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PRINCIPIOS Y GARANTIAS

• El Principio de la Presunción de Inocencia:


• Constituye una de las conquistas esenciales del movimiento liberal que
consistió en elevar al rango constitucional el derecho de todo
ciudadano sometido a un proceso penal a ser considerado inocente
(Art. 2º inciso 24 literal e).
• Es uno de los pilares del proceso penal acusatorio, reconocido como el
derecho de toda persona a que se presuma su inocencia en tanto no
recaiga sobre ella una sentencia condenatoria.
• Este principio está vigente a lo largo de todas las etapas del proceso y
en todas las instancias. “La presunción de inocencia ha de desplegar,
pues, sus efectos en la fase instructora, impidiendo que los actos
limitativos de los derechos fundamentales, en general, y la prisión
provisional, en particular, no puedan ser adoptados sin la existencia,
previa de fundados motivos de participación en el hecho punible del
imputado y tras una resolución motivada en la que se cumplan todas
las exigencias del principio de proporcionalidad”.
• Este principio sólo puede ser desvirtuado a través de la actividad
probatoria con las siguientes notas esenciales:
• La carga de la prueba corresponde exclusivamente a la parte
acusadora (Ministerio Público) y no a la defensa; aquél ha de probar en
el juicio los elementos constitutivos de la pretensión penal
• La prueba debe practicarse en el juicio oral bajo inmediación del
órgano jurisdiccional, con las debidas garantías procesales.
• El juez penal que juzga, solo queda vinculado a lo alegado y
probado en el juicio oral.
• Las pruebas deben ser valoradas, con criterio de conciencia por
jueces ordinarios competentes, independientes e imparciales.
• Este principio está íntimamente en íntima relación con el derecho a
la Libertad que la Constitución garantiza a toda persona (Art. 2º
inciso 24), por ello en el marco de un proceso acusatorio todas las
medidas coercitivas en general y la prisión preventiva en particular,
tienen carácter excepcional y provisional, sólo podrán imponerse
cuando haya peligro procesal, es decir, de fuga o de
entorpecimiento de la actividad probatoria.
• En resumen, la presunción de inocencia significa:
• Que nadie está obligado a demostrar su inocencia, pues esta se
presume.

• Que solo, a través de una sentencia fundada en derecho, se podrá


declarar la responsabilidad penal del acusado.

• Que nadie puede ser tratado como culpable mientras no exista esa
declaración judicial firme.

• Que no puede haber ficciones de culpabilidad: la sentencia absolverá o


condenará, no existe otra posibilidad.

• Este derecho tiene dos efectos. A nivel extraprocesal, es un derecho


subjetivo por el cual al sindicado se le debe tratar como inocente.
• Es decir, que nadie, ni la policía ni la fiscalía ni los medos de
comunicación, pueden señalar a alguien como culpable hasta que una
sentencia lo declare como tal, a fin de respetar su derecho al honor e
imagen.
• A nivel procesal, el mismo trato de no autor hasta que un régimen de
pruebas obtenidas debidamente produzca condena.
• El Derecho de Defensa:
• Cuando la primera parte del numeral 14 del artículo 139º de la
Constitución Política del Perú consagra como uno de los fundamentos
de la función jurisdiccional: “El principio de no ser privado del derecho
de defensa en ningún estado del proceso, extiende dicha protección
constitucional a cualquier momento y tipo de procedimiento (penal, civil,
constitucional, laboral, etc.), reconociéndolo como requisito esencial
para la válida constitución de un proceso.
• Por su parte, el artículo IX del Título Preliminar del CPP de 2004
prescribe que:
• Toda persona tiene derecho inviolable e irrestricto a que se le informe
de su derechos, a que se le comunique de inmediato y detalladamente
la imputación formulada en su contra, y a ser asistida por un abogado
defensor de su elección o, en su caso, por un abogado de oficio, desde
que es citada o detenida por la autoridad.
• También tiene derecho a que se le conceda un tiempo razonable para
que prepare su defensa; a ejercer su autodefensa material; a intervenir,
en plena igualdad, en la actividad probatoria; y, en las condiciones
previstas por la Ley, a utilizar los medios de prueba pertinentes.
• El ejercicio del derecho de defensa se extiende a todo estado y grado
del procedimiento, en la forma y oportunidad que la ley señala.
