertos y quien, en resurrección, llegó a
ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Al hablarle a otros acerca de Cristo, debiéramos
suministrarles el Espíritu.
Los gritos de “¡Gracia, gracia a ella!” indican que la piedra cimera es, ella misma, la
gracia. La piedra cimera es la gracia que proviene de Dios para nosotros, y dicha gracia
es Cristo mismo. “La Palabra se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros [...] llena
de gracia y de realidad” (Jn. 1:14). Esto revela que Cristo, en Su encarnación, nos trajo
primero a Dios como gracia, y luego, como realidad. La gracia es Dios en el Hijo como
nuestro disfrute; la realidad es Dios hecho real para nosotros en el Hijo. Cuando dis-
frutamos a Dios, tenemos gracia. Cuando Dios es hecho real para nosotros, tenemos
realidad. Tanto la gracia como la realidad son Cristo. Por consiguiente, la piedra cimera
es Cristo, quien es la gracia de parte de Dios para nosotros a fin de ser la cubierta del
edificio de Dios.
Zacarías 4:10 dice: “¿Quién menospreció el día de las pequeñeces? Porque estos siete
se regocijan al ver la plomada en la mano de Zorobabel; son los ojos de Jehová, que
recorren toda la tierra”. Estos siete, que son los ojos de Jehová, son los siete ojos de la
piedra mencionada en 3:9. Apocalipsis 5:6 habla de un Cordero con “siete ojos, los
cuales son los siete Espíritus de Dios”. Los siete ojos de la piedra son los siete ojos de
Jehová y también los siete ojos del Cordero, Cristo. Es crucial comprender que la pie-
dra, Jehová y el Cordero son uno. Cristo el Cordero es la piedra, y Él es también Jehová.
Por tanto, los siete ojos de la piedra y los siete ojos de Jehová son los siete ojos de
Cristo. Según Apocalipsis 5:6, estos siete ojos son los siete Espíritus, esto es, el Espíritu
siete veces intensificado. Los siete Espíritus son los siete ojos de Cristo. Esto quiere
decir que el Espíritu Santo es los ojos de Cristo. Esto indica que Cristo y el Espíritu
Santo, aunque distintos entre Sí, no están separados. Del mismo modo en que los ojos
de una persona son esencialmente uno con su cuerpo, así también el Espíritu Santo es
esencialmente uno con Cristo.
Cristo es la piedra grabada por Dios el Padre (Zac. 3:9). Aquel que fue grabado es
Cristo, y Aquel que lo grabó es el Padre. Aunque el Padre y el Hijo son distintos entre
Sí, ellos son esencialmente uno en el cumplimiento de la redención eterna. Como re-
sultado de dicha redención, ahora nosotros podemos disfrutar a Cristo como Espíritu,
incluso como el Espíritu siete veces intensificado. Según lo que Pablo dijo en 2 Corin-
tios 13:14, tenemos el amor de Dios el Padre como fuente, la gracia de Cristo como
caudal y la comunión del Espíritu Santo como transmisión para nuestro disfrute. En
todo esto vemos que la redención ha sido efectuada por el Hijo, y ahora el Espíritu nos
es suministrado con miras al edificio de Dios. Es por el Espíritu que la edificación de la
iglesia será consumada.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE SEIS
LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA
(5)
Lectura bíblica: Zac. 5
En las cinco primeras visiones que Zacarías recibió (1:7—4:14), Dios habló palabras
que brindaron alivio, consuelo y aliento a Josué, a Zorobabel y al pueblo. Él les dijo que
estaría con ellos y que haría algo por medio de ellos. De este modo Dios los alentó para
que no detuvieran la edificación del templo, sino que continuaran hasta finalizar dicha
edificación bajo el sacerdocio de Josué, el sumo sacerdote, y bajo el reinado de Zoro-
babel, el gobernador. Las cinco primeras visiones que Zacarías recibió son positivas,
mientras que las últimas tres visiones (5:1-6:8) son negativas, pues tratan sobre el jui-
cio universal que Dios ejecutará sobre la gente malvada y sobre el mal que hay en la
tierra. Estas tres visiones son la visión del rollo que volaba (5:1-4), la visión del efa (vs.
5-11) y la visión de los cuatro carros (6:1-8). En este mensaje consideraremos las dos
visiones presentadas en el capítulo 5.
D. El significado de hurtar
Los versículos 3b y 4b hablan de aquellos que hurtan. Hurtar representa los pecados
cometidos en contra de los hombres, los cuales son fruto de la codicia. El hurto procede
de la avaricia y la codicia. Hoy vivimos en una era de hurto. Los negocios y el comercio
involucran el hurto. Toda persona es codiciosa y avariciosa. El apóstol Pablo pudo
guardar gran parte de los Diez Mandamientos, pero no pudo cumplir el mandamiento
con respecto a la codicia (Ro. 7:7-8).
La ley de Dios dada a Moisés consta de dos secciones. Una sección atañe a la relación
entre el hombre y Dios, y la otra, a las relaciones entre los hombres. Dios exige que
estemos bien con Él y con los hombres. Estar bien con Dios y con los hombres equivale
a ser justos. Aquellos que no están bien con Dios ni con los hombres sufrirán el juicio
de Dios.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE SIETE
LAS VISIONES DE CONSUELO Y PROMESA
(6)
Lectura bíblica: Zac. 6
Las visiones presentadas en Zacarías 5 y 6 tratan sobre el juicio de Dios. En el capítulo
5, la visión del rollo que volaba (vs. 1-4) revela que la ley justa de Dios y su equidad no
permiten que haya injusticia alguna en la tierra. Debemos estar bien con Dios y con los
hombres, de lo contrario, sufriremos el juicio de Dios. La visión del efa (vs. 5-11) nos
muestra que el comercio es lo más malvado que existe en la tierra. Aparentemente, el
comercio es algo bueno, pero en realidad es malvado, lleno de iniquidad. En este men-
saje continuaremos a fin de considerar los dos asuntos mencionados en el capítulo 6:
la visión de los cuatro carros (vs. 1-8) y las palabras de conclusión sobre la confirma-
ción de las ocho visiones en este libro (vs. 9-15).
En la visión presentada en Zacarías 1:18-21, Zacarías vio cuatro cuernos que surgieron
para dañar y destruir a Israel, el pueblo de Dios. Luego, Dios preparó cuatro “artífices”
con el fin de destruir estos cuatro cuernos. El primero de estos artífices fue el Imperio
persa, que Dios en Su soberanía usó para destruir a Babilonia, el primer cuerno. Persia
fue un gran imperio; su territorio se extendió desde el mar Mediterráneo hasta el
océano Índico. Ciertamente, no sería fácil conquistar ese vasto imperio. Pero Alejandro
Magno, un joven, vino y derrotó velozmente el Imperio persa. Todo esto sucedió debido
al viento que sopló conforme a la soberanía de Dios para producir el segundo artífice a
fin de que fuese destruido el segundo cuerno. Después, Julio César vino con el ejército
romano y conquistó, en poco tiempo, el Imperio griego que Alejandro había fundado.
El Imperio romano, el último cuerno, ha permanecido por más de dos mil años.
Cuando el Señor Jesús regrese, Él será más veloz que el viento; será como relámpago.
El último viento traerá a Cristo como último Artífice, el máximo Artífice, que habrá de
destruir al anticristo con su reino y pisará el gran lagar. En un instante, Él desmenuzará
la gran imagen humana (Dn. 2) desde los dedos de los pies hasta la cabeza, con lo cual
dará fin a todo el gobierno humano sobre esta tierra.
En Zacarías 6:9-13, Josué y Zorobabel ambos tipifican a Cristo, lo cual significa que
dos personas tipifican a una sola persona. Cristo es el único que desempeña ambos
cargos, el del sacerdocio y el del reinado. Cuando Cristo regrese, Él unirá el sacerdocio
con el reinado sobre Sus hombros. En toda la historia, Él es la única persona apta para
asumir las responsabilidades propias de estos dos cargos en la administración de Dios.
