piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. 1 REYES 9:1-3(NVI) Cuando Salomón terminó de construir el templo del SEÑOR y el palacio real, cumpliendo así todos sus propósitos y deseos, 2 el SEÑOR se le apareció por segunda vez, como lo había hecho en Gabaón, 3 y le dijo:«He oído la oración y la súplica que me has hecho. Consagro este templo que tú has construido para que yo habite en él por siempre. Mis ojos y mi corazón siempre estarán allí. 1. NACIMOS CON UN PROPOSITO JUAN 18:37(NVI) 37 —¡Así que eres rey! —le dijo Pilato. —Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz. 2. NUESTRO ALCANCE E IPACTO SE MULTIPLICA MATEO 14:13-21(NVI) 13 Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados. 14 Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. 15 Al atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron: —Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer. MATEO 14:13-21(NVI) 16 —No tienen que irse —contestó Jesús—. Denles ustedes mismos de comer. 17 Ellos objetaron: —No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados. 18 —Tráiganmelos acá —les dijo Jesús. MATEO 14:13-21(NVI) 19 Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente. 20 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron. 21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. 3. HACE LAS COSAS SIN ESPERAR NADA A CAMBIO 2 REYES 4:8-20, 32-37(NVI) 8 Un día, cuando Eliseo pasaba por Sunén, cierta mujer de buena posición le insistió que comiera en su casa. Desde entonces, siempre que pasaba por ese pueblo, comía allí. 9 La mujer le dijo a su esposo: «Mira, yo estoy segura de que este hombre que siempre nos visita es un santo hombre de Dios. 10 Hagámosle un cuarto en la azotea, y pongámosle allí una cama, una mesa con una silla, y una lámpara. De ese modo, cuando nos visite, tendrá un lugar donde quedarse». 2 REYES 4:8-20, 32-37(NVI) 11 En cierta ocasión Eliseo llegó, fue a su cuarto y se acostó. 12 Luego le dijo a su criado Guiezi: —Llama a la señora. El criado así lo hizo, y ella se presentó. 13 Entonces Eliseo le dijo a Guiezi: —Dile a la señora: “¡Te has tomado muchas molestias por nosotros! ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Quieres que le hable al rey o al jefe del ejército en tu favor?” Pero ella le respondió: —Yo vivo segura en medio de mi pueblo. 2 REYES 4:8-20, 32-37(NVI) 14 Eliseo le preguntó a Guiezi: —¿Qué puedo hacer por ella? —Bueno —contestó el siervo— ella no tiene hijos, y su esposo ya es anciano. 15 —Llámala —ordenó Eliseo. Guiezi la llamó, y ella se detuvo en la puerta. 16 Entonces Eliseo le prometió: —El año que viene, por esta fecha, estarás abrazando a un hijo. —¡No, mi señor, hombre de Dios! —exclamó ella—. No engañe usted a su servidora. 2 REYES 4:8-20, 32-37(NVI) 17 En efecto, la mujer quedó embarazada. Y al año siguiente, por esa misma fecha, dio a luz un hijo, tal como Eliseo se lo había dicho. 18 El niño creció, y un día salió a ver a su padre, que estaba con los segadores. 19 De pronto exclamó: —¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele la cabeza! El padre le ordenó a un criado: —¡Llévaselo a su madre! 2 REYES 4:8-20, 32-37(NVI) 20 El criado lo cargó y se lo llevó a la madre, la cual lo tuvo en sus rodillas hasta el mediodía. A esa hora, el niño murió. 2 REYES 4:8-20, 32-37(NVI) 32 Cuando Eliseo llegó a la casa, encontró al niño muerto, tendido sobre su cama. 33 Entró al cuarto, cerró la puerta y oró al SEÑOR. 34 Luego subió a la cama y se tendió sobre el niño boca a boca, ojos a ojos y manos a manos, hasta que el cuerpo del niño empezó a entrar en calor. 35 Eliseo se levantó y se puso a caminar de un lado a otro del cuarto, y luego volvió a tenderse sobre el niño. Esto lo hizo siete veces, al cabo de las cuales el niño estornudó y abrió los ojos 36 Entonces Eliseo le dijo a Guiezi: —Llama a la señora. Guiezi así lo hizo y, cuando la mujer llegó, Eliseo le dijo: —Puedes llevarte a tu hijo. 37 Ella entró, se arrojó a los pies de Eliseo y se postró rostro en tierra. Entonces tomó a su hijo y salió.