• Nadie puede ser obligado o conducido a declarar o a reconocer
culpabilidad contra sí mismo, contra su cónyuge, o sus parientes
dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
• El proceso penal garantiza, también, el ejercicio de los derechos de
información y de participación procesal a la persona agraviada o
perjudicada por el delito. La autoridad pública está obligada a velar
por su protección y a brindarle un trato acorde con su condición.
• Nuestro ordenamiento jurídico – a la par con las normas
internacionales – concibe al derecho de defensa como pilar de
cualquier tipo de procedimiento y, por ende, como una manifestación
del debido proceso, entendido este como el proceso en el que se
respetan las garantías constitucionales a favor de los intervinientes.
• Importante es señalar que el derecho de defensa es, a su vez,
principio y garantía.
• Constituye un principio por que sirve de fundamento para el
desarrollo del proceso y para la interpretación de la norma adjetiva.
• Es una garantía porque el ordenamiento jurídico dota de
mecanismos legales para hacerlo valer durante el proceso.
En ese sentido y de modo general, podemos definir el derecho de
defensa como la garantía constitucional que le asiste a toda persona
que posee interés directo en la resolución jurídica del proceso penal
para poder comparecer ante los órganos de persecución pertinentes,
a lo largo de todo el proceso, a fin de poder resguardar con eficacia
sus intereses en juego.
• Ese derecho de defensa tiene dos dimensiones:
• Como derecho subjetivo, es un derecho fundamental que pertenece a
todas las partes en el proceso, cuyas notas características son su
irrenunciabilidad y su inalienabilidad;
• Como garantía del proceso, tiene su carácter objetivo institucional, la
defensa constituye un verdadero requisito para la validez del proceso,
siempre necesaria, aun al margen o por sobre la voluntad de la parte,
para la validez del juicio.
• Limitando el análisis del derecho de defensa al ámbito del proceso
penal, lo podemos definir como el derecho público constitucional que
asiste a toda persona física a quien se le pueda atribuir la comisión de
un hecho punible, mediante cuyo ejercicio se garantiza al imputado la
asistencia técnica de un abogado defensor y se les concede a ambos la
capacidad de postulación necesaria para oponerse eficazmente la
pretensión punitiva y poder hacer valer dentro del proceso el derecho
constitucional a la libertad del ciudadano.
• Existiendo una imputación nace el derecho de defensa, lo que importa
reconocer que el imputado tiene, en cuanto posibilidad procesal,
el derecho de acceder al proceso o a la investigación, esto es, a ser
oído por la autoridad en todas y cada una de las instancias en que la
causa se desenvuelva.
• La defensa, en tanto derecho fundamental, es ejercida tanto por el
imputado cuanto por su abogado defensor, de ahí su carácter dual:
Privada o material y pública o formal.
• La defensa material comprende el derecho del imputado a hacer valer
su propia defensa, ya sea contestando la imputación, negándola,
guardando silencio, o bien conformándose con la pretensión del fiscal.
• La defensa técnica se erige como un servicio público imprescindible
que se presta aun contra la voluntad del imputado y viene a
complementar la capacidad del imputado para estar en juicio penal, con
lo que se busca garantizar el principio igualdad de armas y resistir
eficazmente la persecución penal.

• Plazo Razonable:
• Toda persona tiene derecho a ser juzgada sin demora, todo cual
implica el deber del Estado de realizar un juicio penal breve y sin
dilaciones, a fin de resolver la condición - inocente o culpable - del
imputado, así como de tutelar el interés resarcitorio de la víctima;
derecho que resulta aún más exigible en el caso de los procesados
detenidos, ya que la insuficiencia del sistema penal estatal no puede ni
debe justificar la privación de la libertad por plazos indeterminados o
inciertos­.
• Según Fernández Montalvo la tardanza en la tramitación y resolución
de los procesos penales asume especial importancia cuando se ha
dispuesto la privación de libertad del acusado. El mismo autor agrega
que la dilación indebida también incide en el propio resultado del
proceso y la verdad material que en el se persigue, ya que con el
retraso del juicio puede incluso llegar a ser inútil la prestación de
testimonios por explicable olvido de los hechos o de la identidad de
quienes participaron en ellos.
• Este principio consagrado en los Tratados Internacionales sobre
Derechos Humanos, dispone la garantía de un proceso que se
desarrolle dentro de los límites de tiempo preestablecido y que reciba
una pronta solución; así, se establece un juicio que se desarrolle en un
plazo razonable o sin dilaciones indebidas, según la doctrina, ambos
términos son sinónimos.