Por tanto, en Hebreos 7, Cristo es tanto el Sumo Sacerdote como el Rey, según es tipi-
ficado por Melquisedec. En Génesis 14, Melquisedec era primero rey, pero después se
presentó como sacerdote delante de Abraham, a quien le ministró pan y vino. Esto in-
dica que Él era tanto rey como sacerdote. Debido a que Melquisedec desempeñó ambos
cargos, él tipifica a Cristo como Aquel que ejercería tanto el sacerdocio como el reinado
en la administración de Dios.
B. Asegura la compleción
de la reedificación del templo de Dios
“Brotará de su lugar y edificará el templo de Jehová. Sí, él edificará el templo de
Jehová” (Zac. 6:12b-13a). Esto indica que las palabras de conclusión dadas en el capí-
tulo 6 sirven para asegurar la compleción de la reedificación del templo de Dios (v. 15).
La coronación de Josué aseguraba a las personas que Dios haría algo para completar
la reedificación del templo.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE OCHO
EL CONSEJO DADO A ISRAEL
DE QUE SE VUELVA DE LA VANIDAD
DE SU RELIGIÓN RITUALISTA
A LA REALIDAD DE UNA VIDA PIADOSA
Y
EL DESEO MANIFESTADO POR JEHOVÁ
DE RESTAURAR A ISRAEL
Lectura bíblica: Zac. 7—8
En este mensaje consideraremos Zacarías 7 y 8. Estos dos capítulos abarcan el consejo
dado a Israel de que se vuelva de la vanidad de su religión ritualista (7:3-6; 8:19a) a la
realidad de una vida piadosa (7:7-14; 8:16-17, 19b) y el deseo manifestado por Jehová
de restaurar a Israel (8:2-23).
B. Volverse a la realidad
de una vida piadosa
A Israel no sólo se le aconsejó que abandonara la vanidad de su religión ritualista, sino
también que se volviera a la realidad de una vida piadosa.
3. Ancianos y ancianas
moran en las calles de Jerusalén
Ancianos y ancianas morarán en las calles de Jerusalén, cada cual con un bastón en la
mano por la multitud de sus días (v. 4). Esto indica que la ciudad gozará de una situa-
ción maravillosa y que los ancianos y las ancianas experimentarán el verdadero disfrute
de vida.
Ésta fue una palabra de aliento dada a los hijos de Israel. Pareciera que Zacarías les
decía: “Olvídense de los ayunos y de los llantos. Vuélvanse a Dios y lleven una vida
piadosa. Habrá después un tiempo de restauración, y las naciones se volverán a ustedes
y morarán con ustedes para ser el pueblo de Dios. Ustedes tomarán la delantera para
ayudarles, para enseñarles, para introducirlos en la adoración de Dios”.
Durante el reino milenario, Israel estará en la parte terrenal, mientras que nosotros,
los creyentes neotestamentarios, estaremos en la parte celestial. Seremos los reyes, los
co-reyes que reinarán con Cristo, y también seremos los sacerdotes, los sacerdotes ce-
lestiales, que servirán a Dios. Sin embargo, no todos los creyentes estarán allí, sino
únicamente los vencedores. Si el milenio ha de ser un tiempo de prueba para nosotros
dependerá de si hemos sido vencedores en nuestra vida cristiana en esta era. Si somos
los vencedores, estaremos en la parte celestial del reino milenario como reyes y sacer-
dotes; de lo contrario, estaremos en algún otro lugar para ser disciplinados con el fin
de alcanzar la madurez.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE NUEVE
LAS PROFECÍAS DE ALIENTO
(1)
Lectura bíblica: Zac. 9
La carga de Zacarías era ayudar al pueblo de Israel que había retornado a ver el propó-
sito de Dios. En aquel entonces, el propósito de Dios consistía en recobrar el templo
como centro de Sus intereses. Por medio de Zacarías, el Señor parecía decirle a Su pue-
blo: “No quiero que ayunen ni lloren. Olvídense de esas cosas. Incluso les pido que se
olviden de lo que hice en el pasado para disciplinarlos. Ustedes deben saber qué es lo
que deseo que hagan hoy. Quiero que comprendan que Mi deseo es que Mi pueblo edi-
fique el templo a fin de que éste sea el centro y la realidad de Mis intereses en la tierra”.
Hoy en día la intención de Dios, Su deseo, es que nosotros seamos uno con Él. Dios nos
ha traído de regreso al lugar, al terreno, incluso al cimiento del templo. Dios desea que
veamos que Sus intereses, Su deseo y Su carga consisten en que sea finalizada la edifi-
cación del templo.
Dios tiene una carga. Esta carga consiste en que Él obtenga, en esta era, un grupo de
personas que conozcan Su corazón, que comprendan Su deseo y que sean uno con Él
para edificar el Cuerpo de Cristo. Esto es lo que Dios desea. El deseo de Dios está rela-
cionado con Su economía. La economía de Dios consiste en que Cristo sea el todo, que
Él sea el centro y la circunferencia, la centralidad y la universalidad, del mover de Dios
en la tierra. Todos debemos ver esto.
Las visiones presentadas en Zacarías 1—6 sirven principalmente para consolar a los
hijos de Israel, mientras que las profecías en los capítulos 9—14 sirven principalmente
para alentarlos. Sin Cristo, no tenemos consuelo ni aliento. El consuelo presentado en
Zacarías 1—6 es Cristo, y el aliento presentado en Zacarías 9—14 también es Cristo. En
este mensaje consideraremos la primera de las profecías de aliento.
A. Respecto a la destrucción
de las naciones alrededor de Judá
llevada a cabo por Alejandro Magno
La profecía en los versículos del 1 al 7 trata sobre la destrucción de las naciones alrede-
dor de Judá llevada a cabo por Alejandro Magno, rey del Imperio griego (336-323 a.
C., incluyendo la influencia ejercida por sus cuatros sucesores hasta el año 44 a. C.),
según fue profetizada por Daniel y está representada por el vientre y los muslos de la
gran imagen humana descrita en Daniel 2:32c, así como por la tercera bestia en 7:6,
por el macho cabrío en 8:5 y por el rey poderoso en 11:3.
La secuencia presentada en este capítulo es muy significativa. Los versículos del 1 al 7 hablan
sobre el daño y la devastación que Alejandro Magno causó en las naciones alrededor de Judá.
Luego, el versículo 8 prosigue diciendo que el Señor mismo acampó alrededor de Su templo en
la ciudad santa. Esto salvó a Judá junto con Jerusalén y el templo de la devastación causada por
Alejandro Magno. Jerusalén y el templo no sufrieron daño alguno y fueron salvos de la devas-
tación del enemigo. Aquella fue una liberación maravillosa y una señal de la restauración veni-
dera. Sin embargo, la restauración venidera requiere que Cristo venga. Por esta razón, después
de la liberación de Jerusalén y del templo mencionada en el versículo 8, el versículo 9 dice que
Cristo viene, Aquel que es Justo y que porta la salvación. Finalmente, se presentó la situación
oportuna y propicia para que Cristo viniera, y Él vino en humildad, y también de manera íntima,
cabalgando sobre un asno.
¿Cuál ha de ser el resultado de la venida de Cristo? Como lo indica el versículo 10, después de
Su venida, hay paz, restauración y dominio. Durante la restauración, el primer ítem es la paz:
“Él hablará paz a las naciones”. El segundo ítem es el dominio: “Su dominio será de mar a
mar”.
Sin embargo, cuando Cristo vino la primera vez, Él fue bien recibido sólo temporalmente y, a
la postre, fue rechazado, detestado al máximo y se le dio muerte al ser crucificado. En cuanto a
Su rechazo por parte de los hijos de Israel, el Señor Jesús dijo: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas
a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisisteis! He aquí vuestra casa os
es dejada desierta” (Mt. 23:37-38). La palabra casa denota la casa de Dios, la cual era el templo.
