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Creo en el ESPÍRITU SANTO,

Señor y dador de vida,


que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo,
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
La tercera parte del Credo está centrada en el Espíritu Santo, del que primero se confiesa su
divinidad y después su acción en la Historia de la salvación. El resto del Credo se refiere a
puntos importantes de esta acción del Espíritu en la Historia: su acción en la Iglesia, en el
perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. En esta
presentación se muestra su naturaleza y acción en cada persona. En el siguiente los demás
aspectos.
1. Son muchos los textos en que Jesús habla del Espíritu como una
persona que actúa con una acción propia

Dará testimonio de mí (Jn 15,26).


El Espíritu de vuestro Padre que habla en
vosotros (Mt 10,20)
El Espíritu ... vive con vosotros y estará en
vosotros (Jn 14,17).
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu (Rom 8,16).
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su
Hijo, el cual clama: "¡Abba, Padre!"
(Gal 4,6). Etc.
2. Que procede del Padre y del Hijo

Cuando venga el Paráclito, ... el


Espíritu de la verdad, que
procede del Padre, él dará
testimonio de mí (Jn 15,26).
Todo lo que tiene el Padre es mío.
Por eso he dicho: Recibirá de lo
mío y os lo anunciará a vosotros
(Jn 16,15).
3. Forma parte de la Santísima Trinidad. La palabra de Dios lo presenta en la
misma línea que el Padre y el Hijo. Por eso recibe la misma adoración que el
Padre y el Hijo

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión


del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén (2 Cor
13,13).
Id y haced discípulos de todas las gentes, bautizándolos en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19)
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo, el cual clama: "¡Abba, Padre!" (Gal
4,6).
Elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con
la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas
(1 Pe 1,2)
Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual
os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para
pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre
de su propio Hijo (Hch 20,28).
Elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con
la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas
(1 Pe 1,2)
Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual
os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para
pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre
de su propio Hijo (Hch 20,28).

Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu;


hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y
hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios
que obra todo en todos (! Cor 12,4-6).
II. LA OBRA DEL
ESPIRITU SANTO,
SEÑOR Y DADOR DE
VIDA,
1. Jesús prometió enviarnos su Espíritu para que nos
acompañe y ayude

Yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito,


para que esté con vosotros para siempre
(Jn 14,16),
Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré
de junto al Padre, el Espíritu de la verdad,
que procede del Padre, él dará testimonio
de mí (Jn 15,26).
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a
quien el Padre enviará en mi nombre, él
os enseñará todas las cosas y os recordará
todo lo que yo os he dicho (Jn 14,26).
2. Jesús, muriendo y resucitando, nos ha conseguido el
Espíritu

Esto dijo del Espíritu que habían de


recibir los que creyeran en él, pues aún
no había venido el Espíritu Santo,
porque Jesús no había sido aún
glorificado (Jn 7,39).
Y al decir esto, sopló y les dijo: Recibid
el Espíritu Santo (Jn 20,22).
Así que, exaltado por la diestra de Dios
y habiendo recibido del Padre la
promesa del Espíritu Santo, ha
derramado esto que vosotros veis y oís
(Hch 2,33).
3. Cómo se recibe el Espíritu Santo

1) Pedirlo al Padre

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar


buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre celestial dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lc
11,13)
Los cuales, una vez llegados, oraron por
ellos para que recibieran el Espíritu
Santo (Hch 8,15)
2) Se le da a los que lo obedecen

Nosotros somos testigos


suyos de estas cosas, y
también el Espíritu
Santo, el cual ha dado
Dios a los que lo
obedecen (Hch 5,32).
3) Se da a los que han oído la Palabra y han creído

En él también vosotros, habiendo oído la


palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa (Ef 1,13)
Esto solo quiero saber de vosotros:
¿Recibisteis el Espíritu por las obras
de la Ley o por el escuchar con fe?...
Aquel, pues, que os da el Espíritu y
hace maravillas entre vosotros, ¿lo
hace por las obras de la Ley o por el
oír con fe? (Gal 3,2.3)
4) Se da en el bautismo

Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícese cada uno de


vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de
los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo
(Hch 2,38)
Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido
lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús y por el
Espíritu de nuestro Dios (1 Cor 6,11).
Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos
como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu (1 Cor 12,13).
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que
no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el
Reino de Dios (Jn 3,5)
5. El Espíritu nos introduce en el mundo de Dios y nos va
divinizando

Lo que nace de la carne, carne es; y lo que


nace del Espíritu, espíritu es (Jn 3,6).
Elegidos según el previo conocimiento de
Dios Padre en santificación del Espíritu,
para obedecer y ser rociados con la sangre
de Jesucristo: Gracia y paz os sean
multiplicadas (1 Pe 1,2)
Por tanto, nosotros todos, mirando con el
rostro descubierto y reflejando como en un
espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en su
misma imagen, por la acción del Espíritu
del Señor ( 2 Cor 3,18).
6. El Espíritu habita en el creyente. Por eso somos templos del
Espíritu.