• Independencia Judicial:
• Según Eberhard Schmidt, la independencia judicial es, antes que
nada,” un problema de derecho constitucional y de organización
judicial", que ejerce influencia directa en el proceso penal, pues
garantiza la imparcialidad, la verdad y la justicia del fallo.
• La naturaleza heterocompositiva del proceso penal exige como
presupuesto indispensable la imparcialidad del órgano jurisdiccional;
consiste en el sometimiento del Juez al derecho y a las atribuciones
propiamente jurisdiccionales que la Constitución establece; implica la
ausencia de todo interés en la resolución del proceso que no sea la
aplicación estricta del ordenamiento jurídico; el Juez dicta sus fallos con
entera libertad, los mismos que no pueden ser desconocidos ni
revisados por otros poderes del Estado; ninguna autoridad puede
avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional, ni interferir
en el ejercicio de sus funciones. (Art. 139º inc. 2 de la Constitución);
según Hippel, "el Juez que resuelve conforme al deber, no tiene
superiores en el ejercicio de sus obligaciones oficiales"';
• La independencia del Poder Judicial no importa un privilegio para los
jueces sino, más propiamente, una libertad y una garantía para la
producción de resoluciones justas, arregladas a derecho.; tal
independencia puede ser externa o interna; la externa garan­tiza al
magistrado su autonomía con respecto a poderes ajenos a la estructura
judicial; la interna su autonomía con respecto a los pro­pios órganos de
la institución judicial. Binder señala por ello que el Juez es el principal y
último custodio de su autonomía.
• El Derecho a un Juez Imparcial:
• Nos encontramos, frente a una de las garantías más importantes de
cualquier tipo de proceso, en vista de que el primer de los requisitos
estructurales que ha de cumplir necesariamente cualquier juez o
Tribunal, para poder ser considerado como tal, es el carácter o
condición de tercero ajeno al conflicto cuya solución se demanda.
• La actividad judicial es, ante todo, una acusación “desinteresada”,
pudiendo afirmarse que la legitimación judicial se encuentra
antitéticamente opuesta a la de las partes, en tanto que la legitimación
de estas se determina por la titularidad de un derecho o la existencia de
un interés en el proceso, la del juez provienen precisamente de esa
ausencia de interés con el objeto procesal.
• Mixán Máss indica que la imparcialidad impone la rigurosa aplicación
del principio de la identidad: “el juez es juez, nada más que juez”. Y
entre el juez y las partes resulta aplicable el principio de tercio excluido:
“o bien es parte o bien es juez, no hay posibilidad intermedia”.
• El Derecho al Juez Natural:
• El principio de juez natural funciona como un instrumento necesario de
la imparcialidad y como una garantía frente a la posible arbitrariedad de
la actuación del poder penal del Estado en perjuicio del acusado que
podría facilitarle mediante la asignación posterior al momento del
acaecimiento del hecho que se le imputa, de un juez especialmente
designado, no para juzgarlo imparcialmente (es decir, libre de
mandatos políticos, de prejuicios o de presiones sobre el caso), sino
para perjudicarlo.
• El órgano judicial debe presentar cuatro caracteres indispensables:
• Competencia o la aptitud que la ley confiere para ejercer su jurisdicción
en un caso concreto.
• Independencia, implica que no se encuentre subordinado a ninguna de
las partes del proceso o entidad externa.
• Imparcialidad, el juez es un tercero neutral para decidir el proceso con
objetividad; y
• Estar establecido con anterioridad por la Ley, es decir que debe haber
sido designado previamente al hecho que motiva el proceso, de
acuerdo al mecanismo constitucional para su nombramiento.
• Oralidad:
• Un proceso es oral si la fundamentación de la sentencia se
realiza exclusivamente mediante el material de hecho,
introducido verbalmente en el juicio. Lo rigurosamente oral es la
ejecución de la prueba, los informes de las partes y la “última
palabra” del imputado.
