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Cuan importante eres para


Jesús!
“Querida Madre”
Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín
11 
Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama
Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una
gran multitud.
12 
Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí
que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su
madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente
de la ciudad.
LUCAS 7: 11-15 13 
Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le
dijo: No llores.
14 
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban
se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
15 
Entonces se incorporó el que había muerto, y
comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la
hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y
María Magdalena.

26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a


quien él amaba, que estaba presente, dijo a su
madre: Mujer, he ahí tu hijo.
Juan 19: 25-
27 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y
desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Jesús conoce la preocupación del corazón de cada
madre. El que tuvo una madre que luchó con la
pobreza y la privación, simpatiza con cada madre
en sus trabajos. El que hizo un largo viaje para
aliviar el ansioso corazón de una mujer cananea,
hará otro tanto por las madres de hoy. El que
devolvió a la viuda de Naín su único hijo, y en su
agonía sobre la cruz se acordó de su propia madre,
se conmueve hoy por la tristeza de una madre. En
todo pesar y en toda necesidad, dará consuelo y
ayuda. DTG. 473
21 
Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.
22 
Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región
clamaba, diciéndole: !!Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
23 
Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus
discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras
nosotros.
24 
El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de
la casa de Israel.
25 
Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: !!Señor,
Mateo 15:22-28 socórreme!
26 
Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y
echarlo a los perrillos.
27 
Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas
que caen de la mesa de sus amos.
28 
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe;
hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella
hora.
Acudan las madres a Jesús con sus
perplejidades. Hallarán gracia
suficiente para ayudarles
en la dirección de sus hijos. Las
puertas están abiertas para
toda madre que quiera poner sus
cargas a los pies del Salvador. 
Debemos orar como nunca lo hemos hecho
antes, para que Dios preserve y bendiga a
nuestros hijos.—Manuscrito 16, 1895. CN.467
Cuando empiece el juicio y los libros sean
abiertos, cuando sea pronunciado el “Bien
hecho” del gran Juez, y colocada en la frente
del vencedor la corona de gloria inmortal,
muchos levantarán sus coronas a la vista del
universo reunido y, señalando a sus madres,
dirán: “Ella hizo de mí todo lo que soy
mediante la gracia de Dios. Su instrucción, sus
oraciones, han sido bendecidas para mi
salvación eterna”.—
Mensajes para los Jóvenes, 328. 

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