Antes era la casa de Dios, pero ahora Él la llama “vuestra casa”. La casa de Dios se había
convertido en la casa de ellos, por lo cual sería completamente destruida por Tito en el año 70
d. C. (Mt. 24:2).
Debido a que los hijos de Israel rechazaron a Cristo el Rey, la restauración fue suspendida y
vino un tiempo de juicio sobre los hijos de Israel, tiempo que ha durado casi veinte siglos. Por
tanto, es necesario que Cristo venga una segunda vez; esta vez no vendrá montado sobre un
asno, sino que vendrá como un relámpago (Mt. 24:27). Entonces, la paz y el reino eterno, como
dominio de Dios, estarán sobre la tierra de mar a mar. Ésta es la secuencia de eventos en con-
formidad con el significado espiritual.
E. Respecto a la victoria
de los héroes judíos macabeos
sobre Antíoco Epífanes
La profecía en los versículos del 11 al 17 de Zacarías 9 trata sobre la victoria de los héroes
judíos macabeos sobre Antíoco Epífanes, rey de Siria (175-164 a. C.), el reino del norte, según
fue profetizado por Daniel en su libro en 8:9-14, 23-25 y 11:21-35. Antíoco Epífanes es el
primero que tipificó al anticristo venidero, quien hizo las maldades profetizadas en Daniel 8:10-
13, 23-25; 11:30-32a.
Dios hizo surgir a los héroes macabeos para que combatieran contra Antíoco y lo derrotaran.
Daniel 11:32b dice: “El pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará”. Creo que
Macabeo y sus seguidores sabían que este pasaje se aplicaba a ellos, por lo cual fueron alenta-
dos. Ellos se mostraron fuertes y actuaron resueltamente contra Antíoco Epífanes.
Zacarías 9:13 dice: “Porque entesaré para Mí a Judá, / y cargaré el arco con Efraín; / despertaré
a tus hijos, oh Sion, / contra tus hijos, oh Javán; / y te pondré como espada de guerrero”. Aquí
la palabra Javán se refiere a Grecia, y ésta es la clave para entender los versículos del 11 al 17.
Los hijos de Grecia son Antíoco y los que están con él, y los hijos de Sion son los macabeos.
Por tanto, el versículo 13 dice que en el tiempo de Antíoco Epífanes, Dios habría de despertar
a Sus hijos, los hijos de Sion, en contra de los hijos de Grecia.
Los versículos 14 y 15 prosiguen diciendo: “Y Jehová aparecerá sobre ellos, / y Su flecha saldrá
como relámpago; / el Señor Jehová tocará la trompeta / e irá entre los torbellinos del sur. /
Jehová de los ejércitos los defenderá; / ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda. /
Beberán, harán estrépito como tomados de vino / y se llenarán como lebrillo para los sacrificios,
/ como las esquinas del altar”. En estos versículos, ellos, se refiere a los macabeos, quienes
fueron defendidos por Dios.
El versículo 16 continúa: “Y en aquel día Jehová su Dios los salvará, como a rebaño de Su
pueblo, / porque serán como piedras de una corona, resplandecientes en Su tierra”. La expre-
sión en aquel día se refiere al 25 de diciembre del año 165 a. C.
La primera parte de este capítulo habla acerca de Alejandro Magno, y la segunda parte, de
Antíoco Epífanes. Las palabras acerca de Cristo, quien está íntimamente involucrado con la
historia humana, han sido insertadas parentéticamente en los versículos 9 y 10. Cristo, obvia-
mente, no vino en tiempos del Imperio griego, sino en tiempos del Imperio romano. Como
veremos en un mensaje posterior, Zacarías también profetizó acerca del Imperio romano.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE DIEZ
LAS PROFECÍAS DE ALIENTO
(2)
Lectura bíblica: Zac. 10
En este mensaje consideraremos la profecía de aliento presentada en Zacarías 10.
II. LA PROFECÍA
CON RESPECTO A LA AMOROSA VISITACIÓN
DEL SEÑOR A ISRAEL
La profecía presentada en Zacarías 10 trata sobre la amorosa visitación del Señor a
Israel. Como veremos, esta amorosa visitación es, en realidad, la venida de Cristo a
Israel.
A. El Señor anima a los hijos de Israel
a que busquen más bendiciones
“Pedid a Jehová lluvia / durante el tiempo de lluvia primaveral, / a Jehová que hace
relámpagos, / y les dará aguaceros, / hierba en el campo a cada uno” (v. 1). Aquí llu-
via significa bendición. Pedir más lluvia equivale a buscar más bendición. Por consi-
guiente, en este versículo el Señor anima a los hijos de Israel a que busquen más ben-
diciones en el tiempo en que Él les muestra Su favor. Ya que el Señor es propicio para
con nosotros, deberíamos pedirle que nos conceda aún más Su favor. Puesto que Dios
nos da aguaceros, deberíamos pedirle que nos conceda más lluvia. Esto indica todos
necesitamos orar pidiendo la abundante bendición del Señor.
Hoy en la vida de iglesia tenemos una práctica maravillosa. Animamos a cada uno de
los santos a profetizar; hacemos de cada santo un profeta. Actualmente, en el mover
del Señor entre Su pueblo, lo más importante es hablar por Él. Pablo animó a todos los
santos a que profetizaran (1 Co. 14:1, 24, 31, 39a).
C. El Señor visita
la casa de Judá, Su rebaño
“Pues Jehová de los ejércitos ha visitado Su rebaño, la casa de Judá, / y los pondrá
como Su caballo de majestad en la batalla” (Zac. 10:3b). Dios vino con benevolencia a
Su pueblo para visitarlos. La visitación de Dios fue la venida de Cristo a ellos. Dios vino
a ellos en el hombre Jesús. Claro, el capítulo 10 no hace mención del nombre de Jesu-
cristo ni del Mesías, pero la expresión ha visitado aquí debería entenderse como la ve-
nida de Cristo. Hace dos mil años, Él vino en forma de hombre.
Este pasaje de la Palabra nos habla sobre el Pastor del rebaño de Dios. En el Nuevo
Testamento el Señor Jesús se compara a Sí mismo con un pastor. Él vino como el ver-
dadero Pastor y reprendió a los otros pastores, quienes eran los ancianos, los escribas
y los sacerdotes. Ellos eran pastores impropios, pero el Señor era el Pastor único. El
Señor incluso nos dijo que Él era el buen Pastor que puso Su vida por las ovejas (Jn.
10:11, 14-15). Por un lado, el Señor castigó a los falsos pastores; por otro, Él, el verda-
dero Pastor, ha visitado a Su rebaño.
Al visitar a Su rebaño el Señor hizo de ellos caballos de majestad. ¿Es usted una oveja
o un caballo de majestad? Todos debemos avanzar a fin de que dejemos de ser ovejas
para convertirnos en caballos de majestad. Toda oveja débil que haya sido tocada por
el Pastor se convertirá en un caballo de majestad.
Los versículos 9 y 10 dicen: “Los sembraré entre los pueblos, y en tierras lejanas se acordarán
de Mí; / vivirán con sus hijos y volverán. / Yo también los traeré de la tierra de Egipto / y los
recogeré de Asiria; / los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano; / y no habrá sitio para ellos”.
El pueblo del Señor ciertamente se multiplicará. Creo que veremos muchos nuevos creyentes
en las iglesias locales. Esto será una verdadera multiplicación conforme a la nueva manera.
El versículo 11 continúa diciendo: “Y Él pasará por el mar de angustia / y herirá en el mar las
olas, / y se secarán todas las profundidades del Nilo; / la soberbia de Asiria será derribada”. El
mar que se menciona aquí es el mar Rojo, el cual, junto con el Nilo, sirve de protección a Egipto
y lo mantiene separado. No obstante, Dios herirá las olas en el mar Rojo y secará todo el Nilo.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE ONCE
LAS PROFECÍAS DE ALIENTO
(3)
Lectura bíblica: Zac. 11
En este mensaje consideraremos la profecía presentada en Zacarías 11.
