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3a C AR TA

CONDICIONES
PREVIAS PARA
PARTICIPAR EN
EL RAPTO

JOSÉ RODRIGUES
Él Viene 31
“Al que venza, yo le daré que se siente con-
migo en mi trono; así como yo también he ven-
cido y me he sentado con mi Padre en su tro-
no” (Apocalipsis 3.21).

En este versículo vemos claramente que ni todos los


creyentes serán arrebatados, sino los vencedores, pues
conforme esta descrito arriba apenas ellos se sentarán en
el trono con el Señor. Por lo general, este no es un asun-
to que le damos tanta importancia, pues siempre tenemos
mucho por hacer y no lo cuidamos.

Imagínate después del juicio, después del tribunal de


Cristo (1 Corintios 5.10), donde vas a ser considerado dig-
no o no de tener un trono a lo lado del Trono que nuestro
Señor Jesucristo ha conquistado. Piensa en el nivel de pri-
vilegio que hay en esto.

Además, no se trata apenas de un privilegio, pero de una


condición para reinar en el Reino de Sacerdotes por toda la
eternidad, gobernar junto a Nuestro Dios todo el universo
que Él ha creado. Es algo increíble para nuestra mente co-
mún.

Él Viene 32
Son pocas personas que están pensando en este asunto
y de hecho se están preparando para alcanzar este trono.
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Yo sé que parece algo demasiado grande, pero quien nos
desafía es el propio Señor Jesucristo, pues Él mismo logró
este lugar como un hombre no como un Dios. Así que, es-
tamos tratando de algo inalcanzable para la mente huma-
na, no obstante, demasiado real y posible.

Él Viene 33
Yo, José Rodrigues, lo busco por más de 40 años. Mis
predicaciones siempre terminan por enfocar el arrebata-
miento de la iglesia y recientemente Dios me comisionó
para enseñar exclusivamente sobre este tema. Lo que quie-
ro que usted comprenda es que hay un coste razonable
para vivir junto a nuestro Señor en el cielo y lograr una
herencia junto a Él.

Él Viene 34
Es necesario buscarlo con mucha intensidad, y a diario,
pues no es algo para lo cual vamos a tener una segun-
da oportunidad. Lea 1 Corintios 9.27: “Más bien, pongo
mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que,
después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser
descalificado”.

La última frase de Apóstol Pablo denota su temor por ser


descalificado. Entonces yo pienso: ¿y nosotros? Pablo lo
logró y así creo que es posible, nosotros también podemos
lograrlo. Este desafío es para todos (2 Timoteo 4.6-8).
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Él Viene 35
Analicemos algunos puntos esenciales en esta jornada
rumbo al arrebatamiento.

1. Santificación (Hebreos 12.14)

2. Hacer parte del cuerpo de Cristo (Lucas 14.14-24)

3. Fruto (Juan 15.1-6)

4. Practicar la justicia (Mateo 5.20)

5. Reserva de aceite (Mateo 25.1-13)

6. Caminar en la voluntad de Dios (Mateo 7.21)

7. Amor a los hermanos (1 Juan 3.14)

Él Viene 36
SANTIFICACIÓN
(HEBREOS 12.14)
Santificación es el proceso en el cual somos separados
por Dios para vivir una vida conforme nos ordena Levíti-
co 20.7: “Santifíquense, pues, y sean santos, porque yo, el
SEÑOR, soy su Dios”. Este proceso de separación no quie-
re decir que estaremos fuera del mundo, sino tan prójimos
a los pecadores y tan cerca de Dios que ellos abandonarán
al pecado para tornarse creyentes como nosotros.

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El tabernáculo es la metáfora más perfecta del cielo que
hay en las Escrituras, es también la mejor demonstración
del proceso de santificación. El texto que he elegido está
en Hebreos 12.14b: “... y la santidad sin la cual
nadie verá al Señor”.

Él Viene 37
¿QUÉ ES LA
SANTIFICACIÓN?
Romanos 5.8 dice: “Pero Dios demuestra su amor
para con nosotros en que, siendo aún peca-
dores, Cristo murió por nosotros”. Así que, la
Biblia nos trata de pecadores, pues el pecador es aquél que
vive en la práctica contumaz del pecado, ya santo es al-
guien alejado del pecado.