• Entonces, en un proceso regido por el principio de oralidad no
todos los actos procesales necesariamente se realizan de forma
verbal. Por tanto, lo decisivo para la calificación de un proceso
como oral es su fase probatoria,
• No obstante, se considera que el principio de oralidad se
manifiesta en diversos momentos del procedimiento:
• cuando las partes sustentan verbalmente sus requerimientos
ante el juez de investigación preparatoria, cuando exponen sus
alegatos en la audiencia de juicio oral ante el juez penal, cuando
oralizan sus medios probatorios e, incluso, apreciamos la
oralidad cuando el juzgador emite su fallo en audiencia y cuando
la parte lo impugna oralmente, salvo que reserve su derecho a
impugnar dentro del plazo de ley.
• La oralidad, entonces, es un principio que rige no solo la audiencia de
juicio oral, sino todo el procedimiento. Este principio permite que el
juzgador tenga una mejor apreciación del debate y de la información
que se desprenda de la audiencia, todo lo cual le permitirá llegar a un
convencimiento mucho más vinculado a la realidad, a la “verdad” y,
consecuentemente, emitir un fallo adecuadamente fundamentado y
justo.
• El Principio de Legalidad:
• El Principio de Legalidad es de suma trascendencia en nuestro sistema
de justicia, porque les da a los individuos seguridad y garantías ante la
punitividad del Estado.
• La ley penal describe en abstracto una conducta punible y amenaza
con una sanción a quien incurra en ella. Pero su actuación práctica en
un caso concreto requiere un procedimiento mediante el cual, frente a
la hipótesis de que se ha incurrido en esa conducta, se procure
establecer si en verdad esto ha ocurrido, para dar paso a la aplicación
de la sanción prevista para el responsable.
• El Principio de Legalidad Procesal Penal es un precepto que nos
presenta la prohibición de procesar a una persona, si no se realiza un
proceso legal, que lo tipifique y estipule la ley, con las garantías de todo
proceso. Por tanto la influencia del principio de legalidad procesal se
advierte en el momento inicial de la persecución penal y claro está en el
momento posterior al ejercicio de la acción penal.
• La Publicidad del Proceso:
• Con ello se asegura la transparencia de las decisiones judiciales, pues
así estarán sometidas a un control popular. Además, con ella se
concreta uno de los principios del sistema democrático: La publicidad
de los actos del gobierno. La publicidad tiende a asegurarla defensa en
su sentido más amplio. Los juicios deben ser públicos porque no puede
existir credibilidad en la justicia si el trámite de los expediente es
realizado a puertas cerradas.
• La publicidad, en nuestro ordenamiento legal, se manifiesta en tres
momentos:
• Antes del proceso, mediante la publicación de las tablas, en que se
pone en conocimiento del público la relación de audiencias a realizarse.
• Durante el proceso, a través del derecho que asiste a toda persona de
asistir a las audiencias.
• Después del proceso, mediante el ejercicio del derecho de análisis y
critica de las resoluciones judiciales, reconocido en el Art. 139º Inc. 20)
de la Constitución.
• La garantía de la publicidad alcanza su mayor materialización en la
etapa del juicio oral, pues durante la de investigación rige el principio de
reserva. Esta, sin embargo, no excluye en modo alguno la participación
de la defensa; más aún, la adopción del modelo acusatorio en el
Código Procesal combina adecuadamente la: publicidad con la reservar
y el secreto; el principio de reserva se hace presente ante la necesidad
e interés de alcanzar la verdad en la investigación, mientras que el
principio secreto se basa en razones de seguridad procesal,
disponiéndose el secreto de alguna pieza, diligencia o actividad
procesal, por un breve periodo.
• El Principio de Contradicción:
• Está plenamente reconocido en el Título Preliminar y en el artículo
356º del CPP, consiste en el recíproco control de la actividad
procesal y la oposición de argumentos y razones entre los
contendientes sobre las diversas cuestiones introducidas que
constituyen su objeto. Se concreta poniendo conocimiento de los
demás sujetos procesales el pedido o medio de prueba presentado
por alguno de ellos; así el acusado podrá contraponer argumentos
técnicos – jurídicos a los que exponga el acusador.
• El contradictorio sustenta la razón y conveniencia del interrogatorio
cruzado en la audiencia y el deber de concederá cada sujeto
procesal, pero el momento culminante del contradictorio acontece
con la contraposición de los argumentos formulados en la
requisitoria oral del fiscal y los argumentos de la defensa del
acusado y ello nos permite conocer la calidad profesional del
acusador y de los defensores.
• El principio de contradicción rige todo el debate donde se enfrentan
intereses contrapuestos y se encuentra presente a lo largo del
juicio oral, lo cual permite que las partes tengan:
• El derecho a ser oídas por el tribunal.