III. LA PROFECÍA
CON RESPECTO A LA VIDA DE ISRAEL
BAJO LA OPRESIÓN DEL IMPERIO ROMANO
La profecía presentada en Zacarías 11 abarca la vida de Israel bajo la opresión del Im-
perio romano. Como veremos, hay evidencia que demuestra que este capítulo trata so-
bre la tiranía del Imperio romano.
Los versículos del 7b al 11 dicen: “Y tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nom-
bre Favor, y al otro, Ataduras; y apacenté las ovejas. Entonces destruí a los tres pastores
en un mes; porque mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma de ellos me
detestó a mí. Luego dije: No os pastorearé. La que ha de morir, que muera; y la que ha
de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, que coman sus carnes unas a
otras. Y tomé mi cayado Favor y lo quebré, para romper mi pacto que había hecho con
todos los pueblos. El pacto fue roto aquel día; y así conocieron los afligidos del rebaño,
que me observaban, que era palabra de Jehová”. Aquí vemos que Jehová como Jesús
vino trayendo consigo dos cayados: Favor y Ataduras. Favor se refiere a la gracia, y
Ataduras se refiere a ser atados en unidad. Luego, Jehová como Jesús separó a los tres
pastores: los sacerdotes, los ancianos y los escribas. Él los destruyó a ellos, y las almas
de ellos lo detestaron a Él. El Señor Jesús, quien es el Pastor apropiado, fue rechazado,
con lo cual los hijos de Israel fueron dejados como rebaño que no tiene pastor (Jn.
10:11). Con respecto al hecho de que Israel estuviese sin pastor, Mateo 9:36 dice: “Y al
ver las multitudes, tuvo compasión de ella; porque estaban afligidas y dispersas como
ovejas que no tienen pastor”. Además, Él destruyó el cayado Favor (Zac. 11:10), lo cual
indica que el Señor rompió el pacto que Dios había hecho por medio de Moisés, con lo
cual el pueblo fue dejado sin un pacto que lo cubriese. Así pues, Él les retiró la gracia
(favor).
Zacarías 11:12 y 13 dicen: “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; pero si no,
dejadlo. Entonces pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo Jehová: Tira
al alfarero ese magnífico precio en que me han tasado. Entonces tomé las treinta piezas
de plata y las tiré al alfarero, en la casa de Jehová”. Esto claramente indica que Cristo
fue detestado, atacado, rechazado y vendido por treinta piezas de plata. Para entender
debidamente estos versículos y saber quién ofreció las piezas de plata y quién las tiró
en la casa de Jehová, debemos estudiar los cuatro Evangelios.
Este capítulo ciertamente se refiere a la vida que Israel llevó bajo la tiranía del Imperio
romano. El propio Señor Jesús vivió bajo el reinado de los gobernadores romanos; Él
vivió bajo el reinado del césar, el sumo gobernante, y también durante el reinado de
Herodes y Pilato, los gobernadores subordinados. Fue bajo este reinado que el verda-
dero y apropiado Pastor fue detestado, rechazado, atacado, vendido y crucificado. Con
respecto a esto, Mateo 26:31, una cita de Zacarías 13:7, dice: “Heriré al Pastor, y las
ovejas del rebaño serán dispersadas”. Cuando Cristo, el Pastor, fue crucificado, todas
las ovejas de Su rebaño fueron dispersadas.
Los capítulos del 9 al 11 de Zacarías revelan a Cristo de una manera muy íntima. El
centro de las profecías en estos capítulos es Cristo como Mesías que fue rechazado. En
el capítulo 9, Cristo vino y entró en Jerusalén como Rey que venía a ellos en forma
humilde. Luego, el capítulo 10 revela a esta Persona bondadosa, tierna y amable como
Pastor que viene en Su amorosa visitación a Israel. Él salió a pastorear al pueblo
cuando tenía treinta años. Durante los tres años y medio de Su ministerio en la tierra,
Él impartió al pueblo escogido de Dios el suministro espiritual. El tiempo de Su minis-
terio fue un tiempo de pastoreo, y muchos fueron ayudados por Su pastoreo. Sin em-
bargo, debido a que Su ayuda era tan popular, los ancianos, los escribas y los sacerdotes
se volvieron celosos. En sus celos, arrestaron a Jesús valiéndose de la traición de Judas.
Después, Él fue juzgado primero por el sumo sacerdote conforme a la ley de Dios, y
luego por los gobernadores del gobierno romano, Herodes y Pilato, conforme a la ley
romana. El Señor Jesús fue completamente justificado. Pilato le dijo a los judíos que
no hallaba en Jesús ningún delito (Jn. 18:38; 19:4), pero los judíos no quisieron escu-
charle, y sus voces prevalecieron: “Cuando le vieron los principales sacerdotes y los
alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle
vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en Él” (Jn. 19:6). En vez de obrar
justamente, Pilato entregó a Jesús en manos de los judíos. Ellos tomaron a Jesús y lo
llevaron al lugar llamado Gólgota, y allí lo crucificaron. Los judíos rechazaron comple-
tamente a Su Rey.
Zacarías revela más detalles acerca de Cristo que Daniel. Daniel revela principalmente
que Cristo es Aquel que ha ido a Dios para recibir poder, autoridad y el reino. Habiendo
recibido el reino, Él vendrá a la tierra como piedra que hiere, la cual ha de aplastar la
gran imagen humana, esto es, desmenuzará por completo el gobierno humano. Zaca-
rías revela íntimamente a Cristo como el Salvador venidero, el Redentor venidero. Al
principio, Él fue bien recibido por la gente, pero después, por influencia de los ancia-
nos, sacerdotes y escribas, la gente cambió de opinión y le detestó. El Señor Jesús fue
vendido, juzgado, sentenciado y puesto a muerte en la cruz. Por tanto, el Mesías, quien
temporalmente fue bien recibido, fue rechazado al máximo. Como resultado de ello, el
pueblo de Israel se dividió, fue perseguido por el Imperio romano y finalmente fue dis-
perso por toda la tierra.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE DOCE
LAS PROFECÍAS DE ALIENTO
(4)
Lectura bíblica: Zac. 12:1-9; 14:1-7, 12-15
El Cristo revelado en el libro de Zacarías es un Cristo que está íntimamente involucrado con la
historia humana. Los primeros seis capítulos revelan que Él está involucrado con el Imperio
persa, y los seis últimos revelan que Él está involucrado con el Imperio griego y el Imperio
romano. Como hemos visto, el centro de las profecías presentadas en los capítulos del 9 al 11
es Cristo como Mesías que fue rechazado. En los capítulos del 12 al 14, Cristo es revelado como
el Mesías que regresa para ser entronizado en calidad de Rey que regirá no sólo sobre Israel,
sino también sobre el mundo entero. Su primera venida, descrita en Zacarías 9—11, fue humilde
e íntima; Su retorno, descrito en los capítulos 12—14, será con poder y autoridad.
Zacarías 12—14 abarca la profecía con respecto al destino de Israel en tres asuntos: en la gran
guerra de Armagedón (12:1-9; 14:1-7, 12-15), en la salvación de toda su casa (12:10— 13:9) y
en el milenio (14:8-11, 16-21). En este mensaje consideraremos la profecía de aliento con res-
pecto al destino de Israel en la gran guerra de Armagedón. No obstante, primero quisiera ha-
blarles sobre el significado del espíritu humano según es revelado en 12:1.