Juan, en su primera epístola, nos enseña que estamos se-


parados como santos, no obstante, podemos cometer algu-
nos pecados, y luego nos enseña cual es la medicina para
esto (1 Juan 1.9). En el concepto de Dios, yo soy santo,
alejado del pecado, aunque eventualmente cometa pecado
y en este caso ya tengo disponible la medicina: la confesi-
ón.

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Él Viene 38
¿ES UN TEXTO FIGURADO?
Se el sentido del texto fuera figurado, yo seguramente
podría optar por una explicación que más me fuera conve-
niente, pero nos es así. En un texto figurado, la figura pre-
sentada es clara y obvia. Nuestro Señor cierta vez lo dice:
“Yo soy el pan de vida” (Juan 6.48).

La palabra pan es claramente una metáfora, diferente-


mente del texto que estamos examinando, por esa razón,
“sin santidad nadie verá al Señor” es una ex-
presión que necesita ser entendida literalmente.

Él Viene 39
¿ESTE TEXTO SIGNIFICA VER
JESÚS AQUÍ O EN EL CIELO?
No hay en toda la Biblia una doctrina que dice que nadie
va al o cielo sin ver Jesús aquí en la Tierra. Nuestro Señor
aparece a los creyentes, no a todos, y a veces hasta a los
no creyentes; así que la doctrina que dice que necesito ver
Jesús en la tierra para alcanzar el arrebatamiento no mere-
ce prosperar.

Por esa razón, creo que lo que se está diciendo tiene sen-
tido literal y que hay personas que, aunque van al cielo no
verán al Señor Jesús allá. En un primer momento puede
sonar como un absurdo y hasta una herejía, pero no po-

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demos dejar de observar y creer en la Biblia, aunque sea
más fácil crear una interpretación de facilite las cosas para
nosotros.

Para alcanzar el trono, nuestro Señor pagó todo el precio


que le tocaba pagar como un hombre y hoy está comple-
tamente listo, en condiciones plenas de disfrutar lo que ha
logrado: el trono al lado del Padre.

Él Viene 40
¿EL TEXTO DE HEBREOS
12.14 HACE REFERENCIA A
LA SALVACIÓN O NO?
Definitivamente NO. Este es un texto que se refiere es-
pecíficamente a aquellos que, yendo para el cielo, contem-
plaron el rostro del Señor y vivirán personalmente con Él
por toda la eternidad.

Él Viene 41
¿ESTE TEXTO HACE
REFERENCIA A NUESTRA
RECOMPENSA EN EL CIELO?
Examine 1 Corintios 6.10-15. El galardón se refiere a
las obras que producimos como cristianos nuevos nacidos
en el trabajo del Señor. Nuestra salvación ocurre después

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del nuevo nacimiento. La acción del Espíritu Santo en no-
sotros es para transformarnos en siervos. En esta fase de
nuestra salvación, el lugar más elevado que podemos lle-
gar o lograr es lo de siervos; el siervo tiene su paga, que es
el galardón.

En el libro de Juan 15.15, cuando nuestro Señor ya esta-


ba en el final de su ministerio terrenal, él dijo a sus após-
toles: “ya no los llamaré siervos”; lo dice pues de
pronto ellos alcanzarían la condición de hijos (Juan 20.17),
donde por la primera vez, después de la resurrección los
discípulos son llamados de hermanos.

Así que, primeramente, necesitamos lograr la posición


de siervos, por el sacerdocio de Levi. Por esa razón, este
texto de Hebreos 12.14 no se refiere a recompensa.

Él Viene 42
¿PARA IRSE AL CIELO
ES NECESARIA LA
SANTIFICACIÓN?
No es tan fácil responder a esta pregunta, no obstante,
haremos unas breves consideraciones sobre el asunto. La
santificación exige tiempo porque ella es un proceso que
se inicia en el día de nuestra conversión y jamás termina
durante toda nuestra vida terrenal.

No obstante, algunas personas no tuvieron la oportu-


nidad de santificarse. Uno de los ladrones en la cruz se

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convirtió y fue al cielo, personas se tienen convertido mo-
mentos antes de la muerte y se van al cielo. Todos estos no
tuvieron la oportunidad de santificarse.