• El derecho a ingresar pruebas.
• El derecho a controlar la actividad de la parte contraria.
• El derecho a refutar los argumentos que puedan perjudicarle.
• Este principio exige, que toda la prueba sea sometida a un severo
análisis de tal manera que la información que se obtenga de ella sea de
calidad a fin de que el Juez pueda tomar una decisión justa. Por tal
razón, quienes declaren en el juicio (imputados, testigos, peritos) y en
general en las audiencias orales, serán sometidos a interrogatorio y
contra interrogatorio.
• Además, permite que la sentencia se fundamente en el conocimiento
logrado en el debate contradictorio, el cual que ha sido apreciado y
discutido por las partes.
• Principio de Motivación de las Resoluciones Judiciales:
• El Derecho a la motivación de las resoluciones judiciales garantiza una determinada extensión de
la motivación, por lo que, su contenido constitucional se respeta, prima facie, siempre que exista:
• a) Fundamentación jurídica, que no implica la sola mención de las normas a aplicar al caso, sino la
explicación y justificación de por qué tal caso se encuentra o no dentro de los supuestos que
contemplan tales normas;
• b) Congruencia entre lo pedido y lo resuelto, que implica la manifestación de los argumentos que
expresarán la conformidad entre los pronunciamientos del fallo y las pretensiones formuladas por
las partes, y;
• c) que por sí misma exprese una suficiente justificación de la decisión adoptada, aun si esta es
breve o concisa, o se presenta el supuesto de motivación por remisión.
• Por otro lado, debemos tener en cuenta que el juzgador debe fundamentar todas y cada una de
sus decisiones, salvo aquellas que por su propia naturaleza son simplemente impulsivas del
tránsito procesal o “de mero trámite”.
• Una exigencia de este tipo impone a los otros protagonistas del proceso una serie de deberes.
Así, las partes deberán sustentar todas las peticiones que formulen o todas las absoluciones que
realicen a los planteamientos de la otra parte. De igual manera, las partes deberán fundamentar
los medios impugnatorios que usen, garantizando así un sistema procesal coherente, lógico y
racional.
• Es indispensable que los funcionarios judiciales expliquen y
fundamenten sus decisiones, a menos que se trate de simples órdenes
para el impulso del proceso. Caso contrario, la decisión sería arbitraria y
atentaría contra el derecho de defensa.
• Para el cumplimiento del deber constitucional de motivación de las
resoluciones jurisdiccionales, el juzgador debe de maneja
adecuadamente las reglas de las máximas de la experiencia, reglas de
la lógica y categorías jurídicas.
• La infracción del deber constitucional de motivar las resoluciones se
puede dar de cuatro diferentes maneras:
• Falta absoluta de motivación.- Tiene lugar cuando la resolución no
expresa el más mínimo argumento (real o aparente) que fundamente la
decisión adoptada. Existe una total ausencia de motivación.
• Motivación aparente.- En este caso la resolución prima facie como
fundamentada. El juzgador glosa algunas razones del porqué ha tomado
la decisión. Decimos que se trata de una motivación aparente porque,
en cuanto nos internamos en la profundidad y razonabilidad de la
fundamentación; sin quedarnos solo en el aspecto formal, descubrimos
que no existe ningún fundamento, que se han glosado frases que nada
dicen o que carecen de contenido real. Es necesario dejar en claro que
la motivación aparente no constituye, en estricto, motivación alguna y no
debe ser considerada como una motivación real.
• Motivación insuficiente.- Se incurre en esta infracción cuando se viola
el principio lógico de razón suficiente, es decir, se consignan solo
algunos de los argumentos que llevaron a tomar la decisión, pero no
todos los que van a generar la convicción.
• Motivación incorrecta.- Se presenta cuando en el proceso de
motivación se infringen las reglas de experiencia de la lógica, se
interpretan o aplican incorrectamente las normas jurídicas, o se recurre
a criterios que carecen de cualquier fundamento.
• En ese nivel es necesario advertir sobre un tema de fundamental
importancia, que no ha sido tomado en cuenta debidamente: La
motivación de la pena que se impone. En tanto la sentencia penal
condenatoria no solo se encuentra conformada por el pronunciamiento
del juzgador sobre la realización de un hecho punible, sino que,
además, por el pronunciamiento sobre la pena que corresponde
imponer (salvo en los casos de reserva del fallo condenatorio), el
derecho a la fundamentación de las resoluciones jurisdiccionales
resulta exigible, también, en el extremo de la sentencia condenatoria
que se refiere a la pena judicialmente determinada.
