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para la reproducció n
Capacidad femenina para la reproducción
La fertilidad femenina se define como la capacidad de la
mujer para concebir un hijo y llevar a término el
embarazo durante 9 meses.
En este sentido, deben cumplirse dos requisitos para poder considerar que una mujer es fértil:
Los ovarios deben producir óvulos de buena calidad para poder ser fecundados por un
espermatozoide.
El útero de la mujer ha de ser capaz de mantener la gestación una vez conseguido el embarazo
y hasta el momento del parto.
Para que una mujer sea fértil, todos sus órganos sexuales deben ser funcionales. Esto se consigue gracias
a las características anatómicas y al correcto funcionamiento del sistema endocrino que actúa
segregando las hormonas adecuadas.
Durante la infancia, no hay secreción de hormonas sexuales y el cuerpo actúa por igual en niños y niñas.
La única diferencia en el cuerpo de ambos sexos son los caracteres sexuales primarios, es decir, los
órganos sexuales.
Una vez llega la pubertad a los 11-12 años, los ovarios de la mujer empiezan a funcionar debido a la
llegada de las hormonas FSH y LH desde la hipófisis, las cuales provocan la maduración de los órganos
sexuales femeninos.
A partir de este momento, los ovarios empiezan a segregar las hormonas femeninas estrógenos y
progesterona, y la mujer desarrolla los caracteres sexuales secundarios:
Los ciclos menstruales deben estar bien regulados para que la mujer sea fértil. Aproximadamente un
ciclo dura unos 28 días y el periodo fértil, que es cuando tiene lugar la ovulación, se concentra en la
mitad. Estos son los mejores días para quedar embarazada y, por tanto, el momento adecuado para
tener relaciones sexuales con la pareja.
Capacidad Masculina para la reproducción.
La fertilidad masculina se define como la capacidad reproductiva del hombre para dejar embarazada a una
mujer y poder tener un hijo. Por tanto, para que el hombre sea capaz de procrear, es necesario que su
sistema reproductivo funcione correctamente.
En definitiva, para considerar que un varón es fértil, deben darse estas dos situaciones:
Los testículos deben producir espermatozoides en suficiente cantidad y calidad para fecundar al óvulo de la
mujer.
La eyaculación del semen en la vagina de la mujer. Esto se consigue al mantener relaciones sexuales
completas.
Todo este sistema reproductor se encuentra regulado por las hormonas masculinas que empiezan a hacer
su función a partir de la pubertad.
Desde el momento del nacimiento, los niños poseen un aparato reproductor diferente del femenino. Sin
embargo, éstos aún no son funcionales hasta que llega la pubertad.
Cuando el varón llega a la edad de 11-12 años, su sistema endocrino empieza a segregar las hormonas
sexuales masculinas (andrógenos) y se inicia la maduración sexual. En este momento, empieza la
producción de espermatozoides en los testículos y se desarrollan los caracteres sexuales masculinos:
El coito o cópula vaginal es la introducción del pene en la vagina. Puede ser también un coito anal o un coito
oral, cuando la introducción del pene es en el recto a través del ano o en la boca respectivamente. Es sólo una
parte de la respuesta sexual coital y ésta es una fase del proceso relación sexual.
En muchas oportunidades puede estar ausente, o incluso ser parcialmente cumplido, sin que por ello afecte
la totalidad de la relación humana en el campo de la sexualidad. La relación sexual humana se construye en
base al desarrollo de la sexualidad como componente de la personalidad con sus características de
historicidad, voluptuosidad, trascendencia, lenguaje y respuesta paradojal.
La relación sexual puede ser analizada dependiendo de las etapas de desarrollo del ser humano. Es así
como existen elementos de sexualidad en el niño, en el preescolar, en la adolescencia, en la adultez, en la
senectud. En cada una de estas etapas del desarrollo humano hay elementos de sexualidad, de relación
sexual. Sin embargo, no en todas ellas está presente la cópula o el coito.