Este versículo dice: “La carga de la palabra de Jehová con respecto a Israel. Así declara Jehová,
que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de
él”. Los cielos fueron hechos para la tierra, la tierra fue hecha para el hombre, y el hombre fue
creado por Dios con un espíritu a fin de que pudiese contactar Dios, recibir a Dios, vivir a Dios,
cumplir el propósito divino en pro de Dios y ser uno con Dios. Es maravilloso que exista tal
versículo en un libro del Antiguo Testamento que revele a Cristo como Aquel que está tan
involucrado con la historia y política humanas. Esto indica que en Su economía, Dios planeó
que Cristo fuese la centralidad y universalidad de Su mover sobre la tierra. Dios mismo es quien
ha gobernado sobre todo el linaje humano, administrando la situación mundial era tras era por
miles de años. Era necesario que para Su pueblo escogido –cuyo interés estaría puesto en Cristo
como su Creador y Redentor– Dios crease un órgano receptor, de modo que ellos estuviesen
capacitados para recibir todo cuanto Dios planeó que Cristo fuese para ellos. Cristo es maravi-
lloso, pero si no tuviésemos un espíritu, ¿cómo podríamos recibirle? Actualmente, en todo sec-
tor de la sociedad las personas no ejercitan su espíritu. Incluso en los círculos religiosos, las
personas pasan por alto el espíritu humano o se oponen a ello y niegan su existencia. Si pasamos
por alto nuestro espíritu humano, no habrá manera de contactar a Dios.
En Juan 4:24 el Señor Jesús dijo claramente que Dios es Espíritu y que los que le adoran, es
necesario que adoren en espíritu. Éste es el principio básico. Adorar a Dios es simplemente
tener contacto con Dios, recibir a Dios, disfrutar a Dios y experimentar a Dios. Sin embargo,
entre la humanidad son muy pocos los que saben que Dios es Espíritu y que nosotros fuimos
creados por Dios con un espíritu. Dios ha establecido que nosotros lo contactemos y lo reciba-
mos al ejercitar nuestro espíritu humano.
Existen principios rectores en la obra creadora de Dios. Por ejemplo, si queremos ver distintos
colores, tenemos que usar los ojos. Supongamos que soy ciego. ¿Podría oír los colores? ¿Podría
olerlos? ¡Por supuesto que no! Para ver los colores, tengo que usar el órgano apropiado. Este
mismo principio se aplica con respecto a Dios y nosotros. Dios es real, pero algunas personas
osan afirmar que Dios no existe. Claro, si no ejercitáramos nuestro espíritu, para nosotros Dios
no existiría. No podemos tocar a Dios por medio de nuestro cuerpo físico. Tampoco podemos
percibir a Dios por medio de nuestra mentalidad, nuestra mente, ya que ésta no es el órgano
apropiado que se usa para contactar a Dios. Dios es Espíritu. Si hemos de adorarlo, contactarlo
y recibirlo, tenemos que ejercitar nuestro espíritu. Damos gracias a Dios que, en Su obra crea-
dora, Él hizo tres cosas cruciales y de igual importancia: los cielos, la tierra y nuestro espíritu.
Por consiguiente, nuestro espíritu humano es tan crucial, tan importante, como los cielos y la
tierra.
Zacarías es un libro que revela a Cristo como centro y circunferencia de Dios, pero tal Cristo
está íntimamente involucrado con la historia humana. No cualquiera puede conocer a este
Cristo, pero el pueblo escogido de Dios que se percata de su espíritu humano, sí puede cono-
cerle. Al leer el libro de Zacarías y contactar al Cristo revelado en este libro, debemos primero
saber que poseemos un espíritu. Después, debemos ejercitar nuestro espíritu para orar, diciendo:
“Señor, quiero ganar al Cristo revelado en Zacarías”. Si ejercitamos nuestro espíritu de esta
manera, percibiremos algo viviente que nos toca en lo profundo de nuestro ser. Ésta es la razón
por la cual existe en este libro tal versículo, Zacarías 12:1, el cual nos encarga prestar suma
atención al órgano receptor que está en nosotros, nuestro espíritu humano, a fin de que podamos
recibir al Cristo revelado en el libro de Zacarías.
El propósito de Dios es que nosotros recibamos a Cristo. Sin embargo, Cristo es complejo en
todo lo que Él es. Él es todo-inclusivo, porque Él es muchos ítems. Además, este Cristo todo-
inclusivo está muy involucrado con la historia, la política y los gobiernos. ¿Cómo podemos
entender a tal Persona? La única manera, tras una lectura y estudio concienzudos, consiste en
volvernos a la oración. Cuando nos volvemos a la oración, ejercitamos nuestro espíritu. En ese
momento, Cristo se imparte en nuestro ser. Ésta es la impartición divina y celestial. Mediante
esta impartición, recibimos a Cristo como nuestra vida, nuestra luz, nuestra paciencia, nuestro
amor, nuestro todo.
Aunque Zacarías era joven, él conocía el secreto de contactar a Dios a fin de recibir lo que Dios
había revelado. Todos debemos aprender de él a ejercitar nuestro espíritu para recibir a Dios y
recibir lo que Él ha revelado.
Prosigamos ahora a considerar la profecía presentada en el capítulo 12.
9. Jehová hiere
a todos aquellos que pelean
contra Jerusalén en esta guerra
Jehová herirá a todos aquellos que peleen contra Jerusalén en la guerra de Armagedón.
Su carne se pudrirá estando ellos sobre sus pies, se pudrirán en las cuencas sus ojos y
su lengua se pudrirá en la boca. En aquel día habrá entre ellos gran pánico enviado por
Jehová; y cada uno agarrará la mano de su prójimo, y levantará su mano contra la mano
de su prójimo. Además, serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor:
oro y plata y ropa de vestir, en gran abundancia. Y como aquella plaga, así será la plaga
del caballo, del mulo, del camello, del asno y de todo el ganado que esté en aquellos
campamentos (14:12-15).
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE TRECE
LAS PROFECÍAS DE ALIENTO
(5)
Lectura bíblica: Zac. 12:10-14; 13:1-9
En el mensaje anterior vimos el destino de Israel en la gran guerra de Armagedón. En este
mensaje consideraremos la profecía de aliento con respecto a la salvación de toda la casa de
Israel.
Para cuando el Señor se manifieste por segunda vez, el remanente de Israel habrá pasado por
todo tipo de tribulación. Ellos sufrieron la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. y fueron
dispersos por otros países. En estos otros países, ellos siguieron padeciendo persecución. Hoy
en día, la mayoría de los judíos siguen dispersos, pero muchos están regresando a la nación de
Israel. En el tiempo del anticristo, dos tercios de la población en la tierra de Israel será aniqui-
lada (13:8-9a). La mitad de la ciudad de Jerusalén irá en cautiverio (14:2); la otra mitad habrá
perdido todo interés en seguir viviendo así como todo deseo de acumular bienes y obtener po-
siciones elevadas. Ellos comprenderán que están carentes de Dios y ejercitarán su espíritu hu-
mano, no su mente (12:1). En aquel momento se arrepentirán, pues habrán perdido interés en
todo. El Espíritu Santo será derramado sobre ellos, y ellos seguirán su espíritu a fin de ocuparse
plenamente en Dios. Creo que debido a que ellos habrán aprendido que todo aparte de Dios es
vanidad y debido a que ejercitarán su espíritu, el derramamiento del Espíritu Santo se intensi-
ficará sobre ellos. Los judíos presentes el día de Pentecostés eran obstinados y se habían endu-
recido; por tanto, el Espíritu de poder fue derramado para inspirar a algunos de ellos a arrepen-
tirse. Pero los habitantes de Jerusalén mencionados en Zacarías 12:10 ya se habrán arrepentido;
por tanto, el Espíritu de gracia será derramado sobre ellos a fin de que puedan recibir al Dios
Triuno como su disfrute.
Zacarías 12:10a también nos dice que los judíos mirarán a Aquel que ellos han traspasado. Esto
significa que mirarán al Cristo que ellos traspasaron. Apocalipsis 1:7a se refiere a esto: “He
aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron”. Que Cristo fuese
traspasado es el fundamento de la redención. Si Cristo no hubiese sido traspasado, no habría
base para nuestra redención.
Los judíos arrepentidos mirarán a Aquel que ellos traspasaron. Aunque fueron sus antepasados
los que traspasaron al Señor Jesús, Dios lo considera como algo hecho por éstos que se arre-
pienten. La razón es que a los ojos de Dios, todo el pueblo de Israel es una sola persona.