• Principio de la Doble Instancia o Pluralidad de Instancias:
• En primer lugar, debemos de tener en cuenta que existen dos
definiciones de relieve jurídico acerca de la instancia. La primera se
conecta de modo directo con el impulso del procedimiento, ya que a los
tribunales no les corresponde la iniciación de la administración de
justicia, que se confía a los interesados o a los perjudicados. En este
aspecto instancia equivale a iniciativa procesal y a la posterior actividad
mediante solicitudes, peticiones o súplicas, de carácter escrito o verbal,
esto último en el curso de diligencias, audiencias o vistas.
• La otra acepción básica de instancia en lo procesal se relaciona con la
jerarquía de los tribunales o conjunto de actuaciones practicadas desde
la iniciación litigiosa hasta la sentencia definitiva. Así, se llama primera
instancia al ejercicio de la acción ante el primer juez que conoce el
asunto y segunda instancia al ejercicio de la acción ante el primer juez
que conoce el asunto y segunda instancia al ejercicio de la misma
acción ante el juez o tribunal de apelación con el objeto de que reforme
la sentencia del primer juez.
• Debemos concluir, afirmando que todo proceso debe ser conocido por
dos jueces de distinta jerarquía, cuando así lo requieran los interesados
por medio de un recurso de impugnación. Ello en aplicación del
derecho que toda persona tiene que impugnar las decisiones judiciales.
• Principio de Cosa Juzgada:
• Inspirado en la Constitución Política, el artículo III del Título Preliminar
del Código Procesal Penal establece la interdicción de la persecución
penal múltiple, señalando que:
• Nadie podrá ser procesado, ni sancionado más de una vez por un
mismo hecho, siempre que se trate del mismo sujeto y fundamento.
Este principio rige para las sanciones penales y administrativas.
• El Derecho Penal tiene preeminencia sobre el Derecho Administrativo.
• La excepción a esta norma es la revisión por la Corte Suprema de la
sentencia condenatoria expedida en alguno de los casos en que la
acción está indicada taxativamente como procedente en este Código.
• Al respecto es de precisar, que para que los fines del proceso de
concreten es indispensable que la decisión final que se obtenga en este
sea de exigencia inoxerable. Esta calidad de indiscutibilidad y de
certeza en su contenido es una autoridad intrínseca que acompaña a
las resoluciones judiciales y recibe el nombre de cosa juzgada.
• Debemos precisar, sin embargo, que no todas las decisiones últimas de
un proceso están investidas de la autoridad de la cosa juzgada, esta
solo se presenta en aquellas resoluciones en las que haya un
pronunciamiento sobre el fondo, es decir, sobre el conflicto que
subyace en el proceso.
• Para que la autoridad de la cosa juzgada acompañe a una resolución
es necesario que se presente alguna de estas situaciones:
• Que se hayan agotado todos los medios impugnatorios posibles de ser
deducidos contra ella; o
• Que haya transcurrido el plazo legal correspondiente sin haberse
interpuesto impugnación alguna contra esta.
• En el primer supuesto se dirá que la resolución fue ejecutoriada y, en el
segundo, que fue consentida. En ambos casos, la resolución queda
firme.
• La cosa juzgada implica asignarle un carácter definitivo e inmutable a la
declaración de certeza contenida en la sentencia. Por consiguiente, el
principio de la cosa juzgada está orientado a evitar la continuación de la
controversia cuando ha recaído sobre ella la decisión del órgano
jurisdiccional, vale decir, no puede plantearse nuevamente el litigio si
ya fue resuelto.
• Se esta manera habrá seguridad jurídica fortaleciéndose, además, la
función jurisdiccional al conferirle plena eficacia.
• In Dubio Pro Reo:
• Para el inicio del proceso no se requiere más que la afirmación por
parte de los órganos públicos autorizados de la posible existencia de un
hecho delictivo.
• Pero para vincular a una persona al proceso se requiere en general
motivo bastante para sospechar su participación punible.
• Si se ha obtenido certeza negativa, deberá ordenarse el sobreseimiento
del imputado.