El Espíritu de verdad, al cual el mundo


no puede recibir, porque no lo ve ni lo
conoce; pero vosotros lo conocéis,
porque vive con vosotros y estará en
vosotros (Jn 14,17).
¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios
y que el Espíritu de Dios está en
vosotros? (1 Cor 3,16)
En quien vosotros también sois
juntamente edificados para morada de
Dios en el Espíritu (Ef 2,22).
7. Nos hace participar la vida trinitaria

Por tanto, id y haced discípulos


a todas las gentes,
bautizándolos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo (Mt 28,19)
8. El Espíritu nos lleva al Padre y nos hace hijos de Dios

Porque por medio de él los unos y los


otros tenemos entrada por un mismo
Espíritu al Padre (Ef 2,18).
El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios (Rom 8,16).
9. El Espíritu certifica y da a conocer que somos hijos de Dios

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a


vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el
cual clama: "¡Abba, Padre!" (Gal 4,6).
Todos los que son guiados por el Espíritu
de Dios, son hijos de Dios (Rom 8,14)
El que guarda sus mandamientos
permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto
sabemos que él permanece en nosotros, por
el Espíritu que nos ha dado (Jn 3,24).
En esto conocemos que permanecemos en
él y él en nosotros, en que nos ha dado de
su Espíritu (1 Jn 4,13).
10. El Espíritu concede todos los dones necesarios para la vida
cristiana

El fruto del Espíritu es amor,


alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre,
dominio de sí (Gal 5,22-23)
El Reino de Dios no es comida ni
bebida, sino justicia, paz y gozo en
el Espíritu Santo (Rom 14,17).
Y es el Espíritu Santo el que nos
ayuda con sus dones. Son siete los
dones del Espíritu Santo: sabiduría,
inteligencia, consejo, fortaleza,
ciencia, piedad y temor de Dios.
11. En concreto capacita para amar con amor divino

El amor de Dios ha sido


derramado en nuestros
corazones por el Espíritu
Santo que nos ha sido
dado (Rom 5,5)
Os ruego, hermanos, por
nuestro Señor Jesucristo y
por el amor del Espíritu,
que me ayudéis orando por
mí a Dios (Rom 15,30)
12. Anima la esperanza

Nosotros, por el Espíritu,


aguardamos por fe la
esperanza de la justicia (Gal
5,5)
Y el Dios de la esperanza os
llene de todo gozo y paz en la
fe, para que abundéis en
esperanza por el poder del
Espíritu Santo (Rom 15,13).
13. Infunde alegría

Vosotros vinisteis a ser


imitadores nuestros y del
Señor, recibiendo la palabra en
medio de gran tribulación, con
el gozo que da el Espíritu
Santo (1 Tes 1,6).
Y los discípulos estaban llenos
de gozo y del Espíritu Santo
(Hch 13,52).
14. Capacita para orar

Os hago saber que nadie que hable por el


Espíritu de Dios dice de Jesús: "¡Sea
anatema!", como tampoco nadie puede
exclamar: "¡Jesús es el Señor!", sino por el
Espíritu Santo (1 Cor 12,3)
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir
como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles, pero el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del
Espíritu, porque conforme a la voluntad de
Dios intercede por los santos (Rom 8,26-27).
15. Capacita para obrar con libertad de hijos de Dios, liberando del legalismo

El Señor es el Espíritu; y donde está el


Espíritu del Señor, allí hay libertad (2 Cor
3,17).
Pero ahora estamos libres de la Ley, por
haber muerto para aquella a la que
estábamos sujetos, de modo que sirvamos
bajo el régimen nuevo del Espíritu y no
bajo el régimen viejo de la letra (Rom 7,6).
El cual asimismo nos capacitó para ser
ministros de un nuevo pacto, no de la letra,
sino del Espíritu, porque la letra mata,
pero el Espíritu da vida ( 2 Cor 3,6).
16. El Espíritu de la verdad nos enseña la verdad

El Espíritu es la verdad (1 Jn 5,6).


Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta,
sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las
cosas que habrán de venir (Jn 16,13).
Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto
al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del
Padre, él dará testimonio de mí (Jn 15,26).
El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis,
porque vive con vosotros y estará en vosotros (Jn 14,17).
17. Da a conocer los misterios de Dios

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el


Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña,
aun lo profundo de Dios, porque ¿quién de
entre los hombres conoce las cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas
de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no
hemos recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que proviene de Dios, para que
sepamos lo que Dios nos ha concedido... Pero
el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque para él son
locura; y no las puede entender, porque se han
de discernir espiritualmente (1 Cor 2,10-
12.14).
18. Fortalece en la vida cristiana y ayuda en las dificultades

Para que os dé, conforme a las


riquezas de su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el
hombre interior por su Espíritu
(Ef 3,16)
Porque sé que por vuestra oración
y la suministración del Espíritu de
Jesucristo, esto resultará en mi
liberación (Flp 1,19).
19. Animó el sacrificio existencial de Cristo Anima el
sacrificio existencial

¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante


el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha
a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras
muertas para que sirváis al Dios vivo? (Hebr
9,14). Para ser ministro de Jesucristo a los
gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para
que los gentiles le sean como ofrenda agradable,
santificada por el Espíritu Santo (Rom 15,16).
20. Garantía de nuestra resurrección futura

El cual también nos ha sellado y nos ha dado,


como garantía, el Espíritu en nuestros
corazones ( 2 Cor 1,22).
Pero el que nos hizo para esto mismo es Dios,
quien nos ha dado el Espíritu como garantía (2
Cor 5,5).
Y no solo ella, sino que también nosotros
mismos, que tenemos las primicias del Espíritu,
nosotros también gemimos dentro de nosotros
mismos, esperando la adopción, la redención
de nuestro cuerpo (Rom 8,23).
21. El Espíritu nos resucitará

Si el Espíritu de aquel que levantó


de los muertos a Jesús está en
vosotros, el que levantó de los
muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales
por su Espíritu que está en vosotros
(Rom 8,11).
1. Pedirlo al Padre

Pues si vosotros, siendo malos,


sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre celestial dará el Espíritu
Santo a los que se lo pidan? (Lc
11,13)
2. Vivir según las exigencias del Espíritu

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los


deseos de la carne (Gal 5,16).
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu (Gal 5, 25).
Los que son de la carne piensan en las cosas de la
carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del
Espíritu (Rom 8,5).
Vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu,
si es que el Espíritu de Dios está en vosotros. Y si
alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. (Rom
8,9)
El deseo de la carne es contra el Espíritu y el del
Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisierais (Gal 5,17).
Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza,
libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones,
disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales
os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el
Reino de Dios (Gal 5,19-21).
El que siembra para su carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que
siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna (Gal 6,8).
3. Orar con confianza

Orad en todo tiempo con toda oración y


súplica en el Espíritu, y velad en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los
santos (Ef 6,18)
Vosotros, amados, edificándoos sobre
vuestra santísima fe, orando en el Espíritu
Santo (Judas 1,20)
4. Actuar con fortaleza

Porque no nos dio el


Señor a nosotros un
espíritu de timidez, sino
de fortaleza, de caridad
y de templanza ( 2 Tim
1,7).
5.Secundar la verdad dada a conocer por el Espíritu

Dios nos las reveló a nosotros


por el Espíritu, porque el
Espíritu todo lo escudriña,
aun lo profundo de Dios (1
Cor 2,10)
6. Amar

Queridos, amémonos unos a


otros, ya que el amor es de
Dios, y todo el que ama ha
nacido de Dios y conoce a
Dios. Quien no ama no ha
conocido a Dios, porque Dios
es Amor. (1 Jn 4,7).
7. Buscadores de la verdad

Cuando venga el
Paráclito, que yo os
enviaré de junto al Padre,
el Espíritu de la verdad,
que procede del Padre...
(Jn 15,26).
8. No pecar contra el Espíritu pecando contra la verdad

El que blasfeme contra el Espíritu Santo,


no tiene jamás perdón, sino que es reo de
juicio eterno (Mc 3,29).
¿Cuánto mayor castigo pensáis que
merecerá el que pisotee al Hijo de Dios,
y tenga por inmunda la sangre del pacto
en la cual fue santificado y ofenda al
Espíritu de gracia? (Hebr 10,29)
"¡Duros de cerviz! ¡Incircuncisos de
corazón y de oídos! Vosotros resistís
siempre al Espíritu Santo; como vuestros
padres, así también vosotros (Hch 7,51).
Y no entristezcáis al Espíritu Santo de
Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención (Ef 4,30).
9. Somos templos de Dios. Respetar el templo

¿O ignoráis que vuestro cuerpo


es templo del Espíritu Santo, el
cual está en vosotros, el cual
habéis recibido de Dios, y que no
sois vuestros? (1 Cor 6,19)
10. Trabajar para ser libres de todo pecado

El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del


Señor, allí hay libertad (2 Cor 3,17).
Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues,
firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el
yugo de la esclavitud.(Gal 5,1)
Porque, hermanos, habéis sido llamados a la
libertad; sólo que no toméis de esa libertad pretexto
para la carne; antes al contrario, servíos por amor
los unos a los otros. Pues toda la ley alcanza su
plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo (Gal 5,13-14).
© AGPolo

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