Así que, creo que cuando nuestro Señor nos salva, Él


nos perdona de todos los pecados y nos lleva para el cielo
porque creemos en Él y nacemos de nuevo.

Entonces, “sin santidad nadie verá al Señor”


se refiere a aquellas personas que intentaron vivir un pro-
ceso de santificación cada vez más profundo en la Tierra.

¿Después de alcanzar un cierto grado de santidad, Jesús


viene hablar con nosotros personalmente? La respuesta
aquí es ¡NO!

Él Viene 43
¿ES POSIBLE QUE UNO SE
VA AL CIELO SIN VER AL
SEÑOR JESÚS ALLÁ?
Enfáticamente la respuesta es ¡SI!

El texto que estamos examinando de Hebreos 12.14, in-


terpretado de manera literal, ya nos informa que hay los
que se van al cielo sin ver al Señor Jesucristo allá.

Veamos otro texto, que está en Salmos 101.6a: “Me fi-


jaré en los que son fieles, y conmigo vivirán”; que nos
muestra de manera explícita y clara que aquél no sea fiel
al mandato del Señor no va habitar en el cielo junto a Él.

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Otra porción de las Escrituras que considero fundamen-
tal en este tema está en Salmos 11.7: “El Señor es jus-
to, y ama la justicia; el hombre honrado con-
templará su rostro.”.

Examinemos pues el Salmo 17.15: “A mí me bastará


con ver tu rostro de justicia; ¡satisfecho es-
taré al despertar y contemplarte!”. Se noso-
tros no interpretamos la Biblia de manera literal, creyendo
que es la pura verdad y que habla exactamente que está
escrito, jamás alcanzaremos, en el cielo, la condición de
contemplar el rostro de Nuestro Señor Jesucristo.

Él Viene 44
¿CUÁL ES EL NIVEL DE SANTIDAD
NECESITAMOS ALCANZAR AQUÍ
PARA VER JESÚS ALLÁ?
Esta es la cuestión más importante a ser respondida. Es
una pregunta que me incomodó durante muchos años, pues
establece un desafío. Por mucho tiempo, yo leí los textos
más importantes de la Biblia sobre el tema y no tenía cual-
quier explicación, hasta que un día Dios me conduzco a
Efesios 5.22-33.

El Apóstol Pablo utiliza la figura del matrimonio y de la


intimidad de la pareja para explicarnos y responder a mi
pregunta. En los versos 25, 26 y 27, él encierra diciendo
que su trabajo es presentar la novia sin mancha ni arruga

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ni nada semejante, santa e intachable. Ahí encontré la res-
puesta para mi duda y está en la intimidad de la pareja.

En el verso 28 vemos que igual los esposos deben vivir


una vida de santidad en su intimidad profunda y creciente.
En los versos 31 y 32 está la llave para entender cuál es el
nivel de santificación necesaria para ver a Él por toda la
eternidad.

Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se


unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser. Grande es
este misterio; pero yo digo esto respecto de Cristo y de la
iglesia. (Efesios 5.31-32). Este es el nivel más profundo que
una pareja puede alcanzar, y es lo que Dios nos enseña so-
bre “sin santidad nadie verá al Señor”.

En el verso 32, Pablo dice, “grande es este miste-


rio; pero yo digo esto respecto de Cristo”. Este
es, por lo tanto, el nivel de santificación que me toca lograr
para ver al Señor Jesús en la eternidad. Es un misterio que
se revelará en las bodas, después del rapto. Es demasiado
grandioso para penetrar en nuestra mente mortal.

Él Viene 45
Vamos dar un paso más, examinando tres verbos que
ampliarán nuestro entendimiento sobre la palabra santifi-
cación.

• Dejar
• Descontaminar
• Experimentar

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Él Viene 46
DEJAR
Dejar está ligado a nuestros sentidos y habla de la santifi-
cación del cuerpo. Es donde todo empieza. Tenemos cinco
principales sentidos: vista, oído, olfato, tacto, gusto. Creo
que usted veía muchas cosas que ahora abomina; igual es-
cuchaba muchas cosas que ya no escucha; experimentaba
otras que no quiere, es probable incluso que comías más
que lo necesario.