• Si no correspondiere sobreseer ni las pruebas fueren suficientes para
disponer la elevación a juicio, en caso de duda, se dictara la prorroga
extraordinaria de instrucción (conlleva la libertad del imputado), para
algunos códigos; o para otros, directamente el sobreseimiento.
• Solamente la certeza sobre la culpabilidad del imputado autorizara una
condena en su contra; solo podrá ser declarado culpable cuando las
pruebas recibidas en el juicio hayan producido la plena convicción del
tribunal al respecto.
PRINCIPIO DE
CONCENTRACIÓN:
• Es el principio por el cual se tiende a reunir en un
solo acto determinadas cuestiones, lo que se
plasma principalmente durante el juicio oral cuando
el conocimiento integral del caso se hará sin
prolongar inútilmente el debate y se terminará
oportunamente. El Juicio oral debe terminar en tanto
el recuerdo del magistrado sobre el desarrollo del
juicio esté vivo y fresco de modo que pueda expedir
una sentencia consistente y justa. Se protege así la
preservación del auténtico conocimiento sobre el
caso y una adecuada racionalización del tiempo
durante el proceso.
PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN:
• Por este principio el Juez toma contacto permanente con el
Proceso con la obligación de no abandonarlo ni dejarlo librado
a su suerte. Los actos deben ser realizados por el Juez sin que
pueda delegar su función a terceras personas, por más
competentes que sean, por que ha de ser el mismo Juez que
conozca de la causa el que debe llevar a cabo los actos
procesales los que son importantes y que permiten que se
realicen a la brevedad posible. El Juez no debe perder contacto
con el acto procesal, pues tiene que entender que el proceso
Penal es una sanción de actos procesales que conducen a
establecer la certeza la que se encuentra reflejada en la
sentencia.
• Inmediación es referente a la relación entre el juez y el objeto
procesal, significa que la actividad probatoria ha de transcurrir
ante la presencia o intervención del juez encargado de
pronunciar la sentencia. Si la sentencia se forma
exclusivamente sobre el material probatorio formado bajo su
directa intervención en el juicio oral.
PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN:
• Los actos procesales deben efectuarse con la
intervención de las personas que señala la ley,
ofreciéndoles la oportunidad de valerse de ese
derecho, pues a la justicia le interesa conocer la
verdad, y son estas personas las que pueden
brindarla, a través de su participación, exponiendo
los hechos y el conocimiento que tengan sobre la
parte o el todo de lo ocurrido durante la comisión de
un acto delictivo.
• Este principio se construye, en concepto de
GIMENO SENDRA, sobre la base de aceptar a las
partes del proceso penal, acusadora y acusada, la
posibilidad efectiva de comparecer o acceder a la
jurisdicción a fin de poder hacer valer sus
respectivas pretensiones, mediante la introducción
de los hechos que las fundamentan y su
correspondiente práctica de pruebas, así como
cuando se le reconoce al acusado su derecho ha ser
oído con carácter previo a la condena.
• La contradicción exige: La imputación, la
intimidación y el derecho de audiencia. Para que el
imputado pueda defenderse es imprescindible la
imputación, la cual importa una relación clara,
precisa y circunstanciada de un delito formulada por
el Ministerio Público. Esta imputación debe ser
conocida por el procesado – que es lo que se
denomina intimidación-, quien, además debe tener el
derecho de audiencia. Una necesidad de justicia
apremiante para el proceso penal es que nadie sea
condenado sin ser oído y vencido en juicio.
• Si al Ministerio Público se le otorgan poderes
eficaces para la persecución penal, al imputado –
para poder hablar realmente de igualdad de
oportunidades – deben adjudicársele derechos
suficientes para resistir la persecución.
PRINCIPIO DE IGUALDAD DE
ARMAS:
• Surge del derecho de igualdad de los ciudadanos
reconocido por el artículo 2 de la Ley fundamental y
determina la necesidad de que ambas partes,
acusación y defensa. Tengan las mismas
posibilidades de actuación dentro del proceso.
• La igualdad procesal se encuentra íntimamente
relacionada con el derecho de defensa y la posibilidad
de contradecir, lo que impone que exista una paridad
entre las partes.
• Este derecho "tiene por objeto evitar una situación de
privilegio o supremacía de una de las partes,
garantizando así la igualdad efectiva de las
posibilidades y cargas del actor y del demandado en
la alegación y pruebas de los hechos controvertidos
para lograr la plenitud del estado probatorio"

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