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función
Durante el tiempo de aquellos vehículos impulsados a
caballo, vale decir los carruajes, existía la preocupación de
hacer que sus viajes fueran más cómodos. Aquellas primeras
carreteras empedradas eran una tortura para aquellos que
viajaban en los carruajes pues cada hoyo, piedra o
imperfección por donde pasaban se registraba donde se
sentaban con la misma magnitud, creando hasta problemas
de salud en la espalda de aquellos conductores o cocheros,
quienes debido a su profesión llevaban la mayor parte del
daño.
Se hicieron muchos esfuerzos para contrarrestar los golpes producidos por el paso por dichas carreteras,
entre ellos se acolcharon los asientos y se pusieron resortes en el pescante del cochero, pero el
problema no se resolvía. Como último intento, se colgó la cabina del carruaje. Con unas correas de
cuero y desde los soportes de metal que salían de los ejes, esta quedaba suspendida por los cuatro
soportes. Irónicamente, el resultado no fue el deseado, aunque los golpes eran parcialmente
absorbidos, la cabina se balanceaba sin control anexando a los golpes el mareo de sus ocupantes. No
obstante, a partir de este momento nace, por así decirlo, el concepto de la suspensión que no es más
que un medio elástico que además de sostener la carrocería, asimila las irregularidades de la calzada
A medida que pasó el tiempo, las suspensiones fueron evolucionando y se hacían más eficientes, por lo
que las ruedas se hacían más pequeñas. Anteriormente las ruedas eran de mayor tamaño ya que así
reducían los efectos de las irregularidades del camino, mientras que las pequeñas las registraban más
porque entraban en los hoyos en una mayor proporción. En nuestros días la suspensión ha alcanzado tal
nivel de perfección que a veces resulta imperceptible notarla. Pero conozcamos su función y aquellos
elementos que la componen.
Función de la suspensión