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Cuando una familia entra en una consulta psicológica, normalmente lo hace con
la expectativa de que sea el psicólogo el que solucione sus problemas. Esto suele
suceder porque estamos acostumbrados al modelo médico, en el que un
profesional nos receta una solución externa que no suele implicar ningún cambio
excepcional en nuestras vidas. Al menos no más allá de tomar una pastilla a
determinadas horas.
Pero, como muchas personas desconocen, un buen psicólogo no trabaja así. En una
terapia psicológica lo que se busca es que el paciente que inicia la terapia, en un rol
inferior y expectante al del psicólogo, acabe convirtiéndose en su mejor
terapeuta: dominando y utilizando de manera efectiva las herramientas que el
psicólogo le ha facilitado.
Es muy importante que este mensaje sea
transmitido de manera clara por los
psicólogos a sus pacientes. Hay que
hacerles saber que son los propios
pacientes los partícipes y principales
valedores de los cambios establecidos en
su vida. Nosotros, como psicólogos, solo
les hemos ayudado a alcanzar su bienestar
intentando potenciar sus capacidades con
herramientas muy específicas. Más allá de
este punto, son los pacientes los que las
han puesto en práctica y recogido los
resultados: son ellos los que han caminado
hasta el punto en que se encuentran.
Para tratar este tema en el cierre
de la terapia suele ser positivo
pedirle al paciente que reflexione
sobre lo que ha
aprendido. También se le puede
pedir que escriba una carta a su
yo del pasado: ese que acudió en
busca de ayuda psicológica para
afrontar un problema que ya ha
resuelto o ha aprendido a
manejar. Esto hará que adquiera
e interiorice una perspectiva
distinta sobre lo que es capaz de
hacer, sirviéndole este ejercicio
de toma de conciencia como
gran ayuda ante posibles
recaídas.
El cierre de la terapia no tiene porque suponer una
ruptura total con el terapeuta. No es sinónimo de una
irreversible vuelta atrás o reencuentro futuro
ocasional. Heather Craige (2006) defiende que es
importante dejar «una puerta abierta» para un
posible contacto futuro en caso necesario, o incluso,
algún contacto ocasional. Sin embargo, este aspecto
deberá ser consensuado entre el paciente y el
terapeuta.
• CIERRE EXITOSO
• El mérito es de los clientes
• Rituales de cierre
– “Repartir el mérito” (Ben Furman)
– Rituales de cierre: “sesión consigo mismo”
– Rituales de cierre: carta para otro cliente
• CIERRE NO EXITOSO
• La responsabilidad es de los terapeutas
• Facilitar una buena derivación
Carta para días de lluvia (Y. Dolan)
• Animamos a la persona
a que en un “día bueno”
escriba una carta
dirigida a sí misma en la
que se dé ánimos a sí
misma y algunos
consejos sobre qué
hacer en un “día malo”:
qué hacer, a quién
llamar, qué cosas
decirse a sí misma….
La caja de recursos (Y.Dolan)
• Sugerimos al consultante
que en una caja bonita
vaya guardando sus
recursos: el número de
teléfono de algún amigo,
la foto de un ser querido,
un souvenir que le
recuerde un día especial…
• También puede guardar
en la caja su “Carta para
los Días de Lluvia”.
Algunos rituales para el cierre