Zacarías 13:5 dice: “Pero Él dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra; porque un
hombre me vendió en Mi juventud”. Los versículos del 2 al 4 hablan de que Dios hará
que los falsos profetas desaparezcan de esa tierra. Esto despeja el camino para que
Cristo venga como el Profeta verdadero. Sin embargo, según el versículo 5, Él dijo que
no era un profeta, sino un labrador de la tierra. Esto significa que Él no era la clase de
profeta mencionado en los versículos previos, o sea, un falso profeta. Él vino como el
verdadero Profeta.
El versículo 6 continúa diciendo: “Y alguien le dirá: ¿Qué heridas son éstas entre Tus
brazos? Y Él dirá: Son aquellas con que fui herido en casa de los que me aman”. En este
versículo, la expresión los que me aman se refiere a los parientes de Cristo, los hijos de
Israel. Los hijos de Israel mataron a Cristo; mas Él consideró sus acciones como heri-
das infligidas por aquellos que le aman. Esto es algo muy tierno.
4) Cristo, el Compañero de Jehová,
viene a los hijos de Israel
como Pastor enviado por Dios,
pero es atacado por ellos hasta ser muerto
Cristo, el Compañero de Jehová, vino a los hijos de Israel como Pastor enviado por
Dios, pero fue atacado por ellos hasta ser muerto (v. 7a; Mt. 9:36; Jn. 10:11; Mt. 26:31;
Hch. 2:23). Zacarías 13:7a dice: “Despierta, oh espada, contra Mi Pastor, / y contra el
hombre que es Compañero Mío, / declara Jehová de los ejércitos. / Hiere al Pastor, /
para que se dispersen las ovejas”. Cristo era un pariente de los hijos de Israel y el Com-
pañero de Jehová. Mientras Él estaba colgado en la cruz, Sus parientes le hirieron, y
Dios hizo venir la espada para darle muerte. Cristo se hallaba en una situación en la
que Sus parientes estaban contra Él, y Dios, cuyo compañero era Cristo, también estaba
contra Él.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE CATORCE
LAS PROFECÍAS DE ALIENTO
(6)
Lectura bíblica: Zac. 14:8-11, 16-21
El centro de las profecías presentadas en Zacarías 12—14 es Cristo, el Mesías rechazado
que regresa para ser entronizado. En los dos mensajes anteriores consideramos la pro-
fecía con respecto al destino de Israel en la gran guerra de Armagedón y en la salvación
de toda su casa. En este mensaje consideraremos primero la profecía de aliento con
respecto al destino de Israel en el milenio, y luego haremos una comparación entre dos
categorías principales de cosas halladas en los libros de Daniel y Zacarías. Después,
quisiera hablarles sobre nuestra necesidad de ser introducidos en la esfera de la eco-
nomía de Dios.
C. En el milenio
1. Aguas vivas brotan de Jerusalén
En el milenio, no habrá más sed. Saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas
hacia el mar oriental, el mar Muerto, y la otra mitad hacia el mar occidental, el mar
Mediterráneo (14:8). Esto es similar a lo relatado en el libro de Ezequiel respecto a las
aguas vivas que salen del templo de Dios (Ez. 47:1-2).
I. LAS COSAS
CON RELACIÓN AL GOBIERNO HUMANO
A. En el libro de Daniel
En Daniel, la gran imagen humana representa la totalidad del gobierno humano sobre
la tierra a manera de boceto (cap. 2). Las cuatro bestias que emergen del mar Medite-
rráneo conforman un esbozo del gobierno humano sobre la tierra (cap. 7). El carnero
y el macho cabrío con sus sucesores conforman un esbozo del Imperio persa y del Im-
perio griego con sus sucesores, finalizando con Antíoco Epífanes, quien es el primer
tipo del anticristo (cap. 8). El pasaje sobre el rey del sur y el rey del norte narra las
guerras libradas entre los sucesores del Imperio griego, finalizando con Antíoco Epífa-
nes, el primer tipo del anticristo (cap. 11). Las setenta semanas conforman un esbozo
del destino de Israel, desde el retorno de su cautiverio hasta la consumación de la era
presente, finalizando con el anticristo (cap. 9).
B. En el libro de Zacarías
En Zacarías, la profecía con respecto a las naciones alrededor de Judá en relación con
Israel presenta ciertos detalles acerca de la invasión de la tierra santa efectuada por el
Imperio griego y la victoria de los héroes judíos sobre su sucesor (cap. 9). La profecía
con respecto a la vida de Israel bajo la opresión del Imperio romano nos presenta cier-
tos detalles de la vida que Israel llevó bajo la tiranía del Imperio romano (cap. 11). La
profecía con respecto al destino de Israel en la gran guerra de Armagedón presenta los
detalles sobre cómo el gobierno humano, representado por la gran imagen humana en
Daniel 2, será destruido en su última sección, la cual está representada por los diez
dedos de la gran imagen humana (caps. 12, 14).
B. En el libro de Zacarías
El libro de Zacarías revela muchos aspectos acerca de Cristo. Primero, el Cristo reden-
tor, como hombre y Ángel de Jehová, quien es la corporificación del Dios Triuno, fue
enviado por Dios para que acompañase al pueblo humillado de Israel en su cautiverio,
pueblo representado por los mirtos que había en la hondonada (1:8-11). Luego Cristo,
como varón en Su humanidad, fue Aquel enviado por Jehová de los ejércitos y también
Aquel que envió, Jehová de los ejércitos, quien se opone a las naciones que despojan al
pueblo de Sion y que tocan la niña de Su ojo (2:1, 8-10).
Además, Cristo era el Siervo de Jehová y el Renuevo que había de ser la piedra —sobre
la cual hay siete ojos— grabada por Dios a fin de quitar la iniquidad de la tierra santa
con miras a la edificación del templo de Dios (3:8-9). Cristo era también la piedra ci-
mera de gracia para la compleción de la edificación del templo de Dios (4:7-9). Cristo,
como Renuevo para la edificación del templo de Dios, llevará majestad y se sentará y
regirá en Su trono como Sacerdote y como Rey (6:12-13).
Cristo, como Rey de Israel, entró en Jerusalén humilde y montado sobre un asno, in-
cluso un pollino (9:9); pero Cristo, como Pastor de los elegidos de Dios, fue rechazado
y vendido por treinta piezas de plata, el precio de un esclavo (11:12-13). Cristo, como
Compañero de Dios, vino en calidad de Pastor enviado por Dios, pero fue atacado hasta
ser muerto (13:7).
Al final de esta era, Cristo vendrá para afirmar Sus pies en el monte de los Olivos y
combatirá contra aquellas naciones que sitiarán a Jerusalén (14:3-4). Luego Jehová
como Cristo será Rey sobre toda la tierra en el milenio (v. 9).
El Cristo revelado en el libro de Zacarías, Aquel que fue traspasado y con quien hay una
fuente abierta, es la centralidad y universalidad de la economía de Dios. Como tal, Él
está íntimamente involucrado con la historia humana, en particular con el Imperio
persa, el Imperio griego y el Imperio romano. El Imperio romano ha sido especial-
mente útil para Cristo. Cristo nació en tiempos del Imperio romano. Sin el Imperio
romano, el nacimiento de Cristo no habría sido posible. Cristo creció, llevó a cabo Su
ministerio, fue crucificado, resucitó y ascendió, todo ello en tiempos del Imperio ro-
mano. La muerte de Cristo, que efectuó la eterna obra redentora de Dios, fue consu-
mada en tiempos del Imperio romano. La formación de la iglesia y la predicación del
evangelio también ocurrieron en tiempos del Imperio romano. Ciertamente, el Imperio
romano, cuya influencia en términos de ley y cultura continúa hoy en día, ha sido usado
por Dios para cumplir Su intención, la cual consiste en que Cristo sea la centralidad y
universalidad de Su economía.
