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HISTORIA SOCIAL DE LA CIENCIA Y DE LA

TÉCNICA

Los estudios médicos en la modernidad. El surgimiento


de la Clínica hospitalaria.
Siglo XVIII
El iluminismo contribuyó a una visión optimista acerca del rol y de los beneficios de la medicina. Los
gobiernos fueron desarrollando políticas sociales cada vez más amplias tendientes al bienestar de la
población.

Fue surgiendo una nueva élite médica en los países europeos con un rol más prominente en la
sociedad. Buscó el establecimiento de nuevas instituciones caritativas para el cuidado de los
enfermos. Estos establecimientos proveyeron refugio, comida y un modesto régimen médico para el
manejo de las enfermedades.

Fue surgiendo al mismo tiempo una preocupación por establecer los principios acerca de la salud y la
enfermedad basados en los nuevos modelos de anatomía y fisiología producto de las disecciones de
Vesalio y los experimentos de Harvey, combinados con los descubrimientos químicos y microscópicos.

En este sentido, se desarrolla la clasificación de las enfermedades (nosología) al mismo tiempo que se
realizan esfuerzos similares en la taxonomía de plantas y animales
¿Cómo se transformó la medicina tradicional galénica en medicina científica?
La medicina occidental moderna surgió en Francia con la Escuela médica de París durante la primera mitad
del siglo XIX. Entre sus representantes se encontraban Pierre J. Cabanis (1757-1808) y Philippe Pinel
(1745-1826). Los hospitales de París ofrecían, a partir de los numerosos pacientes que poseían, la oportunidad de
observar un gran número de individuos enfermos.

En este contexto se da el surgimiento de :

• La clínica hospitalaria.

• Humanización de los tratamientos de pacientes maniáticos.

• Anatomía patológica.

• Hospitales como centro de enseñanza clínica.


René Laënnec (1781-1826),
médico francés inventor del
estetoscopio.
Dr. Philippe Pinel en el Hospital Salpêtrière, en 1795 por Tony Robert-Fleury. Pinel ordenando que les quiten las
cadenas a los pacientes del hospital (el “asilo de mujeres”).
Mr. Pinel en Francia es, por último, quien debe fijar la atención bajo el punto de las alteraciones
mentales. Él ha recogido los datos que le suministraban los médicos que anteriormente a él
habían tratado este asunto. Médico en jefe por muchos años de los hospitales de Bicêtre y de la
Salpêtrière se ha encontrado en disposición de observar las infinitas variedades de la manía, la
influencia de un tratamiento moral y de un orden de cosas constante y arreglado. Él ha hecho
realmente un gran servicio al arte y a la humanidad variando el tratamiento de los maníacos y
liberándolos de las manos empíricas que miraban a estos desgraciados como a unos criminales
furiosos que era preciso sujetar con grillos, azotarlos, someterlos a los excitantes más fuertes sin
ninguna consideración a su moral, rodearlos de objetos espantosos, de personas crueles que se
gozaron en sus sufrimientos, poniendo todas las precauciones para que ninguna afección dulce
viniese a suspender un tanto la desesperación a que se encontraban condenados. Así es que se
consideraba como incurable todo el que tenía la desgracia de venir a alguno de estos horrorosos
establecimientos.

Alcorta, Diego, Disertación sobre la Manía Agua (1827)

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