Usted no se preocupaba por cuidar y santificar su olfato.


El árbol del conocimiento del bien y del mal, en el Edén,
tenía variados perfumes, que contribuyó fuertemente para
que Eva fuera engañada por la serpiente.

Cuántas cosas sus manos ya tocaron y que hoy la santi-


ficación ya no lo permite hacerlo. Así que esta es pues la
primera fase de la santificación; es en este tiempo que us-
ted presenta su cuerpo como sacrificio al Señor a diario.

Él Viene 47
DESCONTAMINAR
La descontaminación hace referencia a la santificación
del alma, por lo tanto, se trata de algo más profundo. El
libro de Levítico, sinóptico a lo de Hebreos, es en el An-
tiguo Testamento el que más enseña sobre santificación,
juntamente con Tesalonicenses, en el Nuevo Testamento.

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Levítico 18 habla de uniones abominables, como, por
ejemplo, en el verso 22, “No te acostarás con un hombre
como si te acostaras con una mujer. Eso es un acto aber-
rante.”. Estas uniones son aberrantes y puertas de entra-
da para demonios en nuestras vidas, aunque sean hechos
practicados antes de la conversión. Esta descontaminaci-
ón, muchas veces, se torna grandemente compleja y difícil
de ser realizada.

Soy pastor de una iglesia bautista y allí ministramos cur-


sos en una escuela anual, llamada Escuela de Libertadores,
pues descubrimos la absoluta necesidad de ser libertados
de un pasado triste y que abrió puertas para que hoy de-
monios actúen en nuestra salud, matrimonio, etc.

Él Viene 48
EXPERIMENTAR
Lucas 5.1-11 nos habla de una pesca extraordinaria, en
que los discípulos tuvieron una experiencia de la cual ja-
más pudieran olvidar. Los discípulos pescaron por toda la
noche, pero no pillaron ni siquiera un pescado. No obstan-
te, cuando obedecieron al Maestro y se fueron a las par-
tes más profundas, sus redes casi se rompieron por tanto
que pescaron. Al presenciarlo Pedro, en el verso 8, dice:
“Señor, apártate de mí, porque soy un peca-
dor”.

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Pedro, en aquel momento, estaba experimentando cuan-
to nuestro Dios es santo. En Levítico 10, Nadab y Abiú
presentaron fuego extraño delante del Señor y murieron
quemados. En el verso 3, Dios habla a Moisés, “seré
santificado entre aquellos que se acercan
a mí”.

Hay momentos en que Dios nos revela su santidad. Nada


nos santifica más que estar cerca del Señor e experimentar
Su santidad. Cuando alguien experimenta la santidad de
Jesús, su vida jamás es la misma. Conocer la santidad de
Dios es una experiencia que, además de inolvidable, nos
conduce al perfecto entendimiento de que es el temor de
Dios. Muchos hablan sobre este asunto, pero pocos lo ex-
perimentaron.

Él Viene 49
CUERPO DE CRISTO
(LUCAS 14.14-24)
El segundo punto más importante que estamos anali-
zando dice respeto a la formación. Examinemos Efesios
1.22-23: “Dios sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo dio a la iglesia, como cabeza de
todo, pues la iglesia es su cuerpo, la pleni-
tud de Aquel que todo lo llena a plenitud”.

El verbo se hizo carne (Juan 1.14), cumplió plenamente


toda la ley, fue vencedor sobre su propria carne, después

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de haber sido tentado en todo, venció el diablo y al mundo.
Recibió del Padre la autorización para ser el cabeza del
cuerpo. Una cabeza necesita de un cuerpo y ese cuerpo se
está formando hoy.

Él Viene 50
Sin embargo, atenta muy bien para que usted, como igle-
sia, haga parte de este cuerpo, pues es necesario seguir el
mismo camino que Él siguió (Juan 14.6). Nuestro Señor
cumplió toda la ley en mi lugar, porque está escrito “Por
lo tanto, obedezcan mis estatutos y mis or-
denanzas. Todo el que los cumpla, vivirá por
ellos. Yo soy el Señor.” (Levítico18.5).