Muchos cristianos consideran que la Biblia es un libro que les enseña a ser personas
bondadosas, éticas, piadosas y espirituales. Esto no es erróneo; de hecho, es correcto y
bueno. Sin embargo, esto sólo les beneficia a ellos; no hay beneficio alguno para Dios.
Enseñar a las personas que sean bondadosas, morales, éticas, piadosas y espirituales
es sólo un punto menor en la Biblia. El punto principal en la Biblia es la economía de
Dios; sin embargo, en el cristianismo actual casi nadie habla sobre la economía de Dios.
Los libros de Isaías, Daniel y Zacarías tratan sobre Cristo, no sólo como nuestro Salva-
dor, Redentor y Libertador, sino también como la centralidad y universalidad del mo-
ver de Dios con miras al cumplimiento de Su economía en la tierra. Fuera del recobro
del Señor, ¿dónde pueden oír ustedes tales palabras? Debido a que pocos muestran
interés por la economía de Dios, esto ha demorado al Señor por casi dos mil años. La
presente situación mundial es propicia para que el Señor Jesús regrese, pero ¿qué
acerca de la economía de Dios?
El centro de la economía de Dios consiste en obtener un Cuerpo que exprese a Cristo.
A la postre, dicho Cuerpo será la novia de Cristo que le corresponde como Su comple-
mento y que descenderá con Él a la tierra para llevar a cabo el paso final de la economía
de Dios. En la actualidad, la situación mundial es propicia para Su venida, pero el Señor
aún no tiene Su complemento. Por tanto, Él no puede regresar. Él sigue esperando.
A lo largo de los siglos, el Señor ha obrado continuamente por medio de aquellos que
le aman a fin de recobrar las verdades perdidas. Sin embargo, debido a la falta de pers-
picacia de ellos, el Señor se ha visto obligado a proceder lentamente. Martín Lutero fue
firme respecto a la justificación por la fe, un ítem básico, pero no respecto a la práctica
de la iglesia. Después de Lutero, Dios se valió de los místicos para recobrar la vida in-
terior, y por medio de Zinzendorf y de sus compañeros se recobró la práctica de la vida
de iglesia en su etapa inicial. Más tarde, en el siglo XIX, Dios se valió de los Hermanos
para recobrar la práctica de la vida de iglesia de forma más plena; no obstante, pronto
entraron en degradación. Por tanto, a principios de este siglo, el Señor hizo algo en
China para obtener el recobro de la vida de iglesia de forma plena. Ahora el recobro, de
forma plena, ha llegado a nosotros.
Me preocupa que los amados santos que están en el recobro del Señor hayan recibido
ayuda principalmente en cuanto a la certeza de la salvación, y después, en cuanto a
asuntos como la piedad, la ética, la espiritualidad y el vencer. Todo esto es muy bueno.
Sin embargo, no creo que muchos entre los que están en el recobro del Señor compren-
dan claramente qué es la economía de Dios. La economía de Dios consiste en impartir
a Cristo en Sus elegidos a fin de que constituyan, primero, el Cuerpo de Cristo para
expresarlo, y después, la novia de Cristo que lo complemente y cumpla la economía de
Dios en la impartición divina. Por supuesto me alegra ver que muchos han recibido
ayuda en cuanto a buscar a Dios, buscar a Cristo, crecer en vida y ser más piadosos,
espirituales y victoriosos, pero todo esto no me satisface; más bien, preferiría que todos
tuviéramos ojos para ver la economía de Dios. Mi intención, mi meta, en estos mensa-
jes es ayudarles a que avancen saliendo de la esfera de buscar espiritualidad para que
entren en otra esfera, la esfera de ver el deseo de Dios, el beneplácito de Dios.
En el cristianismo hoy, incluso entre los que son más espirituales, la enseñanza no es
alimento, sino azúcar. Esta clase de enseñanza no nutre, sino que causa daño. Si usted
lee estos mensajes únicamente con el propósito de ser ayudado a buscar más de Dios,
a buscar más de Cristo y a crecer en vida, incluso todo eso pertenece a la esfera del
azúcar. Lo que usted necesita es alimento sólido (He. 5:11-14). Mientras que la leche es
para bebés, el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez. Entre los millo-
nes de cristianos hoy, ¿quién ha dejado de ser bebé? Llevamos diecisiete años impar-
tiendo el estudio-vida de las Escrituras; sin embargo, la mayoría de los santos todavía
permanece, se detiene, deambula, en la esfera de ser espirituales, victoriosos, vencedo-
res, etc. Muy pocos, incluso entre los colaboradores, son aptos para dar un mensaje
sobre la economía de Dios con la impartición divina. Por tanto, tenemos que ser intro-
ducidos en otra esfera, no la llamada esfera espiritual, sino la esfera de la economía de
Dios, la impartición de Dios. No estaré satisfecho hasta que vea esto. Me alegra en
cierto modo que el Señor haya liberado todas estas verdades y tengo plena fe y certeza
de que todas estas cosas serán llevadas a cabo; sin embargo, anhelo poder ver su cum-
plimiento.
ESTUDIO-VIDA DE ZACARÍAS
MENSAJE QUINCE
UNA PALABRA EN CUANTO AL ESPÍRITU HUMANO
Y AL CRISTO REVELADO EN ZACARÍAS
Lectura bíblica: Zac. 12:1; Is. 42:5-6; Jn. 4:24; 2 Ti. 4:22; Zac. 3:9; Ap. 5:6; Zac.
1:8-11, 20-21; 2:1-2, 5, 8-9, 11; 4:7, 2-3, 11-14; 9:9; 11:7-13; 14:9, 16-17; 4:9; 6:12-
15, 1
El libro de Zacarías revela que Cristo es maravillo y que Él es la centralidad y univer-
salidad de la economía de Dios. Pero ¿cómo podemos recibir a tal Cristo? El medio e
instrumento mediante el cual podemos recibir a Cristo es nuestro espíritu humano. Por
consiguiente, en este mensaje quisiera hablarles acerca del espíritu humano y del
Cristo revelado en Zacarías.
VERSÍCULOS ANÁLOGOS
EN LOS LIBROS DE ZACARÍAS E ISAÍAS
En los libros de Zacarías e Isaías, que tienen mucho que decir acerca de Cristo, hay
versículos análogos que hablan claramente sobre el espíritu humano. Zacarías 12:1
dice: “Así declara Jehová, que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y
forma el espíritu del hombre dentro de él”. Esto revela que los cielos fueron hechos
para la tierra, la tierra fue hecha para el hombre, y el hombre fue creado por Dios con
un espíritu a fin de que pudiese contactar a Dios, recibir a Dios, vivir a Dios, cumplir el
propósito de Dios en pro de Dios y ser uno con Dios.
Isaías 42:5 es un versículo análogo a Zacarías 12:1. “Así dice Dios Jehová, / que creó
los cielos y los desplegó, / que extendió la tierra y lo que de ella brota; / que da aliento
al pueblo que mora sobre ella, / y espíritu a los que por ella andan”. Aquí la palabra
hebrea traducida aliento también puede traducirse espíritu (cfr. Pr. 20:27). Estos ver-
sículos análogos hacen mención de tres cosas: los cielos, la tierra y el espíritu humano.
Mientras que Zacarías 12:1 dice que Dios forma el espíritu humano, Isaías 42:5 simple-
mente dice que Dios da un espíritu a los hombres.
El versículo 6 muestra el propósito por el cual Dios da un espíritu a los hombres: “Yo
soy Jehová; a Ti te llamé en justicia; / te tomé por la mano; / te guardé y te puse / por
pacto al pueblo, por luz a las naciones”. Aquí vemos que Dios se ha propuesto poner a
Su Hijo, Cristo, por pacto al pueblo y por luz a las naciones. Tal Cristo es maravilloso;
pero a menos que lo recibamos, Él no tiene nada que ver con nosotros. Para recibir a
este Cristo, debemos tener un órgano receptor, y dicho receptor es nuestro espíritu
humano. Dios nos ha dado un espíritu a fin de que podamos recibir a Cristo, ser partí-
cipes de Él, participar en Él y disfrutarlo como pacto y como luz.
