0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
15 vistas9 páginas
El documento describe varios eventos bíblicos en los que Jesús mostró compasión por las madres y sus hijos. Resucitó al hijo único de una viuda, se preocupó por su propia madre mientras moría en la cruz, y sanó a la hija de una mujer cananea. El documento anima a las madres a acudir a Jesús con sus preocupaciones, y promete que Él dará consuelo y ayuda. También insta a las madres a orar por la protección y bendición de sus hijos.
El documento describe varios eventos bíblicos en los que Jesús mostró compasión por las madres y sus hijos. Resucitó al hijo único de una viuda, se preocupó por su propia madre mientras moría en la cruz, y sanó a la hija de una mujer cananea. El documento anima a las madres a acudir a Jesús con sus preocupaciones, y promete que Él dará consuelo y ayuda. También insta a las madres a orar por la protección y bendición de sus hijos.
El documento describe varios eventos bíblicos en los que Jesús mostró compasión por las madres y sus hijos. Resucitó al hijo único de una viuda, se preocupó por su propia madre mientras moría en la cruz, y sanó a la hija de una mujer cananea. El documento anima a las madres a acudir a Jesús con sus preocupaciones, y promete que Él dará consuelo y ayuda. También insta a las madres a orar por la protección y bendición de sus hijos.
Jesús! “Querida Madre” Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín 11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. LUCAS 7: 11-15 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a
quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Juan 19: 25- 27 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Jesús conoce la preocupación del corazón de cada madre. El que tuvo una madre que luchó con la pobreza y la privación, simpatiza con cada madre en sus trabajos. El que hizo un largo viaje para aliviar el ansioso corazón de una mujer cananea, hará otro tanto por las madres de hoy. El que devolvió a la viuda de Naín su único hijo, y en su agonía sobre la cruz se acordó de su propia madre, se conmueve hoy por la tristeza de una madre. En todo pesar y en toda necesidad, dará consuelo y ayuda. DTG. 473 21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: !!Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: !!Señor, Mateo 15:22-28 socórreme! 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Acudan las madres a Jesús con sus perplejidades. Hallarán gracia suficiente para ayudarles en la dirección de sus hijos. Las puertas están abiertas para toda madre que quiera poner sus cargas a los pies del Salvador. Debemos orar como nunca lo hemos hecho antes, para que Dios preserve y bendiga a nuestros hijos.—Manuscrito 16, 1895. CN.467 Cuando empiece el juicio y los libros sean abiertos, cuando sea pronunciado el “Bien hecho” del gran Juez, y colocada en la frente del vencedor la corona de gloria inmortal, muchos levantarán sus coronas a la vista del universo reunido y, señalando a sus madres, dirán: “Ella hizo de mí todo lo que soy mediante la gracia de Dios. Su instrucción, sus oraciones, han sido bendecidas para mi salvación eterna”.— Mensajes para los Jóvenes, 328.