Yo solo alcancé la salvación por la sangre de Jesús, que


cumplió toda la Ley. No obstante, no estoy eximido de ser
vencedor sobre el pecado, el diablo y el mundo. Esta es la
precondición para que haga parte del cuerpo de Cristo en
la eternidad.

Él Viene 51
Nuestro Señor hoy está en el cielo, intercediendo por no-
sotros (Hebreos 7.24-25). Su cuerpo se está formando en
la Tierra dentro de los nascieron de nuevo y que hoy son
parte de la iglesia.

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La definición de quien participará o no del cuerpo de
Cristo en la eternidad se dará en el arrebatamiento. Así
que, el arrebatamiento será un momento de juicio, en el
cual el Espíritu Santo elegirá aquellos que subirán y los
que quedarán.

Veamos Mateo 7.14: “Pero estrecha es la puer-


ta y angosto el camino que lleva a la vida,
y pocos son los que la encuentran.”. En otras
palabras, son pocos los que hoy en día “viven en lo
Santo de los Santos” (Salmos 91.1). Él es la vida y
vive en lo Santo de los Santos en el tercer cielo.

Perciba que la puerta es estrecha y el camino angosto.


Son pocos, entre los que pertenecen a la iglesia, que al-
canzarán la condición de ser cuerpo de Cristo en la eterni-
dad.

Él Viene 52
Terminemos este rápido análisis, mostrando algo que
llena de temor mi corazón. Leamos Efesios 4.1-6:

Hay apenas un cuerpo, v.4

Hay un solo Espírito, v.4

Un Señor, v.5

Un Dios y Padre, v.6

PAGINA 16
Hoy, este cuerpo referido arriba se está formando por
la acción del Espíritu Santo en toda la iglesia, en toda la
Tierra y en todos los siglos. Cuando Pablo pensó en esto,
él se puso de rodillas. “Por eso yo me arrodillo de-
lante del Padre de nuestro Señor Jesucris-
to” (Efesios 3.14).

En Efesios 3.19, él añade una frase diciendo “en fin,


que conozcan ese amor, que excede a todo
conocimiento, para que sean llenos de toda
la plenitud de Dios”. Y en el verso siguiente decla-
ración, aún más asombrosa: “Y a Aquel que es po-
deroso para hacer que todas las cosas exce-
dan a lo que pedimos o entendemos, según el
poder que actúa en nosotros”.

Él Viene 53
FRUTO (JUAN 15.1-6)
El tercer aspecto más importante que autoriza una per-
sona a ser arrebatada es ser parte del cuerpo de Cristo en
la eternidad. Juan, el Bautista predicaba que el juicio de
Dios era llegado. Cuando nuestro Señor cumplió todo su
ministerio, murió en la cruz y resucitó al tercer día, Él
recibió la autoridad del Padre para ser Juez. Examine 2
Corintios 5.10, donde el Padre establece el tribunal donde
todos serán juzgados (el Tribunal de Cristo).

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Todos que alcanzaren el trono juzgarán aquellos que no
alcanzaron la salvación. Este juicio sobre la Tierra ha lle-
gado por medio del coronavirus. Por lo tanto, Dios inició
el proceso final de juicio de este mundo.

La Biblia es enfática al mostrar que, quien no produce


fruto es arrojado al fuego (Juan 15.6). Juan dedica un ca-
pítulo de su evangelio para hablar sobre fruto, “El que no
permanece en mí, será desechado como pámpano, y se
secará; a éstos se les recoge y se les arroja al fuego, y allí
arden”.

Él Viene 54
Para que usted sea arrebatado, necesita pasar por todas
las fases del proceso de Dios para un cristiano que ha na-
cido de nuevo.

Usted recibe el Espíritu Santo cuando se convierte y Él


pasa a habitar en ti.

En la segunda fase, usted es bautizado en el Espíritu


Santo y pasa a orar en lenguas.

La tercera fase es cuando usted es bautizado con fuego


(Mateo 3.11).

En la cuarta fase de su vida, usted empieza a producir


obras para Dios, examine 1 Corintios 3.10-15.

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En la quinta fase, usted entra em un proceso de relacio-
namiento con el Señor mucho más profundo y que final-
mente va a conducirlo al momento más grande, que es el
hacerse heredero del Padre.

