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CLAVES PARA CULTIVAR

EL BIENESTAR DEL
DOCENTE EN EL AULA
La realidad es que ser docente no es fácil ya que es una de
las profesiones que requiere mayor dedicación y atención.
El ambiente escolar puede llegar a ser muy estresante y
exigente, por ello es probable que la mayoría del
profesorado pueda sentirse agotado a final del curso.
Incluso a largo plazo, una situación prolongada de estrés
puede llegar a desencadenar en el llamado ‘burnout’ o
agotamiento emocional.
1. PREVENIR LA FATIGA DEL DOCENTE

El primer paso es reconocer la necesidad de autocuidado del docente. Es necesario


crear espacios en la agenda para parar y satisfacer nuestras propias necesidades, para
entrar en un equilibrio entre dar y recibir. Esto no sólo ayudará a mejorar tu propio
bienestar socioemocional, sino que al mismo tiempo mejorará tu capacidad de estar
presente con tu alumnado, contribuyendo a crear escuelas más amables y conscientes
que faciliten el aprendizaje
La práctica de la autocompasión implica tomar medidas y hacer cambios positivos en
nuestras vidas, y cuando entramos en este proceso de autocuidado, los docentes
pueden volver a reconectarse con su profunda motivación y entusiasmo por
acompañar las experiencias educativas del alumnado.
2. APRENDER A SER NUESTRO MEJOR AMIGO O
AMIGA

¿Te has preguntado alguna vez si eres más amable con los demás que contigo mismo o
misma? Si observamos a un buen amigo o compañero que está sufriendo, es probable
que nos despierte una motivación genuina para poder aliviar su malestar. Eso es
compasión.

Nuestro reto es poder ofrecernos ese cuidado y amabilidad a nosotros mismos cuando
vivimos momentos estresantes. En otras palabras, aprender a ser nuestro mejor amigo.
Esto es lo que denominamos como autocompasión. La autocompasión consciente
combina las habilidades del mindfulness y la autocompasión, proporcionando una
herramienta poderosa para la resiliencia emocional.
3. EMPEZAR POR TI… PONTE LA MÁSCARA DE
OXÍGENO

Empezar a entrenar la autocompasión en la vida cotidiana.

-Reconfigurar nuestro cerebro para desarrollar la resiliencia.


(capacidad de adaptación ante una adversidad)

Lo ideal es que la realices en el momento que sientas que te vas a


enfrentar ante un desafío en el aula, un malentendido entre
compañeros, o bien cuando te venga una preocupación, para
fortalecer tu presencia conectada.

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