ADORAR A DIOS EN ESPÍRITU
En esta coyuntura quisiera recordarles la conversación que el Señor tuvo con la mujer
samaritana en Juan 4. El Señor Jesús le dijo: “El que beba del agua que Yo le daré, no
tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que
brote para vida eterna” (v. 14). Cuando la mujer pidió al Señor que le diera esa agua, Él
le dijo que llamara a su marido (vs. 15-16). Su intención era ayudarla a que conociera
sus pecados. Sin embargo, ella inmediatamente cambió la conversación al tema de la
adoración, diciendo: “Nuestros padres adoraron en este monte, mas vosotros decís que
en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar” (v. 20). El Señor respondió: “La hora
viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre [...] Mas la hora viene,
y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y con ve-
racidad [...] Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es nece-
sario que adoren” (vs. 21, 23-24). Juan 4:24, un versículo maravilloso, concuerda con
Zacarías 12:1 e Isaías 42:5.
NUESTRO ESPÍRITU
Y EL ESPÍRITU SIETE VECES INTENSIFICADO
Nuestro espíritu humano regenerado corresponde a Cristo, quien es Espíritu (2 Co. 3:17). Al
respecto, Zacarías 3:9 dice: “He aquí la piedra que puse delante de Josué: sobre esta única piedra
hay siete ojos. Grabaré su grabadura, declara Jehová de los ejércitos, y quitaré en un solo día la
iniquidad de aquella tierra”. Esta piedra sobre la cual Dios grabó su grabadura para quitar el
pecado de Su pueblo, es Cristo. Los sietes ojos de la piedra son “los ojos de Jehová, que recorren
toda la tierra” (4:10). Para entender el significado de los sietes ojos, debemos considerar Apo-
calipsis 5:6: “Y vi [...] un Cordero en pie, como recién inmolado, que tenía siete cuernos, y siete
ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra”. Aquí el Cordero, la
piedra mencionada en Zacarías 3:9, es Cristo, y los sietes ojos son el Espíritu siete veces inten-
sificado. Por tanto, el Cristo que ha sido grabado por Dios para quitar nuestro pecado porta al
Espíritu siete veces intensificado. De hecho, Cristo, el postrer Adán, llegó a ser Espíritu vivifi-
cante (1 Cor. 15:45), incluso el Espíritu siete veces intensificado. Hoy Cristo es el Espíritu, y
tenemos un espíritu humano formado particularmente por Dios para corresponder a Cristo.
Prosigamos ahora para considerar al Cristo revelado en el libro de Zacarías. En la primera parte
de este libro (caps. 1—6) hay cinco visiones con respecto a Cristo, y en la última parte (caps.
9—14) hay muchos detalles con respecto a Cristo.
En la segunda visión (vs. 20-21), Cristo es el último Artífice usado por Dios para derribar los
cuatros cuernos —Babilonia, Persia, Grecia y el Imperio romano—, que dañaron y destruyeron
al pueblo escogido de Dios (vs. 18-19). Cristo es Aquel —quien es único— que no sólo derri-
bará los cuatros cuernos, sino que también desmenuzará la totalidad del gobierno humano desde
los dedos de los pies hasta la cabeza, gobierno que está representado por la gran imagen humana
en Daniel 2.
En la siguiente visión, Cristo es Aquel que mide Jerusalén a fin de poseerla (Zac. 2:1-2). Cristo
no sólo tomará posesión de Jerusalén, sino que también llegará a ser el centro de Jerusalén como
gloria en medio de ella y la circunferencia de Jerusalén como muro de fuego en derredor (v. 5).
Además, Él es tanto Aquel que envía como Aquel que es enviado. Él, Jehová de los ejércitos,
se envía a Sí mismo como Ángel de Jehová (vs. 8-9, 11).
En la cuarta visión, Cristo es revelado como piedra cimera de gracia (4:7). Según lo indica 3:9,
sobre esta piedra hay siete ojos, que representan los siete Espíritus, esto es, el Espíritu siete
veces intensificado. Por tanto, Cristo es la piedra cimera de gracia que da consumación al edi-
ficio de Dios con el Espíritu siete veces intensificado.
La quinta visión con respecto a Cristo es la visión del candelero de oro y los dos olivos (4:2-3,
11-14). El candelero aquí representa a la nación de Israel como testimonio colectivo de Dios,
cuyo resplandor irradia todas Sus virtudes. Podríamos decir que este candelero también tipifica
a Cristo, la corporificación del Dios Triuno. En los tiempos de Zacarías, los dos olivos eran
Josué y Zorobabel, pero durante los tres años y medio de la gran tribulación, los dos olivos
serán Moisés y Elías.
En Su primera venida
En Su primera venida, Cristo vino en calidad de Rey humilde, y como tal, fue bien re-
cibido sólo temporalmente en Jerusalén. Al respecto, Zacarías 9:9 dice: “¡Exulta gran-
demente, oh hija de Sion! / ¡Grita, oh hija de Jerusalén! / Ahora tu Rey viene a ti. / Él
es justo y porta la salvación, / humilde y montado sobre un asno, / sobre un pollino,
hijo de asna”. Cristo también vino en calidad de Pastor (11:7-11) al pastorear en Favor
(gracia) y Ataduras (atar en unidad). No obstante, Cristo, el Pastor apropiado de Israel,
fue detestado, atacado, rechazado y vendido por treinta piezas de plata (vs. 12-13). Por
tanto, los hijos de Israel fueron dejados en manos de los pastores falsos, insensatos e
inútiles —los ancianos, los sacerdotes y los escribas—, los cuales no habrían de cuidar-
los (v. 17).
En Su segunda venida
En los capítulos del 12 al 14, vemos a Cristo en Su segunda venida. Cuando Cristo re-
grese, Él será Rey no solamente sobre Israel, sino también sobre todos los pueblos de
la tierra: “Y Jehová será Rey sobre toda la tierra; y en aquel día Jehová será el único
Dios, y Su nombre será el único nombre” (14:9). Él reinará sobre toda la tierra, y todos
los pueblos de la tierra subirán a Jerusalén de año en año para adorar al Rey, a Jehová
de los ejércitos, y para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos (v. 16). Aquellos que rehú-
sen subir a Jerusalén para adorar el Rey no recibirán lluvia (v. 17).
Según Zacarías, el juicio que Cristo ejecuta sobre la tierra recae en tres categorías de
cosas. Primero, Él juzgará el hurto (5:3b, 4b). Hurtar representa los pecados cometidos
en contra de los hombres, los cuales son fruto de la avaricia y la codicia. Segundo, Cristo
juzgará el asunto de jurar falsamente por el nombre de Jehová (vs. 3c, 4c). Jurar falsa-
mente por el nombre de Jehová representa los pecados cometidos contra Dios mismo,
los cuales son fruto de relacionarse incorrectamente con Dios. Aquellos que juran fal-
samente de esta manera no se relacionan con Dios en fidelidad ni honestidad. Tercero,
Cristo juzgará la totalidad del gobierno humano, que está representado por la gran
imagen humana en Daniel 2. Cristo, el último Artífice, vendrá como piedra que fue
cortada no con manos y desmenuzará esta gran imagen desde los dedos de los pies
hasta la cabeza. Por tanto, Cristo eliminará completamente de la tierra todo hurto, todo
juramento falso en el nombre de Jehová y todo gobierno humano.
Debemos ver cómo el juicio de Cristo está relacionado con nosotros hoy. Debemos ase-
gurarnos de no hurtar en forma alguna y, además, de ser fieles y honestos con Dios; así
estaremos bien con los hombres y también con Dios. Finalmente, debemos ver que
Cristo vendrá como piedra cortada no con manos y desmenuzará la totalidad del go-
bierno humano, con lo cual traerá el reino eterno de Dios.