Él Viene 55
PRÁCTICA DE LA JUSTICIA
(MATEUS 5.20)
Mateo 5.20: “Yo les digo que, si la justicia de
ustedes no es mayor que la de los escribas y
los fariseos, ustedes no entrarán en el rei-
no de los cielos.”. ¿Qué es justicia? ¿Cuáles son los
patrones de la justicia de Dios? Los patrones son tan ele-
vados que, para pagar el precio, fue necesario que el Hijo
viniera para cumplir toda la justicia exigida por el Padre,
tornándose Él mismo nuestra justicia (1 Corintios 1.30).

Practicar la justicia significa dar a cada uno que le es


necesario dentro de sus posibilidades. Justicia es la tercera
columna del carácter de Cristo. Voy a ejemplificar con un
hecho que me sucedió en un aeropuerto aquí mismo en
Brasil. Yo estaba en el aeropuerto de la ciudad de Cuiabá y
se acercó un señor con un semblante bastante contristado,
me dijo que trajera su hijo de otra ciudad del interior para
un tratamiento médico, no obstante, el niño falleciera.

Me contó aún que todo su dinero se acabara y que él


y la esposa necesitaban volver al interior. El dinero que

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le forneció la acaldaría no era suficiente para regresar a
casa. Claramente no se trataba de mendigo y podía ver en
su rostro que no me estaba mintiendo. Yo tenía el dinero
suficiente para ayudarlo y en aquel momento Dios me ha
dado la oportunidad de atender a la necesidad de aquel
hombre. Esto es practicar justicia.

Él Viene 56
No obstante, no es apenas darle a uno que tiene necesi-
dad, vea Isaías 59.4, donde el Señor dice por intermedio
del profeta: “No hay quien clame por la justicia, ni quien
juzgue con la verdad”. Menciono aquí apenas algunos as-
pectos de la justicia. Muchos libros ya fueron publicados
sobre esta palabra, yo mismo ya escribí un libro llamado
“Justiça estabelecida, graça manifesta”, que brevemente
será publicado también en inglés.

Él Viene 57
RESERVA DE ACEITE
(MATEO 25.1-13)
La palabra de las diez vírgenes nos enseña de manera
muy clara sobre quien va ser o no arrebatado y participar
de las bodas. Las cinco vírgenes necias o insensatas espe-
raban ansiosamente el regreso del del Señor y pensaban
incluso estar listas para casarse con Él.

PAGINA 20
No obstante, cuando Él llegó, ellas descubrieron que les
faltaba una sola cosa, y por esta razón no pudieron aden-
trar en las bodas. Apocalipsis 5.8 nos enseña que cada uno
de nosotros tiene copas en el cielo, donde todas nuestras
oraciones se están depositando.

¿Cuál es el propósito de este depósito de aceite allá en el


cielo? Estudiando Apocalipsis 5.9 entenderemos que nues-
tro Señor ha conquistado para Dios por intermedio de su
sangre gente que procede de toda tribu, lengua, pueblo y
nación de la Tierra.

Él Viene 58
El Señor Jesucristo es nuestro ejemplo para todo, inclu-
so como hombre de oración (Juan 6.15). Como hombre Él
alcanzó su herencia a través de la oración y por el Evange-
lio Eterno.

He pensado e meditado bastante en 1 Tesalonicenses


5.17, donde el Apóstol Pablo nos dice: “oren sin ce-
sar”. Nada, nada será más importante para alcanzar el
arrebatamiento que una vida de oración. No vas a alcanzar
el arrebatamiento sin que sus copas estén llenas de incen-
sio.

Desista de la posibilidad de ser arrebatado si no eres un


hombre o una mujer de oración. Efesios 6.18 dice “oran-

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do en todo tiempo”. La oración en lenguas es un ex-
traordinario regalo de Dios para nosotros, un precioso re-
curso de la oración para que llenemos nuestras copas.

Cuando usted ora en lenguas, su oración se deposita en


estas copas y son enviadas por Dios, a través de ángeles,
la salvación en algún lugar del mundo, donde hay alguien
con temor de Dios en el corazón. Orar en lenguas tiene el
poder de salvar vidas hacía en los Confines de la Tierra
(Evangelio Eterno).

Él Viene 59
CAMINAR EN LA VOLUNTAD
DE DIOS (MATEO 7.21)
“No todo el que me dice: “Señor, Señor”, en-
trará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos”. ¿Es posible que uno se vaya al cielo sin ha-
cer la voluntad de Dios? El Reino de los cielos es un Rei-
no cuyos súbditos que hicieron la voluntad de Dios fueron
arrebatados y recibieron autoridad para reinar.

Examine Hebreos 5.9, donde en el final del versículo dice:


“una vez que alcanzó la perfección, llegó a
ser el autor de la salvación eterna para to-
dos los que le obedecen”. Así que, la obediencia al
Señor determina si alguien será o no arrebatado.

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No obstante, el texto habla de salvación, no de arreba-
tamiento. Pero, analizando el contexto de todo el libro de
Hebreos, percibiremos de qué manera nos conduce al San-
to de los Santos, al Sacerdocio de Melquisedec, y que no
se preocupa precisamente con la doctrina de salvación. De
cualquier manera, aquí está esta colocación para que lo ju-
zgue. En caso de duda, busque obedecer todo que Dios le
mandó hacer y salga de la zona de peligro.

El apóstol Pablo enseña en Romanos que la voluntad de


Dios es buena, agradable y perfecta. Así que nos da la
idea que caminamos en la voluntad de Dios de manera
progresiva, en el atrio (30%), en el lugar santo (60%) y en
lo santo de los santos, donde podemos alcanzar 100%. Es
en este nivel del cumplimiento de la voluntad de Dios que
uno puede llegar al arrebatamiento. Sabemos que es posib-
le pues miles de personas en el último siglo lo lograron.

Él Viene 60
AMOR A LOS HERMANOS
(1 JUAN 3.14)
La Biblia dice que Dios es amor, “El que no ama,
no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”
(1 Juan 4.8). La característica más evidente que me infor-
ma se uno puede o no ser arrebatada es cuanto del amor de
Dios está depositado en su corazón, es cuanto tiene dispo-
sición de dar, no apenas dinero o bienes sino la propia vida.

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Regresemos a 1 Juan 3.14: “En esto sabemos que
hemos pasado de la muerte a la vida: en que
amamos a los hermanos. El que no ama a su
hermano, permanece en la muerte”. Pienso que
ni necesito decir nada más sobre el asunto, pues es un ver-
sículo clarísimo. A ti cabe la decisión.

El amor está por encima de todo, más allá de los dones,


del conocimiento; el amor es el camino aún más excelente
a que Pablo se refiere (1 Corintios 12.31). En 1 Corintios
13 está la descripción de las dieciséis características más
importantes del amor; el amor no toca a trompeta, el amor
no necesita de reflectores, el amor no se preocupa con nú-
meros.

Él Viene 61
Amar es una decisión antes que un sentimiento. El amor
dice “primero tu”; el amor reconoce las calidades y no los
defectos del otro; quien ama es capaz de dedicarse inten-
samente a alguien, sin pensar en cualquier pago. Es en el
ejercicio del amor que hacemos parte de la naturaleza di-
vina; el amor necesita gobernar los dones, quien ama ver-
daderamente es porque está lleno del Espíritu.

Vivir para alcanzar el arrebatamiento es ejercer amor


todos los días; ¿puedes hablar mal de alguien a quien us-
ted ama mucho? Quien ama, ama, y jamás deja de amar.
Amor es aceptación, tolerancia; el amor no gobierna sobre

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personas, el amor vino para servir; amor es dedicarse a la
verdad. Todos necesitamos un bautismo de amor, que nos
capacitará a dar cada vez más, servir cada vez más, morir
cada vez más.

Cuando Él me llamó, yo no era nada, apenas polvo (Juan


1.42); después, Él me hizo un siervo (Juan 15.15); ensegui-
da me dio la condición de su amigo (Juan 15.15). Finalmen-
te, Él siguió elevándome y me hizo su hermano (Romanos
8.16-17).

¡Apenas el amor puede hacerlo!

Usted no está preparado para subir, igual no está prepa-


rado para quedarse.

José Rodrigues
Trindade, 14 de mayo de 2020
wcmboaz@gmail.com
+55 62 99110-0010

PAGINA 25
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